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Publicaciones por etiqueta

Neurociencias

57 Publicaciones
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

El cerebro está más caliente de lo que se pensaba

  • 11/07/2022
  • Equipo de Redacción

Hasta hace unos días ignorábamos que existen áreas de nuestro cerebro mucho más calientes de lo que cabría esperar. Tanto que cada día llegan a alcanzar 41 ó 42 grados de temperatura, según sacaba a la luz un artículo en la revista Brain. 

Claro que el cerebro no arde a estos niveles las 24 horas. A lo largo del día, y en función de la actividad neuronal, la temperatura fluctúa. Concretamente, entre los voluntarios sanos tomados como control para el estudio, la temperatura cerebral osciló entre los 36 y los 41 grados, con 38,5 grados de media. Por otro lado, en los pacientes que habían sufrido daños cerebrales por traumatismo la temperatura osciló aún más, entre los 32,6 y los 42,3 grados, sin alterar la media.

Parece indiscutible que la temperatura cerebral excede en más de dos grados la temperatura registrada de forma habitual en la boca o las axilas (alrededor de 36 grados). La duda es: ¿por qué?



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La alta actividad metabólica de las células del cerebro como fuente de calor

Nuestra temperatura corporal depende casi exclusivamente de la actividad de los orgánulos que producen la energía en nuestras células: las mitocondrias. 

En la intensa actividad de estas centrales energéticas celulares para generar ATP –la molécula comodín, necesaria para que todo funcione– se produce mucho calor. Y es precisamente ese calor el que mantiene la temperatura corporal. Además, las mitocondrias presentan una serie de proteínas que disipan energía. Estas proteínas, conocidas como UCP (o proteínas desacoplantes), son muy abundantes en tejido graso, especialmente en el pardo. 

Las neuronas y las células que las acompañan (conocidas como glía) consumen una gran cantidad de energía y mantienen una alta actividad mitocondrial. De hecho, pese a suponer tan solo el 2 % del peso de una persona adulta, el cerebro acapara el 20 % de toda la energía que consumimos a lo largo del día. En recién nacidos puede subir hasta el 80 %. 

Por tanto, no es extraño que semejante consumo venga acompañado de una alta generación de calor. Igual que ocurre con nuestros músculos cuando los ponemos en funcionamiento con el ejercicio, a más energía consumida, más calor. 

De hecho, las células del cerebro contienen mitocondrias ricas en UCP. Estas proteínas han sido asociadas con la supervivencia celular, ya que reducen el daño celular frente a los cambios en la actividad metabólica. 

La temperatura fluctúa a lo largo del día

No es el primer estudio que sugiere que tanto la temperatura corporal como la del cerebro fluctúan a lo largo del día.

La temperatura cerebral es mayor durante la mañana, decae a lo largo de la tarde y alcanza sus mínimos durante la noche. Además, las fluctuaciones de la temperatura cerebral también dependen de las actividades que estemos realizando. Las zonas que más variación presentan son las más profundas, incluyendo aquellas donde reside la memoria, como el hipotálamo. 

En este estudio se encontró que los pacientes víctimas de traumatismos cerebrales pierden parte de esta capacidad de fluctuación en la temperatura. Esa pérdida de capacidad se ha relacionado con un aumento en el riesgo de muerte, posiblemente por disfunciones de la actividad mitocondrial. 

El cerebro de las mujeres está más caliente

Por lo general, las mujeres presentan mayor temperatura cerebral que los hombres. Sobre todo durante la fase lútea, es decir, entre la ovulación y la menstruación. Todo apunta a que el ciclo menstrual y la fluctuación de hormonas influyen en la actividad neuronal, y eso queda reflejado en la temperatura cerebral. 

Por otro lado, en personas mayores se ha detectado un aumento de temperatura en algunas zonas del cerebro, especialmente las relacionadas con la memoria. Simultáneamente, otros estudios han mostrado que se produce un descenso de temperatura en otras zonas, posiblemente debido a defectos en la circulación de sangre y de líquido cefalorraquídeo. 

Un exceso de temperatura corporal puede dañar las neuronas

La circulación sanguínea sirve para regular la temperatura corporal, especialmente del cerebro. Por eso nos quedamos pálidos cuando el ambiente es frío: porque la circulación se retrae de la piel, evitando así que el calor se pierda. Por el contrario, la circulación en la piel aumenta cuando hace calor, para poder disipar la temperatura corporal mediante la sudoración.

Una de las mayores preocupaciones cuando sube la fiebre es controlarla para evitar, entre otras cosas, que se produzca daño cerebral. Ahora ya sabemos que ciertas zonas del cerebro están más calientes que el resto del cuerpo. Por ello, un aumento de la temperatura corporal debido a la fiebre puede hacer que ciertas partes del cerebro, las más calientes, no puedan disipar bien el calor y se produzca daño celular. 

Aunque este es un aspecto controvertido, algunos estudios ya han presentado evidencias que demuestran daño neuronal tras fenómenos de hipertermia.

