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Encuentro con un terapeuta

30 Publicaciones
  • Encuentro con un terapeuta

Paula José Quintero: “No hay tal cosa como ‘paciente difícil’ sino que hay ‘pacientes difíciles para mí’”

  • 24/01/2018
  • David Aparicio

Paula José Quintero es terapeuta en Fundación Foro, entrenada y mentora por el Behavioral Tech en Terapia Dialéctica Conductual — una de las terapias con mayor evidencia para el tratamiento del trastorno borderline; coautora de dos manuales clínicos: del primer manual latinoamericano de Terapia Breve de Activación Conductual para la Depresión y del Manual de Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) con Adolescentes; codirectora de los entrenamientos en Grupo ACT Argentina y también se desempeña como docente invitada en la Universidad Favaloro en Buenos Aires.

En Psyciencia tenemos el honor de contar con ella como columnista regular y de hecho, ella fue una de las primeros psicólogos en confiar en nosotros, allá por el año 2012, para publicar sus artículos. Gracias a ella hemos aprendido mucho sobre la estrecha relación entre la psicología científica y el trabajo que desarrollamos los psicólogos clínicos dentro del consultorio.

Esta semana tuvimos el privilegio de conversar un poco con Paula y conocer más acerca de su trabajo y su perspectiva de la psicología actual.

¿Dónde y por qué estudiaste psicología?

No tengo una idea muy formada de porqué estudié psicología. Sin embargo podría dar varias razones de porqué me hubiera dedicado a la docencia y a la veterinaria, que estudié por poco más de un año, que son dos carreras que definitivamente pensaba para mí. Un día, tirada en mi cama mirando el techo — práctica que me era habitual por aquellos años — apareció la idea de estudiar psicología. Fue una idea que más bien vino sola, sin demasiados contenidos adicionales. Fui a mi sesión de terapia esa semana con mi queridísimo Dr. Salimena (que no es conocido pero aprovecho para hacerle un reconocimiento) y apenas le conté este pensamiento — porque de veras no era más que una idea — me dijo “Pero ¡por supuesto!”. Recuerdo que incluso dejó a su gato en el suelo — atendía siempre con él sobre el regazo — se incorporó de su sillón sonriendo y levantó sus brazos hacia arriba. Salimena estaba festejando. Para mí fue suficiente. Ese día salí del consultorio con una pila de libros que tuve que sostener con ambos brazos.

Los aburrí con esta historia porque me gusta contarla ya que no se trata de una historia de una gran vocación desde el comienzo. Encontrar la “vocación” es un tema muy doloroso y difícil para muchos. Quiero compartir otra versión: podés no tener una vocación inclaudicable y aún así sentir pasión por lo que hacés y dedicarle lo mejor de vos.

Estudié en la Universidad de Buenos Aires, orgullosa de concurrir a la Universidad Pública, más allá de algunas decepciones que fueron llegando con la cursada.

¿Cuántos años llevas trabajando como psicóloga?

Desde que empecé la Residencia en el hospital — manera intensa de comenzar, si las hay — hace 13 años.

¿En qué área te desempeñas?¿Cómo terminaste trabajando allí?

No tengo un sólo ámbito, pero si tuviera que elegir uno solo diría que me dedico a la psicología clínica, aunque no es la actividad que en este momento me ocupe el mayor tiempo de trabajo. La vocación docente finalmente ganó terreno y gran parte de mi actividad laboral implica dar clases y entrenamientos a terapeutas. Si tengo que contar cómo terminé trabajando en estas cosas tendrían que editar la respuesta porque sería larguísima, pero creo que, básicamente, llegué ahí porque hubo gente confió en mí para estas tareas. Ahora estoy pudiendo dedicar un poco más también al área de investigación, que me interesó desde el comienzo. También me dedico a escribir sobre psicología. Es el maleficio de aquellos a los que nos interesa un poco todo. Me gusta todo dentro de la psicología y no soy muy buena en ninguna cosa, digamos.

¿Qué es lo que más amas de tu trabajo como psicóloga?

Yo creo que, básicamente, lo que me gusta es la conversación. Todo lo que hago implica conversar, incluso cuando escribo, hay un diálogo en mi cabeza con la potencial lectora o lector. Tengo mucha curiosidad por el mundo de los humanos, y conversar es la mejor vía que encontré para conocer. Siento que esta profesión es un lugar privilegiado para conocer y el consultorio, el aula, son lugares óptimos para que esta conversación suceda. Podría decir también que siento una gran afinidad con las personas que sufren y grandes deseos de ayudar, lo cual también es cierto.

¿Cuáles son los aspectos más desafiantes de tu trabajo?

Creo que el mayor desafío se me presenta en la clínica y tiene que ver conmigo, no con mis pacientes. Trabajo con personas con desregulación emocional, mayoritariamente mujeres. Lo más difícil es escuchar algunos relatos de vida en donde la extrema invalidación está presente. El desafío es encontrar un balance entre conectar y validar y aun así trabajar para el crecimiento personal de la consultante, aun cuando tenga buenas razones para no querer intentar.

El desafío menor también tiene que ver conmigo: lidiar con mis propios pensamientos difíciles mientras hago las cosas que son importantes para mí. Pero supongo que esos me acompañarían siempre, haciendo este trabajo y también cualquier otro.

¿Alguna vez has sentido que te quedaste sin recursos para ayudar a un paciente?¿Qué haces en estos casos?

Hablando de mis pensamientos difíciles, nunca me he sentido totalmente confiada de mis recursos así que, en mi cabeza, esa es una experiencia bastante habitual. Tengo la suerte de tener un equipo de consultoría con el cual nos reunimos una vez por semana justamente para ayudarnos cuando nuestros recursos no alcanzan. ¡Incluso para ayudarnos con nuestros pensamientos difíciles! Se trata de un espacio en dónde lo que supervisamos es el accionar del terapeuta y sus dificultades. Sostenemos algunos principios en el equipo y uno de ellos es el de “somos falibles”. De modo que lo primero que hago cuando me siento sin recursos es tratar el tema en mi equipo. De ahí pueden surgir muchas alternativas, la mayoría muy útiles.

¿Cómo estructuras la primera entrevista con un paciente?

Ah! tengo una lista muy concreta de cosas que quiero preguntar pero que quedarán para sesiones posteriores. No la estructuro de ninguna manera. Desde hace algún tiempo dedico la primer entrevista sólo a escuchar al consultante. Cómo venga, diga lo que diga, en el orden en que prefiera. Porque lo primero que quiero comunicar es que puedo estar presente escuchando. Ese es el mensaje que quiero dejar en una primera sesión. Y eso es lo que intento cultivar. Para eso necesito practicar aceptación de mis propios ímpetus, no es fácil pero mi experiencia — la cual no sirve de mucho como evidencia, lo sé — me dice que es la mejor de comenzar.

¿Qué enfoque o enfoques elegiste para trabajar y por qué?

Utilizo modelos conductuales, por ponerlo simple. He estudiado y sigo estudiando sobre DBT (Terapia Dialéctico-Conductual), ACT (Terapia de Aceptación y Compromiso) y Activación Conductual. Cuándo pienso en por qué elegí esos modelos la respuesta más honesta es “porque sí”. Pero como la honestidad muchas veces aburre, voy a intentar una respuesta más decente. En primer lugar, no son modelos que elegí para siempre, son modelos que uso. Esto quiere decir que hay posibilidades de que en el futuro use otros, ya que si las cosas van bien estos modelos serán superados.

Se trata de enfoques que no tienen un modelo previo sobre cómo se debe vivir. En este sentido son enfoques que, bien utilizados, se orientan completamente a la definición que cada consultante tenga de lo que implica una vida con sentido. Practican un profundo respeto por los valores personales de cada persona y escapan a definiciones universales sobre lo que está bien o mal, es correcto o incorrecto en términos absolutos. Tienen foco en la conducta efectiva más que en la verdad o racionalidad — son modelos basicamente pragmáticos. Creo que la supuesta racionalidad de los seres humanos está sobrevaluada. La ciencia evolutiva tiene cosas muy interesantes que decir respecto a cuales podrían haber sido las funciones de nuestra “racionalidad” y todas están bastante lejos de “la búsqueda de la verdad”, por cierto.

El desafío es encontrar un balance entre conectar y validar y aun así trabajar para el crecimiento personal de la consultante, aun cuando tenga buenas razones para no querer intentar

Por otro lado, se trata de modelos no juiciosos ni peyorativos respecto al sufrimiento que proponen un terapeuta que se ubica en una posición de igualdad con sus consultantes. También comparten la base en la investigación básica, algo que le pediría a cualquier psicoterapia, de manera más o menos exigente dependiendo del caso.

Si tuviera que resumirlo, diría que prefiero enfoques ideográficos por sobre los nomotéticos y creo que con eso estoy diciendo bastante.

En tu opinión, hay algún factor específico que ayude a la mejoría de la mayoría de los pacientes (en el terapeuta y/o el paciente), ¿cuál?

Tengo que decir Exposición, no tanto porque lo crea sino porque capaz logro que algunos terapeutas que desconocen el recurso se pongan a investigar y leer más sobre eso.

¿Cuáles crees que son las habilidades más importantes que debe tener un terapeuta?

Curiosidad. Lo cual implica muchas cosas que admiro de un/a terapeuta: estar presente, aceptación e interés genuino.Y la pienso aplicada a la clínica y también a la formación del terapeuta.

¿Cuál/es es el mejor libro sobre psicología o terapia que hayas leído?

¿No tenían una pregunta más difícil de responder? Va con cariño.

No estoy segura de que sea el mejor pero sí uno que en su momento tuvo mucho impacto en mí como terapeuta: Cognitive-Behavioral Treatment of Borderline Personality Disorder de Marsha Linehan. Ahí básicamente van a encontrar casi todas las cosas que funcionan en psicoterapia. Y además fue el libro que más libros me llevó a leer, lo cual no es poco.

No puedo dejar de mencionar, además, a 50 Great Myths of Popular Psychology: Shattering Widespread Misconceptions about Human Behavior de Scott Lilienfeld y colaboradores. Creo que ese libro le hace bien a nuestro campo, en muchísimos sentidos.

¿Qué libro o investigación estás leyendo actualmente?

En estos días estoy leyendo bastante sobre Interteaching. Básicamente se trata de una manera diferente de enseñar en el aula y de aumentar la involucración de lxs alumnxs en el proceso de aprendizaje. Me enteré de su existencia por Kelly Wilson, que es uno de los creadores de ACT que a su vez se dedica a la docencia. El mencionó este recurso y me puse a leer más. Consiste en un formato en donde los roles habituales (profesor/a que habla, alumnx que escucha) desaparecen como tales. Me parece una propuesta sumamente interesante y estoy pensando cómo probar algunas de estas cosas en mis clases.

¿Qué haces para evitar el burnout en tu trabajo o cuando atiendes a un paciente “difícil”?

Depende. Creo que no hay tal cosa como “paciente difícil” sino que hay “pacientes difíciles para mí” así que tendré que ver en ese caso qué me es dificil a mí en esa situación particular. De acuerdo a eso, supongo que lo que hago es intentar aplicar algunos principios que trato de entrenar en mis consultantes, como guiarme por valores trabajando sobre los obstáculos que aparezcan para mi en esa situación. En esa dirección algo que me es muy util es asistir a clases, talleres o cursos. Aprendo recursos de otros terapeutas y se me renueva el interés por intentar nuevas formas de afrontar mis dificultades. Lo que sí trato de hacer es dedicarme a otras cosas dentro de la psicología y no sólo a la clínica y eso quizá también ayude.

Quiero aclarar que esto vale para cuando uno puede manejar sus tiempos. Creo que el burnout es consecuencia muchas veces de malas condiciones laborales para los profesionales de la salud. Cuando el factor principal es político/social, creo que es perverso dejar en manos de los mismos profesionales la responsabilidad de lidiar con el burnout. En esos casos necesitamos pensar nuevas políticas que impliquen mejores condiciones laborales. Quiero decir que si se fuerza a los trabajadores a atender pacientes sin descanso durante 12 horas o los horarios de guardia no respetan las capacidades, no tiene mucho sentido ofrecer un curso de mindfulness para estas personas. Lo que se necesita es crear las condiciones necesarias para que puedan brindar una buena atención sin quemarse en el intento.

¿Cual es el psicólogo/investigador o académico que más admiras?

Tengo que decir B. F. Skinner, por las mismas razones por las que sugerí Exposición más arriba.

Realmente soy muy mala para responder a este tipo de preguntas, disculpas.

En tu opinión, ¿cuál es el mayor obstáculo que afronta la psicología?

Más que de obstáculos voy a hablar de desafíos.

Respecto a la psicología clínica, que los buenos tratamientos lleguen a las poblaciones vulnerables.

Respecto a la investigación, que el conocimiento científico circule, en lugar de convertirse en negocio para unos pocos. Estoy a favor del acceso abierto, por razones obvias.

Y respecto a la psicología en general, dos cosas. Que tengan mayor visibilidad las mujeres. Esta es una profesión en donde la mayoría son mujeres pero pareciera que el protagonismo se lo lleva el hombre blanco norteamericano. Pero este es un problema que probablemente exceda el campo de la psicología. Además, creo que la psicología debería poder ganarse un lugar en la mesa de discusión de políticas sociales. La psicología ha desarrollado buenas maneras de cambiar el mundo para mejor, sería genial que algunas de esas cosas puedan considerarse.

¿Qué le recomiendas a los psicólogos que recién inician?

Yo no recomendaría nada, porque no creo que mis recomendaciones valgan de algo. Lo que sí puedo decir es lo que me gusta ver sucediendo: me gusta el escepticismo bien entendido.



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  • Encuentro con un terapeuta

Cambiando el mundo con la ciencia conductual: entrevista con Anthony Biglan

  • 03/01/2018
  • Fabián Maero

Habitualmente, el papel de la psicología suele asociarse a la clínica o a de procesos individuales o a lo sumo grupales; el psicólogo es a quien se llama cuando existe algún tipo de sufrimiento psicológico o problema organizacional, pero rara vez se lo vincula con un impacto directo sobre las comunidades ni con prácticas culturales, cambio climático o la sociedad en general.

Anthony Biglan es una perfecta refutación de esa creencia.

Es un psicólogo e investigador que hace un par de años publicó un libro que instantáneamente se ha convertido en un clásico: The Nurture Effect: How the Science of Human Behavior Can Improve Our Lives and Our World. El subtítulo del libro (“Cómo la ciencia de la conducta humana puede mejorar nuestras vidas y el mundo”) podría muy bien funcionar como el resumen del trabajo que ha estado llevando a cabo durante el último medio siglo.

