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Publicaciones por mes

septiembre 2012

55 Publicaciones
  • Salud Mental y Tratamientos

30 consejos de Paul Watzlawick para no ser un terapeuta sistémico

  • Jorge Ayala Salinas
  • 26/09/2012
  1. Explíquele todo lo que quiera al paciente, sus conductas, sus síntomas, sus actitudes, el porqué –lineal- de lo que le pasa.

  2. Crea profundamente que el insight, el darse cuenta,  o la toma de consciencia, es un prerrequisito absoluto para el cambio.

  3. Por lo tanto privilegie el por qué y no el para qué.

  4. Dé relevancia a la explicación y no a la acción.

  5. Busque afanosamente el origen de la sintomatología: las causas de la situación presente se encuentran en el pasado de la persona.

  6. No pregunte, no intervenga, observe en silencio.

  7. Frente a cualquier paciente que le cuestione o le pregunte, responda austeramente “a ud. ¿que le parece?”

  8. Respete los silencios y cuando el paciente hable, asienta con un gesto de cabeza de arriba hacia abajo y emita una especie de rumor gutural con la boca entrecerrada, casi expulsándolo por la nariz, “hummmhummm”.

  9. No sea intervencionista y preguntón.

  10. No se atreva a incorporar más miembros a la terapia, ¡no sea hereje!, más de uno es una contaminación.

  11. Descuide el contexto en donde se desarrollen las acciones, no tiene importancia.

  12. Aplique el principio dormitivo al que alude Bateson, clasifique, rotule y etiquete al paciente en una categoría y después medique.

  13. El paciente identificado como psicótico es el enfermo, no se le ocurra pensar que puede ser la expresión de una disfuncionalidad del sistema familiar.

  14. Realice tratamientos extensos, de años, eso sí, con una gran frecuencia de horarios semanales.

  15. Maneje dichos horarios, pautándolos en forma rígida, con días y horas semanales rigurosamente establecidos.

  16. No sea ocurrente y menos creativo, no sea loco.

  17. Adhiérase ortodoxamente a un modelo, constituya su identidad profesional a través del modelo, sea Ud. el modelo.

  18. Tenga mucho cuidado con las estrategias, todo intento de utilizarlas será considerado como una manipulación hacia el paciente.

  19. No sea directivo, y menos aún, imperativo en su lenguaje, ¡ni lo piense!

  20. ¿Qué significa eso de mandarle al paciente tareas para el hogar…?

  21. Piense siempre que existe una realidad externa al ser humano, vea si su paciente está adecuado o no, es decir, si tiene juicio de realidad.

  22. Esté convencido de que la realidad se descubre y no se inventa, ¿está ud. en su sano juicio?

  23. Eríjase como representante de la verdad, o sea, su sistema de creencias es el válido.

  24. Nunca se le ocurra explicitarle al paciente el sentimiento que a Ud. le despierta alguna situación, actitud o reacción que él manifieste en la sesión.

  25. Nunca connote positivamente alguna acción del paciente; puede tomarse como una sospecha de seducción o de reforzarle el yo.

  26. Su pensamiento como terapeuta debe partir de la patología, todos somos neuróticos, y no de la salud.

  27. Por lo tanto, debe pensar que un paciente se debe curar y no resolver el problema.

  28. Para construir una hipótesis piense monádica, causal y linealmente, sosteniendo que el paciente debe retornar a sus status quo anterior a sus síntomas.

  29. Considere que las crisis no significan la posibilidad de cambio.

  30. En conclusión, piense en el paciente como un caso, no como un ser humano que sufre o que padece con su problema…y además reivindique el manicomio como un templo de la salud mental…

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p style=»text-align: right;»>Extraído de La construcción del universo.

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¿Pueden las personas clínicamente deprimidas diferenciar entre el enojo o la culpa?

  • David Aparicio
  • 25/09/2012

La habilidad para identificar y distinguir entre las emociones negativas nos ayuda a direccionar el problema que pudo ocasionar estas emociones. Pero algunas personas son incapaces de describir las diferencias entre sentirse enojado o culpable.

En un estudio, próximo a ser publicado en la revista Psychological Science, el psicólogo Emre Demiralp de la Universidad de Michigan y sus colegas, hipotetizaron que las personas clínicamente deprimidas serían menos capaces de discriminar entre diferentes tipos de emociones negativas que los individuos sanos. Los sujetos clínicamente deprimidos regularmente experimentan sentimientos de tristeza, enojo, miedo o frustración que interfieren con su desenvolvimiento en la vida diaria.

“Es muy difícil mejorar tu vida si no puedes diferenciar si estás enojado o triste sobre algún aspecto,” explicó Demiralp. “Por ejemplo, imagina que tu auto no tiene un indicador de gasolina independiente. Sería difícil saber cuándo parar para cargar más gasolina. Nosotros queríamos investigar si las personas con depresión clínica tenían indicadores emocionales que eran informativos y si habían experimentado emociones con el mismo nivel de especificidad y diferenciación de las personas sanas.”

“Es muy difícil mejorar tu vida si no puedes diferenciar si estás enojado o triste sobre algún aspecto”

Para llevar a cabo la investigación, los psicólogos reclutaron a 106 sujetos que tenían entre 18 y 40 años de edad. La mitad de los participantes habían sido diagnosticados con depresión y la otra mitad eran sujetos sanos. Durante el curso de 7 a 8 días, ellos llevaron consigo una Palm Pilot (agenda electrónica) donde registraban sus emociones 56 veces al día. Al informar sobre sus emociones, marcaron el grado en que sentían 7 emociones negativas (triste, ansioso, enojado, frustrado, avergonzado, disgustado y culpable) y 4 emociones positivas (alegre, excitado, alerta y activo) en una escala de 1 a 4.

