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Encuentro con un terapeuta

30 Publicaciones
  • Encuentro con un terapeuta

Entrevista a Fabián Olaz

  • 17/08/2020
  • Lara María Velázquez

Con una peculiar transparencia y una clara honestidad y presencia, plasmadas en profundas palabras, el Dr. Fabián Oláz, nos deleita en esta línea de tiempo, no sólo profesional, si no también (y no en vano), personal.

Cada párrafo nos permite vislumbrar su pasión, cómo así también su entusiasmo y consciencia vital, resultado (actual) de muchas experiencias registradas con una gran nitidez.

Deseo que la disfruten tanto como yo lo he podido hacer.

Fabián, primero que nada quería agradecerte el tiempo y la oportunidad para permitirme realizarte esta entrevista. Para mí es un honor… ¿Cómo fue que elegiste estudiar psicología?

El agradecido soy yo Lara, este tipo de invitaciones siempre es desafiante y al mismo tiempo una posibilidad de parar y mirar un poco en retrospectiva el trabajo realizado. Estudiar psicología, creo que he respondido esta pregunta muchísimas veces y me da la sensación de que mi respuesta va cambiando cada vez. Creo que fue algo que me apareció con un poco más de claridad cuando estaba en el penúltimo año del secundario. Creo que si le preguntaras eso a mi yo de entonces te respondería que fundamentalmente curiosidad por la mente humana, mi yo de hoy diría que curiosidad por el comportamiento humano. Por otra parte, no tengo dudas que también lo hice un poco buscando respuestas a mi propio sufrimiento.

Estudiaste la carrera de grado y el doctorado en Universidad Nacional de Córdoba ¿Cuál es el marco teórico que allí predomina?

Efectivamente, estudié la licenciatura y el doctorado en mi querida UNC. En el momento que yo cursaba el psicoanálisis era hegemónico. Hoy diría que las cosas están cambiando gracias al trabajo que venimos haciendo varios profesores e investigadores. Si bien me animo a decir que el psicoanálisis aún es fuerte, la terapia cognitivo comportamental, las neurociencias, los enfoques psicodinámicos breves y la terapia de conducta ha ido ganando un lugar cada vez más importante, lo cual es muy bueno desde mi punto de vista.

¿Cómo fue tu recorrido académico luego de haberte egresado como psicólogo?

Fue largo, intenso y sorpresivo para mí. Egresé de la licenciatura convencido que lo mío era la investigación y no la clínica. Había intentado hacer una práctica en tercer año y mi primera experiencia en un neuropsiquiátrico me asustó mucho. Era una etapa en la cual estaba muy vulnerable y el entrenamiento que me habían dado hasta ese momento en la facultad estaba basado en una visión patologizante y centrada en el déficit, lo cual fue un excelente cóctel para que mi primer contacto con los pacientes del pabellón de “psicóticos” fuese una experiencia muy difícil para mí.

Me dediqué de lleno a la investigación psicométrica, donde aprendí un montón de cosas que ya casi no uso (jeje). Sin embargo, fue esa misma línea la que me trajo nuevamente hacia la clínica. Ya en mi doctorado, donde me había propuesto la construcción de un test psicológico, como parte de los estudios de validación del mismo debíamos hacer una intervención, y me decidí a desarrollarla. Para esto tuve que entrenarme en diferentes estrategias cognitivo conductuales para el abordaje de problemas interpersonales, lo cual me llevo a contactar a quienes fueron mis maestros en ese momento: Zilda y Almir Del Prette, de la Universidad de Sao Carlos. En esa época recuerdo que, paralelo a mi doctorado, me puse a explorar diferentes abordajes psicoterapéuticos ya que lo que se enseñaba en Córdoba y Argentina dentro de la TCC me parecía demasiado limitado y rígido. En esa época yo venía muy entrenado en el enfoque de la teoría social cognitiva de bandura, pero yo sentía que algo todavía me faltaba. Así, pasé por el enfoque sistémico, el análisis transaccional, la terapia multimodal, y hasta me atreví a explorar algo de terapia transpersonal. Ya en el 2009 tomo contacto con la terapia de aceptación y compromiso y ahí me doy cuenta de que eso era lo que quería: una terapia de conducta que abordaba la dimensión espiritual, de una forma parsimoniosa, experiencial y basada en una concepción de sufrimiento que reflejaba mi historia y mi propia concepción. Luego conocí FAP, mi actual amor, y aquí estoy.

¿Cómo llegaste a formarte en FAP y ACT?

Me encantaría poder darte una respuesta corta y simple, pero en realidad fue un verdadero viaje que podría resumirte en cuatro acontecimientos que me guiaron y me condujeron a donde estoy ahora. Todo comienza en el año 2008 o 2009. Era una época de intensa búsqueda personal, mi padre estaba muy enfermo, me sentía muy confundido y comencé una exploración espiritual muy intensa. Estaba en la búsqueda de algo espiritual, un ancla que me permitiera transitar ese momento y explorar mi historia. Experiencias chamánicas, alucinógenos, crisis, una época de mucha confusión para mí, y de mucho aprendizaje. En esa época me invitaron a disertar al congreso de la APICSA en Chile, y un asistente a mi conferencia se me acercó y charlamos un rato largo. Recuerdo que él, un señor de unos 70 años, muy sabio, me habló sobre la terapia de aceptación y compromiso como un abordaje conductual que profundiza en el aspecto que yo estaba buscando, lo espiritual. De ahí en más mi curiosidad me fue guiando. El segundo acontecimiento fue una estancia que realicé por esa misma época con Zilda y Almir en la universidad de San Carlos. Mis días allí fueron reveladores, ya que me encontré rodeado de analistas del comportamiento, que utilizaban estos principios de maneras sumamente creativas y flexibles. No solo me formé como entrenador de habilidades sociales, sino que comencé a entender que la parsimonia del análisis del comportamiento era algo que yo había venido buscando desde hace tiempo. Es muy llamativo como los puntos se van uniendo, ya que tuve el honor de compartir algún tiempo de trabajo y muchas charlas con una alumna directa de Murray Sidman, la Dra Deisy das Graças de Souza. Pude conocer además de manera concreta algo sobre investigación en RFT, teoría que sólo había intentado entender desde los libros hasta ese momento.

Luego de mi doctorado y ya habiendo muerto mi padre ocurre el tercer acontecimiento. Por esos días estaba ejerciendo la clínica en lo que yo creía era ACT. En diciembre de 2011 fui a mi primer workshop internacional sobre ACT con Kelly Wilson y en el 2012 participo de mi primer retiro de mindfulness. Si bien ya sentía que ese era mi camino, todavía sentía que algo me faltaba. Fue en el año 2012 que tuve la oportunidad de conocer a quien fue mi primer supervisor (hoy mi mejor amigo), Benji Schoendorff. En su taller sobre ACT y FAP pude darme cuenta de qué era lo que quería para mi vida como terapeuta, como entrenador y como ser humano, y a la vez podía ver algo de la luz que venía buscando: quería ser simple. De allí en más todo ocurrió muy rápido, dediqué toda mi energía, tiempo y dinero a entrenarme para ser el terapeuta y entrenador que quería ser

Creo que mi conducta perfeccionista fue útil en ese sentido, ya que estas terapias me atrajeron tanto que me generaron un profundo respeto. Por esto, estaba convencido que quería cuidarlos siendo fiel a los principios y me propuse aprender desde las fuentes. Mis habilidades sociales adquiridas fueron muy útiles en ese sentido, ya que rápidamente me vi vinculado con los más grandes entrenadores, aprendiendo de ellos con una curiosidad voraz. Hice cuántos cursos puedas imaginarte, estancias en el hospital de veteranos en Maine junto a Kevin Polk, en la Universidad de Washington con Jonathan Kanter, entrenamientos intensivos y hasta una estancia con Carmen Luciano, que sería el cuarto acontecimiento. También me ayudó mucho mi aprendizaje como paciente en estos modelos, y muchas horas de supervisión. De hecho, desde el año 2012 no he dejado de tener mi supervisor en estos modelos.

¿Cuáles creés que sean los aportes más innovadores de estas terapias?

Creo que la concepción filosófica y la concepción de sufrimiento, ya que todo lo demás deriva de allí. Estas terapias son en gran medida contraculturales y por ello suponen un desafío a muchas ideas arraigadas en nuestra comunidad.

¿Qué opinás sobre las terapias basadas en procesos?

Tengo mucho que decir, pero creo que sería para otra entrevista. Siendo lo más sucinto posible, creo que son varias cosas al mismo tiempo. En primer lugar creo que la concepción basada en procesos es necesaria, ya que supone poner fin a la proliferación constante de modelos terapéuticos que se proponen como novedosos cuando en realidad no lo son. La idea básica es que hay un número limitado de mecanismos psicológicos subyacentes que determinan si las personas terminarán con problemas conductuales o no, y esos mecanismos deberían ser trabajados dinámicamente de forma continua en la terapia. El principal beneficio de este enfoque para los terapeutas es que hay muchos menos mecanismos subyacentes de cambio que técnicas terapéuticas o modelos de terapia. Por lo tanto, el terapeuta solo necesita aprender a atacar esos mecanismos subyacentes cuando aparecen en la terapia. No debe lealtad a un manual de tratamiento que contiene toneladas de intervenciones inútiles. En cambio, aprende a reconocer estos mecanismos centrales de cambio a medida que se desarrollan en la conversación clínica y responde a ellos de una manera específica.

Por otra parte, creo que no es algo nuevo ya que hay autores que vienen defendiendo esa propuesta hace mucho tiempo, y seguramente hay un interés político en ponerlas en la agenda, ya que por detrás está la Asociación Americana de Psicología. Quizás también el hecho de que hoy se hable de ello, tal como el mismo Hayes lo afirma, sea en parte gracias a las terapias comportamentales contextuales, que son de hecho terapias basadas en procesos. Quizás haya que esperar para ver si se trata solo de una moda pasajera o si realmente está gestándose un nuevo movimiento en psicoterapia. Ojalá sea lo segundo, pero en ese caso espero que no se trate de terapia cognitivo comportamental basada en procesos sino de psicoterapia basada en procesos. En la materia que dicto en la Facultad de Psicología de la UNC hemos desarrollado un programa en esa línea, y está siendo un hermoso desafío. Los alumnos pueden discutir y aprender diferentes abordajes terapéuticos muy diversos tomando a los procesos como punto de anclaje. Así por ejemplo, pueden discutir y comparar procesos tan cercanos como la mentalización y el yo contexto, mientras exploran la terapia de mentalización y ACT. ¿Muy loco no?

¿Solés tener un esquema armado para la primer entrevista?

No, pero los pacientes te moldean. Quiero decir, no la tengo pero generalmente hago lo mismo y creo que es el resultado de las respuestas de mis pacientes a mi conducta. Es decir, hago lo que me ha funcionado en general. Si tuviese que resumirlo sería: charlo, pregunto e intento comprender lo que trae a sesión al consultante y lo defino en sus propias palabras. Luego, exploramos las funciones que controlan su conducta hasta identificar una clase funcional problemática y redefinimos el problema en términos del modelo con el cual trabajaremos. Presento el modelo y el encuadre de trabajo que utilizaremos, doy las fichas de consentimiento informado para ser firmadas, fin. Obviamente estos pasos pueden darse en diferentes secuencias, pero sin duda forman parte de las check list que utilizo en supervisión.

¿Y con la conceptualización de los casos? ¿Cómo las formulás?

En principio cuando trabajamos con el equipo DBT utilizamos el formato estándar que aprendimos con los supervisores del equipo. Cuando es por fuera de DBT, y dado que me fui acercando cada vez más al análisis de la conducta clínica, fui desarrollando mi propio estilo y mis conceptualizaciones se hicieron cada vez más parsimoniosas. En la actualidad cuento con un modelo propio basándome en lo que yo considero procesos centrales de la terapia. Así, mi formato incluye una breve historia del paciente, el problema según sus propias palabras, la clases funcionales problemáticas dentro y fuera de sesión, las clases alternativas, y el tipo de interacción con el propio comportamiento y autorreglas que se siguen (evitación experiencial, impulsividad, etc).

¿Cómo fue la experiencia de poder supervisarte con Dra. Carmen Luciano?

Para ser justo, ella no fue mi supervisora clínica, fue (y considero que aún es) mi supervisora en investigación. Pero sería injusto si encasillo a Carmen en ese rol, ya que para mí es una maestra que te exige llegar a tus propios límites y enfrentarte con tu propia ignorancia. Obviamente que es una invitación a pasarla mal, en la medida que te aferres a la idea de que sabes algo. Unos minutos con Carmen son una invitación a la humildad y a la aceptación de lo poco que sabemos. Creo que luego de mi estancia con ella pude darme cuenta de la ilusión en la que venía viviendo, al creer que sabía RFT y ACT.

¿Desde cuándo te desempeñas como trainer en ACT?

Desde marzo del 2018.

¿Cuándo comenzaste a ser investigador? ¿Qué te llevó a eso?

Comencé a investigar cuando estaba en tercer año de la carrera. Tuve la suerte de comenzar a trabajar como ayudante alumno de técnicas psicométricas investigando junto al Dr. Edgardo Pérez, quien sería mi director de tesis de licenciatura y de doctorado. Siempre tuve la tendencia a buscarme maestros o tutores y él fue sin duda mi primer maestro. Edgardo me enseño a amar la investigación y me mostró que tengo las habilidades para hacerlo. Es algo que actualmente me apasiona, aunque estoy trabajando en pulir más otras habilidades que me están haciendo falta, entre ellas, moderar mi perfeccionismo. Como verás, lo que puede ser útil en algunos contextos en otros no lo es

¿Desde cuándo te desempeñás como trainer? ¿Qué tal resulta eso?

Considero que comencé a sentirme entrenador en el año 2008, cuando comencé a entrenar en habilidades sociales. Suelo diferenciar la palabra entrenador de la palabra profesor ya que entrenar involucra otros aspectos, desde mi punto de vista más complejos. Así, un entrenador debe tener la capacidad de generar un contexto de aprendizaje de competencias teóricas (en esto no se diferencia de un profesor) pero también prácticas (el know how) o técnicas, y esto requiere un estudio sistemático de estrategias didácticas que permitan la práctica y refinamiento de estas habilidades. Finalmente, y sobre todo en el entrenamiento de terapeutas, ser trainer involucra además tener un adecuado repertorio que permita generar espacios experienciales donde los participantes puedan explorar vivencialmente los procesos que trabajamos con nuestros pacientes. Creo que lo más difícil es encontrar un buen balance para que las tres habilidades sean igualmente trabajadas. En ACT se suele usar la metáfora de la “cabeza” (teoría), las “manos” (la técnica) y el “corazón” (la experiencia).

¿Cuándo comenzaste a ser associatte scientist? ¿En qué consiste exactamente?

Creo que desde el año 2016. Consiste simplemente en que trabajo junto a otros miembros del Center of Social Connection, de la Universidad de Washington en el desarrollo de investigaciones en FAP y temas vinculados a la conexión social y el desarrollo de competencias interpersonales. Sería algo así como un miembro externo del laboratorio. Es algo muy lindo ya que Jonathan es un excelente tutor y tener su apoyo es muy útil en nuestra situación, donde no contamos con recursos y la investigación es tan precaria.

¿Cómo te resulta, a nivel personal y profesional, ser representante para Argentina de la Asociación Psicológica Iberoamericana de Clínica y de la Salud?

APICSA es en gran medida la asociación que me sirvió de soporte durante todo mi desarrollo profesional hasta mi doctorado. Tal es así que conocí a Zilda Del Prette a partir de APICSA, y mi contacto con Vicente Caballo (su presidente) fue de gran utilidad para mi tesis doctoral. En la actualidad, creo que lo más rico es a nivel personal, ya que la comisión directiva de APICSA está integrada por un grupo hermoso de personas de diferentes países y con diferentes orientaciones dentro de las TCC. Es como mi familia y las reuniones que se organizan desde la asociación son simplemente imperdibles. No quiero decir con esto que no sea aún un espacio de crecimiento profesional para mí, de hecho lo es, pero lo que me da a nivel personal es mucho mayor

¿Cuál y cómo fue tu primer experiencia como disertante en alguna Jornada o Congreso?

Mi primera experiencia fue en el año 1996. Aún era estudiante y presenté en unas jornadas de cátedras de neurociencias un trabajo sobre comportamiento prosocial e inteligencias múltiples, como tema libre. Experiencia casi traumática. Recuerdo que al finalizar, una señora muy dulce que coordinaba la mesa me acercó un vaso con agua y un pañuelo para que me secara la cara. Todo lo que pasó hasta ese momento quedó borrado de mi memoria

¿Desde cuándo dictas cursos y talleres? ¿Cuál y cómo fue tu primer experiencia como docente ,tanto en estos espacios como en la facultad?

Creo que desde el 2008, pero vengo dando clases desde antes. Comencé en el año 1996 como ayudante alumno y ahí fueron mis primeras experiencias. De alguna manera siempre siento que nací siendo docente. Amo hacerlo y siento que cuando lo hago me traslado a otra dimensión. Mi papá y mi mamá también fueron docentes, y creo que de alguna manera crecí en un aula.

¿Quisieras contarnos las experiencias de ser escritor de artículos, capítulos y libros?

Jaja. Qué pregunta difícil, no sé. Es algo medio absurdo en mi caso. Pasó un montón de horas escribiendo, revisando, y escribiendo de nuevo. Luego se publica y me siento feliz por un ratito hasta que sale otro proyecto. Igual creo que es una experiencia muy personal. En mi caso he escrito un montón de cosas simplemente por la necesidad de la academia, y recién hoy estoy finalizando dos libros que creo me hacen sentir orgulloso: La matrix manual de usuario y Las tormentas de Blaz. Este último es una belleza ya que se lo dedico a mi amigo Blaz, mi perrito Schnauzer que falleció el año pasado. Es un libro para niños.

¿Creés que tu rol como trainer, terapeuta, investigador, escritor y docente (¡Cuántas facetas académicas!) se complementan entre sí?

