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Psicosis

18 Publicaciones
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

El impacto del trauma acumulativo en la psicosis: un enfoque más allá de la biología

  • David Aparicio
  • 10/06/2024

Las experiencias de trauma son diversas y complejas, abarcando desde eventos aislados hasta traumas continuos, prolongados y de por vida, conocidos como «trauma acumulativo». Para entender mejor este fenómeno, Zoromba y sus colegas han introducido un marco comprensivo y de desarrollo que destaca la complejidad de las experiencias traumáticas y ofrece una comprensión más multifacética de los traumas acumulativos.

Este marco incluye cuatro categorías principales:

  1. Traumas de apego: Estos implican rupturas tempranas en las relaciones, como el abandono de un niño por parte de sus padres.
  2. Traumas de identidad: Esta categoría se divide en:
    • Trauma de identidad personal: Experiencias como violación, abuso sexual o físico, incesto y otros traumas de traición que violan la autonomía de la persona.
    • Trauma de identidad colectiva o compartida: Eventos como la esclavitud, la discriminación y el genocidio dirigido.
  3. Trauma de identidad de rol o autoactualización: Situaciones como el fracaso empresarial, la pérdida de ahorros, el despido repentino o el abandono de la universidad o escuela.
  4. Trauma de interdependencia: Incluye traumas secundarios o indirectos, como presenciar violencia, exposición a violencia mediática o fatiga por compasión del terapeuta.
  5. . Trauma que implica la supervivencia física: Incidentes como agresiones, combate, accidentes que amenazan la vida o desastres naturales importantes.

Aunque el impacto de las experiencias traumáticas en la salud mental ha sido estudiado durante mucho tiempo, todavía falta investigación y comprensión sobre cómo el trauma, especialmente el trauma acumulativo, contribuye al desarrollo posterior de síntomas psicóticos y cómo esto puede variar entre culturas. Además, existe incertidumbre relacionada con los resultados del tratamiento para el «trauma relacionado con la psicosis». Hasta la fecha, gran parte de la investigación sobre psicosis y trauma se ha centrado en eventos traumáticos únicos o asociaciones indirectas entre el trauma infantil y la psicosis en la edad adulta.

Qué es el trauma acumulativo:

El trauma acumulativo se refiere a la acumulación de experiencias traumáticas a lo largo del tiempo, en lugar de ser un evento único y aislado. Este tipo de trauma puede incluir una serie de eventos traumáticos repetidos o continuos que se acumulan y tienen un efecto profundo en la salud mental y emocional de una persona. A diferencia de un trauma agudo, que es el resultado de un solo evento traumático, el trauma acumulativo se desarrolla a lo largo de un período prolongado y puede incluir diversas formas de abuso, negligencia, violencia, discriminación, y otras experiencias negativas.

Las características del trauma acumulativo incluyen:

  1. Frecuencia y duración: Involucra múltiples eventos traumáticos que ocurren repetidamente o de manera continua a lo largo del tiempo.
  2. Diversidad de experiencias: Puede abarcar diferentes tipos de traumas, como abuso físico, emocional o sexual, discriminación, pérdida de seres queridos, y situaciones de violencia crónica.
  3. Efectos profundos y persistentes: Debido a la naturaleza repetitiva y prolongada de las experiencias traumáticas, los efectos del trauma acumulativo tienden a ser más profundos y duraderos, afectando múltiples aspectos de la vida de la persona.
  4. Impacto en el desarrollo: Especialmente en el caso de los niños, el trauma acumulativo puede afectar significativamente el desarrollo emocional, cognitivo y social, con consecuencias a largo plazo.
  5. Interacción de traumas: Las diferentes experiencias traumáticas pueden interactuar entre sí, exacerbando el impacto total en la persona y haciendo más complejas las respuestas y reacciones emocionales y psicológicas.

En un estudio reciente que busca llenar este vacío, los investigadores investigaron la relación entre la psicosis y el trauma acumulativo. Se reclutaron participantes de una clínica ambulatoria asociada con el Hospital Universitario de Mansoura en Egipto. Un total de 76 pacientes, de entre 18 y 30 años, diagnosticados con psicosis y sin problemas físicos comórbidos o abuso de sustancias, participaron en el estudio. La mayoría eran hombres solteros o divorciados menores de 25 años, desempleados, con algún nivel de educación básica y residentes en áreas rurales.

Se utilizaron escalas de evaluación para medir el trauma acumulativo y la severidad de los síntomas psicóticos en los participantes, y luego se analizaron estadísticamente. La mayoría de los participantes reportaron experimentar alucinaciones, delirios, cognición deteriorada, habla desorganizada y síntomas «negativos», como afecto embotado. Más de un tercio experimentó comportamiento psicomotor anormal y depresión, y algo más de una cuarta parte experimentó manía.

Los hallazgos coinciden con otras investigaciones que implican el trauma como un factor que contribuye al desarrollo posterior de la psicosis

Contrario al modelo biomédico, que enfatiza el papel de la biología y la genética en la causa de la psicosis (a pesar de la falta de evidencia de investigación que respalde esta afirmación), Zoromba y sus colegas encontraron que la mayoría de los participantes (71.1%) no tenían antecedentes familiares de psicosis. Los participantes con los niveles más altos de trauma acumulativo eran principalmente mujeres, de 18 a 25 años, residentes en áreas rurales, desempleadas, con familias pequeñas, que habían estado experimentando síntomas durante menos de dos años, sin antecedentes familiares de psicosis, diagnosticadas con trastornos esquizoafectivos y previamente hospitalizadas.

