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Publicaciones por mes

marzo 2017

67 Publicaciones
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

El consumo diario de té podría protegerte de los efectos de la demencia

  • David Aparicio
  • 22/03/2017
efecto protector del té

Una buena noticia para los amantes del té, del verdadero té. Una investigación de la Universidad de Singapur encontró que el consumo diario de está popular infusión podría reducir drásticamente el riesgo de desarrollar algún tipo de demencia.

La investigación asiática de tipo longitudinal se desarrolló con 957 adultos mayores de 55 años de edad que consumían frecuentemente té. La información sobre su consumo se obtuvo entre los años 2003 y 2005. Todos los participantes fueron sometidos a pruebas de desempeño cognitivo en intervalos de 2 años hasta el 2010. También se recogió información sobre su estilo de vida, condiciones médicas, actividad física y social. Todos estos factores fueron controlados para evitar efectos extraños en los resultados.

Las buenas noticias no terminan ahí. Según los autores, no tenemos que comprar una hoja rara de té, de esas gourmet importadas y caras para aprovechar los efectos protectores del té, ya que cualquier taza de té que haya sido hervida directamente de las hojas de té negro o verde funcionará perfectamente.

sus resultados pueden ser aplicados a cualquier parte del mundo

Pero la investigación se desarrolló con una población especifica de adultos mayores en Asia. ¿Aplica para otras culturas también?

Aunque el estudio fue realizado en China, donde las diferencias alimenticias y sociales son muy diferentes, los autores explican que sus resultados pueden ser aplicados a cualquier parte del mundo y que este método sencillo y económico podría proteger a millones de personas, considerando que el té es uno de los brebajes más consumidos del mundo.

¿Cuáles son los compuestos químicos de té que nos protegen del deterioro cognitivo?

Los compuestos bioactivos en las hojas de té como las catequinas, teaflavinas y la Teamina L, son compuestos antinflamatorios y antioxidantes que protegen al cerebro del daño vascular y la neurodegeneración. Todavía no se entiende completamente cómo funcionan estos compuestos en nuestro organismo y será necesario que hayan más estudios que profundicen nuestro entendimiento en un compuesto muy fácil de conseguir y de bajo costo como el té.

Creo que es una buena oportunidad para tomar menos café y probar con el té.

La investigación completa está disponible en la revista The Journal of Nutrition, Health & Aging.

Fuente: ScienceDaily

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Los niños que comienzan la escuela más tarde tienen mejor autorregulación

  • Alejandra Alonso
  • 22/03/2017

Muchos padres y profesionales opinan que es beneficioso un inicio más tardío de la escolarización formal, sin embargo hasta ahora no existían investigaciones que dieran resultados concluyentes sobre el tema. Pero un nuevo estudio encontró evidencia sólida de que la salud mental se beneficia al retrasar el ingreso al jardín de infantes (kinder).

La investigación observó concretamente que un año de retraso mejoró dramáticamente las habilidades de autorregulación, cuyos beneficios se extendían incluso hasta la niñez tardía.

De acuerdo con el paper, los niños que comenzaron el jardín de infantes un año más tarde mostraron niveles significativamente más bajos de inatención e hiperactividad, que son consideradas en conjunto como claves para la autorregulación. Los beneficios persistieron hasta la edad de 11 años.

“Encontramos que retrasar el jardín de infantes por un año redujo la inatención e hiperactividad a un 73% para un niño promedio a la edad de 11 años, y eliminó virtualmente la probabilidad de que un niño promedio a esa edad tuviera un puntaje anormal o más alto que el normal en medidas conductuales de la inatención-hiperactividad”, comenta Dee.

Los hallazgos de esta investigación, cuyos autores son Thomas Dee, Profesor de la Escuela de Graduados de Stanford y Hans Henrik Sievertsen del Instituto Nacional Danés de investigación Social, podrían ayudar a los padres en los debates actuales sobre los beneficios y desventajas de comenzar la escuela más tarde.

Aunque muchos niños en países desarrollados ahora comienzan la escuela a una edad más avanzada, un cuerpo creciente de estudios empíricos no pudo dar conclusiones que apunten a la mejora de las calificaciones o un mayor ingreso en relación a comenzar el jardín de infantes más tarde, asegura el estudio.

La investigación de Dee y Sievertsen sin embargo, provee evidencia novedosa en relación a aspectos de la salud mental que son predictores de los resultados educativos.

En la esfera psicológica, las medidas de inatención e hiperactividad – rasgos de salud mental relacionados al TDAH – reflejan efectivamente el concepto de autorregulación. Un nivel más alto de autorregulación, es decir la habilidad de una persona para controlar sus impulsos y modular su conducta en relación a la consecución de metas, se vincula generalmente con los logros del estudiante.

Mantener la concentración, estar mejor

La teoría subyacente es que los niños y adolescentes que pueden concentrarse, sentarse quietos y prestar atención por más tiempo, obtienen mejores resultados en la escuela.

El estudio de Dee encontró correlaciones similares: comparaciones de niños de 7 años que iban a la misma escuela mostraron que los alumnos con puntajes más bajos de inatención-hiperactividad tenían mejores notas en evaluaciones escolares.

Para el estudio, los investigadores utilizaron datos de una herramienta nacional que evalúa la salud mental de los niños en Dinamarca (es ampliamente utilizada internacionalmente en contextos clínicos y académicos) y lo compararon con el censo danés. Vincular ambos datos, permitió a los investigadores realizar análisis utilizando fechas de nacimiento exactas y permitiendo comparaciones robustas entre niños de edades similares.

Debido a que los niños en Dinamarca se inscriben al jardín de infantes a los 6 años, los que nacen exactamente el 31 de Diciembre deberían haber empezado el jardín de infantes más temprano ese año, mientras que aquellos que nacen un día después (1 de Enero), tendrían 6 años y 8 meses cuando comiencen la escuela formalmente.

Los investigadores se valieron de estas dos fechas como puntos de cortes para hacer comparaciones entre ambos grupos. Utilizaron muestras completas de las encuestas de salud mental reportadas por los padres; 54.241 padres respondieron cuando sus hijos tenían 7 años y 35.902 respondieron cuando los niños tenían 11 años.

Se encontraron efectos importantes en relación a una mejor salud mental consistentemente en la categoría inatención-hiperactividad, tanto para niños como para niñas.