Los estudios sobre la temperatura del cerebro abren la posibilidad de abordar de una manera más apropiada los fenómenos asociados con la disfunción mitocondrial, la acumulación de proteínas dañadas y las enfermedades neurodegenerativas (párkinson, alzhéimer, etc.), permitiendo así un mejor y más rápido diagnóstico de estas enfermedades.

  • Recursos para Profesionales de la Psicología

¿Por qué tomar mucho alcohol te deja con resaca?

  • 06/07/2022
  • David Aparicio
drunk guys chilling on sofa after celebration of st patricks day

La molécula responsable de la resaca es el etanol, al que coloquialmente nos referimos como alcohol. El etanol está presente en todas las bebidas alcohólicas y, en términos generales, cuanto más etanol, mayor es el potencial de resaca. Entonces, ¿cómo es exactamente que el alcohol causa resaca? ¿Hay alguna forma de prevenirla? Judy Grisel explora las formas sorprendentes en que el alcohol afecta el cuerpo.

Puedes activar los subtítulos en español

Fuente: TED



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Oxitocina y ansiedad social en las mujeres

  • 04/07/2022
  • David Aparicio

La oxitocina es una hormona que juega un rol importante en los procesos socioemocionales y es asociada con la confianza, la empatía y otros sentimientos agradables. De ahí su nombre “la hormona del amor”.

Artículo recomendado: Paul Zak y la hormona de la moral

Sin embargo, las últimas investigaciones sugieren que la oxitocina no solo es producida durante las relaciones sociales positivas, sino que juega un rol mucho más complejo en las relaciones socioemocionales, incluso en las situaciones estresantes.



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Investigación y hallazgos

Para probar esta hipótesis los investigadores, dirigidos por Benjamin Tabak, diseñaron una investigación con 101 participantes que tenían entre 18 y 25 años. Ellos prepararon y presentaron un discurso de 5 minutos frente a un actor/actriz. Luego se les pidió que contaran hacia atrás desde 2023. Y por último se les dijo que en la sala donde estaban había una cámara de vídeo que había grabado su desempeño y que serían juzgado por los evaluadores.

Para medir los niveles de oxitocina, se tomaron muestras de sangre 1 minuto antes de las pruebas del discurso y después de completarlo se tomaron 4 pruebas más de sangre en intervalos de 30 minutos.

Los científicos encontraron que las concentraciones de oxitocina incrementaron en las mujeres y no en los hombres, luego de ser expuestas a la prueba de estrés social. Las mujeres con mayores puntajes de ansiedad social fueron las que exhibieron mayores niveles de oxitocina.

¿Qué significa esto?

Los datos sugieren que las personas, particularmente las mujeres, son más sensibles al estrés social, y en especial aquellas con altos niveles de ansiedad social. Los autores creen que la oxitocina periférica podría ser un biomarcardor de la ansiedad social en esta población.

Por supuesto, todavía es necesario realizar más investigaciones y obtener datos que permitan vincular las diferencias de oxitocina con el funcionamiento socioemocional y los diagnósticos psiquiátricos.

Es interesante observar cómo los hallazgos de las hormonas se van amplificando. Al inicio se suele pensar que las hormonas y neurotrasmisores solo tienen una función específica, pero cuando se suman las investigaciones podemos ver que sus funciones no son tan restrictivas como se pensaba.

Fuente: Psypost

Referencia: Benjamin A. Tabak, David Rosenfield, Cecile S. Sunahara, Talha Alvi, Angela Szeto, Armando J. Mendez,Social anxiety is associated with greater peripheral oxytocin reactivity to psychosocial stress, Psychoneuroendocrinology, vol 140. 2022.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Nuevo método para diagnosticar Alzheimer con un solo escáner cerebral

  • 04/07/2022
  • David Aparicio

La enfermedad de Alzheimer es la forma más común de demencia y según los datos de la OMS, afecta a más de 50 millones de personas en todo el mundo.

Existen diferentes métodos de diagnósticos como test cognitivos y escáneres cerebrales que buscan depósitos específicos de proteínas en el cerebro y el encogimiento del hipocampo (una zona relacionada con la memoria). El problema con estas pruebas es que suelen tomar mucho tiempo y son costosas.

Un algoritmo que simplifica el diagnóstico con alta precisión

Por esta razón, un equipo de investigadores del National Institute for Health and Care Research, ha desarrollado un ingenioso método que permitirá detectar el Alzheimer con solo una prueba y sin necesidad de equipo tecnológico nuevo.



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Para ello, los científicos modificaron un algoritmo que estaba diseñado para clasificar tumores cerebrales. Este programa es capaz de dividir las imágenes cerebrales en 115 regiones y puede detectar hasta 660 características diferentes como el tamaño, forma y textura. Con esta información en vez de buscar tumores cerebrales, el programa busca cambios que predicen la presencia del mal de Alzheimer.

Para probar qué tan efectivo es el nuevo método, los científicos lo aplicaron a más de 400 pacientes que estaban en diferentes etapas del Alzheimer y encontraron que, en el 98 % de los casos, el algoritmo detectó con precisión si las personas tenía o no Alzheimer. Y no solamente eso, sino que también pudo distinguir si la persona se encontraba en una etapa temprana o tardía de la enfermedad.