Al observar las respuestas, los investigadores encontraron una tendencia de los participantes a registrar múltiples emociones (por ejemplo: disgustado y frustrado). Y también hallaron que las personas clínicamente deprimidas tenían menos habilidad para diferenciar las emociones negativas en comparación a los sujetos que estaban sanos. Los psicólogos también pudieron observar que las personas con y sin depresión clínica fueron iguales a la hora de diferenciar entre las emociones positivas. Es posible que las personas que están clínicamente deprimidas pueden diferenciar entre las emociones positivas como una estrategia de afrontamiento.

Ser específico sobre tus emociones puede ser bueno para ti

“Nuestros resultados sugieren que ser específico sobre tus emociones puede ser bueno para ti. Lo mejor sería evitar pensar que estás generalmente mal o te sientes desagradable. Se específico ¿Sientes ira, vergüenza, culpa o alguna otra emoción? Esto puede ayudarte a mejorar tu vida.” sostuvo Demiralp

Este estudio resalta la importancia de la aceptación y validación de las emociones en nuestra salud. Los investigadores creen que este enfoque puede ofrecer más opciones de tratamiento en un futuro cercano.

Fuente: Feeling Guilty Versus Feeling Angry – Who Can Tell the Difference?

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Entrenar la memoria podría aliviar los síntomas de la depresión

  • David Aparicio
  • 24/09/2012

Una reciente investigación dirigida por Laura Jobson de la Universidad de East Anglia y  Tim Dalgleish, Doctor de Ciencias Cognitivas y del Cerebro de la Unidad de investigación Médica de Cambridge y próxima a ser publicada en la revista Clinical Psychological Science, sugiere que el entrenamiento de la memoria puede ayudar a los individuos a recordar eventos específicos y consecuentemente reducir los síntomas de la depresión.

Según los expertos, la depresión está generalmente acompañada por una inhabilidad para recordar objetos o situaciones del pasado. Esta inhabilidad deteriora la capacidad de resolver problemas y conlleva a concentrarse en sentimientos que provocan distress.

¿Cómo se realizó la investigación?

Los investigadores estudiaron si un programa de entrenamiento, el Memory Specificity Training, puede mejorar la memoria de los eventos pasados y mejorar los síntomas de la depresión. Para lograr esto el equipo reclutó a 23 adolescentes afganos que habían perdido a sus padres durante la guerra de Afganistán y que mostraban síntomas de depresión. Doce de los adolescentes fueron asignados al azar para participar en el programa de entrenamiento de memoria y once fueron asignados a no recibir el entrenamiento (grupo control)

Todos los adolescentes completaron una prueba de memoria que consistía en 18 imágenes con  palabras positivas, neutrales y negativas en Persa y se les pidió que recordaran un recuerdo específico relacionado con cada palabra. Luego sus respuestas fueron categorizadas en un tipo específico y no específico de recuerdos.

Además, los participantes completaron cuestionarios diseñados para evaluar los síntomas de la depresión y ansiedad. Durante cinco semanas, los sujetos asignados asistieron a un programa semanal de 80 minutos de sesión de grupo en el que aprendieron sobre diferentes tipos de memoria y recuperación de memoria, y practicaron recordar recuerdos específicos después de haber recibido palabras claves positivas, neutrales y negativas.

Al final de las cinco semanas de entrenamiento, se le aplicó la misma prueba de memoria que se le había aplicado al inicio del estudio a los dos grupos.

¿Qué encontró el equipo investigador?

Los adolescentes que participaron en el entrenamiento fueron más capaces de proveer recuerdos específicos que aquellos que no recibieron la intervención. Además, el grupo que recibió entrenamiento mostró menos síntomas de depresión que el grupo control luego de los dos meses de seguimiento.

Los investigadores descubrieron que la relación entre los participantes del grupo control y los síntomas de la depresión durante el seguimiento se podría explicar por los cambios en la recuperación de la memoria específica en el tiempo. Y creen que en el futuro los programas de entrenamiento podrán ser un complemento de la terapia cognitivo conductual para lograr un mejor y más completo tratamiento para aliviar los síntomas de la depresión.

Fuente: Memory Training May Help Relieve Depression

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  • Salud Mental y Tratamientos

6 ideas para tu (de)formación como psicoterapeuta

  • Jorge Ayala Salinas
  • 24/09/2012

1. Las terapias son construcciones

No cabe duda que en la terapia trabajamos básicamente con construcciones de nuestros clientes. Incluso nosotros mismos trabajamos desde nuestra propia construcción de una lente materializada en conceptos y definiciones a través de las cuales podemos ver lo que nos rodea y co-construir posibilidades de cambio y narraciones alternativas más útiles. La terapia es un proceso lingüístico, de “juegos de lenguaje” -en palabras de Wittgenstein- donde se fomenta un lenguaje centrado en las soluciones y los recursos, contrariamente al lenguaje del déficit y los problemas que promueven otras terapias.

2. No busques claves ocultas debajo de lo que escuchas y aparece

En una curiosa entrevista, el gran escritor argentino Alan Pauls señala: “Luego de tantos años de psicoanálisis me di cuenta que todo está en la superficie”.

El mito de la profundidad de las cosas

En la terapia trabajamos con narraciones. No es trabajo nuestro -aunque resulte una tentación formativa- “leer entre líneas” o “ver más allá de lo evidente” para descubrir cómo son las cosas realmente.

Cuando realicé uno de mis internados, la responsable del consultorio enfatizaba cada vez que podía mi ingenuidad, mi desmedida confianza, mi ineficaz aptitud para creer en la gente y la superficie de lo que me contaban. Nunca dejó de asegurarme que detrás de lo que oía y apreciaba, existía una realidad profunda que no me contaban, difícil de resolver. Nunca entendí esta forma de presionarme cada vez que le contaba una de mis aventuras colaborativas y el modo en que la gente lograba disolver aquello que traía a consulta. “Te están mintiendo”, eran sus conclusiones.

