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Artículos de opinión (Op-ed)

212 Publicaciones

La opinión es una creencia subjetiva, y es el resultado de la emoción o la interpretación de los hechos. Una opinión puede ser apoyada por un argumento, aunque las personas pueden dibujar las opiniones opuestas de un mismo conjunto de hechos. Este artículo representa la opinión del autor y no necesariamente de aquellos que colaboran en Psyciencia.

  • Artículos de opinión (Op-ed)

Un relato sobre la pélicula Wonder – Extraordario

  • Geraldine Panelli
  • 09/08/2020

“Sé que no soy un niño de diez años común y corriente, digo, hago cosas comunes y corrientes: como helado, ando en bici, soy muy bueno en los deportes; bueno al menos en mi Xbox. Me encanta Minecraft, la ciencia, y disfrazarme para Halloween. Adoro jugar con el sable de luz con mi papá y ver películas de las guerras de las galaxias con él y molestar a mi hermana mayor. Y sueño con ir al espacio exterior, como cualquier otro niño. Solo que no me veo normal cuando hago esas cosas…”

“Se que nunca seré un niño común, los niños comunes no asustan a otros en los parques, a los niños comunes no los miran donde quieran que vayan, pero no importa si tu también quieres mirar.”

En este relato nos encontramos frente a un niño pequeño enseñándonos sobre cómo es ser distinto a lo que nos enseñan día a día que es común. Pero ¿qué será lo común? ¿Cómo tenemos que ser físicamente para agradar al resto? ¿De dónde salen los modelos de cómo es ser común?

Me puedo atrever a decir que para los que trabajamos en inclusión lo normal y lo común es lo diverso, lo distinto. Pero soy consciente que dentro del trabajo que hacemos aparecen muchas frustraciones.

https://www.youtube.com/watch?v=S6AXHRx_0xk

Mirando esta película, me recordó cada paciente y cada familia que tuve la suerte de conocer y compartir espacios; trabajando en inclusión de personas con discapacidad y viviendo en contextos donde lo común es que todos somos diferentes; todo lo que acontece en la película parece cien por ciento real. Los miedos, los desencuentros, las prioridades, los fracasos, los aciertos, los aprendizajes.

¿Y cuáles son esas frustraciones?

Es que cada libro teórico que leemos nos habla de cómo fomentar espacios inclusivos, a nivel mundial tenemos normativas que garanticen la educación para niños y niñas sin excepción. Realmente a nivel económico las políticas de inclusión escolar y las estrategias para propiciarlas no requieren grandes inversiones. Se necesitan adultos comprometidos que realmente crean que vivir entendiendo la diversidad es la forma más natural de enseñar.

Relatado en primera persona por un niño tan chiquito, esta película sorprende, enternece y enseña. Pero esta historia puertas adentro de los consultorios se escucha muy seguido, más de lo que nos gustaría. No encontrar una escuela para niños o niñas que están por fuera de lo que se enseña como “común” es la regla, cuándo debería ser la excepción.

El problema real que tenemos en la inclusión escolar no es tan diferente de país a país; son pocos realmente los lugares en donde las escuelas están abiertas a las diferencias desde lo estructural y no desde el discurso.

Ver estas historias y vivirlas día a día en la lucha de encontrar escuelas adecuadas para las necesidades específicas de cada niño o niña es difícil. Atender las frustraciones de las familias de saber que las escuelas en donde hoy están sus hijos/as no son las adecuadas pero que tienen que conformarse, también lo es.

Pero lo más difícil con lo que me encuentro en la práctica profesional es escuchar a niños y niñas siendo víctimas en los espacios que deberían ser los más seguros. Como aparece en la película el acoso debe tener tolerancia cero en las instituciones escolares, cuando aparece un niño o una niña víctima de una situación de violencia los responsables somos todos, porque no estuvimos atentos. Y sobretodo porque como adultos y adultas seguimos replicando modelos de lo que es “común” desde los cuentos, los ejercicios y los relatos.

Una película que en una de sus frases finales deja una enseñanza maravillosa:

“Tal vez, la verdad es que no soy tan común, quizá si supiéramos lo que piensan los demás sabríamos que nadie es común y todos merecen una ovación de pie al menos una vez en la vida”

Todos y todas tenemos nuestras debilidades y nuestras fortalezas, tenemos algo de nosotros que queremos ocultarle al mundo y nos da muchísima vergüenza; y algo por lo que nos sentimos totalmente orgullosos. Si empezáramos a observar más, a escuchar más y a juzgar menos podríamos ver que batalla está lidiando cada persona, cómo podemos apoyarla y en donde necesitamos nosotros de apoyo.

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  • Artículos de opinión (Op-ed)

Adidas Training, una excelente aplicación para mejorar tu salud

  • David Aparicio
  • 05/08/2020

Hay una montaña de datos que demuestran lo importante que es el ejercicio físico para nuestro bienestar. Esto es de conocimiento general. El problema que muchos afrontamos al iniciar el entrenamiento físico es que no saben cómo llevarlo a cabo, qué pasos seguir y cómo registrar los avances. Lo que se traduce en frustración, abandonos del plan de entrenamiento y hasta posibles lesiones. Lo sé muy bien porque me ha pasado muchísimas veces. Pagué por años la suscripción todo incluido del gimnasio. Al inicio iba todos los días y completaba las rutinas, pero rápidamente dejé de hacerlo y al final sólo iba al gimnasio en las tardes para tomar una ducha rápida (mi día empezaba a las 5 am y no hay nada mejor que una ducha a la tarde para recargar energías) antes de seguir atendiendo a mis consultantes. Analizando un poco más mi situación creo que había demasiado fricción: tenía que levantarme más temprano, manejar en el tráfico, llegar al gimnasio y hacer la rutina, etc, etc.

Pero todo cambió cuando inició la cuarentena. Al estar todo el día en la casa quise buscar una alternativa que me ayudara a prevenir los riesgos del sedentarismo. Buscaba una aplicación que me ayudara a desarrollar actividad física a mi ritmo, que fueran ejercicios adaptables a mis necesidades, que no necesitara comprar ninguna clase de equipo y que me permitieran llevar un registros de mi avance (el feedback es clave en el desarrollo de nuevas rutinas).

Adidas Training cumple todos esos requisitos y creo que puede serte útil si buscas algo similar. Es una aplicación gratuita disponible para iOS y Android con una amplia variedad de ejercicios y rutinas para todos los gustos.

Adidas Training incluye:

  • Una amplia variedad de rutinas y planes a corto y largo plazo, que puedes configurar según tus objetivos.
  • Videos explicativos en español de cada ejercicio físico.
  • Registro de tu progreso en fotos. Las fotos se mantienen privadas. Es una opción más util que medir sólo el peso corporal.
  • La mayoría de los planes de entrenamiento son gratuitos. La opción de pago (que es muy accesible) te permite utilizar planes de entrenamiento de 3 meses.
  • La aplicación incluye gráficos de feedback con toda la información que necesitas para saber cómo va tu progreso.
  • Incluye notificaciones que puedes configurar según el horario, para que te recuerden que es hora de entrenar.
  • Artículos especializados sobre alimentación.

Hace cuatro meses instalé Adidas Training en la pantalla de inicio de mi celular y es la primera vez que soy tan constante en mi rutina de ejercicios. Y me ha ayudado a mantener una rutina saludable en medio de la cuarentena e incluso la he recomendado con algunos consultantes que quieren iniciar una rutina de ejercicios pero no saben por dónde empezar. Por supuesto, no reemplaza el entrenamiento y evaluación con un profesional, pero es una opción muy accesible.

