Los colegas de Psicosalud han publicado un extenso análisis de los populares y peligrosos procedimientos pseudocientíficos (bioneuroemoción, nueva medicina germánica y la biodescodificación) que sostienen que el origen de las enfermedades son los conflictos emocionales.
Este es un análisis que todos deben leer, especialmente los psicólogos, para evitar que se propague este tipo de prácticas pseudocientíficas dentro de los cursos, talleres y congresos de psicología. El artículo tiene más de cuatro mil palabras, pero aquí compartimos un breve fragmento:
Uno de los problemas de estas corrientes es que todos tenemos emociones y muy probablemente hayamos pasado por algún conflicto emocional de mayor o menor magnitud, así que todos podemos llegar a reconocernos como supuestos causantes de nuestras enfermedades. Y se nos plantea la duda: Si mi cáncer está producida por determinado conflicto psicológico ¿entonces yo me he creado mi enfermedad? Y si modifico esto y resuelvo dicho conflicto, ¿entonces yo mismo/a puedo curarme? En relación con esto escribía de manera directa y honesta una paciente (y amiga) hace un tiempo.
La culpabilización del paciente como causa de su enfermedad es una de las consecuencias de estas corrientes. Además, uno de los motivos que llevan a las personas a usarlas es que se presenta la solución a los problemas como “fácilmente alcanzable” si uno se esfuerza. Si estas terapias no funcionan (nunca funcionan, aunque pueda parecerlo a veces por el efecto placebo, regresión a la media, homeostásis o sesgos de confirmación), está claro que es por culpa del paciente, con lo cual de nuevo la culpabilización en la curación.
Esto puede resultar devastador desde el punto de vista psicológico en personas desahuciadas y vulnerables, muchas veces diagnosticadas de enfermedades graves y que acuden a estas pseudoterapias en búsqueda de soluciones milagrosas. Estas personas pueden llegar a confiar en la posibilidad de evitar efectos secundarios de tratamientos convencionales y curarse (algo que no sucede).
Enric Corbera, por ejemplo, se ha atrevido a decir en algunos de sus vídeos subidos a YouTube frases tan culpabilizadoras como “Siempre se mueren los buenos, y yo digo: ‘No, los gilipollas” (Cedeira, 2017; Garrido, Núñez y Hernández, s.f.; Méndez, 2017). Muchos de estos vídeos no se pueden consultar actualmente en YouTube porque Corbera ha reclamado derechos de autor. También han sido retirados y relegados al ostracismo vídeos donde se hablaba de casos tratados con BNE que habían llegado a una supuesta “sanación“; su retirada ha ocurrido después de que estas personas fallecieran a causa de su enfermedad.
Otro ejemplo de esto es la despreciable culpabilización que realiza Corbera de padres de hijos con enfermedades graves: “Una de las mayores violencias que existen es la sobreprotección. Cuando tenemos mamás con hijos que tienen leucemia, ya sabemos que allí puede haber violencias silenciosas que el niño somatiza en forma de una enfermedad tan grave como es la leucemia”. (Méndez, 2017).
Lee el artículo completo en Psicosalud.
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