El mito de la profundidad de las cosas, de los niveles de existencia, de la cebolla que debe pelarse y de la función del síntoma conducen a pensar que detrás del problema que nos presentan existe un problema estructural o un grave conflicto interpersonal. Hay que recordar que una queja o demanda sólo indican lo mismo: una queja y una demanda. No es tarea nuestra encontrar claves ocultas.

3. Rechaza el normativismo

Existen muchos modelos de normalidad preconizados por la psicología y las tecnologías del liderazgo y el desarrollo humano. Han creado su propio patrón de sanidad e incluso un ideal de familia.

No es labor terapéutica intentar ajustar a las personas dentro de estos ideales. El respeto por el universo particular de cada cliente, por sus valores, sueños y esperanzas construidas a lo largo de su vida es uno de los valores de la relación terapéutica. La singularidad de sus construcciones es algo que debemos explorar comunitariamente, vinculándonos con curiosidad y respeto. No existe un ideal de “persona sana” o de “familia funcional”.

Existen tantas formas de actuar y comportamientos como arena en el mar. La terapia no constituye el intento de ajustar a nuestros clientes en una narrativa ideal. Existen viejas sospechas que rodean el inicio de una terapia, por ejemplo que la mala conducta de un niño está inexorablemente relacionada con el sistema conyugal y que hay que resolver primero el conflicto de los padres.Existe una vieja obsesión de ayudar dónde no nos llaman. Si una familia busca ayuda para su hijo y suponemos e insinuamos hipotéticamente que es resultado de una “relación disfuncional” en la pareja podemos espantarlos ya que podemos estar equivocados. Si asumimos una posición sistémica podemos asumir que el cambio en la conducta del hijo puede provocar otros cambios en la relación conyugal sin presumirlo.

Existen muchos modelos de normalidad preconizados por la psicología

Particularmente me ha sucedido: algunos psicólogos en la escuela me ha derivado el tratamiento de algunos niños con problemas de conducta en el aula y al terminar de describirme la situación, no dejaron de agregar: “trabaja primero la relación de los padres”, cosa que nunca hice ya que nunca me lo pidieron. La familia llegaba a consulta con un relato y sobre ese relato construíamos la relación y colaboración con el niño. Y alguna vez sucedió algo particular: luego de resolver la situación del niño en la escuela y concluir la terapia, los padres, cuya condición legal era de convivientes, terminaban casándose y reafirmando su compromiso como pareja. Sin haber recurrido a la dichosa terapia conyugal.

4. No hace falta conocer el problema para disolverlo

“Para abrir una puerta no es necesario tener una llave que se corresponda exactamente con la forma de la cerradura”, señala el gran Steve de Shazer: “Es suficiente con usar una ganzúa que abra el mecanismo”, continúa.

Podemos pasar directamente a hablar de soluciones e identificar aquello que desean conseguir los clientes si la relación lo requiere, detectando recursos, fortalezas y aquellas cosas que vienen haciendo muy bien a pesar del problema (las excepciones), buscando formas de seguir manteniendo en marcha los primeros cambios con que llegan las personas a la consulta. Para Ricardo Ramos, un gran terapeuta español y amigo, la primera visita contiene el cambio que viene después.

No hace falta conocer el problema -cuyo relato puede volver a causar dolor, fastidio y una vergüenza que muchas veces las personas prefieren evitar y repetir- para colaborar en la solución. No es necesario tener abundante y suficiente información del problema, ni conocer las causas, su historia, la génesis y la frecuencia con que se produce para ayudar efectivamente.

5. Las personas cuentan con los recursos necesarios para lograr sus objetivos

La terapia narrativa tiene un maravilloso concepto para graficar esta idea. Le llama “lo ausente pero implícito”a todo ese conocimiento (habilidades, recursos, formar personales de combatir la opresión)que ha quedado invisibilizado por el problema y no puede ser usado en ese momento ya que se encuentra olvidado. Nuestra tarea consistirá en utilizar la conversación y nuestras preguntas para re-descubrir y movilizar esos recursos e historias que la gente ha olvidado en el menor tiempo posible, de manera que podamos recuperar el agenciamiento. Cuando encontramos una excepción al problema encontramos una maravillosa llave que centra la conversación en soluciones e increíbles historias alternativas a la realidad del problema, generando optimismo en el presente y esperanzas para el futuro.

Cuando encontramos una excepción al problema encontramos una maravillosa llave que centra la conversación en soluciones

6. Nada existe sin un contexto

El problema y las conductas y relaciones que lo sostienen ocurren en un contexto, en un sistema lingüístico relacional, entre personas que generan significados y desarrollan su propio lenguaje y sentido en función de su organización específica y de su forma particular de resolver problemas.

Lo que le sucede a la persona no responde ni está en función a conflictos internos o inconscientes, sino que viene configurado por interacciones en un contexto. Consecuencia de ver las cosas de esta manera está en considerar que todo pequeño cambio introducido en una situación puede ser advertido por otros miembros del medio, por ejemplo la pareja, los hijos o los compañeros de trabajo, que pueden retroactuar con el cliente ampliando el cambio y constituyendo con sus reacciones un verdadero efecto bola de nieve. Debemos considerar que si cambio uno, cambia el sistema.

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿Somos totalmente racionales a la hora de tomar decisiones?

  • David Aparicio
  • 23/09/2012

Nos gusta pensar que somos racionales y que antes de hacer un juicio moral realizamos un profundo análisis de las repercusiones de nuestras decisiones, pero una reciente investigación sugiere que nuestros juicios de moral surgen principalmente de la intuición. Al parecer nuestras emociones conducen nuestra intuición, dándonos esa sensación en nuestras entrañas de que algo esta “bien” o “mal”. En algunos casos parece que podemos anular estas reacciones iniciales.