Si estás interesado en iniciar un plan de actividad física y buscas una aplicación que se ajuste a tus necesidades sin tener que gastar dinero, Adidas Training es una buena opción para iniciar. Puedes descargar su versión para iOS y Android.

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  • Artículos de opinión (Op-ed)

El precio de la felicidad

  • Buenaventura del Charco Olea
  • 19/06/2020

La felicidad parece que ha dejado de ser un estado asociado a los grandes temas existenciales como el sentido de la vida, la lealtad y la honestidad con uno mismo o qué es realmente importante para cada uno de nosotros en ésta para convertirse en un producto de consumo. Se nos venden una serie de recetas universales, totalmente alejadas de estas cuestiones previas, aparentemente basadas a veces en investigaciones científicas.

Tener experiencias: Se confunde la felicidad con la alegría. Resumiéndolo mucho, la felicidad es un estado de paz interior, mientras que la alegría es un momento de subidón. Tener experiencias enriquecedoras o agradables como ligar o viajar nos proporcionan alegría, no felicidad. Por eso, aunque hoy en día tengamos más experiencias que las que tenían nuestros padres, no somos más felices. Hemos ganado en experiencias sí, pero a costa de estabilidad a casi todos los niveles (económicos, laborales, pareja…) que es mucho más importante para estar en paz.

Tener cosas: Aunque en declive desde que apareció el tema de las experiencias y se fomentó más el tema de poseer ciertas cualidades, aún queda cierta idea de que la felicidad está ligada a tener ciertas cosas. Un auto, un outfit de impresión, unos Manolos… La industria del marketing vincula constantemente la felicidad con tener ciertas cosas, asociándola muchas veces a otras variables psicológicas que deseamos las personas, como la seguridad o gustar a otros.

Realizar determinado tipo de hábitos: Probablemente la parte que más ha vendido una psicología que peca mucho de reduccionismo y que se queda en lo evidente por ser lo observable. No digo que toda la psicología sea así, pero hay una fuerte corriente que a veces comete este error. Así se postula que el mindfulness, hacer deporte o una dieta equilibrada nos harán felices. Pueden ser prácticas saludables (y no tengo nada en su contra, es más, las recomiendo) que nos ayuden a incrementar nuestro bienestar, pero de ahí a que den la felicidad, hay un trecho.

Tener ciertas cualidades: Estar cañón y tener un físico espectacular, ser carismático, ingenioso y gracioso, destacar sobremanera en alguna habilidad (deporte, trabajo, liderazgo, música…) Esto viene de que se fomenta una autoestima basada en el logro (tanto sabes hacer = tanto a vales) y que juega con el miedo que tienen las personas a no ser suficientes, a no ser dignas de ser amadas y sentir rechazo.

Como resumen, si se analizan estas cuatro supuestas “llaves a la felicidad” encontramos una serie de hilos conductores: son cosas que te hacen “más cool” y que contemplan la felicidad como algo agradable y momentáneo, cuando como he dicho antes, eso es una alegría y un buen rato, no la felicidad, ya que puedo estar destrozado porque lo he dejado con mi pareja y ligarme a una tía espectacular por Tinder. Eso no me hará feliz ni quitará mi pena, aunque a nadie le amargue un dulce. El otro factor común es una felicidad aséptica e indolora, en la que sólo tienes que conseguir cosas sin tener que enfrentar los miedos que todos tenemos.

¿Qué hacer entonces para ser felices? Pues va sonar irónico si he dicho que no hay hábitos que la den, pero esto es más bien un principio, o un compromiso personal: ser honesto con uno mismo.

Entendiendo por honestidad ser congruente con aquello que sentimos, mirando nuestra realidad emocional, dándole espacio y actuando en consecuencia a nuestra verdad interna y expresándola de la forma que consideremos adecuada, sea agradable o desagradable. Ejemplos concretos habituales de esto que suelo ver en consulta serían: poder estar tristes y llorar si nos sentimos así sin miedo, enfadarnos con alguien y protegernos aunque también le queramos, esté “muy feo” o eso nos lleve al conflicto, alejarnos o darnos permiso para romper con algo que nos hace daño aunque otros sufran o sea “lo correcto”, no responsabilizarnos de otras personas si no queremos hacerlo realmente, atrevernos a hacer y experimentar lo que realmente nos hace felices…

Básicamente, la honestidad es ser congruente con lo que sentimos y con aquello que nos hace vibrar por dentro, que solemos saber de “tripas” y de forma intuitiva (suena raro pero es la parte emocional de tu cerebro, que con esa sensación de certeza interna te marca el camino) y buscar luego la forma de hacerlo congruente con tus valores y tus otros sentimientos. Y es que, por ejemplo, puedo sentir que tengo defenderme de las exigencias de mi madre, pero no quiero dejar de tener relación con ella, así que tendré que ser firme en ponerle límites. A veces a costa de broncas o desplantes.

Esa honestidad y congruencia no es algo conceptual, sino que es algo que se ejecuta a diario: Elegir libremente aquello que deseamos hacer y que nos hace felices, aunque muchas veces sea “reprobabale” por lo que dice la sociedad o lo que piensan otras personas, y eso puede hacer que nos rechacen o nos ataquen. Enfrentar cosas que deseamos hacer pero que nos da miedo, como hablarle a esa persona que te gusta o intentar iniciar ese proyecto que es tan probable que fracase. Sentirnos libres para poder acabar con algo que nos hace daño, como una relación en la que te sientes atrapado y no rompes por no hacer daño a otras personas a las que quieres (aunque pueden no hacerte felices).

Como decía el gran psicoterapeuta Fritz Perls, “el ser humano renuncia a su potencial y a su capacidad natural de ser feliz por la fobia al dolor”. El miedo al dolor de todas estas situaciones porque nos rechacen, porque nos sentimos incompetentes al hacerlas, porque nos sintamos culpables o por fracasar son lo que hacen que no seamos congruentes y honestos con nosotros mismos, LIBRES, en definitiva y con mayúscula. De ese modo nos tiramos la vida en una guerra interna entre la parte de nosotros que quiere serlo y la que no se atreve. Y no se puede estar feliz si estás siempre en guerra contigo mismo.

Dificilmente podrás ser feliz por muy espectacular que sea tu aspecto o mucho que medites si sientes que vives encadenado a algo que no quieres realmente o siempre estás reprimiendo una parte de ti. Sé que acojona y cuesta mucho, que es un compromiso costoso, pero lo que está en juego es tu felicidad, y quizás tu mayor responsabilidad en la vida es ser feliz.

Te mereces vivir de forma plena y en paz contigo mismo, acojona y tiene un alto coste, pero merece la pena.

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  • Artículos de opinión (Op-ed)
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

No te guíes sólo por tu pasión, mejor dirígete por tus valores

  • David Aparicio
  • 11/06/2020

Nos han repetido una y otra vez que tenemos que seguir nuestra pasión para llevar una vida feliz y productiva. Dedicar toda nuestra vida a los que nos gusta y apasiona parece tener mucho sentido. Pero ¿qué pasa cuando las personas no saben cuál es su pasión o cuando su pasión cambia con el tiempo? ¿Tienen que dejar todo y cambiar de camino, cancelar sus compromisos cuando no se sienten complacidos y llenos de endorfinas?

