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Publicaciones por mes

mayo 2017

68 Publicaciones
Sin categoría

Los niños con TDAH no tienen un cerebro más chico; la investigación que lo dijo habría ocultado y manipulado datos

  • David Aparicio
  • 19/05/2017

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A mediados de febrero se publicó una investigación de Martine Hoogman et al., en la conocida revista The Lancet,  que sostenía haber encontrado la prueba de que el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), era un trastorno real y que contaban con la evidencia para afirmar que los niños con dicho diagnóstico sufrían de una alteración en el cerebro.

La noticia se difundió rápidamente, lo que no es usual en el ámbito de la psicología y psiquiatría; pero se entiende, considerando que el TDAH es una de las condiciones que más controversia ha causado durante los últimos años. Los medios más leídos publicaron la noticia con los siguientes titulares: Confirman que el déficit de atención es un «trastorno cerebral» y piden no etiquetar a los chicos; Síndrome por déficit de atención es un «trastorno cerebral», según estudio; Las personas con TDAH tienen el cerebro diferente. Muchos profesionales de la salud también compartieron la nota como la prueba inequívoca del TDAH.

En Psyciencia publicamos la nota, mencionamos las principales críticas a las explicaciones del TDAH y también dijimos que lo más responsable era ceñirnos a la mejor evidencia disponible, y todo parecía indicar que el estudio proveía la mejor evidencia.

Pero lamentablemente no fue así. El mes pasado la web Mad in America, publicó un extenso análisis de Michael W. Corrigan y Robert Whitaker — dos investigadores reconocidos por su escepticismo hacia las explicaciones neurocentristas — donde nos alertan sobre las serias deficiencias metodológicas y éticas del estudio y nos explican porqué todavía no podemos decir que el TDAH es un “trastorno del cerebro”; cuáles son las consecuencias de utilizar explicaciones neurocentristas sobre la salud y bienestar de los niños y piden a The Lancet que se retracte por el artículo.

Nosotros haremos una referencia a los puntos más importantes de dicho artículo. Pero si deseas, también puedes leerlo completo en Mad in America, con una traducción al español aquí.

Los niños con TDAH tenían mayor CI y los investigadores no cumplieron con las normas éticas

Llevar a cabo el análisis no fue una tarea simple. Primero tuvieron que comprar el artículo original por 31,25 dólares (la mayoría de los medios no lo compró, sólo leyó los reportes de prensa de los investigadores). Luego hicieron una solicitud especial a los editores de The Lancet para que les dieran acceso al apéndice de la investigación, que es donde se encuentran todos los datos estadísticos del estudio.

Vencida esta primera dificultad, los autores encontraron que sólo 20 de los 23 sitios clínicos que se utilizaron para la evaluación reportaron datos comparativos del CI y 16 de los 20 reportaron que los grupos con TDAH tenían mayor CI que los grupos del grupo control. En los otros 4 se halló que los niños con TDAH tenían, en promedio, el mismo CI que el grupo control.

la diferencia no es significativa para decir que sea una “característica distintiva”

Este resultado contradice la conclusión principal del estudio que sugiere que los niños con TDAH sufren de un deterioro cognitivo que los hace menos capaces de concentrarse y enfocarse en la escuela. ¿Cómo se explica que los niños con TDAH tienen un CI más alto, cuando el estudio supuestamente encontró que estos niños sufren de cerebros más pequeños con estructuras alteradas? Los investigadores del estudio no mencionaron este importante hallazgo ni en el abstract, ni en las conferencias de prensa, sino que quedaron a la sombra, en un apéndice que no se puede obtener fácilmente. Este hallazgo contradice la hipótesis básica de la investigación y los autores tienen la responsabilidad ética de detallarla. Sin embargo, los investigadores no lo hicieron y prefirieron dejarlo en el apéndice: no la ocultaron, está en el apéndice, pero al no mencionarla hicieron como que no existía.

Imagen: Mad in America

Cabe aclarar que ante las críticas, los autores del estudio original dijeron que se habían equivocado en los puntajes del CI y ya fueron corregidos en el mes de mayo. La corrección aclara que los puntajes de CI del grupo control y TDAH fueron erróneamente traspasados en el apéndice, y que en realidad los sujetos del grupo control, sin TDAH, eran los que tenían los mayores puntajes de CI. Aun así es raro que estos errores sucedan…

No se encontró que los niños con TDAH tuvieran cerebros más pequeños

La principal idea con la que las personas se quedaron luego de leer la investigación fue que los niños con TDAH tienen cerebros más pequeño que los niños sin TDAH.

Sin embargo, ese no fue el caso. Aproximadamente 58% de los niños con TDAH tenían menor volumen en el núcleo accumbens en comparación con el grupo control, pero 42% de los niños con TDAH tenían más volumen que el grupo control. Corrigan y Whitaker, también encontraron que había demasiada variación en el volumen cerebral del grupo con TDAH y en el grupo control. En otras palabras, la diferencia no es significativa para decir que sea una “característica distintiva”. Los investigadores del estudio volvieron a cometer un error metodológico garrafal: tomaron los datos de un efecto pequeño y los utilizaron para generalizar las diferencias entre los niños con TDAH y el control.

¿La medicación no produce cambios en el cerebro?

Algunas investigaciones previas han sugerido que la medicación para el TDAH podría afectar el tamaño del cerebro de los niños. La investigación de The Lancet dijo que refutaba los hallazgos de esas investigaciones y que ellos no encontraron tales efectos. Para ello compararon dos cohortes: 82 personas con TDAH que dijeron que nunca habían utilizado medicación y 637 que declararon haber utilizado algún tipo de medicación estimulante en algún momento de sus vidas. Luego, los autores sostuvieron que no habían diferencias en los volúmenes cerebrales de ambos grupos.

Sin embargo, no se encontraron datos que sustenten dichas declaraciones.

Primero: los autores no publicaron los datos de los volúmenes cerebrales de los dos grupos que permitan decir que no habían diferencias. Los autores simplemente dijeron que eran iguales. ¿Cómo van a decir que hay diferencias sin datos? ¿cómo?

Segundo: los autores no proveyeron de información sobre la dosis de la medicación en el grupo o sobre cuánto tiempo la tomaron. No es lo mismo decir que no hay efectos cuando se evalúa a una persona de 30 años que ha tomado la medicación por más de 10 años o un niño que recibe su primera dosis.

Imagen: Mad in America

Corrige y Whitaker explican que no hay manera de evaluar si este estudio realmente refuta los hallazgos anteriores sobre el posible efecto de la medicación en el desarrollo cerebral de los niños con TDAH. Es como si se nos pidiera que confiaramos en la palabra de los investigadores y no en los datos. Lo cual no representa la manera en que la ciencia valida los hallazgos.

Las fallas se comen al estudio

En el estudio se da por sentado que hay una clara distinción entre los sujetos que tenían TDAH y los que no. Sin embargo, como mencionamos en otras oportunidades, no hay un marcador biológico que se pueda usar para hacer un diagnóstico.

Los autores de la investigación argumentaron que habían detallado los procedimientos diagnósticos en el apéndice de la investigación, ese documento que no se obtiene con facilidad, pero cuando Corrigan y Whitaker los evaluaron, encontraron que no hubo un método diagnóstico estandarizado y en vez de ello se hizo una distinción fortuita. ¿Te das cuenta de la grave falla que hubo aquí?

Cuando Corrigan y Whitaker profundizaron más, se encontraron con la sorpresa de que dos de los 23 sitios donde se tomó la muestra no contaron con el grupo control. Sin embargo, los autores si los incluyeron en los datos analizados. Osea, no existieron pero igual los tomaron en cuenta. Esto puede ser considerado como un error grave o como una manipulación de los datos  por parte de los investigadores.  Lo cual sería una seria violación a las normas éticas de investigación

Pero aquí no acaba todo. Después de examinar los 21 “evaluados” se encontró que no habían puntajes de los síntomas de TDAH de los sujetos del grupo control. Lo que significa que esos participantes nunca fueron evaluados para saber si tenían o no conductas relacionadas con el TDAH. Entonces, ¿cómo diablos los investigadores determinaron cuál era el grupo “control” y cuál el “experimental”?

tal declaración es completamente insostenible. El artículo carece de la rigurosidad que ostenta y sus conclusiones no se acercan en lo más mínimo a los titulares con que fue aclamado en los medios

Usualmente en estas investigaciones se toman algunas pruebas para evitar que algunas “variables extrañas” interfieran con lo que realmente se quiere evaluar. Una de esas precauciones es la seleccionar en la cohorte del grupo control sólo a sujetos que no tienen otros “trastornos” con síntomas que puedan afectar y confundir los resultados. Sin embargo, en esta investigación no se tomó ningún test para evaluar si los sujetos sufrían de depresión, ansiedad o abuso de sustancias.

Siete de los 23 sitios evaluados no contaron con ninguna escala de síntomas para el TDAH. Así que no se puede saber cómo hicieron un diagnóstico serio de los participantes. Y aunque se hubiera hecho alguna escala para evaluar los síntomas, no hubo una estandarización de un instrumento basado en un sistema de clasificación reconocido como el DSM IV o el CIE 10. Lo que puede prestarse para que un investigador en un lado del mundo use una escala que él creyó adecuada pero en el otro lado use otra completamente diferente.