El director de la investigacion, Matthew Feinber, y sus colaboradores hipotetizaron que esto podría ser el resultado de una reevaluación, un proceso por el cual amortiguamos la intensidad de nuestras emociones centrándonos en una descripción intelectual de por qué estamos experimentando la emoción.

La investigación

Los participantes leyeron historias que describían dilemas morales y conductas que los sujetos probablemente encontrarían como repugnantes. Los participantes que reevaluaron lógicamente los escenarios fueron menos propenso a realizar juicios de moral basados en la intuición. Estos descubrimientos sugieren que aunque nuestras respuestas emocionales provocan intuiciones morales, estas emociones también puede ser reguladas.

Para los investigadores somos al mismo tiempo «amos» y «esclavos», con la capacidad de ser controlados, pero también podemos darle forma a nuestro proceso de juicio emocional.

El fin no justifica los medios

En los dibujos animados o en las películas, cuando el superhéroe es forzado por el villano a elegir entre salvar a una persona (por lo general es la que aman) o salvar a muchos inocentes. El villano espera que el superhéroe tome una decisión entre tomar una elección deontológica (esta mal sacrificar a una persona por muchas) o una elección utilitaria (es mejor salvar a muchas personas que a una sola). La mayoría de las personas, incluyendo los superhéroes, tienden a utilizar su imaginación para visualizar estos escenarios difíciles.

Para investigar el rol que juega la imaginación visual en el juicio moral, los investigadores Elinor Amit y Joshua Greene probaron si un grupo de voluntarios era más orientado a lo verbal o a lo visual, luego les presentaron dilemas morales. Las personas orientadas visualmente fueron más propensas a realizar juicios deontológicos, centrándose en una persona sobre muchos. Esto puede deberse a que fueron más propensos a visualizar el daño que estaban causando. Por eso los investigadores creen que la imaginación puede influenciar al juicio moral de las personas

Fuente: How Do We Make Moral Judgments? – Insights From Psychological Science

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Estudio revela las raíces de la tentación al chocolate

  • Alejandra Alonso
  • 23/09/2012

Evidencias producto de investigaciones realizadas con ratas permiten explicar por qué el chocolate es tán irresistible. Las huellas cerebrales de las ansias de comer en exceso estas deliciosas golosinas, se ubican en una inesperada parte del cerebro y se relacionan con la producción de un químico natural parecido al opio, de acuerdo con un reporte publicado online el 20 de Septiembre en Current Biology.

“Esto significa que el cerebro tiene sistemas más extensos de los que antes se creía, para hacer que los individuos consuman en exceso algunas recompensas (comidas),” dice Alexandra DiFeliceantonio de la Universidad de Michigan, Ann Harbor. “Y puede ser una de las razones por las que el comer en exceso es un problema hoy.”

El experimento realizado por el equipo de DiFeliceantonio consistió en darles a los animales un estímulo artificial con una droga liberada justo en una región del cerebro llamada neoestriado. Las ratas se dieron atracones con más del doble de chocolates M&M de lo que habrían consumido de otra manera. Los investigadores encontraron que la encefalina (químico similar a una droga, producido de forma natural en esa misma región cerebral) también surgía cuando las ratas comían bocados cubiertos con caramelo. No es que la encefalina o drogas similares hacen que a las ratas les guste más el chocolate, explican los investigadores, sino que los químicos del cerebro aumentan su deseo e impulso de comerlos.

Los descubrimientos revelan una sorpresiva extensión del rol del neoestriado, nota DiFeliceantonio, ya que la región cerebral fue vinculada principalmente al movimiento. Hay razones para esperar que los resultados en ratas puedan decirnos mucho sobre nuestras tendencias al atracón.

“La misma área cerebral que pusimos a prueba aquí está activa cuando las personas obesas ven comidas y cuando los adictos a la droga ven escenas de droga,” dice ella.“Parece probable que nuestros descubrimientos en cuanto a la encefalina en ratas signifique que este neurotransmisor puede conducir algunas formas de consumo excesivo y adicción en humanos.”

Los investigadores tienen la esperanza de poder descubrir un fenómeno relacionado que algunos de nosotros deseamos que pudiéramos controlar: qué sucede en nuestros cerebros cuando pasamos cerca de nuestro restaurante de comida rápida favorito y sentimos el repentino deseo de parar.

El estudio destacó que:

  1. El aumento de encefalina en el neostriado es disparado por el consumo de recompensas dulces.
  1. La ingesta intensa es generada específicamente en la parte anteromedial del neoestriado dorsal.
  1. La estimulación opioide del neostriado causa más consumo pero no más “preferencia” por los dulces.

Fuente: Enkephalin Surges in Dorsal Neostriatum as a Signal to Eat; Brain study reveals the roots of chocolate temptations

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  • Salud Mental y Tratamientos

Vigencia de Freud

  • Luis Hornstein
  • 21/09/2012

El 23 de septiembre se cumplen 73 años de la muerte de Freud. ¿Cuánto de Freud nos queda en nuestras arcas? Lo cual supone que tenemos arcas, además de un mundo asolado por destrucciones y miserias, que tenemos un patrimonio. El psicoanálisis es una práctica entre otras, a las que afecta y por las que es afectada. Más que insertar al psicoanálisis en la cultura se trata de dejar de negar que está inserto.

En vida de Freud y después de Freud, el psicoanálisis ha sido atravesado por diversas líneas teóricas y por diversas prácticas clínicas. Un enorme capital acumulado, pero no pasivo sino en permanente inversión productiva, que a veces hace olvidar que, hoy por hoy, los fundamentos son freudianos. Los fundamentos y el disparador. Por eso la lectura de Freud es un paso ineludible para quien aspire a reformular, con los recursos teóricos actualmente disponibles, los innumerables problemas que requieren ser dilucidados. Pero no basta con Freud.