Hace unos años escribí un artículo de opinión en el que expliqué por que la recomendación de “busca tu pasión” es poco útil para ayudar a los jóvenes a elegir una carrera universitaria. Sumado a eso, se han acumulado una serie de investigaciones que nos ayudan entender con datos más precisos por qué no debes esperar encontrar tu pasión y mucho menos guiar tu vida solo bajo ese principio. En la revista Harvard Business Review sintetizan los resultados en tres puntos clave:

1. La pasión no es una característica preestablecida, sino que es algo que se desarrolla

Las investigaciones de O’Keefe et al. (2018) muestran que cuando las personas creen que su pasión es una característica innata y fija están menos dispuestas a explorar otros temas o habilidades y las hace más propensas a darse por vencidas rápidamente cuando una nueva tarea parece demasiado difícil.

2. Es difícil seguir tu pasión, porque disminuye con el tiempo

La pasión se caracteriza por emociones placenteras que experimentamos al completar una tarea o actividad. Pero las emociones cambian rápidamente y dejan de sentirse con la misma intensidad. Cuando eso pasa las personas suelen sentirse a la deriva o cambian rápidamente de tarea y dejan de lado compromisos en busca de más sensaciones que los llenen y los hagan sentir bien. Pero muchas de las cosas más importantes de la vida y que las personas valoran exigen esfuerzo, dedicación y compromiso. Desarrollar una relación de pareja, ayudar/cuidar a otras personas o aprender una habilidad nueva no siempre es algo placentero o fácil de lograr, pero lo hacemos porque para nosotros tiene un propósito, un sentido que valoramos.

3. La pasión puede desviarte de tus valores. Por lo tanto es importante reconocer sus límites

Los estudios de Jachimowicz et al. (2019) han encontrado que la pasión sólo se relaciona con un óptimo desempeño cuando se cumplen dos requisitos: (1) cuando otros están de acuerdo o compaginan con el mismo tema que les apasiona, y (2) cuando la pasión es expresada en un contexto apropiado. Dos requisitos cuyos beneficios son muy limitados.

Otra desventaja es que las personas más apasionadas suelen confiarse demasiado de sus habilidades. En algunas situaciones esto es beneficioso porque impulsa a las personas a seguir esforzándose y tomar riesgos para emprender. Pero en otros contextos la sobreconfianza puede afectar seriamente los resultados y afectar a otras personas (Chen et al., 2007) . Así también las personas demasiado confiadas son menos receptivas al feedback (Sherf & Morrison, 2020) y por consiguiente, menos ágiles para cambiar y adaptarse.

Además, guiarnos solo por la pasión o por lo que nos hace sentir bien en el momento, puede erosionar rápidamente las relaciones laborales y sentimentales, porque cuando la pasión se agota las personas buscan rápidamente otro camino que les genere esa satisfacción, manteniendo el ciclo de la búsqueda de la pasión y dejan de lado otros aspectos importantes de su vida.

Pero los investigadores han encontrado que un pequeño cambio en la manera en que encaramos la vida puede hacer una gran diferencia. Se recomienda que en vez de enfocarte sólo en lo que te apasiona, te enfoques en tu propósito, lo que es realmente importante para ti o lo que realmente valoras (aprender, cuidar a las personas, ser eficaz, cuidar la salud, cuidar tu espiritualidad, la lista es infinita). Enfocarte en hacer sólo lo que amas o lo que te apasiona se relaciona con lo que disfrutas y lo que te hace feliz. En cambio, al enfocarte en tus valores podrás alinear lo que te gusta, lo que te hace sentir bien, con tus valores o lo que es importante para ti.

Estos hallazgos son completamente compatibles con lo que hacemos en el trabajo clínico con los consultantes al ayudarlos a clarificar sus valores y vivir una vida guiados por lo que es realmente importante para ellos.

Valores

Con valores nos referimos a aquello que es realmente importante en nuestra vida. Los valores difieren entre las personas, tampoco son estáticos y pueden cambiar con el tiempo, pero no dependen solo de las emociones sino que son direcciones en una brújula hacia donde deseamos dirigirnos, que se traducen en acciones comprometidas. No todas las personas tienen una idea clara de cuáles son sus valores o también puede suceder que se les haga difícil articularlos. Una manera de clarificar los valores es analizar algunos de los siguientes dominios y tomar un tiempo para pensar que es importante y qué crees que constituye una vida que quieras llevar.

  • Familia: ¿Qué tipo de relaciones desea tener con su familia? ¿Qué tipo de hermano / hermana / madre / padre / tía / tío / sobrina / sobrino desea ser? ¿Cómo desea ser en esas relaciones?
  • Matrimonio/pareja/intimidad: ¿Qué tipo de esposo / esposa / pareja desea ser? ¿A qué tipo de relación desea pertenecer? ¿Qué tipo de relación desea construir? ¿Qué tipo de persona desea ser en una relación?
  • Crianza: ¿Qué tipo de padre desea ser? ¿Qué tipo de relaciones desea construir con sus hijos?
  • Amistades/vida social: ¿Qué tipo de amigo desea ser? ¿Qué amistades son importantes cultivar? ¿Cómo desearía actuar hacia sus amigos? ¿Qué tipo de vida social le es importante?
  • Carrera/empleo: ¿Qué tipo de trabajo le es valioso? ¿Qué cualidades desea aportar como empleado? ¿Qué tipo de relaciones laborales le gustaría construir? ¿Qué tipo de trabajo le es importante?
  • Educación/crecimiento/desarrollo personal: ¿Cómo le gustaría crecer como persona? ¿Qué tipo de habilidades le gustaría desarrollar? ¿Qué le resulta importante sobre la educación y el aprendizaje? ¿Sobre qué le gustaría saber más?
  • Recreación/diversión/esparcimiento:¿Cómo le gustaría divertirse? ¿Qué lo relaja? ¿Cuándo está más juguetón?
  • Espiritualidad:¿Qué tipo de relación desea tener con Dios/la naturaleza/el planeta Tierra?
  • Ciudadanía/medio ambiente/comunidad: ¿En qué tipo de ambiente le gustaría participar? ¿Cómo desea contribuir a su comunidad? ¿Qué tipo de ciudadano le gustaría ser?
  • Salud/bienestar físico: ¿Qué tipo de valores tiene relacionados con su bienestar físico? ¿Qué tan importante es su salud para usted? ¿Cómo desea cuidarse a sí mismo?

Al hacerte estas preguntas podrás clarificar hacia donde quieres dirigir tu vida y tener una idea más concreta de qué acciones puedes hacer en pos de esos valores. Por ejemplo, en el dominio de educación y crecimiento una persona puede determinar sobre qué temas les gustaría aprender más y con eso definido, qué acciones concretas puede tomar (un curso en internet, escuchar un podcast sobre ese tema, etc).

Los valores son caminos, no objetivos a cumplir, esto que significa que mientras el dominio de aprender más sea un valor para la persona, siempre tendrá acciones específicas con las cuales comprometerse.

Una forma útil de organizar cuáles son tus valores es escribirlo de la siguiente manera:

Imagen: PsychologyTools.com, es una plataforma con cientos de recursos, handouts y worksheets en español para trabajar en terapia.

Te invito a hacer esta práctica con curiosidad y vivir una vida guiada según tus valores antes que tus pasiones.

