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Ciencia y Evidencia en Psicología

2850 Publicaciones

Investigación, neurociencia, modelos teóricos y psicopatología

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

El amor evoluciona y no vale la pena preocuparse por la muerte: lecciones de vida de una persona de 88 años

  • 03/08/2021
  • David Aparicio

Un retrato íntimo e ingenioso de la vida, Inga captura las rutinas y reflejos de una mujer de 88 años llamada Inga Boysen. Enmarcado como un vistazo a su vida diaria y reflexiones cuidadosas mientras registra sus memorias en un cuaderno, este documental del cineasta Uffe Mulvad, nacido en Dinamarca y residente en Noruega, sigue a Boysen a través de las rutinas diarias de despertarse, escribir, hacer ejercicio y bañarse en un lugar cercano. lago. Su memoria se presenta en dos capítulos. La primera trata sobre el amor y cómo con el tiempo evoluciona de algo eléctrico e irracional a algo más tranquilo, negociado y sostenible. El segundo es una reflexión sobre la naturaleza agridulce de la vejez. Al igual que el baño diario de Boysen, el cortometraje es un encuentro breve pero enriquecedor.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

La paradoja de la eficiencia – Edward Tenner

  • 03/08/2021
  • David Aparicio

¿Nuestra obsesión por la eficiencia nos hace menos eficientes? En esta reveladora charla, el escritor e historiador Edward Tenner analiza las promesas y los peligros de nuestro impulso por hacer las cosas lo más rápido posible, y sugiere siete formas en las que podemos utilizar la «ineficiencia inspirada» para ser más productivos.

Fuente: TED-Ed

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Depresión posparto y aislamiento durante la pandemia por COVID-19

  • 03/08/2021
  • Alejandra Alonso

Las mujeres describieron sentimientos de soledad, cansancio, preocupación, culpa, estrés y de insuficiencia. Aquellas para quienes sus parejas no podían ayudarlas en la crianza y las tareas domésticas, particularmente en los hogares donde estaban lidiando también con las demandas de la escolaridad virtual, sintieron un impacto más agudo durante el aislamiento.

La investigación

Los investigadores realizaron una encuesta a 162 madres cuyos bebés tenían 6 meses o menosque vivían en Londres entre mayo y junio del 2020, utilizando un diseño hecho especialmente en respuesta al aislamiento físico. Las participantes hicieron una lista de 25 personas que eran importantes para ellas y dijeron con quienes habían interactuado y cómo (en persona, llamada, videoconferencia, mensajes, etc.).

También se obtuvieron reportes de su bienestar con la escala Edinburgo de Depresión Posparto, una herramienta muy común en Londres.

Resultados

A mayor contacto de las madres con las personas (tanto cara a cara como remoto), menos síntomas de depresión reportaban, sugiriendo que la reducción del contacto social durante el aislamiento podía haber incrementado el riesgo de depresión posparto.

Sin embargo, las mujeres que mantuvieron contacto cara a cara con miembros de la familia eran más propensas a presentar síntomas de depresión que las mujeres que vieron menos a sus familiares. Los autores y autoras creen que podría relacionarse al quebrantamiento del aislamiento para ir a apoyar a un familiar con dificultades en salud mental.

Muchas madres opinan que el aislamiento creó una “carga de maternidad constante” (nadie podía ir a visitarlas y darles un descanso, por ejemplo) y que aunque el contacto virtual ayudaba, seguía siendo insuficiente. 

Pero no todas las madres tuvieron una experiencia negativa, algunas sintieron que el tiempo en familia fue protegido y mejoró los vínculos. También permitió que sus parejas estuvieran presentes para compartir el tiempo de crianza.

Las madres que habían tenido un recién nacido y tenían más hijos en casa reportaron mayor sufrimiento, ya que la situación era muy demandante, sumándole también la escuela en casa. Las madres primerizas sentían que habían perdido momentos preciosos con su familia, amigos y bebé, lo que exacerbó las dificultades para adaptarse a su nuevo rol y los sentimientos de soledad.

Pero en las situaciones en que las parejas estaban más tiempo en casa debido al aislamiento, y podían compartir las arduas tareas y el mantenimiento de la casa o cuidar de los otros niños y niñas, las mamás sintieron beneficios. Algunos reportaron que les ayudó a mejorar su relación.