Te falto “proyecto de músico” y practicante de aikido y Iaido en impasse, jeje. Se complementan de varias maneras. En primer lugar, necesito hacer muchas cosas ya que si no me aburro y me pierdo. Soy una persona que pasó de tenerle pánico a la muerte a tenerle un profundo amor y un ominoso respeto a la vida. Es por ello que quiero saborear cada gota, cada sorbo que ella me regala. Soy un voraz consumidor de experiencias y no puedo evitarlo. Creo que el espacio que transito hoy es parte de la búsqueda espiritual que comencé hace tiempo, y que paradójicamente (o no tanto) me ha transformado en un explorador de momentos, de pedacitos de existencia, y necesito de todos para sentirme vivo. Entonces, claro que se complementan, y se necesitan.

Por otra parte, todos se vinculan en un rol fundamental que me encanta desempeñar: Transmitir. Me considero un transmisor, casi como un cable, cuya misión en la vida es hacer simples los mensajes complejos que pueden ayudarnos a dejar el mundo un poquito mejor de lo que era. Sería algo así como un hermeneuta contemporáneo, que aspira a la simpleza de los perros. Un perro hermeneuta, jaja. Próximo título de libro: “El perro hermeneuta”.

Qué respuesta tan sentida…

¿Cuándo y cómo surge CIPCO ?

Fundación CIPCO surge de mi amor por la docencia, la psicoterapia, y mi profundo amor por quien es hoy mi compañera de vida: Gabi Cabanillas. Es un proyecto que iniciamos hace más de 10 años juntos, con el apoyo y trabajo de muchas personas, algunas de las cuales ya no están y otras permanecen. CIPCO es hoy, me enorgullece decirlo, un centro de referencia internacional en terapias comportamentales contextuales, y tenemos dos equipos hermosos y súper eficientes de terapeutas: uno especializado en DBT y otro en ACT, FAP BA y otros abordajes. Damos cursos de entrenamiento y hemos desarrollado un programa propio de entrenamiento en competencias. ¿Sabes qué? El año pasado me encantó escuchar a alguien decirme: “ese terapeuta tiene estilo CIPCO”. Fue como, “Wow, que bueno es escuchar esto”.

Actualmente y en el futuro ¿Qué desafíos creés que tenga la psicología?

Ufff. Muchísimos. Algunos ya los señalé, básicamente la búsqueda de una psicoterapia basada en procesos con base en la evidencia, un mayor desarrollo de ciencia reticulada e investigación translacional, el desarrollo de programas de entrenamiento y supervisión de psicoterapeutas con base en la evidencia, una discusión seria acerca de las implicancias éticas y los dilemas que se enfrenta en psicoterapias interpersonales o que se desarrollan en contextos de mucha intimidad. Ahora, en nuestro país, con que podamos comenzar a desarrollar investigación para aportar evidencia de que lo que hacemos funciona en lugar de seguir hablando sobre evidencia, con que podamos lograr que terapeutas y supervisores se entrenen y con que logremos que las terapias que funcionen lleguen a los que menos recursos tienen y dejen de ser un “servicio de elite” creo que es suficiente. Podría morir tranquilo

¿Quisieras agregar algo?

Solo agradecerte. Tus preguntas fueron terapéuticas. ¿Cuánto te debo? (jeje)

¡Muchas gracias por el espacio y la colaboración, Fabián!

Gracias muchas.



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  • Encuentro con un terapeuta

“A los modelos psicológicos nunca les gustó el DSM”, Dr. Guido Korman

  • 13/04/2020
  • Lara María Velázquez

El Dr. en Psicología Guido Korman, es Investigador Independiente y Profesor Adjunto de la Universidad de Buenos Aires en la Facultad de Psicología.

Ha investigado la complementariedad terapéutica para el tratamiento de la depresión en diferentes poblaciones, los inicios inicios de la terapia cognitivo conductual, desarrollo de la misma en el contexto local -Argentina- y aplicación práctica de la terapia cognitivo conductual en el ámbito hospitalario) es Magister en Cultura y Sociedad (con Mención En Concepciones Sobre La Salud), Licenciado en Psicología y profesor de Enseñanza Media y Superior en Psicología.

Bueno, Guido, primero muchas gracias por esta oportunidad; por el tiempo y por el espacio.

Me parece muy bueno lo que estás haciendo Lara de ir entrevistando a la gente del campo TCC.

Bueno ¡Muchas gracias! Para empezar esta entrevista ¿Cómo fue que conociste a Eduardo Keegan?

Bueno, cuando yo cursaba, no existía la materia de psicoterapias. Yo me recibí en el 96 y creo que el curso lo hice en el 2000-2001 y ahí lo conocí a Eduardo.

¿Y cómo terminaste formando parte del gran equipo que hay hoy por hoy?

A mí la facultad me aburría bastante… La hice muy rápido, en 4 años. Estaba harto de leer «introducción al Narcisismo». En esta época me gustaba más la Filosofía. El Psicoanálisis, que a todo el mundo le gustaba a mí (no sé si de cabezadura que soy o qué), no me gustaba. Hay cosas que no me convencían. Yo soy del interior, vengo de un mundo más simple. ¿Cómo alguien va a ser neutral? Uno siempre pone en juego sus cosas, el trabajo de inconsciente a inconsciente… no me cerraba por ningún lado y eso que había hecho análisis (como todo el mundo) pero no terminaba de convencerme.

Hay un largo camino antes de llegar a Eduardo ¿Cuento esa parte?

¡Por favor! A mí me interesa mucho.

Bueno, junto con Cristian Garay (que lo conocí en el primer año de la carrera), leíamos filosofía. Y cuando me recibí, estaba medio perdido, la verdad no sabía muy bien qué hacer. Alguien me invita a dar clases a la Universidad de La Matanza y, estando ahí me dicen que había un grupo de gente que hacía investigación y ahí la conocí a Gloria Mendicoa y me integré a su grupo de investigación durante un par de años.

Vos me decís así (Curso autogestivo de filosofía) y me suena a psicoanálisis

Sí, pero era en contra el psicoanálisis tradicional, el antiedipo, ese tipo de lectura crítica.

Al poco tiempo, me empecé a interesar en investigación y alguien me comentó que una antropóloga estaba buscando becarios para hacer una investigación en el Noroeste Argentino. Me puse en contacto con quien después fue mi directora de CONICET, la doctora Anatilde Idoyaga Molina y, en ese momento, justo al mismo tiempo, empiezo a interesarme en otras terapias y ahí lo conozco a Eduardo Keegan y empiezo a hacer sus cursos. Yo había leído otros modelos y no lograron interesarme; la terapia cognitiva me pareció un modelo muy pragmático.

Paralelamente, entonces, comienzo a investigar con esta antropóloga. Ella dirigía una maestría. Me interesó y empecé a cursar. Me presento a una beca doctoral con ella y ahí empiezo a investigar, ya con un poco de bagaje respecto de la terapia cognitiva, por lo que se hace en otros contextos culturales con la depresión. Ahí me fui a investigar al noroeste.

¡Fue una vivencia muy experiencial!

Sí, además mi directora viajaba conmigo, fue muy enriquecedor porque ella tenía mucho conocimiento del campo. Yo estaba interesado en ver qué hace la gente con depresión en un contexto en el que la psicoterapia no es tan popular. El consumo en salud tiene que ver con las creencias. Y me fui a estudiar qué hacía la población campesina del NOA con la depresión.

Lo interesante es que la terapia cognitiva; no tiene una visión de «verdad»; es en función de tus creencias y lo que evalúa es la funcionalidad

Me dediqué a investigar qué es lo que hace esa población cuando las personas están deprimidas. Investigué, por un lado, gente que estuvo deprimida, curadores tradicionales, curanderos, chamanes) y cómo es que resuelven, lo que desde las categorías psicológicas psiquiátricas, llamamos depresión. El punto interesante de eso es que empecé a entender que la gente toma los recursos terapéuticos según lo que cree. Tu interpretación, va a dar lugar a la respectiva conducta. Así es que me interesó explorar lo que la gente consume en función de lo que cree. En esa tesis doctoral investigo qué es lo que hace la gente con depresión en contextos culturales distintos a las clases medias medias-altas de Buenos Aires.

Lo interesante es que la terapia cognitiva; no tiene una visión de «verdad»; es en función de tus creencias y lo que evalúa es la funcionalidad. No es que hay algo claramente verdadero, no se dice «estás pensando equivocado», sino más bien «hay otras opciones posibles».

Es por es que, desde la terapia cognitivo conductual, podemos conocer las perspectivas de los usuarios del sistema de salud y así pensar las estrategias claras para ellos, en función de lo que necesitan.

¿O sea que llegaste a Eduardo averiguando y estudiando luego de recibirte de la licenciatura?

Así es, llegué buscando algo que fuera útil y que me cerrara teórica y clínicamente. Venía decpcionado de lo que conocí en la facultad.

Durante un tiempo atendía pacientes en Cáritas y ahí me di cuenta de que, la formación que había recibido – principalmente -, no me daba ninguna herramienta concreta. Ahí lo conozco a Eduardo y, al aplicar lo que me enseñaba, empecé a ver cambios muy concretos

¿Y cuando ingresaste en la carrera de Investigador Científico y Tecnológico?

Terminé mi tesis doctoral, después hice una beca posdoctoral, dirigida por otro investigador del CONICET, el Dr. Hugo Klappenback. En ese momento me quería centrar en estudiar sobre los modelos cognitivo-conductuales, su surgimiento, tanto en el mundo, como acá en Argentina. Me dedico a investigar cómo surge la terapia cognitiva en el contexto local, porqué se da como se da, porqué aparece en la década del 90, cómo llega, porqué adquiere características particulares.

Paralelamente, obtengo una beca posdoctoral del CONICET para ir a estudiar afuera y fui al Centro de terapia cognitiva en Philadelphia en la Universidad de Pennsylvania. Ahí estuve con Cory Newman, que es quien se quedó a cargo del centro mítico donde surge la terapia cognitiva. Estando ahí, participo de unos cursos dictados por Beck. También participé en un grupo de investigación que dirigía él y estuve en el grupo de investigación de Robert DeRubeiss. Después estuve en las supervisiones con Cory Newman, que es el director del centro. También participé de actividades con F. Crits-Christoph
que es un investigador psicodinámico. Estando ahí, me dediqué a investigar cómo se dio el pasaje de Beck a la terapia cognitiva. Después estuve con todo el grupo de Beck, todos los que eran sus discípulos, con su secretaria, Ruth Greenberg…

Estuviste codo a codo con la cream de la cream.

Claro, estuve en la Disney cognitiva, viendo a todos mis superhéroes.

¡Qué lindas experiencias! Fruto de tu mérito.

Bueno, Eduardo fue muy amable que me hizo el contacto con Cory Newman y fui aceptado. De ahí volví y quedé en contacto con dos investigadores. Uno que me alentaba, a que hiciera investigación clínica, era Rob DeRubeiss, alguien muy amable y optimista que me decía «sí, se puede hacer investigación con pacientes, aunque no tengas dinero». Por otro lado, estaba Paul Crits-Christoph que me decía «mirá, Guido, si no tenés un millón de dólares, es muy complicado hacer investigación, nunca va a ser muy buena ni muy bien publicada». Entonces, me volví como muy contento por la información obtenida, pero un poco desalentado por el panorama de investigación; complicado sin dinero para hacer los estudios que vi y sin pacientes para poder aplicar los tratamientos y ver si requieren adaptaciones específicas en función del contexto.

Si no tenés un millón de dólares, es muy complicado hacer investigación

Volví tomando en cuenta la dimensión particular que tiene el consumo de psicoterapia en nuestro contexto. Allá, charlando con mis compañeros de la Universidad, noté que nadie había hecho terapia como paciente. Al preguntarme a mí si había hecho psicoterapia y escuchar mi respuesta, orgulloso de haber hecho varios tratamientos, me miraron como si fuese un caso grave. La gente no suele consumir psicoterapia como nosotros. Tenés muchas diferencias culturales; la terapia cognitiva conductual, como la conciben ellos (en Philadelphia) ¿Es igual a como la concebimos nosotros? Por ejemplo, los temas existenciales, no son un motivo de consulta, generalmente, los motivos son ligados a trastornos. Hay una lectura distinta, nadie te pregunta si vas al psicólogo, es una pregunta muy personal. Para nosotros no. De hecho, en la facultad se pregunta «quien no hizo tratamiento?» y siempre son muy pocos.

Totalmente, interesante lectura… Actualmente, un poco por lo que leí, estás más avocado a lo que es mindfulness, dentro de la llamada Tercera Ola, si es un concepto apropiado… ¿Qué fue lo que te llevó a esta orientación?

En verdad, eso es una larga historia. Yo hago meditación desde que tengo 15 años. Con Eduardo (Keegan) y Cristian (Garay) empezamos a estudiar estos nuevos modelos. Eduardo dirigía la lectura que hacíamos Cristian y yo. El libro terapia cognitiva Basada en la Conciencia Plena es de lo mejor que he leído en TCC. Es un gran argumento lógico al porqué la práctica de mindfulness puede ser útil en la depresión recurrente.

Hoy el mindfulness parece que «sirve para todo», es algo mágico. No creo que sea así. Lo que es interesante es que ese libro, incluye por un lado, los desarrollos de la terapia cognitiva y el modelo teórico de Tesdeale. El libro es un argumento lógico del porqué la MBCT es útil para prevenir la recurrencia para la depresión. Me pareció un argumento muy interesante y, a partir de este trabajo, me empecé a interesar en estos nuevos modelos. Otra cosa que llamó mi atención es que es un modelo relativamente sencillo de difusión.

Sí, además hoy en día tiene buena repercusión en la gente.

Eso, principalmente, tiene que ver con la parte New Age. Para muchas pacientes y psicólogos es muy cool meditar, inclusive es más «cool» meditar que registrar pensamientos. Lo interesante es la búsqueda de fundamento científico a prácticas muy antiguas como la meditación.

Totalmente y muchas veces es únicamente un componente dentro de un tratamiento. ¿Creés que toda tu trayectoria académica se fue complementando a lo largo de tu recorrido profesional?

Bueno, uno es un producto de toda su historia. Si vos me preguntaras a mí, lo último que estoy investigando es como una «mezcla» de todo eso. Volví de Estados Unidos muy interesado en conseguir pacientes para investigar cómo adaptar la terapia cognitivo conductual al contexto local.

La terapia cognitiva conductual, como la conciben ellos (en Philadelphia) ¿Es igual a como la concebimos nosotros?

Un día, me topé con una psiquiatra (la Dra. Luciana Dálessio, investigadora del CONICET) y me comentó que había unos pacientes que ella venía investigando con crisis no epilépticas psicógenas que nadie sabe qué hacer y que ella, a partir de las guías clínicas, sabía que había tratamientos TCC que funcionaban. Me invitó a participar de la investigación y, a partir de estos pacientes, me encontré con el objetivo de diseñar un tratamiento y adaptar un tratamiento TCC.

Al mismo tiempo, me empecé a interesar en cómo se están adaptando los tratamientos cognitivos conductuales en la población hospitalaria. Nosotros sabemos que hay que hacer registros de pensamientos… ¿Los hacen los pacientes? Cómo se dan, concretamente, los tratamientos cognitivo conductuales y qué variables hay que adaptar.

Hablamos de tratamientos con apoyo empírico (TAE). Muy bien ¿Dónde está hecho ese tratamiento empírico? ¿Son los mismos pacientes los del Hospital Ramos Mejía que los de Universidad de Pensylvannia o la Universidad de Harvard (estudiantes más ricos del mundo)? ¿Cómo se adapta? ¿Qué hay que hacer? Esto es, de alguna manera, lo que intento hacer en este último tiempo; entender la lógica de qué habría que adaptar de los tratamientos.

Por un lado, estoy pensando la adaptación y, por el otro, estoy viendo qué es lo que se hace concretamente en la práctica. Una cosa es el modelo teórico y otra es la aplicación; la población, el equipo y cada profesional.

¿Cómo se te ocurrió complementar el factor antropológico o local con la variable cognitiva? Algo muy novedoso…

Soy una persona curiosa. Pero creo que tuvo más impacto el azar. Yo estaba interesado en investigación, siempre los temas culturales me habían parecido interesantes, me gusta mucho la mitología, las religiones, etc. ¡Y acá estoy!

¿Cuál es tu apreciación o experiencia siendo Director de becarios?

Bueno, lo hago hace un tiempo. Con algunos becarios uno se lleva mejor que con otros, son vínculos humanos. Es una experiencia interesante, de mucha cercanía.

Me imagino. ¿Cuándo comenzaste a ser disertante en Jornadas y/o Congresos? ¿Cómo fue tu primer experiencia?

Siempre fui de ir a exponer. La primera exposición fue a los 23 años.

¿Y cómo llegaste ahí? A esas oportunidades.

Por querer ir. En general, en casi todas las exposiciones, te anotas y vas. Lo evalúa un Comité y si considera que es apropiado vas y exponés.

¿Y cuándo comenzaste a ser docente?

Primero fui co ayudante en la UBA apenas me recibí, luego fui docente en la Universidad de La Matanza. Después empecé en la cátedra de psicoterapias, en la que estoy ahora hace muchos muchos años. No me acuerdo si 2002, 2003.

¿Cómo fue tu experiencia la primera vez que tuviste a cargo un aula?

Siempre me gustó dar clases me parece algo divertido. Siempre lo disfruté. Es como un espacio casi de reflexión, de repensar cosas. Es algo muy agradable. Se vuelve una reflexión en voz alta. Trato de hacer un mapa para no irme de tema.

De todas las clases que dictaste ¿Sentís que alguna te haya marcado más?

Creo que las de psicoterapias porque me dieron mi identidad de “cognitivo conductual», me permitió trabajar con Eduardo. Es un un referente, es alguien muy curioso y siempre te ayuda a ir viendo hacia dónde va el futuro. La psicoterapia, al igual que cualquier área del conocimiento, es cambiante. Entonces tenemos una mirada en la que pensamos que los distintos modelos psicológicos inevitablemente van a tener sus finitudes, inclusive la terapia cognitivo conductual como la conocemos.

La psicoterapia, al igual que cualquier área del conocimiento, es cambiante

Es muy sabia esa postura, por lo menos, dentro del campo de la Psicología. Es decir que hoy por hoy ¿Tu trabajo en la clínica está ligado a la investigación?

