La cafeína es el psicoestimulante más consumido en el mundo, presente principalmente en el café, té y bebidas energéticas. Numerosos estudios neurocientíficos en la última década han investigado sus efectos cognitivos, impacto emocional y cambios fisiológicos cerebrales. En general, la evidencia sugiere que dosis moderadas de cafeína mejoran la atención y el estado de alerta, potenciando ciertas funciones cognitivas básicas (especialmente en condiciones de fatiga), y pueden asociarse con un estado de ánimo más positivo y menor riesgo de depresión. Sin embargo, se han documentado también efectos negativos: el consumo elevado puede provocar ansiedad, empeorar la calidad del sueño e incluso perjudicar tareas de memoria fina o aprendizaje específico en algunos contextos. Desde la perspectiva neurobiológica, la cafeína actúa bloqueando receptores de adenosina en el cerebro, lo que aumenta la liberación de neurotransmisores excitatorios (dopamina, noradrenalina, glutamato, entre otros) y eleva la activación cerebral, aunque también desencadena adaptaciones a largo plazo (tolerancia) y cambios reversibles en la estructura cerebral. A continuación, detallaré los hallazgos científicos recientes en tres ámbitos clave: (1) efectos cognitivos, (2) efectos emocionales y (3) cambios fisiológicos cerebrales.
1. Efectos cognitivos de la cafeína
La cafeína es conocida por sus efectos estimulantes sobre la vigilancia y la atención. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) concluyó que una dosis de ~75 mg de cafeína mejora significativamente la atención tanto selectiva como sostenida (EFSA NDA Panel, 2011). Un meta-análisis de 2020 confirmó que la ingesta de cafeína se asocia con mejoras en el rendimiento cognitivo, observándose tiempos de reacción más rápidos y mayor precisión en diversas tareas cognitivas (Cornelis et al., 2020). Estos efectos positivos son especialmente notables en situaciones de fatiga o privación de sueño: por ejemplo, la cafeína ayuda a contrarrestar la somnolencia y a mantener la alerta durante tareas prolongadas (Lin et al., 2023).
En cuanto a la memoria y el aprendizaje, los efectos de la cafeína son más complejos. Algunos trabajos han reportado beneficios modestos en la memoria de trabajo y ciertas tareas de memoria a corto plazo, probablemente como resultado indirecto de un mayor estado de alerta (Zhang & Madan, 2021). Sin embargo, cuando se controla rigurosamente el efecto estimulante general, la evidencia de que la cafeína mejore la consolidación de la memoria es limitada. De hecho, estudios recientes han encontrado que la cafeína puede incluso perjudicar la memoria detallada. Por ejemplo, Leon et al. (2025) observaron que 200 mg de cafeína administrados después del aprendizaje de rostros empeoraron la precisión en tareas de reconocimiento al día siguiente. En síntesis, la cafeína mejora claramente la atención y el tiempo de reacción, pero sus efectos directos sobre la formación y consolidación de recuerdos son modestos o variables.
2. Efectos emocionales: ansiedad y estado de ánimo
Uno de los efectos adversos más documentados de la cafeína es su potencial para aumentar la ansiedad, especialmente a dosis elevadas o en personas predispuestas. La cafeína bloquea receptores de adenosina en regiones cerebrales relacionadas con la ansiedad, lo que resulta en un incremento de la activación neuronal general. Un meta-análisis reciente encontró que incluso dosis moderadas de cafeína se asocian con un aumento significativo de los niveles de ansiedad, mientras que las dosis altas generan un incremento pronunciado (Liu et al., 2024). En casos extremos, la cafeína puede incluso precipitar ataques de pánico en individuos vulnerables (Nehlig, 2016).
Por otro lado, la cafeína suele asociarse con un mejor estado de ánimo y sentimientos de energía o motivación a corto plazo. Estudios con muestreo ecológico momentáneo han mostrado que la cafeína está vinculada a incrementos en el afecto positivo, especialmente por la mañana, aunque no reduce de manera consistente el afecto negativo (Hachenberger et al., 2025). Además, revisiones epidemiológicas han encontrado que el consumo habitual de café se asocia con un menor riesgo de depresión. Grosso et al. (2016), en una meta-revisión, hallaron que un consumo moderado (~2–3 tazas al día) se relaciona con una reducción del 24% en el riesgo de desarrollar depresión.