Referencia del estudio: Sarah Myers, Emily H. Emmott. Communication Across Maternal Social Networks During England’s First National Lockdown and Its Association With Postnatal Depressive Symptoms. Frontiers in Psychology, 2021; 12 DOI: 10.3389/fpsyg.2021.648002  

Fuente: Science Daily

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Autoestima, imagen corporal y Facebook

  • 02/08/2021
  • Alejandra Alonso

Investigadores realizaron un estudio transcultural (Austria, Bélgica, España y Corea del Sur) donde examinaron cómo la comparación con otros en las redes sociales impacta a nuestra autoestima. El objetivo del estudio fue proveer herramientas prácticas para programas de intervención.

Diferentes constructos teóricos y evidencia empírica sugieren que la autoestima se basa en una variedad de factores: competencia académica, apoyo familiar y aprobación de otros. El equipo se enfocó en ese último factor por dos razones:

  1. Podría subyacer otras contingencias, como la apariencia, ya que la comparación con (y por) otros es fundamental para esto.
  2. Es probable que sea culturalmente sensible, ya que se sabe que la tendencia a realizar comparaciones sociales varía según las tendencias sociales colectivistas (predominantemente asiáticas) frente a las individualistas (predominantemente europeas).

Cómo realizaron la investigación

Se usaron datos de una gran encuesta transcultural, con un total de 981 participantes: 20% de Austria, 30% de Bélgica, 31% de España y 19% de Corea del Sur. Dichos datos pertenecían a una muestra de adolescentes (12 a 16 años) de los que solo se tomaron en consideración los de las chicas.

La autoestima contingente a la aprobación de otros se midió utilizando un cuestionario, así como también las tendencias a engancharse en comparaciones de la apariencia en Facebook (por ejemplo, comparar su figura con la de otros u otras en Facebook). La estima del cuerpo también fue medida con un cuestionario de 7 puntos (un ejemplo de las preguntas es, “me gusta lo que veo cuando me miro en el espejo”).

Resultados

En primer lugar, una mayor contingencia con la aprobación de otros predijo una estima del cuerpo más baja en todos los países.

Los autores concluyeron que la relación entre engancharse en comparaciones por Facebook y una baja estima del cuerpo propio estaban mediados por el grado en que la aprobación de otros era importante para la autoestima.

En segundo lugar, solo las chicas europeas eran más propensas a engancharse en comparaciones de su apariencia cuando su autoestima era contingente a la aprobación de otros. Adicionalmente, solo las chicas europeas demostraron una relación significativa entre engancharse en comparaciones y una autoestima baja en general. El equipo de investigación cree que la exposición a imágenes altamente editadas y pulidas tiene un rol importante en estas relaciones. Las chicas coreanas, por el contrario, no eran más propensas a engancharse en comparaciones debido a baja autoestima o mayor necesidad de aprobación.

Estas claras diferencias entre las chicas coreanas y las europeas les permitió a las autoras y autor confirmar la importancia del contexto culturas. Según explican, las chicas coreanas podrían ser menos propensas a compararse con otros en las redes sociales debido a diferencias culturales, como por ejemplo que la cultura coreana es más colectivista y la aprobación de otros es importante en todos los aspectos de la via.

El equipo recomienda que las intervenciones tengan los siguientes objetivos:

  1. Enfocarse en la importancia y el valor de la singularidad personal.
  2. Educar sobre las redes sociales, especialmente en países europeos, y sobre las imágenes retocadas, exageradas e irreales que pueden encontrarse allí.

Referencia: Prieler, M., Choi, J., & Lee, H. E. (2021). The Relationships among Self-Worth Contingency on Others’ Approval, Appearance Comparisons on Facebook, and Adolescent Girls’ Body Esteem: A Cross-Cultural Study. International Journal of Environmental Research and Public Health, 18(3), 901. MDPI AG. Retrieved from http://dx.doi.org/10.3390/ijerph18030901

Fuente: Psypost

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Cómo ayudar a alguien que está jodido

  • 02/08/2021
  • Buenaventura del Charco Olea

Creo que tener mal a un ser querido es una de las peores experiencias posibles. Verle destrozado, roto por la preocupación, el miedo o el dolor arrasa con uno por dentro. Sentimos, o más bien decidimos, que su dolor es el nuestro porque nos importa, porque le queremos, y eso nos mueve a intentar ayudarlo, a querer hacer lo que esté en nuestra mano por calmarlo, y, sobre todo, por intentar solucionar su problema.