Los hallazgos coinciden con otras investigaciones que implican el trauma como un factor que contribuye al desarrollo posterior de la psicosis. Por ejemplo, otro estudio encontró que más de la mitad de sus participantes habían experimentado abuso sexual o físico antes del inicio de la esquizofrenia. Otro estudio con dos grandes muestras comunitarias encontró que experimentar dos o más tipos de traumas estaba significativamente asociado con el desarrollo posterior de la psicosis.

Estos estudios son consistentes con las conclusiones de Zoromba y sus colegas, que indican conexiones significativas entre el trauma acumulativo y síntomas psicóticos como alucinaciones, habla desorganizada y comportamiento psicomotor anormal, así como depresión y manía. Además, los investigadores encontraron conexiones entre tipos específicos de trauma y síntomas psicóticos, respaldadas por investigaciones anteriores. Por ejemplo, el trauma de apego se asoció con delirios, comportamiento psicomotor anormal y manía. El trauma de identidad colectiva fue un predictor significativo de alucinaciones y comportamiento psicomotor anormal. El trauma de supervivencia se conectó con el habla desorganizada, mientras que la exposición a trauma secundario predijo síntomas como alucinaciones, habla desorganizada, comportamiento psicomotor anormal, depresión y manía.

Las principales limitaciones del estudio incluyen la falta de un grupo de control y preocupaciones relacionadas con la generalización. Se necesitarán futuras investigaciones realizadas a nivel internacional para determinar si estos hallazgos pueden generalizarse a otras poblaciones.

El trabajo realizado por los investigadores se suma a un creciente cuerpo de literatura que enfatiza el papel del trauma, en lugar de la biología, en el desarrollo de la psicosis. En lugares como Nicaragua, los factores externos, como el trauma y el conflicto, se han atribuido durante mucho tiempo al desarrollo de la psicosis. Al observar la literatura de investigación, un estudio reciente encontró conexiones entre el trauma infantil y la psicosis, mientras que otros han identificado vínculos específicos entre ciertos tipos de trauma, así como género y psicosis.

La relación entre el trauma y la psicosis indica que se necesita un tratamiento más allá de los medicamentos antipsicóticos, que han demostrado tener efectos secundarios negativos, incluyendo daño cerebral y peores resultados. Las terapias de trauma ofrecen un camino hacia adelante para abordar los problemas subyacentes.

Referencia: Zoromba, M. A., EL-Gazar, H. E., Rashed Elkalla, I. H., Amr, M., Ibrahim, N. (2024). Association between cumulative trauma and severity of psychotic symptoms among patients experiencing psychosis, Archives of Psychiatric Nursing, 51, 54-61. https://doi.org/10.1016/j.apnu.2024.05.008.

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Antipsicóticos podrían generar peores resultados en el primer episodio psicótico

  • David Aparicio
  • 18/01/2024

Se sostiene comúnmente que la primera línea de tratamiento para un episodio psicótico es la medicación psiquiátrica, pero hay un creciente cuerpo de evidencia que cuestiona esta práctica. Uno de estos cuestionamientos proviene de la investigación publicada en la revista científica Schizophrenia Bulletin Open, la cual sugiere que las personas que no recibieron medicación dentro del primer mes del primer episodio psicótico tenían casi el doble de probabilidades de recuperarse en comparación con aquellos que sí recibieron antipsicóticos.

Investigación

Para llegar a esta conclusión, se utilizaron datos del registro de salud finlandés, incorporando a 3714 adolescentes de entre 13 y 20 años diagnosticados con un trastorno psicótico entre 2003 y 2013, quienes nunca habían recibido medicación antipsicótica. Durante un seguimiento de 5 años, el 42% de los sujetos (1549 personas) no recibió antipsicóticos durante el primer mes del diagnóstico, y durante los cinco años, el 29% nunca tomó antipsicóticos.

En promedio, el grupo que no tomó antipsicóticos tenía 1.8 veces más probabilidades de recuperarse sin medicación después de cinco años.

En este estudio, se definió como personas en proceso de recuperación a aquellas que aún estaban vivas y no habían recibido ningún tipo de tratamiento psiquiátrico, vivienda con apoyo o subsidios por discapacidad después de cinco años. Los investigadores destacan que estos servicios se proporcionan a toda la población según sea necesario y se registran en el sistema de atención médica universal.

Los investigadores buscaban determinar si aquellos que recibieron antipsicóticos tenían peores resultados si el tratamiento se retrasaba. En otras palabras, ¿hay un subconjunto de pacientes que necesitan recibir antipsicóticos de inmediato y que se verán perjudicados por esperar un mes?

Para evaluar esta cuestión, los investigadores examinaron los datos de los pacientes que iniciaron la medicación al final del estudio y los compararon con aquellos que la comenzaron de inmediato.

Resultados

No se observaron diferencias significativas en la mayoría de las tasas de recuperación y mortalidad; sin embargo, aquellos que iniciaron la medicación de inmediato mostraron una mayor propensión a recibir pagos por discapacidad y a fallecer a una edad más temprana en comparación con aquellos que retrasaron el inicio de la medicación.

Los autores lo explican de la siguiente manera:

«Dado que aún podría haber un subgrupo de pacientes con psicosis que requieren tratamiento antipsicótico inmediato o preventivo para evitar un curso deteriorado de la psicosis del primer episodio, se planteó la hipótesis de que el aplazamiento de los antipsicóticos para aquellos que eventualmente los usarían estaría asociado con resultados desfavorables. Sin embargo, los hallazgos no respaldaron esta hipótesis. No hubo indicios de que los antipsicóticos iniciados antes del diagnóstico formal de la psicosis o el tratamiento antipsicótico inmediato para aquellos que eventualmente necesitarían antipsicóticos mejoraran los resultados del tratamiento.»