Sí, me dedico a investigar qué es lo que ocurre con estos pacientes específicos y cómo se implementan los tratamientos cognitivo conductuales; qué características tienen. En este país, el consumo de psicoterapia, es una originalidad. En otros contextos, si alguien va al psicólogo la atribución es de patología.

Sí, acá también está instalada la idea de ir a psicoterapia por algo a resolver, no por tener una «vida plena»…

Pero yo te preguntaría, las veces que fuiste al psicólogo ¿Tenías algún trastorno? ¿Por qué no te puede ayudar un amigo/a escuchándote? Tenemos como un valor social en eso. Hay gente que hasta lo cuenta orgulloso.

No hay asociación entre ir al psicólogo y el estigma social que esto tiene; vas porque querés saber qué hacer con tu vida, no porque estás «en el horno con papas» y no podés tomar una decisión. Cuando uno viaja y toma contacto con otros profesionales es un fenómeno original.

Tuve una charla muy interesante con en congreso de la Society for Psychotherapy Research con Robert DeRubeis en la que le comentaba que en Argentina, la gente consume terapia cognitivo conductual aunque no tenga un trastorno y él me decía «eso no sería terapia cognitivo conductual». Sin embargo, desde nuestro contexto, probablemente sí y ahí tengo todas estas entrevistas en las que fui viendo cómo los terapeutas cognitivo conductuales consumen psicoterapia.

¿Y cómo creés que impacta esta transición que se está dando en los últimos años, en el campo de la psicología, entre terapia cognitivo conductual «estándar» hacia los tratamientos más de corte contextual, con abordajes transdiagnósticos? ¿Qué pasa ahí con las nomenclaturas, los trastornos?

Vamos primero a ver la cuestión de las sistemas diagnósticos operativos. A los modelos psicológicos nunca les gustó el DSM porque es un modelo psiquiátrico. Los “modelos transdiagnósticos» y los nuevos modelos basados en Procesos, apuntan a liberarse de esos sistemas diagnósticos, un clásico de la psicoterapia. De hecho los modelos de tratamientos basados en trastornos son parte de la política de investigación y financiamiento de la década de los 80. Sin ella, no hubiera habido tantos tratamientos en función de categorías DSM y CIE-10.

La psicoterapia científica es normal que cambie. pocos conocimientos se mantienen con el paso del tiempo. En diez años los modelos de tratamiento basados en trastornos nos van a parecer obsoletos.

Por otro lado, escribiste un montón de artículos científicos… Supongo que el contenido de los mismos tiene una cierta línea pero también fueron teniendo sus ramas… ¿Sentís que seguiste una temática de alguna manera?

Creo que seguí ideas generales; factores culturales, terapia cognitiva Conductual e investigación cualitativa. Esas ideas se fueron mezclando todo el tiempo. Ahora se puede decir que estoy estudiando a las 3 juntas: Cómo se da la terapia cognitiva Conductual en el contexto Hospitalario y cómo se puede adaptar la misma al contexto local. Y, por otro lado, si con estos mismos pacientes ocurre lo mismo en otros contextos, investigando la población en sectores populares.

Las técnicas psicométricas son excelentes, de eso no hay dudas, pero ¿Qué pasa cuando los pacientes no las completan?

Claro… ¿Quisieras contar algo del libro Innovaciones en los Modelos Cognitivo Conductuales?

El libro es producto del curso de posgrado que dictamos que está dentro de la carrera de Especialización de terapia cognitivo conductual. De alguna manera, escribimos las clases que tiene ese curso; tenés un capítulo de Eduardo Keegan, uno de Cristian Garay, uno de Fabián Maero, y otro de Guillermo Lencioni.

¡Y uno tuyo!

Y uno mío… El libro es una buena introducción al tema en español, la mayoría de los libros de estos temas están en inglés. Es un pantallazo de la materia que dictamos y también una mirada hacia donde está yendo el campo TCC.

Bueno ¡Muchas gracias a todos por escribir sobre temáticas tan ricas que escasean en español y son parte del ahora y del futuro! ¿Cuál es tu experiencia habiendo sido y siendo tutor y jurado de tesinas?

Yo estuve cuando se hizo la reglamentación y todos decían «¡Qué embole!» pero creo que es una buena instancia de aprendizaje. Te permite acercarte a gente que en otro momento no te acercarías, tener un vínculo, y hacer un cierre de la carrera distinto.

Por otro lado ¿Creés que hoy en día prevalezca algún Diagnóstico en las consultas?

Creo que tiene que ver con lo que hoy llamaríamos trastornos emocionales (depresión y ansiedad) y también desarrollo personal. Yo creo que la tasa de prevalencia debe ser parecida al resto del mundo nada más que hay mucho consumo. Me parece algo bueno que tenemos, que el mundo nos puede envidiar; el bajo estigma de la psicoterapia.

Para ir cerrando… ¿Qué desafíos creés que tenga la Psicología a futuro?

Muchos (risas). Se viene todo el impacto de las Nuevas Tecnologías; Terapia por Skype (que ya está en acción). Pero hay que ver cómo eso impactaría en la práctica. Que la Psicología pueda aplicarse para todos los trastornos de la Salud, no solo los mentales. Tenés un buen tratamiento que funciona, alguien que tiene problemas de Diabetes, sabe lo que no tiene que comer pero lo come ¿Por qué no lo come? Problemas psicológicos… La Psicología tiene que ampliarse. Cualquier problema médico tiene probablemente componentes psicológicos.

¿Sentís que parte de tu formación académica se complementa con tu vida personal?

En verdad, uno lo que intenta es reflexionar sobre los procesos salud enfermedad… Cómo funciona el malestar. Lo que uno lee y lo que estudia impacta de alguna manera en la vida de uno. Siempre uno tiende a experimentar o pensar la experiencia desde sí. Reflexionar salud y enfermedad tienen un efecto sobre nuestra percepción del vivir.

Bueno… ¿Quisieras agregar algo?

Creo que hablamos de todo…

¡Muchísimas gracias nuevamente! ¡Ha sido un placer!



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  • Encuentro con un terapeuta

«Necesitamos poder empezar a hablar de “psicoterapia», a secas, no de marcas» – Fabián Maero

  • 26/06/2019
  • David Aparicio

Lara María Velázquez entrevistó a Fabián Maero para la web Cambio de Hábitos. Hay entrevistas que son muy difíciles de leer, las lees como una tarea o una obligación. Esta no es una de esas. Con su estilo único Fabián nos cuenta cómo llegó a las terapia contextuales, por qué es importante la terapia basada en procesos, las características de ACT y BATD y mucho más. Aquí les comparto dos fragmentos que me gustaron mucho.

Sobre el copyright de los tratamientos y la terapia basada en procesos:

—En realidad lo que pasa es esto: la Terapia Basada en Procesos, es también un nombre acuñado por Hayes, por lo cual, yo no diría que son necesariamente cosas distintas. Si querés, yo creo que hay algo interesante en pensar a la terapia basada en procesos y es el empezar a pensar un poco más allá de las marcas de tratamiento, pensar un poco más allá del copyright del tratamiento donde alguien hace un modelo de terapia, le pone marca registrada y empieza a vender eso… Me parece que lo interesante de pensar la terapia basada en procesos es un poco eso; encontrar ciertos puntos en común, más allá de las diferencias de copyright entre los distintos modelos. Me parece que es un movimiento interesante en ese sentido.

Yo creo que —en algún punto esto es un poco controversial— pero yo creo que es una dirección deseable; que quizás dejamos de necesitar hablar de modelos de tratamientos. Quizás sea la dirección hacia la cual podamos movernos —y cuando digo movernos es de acá a los 200 años, no soy optimista con respecto a los tiempos. Me parece que lo que necesitamos, es poder empezar a hablar de “psicoterapia», a secas, no de marcas. Que cuando alguien haga psicoterapia, la atención que reciba esté basada en procedimientos, procesos, que tengan cierto soporte empírico, con una formulación de caso, que tenga bases conceptuales y filosóficas sólidas. Yo creo que esa sería una dirección deseable. Hoy en día tenemos un montón de marcas distintas. No es que necesariamente sea algo malo, pero muchas veces creo que hay muchas distinciones más vinculadas con cuidar la quinta, con cuidar un espacio, más que con seguir la evidencia. Y eso es un problema.

La alianza terapéutica como caballito de batalla:

Lo que creo que ha pasado con la alianza terapéutica es que se ha convertido en caballito de batalla cuando no hay otra justificación para las terapias. Y, para mí, siempre ha habido una cosa bastante curiosa: hay modelos o, más bien, si querés, comunidades, que dicen que la alianza terapéutica es en realidad, es el factor activo, que lo que cura es la relación terapéutica. Pero, al mismo tiempo, escriben un montón de libros que no son sobre la relación terapéutica, sino sobre toda la teoría. Entonces, me parece que ahí hay una inconsistencia: si el asunto es la relación terapéutica y eso es lo que cura ¿por qué escribís 800 libros sobre lo que pasa adentro del paciente y sobre la intervención? Si total con esto alcanza… Entonces, digo, estoy buscando un poco de consistencia y no la encuentro…¿por qué tenes toda esa bibliografía si lo que cura es la relación terapéutica? No, no te creo. No me va a cerrar eso. Primero, lo tenés que demostrar y ¿por qué te estás ocupando tanto de lo otro? Entonces, estoy a favor, por supuesto, de una buena alianza terapéutica; las cosas van a ser mucho más fáciles pero hay algunas investigaciones que te van a decir que, en realidad, una buena alianza terapéutica surge cuando tenés buenos resultados. Cuando los/las pacientes empiezan a experimentar mejorías sobre lo que les está pasando, empiezan a tener mejor rapport hacia uno, lo cual tiene mucho sentido. Seguramente me quieran más los pacientes a los cuales he podido ayudar más que aquellos a los cuales les he sido inútil.

Así que, creo que es un tema bastante complejo, con muchas matices. No puede ser dirimido en, simplemente, una cosa como “la relación terapéutica es lo que cura” o tampoco decir lo contrario: la relación terapéutica es inútil. Me parece que tiene varias aristas. Lo que pasa es que las cosas pululan en Facebook y el resto de las redes sociales que no son lugares aptos para  discusiones con matices.

Lee la entrevista completa en Cambio de Hábitos o  también puedes escuchar directamente la entrevista completa aquí:

https://pavlov.psyciencia.com/2019/06/entrevista%20fabian.mp3

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  • Encuentro con un terapeuta

Dr. Jon Sperry en Uruguay: Abordaje de la depresión desde la terapia adleriana

  • 20/06/2019
  • Andrés Buschiazzo

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El Centro de Estudios Adlerianos -IAIP Uruguay- tiene el honor de recibir del 25 al 29 de junio de 2019 al Prof. Dr.  Jon Sperry (EE.UU.), experto en psicología clínica y tratamientos basados en la evidencia científica.

El Dr. Sperry dictará  Seminarios Formativos:

  • Workshop 1: “Incorporación de la Entrevista Motivacional en la práctica de la Psicología Individual”  Fecha y hora: miércoles 26 y jueves 27 – 19:00 a 22:00 hs. (Puntual)

  • Workshop 2: “Conceptualización de Casos y comprensión de la depresión desde la perspectiva de la Psicología Adleriana” Fecha y hora: viernes 28 de 19:00 a 22:00 hs (Puntual) y sábado 29 de 10:00 a 13:00 hs.

Y una conferencia magistral, para psicólogos, médicos, pediatras, psiquiatras, trabajadores sociales y docentes denominada «Conceptualización de casos y abordaje de la depresión desde la perspectiva de la psicología adleriana», el martes el 25 de junio a las 19:30 hs. (duración 45 min. Aprox.) prevista hace unos cuantos meses para el  Salón de Actos de la Facultad de Psicología de la Universidad de la República (UdelaR). Pero debido a un Paro General previsto en Uruguay para esa fecha debemos cambiar la locación para el Instituto Kolping Uruguay – Boulevard Gral. José G. Artigas 2714   


Para mayor información haz click aquí.

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**Jon Sperry Ph.D. es **profesor Asociado de la Clinical Mental Health Counseling de la Lynn University. Co-editor en jefe, de la Journal of Individual Psychology, Asesor Profesional en Florida Atlantic University (FAU)en Asesoramiento y Servicios Psicológicos y  Ex Presidente de la North American Society of Adlerian Psychology (NASAP).

Para los que no conocen sobre ¿Qué es un terapia adleriana? Se la puede definir siguiendo al eximio adleriano Ansbacher (1975) en una entrevista para la prestigiosa revista de divulgación científica_ Psychology Today_, como una terapia psicodinámica positiva, a corto plazo, orientada a objetivos y valores, basada en las teorías de Alfred Adler, un antiguo colega de Sigmund Freud. Adler centró gran parte de su investigación en los sentimientos de inferioridad frente a superioridad, el desaliento y el sentido de pertenencia en el contexto de la comunidad y la sociedad en general. Según Adler, los sentimientos de inferioridad pueden dar como resultado un comportamiento neurótico, pero, en el contexto adecuado, también pueden usarse como motivación para luchar por un mayor éxito. La terapia adleriana se enfoca en el desarrollo de la personalidad individual al mismo tiempo que comprende y acepta la interconexión de todos los humanos.

Asimismo, La terapia adleriana es un enfoque basado en la evidencia que puede aplicarse con éxito en el tratamiento de cualquier tipo de trastorno psicológico o enfermedad mental. La terapia adleriana se puede utilizar junto con otros enfoques terapéuticos como la terapia de juego, Arteterapia  y el asesoramiento cultural, ya que se adapta mejor a las necesidades de las personas involucradas. Un enfoque adleriano puede emplearse con niños, adolescentes, adultos, individuos, parejas, familias u otros grupos.

Es un gran honor recibir al Dr. Jon Sperry en Uruguay y haberlo entrevistado. Espero que disfruten  y aprendan de este gran destacado terpeuta adleriano.

¿Por qué y cuándo eligió el modelo adleriano para trabajar como psicoterapeuta?

Asistí a una conferencia de la Sociedad Norteamericana de Psicología Adleriana (NASAP, por sus siglas en inglés) en los EE. UU. En 2006 observé a expertos adlerianos demostrar la terapia frente a grandes audiencias. Me impresionó tanto el proceso que cuando salí de la conferencia, inmediatamente cambié mi especialización (en la Universidad) a Asesoramiento (Counselling). Esa conferencia me inspiró a querer trabajar como terapeuta y también utilizar estrategias adlerianas. Además, mi padre ha estado involucrado con el liderazgo, capacitación, publicación e investigación adleriana durante los últimos 45 años. Como resultado del entrenamiento y la experiencia adleriana de mi padre, mis padres utilizaron estrategias de crianza adleriana conmigo y mis hermanos durante nuestra infancia.

¿Cuál fue el psicoterapeuta adleriano más influyente en su formación profesional?

Jim Bitter ha sido el más influyente para mí en términos de aprender a hacer terapia. Lo conocí en 2006 en la conferencia NASAP y he estado entrenando con él desde entonces. Ambos ofrecemos entrenamientos intensivos de psicología adleriana en la East Tennessee State University, cada verano.

¿Qué temas de investigación te interesan más?

Estoy involucrado en una investigación que examina los efectos inmediatos de una intervención de tambores del grupo Adlerian que vengo desarrollando. También he realizado una gran cantidad de investigaciones sobre la conceptualización de casos, específicamente el proceso de capacitación sobre cómo los terapeutas aprenden y aplican la conceptualización de casos en su práctica clínica.

¿Trabajas como psicoterapeuta con una población particular?

Actualmente trabajo como terapeuta en un centro de asesoramiento universitario en la Florida Atlantic University en Boca Ratón Florida y he estado en el personal durante los últimos diez años. Los problemas de presentación más frecuentes entre la población estudiantil universitaria incluyen depresión, ansiedad, ansiedad social, adaptación a la vida universitaria y problemas de relación. También he trabajado como asesor de abuso de sustancias durante cinco años, especialmente trabajando con personas con VIH/SIDA.

¿Cuéntanos algo sobre tu trabajo docente y como Co-editor principal de The Journal of Individual Psychology?

He enseñado en la Universidad Lynn durante los últimos cinco años como profesor asociado y me apasiona mucho estar en la facultad. La universidad tiene un fuerte sentido de comunidad y se siente como si estuviera cerca de mi familia cuando estoy en la universidad. Estoy muy agradecido por mi trabajo allí, incluso me apoyan para llevar a los estudiantes a ICASSI cada año como un programa de estudios en el extranjero. También he podido enseñar varios cursos para graduados en asesoramiento adleriano en los últimos años. La Facultad de Artes y Ciencias (en la Universidad de Lynn) apoya el Journal of Individual Psychology (JIP). Cinco profesores de tiempo completo están en el comité editorial de JIP y uno de los estudiantes graduados trabaja como asistente de editor. Realmente disfruté la experiencia de ser coeditor del JIP con mi padre. Ha sido una gran experiencia para facilitar la revisión por pares y los procesos de producción de la revista. En 2020 tendremos un número especial sobre la terapia de juego adleriano que me entusiasma bastante. Revisar las ideas de adlerianas de investigadores y autores de todo el mundo es una experiencia muy enriquecedora.

¿Cómo es la formación de psicoterapeutas adlerianos en los Estados Unidos?

El entrenamiento adleriano en los Estados Unidos es bastante fuerte. La Sociedad Norteamericana de Psicología Adleriana (NASAP) celebra una conferencia anual cada año con 250 a 400 participantes. Existen varias organizaciones Adlerianas afiliadas administradas por el estado en todo el país que realizan conferencias y programas de formación de Psicoterapeutas y Counsellor adlerianos.

¿Podría hablarnos sobre el manual de tratamiento Adleriano publicado recientemente?

Se titula Adlerian Pattern-Focused Therapy: A Treatment Manual” y tiene como autores a L. Sperry y V. Binensztok (2018).