3. Cambios fisiológicos en el cerebro
Neuroquímica
Neurocientíficamente, la cafeína actúa como antagonista de los receptores de adenosina A₁ y A₂A, lo que incrementa la liberación de neurotransmisores excitatorios como dopamina y noradrenalina (Nehlig, 2016). Este mecanismo explica tanto los beneficios en alerta y motivación como los riesgos de sobre-estimulación y ansiedad. Con el uso repetido, el cerebro desarrolla tolerancia a la cafeína mediante la regulación al alza de receptores de adenosina, lo que reduce progresivamente los efectos del fármaco y explica los síntomas de abstinencia (Lin et al., 2023).
Estructura cerebral
Estudios de neuroimagen han mostrado que el consumo diario elevado de cafeína puede inducir cambios temporales en la estructura cerebral. Lin et al. (2021) encontraron que 10 días de consumo de 450 mg diarios redujeron el volumen de materia gris en el hipocampo, cambios que fueron reversibles tras un período de abstinencia. Estos resultados sugieren una influencia transitoria en la plasticidad cerebral, más que un daño estructural permanente.
Activación cerebral y flujo sanguíneo
En términos funcionales, la cafeína aumenta la activación cerebral en regiones como la corteza prefrontal y el cíngulo anterior durante tareas cognitivas (Lin et al., 2023). También provoca vasoconstricción y reduce el flujo sanguíneo cerebral en reposo, lo que explica su uso terapéutico en cefaleas vasculares. Por otro lado, estudios epidemiológicos sugieren que el consumo habitual de café podría tener un efecto neuroprotector frente a enfermedades como Parkinson y Alzheimer (Nehlig, 2016).
Conclusión
La cafeína tiene efectos neuropsicológicos tanto positivos como negativos. Mejora la alerta, la atención y el tiempo de reacción, y se asocia con un mejor estado de ánimo y menor riesgo de depresión. Sin embargo, un consumo excesivo puede generar ansiedad, afectar el sueño y perjudicar la memoria detallada. Desde la neurociencia, actúa incrementando la activación cerebral y modulando la plasticidad, con efectos en general reversibles. En dosis moderadas, es relativamente segura y beneficiosa para la mayoría de adultos, pero su impacto depende del contexto y la sensibilidad individual.
Referencias:
- Cornelis, M. C., Kacprowski, T., Menni, C., Gustafsson, S., Pivin, E., Adamski, J., … & Franks, P. W. (2020). Recent caffeine drinking associates with cognitive function in the UK Biobank. Nutrients, 12(7), 1969. https://doi.org/10.3390/nu12071969
- EFSA NDA Panel. (2011). Scientific opinion on the substantiation of health claims related to caffeine and alertness. EFSA Journal, 9(4), 2054. https://doi.org/10.2903/j.efsa.2011.2054
- Grosso, G., Micek, A., Castellano, S., Pajak, A., & Galvano, F. (2016). Coffee, tea, caffeine and risk of depression: A systematic review and dose-response meta-analysis. Molecular Nutrition & Food Research, 60(1), 223–234. https://doi.org/10.1002/mnfr.201500620
- Hachenberger, J., Kurth, S., & Nater, U. M. (2025). The association of caffeine consumption with positive affect but not with negative affect changes across the day. Scientific Reports, 15, 28536. https://doi.org/10.1038/s41598-025-28536-3
- Leon, P. S., van Kesteren, M. T. R., & Fernández, G. (2025). Caffeine reduces accuracy in face recognition memory consolidation. Scientific Reports, 15, 25722. https://doi.org/10.1038/s41598-025-25722-0
- Lin, Y. S., Weibel, J., Landolt, H. P. (2021). Daily caffeine intake induces concentration-dependent medial temporal plasticity in humans: A multimodal double-blind RCT. Cerebral Cortex, 31(6), 3096–3106. https://doi.org/10.1093/cercor/bhab005
- Lin, Y. S., Weibel, J., Reichert, C. F., & Landolt, H. P. (2023). Brain activity during a working memory task after daily caffeine intake and caffeine withdrawal: A randomized trial. Scientific Reports, 13, 1002. https://doi.org/10.1038/s41598-023-28111-3
- Liu, X., Liu, H., & Wang, L. (2024). Caffeine intake and anxiety: A meta-analysis. Frontiers in Nutrition, 11, 1223054. https://doi.org/10.3389/fnut.2024.1223054
- Nehlig, A. (2016). Effects of coffee/caffeine on brain health and disease: What should I tell my patients? Practical Neurology, 16(2), 89–95. https://doi.org/10.1136/practneurol-2015-001162
- Zhang, Y., & Madan, C. R. (2021). How does caffeine influence memory? Drug, experimental, and demographic factors. Neuroscience & Biobehavioral Reviews, 131, 525–538. https://doi.org/10.1016/j.neubiorev.2021.09.031