Una lectura histórico-crítica-problemática de Freud implica relegar conceptos que se han vuelto impensables desde la racionalidad actual diferenciando entre la historia caduca y la historia constituida por el pasado actual (que define los conceptos aún válidos).

Umberto Eco (1997) ante la pregunta de cómo reflexionar sobre un pensador del pasado, responde: “Tomar en serio todo lo que ha dicho es como para abochornarse. Ha dicho, entre otras cosas, un montón de estupideces. Honestamente: ¿Hay alguien que sienta que vive como si Aristóteles, Platón, Descartes, Kant o Heidegger tuvieran razón en todo y para todo? Cada uno ha tratado de interpretar sus experiencias desde su punto de vista. Ninguno ha dicho la verdad, pero todos nos han enseñado un método de buscar esta verdad. Esto es lo que hay que entender, no si es verdad lo que dijeron, sino si es adecuado el método con el que han tratado de responder a sus interrogantes”.

Para algunos el psicoanálisis ya no es contemporáneo

Para algunos el psicoanálisis ya no es contemporáneo. Otros ni deprimidos ni eufóricos están luchando con los nuevos desafíos clínicos, teóricos y transdisciplinarios. Una vez apareció en un periódico que Mark Twain había muerto. El escritor, que estaba vivo y con el humor siempre despierto, les mandó un telegrama: “Noticia de deceso muy exagerada”. Twain no dijo “falsa”, dijo “exagerada”. Observen ese matiz.

Científicos, filósofos, etc., todos heredan. En el legado se reciben objetos valiosos y trastos viejos. No se trata de administrar un patrimonio sino de ponerlo a producir. Para lo cual, en la vida y en la teoría, hay que abandonar la fascinación. “La idea de herencia implica no solo reafirmación y doble exhortación, sino a cada instante, en un contexto diferente, un filtrado, una elección, una estrategia.

Un heredero no es solamente alguien que recibe, es alguien que escoge y que se pone a prueba decidiendo” (Derrida). Somos herederos, pero no del gran hombre sino de su obra. Trabajemos la obra de Freud definiendo sus condiciones de posibilidad, sus principios, sus métodos, desentrañando su idiosincrasia teórica, histórica y pragmática, dando cuenta de sus fuentes, sus referencias conceptuales, sus fundamentos y sus finalidades.

Evitemos la fascinación

Evitemos la fascinación. En 1921 Freud afirma que la idealización “falsea el juicio”. El objeto idealizado “sirve para sustituir un ideal del yo propio, no alcanzado”. generando el autosacrificio del yo. Nietzsche (1881) lo dice en un molde imperativo: “¡Si aspiráis a las alturas, usad vuestras propias piernas! ¡No os dejéis llevar arriba; no os encaraméis en hombros y cabezas ajenos!”. Cuando se activan ciertas ilusiones prevalece la idealización como ocurre en el enamoramiento en la hipnosis, y en el dogmatismo.

De la fijación neurótica a la filiación simbólica

Todo saber, en tanto deviene saber instituido, porta el germen de su propia esclerosidad. Una historización y actualización de los fundamentos para problematizarlos y renovarlos hace que lo instituyente (Castoriadis) repercuta sobre la práctica y que ésta vuelva a actuar sobre los fundamentos. El riesgo del fundamentalismo está siempre allí. Cuando Freud deja de ser una referencia al origen para ser un punto de llegada, se convierte en una identificación cristalizada dando lugar a tantas ortodoxias coaguladas. Por el contrario, Freud y su obra deben constituir una identificación fundante que remita a una filiación simbólica.

No nos resignemos a ser alelados discípulos crónicos. Ni a deponer la pasión. Hay pasión cuando nos identificamos con ese Freud dispuesto a cuestionar lo dado, nunca sentado en los laureles. En caso contrario el deseo de no tener que pensar convierte al pensamiento en ecolalia. Un psicoanalista es una trayectoria. Día a día procesa sus lecturas, su experiencia clínica, su propio análisis, su participación en diversos colectivos. Va complejizando su escucha, jaqueada por una teorización insuficiente o tan consciente, tan sistemática, que dejara de flotar.

El psicoanálisis no nació aislado. Ni se consolidó haciendo oídos sordos a su época

¿Estamos actualizados o seguimos como si el mundo no hubiera cambiado? ¿No serán viejos nuestros paradigmas? ¿Cómo es hoy nuestra subjetividad? ¿Un mecanismo de relojería, como lo era en el siglo XVIII? ¿Una entidad orgánica, como en el XX? No. Hoy la metáfora para nuestra subjetividad es un flujo turbulento.

Fundamentarse en Freud no es garantizarse en Freud ni menos que menos atarse a él. Hoy estamos obligados a pensar el psicoanálisis, con la física, la biología, las neurociencias, las ciencias sociales, la epistemología de hoy. No con las de Freud. El psicoanálisis no nació aislado. Ni se consolidó haciendo oídos sordos a su época. Y ahora, en que se advierten signos de agotamiento de cierto discurso psicoanalítico anquilosado, que se quiso sentar en sus laureles, el intercambio es más necesario que nunca.

No le escapo al diálogo. Le escapo al reduccionismo, es decir a la simplificación excesiva en el abordaje de un tema complejo. A los reduccionismos, porque cada disciplina tiene el suyo.

Para la ideología reduccionista en biología (biologicismo) las problemáticas psíquicas serían consecuencia de la constitución genética. Se les niega cualquier papel a las problemáticas psíquicas, sociales, históricas. La ideología reduccionista en psicología (psicologismo), a su turno, hace oídos sordos a los aspectos biológicos, a los socio-históricos y al cuerpo.