”De hecho, en contraposición a nuestra hipótesis, se encontró que el tiempo hasta la muerte después de la psicosis del primer episodio era significativamente más largo para las personas cuya medicación antipsicótica se pospuso. Además, después de controlar los factores de confusión en ambas submuestras, se asoció la medicación antipsicótica inmediata con una proporción notablemente más alta de discapacidad al final del período de seguimiento de 5 años.'»

Impresionante. Sin embargo, en estos estudios suele surgir una variable conocida como «confusión por indicación», que tiende a afectar la interpretación de los resultados de la siguiente manera: aquellos con síntomas iniciales más graves son quienes reciben medicamentos, y también se espera que sean los que presenten los peores resultados. Por lo tanto, aquellos que reciben medicamentos podrían mostrar los peores resultados no debido a los medicamentos en sí, sino debido a la gravedad inicial del diagnóstico.

Para controlar esta variable, los autores emplearon un modelo estadístico que ajusta estos posibles efectos, y tras los análisis, los resultados se mantuvieron consistentes, lo que indica que los hallazgos no se deben al efecto de «confusión por indicación».

Por otro lado, las investigaciones demuestran que la terapia cognitiva conductual sin antipsicóticos es igual de efectiva para el primer episodio psicótico que la medicación tradicional.

Y además otros estudios han encontrado que incluso detener la medicación antipsicótica puede mejorar los resultados a largo plazo.

Los investigadores han identificado cada vez más el trauma infantil como la causa principal de la psicosis, incluso a medida que las teorías biológicas que involucran la dopamina y la genética han sido desacreditadas. Esto concuerda con estudios anteriores que encontraron que la experiencia de trauma infantil, y no la heredabilidad, estaba asociada con la psicosis.

Por lo tanto, las intervenciones que se enfocan en ayudar a los pacientes con trauma, mejorar las conexiones humanas y las empiedran tienen mejores tasas de recuperación.

Advertencia: Es de suma importancia destacar que los lectores no deben interrumpir su medicación sin consultar previamente a su psiquiatra. Las decisiones clínicas relacionadas con el tratamiento psiquiátrico deben tomarse de manera informada y bajo la orientación de profesionales de la salud. Cada caso es único, y la discontinuación o ajuste de la medicación debe realizarse con la mejor información disponible y la supervisión adecuada. Si tienes alguna pregunta o inquietud sobre tu tratamiento, te instamos encarecidamente a que te comuniques con tu médico, quien podrá proporcionarte la orientación y el apoyo necesarios para tomar decisiones informadas sobre tu salud mental.

Referencia: Bergström, T., & Gauffin, T. (2023). The association of antipsychotic postponement with 5-year outcomes of adolescent first-episode psychosis. Schizophrenia Bulletin Open, 4(1), sgad032. https://doi.org/10.1093/schizbullopen/sgad032

Fuente: Mad in America

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  • Recursos para Profesionales de la Psicología

Entender la psicosis (guía)

  • David Aparicio
  • 11/12/2023

La guía proporciona información sobre la normalidad de ciertas experiencias sensoriales, identifica posibles signos de psicosis y destaca la eficacia de la terapia cognitivo-conductual como tratamiento. Lo que la convierte en un recurso psicoeducativo ideal para usar en el consultorio.

En esta guía te ayudará a que conozca:

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  • Análisis
  • Salud Mental y Tratamientos

Señales de psicosis a observar en adolescentes

  • Equipo de Redacción
  • 31/08/2023

Hay pocas condiciones psiquiátricas más atemorizantes o desafiantes para una familia que enfrentar la psicosis, un estado mental extremo en el que el pensamiento y las emociones alterados hacen que una persona pierda el contacto con la realidad. Esto podría significar oír o ver cosas que no están allí (alucinaciones) o creer cosas que no son ciertas (delirios).

La enfermedad más comúnmente asociada con psicosis, la esquizofrenia, por lo general no se manifiesta sino hasta la adolescencia avanzada o principios de la edad adulta. Sin embargo, recientemente, los expertos en el campo han estado trabajando para identificar a niños de alto riesgo que muestran síntomas que podrían servir como signos tempranos de advertencia de psicosis, y se han establecido varios centros académicos para centrarse en este período crucial en el que podría ser posible cambiar la trayectoria de la enfermedad mental.

No todos los niños identificados con lo que los expertos llaman síntomas “prodrómicos” desarrollarán una enfermedad psicótica propiamente. Pero se ha demostrado que la intervención temprana mejora los resultados para aquellos en quienes esto sí ocurre. Y dado que los síntomas psicóticos alteran la vida de un adolescente, desde la escuela hasta las amistades y la familia, los investigadores esperan que una acción rápida pueda prevenir el deterioro y prolongar el funcionamiento típico.

Más aún, algunos de los enfoques que muestran ser prometedores para retrasar la aparición de la psicosis o reducir los síntomas incluyen cambios bastante sencillos en el estilo de vida, como la reducción del estrés y la higiene del sueño, y controlar trastornos coexistentes como la ansiedad. La clave: identificar de manera oportuna a los niños de alto riesgo, cuando estas medidas de bajo impacto todavía son efectivas.

¿Qué son los síntomas “prodrómicos”?

Los síntomas prodrómicos son síntomas de psicosis “atenuados” o débiles. Además, “son una señal de advertencia”, dice el Dr. Christoph Correll, director médico del Recognition and Prevention Program en el Zucker Hillside Hospital en Queens, Nueva York, que se especializa en el diagnóstico y tratamiento de los síntomas tempranos de enfermedades mentales en adolescentes y adultos jóvenes. “Estas señales se pueden presentar en personas que no llegarán a desarrollar psicosis. Pero, si les damos seguimiento a estas personas que están en un estado de riesgo según estas versiones más diluidas, un tercio de ellos probablemente desarrollarán psicosis. Eso es mucho más que en la población general”.