Con todos estos errores y enormes limitaciones, los autores fueron lo bastante osados para declarar en su investigación que: “las diferencias cerebrales encontradas no fueron causadas por otros trastornos comórbidos, medicación que afecte la severidad de los síntomas del TDAH, y que están exclusivamente relacionados con el diagnóstico del TDAH” (p.7).

Con todos los errores que acabamos de mencionar, está más que claro que tal declaración es completamente insostenible. El artículo carece de la rigurosidad que ostenta y sus conclusiones no se acercan en lo más mínimo a los titulares con que fue aclamado en los medios.

Les doy todos mis respetos a Corrigan y Whitaker que se tomaron el tremendo trabajo de analizar la investigación paso a paso, como debieron hacer en la revisión de pares (que no hicieron bien su trabajo). Pero ellos no son los únicos. Otros investigadores también han enviado cartas a The Lancet, la revista donde se publicó, con severas críticas a la metodología de este bochornoso estudio. Corrigan y Whitaker concluyen argumentando que The Lancet debe retractarse de este estudio pues afecta a los padres y sus familias al decirles que los niños con TDAH tienen un cerebro más chico, cuando en realidad es una mentira -una mentira que está vendida como “ciencia” pero que de ciencia no tienen nada.

Corrigan y Whitaker iniciaron una petición para solicitar a The Lancet que se retracte del estudio. Necesitan 1000 firmas para presentar la petición formalmente. Aunque la misma revista ha dicho que no se va a retractar, esta es una buena manera de demostrar que la sociedad, los psicólogos, psiquiatras e investigadores están cada vez más atentos al fraude científico. Firma aquí.

Al final del artículo donde publicamos el “hallazgo de esta investigación” dijimos que debemos siempre ceñirnos a la mejor evidencia disponible. Al día de hoy las mejores evaluaciones —con todos sus limitaciones— son las evaluaciones conductuales. No hay un biomarcador del TDAH, no hay una prueba cerebral precisa que permita determinar con exactitud cual niño tiene TDAH y cual no. Y mucho menos podemos decir que los cerebros de unos son más chicos que los de otros.

Imagen: Shutterstock

Fuente: Mad in America

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Sin categoría

(Vídeo) Dónde se esconden los introvertidos

  • Alejandra Alonso
  • 18/05/2017

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En un mundo donde se aprecia más a las personas extravertidas, ¿dónde se esconden los introvertidos?

En este vídeo vas a escuchar sobre las características de una persona introvertida, algunos mitos que existen sobre ellas (si es que son tímidos o les faltan habilidades sociales, por ejemplo), por qué muchos se esfuerzan por parecer extravertidos y cuáles son los beneficios que se relacionan con esta forma de ser (también podés escuchar sobre más ventajas en este vídeo).

Si te gustó el vídeo, podés suscribirte a Píldoras de Psicología en Youtube y ver muchos vídeos más de Alberto Soler Sarrió.

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  • Salud Mental y Tratamientos

Enfocarse en las creencias centrales negativas de la depresión quizás no sea la mejor opción

  • Fabián Maero
  • 18/05/2017

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Volvemos con una nueva reseña de investigación, como para mantenerlos empíricos y al día, y para ayudarlos a renovar sus temas de conversación para los cocktails, galas, y fiestas que son parte del glamour rutinario de la vida del psicólogo.

Con ese objetivo volveremos hoy entonces a visitar el tema de los componentes de la Terapia Cognitivo Conductual (TCC; Beck, Rush, Shaw, & Emery, 2010), y su impacto sobre la depresión.

Como sabrán, TCC no es un modelo de psicoterapia que utilice una única forma de intervención, sino que emplea varias estrategias terapéuticas, con distintos fines y en diferentes etapas del tratamiento. Las más conocidas (aunque no las únicas) son las estrategias de Activación Conductual (AC), las de Reestructuración Cognitiva (RC), y las estrategias para el trabajo con las Creencias Centrales (CC; también llamadas esquemas). Varias investigaciones se han llevado a cabo en las últimas décadas analizando el impacto diferencial de los distintos componentes de tratamiento (Dimidjian et al., 2006; Dobson et al., 2008; Gortner, Gollan, Dobson, & Jacobson, 1998; Jacobson et al., 1996; Webb, Beard, Kertz, Hsu, & Björgvinsson, 2016).

En otros artículos hemos recorrido algunos de estos temas (por ejemplo, en este describimos un análisis de componente, y en este otro hemos analizado una investigación que comparó el impacto del uso de habilidades de TCC, Terapia Dialéctico Conductual, Activación Conductual y Terapia de Aceptación y Compromiso), pero de momento baste decir que hasta ahora la evidencia señala con bastante firmeza que el componente de activación conductual (el más simple del tratamiento TCC), es igual de eficaz que los componentes más complejos (hemos reseñado una investigación así en este artículo ). La evidencia disponible, junto con el hecho de que AC es un tratamiento relativamente sencillo de aprender e implementar, ha llevado a que Activación Conductual se incluya (o más bien, se vuelva a incluir), como tratamiento de primera línea para depresión.

La investigación que hoy reseñamos (Hawley et al., 2017), vuelve sobre este tema desde una perspectiva ligeramente distinta, y sus resultados, bastante inesperados (al menos para mí, que me emociono con poco), tienen consecuencias clínicas notables.

Sí, ya sé, están ardiendo de deseo de ver los datos, correlaciones y análisis, pero modérense, que hay gente mirando. Permítanme primero describir la investigación en sí.

La investigación

La investigación fue publicada en Elsevier hace tan sólo unos días, y se centra en el efecto diferencial que tiene la utilización de las diferentes habilidades TCC sobre el alivio de los síntomas de depresión.

Como mencionamos, TCC utiliza distintas estrategias terapéuticas, y en cierto modo, puede decirse que cada una de las estrategias nombradas en la sección previa está dirigida a fomentar la adquisición de alguna habilidad psicológica por parte del paciente, y se hipotetiza que la adquisición y el uso de estas habilidades genera alivio sintomático.

Esquemáticamente, podríamos decir que al principio del tratamiento TCC para depresión se trabajan habilidades de activación conductual (AC): monitoreo del estado de ánimo y actividades, y la planificación de actividades que mejoren el estado de ánimo y la energía del paciente (cabe aclarar que activación conductual como tratamiento autónomo incluye otros elementos que no están presentes cuando se utiliza solo como componente de TCC).

A medida que el estado de ánimo mejora, TCC introduce habilidades de reestructuración cognitiva (RC), que son habilidades para detectar y evaluar pensamientos automáticos disfuncionales, con el objetivo de generar un pensamiento más balanceado. Finalmente, el terapeuta TCC trabaja con habilidades sobre las Creencias Centrales (CC), para identificar y modificar las formas estables en las que el paciente se ve a sí mismo, el mundo, y el futuro (la conocida “tríada cognitiva” de Beck).

En la investigación que reseñamos, el propósito fue indagar si la frecuencia del uso de cada una de estas habilidades por parte de pacientes deprimidos estaría asociada a distintos cambios sintomáticos. Dicho de otro modo, ¿qué pasa con los síntomas depresivos cuando un paciente usa con más frecuencia las habilidades de AC? ¿aumentan, siguen igual, disminuyen, y cuánto? ¿Qué pasa cuando usa más las habilidades RC, o las CC? ¿Qué pasa cuando las usa menos o si no las usa en absoluto? ¿La severidad de los síntomas depresivos modera el impacto de cada una de las habilidades?

La metodología

Los investigadores trabajaron con 356 pacientes diagnosticados con depresión mayor o distimia, repartidos en 43 grupos de entre 8 y 10 participantes, en donde recibieron terapia TCC en forma grupal, bajo la forma de 14 sesiones semanales de dos horas. En cada grupo las sesiones fueron coordinadas por dos profesionales utilizando el protocolo Mind over Mood (Greenberger & Padesky, 1995), un manual TCC que enseña a implementar las habilidades que hemos descripto en la sección anterior (AC, RC, CC, entre otras).

En cada sesión los pacientes completaron un BDI-II (el Inventario de Depresión de Beck, una medida estándar para depresión, pueden leer este artículo que publicamos sobre las escalas para depresión; también vean Beck, Steer, & Carbin, 1988), y además un cuestionario llamado Homework Practice Questionnaire (HPQ), específicamente desarrollado por los investigadores para reportar la frecuencia y duración de la práctica entre sesiones. La intención del HPQ es evaluar la frecuencia con la cual las distintas habilidades TCC son utilizadas cotidianamente por el paciente.

Así diseñado, este abordaje nos deja entonces con dos resultados principales para cada paciente durante las 14 semanas que duró el tratamiento:

  1. Variación de síntomas depresivos medidos en cada sesión.
  2. Frecuencia de la utilización de cada habilidad TCC en cada semana.