Eric Aboagye, director de la investigación, sostuvo: «Actualmente, ningún otro método simple y ampliamente disponible puede predecir la enfermedad de Alzheimer con este nivel de precisión, por lo que nuestra investigación es un importante paso adelante. Muchos pacientes con Alzheimer en las clínicas de la memoria también tienen otras afecciones neurológicas, pero incluso dentro de este grupo, nuestro sistema pudo distinguir a los pacientes que tenían Alzheimer de los que no”.

Es interesante ver cómo el desarrollo de la investigación neurocientífica va de la mano con la programación y cómo unas lineas de código pueden mejorar la vida de millones de personas. Y al mismo tiempo, es un llamado a que los investigadores empiecen a aprender más de programación.

Fuente: ScienceDaily

Referencia: Inglese, M., Patel, N., Linton-Reid, K. et al. A predictive model using the mesoscopic architecture of the living brain to detect Alzheimer’s disease. Commun Med 2, 70 (2022). https://doi.org/10.1038/s43856-022-00133-4

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

El volumen de una importante región cerebral se ve reducido en personas con síntomas depresivos severos

  • 21/06/2022
  • Equipo de Redacción

Investigadores observaron una asociación negativa entre el volumen de la corteza cingulada anterior y los síntomas depresivos. Sus hallazgos destacan que la depresión está asociada con cambios en la anatomía física del cerebro (Ibrahim et al., 2022). La corteza cingulada anterior (CCA) es una región del cerebro que se cree que está involucrada en la regulación emocional.

Qué metodología usaron

El equipo examinó datos de 1803 adultos que habían participado en el Dallas Heart Study, que recopiló una gran variedad de datos, incluidos volúmenes cerebrales regionales en una gran muestra epidemiológica de residentes del condado de Dallas. Los participantes también completaron el inventario rápido de autoinforme de sintomatología depresiva, una evaluación validada de los síntomas depresivos.

Al analizar los datos, se consideró que los participantes tenían niveles elevados de síntomas depresivos si reportaban síntomas como tristeza, cambios inusuales en el apetito, pensamientos suicidas, sensación de lentitud y pérdida de interés en otras personas o actividades.



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Qué encontraron

Los niveles elevados de síntomas depresivos se asociaron con un volumen de CCA derecho reducido (pero no el volumen CCA izquierdo) después de controlar los factores demográficos y el volumen intracraneal, lo que indica que «esta importante región del cerebro para la regulación emocional puede ser diferente en las personas con depresión», explicó el autor principal. El CCA derecho está implicado en una amplia gama de procesos cognitivos, incluida la regulación del conflicto emocional y los sesgos optimistas.

En este estudio se evaluó la gravedad de los síntomas depresivos con una escala validada. Sin embargo, los investigadores desconocen con certeza qué participantes tenían un diagnóstico real de trastorno depresivo mayor. Tampoco tuvieron información sobre sus síntomas depresivos a lo largo del tiempo.

En este estudio no fue posible determinar una relación de causalidad entre el volumen más pequeño de CCA y la depresión mayor. Se necesitarían estudios con diseños longitudinales que sigan a las personas a lo largo del tiempo para determinar si el volumen de CCA predice el desarrollo de la depresión o si ocurre como consecuencia de la depresión.

Referencia bibliográfica: Ibrahim, H. M., Kulikova, A., Ly, H., Rush, A. J., & Sherwood Brown, E. (2022). Anterior cingulate cortex in individuals with depressive symptoms: A structural MRI study. Psychiatry Research. Neuroimaging, 319, 111420. https://doi.org/10.1016/j.pscychresns.2021.111420

Fuente: Psypost

  • Análisis

Catatonía: el cuerpo de la persona puede estar congelado, pero sus mentes no lo están – nuevo estudio

  • 07/06/2022
  • Equipo de Redacción

Ocasionalmente, como médico, se me pide que vea a un paciente en el servicio de urgencias que está completamente mudo. Se sientan inmóviles, mirando alrededor de la habitación. Levanto el brazo y se queda en esa posición. Alguien se hace un análisis de sangre y ni siquiera hace una mueca de dolor. No han comido ni bebido nada durante uno o dos días.

Las preguntas empiezan a pasar por tu mente. ¿Qué les pasa? ¿Responderían a otra persona? ¿Tienen una lesión cerebral? ¿Se lo están poniendo? Y, lo más difícil de todo, ¿cómo voy a saber lo que está pasando si no pueden decírmelo?

Soy psiquiatra e investigador especializado en una rara afección conocida como catatonia, una forma grave de enfermedad mental en la que las personas tienen problemas con el movimiento y el habla. La catatonia puede durar desde unas pocas horas hasta semanas, meses o incluso años. Algunas personas tienen episodios recurrentes. He hablado con médicos, enfermeras, académicos, pacientes y cuidadores sobre esta afección. Una pregunta surge más que cualquier otra: ¿qué piensan las personas con catatonía? ¿Están pensando?



