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Salud Mental y Tratamientos

1162 Publicaciones

Incluye trastornos, psicopatología y terapias.

  • Salud Mental y Tratamientos

Antecedentes históricos de la Terapia Gestalt – Parte I

  • Clotilde Sarrió
  • 30/08/2013
Gestalt

Fritz Perls – Breve Reseña Histórica

Friedrich Salomon Perls, mas conocido como Fritz Perls, es considerado junto a su esposa Laura Perls, el principal fundador de la Terapia Gestalt.

Nació el 8 de julio de 1893 en un gueto judío de los alrededores de Berlín. Tercer y último hijo después de dos niñas,  Else  y Grete .

Su padre, Nathan era fraccionador (distribuidor) de vinos, viajante de comercio y masón, pasaba mucho tiempo fuera de su casa y siempre tuvo mala relación con su hijo varón. Amalia, su madre, judía practicante, provenía de la pequeña burguesía, logró despertar en Fritz un interés por el arte, en especial por el teatro que perduraría toda su vida.

Su época de estudiante la vivió inicialmente en el Mommsengymnasium, pero su paso por allí fue bastante nefasto debido al ambiente anti-semita y  a la excesiva disciplina. Aunque era un alumno brillante con 13 años lo expulsaron por su mala conducta. Su padre lo obligó a trabajar en una bombonería como aprendiz. Las relaciones con su padre no hicieron más que resentirse con el paso de tiempo, tanto que a su muerte no asistió a su funeral.

Retomó sus estudios por propia iniciativa matriculándose en una escuela liberal, el Askaniches Gymnasium, con un profesorado humanista, donde comenzó a tomar contacto con el mundo del teatro más directamente, vocación que más tarde iría incrementando. Uno de los encuentros más significativos en su adolescencia se produjo con el director teatral Max Reinhardt, director de la compañía Deutsches Theater, con el cual tomó clases.

MaxReinhardt

Inició sus estudios de Medicina y aunque una dolencia cardíaca lo eximió del servicio militar, cuando comienza la Primera Guerra Mundial en 1914 se alistó primero como voluntario de la Cruz Roja y mas tarde como médico en un batallón de zapadores. Tras ser herido por una granada fue repatriado y hospitalizado.

La experiencia de la guerra fue una de las más traumáticas de su vida. Fritz diría : “La vida en la agonía de los fosos: horror de vivir y horror de morir”. En esta misma época pierde a su único amigo, Ferdinand Knopf.

Después de la Guerra prosigue sus estudios de Medicina y en 1920 con 27 años, obtiene el doctorado  en la Universidad Friedrich Wilhelm de Berlín. Mas tarde continua su formación como psiquiatra, y establece su lugar de trabajo en Berlín. Su vida se ve desplegada entre su profesión de neuropsiquiatra y la estrecha vinculación con círculos de izquierda política y artísticos, sobre todo teatro. En los cafés de Berlín  conoce al filósofo Friedlaender que le influirá posteriormente en el desarrollo de la Terapia Gestalt. En palabras de Perls la filosofía era para él : “…un antídoto para la confusión existencial y el desconcierto”.

Sigue leyendo las continuaciones de este artículo: Parte II, Parte III

Clotilde Sarrió es una terapeuta especializada en Terapia Gestalt, puedes seguir leyendo sus artículos en su famoso blog Gestalt-Terapia.es

 

  • Salud Mental y Tratamientos

Con el duelo de la mano: un sendero ACT

  • Paula José Quintero
  • 29/08/2013

Si perdiste a alguien muy querido para vos y estás pasando por el duelo quizá estas propuestas puedan ayudarte. Hay un sendero por el que podés transitar, con el horizonte puesto en tus valores. Pero no caminás sólo, llevás a tus emociones de la mano.

  1. Permitite aceptar lo que estás sintiendo. Puede ocurrir que sientas diferentes cosas, desde sentir desconcierto a sentir enojo, culpa, tristeza, desesperación o desesperanza. Claro que en algunas situaciones podrías sentir también alivio –por ejemplo cuando alguien ha fallecido de manera pacífica luego de un largo período de intenso sufrimiento. Cualesquiera que sean estos sentimientos: notalos, nombralos, respirá con ellos y haceles lugar.
  2. Aceptá que por momentos te sentirás abrumada/o. En las etapas iniciales del duelo, esos sentimientos dolorosos son como un maremoto: ellos se elevan como grandes olas que te envuelven y te llevan consigo. En general esto pasará antes de que puedas notarlo y está bien. Hay un tiempo y un espacio para simplemente permitir que esto pase: permitirte ser engullido por la ola. Lo bueno de esto es que la ola nunca te ahogará –aun cuando sientas que sí lo hará. Y siempre podés tomar la perspectiva del observador, es decir, “tomar distancia”, dar un paso atrás y observarte a vos mismo sintiéndote abrumada/o. Esto te permitirá “ver” que las olas pueden tumbarte pero no lastimarte.
  3. Practicá “anclar” tu ser. Con el tiempo las olas empiezan a reducirse en tamaño. Todavía serán grandes pero ya no un oleaje gigantesco. Algunas veces te derribarán, algunas veces no. Para anclar tu ser cuando las olas lleguen podés practicar un ejercicio de conciencia plena ampliando el foco de tu atención: notá el lugar en dónde estás y lo que estás haciendo; notá lo que podés ver, oír y tocar; notá lo que estás sintiendo e intentá nombrarlo. Mantené tu atención abierta a lo que hay a tu alrededor, tus acciones, los movimientos de tu cuerpo. Esto puede mantenerte de pie hasta que la ola se retira.
  4. Conectate con tus valores. ¿Qué te dicen estos sentimientos acerca de lo que es importante para vos? ¿Qué cosas te revelan acerca de lo que genuinamente te importa?
  5. Una pregunta importante. Supongamos que podés hacer una elección. Opción A: nunca más vas a tener que sentir estos sentimientos dolorosos –pero esto implica que nunca más podrás amar y cuidar a alguien. Opción B: podrás amar y cuidar a quien elijas –pero cuando pierdas aquello que te importa, sentirás este dolor intenso. ¿Qué opción elegirías?
  6. Desarrollá auto-compasión. Sé amable con vos misma/o. Si alguien a quien amás estuviese sufriendo, ¿qué cosas amables y cariñosas harías o le dirías a esa persona? Intentá hablarte a vos misma/o y tratarte de esa manera.
  7. Mantenete atenta/o a las “historias” que no ayudan. Algunas de las más comunes son: la historia de “Mi vida está acabada”; “Nunca voy a superar esto”; “No puedo soportarlo” y la de “Es mi culpa”. También permanecé alerta frente a la historia de “Debería haber hecho esto o lo otro/No debería haber hecho o lo otro”, que puede rápidamente crecer y convertirse en una historia de proporciones épicas. También hay otras historias inertes, que incluyen cualquier cosa que comience con “si tan sólo…” y también aquellas que incluyen la palabra “injusto” (es cierto que la vida es injusta, pero no encontrarás mucha vitalidad comprando esa historia). Por momentos estas historias te van a “enganchar”, no podés evitar esto. Pero una vez que lo notes, podés desengancharte comenzando por nombrar esa historia (“ah sí… otra vez la Historia de Esmiculpa”), agraderle a tu mente y dejarla ir.
  8. Buscá vitalidad en tu dolor. Tu pena te dice dos cosas muy importantes: a) todavía estás viva/o y b) tenés un corazón. Conectate con tu corazón: conectate con tus valores, haciendo las cosas que son importantes para vos. Y lleva tu pena con vos, llevala de manera atenta y gentil, como si fuera un niño entre tus brazos.
  9. Considerá cómo podés crecer a partir de esta experiencia. ¿Qué cosas podrías aprender acerca del perdón, la compasión y la aceptación? ¿Cómo podría tu propia experiencia beneficiar a otras personas que te importan? Kelly Wilson, uno de los fundadores de la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), habla acerca de cómo tu propio sufrimiento en la vida te permite desarrollar un “estetoscopio emocional” –con el cual podés escuchar con claridad el dolor en el corazón de los otros.
  10. En muchas ocasiones un ritual de duelo es de ayuda. Hacete un espacio y tiempo en donde puedas sentir tu dolor plenamente: abrirte a él, abrazarlo y permitirle ser. Cuando se trata de la pérdida de un ser amado, este podría ser un ritual regular que se extienda por semanas o meses; podés hacerlo tan simple o elaborado como lo desees.
  11. Recordá el antiguo proverbio: “Esto también pasará”. Recordalo cuando las olas te derriben.
  12. Date tiempo, descansá, tenete paciencia. El duelo consume energía de modo que muchas veces necesitarás detener lo que estás haciendo, por un rato. Pero eso no significa rendirse. Mantenete cerca de tus valores mientras cuidás de vos cuando sea necesario.