Anthony ha trabajado intensamente en el desarrollo de aplicaciones de ciencia conductual en prevención e intervenciones comunitarias. Trabajando desde un marco teórico conductual, su carrera es un muestrario de lo que el conductismo (para decirlo más propiamente, la ciencia conductual), ha ofrecido a la comunidad, abarcando escritos e intervenciones en áreas como programas de parenting, prevención de tabaquismo, intervenciones para conductas sexuales de riesgo, soporte de conductas positivas en escuelas, intervenciones sobre bullying, conflictos familiares, desarrollo de conductas prosociales en barrios y comunidades, sustentabilidad, regulación del capitalismo, cambio de prácticas culturales, y un largo etcétera. Actualmente está liderando una investigación sobre estrategias comunitarias multidimensionales para prevenir consumo de alcohol en menores, y participando en otra en la cual investigan apoyo de pares y prosocialidad para reducir abuso de sustancias en alumnos de secundaria. Un espíritu amplio y activo.

Lo escuchamos personalmente por primera vez en Sevilla este año, en un panel en el congreso mundial de la ACBS. Anthony despliega un estilo enérgico y poco ortodoxo frente a su audiencia. Habitualmente el disertante habla y los asistentes escuchan; Biglan en cambio pasó la mayor parte del tiempo preguntando y escuchando lo que los asistentes tenían para decir respecto a los problemas y desafíos vinculados con ciencia conductual, prevención y comunidad en sus respectivos países. Esta entrevista surgió de ese panel, allí invitamos a Tony a llevarla a cabo, como una forma de poner nuestro grano de arena —haciendo lo que menos mal nos sale—  para construir una psicología más conectada con los desafíos actuales.

Read the English version here.


(Fabián Maero) Hola Tony, gracias por acceder a esta entrevista, es un honor poder hablar contigo. Para empezar, quisiéramos saber un poco más sobre tu contexto. ¿En dónde has crecido?

(Anthony Biglan) Nací en Brooklyn, Nueva York, el 6 de junio de 1944, el día en que los Aliados invadieron Normandía. Siempre pensé que era especial por eso. Cuando mi padre abandonó el FBI al final de la segunda guerra mundial nos volvimos al pueblo de mi madre, Scranton en Pennsylvania. Viví ahí hasta el segundo año de la escuela secundaria, cuando nos mudamos con mi madre y dos hermanas a Rochester, Nueva York, en donde mi madre pudo conseguir un mejor trabajo como enfermera.

Sabemos que comenzaste tu carrera siendo psicólogo social, ¿qué te llevó a elegir ese campo, y por qué trabajar en el área de prevención?

Me inscribí en el programa de graduado de psicología social en parte porque no pensé que podría ser aceptado en el programa de psicología clínica. Además, me gustaba psicología social porque lidiaba con temas sociales importantes. Sin embargo, mi estudio de grado en psicología social fue una decepción. La psicología social se había enfocado mucho en investigación que no lidiaba con los problemas importantes de ese momento. Mi doctorado era en psicología organizacional. Estudié la organización de los departamentos de las universidades, y en el proceso desarrollé un análisis de las características de las áreas académicas que aún se usa ampliamente. Lo pueden encontrar si buscan en google “modelo Biglan”.

Derek Reed, en una reseña de tu libro The Nurture Effect en el journal The Behavior Analyst, escribió “En muchos sentidos The Nurture Effect es una réplica a Más allá de la libertad y la dignidad, de Skinner, y Coercion and its Fallout, reseñando las vías por las cuales el conductismo humanista puede resolver los problemas actuales a través de un abordaje nutriente basado en consecuencias positivas” Pero en el libro, has escrito “Inicialmente, me opuse fervientemente al conductismo”. ¿A qué se debió esa oposición, y qué te hizo cambiar de idea?

Como la mayoría de las personas en ese momento, estaba convencido de que BF Skinner era una amenaza a la libertad humana. Su argumento de que la conducta humana está determinada parecía implicar que las personas no tienen ninguna autonomía. Como un ferviente libertario civil (yo era parte del consejo de la Unión de Libertades Civiles de Washington) me opuse fuertemente a cualquier cosa que pareciera amenazar la libertad humanas.

Sin embargo Bob Kohlenberg me hizo leer algo del trabajo de Skinner. Mi tesis doctoral sobre las características de las áreas académicas me había enseñado que las llamadas ciencias duras, tales como física, química, y biología, como también los campos aplicados vinculados como ingeniería, se agrupaban en un extremo de la dimensión que inicialmente llamé la dimensión Duro-Blando. Sin embargo, luego de leer La estructura de las revoluciones científicas, de Thomas Kuhn, me di cuenta de que la dimensión podía ser razonablemente llamada paradigmática-no paradigmática. La psicología estaba del lado no-paradigmático de la dimensión.

Esto me preparó para reconocer que lo que Skinner proponía era un paradigma para la psicología. Esto es, estaba sosteniendo que todos los aspectos de la conducta humana podían ser entendidos en términos de selección por consecuencias.

Ya que lo mencionamos, quisiera decir que, por mucho, The Nurture Effect es uno de los libros más fascinantes que he leído en los últimos años. Como Reed elegantemente escribió: “ofrece una cornucopia de lo que la ciencia conductual ha hecho; pero sobre todo, bosqueja qué más puede hacer la ciencia conductual por los problemas sociales emergentes”. ¿Qué te inspiró a escribir ese libro, y por qué ahora?

Siempre he estado interesado en la perspectiva más amplia —cómo cualquier línea dada de investigación encaja con el corpus más amplio de investigación en la conducta humana. Y dado que Skinner me convenció de que una ciencia completa de la conducta humana debería permitir la predicción e influencia de cualquier conducta, mi investigación y práctica ha cubierto un gran rango de tópicos, incluyendo intervenciones familiares, intervenciones escolares, e intervenciones comunitarias. Y las intervenciones han involucrado tanto tratamiento como prevención.

Una vez que adopté el marco de trabajo básico Skinneriano hacia 1971, me vi posibilitado de participar en una revolución en la aplicación de métodos científicos sobre todas las facetas del comportamiento humano. The Nurture Effect fue escrito originalmente como un relato de mis experiencias presenciando el desarrollo de esa ciencia.

Creo que muchos científicos conductuales, dado que se concentran en un conjunto reducido de temáticas, no siempre perciben cuántos progresos hemos hecho. En mi libro, trato de explicar ese progreso de una manera accesible

El público suele considerar que los campos STEM (ciencia, tecnología, ingeniería, y matemáticas), como las disciplinas más importantes o relevantes para el desarrollo y crecimiento de una sociedad. Pero hace un par de años leí un artículo tuyo con un título intrigante: “La ciencia de la conducta quizá resulte ser nuestra ciencia más importante”, ¿podrías explicar por qué pensás eso?

Bueno, consideremos los problemas que más amenazan nuestro bienestar: control de armas nucleares; reducciones en guerras, crímenes, “trastornos mentales”, fracaso académico, abuso de drogas, y evitar más cambio climático. Todos esos son problemas de la conducta humana. Para resolverlos necesitamos la ciencia de la conducta humana. Consideremos también que varios de los problemas más significativos son resultado de las ciencias físicas —cambio climático, guerras que pueden acabar con la vida de millones, armas nucleares. Es la ciencia conductual lo que se necesita para controlar la conducta de las personas que pueden hacer mal uso de los resultados de otras ciencias. Esto, de paso, es básicamente lo que Skinner escribió en Ciencia y Conducta Humana, que escribió cuando la posibilidad de aniquilación nuclear estaba volviéndose cada vez más clara.

Si pudieras elegir cualquiera de las intervenciones conductuales descriptas en tu libro para decir “este es el motivo por el cual este trabajo es relevante, esto es lo que podemos hacer” a las personas a cargo de las políticas, ¿cuál elegirías?

Todas las intervenciones que reducen la coerción.

¿Cuál dirías que es el malentendido más frecuente que las personas tienen sobre la ciencia conductual en general y tu trabajo en particular?

Los ataques más estridentes hacia el conductismo están mayormente apagados. Creo que lo más notable que las personas que no son científicos conductuales pasan por alto es la importancia de las consecuencias. Es fácil ver cómo los antecedentes afectan la conducta, pero tuvimos que esperar hasta la segunda mitad del siglo XX para poder mostrar que la conducta humana es función de sus consecuencias.

En The Nurture Effect defendés la necesidad de reformar el capitalismo, de crear “una forma de capitalismo que sea más protectora y nutricia, una en la cual las personas puedan ser más prosociales y productivas y en la cual se dé un valor más grande al bienestar de cada miembro de la sociedad”. ¿Creés que el capitalismo es aún una opción viable hoy? Y si ese es el caso, ¿qué crees que es necesario para lograr esas metas?

¡Me alegra que preguntaras eso! Estoy escribiendo un libro sobre evolucionar hacia una forma más protectora y prosocial de capitalismo. El capitalismo es un sistema que crea consecuencias para la innovación y eficiencia. Entrega eso que promete. En mi libro bosquejo un marco de salud pública para regular el capitalismo en términos de las consecuencias de una práctica comercial dada. Si creás un producto que daña a las personas (cigarrillos, por ejemplo), necesitamos organizar contingencias de modo que esa práctica no sólo no genere ganancias, sino que tenga costos a través de multas o cargos criminales.

¿Te preocupan las posibles consecuencias no deseadas del uso de ciencia conductual?

¡Absolutamente! Cualquier ciencia puede ser usada para el bien de los demás o para propósitos egoístas o dañinos. Debemos aplicar los principios de la ciencia conductual a este problema, de manera que las contingencias favorezcan actuar en interés de las otras personas y en última instancia del planeta entero.

Leyendo tus artículos, es obvio que no temés pensar en grande. Usás títulos tales como “Quizá podemos prevenir el terrorismo”, “Cómo evolucionan las prácticas culturales orientadas al futuro y cómo podemos acelerar su evolución”, “Evolucionando una sociedad más protectora para prevenir experiencias infantiles adversas”, y así. ¿Qué pensás que nosotros —las personas trabajando en el campo de la psicología y la ciencia conductual— necesitamos hacer para tener un impacto más grande en la sociedad en general? ¿Qué cambios o nuevas direcciones?

Estoy refiriéndome a eso en mi nuevo libro. Si leés mi artículo con Dennis Embry, bosquejamos un marco de trabajo de salud pública que identifica las mayores amenazas al bienestar y esboza lo que la ciencia conductual tiene para ofrecer al respecto. Creo que la ciencia conductual necesita una gran coalición que abarque las varias organizaciones de ciencia conductual, y que aprendamos a hablar con una sola voz sobre lo que la ciencia conductual tiene para ofrecer.

Para tomar un ejemplo, ¿quién escribe las leyes? Creo que las profesiones dominantes en las legislaturas son las de abogacía y comercio. ¿Qué tan informados están sobre salud pública? ¿Qué tan comprometidos están a incrementar la prevalencia en la población general de personas viviendo vidas saludables y productivas en relaciones prosociales con otros?

Los científicos conductuales (en todas sus variantes), necesitan dar un paso adelante y comenzar a tomar parte en el liderazgo de las sociedades de manera que podamos evolucionar hacia sociedades más protectoras. Por ejemplo, las escuelas de leyes deberían requerir cursos en ciencia conductual.

¿Qué te gustaría ver en el campo dentro de cinco años?

La comunidad de ciencia conductual hablando con una misma voz sobre cómo podemos evolucionar familias, escuelas, vecindarios, lugares de trabajo, y comunidades, más protectoras y cuidadoras.

¿Querrías agregar algo más?

¡Me encantaron las preguntas!

Te queremos agradecer por tu tiempo.

¡Gracias a ustedes!



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  • Encuentro con un terapeuta

«Existe una marcada dificultad para indagar sobre la historia de maltrato infantil», Miguel Vallejos

  • 10/11/2017
  • David Aparicio

Miguel Vallejos es psiquiatra especialista en psiquiatría y medicina legal con amplia experiencia en docencia y con carrera hospitalaria desde sus primeros pasos como médico. En su recorrido laboral ha presentado gran interés en trabajar con personas privadas de su libertad y las consecuencia por los maltratos y abusos que las mismos narraban padecer en su historia vital. Actualmente está presentando su primer libro: Maltrato infantil en personas privadas de su libertad, publicado por la Editorial Académica Española y es lo que nos convoca a conocer un poco más sobre su historia.

¿Cómo fue tu recorrido laboral como psiquiatra?

Comencé mi formación como profesional en Salud Mental, en el año 2004, cuando inicié mi residencia en psiquiatría en el Hospital J. T Borda. Mi vínculo profesional y afectivo con el hospital lo continúe, después de 4 años de residencia, realizando una beca honoraria, trabajando ad honorem, hasta que gané un concurso de médico de planta en el año 2013.

Aspiro a haya una mayor visibilidad de los efectos graves y significativos en la estructuración psíquica y en el neurodesarrollo de niños que han sido abusados

En el año 2006 empecé a trabajar en una institución, atendiendo a personas que presentaban síntomas psíquicos relacionados con eventos traumáticos o disruptivos y a partir de de ese momento empecé a capacitarme y profundizar sobre los efectos psíquicos de eventos traumáticos en los adultos. A su vez, en el año 2008 empecé a trabajar en el Programa Nacional de atención al interno con enfermedad mental grave, posteriormente denominado Programa Interministerial de Salud Mental Argentino (PRISMA) perteneciente al Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, en donde cumplí funciones de coordinación y asistenciales. Conformábamos equipos interdisciplinarios para brindar acompañamiento y tratamientos a personas privadas de su libertad, ya sean las declaradas inimputables o condenadas por diferentes delitos, quienes presentaban un alto nivel de vulnerabilidad biológica, psíquica y social, teniendo en cuenta tanto su historia vital como su realidad cotidiana en un institución totalitaria.

También desde hace algunos años complemento mi función asistencial con la docencia en diferentes Universidades, lo cual me permite conectarme y aprender de las diferentes perspectivas e inquietudes de las nuevas generaciones de médicos, psiquiatras y psicólogos.

¿Cuándo se formó tu interés por el maltrato infantil? Comenzaste a trabajar con personas privadas de su libertad previo a tener este interés?

Comencé a prestarle una mayor consideración y dimensión a las implicancias del maltrato infantil, cuando ya llevaba, aproximadamente, unos dos años trabajando con personas detenidas y luego de varios años de trabajar con sujetos con padecimientos mentales graves en el Borda.

En esos momentos, me estaba formando en un posgrado de terapia cognitiva y además ya llevaba varios años trabajando con pacientes que presentaban síntomas psicológicos graves, en quienes había observado los efectos producto de sufrir eventos traumáticos. Esto me llevó a comprender que una historia vital infantil traumática, vínculos de apego disfuncionales y el modo de cómo los pacientes habían atravesado su infancia influía en la estructuración psíquica y en los síntomas clínicos que presentaban.

