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Publicaciones por mes

junio 2019

45 Publicaciones
  • Análisis

Los jóvenes LGBTQ+ prefieren recibir ayuda a través de medios digitales

  • David Aparicio
  • 13/06/2019

The Trevor Project, es una organización internacional que ofrece apoyo en la intervención en crisis y prevención del suicidio de las personas LGBTQ. El año pasado llevaron a cabo una encuesta online en Estados Unidos en la que participaron más de 34,000 jóvenes LGBTQ+, que demuestra el alto nivel de riesgo de suicidio, exposición a las terapias de conversión, discriminación y victimización, y los medios que prefieren para recibir ayuda. He traducido los resultados para que tengan una visión clara de la alta vulnerabilidad de la población LGBTQ+ a causa del estigma y prejuicio en contra de ellos:

Efectos de la terapia de conversión e intentos de cambiar su identidad de género

  • Dos tercios de los jóvenes LGBTQ+ informan que alguien intentó convencerlos de cambiar su identidad de género u orientación sexual.
  • El 57% de los jóvenes transgénero y no binarios que se han sometido a una terapia de conversión informaron un intento de suicidio en los últimos doce meses.
  • El 32% de los jóvenes LGBTQ+ que han experimentado la terapia de conversión informaron un intento de suicidio en el último año.

Discriminación y victimización

  • El 71% de los jóvenes LGBTQ+ informaron ser discriminados debido a su orientación sexual o identidad de género y el 20% reportó haber sido amenazado o abusado físicamente. Esos mismos jóvenes LGBTQ+ informaron más del doble de la tasa de intentos de suicidio.
  • El 23% de los jóvenes que sufrieron discriminación debido a su orientación sexual informaron un intento de suicidio en el último año, en comparación con el 11% que lo hizo, y el 33% de los jóvenes transgéneros y no binarios que sufrieron discriminación debido a su identidad de género reportada un intento de suicidio en el último año, comparado con el 17% que no lo hizo.
  • El 47% de los jóvenes transgénero y no binarios que fueron físicamente amenazados o maltratados en el último año debido a su orientación sexual o identidad de género informaron un intento de suicidio en los últimos 12 meses, en comparación con el 20% que no lo hicieron. Para los jóvenes LGBTQ+, la tasa fue del 27% entre los que sufrieron amenazas físicas o abuso, en comparación con el 11% de los que no lo eran.
  • El 58% de los jóvenes transgéneros y no binarios informaron que se les había desaconsejado el uso de un baño que se corresponda con su identidad de género.
  • Más de uno de cada tres jóvenes transgéneros y no binarios a quienes se les impidió usar un baño que corresponde a su identidad de género reportó un intento de suicidio en el último año, en comparación con uno de cada cinco que no sufrió este tipo de discriminación.

Divulgación y aceptación

  • Los jóvenes LGBTQ+ comparten su orientación sexual 1 más a menudo que su identidad de género 2. Tanto la orientación sexual cómo la identidad de género se divulgan con mayor frecuencia con sus compañeros, especialmente con amigos LGBTQ+.
  • Los jóvenes LGBTQ revelaron su estatus de orientación sexual e identidad de género a sus amigos en las tasas más altas, pero también se están revelando a los adultos en sus vidas, incluidos los padres, maestros y médicos.
  • Sin embargo, menos de la mitad de los encuestados LGBTQ+ estaban con un adulto en la escuela, y los jóvenes tienen menos probabilidades de revelar su identidad de género que la orientación sexual.
  • Los jóvenes LGBTQ están encontrando la aceptación más de sus amigos, pero la aceptación general es más baja para la identidad de género que para la orientación sexual.