Cuando te sientas dispuesta/o, intentá poner en práctica alguna de estas propuestas y observá qué ocurre en vos durante el proceso del duelo. No fuerces la experiencia.  Mantenete abierta/o a ella tal cual es en el momento presente.

Hace un tiempo me encontré con este fragmento de Hermann Hesse: “No digas de ningún sentimiento que es pequeño o indigno. No vivimos de otra cosa que de nuestros pobres, hermosos y magníficos sentimientos, y cada uno de ellos contra el que cometemos una injusticia es una estrella que apagamos”.

Texto adaptado de un escrito original de Russ Harris.

  • Salud Mental y Tratamientos

Antipsicóticos y el riesgo de desarrollar Diabetes tipo II en niños y jóvenes

  • David Aparicio
  • 23/08/2013
Antipsicótico

Según los resultados de un reciente estudio de cohorte retrospectivo, publicado en la revista JAMA Psychiatry, prescribir antipsicóticos “atípicos” (Risperidona, Quetiapina, Aripiprazol y Olanzapina) incrementa el riesgo de sufrir diabetes tipo II en niños y adultos jóvenes con problemas de conducta y trastornos del estado de ánimo.

Se ha visto en los últimos años un incremento en la prescripción de antipsicóticos atípicos para el tratamiento de condiciones no-psicóticas relacionadas con el estado de ánimo, problemas de atención y de conducta. Esto ha preocupado a la comunidad científica, ya que otros estudios han encontrado riesgos relacionados con estos medicamentos. Sin embargo este el primer estudio a gran escala.

El riesgo se acrecienta según se aumenta la medicación.

El estudio utilizó una base de datos provista por el gobierno de Estados Unidos, que estaba compuesta por 28.858 sujetos que recibían antipsicóticos y 14.429 sujetos que estaban en el grupo control y tenían entre 6 y 24 años de edad. Estos datos fueron recolectados desde el año 1996 al 2007.

Luego se comparó a los niños y jóvenes que recibieron los antipsicóticos atípicos para los trastornos de atención, conducta y trastornos del estado de ánimo con el grupo control, que recibió medicación especializada para estos trastornos.

Los resultados demostraron que aquellos niños y jóvenes que tomaban antipsicóticos atípicos tenían el triple de riesgo de desarrollar diabetes tipo II (raramente encontrada en este grupo etario), luego de un año de iniciado el tratamiento. Este resultado se mantuvo constante, incluso luego de eliminar ciertos trastornos que se asocian con la diabetes (ejemplo: síndrome de ovario poliquístico). Se halló también que el riesgo se acrecienta según se aumenta la medicación. Sumado a esto, el incremento del riesgo persistió luego de un año de haberse detenido la medicación.

El Dr. Wayne A. Ray, profesor de medicina preventiva y uno de los directores de la investigación, concluyó: “Esto es particularmente importante para los niños con alto riesgo, por ejemplo, aquellos con peso elevado. Los niños deben ser vigilados cuidadosamente para evitar efectos metabólicos que predisponen a la diabetes y debe utilizarse la dosis más baja de la medicación, durante el menor tiempo posible.”

Fuente: ScienceDaily
Imagen: DiabetesGuadalajara

  • Salud Mental y Tratamientos

Por qué mantengo mi trastorno bipolar bajo secreto en mi trabajo

  • Equipo de Redacción
  • 22/08/2013

El pasado invierno fui rechazado por cinco compañías de seguro de salud. Tengo 26 años, hago mis exámenes preventivos como un reloj, y no tengo problemas físicos de salud. Cuando empecé a trabajar en una pequeña start up, hace unos meses atras, mi jefe me dijo que no tenía un plan de salud para sus empleados: “Eres joven y saludable, supongo que no tendrás problemas para encontrar un nuevo plan”, sonreí y débilmente respondí: “Por supuesto”.

Cinco aplicaciones y cuatro rechazos después, esperaba ansiosamente mi última y definitiva carta. El veredicto vino: Rechazado. Razón: Bipolar II/TDAH.

Así que ese es mi secreto: al igual que millones de otros estadounidenses, tengo una enfermedad mental.

El estigma que rodea a la salud mental es sofocante.

Lo más frustrante no es el seguro, con Cobra puedo mantenerme en el plan de mi antiguo trabajo por 18 meses. Cuesta 675 dólares por mes, pero por lo menos tengo esa opción, lo que me hace más afortunado que muchos. La parte más frustrante de mi situación es que puedo contar con una mano el número de personas que sabe que tengo una enfermedad mental. El estigma que rodea a la salud mental es sofocante, y no me siento cómodo hablando de esto con la mayoría de mis amigos o familiares, y ciertamente tampoco con mi jefe ni con mis colegas.

Pero mi enfermedad representa una gran parte de mi vida diaria. El solo hecho de comprar la mezcla perfecta de medicaciones es un trabajo de tiempo completo, con efectos secundarios de los medicamentos de prueba y error que van desde lo meramente incómodo (mejillas  sonrojadas) pasando por lo  molesto (boca seca), hasta llegar a los incapacitantes (síntomas parecidos al resfriado, que duran semanas). Para mantener mi enfermedad secreta y controlada voy a terapia todas las semanas (durante un tiempo hice terapia por teléfono a las 6 a.m para así estar a tiempo en mi trabajo), mientras trabajo, me escabullo a la cocina o al baño para tomar mi medicación de mañana y tarde, y me aseguro de ir a ver a mi psiquiatra una vez por mes durante la hora de almuerzo; aunque a menudo tengo que reprogramar y aplazar una semana porque surge una reunión o conferencia.

Principalmente, solo quiero contarle a mis amigos. Me siento incómodo incluso cuando estoy con mis tres amigos cercanos que conocen mi situación. Permanecen en silencio y mueven la cabeza, tratando de entender y los amo por eso. Pero desde afuera no pueden comprenderme plenamente. Tengo 26 años, me gradué en la universidad de Duke, tengo un trabajo de tiempo completo en una excelente compañía, vengo de un agradable suburbio de Boston, llevo lo que parecer ser la vida típica de un veinteañero, ¿cómo no podría ser todo perfecto?