El problema es que muchas veces es esa angustia que sentimos al ver sufrir a un ser querido lo que nos lleva a hacerlo de forma brusca, y sobre todo, tratando de “zanjar” el asunto cuanto antes: darle una solución y animarlo. Esas prisas (aunque evidencian lo mucho que nos importa la persona y nos conmueve su dolor) conllevan una serie de problemas y errores frecuentes que voy a intentar desgranar es este texto.

En primer lugar y como regla fundamental, no critiques ni juzgues a la persona que está mal, por mucho que su malestar provenga de sus propias acciones o actitud al encararlo. Básicamente porque si está jodido, que le metas los dedos en las heridas no le va a ayudar, más bien lo contrario, y, a la postre, si se siente atacado se cerrará en banda y no escuchará nada de lo que le digas, por mucho que sean verdades como puños. Piensa en un niño llorando, angustiado y lleno de dolor y rabia, ¿crees que en ese estado emocional va a entender nada de lo que le digas? Primero necesita consuelo, y, una vez se calma, puede tener apertura mental para otras cosas.

Si los problemas son fruto de su comportamiento, muestra interés y ayúdale a entender por qué lo está haciendo mal y se sabotea, preguntas del tipo “¿qué es lo que te lleva a actuar así? ¿de qué tratas de protegerte con eso?” son frecuentes en las terapias porque son tremendamente clarividentes. Muchas veces hacemos las cosas mal y no las podemos cambiar porque no entendemos por qué funcionamos así.

Como segunda idea, céntrate en la persona más que en el problema en sí. Por un lado, porque muchas veces te vendrán con un problema sin solución (“mi madre ha muerto”) o que tiene una solución que no depende al 100% ni de ti ni de él (“estoy en el paro”). Con frecuencia, como vemos mal a un ser querido nos centramos en el problema, ya que es algo más “neutro” y que cuesta menor mirar que el dolor, pero cuando las personas tienen un problema, en el fondo tienen dos: el problema en sí y cómo se sienten con el problema propiamente dicho.

Normalmente las personas se sienten furiosas consigo mismas, tristes por lo que ocurre, asustadas o vulnerables por el problema, ya sea porque es algo que va inherente en el problema en si (como cuando cierra la empresa en la que trabajamos), porque toca algo de ellos, como por ejemplo tienen poca autoestima y todo lo atribuyen a que son tontos, o porque para manejar su dolor entran en esos estados mentales de preocupación o culpa. En ese segundo problema (el cómo se sienten con ello) siempre puedes hacer algo, porque no es lo mismo estar triste porque te ha dejado tu novia y sentirte solo, que estar triste porque te ha dejado tu novia, pero sentirte acompañado por tu amigo. Muchas veces, al centrarte en el problema, dejas a la persona sola (no le preguntas por cómo está, no le das cariño, ya que sólo hablas de “cómo solucionarlo” o de lo que ha pasado).

Artículo recomendado: Cómo ayudar a un ser querido que sufre problemas de salud mental

No le pidas que sea optimista o mire el lado bueno de nada, la persona está mal, está con su dolor, la vida le ha dado un buen golpe y tiene derecho a estar así (de hecho, estará así hasta que alguien le de consuelo) ya sea él mismo, pero también, y eso sí que es una ayuda eficaz, puedes ser tú. Antes de hacer algo y librar una batalla necesitamos reponernos del golpe y curar las heridas (aunque sólo sea parcialmente) y tenemos derecho a gritar o llorar de dolor un momento. El mal llamado “pensamiento positivo” está privando a la gente del derecho a lo que es la respuesta natural, cuando algo te duele, estás triste. Sería incongruente y profundamente deshonesto que no fuese así. No culpabilicemos a la gente por estar mal cuando algo le duele y la vida le golpea. Además, que no mirar el problema y ver “el lado bueno” no le va a ayudar a solucionar el problema ni a asumir su difícil y no querida situación actual. Y para salir de algo, primero tienes que aceptarlo y eso sólo se hace mirándolo y llorando.

Tampoco le digas a la persona “que pase” del problema o que no es tan importante, si su cabeza va a ese tema una y otra vez, es porque ese tema tiene algo por resolver y no necesita evitarlo, sino responsabilizarse y afrontarlo. Además de que psicológicamente no es posible, estamos diseñados para que nuestra atención se focalice en ello.

Quédate a su lado y ofrece un hombro sobre el que llorar, muéstrale que te conmueve y te importa. Normalmente, necesitamos más un bastón en el que apoyarnos que un consejero.

