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Ciencia y Evidencia en Psicología

2851 Publicaciones

Investigación, neurociencia, modelos teóricos y psicopatología

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Ya puedes adquirir tu camiseta de «Conductual, mi querido Watson» de Psyciencia

  • 04/04/2021
  • David Aparicio

Hace unos años hicimos una camiseta para el equipo de Psyciencia con la frase “Conductual, mi querido Watson” que sacamos de un artículo de nuestro querido columnista Fabián Maero. Muchas personas nos han escrito preguntando cómo pueden comprarla y después de buscar diferentes opciones hemos encontrado la opción perfecta para que todos puedan adquirir no solo la camiseta sino también sudaderas y otros accesorios.

Las camisetas y sudaderas están hechas en 100% algodón, tienen un precio desde 20 dólares y el envío internacional cuesta aproximadamente 5 dólares. Pero si eres miembro premium te enviaremos un código especial para que puedas adquirirla a precio de fábrica.

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿Tendrá la COVID-19 efectos a largo plazo en el cerebro?

  • 01/04/2021
  • Maria Fernanda Alonso

¿Podría relacionarse, en un futuro cercano, el haber padecido COVID con la afectación del cerebro y al sistema nervioso central? Décadas de datos otorgan respaldo suficiente a la hipótesis que considera esto posible, por lo que un consorcio internacional de investigadores estudiará durante los próximos dos o tres años tales efectos con la orientación técnica de la Organización Mundial de la Salud (OMS) (de Erausquin et al., 2021).

La COVID-19, enfermedad producida por el virus SARS-CoV-2, afecta al cerebro y al sistema nervioso central, lo cual puede manifestarse a través de síntomas neurológicos como la pérdida del olfato, la pérdida del gusto y dolores de cabeza con distinta intensidad, entre otros. Hasta el momento tanto los profesionales de la salud como la OMS informan que tales síntomas pueden persistir incluso meses después de haber transitado la enfermedad.

Los investigadores señalan que desde la pandemia de gripe de 1917 y 1918, muchas de las enfermedades similares a la gripe se han asociado con trastornos cerebrales, incluyendo virus respiratorios como el H1N1 y el SARS-CoV. Según estos profesionales, cada vez está más claro que el daño causado por la pandemia no se limitará a los efectos agudos, como el delirio en el hospital, sino que tendrá consecuencias crónicas que afectarán la calidad de vida y la independencia de muchas personas.

La pregunta es en qué grado y bajo qué forma. Incluso las infecciones leves por COVID-19 pueden tener efectos negativos en el cerebro a largo plazo, sostuvieron los miembros del equipo de investigación. El historial médico poco reconocido de estos virus durante el último siglo sugiere un fuerte vínculo con las enfermedades cerebrales que afectan la memoria y el comportamiento. Saber esto deja ver la necesidad imperiosa de realizar investigaciones con el objeto de averiguar cómo afectará la COVID a largo plazo y el alcance de sus efectos. 

La Alzheimer’s Association está financiando el trabajo inicial de un consorcio de expertos de más de 30 países para comprender cómo esta condición aumenta el riesgo, la gravedad, el ritmo y la progresión de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y enfermedades psiquiátricas, incluida la depresión. Los miembros del consorcio inscribirán a los participantes del estudio seleccionados de un grupo de millones de casos confirmados de COVID-19 documentados en hospitales de todo el mundo. Un segundo grupo de inscritos estará formado por personas que participan en estudios de investigación internacionales existentes. Los participantes serán evaluados en una serie de medidas en su cita inicial y nuevamente a los seis, nueve y 18 meses. Estas medidas incluyen la cognición, el comportamiento y, cuando sea posible, los volúmenes cerebrales medidos por imágenes de resonancia magnética.

Cómo se infiltra el virus en el cerebro

El coronavirus ingresa a las células a través de receptores llamados ACE2, cuya mayor concentración se encuentra en el bulbo olfatorio, la estructura del cerebro involucrada en el sentido del olfato. Las células olfativas son muy susceptibles a la invasión viral y son atacadas particularmente por el SARS-CoV-2, y es por eso que uno de los síntomas prominentes de COVID-19 es la pérdida del olfato.

El bulbo olfatorio se conecta con el hipocampo, una estructura del cerebro principalmente responsable de la memoria a corto plazo. Cuando el virus invade el cerebro, su rastro conduce casi directamente al hipocampo. Los expertos creen que esa es una de las fuentes del deterioro cognitivo observado en los pacientes con COVID-19. Y quizás, esta sea la razón por la que habrá un deterioro cognitivo acelerado con el tiempo en los individuos susceptibles.

Desde dónde parte la investigación que se está realizando:

  • La administración intranasal de SARS-CoV-2 en ratones da como resultado una rápida invasión del cerebro.
  • El dolor de cabeza, la hipogeusia (disminución de la capacidad para saborear) y la anosmia (pérdida del olfato) parecen preceder a la aparición de los síntomas respiratorios en la mayoría de los pacientes afectados.
  • El SARS-CoV-2 se puede encontrar en el cerebro post-mortem.
  • Las imágenes cerebrales anormales que pueden caracterizarse por la aparición de lesiones en diferentes regiones del cerebro, y la aparición de otros cambios cerebrales anormales que pueden influir en la presentación clínica, han surgido como una característica importante de la COVID-19 en todas partes del mundo.
  • Se observaron imágenes anormales en un individuo cuyo único síntoma fue la pérdida del olfato.