Acaba de salir tu libro, “Maltrato infantil en personas privadas de la libertad: Aspectos neurobiológicos, psicológicos, criminológicos y terapéuticos”; ¿cuál fue el disparador para escribir sobre un tema tan controversial, el cual se considera tabú para muchos profesionales y no hay tanta información disponible al menos en el país?

Yo creo que mi interés en trabajar, investigar y escribir sobre el tema se relaciona con mi historia y con mi formación profesional, ya que desde mis inicios como psiquiatra he acompañado a personas que presentaban una elevada prevalencia de eventos traumáticos infantiles y que, a su vez, habían crecido en ambientes disfuncionales y disruptivos. Aspiro a haya una mayor visibilidad de los efectos graves y significativos en la estructuración psíquica y en el neurodesarrollo de niños que han sido abusados, golpeados y abandonados y, también, de que los profesionales puedan tomar más conciencia de la imperiosa necesidad de indagar de forma profunda y adecuada sobre la historia vital infantil de los pacientes.

En las sociedades donde hay mayor tolerancia a la violencia y reivindicación del castigo físico como una forma de educar y “corregir conductas anormales

Notaba que cuando indagaba sobre la historia infantil y sobre el vínculo de los pacientes con sus padres/cuidadores empezaba a escuchar narrativas fragmentadas, desoladas e impregnadas de múltiples escenas de abusos. A su vez, advertía que los profesionales no indagábamos sobre la historia de maltrato en profundidad, no ahondábamos en su narrativa, en parte, creo que, por miedo, ignorancia o al minimizar los efectos de estos acontecimientos, a pesar de los indicios o sospechas de episodios de abusos infantiles. A medida que más me acercaba a personas que habían padecido infancias disfuncionales y/o traumáticas más podía observar el sufrimiento, la soledad, las cicatrices abiertas y el aislamiento emocional con el cual convivían, lo cual me motivó a embarcarme en una compleja y espinosa aventura hacia la comprensión y conexión con personas con maltrato infantil, lo cual consideraba que me iba a permitir acompañarlos y ayudarlos de una forma más apropiada.

Dentro de la información que has podido recabar ¿cúal consideras que es el contexto más favorable para que las situaciones de maltrato ocurran y qué acciones se podrían llevar a cabo para prevenirlo?

Hay varios autores que han podido ubicar diferentes factores que aumentan el riesgo de que los niños sufran maltrato infantil. Se los puede agrupar en varios niveles. Los principales factores relacionados con el niño (victima) son la edad, el sexo y padecer problemas físicos y/o psíquicos. Otros factores están relacionados con los padres y/o cuidadores, ya que se ha observado que si estos presentan determinados rasgos de personalidad, son jóvenes y tienen antecedentes de historia de maltrato infantil presentan más riesgo de maltratar a los niños. Otra variable a considerar se relaciona con la estructura, los recursos y la composición familiar, ya que se ha demostrado que se incrementa el maltrato en familias numerosas, desorganizadas, desestructuradas y con bajos recursos intelectuales y socio-económicos. También influyen las características culturales y sociales de la comunidad donde está inmerso el niño, ya que en las sociedades donde hay mayor tolerancia a la violencia y reivindicación del castigo físico como una forma de educar y “corregir conductas anormales” aumentan el riesgo de maltrato infantil.

Considero que las acciones que podrían disminuir el maltrato infantil deben ser implementadas por múltiples e idóneos actores, en diferentes escenarios y deben estar dirigidas hacia los distintos niveles donde acontece el maltrato infantil. Uno de los puntos, que considero de mayor importancia, es la necesidad de brindar explicaciones y definiciones claras sobre cuáles son las conductas consideradas como maltrato infantil y los efectos que producen en el niño. En algunos países, se les enseña a los niños, en las escuelas, que conductas por parte de los adultos son consideradas abusivas y se les brindan herramientas básicas para poder afrontarlas. Realizar campañas explicativas y de concientización a comunidades, padres y cuidadores sobre los derechos de los niños y los efectos psicológicos y neurobiológicos que se generan cuando se los maltrata, como por ejemplo al insultarlos, humillarlos y castigarlos físicamente.

¿Crees que es responsabilidad de los profesionales de la salud mental el escaso trabajo que se realiza por la prevención y la falta de disponibilidad de tratamientos/herramientas eficaces para realizar intervenciones que produzcan un cambio y una mejora en la calidad de vida de las personas que viven situaciones de maltrato en la infancia?

Considero que la elevada prevalencia de maltrato infantil, tanto en población general como en personas con padecimientos mentales y detenidas, es responsabilidad de los múltiples actores que forman parte de la comunidad. Con respecto a los profesionales de la salud, observo que existe una marcada dificultad para registrar e indagar sobre la historia de maltrato infantil, lo cual indefectiblemente va a influir en los tres niveles de prevención: primaria, secundaria y terciaria. En los últimos años los pediatras y profesionales de la salud mental que trabajan con niños y adolescentes han avanzado mucho sobre detección, diagnóstico y abordaje del maltrato infantil pero donde se ven los mayores obstáculos es en los profesionales que realizan tratamientos a adultos que presentan historia de maltrato infantil.

Varios autores han investigado y ubicado que existen diversas dificultades para indagar sobre el maltrato infantil en personas con padecimiento mental. En primer lugar, muchos profesionales no ubican la elevada prevalencia maltrato infantil. Lo cual conlleva que al no ser considerada relevante como posible factor etiológico y/o desencadenante de síntomas psicopatológicos, tampoco se le dará preeminencia como parte del abordaje terapéutico. En segundo lugar, existen sesgos en relación a los efectos de indagar sobre la historia de abusos en la infancia, ya que algunos profesionales aducen que preguntarle al paciente si sufrió un determinado abuso puede ser sugestivo y le generarían falsas memorias. Yo considero que para optimizar el nivel de investigación sobre el maltrato infantil se requiere una combinación de dos componentes: conocimiento (conocimiento y creencias) y comportamiento (habilidades).

¿En la actualidad existen tratamientos psiquiátricos o psicológicos disponibles con tasa elevada de eficacia?

Actualmente existen escasos abordajes psicoterapéuticos específicos centrados en los efectos conductuales y psicopatológicos del maltrato infantil a pesar de que los mismos han mostrado una disminución significativa tanto sintomática, en población general y en detenidos, como criminológica (disminuye la reincidencia) en personas detenidas.
Varios autores (Herman, 2004; Luxenberg, 2001) han diseñado abordajes terapéuticos específicos y eficaces para personas que presentan síntomas psiquiátricos graves y complejos relacionados con múltiples y continuos eventos traumáticos infantiles. Estos abordajes no han sido implementados en personas privadas de la libertad.

En las personas detenidas, los abordajes terapéuticos centrados en el maltrato infantil son más bien escasos, aunque han mostrado una moderada eficacia. En Estados Unidos se ha creado e implementado una modalidad de abordaje terapéutico, denominado GTR (Trauma-informed Gender Responsive Treatment), en mujeres detenidas con maltrato infantil y con problemas de consumo de sustancias. En este abordaje terapéutico tiene varias puntos fuertes: reconocimiento de la importancia de los eventos traumáticos en el desarrollo psicológico de las mujeres, evitar desencadenar reactivaciones de eventos traumáticos, y capacitar a los miembros del personal penitenciario para evitar que revictimicen y retraumaticen a las detenidas y para que estimulen los recursos de las pacientes para manejar sus síntomas relacionados con eventos traumáticos. A pesar de que existen abordajes terapéuticos específicos que han demostrado eficacia existe una notable dificultad de los profesionales para reconocerlos e implementarlos.

Para ir concluyendo, ¿Qué aprendizajes a nivel personal han resultado de trabajar con esta población?

Cuando me detengo a reflexionar sobre mi trabajo en la cárcel, ubico, en gran medida, las implicancias significativas de los vínculos interpersonales afectivos, tanto que constituyan factores etiopatogenicos como protectores. El trabajo me permitió dimensionar como personas con historias infantiles aberrantes y de desamparo, pueden, con una adecuada contención y acompañamiento, con amor y con compasión, atravesar y resignificar su sufrimiento, su martirio vital. Al implicarse en la historia vital de los otros, considero que se hace imprenscindible pensar, reflexionar y resignificar la propia historia personal, debiendo, uno, otorgarle un espacio muy importante al cuidado hacia uno mismo. Aprendí a dimensionar los efectos del maltrato infantil y que puede afectar varias áreas de la personalidad (psicológicas, neurobiológicas, sociales y conductuales), pero, también comprendí que no todas las personas que padecen maltrato infantil cometerán delitos o desarrollarán síntomas psicopatológicos.



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  • Encuentro con un terapeuta

Maria Celeste Airaldi: No es una “vergüenza” buscar supervisión, sino una señal de respeto por el paciente

  • 19/10/2017
  • David Aparicio

Bienvenidos a Encuentro con un terapeuta, nuestra renovada serie de entrevistas breves con la que podrás conocer la rutina de trabajo, intereses, libros favoritos y recomendaciones de psicólogos, psiquiatras, investigadores y especialistas de la salud mental. Conoce a más terapeutas y psicólogos en nuestro archivo de entrevistas.


María Celeste Airaldi es Psicóloga clínica, especialista en TCC y TREC. Directora del Centro Especializado en Psicología Sensorium (de Paraguay), Supervisora del Albert Ellis Institute de Nueva York, Miembro de la Junta Directiva de ALAPCO (2015-2018) y coordinadora nacional de ALAMOC y APICSA.

Por cuestiones de la vida no pude asistir a la conferencia que dió Maria Celeste el año pasado en el congreso de la ALAMOC en Panamá. Pero gracias a la tecnología y a los contactos en Facebook, pude tener una interesante conversación con esta comprometida terapeuta, en la que conocerás su rutina de trabajo y perspectiva en torno al estado de la psicología.

¿Dónde y por qué estudiaste psicología?

Supe que quería ser Psicóloga a los 15 años, cuando tuve la materia en la secundaria y me apasioné… con decirte que a los 16 ya había leído Seis estudios de Psicología de Piaget y desde ahí no paré.

Estudié en un poco por aquí y otro poco por allá. La Licenciatura la hice en la Universidad Católica de Paraguay (resido aquí desde que tengo 9 años). Luego, volví a Buenos Aires para hacer un Posgrado en TCC en la Universidad Favaloro y me convertí en Especialista en TREC por el Albert Ellis Institute de Nueva York, institución de la cual soy supervisora certificada. Actualmente, estoy haciendo mi tesis doctoral en la Universidad de Palermo, también de Buenos Aires.

¿Qué piensas sobre la preparación que le dan las universidades a los psicólogos en tu país? (qué se está haciendo bien, qué podría mejorar).

Infelizmente, el modelo hegemónico no responde a las necesidades de los psicólogos de hoy. No existe un énfasis en las psicoterapias basadas en la evidencia —¡muchos egresan sin siquiera haber oído este concepto!. Los programas de estudio requieren una revisión en la mayoría de las universidades, así como una mejor regulación del Ministerio de Educación sobre la carga horaria de algunas universidades, que lanzan al mercado profesionales de la psicología con una formación muy limitada.

“la” falencia es justamente la falta de discernimiento sobre qué es y qué no tiene apoyo empírico

Existe más bien un énfasis en la teoría, y pocas prácticas para los alumnos. En algunas instituciones esto parece ir cambiando: Gradualmente, se están renovando/actualizando profesores y ofreciendo más oportunidades de pasantías. Algo que veo floreciendo son las opciones de posgrado en lo que respecta a psicoterapias empíricamente validadas, lo que, en parte, ayuda a subsanar algunas limitaciones de la formación de grado, si bien me animo a decir que “la” falencia es justamente la falta de discernimiento sobre qué es y qué no tiene apoyo empírico (porque no se promueve el pensamiento científico en la formación de grado). Esto trae a colación que existe muy poca producción científica nacional en el área de psicología.

¿Cuántos años llevas trabajando como psicóloga?

Hace 12 años que terminé la carrera y, desde antes de egresar ya trabajaba en el área de psicología como auxiliar en evaluaciones psicológicas. Así que al menos 14 años, si no me falla la memoria.

¿En qué área te desempeñas? ¿Cómo terminaste trabajando allí?

Soy psicóloga clínica y dirijo un centro especializado en Psicología hace 10 años, además de ser docente universitaria y de posgrado. Mi trabajo principal hoy, tiene que ver con el entrenamiento y formación de colegas de la salud mental, tanto en el modelo de psicoterapias basadas en la evidencia como en la certificación en TREC/TCC emitida por el Albert Ellis Institute. Esto me lleva a realizar viajes por toda Latinoamérica, al menos 2 veces al mes. Combino esta tarea con mi accionar en la clínica cuando estoy en Paraguay.

¿Qué es lo que más amas de tu trabajo como psicóloga?

Son muchas cosas (¡amo lo que hago!). Sin duda, el poder saber que uno aportó algo para que una persona que estaba sufriendo tenga una mejor calidad de vida, no tiene precio. Actualmente, una de las cosas que más disfruto tiene que ver con mis viajes para dar las certificaciones. Esto me permite conocer personas de diferentes culturas, lo que implica hacer adaptaciones a las terapias empíricamente validadas, de maneras que se ajusten a las necesidades de los distintos pacientes. Me encanta todo lo que tiene que ver con educación y regulación emocional y ver cómo la expresión, nominación y validación de las emociones cambia en distintos entornos culturales es algo que me interesa muchísimo.

¿Cuáles son los aspectos más desafiantes de tu trabajo?

Precisamente lo relacionado a las variaciones culturales. No solo por lo que mencionaba de los viajes, pero también en el área clínica. Resido en una ciudad que es conocida por ser cuna de inmigrantes, y eso me ha llevado a atender pacientes de todo tipo, incluyendo hindúes, árabes y orientales. Me apasiona ver cómo, ante la misma problemática o trastorno, aunque se presenten los mismos síntomas, el contexto influencia de diferentes maneras, pero es desafiante en el sentido de que eso me lleva a tener que hacer ajustes en la aplicación de protocolos terapéuticos.