Solo en Estados Unidos, el porcentaje de niños que entran al jardín de infantes con 6 años en vez de 5 ha crecido consistentemente un 20%, de acuerdo a este estudio. En parte, se debe a los cambios en las políticas de algunas escuelas, pero la mayor parte de los cambios se deben a decisiones de los padres.

Muchos padres optan por retrasar el jardín de infantes un año con la esperanza de darles a sus hijos más tiempo para madurar y aprender otras habilidades sociales-emocionales.

“El estudio dará alivio a aquellos que lo hayan hecho. Y para aquellos que están tomando la decisión, les dará una oportunidad de considerar los beneficios”, asegura Dee.

Los autores han notado, sin embargo, que las decisiones sobre la escolarización involucran muchos factores y esta investigación se enfoca en un área. Sugiere que las conversaciones en relación al tiempo de inicio incluyan tanto a padres como a maestros.

Dee también expresa que, aunque hay fuertes y grandes efectos en el estudio, los niños que retrasan el kindergarten en Dinamarca tienen acceso universal a razonablemente buenos pre-Kinder.

Prolongar el juego

Los resultados del estudio también se vinculan a otros que han mostrado que un período extendido de juego se traduce en beneficios para el desarrollo de la salud mental.

Como resultado, Dee tiene la esperanza de que su trabajo sirva para que se examinen los métodos de enseñanza en el jardín de infantes. Podría plantearse la pedagogía más hacia el lado de los juegos que las estructuras académicas.

Para los científicos, no solo es cuestión de la edad de inicio del jardín, si no también de qué se hace allí. Si vemos al jardín como lo que antes era el primer grado, la decisión de los padres de retrasar el ingreso de sus hijos a la escuela sería muy sabia.

Fuente: Stanford

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Los celos románticos y su protagonismo en la pareja

  • Aprende Viendo Terapia
  • 22/03/2017

Los celos en la relación de pareja (conocidos como celos románticos) ha sido un tema que ha suscitado mucho interés de estudio durante muchos años, sobre todo respecto a las variables que está asociadas a los celos y que marcan la diferencia entre unas personas y otras en su vivencia y expresión. Es decir, ¿Por qué unas personas tienden a experimentar elevados niveles de celos y otras apenas sienten celos? ¿Qué es lo que marca esta diferencia?

En primer lugar, es importante conocer el significado del concepto de celos románticos. Pines define los celos románticos como “una sospecha real o imaginada de una amenaza a una relación que se estima valiosa”. White (1981) sin embargo define los celos como “una interacción de pensamientos, sentimientos y conductas, que aparecen tras una amenaza a la autoestima o a la existencia o calidad de una relación de pareja”.

En ambas definiciones podemos observar que aparece un sentimiento de amenaza por la posible pérdida, bien sea de la pareja o de nuestra propia autoestima, como propone White, al percibir que nuestro compañero sentimental muestra mayor interés o afecto hacia otra persona.

En los celos patológicos el malestar emocional que generan los celos es de una intensidad mucho más elevada

Otra gran cuestión que generan los celos, es saber cuándo son considerados como patológicos. La principal diferencia es que los celos patológicos implican la evaluación de una amenaza imaginaria o sospechas paranoicas que generan conductas dirigidas a controlar a la pareja o al “rival”. Sin embargo, los celos “normales” o no patológicos, se basan en evaluaciones de amenaza reales (Pfeiffer y Wong, 1989). Asimismo, en los celos patológicos el malestar emocional que generan los celos es de una intensidad mucho más elevada que en los normales, aunque esto puede generar confusión a la hora de diferenciar sobre todo a las personas que tienen unos altos niveles de celos de aquellas que sufren celos patológicos o celotipia, puesto que en ambos casos se presentarían altos niveles de malestar emocional. Por lo tanto, la principal diferencia sería la distorsión de la realidad en el caso de los celos patológicos, que incluso en ocasiones puede llegar a convertirse en delirante.

Respecto a la etiología de los celos, se han identificado determinadas variables de la personalidad que tienden a estar asociadas, de las cuales la más estudiada ha sido la autoestima. En diversas investigaciones se han asociado bajos niveles de autoestima con altos niveles de celos. Según autores como Stieger, Preyss y Voraceck (2012) cuando la persona percibe una amenaza hacia su relación sentimental, al ver que su pareja puede estar interesado/a en otra persona, esto amenaza su propia autoestima y genera que surja el sentimiento de celos.

La baja autoestima también se ha relacionado con sentimientos de inseguridad hacia uno mismo, por lo tanto, es más probable que una persona que tiene una baja autoestima pueda sentirse más insegura respecto a su pareja y tienda a mostrar mayores niveles de celos. Además, una persona insegura puede tener una mayor tendencia a pensar que otras personas pueden ser mejores que ella y que es probable que su pareja en algún momento se interese por otra persona mejor, lo que les lleva a cuestionar constantemente el compromiso de su pareja y mostrar sentimientos de celos.

Uno de los principales efectos positivos de los celos es que permiten que la pareja establezca unas reglas básicas que ayudan a que se mantengan los lazos

Canto y Burgos (2009) consideran que los celos son un mecanismo que hemos heredado de nuestros antepasados, que todas las personas sentimos (aunque lo expresemos de diferentes maneras) y cuya finalidad es la protección y mantenimiento de la relación de pareja, puesto que actuarían como una señal de alarma ante una posible amenaza.

¿Los celos son siempre malos?

En muchas ocasiones, se ha considerado que los celos son negativos y dañinos para la relación de pareja, y de hecho es habitual que aquellas personas que suelen tener un sentimiento elevado de celos tiendan a ocultarlo hacia los demás por el miedo a recibir críticas. Por esto, es importante señalar que los celos no siempre son negativos, sino que pueden tener efectos positivos en la relación de pareja.

Uno de los principales efectos positivos de los celos es que permiten que la pareja establezca unas reglas básicas que ayudan a que se mantengan los lazos frente a las posibles amenazas a la relación. De hecho, muchas personas pueden vivir los celos de su pareja como una señal de amor, de tal manera que si tu pareja siente celos es porque te ama, te valora por eso tiene miedo a perderte. Es decir, los celos pueden ser interpretados como una expresión de cuidado y cariño. Esto pude explicar que algunas personas en ocasiones realicen intentos intencionados de despertar celos en su pareja, para comprobar si realmente su pareja les quiere y valora.