Referencia bibliográfica: de Erausquin, G. A., Snyder, H., Carrillo, M., Hosseini, A. A., Brugha, T. S., Seshadri, S., & CNS SARS-CoV-2 Consortium. (2021). The chronic neuropsychiatric sequelae of COVID-19: The need for a prospective study of viral impact on brain functioning. Alzheimer’s & Dementia: The Journal of the Alzheimer’s Association. https://doi.org/10.1002/alz.12255

Fuente: Science Daily

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Toma una clase gratuita sobre las emociones con Steven Pinker

  • 25/03/2021
  • David Aparicio

Steven Pinker es un reconocido psicólogo, investigador, autor de Bestsellers y profesor en Harvard publicó ayer una clase sobre las emociones, su función, cómo son procesadas en el cerebro y mucho más. Para ver la clase completa solo tienes que hacer click en el siguiente enlace: Clase de Steven Pinker.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Rasgos de personalidad asociados con las conductas impulsivas y agresivas por internet

  • 25/03/2021
  • David Aparicio

Los investigadores Nick Cacioppolo y John Petit proponen que las conductas hostiles, impulsivas y antisociales que manifiestas las personas en las redes sociales son los reflejos característicos de la triada oscura de la personalidad.

¿Qué es la triada oscura de la personalidad?

Es un concepto descrito por Pauhlus y Williams (2002) para agrupar tres rasgos de la personalidad (maquiavelismo, narcisismo y psicopatía) que se relacionan con conductas “malévolas”. Las personas que puntúan alto en estos rasgos son más propensas a cometer crímenes, provocar el malestar social y generar problemas graves en las organizaciones. Los tres rasgos de la triada oscura se caracterizan de la siguiente manera:

  • Maquiavelismo: tendencias frías y manipuladoras de explotación, insensibilidad, poca moralidad, crueldad y conductas dirigidas por el interés propio a toda costa.
  • Narcisismo: un sentido desmesurado de su propia importancia (grandiosidad) egoísmo, falta de empatía. Las personas narcisistas tienen una autoimagen positiva poco realista y consideran que se merecen la atención y amistad de los demás. Además son muy susceptibles a cualquier información negativa o desafiante sobre ellos mismo.
  • Psicopatía: se caracteriza por el comportamiento impulsivo y antisocial, egoísmo, insensibilidad, falta de empatía y dificultad para aprender de la experiencia.

La investigación

La investigación de Cacioppolo y Petit evaluó a 147 estudiantes universitarios que completaron una escala de 27 ítems que evalúa la triada oscura de la personalidad y otras pruebas que examinan el estilo de comunicación y comportamiento en línea: uso compulsivo de internet, anonimato en línea percibido, confianza en los medios y comportamientos de autorepresentación.

Resultados

  1. Hallaron una asociación positiva entre la conducta compulsiva y los rasgos de maquiavelismo y psicopatía. Estos hallazgos son coherentes con investigaciones previas que encontraron que las personas con altos puntajes en la escala de psicopatía y maquiavelismo son propensas a desarrollar conductas antisociales y tienen muy poco control de los impulsos.
  2. El narcisismo se relacionó con la opinión percibida de liderazgo y la autorepresentación en las redes sociales. Lo que también es congruente con las investigaciones anteriores que sugieren que las personas narcisistas cambian frecuente de foto y descripción en su perfil de redes sociales. Según los autores hay evidencia de que la baja autoestima modera la relación entre el narcisismo y las actividades de autopromoción.
  3. El maquiavelismo y la psicopatía se relacionaron con el incremento de la reactancia psicológica (incremento de la reacción emocional cuando las personas interpretan que se amenaza su libertad o que es arrebatada). Los autores sostienen que el incremento de la reactancia psicológica podría explicar por qué algunas personas son más propensas a evaluar negativamente el contenido en línea y demostrar conductas agresivas. Por otro lado, los estudiantes que puntuaron alto en el narcisismo mostraron mayor liderazgo de opinión y comportamientos de autopresentación. Lo que también coincide con las investigaciones que muestran que las personas narcisistas actualizan sus imágenes y estados en las redes sociales con más frecuencia que sus pares.
  4. Los análisis de regresión revelaron que el género se relacionó con el narcisismo, la representación en línea y la relación entre el narcisismo y el anonimato percibido. Las mujeres que puntuaron más alto en la escala de narcisismo tenían mayores tendencias de presentarse a sí mismas de forma más favorable y creían que eran más reconocidas online.

Conclusión

La investigación ofrece datos de la relación entre los rasgos de personalidad y las conductas antisociales en internet, pero no explica qué mantiene a estas conductas o cómo extinguirlas. Es una explicación circular que básicamente dice: “las personas se comportan en internet de manera agresiva porque son maquiavelicas, psicopáticas o narcisistas”.

Pero también es cierto que las redes sociales saben mucho de sus usuarios y los conocen mejor que sus propios amigos. No me sorprendería que el algoritmo de Facebook, por ejemplo, pudiera detectar rápidamente a las personas que puntúan alto en las triada oscura de personalidad e intervenir cuando alguno de esos usuarios realiza una conducta hostil en la red.

Referencias bibliográficas:

  • Paulhus, D. L. & Williams, K. M. (2002). The Dark Triad of personality: Narcissism, Machiavellianism, and psychopathy. Journal of research in personality, 36(6), 556-563. https://doi.org/10.1016/S0092-6566(02)00505-6
  • Petit, J. & Carcioppolo, N. (2020). Associations between the Dark Triad and online communication behavior: A brief report of preliminary findings. Communication research reports: CRR, 37(5), 286-297. https://doi.org/10.1080/08824096.2020.1862784

Fuente: PsyPost

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Aristóteles estaba equivocado y nosotros también: hay más de cinco sentidos

  • 24/03/2021
  • Equipo de Redacción

Puedes activar la traducción automática de subtítulos en el reproductor de Youtube.