El manual de tratamiento Adlerian Pattern-Focused es el primer protocolo publicado de asesoramiento adleriano. Está diseñado para que los profesionales e investigadores realicen estudios de validación para tratar trastornos depresivos moderados a graves que experimentan los pacientes mediante el uso de estrategias de tratamiento basadas en los “patrones” adlerianos. El protocolo tiene una duración de diez sesiones e incluye un protocolo detallado para utilizar estrategias como los primeros recuerdos infantiles (PRI), la técnica del pulsador, la evaluación del estilo de vida y las estrategias de reemplazo.

¿Cómo ve el desarrollo de la psicología adleriana en América del Sur?

Estoy al tanto de varias organizaciones y programas de capacitación Adlerianos que ocurren en partes de Sudamérica y también entiendo que varios grupos independientes están implementando un programa de capacitación en Psicología Adleriana bajo la dirección de la Dra. Ursula Oberst. En España. Estoy bastante emocionado, pero no me sorprende que las ideas adlerianas se hayan popularizado en América del Sur. Espero fomentar una mayor capacitación en todo el continente para difundir las enseñanzas de Alfred Adler.

¿Qué expectativas tiene para su visita a Uruguay, precisamente al Centro de Estudios Adlerianos?

Espero conectarme con estudiantes, profesionales y miembros de la facultad locales para comprender mejor las capacitaciones actuales disponibles en el área local. Mi objetivo es difundir más conocimientos e ideas sobre el modelo adleriano para fomentar la práctica y la investigación de los métodos de asesoramiento adlerianos. ¡También espero trabajar en mi español!

¿Qué consejo le daría a las personas interesadas en dedicarse profesionalmente a la psicología clínica?

Recomiendo que las personas busquen mentores que puedan apoyar, guiar y alentar su crecimiento personal y profesional. Animo a las personas a buscar entrenamiento intensivo en cualquier modelo terapéutico que les interese. Por último, recomiendo que el individuo tenga un fuerte conocimiento de la conceptualización del caso y de cómo se aplica al proceso terapéutico y la relación terapéutica.



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  • Encuentro con un terapeuta

José Olid: «Me gusta ver la manera en que las personas damos lo mejor aún en las peores circunstancias»

  • 14/03/2019
  • Karemi Rodríguez Batista

Desde Psyciencia llevábamos mucho tiempo deseando saber un poco más sobre José Olid, y es hasta ahora que hemos tenido la maravillosa oportunidad de traeros esta entrevista. Muchos de vosotros ya lo conocéis y entenderéis el por qué, pero para los que no, os damos unas cuantas razones.

José Olid, profesional muy versátil, creativo e incansable, no solo es psicólogo, psicoterapeuta, investigador, y un docente de gran nivel, conocido a nivel nacional e internacional, sino que además es un divulgador muy comprometido con las terapias basadas en la evidencia y concretamente con las terapias contextuales y de tercera generación. Su labor en las redes es impresionante, ha creado activamente eventos y comunidades de libre acceso, para fomentar el pensamiento crítico, inclusivo, ético y responsable, proporcionándonos el espacio a profesionales de todas partes del mundo para compartir ideas y recursos. En definitiva, una comunidad amena y apasionante desde la cual seguir creciendo. ¡Gracias por ello!

Repasamos algunas pinceladas de su trayectoria que puedes consultar a profundidad aquí.

José Manuel Sánchez Olid es psicólogo general sanitario que combina su práctica privada con la labor de investigación y docencia desde hace ya muchos años. Ha sido, además, presidente y fundador de la Asociación Española de Ciencias de la Salud y Bienestar y escritor de varios libros. Resaltamos que con el objetivo de proporcionar formación de calidad y basada en la evidencia a más profesionales de una forma más flexible, ha añadido a sus labores formativas la opción online en la plataforma TerapiasContextuales.com donde además encontraréis artículos y novedades de mucho interés. Actualmente es director de Prácticas del Máster Online de Terapias Contextuales y de Tercera Generación que oferta Itaca Formación y la UDIMA y tenemos el privilegio de contar con él como colaborador en Psyciencia.

Y ahora sin más dilación, os dejamos con la entrevista.

José, antes que nada, agradecerte la oportunidad de saber un poco más de ti y de tu labor profesional y docente. Cuéntanos un poquito más de ti.

¿Dónde y por qué decidiste estudiar psicología?

¡Gracias a vosotros!

Siempre encuentro dificultad a la hora de responder a este tipo de pregunta, ¡así que la considero muy interesante!

Creo que no sabría identificar una causa clara o antecedente como muy concreto. Me gustaría decir que fue vocación, que siempre me inquietó el comportamiento o algo así, pero sería falso.

Estudié en Málaga, donde resido en la actualidad, y lo que me trajo aquí tiene que ver con mis condiciones de los momentos anteriores: cuando tenía 17 años estaba deseando salir de casa y en mi ciudad no había oferta de Licenciatura en Psicología, en Málaga sí (que es una ciudad muy cercana a Córdoba, donde nací); por otro lado, en el último curso de bachillerato, pude cursar una optativa que se llamaba Psicología, y me pareció la menos aburrida de todas.

Ahora, no sé si mi decisión de estudiar Psicología obedecía más a salir corriendo de mi hogar o al amor por algo de lo que no tenía ni idea… ¡sospecho que fue más por la primera opción sin dejar de tener una pizca de la segunda!

En cualquier caso, no era algo que estuviera planeado, y claramente eso se vio reflejado en el curso de la Licenciatura: ¡me aburría como una ostra y apenas iba a clase! Mi amor y mi dedicación a la psicología vino mucho después, casi a punto de egresar.

¿Qué fue lo que impulsó a que eligieras las terapias contextuales como modelo?

¡Esta sí creo que la tengo clara!

Como decía, me aburría enormemente en las clases de la facultad, hasta el punto de dejar de acudir a algunas. Por entonces pensaba que, si eso era la Psicología, no iba demasiado conmigo.

Ya en último curso, me dio clase un profesor que me aportó una visión que no había tenido hasta entonces: la psicología era una ciencia, podía ser cercana y tenía un método que permitía comprobar y dar una mínima garantía de sus procedimientos. Ese profesor es hoy mi director de tesis doctoral, Luis Valero, a quien le estoy eternamente agradecido.

Pude aprender que la psicoterapia no era una cuestión académica y, a la vez, que la ciencia era una condición necesaria para la psicoterapia

También, pude coincidir con José Manuel Molinero Roldán, quien fue mi tutor de prácticas, y de quién seguí aprendiendo hasta… bueno, hasta el día de hoy, ¡y deseo no dejar de decir esto! De él pude aprender que la psicoterapia no era una cuestión académica y, a la vez, que la ciencia era una condición necesaria para la psicoterapia; también, la filosofía. Y que transmitir todo esto no era algo que debiera ser aburrido ni agotador: él es una persona que transmite justo eso con cada acto (igual me he pasado, disculpad jaja).

En definitiva, creo que fue el contacto con estas dos personas lo que provocó mi máximo interés en una psicología que cumpliera las condiciones mencionadas, y que se veían reflejadas en las terapias contextuales.

¿De dónde nació la idea de utilizar las redes sociales como una herramienta de divulgación y concretamente cómo nació la idea de los Miércoles de Debate Contextual?

A la primera pregunta, ¡ni idea! No es que me propusiera algo como “voy a hacer un plan de comunicación con X fines y tales medios”.

Gran parte de lo que Paula Matoso y yo hacemos en TerapiasContextuales.com (y de lo que yo hago en mi actividad individual) tiene mucho que ver con charlas improvisadas sobre “qué haremos a continuación”, de ahí tomamos algunas ideas y unas pocas las ponemos a prueba sin saber demasiado bien qué resultado tendrá. Entonces, ocurren cosas: hay respuestas por parte de personas interesadas, que nos indican por donde avanzar, qué cosas pueden estar mejor y qué ideas es preferible descartar. Creo que podría decir que nos dejamos moldear por las consecuencias que percibimos de las personas con las que nos relacionamos.

Tenemos claro que nos gusta comunicar, crear y transmitir: eso sí te lo puedo decir, porque creo que es algo que ha sido realmente premiado en nuestra historia. Esto nos lleva a buscar maneras, vías y caminos para estar en contacto con algo tan importante para nosotros, por lo que el debate de los miércoles fue fruto de eso, aunque esto poco importa: si la respuesta por parte de la comunidad hubiera sido diferente, ahora mismo seguramente estaría contestando a otra pregunta, por eso me gusta poner siempre la importancia en las consecuencias, que son al fin y al cabo las que seleccionan nuestras respuestas.

¿Qué es lo que más amas de tu trabajo como psicólogo y como docente?

Creo que lo que más amo es comunicar y transmitir ideas que puedan hacer que la vida de las personas simplemente sea mejor.

Me gusta ver la manera en que las personas damos lo mejor aún en las peores circunstancias, ser testigo de eso me emociona enormemente, y si yo puedo hacer algo para que eso ocurra mi vida va a tener mucho sentido.

Pero aquí hay un punto que me planteo siempre y que me atrevo a reflejar en esta entrevista: la psicología es un medio para ese fin, amo la psicología en la medida en que es una herramienta útil para dirigirme a esa dirección, y en absoluto creo que uno deba ser psicólogo/a para ello.

Cualquier persona puede contribuir enormemente a que la vida de las personas que tiene cerca sea mejor: una buena atención médica, un buen reparto a domicilio con una sonrisa amable y una breve conversación simpática, un buen servicio en un restaurante haciendo sentir a los clientes que son realmente importantes y les cuidas… podría poner mil ejemplos, el punto está en que aquello que amo no es tanto la psicología como aquello con lo que la psicología me permite contactar.

Lo que más amo es comunicar y transmitir ideas que puedan hacer que la vida de las personas simplemente sea mejor

¿Cuáles son los aspectos más desafiantes de tu trabajo?

¡Los burocráticos! Y los administrativos, ¿son los mismos? ¿Veis? Ni siquiera lo sé: odio lidiar con eso.

Ahora algo más en serio… creo que lo que más me cuesta es llevar un precario equilibrio entre práctica clínica, investigación y formación.

Son tres aspectos que requieren un gran esfuerzo si quieres ofrecer y comunicar algo que tenga valor: quien mucho abarca poco aprieta, y yo me encuentro continuamente lidiando con aquello que quiero/puedo abarcar y lo mucho o poco que puedo apretar.

Si bien es cierto que voy avanzando en esos ámbitos, también lo es que eso no sucede sin una cantidad necesaria de errores, frustraciones y preocupaciones.

¿Alguna vez has sentido que te quedaste sin recursos para ayudar a un/a paciente?¿Qué haces en estos casos?

¡Por supuesto!

Bueno, de entrada, diré que nunca sé muy bien qué va a suceder a continuación, puedo tener hipótesis y demás pero ninguna certeza. Esto me hace recordar que, en cualquier momento, algo que yo no controle pueda pasar.

Tengo un conocimiento sobre cómo funciona lo que ocurre en consulta, a cada instante voy valorando funcionalmente lo que está ocurriendo, eso me ayuda, y aún así nada me salva de la posibilidad de fallar.

Aunque, en relación a la pregunta, te diré que para mi no hay algo así como un “recurso” que yo pueda tener y que pueda ayudar a la persona: diría que he sentido que me he equivocado realizando acciones que han tenido un resultado indeseado. Cuando eso ocurre, pueden pasar dos cosas: si me doy cuenta en el momento, lo hago explícito con la persona que tengo delante, le transmito cómo me siento y cómo veo la terapia en ese momento, y le invito a compartir cómo lo ve él/ella; a partir de aquí, en mi experiencia, suceden cosas buenas: como mínimo, nos comunicamos sobre algo común, y cualquier cosa posterior será desde una perspectiva conjunta, incluso dejar la terapia. También, puede ocurrir que yo no me de cuenta en ese momento: entonces, más adelante realizando supervisión o similar, puedo tomar perspectiva y ver qué pudo haber ocurrido. Eso también me ayuda, como mínimo, para la siguiente persona a la que atienda (en estos caso además también me suelo sentir algo tonto).

¿Cómo estructuras la primera entrevista con un/a paciente?

Tengo claro que debo explorar cuál es el problema, qué ocurre antes y qué ocurre después; además, me centro en aquello que motiva a la persona a estar en consulta. Pero antes de nada, dedico tiempo a escuchar y permitir un desahogo inicial.

Digamos que realiza una entrevista funcional semi-estructurada en la que tiene protagonismo la vida de valor de la persona. Por supuesto, descarto el uso del diagnóstico, aunque sí utilizo a menudo escalas y herramientas de evaluación siempre y cuando me permitan profundizar en los puntos anteriores.

Esto se complementa con detectar comportamientos clínicamente relevantes que puedan estar teniendo lugar delante de mí, en consulta, en esos momentos.

Creo que, muy a grandes rasgos y de manera algo laxa, esa sería una mínima estructura a las primeras sesiones que suelo llevar a cabo.

En tu opinión, hay algún factor específico que ayude a la mejoría de la mayoría de los pacientes (en el terapeuta y/o el paciente), ¿cuál?

En mi propia experiencia y en la de mis alumnos/as, he podido ser testigo de cómo una persona cansada, agobiada y preocupada por asuntos ajenos a la consulta tiene un impacto en su trabajo. Por tanto, el auto-cuidado en los terapeutas me parece fundamental y totalmente necesario: si un psicólogo/a está privado de sus necesidades básicas, esto se va a notar enormemente en su trabajo. Y aquí hablo de asuntos sociales: un mal sueldo, una mala sanidad, pobres recursos para la educación de sus hijos, unas condiciones laborales horribles… todo eso afecta enormemente a la calidad del trabajo de un profesional de la salud psicológica, y afecta todavía más porque en muchos casos no es responsabilidad suya: es responsabilidad de organismos oficiales y similar, que son aquellos que pueden mejorar las condiciones en que muchos profesionales desempeñan su trabajo.

He querido comentar este punto (y no otros con los que estoy de acuerdo y sobre los que ya se ha comunicado muchísimo, como habilidades terapéuticas y elección de una intervención basada en la evidencia) porque es algo que apenas se suele reflejar en los factores que inciden en el resultado terapéutico, y que considero fundamental: por mucha evidencia que siga, un terapeuta con hambre en consulta es lo último que un paciente necesita, y eso no es responsabilidad del terapeuta en la mayoría de los casos.

Cuáles crees que son las habilidades más importantes que debe tener un/a terapeuta

Muy relacionada con la anterior, y algo que también pocas veces suelo encontrar mencionado, diría que elocuencia y retórica. No se trata de convencer a la persona que tenemos delante: se trata de utilizar el lenguaje de manera que conozcamos qué estamos diciendo, para qué lo decimos, cómo lo queremos decir exactamente y qué resultado está teniendo en el contexto del que nosotros formamos parte (una parte del todo, tampoco debemos olvidar esto).

Sería genial que en las facultades hubiera prácticas que ayudasen a los alumnos/as a desarrollar capacidades de producción oral, a desarrollar recursos verbales que le permitan tener un repertorio de conducta amplio con el que intervenir en consulta.

Por tanto, más allá de empatía, escucha activa, estar en el momento presente… diría eso, retórica y elocuencia, habilidades que pueden ser entrenadas además de una manera muy concreta y específica (haciendo teatro de improvisación, por ejemplo, o leyendo y escribiendo).

¿Cuál/s es el mejor libro sobre psicología o terapia que hayas leído?

El último que recuerdo es Mastering the Clinical Conversation (Villatte, Villatte y Hayes, 2015), me parece un libro excelentemente estructurado y práctico como ningún otro, que aporta un marco para utilizar el lenguaje como intervención directa en psicoterapia.

Me encanta encontrar factores comunes entre elementos, ser parsimonioso (o tratar de serlo…) a la hora de explicar relaciones entre eventos, y este manual consigue justo eso: sin referirse ya a la evitación experiencial, técnicas de aceptación, de mindfulness o de lo que sea… es muy elegante la manera en que muestra cómo podemos trabajar sin necesidad de hacer las cosas más complicadas de lo que en principio ya son.

¡Pero este es solo uno de muchos! Mi memoria es un desastre, he citado este porque es el que antes y mejor he podido recordar… diría muchos sobre análisis funcional, terapia de conducta, el original de Hayes de ACT, por supuesto los de Psicoterapia Analítico Funcional del Dr. Luis Valero (tanto las traducciones como los originales suyos con el Dr. Rafael Ferro)…

¿Qué libro o investigación estás leyendo actualmente?

Actualmente estoy (no tanto como me gustaría…) centrado en el desarrollo de mi tesis doctoral, por lo que leo otras tesis y artículos que ya se hayan publicado sobre moldeamiento verbal y el estudio de procesos psicológicos básicos.

Hace poco terminé de leer el trabajo del grupo ACOVEO así como los primeros artículos en los que se nombraba “verbal shaping” y similar.

Además, al dedicarme a dirigir trabajos de fin de máster, tengo que buscar y revisar continuamente artículos y tesis sobre muchísimos campos relacionados con las contextuales: es muy satisfactorio trabajar en algo que me impulsa a mantenerme actualizado.

¿Qué haces para evitar el burnout en tu trabajo o cuando atiendes a un paciente “difícil”?

¡Siguiente pregunta! jajaja

En serio de nuevo, considero que es gran parte del trabajo que realizamos, pero no es diferente a cualquier otro aspecto de la vida.

En esto que llamamos vivir nos vamos a encontrar con historias que pueden ser muy incompatibles con la nuestra, y entonces vamos a tener experiencias que pueden ser desagradables.

Es lo que entiendo por atender a un paciente difícil, y me encanta que lo pongas entre comillas, porque (como bien dijo la Dra. Paula José Quintero, ¡a quien aprovecho para saludar y agradecer su trabajo!) no hay pacientes difíciles en general: hay historias que pueden ser incompatibles con mi propia historia, y simplemente ser consciente de eso ya aporta perspectiva y, en mi caso, calma.

En cuanto al burnout, soy una persona a la que le cuesta considerarse aparte de su labor profesional, de alguna manera siempre estoy conectado al trabajo y a menudo me cuesta desconectar, ¡es algo a lo que estoy aprendiendo! Puedo estar semanas trabajando sin un día de descanso, lo cual me resulta sostenible a corto plazo pero no a largo plazo: poco a poco estoy aprendiendo a establecer y programar periodos casi obligados de descanso, ¡es realmente difícil cuando amas hacer aquello que a la larga sabes que termina agotando!