Los síntomas prodrómicos ocurren en un espectro que va desde muy, muy leve a severo, y pueden incluir:

  • Aislarse amigos y familia y sospechar de los demás.
  • Cambios en los patrones de sueño o alimentación.
  • Menor preocupación por la apariencia, ropa o higiene.
  • Dificultad para organizar los pensamientos o el habla.
  • Disminución del interés habitual en actividades, o de la motivación y energía.
  • Desarrollo de ideas o conductas inusuales.
  • Percepciones inusuales, tales como visiones o escuchar voces (o incluso ver sombras).
  • Sentir que las cosas son irreales.
  • Cambio en la personalidad.
  • Sentimientos de grandiosidad (creencia de que se tiene un superpoder, etc.).

En algunos casos, estos síntomas representan las etapas iniciales de un trastorno que a la larga terminará desarrollándose. En otros, los síntomas en realidad se desvanecen o permanecen a un nivel leve. El Dr. Tiziano Colibazzi espsiquiatra en Columbia Presbyterian’s COPE clinic (Centro para la prevención y evaluación), el cual se estableció para investigar y tratar los síntomas prodrómicos. “Podemos identificar un grupo de personas que tienen riesgo clínicamente alto”, dijo el Dr. Colibazzi. “Lo que no podemos hacer es reducir aún más ese grupo para identificar al 30 por ciento que desarrollará un trastorno”.

El primer paso si considera que su hijo está en riesgo: Una evaluación

El tratamiento adecuado para los síntomas prodrómicos depende completamente de cuán severos son cuando son diagnosticados. El primer paso es un diagnóstico adecuado y completo realizado por un profesional de la salud mental con experiencia en la evaluación de enfermedades psicóticas.

Si observa cambios notorios en la motivación, pensamiento y/o conducta de su hijo, el primer lugar donde comenzar es con su pediatra para que descarte una enfermedad médica. También es necesario descartar el uso de drogas como la causa de cualquier cambio de conducta en adolescentes. Luego de eso, usted querrá que su hijo sea evaluado por un psiquiatra o psicólogo calificado. Esto en sí podría ser un proceso de múltiples pasos.

“Usted podría simplemente ver al niño una vez y obtener un pedacito de una historia y después saber qué es lo que sucede”, dice el Dr. Correll. “Los niños evolucionan, los síntomas evolucionan. Y la trayectoria (cómo cambian las cosas, mejoran o empeoran y qué otros síntomas se añaden) será altamente informativa para decirnos algo acerca del pronóstico, lo que esperamos que suceda”.

Una ayuda para pronosticar la evolución y severidad de los síntomas, observa el Dr. Colibazzi, es la capacidad del paciente para dudar acerca de sus síntomas. Si su hijo mantiene la consciencia de sí mismo para saber que es su mente la que le está haciendo trucos, esto es una indicación de que los síntomas todavía están en etapas muy tempranas. A medida que los síntomas se vuelven más severos, las creencias del paciente (bien sean paranoides, de grandiosidad o alucinatorias) se vuelven cada vez más difíciles de refutar.

Estilo de vida y opciones de salud mental

Se ha demostrado que los síntomas y las enfermedades psicóticas varían bastante dependiendo del ambiente: la salud de nuestros cuerpos, nuestras relaciones interpersonales, nuestra forma de pensar. Al igual que con cualquier enfermedad, pero especialmente importante en jóvenes en riesgo, una vida saludable es clave. Independientemente de la gravedad de los síntomas prodrómicos, el Dr. Correll dice que el resultado de su hijo puede mejorar si se asegura de que su hijo siga una rutina que incluya:

  • Comer bien.
  • Hacer ejercicios habitualmente.
  • Seguir un cronograma habitual de sueño.
  • Reducir lo más posible el estrés.
  • Mantenerse alejado de las drogas, especialmente la marihuana, la cual puede interactuar con los síntomas prodrómicos y aumentar significativamente el riesgo de psicosis.

Además, no olvide abordar la depresión y la ansiedad. Según el Dr. Correll, “los adultos que a la larga desarrollaron esquizofrenia, identificaron un período de tres a cinco años durante el cual experimentaron depresión o ansiedad antes de desarrollar síntomas prodrómicos de psicosis, y luego desarrollaron una psicosis propiamente”. “Así que tratar de manera oportuna la depresión —dice— en realidad podría interrumpir la progresión desde la depresión a la psicosis en algunos pacientes”.

Tratamiento para los síntomas prodrómicos de psicosis

El Dr. Correll recomienda probar diversos enfoques. Los síntomas leves exigen tratamientos más suaves que incluyen:

  • Psicoeducación: Enseñar tanto al niño como a la familia acerca de los síntomas y el trastorno
  • Terapia, especialmente, terapia cognitivo-conductual: “La TCC puede ser buena para cambiar los patrones de pensamiento de la persona —dice Correll— y también para atender la autoestima en desarrollo. Debemos cuidar que los niños que tengan un diagnóstico psiquiátrico no se autoestigmaticen y caigan en un estado negativo o de desesperanza en el que sientan que no pueden lograr nada”.
  • Ajustes en el estilo de vida: Evaluar si el ambiente escolar actual es el mejor para el niño. Quizás un grupo social terapéutico para ayudar al niño a sobrellevar la situación.
  • Reducir el estrés: El estrés suele ser un desencadenante de síntomas, así que es crucial reducirlo en las vidas de estos niños, y puede que prevenga o retrase la transformación hacia una enfermedad psicótica.

Comprender los síntomas prodrómicos y monitorear a los niños que tienen un alto riesgo de enfermedad psicótica significa que los padres pueden hacer más por sus hijos que esperar a que los síntomas empeoren, o solo esperar lo mejor. La vigilancia e intervención tempranas pueden dar una ventaja a los niños de alto riesgo, que es lo que los investigadores esperan que eventualmente cambie las probabilidades en lo que se refiere a la enfermedad psicótica.