Los científicos saben desde hace mucho tiempo que hay mucho más en nuestra experiencia que los cinco sentidos (o «ingenio externo») descritos por Aristóteles: oído, vista, olfato, tacto y gusto. Sin embargo, el mito de los cinco sentidos persiste, quizás porque sólo recientemente ha comenzado a tomar forma una comprensión más clara de nuestra experiencia sensorial a nivel neurológico.

En este video de la serie In Sight de Aeon, el filósofo británico Barry C Smith sostiene que la visión multisensorial de la experiencia humana que está emergiendo actualmente en la neurociencia podría hacer que filosofar sobre nuestros sentidos sea mucho más rico y preciso, permitiendo a los filósofos aportar y complementar al trabajo de los científicos. Pero para que eso ocurra, la filosofía debe ponerse al día con los principales avances en la neurociencia.

Fuente: AEON

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Las recomendaciones para detectar noticias falsas no son efectivas

  • 24/03/2021
  • David Aparicio

El celular ha sido una fuente de estimulación cognitiva bastante importante para mi tío de 74 años. Ahora sabe usar Youtube, escribirnos por WhatsApp y buscar datos históricos en Google. Hace unos días me escribió muy preocupado: había encontrado una noticia en Youtube que alertaba que Estados Unidos había iniciado la guerra contra Venezuela. Era una noticia falsa, por supuesto. Con cuidado le expliqué que no se puede confiar en todo lo que sale en internet e intenté enseñarle a identificar las noticias falsa. Fue una conversación muy interesante, pero al mismo tiempo bastante desafiante porque las recomendaciones no son tan sencillas como parecen y mi tío no podía comprender cómo “esa gente se atreve a publicar cosas que no son ciertas”.

Seguramente has vivido alguna situación similar con algún familiar, amigo o colega. Y la gente sigue compartiendo noticias falsas. Lo que nos hace replantearnos qué tan efectiva son esas recomendaciones que se repiten a diario.

Hace poco se publicó un resumen de una investigación realizada en la Universidad de Kansas que demuestra que las campañas contra la propagación de las noticias falsas son poco efectivas porque ponen toda la responsabilidad en los lectores, quienes deben “comprobar” si la noticia que se encuentran en las redes sociales cumplen con los requisitos de una “fuente confiable”. No obstante, esta tarea exige conocimientos, habilidades y demasiado esfuerzo mental.

Simplemente es demasiada fricción para una persona que solo quiere compartir un enlace.

¿Cómo lo hicieron?

Los investigadores pusieron a prueba qué tan efectivas son las recomendaciones más usadas: detectar el estilo de redacción y las credenciales (autoridad) del autor de la noticia. Para ello prepararon varias versiones de una noticia falsa que aseguraba que la deficiencia de vitamina B17 podría causar cáncer y les presentaron diferentes versiones de la noticia a 750 personas. Algunas de las versiones fueron:

  • Un texto con una descripción breve de las credenciales del médico autor del artículo.
  • El autor se describió como una madre de dos hijos con experiencia en la escritura creativa con un estilo de vida “blogger”.
  • Un estilo más periodístico y en otros un estilo más casual.

Resultados

  • Los participantes que tenían altos niveles de conocimiento tecnológico y de las redes sociales, fueron los únicos que evaluaron la información con mayor cuidado y fueron los menos propensos a compartir el artículo.
  • El interés por el tema (en este caso salud) no redujo la probabilidad de que los lectores compartieran la información falsa. Esto es importante porque muchas veces las personas que están interesadas en temas de salud son las mismas que comparten la información sin importar si es falsa o verdadera.
  • Las credenciales de los autores no importaron y no afectaron la manera en que las personas percibían la credibilidad del artículo. Los lectores le dieron el mismo peso a un artículo de un médico o de un blogger.
  • Lo que sí funcionó, para ayudar a los lectores a ser más escépticos con la información que leían, fue colocar la etiqueta “información no verificada”.

Conclusión

Los hallazgos son muy importantes, especialmente en el momento en que vivimos donde abunda la información y desinformación en temas políticos, sociales, científicos y de salud. En el caso de la salud una noticia falsa como que la falta de vitamina B17 produce cáncer parece inofensiva, pero sabemos que puede llevar a la gente a gastar sus recursos en productos que no sirven para nada y evitar que busquen la atención adecuada.

En cuanto a las recomendaciones, claramente no están considerando las características demográficas de la población y solo están apelando a las personas que tienen mayor conocimiento tecnológico. Ósea, una parte muy pequeña de la población.

La investigación enfatiza la responsabilidad que tienen las redes sociales (Facebook, Twitter, Youtube, etc.) para ayudar a las personas a ser más escépticas ante cualquier noticia, artículo o video que se encuentran en internet y que no debería ser solo una responsabilidad de los consumidores.

La respuesta ideal sería una combinación de recursos para la información para los usuarios y medidas parecidas a las que adoptó Twitter durante las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2020. El problema es el tipo de contenido que alimenta a los algoritmos de las redes sociales…

Fuente: ScienceDaily

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Practicar pequeños rituales cotidianos puede ayudarte a reducir la soledad

  • 24/03/2021
  • Maria Fernanda Alonso

En tiempos donde el distanciamiento (y en ocasiones el aislamiento) son aconsejados, crear y sostener rituales personales puede ayudarte a sentirte menos solitario. Según un nuevo estudio, adoptar rituales especiales para que las tareas cotidianas sean más significativas puede aliviar los sentimientos de soledad (Wang, et al., 2021).

¿Por qué es importante?

Las personas que experimentan soledad suelen sentir que sus vidas carecen de sentido. Los rituales dan significado, otorgan un propósito y, en su mayoría ocurren en entornos de celebración, grupos sociales o religiosos y se basan en valores culturales compartidos y los refuerzan. Con la búsqueda de una estructura en medio de tanto caos, algo tan simple como la manera de preparar un té, siempre que sea interpretado como un ritual, puede hacer que la experiencia sea más significativa, y esto hace que las personas se sientan menos solas.