La cara negativa de los celos

Las consecuencias negativas de los celos comienzan a aparecer cuando los niveles de celos son demasiado elevados y generan un intenso malestar emocional para quien los padece o cuando son expresados de manera frecuente, lo que puede llevar a constantes problemas de pareja.

Puede suceder que uno de los miembros de la pareja sienta celos por determinados aspectos que el otro miembro de la pareja considera irrelevantes, por ejemplo, el hecho de quedar con un/a amigo/a hacia el cual no existe ningún interés romántico o sexual, pero que su pareja pueda considerar que sí existe y de ahí nace el sentimiento de celos.

Por otra parte, se ha visto una elevada asociación entre los celos y la violencia en la pareja, que es otro de los motivos por los que se ha investigado tanto los celos.

los celos son una emoción presente en todas las personas

Autores como Canto y Burgos (2009), o Montes-Berges (2008), consideran que tanto hombres como mujeres sienten celos pero son más los hombres quienes llegan a someter a sus parejas a algún tipo de maltrato psicológico y/o físico, aunque esto no excluye a las mujeres como maltratadoras en determinados casos.

Los celos generan sentimientos de rabia, frustración, tristeza, desesperanza e incertidumbre, lo que puede dar lugar a la insatisfacción y la violencia en la pareja, y de hecho son una de las principales causas de divorcio.

El trabajo con los celos en terapia

Como acabamos de explicar, los celos pueden tener consecuencias muy negativas para la relación de pareja, por lo que es importante trabajar con ellos, de cara a evitar posibles actos violentos o de maltrato, como evitar también la insatisfacción en la pareja.

Es importante trabajarlo sobre todo porque en muchas ocasiones los celos pueden ser el resultado de una falta de comunicación o malos entendidos entre los miembros de la pareja, y ambos pueden sufrir malestar por causas injustificadas que podrían resolverse si aprenden a comunicarse de manera sincera y empática.

En los casos en que la persona que siente celos reconoce que estos son injustificados y dependen de inseguridades y miedos propios, es importante realizar un trabajo personal orientado hacia la autoestima, la seguridad personal y el origen de los posibles miedos que pueda sufrir.

En definitiva, los celos son una emoción presente en todas las personas, que se vive y se expresa de manera diferente en cada individuo, y dicha expresión y vivencia resultará positiva o negativa para la relación dependiendo de su intensidad, frecuencia y justificación.

Artículo publicado en el blog de Aprende Viendo Terapia, una plataforma online y presencial en el entrenamiento de habilidades terapéuticas.

Imagen: Unsplash

Bibliografía

  • Attridge, M. (2013). Jealousy and relationship closeness: exploring the good (reactive) and bad (suspicious) sides of romantic jealousy. SAGE Open. DOI: 10.1177/2158244013476054.
  • Canto, J.M. y Burgos, M. (2009). Diferencias entre sexos en los celos románticos: una confrontación teórica. Psicología &m Foco, 2(1), 120-130.
  • González, E. (2005). Celos, celos patológicos y delirio celotípico. Revista Psiquiatría Fac Med Barna, 32(1), 14-22.
  • Montes-Berges, B. (2008). Tácticas para la resolución de conflictos y celos románticos en relaciones íntimas: adaptación y análisis de las escalas CTS2 y CR. Estudios de Psicología, 29(2), 1-15.
  • Pfeiffer, S. y Wong, P. (1989). Multidimensional Jealousy. Journal of Social and Personal Relationship, 6, 181-196.
  • Stieger, S., Preyss, A. y Voracek, M. (2012). Romantic jealousy and implicit and explicit self-esteem. Personality and Individual Differences, 52, 51-55.
  • White, G. (1981). A model of romantic jealousy. Motivation and emotion, 5(4), 295-310.

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Etapas del desarrollo del lenguaje

  • Alejandra Alonso
  • 21/03/2017

A pesar del idioma que hablemos o nuestra cultura, se piensa que las personas pasamos por las mismas etapas de desarrollo del lenguaje a aproximadamente la misma edad. En este artículo podrás encontrar las etapas por las que pasan los niños en el proceso de adquisición del lenguaje, además de la edad aproximada a la que pasan a cada etapa. También podrás ver una descripción de lo que sucede en cada estadio.

Para adquirir el lenguaje es necesaria la maduración del sistema nervioso, cierto desarrollo cognitivo y desarrollo socio-emocional, ya que el niño solo aprenderá a hablar si está expuesto al lenguaje (Gross, 2005).

Hay un consenso general en relación a las tres grandes etapas del desarrollo del lenguaje, por las cuales el niño avanza de manera gradual (Gross, 2005):

I. Etapa prelingüística (0 a 12 meses): los bebés nacen sin saber hablar, aunque hacen sonidos variados con sus órganos vocales, incluido el llanto, que suele ser el sonido dominante, e incluso los padres aprenden a discriminar los diferentes tipos de llanto. Para el primer mes los niños aprender a distinguir entre fonemas y otros sonidos, aunque a veces suenen muy parecidos. Se piensa que esta habilidad perceptual puede ser innata (Gross, 2005).

Dentro de esta etapa tenemos el prebalbuceo (0-2 meses) donde predominan las vocalizaciones reflejas y gorjeos (como el ya mencionado llanto); y el balbuceo donde, de los 3 a 6 meses predomina el juego vocal y luego (de los 6 a los 10 meses) la imitación (Navarro Pablo, s.f.)

Aunque los niños comienzan produciendo unos pocos fonemas, rápidamente producen casi todos los fonemas existentes, pertenezcan o no a su lengua nativa (expansión fonética). Aproximadamente a los 9-10 meses comienza la contracción fonética: ahora los fonemas utilizados serán solo los correspondientes al lenguaje del entorno. Los niños sordos dejan de balbucear a esta edad, probablemente debido a falta de retroalimentación de su propia voz (Gross, 2005).