El sociologismo no considera casi la historia individual y familiar. Por el contrario se trata de inscribir al psicoanálisis en el paradigma de la complejidad. Y así entendemos los conflictos humanos y neuróticos debido a la acción conjunta y difícilmente deslindable, de la herencia, la situación personal, la historia, la enfermedad corporal, las condiciones histórico-sociales, las vivencias, los hábitos y el funcionamiento del organismo.

Se trata de inscribir al psicoanálisis en el paradigma de la complejidad

La filiación implica abrir un futuro al pasado, oponiendo un olvido pasivo al activo. El pasivo es el de los fundamentos. Perpetúa todo lo que tiene un valor de origen. El olvido activo es lo que Nietzsche denominó la fuerza del olvido. Ese “hacer lugar a lo nuevo” cumple una función liberadora, evitando la parálisis debido al exceso de memoria.

Sobre el Autor: Luis Hornstein *Premio Konex de platino en psicoanálisis (década 1996 a 2006). Sus últimos libros son Narcisismo (Paidós), Las depresiones (Paidós) y Autoestima e identidad (F.C.E.). Puedes escribirle a su email: [email protected].

Imagen: NPR

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Cinco formas de afrontar el estrés cuando estás embarazada

  • Alejandra Alonso
  • 21/09/2012

El estrés es una realidad en la vida de todas las personas. Todos luchan con el estrés relacionado a sus trabajos, finanzas o relaciones. Pero cuando estás embarazada puedes enfrentar estresores adicionales. Por ejemplo, puedes preocuparte por la salud de tu bebé, que es de hecho uno de los estresores más comunes en embarazadas, de acuerdo con Christina G. Hibbert, psicóloga clínica y experta en salud mental y postparto.

También puedes estresarte al prepararte para la llegada de tu bebé, dice ella. Y si has experimentado problemas con tu embarazo actual o un aborto espontáneo previo, puedes estar sintiéndote especialmente ansiosa.

Hibbert compartió formas efectivas mediante las cuales las futuras mamás pueden afrontar el estrés:

1- Mueve tu cuerpo:

De acuerdo con Hibbert, las mujeres embarazadas que se ejercitan (bajo el cuidado de sus médicos) son más capaces de manejar el estrés. Puedes encontrar más información sobre ejercicio y embarazo aquí.

2- Consigue apoyo:

Hable con sus amigos o únase a un grupo de apoyo para embarazadas, dice Hibbert. Te pueden ayudar a minimizar los sentimientos de presión y estrés, brindar apoyo y resolver problemas contigo.

3- Siente tus sentimientos:

“Muchas mujeres ignoran o niegan sentir estrés, pero este simplemente se acumula hasta que sientes que vas a explotar,” dice Hibbert. Ella sugiere sentarte con tus emociones, con alguien en quien confíes. “Deja que alguien que se preocupa por tí, este contigo, te sostenga la mano, te escuche y lo sienta contigo.”

Ella también recomienda practicar la respiración profunda todos los días. Hacerlo calma el estrés e incluso ayuda en el parto. Intenta lo siguiente: “Inhala profundamente mientras cuentas lentamente hasta cinco; luego exhala lentamente en cinco. Repítelo por 5 o 10 minutos.”

Otro enfoque que ella recomienza es canalizar tus emociones en arte, como escribir en un diario, pintar, dibujar o realizar actividades relacionadas con la música.

4- Haz del sueño una prioridad:

“Cuando estás embarazada necesitas más horas de sueño que lo normal, y no puedes permitirte quedarte despierta hasta tarde, levantarte muy temprano e irte todo el día,” dice Hibbert. “El impuesto que cobra en tu cuerpo y en el bebé no lo vale.”

Ya que el sueño es acumulativo, cada siestita cuenta. Así que vuélvete a dormir cuando despiertes, toma siestas frecuentes y duerme cuando puedas, sugiere Hibbert.

Dormir lo suficiente durante el tercer semestre puede ser especialmente difícil. Culpa a tu floreciente panza, tu débil vejiga y los pensamientos en cuanto al inminente nacimiento. Para sobreponerse a tales desafíos, Hibbert sugiere utilizar una almohada para apoyar tu cuerpo, limitar cuánto bebes a la tarde y a la noche y escribir tus preocupaciones para despejar tu mente.

5- Busca terapia:

“Muchas mujeres piensan que se sentirán mejor ‘cuando el bebé llegue’, pero generalmente es lo opuesto: el estrés tiende a incrementarse cuando el bebé nace,” dice Hibbert. Así que si el estrés está minando tu salud o funcionamiento, no vaciles en ver a un terapeuta. “Cuanto antes busques ayuda, mejor para tí, tu bebé y tu familia.”

La Dra. Cristina Hibbert es psicóloga clínica, experta en Salud Mental Postparto, Salud emocional de la Mujer, Duelo y Pérdida y Maternidad y Crianza. Si quieres saber más sobre ella visita su sitio web.

Fuente: 5 ways to cope with stress when you’re pregnant
Imagen:  Stuart_Handy (Flickr)

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  • Salud Mental y Tratamientos

Lo que necesitas saber para entender la terapia narrativa

  • Carlos Chimpén
  • 21/09/2012

Las entrevistas terminan y el terapeuta le otorga un certificado al consultante donde dice:

Esto es para certificar que Raquel ha dominado la mentira que en tantos problemas la metía. Las siguientes personas han notado el cambio: Carlos, José, Manuel, Laura y Soledad. En Cáceres a 20 de Abril.

La terapia narrativa fue reconocida fuera de Australia, lugar donde fue creada, por el archiconocido libro de White y Epston (1993) Medios Narrativos para fines terapéuticos. Estos autores usaban certificados, cartas y todo tipo de documentos para lograr externalizar el problema y que la persona tuviera más espacio para crear una identidad distinta a la que el problema proponía.