“La duración de la psicosis no tratada en realidad sí parece afectar el curso de la enfermedad”, dice el Dr. Colibazzi. Cuanto más tiempo esté la enfermedad sin ser tratada, mayor será la probabilidad de que ocasione alteración grave en todas las áreas de la vida del paciente. “Así que es razonable pensar que sería de utilidad simplemente hacerle seguimiento minucioso a alguien y tratarlo desde el principio, tan pronto como se produzcan los síntomas”.

Artículo publicado por The Mind Child Institute y traducido al español por Psyciencia

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  • Recursos para Profesionales de la Psicología
  • Salud Mental y Tratamientos

Terapia de aceptación y compromiso en los trastornos psicóticos» por el Psic. Augusto Méndez

  • David Aparicio
  • 19/05/2023

ITECOC organizó una serie de conferencias para conmemorar el Día del Psicólogo y Psicóloga en México, y la primera conferencia estuvo a cargo de mi amigo y colega, Augusto Méndez. Y en esta ocasión explicó cómo es el tratamiento de los trastornos psicóticos desde la terapia de aceptación y compromiso (ACT).

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Los síntomas que podrían predecir el primer episodio psicótico

  • David Aparicio
  • 22/08/2022
frightened man sitting inside a car

La investigación del Psychological Medicine revela cuáles son los síntomas se asocian con el primer episodio psicótico y cuáles no.

En la investigación participaron 390 pacientes que tenían entre 14 y 35 años que formaban parte de un programa de prevención e intervención temprana de psicosis. Basados en las entrevistas con los pacientes y familiares, identificaron 27 síntomas.

Resultados

  • 3.38 años fue el tiempo promedio entre el primer síntoma y el primer episodio psicótico.
  • Las conductas “extrañas” “excéntricas” y el aislamiento social como primer síntoma a los 17-18 años se relacionaron con un episodio psicótico mucho temprano.
  • El síntoma que destacó y se relacionó con una progresión acelerada de los síntomas psicóticos, no fue ni los delirios, ni las alucinaciones, sino la desconfianza o sospecha (paranoia en su forma más extrema).
  • Las alteraciones de percepción no fueron síntomas tempranos porque son relativamente frecuentes en la población general.
  • Alteraciones del sueño
  • Autolesiones
  • Depresión y ansiedad: Estos dos últimos se relacionaron con una progresión mas lenta hacia el diagnóstico del primer episodio. Y los datos previos sugieren que una progresión más lenta se asocia con peores resultados a largo plazo.

¿Por qué la sospecha?

La desconfianza, sospecha o paranoia implica una interpretación cognitiva del ambiente hostil y es un potencial disparador para la aparición de síntomas de ansiedad, delirios y alucinaciones. Los autores encontraron que cuando la desconfianza surge en la adolescencia empeora el ajuste social, incrementa los síntomas de estrés y las interpretaciones sociales son más pobres.

Conclusión

La investigación es exploratoria y todavía hacen falta más datos para analizar los vínculos encontrados en esta investigación. Pero en general, estas asociales con la progresión de la enfermedad podrían ayudar a que las personas reciban el tratamiento adecuado más rápido.

Referencia: Paquin, V., Cupo, L., Malla, A., Iyer, S., Joober, R., & Shah, J. (2021). Dynamic association of the first identifiable symptom with rapidity of progression to first-episode psychosis. Psychological Medicine, 1-9. doi:10.1017/S0033291721003755

Fuente: BPS

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  • Salud Mental y Tratamientos

Qué es la psicosis y un brote psicótico

  • Laura Ruiz
  • 24/02/2022

Cuando existe una ruptura entre la consciencia y la realidad, se habla de psicosis. Este tipo de enfermedades mentales se encuentran entre las que se consideran de gravedad, y pueden llegar a afectar de manera muy seria la vida de quien las padece.

La aparición de brotes psicóticos se presenta en diversas patologías de la mente y puede ser debido a múltiples causas. Su aparición más frecuente suele darse en el momento en el que comienza la adultez, a los 25 años aproximadamente. Sin embargo, un brote psicótico puede aparecer a cualquier edad.

¿Qué es la psicosis?

Psicosis es el término que se emplea para referirse a los problemas de salud mental en los que el paciente pierde el contacto con la realidad. Esto implica serios problemas para poder comprender si lo que sucede alrededor es o no real. 

En este tipo de enfermedad los procesos de percepción y pensamientos se ven afectados, llegando incluso a imposibilitar a la persona para comprender lo que está pasando. Es frecuente tener alucinaciones, comprendiendo a estas como  una especie de «percepciones sin objeto» (Álvarez, 2013).

De acuerdo con Lacan (1958), se puede hablar de psicosis solamente al corroborar que en esta desconexión con la realidad existe una ausencia de todo déficit (motricidad, memoria, percepción, discurso y orientación) que pueda ser detectado a través de pruebas de capacidades.

¿Qué es un brote psicótico?

Los brotes psicóticos aparecen de manera temporal; implican una ruptura con la realidad. Eso sí, presentar un brote psicótico no implica necesariamente tener un diagnóstico de psicosis como trastorno mental. 

Síntomas de los brotes psicóticos

Las manifestaciones de los brotes psicóticos varían de persona en persona. Sin embargo, se hace evidente que existen cambios a nivel del estado anímico de quien los presenta. Algunos síntomas comunes son:

A nivel físico

  • Descuido de su apariencia física.
  • Falta de higiene personal.
  • Cambios en la manera de vestir.