Ya a los 4 meses pueden leer labios y discriminar sonidos. Mas o menos a esas edad comienza la etapa del balbuceo. No se trata de una imitación de los sonidos que escucha de los adultos, por que utiliza sonidos de diversos lenguajes. Los niños sordos también balbucean, sugiriendo que la natura permite una gama de fonemas antes que el contexto moldee el lenguaje. Muchos de los sonidos del balbuceo son pares de vocales-consonantes (da-da, ma-ma, ta-ta). Luego de un tiempo, el balbuceo se convierte en sonidos y entonaciones del entorno y, a los 10 meses, un oído entrenado puede identificar el lenguaje de la casa (Myers, 2006).

II. Etapa de una palabra (12 a 18 meses): El niño produce su primera palabra al año aproximadamente, sin embargo el balbuceo continúa por alrededor de 6 meses más. El niño entenderá más palabras de las que produce (Gross, 2005).

Al cumplir el año, la mayoría de los niños pasan a la etapa de una palabra: han aprendido que los sonidos tienen significado y tratan de utilizarlos para comunicarse. Al principio, las palabras suelen contener una sola sílaba y probablemente solo las personas más cercanas al bebé, lo entiendan (Myers, 2006).

III. Etapa de oraciones de dos palabras. Esta última se divide en Estadio 1 de gramática, que va desde los 18 hasta los 30 meses y se caracteriza por ser un lenguaje telegráfico, es decir que la producción e imitación de oraciones es simple (Gross, 2005).

Aproximadamente a los 18 meses pasan de aprender una palabra por semana a 1 palabra por día. Antes de los 2 años suelen entrar a la etapa de las dos palabras, es decir que empiezan a formar oraciones simples de dos palabras, por esta razón también se caracteriza al lenguaje como “discurso telegráfico” en esta etapa (Myers, 2006).

Aunque los niños de 18 meses pueden decir entre 3 y 50 palabras, su vocabulario receptivo es mayor que el productivo, es decir que entienden más palabras de las que pueden producir (Weiten, 2001).

En el estadio 2 de gramática, que va de los 30 meses en adelante, el lenguaje crece rápidamente y también las oraciones se hacen más complejas y largas (Gross, 2005).

Una vez superada la etapa de las dos palabras, el niño comienza a construir oraciones más largas y, al llegar a edad escolar, ya comprende frases complejas y hasta el doble sentido. El interés en la ambigüedad del lenguaje indica el desarrollo de la conciencia metalingüística (Myers, 2006, WeIten, 2001).

Se considera que el desarrollo del lenguaje se detendrá si un sujeto permanece aislado durante el período crítico de adquisición, es decir los primeros 5 a 7 años de vida. Este suele ser el caso de los niños sordos que no experimentaron el lenguaje de señas en los primeros años y también está el conocido caso del niño salvaje de Aveyron (Myers, 2006).

Fuentes:

  • Gross, R. (2005), Psychology, the science of mind and behaviour 5th edition. Hodder Arnold Publication
  • Myers, D. (2006) Psicología 7ma edición. Editorial Médica Panamericana: Madrid
  • Navarro Pablo, M. (s.f.), Adquisición del lenguaje. El principio de l comunicación.
  • Written, W. (2001), Psychology. Themes and variations Fifth edition. Wadsworth Thomson Learning: EE.UU.

Imagen: Shutterstock

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La historia de Hipaso de Metaponto, el matemático que fue asesinado por defender la ciencia

  • David Aparicio
  • 21/03/2017

Juan Carlos Orellana nos cuenta en Hipertextual la historia de Hipaso de Metaponto y el exilio que sufrió por parte de los pitagóricos al encontrar la falencia del Teorema de Pitágoras para explicar los números irracionales. Un ejemplo de que hasta en la matemáticas y la ciencia puede reinar el dogmatismo:

Este grupo de excéntricos se encontraba satisfecho ya que las teorías que fundamentaban sus argumentos no podían siquiera ser cuestionadas. Bueno, al menos era así hasta que Hipaso de Metaponto se percató de algo curioso, descubrió mediante el teorema de Pitágoras que era imposible explicar el resultado de la raíz cuadrada de dos: 1,4142135…Un número seguido de cifras infinitas cuya sucesión no puede explicarse por ninguna regla o patrón.

En ese momento no se había dado cuenta, pero Hipaso había descubierto los números irracionales. Esto significaba que todas las bases del pensamiento pitagórico: la unidad, la armonía matemática, la creencia de que todo se podía medir, etc. Podían ser puestas en duda, es decir, ya no eran reglas sino descripciones de casos específicos. Ya que es imposible medir exactamente el lado y la diagonal de un cuadrado.

Lee el artículo completo en Hipertextual.

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Trastornos psicológicos: un punto de unión entre la TCC y la Neuropsicología

  • Julio Hernández
  • 21/03/2017

La terapia cognitivo conductual (TCC) es un modelo bien estructurado, y fundamentado, con bases científicas que han marcado la pauta para la práctica clínica de una gran cantidad de psicólogos clínicos en la actualidad. No forma parte de la gama de terapias más utilizada en la actualidad sólo por su difusión y proliferación sino también por su eficacia, economía y puntualidad (que es relativamente corta en tiempo) para los tratamientos.

Además la Terapia Cognitivo Conductual (TCC) trata de involucrar al paciente en su tratamiento para que, más adelante, pueda intervenir él mismo en sus posibles dificultades psicológicas.

La TCC explica detalladamente al cliente, en su fase de psicoeducación, cuál es la posible génesis, desarrollo y mantenimiento de su problema y cómo se espera modificarlo o tratarlo. Resaltando así la importancia que tiene el sujeto en su tratamiento. Además un terapeuta cognitivo conductual, y la TCC en general, para diferenciarse de otras psicoterapias, se implican en una modalidad activa-directiva porque involucra al cliente en el tratamiento a través de su colaboración, promoviendo asimismo el debate en la sesión.

La TCC elige como objeto de  estudio el evento psicológico y, más que empeñarse en describirlo, trata de intervenir en él modificando las variables identificadas en su análisis funcional de la conducta. Tratando de aislar la conducta problema para su fácil estudio.

Esta terapia es actualmente una de las más utilizadas para la práctica clínica. Existen manuales muy completos, en lo que a implicaciones clínicas se refiere, para el tratamiento de gran cantidad de trastornos psicológicos, contando con métodos y técnicas específicas para una intervención eficaz en trastornos de ansiedad, sexuales, disociativos, somatomorfos, de control de impulsos, del estado de ánimo, etc. (véase Caballo, 2002 para revisión de los programas de tratamiento). Aún con la hegemonía actual de la TCC, esto no quiere decir que desde siempre haya sido así, ha tenido que abrirse paso entre las terapias de modificación conductual o terapias conductuales que las han ido acogiendo poco a poco. Algunos investigadores afirman que no es aceptada del todo.