El poder saber que uno aportó algo
para que una persona que estaba sufriendo tenga una mejor calidad de vida, no tiene precio

Otro punto, en lo que tiene que ver con la clínica, es que (aunque está cambiando bastante) en Paraguay aún existe cierta resistencia en relación a acudir al psicólogo, entonces cuando muchos pacientes llegan a nosotros presentan cuadros crónicos y/o con múltiples comorbilidades, cosa que se pudiera haber evitado si se buscaba atención temprana. Es un trabajo de hormiga el que hacemos con mi equipo en lo que tiene que ver con psicoeducación y promoción de la salud mental, para evitar esta situación, pero aún para mucha gente es un tabú. Por este mismo tema, muchos pacientes suelen ser reacios cuando uno les propone hacer “tareas”, porque tienen la idea de que hacer terapia “es solo hablar” o que la responsabilidad de cambio es absoluta de la competencia del terapeuta. Eso quiere decir que tenemos que trabajar mucho más en el establecimiento de la alianza terapéutica y el empirismo colaborativo.

¿Alguna vez has sentido que te quedaste sin recursos para ayudar a un paciente?¿Qué haces en estos casos?

¡Muchísimas! Siempre digo que soy Psicóloga y no “todóloga”. Tengo muy claro que soy falible como terapeuta y que no tengo la capacidad de ayudar a todos, aunque me encantaría. En esos casos, he hecho varias cosas, pero principalmente buscar supervisión para tener una mirada objetiva del caso o derivar a alguien con más conocimiento en la problemática. Me ayuda mucho revisar las expectativas que tenía el paciente, porque a veces uno quiere más de lo que el propio paciente quiere (o puede), y es necesario ser realista sobre lo que viene a buscar al consultorio.

¿Cómo estructuras la primera entrevista con un paciente?

Para mí es muy importante saber a qué viene y qué busca: cuáles son sus expectativas e ideas de la terapia. Creo que es importantísimo que se operacionalicen los objetivos del paciente, porque los que vienen con ideas como “quiero ser feliz” o “ayudame a mejorar mi autoestima” después refieren que no ven mejorías en el tratamiento, porque capaz que lo él creía que lo hacía feliz no era lo mismo que tenía yo en mente. En este punto, creo que además de operacionalizar los objetivos, hay que alinearlos, teniendo claro los dos (el paciente y yo) a dónde queremos llegar.

Me ayuda mucho revisar las expectativas
que tenía el paciente, porque a veces uno quiere más de lo que el propio paciente quiere

Después, indago aspectos conductuales, emocionales, cognitivos, sociales y de funcionamiento en general, teniendo en cuenta su cultura y valores como marco de referencia. En muchos casos, suelo darles algunos cuestionarios de screening para que completen al salir de la consulta, para asegurarme de que no se me pasó ningún punto importante por alto.

¿Qué enfoque o enfoques elegiste para trabajar y por qué?

Estoy formada en TREC y TCC, y son los abordajes que suelen guiar mi atención clínica. Por qué? Por muchas razones, pero principalmente por los resultados a corto plazo, el sustento empírico y, específicamente en el caso de la TREC, por su enfoque en la validación emocional, la aceptación incondicional, la tolerancia y el humanismo. Me parece que estos aspectos son fundamentales para hacer una terapia más humana y realista, aun cuando el paciente esté pasando por situaciones realmente malas.

Pero como no creo en la todología, tengo muy claro que estos abordajes se quedan cortos para algunos pacientes. Lo fundamental es guiar la planificación terapéutica con criterios de terapias empíricamente validadas, así que la elección de con qué voy a trabajar depende, en gran parte, de lo que trae el paciente que tengo enfrente.

En tu opinión, ¿hay algún factor específico que ayude a la mejoría de la mayoría de los pacientes (en el terapeuta y/o el paciente), ¿cuál?

Creo que los factores comunes son muy importantes, especialmente la alianza y la empatía, son fundamentales, y, a veces, al poner mucho énfasis en los factores específicos se los deja de lado. Considero que otro componente que hace mucha diferencia es la validación del paciente, en todo sentido.

Cuáles crees que son las habilidades más importantes que debe tener un terapeuta.

¡Un montón! Elegimos un trabajo realmente difícil. Tenemos que ser cálidos, empáticos, atentos, dispuestos, sin perder criterio científico y objetividad. Además, sumale a eso las ganas de aprender y estudiar para toda la vida.

¿Cuál es el mejor libro sobre psicología o terapia que hayas leído?

¡Pregunta difícil! Hay muchos libros que marcaron. Razón y Emoción en Psicoterapia de Albert Ellis es uno de los clásicos que me hicieron un “click” al iniciarme en el modelo, y más recientemente, Emotion in Therapy de Stefan Hofmann me encantó, súper recomendado.

Sigan estudiando toda la vida, que desarrollen criterio científico y sean capaces de discernir sobre los tratamientos que aplican

¿Qué libro o investigación estás leyendo actualmente?

Ahora mismo ando entre La regulación de las emociones de José Miguel Mestre Navas y Rocío Guil Bozal, y Emotion Regulation in Psychotherapy de Robert Leahy, Dennis Tirch y Lisa Napolitano, y a las mañanas, mientras desayuno, Qué esperar cuando estás esperando (¡ja!), porque estoy a la espera de mi primera hija que llega en enero del 2018.

¿Qué haces para evitar el burnout en tu trabajo o cuando atiendes a un paciente “difícil”?

Disfruto mucho de ir al gimnasio a primera hora del día y es mi momento “celular free”. Otras cosas que me ayudan son salir a caminar con mi marido, hacer asados con amigos, ir al cine —¡me encanta!— y pasar tiempo en familia… pero sin duda, viajar de vacaciones es mi cable a tierra… trato de salir al menos 3 veces al año, aunque sean 5 a 7 días, pero es una forma de desconectarme y volver renovada.

¿Cual es el psicólogo/investigador o académico que más admiras?

Me gusta mucho el trabajo de Stefan Hofmann, porque me parece que es un investigador realmente objetivo. Daniel David y Ray DiGiuseppe son dos personas a quienes admiro, porque están trabajando mucho en promover el sustento empírico de la TREC.

Recomendado: Entrevista exclusiva a Stefan Hofmann, uno de los investigadores más importantes de la TCC.

En tu opinión, ¿cuál es el mayor obstáculo que afronta la psicología?

La falta de unidad y de criterio científico. ¿Conocés algún otro gremio que se pelee internamente como lo hacen los psicólogos? Esto, en vez de promover el discernimiento o la investigación, tiende a dividir a la profesión, debilitándola para el afuera, porque en vez de tratarse de debates científicos, se termina en discusiones personales. Específicamente en Latinoamérica, la limitada formación de los colegas que salen al mercado y la falta de producción científica, son dos grandes barreras con las que luchamos a diario.

¿Qué le recomiendas a los psicólogos que recién inician?

¡Tantas cosas! Siempre les digo a mis alumnos que al salir de la universidad recién empieza la formación! Que sigan estudiando toda la vida, que desarrollen criterio científico y sean capaces de discernir sobre los tratamientos que aplican, que conozcan sus limitaciones y sepan que se van a equivocar y mucho, que no es una “vergüenza” buscar supervisión, sino una señal de respeto por el paciente que tienen en frente, y sobre todo, que sepan perdonarse cuando no puedan ayudar a alguien.



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  • Encuentro con un terapeuta

Encuentro con un terapeuta: Javier Mandil

  • 05/10/2017
  • David Aparicio

Bienvenidos a Encuentro con un terapeuta, nuestra renovada serie de entrevistas breves con la que podrás conocer la rutina de trabajo, intereses, libros favoritos y recomendaciones de psicólogos, psiquiatras, investigadores y especialistas de la salud mental. Accede a nuestro archivo de entrevistas.


Javier Mandil tiene una tremenda calidez humana, un sentido del humor envidiable y es un psicoterapeuta que vive y respira la psicología. Javier trabaja como terapeuta especialista infanto-juvenil y codirector de la Fundación ETCI en Buenos Aires, Argentina. También es coautor del Manual de Terapia Cognitiva Comportalmental con niños y adolescentes; Terapia Cognitiva con niños y adolescentes – Aportes técnicos; Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) con Adolescentes y del libro publicado en inglés: CBT Strategies for Anxious and Depressed Children and Adolescents: A Clinician’s Toolkit. Le agradecemos a Javier por el tiempo que nos dedicó para esta breve conversación.

***

¿Dónde y por qué estudiaste psicología?

Estudié en la Universidad Pública. En esa época, principios de los 90, todavía era una especie de orgullo “humanista y de calle” ir a la universidad estatal en Argentina.

Qué piensas sobre la preparación que le dan las universidades a los psicólogos en tu país (qué se está haciendo bien, qué podría mejorar).

Lo de la Universidad Pública es un desastre. Sigue predominando el psicoanálisis de la escuela francesa, muy a contrapelo de las necesidades de los tiempos que corren. Creo que se trata de una cuestión político-institucional que impide el recambio. Hasta algunas corrientes heterogéneas de psicoanálisis moderno como el post-estructuralismo francés o la terapia psicodinámica basada en la evidencia sajona están vedadas en ese contexto. Debo mencionar un par de cátedras heroicas que diseminan las Terapias Cognitivas Conductuales en semejante entorno, gente como Eduardo Keegan y José Dahab, pero son la excepción por ahora. En las Universidades privadas la cosa está cambiando. La carrera de psicología de la Universidad Favaloro de orientación neurocognitiva y conductual, dirigida por Fernando Torrente es un claro ejemplo. También la visión integrativa de la Universidad de Flores, encabezada por Bernardo Kerman o las reformas al plan de estudios de UADE impulsadas por la gestión de Elena Scherb son ejemplos alentadores.

¿Cuántos años llevas trabajando como psicólogo?

18 años entre trabajos rentados y los heroicos inicios ad-honorem, que no daban ni para el sandwich de milanesa. Almorzábamos pasión en esa época, jeje.

¿En qué área te desempeñas?¿Cómo terminaste trabajando allí?

Si bien atiendo niños, jóvenes y adultos en mi práctica clínica, soy especialista en terapia infanto juvenil. Empecé a interesarme por el tema cuando hice prácticas en el equipo de Terapia Familiar Sistémica del Centro 1 a fines de los 90. Luego adjudiqué una residencia en clínica infanto juvenil, conocí a mi amigo Eduardo Bunge y otros colaboradores y empezamos a desarrollar herramientas adaptadas culturalmente, basándonos en los protocolos con base en la evidencia. Era algo que estaba faltando en Latinoamérica. Así que todo este trabajo partió, en el comienzo, de nuestras legítimas necesidades como terapeutas.

¿Qué es lo que más amas de tu trabajo como psicólogo?

Fascinarme con los diferentes universos personales. Sorprenderme una y otra vez con las posibilidades infinitas presentadas por la subjetividad en todas las edades. Un malentendido constante es que la importancia adjudicada a las generalidades, por parte de las terapias de base científica, obstruye el encuentro legítimo con esta subjetividad. Desarrollos como el constructivismo y últimamente, con mayor soporte empírico, las llamadas terapias de tercera generación, son un excelentes medios para vehiculizar este delicado balance. Por eso es importantísima su diseminación creciente.

¿Cuáles son los aspectos más desafiantes de tu trabajo?

Siempre digo que el tema que más estudié y del que menos conozco es la motivación de los consultantes para participar activamente en el proceso terapéutico. Me refiero a la tradicional “resistencia” o  “reactancia” versus la “colaboración y adherencia” y desde perspectivas más actuales, el posicionamiento pre-contemplativo y/o la ambivalencia motivacional. Es decir….tenemos un montón de teorías para entender el fenómeno e importantes tecnologías que orientan la conceptualización e intervención sobre el mismo. Pero nunca son suficientes. Y quizás no tengan porqué serlo, si uno lo piensa bien…después de todo, las motivaciones personales tienen que ver con lo más íntimo del ser. Entonces, quizás sea apropiado tener algunas herramientas para fomentar la alianza terapéutica, la adherencia al tratamiento, incrementar la disonancia cognitiva en pos de favorecer la apertura a información novedosa, realizar un cuidadoso análisis funcional de las contingencias contextuales a fin de promover el desarrollo de repertorios conductuales más flexibles…pero, al fín y al cabo, parafraseando un dicho popular de mi país: “el/la terapeuta propone y el/l@s consultantes disponen”.

¿Alguna vez has sentido que te quedaste sin recursos para ayudar a un paciente?¿Qué haces en estos casos?

¡¡¡Muchísimas!!! Lo confieso, a veces de puro obstinado uno intenta remarla esperando que las musas provean un recurso novedoso. Pero la mayor parte de las veces intento re-encuadrar mis expectativas de cambio ante la complejidad, evaluar costo/beneficio de que yo siga siendo el terapeuta y, caso contrario, vehiculizar una derivación a un profesional y/o contexto institucional más adecuado.

¿Cómo estructuras la primera entrevista con un paciente?

Me guío por los siguientes principios: las variables necesarias para desarrollar una formulación cognitiva y/o conductual, datos sobre co-determinates contextuales, histórico-evolutivos y neurobiológicos, si fuese necesario y organizándolo todo, la perspectiva de el/la/los/las consultante/s respecto al motivo de consulta y una operacionalización de los objetivos que busca/n alcanzar a partir del proceso terapéutico.

¿Qué enfoque o enfoques elegiste para trabajar y por qué?

Fui evolucionando. Primero las terapias familiares y estratégicas sistémicas, luego la terapia cognitivo conductual y actualmente tienen una gravitación importantísima en mi forma de trabajar las terapias conductuales de tercera generación. Las razones fueron y son las siguientes: interés por los contextos en que se desarrollan los motivos de consulta, importancia adjudicada al soporte empírico de las prácticas terapéuticas y respecto a los giros aportados por perspectivas como ACT y RFT, la importancia de favorecer el desarrollo personal y autónomo de los seres humanos, la radical valoración de la subjetividad y el sano cuestionamiento de los criterios normativos en salud mental.

El diagnóstico es un mapa estratégico amplio y aproximado que favorece la comunicación interdisciplinaria y un primer acercamiento estratégico a la experiencia clínica. Ni más ni menos. Los seres humanos somos mucho más que diagnósticos. Somos universos únicos y complejos, si se me permite abusar una vez más de esta licencia literaria.

En tu experiencia, hay algún factor específico que ayude a la mejoría de la mayoría de los pacientes (en el terapeuta y/o el paciente), ¿cuál?

No solo en mi experiencia, sino guiándome desde una perspectiva crítica en la literatura basada en la evidencia coincido en otorgar importancia a factores inespecíficos como la alianza, las expectativas positivas y las características de los consultantes así como prestar atención a la eficacia potencial de técnicas específicas para problemas delimitados en base a los hallazgos de la investigación científica.

¿Cuáles crees que son las habilidades más importantes que debe tener un terapeuta?

Capacidad de establecer buena alianza terapéutica, empatía, descentramiento, aceptación radical del otro en su diferencia, criterio científico para elegir las técnicas y humildad.