Referencias de los estudios originales:

Chen, G.-M., Kim, K. A., Nofsinger, J. R., & Rui, O. M. (n.d.). Trading Performance, Disposition Effect, Overconfidence, Representativeness Bias, and Experience of Emerging Market Investors. In SSRN Electronic Journal. https://doi.org/10.2139/ssrn.957504

Jachimowicz, J., To, C., Agasi, S., Côté, S., & Galinsky, A. (2019). The Gravitational Pull of Expressing Passion: When and How Expressing Passion Elicits Status Conferral and Support from Others. https://doi.org/10.31234/osf.io/uktne

O’Keefe, P. A., Dweck, C. S., & Walton, G. M. (2018). Implicit Theories of Interest: Finding Your Passion or Developing It? In Psychological Science (Vol. 29, Issue 10, pp. 1653–1664). https://doi.org/10.1177/0956797618780643

Sherf, E. N., & Morrison, E. W. (2020). I do not need feedback! Or do I? Self-efficacy, perspective taking, and feedback seeking. The Journal of Applied Psychology, 105(2), 146–165. https://doi.org/10.1037/apl0000432

Fuente: Harvard Business Review

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Agotado de pensar

  • Buenaventura del Charco Olea
  • 15/05/2020

Tener la cabeza a cuatro mil revoluciones por minuto es una de las maldiciones que padezco. Es jodidamente agotador. Con los años, la terapia, y lo que me enseñó Laura a vivir y centrarme en el presente, lo he mejorado bastante, pero he de reconocer que esto no he logrado cambiarlo tanto como me gustaría. Así que ahí sigo, con la cabeza como una trilladora mental que no para.

Como ya he comentado varias veces, los seres vivos tendemos a la autorregulación, con una serie de mecanismo homeostáticos que buscan mantener el equilibrio, esa idea que el refranero español recoge en lo de “en el término medio está la virtud”. Esto lo consigue nuestro cuerpo haciendo lo que yo llamo movimientos compensatorios. Así, si a la hora de comer me paso zampando porque había albóndigas con patatas (que son de lo mejor que existe) y me hincho hasta reventar, por la noche tendré poca hambre, y no cenaré o será algo muy ligero: mi cuerpo, de forma natural, trata de compensar la mano de comer albóndigas que me he dado, intentando reequilibrar.

Una mente bulliciosa e imparable, que nos agita en nuestro interior, tiene mucho que ver con una parálisis en nuestro exterior. Estamos todo el rato pensado en lo que deberíamos estar haciendo, en lo que haremos, en lo que hicimos o en lo que fantaseamos con hacer, porque, por fuera, estamos quietos. Así que nuestro cuerpo genera toda esa actividad mental como forma de reequilibrar, de compensar la no actividad. Personas tímidas o apocadas que rara vez dicen de forma clara lo que desean o se dejan pisar suelen fantasear enormemente con lo que dirían o harían y lo que pasaría. Personas depresivas se critican enormemente por dentro, con una actividad mental imparable que les recuerda continuamente lo que deberían hacer y no hacen, en qué están fallado y fracasando o recordando lo que tenían y ya no tienen.

La actividad mental es algo que cansa muchísimo. De hecho, nuestro cerebro es el órgano que más calorías consume y que mantiene muy ocupado a nuestro metabolismo. El gran devorador de oxígeno e hidratos de carbono probablemente sea el cerebro. Digo esto como muestra representativa de lo que cansa pensar, el caso es que estar todo el rato comiéndonos la cabeza agota, y ese agotamiento en gran parte es el que hace que no tengamos ganas de hacer nada, y también, porque hemos estado en “ese tema” que teníamos que hacer y no hemos hecho durante horas en nuestra mente, por lo que ya estamos asqueados y lo que queremos es tirarnos un rato evadiéndonos y descansando la mente, así que ahí es frecuente las ganas de dormir, leer, de consumir series o jugar a algún videojuego para tener la cabeza en encefalograma plano… Y claro, como no haces nada, como estás parado, tu organismo vuelve a compensar pensado, entrando en un círculo vicioso muy jodido.

Es por esta idea de la regulación (a parte, de por las consabidas dopamina y serotonina que se liberan en la actividad física) por lo que muchos psicólogos recomiendan hacer deporte o incluso simplemente hacer cosas a los pacientes para sacarlos de este estado. Tiene sentido pero me parece algo bastante reduccionista, y que, una persona que está mal y no hace nada, claro que debe pasar a la acción, pero no creo que para eso tenga que ir a un psicólogo, es de jodido sentido común, la cuestión es ayudarle a desbloquearse emocionalmente para empezar hacerlo y ayudarle a encontrar en su verdad íntima el por qué para esforzarse y hacerlo. Eso, y que a veces, la persona está parada porque esta herida, y antes de ponerlo a andar, tienes que curar esas heridas…

(Artículo recomendado: El tiro por la culata: cuando controlar pensamientos y emociones resulta contraproducente)

El círculo vicioso anteriormente descrito de no hago (fuera) así que pienso (dentro), y como no paro de pensar no hago, además, puede ser especialmente contraproducente cuando no sólo no paras de pensar, sino que esos pensamientos son autocríticos o victimistas de alguna forma, pues no sólo acabas agotado por no parar de pensar sino por la paliza que te das o por regodearte en tu propia mierda, entrando en un estado de instalarte en el malestar que es muy negativo y con frecuencia usamos como forma de no afrontar lo que pasa en nuestra vida y no hacer nada (no confundamos el instalarnos en el dolor con el derecho normal, legítimo y congruente de estar en el dolor cuando algo nos hace daño)

Muchas veces manejamos en la cabeza lo que nos da miedo actuar en el mundo real. No es infrecuente que muchos de mis pacientes en consulta tenga una actitud reflexiva, de querer analizar cada detalle y entenderlo, como una forma de “hacerlo en la mente” y así no tener que enfrentarse a ello en el mundo real. Otras veces, racionalizar el sufrimiento o teorizar sobre él es sólo una estrategia defensiva para no sentirlo o para no tener que posicionarnos ante ello, para no tomar partido ante aquello que nos ocurre en nuestra vida. Por desgracia, muchos psicólogos también fomentan esto, y claro que para cambiar un problema debemos entenderlo, pero esto no debe ser la excusa para no afrontarlo y empezar a hacer algo distinto.

Cuántas cosas nos perdemos por pensar, desde no vivir el momento presente y no ver lo que sí tenemos en nuestro día a día (bueno o malo pero que es real y que estaría bien que atendiésemos) por estar siempre en el mundo de las ideas, cuánto llegamos a no hacer de tanto pensarlo y fantasear con ello por cobardía y cuantas veces, de tanto pensar, estamos agotados.

¿La solución? Hacer más y sentir más y pensar menos, pero no quiero dar fórmulas fáciles aunque lógicamnete actividades como el deporte, hablar de qué nos atormenta o el mindfulness ayuda, pero sobre todo entiende que nadie se jode por gusto, así que hay que ver qué te ha pasado para recurrir a manejarlo todo en la mente, qué funcionalidad tiene eso y qué dolor emocional manejas a través de ello (por eso se mantiene aun siendo negativo)

Que pensar no te robe la vida: haz más, siente más y piensa menos.

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Cinturón de seguridad de la salud mental

  • Maira Orive
  • 12/05/2020

Comienza Fully Present un libro que me regalaron y atesoro. En el capítulo uno, página uno, «¿Qué es mindfulness?,» las autoras refieren que un renombrado psiquiatra pregunta a un auditorio lleno de expertos: «¿cuál es el cinturón de seguridad de la salud mental? El cinturón de seguridad salva vidas.» Le sigue a esta referencia una explicación acerca de que mindfulness podría ser ese cinturón que nos protege. Miremos más de cerca esto.