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Una persona catatónica apareció en un video de educación médica publicado en 1938. Tenga en cuenta la máscara de ojo blanco: un medio rudimentario de anonimizar a la persona en ese momento. Dominio público / Biblioteca Nacional de Medicina

Cuando una persona apenas puede moverse o hablar, es fácil asumir que tampoco es consciente. Las investigaciones realizadas en los últimos años han demostrado que este no es el caso. De hecho, en todo caso, es todo lo contrario. Las personas con catatonía a menudo expresan una ansiedad intensa y dicen que se sienten abrumadas por los sentimientos. No es que las personas con catatonía no tengan pensamientos, puede ser que tengan demasiados.

Pero, ¿cuáles son estos pensamientos? ¿Qué podría hacer la mente que te hiciera congelar? En un nuevo estudio, mis colegas y yo hemos intentado arrojar algo de luz sobre esto.

Cientos de pacientes

Al observar las notas del caso de cientos de pacientes que habían experimentado catatonía, descubrimos que algunos habían hablado de lo que había sucedido, ya sea en ese momento o más tarde. Muchos no sabían o no recordaban lo que estaba pasando.

Algunos describieron experimentar un miedo abrumador. Algunos eran conscientes del dolor de mantenerse rígidos durante tanto tiempo, sin embargo, parecían incapaces de moverse. Lo que nos pareció más interesante, sin embargo, fueron aquellas personas que tenían, en un nivel, una explicación racional de la catatonía. Las notas de un paciente dicen:

Lo encontré arrodillado en el suelo con la frente en el suelo. Dijo que había adoptado la posición para salvar su vida y seguía pidiendo que lo viera un médico del cuello… Seguía hablando de que su cabeza se le caía del cuello.

Si realmente creyeras que tu cabeza corría un riesgo inminente de caerse, tal vez no sería una mala idea mantenerla en su lugar en el suelo.

Para otros, eran las voces (alucinaciones) las que les instruían a hacer ciertas cosas. A una persona se le decía que su cabeza explotaría si se movía, una razón bastante convincente para quedarse quieta. Otro pensamiento que Dios le estaba diciendo que no comiera ni bebiera.

Una mujer con catatonía "postura". Imágenes del libro de archivo de Internet/Wikimedia
Una mujer con catatonía «postura». Imágenes del libro de archivo de Internet/Wikimedia

Mancha de la muerte

Una teoría para la catatonía es que es similar a la «mancha de muerte» que muestran algunos animales. Cuando se enfrentan a un depredador de tamaño o fuerza abrumadores, algunos animales presa se congelarán y presumiblemente el depredador puede no darse cuenta de ellos.

Una paciente del estudio describió vívidamente ver una serpiente (que también le habló). No podemos decir por un ejemplo que su cuerpo estuviera adoptando una defensa primitiva a un depredador, pero sin duda es una posibilidad.

La catatonía sigue siendo una condición misteriosa, atrapada a medio camino entre la neurología y la psiquiatría. Al menos al entender lo que la gente puede estar experimentando, podemos proporcionar tranquilidad y empatía.

Artículo original publicado en The Conversation y republicado con autorización en Psyciencia.com

Jonathan Rogers, Becario clínico de Wellcome Trust en Psiquiatría, UCL

  • Recursos para Profesionales de la Psicología

Guía de orientación para familiares, amigos y cuidadores de personas con daño cerebral 

  • 17/05/2022
  • David Aparicio

La guía se divide en varios capítulos que abordan la explicación del daño cerebral y sus secuelas, cómo proceder desde el momento del accidente y durante el ingreso en el hospital, cómo debe realizarse la rehabilitación, recomendaciones para facilitar la adaptación de la persona con daño cerebral en la vuelta a casa, pautas para la realización trámites y gestiones, así como asociaciones disponibles. La guía incluye además una serie de recursos y enlaces de interés para ampliar la información.

Descarga la guía completa en formato PDF.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Los científicos no han podido encontrar diferencias importantes entre los cerebros de las mujeres y los hombres, a pesar de más de un siglo de búsqueda

  • 06/04/2022
  • Equipo de Redacción
photograph of a brain on a blue surface

Por Ari Berkowitz, Profesor de Biología; Director, Programa de Posgrado en Neurobiología Celular y Conductual, Universidad de Oklahoma.

La gente ha investigado sobre diferencias sexuales en el cerebro humano desde al menos el siglo XIX, cuando el científico Samuel George Morton vertió semillas y plomo en cráneos humanos para medir sus volúmenes. Gustave Le Bon encontró que los cerebros de los hombres son generalmente más grandes que los de las mujeres, lo que llevó a Alexander Bains y George Romanes a discutir que esta diferencia de tamaño hacía a los hombres más inteligentes. Pero John Stuart Mill señaló, sobre este criterio, que entonces los elefantes y las ballenas deberían ser más inteligentes que las personas.