A nivel mental/afectivo

  • Aparición de pensamientos confusos que pueden hacer difícil comprender lo que se habla. 
  • Bajo nivel de motivación para realizar actividades, incluso aquellas que resultan placenteras. 
  • Altos niveles de ansiedad.
  • Alucinaciones. 
  • Creencias falsas o delirios que generalmente carecen de coherencia y difieren de la realidad.
  • Sensación de sentirse extraño dentro de la realidad.
  • Cambios del estado de ánimo de forma brusca. 
  • Problemas para concentrarse en cualquier actividad.

A nivel conductual

  • Aislamiento social. Se evita asistir a las actividades diarias, como asistir a clases o al trabajo. 
  • Conducta desorganizada. 
  • Cambios en los hábitos de sueño.
  • Cambios conductuales sin explicación que pueden ir desde el letargo hasta una alta excitabilidad.

A nivel social

  • Evitación del contacto social con los demás. 
  • Problemas para interrelacionarse. 
  • Dificultades para comunicarse con las demás personas.

Causas de la psicosis

No existe una única causa para la aparición de los brotes psicóticos o la psicosis, pues esto responde a una gran variedad de factores. Se sabe que en muchos casos existe un componente genético importante.

Aunado a esto, es preciso tener en cuenta que el experimentar situaciones de trauma pueden llegar a desencadenar este tipo de problemas. Lo mismo sucede con el consumo de ciertas sustancias como el alcohol, las drogas e incluso debido a interacciones farmacológicas.  

Traumas físicos como accidentes, golpes, caídas, etc., pueden llegar a afectar el funcionamiento del cerebro, causando la aparición de delirios y alucinaciones, ambos síntomas relacionados a los brotes psicóticos.

¿Cómo se trata la psicosis?

El abordaje de la psicosis se debe llevar a cabo por profesionales de la salud mental, quienes serán los encargados de realizar primeramente un diagnóstico. El tratamiento de esta psicopatología incluye: 

Psicoterapia. Puede ser a nivel individual o grupal, e incluso ambas metodologías a la vez, que permitan comprender lo que sucede, ser conscientes del problema y los síntomas para tratar de llegar a la raíz del asunto.

Terapia farmacológica. Para el tratamiento de las psicosis, la farmacoterapia es fundamental, pues ayuda a conseguir un equilibrio  en la química cerebral y a aliviar e incluso suprimir por completo los síntomas asociados. Se debe ser en extremo cuidadoso con este tipo de tratamientos, y seguir al pie de la letra las indicaciones del médico tratante.

Apoyo familiar. Para las personas con psicosis es de gran importancia contar con apoyo familiar. Para esto es importante que los miembros de su círculo más cercano se eduquen al respecto y adquieran estrategias para poder hacer frente a los brotes psicóticos. 

¿Cómo actuar ante un brote psicótico?

Ante un brote psicótico puede llegar a ser muy difícil saber cuál es la manera indicada para actuar, en tanto no es posible saber lo que está sucediendo en la mente de quien presenta el brote.

Sin embargo, es importante dar contención, pero nunca de manera abrumadora, como intentar abrazar a la persona. Lo más recomendable es tratar de llevarlo a un lugar seguro y quitar los objetos con los que pueda llegar a hacerse daño a sí mismo o a terceros. 

No solamente se trata de alejar a la persona de cuchillos o armas, se trata de prever que pueda utilizar cualquier objeto cercano para defenderse o dañarse, en respuesta de las alucinaciones y/o delirios que pueda estar experimentando en ese momento. 

Si crees estar teniendo brotes psicóticos o sospechas que alguien pueda estar experimentándolos, no dudes en buscar ayuda profesional. Conversa acerca de los síntomas con tu médico o busca directamente ayuda terapéutica por parte de un psicólogo o un psiquiatra.

Los trastornos mentales son mucho más comunes de lo que la mayoría de las personas suelen pensar. Es importante contar con un diagnóstico adecuado y preciso para poder crear una estrategia de abordaje y recibir el tratamiento adecuado. 

Referencias bibliográficas:

  • Álvarez, J.M. (2013). Estudios sobre la psicosis. Pensódromo.
  • Lacan, J. (1958). De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis: 509-557.
  • Soler, C. (1992). Estudios sobre las psicosis . Ediciones Manantial.

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close up photo of kush on glass container

Ed Cara describe en Gizmodo un caso médico causado por una psicosis inducida por cannabis:

Una tarde fumando de un hombre en Tailandia salió desastrosamente mal, según sus médicos. En un nuevo informe de caso médico, lo describen cómo que “se amputó por completo el pene” con unas tijeras, aparentemente debido a un raro episodio de psicosis inducida por el cannabis. Aunque los síntomas delirantes del hombre desaparecieron después de ser admitido en el hospital y sus heridas fueron tratadas, los médicos no pudieron volver a colocar el pene perdido.

La extraña lesión se detalló en un artículo publicado en el Journal of Medical Case Reports por médicos de la Universidad de Chiang Mai en Tailandia.

Según el informe, el hombre de 23 años había sido un consumidor habitual de cannabis durante los últimos dos años, pero había dejado de hacerlo durante los tres meses anteriores. Después volvió a su hábito fumando el equivalente a dos gramos de cannabis, explica el artículo. Dos horas más tarde, comenzó a experimentar una erección no deseada, junto con un dolor agudo severo y persistente en su pene; también informó que su glande (la punta del pene) le parecía “distorsionado”. En un intento por detener el dolor, decidió tomar unas tijeras y “recortar la piel del pene varias veces”. Eventualmente, cortó su pene por completo, dejando un muñón de unos 2,5 centímetros de largo.

Lee el artículo completo en Gizmodo.