Aseguran que: “(…) no están todavía claros los fundamentos teóricos que subyacen la aplicación de las técnicas cognitivo-conductuales, en contraste con los principios de la terapia de conducta clásica que proviene de la investigación básica sobre el aprendizaje humano” (Lega, Caballo y Ellis, 1998). Aunque no descartan la eficacia de las Terapias Cognitivo Conductuales porque, las pruebas empíricas han demostrado su aplicabilidad en una gran variedad de alteraciones psicológicas.

Por ésta razón es evidente que actualmente muchos profesionales de la salud se muestren interesados por ahondar cada vez más en las terapias cognitivo conductuales (TCCs). Por otra parte, las bases científicas en las cuales se fundamenta la TCC (o las TCCs) son las técnicas y métodos de la terapia de la conducta; el condicionamiento clásico o Pavloviano, el condicionamiento operante skinneriano que provienen directamente de la aplicación del método científico (observación, experimentación y comprobación), que es por excelencia el método más utilizado para recabar datos confiables, que nos ayuden a consolidar la base de una teoría.

La variable cognitiva resulta de alguna manera innegable para comprender la actividad mental en el ser humano

Estas investigaciones, que se llevan a cabo en el laboratorio con la denominación genérica “Análisis Experimental de la Conducta” para luego trascender a instituciones o grupos, pero ahora llamado genéricamente “Análisis Conductual Aplicado”, se llevaron a cabo, obviamente, con organismos no humanos para establecer los principios que rigen la conducta p. ej.: “Reforzamiento Positivo”, “Reforzamiento Negativo”, “Extinción”, “Moldeamiento”, “Modelamiento”, etc. (véase Holland y Skinner, 1990 para la revisión de los principios).

Aunque estos aspectos generan mucha reticencia por parte de teóricos e investigadores de otros paradigmas psicológicos, no fue un impedimento para someter a la comprobación las terapias cognitivo conductuales y se tuvo que recurrir al método o diseño cuasi-experimental donde no se tiene todo el control de las variables pero sí se manipulan la variable independiente (método y técnica) y la dependiente (emoción, por ejemplo), en los grupos control y experimental; que de alguna manera nos da las bases empíricas para que se continúe o desista de algunas técnicas en base a su eficacia o deficiencia, respectivamente.  

La variable cognitiva resulta de alguna manera innegable para comprender la actividad mental en el ser humano (o animal racional) porque precisamente es lo que nos separa del resto de los seres vivientes.

Este sistema de procesamiento de la información, producto de la actividad neuronal; ha sido, infinidad de veces, comparado con sistemas artificiales como el de una computadora por ejemplo. Que a su vez ha servido para darnos una idea de cómo es que se recibe, procesa y almacena la información. Pero tiene sus limitaciones porque, de alguna manera,  se dificulta explicar satisfactoriamente la atribución de significados propia del ser humano, que hace al respecto de algo.  Porque carece de propiedades materiales, físicas, a las que podamos observar directamente.

La TCC podemos definirla y entenderla como la aplicación clínica, y sistemática de los principios de la ciencia psicológica (Ruiz A., Díaz M. y Villalobos A., 2013).

Por su parte, la Terapia Conductual se adhiere fuertemente a la Teoría del Aprendizaje Social (Ruiz A., Díaz M. y Villalobos A., 2013 p. 32) para explicar la forma de aprendizaje en un sujeto. De la que se conocen tres maneras de aprender: Vicario (por observación), simbólico (por información) y contingente (por experiencia). Dando así una base firme para poder explicar el aprendizaje, sosteniendo que las conductas (adaptadas o desadaptadas, buenas o malas, sanas o enfermas, etc.) son aprendidas en función de las consecuencias, entonces podemos aprender formas más adaptativas de comportarnos mediante estos mismos principios.

La neuropsicología es una especialidad perteneciente al campo de las neurociencias, que se encarga de estudiar las relaciones existentes entre los procesos mentales y conductuales  y las estructuras cerebrales involucradas. Y constituye un punto de unión para con la psicología. Un neuropsicólogo se ocupa entonces del diagnóstico y el tratamiento de aquellos problemas cognitivos, conductuales y emocionales que pueden ser resultado de diferentes procesos que afecten el normal funcionamiento cerebral. Es el estudio de los trastornos de comportamiento, cognitivos y emocionales en relación con un mal funcionamiento cerebral.

Esta disciplina ocupa un lugar central entre los diferentes campos implicados en las neurociencias y su florecimiento se vio beneficiado por el desarrollo conjunto de la neurología comportamental y las neurociencias.  Desde un punto de vista clínico, la neuropsicología permite establecer correlaciones, llamadas correlaciones anatomo-clínicas, entre lesiones cerebrales y/o afecciones cerebrales y alteraciones de las funciones cognitivas. La neuropsicología clínica permitió así establecer una semiología de los trastornos cognitivos y emocionales asociados a una lesión cerebral o, más ampliamente, a una patología neurológica. 

Los trastornos como un aprendizaje erróneo, desde una propuesta de la TCC y su relación con la neuropsicología

El aprendizaje desde el PAS se puede definir como un cambio, permanente y relativamente duradero, en la conducta de una persona. En tanto que en la neuropsicología se puede definir como: “La capacidad del cerebro para cambiar su funcionamiento en respuesta a una experiencia” (Pinel, 2007).

Aunque la biopsicología se refiere a aprendizaje y memoria indistintamente, sólo hacen una pequeña aclaración: aprendizaje es el cambio en el cerebro que se da a causa de las experiencias vividas; por otro lado, la memoria es el almacenamiento de los cambios producidos por las experiencias, en nuestro cerebro.