Artículo publicado en el blog de Buenaventura del Charco Olea y cedido para su republicación en Psyciencia.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

La música instrumental también puede afectar tu sueño

  • 02/08/2021
  • Maria Fernanda Alonso

Escuchar la música que nos gusta es agradable. Podemos pensar que nos ayuda tanto si queremos “activarnos”, como si buscamos relajarnos y entrar en el “modo descanso”, para terminar el día. Pero el hecho de que sea agradable no siempre significa que sea bueno para la salud: una investigación reciente encontró que la música a la hora de dormir se asoció con más interrupciones del sueño, y que la instrumental es incluso peor que la música con letra (Scullin et al., 2021).

Primer estudio

En un primer estudio, el equipo pidió a 199 voluntarios que viven en EE.UU. que informaran sobre la calidad de su sueño y la frecuencia y el tiempo en que escuchaban música, así como sus creencias sobre cómo esto afectaba su sueño. 

Hallazgos

El 87% de las personas creía que la música mejoraba el sueño, o al menos no lo interrumpía. Sin embargo, el equipo descubrió que más tiempo total dedicado a escuchar música se asoció con un sueño más deficiente y somnolencia diurna. Un poco más de las tres cuartas partes de los participantes también informaron haber experimentado frecuentes «gusanos de oído»: esto es tener una canción o melodía «atascada» y reproduciéndose en sus mentes. Una cuarta parte informó haber experimentado estos síntomas durante la noche al menos una vez a la semana, y estas personas tenían (como era de esperar) seis veces más probabilidades de informar una mala calidad del sueño.

El análisis del equipo sugirió que escuchar específicamente música instrumental cerca de la hora de acostarse estaba relacionado con más “gusanos de oído” relacionadas con el sueño y una peor calidad del sueño.

Segundo estudio

Posteriormente, los investigadores llevaron adelante un estudio experimental con 48 adultos jóvenes. Después de llegar al laboratorio del sueño a las 8.45 p.m., los participantes fueron a una habitación tranquila y con poca luz, donde completaron una serie de cuestionarios que incluían medidas de estrés, calidad del sueño y somnolencia diurna. También se les aplicaron electrodos, listos para la polisomnografía nocturna (que registró la actividad de las ondas cerebrales, así como la frecuencia cardíaca y la respiración), e informaron sobre lo relajados, nerviosos, enérgicos, somnolientos y estresados ​​que se sentían.

A las 10 pm, se les dio un «tiempo de inactividad», con música tranquila. La mitad fue seleccionada al azar para escuchar tres canciones: «Don’t Stop Believin» de Journey, «Call Me Maybe» de Carly Rae Jepsen y «Shake It Off» de Taylor Swift, mientras que la otra mitad escuchó versiones solo instrumentales de estas. mismas canciones. (El equipo eligió estas canciones porque se sabe que causan gusanos de oído y era probable que fueran muy familiares para los participantes).

Hallazgos

Los participantes informaron una disminución en el estrés y el nerviosismo y una mayor relajación después de escuchar cualquiera de las canciones, y también mostraron una disminución en la presión arterial. Entonces, como también sugirieron estudios anteriores, la música tranquila a la hora de acostarse fue realmente relajante en ese momento. Sin embargo, una cuarta parte de los participantes se despertó del sueño con un “gusano de oído”, y los datos de polisomnografía mostraron que las versiones instrumentales de las canciones tenían más probabilidades de desencadenar estos despertares, así como de causar otras interrupciones del sueño, como cambios de un sueño más profundo a un sueño más ligero. Tomados en conjunto, los hallazgos representan «evidencia causal de que la música instrumental a la hora de dormir afecta la calidad del sueño al inducir gusanos auditivos», señalaron los investigadores.

Los datos del EEG mostraron que los participantes que se despertaron con un “gusano de oído” tenían «oscilaciones frontales lentas» significativamente mayores: una firma clásica de consolidación de la memoria durante el sueño. También se observaron oscilaciones lentas asociadas a los “gusanos de oído” en la corteza auditiva, que procesa los sonidos. Los despertares parecen, entonces, resultar de la reactivación de melodías que se escuchan durante el día durante el sueño, como parte del proceso de consolidación de la memoria. Los datos generales del equipo sugieren que es más probable que esto suceda cuando las melodías se escuchan a la hora de acostarse y son instrumentales.