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  • Salud Mental y Tratamientos

Terapia de aceptación y compromiso en psicosis

  • Ítaca Formación
  • 05/05/2021

Mucho se ha hablado de la psicosis, muchos textos se han escrito durante generaciones de profesionales interesados en el tema desde que Emil Kraepelin conceptualizara la demencia precoz y desde que Eugen Bleuler le pusiese nombre a la esquizofrenia. Una vez entrado ya en buena parte el siglo XXI, resulta difícil asimilar cómo seguimos anclados en tratar de definir algo tan abstracto y complejo como es la “psicosis”. 

La verdad es que cuando nos preguntan tampoco sabemos muy bien qué decir, o simplemente por dónde empezar. Lo único cierto que nos viene rápidamente a la cabeza es un concepto: “sufrimiento”. Y es que, sin sufrimiento, “no hay psicosis”. Un sufrimiento tan desgarrador, tan intenso y tan global que hace que se abandonen los sueños, se desvanezcan los anhelos, para entrar en una tenaz lucha contra los “molinos”, las marañas delirantes, así como contra los ecos y murmullos que hace que se pierda la dirección que define el camino de la vida. Y lo peor, no es solo el perder el rumbo hacia los valores, sino que este suele ir acompañado de una marca, un señalamiento por parte de la sociedad, de las instituciones, de las familias, e incluso de los profesionales que deben acompañarnos por nuestro viaje lleno de “hoyos y pantanos”, además de la propia visión tan nefasta que atrapa al individuo como “enfermo mental” con un atroz futuro lleno de sueños rotos.

Este estigma no solo atrapa a la persona que lo padece, se extiende también a los profesionales encargados de prestarles nuestro apoyo y atención, dividiéndonos en función de hipotéticas alteraciones o desequilibrio biológicos que aún lejos de esclarecerse, sesgan, evitan o desacreditan de forma sistemática cualquier otro quehacer científico y profesional que se aleje del modelo farmacocéntrico imperante. A mayor abundamiento, los profesionales hemos llegado a creer cual dogma de fe que la psicosis consiste únicamente en unos cuantos criterios manualizados y que lo sabemos todo ella, perdiendo de vista que estos mismos criterios han sido simplificados y consensuados bajo la influencia de poderosos intereses económicos. 

Hemos olvidado que lo principal es escuchar a la persona, y que cada experiencia y vivencia psicótica es única y se configura en torno a las características, intereses, esperanzas y temores de cada persona en particular. La experiencia nos ha demostrado que, a pesar de insistir y persistir durante décadas en los mismos tratamientos, los resultados han dejado mucho que desear, por no decir que han seguido siendo casi los mismos. Lamentablemente la psicología no se libra de haber caído en la trampa del estigma en el abordaje de la psicosis, al haber comprado el mensaje de que la psicosis es una “enfermedad” cuyo abordaje sólo corresponde al psiquiatra y al fármaco, transmitiéndose desde las facultades de psicología el complejo de inferioridad, reduciendo a la persona a una sola dimensión, la de enfermo.

Los planes de estudios no recogen terapéuticas específicas, ni el desarrollo o formación de los estudiantes de psicología en la psicosis, más bien se toca tan de soslayo que recuerda a esos viajes en avión que al sobrevolar de noche una ciudad sólo permiten ver hileras de luces encendidas, sin saber cómo son sus gentes y sus calles, sin saber cómo es el aire que se respira, o como es su gastronomía. Por desgracia, esto se hereda de generación en generación de futuros psicólogos y en los planes o cursos de postgrados, el estudiante se suele encontrar con el profesional que reafirma el lugar secundario del psicólogo al abordar la psicosis, supeditado a la intervención del psiquiatra, con el único objetivo de abordar los aspectos de hábitos de higiene o de habilidades sociales, y no la psicosis ni sus diversos contenidos. 

A pesar de que como sociedad hemos avanzado algo, como es el caso de la propia desinstitucionalización psiquiátrica, hoy en día, seguimos anclados en un abordaje que sólo prioriza el poder del fármaco, girando todo el sistema de forma ciega y sin filtro en torno a un “reparador químico” de una supuesta “enfermedad mental”.

Aquí es donde debemos detenernos en el camino del desarrollo histórico de la psicosis y de sus tratamientos para plantearnos…

¿Realmente hemos avanzado tan poco?

Quizá para entender y contestar mejor a todos los aspectos relacionados que esa pregunta abarca, deberíamos acudir a las enseñanzas de Thomas Kuhn en su obra “La estructura de las revoluciones científicas”. La respuesta es “no”; pero esto “no” es tan global que recoge un cambio de entendimiento de la propia psicosis.

Las nuevas perspectivas y abordajes que desde la psicología se han desarrollado en últimos años están generando un impacto de tales dimensiones que es posible que nos encontremos ante un cambio de paradigma a nivel mundial en el abordaje y conceptualización de la psicosis. Un cambio de paradigma hacia una dirección más humana, más cercana y centrada en los valores, que contribuya a desestigmatizar a la persona a y naturalizar su malestar. 

A las propuestas que desde finales del siglo pasado han venido aplicando las terapias cognitivas, se han sumado nuevos modelos de abordaje y formas de “estar” en la psicosis como el Hearing Voices, el Diálogo Abierto, el Proyecto Ícaro… Desde nuestro país también han surgido destacados proyectos que fomentan el contacto con la vida y los valores en psicosis, como el Proyecto Inclúyete o nuevas de abordaje como la Atención Centrada en lo Importante para la Persona (ACIP). 

Por lo tanto, en este cambio de paradigma tienen mucho que decir las modernas psicoterapias contextuales, también llamadas de tercera generación, en concreto la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT). 