Preferencias de los jóvenes LGBTQ+ al buscar ayuda

La encuesta también ofreció información sobre cómo los jóvenes LGBTQ+ prefieren recibir ayuda durante los momentos de crisis y demuestra la necesidad de que mejorar el apoyo psicológico a través de los medios digitales:

  • El 76% prefiere los medios digitales para acceder a la ayuda, y dicen que es muy probable que se pongan en contacto con un grupo de intervención durante una crisis si ese grupo ofreciera una forma de ponerse en contacto digitalmente, por texto, chat o mensajería instantánea.
  • Una abrumadora mayoría de los jóvenes encuestados, el 81%, también señaló que tener un espacio seguro de redes sociales en línea es extremadamente valioso para ellos.

Descarga el informe completo realizado por The Trevor Project.

Fuente: Wired; The Trevor Project

________________________________________

Es decir, una persona puede sentir una identidad de género distinta de sus características fisiológicas innatas.

En otras palabras, la persona puede sentirse mujer aunque haya nacido con el sexo masculino, o puede sentirse hombre, aunque haya nacido con el sexo femenino.


  1. La orientación sexual se refiere al sexo hacia el que una persona se siente atraída en el plano emotivo, romántico, sexual y afectivo. ↩
  2. El término identidad de género se refiere a la conciencia de una persona de sentir pertenencia al sexo masculino o femenino. ↩
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Una tríada peligrosa: indicadores asociados a mayor riesgo de abuso infantil

  • Alejandra Alonso
  • 13/06/2019
Abuso físico infantil

Los profesionales juegan un rol clave en cuanto a la identificación de niños maltratados. Existen algunas herramientas que ayudan a monitorear el abuso físico en la infancia, una de las más populares es el Child Abuse Potential Inventory que cuenta con validaciones en México, España y Argentina.

El instrumento examina la relación del niño con su cuidador, retrasos para llevarlo al médico, lastimaduras no justificadas, etc. Monitorear a todos los niños y la familia (conocido como monitoreo universal) sería la forma más inclusiva de detectar casos de maltrato, sin embargo el riesgo de falsos positivos que presentan los instrumentos de detección actuales es alto y la OMS pide precaución por esta razón, explican los autores de una investigación reciente.

Factores de riesgo

Según los científicos existen estudios que han explorado la relación entre el divorcio, el consumo de sustancias, el desempleo y el maltrato infantil, encontrando que las adicciones muestran una asociación más fuerte.

Adicionalmente existen datos que sugieren que la violencia doméstica podría ser otro factor de riesgo.

Por último, el equipo nombra ciertos estudios que indican que los chicos con padres diagnosticados con problemas de salud mental están en mayor riesgo de negligencia o abuso. Los niños con un padre diagnosticado con depresión tienen mayor riesgo de experimentar trastornos del estado de ánimo, problemas internalizantes y externalizantes, síntomas depresivos, mayores tasas de consumo de alcohol y otras drogas.

Objetivo del estudio

Basados en los datos antes mencionados, los científicos quisieron conocer si ésta tríada (salud mental de los padres, adicciones de los padres y violencia domestica entre padres) se asociaba al abuso físico infantil. Ellos hipotetizaron que un mayor número de factores de riesgo se asociaría a niveles mas altos de abuso físico.

Metodología

El estudio utilizó información de dos olas de datos: el Brief Risk Factor Surveillance Survey (BRFSS) del 2010 recolectado por el Centro para el Control de Enfermedades (CDC) en cinco estados de EE.UU; y el BRFSS del 2012 recolectado en tres estados. En ambas olas los participantes tenían más de 18 años. En la primera fueron reclutados 9,241 hombres y 13,627 mujeres y en la segunda 11,656 hombres y 18,145 mujeres.

Los datos se combinaron con un modelo acumulativo (considerando solo los casos donde se presentaban los 3 indicadores de riesgo) y un modelo de grupo (considerando combinaciones particulares de algunos de los tres indicadores).

El BRFSS incluía los tres indicadores de riesgo en su exploración. En cuanto al abuso físico, se indagaba de la siguiente manera: “Antes de los 18 años, ¿cuán a menudo uno de tus padres o adultos en la casa de golpeaba, pateaba o lastimaba físicamente de alguna manera? No incluyas las nalgadas.”