Desde entonces, la terapia narrativa ha pasado por un periodo de crecimiento de contextos de aplicación, así como de riqueza conceptual que la han hecho muy atractiva para los profesionales de la psicoterapia.

En el presente artículo vamos a ver algunas nociones básicas para comprender la práctica narrativa.

Comprendiendo la terapia narrativa

En muchos lugares aparece la definición de terapia narrativa como un enfoque respetuoso y no culpabilizador que sitúa a las personas como expertas de sus propias vidas (Morgan, 2004). Esto conlleva un cambio de conceptualización con respecto a quién busca ayuda. No se le llama paciente, ni se le llama cliente sino que se le denomina “coautor” del proceso de terapia (White, 2004).

El problema es el problema y la persona es la persona.

Con este término Michael White quiere cuestionar la posición del terapeuta como experto y, por tanto, cuestiona su superioridad explícita e implícita sobre la persona que busca su ayuda. Coautor es quien ayuda al terapeuta a comprender la situación desmontando los prejuicios inherentes a la profesión, a la raza, a la clase social, al género, etc., facilitando la auto descripción del problema.

De este modo, el discurso de la persona, su historia, se convierte en fundamental para el terapeuta narrativo, acompañado de un análisis reflexivo de la posición que ocupa y de la necesidad de no imponer sus criterios a la vida de los consultantes (otro término que se utiliza para referirse a las personas que solicitan nuestra ayuda). Gergen (1996) lo llama auto narración y con ello “se refiere a la explicación que presenta un individuo de la relación entre acontecimientos auto relevantes a través del tiempo” (p. 233).

Con el concepto de coautor y con el cuestionamiento del papel de terapeuta como experto, Michel White da paso a otro fundamento teórico de las prácticas narrativas: la valoración de los saberes locales o populares. Basándose en trabajos antropológicos de Gregory Bateson, Cliford Geertz y Bárbara Myerhoff, por citar algunos de los más relevantes, y en reflexiones filosóficas de Michel Foucault y Jacques Derrida, White (2002) destaca que en la enseñanza de las disciplinas profesionales no sólo se marginan los saberes locales o populares, sino que también se los descalifica, olvidándose de la propia historia de las personas y las comunidades y desechando la sabiduría, los recursos, valores, actitudes, etc., que cada persona y cada comunidad puso en juego para enfrentar las situaciones conflictivas. De la valoración de la sabiduría popular surge la práctica colectiva narrativa que trabaja con comunidades.

(Artículo relacionado: Chimamanda Adichie: El peligro de una sola historia)

Por poner un ejemplo de lo anterior, podemos citar la prevalencia del modelo de tratamiento del duelo según las escuelas occidentales de psicología y psiquiatría por encima de los saberes locales de los aborígenes australianos o los Zíngaros, impone la producción de una catarsis para liberarse del sufrimiento por la pérdida o un desprendimiento de los objetos personales de la persona fallecida para “despedirse correctamente”, sin respetar las costumbres y formas de resolver los duelos de las diferentes culturas. Lo anterior llevaría a descripciones pobres (magras en algunas traducciones) refiriéndose a una interpretación de la realidad con limitaciones, frente a descripciones ricas (densas en algunas traducciones) refiriéndose a interpretaciones más completas de la realidad de la persona.

“las acciones de una persona son descripciones que excluyen las interpretaciones de quienes están participando en sus acciones… las descripciones magras son típicamente aquellas a las que se arriba por medio de las “observaciones” de personas consideradas forasteras, quienes están estudiando las vidas de otras personas y las comunidades en las que esta vive… a la inversa, descripciones densas de las acciones de las personas son descripciones informadas por las interpretaciones de aquellos que están participando en esas acciones…” (M. White, 2002: 32; citado en Montes, 2011) 

El binomio pobre/rico (magro/denso, en inglés thin/rich) es fundamental en la práctica narrativa. La persona sumida en el problema cuenta un relato pobre de su experiencia, el cual constituye la historia del problema. La identidad de la persona se ve saturada por la descripción que hace el problema de ella ante sí misma y ante los demás. La terapia narrativa tiene como objetivo enriquecer la historia mediante la introducción de aquellos detalles que han quedado fuera por el predominio del problema, es decir, la co-creación junto al paciente de una historia alternativa.

De este modo, surgen algunas premisas importantes de la práctica narrativa.

Premisas de la terapia narrativa

  1. El problema es el problema y la persona es la persona, esto hace que se analicen los problemas separados de las personas y se asume que las personas tienen muchas habilidades, capacidades, competencias, creencias, valores y compromisos que les ayudarán a cambiar su relación con los problemas en sus vidas. La externalización del problema es una de las técnicas más conocidas de la terapia narrativa (aunque desde la práctica narrativa se ve más como una cosmovisión que como una técnica)
  2. La palabra historia tiene que ver con una serie de sucesos que están relacionados a través de una secuencia temporal y que están de acuerdo con un argumento determinado. Interpretamos lo que nos sucede y le damos un significado uniendo determinados hechos para darle un sentido. Este sentido final formaría el argumento de la historia. Para llegar a ese sentido final hemos tenido que elegir ciertos sucesos y otros dejarlos fuera, probablemente porque no encajan con el argumento de la historia.
  3. Los relatos mediante los que damos sentido a nuestra experiencia están influidos sobre todo por factores culturales y sociales.
  4. El lenguaje sirve de mediador en estos procesos interpretativos: por medio de él definimos y mantenemos nuestros pensamientos y sentimientos (incluido nuestro monólogo interior).
  5. Las historias dan forma a nuestras vidas e impulsan o impiden la realización de ciertos actos. Esto es lo que llamamos los efectos de la historia dominante. Vivimos varias historias a la vez no podemos explicar nuestra vida sólo desde un punto de vista, por eso consideramos que los seres humanos tenemos vidas con historias múltiples. Esto permite la creación de una historia alternativa.