Así que el foco de la investigación cambió a los tamaños relativos de las regiones cerebrales. Los frenólogos (teóricos que estudiaban el carácter y la personalidad a partir de la forma del cráneo) sugirieron que la parte del cerebro sobre los ojos, llamada lóbulo frontal, es más importante para la inteligencia y es proporcionalmente más grande en los hombres, mientras que el lóbulo parietal, justo detrás del lóbulo frontal, es proporcionalmente más grande en las mujeres. Más tarde, los neuroanatomistas argumentaron que el lóbulo parietal es más importante para la inteligencia y los de los hombres son en realidad más grandes.



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En los siglos XX y XXI, los investigadores buscaron características distintivas femeninas o masculinas en subdivisiones cerebrales más pequeñas. Como neurobiólogo conductual y autor, creo que esta búsqueda está mal guiada porque los cerebros humanos son muy variados.

Diferencias anatómicas del cerebro

La mayor y más consistente diferencia de sexo en el cerebro se ha encontrado en el hipotálamo, una pequeña estructura que regula la fisiología reproductiva y el comportamiento. Al menos una subdivisión hipotalámica es más grande en roedores y humanos.

Pero el objetivo de muchos investigadores era identificar las causas cerebrales de supuestas diferencias de sexo en el pensamiento – no sólo la fisiología reproductiva – y así la atención se dirigió al gran cerebro humano, que es responsable de la inteligencia.

Dentro del cerebro, ninguna región ha recibido más atención en la investigación de las diferencias de raza y sexo que el cuerpo calloso, una banda gruesa de fibras nerviosas que transporta señales entre los dos hemisferios cerebrales.

En los siglos XX y XXI, algunos investigadores encontraron que todo el cuerpo calloso es proporcionalmente más grande en las mujeres en promedio, mientras que otros encontraron sólo ciertas partes son más grandes. Esta diferencia llamó la atención popular y se sugirió que causaba diferencias de sexo cognitivo.

Pero los cerebros más pequeños tienen un cuerpo calloso proporcionalmente más grande independientemente del sexo del propietario, y los estudios de las diferencias de tamaño de esta estructura han sido inconsistentes. La historia es similar para otras medidas cerebrales, por lo que intentar explicar supuestas diferencias sexuales cognitivas a través de la anatomía cerebral no ha sido muy fructífero.

Rasgos femeninos y masculinos superpuestos considerables

Incluso cuando una región cerebral muestra una diferencia de sexo en promedio, hay típicamente una superposición considerable entre las distribuciones masculina y femenina. Si la medición de un rasgo está en la región de superposición, uno no puede predecir el sexo de la persona con confianza. 

Por ejemplo, piensa en la estatura. Mido un metro 70 centímetros. ¿Eso te dice mi sexo? Y las regiones cerebrales típicamente muestran diferencias de sexo promedio mucho más pequeñas que la altura.

La neurocientífica Daphna Joel y sus colegas examinaron resonancias magnéticas de más de 1.400 cerebros, midiendo las 10 regiones cerebrales humanas con las mayores diferencias de sexo promedio. Evaluaron si cada medición en cada persona era hacia el extremo femenino del espectro, hacia el extremo masculino o intermedio. Encontraron que sólo del 3% al 6% de las personas eran consistentemente “femeninas” o “masculinas” para todas las estructuras. Todos los demás eran una especie de mosaico.

Hormonas prenatales

Cuando se dan diferencias de sexo en el cerebro, ¿qué las causa?

Un estudio de 1959 primero demostró que una inyección de testosterona en un roedor que esperaba crías hacía que su descendencia femenina mostrara comportamientos sexuales masculinos cuando se convertían en adultos. Los autores infirieron que la testosterona prenatal (normalmente secretada por los testículos fetales) “organiza” permanentemente el cerebro. Muchos estudios posteriores mostraron que esto era esencialmente correcto, aunque demasiado simplificado para los no humanos.

Los investigadores no pueden alterar éticamente los niveles hormonales prenatales, por lo que se basan en “experimentos accidentales” en los que los niveles hormonales prenatales o las respuestas a ellos eran inusuales, como en las personas intersexuales. Pero los efectos hormonales y ambientales están enredados en estos estudios, y los hallazgos de las diferencias de sexo en el cerebro han sido inconsistentes, dejando a los científicos sin conclusiones claras para los humanos.

Los genes causan algunas diferencias de sexo en el cerebro

A zebra finch showing male plumage on one side and female plumage on the other side.
Un pinzón cebra, macho en su lado derecho y hembra en su lado izquierdo, 2003. Copyright 2003 National Academy of Sciences, CC BY-NC

Mientras que las hormonas prenatales probablemente causan la mayoría de las diferencias de sexo en el cerebro en los no humanos, hay algunos casos donde la causa es directamente genética.

Esto fue dramáticamente mostrado por un pinzón cebra con una extraña anomalía – era macho en su lado derecho y hembra en su lado izquierdo. Una estructura cerebral relacionada con el canto se agrandó (como en los varones típicos) sólo a la derecha, aunque los dos lados experimentaron el mismo entorno hormonal. 

Por lo tanto, su asimetría cerebral no fue causada por hormonas, sino por genes directamente. Desde entonces, los efectos directos de los genes sobre las diferencias de sexo en el cerebro también se han encontrado en ratones.