Resultados

La violencia domestica fue, por lejos, el factor de riesgo más sobresaliente. Era superior a las adicciones y trastornos mentales tanto si se consideraba a estas dos de forma aislada o en conjunto.

Los autores explican que el vínculo entre la violencia domestica y el maltrato infantil puede deberse a que usualmente en esos casos también hay exposición a estresores y adversidades como el desempleo, las ofensas criminales, la pobreza, los problemas de pareja y las enfermedades físicas y mentales.

Los hallazgos en ambos géneros y ambas olas de datos muestran también que un tercio de los que experimentaron dos de los factores de riesgo, reportaron abuso físico en la infancia. El riesgo subía a 2 tercios si estaban presenten los tres factores.

Según los autores, sus análisis sugieren que si dos o más de los factores de riesgo están presentes, se debe realizar un monitoreo para identificar casos de maltrato infantil. Sin embargo, debido a lo observado en relación a la violencia domestica, ellos sugieren que, de estar presente (aún siendo el único indicador de riesgo reportado), también debería hacerse el monitoreo.

Además recomiendan que se expandan el monitoreo y la evaluación incluyendo características familiares (educación de los padres, desempleo, estado civil) y variables contextuales (barrios con niveles altos de pobreza, desempleo y aislamiento de los niños).

Limitaciones del estudio

El grupo de investigadores menciona algunas limitaciones:

  1. La utilización de autorreportes para determinar abuso físico infantil y de forma retrospectiva, ya que se ha observado que suele ser sub-reportado los casos de abuso.
  2. Se desconoce si las adversidades sucedieron en un solo momento o en momentos diferentes de la infancia del participante. Al ser difícil de establecer de forma retrospectiva, podría suceder que el abuso físico sucedió antes de presentarse enfermedades mentales, adicciones o violencia domestica en los padres.
  3. Se debe establecer la sensibilidad del modelo híbrido propuesto en niños asintomáticos antes de adoptarlo.

A pesar de las limitaciones, los autores afirman que existe una correlación fuerte entre las adicciones, los trastornos mentales, la violencia domestica y el abuso físico infantil. Esperan que su contribución mejore el proceso para detectar y prevenir éstos casos de abuso y las consecuencias que suelen traer.

Referencias del estudio original: Esme Fuller-Thomson, Jami-Leigh Sawyer, Senyo Agbeyaka. The Toxic Triad: Childhood Exposure to Parental Domestic Violence, Parental Addictions, and Parental Mental Illness as Factors Associated With Childhood Physical Abuse. Journal of Interpersonal Violence, 2019; 088626051985340 DOI: 10.1177/0886260519853407

  • Artículos Recomendados de la Web

Los perros pueden oler tu estado emocional

  • David Aparicio
  • 12/06/2019

Sergio Parra describe en Xakata Ciencia los resultados de un estudio, publicado en la revista Animal Cognition, muy interesante sobre la detección olfativa de los perros ante las emociones humanas:

D’Aniello y sus colegas probaron si los perros podían oler las emociones humanas solo empleando su olfato. Primero, los voluntarios humanos vieron videos diseñados para causar miedo o felicidad, o una respuesta neutral, y el equipo recolectó muestras de su sudor.

A continuación, los investigadores presentaron estas muestras de olor a perros domésticos y controlaron el comportamiento y la frecuencia cardíaca de los perros.

Los perros expuestos a los olores del miedo mostraron más signos de estrés que los expuestos a los olores felices o neutros. También tenían ritmos cardíacos más altos, buscaban más tranquilidad de sus dueños y llevaban a cabo un menor contacto social con extraños.

Ya sabíamos que el miedo produce señales químicas y cambios en el olor corporal, como también lo hace la felicidad. Lo que se ignoraba es que los perros también eran capaces de interpretarlas inconscientemente, tal y como hacen los humanos.