La investigación entonces se dirigió a elucidar si habría un vínculo entre (1) y (2), y en caso de haberlo, qué vínculos habría. Para esto utilizaron un abordaje de modelado estructural denominado Latent Difference Score (McArdle & Hamagami, 2001), una forma de analizar los datos que permite explorar las variaciones temporales y dinámicas entre esas dos variables.

Resultados

Lo primero que encontraron los investigadores es que efectivamente hay una relación entre el uso de habilidades TCC y la variación de los síntomas depresivos (esto es algo positivo, ya que una de las posibilidades es que no haya ninguna variación, que diera lo mismo), y más específicamente, se encontró que a mayor utilización de las habilidades entre sesiones, el cambio en los síntomas depresivos fue mayor.

Hasta aquí no hay realmente una sorpresa. Es esperable que cuanto más se apliquen las habilidades TCC en la vida cotidiana, el cambio en los síntomas depresivos sea mayor. Lo interesante viene cuando consideramos el patrón de cambio en los síntomas que cada una de las habilidades genera.  A partir de los datos disponibles por el análisis LDS, los investigadores modelaron el cambio en los síntomas depresivos que podríamos observar cuando cada habilidad no fue usada en absoluto (0), si fue usada una vez (1), o (2) veces entre sesiones. También, el análisis contempló el grado de severidad de los síntomas depresivos, separando los pacientes con depresión leve a moderada, de los pacientes con depresión severa.

Veamos a continuación de qué manera el uso de cada habilidad afectó los síntomas de depresión

Activación conductual (AC)

Para esta habilidad el mayor uso fue asociado a mayor reducción sintomática en los síntomas depresivos. En concreto, para los pacientes de severidad leve a moderada,

  • la no utilización de habilidades BA (0) se asoció con un incremento de 6.02 puntos en el BDI a lo largo de 7 sesiones, mientras que
  • los pacientes que utilizaron una vez la habilidad (1), experimentaron una reducción acumulada de 5.69 puntos en el BDI, y
  • los pacientes que utilizaron dos veces la habilidad (2), experimentaron una reducción acumulada de 11.15 puntos en el BDI.

Para los pacientes de severidad alta lo que encontraron fue lo siguiente:

  • no utilización de habilidades BA (0) se asoció con una disminución de 3.02 puntos en el BDI
  • los que utilizaron la habilidad 1 vez (1), experimentaron una reducción acumulada de 6.90 puntos.
  • los que utilizaron la habilidad dos veces (2), experimentaron una reducción acumulada de 9.82 puntos.

Es decir, para la habilidad de AC, mayor uso fue asociado a mayor reducción en síntomas depresivos, pero este cambio fue mayor para pacientes de severidad media que para pacientes de alta severidad.

Esto último es llamativo porque investigaciones anteriores que evaluaron el impacto de AC han encontrado justo lo contrario, es decir, que ayuda más a los pacientes de alta severidad(por ejemplo, Dimidjian et al., 2006), pero hay que tener en cuenta que AC en este protocolo Mind over Mood, en donde es sólo una parte del tratamiento abordada desde una óptica más bien cognitiva, no es lo mismo que AC en los protocolos específicos, en donde es abordada desde una perspectiva conductual.

Reestructuración Cognitiva

Para RC, también en general su mayor uso fue asociado a mayor cambio en síntomas depresivos, pero sin importar la severidad de los pacientes. Es decir, para pacientes con severidad media

  • 0 utilización de la habilidad: incremento de 5.82 puntos en el BDI
  • 1 utilización de la habilidad: 5.36 puntos de reducción en el BDI
  • 2 utilización de la habilidad: 10.08 puntos de reducción en el BDI

Mientras que para los pacientes de alta severidad el patrón fue:

  • 0 utilización de la habilidad: incremento de 2.24 puntos en el BDI
  • 1 utilización de la habilidad: 9.44 puntos de reducción en el BDI
  • 2 utilización de la habilidad: 15.28 puntos de reducción en el BDI

Es decir, la frecuencia de utilización de habilidades RC fue de ayuda en los síntomas depresivos, sin importar la severidad de los pacientes. Aquí tampoco hay nada inesperado, es una predicción central del modelo de tratamiento.

Creencias centrales

Esta es la parte que más me llamó la atención de la investigación. Para evitar spoilers, veamos primero los datos y luego hablemos de lo que significan. Para los pacientes de severidad media, el patrón de cambio en los síntomas depresivos según el uso de habilidades de Creencias Centrales fue:

  • 0 utilización de la habilidad: incremento de 0.31 puntos en el BDI
  • 1 utilización de la habilidad: 7.02 puntos de incremento en el BDI
  • 2 utilización de la habilidad: 13.28 puntos de incremento en el BDI

Para los pacientes de severidad alta, el patrón fue:

  • 0 utilización de la habilidad: disminución de 7.03 puntos en el BDI
  • 1 utilización de la habilidad: 1.08 puntos de reducción en el BDI
  • 2 utilización de la habilidad: 5.17 puntos de incremento en el BDI

Esto es notable. Dicho de manera simple, estos datos significan que en líneas generales, cuanta más utilización hubo de las habilidades de creencias centrales o esquemas, la depresión tendió a empeorar significativamente. En cambio, cuando los pacientes se abstuvieron de utilizar la habilidad CC, siguieron igual o incluso mejoraron.

Analizando los resultados

¿Qué significa todo este desparramo de números, siglas, y tedio ecuménico? Miren, los autores lo resumen bien:

“Los clínicos a menudo eligen trabajar creencias centrales en el tratamiento de la depresión, especialmente con pacientes severamente deprimidos que tienen una alta activación de las CC. Nuestros análisis sugieren que enfocarse en las CC negativas está asociado con elevación subsecuente en los puntajes de síntomas de depresión. Por tanto, los clínicos deben estar al tanto de que cambiar de estrategias de AC o RC a estrategias CC puede aumentar la probabilidad de que los síntomas depresivos empeoren”

Notable, ¿no? Es posible que si la investigación hubiese sido más larga (solo abarcó 14 sesiones), quizá el patrón de cambio sintomático hubiese sido distinto a largo plazo; no lo sabemos. Lo que sí sabemos que el trabajo con creencias centrales, con la forma en que el paciente ve el mundo, a sí mismo, y el futuro, suele efectivamente ser tomado como foco de las sesiones con pacientes deprimidos, y que en esta investigación los resultados nos están diciendo que no es una buena idea empezar por ahí. Es notable porque se trata de un recurso central en TCC para depresión, y los datos nos están diciendo que podría ser contraproducente.

En cierto modo, tiene sentido. Las habilidades AC y RC son concretas: tienen que ver con cambios conductuales, con lo que sucede en este momento y cómo responder de manera específica. Las habilidades CC, en cambio, son más bien abstractas y generales. En el caso de las personas con depresión, que suelen exhibir una tendencia a la rumiación, es comprensible que trabajar con ideas generales en lugar de cambios concretos contribuya a alimentar esa tendencia a la rumiación.

Las implicaciones tentativas para la clínica TCC de la depresión podrían ser las siguientes:

  • Enfocar el tratamiento en cambios conductuales a través de habilidades AC y RC, en lugar de trabajar sobre creencias sostenidas de manera duradera (CC). Esto es especialmente importante cuando se utiliza una intervención de duración acotada.
  • Los autores sugieren lidiar con las CC que pudieran surgir como si fueran pensamientos automáticos, es decir, examinando su especificidad y evidencia para esa situación en lugar de tratarlos como CC, en abstracto.
  • La práctica entre sesiones de las habilidades AC y RC tiene un efecto significativo sobre los síntomas, por lo cual las sesiones deben facilitar su utilización.

Como siempre, tomen los datos con pinzas. Esto es sólo una investigación, con todas sus fortalezas y sus muchas limitaciones, necesitamos de más evidencia convergente para poder afirmar que trabajar con las habilidades CC sea una mala idea, pero por ahora, tengan en mente que al menos en algunos casos podría no ser la mejor alternativa. Sigan pensando, sigan su curiosidad, sigan su escepticismo.

¡Nos leemos la próxima!