Los mecanismos de plasticidad neuronal, en estructuras particulares del encéfalo humano (p. ej.: el hipocampo), que se piensa son las bases fundamentales del aprendizaje y la memoria, son en las que nos enfocamos cuando hablamos de los cambios que se dan, a nivel neuronal, por el impacto de las vivencias en cada persona. Se postula que la facilitación permanente de la transmisión sináptica es la base neural del aprendizaje y la memoria. Según Pinel (2007, p. 312), Bliss y Lomo, en 1973, “se facilita después de que se haya aplicado a las neuronas presinápticas estimulación de alta frecuencia”, y a este fenómeno se le denominó Potenciación a Largo Plazo (PLP). Ésta hipótesis se ha demostrado en muchas especies y en muchas partes del encéfalo pero con mayor frecuencia en el hipocampo de las Ratas.

El PLP tiene tres partes la inducción, mantenimiento y expresión, que son los procesos que hacen que se produzca éste fenómeno PLP (aprendizaje) los cambios responsables del almacenamiento (memoria) y los cambios que permiten que esto se exprese (recuerdo). La PLP se ha estudiado en las sinapsis en las que predominan los receptores NMDA (principal neurotransmisor excitador del encéfalo) que es un receptor del glutamato. El mantenimiento y la expresión tienen lugar tanto en la neurona presináptica como en la postsináptica.

La memoria es una función neurocognitiva que permite registrar, codificar, consolidar, retener, almacenar, recuperar y evocar la información previamente almacenada. Mientras que el aprendizaje es la capacidad para adquirir nueva información, la memoria es la capacidad para retener la información aprendida.

¿Cómo los recursos neurológicos, para hacernos seres funcionales, nos afectan?

Como ya se mencionó anteriormente, en este ensayo, hay diversas maneras de entender el aprendizaje pero también puede ser definido y entendido como: un producto, un proceso o una función en donde se refiere tanto al resultado de una experiencia o el cambio que acompaña a la práctica como al comportamiento que modifica, perfecciona o controla y también al cambio que se origina cuando el sujeto interacciona con la información.

Pero, ¿qué pasa cuando estos recursos de los que hemos sido dotados nos juegan en sentido opuesto? O sea que no sólo nos afectan sino que se exceden en el propósito y tal parece que nos dominan o insisten en dominarnos. Como es el caso del trastorno por angustia (o pánico) o el de Trastorno por Estrés Postraumático, por ejemplificar algunos.

El trastorno por pánico (TP) implica experiencias de periodos discretos de repentino e intenso temor o malestar (o sea pánico). Esta experiencia se caracteriza por un conjunto de síntomas físicos y cognitivos que ocurren de forma inesperada y recurrente  y se distingue por la activación ansiosa que crece repentinamente y de reacciones fóbicas a estímulos intrínsecos que a la postre desarrollan una forma de preocupación a ataques futuros o un cambio importante en la conducta  en respuesta a los ataques, como resultado de la experiencia previa (Asociación Americana de psiquiatría, 2014).

hay todo un cambio a nivel cerebral que es producido por un acontecimiento en la vida real o el mundo inmaterial

La mayoría de las personas sufren este tipo de estímulos intrínsecos (p. ej. Hiperventilación, taquicardias, mareos, etc.,) pero son percibidos como parte de algún movimiento inesperado o brusco y no pasa a mayores. Quienes han tenido este tipo de experiencias (inducción) y desarrollan la preocupación a ataques futuros (mantenimiento) y a su vez entran en un círculo vicioso de Miedo al miedo (expresión) desarrollan este aprendizaje defectuoso (fenómeno PLP) son diagnosticados con trastorno por pánico (Caballo, 2002).

En el caso de Trastorno por Estrés Postraumático (TEP), que describe un patrón de síntomas que desarrollan algunos individuos que han sufrido estímulos estresantes traumáticos, de igual manera el individuo en cuestión tiene que haber experimentado, haber sido testigo o haberse enfrentado a un acontecimiento (experiencia) que entrañen una amenaza de muerte, muerte real, lesión grave o una amenaza a la integridad física y la respuesta del individuo a la experiencia tiene que incluir un miedo intenso, indefensión o terror (Caballo, 2002).

Todo lo anterior supone que en el individuo hay todo un cambio a nivel cerebral que es producido por un acontecimiento en la vida real o el mundo inmaterial (el de las palabras, las cogniciones, imaginación, etc.) y a su vez esto es almacenado como catastrófico y terrible (insoportable) y es así como es llevado a los recuerdos. Esta perpetuación desde ambos puntos de vista es lo que se considera un trastorno, que técnicamente podríamos definirlo como una alteración fisiológica, emocional, cognitiva o del desarrollo clínicamente significativa que produce una disfuncionalidad en el ser humano.

Conclusión

A modo de conclusión diremos que los trastornos son el resultado de un aprendizaje erróneo; o sea experiencias, vivencias, que fueron percibidas, procesadas y almacenadas de una manera inadecuada. Y como tal son resultado tanto del aprendizaje como de la memoria. Ya que sin estos dos procesamientos no tendrían una razón de ser. Y tienen como base el fenómeno denominado Potenciación a Largo Plazo y sus partes de inducción, mantenimiento y expresión que son los procesos para que se pueda dar éste aprendizaje.

Las conductas inadaptadas son producto de un aprendizaje erróneo y lo aprendido se puede desaprender (Barraca, 2014). A través del mismo procedimiento se podría inducir a recuperarse de un trastorno, desaprendiendo lo que se aprendió de forma incorrecta y almacenar la información correcta. Y de esta manera tener un impacto positivo en la conducta del sujeto que padece algún tipo de trastorno.

Este ensayo es el punto de unión entre la neuropsicología y la TCC, tratando de dar una explicación del papel que juega el aprendizaje en los tratamientos empleados dentro de la psicoterapia clínica (específicamente de la TCC) y algunos procesos cerebrales implicados en la mejoría del cliente.

Imagen: Shutterstock

Bibliografía

Asociación Americana de Psiquiatría (2014), Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), 5ª  Ed. Madrid: Editorial Médica Panamericana.

Barraca, J. (2014). Técnicas de modificación de conducta: una guía para su puesta en práctica. España: Editorial Síntesis

Caballo, V. (Dir.) (2002). Manual para el tratamiento cognitivo-conductual de los   trastornos psicológicos. Vol. 1. (2ª. Ed.). Madrid: Siglo Veintiuno Editores.

Larousse (2007). Diccionario Manual de la Lengua Española. México: Larousse Editorial, S.L

Galasso, L. (2011). La nueva psicología breve y eficaz: Terapia cognitivo conductual (2ª ed.). Buenos Aires: Psicología Argentina.