Existe un documental reciente llamado Of Two Minds (De Dos mentes). En el se presenta el perfil de varias personas de alrededor de Los Ángeles que viven con el trastorno bipolar, pero ninguno que fuera del mundo corporativo. En una review, el director mencionó que tenían a un banquero de Wall Street confirmado para la entrevista, pero él canceló a última hora porque tenía miedo de perder su trabajo. Es por eso que mantengo mi boca cerrada.

Me desempeñe en un intenso trabajo corporativo durante 4 años antes de unirme a la start-up donde estoy ahora. Estoy en una industria altamente codiciada, que es conocida porque si no te gusta tu trabajo de nivel inicial, puedes sentirte libre de irte, y habría una cola de gente afuera de la puerta, feliz de ser tu reemplazo. Pocas personas tienen la oportunidad de ascender. Después de trabajar duramente años, fui promovido como cabeza de la manada, y sentí que si mostraba la más mínima debilidad estaría eliminando mis chances de obtener una promoción. Nadie diría eso en voz alta, pero en cada oficina que he trabajado, nunca he escuchado a alguien mencionar abiertamente que esta luchando con un trastorno del estado de ánimo y, dado el tamaño de la compañía, estadísticamente se que no puedo ser el único.

Mis doctores sospecharon por mucho tiempo que era Bipolar II y he tenido el diagnóstico de Trastorno Depresivo Mayor y TDAH por años, pero el año pasado experimenté mi primer episodio hipomaníaco (el primero de muchos) sellando así el diagnóstico de bipolar II. al continuar trabajando 14 horas al día, cuando el episodio (que me hizo dormir menos y gastar demasiada energía) finalmente terminó, me encontré con que me había golpeado mucho más fuerte de lo habitual Mi prioridad número uno era que nadie viera diferencia en mi trabajo, y yo estaba agotado, pasé mis noches y fines de semana en la cama durmiendo o demasiado deprimido para levantarme.

Necesitaba un cambio rápido en mis medicamentos, pero esto diverge ligeramente de las recomendaciones del médico para asegurarse de que la retirada y los nuevos efectos secundarios no me dejarían demasiado enfermo como para poder presentarme al trabajo cada día. Consideré tomar una licencia médica, pero estaba preocupado sobre las repercusiones cuando le dijera a mi jefe el por qué. Simplemente seguí trabajando, sin duda en detrimento de mi salud mental, porque sentía que no tenía otra opción. Mi único objetivo era asegurarme de que nadie se enterara de lo que estaba pasando y eso significó que mi recuperación tomara mucho más tiempo.

Fuí capaz de seguir trabajando sin que nadie se enterara de que estaba enfermo. Fui y continué siendo tan confiable como el resto de los empleados de mi compañía. Trabajo duro, consigo constantes revisiones sobresalientes y casi nunca tomo un día libre. Siempre llego temprano y me voy más tarde que la mayoría, y estoy seguro de que a pesar del esfuerzo extra que se requiere, nunca dejé que mi salud mental afectara a mi trabajo.

Pero, todavía siento que no le puedo contar a nadie. En mi antiguo trabajo, todo el mundo murmuraba, con fingido horror, sobre el gerente, quien “tuvo una crisis nerviosa” y se fue por un tiempo como si tuviera una enfermedad contagiosa que nadie quería contraer. Y era un gerente. Yo estoy en las primeras etapas de mi carrera y  no puedo darme el lujo de ser visto de esa manera.

Yo me quedé sentado en silencio, pensando sobre cuantas veces me he sentido al borde. 

Cuando uno de nuestros más importantes clientes cometió suicidio el año pasado, mis compañeros pasaron días diciendo que no podían entender cómo él se podría haber sentido de esa manera. Era tan exitoso. Yo me quedé sentado en silencio, pensando sobre cuantas veces me he sentido al borde, y cuantas veces he escuchado comentarios describiendo a colegas como “loco”, “esquizofrénico” y “bipolar”. En un momento mencioné el TDAH, parte de mi diagnóstico, a una colega con la que era cercano, como tratando de tantear el terreno de la enfermedad mental, y su respuesta fue: “Como sea, sencillamente te gusta tomar Adderall”, que, irónicamente, es la droga que más odio tomar. Me di cuenta luego de la conversación que por lo pronto no le mencionaría a nadie que era bipolar.

Se que estoy siendo hipócrita, puedo sonar poético al hablar de borrar el estigma de la enfermedad mental, he cambiado mi nombre y los detalles de mi vida. Todavía tengo miedo de que la gente me trate de manera diferente y que mi jefe sienta que soy menos capaz de hacer mi trabajo. Quiero ser la persona que usa su nombre real y admite por lo que está pasando, ponerle la cara al estigma de la enfermedad mental en el lugar de trabajo, pero no puedo. Me aterra.

Mi doctor dice que tengo que ver esto como si tuviera diabetes, es una enfermedad crónica que tengo que manejar de por vida. En lugar de la insulina, son medicamentos diarios, terapia, asegurarme de dormir lo suficiente, evitar el alcohol, y cuidarme de las situaciones altamente estresantes. Ninguno de esos consejos son compatibles con un trabajo en un entorno corporativo inflexible donde no puedo ser abierto sobre esto.

Cuando estoy de viaje por trabajo, tengo que asegurarme de que los vuelos no sean ni muy tarde ni muy temprano.Cuando voy a cenas de trabajo, es difícil no participar de las botellas de vino caro que dan vueltas en la mesa y a menudo terminó bebiendo al menos un vaso, aun sabiendo que podría desencadenar una hipomanía o un episodio depresivo. La constante búsqueda de equilibrio entre manejar mi enfermedad y cuidar que las personas no sepan sobre ella crea estrés, lo que agrava aún más el problema.

Me encantaría ser capaz de sentarme con mi jefe y/o el jefe de recursos humanos y explicar cuál es mi enfermedad, las precauciones que debo tomar y cómo disminuir el estrés, eso me haría un mejor empleado. Pero no puedo hacer eso mientras sienta que podría poner en riesgo mi trabajo. Si las compañías realmente trataran a las enfermedades mentales como a la diabetes, eso podría hacer maravillas para que estas enfermedades fueran más manejables para las personas a las que les toca tratar con ellas.

Artículo originalmente publicado en The Atlantic y traducido por David Aparicio y Alejandra Alonso.

Imagen: versionz (Flickr)

  • Salud Mental y Tratamientos

¿Puede el yoga reducir los síntomas de los trastornos psicológicos?

  • David Aparicio
  • 20/08/2013
Trastornos

Los hallazgos de un reciente estudio realizado por investigadores de la Universidad de Duke y publicado en Frontiers of Psychiatry, sugieren que practicar yoga tendría efectos positivos en la depresión moderada, los trastornos del sueño y además mejoraría los síntomas de trastornos como esquizofrenia y TDAH en pacientes que están utilizando medicación.

Para realizar la investigación se utilizaron los datos de 16 estudios previos que registraron los efectos de practicar yoga en trastornos que van desde la depresión, esquizofrenia, TDAH, problemas del sueño, trastornos alimenticios y problemas cognitivos.