Imagen: Ethan Sykes en Unsplash

Referencias

  • Beck, A. T., Rush, A. J., Shaw, B. F., & Emery, G. (2010). Terapia Cognitiva de la Depresión (19th ed.). Bilbao: Desclée De Brouwer.
  • Beck, A. T., Steer, R. A., & Carbin, M. G. (1988). Psychometric properties of the Beck Depression Inventory: Twenty-five years of evaluation. Clinical Psychology Review, 8(1), 77–100. http://doi.org/10.1016/0272-7358(88)90050-5
  • Dimidjian, S., Hollon, S. D., Dobson, K. S., Schmaling, K. B., Kohlenberg, R. J., Addis, M. E., … Jacobson, N. S. (2006). Randomized trial of behavioral activation, cognitive therapy, and antidepressant medication in the acute treatment of adults with major depression. Journal of Consulting and Clinical Psychology, 74(4), 658–670. http://doi.org/10.1037/0022-006X.74.4.658
  • Dobson, K. S., Hollon, S. D., Dimidjian, S., Schmaling, K. B., Kohlenberg, R. J., Gallop, R. J., … Jacobson, N. S. (2008). Randomized trial of behavioral activation, cognitive therapy, and antidepressant medication in the prevention of relapse and recurrence in major depression. Journal of Consulting and Clinical Psychology, 76(3), 468–77. http://doi.org/10.1037/0022-006X.76.3.468
  • Gortner, E. T., Gollan, J. K., Dobson, K. S., & Jacobson, N. S. (1998). Cognitive-behavioral treatment for depression: relapse prevention. Journal of Consulting and Clinical Psychology, 66(2), 377–84. Retrieved from http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/9583341
  • Greenberger, D., & Padesky, C. A. (1995). Mind over mood: Change how you feel by changing the way you think. New York: Guilford Press.
  • Hawley, L. L., Padesky, C. A., Hollon, S. D., Mancuso, E., Laposa, J. M., Brozina, K., & Segal, Z. V. (2017). Cognitive-Behavioral Therapy for Depression Using Mind Over Mood: CBT Skill Use and Differential Symptom Alleviation. Behavior Therapy, 48(1), 29–44. http://doi.org/10.1016/j.beth.2016.09.003
  • Jacobson, N. S., Dobson, K. S., Truax, P. A., Addis, M. E., Koerner, K., Gollan, J. K., … Prince, S. E. (1996). A component analysis of cognitive-behavioral treatment for depression. Journal of Consulting and Clinical Psychology, 64(2), 295–304. http://doi.org/10.1037//0022-006X.64.2.295
  • McArdle, J. J., & Hamagami, F. (2001). Latent difference score structural models for linear dynamic analyses with incomplete longitudinal data. In L. M. Collins & A. G. Sayer (Eds.), New methods for the analysis of change. (pp. 139–175). Washington: American Psychological Association. http://doi.org/10.1037/10409-005
  • Webb, C. A., Beard, C., Kertz, S. J., Hsu, K., & Björgvinsson, T. (2016). Differential Role of CBT Skills, DBT Skills and Psychological Flexibility in Predicting Depressive versus Anxiety Symptom Improvement. Behaviour Research and Therapy, 81, 12–20. http://doi.org/10.1016/j.brat.2016.03.006

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Cómo entender las problemáticas psicosociales del adolescente y facilitar el diálogo

  • María Eugenia Parla
  • 18/05/2017

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En vista a generarse algún cambio, casi todo proceso psicoterapéutico comienza por tomar conciencia de la situación, entender qué es lo que pasa.

Fomentamos el acercamiento, que los adultos dialoguen con sus hijos, alumnos, etc., pero muchas veces  nos encontramos con que no saben cómo hacerlo porque desconocen o minimizan las variables involucradas en las problemáticas adolescentes y los vemos reproduciendo mitos o creencias que terminan ayudándolos poco o nada.

Por supuesto que no hay una sola manera de acercarse, de hablar y orientarlos y que el adolescente no es un ente que recibe de manera pasiva la información o vivencias, sino que las procesa y transforma, dándoles un significado singular. Este artículo no pretende en lo más mínimo ser exhaustivo, sino que intenta poner de relieve algunas variables psicosociales que frecuentemente intervienen en las problemáticas cotidianas del adolescente para poder entender un poco más su mundo y su forma de actuar porque considero que es a partir de ahí que recién se puede generar un acercamiento genuino y efectivo.

¿Qué variables explican las problemáticas psicosociales del adolescente?

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En la adolescencia se generan cambios físicos evidentes, internos y externos, algunos deseados y otros indeseados, pero que impactan en la percepción de sí mismo, identidad y autoestima de acuerdo a las expectativas previas generadas durante la niñez.  Es lógico pensar que si lo fantaseado previamente en relación a los cambios físicos, las vivencias o la posición social, por ejemplo, se aleja mucho de lo que finalmente termina ocurriendo en comparación con los producidos en el grupo de pares, se genere mucha frustración.

  • Reproducción de pautas sociales

La sociedad, el grupo familiar y el grupo de pares permiten o inhiben, mediante refuerzo y castigo, la expresión de determinadas conductas. El primer marco normativo y de referencia que se aprende es el de la familia pero en la adolescencia sobresale el del grupo de pares y las pautas que se llegan a captar desde la sociedad. Estas últimas, pautas de consumo, de comportamiento de belleza, etc., marcan, de manera implícita y explícita lo que se espera de una mujer o de un hombre dentro de una sociedad determinada, y se transmiten principalmente a través de los medios de comunicación masivos, interpersonales y de entretenimiento (sobre todo los legitimados por los pares). El adolescente, al estar en pleno proceso de desarrollo de su identidad juega o ensaya, si se quiere, roles adultos. El problema es que muchas veces los mensajes que recibe suelen ser contradictorios y/o los pone en situaciones de riesgo ya que no están madurativamente preparados para evaluar las consecuencias de sus acciones en profundidad y son fácilmente sugestionables. Así que cuando escuchemos a alguien decir que ¨los adolescentes de hoy están terribles¨, pensemos que nos están devolviendo una imagen grotesca de lo que como sociedad reforzamos.

  • Grupo de pares como regulador de autoestima

La identidad del adolescente adquiere significado en contraste con su grupo de pares, quienes funcionan de referentes principales en esta etapa. La aceptación o el rechazo por parte de ellos es uno de los principales reguladores de su autoestima. En pos de obtener la aceptación y pertenencia frecuentemente recurren a conductas nocivas, poniéndose en riesgo o a veces lastimando a alguien generalmente externo al grupo. Este tipo de comportamiento no es propio del adolescente, se observa también en dinámicas grupales en donde un depositario de todo lo malo mantiene cohesionado un grupo (a nivel macrosocial basta pensar en las últimas guerras) disminuyendo la tensión en su interior. Los grupos de pertenencia pueden ser muy diferentes y  pueden funcionar como factor de riesgo o protector.

En relación al llamado bullying (o acoso escolar), es frecuente ver que los adultos muchas veces fomentan la escalada de violencia recomendando, por ejemplo, la agresión hacia el agresor o insinuando de alguna manera que la víctima es culpable de lo que le sucede, por acción u omisión, sin repudiar la violencia per se, sea cual fuese el origen, lo cual no hace más que aumentar el sentimiento de culpa en la víctima y normalizar la agresión. Esto suele ser contraproducente, además, varias investigaciones señalan que por lo general la clave está en los reidores o espectadores, que al considerarse como tales la valoración de responsabilidad propia ante los hechos es inexistente, son partícipes (por lo tanto integrados al grupo) pasivos pero mantienen y legitiman la conducta del instigador disolviendo cualquier sentimiento de culpa que pudiere experimentar este último.  

  • Uso y abuso de las redes sociales

A partir de la expansión de las redes sociales y el acceso a la tecnología (en especial smartphones), surgen problemas y necesidades nuevas. El interjuego de aprobación/rechazo extiende los límites del grupo de pertenencia por fuera de las paredes del colegio. Entre los problemas se destaca el anonimato relativo que permite agredir sin ser claramente identificado, estamos hablando del Cyberbullying.

Un estresor considerablemente nuevo con el que conviven los adolescentes surge del uso propio y ajeno de aparatos de captura audiovisuales (teléfonos con cámaras, videos, grabador de audios) y programas de edición, porque permiten compartir una imagen de sí mismo controlada y perfeccionada pero paradójicamente el uso que le pueda dar el otro escapa del control propio, porque habilita que cualquier persona capture y/o distorsione imágenes, videos o audios con distintos fines y los difunda sin consentimiento.

Hay otros peligros que surgen con la tecnología de los cuales se tiene poca conciencia: el Grooming; protagonizado por adultos que muchas veces se hacen pasar por personas de la misma edad de la víctima para ganarse su confianza con el fin de abusar sexualmente de él o el envío de material pornográfico de sí mismo por medios digitales, llamado “sexting”, que también se puede dar entre pares. El adolescente no considera o minimiza sus consecuencias, que pueden ser difusión del material, cyberbullying, amenazas, extorsión, por mencionar algunas.

  • Decremento en la percepción de los padres como figuras de autoridad

En relación al entorno familiar, se nota un cambio de actitud en las últimas décadas de los padres para con los hijos. Por motivos que pueden distar de querer distinguirse de sus propios padres a no querer asumir el paso del tiempo, su edad, o simplemente seguir una moda, muchas veces el adulto se rehúsa a ocupar su lugar e intenta igualarse al adolescente presentándose más bien como un amigo o compinche. El gran problema con esto es que se pierde el lugar de autoridad, de regulador, de proveedor de límite y normas que podrían contrarrestar la fuerza de las de un grupo de pertenencia poco saludable.

Otro fenómeno que se observa en las últimas décadas es que, por cuestiones socioeconómicas, el tiempo que los padres invierten en pasar tiempo con sus hijos se fue reduciendo. Es frecuente que madre y padre trabajen y tengan otras actividades. Si no se compensa esta carencia brindando tiempo de calidad de tanto en tanto, el adolescente puede percibir esto como una falta de atención o interés  e incluso potenciar las probabilidades de caer en conductas nocivas ya que no cuenta con la supervisión de una figura de autoridad que lo regule.