Leí ese libro hace algunos años, vuelvo a mirarlo de vez en cuando, y la imagen del seat belt me conmueve aún hoy. No escribí sobre esto hasta ahora porque me suele pasar que «otros escriben mejor,» que «todos tienen acceso a lo mismo que yo,» que «esto es harto conocido,» y darme cuenta de mis pensamientos juzgando es EL momento para barajar y dar de nuevo.

Susan y Diana, quienes escriben el libro, lo dedican a «todos los que tengan la curiosidad para explorar sus mentes y corazones usando la herramienta de mindfulness.» De manera que aquí estamos, ejercitando la curiosidad.

Un cinturón de seguridad salva vidas

En estos tiempos he leído muchas referencias a la montaña rusa emocional, y he escuchado en varias oportunidades que las emociones que sentimos cambian en la semana, en el día, a cada hora. Nos pasa. Nos levantamos de una manera, desayunamos de otra, hacemos algunas cosas, cambios, virajes, turbulencias, idas y vueltas propias y de las personas que amamos. También escuchamos, sostenemos, nos escuchan y sostienen y entonces… ¿cómo nos mantenemos en equilibrio en este dinámico viaje? (no importa cuándo leas esto, la vida tiene momentos de encanto, de hermosos paisajes y también de cuesta arriba, cimbronazos, frenos de mano cuando venís a 120 km/h, situaciones de quedarse sin combustible, curvas peligrosas y tramos de aquaplaning). Además estamos bombardeados por noticias, fragmentos de historias que nos creemos y se siguen contando, condiciones para participar, para formar parte, para ser, y muchas reglas estrictas difíciles de seguir para estar en el mundo.

  • ¿Qué nos mantiene pegados al asiento en este viaje?
  • ¿Qué nos permite ver lo que sucede como una parte del recorrido de nuestra vida?
  • ¿Qué nos ayuda a considerar que no vamos volar por los aires?
  • ¿Qué nos da la opción de estar ahí, presentes, girando, cayendo, levantándonos; cayéndonos y levantándonos de nuevo?
  • ¿Qué nos permite darnos tiempo y espacio para sentir, pasarla como la estamos pasando y luego decidir?

Una respuesta puede ser «el entrenamiento en mindfulness».

Tal vez el viaje se aligere si estamos atentos, si ejercitamos esa disposición a estar presente. Probablemente la atención al momento a momento de la experiencia y la consciencia plena de que estamos donde estamos sea útil. Probemos trabajar entonces sobre una actitud ecuánime y un frenar con intención, recordándonos que así está siendo el viaje, ahora, acá. Que luego va a cambiar todo y más luego también, independientemente de lo que nosotros hayamos imaginado. Las cosas no salen como queremos, como pensamos, como deseamos.

Puede que ayude ensayar el vernos pensando y sintiendo, tomando distancia, puede que ayude bastante detenernos a ver cómo funcionan nuestros pensamientos, emociones, sensaciones corporales y puede que notemos la impermanencia, tanto de los eventos internos como de los externos.

El reconocimiento de que sufrimos como todos los demás va a asomarse. El sufrimiento va a aparecer, real y palpable. El reconocimiento de la imposibilidad de sacarnos el sufrimiento, también. Junto con la compasión suficiente para poder quedarnos, acompañando, cuando el sufrimiento no es propio. Cuidarnos cuando estamos sufriendo, sin la lucha que nos agrega tanto dolor va a ser una opción viable. Con algo de tiempo también nacerá la sorpresa de que podemos elegir una actitud frente a la adversidad y que la actitud frente a lo que pasa es un montón.

Un día descubrimos que hacemos elecciones conscientes, que existe en nosotros una orientación de las acciones, que hay un norte, esa dirección apunta hacia nuestros valores personales y que se presenta el compromiso con la propia existencia. Las preguntas se abren a: ¿qué persona quiero ser ahora? Puedo estar plenamente, con lo que sea que suceda, con esto que siento, con esto que pienso?

El registro de nuestra reactividad colabora bastante. Ya no podemos hacernos los tontos, o podemos hacernos los tontos y saber que la dejamos pasar esta vez. La habilidad para poner un intervalo de tiempo antes de reaccionar nos permite elegir de nuevo. Darnos cuenta que nada malo pasa si nos tomamos un momento calma un poco. Entender que bueno y malo son máscaras, artificios, es sólo una cuestión de fineza de la observación.

La mirada compasiva con nosotros llega para quedarse, el aviso de que estamos siendo demasiado críticos, y autocríticos no tarda en sonar como un bocinazo en la bocacalle.

Todo está bien con vos. ¡Sólo respirá! Ya llegaste. Estás haciendo lo mejor que podés, como todos los demás. El viaje es difícil. Y ser testigo del propio viaje da un poco de aire. Verse desde otro lugar puede darte un respiro. Ir al asiento del acompañante, y permitirte que te lleven. O ir al asiento de atrás y disfrutar del paisaje, escuchando un poco de música y respirando:

«Y lo mejor que me pudo pasar en el viaje/ fue mirar el paisaje y seguir» (Vine hasta aquí – Los piojos),

«Hay días para quedarse a mirar/ y hay otros en que hay mucho para ver/ hay días sospechosamente light» (Mi gin tonic – Calamaro) ,

«un corazón y un plan fugaz/ es todo lo que tengo/ y es todo lo que hay (Es todo lo que tengo y es todo lo que hay – Lisandro Aristimuño),

«Calma / todo está en calma/ deja que el beso dure/ deja que el tiempo cure» (La edad del cielo – Jorge Drexler),

«Cada cosa me sorprende si la puedo ver/ Un día a la vez/ Es mejor lo que se aprende si lo dejo ser/Lo que quiera ser» (Un día a la vez – Debi Nova)

Buen viaje! Be safe!

Referencia bibliográfica:
Smalley, S. Winston, D (2010) Fully Present. The Science, Art, and Practice of mindfulness. 1st Edition.
Da capo Press Life Long Books.

Las canciones las fueron pasando amigos en todos estos días.

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  • Artículos de opinión (Op-ed)
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Día del trabajador: reconocimiento a psicólogos/as como agentes de la salud pública

  • Angel Elgier
  • 01/05/2020

Con motivo de conmemorarse el día del trabajador, desde la Sociedad Interamericana de Psicología, una de las organizaciones más antigua de la región y que nuclea a profesionales de toda la región, se emitió un comunicado precisamente reconociendo la labor de los innumerables profesionales de la salud pública, entre ellos psicólogos y psicólogas, quienes vienen dando una importante asistencia y contención psicológica frente a diversos problemas que se fueron presentando desde que comenzó la pandemia.

Diferentes profesionales y organizaciones psicológicas, desde sus capacidades, sin tanta visibilidad y reconocimiento como agentes de salud pública, y en muchos casos de manera voluntaria, han implementado diversas acciones de acompañamiento, asistencia, y orientación psicológica.

Asimismo se ratificó la importancia de que los gobiernos de la región y el mundo, no sólo inviertan más recursos en el campo de la salud mental, sino también que tomen en consideración los aportes de la psicología para la elaboración de las políticas públicas de salud y las diferentes medidas epidemiológicas que se implementen.

Por ello, en Argentina, llama la atención que la actividad profesional de los y las psicólogas no se encuentre plenamente exceptuada de las restricciones de circulación. Incluso que no se otorgue un lugar de mayor importancia a los profesionales de la psicología en la definición de políticas de salud pública.