Aprendiendo sobre sobre los cambios del cerebro

Muchas personas asumen que las diferencias sexuales del cerebro humano son innatas. Esta suposición es errónea.

Los seres humanos aprenden rápidamente en la infancia y continúan aprendiendo – por desgracia, más lentamente – como adultos. Desde recordar hechos o conversaciones hasta mejorar las habilidades musicales o atléticas, el aprendizaje altera las conexiones entre las células nerviosas llamadas sinapsis. Estos cambios son numerosos y frecuentes, pero típicamente microscópicos – menos de una centésima parte del ancho de un cabello humano.

Man studying massive maps of London
Algunos taxistas de Londres no utilizan GPS. Tienen el plan de la ciudad memorizada, un proceso de aprendizaje que lleva en promedio tres a cuatro años. Carl Court/AFP via Getty Images

Los estudios de una profesión inusual, sin embargo, muestran que el aprendizaje puede cambiar los cerebros adultos dramáticamente. Los taxistas de Londres deben memorizar “el Conocimiento” – las rutas complejas, caminos y puntos de referencia de su ciudad. Los investigadores descubrieron que este aprendizaje alteraba físicamente el hipocampo de un conductor, una región cerebral crítica para la navegación. El hipocampo posterior de los taxistas de Londres era más grande que los no conductores en milímetros – más de mil veces el tamaño de las sinapsis.

Así que no es realista asumir que las diferencias de sexo en el cerebro humano son innatas. También pueden resultar del aprendizaje. Las personas viven en una cultura fundamentalmente de género, en la que la crianza, la educación, las expectativas y las oportunidades difieren en función del sexo, desde el nacimiento hasta la edad adulta, lo que inevitablemente cambia el cerebro.

En última instancia, cualquier diferencia de sexo en las estructuras cerebrales se debe probablemente a una combinación compleja e interactiva de genes, hormonas y aprendizaje.

Artículo publicado en The Conversation y traducido y adaptado para Psyciencia.com

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿Pueden los escáneres cerebrales revelar el comportamiento? Un impactante estudio dice que todavía no

  • 05/04/2022
  • Equipo de Redacción

En 2019, se le pidió al neurocientífico Scott Marek que contribuyera con un artículo a una revista que se enfoca en el desarrollo infantil. Estudios anteriores habían demostrado que las diferencias en la función cerebral entre los niños estaban relacionadas con el desempeño en las pruebas de inteligencia. Así que Marek decidió examinar esta tendencia en 2000 niños.

Los conjuntos de datos de imágenes cerebrales habían aumentado de tamaño. Para demostrar que este crecimiento estaba haciendo que los estudios fueran más confiables, Marek, con sede en la Universidad de Washington en St. Louis, Missouri (WashU), y sus colegas dividieron los datos en dos y realizaron el mismo análisis en cada subconjunto, esperando que los resultados coincidieran. En cambio, encontraron lo contrario. “Quedé impactado. Pensé que se vería exactamente igual en ambos conjuntos”, dice Marek. “Miré por la ventana de mi apartamento deprimido, intentando asimilar lo que significaba para el campo”.

Ahora, en un nuevo estudio de Nature del 16 de marzo, Marek y sus colegas muestran que incluso los grandes estudios de imágenes cerebrales, como el suyo, todavía son demasiado pequeños para detectar de manera confiable la mayoría de los vínculos entre la función cerebral y el comportamiento.



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Como resultado, las conclusiones de la mayoría de los «estudios de asociación de todo el cerebro» publicados, que generalmente involucran de docenas a cientos de participantes, pueden estar equivocadas. Dichos estudios vinculan las variaciones en la estructura y la actividad del cerebro con las diferencias en la capacidad cognitiva, la salud mental y otros rasgos de comportamiento. Por ejemplo, numerosos estudios han identificado la anatomía del cerebro o los patrones de actividad que, según los estudios, pueden distinguir a las personas a las que se les ha diagnosticado depresión de las que no. Los estudios también suelen buscar biomarcadores para los rasgos de comportamiento.

“Hay muchos investigadores que han comprometido sus carreras para hacer el tipo de ciencia que este artículo dice que es básicamente basura”, dice Russell Poldrack, neurocientífico cognitivo de la Universidad de Stanford en California, quien fue uno de los revisores del artículo. “Realmente nos obliga a repensar”.

Los autores enfatizan que su crítica se aplica solo al subconjunto de la investigación que busca explicar las diferencias en el comportamiento de las personas a través de imágenes cerebrales. Pero algunos científicos piensan que la crítica cubre este campo con una brocha demasiado amplia. Los estudios más pequeños y detallados de los vínculos entre el cerebro y el comportamiento pueden producir hallazgos sólidos, dicen.

Correlaciones débiles

Después de su replicación fallida, Marek se dispuso a comprender las razones del fracaso junto con Nico Dosenbach, un neurocientífico de WashU, y sus colegas. Ese trabajo dio como resultado el último estudio, en el que analizaron imágenes de resonancia magnética (IRM) cerebrales y datos de comportamiento de 50.000 participantes en varios grandes esfuerzos de imágenes cerebrales, como la colección de escáneres cerebrales del Biobanco del Reino Unido.