Hayes, S., Strosahl, K. & Wilson K. G. (2014). Terapia de aceptación y compromiso. Proceso y práctica de cambio consciente (mindfulness) España: Desclée De Brouwer.

Holland, J. G. (1990). Análisis de la Conducta: Texto programado (2ª. Ed.). México: Trillas.

Lega, L., Caballo, V. & Ellis, A. (2009). Teoría y práctica de la terapia racional emotivo-conductual. España: Siglo Veintiuno Editores

Pinel, J. (2007). Biopsicología. 6th ed. Madrid: Pearson Educación S. A.

Portellano, J. (2005). Introducción a la neuropsicología. Madrid (España): McGraw-Hill.

Ruiz, F. A. Díaz, G. M. y Villalobos, C. A. (2013). Manual de técnicas de intervención cognitivo conductuales. Bilbao: Desclée De Brouwer.

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  • Salud Mental y Tratamientos

Ejercicios y meditaciones guiadas (Audios)

  • Fabián Maero
  • 21/03/2017

Hace algunos años publicamos aquí mismo una serie de ejercicios grabados que compartimos desde Grupo ACT Argentina, algunos de Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) y algunos de mindfulness, para usar como complemento en psicoterapia. Este año volvimos a la carga, esta vez con algunos ejercicios de espectro un poco más amplio que solo ACT. En total son unas tres horas de grabaciones, de descarga gratuita -aunque es posible realizar una donación cuando se descarga si es que le han encontrado alguna utilidad, donaciones que van para el mantenimiento del sitio web y el excepcional café. Pueden descargarlas haciendo click en «download» en el reproductor que está al pie, o bien siguiendo este link.

Son ejercicios que he grabado para trabajar con mis pacientes, y que comparto porque creo que pueden resultar de utilidad a otros terapeutas, pero en modo alguno reemplazan una terapia. No están sistematizados ni tienen una progresión lógica, es una colección de recursos que me han sido útiles en algún momento. Y dado que Psyciencia tiene lectores en varios países de habla hispana, dense por avisados de que aunque he tratado de mantenerlos neutros, el acento es argentino, así que prepárense para escuchar algunas conjugaciones irregulares.

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¿Quién es el psicólogo? (PDF)

  • David Aparicio
  • 21/03/2017

El Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, se ha caracterizado por su compromiso con los psicólogos, y la repercusión que su profesión tiene en nuestra sociedad.

Con este cuento, se pretende aportar una herramienta para conocer y normalizar la figura del psicólogo infantil y acercar esta profesión a los más pequeños, de una manera sencilla, así como reconocer la labor de muchos psicólogos.

Además del formato impreso, a través de la página web del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid se puede descargar este cuento para hacerlo más accesible a todas aquellas personas interesadas. Estamos seguros que va a ser de gran ayuda tanto para psicólogos, como para niños y sus familias.

Autor:Mercedes Bermejo Boixareu

Descarga el recurso completo en formato PDF.

Fuente: Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid

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Los cerebros de las personas con TDAH sufrirían de un retraso en el proceso de maduración

  • David Aparicio
  • 20/03/2017
cerebro de las personas con yeah

Nota del editor: Esta investigación cuenta con graves fallas metodológicas y éticas. Diversos investigadores han enviado correspondencia a The Lancet, la revista donde se publicó solicitando que se rectracte del estudio. Para mayor info ingresa aquí.

Cada vez que se publica un artículo sobre el TDAH en Facebook o en cualquier red social la gente comenta con excesiva pasión que este trastorno no existe, que es un invento de las farmacéuticas para lucrar a costas de los padres que no quieren educar bien a sus hijos y que los psicólogos y psiquiatras somos responsables de ese incremento, como si ganáramos una comisión por cada TDAH que diagnosticamos.

Muchos de esos comentarios no tienen sentido y están basados en información falsa, sesgada e incompleta sobre el TDAH, que se basan principalmente en algunos artículos de opinión que generalmente responsabilizan a los padres por los problemas de conducta de sus hijos. Por otro lado también hay criticas científicas serias, que cuestionan la evidencia en que se basan los criterios diagnósticos de esta condición, algunos explican que la prevalencia es mucho mejor de lo que se dice y otros se oponen totalmente a la entidad clínica del TDAH. Uno de ellos es el reconocido psicólogo Marino Pérez quien ha criticado abiertamente la inexistencia de biomarcadores cerebrales que justifiquen este trastorno.

 las personas con TDAH tenían menor volumen que los sujetos sin el diagnóstico

Sin embargo, cada día hay más evidencia que sugiere que las personas con TDAH tienen diferencias en ciertas estructuras de su cerebro. Hace poco se publicó en la conocida revista científica The Lancet una enorme investigación que analizó las imágenes del cerebro por resonancia magnética de 1713 pacientes con TDAH y 1529 personas sin el trastorno, que tenían desde 4 hasta 63 años de edad, y sus hallazgos parecen ser bastante contundentes.

En esta investigación se observó que las personas con TDAH tenían menor volumen que los sujetos sin el diagnóstico en las siguientes áreas: núcleo accumbens, el núcleo caudado, el putamen, el hipocampo, el globo pálido, el tálamo y la amígdala. Así también encontró que las personas con TDAH presentaban un retraso madurativo en comparación con aquellos sin el diagnóstico.

Imagen: The Lancet

Estudios previos también han encontrado dichas diferencias. Específicamente en la amígdala, la cual se relaciona con la dificultad del reconocimiento de los estímulos emocionales y la respuesta emocional en general. Por otro lado otros estudios han encontrado una reducción del volumen de la amígdala, el cual se relaciona con la hiperactividad característica del trastorno. Otros han reportado que el núcleo accumbens desempeñaría un rol importante en el procesamiento de las recompensas y en la respuesta emocional y motivaciones de las personas con TDAH.

Por el contrario, la evidencia en torno al rol del hipocampo no es tan robusta porque no se han encontrado datos que sustenten problemas de memoria a largo plazo en los sujetos con TDAH. Aun así los autores explican que hay algunos datos que reportan que el hipocampo también podría desempeñar un rol en el procesamiento de la motivación y emoción, las cuales se ven afectadas en el TDAH.