Las estrategias epidemiológicas deben combinarse con estrategias psicosociales y preventivas de salud mental

Las diferentes medidas epidemiológicas que se están implementando en Argentina, y el resto del mundo, están teniendo importantes consecuencias sobre la salud mental de la población. No se discute la importancia y las buenas intenciones de estas medidas, pero es hora de que comience una planificación sustentada en los conocimientos psicológicos. Varios estudios han reportado sobre estas consecuencias en diferentes países del mundo, muchos de ellos publicados en revistas científicas de gran prestigio.

En Argentina ya existen varios resultados preliminares acerca de las manifestaciones psicológicas que se están presentando durante esta cuarentena y otros tantos estudios se encuentran en ejecución, por parte de investigadores del CONICET y equipos de las universidades nacionales. Además se cuenta con la información de diversos dispositivos de acompañamiento y contención psicológica en varias ciudades del país, que alertan sobre diferentes urgencias psicológicas.

Toda esta información disponible tendría que servir para hacer foco en las políticas públicas de salud que se están implementando, considerando que el aporte de los profesionales de la psicología debe integrar el primer nivel de respuesta y no meramente un lugar secundario y asistencial.

Entre las múltiples capacidades con las que cuenta la psicología, no sólo está el diagnostico, la asistencia, y el tratamiento de los problemas individuales, familiares y colectivos, sino también las acciones preventivas, de orientación, planificación y reducción de daño psicológico y psicosocial.

Si se lograra combinar las estrategias epidemiológicas con las basadas en los conocimientos psicológicos, se podrían evitar consecuencias mayores sobre la salud mental de la población, al mismo tiempo que las medidas implementadas podrían ser más eficaces y reducir los efectos no deseados.

Plan de salud mental ante el COVID-19

Es necesario que se elabore e implemente un Plan Especial de Salud Mental nacional que no sea meramente asistencial como se ha visto hasta el momento, sino que sea preventivo y que pueda acompañar las medidas epidemiológicas, mientras dure el aislamiento, y fundamentalmente, cuando se decida el retorno progresivo a las actividades cotidianas.

Será importante preparar a la población para lo que viene, estableciendo normas preventivas, antes que sancionadoras, y apuntando a un sentido de la responsabilidad, la solidaridad y el involucramiento individual, familiar y colectivo.

Es importante que la sociedad se involucre con su propio bienestar y cuidado. Desde la psicología se sabe que cuando se propicia un involucramiento directo de la población en las acciones de su entorno, se generan comportamientos de implicación con la situación y aumentan el sentido de comunidad.


Miguel Gallegos. Investigador del Conicet. Profesor y Doctor en Psicología (UNR) y Doctor en Educación (UFMG, Brasil). Actual Vicepresidentede América del Sur de la Sociedad Interamericana de Psicología.

Angel Elgier. Investigador del Conicet. Doctor en Psicología (UNC), profesor de la UBA y Director de Psicología en la UAI. Actual Representante Nacional de la Sociedad Interamericana de Psicología.

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  • Artículos de opinión (Op-ed)

Hasta los cojones con el “piensa positivo”

  • Buenaventura del Charco Olea
  • 26/04/2020

Cada día flipo más con la psicología barata y de panfleto. El positivismo forzado y simple como un nuevo “dogma” que se acaba convirtiendo en una imposición, en la obligación de estar bien. Al final, me parece que el optimismo y el positivismo tal y como se están vendiendo hoy en día desde el coaching y desde la psicología mal entendida llevan a algo que es poco más que “postureo actitudinal positivista”.

Y como todo postureo, se trata de algo que hacemos más de cara a los demás para buscar (o mendigar) su aprobación, más que por nosotros mismos. Y, como todo postureo, suele ser negar nuestra propia realidad para ser eso que creemos que gustará más a otros. Y, como todo postureo, es de cartón piedra, algo que en cuanto lo golpeas un poco se rompe y descubres que por dentro está profundamente vacío.

Parece que estamos en la obligación de ser felices todo el rato, que si estás mal eres un cenizo o una “persona tóxica” y, como me decía el gran psicólogo Javier Barbero, hay que diferenciar entre “el derecho a estar mal versus instalarnos en el malestar” (que regodearte en la mierda no ayuda, obviamente).

Encuentro con horror blogs de psicología o crecimiento personal (huyamos de etiquetas como “psicología” o “salud mental” porque eso huele a pesimismo y enfermedad, maquillemos la realidad hasta deformarla en una pantomima siempre con una sonrisa estúpida en la cara) donde explican que la vida puede ser maravillosa si queremos, que sólo hace falta “ver el lado bueno de las cosas”, que “si la vida te da limones, haz limonada”. Cuando tenía 21 años, seis meses después del fallecimiento de mi padre, le detectaron a mi madre un cáncer con metástasis y extendido, además, la quimioterapia, el tratamiento contra el cáncer le agravaba otra enfermedad que tenía previamente, así que si le curaban de una cosa, moriría de la otra.

Ya te digo yo la limonada de mierda que me iba a hacer a punto de quedarme huérfano y solo como un perro, y que en esos duros momentos lo que me ayudaba era poder llorar y desahogarme con mis seres queridos, sentirme escuchado y acompañado en lo que me pasaba. Asumir que iba a perder a mi madre y aunque doliera, decidir estar con ella, cogerle la mano en el hospital, decirle llorando lo que la quería y lo que le iba a echar de menos, despedirnos (por duro y terrible que sea despedirse de una madre) y pensar en la situación a todos los niveles (personal, legal, sanitario, económico….) para tomar decisiones difíciles de cojones, pero necesarias.

La mente no es un ordenador que podamos programar para que se centre en aquello que queremos, sino que el psiquismo funciona por una serie de mecanismos que se han perpetuado en la especie porque son útiles para adaptarse y responder de manera eficaz a situaciones (Darwin y la evolución y todo ese rollo) y atender lo negativo y amenazante es imprescindible y adaptativo para superar situaciones. Así que por mucho que quieras, tu mente está hecha para sentir toda esa “negatividad” que es jodidamente necesaria para que le eches cojones a lo que no funciona en tu vida (lo que ocurre es que preferimos distraernos y evitar lo complicado).

Otra cosa que me deja boquiabierto es convertir la complejidad de algo como el sentido de la vida o la felicidad en recetas o listas de “tips”: Si haces estas cosas, todo te irá super chupi guay. Porque claro, la felicidad depende de que liberes dopamina haciendo deporte, de que medites o de que todos los días des al menos un abrazo. Para empezar, son temas muy complejos y que dependen enormemente de cada persona, su forma de entender la vida, su historia de vivencias y aprendizajes y sus valores o creencias, por lo que creer que una misma “receta” es aplicable al 100% de la humanidad es de un simplismo de mear y no echar gota.

Para continuar, decir que practicar mindfulness, gratitud, deporte o autocompasión (todavía no ha llegado tanto al mundo hispanohablante, pero en Estados Unidos el “self kidness” lo está petando muchísimo) te harán feliz es una soberana gilipollez. ¿Además has visto como van cambiado? Si eso era tan bueno, ¿por qué cada 5 años surge algo nuevo? Porque, como en todo, hay modas.