¿Cuál es el mejor libro sobre psicología o terapia que hayas leído?

¡Que pregunta difícil! te puedo contestar, más bien, 5 libros imprescindibles para una isla desierta: El tomo de Freud donde está Dinámica de la transferencia, Ciencia y comportamiento humano de Skinner, La táctica del cambio de Fisch, Weakland et al, El hombre en busca de sentido de Viktor Frankl y Terapia de aceptación y compromiso. Un abordaje conductual dirigido al cambio experiencial de Hayes, Strosahl & Wilson.

¿Qué libro o investigación estás leyendo actualmente?

Voy alternando. Al excelente libro Mastering the Clinical Conversation de Villatte lo sigo leyendo despacio y en profundidad, porque es complejo (no necesariamente difícil pero si aborda muchas dimensiones de la conversación terapéutica desde la perspectiva RFTl), alternándolo con varios papers sobre investigación en clínica infanto juvenil que presentamos en las reuniones de equipo de ETCI. Eduardo Bunge, director honorario de la institución, profesor de la Palo Alto University es un gran proveedor de datos actualizados. Muchos son sobre uso de tecnologías en psicoterapia, satisfacción de los consultantes, modelos modulares y transdiagnósticos, entre otras cosas.

¿Qué haces para evitar el burnout en tu trabajo o cuando atiendes a un paciente “difícil”?

Mindfulness, revisión de mis expectativas respecto al cambio terapéutico posible, gimnasio, matar muchos zombies en los videojuegos y zamparnos opíparas cenas con amigos.

¿Cual es el psicólogo/investigador o académico que más admiras?

¿Actualmente? Marsha Linehan y Steven Hayes, sin lugar a dudas.

En tu opinión, ¿cuál es el mayor obstáculo que afronta la psicología?

Mayor diseminación de terapias basadas en la evidencia a nivel mundial y facilitar el acceso de calidad a sectores poblacionales alejados de centros urbanos, con bajos recursos y/o en situaciones de vulnerabilidad.

¿Qué le recomiendas a los psicólogos que recién inician?

Que mantengan una perspectiva científica y crítica respecto al conocimiento, que modulen los fanatismos teóricos, que cultiven la flexibilidad, el contacto humano, la sensibilidad y el sentido común.



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  • Encuentro con un terapeuta

Lola no está sola: literatura para infancias libres – Entrevista a sus autoras

  • 13/07/2017
  • Paula José Quintero

Cuando me enteré de que Luciana, Romina y Mariana estaban trabajando en este proyecto, sentí mucha entusiasmo; las conozco lo suficiente como para estar segura de que el resultado final sería fantástico.

No me equivocaba. Lola no está sola, publicado por Editorial Sudestada y parte de la colección Granito de Arena, comenzó a ofrecerse hace poco más de un mes y ya ha tenido excelente repercusión no sólo en las niñas y niños y sus familias sino también en educadores y docentes.

Un poco más sobres las autoras

Luciana Cavaco es psicóloga. Se desempeña como psicóloga de guardia en un hospital público de Buenos Aires y como docente en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires.

Romina Kosovsky es psicóloga infanto-juvenil. Es co autora de Somos iguales y diferentes (una guía de prevención de prácticas discriminatorias para niñas y niños) y es docente en la Universidad de Buenos Aires.

Mariana Miracco es psicóloga y becaria de CONICET. También es docente en la Universidad de Buenos Aires.

La entrevista

¿Cómo surgió la idea del libro?

Mariana: La idea surgió cuando nos pusimos a buscar material para diseñar talleres de prevención de violencia de género para niños y niñas, padres y docentes. No encontramos casi nada que esté específicamente orientado a ese objetivo, y lo que había en su mayor parte era de otros países, tenía un lenguaje y una impronta cultural ajena a la nuestra. Nos pareció que estaba bueno poder aportar desde nuestra formación y experiencia, como profesionales y como mamás, para contribuir con esto y que haya más recursos para poder trabajar estos temas desde edades tempranas.

Romina: En realidad la idea surgió, como dice Mari, buscando material para dar talleres y desde ahí surgieron tres ejes temáticos: perspectiva de género, educación emocional y prevención de violencia. Lola no está sola se enmarca en el eje de perspectiva de género pero la realidad es que los tres ejes están absolutamente relacionados y se retroalimentan. O sea que la idea desde el vamos fueron varios temas y varios libros de cuentos que integren una historia con herramientas más técnicas.

Luciana: Lo interesante de los libros es que tienen la posibilidad de llegar a múltiples ámbitos por fuera del taller, y a una gran cantidad de niños y niñas. Esperamos que nuestros cuentos, a partir de sus personajes e historias, permitan pensar y conversar en familia, en la escuela o en el consultorio, sobre temas importantes para el desarrollo psicosocial de los niños, atendiendo a la educación emocional y la prevención de violencias, y aportando el soporte de las herramientas técnicas que mencionó Romi. Además el cuento, el relato de ficción, permite que niños y niñas se acerquen a los temas de una manera placentera, lúdica y en la medida de sus inquietudes.

En un ratito les quiero preguntar un poco más en profundidad sobre el tema del cuento, pero antes cuéntenme: ¿Han trabajado juntas antes? ¿Cómo resultó el proceso?

M: Yo había compartido espacios diferentes con cada una. Con Romi había compartido la tarea docente en la Facultad de Psicología durante algunos años, y con Lu la labor hospitalaria, durante mi residencia. Nos reencontramos con Lu como mamás en un evento infantil y conversamos acerca de mis ganas de hacer en algún momento talleres orientados a prevenir violencia de género en niñas y niños. Lu estaba planeando talleres para niños y niñas sobre otros temas. Compartíamos las ganas de hacer algo de eso, nos pusimos a investigar y a pensar cómo sería llevarlo a cabo. Al poquito tiempo, por esas casualidades de la vida, me reencuentro con Romi, y la invito a sumarse a este proyecto. Ella ya tenía experiencia en talleres para niños y niñas y en capacitaciones a docentes y demás. Con lo cual nos resultaba riquísima su experiencia y a ella le entusiasmó mucho el proyecto, así que se dio todo muy naturalmente. Entre anécdotas ligadas con la maternidad, y con el entusiasmo de poder armar algo que canalizaba inquietudes e intereses de las tres, fue muy fácil encontrar la forma de organizarnos para empezar a escribir y compartir las ideas y relatos que nos iban surgiendo.

Lola particularmente hace hincapié en la libertad de ser niña o niño de acuerdo a la propia singularidad, más allá de los estereotipos sociales sobre cómo deben ser

L: Si bien como dice Mari, es la primera vez que trabajamos las tres juntas, el proyecto es algo que nos convoca muy fuertemente a cada una y creo que eso nos conformó muy rápidamente como un equipo. El proceso fue muy fluido, con entusiasmo y compromiso, en lo particular lo disfruté mucho. Cada una pudo aportar algo diferente desde su propio recorrido en los temas, creo que nos complementamos muy bien.

R: Lo interesante fue que nos comenzamos a complementar muy bien y creo que esto fue por el respeto y admiración que nos tenemos. Creo que en ese sentido hubo algo de sororidad en relación al compartir, aliarse, cambiar una realidad y percibirse como iguales. Todo esto está muy presente en cada cuento porque es parte de la esencia de Granito de Arena.

¡Pues yo me alegro enormemente de que se hayan encontrado en este proyecto! Lola no está sola es un cuento para infancias libres. ¿Cuáles son las libertades a las que se refiere?

L: Lola particularmente hace hincapié en la libertad de ser niña o niño de acuerdo a la propia singularidad, más allá de los estereotipos sociales sobre cómo deben ser (a qué deben jugar, cómo deben vestirse o hablar) los niños y las niñas.

M: Tal cual, el derecho de cada niña o niño a elegir cuáles son sus gustos e intereses, más allá de cuál es su sexo y de lo que las personas adultas van ofreciendo y proponiendo como modelo. Una pregunta que teníamos es con qué modelos cuentan las niñas y niños para elegir con libertad y construir formas de relacionarse que sean sanas y enriquecedoras para ambos sexos.

R: Lola tiene varias vertientes pensándola desde las libertades. Como dijeron las chicas, el derecho a elegir como vestirse, a qué jugar y cómo jugar, la revisión de la idea romántica del príncipe salvador y las relaciones asimétricas. El poder revisar las ideas de incompletud como la media naranja y los roles de género en la cotidianeidad de dos niños que juegan.

Sí, hay muchas reglas y estereotipos cuestionados en las líneas del cuento. Si tuvieran que resumir en pocas palabras el mensaje principal de Lola ¿cuál sería?

L: El cuento nos presenta a Lola y el ex príncipe en una historia que se sale de los estereotipos de género, de lo que en general se espera para un nene o una nena. Esperamos que con este libro los niños y niñas, y también los adultos, podamos repensar y cuestionar creencias vinculadas a los roles de género. Que podamos acercarnos a mirar las desigualdades entre hombres y mujeres no ya como algo natural, sino como una construcción histórico-social, a la luz de una perspectiva de género.

M: Que sea una fuente de “inspiración” para pensar más allá de ciertos modelos o patrones que están más difundidos. Que puedan identificarse con situaciones que, desde lo cotidiano, plantean dificultades comunes y encontrar respuestas, y a la vez generar nuevas preguntas, de acuerdo a cada edad, cada niño o niña y su familia, que permitan desafiar esas creencias rígidas que luego en la adultez vemos que son el pilar de conductas agresivas, discriminatorias, o pasivas ante situaciones de violencia.

Esperamos que con este libro los niños y niñas, y también los adultos, podamos repensar y cuestionar creencias vinculadas a los roles de género

R: Creo que el mensaje principal es de construir juntos, de compañerismo de complementariedad y por supuesto que eso indefectiblemente nos llevaría a ser más libres porque si no la libertad es un concepto muy lindo pero muy abstracto. Operacionalizándolo la pregunta sería: ¿qué herramientas deberían adquirir los niños, las niñas, los padres, madres y docentes para que las infancias sean más libres?. Y desde aquí surge Lola y los próximos cuentos.

¡Me dan mucha curiosidad los próximos cuentos! Pero primero, algo más sobre Lola: ¿Para qué población y contextos está pensado?

M: En principio encontramos mucho material para adolescentes, y pensamos que estaba bueno poder hablar de esto mucho antes. Primero y segundo ciclo de primaria. Cuando se empiezan a conformar los vínculos con los demás.

R: Tal cual, la socialización comienza muy tempranamente y desde nivel inicial y primer ciclo de primaria deberíamos poder trabajar todos éstos conceptos claves que atraviesan los vínculos interpersonales. Los libros están pensados para primer ciclo de primaria para poder ser trabajados en las escuelas con los docentes, en casa con la familia y también en los contextos psicoterapéuticos. En ese sentido los pensamos para ser utilizados como disparadores para introducir las temáticas de género, educación emocional y prevención de violencia.

Perfecto, según cuentan está pensado para niños relativamente pequeños pero acompañados de un adulto en la lectura. Imagino que algo de esto explica el apartado del libro “Caja de Herramientas”, ¿Me cuentan un poco más sobre eso?

M: Está destinada a toda persona adulta que acompañe la lectura. Puede ser madre, padre, docente, etc. Contiene algunas herramientas teóricas y posibles maneras de incluir algo de eso que se puede pensar a partir del libro en las situaciones cotidianas y en la crianza.

R: Esto tiene que ver con nuestra formación cognitiva conductual y el poder incluir estrategias de resolución de problemas y complementar un cuento y una bajada más teórica y resolutiva. En el consultorio me encuentro constantemente buscando material para trabajar con los niños y niñas, en orientación a padres, madres, familias, en las supervisiones y ésta modalidad de cajita de herramientas es una técnica que utilizamos mucho los terapeutas infantojuveniles cognitivos.

Muchas ideas han surgido desde la clínica, desde el trabajo con pacientes

L: Y además de la caja de herramientas que está al final del cuento, hay “cajitas” intercaladas en la historia. Ellas permiten leer el cuento a la luz de los conceptos que queremos trabajar, pudiendo identificarlos cuando aparecen en el relato. Ahí están explicados claramente para los niños y niñas, aún cuando el adulto que acompaña no tenga conocimientos previos sobre el tema. El cuento puede leerse con o sin estas cajitas, posibilitando distintos acercamientos según cada lector o cada momento.

Según mencionás, Romi, es una herramienta que también podría utilizarse en psicoterapia ¿En qué situaciones clínicas?

R: Como decía antes, la colección Granito de Arena surge también desde la clínica. Muchas ideas han surgido desde la clínica, desde el trabajo con pacientes. Adolescentes deprimidas porque no llega el príncipe azul o llega azul desteñido, niños y niñas sobre-exigidos, hombres invalidados en el mostrar emociones como el miedo, la tristeza, el llanto. Padres y madres que no sabemos cómo manejar la ira, el enojo, los impulsos, los miedos, etc.

Bueno, ahora sí: Lola no está sola es parte un proyecto más amplio, ¿Me cuentan un poco más de qué se trata?

M: Se trata de un proyecto que comprende, por un lado, una serie de cuentos orientados a brindar herramientas concretas para la regulación emocional y para la educación emocional en las familias y todo adulto a cargo de la crianza o educación de niñas y niños, y por otro, actividades orientadas a la capacitación y psicoeducación sobre estos temas. En particular, pensamos los talleres como dispositivos privilegiados para abordar ciertos temas y generar recursos, desde las propias capacidades y fortalezas, para disminuir el empleo de la violencia como medio para lidiar con ciertas situaciones, y también disminuir su aceptación. Este es uno de los factores de riesgo que la Organización Mundial de la Salud identifica para la violencia de género, la aceptación de la violencia y los estereotipos de género.

R: Creo que es fundamental la capacitación y la desnaturalización de la violencia. Para eso necesitamos capacitar a docentes, profesionales, familias y tener más herramientas. El conocimiento es poder y poder pensar cómo manejar los problemas de violencia, mejorar los vínculos, tener más estrategias para comprender y regular nuestras emociones es imprescindible y un tema que no es menor es la accesibilidad ya que los libros son accesibles desde el lenguaje y desde lo económico. Tenemos la idea, el sueño de viajar por el país. La otra vez recibimos una foto de una nena leyendo a Lola en la escuela en Formosa y lloramos de emoción.

L: Lo de Lola en Formosa fue muy especial, muy emocionante para las tres. Granito de arena es un proyecto amplio, con el que queremos aportar una perspectiva de educación emocional, de género y de derechos en la crianza de niños y niñas. El objetivo es que crezcan libres de violencia, que puedan generar vínculos saludables y colaborativos, que puedan reconocer y regular sus emociones. Por ahora venimos trabajando en libros y talleres, pero las herramientas para trabajar hacia nuestros objetivos pueden ser múltiples, y creo que eso se irá construyendo al andar. A partir de la publicación de Lola, la sensación que tengo es que nosotras sembramos con un objetivo, pero no podemos saber con exactitud cómo será lo que vaya naciendo a partir de eso.