Los rituales también son una parte importante de la cultura de consumo. En este caso, no se basan en valores culturales compartidos y pueden ser creados por especialistas en marketing o consumidores individuales. Los especialistas en marketing saben desde hace mucho tiempo que los rituales facilitan las relaciones con los consumidores y las marcas y entre los propios consumidores.

¿Qué metodología usaron?

Para averiguar si los rituales en torno a los productos de consumo cotidianos también podrían ayudar a las personas a sentirse menos solas al imbuir el uso de los productos con significado, el equipo de investigadores entrevistó a los participantes con preguntas diseñadas para evaluar su grado de soledad crónica.

Luego, les dijeron que los consumidores a menudo adoptan rituales en torno al consumo de productos cotidianos. Preguntaron acerca de los rituales que practican los participantes y les pidieron que imaginaran o que realmente usaran el producto de una manera ritualista, o que interactuaran con el producto de la manera por lo general lo hacían.

¿Qué encontraron?

Los participantes que experimentaron la soledad más crónica también participaron habitualmente en la mayoría de los rituales relacionados con los productos de consumo. Además, aquellos que completaron actividades que los investigadores diseñaron para inducir la soledad se sintieron menos solos después de completar un acto real o imaginario de consumo ritualizado. También indicaron que sentían que su vida tenía más sentido después de la acción.

Los consumidores pueden involucrarse más fuertemente con las marcas que crean rituales en torno a la compra o el uso de productos porque encuentran significado y un sentido de comunidad, revela el estudio. Los autores también sugieren que los gobiernos pueden hacer más para reducir la soledad generalizada mediante la promoción de rituales que no incluyan opciones de productos particulares y cuyo objetivo sea dar significado a vidas carentes de ello.

Aunque los participantes se sintieron menos solos inmediatamente después de usar el producto, los investigadores no hicieron un seguimiento para determinar cuánto tiempo duró este sentimiento.

Finalmente, destacaron que los rituales de consumo idiosincrásicos podrían no ser aconsejables para las personas con trastornos obsesivo-compulsivos.

Referencia bibliográfica: Xuehua Wang, Yixia Sun, Thomas Kramer. Ritualistic Consumption Decreases Loneliness by Increasing Meaning. Journal of Marketing Research, 2021; 002224372199342 DOI: 10.1177/0022243721993426

Fuente: Science Daily

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿Por qué y para qué soñamos?

  • 24/03/2021
  • Mariano Scandar

Dormir es parte necesaria de la vida, al menos si hablamos de vida animal: no hemos logrado encontrar ningún animal más complejo que una mosca que no duerma: Al parecer poco después de llegar al hito de tener un sistema nervioso central, la evolución empieza a necesitar que ese sistema pase a un “modo fuera de línea” (Zadra & Stickgold, 2021).

A diferencia de lo que sucedía hasta fines del siglo pasado hoy sabemos qué cosas hace nuestro cuerpo por la noche. Mientras dormimos, realizamos una serie de procesos necesarios para la vida; como la limpieza de peligrosos excesos de beta-amiloides en el cerebro (Ju., 2017) o la liberación de hormonas (Van Cauter, 2011; Mong, et al., 2011). Incluso sabemos que el sueño es necesario para consolidar aprendizajes motores (Walker et al., 2002) y semánticos (Djonlagic et al. 2009). Sin embargo, todo esto solo nos dice que la evolución decidió que el mantenimiento se haga de noche, pero no porque… podemos sin dudas pensar en un cerebro que, mientras está despierto, segregue hormonas del crecimiento o insulina o algún mecanismo de limpieza de los excesos de amiloides que no implique estar en modo avión. Esto está lejos de ser algo obvio: dormir es algo extremadamente peligroso para un ser vivo en su contexto salvaje, ya que somos más vulnerables a depredadores y no solo nosotros sino que, por la noche, nuestros congéneres que podrían estar “de guardia” también sufren la somnolencia, por lo que somos presas fáciles. Esto ha llevado a decir en 1979 a Allan Rechtschaffen que “si dormir no sirve a ninguna función vital, es el mayor error que ha cometido la evolución” (Citado por Zadra & Stickgold, 2021).

¿Qué es eso tan importante que solo podemos hacer offline? Quizás nuestros sueños sean una pista, ya que parece ser una de las pocas cosas que solo podemos hacer sin estar despiertos, o con ayuda de alucinógenos.

Los sueños son cogniciones dependientes del estado no-vigíl, con características alucinatorias (vemos cosas que no están y creemos temporalmente en su existencia) con ciertas características distintivas: son altamente emocionales y vívidas, son fuertemente visuales, poseen una estructura narrativa particular (discontinua, con cambios de tema y de personajes) cierto nivel de aparente simbolismo, un acceso privilegiado a nuestros recuerdos y, al mismo tiempo, una tendencia a la amnesia posterior, ya que recordamos una ínfima parte de lo que soñamos (McNamara, 2019).

Desde que se tienen registros escritos, los seres humanos “interpretamos” los sueños: generalmente como visitas de dioses o espíritus, y en los siglos XIX y XX, como mensajes involuntarios de un inconsciente que peleaba por hacerse oír por sobre una censura muy pacata, idea que los psicoanalistas posiblemente tomaron prestada de la filosofía alemana del siglo XIX (Crews, 2017). Posteriormente, una corriente contraria, abogó por la naturaleza epifenomenológica de los sueños: cuando dormimos se activan áreas del cerebro visuales (sobre todo en sueño REM) y nuestro cerebro, posteriormente, construye una narrativa para tratar de explicar la presencia de recuerdos fotográficos y fragmentarios: en realidad la narrativa del sueño es una fabulación de los recién despertados, porque los humanos necesitamos que todo tenga sentido (McCarley & Hobson, 1977).