No está claro por qué las canciones solo instrumentales tendrían mayor impacto que la música con letra. Las tres canciones utilizadas en este estudio se eligieron porque probablemente les resultarían familiares a los participantes. Escuchar las canciones sin la letra podría haber provocado que sus cerebros intentaran agregar las palabras, lo que podría haber hecho que los “gusanos de oído” fueran más probables. Si este es el caso, es posible que no toda la música instrumental tenga el mismo efecto. Sin embargo, los datos del primer estudio son consistentes con la idea de que la música instrumental en general es un problema mayor.

Finalmente, los autores recomiendan que si tenés problemas con “gusanos de oído” por las noches, limites la cantidad de música que escuchás en el día y evites escuchar música antes de acostarte. En su lugar, recomiendan dedicar de 5 a 10 minutos a escribir una lista de tareas para el día siguiente, basados en los hallazgos de un estudio anterior que sugiere que esto ayuda a las personas a conciliar el sueño (Scullin et al., 2018). 

Referencias bibliográficas:

  • Scullin, M. K., Gao, C., & Fillmore, P. (2021). Bedtime Music, Involuntary Musical Imagery, and Sleep. Psychological Science, 32(7), 985-997. https://doi.org/10.1177/0956797621989724
  • Scullin, M. K., Krueger, M. L., Ballard, H. K., Pruett, N., & Bliwise, D. L. (2018). The effects of bedtime writing on difficulty falling asleep: A polysomnographic study comparing to-do lists and completed activity lists. Journal of Experimental Psychology. General, 147(1), 139-146. https://doi.org/10.1037/xge0000374

Fuente: Research Digest

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Los «Influencers» no tienen tanta influencia social después de todo

  • 31/07/2021
  • Maria Fernanda Alonso

Cuando pensamos en influencia social y redes sociales, tendemos a imaginar dos tipos de personas: aquellos que están en el centro de las redes sociales, que están altamente conectados con otras personas y tienen miles y miles de seguidores; y las personas en la periferia de las redes sociales que tienen una cantidad mucho menor de seguidores. 

Si nos preguntamos: de estas personas, ¿quién tendría más posibilidades de generar un cambio social? Ya sea que hablemos de la primavera árabe, la concientización sobre la importancia de la vacunación para combatir el SARS-CoV-2, o divulgar un nuevo producto en Instagram, Facebook o Twitter, tendemos a buscar a los “influencers” (que hace un tiempo eran conocidos como “líderes de opinión”), pensando que si conseguimos que incorporen nuestras ideas o productos, sus seguidores también lo harán.

Sin embargo, una serie de estudio reciente que tuvo como objetivo averiguar qué partes de las redes sociales son claves para la innovación y la diseminación del cambio, encontró que el cambio social tiende a iniciarse en la periferia de las redes sociales y no en el centro  (Guilbeault & Centola, 2021). Explican los autores que cuando vemos noticias triviales o historias sobre las celebridades, estás sí tienden a esparcirse desde el centro hacia la periferia; pero cuando miramos noticias contenciosas o ideas nuevas difíciles de comprender, estas tienden a emerger en la periferia y crecer al recorrer las redes sociales, y solo alcanzan a las personas del centro al final.

De hecho, los influencers sociales podrían ser perjudiciales para la causa, sostienen los investigadores. Y esto se debe a que cuando los influencers presentan ideas que son disonantes con las visiones del mundo de sus seguidores, pueden antagonizar involuntariamente con los sujetos a los que buscan persuadir, porque las personas generalmente solo siguen a influencers cuyas ideas confirman sus creencias sobre el mundo.

Los investigadores estudiaron más de 400 redes de salud pública para descubrir qué personas podían difundir nuevas ideas y comportamientos con mayor eficacia. Probaron a todas las personas posibles en cada red para determinar quién sería más efectivo para difundir todo, desde chismes de celebridades hasta la aceptación de vacunas.

Por otra parte, las personas o grupos de personas que están en la periferia de las redes sociales, que quizás no tienen tantos seguidores como los del centro, mostraron estar perfectamente preparados para aumentar la difusión de una nueva idea en muchas personas. Estos grupos, dicen los autores, son la zona cero para desencadenar puntos de inflexión en la sociedad.

Decenas de algoritmos que utilizan actualmente las empresas que buscan difundir nuevas ideas se basan en la falacia de que todo se propaga de forma viral, pero este estudio muestra que la capacidad de que la información pase a través de una red social depende del tipo de información que se comparte en esa red.