¿Sobre qué tema será el siguiente número de la colección?

L: Con el siguiente cuento nos adentramos en la educación emocional. Se llama “La bronca brava de Bruno” y es justamente sobre el enojo, una emoción muy presente en la infancia, como sabemos los que estamos en contacto con niñas y niños.

yo soy una convencida de que los que tenemos que aprender y revisar constantemente somos los adultos, los padres, madres, terapeutas

R: Uno de los motivos de consulta más frecuente son los problemas de conducta en niños y niñas. Padres, madres, docentes y familiares poseemos pocas herramientas para ayudar a los niños. En ese sentido, la Colección Granito de Arena surge para dar algunas respuestas a éstas problemáticas tan frecuentes. Vengo trabajando hace muchos años con problemas de conducta y en orientación a familias y nos pareció importante incluir técnicas de la terapia cognitiva conductual más estándar y también de tercera ola. Nos pareció imprescindible incluir el tema de la validación, la identificación de emociones, los reforzadores, el aprendizaje vicario, la reestructuración cognitiva y otras herramientas para hacerle frente a las diferentes emociones que van surgiendo.

Cuando leí el cuento junto con mi hija, pero más aún desde que estamos ahora conversando, tengo la sensación de que tanto Lola como los cuentos por venir no son sólo para niñas y niños…

R: Ayer justamente hablaba de esto en una reunión y tiene que ver con un posicionamiento teórico ya que son cuentos infantiles para leer junto con madres, padres, docentes, terapeutas y muchas veces somos los adultos los que tenemos que revisar creencias, preconceptos, dificultades para hacerle frente a determinados estresores y desde ahí es que los niños y las niñas aprenden. En Lola específicamente hay ideas que probablemente para los chicos sean lo habitual por ejemplo roles de género (hombres y mujeres que trabajan dentro y fuera de la casa compartiendo tareas) pero para los adultos de otras generaciones es más común el “no me puedo quejar, él me ayuda con la casa, los chicos…”. En fin, yo soy una convencida de que los que tenemos que aprender y revisar constantemente somos los adultos, los padres, madres, terapeutas; los niños y niñas son geniales y la tienen muy clara.

¡Muy de acuerdo, Romi! Chicas, fue un placer compartir esta entrevista con ustedes! Mi deseo es que este laburo llegue a mucha gente, niñas y niños pero también a sus adultos de referencia. Que Lola sea el primero de muchos otros granitos de arena :)

Si querés conseguir el libro

www.revistasudestada.com.ar

[email protected]



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  • Encuentro con un terapeuta

Entrevista a Fabián Maero: su trabajo, reflexión y percepción en torno a la psicología basada en evidencia

  • 04/07/2017
  • David Aparicio

Nuestro colega, Osvaldo Muñoz Espinoza entrevistó a nuestro querido columnista Fabián Maero para la web del Centro Integral de Psicología en México.

En la entrevista Fabián cuenta cómo fue su aproximación con las Terapias de Tercera Generación. Aquí un extracto:

CIDEPS: ¿Qué crees que estarías haciendo si no te hubieras convertido en psicólogo?

FM: Es una buena pregunta. Tractorista, posiblemente.

CIDEPS: ¿Cómo fue tu aproximación a las terapias de tercera generación y cuál fue tu primera impresión?

FM: Mi primer contacto con el área fue completamente accidental: me encontré un libro sobre el tema en la biblioteca de un colega, (creo que era Mindfulness and Acceptance: expanding the cognitive-behavioral tradition), y mi primera impresión fue de asombro.

Luego de eso, abrí y de hecho leí el libro. Empecé a leer otras cosas sobre el tema, lo que me llevó a toparme con una sofisticada tradición psicológica, con una conceptualización extremadamente compleja y precisa de los fenómenos psicológicos que puede rastrearse hacia la primera mitad del siglo XX. Estoy hablando en este caso de la ciencia conductual-contextual, que abarca a modelos psicológicos como ACT por ejemplo (pero hay otros), y que a su vez es heredera del conductismo radical de Skinner (herencia que, como todas las que valen algo, aún ocasiona feroces discusiones entre los descendientes).

Me llamó la atención porque era una tradición que había pasado casi desapercibida en las últimas décadas en el campo de la psicoterapia, yo tenía una idea muy distinta (la palabra justa sería “errónea”), del análisis de la conducta e ignoraba casi todo de sus usos en psicoterapia.

Y también me llamó la atención por la expansión rápida que ha tenido. Por ejemplo, hace diez o quince años rara vez se mencionaba aceptación o valores en un congreso psicológico, mientras que hoy se encuentran ponencias sobre el tema en congresos de los temas más diversos. Incluso, cada tanto doy clases de conductismo y la gente casi nunca me insulta ni me tira cosas. No estoy seguro de que eso sea algo bueno per se, pero lo cierto es que se trata de tradiciones psicológicas provenientes de investigación básica, que siempre se han visto como áridas e inútiles, pero que en estos tiempos están hablando con claridad conceptual y evidencia respecto a temas profundamente importantes para la condición humana: el lenguaje y su relación con el sufrimiento, valores, los problemas con emociones, la inclusión del cuerpo, la conexión con otras tradiciones de psicoterapia.

Esto no es nuevo, por supuesto, todos los modelos psicoterapéuticos han especulado sobre estos temas: el sentido, el contacto con el presente, la evitación y la psicopatología, o el papel del lenguaje en el sufrimiento humano, pero la palabra a destacar es especulado.

La psicoterapia en general tiene montón de intuiciones, especulaciones, conjeturas, hipótesis no falsadas al respecto. Lo que está ofreciendo la ciencia contextual-conductual, en cambio, es una descripción muy precisa, testeable empíricamente, describiendo en qué consisten y de qué manera pueden funcionar estas cosas, y qué podemos hacer para impactar significativamente sobre esos procesos en un entorno clínico.

Pocos saben esto. Pero Fabián fue uno de los primeros columnistas que confió en nosotros para publicar sus artículos. Eso fue en el año 2012 cuando nuestra audiencia era muy chica y recién aprendíamos cómo funcionar en la web. Desde entonces Fabián se ha mantenido publicando con nosotros y sin dudas es uno de nuestros columnistas más leídos y seguidos. Para nosotros es un orgullo que forme parte del equipo de Psyciencia.

Lee la entrevista completa en el Centro Integral de Psicología.



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  • Encuentro con un terapeuta

Entrevista al Dr. Jorge Barraca, especialista en Terapias de Tercera Generación

  • 23/06/2017
  • David Aparicio

Los colegas del Centro Integral de Psicología en México, entrevistaron al Dr. Jorge Barraca, uno de los referentes españoles más importantes de laTerapias de Tercera Generación o Tercera Ola, como también se les conoce.

El Dr. Barraca nos acerca a los principios que diferencian estas terapias con la TCC tradicional. Nos explica mucha claridad en qué consiste la Terapia Integral de Parejas, la Terapia de Aceptación y Compromiso y la disonancia cognitiva que afrontan algunos terapeutas ante los nuevos modelos terapéuticos:

No fue fácil seleccionar sola una de sus respuestas en esta elocuente entrevista, pero elegí su explicación sobre la Terapia Integral de Parejas, porque es un modelo que cuenta con mucha evidencia, pero que aún es poco conocido por los terapeutas de Latinoamérica:

La TIP es desde luego una intervención de pareja novedosa tanto por la explicación que brinda sobre los problemas diádicos, como por las técnicas originales que ha desarrollado para la solución de los conflictos y las desavenencias en el seno de la pareja. Probablemente, el aspecto más novedoso y crucial sea el de la incorporación del concepto de aceptación al ámbito de la pareja. Pero esta aceptación no es la de otras terapias de tercera generación -ACT en particular- porque no tiene que ver con uno mismo (aceptar pensamientos, recuerdos, sensaciones corporales, etc.), sino con la aceptación del otro miembro de la pareja (aceptar su forma de ser y aceptar las funciones derivadas de la conducta del otro).

Para propiciar esa aceptación, la TIP recurre a unas estrategias que fomentan la intimidad, la compasión, la colaboración (se denominan “unión empática” y “separación unificada”) y también a otras que, por caminos más indirectos, ayudan a desarrollar la tolerancia y, quizás a través de esta, puedan acabar suponiendo la aceptación. Así mismo, no renuncia a las estrategias de la terapia conductual tradicional, como el intercambio de reforzadores o los entrenamientos en comunicación y resolución de problemas conjunto, pero adquieren aquí funciones algo diferentes: se trataría de otro método para ayudar, al cabo, a mejorar la aceptación.

Esa aceptación, no es por un “esfuerzo” que uno haga y no es aceptar al otro haga lo que haga o sea como sea, lo que podría acabar siendo una aberración, sino una actitud que se va adquiriendo al entender las dinámicas de la pareja (por ejemplo, los procesos en que se polarizan) o se entra en contacto con los sentimientos hondos de la otra persona y se entienden a partir de la comprensión de sus vivencias e historia personal. Por eso en este modelo resulta tan importante que los miembros de la pareja se entiendan y estén de acuerdo con la formulación del caso que les presentará el terapeuta tras las sesiones de evaluación.

Lee la entrevista completa en Centro Integral de Psicología.



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  • Encuentro con un terapeuta

La práctica basada en la evidencia en psicología: una conversación con Scott Lilienfeld

  • 18/10/2016
  • Fabián Maero

Scott Lilienfeld es sin duda uno de los referentes de Psyciencia. En algunos casos hemos traducido o adaptado numerosos artículos suyos, y en otros hemos tomado algunas de sus ideas para formular artículos propios. Por ejemplo, 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, son todos artículos que son traducciones o piezas propias que se han beneficiado de sus aportes. A esta altura tendríamos que declararlo escritor honorario de Psyciencia.

Lilienfeld es profesor en la Emory University, en los Estados Unidos. Ha escrito varios libros, el más conocido de los cuales quizá sea: 50 grandes mitos de la psicología popular. Las ideas falsas más comunes sobre la conducta humana, que es de lectura obligada para cualquier estudiante de psicología, como así también decenas de artículos en tópicos muy variados, tanto en journals académicos como en revistas de divulgación.

Lilienfeld es difícil de clasificar. No se dedica exclusivamente a un área o tema de la psicología, sino que investiga y escribe sobre temas dentro de la disciplina que necesitan una perspectiva científica más rigurosa. Lo constante es la perspectiva amable pero escéptica sobre el campo de la psicología, y el soporte constante en la investigación y evidencia disponible en todo lo que escribe.

Y a decir verdad, es alguien a quien todos en Psyciencia admiramos profundamente, por lo cual cuando nos enteramos que iba a estar en Argentina intentamos sobornar a quien hiciera falta para estar allí. Nos referimos, por supuesto, al 2do Congreso Latinoamericano para el Avance de la Ciencia Psicológica (CLACIP), organizado por la Asociación para el Avance de la Ciencia Psicológica (AACP) que se realizó en Buenos Aires. En él, Scott disertaría sobre la práctica basada en evidencia y el papel que los sesgos juegan en ella (algo sobre lo que ha publicado y que Paula José Quintero ha reseñado en este artículo).

Estuvimos haciendo streaming en vivo en Facebook durante una parte de su conferencia, así que si les interesa pueden ver el video de su conferencia, en inglés, (es probable que el video esté disponible eventualmente vía la AACP, dado que lo estaban grabando, pero aún no hemos podido confirmarlo).

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Nos encontramos con la agradable noticia de que no sólo no sería necesario sobornar a nadie, sino que la AACP nos invitó a hacer la cobertura del evento y nos trató con mayor amabilidad de la que merecemos. Le escribimos a Scott, quien gentilmente accedió a reunirse con nosotros, con nuestro entusiasmo, y con nuestro inglés con acento entre ruso y mandarín. Paula José Quintero y quien escribe estas líneas nos encontramos con Scott luego de su conferencia, y la entrevista terminó siendo una conversación entre los tres –caótica por momentos pero que hemos pulido un poco para compartirla con ustedes. Descarga el audio de la entrevista en inglés.

***

Hola Scott. Ante todo, gracias por acceder a la entrevista.

Es un placer para mí.

Estaba buscando tu biografía académica, y tengo este pequeño resumen con algunos de los tópicos sobre los que has trabajado. Has escrito sobre recuerdos reprimidos, con Elizabeth Loftus, personalidad psicopática en chimpancés y en humanos, trastorno disociativo de la identidad, EMDR, técnicas proyectivas, Rorschach, terapia de duelo, estrés postraumático, TDAH, prácticas basada en la evidencia en general, terapias potencialmente dañinas, terapia asistida con animales, mitos de la psicología popular, neurociencia, y la lista sigue. ¿Cómo has podido hacer todo eso?

Umm, hay dos trucos. El primero es no dormir demasiado (risas). El segundo es que creo que soy en cierta medida un extranjero para la psicología americana, y en cierto modo creo que he sido afortunado respecto a cuándo obtuve mi doctorado, fue en 1990. Creo que si me doctorara hoy sería mucho más difícil para mí hacer todo eso.

Lo digo porque creo que soy más bien un generalista que un especialista, y si bien eso me gusta, es mi estilo intelectual, tiene también un costo, en el sentido de que no tengo un historial de becas académicas, no trabajo principalmente en una sola área por largos períodos de tiempo, cosa que, al menos en los Estados Unidos, se está volviendo cada vez más importante, o incluso esencial, para obtener trabajos académicos y becas de investigación en las universidades. Si estuviera entrando en la academia hoy sería muy difícil para mí obtener un trabajo académico en una universidad porque trabajo en tantas áreas diferentes.

soy más bien un generalista que un especialista, y si bien eso me gusta, es mi estilo intelectual

Pero ese es mi temperamento, ese es mi estilo, me gusta leer con amplitud en muchas áreas, me gusta pensar las cosas con amplitud, y lo que eso significa es que tiene el costo de no trabajar demasiado en una sola área. Soy un poco como mi director de doctorado, David Lykken, que se llamaba a sí mismo un «carpintero básico» , ese era su estilo, construir las bases de algo y luego moverse a otro lugar y trabajar con otras personas. Y creo que ese es mi estilo también, pero, insisto, ese no es un estilo que necesariamente se valore en la academia moderna, al menos en Norteamérica.

Sí, se valora más la especialización.