Los resultados mostraron que el yoga tiene efectos positivos para todas las condiciones mentales examinadas en el estudio con excepción de los trastornos alimenticios y cognitivos, ya que esos estudios contaban con una muestra muy pequeña o produjeron resultados conflictivos para establecer conclusiones significativas.

Algunos estudios incluidos en el análisis sugieren que el yoga, al igual que otras formas de ejercicio físico,  puede incrementar los niveles de serotonina, produciendo un sentimiento de bienestar, reduce la inflamación, el estrés oxidativo y produce un balance más saludable de los lípidos y factores de crecimiento.

Utilizar el yoga como tratamiento complementario para los trastornos mentales no es nada nuevo. Muchos centros de veteranos y tropas del ejército de  Estados Unidos están utilizando el yoga como una forma de tratamiento para el Estrés Post-Traumático. Un estudio publicado recientemente con 70 soldados en servicio, encontró que el yoga redujo la ansiedad y mejoró el sueño.

Aunque estos resultados son bastante prometedores, los investigadores aclaran que todavía se necesitan investigaciones más grandes que permitan concluir que el yoga puede utilizarse como primera línea de tratamiento. Esto significa que los pacientes no deben reemplazar su medicaciòn por el yoga.

Fuente: Healthland
Imagen: GO INTERACTIVE WELLNESS (Flickr)

  • Salud Mental y Tratamientos

Gustav Mahler y Sigmund Freud: Relato de un encuentro singular

  • Clotilde Sarrió
  • 20/08/2013

Desde su más tierna infancia, la amenaza de la muerte marcó profundamente a Gustav Mahler y actuó como catalizadora de gran parte de sus vivencias y sentimientos ya que mucho antes de que llegara a la adolescencia fue testigo presencial de la muerte de seis de sus hermanos y el suicidio de otro de ellos.

No resulta descabellado afirmar que Mahler vivió las dos primeras décadas de su vida en medio de una sucesión de duelos interminables de entre los cuales el que más llegó a afectarle fue el que siguió a la muerte de su hermano Ernst, el más próximo a él en edad, un acontecimiento que le afectó profundamente y le inspiró en su labor de composición musical hasta el extremo de llegar a impregnar la temática de muchas de sus obras.

Como respuesta a la adversidad el pequeño Gustav optó por sumergirse en su propio mundo como mecanismo de evasión de la triste realidad que le rodeaba no solo ya por la impronta de la sempiterna muerte de sus seres queridos sino también por las consecuencias del carácter violento y dictatorial de su padre que con su comportamiento neurótico marcó de dolor la vida de su resignada esposa y de todos y cada uno de sus hijos.

Prologómeno de la entrevista de Mahler y Freud

A comienzos del verano de 1907, cuando Mahler estaba a punto de cumplir cuarenta y siete años, el destino quiso que se enfrentara de nuevo con el fantasma de la muerte que siempre le acompañó y tanto le hizo sufrir.

Como consecuencia de una difteria complicada y tras una desesperada traqueotomía de urgencia, la pequeña María (a quien todos llamaban Putzi), hija de Gustav Mahler y Alma Schindler, falleció cuando estaba a punto de cumplir sus primeros cinco años.de vida. Así fue como dio comienzo el principio del fin de la vida de un hombre cuya salud mental, y hasta física (cuarenta y ocho horas después de la muerte de Putzi un médico reconoció a Mahler y le diagnosticó una grave cardiopatia que pocos años después acabaría con su vida), entraron en un franco y extenuante declive.

alma-mahler-con-anna-y-maria
Alma Mahler con sus hijas Ana y María

De nuevo la muerte de los niños (primero sus hermanos y ahora su propia hija) se erigía como hito y referencia psicobiográfica en la vida de un hombre que entre 1901 y 1904 se había dedicado a ponerle música a una colección de poemas de Friedrich Rükert que hoy conocemos como el ciclo de canciones Kindertotenlieder(Las canciones de los niños muertos).

Alma Schindler siempre le censuró a su marido que compusiera esos tristes lieder (en alemán, canciones):

“… en vida de las niñas me costaba tolerar y entender el interés de Gustav por esos lieder. Mientras nuestras dos hijas correteaban por el jardín y gritaban de alegría a mi me embargaba una sensación de horror al ver como su padre era capaz de cantar a la muerte de los niños”

Alma siempre estuvo convencida de que con los Kindertotenlieder Mahler había tentado a la muerte permitiéndole que entrara en su casa. En cierto modo consideraba a su marido culpable de la muerte de la pequeña Putzi.

Desde hacía años. el matrimonio Mahler atravesaba una seria crisis de convivencia que se vio sensiblemente agravada con la muerte de su hija.

Tal y como aprendió a hacer en su infancia, el compositor se refugió en su propio mundo y se centró por completo a la composición. Aquel verano Mahler trabajaba en su octava sinfonía, una obra que había inciado el verano anterior.

A la tragedia de la muerte de la niña siguieron una serie de acontecimientos que se cebaron tanto en el compositor como en su esposa con lacerante e inoportuna crueldad.

Al diagnóstico de la enfermedad cardiaca de Mahler a la que antes hacíamos mención, siguió un aborto de Alma (quien se encontraba en estado de gestación cuando perdieron a Putzi).

En el terreno profesional, Mahler sufrió también un duro golpe ya que, como consecuencia del furibundo antisemitismo que imperaba en la sociedad vienesa, se vio forzado a dimitir como director de la Ópera de Viena.

También la frágil e inestable convivencia entre Alma y Gustav se vio afectada por un inesperado acontecimiento que hizo tambalear los cimientos de un matrimonio ya de por si bastante deteriorado a priori. Gustav Mahler descubrió una carta en la que el joven arquitecto Walter Gropius (el mismo que años después fundaría Bauhaus) detallaba con todo lujo de detalles los momentos de intimidad vividos en la relación sentimental que sin duda mantenía con Alma Schindler. Se trataba de una carta que por error llevaba como destinatario al señor Mahler en lugar de la señora Mahler, tal vez un desliz freudiano de Gropius que el compositor interpretó como una petición de mano de su esposa que le lanzaba el arquitecto.

A partir de este infortunado descubrimiento Mahler se sintió aterrado ante la posibilidad de que su esposa pudiera abandonarlo.

La melancolía marcó inexorablemente cada uno de los días de la vida del compositor y fue entonces cuando su amigo y discípulo Bruno Walter le sugirió la idea de que consultara profesionalmente con un afamado psicoanalista vienés de orígen judío (como Mahler) llamado Sigmund Freud.

Gustav Mahler pidió cita al eminente neurólogo a través de un telegrama al que siguió otro en el que le manifestaba un cambio de opinión y cancelaba la consulta. Lo mismo ocurrió en un segundo intento (nueva cita, nueva cancelación) hasta que, cuando corría el mes de agosto de 1910, y mientras el psicoanalista disfrutaba de unas vacaciones en el Mar del Norte, recibió un tercer telegrama (esta vez con carácter urgente) en el que el compositor y director de orquesta le pedía desesperadamente su ayuda.

Aunque Sigmund Freud era sumamente reacio a interrumpir sus vacaciones, se sintió incapaz de rechazar la angustiosa petición de ayuda reflejada en aquel último telegrama (años después declararía que le resultó imposible decir que no a la posibilidad de psicoanalizar a un hombre tan importante) y respondió al compositor citándolo en un hotel de la ciudad holandesa de Leiden el día 26 de agosto.