Puedes leer la descripción completa en Xakata Ciencia.

  • Salud Mental y Tratamientos

Intervenciones con familiares de personas con trastorno límite de personalidad basadas en la terapia dialéctico conductual (DBT)

  • Equipo de Redacción
  • 11/06/2019
Trastorno límite de personalidad

Las investigaciones sugieren que el nivel de sobrecarga y de dolor emocional que experimentan los familiares cuidadores de personas diagnosticadas con trastorno límite de personalidad es mayor que el experimentado por cuidadores de personas que padecen otros problemas mentales severos (Bailey & Grenyer, 2015).

Los familiares de personas que padecen TLP reportan sentirse frecuentemente ansiosos y estresados en su vida cotidiana (Ekdahl, Idvall & Perseius, 2014). Por otro lado, datos de investigación indican que las personas diagnosticadas con TLP se desempeñan mejor cuando la familia aumenta su nivel de involucración (Hooley et al., 2010).

El objetivo del presente trabajo es la diseminación de los programas existentes que constituyen formas efectivas de ayudar a los familiares y allegados de personas diagnosticadas con TLP. Pero también presentar el programa que se ha desarrollado en Argentina para el trabajo con esta población particular.

Descarga el artículo completo en formato PDF.

Autor: Dra. Paula José Quintero

Fuente: Cognición y comportamiento – Revista de ALAMOC.

Relacionado: Guía práctica del trastorno límite de la personalidad (PDF)

  • Artículos Recomendados de la Web

El científico ruso que pretende crear más bebés modificados genéticamente

  • David Aparicio
  • 11/06/2019

Manuel Ansede escribe en El País sobre las investigaciones de Denis Rebrikov, un científico ruso, para crear bebés genéticamente modificados para que tengan cierta inmunidad al virus del VIH:

Poco más de medio año después del nacimiento en China de las dos primeras bebés modificadas genéticamente, un científico ruso ha anunciado que pretende llevar a cabo un experimento similar, pese al rechazo unánime de la comunidad internacional. El investigador, Denis Rebrikov, planea alterar en el laboratorio el ADN de embriones de madres con VIH, con el supuesto objetivo de evitar la transmisión del virus, según ha comunicado a la revista Nature.

Rebrikov, un biólogo molecular, dirige un laboratorio en la mayor clínica de fertilidad de Rusia, el Centro Nacional Kulakov de Investigación Médica en Obstetricia, Ginecología y Perinatología de Moscú. Como en el caso del científico chino He Jiankui, su intención es modificar el gen CCR5, que contiene las instrucciones para fabricar una proteína que el virus del sida emplea como puerta de entrada a los glóbulos blancos de la sangre. Rebrikov pretende imitar una mutación natural, presente en el 1% de los europeos, que genera una cierta inmunidad al virus. Para ello es necesario borrar 32 de las 6.000 letras del gen mediante la revolucionaria técnica CRISPR, una especie de tijeras moleculares capaces de cortar el ADN donde se desea, aunque todavía cometen peligrosos errores.

Poca seguridad y credibilidad en los estudios de Rebrikov:

El 29 de noviembre de 2018, la segunda cumbre internacional sobre la edición del genoma humano, celebrada en Hong Kong, concluyó con la advertencia de que “los riesgos son demasiado grandes como para permitir ensayos clínicos de edición de la línea germinal humana en este momento”. Rebrikov, sin embargo, confía en la seguridad de la técnica. En octubre, el ruso publicó, en una desconocida revista que él mismo dirige, una investigación cuyos resultados muestran una supuesta efectividad del 50% a la hora de crear embriones con el gen CCR5mutado.

Lee el artículo completo en El País.