¿Cual es el psicólogo/a, investigador/a o académico/a que más admiras?

Es difícil responder a esa pregunta en mi caso, y trataré de explicarme. Cuando una persona hace algo admirable, o tiene una trayectoria admirable, no es simplemente esa persona: es esa persona-contexto, de manera inseparable. Entonces, me resulta extraño admirar a una persona: me cuesta mucho dejar a un lado que hay todo un contexto (historia de aprendizaje y contingencias de mantenimiento) que explica aquello que es admirable.

Puedo admirar la manera en que colectivos divulgan conocimiento útil para la sociedad, grupos que trabajan y cooperan por el bien común o proyectos que abogan por la reducción del daño medioambiental, por ejemplo.

En el caso de nuestra disciplina, admiro el trabajo que se hace para investigar en procesos básicos en psicoterapia, en poner a pie de calle la ciencia de la conducta para que cualquiera pueda beneficiarse y el de las entidades que se comprometen con un acceso libre a las potenciales aplicaciones de la Psicología para fines clínicos y sociales.

Admiro el trabajo que se hace para investigar en procesos básicos en psicoterapia, en poner a pie de calle la ciencia de la conducta para que cualquiera pueda beneficiarse

Por supuesto, todo eso incluye personas, pero estás no son-están separadas en ningún caso de su contexto-historia, son mutuamente determinados.

En tu opinión, ¿cuál es el mayor obstáculo que afronta la psicología?

¿El mayor? ¡Ni idea! Hay muchísimos y muy importantes… no sabría cual es el más relevante de todos ellos, comentaré dos que considero importantes.

Creo que es un obstáculo, para empezar, la propia concepción y definición de la Psicología. Queremos aplicar el método científico y a menudo tenemos serias dificultades para ello: lidiamos con un objeto de estudio muy escurridizo. No es de extrañar que existan múltiples corrientes cada una declarando qué es Psicología y qué no… Eso es un gran desafío, la propia concepción de la Psicología.

Otro es su papel en la sociedad. Bajo mi punto de vista, el papel de todo psicólogo/a debiera ser planificar sistemas de ventilación y prevención de fuegos, no apagar incendios. El profesional de la psicología debiera ser un gestor social que dispusiera las contingencias para el desarrollo conductual-contextual de las comunidades (no puedo evitar citar a Skinner y otros), estamos muy lejos de ello.

Mencionabas que ahora mismo estás desarrollando tu tesis doctoral. Cuéntanos sobre qué tema versa y cuál fue el motivo que te impulsó a elegirlo.

Así es. A grandes rasgos, investigo en procesos psicológicos en la práctica clínica, concretamente analizando interacciones verbales entre las dos personas que forman parte de una relación terapéutica.

Para ello, desarrollo un registro de análisis funcional del lenguaje en las interacciones terapéuticas (lo hemos bautizado RAFLIT: el anterior era SCAMV, aún por ser actualizado, y después pensamos FARTI… tuvimos que cambiarlo por las bondades del idioma británico… aunque confieso que hubiera estado genial dejarlo jaja.

Es muy interesante, porque en la práctica consiste en escuchar muchísimas sesiones de terapia y clasificarlas (tratando de tener un buen índice de fiabilidad para el sistema de clasificación, claro, aplicando Kappa de Cohen).

En este caso, utilizo el registro para observar el moldeamiento verbal que el terapeuta hace de las verbalizaciones de la persona, y pudiera servir como medida de la eficacia terapéutica en base ya no a técnicas ni a terapias, sino a principios básicos: este registro puede utilizarse se utilice el modelo terapéutico que sea.

Creo que lo que más me interesa de dedicarme a esto es su aplicación directa en la práctica clínica: al supervisar, los compañeros/as me envían audios de sesiones (previo consentimiento y protocolo de seguridad) y se pueden analizar utilizando este sistema de registro para dar una medida observable de su comportamiento proterapéutico sesión a sesión, ¡eso es genial!

Para más información visita Terapias Contextuales.

Muchos nos preguntamos cómo es que a José Olid le da la vida para poder desarrollar tantas líneas de acción al tiempo; investigación, docencia, psicoterapia, divulgación en las redes..y su vida personal ¿Cómo lo haces?

Pues mira, para ello tengo un remedio infalible, te contaré mi secreto.

En realidad es una receta, y los ingredientes son super baratos: vas a la frutería más cercana que tengas, y compras algunas cabezas de ajo, bien grandotas porque las vas a utilizar de manera intensa y frecuente. Después, compras un par de garrafas de agua, a ser posible mineral, baja en sales y bien embotellada.

Llegas a casa, picas el ajo… sirves el agua…y… pues eso, ¡ajo y agua! Un dicho que viene a decir “a joderse y a aguantarse”, o lo que es lo mismo (pero de manera menos elocuente): renunciando a mil cosas, equivocándome dos mil veces y con miedo (mucho miedo a veces) de meter la pata en tres mil ocasiones futuras… en todos los ámbitos. He cometido errores profesionales, he sido poco cuidadoso con personas (muy poco si me paro a pensar…) y hay muchas cosas con las que no estoy satisfecho.

Sé que quiero hacer lo que hago porque sigo en ello y si me pregunto “José, ¿quieres seguir?” mi respuesta es “Sí”, y lleva siendo “sí” en ciertos asuntos como los que dices desde hace bastante tiempo. Eso me da una sensación de estabilidad y de saber que lo que hago me aporta sentido. Y nunca olvido que puede llegar el momento en que la respuesta sea “No”.

Y, por supuesto, si bien eso puede ser lo que se muestra, sí me gustaría transmitir que lo que se ve es el fruto del fracaso, del error y de la equivocación, en gran parte, e innegablemente del valor que el contexto otorga a algunas cosas de las que hago.

En ningún caso es fruto de algo como “si quiero, puedo”. Si hubiera parado a saber qué quiero para empezar a hacer… sospecho que aún estaría tratando de averiguarlo.

Y ya para finalizar, ¿Qué le recomiendas a los psicólogos/as que recién inician?

Que dejen de estudiar Psicología.

Que aprueben sus exámenes y se saquen el título y lo celebren, sí, y que no estudien demasiada Psicología.

Que se salten alguna que otra clase y conecten con sus compañeros/as, que en el tiempo libre después de las clases se involucren en proyectos creativos, que viajen, que se duelan, que conozcan a sus familiares y amigos y sus historias.

Que no se tomen demasiado en serio lo que ningún profesor o libro o entrevista les diga.

En definitiva, que hagan un poco lo que les dé la gana.

Y si ya son profesionales y están ejerciendo, pues doble ración de esto mismo: ¡en algunos casos agudos sugiero triplicar la dosis!



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  • Encuentro con un terapeuta

Olivia Gamarra: “Cada paciente representa un universo en donde reaprendemos juntos a cómo vincularnos”

  • 24/01/2019
  • David Aparicio

Desde pequeña Olivia Gamarra vivió de cerca el contacto con las humanidades y la psicología se convirtió en su pasión. Una pasión que ha profesionalizado bajo el riguroso método científico, que se evidencia en un rico y envidiable currículum profesional: es doctora en psicología, docente universitaria, terapeuta en la reconocida clínica Sensorium (Paraguay) y editora de publicaciones científicas.

Esta semana tuvimos el privilegio de entrevistarla para conocer un poco su perfil profesional, libros favoritos, terapeutas que más admira y cómo afronta las adversidades de nuestra profesión.

¿Dónde y por qué estudiaste psicología?

En mi familia mi papá es abogado y mi mamá también es psicóloga, entonces conversar sobre humanidades era algo corriente, mi mamá comentaba con nosotros las cosas con las que estaba en contacto, y todo lo que decía me fascinaba. Pero lo decisivo fue cuando fui por primera vez a hacer psicoterapia, mi terapeuta era una gran psicóloga y los cambios que yo observé en mí me impresionaron profundamente, ahí dije que eso era lo que yo quería ser.

Estudié psicología en  la Universidad Católica, empecé en Asunción y terminé en Ciudad del Este, Paraguay. Hice una serie de posgrados y luego llegó el doctorado en Buenos Aires, que para mi implicó un gran cambio en la percepción de la psicología como ciencia y práctica, pues en la carrera de grado las materias de investigación científica, metodología y estadística eran percibidas de manera separada a las demás, no había una transversalidad con la teoría y práctica que nos daban en las demás materias. Entonces, no nos cuestionábamos si el contenido que recibíamos tenía base en la investigación científica. Yo considero que ese es una de las debilidades de nuestras carreras de psicología y caldo de cultivo para las pseudociencias.

¿Cuántos años llevas trabajando como psicóloga?

Terminé la carrera de grado en el 2000 y luego hice los posgrados específicos para psicoterapia, abriendo mi consultorio en el 2005. Llevo ya 14 años trabajando en la clínica.

¿En qué área te desempeñas?¿Cómo terminaste trabajando allí?

Mi trabajo básico está en la clínica, dedico varias horas por día a la atención de adultos, que fue mi meta desde el momento de decidirme por la carrera. Siempre me interesó  el potencial de cambio que tenemos todas las personas, y cómo eso se puede lograr en un lugar específico, dentro de un proceso pensado y estructurado.

También me dedico a la docencia, que para mí es básicamente divulgación del conocimiento científico. Enseño en la Universidad Católica, que es mi casa de estudios, y en cursos desde Sensorium, donde impartimos formación en terapias basadas en la evidencia. Para mi es un orgullo pues hace más de 8 años, cuando empezamos con los cursos, las TBE no eran muy  conocidas en nuestro contexto, y lograr llegar a los colegas fue un trabajo lento pero sostenido.

Otra área a la que le dedico  tiempo es a la investigación científica, llevando adelante algunos proyectos, y trabajando como editora adjunta de la Revista Brasileña de Terapias Comportamentales y Cognitivas RBTCC.

¿Qué es lo que más amas de tu trabajo como psicóloga?

Dentro del trabajo terapéutico, podría separar las satisfacciones en dos aspectos: El primero tiene que ver con el contacto humano, con ver fascinada cómo los pacientes vienen y se comprometen a su proceso, cómo se enfrentan al desafío de hacerse responsables de su bienestar y luego obtienen beneficios, cuando me empiezan a contar que “Ya lograron hacer X cosas” desde levantarse de sus camas, o salir de sus casas, cómo encuentran sus propios recursos, y concretar hermosos proyectos, valiosos y significativos para cada uno de ellos. Cada paciente representa un universo en donde reaprendemos juntos a cómo vincularnos, a la potencia de los refuerzos y el poder de la validación y la compasión.

El otro aspecto a tener en cuenta es el técnico. Amo trabajar con protocolos bien establecidos para cada cuadro que se presenta, al principio demanda un gran esfuerzo conocer a fondo los modelos que componen cada componente de los tratamientos, pero luego viene la satisfacción de saber que es lo mejor que podría estar haciendo por esa persona que viene a mi y además puedo  observar cómo siguiendo ese camino que está pensado y estudiado para transitar de esa manera, (siempre flexibilizando el proceso personal de cada uno) nos da la oportunidad de ver el cambio que impacta en la calidad de vida del paciente.

Cada paciente representa un universo en donde reaprendemos juntos a cómo vincularnos, a la potencia de los refuerzos y el poder de la validación y la compasión

En el trabajo docente estoy muy agradecida de poder contactarme con colegas maravillosos, que me dan la oportunidad de compartir conocimientos y además  con los que voy aprendiendo siempre y hacen que este trabajo sea más significativo.

¿Cuáles son los aspectos más desafiantes de tu trabajo?

Generalmente los casos más desafiantes en psicoterapia tiene que ver con los que presentan varias comorbilidades, o cuando el paciente no tiene suficientes recursos externos (familia, amigos, pareja, etc.) y debemos trabajar desde ese lugar. Se están desarrollando tratamientos para cuadros de manera transdiagnóstica, por ejemplo el sugerido por Barlow y cols., pero está todo en fase experimental y por ahora es un trabajo “manual” por así decir, seleccionar los síntomas más graves y los más accesibles a tratar en el momento, y ¡Esperar lo mejor!

¿Alguna vez has sentido que te quedaste sin recursos para ayudar a un paciente?¿Qué haces en estos casos?

Sí, claro que sí. Pero entiendo que nunca se debe a que “el paciente es difícil, o no quiere colaborar”, lo que ocurre es que quizás todavía no llegué a entender bien el cuadro.  Algunos trastornos no tienen tratamiento bien establecido (todavía) o el nivel de complejidad de lo que presenta la persona requiere de otros contextos, como la internación, o quizás intervenciones grupales. Otras veces, las intervenciones y técnicas no funcionan como nos gustaría con una persona específica. En esos casos derivo al contexto que considero más adecuado, o replanteo el tratamiento trabajando desde la personalidad, las expectativas del paciente, y las mías!. La mayoría de las veces, en el pasado con más frecuencia, cada caso complicado me ayudaba a estudiar más y profundizar los conocimientos sobre el cuadro psicopatológico particular que tenía enfrente. ¡Lo que se aprende en el camino, con cada paciente es mucho!

¿Cómo estructuras la primera entrevista con un paciente?

La primera entrevista es crucial, ahí nos conocemos y el paciente va a decidir si puedo ayudarlo o no. Entonces es muy importante que se sienta escuchado, el motivo de consulta surge y atrás de eso empieza a mostrar su vida: sus dificultades  y sus recursos (cognitivos, repertorios conductuales, sociales, familiares, etc.) aquellos que le han servido en tiempos anteriores a resolver sus problemas. Sigo con el análisis de la situación actual, ámbitos en el que se desarrolla (y ámbitos afectados) Si a tenido episodios anteriores, si ya ha consultado anteriormente a algún servicio de salud mental y si  toma medicación. Luego de escuchar y validar, es importante que pueda cerrar la sesión con una devolución concreta del cuadro, si es posible, le informo sobre lo que le está pasando, y le cuento sobre el pronóstico con tratamiento adecuado. Si es necesario también hago la derivación a psiquiatría para la atención completa. En caso de devolución e informe del cuadro psicopatológico, le dedico un buen tiempo a explicar sobre el mismo, en general eso produce mucho alivio, pues, ayuda a separar a la persona de su cuadro.

En caso de devolución e informe del cuadro psicopatológico, le dedico un buen tiempo a explicar sobre el mismo, en general eso produce mucho alivio, pues, ayuda a separar a la persona de su cuadro

¿Qué enfoque o enfoques elegiste para trabajar y por qué?

Básicamente trabajo dentro de los modelos cognitivos conductuales. Pero para ser más exacta, trabajo con las terapias basadas en la evidencia, preferentemente aquellas que tienen el estatus de “Bien establecidas” Entonces, dependiendo del cuadro o trastorno, elijo el tratamiento más adecuado. El porqué obedece a mi inclinación a trabajar con lo que se a investigado que funciona, creo que es una postura por sobre todo ética en nuestro trabajo, aunque la ciencia no es perfecta, creo que es lo mejor que tenemos hasta ahora. Eso me obliga a entrenarme  y estudiar siempre, pues cada año se perfeccionan tratamientos, se crean nuevos, las listas de terapias disponibles es bastante móvil, y ¡Eso es bueno! No nos aburrimos nunca.

En tu opinión, hay algún factor específico que ayude a la mejoría de la mayoría de los pacientes (en el terapeuta y/o el paciente), ¿cuál?

Creo que los factores comunes (alianza terapéutica, empatía, validación, etc.) son los cimientos que construyen el contexto propicio para que se pueda trabajar con los factores específicos (modelos de intervención y técnicas específicas) sin los cuales tampoco podríamos obtener los resultados deseados. Pero si vamos a hablar de un factor básico, esa es nuestra persona, el terapeuta es el que se presenta con toda su humanidad, su calidad como ser humano y como técnico.

Cuáles crees que son las habilidades más importantes que debe tener un terapeuta.

Las habilidades más importantes creo que empiezan con nuestros propios pensamientos y prejuicios. Para ser un buen terapeuta debemos pensar de una manera poco corriente, teniendo la habilidad de ver las cosas desde varios puntos de vista, siempre haciendo el análisis funcional de las situaciones, lo que consideramos como “verdad, lo bueno, lo malo, lo que está bien” no debe permear en nuestra relación con el paciente. Nuestros ojos y mente están puestos en el otro, viendo lo que al otro le funciona o no.  Eso considero fantástico, pues cuanto menos prejuicios tenemos nos volvemos más tolerantes y aceptamos mejor las diferencias que nos toca vivir.

 Si vamos a hablar de un factor básico, esa es nuestra persona, el terapeuta es el que se presenta con toda su humanidad, su calidad como ser humano y como técnico.

¿Cuál/s es el mejor libro sobre psicología o terapia que hayas leído?

El mejor, o los mejores para mí, sin lugar a dudas son los de de David Barlow, Psicopatología, y el Manual Clínico de Trastornos Psicológicos. Considero un compendio bastante amplio de la información sobre los trastornos mentales y sus tratamientos.

¿Qué libro o investigación estás leyendo actualmente?

Actualmente estoy leyendo y profundizando sobre los tratamientos para los cuadros de “sobre control” (trastorno obsesivo compulsivo de la personalidad,  perfeccionismo, anorexia nerviosa, y depresión crónica) que manifiestan algunas veces síntomas antagónicos al trastorno límite de la personalidad y algunos, como el TOCP todavía no tienen tratamiento bien establecido, el libro Radically Open, Dialectical Behavior Therapy, de Thomas Lynch, me está ayudando mucho a entender y tratar  a pacientes con esos cuadros. En lecturas de papers, ahora  estoy dentro de un proyecto de investigación sobre el rol de la conciencia, componente esencial del mindfulness, y el efecto de sus otros componentes dentro de la regulación emocional y los cuadros psicopatológicos.

¿Qué haces para evitar el burnout en tu trabajo o cuando atiendes a un paciente “difícil”?

En el trabajo clínico es muy importante cuidar nuestra propia salud mental, y los que realizamos esta tarea sabemos lo cansador que puede resultar atender un promedio de 7 u 8 pacientes por día. Entonces, mantener ciertas reglas es importante para mí, como dormir suficientemente, comer en horarios regulares, mantener una rutina de horarios para consultas (anteriormente me permitía ir hasta muy tarde, tipo hasta las 19 horas atendiendo, empezando las 9) Luego tener “mis momentos” de relajación, meditar, estar con mi familia y amigos. Mi marido también es psicoterapeuta entonces sabemos de lo importante que es tomarnos un tiempo y tratamos de viajar unos días cada tanto.