Sueños. Foto en Pexels.

Posiblemente ambos enfoques son errados: para ser mensajes, luego de analizar el contenido de decenas de miles de sueños, la ciencia no encuentra que exista una relación muy clara ni con una temática particular (ejemplo: sexo, incesto, etc.). Podrá decirse que eso es porque el inconsciente “disfraza” el contenido… pero admitamos que la inteligencia artificial actual es lo suficientemente buena en criptografía como para superar a un psicoanalista trasnochado y no: solo sueñan más sobre sexo las personas preocupadas por el sexo, y sueñan más sobre camperas impermeables los que están por comprarse una… y así. Por otro lado, es poco probable que algo tan demandante de recursos como soñar no sirva para nada. Cuando soñamos nuestro cerebro consume mucha glucosa, mucha más de la que sería necesaria para poder simplemente hacer lo que creemos que hacemos cuando dormimos en términos de “limpieza” ¿por qué tanto derroche? Evidentemente necesitamos soñar (Walker, 2019).

Así como la clave de para qué dormimos posiblemente esté en porque soñamos, la clave de esto último, como una mamushka de conceptos, posiblemente esté en el concepto peor comprendido de la psicología: la consciencia. Al igual que con los sueños, las teorías sobre su existencia han ido desde su naturaleza etérea a su inutilidad práctica… Pero hoy tenemos un panorama bastante claro. Sabemos que la consciencia no es necesaria para muchas cosas que nuestra mente hace: resolver problemas, almacenar recuerdos, percibir, aprendizajes motores y verbales, etc. Pero cuando nos preguntamos qué es aquello que no podemos hacer si no estamos conscientes; la respuesta unánime parece ser esta: asociar conceptos multimodales (de varios canales perceptivos) en representaciones unificadas de la realidad (Dehane, 2019; Graziano 2019). Esto se debe a que lo que llamamos consciencia, parece ser la activación masiva y coordinada de una gran parte de nuestro cerebro en función de un set de estímulos concreto (un problema, una sensación, nosotros mismos).

Si bien solemos asociar el sueño con la inconsciencia, esto no es exacto: no estamos conscientes de nuestro mundo exterior y hemos perdido una importante capacidad de juicio crítico, pero somos fuertemente conscientes de las percepciones alucinatorias que constituyen nuestros sueños: los vivimos. Esto posiblemente se deba, justamente, a que durante las etapas donde nuestros sueños son más elaborados (fase REM) el patrón de activación de nuestro cerebro se asemeja mucho al que tenemos cuando estamos despiertos y dejándonos llevar por el flujo de nuestras ideas, como cuando caminamos o miramos pasivamente el paisaje. Cada vez que no estamos concentrados en algo puntual, nuestro cerebro activa una red específica y muy amplia que los científicos han denominado red de activación por defecto (en inglés, Default Network Mode; Domhoff, 2018). En esos momentos diurnos, estamos conscientes de nuestros pensamientos, pero con un rol casi de espectador… somos capaces de informar que estamos pensando si se nos pregunta, pero posiblemente no lo recordemos un rato después, más o menos lo que sucede con los sueños cuando nos acabamos de despertar.

La explicación no termina aquí, aparentemente nuestro modo de pensar dormidos es diferente y complementario al que tenemos durante el día. Algunos experimentos de decisión léxica llevados a cabo por Stickgold han permitido entender que durante nuestra fase REM, nuestra preferencia a la hora de asociar conceptos es diferente a la que tenemos mientras estamos despiertos… mientras que preferimos asociaciones fuertes entre conceptos (perro-animal o perro-gato) cuando alguien es despertado abruptamente en REM y se pide que asocie una palabra con otra, tiende a preferir palabras que no están directamente relacionadas, pero que tampoco son incoherentes, sino que se trata de asociaciones más débiles (“perro-seguridad” o “perro-carne”). En estos experimentos las personas rara vez elegían “perro-gato” pero tampoco elegían combinaciones como “perro-calefón”. Era claro que, en esos momentos, nuestra mente busca caminos alternativos pero lógicos. Justamente como si se estuviera llevando a cabo una indexación compleja de la información que permitiera su recuperación rápida no solo por caminos directos… más o menos lo que permite a Google deducir que cuando ponemos en el buscador “vacaciones” puede ofrecernos una publicidad de ropa deportiva, porque seguramente la vamos a necesitar (Stickgold et al., 1999; Zandra & Stickgold, 2021).

Llegamos así al final con una respuesta provisional interesante: dormimos porque necesitamos soñar, y necesitamos soñar porque los seres vivos, aparentemente, necesitan tener un estado de activación similar al de la vigilia, pero sin estar preocupándose por moverse o percibir estímulos externos, de forma tal de procesar la información del período diurno de forma acabada. Necesitamos, en otras palabras, estar conscientes pero dormidos un buen rato por día para procesar correctamente la información nueva e indexarla correctamente con la vieja.