No deja de resultar llamativo el detalle (para muchos biógrafos no casual) que el psicoanalista escogiera para el encuentro una ciudad con un nombre que traducido al alemán significa sufrimiento.

Una sesión singular psicoanálitica

freud

Freud manifestaría a posteriori que nunca había encontrado a un paciente que asimilara tan rápidamente la esencia del psicoanálisis.

En una carta dirigida a Theodor Reik (discípulo de Freud y ferviente mahleriano) el psicoanalista declararía varios años después:

“… si doy crédito a las noticias que tengo, conseguí hacer mucho por él en aquel momento. E interesantes expediciones por la historia de su vida descubrimos sus condiciones personales para el amor … tuve muchas oportunidades de admirar la capacidad psicológica de aquel hombre genial ”

Como consecuencia de aquella maratoniana y nada ortodoxa sesión psicoanalítica Mahler llegó a la conclusión de que siempre había buscado en su esposa Alma una mujer que se pareciera a su madre.

Freud dijo al respecto:

“… con una madre tan agobiada por inquietudes como por un gran dolor, usted desea que su esposa sea igual a ella ”

Según conclusiones de Freud, Alma Mahler mantenía una fijación complementaria a la de su marido:

“… ella ama a su padre hasta el extremo de que solo fue capaz de elegir y amar a un hombre como usted ”

Gustav Mahler era casi veinte años mayor que Alma y ella siempre mostró tendencia a mantener relaciones sentimentales con hombres que la aventajaban considerablemente en edad.

A lo largo de las cuatro horas de sesión, Mahler reconoció sin tapujos sodos sus complejos y todos sus miedos (sobre todo su miedo a la muerte), así como también su compresión ante el hecho de que su esposa hubiera buscado en otro hombre algo que él, por sus episodios de impotencia, rara vez podía ofrecerle.

Sigmund Freud declararía pasado el tiempo que ningún compositor había llegado a expresar de un modo tan conmovedor como Gustav Mahler la lucha entre el Eros y el Tanatos.

Freud especuló acerca de que ciertas experiencias infantiles vividas por Mahler tuvieran una significativa importancia en la génesis de su neurosis y en la inspiración de sus composiciones.

Reseñemos una de estas experiencias

Cuando el pequeño Gustav contaba poco más de diez años fue testigo presencial de una violenta discusión entre sus padres en la que su progenitor actuóde un modo especialmente cruel y hostigador con su esposa.

Incapaz de soportar el drama, el niño Mahler escapó corriendo hacia la calle y justo cuando salió del edificio escuchó el sonido de un organillo con el que un músico callejero interpretaba la popular tonadilla austríaca “Aus du lieber Augustin”.

La cancioncilla provocó en el pequeño Gustav una súbita reacción de desconcierto:

” ¿como puede sonar esta alegre melodía al mismo tiempo que en mi casa ocurre un drama tan horrible? ”

Durante la sesión psicoanalítica, el compositor interpretó esta experiencia como la razón de que en sus sinfonías se intercalaran ciertas melodías de apariencia banal e intrascendentes en medio de pasajes de rotunda y severa solemnidad.

A través de aquella música de organillo callejero, Mahler fijó una conjunción entre lo trágico y lo frívolo como dos elementos complementarios e inseparables.

Ciertamente, en toda la obra de Mahler encontramos múltiples ejemplos de contrastantes polifonías que emanan de lo que fue su permanente y fluctuante estado anímico alterado. Lo alegre y lo dramático. Lo banal y lo trascendente. La euforia y la depresión. Ciclos que indeflectiblemente se alternaban en la mente del compositor y que hoy, desde la perspectiva de la moderna psiquiatría, nos inducen al diagnóstico restrospectivo de un más que probable trastorno bipolar.

Tras su sesión con Freud, una sesión que para Mahler resultó francamente beneficiosa, el compositor fue capaz de reincorporarse a sus tareas como director y aceptar un contrato para llevar a cabo una extenuante gira por los Estados Unidos a pesar de su precario estado de salud.

Epilogo

Cuando aun no había transcurrido un año desde su sesión terapeutica con Freud, Gustav Mahler sufrió un empeoramiento de su enfermedad cardíaca mientras dirigía un concierto tras otro en tierras americanas, motivo por el que decidió interrumpir la gira y regresar de inmediato a Europa.

Durante su viaje en tren por el viejo continente, ya de camino a Viena, muchos admiradores del compositor acudieron a las estaciones donde el convoy tenía paradas previstas para rendierle muestras de aprecio y, en cierto modo, despedirse de él.

Gustav Mahler murió el 18 de mayo de 1911 y, dando claras muestras de hipocresía , aquellos quienes más le criticaron y presionaron para que abandonase la Ópera de Viena fueron quienes le rindieron el más pomposo y solemne homenaje póstumo.

Una curiosa anécdota como colofon

Apenas Sigmund Freud supo por la prensa que Mahler había fallecido, escribió a su viuda una breve carta en la que le reclamó los honorarios por la sesión mantenida en Leiden con su esposo.

Desde entonces, Alma Schlinder (que sobrevivió a su esposo más de cincuenta años) manifestó un despreciativo odio hacia el psicoanalista y siempre que hablaba de él lo hacía describiéndolo como “el idiota de Freud”.

Agradecimientos a Alberto Soler Montagud por ofrecerme esta maravillosa publicación.

Clotilde Sarrió es una terapeuta especializada en Terapia Gestalt, puedes seguir leyendo sus artículos en su famoso blog Gestalt-Terapia.es

Imagen: BostonHerald

  • Salud Mental y Tratamientos

¿Cual es la diferencia entre las personas dedicadas y los adictos al trabajo?

  • David Aparicio
  • 19/08/2013

El término “workaholic”, “adicto al trabajo” o “ergomaníaco” fue acuñado por primera vez en 1968 por el psicólogo estadounidense Wayne Oates, quien también reconoció que sufría de esta adicción. Muchos creen que está incluida en los manuales psiquiátricos, pero en realidad  es un diagnóstico que actualmente no está reconocido por la comunidad científica. Aún así, diversas investigaciones psicológicas han intentado distinguir a las personas que simplemente son dedicadas al trabajo de los verdaderos “adictos”. Estos son los descubrimientos:

  1. Las personas que sufren de esta condición no solo trabajan compulsivamente, sino que también lo hacen con poco disfrute.

  2. Las pruebas diagnósticas más recientes destacan que las personas adictas al trabajo también sufren de abstinencia al igual que las personas que sufren de adicción al juego o a la cocaína.

  3. La adicción al trabajo puede tener efectos físicos y emocionales, entre los que se destacan: problemas de sueño, aumento de peso, elevada presión sanguínea, ansiedad y depresión.

  4. Esta adicción también puede deteriorar la relación de pareja. Los cónyuges de los adictos al trabajo reportan mayor insatisfacción con sus matrimonios.

  5. Tener un padre adicto al trabajo también tiene graves repercusiones en los hijos. Se encontró que los niños cuyos padres padecen esta adicción puntuaron 72% más alto en las escalas de depresión que los hijos de alcohólicos. También exhibieron niveles más graves de “parentificación”, un término que utilizan los terapeutas de familia para referirse a los hijos que “son los padres de sus propios padres y sacrifican sus propias necesidades para acomodar y atender las necesidades emocionales y actividades de los padres u otros miembros de la familia.”