  • Artículos Recomendados de la Web

Las causas de la depresión y suicidio en médicos

  • David Aparicio
  • 11/06/2019

RCN Colombia entrevistó al docente y psiquiatra de la universidad del Rosario en Bogotá, Ariel Alarcón, para que explicara las causas del alto riesgo de suicidio que tienen los médicos:

«El riesgo de suicidio en médicos y profesionales de la salud es el doble a la tasa de la población en general. Actualmente, la cifra de suicidios en el mundo pertenece al 4 %, en médicos es del 8 % y las mujeres cuadriplican la cifra», advirtió el docente.

El psiquiatra Alarcón aseguró en RCN Radio que las causas del impacto de depresión a la salud de los médicos se debe a la inestabilidad laboral, los turnos extensos en horas, el estrés postraumático, agotamiento laboral, dificultades en la contratación y relaciones entre médicos y pacientes.

«Son causas a nivel mundial. Las personas que debemos trabajar con otros seres humanos que están sufriendo física y emocionalmente. Nos afectamos y si no se sabe manejar, podemos llegar a enfermarnos», expuso Alarcón.

Explicó que aunque los profesionales no deben tomar distancia de sus pacientes, porque podría ocasionarse una deshumanización del oficio; si se puede desde la academia, empezar a enseñar a manejar las relaciones y los momentos que pueden llegar a afectar a los médicos.

Escucha la entrevista completa en RCN Radio.

  • Artículos Recomendados de la Web

España: 1 de cada 4 jóvenes ha visto pornografía antes de los 13 años

  • David Aparicio
  • 11/06/2019

Isabel Valdes describe en El País los estudios demográficos sobre el consumo de pornografía en la población infante-juvenil y cómo esto está afectando sus relaciones:

“Pornografía gratuita, de fácil acceso, con una alta calidad de imagen, ilimitada en cantidad y variedad, anónima, con muchísima interactividad y cada vez más violenta”, apunta Ballester. Ellos, con un 87%, consumen más que ellas, aunque en los últimos cinco años ha aumentado un 20% las visualizaciones de las chicas. La edad media a la que se inician está en los 14 años para los varones y 16 para las jóvenes y la edad más temprana se adelanta ya a los ocho años. “Uno de cada cuatro chavales ya ha visto estos contenidos antes de los 13. Estos datos, que son muy preocupantes, confirman lo que percibíamos: la pornografía está cambiando las relaciones de los adolescentes y los móviles e Internet están claramente relacionados con estos cambios. Incluso aunque no lo busques, te lo encuentras”

¿Conversaciones para qué?

A Javier, la ausencia de conversaciones en el porno le parece absolutamente normal: “¿Para qué? Están follando, no necesitan hablar”. Este chaval de casi 15 años ve porno por las noches, cada noche, dice que se ha acostumbrado y ya no puede “masturbarse sin vídeos”. Todavía no ha tenido sexo con otra persona y se lo imagina como lo ve: “Molaría todo poder hacer algunas de las cosas. Lo del sexo anal, o lo del semen por ahí en el cuello… Cosas”. Se le enciende la cara cuando habla, le da “vergüenza” contarlo, pero está seguro de que no le daría hacerlo. Si se le pregunta por sexo con varias personas la cosa cambia: “Yo de eso paso. Verlo sí, pero hacerlo no”.

El peligro del consumo de la pornografía:

Roberto Sanz, psicólogo de la Fundación Sexpol, añade además que estos contenidos “refuerzan unos modelos y actitudes machistas que ya están presentes en la sociedad, las exacerban en el plano sexual y, como todas las ficciones, el porno genera ciertas fantasías que en este caso pueden tener que ver con relaciones de poder, agresivas”. Es lo que le ocurre a Javier, que ya no consigue excitarse sin ver porno y reconoce que cada vez necesita más. «Creo que hasta mi móvil está acostumbrado, yo le digo ‘Siri, porno’ y ya sabe lo que tiene que hacer», bromea el adolescente, que últimamente se ha aficionado al «bdsm suave», un modelo de sadomasoquismo que ha de ser consensuado, pero que en el porno suele responder a un alto grado de violencia.

Lee el artículo completo en El País.