Los investigadores aplicaron sus hallazgos para predecir la expansión de un nuevo programa de microfinanzas en docenas de comunidades en India. Al considerar lo que se estaba difundiendo a través de las redes, pudieron predecir desde dónde debería originarse y si se propagaría al resto de la población. Sus predicciones identificaron a las personas exactas que fueron más influyentes para aumentar la adopción del nuevo programa.

También encontraron que cuanto más insegura estaba la gente sobre una nueva idea, más se trasladaba la influencia social a las personas con menos conexiones, los “influencers” de la periferia. 

Este hallazgo modifica las nociones clásicas sobre la influencia social, ya que al pensar en ella también tenemos que pensar sobre qué clase de cosas tienen influencia las personas que queremos contactar y lo principal es que en lugar de buscar personas importantes, es necesario buscar lugares importantes en relación a lo que pretendemos difundir. Los hallazgos cambian nuestras nociones sobre la influencia social para el marketing, las ventas y los movimientos sociales. No todo se propaga a través de una red de la misma manera. Este conocimiento puede usarse para identificar puntos estratégicos en el gráfico social y nos permite adaptar con precisión nuestras estrategias en redes para lograr un cambio social positivo.

Referencia bibliográfica: Guilbeault, D., & Centola, D. (2021). Topological measures for identifying and predicting the spread of complex contagions. Nature Communications, 12(1), 4430. https://doi.org/10.1038/s41467-021-24704-6

Fuente: Science Daily

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

El contenido sexualizado de Instagram de los videojuegos está destruyendo la imagen corporal de los adolescentes

  • 30/07/2021
  • David Aparicio

La teoría de la cosificación explica que las niñas que crecen en una cultura que sexualiza los cuerpos femeninos internalizan esos estándares como propios, lo que produce mayor vigilancia corporal y aprenden a valorar su vida según su apariencia personal. Esto sucede cuando la persona es tratada como un simple cuerpo que existe para el uso y placer de los demás.

Tomando esta teoría como punto de partida, desde hace algunos años los psicólogos venimos alertando sobre los efectos negativos del contenido sexualizado que prolifera en las redes sociales sobre la imagen corporal de los adolescentes. Ahora tenemos más datos que lo sustentan.

Los datos provienen de una investigación longitudinal realizada en Alemania y publicada en la revista Sex Roles: A Journal of Research, en la que participaron 660 estudiantes de secundaria. La mitad de la muestra eran chicas y en promedio tenían 15 los de edad. Al inicio de la investigación cada uno de ellos completó un cuestionario que evaluaba sus preocupaciones sobre su propia apariencia física y también sobre el nivel de exposición a imágenes sexualizadas en Instagram y videojuegos. Las pruebas se volvieron a aplicar después de seis meses.

Los resultados muestran que aquellos pasaban más tiempo viendo contenido sexualizado eran mucho más propensos a comparar su apariencia física con otras personas y tendían a valorarse según su físico.

También encontró diferencias importantes según el medio en donde más tiempo pasan los adolescentes:

  • Videojuegos: Aquellos que pasaban más tiempo expuestos a los videojuegos eran más proclives a internalizar el ideal de delgadez.
  • Instagram: Mayor exposición al contenido sexualizado en Instagram se relacionó con un incremento de la vigilancia corporal.

En cuanto a las diferencias de género encontró que tanto los varones como las chicas experimentan los mismos procesos cuando se trata de la sexualización de los medios de comunicación y las preocupaciones por la imagen corporal. Pero las chicas son más propensas a internalizar el ideal de delgadez, vigilancia corporal, preocupaciones sobre la apariencia y tienen a compararse más con sus pares que los varones.

Casi todo lo que vemos en las redes sociales es mentira. Las fotos están amañadas, tienen filtros, iluminaciones y hasta posturas falsas. Por lo tanto es necesario que se implementen programas de prevención y educación que eduquen a los jóvenes sobre sobre los peligros de esos falsos mensajes sobre la imagen corporal.