Sí, la especialización, y creo que la especialización es importante y necesaria en algunos dominios, pero me preocupa un poco que pueda tornarse en hiperespecialización, con personas sabiendo muchísimo sobre una sola cosa. Podemos volver a lo que decía Isaiah Berlin, sobre las diferencias entre los erizos y los zorros . El erizo es el animal que sabe una cosa, un gran tema que conoce bien, mientras que el zorro sabe muchas cosas distintas. Yo soy más bien un zorro pero creo –y  esta es mi perspectiva, mi sesgo– creo que es bueno tener una mezcla de personas así en un departamento de psicología. Como les he dicho a varias personas, no querría un departamento de psicología sólo con personas como yo, porque creo que se necesitan personas que trabajen en un solo problema durante largos períodos de tiempo, tratando de resolverlo, eso es realmente importante. Y por otra parte, creo que es bueno tener algunos generalistas en los departamentos, que puedan cruzar las brechas entre las distintas áreas y ayudar a unir las diferentes partes. Esa es mi opinión.

Y te has divertido bastante también…

Siempre me divierto, nunca me aburro de esto.

Sí, tenemos uno de tus últimos artículos, cuyo título es «No te imaginas quién ha escrito eso. 78 autores inesperados de publicaciones psicológicas» (NdT: un artículo publicado en Perspectives on Psychological Science en el cual enumeran publicaciones psicológicas cuyos autores son actrices, músicos, o escritores que no se suelen asociar a la psicología).

Ese es uno de los artículos más divertidos que haya escrito! (risas), fue muy divertido.

Me encantó la sección de metodología del artículo.

Fue muy rigurosa, sí.

Dice la metodología del artículo sobre cómo se llevó a cabo la investigación, y cito: «A través de varias llamadas telefónicas y una cena en un restaurante italiano acompañada de unas cuantas copas de vino…»

Probablemente más de unas cuantas (risas).

¡Es una metodología hermosa!

Sí, sí. Tuvimos mucha suerte porque conocemos al editor, Bob Sternberg, y nos permitió divertirnos un poco con el artículo. Otros editores nos hubieran dicho que no podemos bromear sobre eso, pero Bob tiene un sentido del humor parecido al mío, así que nos permitió jugar un poco con el artículo.

Es un artículo precioso.

Gracias, fue muy divertido. Y de hecho arrojó algunas sorpresas interesantes, porque hay algunas personas muy conocidas de las cuales no se sabe que han publicado artículos en psicología.

Entonces, poniéndonos un poco más serios, siendo que estamos en CLACIP, el Congreso Latinoamericano para el Avance de la Ciencia Psicológica. Sabemos que estás interesado en la percepción que el público tiene de la psicología, hace unos años diste una charla llamada «Por qué muchas personas ven el estudio de la conducta humana como no científico», y a la luz de eso, quería preguntarte cuál es tu opinión sobre el tema más reciente en el campo de la psicología, la tristemente célebre crisis de replicación de la psicología.

Es una buena pregunta, me alegra que la hayas hecho. Soy un optimista respecto a este tema, creo que en el corto plazo la reputación de la psicología va a sufrir, porque estamos en el medio de una crisis ahora, en mi opinión la crisis de replicación no se trata tanto de que algunos hallazgos no se estén replicando, sino que no sabemos cuántos serían replicables, esa es para mí la crisis, esa incertidumbre. Sin embargo, creo que en el  largo plazo, cuando miremos atrás vamos a ver a estos días como muy buenos para la psicología.

¿Por qué es eso?

Porque estamos en lo que quizá sea la avanzada de todas las ciencias, usando métodos psicológicos para mejorar los métodos psicológicos, y los métodos científicos en general. Estamos de hecho observándonos muy de cerca, viéndonos en el espejo y tratando de hacer la mejor ciencia posible. La mejor ciencia involucra escrutinio, auto–críticas, auto–examinación, y creo que en muchas formas, otros campos, y no soy el primero que dice esto, otros campos nos están observando, muchas de las ciencias duras están mirando hacia la psicología como modelo, porque no creo que nadie esté mejor capacitado, salvo quizá las personas en bioestadística y epidemiología, hay muy poca gente mejor capacitada que nosotros para mejorar la ciencia en general, porque entendemos los sesgos que pueden afectar las investigaciones, entendemos cómo corregir esos sesgos, cómo desarrollar métodos que puedan controlar esos sesgos, así que creo que son muy buenos días para la ciencia psicológica porque aun cuando estamos cuestionando mucho de lo que pensábamos haber encontrado, ese cuestionamiento venía siendo necesario desde hacía mucho tiempo y es saludable.

Creo que lo que va a significar para la próxima década o dos es que tendremos que reevaluar mucho de lo que creíamos verdadero, y que tendremos que descartar mucho de lo que hay en nuestros libros de texto, y eso será doloroso, pero al hacerlo estaremos mejorando la ciencia psicológica. Creo que de hecho puede llegar a ser más amplio aún, creo que podemos estar revolucionando la forma en la que se hace ciencia en general, en muchos campos, porque varias de las formas en las que fuimos entrenados para hacer investigación psicológica probablemente no hayan sido muy buenas. Con frecuencia no hemos hecho un buen trabajo distinguiendo investigación exploratoria, no planificada, de la investigación confirmatoria, planificada, creo que es una línea que se desdibuja a menudo. Con frecuencia no hemos sido cuidadosos controlando los propios sesgos del psicólogo, hemos sido bastante ingenuos al pensar que los investigadores en psicología no sufren de estos sesgos. Así que creo que son buenos días para la ciencia psicológica, a pesar de que en el corto plazo las personas se están cuestionando de si la psicología es científica, pero irónicamente creo que estamos siendo más científicos ahora que nunca, porque estamos siendo más rigurosos.

son muy buenos días para la ciencia psicológica porque aun cuando estamos cuestionando mucho de lo que pensábamos haber encontrado, ese cuestionamiento venía siendo necesario desde hacía mucho tiempo y es saludable

Entiendo. Ya que mencionas los sesgos, que han sido uno de los temas de tu conferencia, quisiera hablar sobre sesgos en la práctica clínica. Y sé que has escrito mucho sobre psicoterapias, especialmente sobre la hipótesis del pájaro dodo, y también sobre esta idea de que todas las terapias son como mucho similares entre sí en términos de eficacia, y que en el peor de los casos son inofensivas, que una terapia no puede hacer daño. Sé que rechazas estas ideas, la hipótesis del pájaro dodo y la naturaleza no dañina de las psicoterapias, ¿por qué las rechazas?

La razón por la cual creo esto es porque el veredicto del pájaro dodo no es comprobable, empíricamente es erróneo, no se ha sostenido bien. Creo que incluso las personas que están más a favor de ese veredicto, como Bruce Wampold, creo que incluso él admitiría que no es exactamente verdadero. Creo que Wampold y sus colegas tienen un punto importante, que los factores no específicos son muy importantes en psicoterapia, y probablemente más importantes de lo que nos damos cuenta, y no estoy en desacuerdo con eso. Creo que el debate es cuánto cuentan los factores inespecíficos.

Creo que es probablemente verdadero, que Wampold tiene razón en que si nos limitamos a las psicoterapias bona fide –aquellas que han sido razonablemente bien investigadas, que tienen bases teóricas razonablemente plausibles– en algunas condiciones, como depresión por ejemplo, la variación en efectividad dependiente de las técnicas específicas es de sólo de un diez o quince por ciento, algunas personas dirían incluso menos que eso.

Eso es probablemente verdadero, creo que tenemos que darnos cuenta, sin embargo, que esos estudios de eficacia están restringidos a psicoterapias bona fide, pero cuando se sale al mundo real, en donde los terapeutas están haciendo toda clase de cosas, y a menudo cosas locas, la variación en efectividad dependiente de las distintas técnicas de tratamiento va a ser mucho, mucho más grande.

También hay bastante evidencia acumulándose, si bien creo que aún necesitamos más evidencia, de que la variación dependiente de los factores específicos versus inespecíficos va a variar dependiendo del trastorno al que se estudie. De modo que para algunas condiciones como depresión, que es principalmente un trastorno de baja moral, las personas se sienten desesperanzadas, probablemente en tanto seas un terapeuta razonablemente competente y puedas inspirar esperanza, probablemente vayas a resultar de ayuda, así que para depresión es probable que varias intervenciones ayuden, y ayuden más o menos igualmente bien, aunque creo que hoy más y más evidencia está sugiriendo que los tratamientos de activación conductual, que ayudan a las personas a moverse, a salir de la cama, ayuden más que otros. Pero para otras condiciones, como Trastorno Obsesivo Compulsivo, creo que los factores específicos son mucho más influyentes, las terapias basadas en exposición son bastante superiores. Hay datos recientes sugiriendo que para bulimia nerviosa los factores específicos son mucho más importantes. Asi que creo que eso va a variar dependiendo del trastorno al cual se considera.

También has escrito que algunas psicoterapias pueden de hecho producir daño, no sólo ser inefectivas, sino que pueden ser potencialmente dañinas. ¿Cuáles dirías hoy que tratamientos potencialmente dañinos?

Creo que Debriefing es probablemente dañina para algunas personas, creo que muchas de las intervenciones coercitivas con delincuentes juveniles, como los programas Scared Straight, sobre los que hay alguna evidencia de que son dañinos. Creo que los tratamientos que reorganizan los recuerdos e identidad de las personas, los tratamientos de recuperación de recuerdos, los tratamientos que intentan traer las llamadas «personalidades alternativas» en pacientes que creen tener trastorno disociativo de la identidad, esos tipos de tratamientos pueden ser bastante peligrosos, porque cuando se modifica la identidad de las personas, el pasado de las personas, el sentido de quiénes son, a menudo se pueden causar grandes daños, particularmente si se los persuade de que han sido abusados, por ejemplo, en esta vida o incluso en vidas pasadas, como algunos de estos tratamientos afirman.

Creo que un error que he cometido en mi propio trabajo –escribí un artículo en 2007 hablando sobre terapias potencialmente dañinas, y me gustó cuando lo escribí, pero creo que en retrospectiva desearía haber escrito más acerca de los terapeutas potencialmente dañinos. Creo que la analogía entre factores específicos y no específicos en la efectividad de la psicoterapia aplica aquí también, creo que es importante identificar las terapias potencialmente dañinas, pero crecientemente he estado pensando que quizá es igualmente importante considerar terapeutas particulares que pueden ser dañinos más allá de su modalidad terapéutica. Y necesitamos más trabajo sobre eso. Hay literatura antigua al respecto, que abarca terapia grupal, el trabajo de Yalom, pero creo que hay razones para pensar que terapeutas que son muy evaluativos, confrontativos, que no apoyan, o que son autoritarios con sus pacientes, esos terapeutas pueden causar bastante daño, y muchas de las historias que he oído sobre personas que resultaron dañadas por sus terapias fueron con terapeutas así, extremadamente prejuiciosos, hipercríticos y que no apoyaban a sus clientes cuando estos necesitaban alguien que los escuchara. Así que creo que necesitamos considerar los estilos de los terapeutas tanto como a las modalidades particulares de terapia que pueden ser dañinas.

Tiene sentido, si hablamos de factores comunes que son beneficiales, hablar de factores comunes que pueden ser perjudiciales.

Absolutamente.

Y luego está el problema de cómo impactar en ello, porque se puede hacer una lista de terapias que son potencialmente dañinas, pero no es tan fácil hacer una lista de terapeutas.

Es así. Y también está la pregunta de qué tan maleables son estas cosas. Hacemos supervisión, así que asumimos que podemos cambiar algunas de estas cosas. Por un lado, probablemente se puedan modificar estas cosas en cierta medida, por otro lado, quizá haya algunos estilos de personalidad que… digamos, si Donald Trump fuera mi terapeuta, no estoy seguro de cuánto podría mejorar… (risas). Y hay algunos terapeutas que tienen un poco un estilo así, quizá se puedan cambiar algunas de esas cosas tempranamente, o quizá sea necesario regularlas en los programas de tratamiento. He visto algunos terapeutas así, es poco común, pero he visto a lo largo de mis años algunos estudiantes que describiría como extremadamente narcisistas, y esos son rasgos de personalidad bien establecidos que quizá sean difíciles de cambiar a través del entrenamiento. Es una pregunta interesante, no tengo la respuesta a ella.

necesitamos considerar los estilos de los terapeutas tanto como a las modalidades particulares de terapia que pueden ser dañinas

También pensábamos en las terapias de conversión para personas homosexuales…

Sí, las terapias reparativas. Sí, me han criticado por no incluirlas en el artículo, y quizá hubiera debido incluirlas pero en esa época investigué sobre qué terapias había evidencia clara de daño, y no había evidencia disponible sobre esas terapias en ese momento. Hoy hay una evidencia creciente al respecto. Mi suposición es, y tengo que considerarlo más detenidamente es que en este momento hay evidencia suficiente sobre el potencial daño al menos con respecto a un subconjunto de esas terapias, particularmente aquellas que son coercivas.

Bien, eso fue interesante. Cambiando de tema, recientemente hemos leído Brainwashed, muy lindo libro que has escrito en colaboración con Sally Satel.

Sí, Sally escribió la mayoría del libro, así que ella merece la mayoría del crédito, y muy merecidamente.

Así es. El libro es sobre las afirmaciones exageradas de la neurociencia y el uso excesivo de explicaciones basadas en el cerebro. Y en el libro hay una frase tuya –o de Sally, no lo sé–, y cito el libro: «surgen problemas cuando adscribimos demasiada importancia a las explicaciones basadas en el cerebro y no suficiente importancia a las explicaciones psicológicas o sociales«

Sí. Eso es probablemente algo que he escrito yo.

Bien, y hoy las neurociencias y las explicaciones basadas en ellas son muy populares, entonces, ¿por qué dirías eso, que las explicaciones basadas en el cerebro pueden ser problemáticas?

No quiero hablar por Sally, pero creo que ella estaría de acuerdo conmigo, pero mi preocupación no es tanto que haya un interés aumentado en el cerebro o en las neurociencias, de hecho creo que es algo saludable, y creo que durante un tiempo en psicología hemos estado muy «descerebrados» como disciplina, no consideramos suficientemente los niveles neuronales de explicación. Mi preocupación es que en algunos dominios nos estemos volviendo «desmentalizados» –y eso es el subtítulo del libro. A lo que me refiero con eso es que estamos subestimando el nivel psicológico de explicación. Ciertamente necesitamos entender los correlatos neuronales  y quizá los sustratos de cosas como las adicciones, depresión, y así, pero al mismo tiempo se trata de sólo un ángulo, sólo –y estoy usando esta expresión con mayor frecuencia,  ‘lentes’ de explicación, en lugar de niveles de explicación– sólo un lente de explicación. Lentes de explicación a través de los cuales entender un problema.