  • Salud Mental y Tratamientos

El modelo Denver de atención temprana como tratamiento para los trastornos del espectro autista (TEA)

  • Luciana Corda
  • 11/06/2019

Teniendo en cuenta el nivel de prevalencia que hoy presenta el TEA a nivel mundial y la proliferación de tratamientos con multiplicidad de profesionales en juego; se ve la necesidad de comenzar a implementar un tipo de abordaje global, que tenga en cuenta las diferentes áreas afectadas.

Un abordaje global parte de la premisa de que la intervención en un área impactará en otras al mismo tiempo. Es un tipo de abordaje económico, los padres pueden llevar a cabo gran parte del proceso con ayuda del terapeuta principal; maximiza la coherencia y la repetición de enseñanza, además de proporcionar una intervención unificada. Es decir, el terapeuta principal es quién se comunica con los padres, simplificando la comunicación para la familia.

The Early Start Denver Model (ESDM) es un modelo de intervención conductual temprana para niños con autismo de 1 a 5 años de edad. Fue creado en el año 2000 por Sally Rogers y Geraldine Dawson como una extensión del modelo Denver que ya habían desarrollado.

Se trata de un modelo integrador influenciado por:

  • El Modelo Denver original (1981)
  • El modelo de desarrollo interpersonal en el autismo (Rogers y Pennington);
  • La hipótesis de las dificultades en motivación social en el autismo;
  • El Entrenamiento en conductas pivotales (PRT).

Las prácticas y procedimientos didácticos se centran en estrategias del modelo Denver original, el modelo ABA (Análisis Conductual Aplicado) y del abordaje PRT – entrenamiento en conductas pivotales.

Según Rogers y Lewis, al igual que el modelo Denver original, este programa busca entrenar a los niños con TEA para que se conviertan en participantes activos del mundo social y para que aumenten la iniciativa de interacciones con otras personas. Hace hincapié en los aspectos afectivos y en la relación terapéutica, en el desarrollo de habilidades comunicativas y de juego.

El ESDM es una práctica basada en evidencia y las investigaciones (1 y 2), demuestran que atenúa el impacto de los síntomas y mejora la calidad de vida de la persona que padece la condición así como aumenta las habilidades comunicativas y la puntuación del cociente intelectual.

El programa incluye un currículo de desarrollo que define las habilidades específicas que tendrían que ser adquiridas en un determinado tiempo y una serie de estrategias de aprendizaje específicas para enseñarlas. Este currículo de desarrollo presenta cuatro niveles y se encuentra dividido en las siguientes áreas:

  • Comunicación receptiva
  • Comunicación expresiva
  • Conductas de atención conjunta
  • Habilidades sociales con adultos
  • Habilidades sociales con pares
  • Imitación
  • Cognición
  • Juego
  • Motricidad fina
  • Motricidad gruesa
  • Independencia personal

Estructura del programa

El programa se estructura de la siguiente manera: se evalúan las habilidades que posee el niño, utilizando la lista de verificación del currículo. Quien realiza esta evaluación es el terapeuta principal, que redacta los objetivos de aprendizaje, diseñados para que puedan ser alcanzados en 12 semanas. Los objetivos se redactan teniendo en cuenta los principios ABA con diferentes pasos para lograr la adquisición completa. Al finalizar esas 12 semanas, se vuelve a evaluar y a redactar nuevos objetivos, teniendo en cuenta la evaluación actual. El núcleo de intervención está constituido por los padres y el terapeuta principal.

El terapeuta principal es el contacto principal con los padres. Es el nexo entre los diferentes profesionales intervinientes. Además, supervisa y da sugerencia para que el modelo pueda aplicarse con la mayor fidelidad posible. Según los requerimientos del caso, el paciente puede necesitar la intervención de una disciplina en particular. Por ejemplo, si prevalece una dificultad marcada a nivel de lenguaje, o en el área sensorial, será necesaria la intervención de profesionales específicos en el tema. Por lo tanto, se necesita contar con un equipo interdisciplinario (véase gráfico 1), que dará apoyo al terapeuta principal aportando los conocimientos específicos de su disciplina. Al finalizar los tres meses de intervención, el resto de los profesionales ayudan al terapeuta principal a actualizar los objetivos, el plan de intervención y a evaluar su avance.