Referencia del estudio: Skowronski, M., Busching, R. & Krahé, B. Predicting Adolescents’ Self-Objectification from Sexualized Video Game and Instagram Use: A Longitudinal Study. Sex Roles 84, 584–598 (2021). https://doi.org/10.1007/s11199-020-01187-1

Fuente: PsyPost

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Respuesta neuronal maternal como posible predictor de ansiedad y depresión posparto

  • 29/07/2021
  • Alejandra Alonso

Todavía hay mucho que aprender sobre la neurobiología subyacente a la depresión y ansiedad posparto. El cerebro humano es capaz de reconocer y responder a las necesidades de un bebé e involucrarse en conductas de cuidado incluso aunque el costo sea alto, explica Megan Finnegan, una científica que junto con su equipo estudió la respuesta neuronal a interacciones con infantes como predictor de las ya nombradas condiciones

La científica continúa explicando que la respuesta cerebral típica a los infantes cambia de una forma característica en las mujeres que experimentan depresión posparto. La ansiedad posparto también es muy común. Investigaciones epidemiológicas sugieren que la comorbilidad entre ambas condiciones se da con mucha más frecuencia que experimentar solo una de ellas. Y esto, a su vez, es consistente con lo que pasa con los trastornos de ansiedad y depresión en otras poblaciones.

¿Cómo realizaron el estudio?

Se utilizaron imágenes de resonancia magnética funcional (IRMf) para monitorear la actividad cerebral de las madres mientras veían videos de sus bebés de 3 meses realizando acciones que evocaban emociones agradables y desagradables. En la condición donde se evocaban emociones agradables, las madres miraban un vídeo de sus bebés jugando al “peek-a-boo”. En la condición donde se evocaban emociones desagradables, veían un vídeo donde los brazos de sus bebés eran sostenidos suavemente a los lados, una situación que se sabe que provoca frustración. Ellas completaron evaluaciones de seguimiento a los 6, 12 y 18 meses después del parto.

Finnegan explica que ellos desconocían si las diferencias en la respuesta cerebral de las madres podría atribuirse a experiencias pasadas con enfermedades mentales, potencialmente por cambios perdurables en el tiempo en la función neuronal luego de la enfermedad o, tal vez, a través de una predisposición preexistente a experimentar depresión. Por otro lado, la respuesta cerebral de la madre a su bebé podría ser un signo de una trayectoria más amplia de estrés que, sin intervención, llevaría al empeoramiento de los síntomas luego. Para ponerlo a prueba, decidieron ver cómo la habilidad del cerebro materno para responder diferencialmente a situaciones placenteras y no placenteras con su bebé se relacionaba con síntomas pasados, actuales y futuros de depresión.

¿Qué observaron?

Las madres que mostraron mayor activación neuronal al presentarles videos positivos, tendían a experimentar menos síntomas de depresión y ansiedad subsecuentes. En contraste, los síntomas eran más comunes entre madres cuya respuesta neuronal a videos positivos y negativos era similar.

En vez de ser menos sensibles, las madres que luego reportaban más síntomas de depresión posparto tendieron a ser más sensibles a los videos negativos, comparadas con las madres que mostraron menos síntomas. Para los autores esta sensibilidad a contextos emocionalmente desagradables con relación a sus bebés, puede jugar un rol en la depresión y ansiedad posparto.

Por otro lado, hubo muy poca evidencia de la influencia de la depresión y la ansiedad pasadas en la forma en que el cerebro de la madre respondía a sus bebés. Esto indica que, en lugar de ser un síntoma de una enfermedad mental recurrente, la respuesta cerebral posparto actual puede ser parte de una trayectoria más amplia de empeoramiento de los síntomas. Estos hallazgos significarían que remodelar la forma en que las mujeres responden a las emociones de sus bebés podría ser una vía fructífera para interrumpir el curso de la depresión y la ansiedad posparto.

Finnegan y sus colegas también encontraron que los síntomas posparto elevados no estaban asociados con la respuesta emocional autoinformada de las madres a los videos o su evaluación de las emociones de su bebé. Esta disociación de la valoración consciente de las emociones de su bebé o de sus propias emociones destaca la importancia de considerar las medidas cerebrales para detectar sesgos de respuesta subyacentes que pueden ayudar a impulsar la psicopatología posparto.

Limitaciones del estudio

El trabajo se realizó con un número modesto de participantes (24 madres) y es esencial que este trabajo se repita en cohortes más grandes y diversas para caracterizar con mayor precisión los límites del tejido cerebral involucrado en este fenómeno.