Muchas veces los padres en esta situación pueden sentir culpa por no estar presentes y evitan poner límites al comportamiento de sus hijos o cuando lo intentan resulta que no lo pueden sostener en el tiempo. Entonces la figura de autoridad se vuelve poco coherente o incluso contradictoria. Esto también se ve con frecuencia en padres separados cuando no logran ponerse de acuerdo en cuanto a la crianza de los hijos.

Como reflexión final, me gustaría destacar que más allá de las posibilidades de cada uno, y los tiempos que pueda disponer, es fundamental mostrarse predispuesto a dialogar de manera abierta y que el adolescente sienta que se tiene un interés genuino en lo que piensa y siente sobre diferentes cuestiones. Recordar que el rol del adulto es de contención y límites.  Esto no significa que debemos resolverles los problemas sino orientarlos,  lo que llamamos un problema puede llegar a ser una oportunidad para poner en marcha recursos que ayuden a afrontarlo y fortalezcan su arsenal de recursos e incrementen su autoestima en términos de autoeficacia.

Bibliografía:

Muriel Lezak (1995) “Neurospychological Assessment”, Third edition, Oxford University Press.

Páramo, María de los Ángeles. (2011). Factores de Riesgo y Factores de Protección en la Adolescencia: Análisis de Contenido a través de Grupos de Discusión. Terapia psicológica, 29(1), 85-95. https://dx.doi.org/10.4067/S0718-48082011000100009

Cerezo, F. (2006). Violencia y victimización entre escolares. El bullying: estrategias de identificación y elementos para la intervención a través del Test Bull-S. Revista electrónica de investigación psicoeducativa, 4(2), 333-352.

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

La marihuana podría potenciar, en lugar de ralentizar, el cerebro de ancianos

  • Rita Arosemena P.
  • 17/05/2017

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En términos generales, la conclusión a la que muchos estudios nos han conducido con relación a los efectos a largo plazo del consumo de marihuana derivan en la degeneración de la memoria y otros efectos perjudiciales para la salud, como crisis de ansiedad y cambios drásticos en el estado de ánimo en personas con niveles altos de consumo.

No obstante, un estudio publicado en Nature Medicine sugiere que los efectos de la marihuana podrían no ser tan negativos como se piensa, al menos no para el cerebro de personas de edad avanzada.

Un grupo de investigadores de la Universidad de Bonn (Alemania) suministró dosis bajas de delta 9-tetrahidrocannabinol o THC, principal ingrediente activo de la marihuana, a ratones jóvenes, maduros y envejecidos. Como era de esperar, los ratones jóvenes tratados con THC tuvieron un desempeño ligeramente peor en las pruebas de comportamiento relacionadas con la memoria y el aprendizaje.

Por ejemplo, después de que los ratones jóvenes tomaron THC, tardaron más tiempo en aprender dónde se escondía una plataforma segura en un laberinto de agua, y tuvieron más dificultades para reconocer a otro ratón al que previamente habían estado expuestos. Sin la droga, los ratones maduros y envejecidos se comportaron peor en las pruebas que los jóvenes. Pero después de recibir el THC, las actuaciones de los animales ancianos mejoraron hasta el punto de que se parecían a las de los ratones jóvenes no tratados.

De acuerdo con los expertos, estos resultados podrían deberse a que el THC, administrado como pre-tratamiento, parece restaurar significativamente el grado de desempeño cognitivo en ratones ancianos, mientras que tiene el efecto opuesto en ratones jóvenes. Sin embargo, queda todavía un trecho importante por recorrer para saber a ciencia cierta si el efecto sería igual en humanos.

De momento, lo que está claro es que, cuando los investigadores examinaron los cerebros de los ratones ancianos tratados para deducir una explicación, notaron que las neuronas en el hipocampo (zona cerebral crítica para el aprendizaje y la memoria) habían brotado más espinas sinápticas, es decir, puntos de contacto para la comunicación entre las neuronas. Y aún más sorprendente: el patrón de expresión génica en el hipocampo de ratones envejecidos tratados con THC era radicalmente diferente del de ratones ancianos no tratados.

el THC, administrado como pre-tratamiento, parece restaurar significativamente el grado de desempeño cognitivo en ratones ancianos, mientras que tiene el efecto opuesto en ratones jóvenes

Estos hallazgos plantean una posibilidad interesante: que el THC y otros cannabinoides (que incluyen docenas de compuestos biológicamente activos encontrados en la planta de Cannabis sativa) puedan actuar como moléculas antienvejecimiento en el cerebro.

«Sabemos que el sistema cannabinoide endógeno es muy dinámico; pasa por cambios a lo largo de la vida», explica Ryan McLaughlin, un investigador que estudia el cannabis y el estrés en la Universidad Estatal de Washington, pero que no participó en el trabajo actual.

«El sistema cannabinoide se desarrolla gradualmente durante la infancia, y luego explota en la adolescencia. Se observa una mayor actividad de sus enzimas y receptores», dice McLaughlin. «Entonces, a medida que envejecemos, está en un declive constante.»

Aún así, los investigadores no saben todavía con exactitud cómo la marihuana afecta el cerebro de adultos mayores, en parte porque se han enfocado directamente en las personas más jóvenes, que se cree que están en mayor riesgo de consumo inadecuado y, consecuentemente, efectos negativos para salud.

Zimmer y su equipo planean continuar con los estudios gracias a la financiación del gobierno alemán para probar los efectos del THC en adultos mayores con deterioro cognitivo leve. En el entre tiempo, para Zimmer es importante aclarar que no tiene ninguna intención de motivar a ninguna persona a que consuma marihuana con base en este estudio. Al menos no por ahora.

Fuente: Scientific American

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿Estrés financiero? 5 maneras de evitar la depresión por deudas

  • Rita Arosemena P.
  • 17/05/2017

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El estrés viene en diferentes formas y se manifiesta de maneras diversas, sin embargo, las causas más comunes de amargura y tensión cotidiana suelen estar relacionadas con problemas de salud, inconvenientes familiar y problemas financieros.

Las sociedades modernas han dejado a un lado el antiguo recurso del trueque y giran ahora en torno al intercambio de productos por dinero, lo cual se traduce en una enorme preocupación en torno a quién tiene más o menos billetes para cambiar por artículos de primera necesidad y, desde luego, también innecesarios.

Las estadísticas del grado de endeudamiento que alcanzan algunos sectores de la población puede ser realmente impresionante. De acuerdo con un artículo publicado en Psych Central, la deuda estudiantil ha llegado a cifras tan exorbitantes como el trillón de dólares americanos, lo que es, de hecho, un índice mayor que el endeudamiento por deudas de tarjetas de crédito.

Algunas personas adquieren deudas para suplir objetivos académicos; otras, por motivos de salud y, otras, por mera adquisición de productos o consumismo banal. No obstante, existe un trasfondo importante y común en todos los casos: el impacto psicológico que puede ocasionar el endeudamiento.

Algunas personas adquieren deudas para suplir objetivos académicos; otras, por consumismo banal

El estrés financiero puede desencadenar síntomas graves de depresión, ansiedad y otros problemas de salud en muchas personas, sin importar la edad o estatus socioeconómico. La angustia que derivan de la preocupación merma la productividad y la sensación de bienestar general de muchos individuos en situación de deuda, sencillamente porque terminan generando un estado de saturación mental donde abundan pensamientos repetitivos acerca de cómo obtener dinero o solventar pagos.

No es de extrañar que el estrés financiero se relacione muy estrechamente con el desarrollo de trastornos del sueño, úlceras, migrañas, problemas cardíacos, malos hábitos y bajo rendimiento cognitivo.

La buena noticia es que aprender a lidiar con el estrés vinculado con el dinero es posible, en tanto adoptemos una postura realista de nuestra situación económica y estemos dispuestos a implementar medidas para optimizarla.

Aquí hay algunas recomendaciones prácticas y fáciles de poner en marcha para evitar que el estrés financiero nos amargue la vida.

Identifica la causa de tu endeudamiento y córtala de raíz

Esto aplica especialmente para las personas que resultan verse endeudadas por motivos que pudieron evitarse, o bien por la adquisición compulsiva de artículos innecesarios.

Por supuesto, las razones detrás de este comportamiento no son nada superficiales, de hecho suelen remitirnos a un trasfondo lleno de matices. Puede que la razón por la cual gastamos de más o invertimos en cosas que no necesitamos es que realizamos el intento infértil de llenar algún vacío emocional, sentirnos más a gusto con nuestra imagen corporal o construir una apariencia externa que nos haga sentir cómodos ante los demás.

Profundizar en las motivaciones de nuestra conducta consumista vale la pena al cien por ciento, no solo porque podría librarnos por completo del estrés financiero, también es una oportunidad para mejorar nuestro estilo de vida.