El marco de enseñanza del modelo son las rutinas de actividades conjuntas, es decir, el escenario donde transcurre el aprendizaje de las diferentes habilidades. Brunner ya en 1975 hace referencia a esto, definiéndola como una actividad en la que dos compañeros hacen una misma «actividad cooperativa, atendiendo a los mismos objetos, jugando o trabajando juntos en una actividad conjunta». La herramienta más valiosa para el modelo es el elemento social de la rutina. «En las actividades conjuntas los compañeros de juegos se miran el uno al otro, se entregan recíprocamente los materiales, se imitan entre ellos, se comunican entre sí y comparten la sonrisa y la diversión».
Las rutinas de actividades del ESDM se caracterizan por: seguir los intereses y las elecciones del niño; apuntar a objetivos de diferentes áreas de desarrollo; integrar diferentes objetivos en una actividad. El elemento fundamental que se necesita es el compromiso de ambos compañeros en el juego. Deben ser breves de 2 a 4 minutos. Existen dos tipos de rutina:

  • Rutinas con objetos: se utiliza un juguete u objeto de intercambio. Esta rutina permite una situación triádica donde se apunta a desarrollar habilidades de atención conjunta.
  • Rutinas sensoriales: el centro de atención lo tiene el compañero de juego, es una interacción diádica en la que dos personas están involucradas en la misma actividad, de manera recíproca. «El disfrute mutuo y la interacción dominan el juego”.

Cuando el programa se efectúa en el consultorio, el niño ingresa con los padres o un cuidador quienes tienen que tomar un papel pasivo, volverse aburridos, si el niño los busca; el terapeuta debe convertirse en el centro de atención del niño. Uno de los objetivos es que el padre o cuidador nos vea como interactuamos con el niño, y aprenda cómo aplicar los objetivos. Además, podemos aprovechar para evaluar la interacción y reciprocidad que tiene el niño con sus padres.

La duración habitual de una sesión ESDM es de una hora. Se realizan bloques de 15 minutos, con intervalos para anotar los objetivos trabajados en ese bloque como también el tipo de actividad realizada, el estado de ánimo y la conducta del niño. Durante estos intervalos que no deben ser más de 3 o 4 minutos se le da al niño algún juguete, cuento para esperar. De este modo, también se puede entrenar la habilidad de juego independiente, la capacidad de espera y observar si el niño comenta y comparte el disfrute con otro.

El terapeuta debe convertirse en un verdadero compañero social. Para convertirse en un compañero social, el terapeuta o adulto que esté aplicando el programa en ese momento debe seguir el interés del niño. El estado de ánimo positivo debe dominar la experiencia procurando que la actividad sea interesante y recíproca y cada vez más compleja mediante juegos por turnos, imitación de acciones y la incorporación de efectos interesantes en la temática para variar la actividad. Éste último punto es clave para que la actividad no se vuelva estereotipada, conducta que tiende a prevalecer en la TEA. Se debe garantizar que el niño aprenda experiencias nuevas, intercalar el lenguaje objetivo, estimular la imitación, desarrollar aspectos simbólicos de juego y mantener la actividad social diádica y recíproca. El compañero social tiene la tarea de garantizar que el lenguaje del niño aparezca con frecuencia, ya sea a través de peticiones, comentarios o expresando su estado de ánimo.