Son hábitos increíblemente saludables, y no digo que no sean buenos, muchos además tienen evidencia empírica probada. Sabemos que ayudan a nivel bioquímico a nuestro cerebro con dopamina, serotonina, oxitocina (neurotrasmisores que se asocian con el bienestar y la alegría) o inhiben sustancias como la catecolamina (hormona del estrés), algunos hasta me gustan particularmente (la autocompasión y una de sus grandes autoras, Kristen Neff es la polla) y los recomiendo a mis pacientes en psicoterapia, pero lo que trato de decir es que no debemos confundir el árbol con el bosque.

Que algo te ayude a sentirte mejor no siginifica que por si mismo te haga feliz. Es simplemente un buen hábito, pero no la llave de la felicidad. Además, corremos el riesgo de “pervertir” esos buenos hábitos como forma de tratar de huir del malestar, de traicionarnos a nosotros mismo y en vez de acompañarnos en lo duro, enterrarlo detrás del subidón de las endorfinas del deporte, quitarnos poder y ser indulgentes con nosotros mismos a través de la autocompasión o ignorarnos y dejarnos solos distrayéndonos con mindfulness. Favorecen la supresión y represión emocional de sentimientos que son desagradables, pero que son útiles, sanos y lógicos, con cosas tipo “prohibido enfadarse” o “mira el lado bueno”, lo cual está detrás de muchos problemas psicológicos.

No necesitas ser optimista y feliz, necesitar ser honesto con quien eres y qué necesitas, y eso a veces es disfrutar y ser consciente de lo bueno en la vida, pero también de acompañarte en el dolor y luchar por ti. Trátate bien y se realista, no un gilipollas ingenuo montado en un unicornio que va vomitando arcoíris.

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  • Artículos de opinión (Op-ed)

26 recursos para divertir y entretener a niños y adolescentes durante la cuarentena

  • David Aparicio
  • 16/04/2020

La cuarentena supone un desafío para todos nosotros y en espacial para las familias que tienen niños y adolescentes que están aburridos y que no saben ya qué hacer para mantenerlos ocupados. Para aportar un granito de area a esas familias y esos niños que está aburridos he preparado una serie de recurso gratuitos y de pago con actividades, juegos, ejercicios de mindfulness y videojuegos. La mayoría de los recursos pueden ser utilizados y compartidos por toda la familia y garantizan horas de diversión.

Tabla de contenido:

  • Libros y cuentos
  • Rompecabezas
  • Podcasts
  • Juegos de mesa
  • Programación
  • Matemáticas
  • Biología
  • Mindfulness
  • Videojuegos

Libros y cuentos

AZ: Es una editorial argentina con cientos de hermosos recursos, juegos y libros narrados por sus propios autores. La página está categorizada en nivel inicial, primer ciclo, segundo ciclo y secundaria. Y lo mejor es que todo es completamente gratuito.

Chiquipedia: Ofrece 1001 cuentos cortos para niños , todos gratuitos y están organizados en cuentos clásicos, cuentos con moraleja, cuentos para dormir y la lista sigue. La diferencia de Chiquipedia y AZ es que la primera ofrece cuentos más “tradicionales”.

Read Conmigo: Es una plataforma gratuita de lectura bilingüe que alienta a los padres a leerles a sus hijos en inglés y en español. La plataforma proporciona los libros adaptados para niños desde edad preescolar hasta quinto grado.

Super Coloring: Plataforma con miles de dibujos listos para pintar, rompecabezas, manualidades y tutoriales.

MAEVA: Editorial española ha puesto a disposición un dossier en PDF con 24 actividades para leer, recortar y dibujar.

Con mis hijos, manualidades con papel: Website que organiza más de 70 manualidades en papel para que los niños y sus padres puedan recrear en casa.

Rompecabezas

Árbol ABC: Pone a tu disposición cientos de rompecabezas de diferentes niveles de dificultad para imprimir y divertirse en el hogar. Árbol ABC también ofrece una variada selección de material didáctico muy útil en estos momentos.

Podcasts

Radio Ambulante: Con una narrativa exquisita y una producción inigualable, Radio Ambulante es el mejor podcast en español y se dedica a contar las historias de America Latina y no es un podcast especializado en contenido para niños, pero han preparado una lista de 10 episodios breves con asombrosas historias que pueden escuchar los adultos con los niños. Totalmente recomendado.

Brain On: Es un podcast en inglés especializado en ciencia y abarca temas interesantísimos como “¿por qué mentimos?”, “¿las plantas tienen sentimientos?” o “¿Cómo funcionan los pianos?” y la lista sigue. 

But Why: Podcast educativo que el que se responden preguntas simples (o no tan simples) que hacen los niños y que a veces los adultos no saben responder. Por ejemplo: “¿por qué sale el arcoiris cuando llueve y hace sol?” o “¿por qué el cielo es azul?”.

TED Talks for Kids and Family: Un clásico. La conocida plataforma de conferencias tiene una serie de episodios en inglés para niños y adolescentes con entrevistas a expertos en diferentes temáticas de interés para niños y adolescentes: ¿cómo la pornografía afecta la manera en que los adolescentes piensan sobre el sexo? o  ¿cómo la pobreza afecta el desarrollo cerebral de los niños?.

Story Pirates: Es un podcast (en inglés) donde un grupo de actores, comediantes, improvisadores y músicos de talla mundial adaptan historias escritas por niños a comedia y teatro musical. 

Juegos de mesa

Pinterest: Pinterest tiene una enorme colección de tableros y fichas de los juegos de mesa más populares para imprimir a color o blanco y negro. Dentro de la colección encontrarás desde los billetes y tablero de Monopoly, hasta los tableros para ajedrez y mucho más.

Azul: Si tienes la oportunidad de comprar y pedir el envío por delivery, te recomiendo este hermoso y divertido juego de mesa que todos pueden jugar y con solo un par de partidas todos en la casa se sentirán en confianza para jugar cómodamente y distraerse.  

Programación

Swift Playgrounds: Swift Playgrounds es una app desarrollada por Apple para enseñarle a los niños y adultos a programar en el lenguaje Swift (el lenguaje que utilizan muchas apps). La aplicación es gratuita, muy interactiva y está disponible en el iPad.

Scratch: Con Scratch puedes programar tus propias historias interactivas, juegos y animaciones — y compartir tus creaciones con otros en la comunidad online.Scratch ayuda a los jóvenes a aprender a pensar de forma creativa, a razonar sistemáticamente, y a trabajar de forma colaborativa — habilidades esenciales para la vida en el siglo 21.

Code Academy: Code Academy es una plataforma más avanzada pero que igual pueden utilizar los niños que sepan leer y escribir. Aprender a programar es cómo aprender un nuevo lenguaje, es una habilidad que entre más temprano se adquiera, más fácil será y Code Academy ofrece una propuesta con más de 1,800 horas de prácticas, guía paso a paso y versión movil.

Matemáticas

Khan Academy: Khan Academy es la plataforma de matemáticas más completa que hay. Incluye programas especializados por temas y nivel educativo. Clases en video, con ejemplos de resolución de problemas y pruebas diagnósticas. En estos momentos de cuaretena, Khan Academy ha preparado programas diarios para personas de 2 a 18 años con recursos para profesores y padres.

Biología

¿Cómo funciona mi cuerpo?: Es una linda app interactiva para que los niños aprendan cono funciona en armonía todos los sistemas de nuestro cuerpo.

Mindfulness

Headspace: Esta es la mejor app de meditación y mindfulness. Tiene sesiones de meditación para niños organizadas por edad y tema y con ejercicios breves 3 minutos. La aplicación está disponible para iOS y Android.