Toma responsabilidad por tus gastos

Dramatizar las cosas o victimizarnos por decisiones que nosotros mismos hemos tomado solo empeora los síntomas de ansiedad y depresión que pudiéramos experimentar por el endeudamiento.

En lugar de esto, elige hacerte responsable de tus gastos, amo de tus propias acciones. «Sí, he gastado todo este dinero en aquello por esta razón». Es una forma de minimizar el malestar, ya que nos aclara la razón por la cual invertimos una suma de dinero determinada.

Elige ser más organizado

Muchas veces, la causa principal de endeudamiento de las personas es la tendencia a evadir el proceso de planificación de gastos. Les resulta incómodo sentirse limitados así que prefieren comprar compulsivamente sin detenerse a mirar un momento sus cuentas bancarias, el estado de sus tarjetas de crédito o su balance de ingresos y egresos.

El resultado natural e inevitable es que el desorden los lleva a graves endeudamientos de los cuales no es nada fácil salir.

Infórmate, divide tu capital por categorías o traza un plan de ahorros de manera que puedas comprar lo que quieres y necesitas sin quedarte corto de dinero. Contar con una planificación evitará que te pongas a ti mismo contra las cuerdas.

No pienses solo en gastar, identifica oportunidades de ganar más dinero

Si te enfocas en todo el dinero que debes gastar para suplir necesidades básicas o antojos, te perderás de las oportunidades que ya hay ahí afuera de generar más ingresos. Lo mismo sucede si inviertes toda tu energía en atormentarte por las deudas que tienes.

Lo más inteligente es enfocarse siempre en las soluciones y no en los problemas, de lo contrario, terminamos cavando aún más nuestra propia fosa. Así que pase lo que pase, mantén la calma, no entres en pánico y observa todo a través de un túnel de claridad que te permita ser visionario, mirar más allá de las dificultades.

Establece prioridades

Es muy probable que no necesites realmente todo lo que hay escrito en tu lista de compras pendientes. Todos tenemos antojos y deseos acumulados de conseguir cosas distintas, pero es mucho más probable que logremos obtenerlo todo siguiendo un plan de adquisición progresivo y estratégico que obsesionándonos con la idea de tenerlo todo al mismo tiempo.

En realidad, definir que todo lo que queremos en el momento presente es una auténtica prioridad solo nos llevará a adquirir un montón de cosas que no necesitamos a corto plazo y a poner nuestra cuenta bancaria en números rojos.

De manera que comienza por distinguir entre necesidades y deseos, establece prioridades con base en esta definición y sigue un plan organizado para cumplir tus objetivos. Tu salud mental y física serán la recompensa.

https://www.youtube.com/watch?v=K4egbeyKD4o

Por supuesto, elegir educarnos financieramente es también una excelente forma de curarnos en salud y aprender a invertir nuestro dinero de forma inteligente. Este vídeo del empresario y autor Robert Kiyosaki es una buena manera de comenzar a adentrarnos en el mundo de la inteligencia financiera.

Fuente: Psych Central

 

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  • Artículos Recomendados de la Web

Tomemos el ejemplo: El Colegio Médico de Madrid cierra sus secciones pseudocientíficas

  • David Aparicio
  • 17/05/2017

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Javier Salas para El País:

No son buenos tiempos para la homeopatía y otras pseudoterapias, al menos desde el punto de vista institucional. En los últimos meses, los representantes de estas prácticas sin aval científico han visto cómo perdían cursos en universidades y capacidad de influir en organizaciones médicas y sanitarias. Ahora, se suma a esta corriente el Colegio de Médicos de Madrid (Icomem) que ha decidido eliminar todas sus secciones y actividades en el entorno de las llamadas terapias alternativas. Y por una simple razón: porque carecen de evidencia científica que demuestre que sirven para mejorar la salud de las personas.

Desde que llegó al Colegio la nueva junta directiva hace un año, se tomó la determinación de alejarse de prácticas pseudocientíficas que habían tenido algún tipo de amparo, ya sea como secciones o con la realización de cursos o actividades en sus instalaciones. «Creamos un consejo científico que ha optado por disolver todas estas secciones, más de treinta, que iban desde homeópatas y acupuntores a medicina antroposófica, todos equiparados a cualquier otra especialidad médica reconocida» explica a Materia el presidente de Iconem, Miguel Ángel Sánchez Chillón. “Esta junta directiva está trabajando para que el Icomem tenga el carácter científico que le corresponde y este es un paso más que para nosotros es prioritario”, subrayó.

Aplausos para el Colegio Médico de Madrid. Su decisión es un ejemplo que deben seguir las instituciones de salud en todo el mundo, incluidas la de psicología.

No podemos seguir con la idea de que “todas las terapias son validas” o el clásico del que “todo suma”. Cuando en realidad esos tratamientos no cuentan con ningun tipo de evidencia y sus autores usan la clásica excusa de que a ellos sólo les importa la subjetividad del paciente; o cuando sus autores dicen haberlas evaluado científicamente, pero no comparten los datos y procedimientos, porque según ellos, su terapia es muy compleja para ser analizada por terceros y nos piden que creamos ciegamente en ellos; o cuando usan la nueva estrategia de ponerle los términos “bio” y “neuro” a sus terapias para que parezcan científicas como tan popular Bioneuroemoción.

La decisión para algunos puede parecer rígida y quizás cientificista. Pero una institución de salud no debe incluir tratamientos pseudocientíficos, ya que eso refuerza la idea de que una pseudoterapia cuenta con la misma evidencia que otro tratamiento que si ha demostrado ser efectivo para el tratamiento de una enfermedad o trastorno.

Lee el artículo completo en El País.

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  • Recursos para Profesionales de la Psicología

Intervención cognitivo-conductual en una adolescente víctima bullying (PDF)

  • David Aparicio
  • 16/05/2017
Postergación y TB

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El acoso escolar es un problema común que se produce especialmente en los niveles desde finales de la segunda infancia y principios de la adolescencia. Genera importantes consecuencias en las víctimas a nivel académico, psicológico y social. El objetivo del presente trabajo es evaluar la eficacia de una intervención individual en una adolescente de 12 años víctima de acoso y ciberacoso escolar.

El tratamiento se llevó a cabo durante 12 sesiones de una hora de duración. Los instrumentos de evaluación fueron entrevistas, un test proyectivo sobre la familia, escalas de autoestima y conducta y cuestionarios de autoconcepto y dificultades interpersonales.La intervención consistió en la aplicación de técnicas de reestructuración cognitiva, entrenamiento en habilidades sociales, exposición, resolución de problemas y activación conductual.

Los resultados de la intervención mostraron una mejora de la autoestima y autoconcepto de la adolescente, la adquisición de habilidades sociales, asertivas y de comunicación adecuadas y mayor eficacia para resolver problemas, lo cual contribuyó al cese de la situación de victimización sufrida en el contexto escolar.

Descarga el artículo completo en formato PDF.

Autores: Silvia Melero – Clínica Universitaria. Universidad Miguel Hernández, Elche, España

Fuente: Revista de Psicología Clínica con Niños y Adolescentes

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

La falta de sueño incrementaría la inflamación cerebral ocasionada por los conflictos de pareja

  • David Aparicio
  • 15/05/2017

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Todos sabemos que la falta de sueño puede deteriorar significativamente nuestra salud. Pero lo que quizás no sepas, es que las discusiones frecuentes de parejas también tienen serias repercusiones hasta el punto de inflamar el tejido cerebral.

Ambos factores están muy relacionados: las parejas que pelean más pueden tener menos horas de sueño y viceversa. Así que una reciente investigación disponible desde febrero en Psychoneuroendocrinology se interesó por conocer las repercusiones que sufren aquellas parejas que pelean frecuentemente y que duermen poco.

Cuarenta y tres parejas participaron en el estudio y en promedio tenían 11.5 años de casadas. A todas las parejas se les tomaba muestras de sangre antes y después de los conflictos que presentaban en el laboratorio mientras los investigadores exploraban con una entrevista estandarizada de 20 minutos acerca de sus conflictos de pareja.

las parejas que durmieron menos durante las últimas 48 horas sufrieron de mayor inflamación

La tarea no fue nada fácil, considerando que las parejas abrían una ventana para ventilar sus problemas en una sesión de evaluación y no de terapia. A nadie le gusta exponerse de esta manera, pero las parejas fueron capaces de hacerlo con la ayuda de los investigadores. Lo que no pude conocer fue que tipo de remuneración se les dio por su participación.

Como era de esperarse, se encontró que la falta de sueño se vinculó con el incremento de la inflamación provocada por los conflictos maritales. Concretamente, las parejas que durmieron menos durante las últimas 48 horas sufrieron de mayor inflamación cerebral en comparación con aquellas parejas que reportaron que durmieron mejor. Por supuesto, el efecto no se hace evidente de un día para otro, pero tampoco hay que esperar mucho. Con dos o tres noches sin sueño ya se evidenciaban las repercusiones.

Otro hallazgo bastante importante fue que también se encontró un efecto protector: las parejas que utilizaban estrategias saludables de regulación emocional durante los conflictos de pareja no sufrieron de una mayor inflación relacionada con la falta de sueño. Al parecer, un tipo de entrenamiento en regulación emocional podría ofrecernos la respuesta para prevenir los efectos de la inflamación del tejido.