  6. Un reciente estudio estima que cerca del 10% de los adultos de EE.UU podría calificar para el diagnóstico de adicción al trabajo.

  7. ¿Cuales son las profesiones que más se relacionan con la adicción al trabajo? Datos recientes sugieren que es 23% más frecuente entre los abogados, doctores y psicólogos.

  8. Uno de los pocos estudios económicos sobre esta temática encontró que las personas educadas y ricas eran mucho más propensas que los estadounidenses de bajos ingresos a posponer la jubilación, lo cual es una posible señal de adicción al trabajo.

Fuente: TheAtlantic

  • Salud Mental y Tratamientos

Efectos iatrogénicos del Psicoanálisis en el Trastorno Obsesivo Compulsivo

  • CETECIC
  • 15/08/2013

En el abordaje psicoanalítico se aplica el método denominado asociación libre para el tratamiento de obsesiones. Algunos autores plantean que este método incrementa el grado de rumiación de los pacientes y no deriva en la superación del trastorno. Más aún, en algunos casos, el cuadro empeora pues la incesante búsqueda de supuestas representaciones ajenas a la conciencia no es acompañada de métodos de manejo emocional ni de técnicas para la modificación de la forma de pensar ante las obsesiones e imágenes intrusivas.

El objetivo del presente artículo es ayudar al lector a distinguir entre dos formas opuestas de tratamiento: el uno basado en la teoría psicoanalítica (la asociación libre y las interpretaciones), el otro propuesto por el paradigma cognitivo-conductual (la exposición y prevención de rituales).

Intervenciones desde el Psicoanálisis

El Psicoanálisis parte del supuesto que se debe “develar” ideas o representaciones que son inconscientes y por ello, ante el relato del paciente en la sesión, resulta frecuente que el analista diga: ¿y qué más?, ¿y qué otra cosa hay?, ¿y qué se te ocurre?, ¿y por qué crees que es así? ¿te pusiste a pensar en por qué será así? ¿y por qué será? ¿y hay algo más que puedas pensar? ¿y entonces?

(Artículo relacionado: ¿Cuales son las diferencias entre la Psicología y el Psicoanálisis?)

Por ejemplo, si una paciente tiene una imagen mental intrusiva tal como que acuchilla a su hija, el analista podría transmitirle que dicha imagen aparece en su mente por algo y entonces, es necesario revisar que hay detrás de eso. En algunos casos, el analista puede transmitir al paciente que la aparición de tales imágenes está asociada a deseos inconscientes cuya escucha es fundamental en el proceso de análisis.

El afirmar que lo que se imagina o se piensa se encuentra relacionado con algo que se desea constituye un tipo de interpretación muy característico del Psicoanálisis, la cual suele llevar a mayor preocupación aún. En el caso de los pacientes con Trastorno Obsesivo Compulsivo (T.O.C.), el fenómeno descripto se agrava todavía más pues en ellos opera muy fuertemente el esquema denominado fusión pensamiento-acción, lo que significa que las personas con T.O.C. suelen igualar el pensar con el hacer.

Ante el aumento de la preocupación y del malestar emocional concomitante, el analista no interviene para mitigar la ansiedad

En este sentido, el paciente cree aún más que sus imágenes intrusivas representan su deseo de matar a su hija o que en realidad quizá no deseaba concebirla, motivo por el cual, ahora se le forma una obsesión insoportable que expresa su no-aceptación inconsciente de que no la ama y no debió haberla tenido.

Ante el aumento de la preocupación y del malestar emocional concomitante, el analista no interviene para mitigar la ansiedad y la culpa pues, desde el Psicoanálisis, contener al paciente o aplicar técnicas para la modificación directa de la conducta es un error, debido a que con ello se obtura la aparición de material inconsciente asociado a deseos reprimidos por el paciente. Como dijimos antes, para la Terapia Cognitivo Conductual (T.C.C.) este método no es eficaz.

Comentaremos a continuación un caso clínico de T.O.C. donde se observa tal efecto iatrogénico. Una paciente mujer, de 35 años, consulta pues siente tristeza a partir de que su pareja había decidido terminar la relación afectiva que llevaban desde hacía tres años. El duelo experimentado por haber sido dejada por él desembocó en un cuadro depresivo, el cual generaba interferencia durante varios meses para el inicio de relaciones sociales con nuevos hombres. Naturalmente, el objetivo del tratamiento cognitivo-conductual era la superación de la pena mórbida frente al dolor psicológico originado en la ruptura de su relación de pareja.

Paralelamente a este problema, la paciente manifiesta malestar por la aparición de pensamientos intrusivos relacionados con su orientación sexual. El pensamiento intrusivo principal transmitido por la paciente consistía en que “en mi inconsciente, yo quizá soy lesbiana y lo estoy reprimiendo”. A partir de la detección de tal pensamiento se llevó a cabo una evaluación de la conducta sexual de la paciente.

Mediante entrevistas y registros puntuales de su historia sexual, se construyó un inventario de sus relaciones sexuales en el transcurso de su vida, detallándose las características de la pareja, la edad del paciente, la satisfacción en las relaciones sexuales, el tiempo de duración de la relación, los aspectos positivos y negativos de la misma y los motivos de la ruptura. Tal inventario arrojó que la paciente había tenido varias parejas varones, de años de duración con sexualidad satisfactoria y que jamás había tenido relaciones con personas de su mismo sexo.

Delimitado este punto, se procedió a revisar elementos de la conducta masturbatoria de la paciente, indagando sobre las fantasías e imágenes mentales presentes durante la masturbación. La paciente comentó que en el transcurso de su vida siempre se había masturbado mientras visualizaba imágenes masculinas y que no tenía dudas del placer que le generaba su orientación sexual. Nótese que la evaluación pormenorizada de la orientación sexual se coteja a la luz del análisis específico de la historia de paciente y de su comportamiento y no a partir de interpretaciones, elucubraciones y nexos asociativos de significantes discursivos, quiebres en el relato o lapsus en el habla.

Luego de la evaluación psicológica realizada, se le diagnosticó a la paciente T.O.C. con predominancia de obsesiones y rumiaciones. Efectivamente, la paciente presentaba un subtipo de T.O.C. relacionado con la obsesión de ser homosexual. En la evaluación no se halló la presencia de conductas de tipo homosexual, considerándose a los pensamientos y dudas como ideas intrusivas y no como expresión de deseos o tendencias de acción asociadas a la persona del mismo sexo. De hecho, nótese que el motivo de consulta es su padecer por la pérdida de su pareja y su deseo de rehacer su vida afectiva con nuevos hombres.

¿»y por qué pensabas cuando estabas por Once”?

En el transcurso del tratamiento cognitivo-conductual, la paciente comenta que la obsesión con la homosexualidad comenzó cuando ella asistía a su analista. En una de las sesiones de Psicoanálisis, la paciente le cuenta a su analista que iba caminando por el barrio de Once y se acordaba de su ex, Jorge, lo cual le perturbaba. La analista intervino del siguiente modo: “¿y por qué pensabas cuando estabas por Once”? “No sé”, dijo la paciente; a lo cual, la analista respondió “a ver, pensalo un poco más…”, obteniendo la misma respuesta de la paciente. La analista insistió “¿que se te ocurre”? , ¿por qué será que justo fue en Once?”, pero la paciente continuaba sosteniendo que no se le ocurría ninguna respuesta.