Algunas de estas exploraciones midieron aspectos de la estructura del cerebro, por ejemplo, el tamaño de una región en particular. Otros utilizaron un método llamado MRI funcional (fMRI), la medición de la actividad cerebral mientras las personas realizan una tarea, como recuperar la memoria o descansar, para revelar cómo se comunican las regiones del cerebro.

Luego, los investigadores utilizaron subconjuntos extraídos de estas grandes bases de datos para simular miles de millones de estudios más pequeños. Estos análisis buscaron asociaciones entre las resonancias magnéticas y varios rasgos cognitivos, conductuales y demográficos, en muestras que iban desde 25 personas hasta más de 32,000.

En estudios simulados que involucraron a miles de personas, los investigadores identificaron correlaciones confiables entre la estructura y la actividad del cerebro en regiones particulares y diferentes rasgos de comportamiento, asociaciones que podrían replicar en diferentes subconjuntos de datos. Sin embargo, estos vínculos tendían a ser mucho más débiles que los informados típicamente por la mayoría de los otros estudios.

Los investigadores miden la fuerza de la correlación usando una métrica llamada r, para la cual un valor de 1 significa una correlación perfecta y 0 ninguna. Las correlaciones fiables más sólidas que encontró el equipo de Marek y Dosenbach tenían una r de 0,16 y la mediana era de 0,01. En los estudios publicados, los valores de r superiores a 0,2 no son infrecuentes.

Para comprender esta desconexión, los investigadores simularon estudios más pequeños y encontraron que estos identificaron asociaciones mucho más fuertes, con valores altos de r, pero también que estos hallazgos no se replicaron en otras muestras, grandes o pequeñas. Incluso las asociaciones identificadas en un estudio de 2000 participantes (grandes según los estándares actuales) tenían solo un 25 % de posibilidades de ser replicadas. Los estudios más típicos, con 500 participantes o menos, produjeron asociaciones confiables alrededor de solo el 5 % de las veces.

Incluso estudios más grandes

El estudio no intentó replicar otros estudios de asociación de todo el cerebro publicados. Pero sugiere que los valores altos de r comunes en la literatura son casi con certeza una casualidad y no es probable que se repitan. Los factores que dificultan la reproducibilidad en otros campos, como la tendencia a publicar solo resultados estadísticamente significativos con grandes tamaños de efecto, significan que estas asociaciones falsas entre el cerebro y el comportamiento llenan la literatura, dice Dosenbach. “La gente solo publica cosas que tienen un tamaño de efecto lo suficientemente fuerte. Puedes encontrarlos, pero esos son los que están más equivocados”.

Para que tales estudios sean más confiables, los estudios de imágenes cerebrales deben ser mucho más grandes, argumentan Marek, Dosenbach y sus colegas. Señalan que la investigación genética estuvo plagada de falsos positivos hasta que los investigadores y sus patrocinadores comenzaron a buscar asociaciones en un gran número de personas. Los mayores estudios de asociación del genoma completo (GWAS) ahora involucran a millones de participantes. El equipo acuñó el término estudio de asociación de todo el cerebro, o BWAS, para establecer paralelismos con la genética.

Para las imágenes del cerebro, Marek dice: “No sé si necesitamos cientos de miles o millones. Pero miles es una apuesta segura”.

«Lo que sugiere el artículo de Marek es que muchas veces, si no tienes estas muestras realmente grandes, lo más probable es que te equivoques o tengas suerte al encontrar una buena correlación entre el cerebro y el comportamiento», dice Caterina Gratton, neurocientífica cognitiva en Universidad del Noroeste en Evanston, Illinois. El artículo apareció como preimpresión en 2020, y Gratton dice que se ha sentado en paneles de revisión de subvenciones que lo han citado al generar escepticismo sobre estudios BWAS relativamente pequeños. “Este es un documento importante para el campo”, agrega.

Pero algunos investigadores argumentan que los estudios BWAS más pequeños aún tienen valor. Peter Bandettini, neurocientífico del Instituto Nacional de Salud Mental en Bethesda, Maryland, dice que estudios como los que simuló el equipo de Marek buscaron correlaciones entre mediciones crudas de comportamiento o salud mental (encuestas autoinformadas, por ejemplo) y escáneres cerebrales cuyas condiciones pueden variar de participante a participante, diluyendo asociaciones de buena fe.

Mediante la selección cuidadosa de los participantes y el análisis de los datos de imágenes cerebrales utilizando enfoques sofisticados, podría ser posible encontrar asociaciones entre los escáneres cerebrales y el comportamiento que sean más fuertes que las identificadas en el estudio, dice Stephen Smith, neurocientífico de la Universidad de Oxford, Reino Unido, quien lidera los esfuerzos de imágenes cerebrales del Biobanco del Reino Unido. “Me temo que este documento puede estar sobreestimando la falta de confiabilidad”.

El artículo completo es de acceso gratuito y puedes leerlo aquí.