Tomemos adicción, sobre lo cual tenemos un capítulo completo en nuestro libro. Sally en particular es una experta en adicción, trabaja a medio tiempo en un centro de adicciones. Claramente hay una contribución genética en muchas formas de adicción, no hay discusión allí, vulnerabilidades genéticas que juegan un papel en el cerebro; también sabemos que en casos extremos de abusos de sustancias o alcohol pueden dañar la corteza frontal y otras partes del cerebro.

estamos subestimando el nivel psicológico de explicación

En cierto nivel estas cosas están relacionadas con el cerebro, pero por otro lado, no es la única perspectiva. También sabemos que la adicción es función de las expectativas, es una función de motivaciones e impulsos, creo que eso es pasado por alto por las personas que afirman que la adicción es una condición crónicamente recidivante, esa es la posición de nuestro Instituto Nacional de Abuso de Drogas (NIDA), y los datos dicen que eso no es cierto. La mayoría de las formas de adicción, tomemos uso de heroína, no siempre son recidivantes y de por vida, muchas personas logran abandonarla. Y también sabemos que los adictos pueden responder, y de hecho responden, a incentivos, incentivos psicológicos como por ejemplo si les dicen que se les va a hacer un test, o si se les da dinero por ser testeados, a menudo se les va a hacer difícil pero van a dejar de consumir, y muchos por sus propios medios.

Nuestra preocupación es que enfocarse tan intensamente en las explicaciones basadas en el cerebro, en el nivel o lente de explicación cerebral, ignora otros niveles o lentes de explicación importantes: motivaciones, expectativas, susceptibilidades, apertura a las contingencias ambientales, que son incluso más importantes para el tratamiento y prevención.

Así que mi preocupación no es que no deberíamos observar a ese nivel, sino que puede distraernos de otras formas útiles de entender e intervenir.

Entonces, si se toma el nivel neurológico como única causa, no se presta atención a variables sociales…

Eso también es correcto.

Si se toma la depresión como un desorden cerebral entonces la intervención única es medicación…

Por supuesto. Tomemos control por estímulos, por ejemplo. Nuevamente, hablamos de que existe una susceptibilidad genética al abuso de alcohol, y eso es algo que no discutimos, pero también sucede que cuando una persona con un trastorno por abuso de alcohol está volviendo a su casa a menudo puede tomar una decisión, puede pasar al lado de un bar en el cual hay amigos e ir al bar a beber, o pueden decir «hoy voy a desviarme un par de cuadras para no pasar frente al bar porque sé que si paso por ahí me voy a tentar«, entonces la agencia y la elección también juegan un papel aquí, por lo cual decirle a esas personas que tienen una condición crónica y recidivante que está fuera de su control no es saludable y creo que incluso puede ser perjudicial.

Algo similar al experimento del Rat Park, en el cual ratas adictas a la morfina dejaban de consumirla si se les daba acceso a una jaula con un ambiente más rico.

Oh, sí. Y los datos muestran eso claramente. Cuando a las personas o animales se les da acceso a alternativas que también activan el sistema de la dopamina, por ejemplo, que produce placer, cuando tienen esas alternativas tanto animales o humanos van a elegir esas alternativas. Similarmente entonces, y los conductistas han hablado mucho al respecto, reforzar diferencialmente otras conductas, conductas alternativas, es ciertamente un tratamiento efectivo para la adicción porque muchas de estas personas están aburridas o experimentan una falta de placer o disfrute en sus vidas, y proporcionar formas alternativas de disfrutar la vida puede ser efectivo.

veo a la ciencia como un abordaje que está asociado con un conjunto de herramientas diferentes

Sin que necesariamente haya un cambio previo en el cerebro.

Es correcto. Pero eventualmente todo cambia en el cerebro en algún nivel, pero la pregunta es si el punto de intervención tiene que ser una intervención biológica directa o si puede ser una intervención psicológica, que por supuesto va a afectar indirectamente al cerebro, esa es la pregunta.

Eso es interesante. Bien, y entonces, mi última pregunta, volviendo a donde empezamos. En 2007 escribiste un artículo con una pregunta por título: «¿Puede la psicología convertirse en una ciencia?»

Fue un mal título… (risas)

¿Sí? ¿Por qué?

Bueno, estaba siendo provocador. Es un mal título por dos motivos. En primer lugar creo que la psicología misma no es una psicología unificada, hay algunas áreas de la psicología que son más científicas que otras, así que creo que es un poco amplio. En segundo lugar, creo que no es una cuestión de «sí o no», creo que es un proceso de volverse científica. Estaba siendo un poco provocador, pero creo que mi punto es que aún falta mucho por recorrer. Irónicamente, mi opinión es que en los últimos años, con la crisis de replicación, nos hemos vuelto más científicos que nunca porque empezamos a observarnos más de cerca, lo cual sé que es una posición un tanto heterodoxa, soy un forastero en este aspecto porque las personas ven esto y ven a la psicología volverse menos científica mientras que yo sostengo lo opuesto, que ahora estamos comenzando a observar bien de cerca nuestros sesgos y encontrar formas de compensarlos. Pero, disculpas, no quería interrumpirte…

No, para nada. Mi pregunta sería justamente eso ¿qué consideras que es la cosa más importante que necesitamos, como campo, para convertirnos en una ciencia?

Es una gran pregunta. Creo que como respuesta amplia, lo más importante que las personas necesitan para volverse mejores científicos –y también he tenido que hacerlo yo, aunque es una lucha– es ser concientes de sus propios sesgos. Creo que ese es el corazón de lo que la ciencia es. No soy un creyente en «el» método científico, pero creo que hay métodos científicos, veo a la ciencia como un abordaje que está asociado con un conjunto de herramientas diferentes, y las herramientas que usamos en psicología son muy diferentes de las que usan nuestros colegas en geología, astrofísica, o química, pero en cualquier caso, todas estas herramientas están diseñadas para minimizar, no eliminar, sino minimizar sesgos de distintos tipos. En particular sesgos de confirmación, algo hacia lo cual todos somos propensos, todos somos susceptibles a ellos por el hecho de ser humanos, a buscar evidencia consistente con lo que creemos, a confirmar nuestras hipótesis, a negar, descartar, o destruir evidencia que las refute. Es algo que librados a nuestro arbitrio todos vamos a hacer, porque somos humanos. os científicos son humanos y tienen hipótesis, y si hay algo en juego –que no tiene que ser necesariamente dinero, a pesar de que pueda ser un interés, sino el hecho de tener algo en juego, de haber dedicado esfuerzo o energía en algo que se cree muy fuertemente–, van a encontrar aquello que están buscando muy a menudo.

Y la ciencia es el mejor conjunto de herramientas que la especie humana ha desarrollado para minimizar las chances de engañarse a sí misma. Así que mi perspectiva es que las personas necesitan entender eso, y entender que el pensamiento científico no ocurre naturalmente a los humanos. Ha habido una tendencia en la psicología del desarrollo, que no creo que sea útil, a considerar a los bebés como científicos naturales, y creo que ese es un error serio, de hecho. Los bebés son naturalmente curiosos, sin duda, y testean sus hipótesis, pero no son científicos porque tienen la mitad del asunto. Son buenos encontrando patrones, pero no son buenos discriminando qué patrones son genuinos y qué patrones no lo son. Y a causa de nuestra propensión a los sesgos es probable que encontremos patrones allí donde no los hay. La ciencia intenta discriminar qué patrones, qué relaciones son reales y cuáles no lo son. Si las personas pueden entender eso, yo estaría muy contento.

Gracias por tu tiempo.

Ha sido un placer.

Notas al pie de página:


  1.  ¿Puede hacer daño una psicoterapia? ↩
  2.  Los 10 mandamientos para ayudar a los estudiantes de psicología a distinguir la ciencia de la pseudociencia ↩
  3. “Yo soy visual” – El mito de los estilos de aprendizaje ↩
  4.  Hablar bien no cuesta nada: Algunos términos psicológicos que deberíamos evitar ↩
  5.  ¿Por qué las psicoterapias inefectivas aparentan funcionar? ↩
  6. El gran enemigo de la verdad: Los 10 mitos más populares de psicología ↩
  7.  ¿Es el Rorschach una herramienta útil en la clínica? ↩


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  • Encuentro con un terapeuta

Allen Frances: «No supimos anticiparnos al poder de las farmacéuticas (…)»

  • 25/06/2015
  • David Aparicio

Sin dudas el DSM-V (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, 5ta edición) ha sido uno de los manuales más criticados en la historia de la psiquiatría. Diversos movimientos científicos han alzado su voz en contra del excesivo diagnóstico que este manual facilita. Uno de sus críticos más acérrimos es el reconocido psiquiatra Allen Frances, quien fue director del equipo que desarrolló la versión anterior (DSM IV) de dicho manual.

El diario El País, entrevistó a Allen Frances, y en esa conversación explicó que el excesivo uso de medicamentos está acabando con nuestra capacidad para sobreponernos a la adversidad y que la tendencia actual en salud es la de diagnosticar problemas cotidianos. También habló sobre el poderoso control que ejercen las farmacéuticas sobre la salud mental, la hiperinflación diagnóstica del Déficit de Atención y el Asperger, y por último nos dejó con algunas recomendaciones para frenar esta peligrosa tendencia.

La entrevista fue realizada el año pasado, pero no quería dejar pasar la oportunidad de compartirla con aquellos que no la han leído. A continuación algunos de los fragmentos más importantes:

Las diferencias entre el DSM VI y V

«Nosotros fuimos muy conservadores y solo introdujimos dos de los 94 nuevos trastornos mentales que se habían sugerido. Al acabar, nos felicitamos, convencidos de que habíamos hecho un buen trabajo. Pero el DSM IV resultó ser un dique demasiado endeble para frenar el empuje agresivo y diabólicamente astuto de las empresas farmacéuticas para introducir nuevas entidades patológicas. No supimos anticiparnos al poder de las farmacéuticas para hacer creer a médicos, padres y pacientes que el trastorno psiquiátrico es algo muy común y de fácil solución. El resultado ha sido una inflación diagnóstica que produce mucho daño, especialmente en psiquiatría infantil. Ahora, la ampliación de síndromes y patologías en el DSM V va a convertir la actual inflación diagnóstica en hiperinflación.»

El excesivo diagnóstico del Trastorno del Déficit de Atención:

«La incidencia real está en torno al 2-3% de la población infantil y sin embargo, en EE UU, están diagnosticados como tal el 11% de los niños y en el caso de los adolescentes varones, el 20%, y la mitad son tratados con fármacos. Otro dato sorprendente: entre los niños en tratamiento, hay más de 10.000 que tienen ¡menos de tres años! Eso es algo salvaje, despiadado. Los mejores expertos, aquellos que honestamente han ayudado a definir la patología, están horrorizados. Se ha perdido el control.»

No supimos anticiparnos al poder de las (1)

Sobre el Asperger:

«Ese fue uno de los dos nuevos trastornos que incorporamos en el DSM IV y al poco tiempo el diagnóstico de autismo se triplicó. Lo mismo ocurrió con la hiperactividad. Nosotros calculamos que con los nuevos criterios, los diagnósticos aumentarían en un 15%, pero se produjo un cambio brusco a partir de 1997, cuando las farmacéuticas lanzaron al mercado fármacos nuevos y muy caros y además pudieron hacer publicidad. El diagnóstico se multiplicó por 40.»

Sobre el pedido de medicación que hacen los padres para ayudar a sus hijos en la escuela:

«(…) no hay evidencia a largo plazo de que la medicación contribuya a mejorar los resultados escolares. A corto plazo puede calmar al niño, incluso ayudar a que se centre mejor en sus tareas. Pero a largo plazo no ha demostrado esos beneficios. Segundo: estamos haciendo un experimento a gran escala con estos niños, porque no sabemos qué efectos adversos pueden tener con el tiempo esos fármacos. Igual que no se nos ocurre recetar testosterona a un niño para que rinda más en el fútbol, tampoco tiene sentido tratar de mejorar el rendimiento escolar con fármacos. Tercero: tenemos que aceptar que hay diferencias entre los niños y que no todos caben en un molde de normalidad que cada vez hacemos más estrecho. Es muy importante que los padres protejan a sus hijos, pero del exceso de medicación.»

El poder de las empresas farmacéuticas:

«No supimos anticiparnos al poder de las farmacéuticas para hacer creer a médicos, padres y pacientes que el trastorno psiquiátrico es algo muy común y de fácil solución. El resultado ha sido una inflación diagnóstica que produce mucho daño, especialmente en psiquiatría infantil.»

¨ (…) las farmacéuticas están engañando al público haciendo creer que los problemas se resuelven con píldoras. Pero no es así. Los fármacos son necesarios y muy útiles en trastornos mentales severos y persistentes, que provocan una gran discapacidad. Pero no ayudan en los problemas cotidianos, más bien al contrario: el exceso de medicación causa más daños que beneficios. No existe el tratamiento mágico contra el malestar.¨

Qué podemos hacer para evitar el excesivo consumo de psicofármacos:

«Controlar mejor a la industria y educar de nuevo a los médicos y a la sociedad, que acepta de forma muy acrítica las facilidades que se le ofrecen para medicarse, lo que está provocando además la aparición de un mercado clandestino de fármacos psiquiátricos muy peligroso.»

precaucion 2 allen frances

El efecto que tienen los diagnósticos erróneos:

«Es muy fácil hacer un diagnóstico erróneo, pero muy difícil revertir los daños que ello conlleva. Tanto en lo social como por los efectos adversos que puede tener el tratamiento. Afortunadamente, está creciendo una corriente crítica con estas prácticas. El próximo paso es concientizar a la gente de que demasiada medicina es mala para la salud.»

Qué pueden hacer los pacientes que van al psiquiatra:

«Que en vez de ir al médico en busca de la píldora mágica para cualquier cosa, tengamos una actitud más precavida. Que lo normal sea que el paciente interrogue al médico cada vez que le receta algo. Preguntar por qué se lo prescribe, qué beneficios aporta, qué efectos adversos tendrá, si hay otras alternativas. Si el paciente muestra una actitud resistente, es más probable que los fármacos que le receten estén justificados.»

Las explicaciones de Allen Frances nos remarcan la necesidad de terminar con la tendencia acrítica de aceptar con los ojos cerrados todo lo que trae un nuevo manual. Recuerda que no todo lo nuevo es necesariamente mejor que lo anterior.

Estos fueron solo algunos fragmentos de la entrevista. Te recomiendo leerla completa (click aquí), guardarla y debatirla en tu facultad o con tus colegas.

¿Qué opinas?



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