Ante el silencio posterior de la paciente, la analista interpretó que el número “once” está compuesto por dos elementos iguales (1 y 1), lo cual se relacionaba con el deseo de un igual y que por ende, ella debería revisar que es lo que pasa con su orientación sexual; (nosotros denominamos, a este juego de palabras, “conexionismo narrativo”). Ante esta interpretación, la paciente comenzó a angustiarse.

Lejos de clarificar las cosas, la analista insistió que a la angustia había que dejarla venir, al tiempo que se debería buscar “qué pasa con ella y su deseo inconsciente”. En la sesión posterior, la paciente le expresó a su analista que se sentía muy mal, que estaba peor, aún más triste y preocupada y que no podía dejar de pensar en lo que le había manifestado la consulta anterior sobre su orientación sexual.

Ante esto, la analista ni aseguró ni refutó la orientación heterosexual de la paciente, pero reforzó su duda, agregando que es normal sentir dudas, que parte del trabajo analítico consiste en rastrear, revisar y analizar esas ideas, eventualmente aceptando sus deseos, para luego poder mejorar. Luego de unas semanas, la paciente no volvió a asistir a las sesiones de Psicoanálisis y meses más tarde, optó por iniciar tratamiento cognitivo-conductual.

No queremos dejar de remarcar que en el caso anteriormente narrado, las dudas y pensamientos obsesivos se generaron a partir de la intervención de la analista. A ella se le había desarrollado una compulsión a pensar permanente y a revisar sus ideas sobre sexualidad, con el afán de ratificar su heterosexualidad y tranquilizarse.

De este modo, cuando se acordaba de que sufría porque la dejó Jorge, recordaba entonces que sufría por un hombre, concluyendo entonces que no era homosexual; pero automáticamente, la invadía la idea de que en su inconsciente, ella había reprimido su deseo hacia las mujeres y que por lo tanto, pensar en Jorge era una forma de tapar su deseo hacia las mujeres. Al fin y al cabo, cuando ella pensaba en su ex, padecía y cuando no pensaba… ¡también!, pues supuestamente había reprimido sus deseos.

Nótese el pensamiento circular: aparezcan o no aparezcan determinados pensamientos, ella estaba preocupada permanentemente, tanto por lo que aparece en su conciencia como por lo que no aparece, pues esto implicaba su negación de sus deseos ocultos. Como podría esperarse, la intervención de la psicoanalista derivó en un aumento de la duda patológica, la preocupación, la rumiación y su padecer emocional.

Intervención cognitivo-conductual para las obsesiones

En el tratamiento cognitivo-conductual de la paciente cuyo caso se narró antes, se aplicaron procedimientos puntuales y específicos para modificar sus conductas-problema, alcanzándose los siguientes resultados:

  • dejó de sentir la tristeza generada por el abandono de su ex pareja.
  • incrementó las relaciones sociales y sexuales con nuevos hombres.
  • superó su cuadro obsesivo-compulsivo.

Durante el transcurso de la terapia, la paciente inició una nueva relación de pareja con un hombre. Dos años más tarde de concluido el tratamiento, en una sesión de seguimiento, ella refiere que continúa la relación con su novio, con una sexualidad satisfactoria y que se siente muy bien con él.

Preocupación por lo que se piensa y por lo que no se piensa

Volviendo al método psicoanalítico, resulta frecuente que cuando el paciente le expresa a su analista que no sabe porque piensa algún contenido que le hace sufrir, el analista responda que es necesario seguir buscando aquello que no está consciente, aquello que está oculto y que la persona no quiere enfrentar. De modo similar, cuando el paciente expresa que no observa mejorías, el analista suele plantear que hay que seguir indagando dado que él posee resistencias que impiden hallar aquello que no accede a la conciencia.

En este contexto, resulta que el paciente se preocupa no sólo por la aparición de pensamientos e imágenes mentales, sino también por aquello que no ha sido develado, incrementándose la duración de la rumiación, por así decir, “tanto por lo que está, como por lo que no está accesible a su conciencia”. El paciente se preocupa entonces por la identificación de supuestas causas de sus obsesiones, creyendo que hasta que las mismas no se identifiquen, seguirá padeciendo malestar.

El efecto de la asociación libre y de la búsqueda de otras representaciones desemboca en un aumento de la duración de la rumiación. Este método refuerza la compulsión interna a seguir pensando una y otra vez, que si bien es motivada por el fin de mitigar el malestar provocado por la aparición de pensamientos e imágenes mentales intrusivas, termina por generar un efecto emocional opuesto.

El efecto de la asociación libre y de la búsqueda de otras representaciones desemboca en un aumento de la duración de la rumiación

Considérese que los pacientes con T.O.C., por su predisposición psicobiológica, son particularmente proclives a asociar, cavilar y conectar en exceso las palabras, ideas, imágenes mentales, sensaciones y elementos situacionales. Por eso, la idea de un supuesto material inconsciente a develar complica aún más su modo de pensar.

En síntesis, la asociación libre desemboca en una forma de pensar permanente, continua y circular, sin alcanzar la modificación de obsesiones y compulsiones; este método refuerza la ejecución repetida de rituales mentales neutralizadores, derivando en efectos iatrogénicos, vale decir, provocandoconsecuencias negativas en el cuadro del paciente.

En el Psicoanálisis, varias veces, el afán de búsqueda se complementa con la aplicación de interpretaciones peculiares y subjetivas por parte del analista. Ilustremos esto con otro caso clínico.

Una mujer, de unos 45 años, tiene un hijo con autismo. Su analista anterior había interpretado a ella y a su marido que su hijo padecía autismo porque fue no deseado. La paciente, en total desacuerdo con esta interpretación, confronta a su analista, diciéndole que no es así, que ella y su marido eran plenamente conscientes de su deseo de búsqueda de un hijo y que fue una decisión pensada previamente. Ante esta respuesta, la analista redobló su posición planteando que, a nivel inconsciente, ellos no deseaban tener ese hijo.

En otras palabras, la respuesta de la paciente es refutada por el analista con un argumento que está más allá de su conciencia. Sea cual fuese el planteo del paciente, el analista fomentará que hay algo oculto,no visible, reprimido, inaccesible a la conciencia donde radica la causa de su trastorno psicológico. Por más que el paciente piense lo contrario, de cara al método psicoanalítico esta respuesta carece de validez pues surge de su conciencia, no de su inconsciente. En la conciencia el hijo fue deseado, pero en el inconsciente no. El malestar disminuirá cuando la paciente halle, analice y elabore ese material que no quiere afrontar.

En este breve ejemplo, notamos como la interpretación de la analista fomenta la búsqueda de “algo más”, detrás de la conciencia del paciente. Esta forma de intervención aumenta las rumiaciones y deriva en la dudosa creencia de que es necesario hallar “eso que está detrás” para la superación de los problemas psicológicos.

Opuestamente a lo anterior, en T.C.C. se apunta a cambiar radicalmente tales rituales de búsqueda de “lo que está detrás” y los fenómenos obsesivos tales como las rumiaciones, las preocupaciones patológicas y el modo circular de pensamiento.