El trabajo de David Barlow me fascina, además de los grandes creadores contemporáneos, M. Linehan, S. Hayes, entre otros

¿Cual es el psicólogo/investigador o académico que más admiras?

¡Es difícil decidir por uno solo! De los que marcaron en la historia de la psicología por supuesto que a A. Beck, A. Ellis, y B. Skinner, actualmente el trabajo de David Barlow me fascina, además de los grandes creadores contemporáneos, M. Linehan, S. Hayes, entre otros.

En tu opinión, ¿cuál es el mayor obstáculo que afronta la psicología?

Para mí el mayor obstáculo es que la formación no es estrictamente científica. Eso se ve más acentuado en Latinoamérica y  genera diversidad de criterios en el momento de aceptar algo como dentro de la disciplina, entonces ocurre que tenemos a clínicos ejerciendo desde las pseudociencias sin ninguna dificultad. Eso considero que nos debilita en el momento de posicionarnos como profesionales ante la comunidad.

¿Qué le recomiendas a los psicólogos que recién inician?

En primer lugar les recomiendo que sean muy comprometidos con su formación académica. Que desarrollen criterios de calidad científica en el momento de tomar un curso o un posgrado, que sean muy curiosos y se mantengan así ¡Toda la vida!, pues esta profesión es compleja, difícil, y demanda mucho de nosotros, desde lo intelectual, académico y personal.

El conocimiento es el que les va a dar las herramientas para VER la realidad del paciente, para COMPRENDER el cuadro que presentan y a TRATAR adecuadamente.



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  • Encuentro con un terapeuta

José Dahab rompe los prejuicios que rondan a la terapia cognitiva conductual

  • 29/11/2018
  • David Aparicio

Con vocación dedicada al servicio desde una perspectiva basada en la evidencia científica, José Dahab inició un camino diferente a la propuesta que imperaba en Buenos Aires y eligió la Terapia Cognitivo Conductual (TCC) para ayudar a los pacientes que acudían a su consulta. Desde entonces, se ha desempeñado como docente adjunto de la cátedra de Análisis y modificación de conducta en la Universidad de Buenos Aires y como codirector de CETECIC, una de las instituciones especializadas en la formación de la TCC en formato online y presencial más respetadas en hispanoamérica.

José tiene un profundo conocimiento teórico y técnico de la terapia cognitivo conductual y una elocuencia envidiable que utiliza para trasmitir ese conocimiento con sencillez y humildad a todo el que lo escucha. No tengo el honor de conocerlo personalmente pero gracias a la internet he podido seguir su trabajo desde hace varios años y he aprendido muchísimo con los artículos que publica en conjunto con Carmen Rivadeneira y Ariel Minici, codirectores de CETECIC.

En esta entrevista conversamos un poco sobre su carrera, el perfil de psicólogo clínico, las dificultades que enfrentan los pacientes que inician un tratamiento psicológico y cómo el estrés relacionado a los factores socioeconómicos afectan la efectividad de la psicoterapia.

¿Dónde y por qué estudiaste psicología?

Estudié psicología en la Universidad de Buenos Aires, universidad pública de Argentina y estudié psicología porque siempre me interesaron los problemas mentales y el comportamiento. También me interesaba mucho poder profesionalizar un servicio de atención a las personas que padecieron un problema de comportamiento, por así decir, ayudar profesionalmente al prójimo, cumplir una función altruista pero profesional desde la ciencia y no meramente desde del asistencialismo, sino desde la asistencia basada por supuesto en la psicología científica.

¿Cuántos años llevas trabajando como psicólogo?

Llevo trabajando como psicólogo unos 23 años. Eso muestra lo viejo que estoy (risas), yo me recibí en el 94 pero, pongamos, desde el 95 atiendo. Ya han pasado 23 años.

¿En qué área te desempeñas?¿Cómo terminaste trabajando allí?

Me desempeño en el ámbito de la psicología clínica, puntualmente en el marco de la terapia cognitivo conductual y la modificación del comportamiento, llegué a esta área porque me interesa mucho la complejidad del comportamiento humano, los trastornos mentales y poder ofrecer una ayuda profesional.

¿Qué es lo que más amas de tu trabajo como psicólogo?

Lo que más amo de mi trabajo como psicólogo es, sin dudas, poder escuchar y acompañar al paciente que sufre, y poder ofrecerle humildemente una visión alternativa al sufrimiento que padece. Todos sabemos, por así decirlo, cuáles son los males de este mundo: los problemas económicos, la desigualdad social, las crisis, las injusticias, etc. Y un poco los psicólogos tratamos de que los pacientes tengan más recursos psicológicos, más habilidades para poder afrontar estos inconvenientes que les presenta el mundo y que incluso el paciente aprenda habilidades no solo para que pueda afrontar los estresores, sino también para que pueda cambiar una parte del mundo que le compete a él.

¿Cuáles son los aspectos más desafiantes de tu trabajo?

Los casos graves son muy difíciles. También los pacientes con serias dificultades económicas, que tienen más de 45 años y que perciben que no van a poder solucionar sus problemas fácilmente: entran en depresión. En los casos más extremos los pacientes con ideas de suicidio o intención suicida. Estos son los casos que apasionan.

¿Alguna vez has sentido que te quedaste sin recursos para ayudar a un paciente?¿Qué haces en estos casos?

Sí, me ha pasado de sentir que en algunos casos que me quedo sin recursos para ayudar a un paciente sea porque la disciplina de la psicología científica no provee esos recursos o sea porque el paciente es complejo y las técnicas no funcionan. Pero luego de agotar recursos, creo que también hay que agotar lo que pasa con la personalidad, con la motivación del paciente y reformular objetivos terapéuticos. Probablemente tengamos que trabajar la aceptación racional de lo que no se puede cambiar, que es algo bastante sabio en esos casos.

¿Cómo estructuras la primera entrevista con un paciente?

La primera entrevista con el paciente generalmente dura entre una hora y cuarto o una hora y media. Esto permite que la persona hable bastante, darle mucho espacio para que pueda descargar lo que siente interiormente. Después aplico el formato de la entrevista conductual en la cual voy intentando identificar episodios concretos en los cuales ha ocurrido la conducta problema. Y si en el caso hay indicadores de gravedad voy haciendo un rastreo de episodios históricos como para avanzar hacia un bosquejo general, al menos, de historia clínica.

¿Qué enfoque o enfoques elegiste para trabajar y por qué?

Elegí para trabajar la terapia cognitivo conductual debido a que es una de las corrientes psicológicas que más se adhiere al método científico y una de las que más se preocupa por la eficacia.

En tu opinión, ¿hay algún factor específico que ayude a la mejoría de la mayoría de los pacientes (en el terapeuta y/o el paciente)? ¿Cuál?

No hay un factor específico. Hay varios factores específicos. Es un tema largo: va a depender del diagnóstico del paciente, de la clínica, del caso, de la personalidad del paciente; va a depender de la habilidad del profesional. Definitivamente hay que evaluar el caso por caso. Hay que ser empático, hay que entender esos datos especialisimos que presenta cada caso y desde allí, obviamente, desde los resultados de la evaluación conductual específica de cada caso, seleccionar las técnicas que sean más adecuadas y eficaces para ese paciente en particular.

¿Cuáles crees que son las habilidades más importantes que debe tener un terapeuta?

El terapeuta debe poseer un dominio de las técnicas principales que conforman la terapia cognitivo conductual. Sin ese dominio está bastante limitado: respiración, relajación, reestructuración cognitiva, técnicas de condicionamiento operante, aprendizaje estructurado, habilidades sociales, entrenamiento en asertividad. El psicólogo tiene que conocer muy bien las técnicas. Después, obviamente, el carisma, la calidez, el saber entrevistar, el saber escuchar, manejar los tiempos, no apresurarse y tampoco ser demasiado lento, dejar hablar al paciente y hablar también lo justo y necesario. El psicólogo debe conocer todas las técnicas de entrevista y por supuesto que el trato humano es fundamental. Basarse en un modelo asertivo es una guía bastante racional para el trato con pacientes.

También las variables inespecíficas, es decir, como terapeuta manejar su conducta y su personalidad también influye en la eficacia terapéutica, pero no podemos olvidar que es un tratamiento psicológico y no una relación amistosa. Hay varios procesos de relación de ayuda, como por ejemplo el del alumno y el maestro, el del creyente y el sacerdote, el de un integrante de una tribu con su líder o el de un paciente con su médico, etc. Todos esos procesos de relación de ayuda requieren calidez, buen trato humano, que la persona se sienta cómoda. Ahora bien, lo que distingue a esos procesos de relación de ayuda de la psicología científica, es el método. Precisamente la terapia conductual se basa en técnicas previamente evaluadas y justamente un psicólogo debe tener dominio de esas técnica, no es sólo relación terapéutica.

¿Cuál/es es el mejor libro sobre psicología o terapia que has leído?

No creo en esto de que haya peor o mejor libro. En este caso o mejor o peor psicólogo. No pongo jerarquías, yo creo que hay habilidades diferenciales competentes que puede tener cada profesional y en los contenidos que pueda tener cada libro. Tengo varios libros pero, si tengo que elegir uno que a mí me haya impactado en mi juventud, por así decir, es el de Eysenck Usted y la neurosis, este libro es muy bueno y muy claro, es una introducción muy interesante a la terapia cognitivo conductual. Obviamente un libro viejo de 1977 que está superado en algunos hechos, pero ese es el libro que más me impactó de psicología.

¿Qué libro o investigación estás leyendo actualmente?

Actualmente estoy leyendo bastante sobre los trastornos de la personalidad y específicamente la complejidad de estos trastornos considerando que, por así decirlo, son una psicología aparte, son casos más complejos, difíciles y requiere bastante más paciencia del profesional y manejo de sus propias emociones, lo cual es bastante interesante.

¿Qué haces para evitar el burnout en tu trabajo o cuando atiendes a un paciente “difícil”?

Para evitar el burnout lo que hago es aplicar un método sugerido por Pavlov de ver 3 pacientes y luego una hora de pausa. Pavlov sugería que los que hacen trabajo intelectual tienen que tener pausas estratégicas de descanso durante la jornada laboral, donde se recomienda caminar y no tener 4, 5 u 8 horas ininterrumpidas de trabajo. Eso me ayudó muchísimo: hago 3 pacientes, luego una hora de pausa en donde camino un poco, hago ejercicios de estiramiento, nada de celular o de internet. En esas pausas se puede aplicar una técnica de meditación en pocos minutos, algunas respiraciones profundas. Todo eso me ayuda a evitar el burnout en el trabajo.

¿Quién es el psicólogo/investigador o académico que más admiras?

Admiro a varios psicólogos investigadores y académicos. Admiro muchísimos. Voy a elegir tres: Pavlov, Eysenck y Skinner que son, por así decir, próceres históricos de la psicología. Esto es una mezcla de variables relacionadas con la emoción y el cariño que tengo hacia esos autores.

En tu opinión, ¿cuál es el mayor obstáculo que afronta la psicología?

En mi opinión, el mayor obstáculo que afronta la psicología hoy día es la anarquía mentalista, es decir, que vale todo. Y también los obstáculos sociales. Yo creo que hay temas sociopolíticos que le están generando mucho estrés a la gente en diferentes partes del mundo y los psicólogos nos topamos con la pobreza, con las crisis económicas y con que un hombre de 45 años tiene menos probabilidades de conseguir trabajo que uno de 22, lo cual es totalmente irracional: tiene más oportunidades una persona joven que una persona con mayor experiencia. Lamentablemente todos estos obstáculos sociales tienen una gran influencia en la ineficacia de las terapia psicológicas.

¿Qué le recomiendas a los psicólogos que recién inician?

Lo que le recomiendo a los psicólogos que recién inician es que estudien mucho y que le pongan pasión a la profesión. Estudiar se refiere a las cuestiones técnicas y la pasión se refiere a no olvidar que hay un paciente que sufre y que la motivación tiene que ser intrínseca, no meramente extrínseca, es decir, no debe estar meramente en que el paciente nos va a pagar la sesión. Porque por más que el paciente te pague, sin motivación intrínseca, probablemente no haya un buen trabajo.



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  • Encuentro con un terapeuta

Cómo reducir los riesgos del sedentarismo desde la Psicología de la Actividad Física

  • 20/11/2018
  • Maria Fernanda Alonso

Hace unos días tuvimos el privilegio de participar del VI Congreso Argentino de Psiquiatría, Neurociencias y Psicoterapias, en la ciudad de Rosario, evento en el cual Federico Lande presentó su libro Psicología de la Actividad Física. Orientaciones para reducir los riesgos del sedentarismo.

Bajo el lema “Hacer algo de actividad física es mejor que no hacer nada”, el autor nos entrega herramientas concretas, útiles para la modificación de la conducta sedentaria y su sustitución por mantenerse físicamente activos. Este desafiante objetivo se vuelve posible gracias a sus orientaciones, susceptibles de ser apropiadas e implementadas tanto por profesionales de la salud física y mental, como por cualquier persona que busque realizar responsablemente este cambio para la salud.

Federico Lande, de apariencia relajada, además de ser un nerd rockero, es Licenciado y Profesor en Psicología por la Universidad Católica de la Plata, Sede Rosario. Coordinador del Área de Psicología del Deporte y la Actividad Física del Colegio de Psicólogos de Rosario, 2ª Circunscripción. Director del Área de Psicología de Ánima Multiespacio en Salud. Miembro fundador de ASTeC, Asociación Santafesina de Terapeutas Cognitivos y miembro fundador de la Red Federal de Asociaciones Profesionales de Terapias Cognitivo Conductuales.

A continuación compartimos una entrevista realizada al autor con motivo de su reciente publicación. ¡Felicitaciones Federico!

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Actividad Física, ejercicio y deporte

“Desde el punto de vista funcional (Airasca, 2012), la Actividad Física es todo movimiento corporal producido por la contracción muscular conducente a un incremento substancial del gasto energético.

El ejercicio es una subclasificación de la Actividad Física regular y estructurada, ejecutada deliberadamente y con propósitos específicos, como la preparación para la competencia atlética o el mejoramiento de algún aspecto de la salud.

El deporte es la Actividad Física especializada, de carácter competitivo y reglamentario.”

Psicología de la Actividad Física. Orientaciones para reducir los riesgos del sedentarismo, página 31.

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¿Cómo surge el interés por escribir un libro con orientaciones para reducir los riesgos del sedentarismo? 

El interés surge de hace mucho tiempo atrás en mi vida profesional, por varios motivos. Uno de los más importantes era buscar herramientas de bajo costo, sencillas en la aplicación y de muchos beneficios que le sirvan a la población en general, no sólo a la población clínica. Y eso me llevó a investigar dos temas: uno, la meditación, y el otro, la Actividad Física. 

Para un psicólogo es interesante saber cómo es que la gente, sabiendo que la Actividad Física hace bien, no la hace

En paralelo, estaba trabajando en una institución en la que habían muchos kinesiólogos, traumatólogos, profesores de educación física, porque era una institución con pacientes que tienen riesgos neurológicos, y al estar mucho tiempo con ellos empecé a prestarle atención a lo que era la marcha del paciente, su forma de caminar, la postura y demás, cosas a las que en mi formación como psicólogo nunca les había prestado demasiada atención, a lo que puede llegar a entenderse como “Comunicación No Verbal”.

Psicología de la Actividad Física. Orientaciones para reducir los riesgos del sedentarismo, publicado por Editorial Akadia. Click en la imagen para adquirirlo.

En ese entonces (ya hace casi 5 años atrás), tuve un paciente con depresión, y empecé a ver su forma de andar: cómo llegaba caminando a mi consultorio, cómo arrastraba los pies, cómo agachaba la cabeza, caminaba muy lento, encorvado. Y en ese momento me cae la idea de que podría haber alguna relación entre el sedentarismo y la depresión, así que empecé a investigar desde ahí. Antes de meterme en ese tema, pregunté mucho, empecé a investigar, a hacer un rastrillaje de la información, y me empecé a formar en lo que se sabía sobre la actividad física en el tratamiento de la depresión, que era muchísimo. Pero las preguntas que surgen son un montón: el sedentarismo, ¿predispone a la gente a estar más deprimida? o, ¿puede ser que la depresión tenga algo que ver con el sedentarismo?, ¿puede ser que la Actividad Física sea una manera de prevenir la depresión?, ¿puede ser que la Actividad Física sea un tratamiento para la depresión? 

Después me dí cuenta de que la gente ya sabía que la Actividad Física hace bien. Para un psicólogo es interesante saber cómo es que la gente, sabiendo que la Actividad Física hace bien, no la hace. No era algo propio de las personas que están deprimidas sino de las personas en general. Imaginate que los últimos datos dicen que más de la mitad de la población argentina es sedentaria, y a nivel mundial, se cree que casi el 60% de la población mundial lo es. Y ahí ya empieza a tener mayor interés que haya un psicólogo en la idea de la Actividad Física para la Salud porque habría que ver qué variables psicológicas están en juego para que la gente, sabiendo, aún así no la haga.

¿Por qué crees que es importante el papel del psicólogo en estos temas?

En general, se cree que alguno de los motivos por los cuales la gente no hace actividad física tienen que ver con factores psicológicos, del tipo, por ejemplo, “no tengo ganas”, “me aburre”, “me da vergüenza hacer actividad física, mostrar mi cuerpo”, o no poder organizar el día, no tener una agenda para planificar la inclusión de la Actividad Física, o haber tenido experiencias previas desagradables, o tener cierto rechazo. Toda una serie de variables psicológicas van a estar en juego a la hora de que una persona se mantenga en la Actividad. De ahí viene nuestro interés.

¿Cómo hacés para motivar a un paciente?

En general, lo primero que le digo a la gente es que la motivación llega después. No es algo con lo que se inicia la actividad. No es necesario estar motivado para hacerla. Sí debería haber motivación del tipo personalizadas que tienen que ver con lo clínico, por ejemplo, para mejorar la postura. 