Para los autores, esta investigación ofrece una serie de implicaciones importantes para el área clínica:

  1. Los datos de la investigación confirman que los pacientes con TDAH tienen un cerebro alterado y que el TDAH es un trastorno del cerebro. Esta explicación es sumamente importante para los autores porque según ellos ayudará a reducir el estigma relacionado con el TDAH en una sociedad que solo etiqueta a los niños como problemáticos y responsabiliza a los padres por estilo de crianza incompetente, cuando en realidad el problema es mucho más complejo que solo darle atención o utilizar estilos de crianza más estrictos.
  2. Los efectos encontrados en el cerebro de los sujetos con TDAH no se debieron a otro trastorno comorbido, a los efectos de la medicación o la severidad del TDAH y se debieron exclusivamente al TDAH.
  3. Los efectos más pronunciados demuestran un retraso en la maduración del volumen subcortial en el cerebro de los niños, lo que ofrece un modelo relevante para entender y tratar el TDAH.

¿Estos hallazgos confirman la naturaleza cerebral del TDAH?

Muchos medios han reproducido algunas partes de esta investigación con títulos como «Se confirma que el TDAH es de origen cerebral» o «El TDAH es un trastorno del cerebro». Pero tenemos que ser cuidadosos con la extensión e interpretación de los hallazgos. Si bien los autores escriben que sus datos confirman que el TDAH es un trastorno del cerebro, hay que recordar que los estudios neurocientíficos (en especial los estudios realizados a través de neuroimágenes) son de tipo correlacional y no pueden demostrar la causalidad de ninguna entidad o variable. Dicho de otra manera, los estudios correlacionales solo nos pueden decir hasta qué punto las variables se relacionan, pero no nos pude decir si una es causa de la otra. Metodológicamente hablando, los estudios de tipo experimental, aquellos que controlan o manipulan las variables directamente, son los únicos que pueden establecer una causalidad.

Ahora bien, también hay que considerar que no siempre se pueden realizar estudios experimentales por causas éticas o de manipulación de las variables. En este caso no podemos inyectarle una dosis de TDAH a las personas y observar qué cambios ocurren en su cerebro y luego hacer una evaluación conductual y clínica para evaluar si coinciden con los síntomas del TDAH. En este momento, los mejores instrumentos de exploración cerebral son de tipo correlacional y las investigaciones han llegado al consenso de que existen diferencias a nivel cerebral. Estas diferencias se relacionan con el diagnóstico del TDAH y no se debeN a otras variables extrañas como la comorbilidad de los trastornos, etc.

lo más sensato y responsable es hablar a partir de la mejor evidencia disponible

Pero hay algunos investigadores que no están de acuerdo. Marino Perez en una entrevista realizada en el 2014 para la web ABC también hace mención a los estudios que han encontrado dichas diferencias cerebrales:

Pudiera haber diferencias en el cerebro, como es distinto el cerebro de un músico al de otro que no lo es. Incluso el de un pianista a un violinista. Pero esa diferencia del cerebro no es la causa. El cerebro es plástico y puede variar su estructura y su funcionamiento dependiendo de las exigencias y condiciones de vida. Un ejemplo muy famoso es del hipocampo cerebral de los taxistas de Londres. Cuantos más años de profesionalidad, más alterada es esa estructura cerebral. ¿Por qué? Porque está relacionada con el recuerdo y la memoria espacial, como es requerido para ser taxista en una ciudad de 25.000 calles como Londres. Lo que se pueda observar diferencial en el cerebro de quien sea, en este caso de niños a los que se diagnostica TDAH, no explica que esa sea la causa del supuesto trastorno, si no que los niños sean más activos e inquietos. Pero algunos padres se agarran o podrían estar interesados en encontrar una diferencia cerebral en los niños que les justifique o exima de responsabilidad en lo que le pasa al niño. Insisto, no hay ningún clínico ni ninguna prueba de neuroimagen que pueda validar un diagnóstico, como no hay evidencia que demuestre que los niveles cerebrales de dopamina o noradrelina sean anormales en niños con este diagnóstico.

Las explicaciones de Marino Perez anteceden por dos años a los nuevos hallazgos presentados en The Lancet y habrá que esperar qué respuesta dará.

Por el momento creo que lo más sensato y responsable es hablar a partir de la mejor evidencia disponible. Podemos decirles a los padres, maestros y cuidadores que algunas de estas diferencias podrían explicar en cierta medida algunas de las conductas de los niños con este diagnóstico, sin embargo todavía no hay tratamientos a nivel cerebral disponibles y las mejores opciones terapéuticas son aquellas que incluyen terapias conductuales y trabajo en habilidades de crianza de los padres combinadas con la terapia psicofarmacológica cuando sea necesario. Explicar detalladamente esto a los padres y cuidadores favorecerá un mejor desarrollo y adaptación de los niños.

Fuente: Neurología
Imagen: Shutterstock

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Cómo afrontar la consulta del oncólogo

  • David Aparicio
  • 20/03/2017

Excelente de artículo de Ana Soteras para EFE Salud:

(…) es necesario que el facultativo maneje la comunicación tanto verbal como gestual. “El paciente cuando mira a su oncólogo no solo escucha lo que dice, sino que está atento a cómo lo dice y busca más allá. Siempre existe la sombra de la sospecha de que algo le pueden estar ocultando”, manifiesta.

Es importante que el profesional sea capaz de detectar el ritmo de recepción de información de cada paciente: si está bloqueado, si lo ha entendido, si necesita aclarar algo…Y eso teniendo en cuenta variables como la edad, la formación, la capacidad de comprensión…, apunta la psicóloga.

Aconseja al paciente que acuda acompañado, “aunque hay quien prefiere ir solo para proteger a sus familiares”. Tanto si es para conocer el resultado de unas pruebas o para abordar un tratamiento es mejor ir con alguien a la consulta ya que “los niveles de ansiedad se disparan y la capacidad de comprensión baja mucho y como estamos angustiados, no nos atrevemos a preguntar al médico las dudas que tenemos”.

Llegar con las dudas apuntadas, plantearlas al inicio de la consulta para que el médico pueda organizar su tiempo y escribir las recomendaciones del médico son las recomendaciones que Patrizia Bressanello ofrece a los pacientes.

Lee el artículo completo en EFE Salud.

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