La exposición a obsesiones y prevención de rituales de neutralización

La intervención que se realiza en T.C.C. es diametralmente opuesta a la que se lleva a cabo desde el Psicoanálisis. El objetivo consiste en que el paciente deje de hacer rituales neutralizadores de los pensamientos intrusivos, tales como “evitar pensar en eso”, distrayéndose con otros pensamientos o conductas. Para ello, se aplica la exposición a los pensamientos e imágenes intrusivas sin intentar apartar la atención de los mismos ni buscar respuestas compensatorias que los mitiguen.

Por ejemplo, si al paciente le aparece en su mente la imagen intrusiva de acuchillar a su hija, se le indica que escriba en una hoja, durante 45 minutos, frases asociadas a dicha imagen. Durante la escritura, es necesario que el paciente no lleve a cabo rituales internos de neutralización o de reaseguro, tales como rezar o hacer cálculos matemáticos para desviar su atención. Para ello, se le puede solicitar que vaya diciendo en voz alta lo que escribe.

Este método se basa en estudios controlados de eficacia que muestran que la exposición prolongada a las imágenes intrusivas, sin rituales mentales de evitación y escape, finalmente deriva en una disminución de la ansiedad y del malestar emocional del paciente con obsesiones. La exposición y prevención de la respuesta, en sus múltiples modalidades, constituye el tratamiento recomendado por las guías de tratamientos eficaces para el T.O.C. (3)

En artículos previos, ya hemos presentado y detallado las fases del procedimiento exposición y prevención de la respuesta. Sugerimos al lector interesado consultar los mismos. Desde la TCC, las obsesiones de los pacientes no son manifestaciones de representaciones ocultas que deben develarse. La teoría que plantea que la sintomatología del paciente es expresión de algo oculto que el sujeto no puede descubrir no posee apoyo empírico.

Diversos autores y organizaciones especializadas en T.O.C. no recomiendan el Psicoanálisis para el abordaje de este tipo de casos; de hecho, la Asociación Psiquiátrica Americana (APA) lo considera contraindicado para la atención de pacientes con T.O.C. Por nuestra experiencia clínica y a partir del reporte de pacientes obsesivos que han atravesado Psicoanálisis de años de duración, consideramos que el mismo puede ser incluso perjudicial e interferir en el modo racional de pensar y de procesar la información.

Recuérdese que tampoco existen estudios controlados de investigación científica que muestren que la asociación libre y las interpretaciones basadas en conexiones narrativas sean eficaces para la modificación del T.O.C. Una vez más, los psicólogos se topan con un tema de carácter ético: continuar aplicando procedimientos que pueden derivar en un agravamiento del cuadro obsesivo, cuando existen hoy día otros tratamientos de probada eficacia.

Por: Lic. José Dahab, Lic. Carmela Rivadeneira y Lic. Ariel Minici del Centro de Terapia Cognitivo Conductual y Ciencias del Comportamiento, una organización dedicada a la formación y asistencia en Terapia Cognitivo Conductual. A través de este espacio ofrecemos capacitación a distancia.

Descarga este artículo en versión PDF

*Nota del editor: Este artículo utiliza un estudio de caso y no representa la postura de todos los terapeutas TCC.

Imagen: TravisRobertson

  • Salud Mental y Tratamientos

Pediatras de EE.UU. no están siguiendo las recomendaciones de tratamiento para TDAH

  • David Aparicio
  • 14/08/2013

Un grupo de investigadores del Cohen Children’s Medical Center en New York, encontró que más del 90% de los pediatras que diagnostican y tratan a preescolares con TDAH no siguen las guía de tratamiento de la Academia Americana de Pediatría (APP), que recomienda terapia conductual antes de probar la psicofarmacoterapia.

La guía de la APP es una orientación importante para los pediatras de atención primaria que necesitan orientación y seguridad en la toma de decisiones sobre el diagnóstico y tratamiento de los niños en edad preescolar con TDAH.

Para realizar el estudio, los investigadores encuestaron a muestra aleatoria conformada por 3.000 médicos que se especializaban en diagnóstico y tratamiento de condiciones neuroconductuales, sobre cuán frecuentemente ellos recomendaban estrategias de terapia conductual a los padres en el manejo del TDAH y cuán a menudo indican tratamiento farmacológico como primera o segunda línea de tratamiento, así como los medicamentos que recetan con más frecuencia.

Más del 90% de los pediatras que diagnostican y tratan a preescolares con TDAH no siguen las guía de tratamiento

Los resultados de este estudio muestran que 1 de cada 5 especialistas que diagnostica y recomienda tratamiento para TDAH en preescolares indica medicación (sola o acompañada de la terapia conductual) como primera línea de tratamiento. También se encontró que estos especialistas tampoco se adhirieron a los consejos sobre la medicación que se debe utilizar. La APP recomienda que cuando se necesita medicación, los pediatras deberían prescribir Metilfenidato (Ritalin), pero más de 1/3 de los especialistas que medican a los preescolares por TDAH reportaron que “a menudo” o “ muy a menudo” eligen otra medicación.

Una posible explicación para esta discrepancia es que el tratamiento conductual no siempre es accesible para todas las familias, ya sea por cuestiones de disponibilidad o económicas. Sin embargo, la investigación no encontró esta tendencia, cuando se le preguntó a los doctores si su decisión de prescribir medicación como primera línea de tratamiento estaba influenciada por la disponibilidad de la terapia conductual de sus pacientes. “Este no es el caso, por mucho que me gustaría pensar que los doctores están prescribiendo los medicamentos primero, porque la terapia conductual no está disponible,” agregó Adesman.

El tratamiento conductual no siempre es accesible para todas las familias

También puede ser que algunos médicos están prestando atención a estudios que sugieren que los medicamentos pueden ser más eficaces a corto plazo que la terapia conductual. Sin embargo, Adesman sostiene que esto no justifica la prescripción de medicamentos como primera línea de tratamiento.

Adesman explica:

Existe una importante distinción y es que incluso si la medicación ha demostrado ser más eficaz a corto plazo que la terapia conductual en los niños de edad escolar, no funciona tan bien o consistentemente en los niños de edad preescolar.

Esta investigación es un serio llamado de atención a los pediatras que no solamente están recomendando psicofármacos antes que un tratamiento psicológico validado para el TDAH, sino que además no están utilizando la medicación indicada para estos casos.  Y a los padres para que evalúen concienzudamente las opciones de tratamiento disponibles para su hijo.

Fuente: Healthland
Imagen: Elsecretoavent

  • Salud Mental y Tratamientos

TIC para personas con autismo

  • Alejandra Alonso
  • 14/08/2013
Autismo

Autismo España sacó una nueva herramienta para las personas con esta condición que apunta a contribuir a mejorar la calidad de vida de esta población. Según la página, el proyecto plantea una guía que sirva de “recurso de apoyo y de intercambio de experiencias en las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC).”

Configurada de manera sencilla, clara y prolija, la página se propone mantener informados a padres y profesionales sobre los últimos recursos informáticos disponibles para individuos con trastornos del espectro autista, especialmente los que tienen que ver con habilidades de comunicación.

El sitio también permite descargar PDFs y observar videos ejemplificadores para cada herramienta.

Haciendo click aquí podes explorar la página y enterarte por vos mismo cómo funciona, quiénes colaboraron en el proyecto y otras cuestiones que podrían interesarte.

Se recomienda utilizar los navegadores Chrome o Mozilla Firefox para una experiencia óptima.

Fuente: Autismo Diario

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