Lo primero que hay que destrabar es el «tener ganas» para hacer Actividad Física. En principio no es necesario tener ganas. Hay que hacerlo sin ganas, esa es la idea. Esto implica que los beneficios se van a notar a los 10, 15 minutos una vez que uno ya está en la Actividad Física. Pero el que no la hace, nunca llega a entender o a sentir o a experimentar, que la Actividad Física llega al final como una especie de recompensa.

¿Cuáles son las excusas más comunes de las personas para no realizar actividad física?

Más que excusas, prefiero hablar de motivos por los cuales no hacer Actividad Física. Los más importantes son: no tener tiempo, cansancio y vergüenza. Los tres están llenos de creencias irracionales.

Conozco gente que está muy ocupada, yo mismo estoy bastante ocupado, y aún así me hago tiempo de hacer Actividad Física. La otra vez escuchaba una entrevista a Barack Obama en la que le preguntaban “¿qué fue lo que sostuvo en todo su mandato” y él responde “hacer actividad física”. Imaginate si el presidente de Estados Unidos tendrá tiempo o no, seguramente no lo tenía, y aún así se guardaba el espacio. El tipo hacía “reuniones en movimiento”, un asesor le hablaba mientras él caminaba en la cinta, por ejemplo. Es sencillo destrabar eso. El paciente se va dando cuenta que lo puede hacer pero hay que ayudarlo en la programación de las actividades. Ahí entra el trabajo de Maero. Fabián me ayudó muchísimo en lo que es Activación Conductual, cómo organizar la agenda.

Lo primero que hay que destrabar es el «tener ganas» para hacer Actividad Física. En principio no es necesario tener ganas

Otro motivo es el cansancio. Yo tuve una experiencia que me sirvió mucho con un paciente taxista, que trabaja 12 horas sentado manejando el taxi y queda muy cansado de esa situación, muy cansado aún sin estar en movimiento, fijate qué paradoja y qué interesante…

Pero tiene el cuerpo en la misma posición durante mucho tiempo.

Exacto. Entonces uno se cansa a veces por no hacer Actividad Física. No es un dato menor.

Yo le pregunté “bueno, y usted ¿cómo descansa?”, y él me dice “¿qué se imagina?, me tiro en el sillón o duermo”. La forma de descansar es tan pasiva en la persona sedentaria que, en general, con pequeñas intervenciones de Pausas Activas ya se logra bastante. Hay una creencia muy falsa de pensar que después de estar mucho tiempo en la misma posición, hay que seguir en la misma posición para descansar.

Después está la vergüenza. Hay un constructo muy interesante, al que no se le presta mucha atención, que se llama Ansiedad Física Social, deriva de la Fobia Social o de la Ansiedad Social, y es esa sensación de sentirse examinado, regulado, pensado por el otro, con variables del aspecto físico.

La ansiedad física social es definida por Hart, Leary y Rejeski (1989) como la ansiedad experimentada en respuesta a una percepción de evaluación negativa del físico por parte de personas del contexto social próximo. El constructo también está vinculado con la imagen corporal y la ejecución del ejercicio.

Volviendo a algo que ya comentaste un poco, te pregunto ¿contaste con la colaboración o los aportes de algún colega para confeccionar esta herramienta?

Yo armé un programa, lo diseñé, para el tratamiento del sedentarismo y al primero que se lo mostré fue a Fabián , y él me dijo “implementalo, hacé un pre – post”. Ese es un desafío que tengo para el año que viene de llevar a la práctica este diseño de tratamiento. Aunque ya hay un primer indicio que estoy haciendo. Y después con sus escritos, con lo que publicó en Psyciencia. Su trabajo en Activación Conductual, con Paula , que a mí me sirve muchísimo. Es una colaboración indirecta, yo me fui a formar con él y con toda esta idea en la cabeza fui tocando, digamos.

Federico Lande y Fabián Maero en el VI Congreso Argentino de Psiquiatría, Neurociencias y Psicoterapias

Tomo mucho de la Psicología Positiva, intento llevar a los pacientes a que experimenten un “Estado de Flow”, que tiene que ver con perder la noción de tiempo y espacio, de fusionarse con la actividad, que se genera cuando se dan algunas variables, cuando se da un balance, un equilibrio, entre el desafío que el paciente se propone y las habilidades que tiene. Yo tengo pacientes que me dicen “ya camino 5 km, ahora quiero empezar a caminar 10”. Es un desafío, ¿tenés las habilidades para hacerlo? ¿O tendríamos que planificar cómo podés llegar a los 10 km?

¿Para quiénes son las orientaciones?

Yo propongo una forma distinta de encarar los riesgos del sedentarismo con la Actividad Física que tiene que ver con un tratamiento personalizado, como si fuera un proceso, en el que se plantean los motivos por los cuales las personas quieren realizar Actividad Física, cuáles son sus metas. Y ahí es donde los médicos carecen de formación.

Las investigaciones dicen que casi todos los médicos indican la Actividad Física de forma muy vaga, y ahí es donde también creo que los psicólogos tenemos mucho en qué aportar: diseñar indicaciones para que los médicos tengan en cuenta variables psicológicas que le van a permitir que el paciente se adhiera mucho más a la Actividad. Porque la gente ya sabe que la Actividad Física hace bien, el tema más importante es pensar la Actividad Física como un estilo de vida, como una experiencia afectiva y como una práctica sociocultural. Culturalmente se cree que para hacer Actividad Física hay que ir al gimnasio. No, no es necesario. Lo ideal es iniciarse en el living de su casa.

La forma de descansar es tan pasiva en la persona sedentaria que, en general, con pequeñas intervenciones de Pausas Activas ya se logra bastante

Para que una persona se inicie o se mantenga en la Actividad Física, hay que prestar especial atención a los procesos cognitivos, y después podríamos pasar a los procesos conductuales, o sea que todo esto de las orientaciones tiene mucho más que ver con las primeras instancias que son que la gente tenga la información y que después pueda decidir, pero cuando tenga que decidir el libro ya no debería que estar, tiene que dejar de leerlo.

¿En qué consistiría la Actividad Física entonces?

La Actividad Física es una experiencia psicosocial. Es una vivencia. Es una forma de conocer tu cuerpo, conocerte a vos mismo. Siempre que hablamos de Actividad Física tiene que haber un gasto de energía, de eso se trata. Pero no alcanza con esa visión biologicista. Es una experiencia personal sobre todo y una práctica sociocultural. 

¿Puede ser bueno vincular a otra persona para realizar Actividad Física en el caso de un paciente sedentario que tiene muchas dificultades para iniciarse?

Puede ser muy bueno. De cualquier manera, sería para mantenerse al inicio, porque si hay una dependencia alta entre la Actividad Física y necesitar de alguna otra persona como para hacerla, lo que le pase a la otra persona va a modificar el tratamiento de nuestro paciente. O sea que hay que saber indicarla junto con otra persona, pero entre hacerlo y no hacerlo, yo prefiero que se cuente con el apoyo social.

¿Por qué?

La mayoría de las investigaciones indican que cuando el paciente tiene Apoyo Social en general tiene más probabilidades de adherirse. El tema es cómo regular esa dependencia.

“La manera más efectiva de hacerlo es hacerlo”. Amelia Mary Earhart.

En el aspecto clínico, el sedentarismo se relaciona con severas comorbilidades.

En cuanto a la comorbilidad entre depresión y sedentarismo en general la correlación es muy alta. Lo que pasa es que el sedentarismo se correlaciona con lo que nosotros llamamos “Enfermedades de la Civilización”, Síndrome Metabólico, Enfermedades Crónicas No Transmisibles: obesidad, sobrepeso, diabetes tipo II, colesterol e hipertensión. Me interesa ayudar a la población a que pueda tener las herramientas necesarias para no depender de la medicina del todo. 

¿Qué limitaciones o desafíos encontrás como psicólogo a la hora de recomendar la realización de actividad física a tus pacientes? ¿Qué podés y que no podés recomendar?

Al principio poder vincularme bien con otras profesiones, con otras áreas, ese fue mi primer desafío. Que podamos hablar el mismo idioma con un kinesiólogo, con un traumatólogo, con un neurólogo, con un cardiólogo. Que nos pongamos de acuerdo en algunas cuestiones que tienen que ver con el continuo del sedentarismo y la Actividad Física y el impacto en la salud.

El siguiente desafío que me pongo es este: me gustaría, en algún momento, en lo que me queda de mi vida profesional, que al menos mil personas dejen de ser sedentarias y se mantengan en la actividad física con algún programa que yo implemente. Ese es mi desafío, tal vez medio delirante. Pero tengo varios años, creo. Pienso vivir mucho.

Actualmente Federico Lande se encuentra realizando una prueba piloto de su “Programa Cognitivo Comportamental para Reducir el Sedentarismo”.

Durante el Congreso hablaste de una cuestión muy interesante: sobre la posibilidad de que el psicólogo tratante le proponga al paciente realizar Actividad Física juntos en el tiempo que dure la sesión. ¿De dónde surge esta estrategia? ¿En qué se motiva? ¿Y por qué puede ser importante su utilización?

Es una derivación que tiene mucho que ver con los abordajes cognitivos conductuales de los Trastornos de Ansiedad que yo hice desde siempre, que tienen que ver con técnicas de exposición, salir con el paciente del consultorio a exponerse a situaciones que le generen mucho miedo o ansiedad; tiene que ver con el uso de técnicas de respiración o relajación, también, que se hacen en el consultorio y dije por qué no ampliarlo a una técnica que tiene más que ver con la activación que con la reducción o el control de los síntomas. 

¿Existe riesgo de que se genere esa dependencia de la que hablábamos antes, respecto de realizar Actividad Física con el psicólogo tratante?

En una primera instancia me parece que hay que fomentar el trabajo en conjunto. Los terapeutas somos la primera fuente de confianza o de seguridad para el paciente. Dentro de un vínculo terapéutico positivo, sano, el paciente y el psicólogo pueden ponerse de acuerdo y realizar contratos conductuales. Después el paciente tiene que empezar a hacer los ejercicios sólo en su casa.

Yo soy psicólogo, me animo a indicar hasta una caminata. Y hago mucha “Meditación en Movimiento”. Pero son caminatas de muy corta duración, de 5 minutos, lentas. 

¿Qué importancia tiene la elección del tipo de actividad física?

Muchísima importancia. Uno de los factores que mantienen la adherencia del paciente o de la gente en una Actividad Física tiene que ver con una elección que se base en estas dos premisas: que al paciente le guste hacerla y que tenga las habilidades para hacerla. Te tiene que gustar, te tiene que divertir. Y no hay que perder de vista plantearse objetivos.

¿Tiene que tener las habilidades desde el principio?

No, hay que regular bien entre los desafíos y las habilidades. Si el desafío es muy alto y las habilidades son muy bajas, el paciente va a dejar la Actividad Física. Eso en general genera ansiedad. Pero también pasa que si las habilidades son muy altas y el desafío es muy bajo, el paciente se aburre. Tiene que haber un equilibrio, cierta tensión que genere ese interés en continuar.

Los terapeutas somos la primera fuente de confianza o de seguridad para el paciente

Y otra cosa que es importante es tener instrumentos que den un feedback rápido en cuanto a las metas y las mediciones. Por ejemplo el uso del podómetro, porque entonces el paciente tiene un feedback inmediato de lo que está haciendo.

¿Qué rol tendrá el establecimiento de metas en este proceso?

Es una forma de orientar mejor el diseño del tratamiento. Las metas son motivantes de por sí, y direccionan en cierto sentido la energía o el sentido de la actividad. La meta hace que se transforme en desafíos. Si me desafío y cumplo metas, eso me hace sentir mejor. Si me hace sentir mejor me motiva mucho más para insistir en la Actividad Física.

¿Alguna vez sentiste que te quedaste sin recursos para ayudar a un paciente? ¿Qué hacés en esos casos?

Los recursos siento que los encuentro, pero siempre siento que no los tengo, en este sentido: cada paciente es un desafío, cada entrevista es un desafío, cada encuentro es un desafío. Siempre me da la impresión de que encaro la situación con cierta incertidumbre. Y si no tengo las respuestas, las salgo a buscar, que es lo que hago en general.

Da la sensación de que con cada paciente arrancás de cero.

Da esa sensación, sí. De cualquier manera, diseñar un programa de tratamiento, diseñar este abordaje, te da una especie de bagaje.

Al finalizar el Congreso guiaste a los asistentes en una “Pausa Activa”. ¿Por qué las proponés y en qué consisten?  

Las Pausas Activas en general están bastante vinculadas al mundo laboral. Son breves descansos durante la jornada laboral que van a servir para recuperar energía y, en cierto sentido, mejorar el desempeño. 

No implican mucho movimiento; en general los usuarios no transpiran, y suelen durar entre 5 y 7 minutos. Básicamente tienen que ver con programas de elongación, de estiramientos, cada hora y media, o dos, que el trabajador puede hacer. Solo tiene que recordar hacerlas.

¿Considerás necesario que las políticas públicas contemplen la terapia psicológica como curso de tratamiento primario para abordar estas conductas?

Sí sí, considero que es interesante que haya terapia psicológica asociada a programas de políticas públicas ya que un 20% del presupuesto destinado a instituciones relacionadas con la salud se puede redefinir con programas y proyectos que favorezcan el desarrollo de la Actividad Física. Por eso es necesario un psicólogo que pueda orientar de manera un tanto más eficiente planes de prevención y mejoramiento de la salud, que tenga que ver con buscar herramientas psicológicas destinadas a la adherencia a la Actividad Física. 

Para terminar, ¿por dónde sigue tu investigación después de este libro?

Ahora la investigación está centrada más que nada en diseñar tratamientos que favorezcan la adherencia a la Actividad Física. El diseño de estos tratamientos tiene que ver con 7 sesiones donde se da herramientas psicológicas que pueden provenir de la Activación Conductual, de la Psicología Positiva, de la Terapia Cognitiva. Estamos pensando en diseñar programas que podamos ofrecer a las empresas o a las instituciones vinculadas a la salud.

***

Entrevista editada brevitatis causae.

El libro Psicología de la Actividad Física. Orientaciones para reducir los riesgos del Sedentarismo fue editado por la Editorial Akadia y puedes adquirirlo aquí.



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  • Encuentro con un terapeuta

Andrés Buschiazzo, un incasable terapeuta adleriano

  • 29/03/2018
  • David Aparicio

Andrés Buschiazzo es un incansable terapeuta uruguayo que se ha dedicado a la difusión de la psicoterapia adleriana — modelo terapéutico con un profundo desarrollo académico — y a la coordinación de los grupos terapéuticos de risa con adolescentes, adultos y ancianos. Dichos grupos tienen el objetivo de perder el miedo a ser imperfectos.

Gracias a su labor, Andrés ha sido invitado como conferencista internacional para dar a conocer los resultados de la psicoterapia Adleriana con niños en Uruguay, además fue entrevistado por importantes medios como CNN.

En Psyciencia hemos tenido el privilegio de publicar varios de sus artículos que explican con precisión como funciona este modelo terapéutico ante las demandas y necesidades de cada paciente dentro del consultorio.

En esta ocasión tuvimos la oportunidad de hacer una breve entrevista para conocer un poco más sobre Andrés, su formación, estilo de trabajo e intereses profesionales.

***

¿Dónde y por qué estudiaste psicología?

Estudié en la Facultad de Psicología de la Universidad de la República. Nací en Fray Bentos, una ciudad del interior del Uruguay. Ahí descubrí la psicología con una vieja profesora de filosofía, en el secundario… Las lecturas de Nietzche y Freud determinaron mi vocación.

¿Cuántos años llevas trabajando como psicólogo?

Trabajo como psicólogo clínico hace 8 años y antes de eso, cuando todavía cursaba la Facultad, realicé varios acompañamientos terapéuticos a pacientes primarios en el Hospital psiquiátrico Vilardebó.

¿En qué área te desempeñas?¿Cómo terminaste trabajando allí?

Soy psicólogo clínico. Por un lado, trabajo con niños, adolescentes y familias que provienen de contextos muy desfavorables en el interior profundo del país. Por el otro, hago psicoterapia individual y grupal en Montevideo complementado con docencia e investigación.

Realicé varios estudios en el exterior, precisamente en Hitzkirch – Suiza, en psicoterapia integrativa, adicciones y asesoramiento familiar en ICASSI: The International Committee of Adlerian Summer Schools and Institutes. Es una escuela itinerante que reúne a destacados estudiantes de todo el mundo de psicología, psiquiatría y trabajo social para el entrenamiento en las habilidades psicoterapéuticas de las teorías desarrolladas por Alfred Adler y Rudolf Dreikurs, siempre en comparación con nuevas investigaciones en psicoterapias y neurociencias, a los efectos de tener una visión más completa de la problemática psíquica. Este año es en Bonn – Alemania, les recomiendo participar.

¿Qué es lo que más amas de tu trabajo como psicólogo?

El encuentro genuino con un otro singular en sus creencias sobre sí mismo (auto-imagen), los otros (hetero-imagen) y el mundo (cosmo-imagen).

¿Cuáles son los aspectos más desafiantes de tu trabajo?

El aspecto más desafiante en mi práctica clínica es que el sujeto que consulta se lleve algo novedosos de cada encuentro. Trabajamos cada sesión “como si” fuera la última, y eso nos responsabiliza y exige a estar atentos al flujo de la comunicación.

¿Alguna vez has sentido que te quedaste sin recursos para ayudar a un paciente?¿Qué haces en estos casos?

Desde luego que sí. Los recursos son finitos por eso siempre es adecuado contar con un grupo de colegas donde se pueda supervisar y despejar dudas sobre algunos tratamientos que están trabados o de lo contrario derivar si es necesario.