Referencia bibliográfica: Marek, S., Tervo-Clemmens, B., Nielsen, A. N., Wheelock, M. D., Miller, R. L., Laumann, T. O., Earl, E., Foran, W. W., Cordova, M., Doyle, O., Perrone, A., Miranda-Dominguez, O., Feczko, E., Sturgeon, D., Graham, A., Hermosillo, R., Snider, K., Galassi, A., Nagel, B. J., … Dosenbach, N. U. F. (2019). Identifying reproducible individual differences in childhood functional brain networks: An ABCD study. Developmental Cognitive Neuroscience, 40, 100706. https://doi.org/10.1016/j.dcn.2019.100706

Artículo publicado en la revista Nature por Ewen Callaway y traducido y adaptado al español por Psyciencia.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Las alteraciones del sueño y los trastornos mentales compartirían un mismo mecanismo neuronal

  • 16/02/2022
  • Maria Fernanda Alonso

Una investigación reciente encontró evidencia de un mecanismo neuronal compartido que subyace a los trastornos del sueño y los trastornos mentales en preadolescentes. Estas condiciones se relacionan con la conectividad entre y dentro de dos importantes redes cerebrales (Yang et al., 2022).

Por qué es importante

Cuando una persona sufre alteraciones del sueño, dentro del cerebro ocurre una deposición inmediata de proteína amiloide a corto plazo. El amiloide es un desecho neurotóxico en el cerebro y necesita ser transportado por el líquido cefalorraquídeo; pero el líquido cefalorraquídeo es básicamente estático la mayor parte del tiempo. El mejor momento en cuanto a cantidad y flujo de líquido cefalorraquídeo es por la noche cuando la persona se acuesta y se queda dormida. Simultáneamente, el flujo sanguíneo cerebral se reduce. Debido a que el cerebro tiene un tamaño fijo, la reducción del flujo sanguíneo cerebral crea espacio para el líquido cefalorraquídeo y el cambio no homogéneo del flujo sanguíneo crea energía para que fluya el líquido cefalorraquídeo y luego transporte los desechos neuronales. Es por eso que el cerebro genera dos veces más líquido cefalorraquídeo durante la noche que durante el día.

Debido a que el cerebro adolescente aún se encuentra en un rápido desarrollo, los déficits sostenidos de sueño pueden conducir a un deterioro permanente del cerebro y de las funciones cognitivas.



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Conectividad funcional del cerebro, los trastornos del sueño y los problemas de salud mental

El equipo de investigadores buscó profundizar el conocimiento sobre los efectos del sueño en el cerebro. En esta ocasión, se valieron de los datos de un estudio longitudinal llamado Desarrollo Cognitivo del Cerebro Adolescente. Su duración es de 10 años y fue lanzado en el año 2016. Esta investigación recopila los datos de casi 12000 personas de 9 a 10 años en 21 sitios de investigación en los Estados Unidos.

El equipo de investigadores del presente estudio analizó un conjunto de datos que incluía a 9350 niños que se habían sometido a imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI) y habían completado evaluaciones de comportamiento. De esta muestra, 8.845 niños completaron medidas de seguimiento un año después.

Qué encontraron

El estudio encontró que la falta de sueño en los adolescentes está asociada con conexiones alteradas entre y dentro de dos redes cerebrales importantes: una es la red de atención dorsal, que es principalmente responsable del control de la atención, la memoria y la inhibición; la otra es la red de modo predeterminado, que ha demostrado tener un papel importante para facilitar la función cerebral general.

Los mayores déficits de sueño se asociaron con mayores problemas de salud mental, según lo medido a través de la lista de verificación de comportamiento infantil, un cuestionario de diagnóstico ampliamente utilizado. La relación entre los déficits de sueño y los problemas de salud mental fue bidireccional. En otras palabras, mayores déficits de sueño predijeron aumentos posteriores de problemas de salud mental un año después y mayores problemas de salud mental también predijeron aumentos posteriores de trastornos del sueño.

Resaltan los autores que la relación entre la alteración del sueño y los problemas de salud mental estaba mediada por las conexiones cerebrales dentro y entre la red de atención dorsal y la red de modo predeterminado. Estas redes suelen estar anticorrelacionadas, lo que significa que cuando una está activa, la otra suele estar inactiva. Pero los trastornos del sueño y los problemas de salud mental se asociaron con una conectividad fortalecida entre las dos redes.

Los niños que tenían menos segregación entre la red de atención dorsal y la red de modo predeterminado al comienzo del estudio tendían a tener peores problemas de salud mental y peores trastornos del sueño un año después.

Recuperar un buen sueño es crucial para el cerebro y la salud mental de los adolescentes. En casos extremos donde la calidad del sueño es difícil de mejorar, un enfoque potencial alternativo puede ser alguna intervención que mejore específicamente la conectividad de la función cerebral, sugieren los autores.

Referencia bibliográfica: Yang, F. N., Liu, T. T., & Wang, Z. (2022). Functional connectome mediates the association between sleep disturbance and mental health in preadolescence: A longitudinal mediation study. Human Brain Mapping. https://doi.org/10.1002/hbm.25772

Fuente: Psypost

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