Fuente: Psypost
Imagen: Parejas en Shutterstock

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  • Salud Mental y Tratamientos

Realidad Virtual y Psicología: Un camino hacia nuevos horizontes

  • Walter Krainbuhl
  • 15/05/2017
Realidad virtual

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Durante miles de años, muchas conductas incomprendidas, locas, inconscientes o irracionales fueron y son, hasta la actualidad, consideradas temas tabú por gran parte de nuestra sociedad. Por suerte, y no tan suerte, cada día estamos aprendiendo un poco más acerca de cómo funciona «la mente», el comportamiento y el contexto. Esto posibilitó tener en cuenta que dichas conductas, observadas desde afuera e incomprendidas por muchos (incluidas también: acciones que ocurren debajo de la piel, como pensamientos y sentimientos), pueden ser nuevamente estudiadas y abordadas a partir del uso de nuevas tecnologías de información y comunicación. La Realidad Virtual (RV) es una de estas tecnologías, al igual que los teléfonos celulares o la televisión, que han llegado para quedarse. Nos facilita nuevas comprensiones acerca de nosotros mismos, los otros y el mundo (tómese a.k.a. “la realidad”). He ahí el nuevo desafío de su buen uso, a fin de que la misma no se vuelva en nuestro contra.

Wiederhold & Wiederhold (1998) dan cuenta que la RV fue conocida como una tecnología de simulación de entornos, utilizada en un principio por militares y pilotos de aviación para su entrenamiento. Por otro lado, en estos últimos tres a cinco años ha habido un boom a partir del desarrollo de la RV en el ámbito del entretenimiento. Esto a su vez, facilitó el acceso de dicha tecnología a otros ámbitos como la medicina, psicología y la educación, entre otros.

Jaron Lanier (1989), uno de los padres de estas nuevas movidas y, de hecho, el primero en utilizar el término Realidad Virtual (o RV), la define como una tecnología informática que busca simular escenarios reales y de fantasía, a fin de generar la sensación de estar presente en dichos ambientes en forma virtual. Antiguamente conocida como tecnología de simulación de entornos, en la RV los usuarios interactúan con simulaciones computarizadas en un ambiente tridimensional, en el cual pueden interactuar. La RV provee información multisensorial, que posibilita a la persona a sentirse inmersa y dentro de un mundo virtual simulado, creando artificialmente experiencias sensoriales que pueden incluir la vista, el oído, el tacto e incluso hasta el gusto y olfato. Todo esto a fin de generar la sensación subjetiva de presencia. Los usuarios del ciberespacio utilizan visores, que proveen imágenes estereoscópicas, creando la sensación de espacio y profundidad. El visor también posee sensores de movimientos, acelerómetros y giroscopios para determinar la posición de la cabeza momento a momento. También se hace uso de sonido estéreo a fin de aumentar la sensación de inmersión y presencia. Por último, pueden utilizarse el teclado, joysticks, controles inalámbricos o hasta guantes de datos para interactuar y moverse dentro de dichos entornos virtuales.

El uso de tecnología de RV en el ámbito de la Psicología tiene implicaciones no solo en lo clínico y experimental, sino también en lo educacional

Dadas todas estas condiciones, los usuarios sienten que están dentro de un ambiente virtual en el cual pueden moverse e interactuar, no solo con el ambiente, sino también con otros avatares (usuarios) que se encuentran en el mismo ciberespacio. Es de suma importancia destacar que la RV, a través de la inmersión (calidad de la estimulación multisensorial) y la interacción, conducen a que el usuario se sienta físicamente dentro de los escenarios virtuales (Hoffman y Cols., 2006; Alsina-Jurnet, 2009).

El uso de tecnología de RV en el ámbito de la Psicología tiene implicaciones no solo en lo clínico y experimental, sino también en lo educacional, ya que la simulación de ambientes virtuales puede ser una poderosa herramienta a la hora de trabajar los procesos de enseñanza y aprendizaje (Alsina-Jurnet, 2009).

¿En qué ámbitos de la psicología puede usarse?

Dentro de los enfoques conductuales y cognitivos-conductuales, la RV deviene en una poderosa herramienta para trabajar con los consultantes, tanto como técnica de exposición para el manejo de aversiones o deseos irrefrenables en adicciones, como también como herramientas para la educación y entrenamiento de nuevas tareas y manejo de situaciones. El colega Fabián Maero escribió un artículo muy interesante sobre el uso de RV en el ámbito del tratamiento de trastornos de ansiedad y fobias (Realidad Virtual en el consultorio: Una revisión de Psious – Por Fabian Maero, 2016), por ende me extralimitaré a explayar lo que él ya ha transmitido en dicho ámbito.   

https://www.youtube.com/watch?v=5ONr8fiB-vA

Otro ámbito de uso de la RV en la Psicología hace referencia a su implementación como herramienta para la “distracción atencional” (o competencia de respuestas), el alivio y la regulación del dolor en casos como tratamientos con quimioterapia, intervenciones invasivas o dolorosas por curaciones por quemaduras y/o endoscopias, la facilitación en los procesos de recuperación en estados postoperatorios, problemas dermatológicos e inmunológicos asociados al estrés, entre otros posibles usos (Malloy & Milling, 2010). En lo que hace a su aplicación en el uso para el alivio del dolor y sufrimiento, investigaciones realizadas durante esta última década han demostrado que la RV es una herramienta sumamente útil para el manejo del dolor. En términos generales, ésta reduce los niveles de dolor, incomodidad y ansiedad asociados a situaciones que impliquen malestar, “al poner la mente a otro lado”. Al mismo tiempo funciona como técnica de intervención psicológica, promoviendo un aumento en los umbrales y niveles de tolerancia al dolor, modificando los componentes sensoriales y emocionales del mismo. Asimismo, se ha visto que mucha gente disfruta de las experiencias lúdicas con RV, favoreciendo así una mayor disposición y mostrando más cooperación en ciertos procedimientos médicos, dolorosos e invasivos, y tratamientos que generan cierto grado de incomodidad y/o malestar.

Estudios de laboratorio también proporcionan pruebas convergentes de que la RV reduce el dolor al modificar los componentes sensoriales y emocionales (Hoffman & Cols., 2006) . La distracción con Realidad Virtual Inmersiva puede usarse de manera adjunta a los tratamientos farmacológicos tradicionales con analgésicos a fin de reducir el dolor y malestar, y disminuir los efectos secundarios de los mismos (Hoffman & Cols., 2011).

funciona como técnica de intervención psicológica, promoviendo un aumento en los umbrales y niveles de tolerancia al dolor, modificando los componentes sensoriales y emocionales del mismo

Sin embargo, como toda nueva tecnología, no todo es color de rosa. De hecho, se conoce muy poco acerca de sus efectos secundarios a mediano y largo plazo. Alguno de los efectos adversos a corto plazo que ya han podido observarse son: el “sickness simulator” o enfermedad de simulador, en el cual se presentan sensaciones de mareo, confusión y náuseas. También se ha visto contraindicado en ciertos casos de personas con epilepsias, ya que puede desencadenar una crisis. En algunos casos de trastornos psicóticos, trastornos disociativos y de alienación de la personalidad, se ha visto que la RV podría aumentar la sensación de irrealidad (Wiederhold & Wiederhold, 1998; Riva, 2005; Oculus Warnings, 2017 ).

¿Hacia dónde sigue todo esto? Hacia una evolución en los diagnósticos y tratamientos psicológicos por medio de Realidad Virtual

La esencia de la inmersión en RV es la ilusión que da a los usuarios de “estar dentro” de un ambiente generado virtualmente por ordenador. Esta fuerte ilusión teóricamente se plantea que podría ser parte de la que contribuiría con el éxito en la terapia de exposición en fobias y trastorno de estrés postraumático (TEPT), como también en la eficacia de la reducción de dolor en los pacientes con quemaduras y otras dolencias (Hoffman & Cols., 2006; Malloy KM. & Milling LS., 2010).

https://www.youtube.com/watch?v=u2Dc6BKqIP0

Hoffman y colegas (2003) demostraron por primera vez los cambios producidos en el cerebro por la RV, a través de Imágenes por Resonancia Magnética funcional, pese a ciertas limitaciones técnicas, como la inmovilidad de las personas dentro del resonador o el ambiente ruidoso por los equipos. Según la condición asignada a los sujetos (por ejemplo RV de baja calidad vs RV de alta calidad), se vio un aumento en el grado de compenetración y sincronización con las tareas dadas (pacientes con quemaduras que juegan un videojuego en RV, en un ambiente nevado) según el nivel de calidad de la simulación y el tipo de equipamiento utilizado. Se demostró, experimentalmente, que a mayor grado de inmersión sensorial y calidad de la experiencia, mayor grado de sentido de presencia. Esto último, también estaba correlacionado significativamente con el grado y tipos de patrones neurofisiológicos que se activan cuando se realiza la misma tarea en el mundo físico. En resumen, se observaron en la exposición con RV patrones de activación cerebral similares a los que se observan cuando a los sujetos se les presentan situaciones reales que evocan miedos o aversiones (ej. fobias y TEPT) y/o deseo irrefrenables (ej. trastorno por abusos de sustancias). Sumado a dichas mediciones neurofisiológicas, se realizaron en paralelo evaluaciones psicométricas y mediciones psicofisiológicas (frecuencia cardiaca y presión arterial, mediciones comúnmente relacionadas con respuestas al estrés).