Meditación Kids: Es una aplicación para ayudar a niños a dormir y a relajarse basándose en mindfulness y meditación. Se les enseña a calmar su mente siguiendo unos sencillos pasos. La aplicación está disponible para iOS y Android.

Breathe, Think, Do With Sesame: Plaza sesame ofrece una app para introducir a los niños el concepto de tranquilizarse a través de la respiración. La app se enfoca en el concepto de “respirar, pensar y hacer” y con estos tres principios los niños ayudan a clamar a un rostro animado que enfrenta una situación frustrante a través de respiraciones largas y profundas. Disponible para iOS y Android.

Wild Journey: Esta no es precisamente una app de mindfulness, pero es una excelente opción para esos momentos para desconectar y relajarte. La aplicación te permite explorar bosques frondosos y humedales. Es una buena herramienta para usarla entre padres e hijos. Disponible para iOS.

Videojuegos

Cat Quest II: Hermoso juego para computadora, iOS,Nintendo Switch, Playstation que se puede jugar solo o en compañía (lo que lo hace ideal para jugar con los hermanos) en el que tendrás que salvar al Reino de Felina y al Imperio Lupus de los gobernantes tiranos. Este juego ofrece un sistema muy intuitivo y divertido que permite jugar tanto a los más chicos como a los adultos.

Mario Maker 2: Lanzado el año pasado, Mario Maker 2 es uno de los juegos más divertidos y completos que hay en la Nintendo Switch. En este juego no solo puedes crear niveles de Súper Mario de tus sueños y compartirlos online, sino que también puedes jugar solo o acompañado los 100 niveles que el juego ofrece. Es un juego para despertar la creatividad y pasar tiempo en familia. Mario Maker 2 está disponible en la tienda online de Nintendo así no tienes que salir a comprarlo.

Timberman Vs: Es un juego multijugador que te dará horas de diversión y de competición. Su premisa es muy sencilla eres un leñador y debes cortar la mayor cantidad pilas de madera, llantas y hasta bastones de caramelo, y lo mejor es que sólo cuesta 1.99 dólares.

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  • Artículos de opinión (Op-ed)

Está bien que estés triste

  • Buenaventura del Charco Olea
  • 14/04/2020

Estás triste y eso, quizás, está bien.

Seamos honestos, posiblemente has pinchado este enlace (al ver este título) porque estás harto de que todo el mundo te diga «tienes que ser positivo» o estás todo el día machacándote por estar mal y te dices que «ya deberías haberlo superado» o «no tienes motivos para estar así de jodido» o quizás, estás cansado de tu tristeza y de estar mal.

Quiero que me entiendas: estar triste no es agradable, por eso lo llamamos estar triste, y no «tener orgasmos». Pero quizás, tienes un motivo para estar así, dudo que un día te levantases y dijeses: «voy a estar triste que hoy hace buen día para ello».

La tristeza, como todas las emociones, es un mecanismo de autorregulación filogenético (es decir, una respuesta con la que naces y que nadie te enseña) y que está ahí porque es una respuesta eficaz para cubrir una necesidad, normalmente, algo que perdimos (incluso algo que nunca tuvimos, pero deseábamos tener) o algo que nos hizo daño. Cuando vivimos eso, la tristeza es una respuesta útil, adaptativa, porque te invita a recordar lo que has perdido, a entender por qué era importante para ti, a que estés en la cama lamiéndote las heridas, a que llores y otros lo vean y te brinden su apoyo, a que mires algo que duele y que es duro o difícil mirar pero que es tuyo y demanda tu atención. Esa es la primera parada de la recuperación y por eso existe.

Puede que lleves tanto tiempo triste, o más bien, intentando no estar triste, que ya ni siquiera entiendes por qué lo estás (a veces lo sabes en el fondo de ti, pero te da miedo asumirlo), y no te cuadra si «hay gente que está peor» o «no sé por qué estoy mal si en mi vida hay cosas buenas». Pero claro, si todo el rato estás intentando estar bien o castigándote por estar hecho un cenizo y un pesimista ¿cómo vas a entender tu tristeza si no la miras? ¿Cómo vas a solucionar algo que no entiendes? Como explicaba el gran Carl Rogers (uno de mis psicólogos favoritos, algo así como el Lionel Messi de la mente) sólo cuando aceptas una realidad, como que estás triste, puedes empezar a cambiarla.

La tristeza, como la digestión, no es algo que podemos decidir tener o no, es algo que se activa en nosotros por un motivo: Rompiste con tu pareja, sientes que tus padres no te ven y no les importas, aunque haya gente a tu alrededor te sientes muy solo, alguien te ofendió y te decepcionó, cargándose la relación que teníais, sientes que no vales nada… Igual que cuando tu cuerpo tiene un déficit de nutrientes crea el hambre para empujarte a comer, cuando algo te duele profundamente te pones triste para empujarte a curar esa herida emocional.

Muchas veces en consulta oigo a mis pacientes ponerse un temporizador. «Lo de mi ex me pasó hace dos años, ya no quiero seguir llorando por eso» o «Ya soy un adulto, no puedo seguir triste por cómo me trataron mis padres». Con frecuencia veo el miedo en ellos de volver a sentir ese dolor, de que, si se lo permiten, eso les vaya a derrumbar y siempre les digo lo mismo: «si no pudo contigo cuando lo viviste, ¿cómo va a poder ahora por el simple hecho de conectar contigo y estar triste? Si eso fuese superior a ti te hubiese destrozado cuando ocurrió, y no lo hizo. El recuerdo nunca es peor que cuando está pasando. El tiempo no cura las heridas, las heridas las curamos nosotros, para eso necesitamos tiempo sí, pero sobre todo ponernos a curarlas y parte de esa cura es llorar por nuestro dolor.

¿Para qué sirve llorar? Oigo con frecuencia. Sirve porque hay lágrimas que limpian. Porque las lágrimas hablan y nos ayudan a entender lo importante que era eso para nosotros y lo rotos y vacíos que nos sentimos cuando se rompe.

Si no quieres estar triste, responsabilízate de tu tristeza, acepta que estás así en este momento de tu vida. Acepta que hay cosas que te duelen y no eres invulnerable. Y desde ahí, escúchala, aunque estés harto de estar mal, y poco a poco entenderás que herida o que pérdida es la que la produce y qué necesita para estar bien: compañía, decirle a la gente cómo te sientes de verdad, cariño y afecto, recordar lo perdido, sentir compasión por ti (de la sana, no de la victimista) y darte cuenta de que no puedes seguir dándote tanta caña con la autocrítica, descansar tras los duros golpes… Y entonces podrás dártelo y entonces dejarás de estar triste y sobre todo te habrás tratado con humanidad y respeto.

Quizás, sólo quizás, está bien que tengas la decencia contigo de estar triste cuando te pasa algo doloroso en tu vida. Que cuando pierdas algo valioso en tu vida, una persona o algo importante, eso te de pena y lo llores. Quizás está bien que tu dolor te conmueva, que te importe, hasta el punto de ponerte triste que algo te haga daño. Que te importe tanto lo que te pasa, que, si te toca llorar por ti y acompañarte en ese dolor, estés dispuesto a hacerlo. No te mereces menos.

Seguro que cuando ves a un amigo que lo está pasando mal te da pena. Y eso está bien porque significa que lo quieres. Intenta quererte a ti también como haces con los demás.

Y el momento es ahora.

Si necesitas ayuda para entender y gestionar tu tristeza puedo atenderte como
Psicólogo en Marbella y Psicólogo en Granada

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