Por razones estadísticas, el equipo tuvo que examinar la relación entre depresión y ansiedad en modelos separados y comparar la superposición en términos cualitativos. El trabajo futuro podría mejorar esto extrayendo los componentes compartidos de las puntuaciones de ansiedad y depresión para estimar los niveles de lo que los psicólogos denominan angustia internalizante. Comprender cómo la internalización de la angustia se relaciona con los cambios en la respuesta cerebral de una madre a su hijo puede ayudarnos a describir y predecir mejor la evolución de los trastornos afectivos posparto en el transcurso del desarrollo materno-infantil.

Referencia del estudio: Finnegan, M., Kane, S., Heller, W. & Laurent, H. (2021). Mothers’neural response to valenced infant interactions predicts postpartum depression and anxiety. PLOS ONE. DOI: https://doi.org/10.1371/journal.pone.0250487

Fuente: PsyPost

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿Se puede decidir no tener hijos y sentirse satisfecha con la vida de todos modos?

  • 29/07/2021
  • Maria Fernanda Alonso

“¿Querés tener hijos?”, y “¿para cuándo los chicos?”, son dos preguntas que todas las mujeres enfrentan. En muchas ocasiones, ante una respuesta negativa el interlocutor afirma o -a veces- consulta: “es que no te gustan los niños.” De esta forma, prácticamente cualquier persona se da permiso de indagar sobre una de las decisiones más importantes y personales que una mujer (o la mayoría de las personas) toma en su vida. Aquellas preguntas suelen estar acompañadas de juicios, como contó la activista Gloria Steinem: “las personas asumen que yo debo ser infeliz o estar insatisfecha… de una forma que no harían con un hombre.” Y es que en la cultura patriarcal se ha ligado la felicidad y “realización femenina” a la maternidad. 

Un equipo de investigadores se interesó por averiguar si las personas que deciden no tener hijos realmente experimentan mayor insatisfacción con la vida que aquellos que deciden ser madres y padres. Según sus hallazgos, esta creencia es errónea: los adultos que deciden no tener hijos están tan satisfechos con sus vidas como los que son padres (Watling Neal & Neal, 2021).

Para averiguarlo, encuestaron a 1000 adultos de Michigan, EEUU, quienes eran: madres y padres, personas que aún no tenían hijos pero querían tenerlos, y personas que no querían hijos. 

Los participantes completaron diversas escalas, entre ellas medidas de satisfacción con la vida y de los cinco grandes de la personalidad, antes de calificar en una escala de 0 a 100 qué tan fríos o cálidos se sentían hacia las mujeres y los hombres que nunca querían tener hijos biológicos o adoptados.

El equipo también recopiló datos demográficos, incluida información sobre raza, género, educación, edad, ideología política y estado civil de los participantes: personas que estaban en pareja en ese momento, personas que habían tenido pareja anteriormente (por ejemplo, divorciado, separado o viudo) o sujetos solteros.

Más de una cuarta parte de los participantes no tenían hijos, el segundo grupo más grande después de madres y padres. Al principio, parecía que los participantes sin hijos tenían una menor satisfacción con la vida que los que eran padres, pero esta diferencia desapareció después de controlar el género, la educación, la edad y el estado civil.

Los participantes sin niños también eran más propensos a ser izquierdistas o liberales en comparación con los que eran padres. Los que “aún no eran padres”, aquellos que en ese momento no tenían hijos pero esperaban tenerlos en el futuro, fueron un poco más agradables que los participantes que decidían no tener hijos, pero no hubo otras diferencias de personalidad entre los grupos.

El afecto hacia las mujeres y los hombres que decidían no tener hijos también dependía de la condición de padres de los participantes. Las personas que decidían vivir sin hijos se sintieron más afectuosas con las mujeres y los hombres que decidían no tener hijos, mientras que las personas que aún no eran padres pero querían serlo y los que eran padres se sintieron significativamente más fríos hacia ellos.

Sugieren los investigadores que las investigaciones adicionales podrían analizar la variedad de razones por las que las personas eligen no tener hijos: en este estudio, la personalidad no pareció marcar una gran diferencia, mientras que la ideología política lo hizo, por lo que explorar la dirección de este efecto puede ser interesante. Ya sea que tenga que ver con las finanzas, el medio ambiente o los roles de género, observar más de cerca los factores políticos, económicos y sociales que llevan a las personas a decidir no tener hijos podría dar una idea de los componentes complejos de la decisión de tener o no tener hijos.

Referencia bibliográfica: Watling Neal, J., & Neal, Z. P. (2021). Prevalence and characteristics of childfree adults in Michigan (USA). PloS One, 16(6), e0252528. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0252528

Fuente: Research Digest

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