El Centro de Estudios Adlerianos cumple esa función. Esta asociación científica sin fines de lucro es miembro oficial de la International Association of Individual Psychology (IAIP), Federación Uruguaya de Psicoterapia (Fupsi) y HumorCare International, y tiene por cometido:

  1. Promover el respeto y la tolerancia académica
  2. Crear nuevos vínculos entre las disciplinas conexas a la psicología
  3. Estimular la investigación
  4. Formar psicoterapeutas
  5. Difundir conocimiento como parte de extensión universitaria
  6. Favorecer las relaciones internacionales de profesionales, investigadores y estudiantes en torno a la Psicología
  7. Proporcionar hospitalidad científica

En el mundo son 26 países que integran la IAIP, un paraguas internacional con el objetivo de agrupar a todos aquellos asociaciones que practican e investigan sobre los postulados de la psicología adleriana con apertura a nuevas teorías y técnicas. El Centro de Estudios Adlerianos de Uruguay es la única institución oficial en América del Sur en pertenecer a IAIP.

¿Cómo estructuras la primera entrevista con un paciente?

La primera entrevista adleriana en contraste con la entrevista clásica, libre y sin limitación de tiempo de corte de asociación libre, es directiva, se centra en el motivo de consulta, expectativas del paciente con la psicoterapia y se oriente hacia un objetivo y una acción determinadas. En mi caso utilizo el modelo de Análisis breve de estilo de vida del Dr. Frank Walton.

Los adlerianos somos herederos de la psicoterapia breve por lo que tenemos en cuenta: factor tiempo (se le indica que si en los primeros tres meses no hay resultados y no así cambios, se suspende el proceso psicoterapéutico o  se deriva a otro profesional), relevancia del factor exógeno, entrevista centrada en soluciones, importancia de la primera entrevista y relación con el paciente e implicaciones para la salud pública.

Diagnóstico y tratamiento están intrínsecamente ligados, siempre que sea posible durante la primera entrevista se tratará de establecer una aproximación diagnóstica e hipótesis de trabajo, formular un plan de tratamiento y empezar la intervención terapéutica.

La psicoterapia para los adlerianos es una práctica y una prueba de cooperación, el éxito terapéutico dependerá del grado de colaboración entre ambos.

¿Qué enfoque o enfoques elegiste para trabajar y por qué?

El modelo en el que me formé y sigo profundizando es el adleriano, siempre comparado con otras teorías y técnicas para evitar posturas dogmáticas.

En tu opinión, hay algún factor específico que ayude a la mejoría de la mayoría de los pacientes (en el terapeuta y/o el paciente), ¿cuál?

El factor humano es esencial y el interés social genuino del terapeuta hacia la humanidad toda es la clave. Adler afirma que la empatía terapéutica es mirar “con los ojos de otros, escuchar con el oído de otro y sentir con el corazón de otro”…

¿Cuáles crees que son las habilidades más importantes que debe tener un terapeuta?

La capacidad de escucha activa y la empatía son fundamentales para establecer un buen rapport y disminuir la resistencia del consultante.  Recuerdo el seminario del Dr. Titze (2008) que explicaba que un terapeuta adleriano debe de tener desarrollada una comprensiva empatía, en relación al constructo empleado por el psicoanalista argentino Racker de “Identificación concordante” que, en otras palabras, sería que la empatía tiene un decisivo primer plano, el terapeuta sigue este lema: Todo lo que promueva la relación debe ser llevado a cabo, todo lo que en cambio lo perturbe, debe ser evitado…También es importante atender la postura corporal, los movimientos siempre dicen algo. Adler recomendaba «cerrar los oídos por un momento para observar qué hace con sus manos».

¿Cuál/s es el mejor libro sobre psicología o terapia que hayas leído?

Son varios los libros de psicología que me hicieron comprender mejor sobre qué hace un psicólogo clínico. Ahora, elijo tres en orden de prioridad:

  1. La psicología Individual de Alfred Adler, de Ansbacher y Ansbacher
  2. Teoría de la personalidad, de G. Kelly
  3. La relación de ayuda, de R. R. Carkuff

¿Qué libro o investigación estás leyendo actualmente?

Actualmente, estoy dedicado a terminar el Doctorado en Psicología en la Universidad de Palermo. Por lo que estoy familiarizado con algunos programas estadísticos como el SPSS y el R.  Sigo a los principales investigadores en Psicología Positiva como son Seligman, Park, N. & Peterson, C. entre otros.

¿Qué haces para evitar el burnout en tu trabajo o cuando atiendes a un paciente “difícil”?

El cuidado del psicoterapeuta es algo que vengo estudiando desde hace un tiempo. Un tema con exigua sistematización y de vital importancia para brindar un servicio de efectividad en la práctica clínica.

Algunas claves, que me han dado resultados son:  actividad física regular, horas de dispersión (cine, teatro, humor y hacer actividades que nada tengan que ver con la psicología). Y una recomendación para los psicólogos clínicos evitar el “síndrome de diógenes” a la hora de armar la agenda. Es sabido que más de cinco a seis pacientes por día es imposible sostener, por lo que es imprescindible agregar a la rutina horas de docencia o investigación y sobre todo establecer trabajos en grupos para “amortiguar” la soledad del consultorio…

¿Cuál es el psicólogo/investigador o académico que más admiras?

En Buenos Aires tuve el honor de conocer a un profesor de la vieja escuela: Raúl Serroni Copello, es Doctor en Psicología clínica, Investigador Superior y profesor de Filosofía de la psicología.  Entre sus peculiaridades están haber estudiado literatura inglesa con Borges y haber sido discípulo de Karl Popper. De ahí viene la curiosa anécdota relatada en su libro Encuentros con Mario Bunge de que Popper tomó contacto con la Psicología Individual de Alfred Adler por haber sido ambos socialistas. Un dato histórico que no tenía en mi pesquisa adleriana…

En tu opinión, ¿cuál es el mayor obstáculo que afronta la psicología?

La incapacidad de establecer una psicología científica en su componentes abstractos  y materiales al servicio del progreso de la humanidad. La ciencia como una producción social,  inter-subjetiva más que un mapa y siguiendo al Dr. Coepello, es una política, una metodología que sirve como guía de acción. Para esto es necesaria la participación de investigadores capaces de trabajar de manera colectiva y entendiendo que  cuanto más diversos sean los intereses de estudio más amplia la comprensión del ser humano… Encontrar la unidad dentro de la diversidad e incrementar los estudios científicos locales para contrastarlos con los globales.

¿Qué le recomiendas a los psicólogos que recién inician?

Para aquellos que quieran dedicarse al campo clínico: Formación en psicoterapias, supervisión y análisis personal.



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  • Encuentro con un terapeuta

“Lo que más amo es observar cómo los pacientes luchan, luchan de verdad para salir adelante y lo logran”, Karemi Rodríguez Batista

  • 08/02/2018
  • David Aparicio

Karemi Rodríguez Batista es psicoterapeuta hispano-mexicana y directora de PsicoK, una página comprometida con la difusión de material para el apoyo y la promoción de la salud mental. Si no la conocías, te recomiendo que abras una nueva pestaña y la visites inmediatamente. Tiene mucho para descargar y compartir.

Karemi es una psicóloga que tiene una tremenda habilidad para explicar con precisión y sencillez los temas más complejos de la psicología. Una habilidad que no es fácil de encontrar, especialmente cuando usamos términos tan abstractos para describir y explicar la conducta.

No recuerdo muy bien cómo conocí a Karemi — lo más seguro es que fue a través de Facebook y los grupos de psicología — pero desde entonces hemos desarrollado una muy buena relación y hoy tenemos el gran privilegio de tenerla como columnista en Psyciencia.

En esta entrevista Karemi nos cuenta cómo surgió su pasión por la psicología, cómo desarrolla su rutina de trabajo, sus libros de psicoterapia favoritos y mucho más.

¿Dónde y por qué estudiaste psicología?

La verdad es que desde muy pequeña quise estudiar psicología. Ocurrieron circunstancias complicadas en la familia, yo tenía unos doce añitos, pero por fortuna para mi, tuve la oportunidad de recibir ayuda de una gran profesional, de esas personas que nunca olvidas y realmente marcan tu vida, quien a base de mucho trabajo y paciencia me ayudó a desarrollar un pensamiento más racional, a aprender a valorarme, a descubrir en mi fortalezas y recursos personales que de otra manera no hubiese pasado. Desde aquí tenía claro el sentido que quería darle a mi vida, capacitarme para poder ayudar a los demás.

Pero no me fue nada fácil, he de decirte. Yo comencé a estudiar la carrera en La Universidad del Valle de México, y a un año para terminar la tuve interrumpir por circunstancias familiares hasta que la continué y terminé muchos años después en la UNED, una de las mejores Universidades que tenemos en España y de la cuál me siento tremendamente orgullosa. Luego, eso sí, ya nadie me paró ni parará en cuanto a seguirme formando.

¿Cuántos años llevas trabajando como psicólogo?

Yo empecé desde a los 19 años en un proyecto muy lindo que tenia la Universidad del Valle de México (eran prácticas asistidas), que consistía en dar soporte e intervención psicológica gratuita a niños provenientes de familias desestructuradas.

Aquí en Madrid tuve la oportunidad, al tiempo que terminaba el graduado y el master habilitante, de participar en el proyecto de “Psicología Solidaria” dando apoyo psicológico online a personas sin recursos, así como poner en marcha la página de recursos de apoyo de libre acceso en PsicoK (en 2013) como una forma de aportar mi granito de arena a la Salud Mental tanto para los pacientes y sus familiares, como para estudiantes y profesionales, desde mis posibilidades, claro.

¿En qué área te desempeñas?¿Cómo terminaste trabajando allí?

En el área Clínica y de la Salud, esto es algo que siempre quise, el ser psicoterapeuta. Y también en el área de divulgación porque creo que es fundamental, para nosotros los profesionales, ya que es una manera de seguir actualizandonos a la par de seguirnos formando constantemente, claro; y para los pacientes y sus familiares porque hay mucho desconocimiento, mucho estigma, y producto de esto grandes dificultades para poder detectar problemáticas que necesitan ser objeto de atención especializada, y para tomar decisiones importantes respecto a nuestra salud mental. Si podemos informar de una manera responsable y comprometida, haciendo usos de las redes sociales y de Internet, creo que estamos moviéndonos por buen camino. Por eso es un orgullo ser parte del equipo de Psyciencia.

¿Qué es lo que más amas de tu trabajo como psicóloga?

Son tantas cosas. En el práctica, lo que más amo es observar cómo los pacientes luchan, luchan de verdad para salir adelante y lo logran. Se enfrentan a aspectos muy dolorosos, muy angustiantes, y aún así, cuando se sostienen y se enfrentan a ello, de pronto se sorprenden al descubrir que tenían más recursos personales, más fuerza, más pasión por la vida de lo que imaginaban. Y uno como psicoterapeuta tiene ese privilegio, la gran oportunidad de acompañarlos en ese proceso, de ser testigo de esto y de aprender de ellos. Porque ésto es asi, uno aprende mucho de los pacientes.

En el área más social, no me canso de dar gracias de tener la oportunidad de conocer a grandes profesionales,compañeros de verdad,  muchos de ellos no solo talentosos, creativos y con habilidades tremendas, sino que además generosos, y con una calidad personal que sorprende, y cómo no, hace el camino más lindo.

¿Cuáles son los aspectos más desafiantes de tu trabajo?

Muchos, claro. Respecto a mi práctica, creo es fundamental tener una actitud de aprendizaje y tomar los desafíos como oportunidades de fortalecimiento profesional. Aunque es verdad que hay casos que por sus características tengo que derivar, por ejemplo, pacientes con esquizofrenia ya que no me especializo en ello, o algún caso de depresión muy grave que requería de un tratamiento presencial en su ciudad, donde la modalidad online no es recomendable. Una tiene que ser ante todo ética, responsable y muy respetuosa con el padecimiento de los demás. Con esto presente, creo que los desafíos al final son grandes oportunidades.

¿Alguna vez has sentido que te quedaste sin recursos para ayudar a un paciente?¿Qué haces en estos casos?

Es una pregunta complicada. Pienso que los principales recursos los tiene el paciente, en esos momentos mi labor es guiarle para descubrirlos y potenciarlos. Es verdad que hay casos donde uno puede no avanzar lo que quisiera, y puede ser por que yo misma no esté pudiendo observar algo. Por eso es siempre necesario contar con un equipo de supervisión, al cual yo le estoy muy agradecida por todo el apoyo y aprendizaje que me brindan, y el propio proceso terapéutico que uno debe llevar.

¿Cómo estructuras la primera entrevista con un paciente?

La primera sesión la dedico enteramente a escuchar el motivo de consulta, la demanda, el contexto en el que se desarrollan, los recursos que ha puesto en marcha durante este tiempo. Esto no hay que perderlo nunca de vista, y todo lo que el paciente tenga que decir para finalmente poder darle una validación y devolución dentro de ese espacio de tiempo y explicarle el encuadre y modo de trabajo.

¿Qué enfoque o enfoques elegiste para trabajar y por qué?

Al principio me interesó muchísimo la psicoterapia psicoanalítica, así que hice dos postgrados en este campo, pero en España mi formación principal fue cognitivo conductual y elegí para mi práctica la TREC (Terapia Racional Emotivo Conductual), ya que me pareció un enfoque muy integrativo, y después he ido formándome con otros enfoques como ACT (Terapia de Aceptación y Compromiso) y TBCS (Terapia Breve Centrada en Soluciones)  Y actualmente estoy haciendo una especialidad en psicoterapia psicoanalítica integradora. Ya sabemos ahora que lo más efectivo es poder adaptar la técnica a las circunstancias muy particulares de cada paciente, y esto es precisamente un enfoque integrador y personalizado lo que seguimos en nuestra clínica, PsicoKlinic. Hay casos donde es incluso contraproducente aplicar según que enfoque a qué paciente, por eso creo es muy importante guiarnos por la evidencia de los tratamientos a la hora de tomar decisiones. Para ello la División 12 de la APA  hace un gran trabajo.

En tu opinión, hay algún factor específico que ayude a la mejoría de la mayoría de los pacientes (en el terapeuta y/o el paciente), ¿cuál?

Resumiendo sería definitivamente la “alianza terapéutica”, donde entran en juego elementos tan importantes en el terapeuta como la empatía, la validación, la aceptación, la honestidad y sobre todo la confianza en los recursos del paciente para mejorar.

¿Cuáles crees que son las habilidades más importantes que debe tener un terapeuta?

Para mi es fundamental poseer un interés sincero por el paciente, ser honestos con nosotros mismos en cuanto a nuestras capacidades y limitaciones como terapeutas, saber regular nuestras emociones de cara a las necesidades del paciente, ser flexibles en la técnica,  seguir formándonos en nuestra área, haber realizado nuestro propio proceso terapéutico y hacer supervisiones constantes es fundamental, así como regirnos siempre con responsabilidad y ética.

¿Cuál/s es el mejor libro sobre psicología o terapia que hayas leído?

Esta sí que está dificil.  Te puedo mencionar los primeros que tuvieron un impacto en mi, El Apego y la Pérdida de John Bowlby, Psicopatología en la Vida Cotidiana de Sigmund Freud, El Hombre en Busca del Sentido de Viktor Frankl, y Sal de tu Mente, Entra en Tu vida de Steve C. Hayes… por mencionar algunos, pero es que son tantos.

¿Qué libro o investigación estás leyendo actualmente?

Llevo algunos meses investigando a fondo sobre los trastornos narcisistas de la personalidad (aprovecho para recomendar una relectura a los clásicos, Freud, Klein, Kohut, y el más actual Kernberg). Me interesa mucho la influencia de nuestro contexto sociocultural en lo que llamamos “narcisismo patológico”, pensemos por ejemplo en las diferencias entre el contexto social en Estados Unidos y en Europa, las redes sociales, la hiperconectividad, la falta de contratos a largo plazo, etc., que exacerban la “cultura del yo”, el individualismo, la competencia, la necesidad de triunfo y de reconocimiento. Algunos autores, incluso, llegan a hacer paralelismos entre la conducta narcisista (patológica) y la histeria frente a la represión sexual de la sociedad del siglo XIX.

Para actualizar con contenidos interesantes la web de PsicoK, además, tengo que leer diariamente mínimo algún paper sobre psicología clínica y psicoterapia, y eso me enriquece muchísimo.

¿Qué haces para evitar el burnout en tu trabajo o cuando atiendes a un paciente “difícil”?

Me suelo tomar un par de días para desconectar, para ir a un pueblo, hacer alguna ruta, y un viaje largo al año. Entre diario, ejercicio y cómo no, algún capítulo de alguna serie en la noche, y si son de comedia mejor.

Más que pacientes difíciles, si el caso se llega a estancar el tratamiento o no avanza como esperamos, siempre cuento con la supervisión y eso es maravilloso.

¿Cual es el psicólogo/investigador o académico que más admiras?

Son varios, pero los que más influencia han tenido en mi son: Miguel Ángel Santed, por el impulso que le da a la psicología aqui en España, y por la impresionante labor que realiza no sólo en el área de la docencia y la psicopatología (tengo que decir que tuve la enorme suerte de tenerlo como profesor y es de los que más huella han dejado en mi), sino por su sencillez, calidad humana y ética. A él le estaré agradecida siempre por la confianza, el apoyo y el tiempo que me brindo precisamente para el proyecto; y Hugo Bleichmar, por su brillantez intelectual e incesante inquietud y esfuerzo por mostrarnos la complejidad del funcionamiento psíquico aplicando lo mejor de cada modelo desde un eje integrador bien fundamentado.

En tu opinión, ¿cuál es el mayor obstáculo que afronta la psicología?

Primeramente creo que todavía hay una falta de educación en salud mental, así como barreras importantes para la formación continua de estudiantes y profesionales. De hecho por esto fue que me motivó  la idea del portal de recursos de libre acceso PsicoK, dirigido tanto para profesionales y estudiantes como para pacientes y familiares.

Por otra lado la atención psicológica pública aquí en España, que sin duda es de una gran calidad, es difícil. A veces puede dilatarse de sesión a sesión hasta tres meses, si hay suerte y asi es dificil proporcionar un tratamiento. Por eso se está luchando para que se incrementen el número de plazas desde hace ya mucho tiempo.

¿Qué le recomiendas a los psicólogos que recién inician?

Formarse constantemente y estar abiertos a los aportes de todos los modelos que cuenten con evidencia, claro. Guiarse siempre desde la ética profesional, y muy importante realizar su propio proceso psicoterapéutico y contar con supervisiones regulares.



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