Por último, pero no menos importante, como dice el refrán, recientes estudios en el ámbito de las neurociencias cognitivas y ciencias contextuales han utilizado la RV como herramienta para estudiar la conciencia, la autoconciencia y hasta las experiencias “fuera del cuerpo”. Pritchard y colegas (2016) plantean que el concepto de auto-representación es comúnmente abordado a partir de tres constructos conceptuales: el sentido de embodiment (o encarnado), el sentido de agencialidad y el sentido de presencia, cada uno de estos investigado de forma separada en diferentes contextos experimentales. El sentido de embodiment es comúnmente explorado con ilusiones corporales como los experimentos de ilusión de mano fantasma (Ramakonar, Franz & Lind, 2011). El sentido de agente o agencialidad, observados en experimentos con hipnosis. Y el sentido de presencia ha sido principalmente estudiado en el contexto de desarrollo de tecnologías con RV en videojuegos. Dado que cada componente involucra la integración de múltiples estímulos a través de las diferentes modalidades sensoriales visuales, táctiles y propioceptivas, estos autores plantean la posibilidad de que existan mecanismos comunes subyacentes. Sin embargo, el grado de profundización en el concepto de auto-representación sigue siendo poco claro cuando se estudian independientemente uno del otro. Retomando al autor, se plantea la posibilidad de estudiar estos tres sentidos en un único experimento con RV; en un ambiente virtual con una mano ilusoria, que se sincroniza o desincroniza de manera controlada a partir de los movimientos llevados a cabo en paralelo en el ambiente físico. La simulación por ordenador habilita un alto nivel de control experimental, continuidad y repetición precisa en la presentación de los estímulos o situaciones. Estos experimentos dan cuenta de que los estímulos influyen en las modalidades sensoriales de forma diferencial en el sentido de embodiment, de agencialidad y de presencia. Asimismo, proporcionan evidencias de que cada tipo de estímulo y cada tipo de coordinación en las modalidades sensoriales, puede influir de manera independiente y no jerárquica en la auto-representación que tenemos de nosotros mismos (Pritchard, Zopf, Polito, Kaplan & Williams, 2016).

dichas experiencias puedan servir, no solo para estudiar cómo nos sentimos dentro de un cuerpo, sino también en un futuro próximo para conocer más acerca de cómo perderle el miedo a la muerte

Por otro lado, Bourdin y colegas (2017) desarrollaron experiencias “fuera del cuerpo” con RV donde, por un lado, se trackea, es decir, se rastrea y escanea el cuerpo físico, generándose un avatar o cuerpo virtual en paralelo, que sincroniza los movimientos del cuerpo con el ambiente físico. También se varían las posiciones de las cámaras desde una perspectiva en primera persona a una perspectiva en tercera persona, de estar “dentro del cuerpo” a estar “fuera del cuerpo”. Y finalmente, según cada condición por grupo, se posibilita mover o no el cuerpo cuando se encuentra desde la perspectiva en tercera persona. En este punto se evaluaron aspectos subjetivos por medio de cuestionarios, a fin de indagar el grado de rareza o miedo ante dicha experiencia. Los sujetos que podían mover el cuerpo a la distancia mostraron puntuaciones mayores en los registros de miedo que los sujetos que solo podían verlo pero no moverlo. Sin embargo, en ambos grupos continuaba la sensación de sentirse identificados o ligados al cuerpo. Estos autores plantean la posibilidad de que dichas experiencias puedan servir, no solo para estudiar cómo nos sentimos dentro de un cuerpo, sino también en un futuro próximo para conocer más acerca de cómo perderle el miedo a la muerte. Esto último, más allá del sistema de creencia de cada persona. La sincronización y desincronización entre la estimulación visual, táctil y propioceptiva con los movimientos, serían parte fundamental para generar la sensación de que el cuerpo forma parte de uno mismo. Estos datos son compatibles con aquellos de los experimentos de ilusión de mano fantasma (Ramakonar, Franz & Lind, 2011).

La RV, al igual que la hipnosis o los psicodélicos cuando son usados de forma terapéutica, tiene la capacidad para alterar significativamente la forma en que experimentamos la realidad. En el desarrollo de la epistemología del conocimiento, la filosofía de la mente, las neurociencias cognitivas y hasta en las ciencias contextuales, resulta relevante preguntas como: ¿Qué es lo físico? ¿Qué es lo virtual (mental)? ¿Qué es la realidad y cómo diferenciamos qué es lo real y que no?. Para hablar de lo incognoscible, primero “la realidad” tiene que ser al menos parcialmente cognoscible, y este conocimiento, aunque sea a su vez insuficiente y parcializado (pues no podemos conocerlo “todo”), son partes de preguntas necesarias y fundamentales. Estas y otras preguntas surgen a partir del complemento entre el desarrollo científico y tecnológico actual. Se vuelve así cada día más relevante e imperante el estar abiertos y preparados a un mundo en donde lo concreto y lo abstracto cambian cada vez más rápido, deviniendo como parte accesible a nuestra consciencia ambos planos. He aquí la utilidad y el desafío que tenemos por delante: el aprender un uso responsable de estas tecnologías, considerando dichas herramientas (para mal o para bien, según como se las uses) como medios poderosos para transformar nuestra realidad.

Referencias:

  • Alsina-Jurnet, I. (2009). Aplicaciones de la Realidad Virtual en la enseñanza de la Psicología. Revista de Enseñanza de la Psicología: Teoría y Experiencia, 5(1), 1-17.
  • Bourdin P., Barberia I., Oliva R. & Slater M. (2017)  A Virtual Out-of-Body Experience Reduces Fear of Death. PLoS One. 2017 Jan 9;12(1):e0169343. DOI: 10.1371/journal.pone.0169343. eCollection 2017.
  • Hoffman HG., Richards T., Coda B., Richards A. & Sharar SR. (2003) The illusion of presence in immersive virtual reality during an fMRI brain scan. Cyberpsychol Behav. 2003 Apr;6(2):127-31. DOI:10.1089/109493103321640310
  • Hoffman HG., Seibel EJ., Richards TL., Furness TA., Patterson DR. & Sharar SR. (2006) Virtual reality helmet display quality influences the magnitude of virtual reality analgesia. J Pain. 2006 Nov;7(11):843-50.
  • Hoffman HG., Chambers GT., Meyer WJ., Arceneaux LL., Russell WJ., Seibel EJ., Richards TL., Sharar SR. & Patterson DR. (2011) Virtual reality as an adjunctive non-pharmacologic analgesic for acute burn pain during medical procedures. Ann Behav Med. 2011 Apr;41(2):183-91. doi: 10.1007/s12160-010-9248-7
  • Lanier, J. (1989) «A Vintage Virtual Reality Interview». Cita Web, publicación original de Whole Earth Review. (Esta version accesible en http://www.jaronlanier.com/jaron%20whole%20earth%20review.pdf)
  • Malloy KM. & Milling LS. (2010) The effectiveness of virtual reality distraction for pain reduction: a systematic review. Clin Psychol Rev. 2010 Dec; 30(8):1011-8. Epub 2010 Jul 13. DOI: 10.1016/j.cpr.2010.07.001
  • Oculus Warnings (2017) Oculus Health and Safety Warnings. Available at: https://static.oculus.com/documents/310-30023-01_Rift_HealthSafety_English.pdf .
  • Ramakonar H., Franz EA. & Lind CR. (2011) The rubber hand illusion and its application to clinical neuroscience. J Clin Neurosci. 2011 Dec;18(12):1596-601. doi: 10.1016/j.jocn.2011.05.008. Epub 2011 Oct 13.
  • Riva G. (2005) Virtual reality in psychotherapy: review. Cyberpsychol Behav. 2005 Jun;8(3):220-30; discussion 231-40.
  • Pritchard SC., Zopf R., Polito V., Kaplan DM. & Williams MA. (2016) Non-hierarchical Influence of VisualForm, Touch, and Position Cues on Embodiment, Agency, and Presence in Virtual Reality. Front Psychol. 2016 Oct 25;7:1649. eCollection 2016. DOI:10.3389/fpsyg.2016.01649
  • Realidad Virtual en el consultorio: una revisión de Psious – Por Fabian Maero (https://www.psyciencia.com//2016/31/realidad-virtual-en-el-consultorio-un-analisis-a-psious/)
  • Wiederhold BK. & Wiederhold MD. (1998) A Review of Virtual Reality as a Psychotherapeutic Tool.  CyberPsychology & Behavior. January 1998, Vol. 1, No. 1: 45-52.

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