Desde esta perspectiva, próximamente verá la luz el primer manual en lengua española basado en ACT para la psicosis, donde participan más de 70 autores de reconocido prestigio nacional e internacional, procedentes desde los diferentes ámbitos encargados de prestar atención y cuidados a las personas con psicosis: la psicología académica y clínica, la psiquiatría y la enfermería especializada en salud mental. Entre los autores destacados que participan se pueden citar entre otros, figuras tan relevantes como: Dr. Eric Morris, Dr. Eduardo Fonseca-Pedrero, Dr. José Manuel García-Montes, Dr. Félix Inchausti, Dr. Adolfo Cangas. Dra. Francisca López Ríos, Dr. Marino Pérez, Dra. Bárbara Gil-Luciano, Dr. Bernard Guerin, Dr. José Barroso Ribal, Dr. Patxi Gil, D. Juan José Ruiz, Dr. Carlos Salgado, Dr. Luis Valero, Dr. Oscar Vallina… 

El manual titulado Terapia de Aceptación y Compromiso en Psicosis. Aceptación y Recuperación por Niveles (ART) (Díaz-Garrido, Laffite, Zúñiga) saldrá a la venta en agosto publicado por la Editorial Pirámide.

Esta obra ofrece un modelo de abordaje integrador desde una posición contextual e introduce nuevas e innovadoras propuestas desde ACT como la Terapia de Aceptación y Recuperación por Niveles en Psicosis (Díaz-Garrido, Laffite y Zúñiga).

La terapia de aceptación y recuperación por niveles para la psicosis (ART) es un modelo contextual multidimensional, con vocación interdisciplinar y énfasis en la intervención psicoterapéutica. Está orientado hacia la recuperación de la funcionalidad y sus estrategias y procesos de intervención son adaptados en base al nivel de deterioro cognitivo y funcional de cada persona, incorporando elementos propios, así como algunos procedentes de otros modelos, que son reinterpretados desde una perspectiva contextual. 

Entender la psicosis como un problema complejo que afecta a la persona en su globalidad y que requiere un tratamiento integral desde varios ámbitos, hace que desde ART se pongan en valor las diferentes profesiones que participan en los cuidados de la persona. Desde el facultativo responsable del caso, hasta la persona que limpia o prepara la comida, todos son tenidos en consideración, puesto que pueden formar parte del contexto de la persona y ser importantes para ella y su recuperación. Por lo tanto, ART aspira a la aplicación del modelo por parte de todos, tratando de garantizar la continuidad de cuidados a lo largo de todas las etapas de evolución de la psicosis y a lo largo de los diferentes contextos en los cuales reciba asistencia o tratamiento, dando sentido de unidad a la intervención.

Uno de los elementos centrales de ART supone la diferenciación de varios niveles de deterioro cognitivo, en función a los cuales se sustenta todo el entramado psicoterapéutico a aplicar. El “dialogismo contextual” en la intervención integral con la persona y la familia, estrategias propias como “la Espiral” para el trabajo con los delirios o la focalización en las voces entre otras estrategias, se suman a todo el armazón de ACT para que la persona se dirija hacia sus valores.

Los modelos psicoterapéuticos que reconocen a la persona, su capacidad para elegir sus metas, intereses, valores y su dirección de vida por encima de una etiqueta, han llegado para quedarse y para sumar en la recuperación de las personas en un momento en el que la psicología hace más falta que nunca.

Por:

  • Dr. Juan Antonio Díaz Garrido, psicólogo especialista en psicología clínica.
  • Horus Laffite Cabrera, psicólogo especialista en psicología clínica.
  • Raquel Zúñiga Costa, psicóloga especialista en psicología clínica.

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Déficits cognitivos se asociaron a síntomas psicopatológicos en la adolescencia

  • Alejandra Alonso
  • 26/04/2021

Los déficits cognitivos son comunes entre personas que presentan trastornos mentales y tienen especial relevancia al predecir el pronóstico. Investigadoras e investigadores han observado que los patrones individuales de estos déficits preceden a los trastornos mentales.

¿Cómo se realizó el estudio?

Se analizaron datos de una cohorte del Reino Unido que estaba compuesta de 13,988 individuos nacidos entre Abril de 1991 y Diciembre de 1992. Del total de sujetos, se contaba con reportes de medidas psicopatológicas para 6333 de ellos a la edad de 11 a 12 años,  para 4903 para aquellos entre 17 y 18 años  y para 2963 a la edad de 22 a 23 años.

¿Qué se encontró?

El grupo de científicos observó vínculos entre los problemas cognitivos y problemas de salud mental más tarde en la vida:

  1. Las deficiencias en atención sostenida en personas de 8 años precede al desarrollo de síntomas del trastorno límite de la personalidad (TLP) a los 11-12 años y depresión a los 17-18 años. Se sabe que dichos pacientes tienen problemas para permanecer en terapia, lo que es consistente con este hallazgo. Hallazgos previos también han sugerido un vínculo entre el trastorno por déficit de atención y el TLP.
  2. Las dificultades con el control inhibitorio a los 8 años se asociaron a experiencias psicóticas a los 17-18 años.
  3. Los déficits en la memoria de trabajo a los 10 años se relacionaron con hipomanía a los 22-23 años. Sin embargo, cuando controlaron condiciones psicopatológicas coexistentes este vínculo desapareció.

La autora principal del estudio, la Dra. Isabel Morales-Muñoz, resalta que sus resultados sugieren asociaciones específicas entre los déficits cognitivos y algunas condiciones. Además agrega que las estrategias preventivas enfocadas a estos problemas cognitivos podrían ser intervenciones que ayuden a reducir el desarrollo de problemas de salud mental más tarde.

Referencia del estudio: Isabel Morales-Muñoz, Rachel Upthegrove, Pavan K. Mallikarjun, Matthew R. Broome, Steven Marwaha. Longitudinal Associations Between Cognitive Deficits in Childhood and Psychopathological Symptoms in Adolescence and Young Adulthood. JAMA Network Open, 2021; 4 (4): e214724 DOI: 10.1001/jamanetworkopen.2021.4724           

Fuente: Science Daily

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