Referencias bibliográficas:

  • Crews, F. (2017). Freud: The making of an illusion. Profile Books.
  • Dehaene, S. (2019). La conciencia en el cerebro: descifrando el enigma de cómo el cerebro elabora nuestros pensamientos. Siglo XXI Editores.
  • Djonlagic, I., Rosenfeld, A., Shohamy, D., Myers, C., Gluck, M., & Stickgold, R. (2009). Sleep enhances category learning. Learning & memory, 16(12), 751-755.
  • Domhoff, G. W. (2017). The emergence of dreaming: Mind-wandering, embodied simulation, and the default network. Oxford University Press.
  • Graziano, M. S. (2019). Rethinking consciousness: a scientific theory of subjective experience. WW Norton & Company.
  • Ju, Y. E. S., Ooms, S. J., Sutphen, C., Macauley, S. L., Zangrilli, M. A., Jerome, G., … & Holtzman, D. M. (2017). Slow wave sleep disruption increases cerebrospinal fluid amyloid-β levels. Brain, 140(8), 2104-2111.
  • McNamara P. (2019) The neuroscience of Sleep and Dreams. Cambridge University Press.
  • McCarley, R. W., & Hobson, J. A. (1977). The neurobiological origins of psychoanalytic dream theory. The American Journal of Psychiatry.
  • Mong, J. A., Baker, F. C., Mahoney, M. M., Paul, K. N., Schwartz, M. D., Semba, K., & Silver, R. (2011). Sleep, rhythms, and the endocrine brain: influence of sex and gonadal hormones. Journal of Neuroscience, 31(45), 16107-16116.
  • Stickgold, R., Scott, L., Rittenhouse, C., & Hobson, J. A. (1999). Sleep-induced changes in associative memory. Journal of cognitive neuroscience, 11(2), 182-193.
  • Van Cauter, E. (2011). Sleep disturbances and insulin resistance. Diabetic Medicine, 28(12), 1455-1462.
  • Walker, M. (2017). Why we sleep: The new science of sleep and dreams. Penguin UK.
  • Walker, M. P., Brakefield, T., Morgan, A., Hobson, J. A., & Stickgold, R. (2002). Practice with sleep makes perfect: sleep-dependent motor skill learning. Neuron, 35(1), 205-211.
  • Zadra A., Stickgold, R. (2021) When Brain Dream. Norton & Company.
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

El hipocampo: qué es, anatomía y funciones

  • 22/03/2021
  • Laura Ruiz

El cerebro sigue siendo un gran misterio para las neurociencias, aunque cada vez podemos arrojar un poco más de luz a esta estructura tan compleja que nos permite sentir, emocionarnos y pensar.

Una de las estructuras del cerebro ampliamente estudiada ha sido el hipocampo, una estructura situada en el sistema límbico, muy relacionada con la memoria y con la vinculación entre las emociones y los recuerdos. Sin embargo, entre sus funciones también se han encontrado otras, como por ejemplo la regulación de la navegación espacial.

¿Qué más sabemos sobre esta estructura? En este artículo hablaremos de su anatomía, localización, funciones y alteraciones en caso de sufrir una lesión en el hipocampo.

¿Qué es el hipocampo y dónde se encuentra?

El hipocampo es una estructura cerebral muy importante, implicada en la memoria y en otros procesos psicológicos como la regulación emocional. Se localiza, como veremos más adelante, en la parte interior del lóbulo temporal, una gran estructura situada en el lateral inferior del encéfalo, muy relacionada con la audición y con otros procesos.

Así, sabemos que los procesos emocionales vinculados con las emociones son otro de los aspectos relacionados con el hipocampo, estructura que se localiza en el sistema límbico.

Sistema límbico

El sistema límbico está formado por diferentes estructuras a nivel cerebral, encargadas de regular las respuestas fisiológicas frente a determinados estímulos. Es en el sistema límbico donde se “encuentran” los instintos humanos, como por ejemplo: el hambre, los instintos sexuales… Este sistema también es el encargado de regular la memoria involuntaria o inconsciente, la atención, las emociones, la personalidad o la conducta.

Volviendo al hipocampo, este término fue acuñado por Giulio Cesare Aranzio, una figura destacada en la historia de la ciencia de la anatomía humana. Con este término Aranzio quería hacer referencia a la similitud entre esta estructura del encéfalo y la silueta o forma de un caballito de mar.

Anatomía del hipocampo

Así, a nivel anatómico, el hipocampo es un pequeño órgano con forma curvada y alargada, localizado en la parte interior del lóbulo temporal. Se articula desde el hipotálamo hasta la amígdala. De esta forma, encontramos que cada encéfalo tiene dos hipocampos, uno para cada hemisferio cerebral (el izquierdo y el derecho).

Esta estructura se asocia a una parte de la corteza cerebral denominada arquicorteza. La arquicorteza es una de las regiones más ancestrales de nuestro cerebro, ya que apareció hace millones de años en nuestra línea evolutiva como especie.

Por esta razón, el hipocampo está conectado a otras zonas del sistema límbico. Por su parte, el sistema límbico se fue definiendo, a nivel evolutivo, para que nuestros antepasados respondieran a sus necesidades más básicas.

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Funciones del hipocampo

El hipocampo está implicado en la memoria, en la producción y regulación de estados emocionales y en la navegación espacial, entendiéndose esta como la manera en la que imaginamos el movimiento en un determinado espacio.

Podemos decir, que su función principal se relaciona con la mediación en la generación y recuperación de los recuerdos. Esta función también la desarrollan otras áreas cerebrales repartidas por toda la corteza y también incluidas en el sistema límbico.

De forma más detallada, encontramos las siguientes funciones del hipocampo:

Consolida los aprendizajes

El hipocampo permite que ciertas informaciones que vamos integrando en nuestra vida (o con las que nos vamos relacionando), pasen a la memoria a largo plazo (MLP). Así, actúa a modo de “mediador” o facilitador entre la experiencia y la memoria.

Vincula los recuerdos con las emociones

Además, vincula este tipo de contenidos con ciertos valores, ya sean positivos o negativos. ¿De qué depende esto? De si los recuerdos están asociados a experiencias agradables (o placenteras) o dolorosas, ya sea a nivel fisiológico o psicológico.