Creando la historia alternativa

Como puede observarse, la co-creación entre terapeuta y consultante de una historia alternativa al problema es el punto clave de la práctica narrativa. Podemos llegar a una historia alternativa, introduciendo aspectos, actos, personas, etc. que quedaron fuera de la historia dominante, mediante la exploración y desconstrucción de lo que mantiene al problema como la historia dominante en la vida de la persona que nos consulta. La desconstrucción se logra mediante preguntas reflexivas para narrar y re-narrar la historia que llevan al descubrimiento de los llamados “logros aislados”. Esos logros aislados juntos constituyen la historia alternativa, una historia que proporciona una identidad diferente a la que el problema pretendía, constituida por los momentos en los que el problema no ha tenido una influencia tan fuerte o no ha tenido influencia en absoluto.

La práctica narrativa es un campo rico de crecimiento en todas las áreas de una relación.

Hay muchas formas de lograr crear la historia alternativa y la práctica narrativa ha crecido en técnicas que facilitan al terapeuta la posibilidad de co-construir ésta con el consultante. Algunas técnicas bien conocidas son: conversaciones de externalización, conversaciones de remembranza, conversaciones de reautoría, ceremonias de definición, el uso de certificados, documentos, canciones, poesías, etc, terapéuticas, el árbol de la vida, el equipo de la vida, la cometa de la vida, etc.

La práctica narrativa es un campo rico de crecimiento en todas las áreas de una relación de ayuda, a nivel individual, de pareja, familiar y comunitario. Merece la pena que los profesionales sigan explorando las diferentes posibilidades que ofrece.

Sobre el autor: El Dr Carlos Chimpén es profesor en la Universidad de Extremadura y Presidente de la Asociación Española de Terapia Narrativa. Puedes escribirle a la siguiente dirección: [email protected]

Referencias Bibliográficas

Gergen, K., J. (1996). Realidades y relaciones, aproximaciones a la construcción social. Buenos Aires: Paidós.

Montes, J.G. (2011). Del saber al poder en la terapia. La narración de un sobreviviente de intento suicida y su mamá. Revista científica electrónica de psicología, nº 11, julio, pp. 340-356.

Morgan, A. (2004). What is narrative therapy? An eassy-to-read introduction. Adelaide, Australia: Dulwich Centre Publications.

White y Epston (1993). Medios Narrativos para fines terapéuticos. Barcelona: Paidós.

White, M. (2002). El enfoque narrativo en la experiencia de los terapeutas. Barcelona: Gedisa.

White, M. (2004). Guías para una terapia familiar sistémica. Barcelona: Gedisa.

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Nuevo estudio demuestra que los niños obesos tienen papilas gustativas menos sensibles

  • David Aparicio
  • 20/09/2012

¿Los niños obesos tienen menos capacidad gustativa en comparación a los niños con peso normal? Sí. Así lo indica una investigación recientemente publicada en la revista online Archives of Disease in Children (Archivos de Enfermedades en Niños).

Según los investigadores, esta reducida capacidad de distinguir entre los 5 sabores: amargo, dulce, salado, agrio y umami (sabroso) puede incitar a los niños a consumir grandes cantidades de comida en un intento de registrar la sensación del gusto. Esta conclusión se basa en una muestra de 94 niños que tenían peso normal y 99 niños obesos que tenían entre 6 y 18 años, los mismos gozaban de buena salud y no tomaban medicamentos que pudieran afectar el gusto o el olfato.

Los científicos evaluaron la sensibilidad del gusto de todos los niños por medio de 22 tiras con gustos que colocaron en la lengua, para incluir cada una de las 5 sensaciones gustativas en cuatro niveles diferentes de intensidad, más dos tiras insípidas. A cada niño se le pidió que se abstuviera de comer o beber cualquier cosa que no fuera agua y que no masticaran chicle por lo menos una hora antes de que tomaran los dos análisis, que incluían la identificación del gusto y su intensidad.

La suma de los 5 sabores y de las 4 diferentes intensidades permitían un puntaje máximo de 20 en las escalas que le otorgaron a los niños. Se encontró que las niñas y los chicos mayores eran mejores para escoger los sabores adecuados. En general, los niños fueron mejores en diferenciar entre salado y dulce, pero se encontró que tenían más dificultad para distinguir entre salado y agrio, y entre salado y umami.

¿Y que se encontró en los niños obesos?

Los niños obesos tenían una dificultad significativa en identificar las diferencias en las sensaciones gustativas, su promedio fue de 12.6 en comparación al promedio de 14 perteneciente a los niños con peso normal. También fueron menos propensos a identificar correctamente las sensaciones gustativas, particularmente entre salado, umami y amargo; mientras que los niños con peso normal identificaron correctamente todos los niveles de la categoría dulce, los niños obesos las calificaron entre tres y cuatro niveles de intensidad más bajo que los niños con peso normal.

Del mismo modo se encontró que entre los niños con peso normal la tendencia era que a mayor edad había mayor capacidad de distinguir las sensaciones gustativas, pero esta tendencia no se encontró entre los niños obesos.

Aunque aún no se sabe porque tenemos diferencias en la percepción del gusto, los investigadores creen que los genes, las hormonas, la aculturación y la exposición a diferentes gustos en la vida temprana juegan un papel importante. Investigaciones previas indican que una alta sensibilidad para diferenciar las sensaciones gustativas puede ayudar a reducir la cantidad de comida consumida que se requiere para obtener el “gusto”.

Fuente: Study :Obese Kids Have Less Sensitive Taste Buds

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