Almacena los recuerdos

Una vez se integra la experiencia a nuestra memoria a largo plazo, una de las funciones del hipocampo, este también se encarga de otra tarea: almacenar esos recuerdos en nuestra memoria biográfica.

Gestiona la memoria declarativa

Sabemos que el hipocampo se relaciona con la memoria, pero especialmente con una de ellas: la memoria declarativa. La memoria declarativa es un tipo de memoria a largo plazo, que hace referencia a los recuerdos que podemos evocar de forma consciente (por ejemplo: eventos específicos).

En cambio, la memoria no declarativa (relacionada con la memorización de patrones de movimientos y destrezas motoras), es gestionada por los ganglios basales y el cerebelo.

Regula la navegación espacial

Otra de las funciones del hipocampo es la regulación de la navegación espacial. Esta tiene que ver con la manera en la que percibimos el espacio, es decir, con cómo ubicamos y mantenemos mentalmente un espacio tridimensional, a través del cual nos movemos. Esto incluye tener en cuenta sus volúmenes y sus referencias para “movernos” mentalmente por él.

Coordina la percepción visual con los recuerdos

Pero hay más; y es que el hipocampo también podría estar relacionado con la coordinación de lo que percibimos, a nivel visual, con nuestros recuerdos previos.

Así lo asegura un estudio llevado a cabo en 2011 por Gollo y su equipo, científicos del Instituto de Física Interdisciplinar y Sistemas Complejos (IFISC), que reveló que el hipocampo es el responsable de coordinar la percepción visual con los recuerdos que se tienen de lo que se percibe.

El hipocampo como un director de orquestra

Como hemos visto, en realidad, no es tanto que el hipocampo permita la adquisición, consolidación y almacenamiento de los recuerdos de forma directa, sino que más bien actúa como un mediador de los recuerdos.

Sería algo así como un director de orquesta que dirige a los músicos; algunos tocan en un determinado momento, y otros no. Los músicos serían los recuerdos, que se activan y se desactivan en función de su director (el hipocampo).

En este sentido, sabemos que el funcionamiento de la memoria no es un proceso simple; este tiene que ver con la activación y desactivación de redes de neuronas que se distribuyen por diferentes zonas del encéfalo.

De esta forma, el hipocampo no almacena simplemente los recuerdos, sino que más bien actúa como un nodo de activación que haría que determinados recuerdos se activaran y se distribuyeran por todo el cerebro.

Lesiones en el hipocampo

Como sucede con cualquier zona o estructura cerebral, una lesión en el hipocampo conlleva una serie de consecuencias psicológicas y funcionales. En este caso, una lesión en dicha estructura puede conllevar alteraciones como:

  • Amnesia retrógrada: se caracteriza por la incapacidad de recordar los eventos ocurridos antes de la lesión o daño cerebral.
  • Amnesia anterógrada: los nuevos acontecimientos no se consolidan en la memoria a largo plazo; es decir, implica una dificultad para aprender nuevos aprendizajes.
  • Demencia (por ejemplo: demencia por enfermedad de Alzheimer).

Las consecuencias psicológicas y cognitivas de la lesión en el hipocampo dependerán de las zonas concretas del hipocampo afectadas, es decir, de la extensión de la lesión, y también de las características del paciente (edad, plasticidad cerebral…), entre otras variables.

Referencias bibliográficas:

  • Belloch, A., Baños, R. y Perpiñá, C. (2008). Psicopatología de la percepción y la imaginación. En A. Belloch, B. Sandín y F. Ramos (Eds.) Manual de Psicopatología (2ª edición). Vol I. Madrid: McGraw Hill Interamericana.
  • Gollo, L. L., Mirasso, C. R., Atienza, M., Crespo-Garcia, M. & Cantero, J. L. (2011). Theta Band Zero-Lag Long-Range Cortical Synchronization via Hippocampal Dynamical Relaying. PLoS ONE, 6(3): e17756. doi:10.1371/journal.pone.0017756.
  • Kolb, B. & Wishaw, I. (2006). Neuropsicología humana. Madrid: Editorial Médica Panamericana.
  • Lubenov, E.V & Siapas, A.G. (2009). Hippocampal theta oscillations are travelling waves. Nature 459: 534.
  • Young, P.A. & Young, P.H. (2004). Neuroanatomía clínica y funcional. Barcelona: Masson
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Jugar videojuegos puede ayudar más de lo que creías

  • 16/03/2021
  • Maria Fernanda Alonso

“Los videojuegos son malos para los niños; les destruyen la cabeza, quedan embobados.”

No recuerdo la cantidad de veces que escuché palabras como estas, pero, ¿es justo el énfasis puesto en la demonización de los videojuegos? ¿Estamos seguros de que nada bueno puede salir de ellos? Y no hablo precisamente del tiempo de respiro que pueden obtener las y los cuidadores cuando los niños están súper entretenidos frente a una pantalla. ¿Tiene algún beneficio la actividad de jugar videojuegos? Veamos qué dice la ciencia al respecto:

Desarrollando habilidades

  • Las investigaciones han encontrado que personas que juegan videojuegos como Fortnite o Rocket League tienen una mayor agudeza visual, lo que significa que pueden realizar un seguimiento de varios objetos en movimiento a la vez, o incluso ver cosas en la niebla o la lluvia que otros no pueden.
  • Cuando vigilas a tus enemigos, agarras el mejor botín y cambias tus herramientas sin siquiera mirar el controlador, esencialmente estás flexionando tu cerebro. A tu cerebro le encantan los desafíos como este y, de hecho, puede crecer jugando videojuegos (Kühn et al., 2013). Es una de las razones por las que los jugadores de videojuegos son mejores cirujanos (Rosser et al., 2007) y por qué algunos médicos incluso usan videojuegos para calentar antes de grandes cirugías (Marriott, 2005).
  • También se ha encontrado que la perseverancia que usas en los videojuegos, y el aprender a no darse por vencido, demuestran que el trabajo duro te ayudará a lograr tus objetivos, tanto dentro como fuera del videojuego («The relationship between video game use and a performance-based measure of persistence», 2013).
  • Pero el trabajo duro no es suficiente para tener éxito en los videojuegos: también hay que jugar de forma inteligente. Vencer a otro jugador realmente bueno no es tan simple como usar la misma estrategia una y otra vez. En cambio, los videojuegos te entrenan para resolver problemas considerando y probando diferentes soluciones. Y esto te hace dar cuenta de que resolver problemas puede ser realmente divertido. Jugar videojuegos puede enseñarte habilidades de pensamiento crítico que, combinadas con el trabajo duro, te traerán mucho éxito.
  • Y si nos enfocamos en el aspecto social, los videojuegos ofrecen un ámbito donde puedes hacer nuevos amigos, e incluso pasar tiempo con tus amigos de siempre, especialmente en momentos en los que es posible que no puedas verlos en la escuela o en su casa (Eden et al., 2020). Los videojuegos brindan a los amigos un patio de recreo digital donde se fomenta y a menudo se requiere ayudar y compartir (Velez & Ewoldsen 2013). Ayudarse unos a otros a construir el fuerte más grande y mejor, o revivir a un compañero de equipo cuando está caído, fortalece las amistades (Verheijen, et al., 2018) e incluso puede ayudar a reparar las que se han roto (Velez, et al., 2012). Esto se debe a que, incluso si se trata de «solo un juego», es más probable que los compañeros de equipo que se ayudan entre sí en los videojuegos se ayuden entre sí en el mundo real (Velez, 2015) y también ayuden más a los extraños (Greitemeyer, T., Cox, C., 2013). Jugar en equipo puede enseñarte habilidades para trabajar en equipo.

¿Estás preparado para los desafíos fuera de los videojuegos?

Encender la consola y adentrarse en un videojuego puede hacerte sentir poderoso, a cargo y popular, rápidamente (Przybylski A. K., Weinstein, N., 2019). Pero los juegos son un poco como jugar a la vida en la configuración más sencilla. La vida real tiende a ser más desafiante.

Jugar un juego en la configuración más fácil suele aburrirnos, pero se vuelve divertido cuando aumenta la dificultad. Por la misma razón, la vida puede ser más gratificante que los videojuegos. ¿Estás preparado para enfrentarla?

Referencias bibliográficas:

  • Greitemeyer, T., Cox, C. (2013). There’s no “I” in team: Effects of cooperative video games on cooperative behavior. European Journal of Social Psychology https://doi.org/10.1002/ejsp.1940
  • Eden, A. L., Johnson, B. K., Reinecke, L., & Grady, S. M. (2020). Media for Coping During COVID-19 Social Distancing: Stress, Anxiety, and Psychological Well-Being. Frontiers in Psychology, 11, 577639. https://doi.org/10.3389/fpsyg.2020.577639
  • Kühn, S., Gleich, T., Lorenz, R. C., Lindenberger, U., & Gallinat, J. (2013). Playing Super Mario induces structural brain plasticity: gray matter changes resulting from training with a commercial video game. Molecular Psychiatry, 19(2), 265-271. https://doi.org/10.1038/mp.2013.120
  • Marriott, M. (2005, febrero 24). We Have to Operate, but Let’s Play First. The New York Times. https://www.nytimes.com/2005/02/24/technology/circuits/we-have-to-operate-but-lets-play-first.html
  • Rosser, J. C., Lynch, P. J., Cuddihy, L., Gentile, D. A., Klonsky, J., & Merrell, R. (2007). The Impact of Video Games on Training Surgeons in the 21st Century. Archives of surgery, 142(2), 181-186. https://doi.org/10.1001/archsurg.142.2.181
  • The influence of competitive and cooperative video games on behavior during play and friendship quality in adolescence. (2019). Computers in human behavior, 91, 297-304. https://doi.org/10.1016/j.chb.2018.10.023
  • The relationship between video game use and a performance-based measure of persistence. (2013). Computers & education, 60(1), 52-58. https://doi.org/10.1016/j.compedu.2012.07.003
  • Przybylski A. K., Weinstein, N. (2019). Investigating the Motivational and Psychosocial Dynamics of Dysregulated Gaming: Evidence From a Preregistered Cohort Study. Clinical Psychological Science. Volume: 7 issue: 6, page(s): 1257-1265 https://doi.org/10.1177/2167702619859341
  • Velez, J. A. (2015). Extending the theory of Bounded Generalized Reciprocity: An explanation of the social benefits of cooperative video game play. Computers in Human
  • Behavior, Volume 48, Pages 481-491. https://doi.org/10.1016/j.chb.2015.02.015
  • Velez, J. A., Ewoldsen, D. R. (2013). Helping Behaviors During Video Game Play. Journal of Media Psychology, 25, pp. 190-200. https://doi.org/10.1027/1864-1105/a000102.
  • Velez, J. A., Mahood, C., Ewoldsen D. R., Moyer-Gusé, E. (2012). Ingroup Versus Outgroup Conflict in the Context of Violent Video Game Play: The Effect of Cooperation on Increased Helping and Decreased Aggression. Communication Research. https://doi.org/10.1177/0093650212456202
  • Verheijen G. P., Stoltz S.E.M.J., van den Berg Y. H.M., Cillessen A.H.N. (2018). The influence of competitive and cooperative video games on behavior during play and friendship quality in adolescence. Computers in Human Behavior
  • Volume 91, Pages 297-304. https://doi.org/10.1016/j.chb.2018.10.023

Fuente: The Conversation

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