Como este programa es implementado por varias personas, es necesario evaluar la calidad de implementación para asegurarse de que el modelo se está aplicando con la mayor fidelidad posible. Esto se realiza mediante la observación de una sesión de 5 minutos, donde se tienen en cuenta diferentes puntos como: el manejo de la atención del niño; si se cumple el formato ABC (antecedente, conducta, consecuencia); si se aplican las técnicas implícitas en el proceso de enseñanza; la capacidad del adulto para modular el estado anímico o emocional y el nivel de actividad del niño (el adulto es capaz de fomentar un estado de ánimo óptimo para el aprendizaje); la utilización de estrategias adecuadas para el manejo de conductas problema; la calidad de las interacciones diádicas; si logra motivarlo y mantener la motivación en la actividad; si muestra un estado emocional/afectivo positivo durante el intercambio; si responde con sensibilidad y respuesta positiva antes las señales comunicativas del niño; si genera actividades o situaciones que den lugar a varias y diversas oportunidades comunicativas; si adecua su lenguaje al lenguaje del niño (se utiliza la regla «más 1»); si logra una adecuada estructura y variación de las actividades conjuntas y por último, si gestiona adecuadamente las transiciones entre una actividad y otra.

Conclusión

  • El modelo ESDM es un abordaje global para el niño y su familia, es un enfoque orientado a la familia en el que la tríada niño-padres es el escenario fundamental para lograr un adecuado progreso lo que requiere un profundo compromiso de su parte.
  • Utiliza estrategias de análisis conductual desde una mirada naturalista, es decir se trabaja en y con el ambiente del niño.
  • Se realiza un seguimiento mediante una secuencia de desarrollo progresiva, donde se puede ir evaluando el avance día a día e identificando si hay progresos o no.
  • Se focaliza en el intercambio interpersonal dentro de las rutinas de actividad conjunta, con el compromiso indispensable de ambos compañeros de juego.
  • La enseñanza del lenguaje y la comunicación se da dentro de una relación positiva basada en el afecto.
  • El aspecto más destacado del modelo es su flexibilidad en la implementación ya que puede ser aplicado en diferentes contextos como el consultorio, un centro integrado, el hogar o la escuela.

Referencias bibliográficas:

  • Rogers S., Dawson G. (marzo 2017), Vismara L., «An Early Start for your Child with Autism. Using Everyday Activities to help Kids Connect, Communicate and Learn». (2012) Ed. The Guilford Press.
  • Rogers, S y Dawson, G. «Modelo Denver de atención temprana para niños pequeños con autismo. Estimulación del lenguaje, el aprendizaje y la motivación social». 2da Ed. Autismo Ávila.
  • Sperdin, Holger Franz y colabs. (febrero 2018), «Early alterations of social brain networks in young children with autism»; elife sciences
  • Lewis John, Evans Alan y colabs. (agosto 2017), «The emergence of Network Inefficiencies in infants with Autim Spectrum Disorder»; Society of Biological Psychiatry.
  • Redcay Elizabeth, et. al. (2005), «When in the brain enlarged in autism? A meta-analisys ofe brain size reports»; Society of Biological Psychiatry , Volume 58, Issue 1, 1 – 9.
  • Williams, J. H. G. et al. (2001), «Imitation, mirror neurons and autism.» Neuroscience and biobehavioral reviews 25 4, 287-95.
  • Rogers, S y Dawson, G. «Modelo Denver de atención temprana para niños pequeños con autismo. Estimulación del lenguaje, el aprendizaje y la motivación social». 2da Ed. Autismo Ávila. Apéndice B.
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Adolescentes: ¿Por qué se recomienda cambiar el horario de la escuela?

  • Alejandra Alonso
  • 11/06/2019

Sabemos que el sueño afecta los procesos cognitivos, el estado de ánimo e incluso nuestra salud física y mental. Adicionalmente, investigaciones han mostrado que el reloj biológico se ve alterado en los adolescentes; el resultado es que a los chicos les da sueño más tarde.

El problema es que la mayoría de las escuelas comienza sus actividades muy temprano (7:30 am), razón por la cual muchos no duermen lo suficiente. Es importante saberlo porque no solo afecta los aspectos antes mencionados, sino que también su rendimiento académico.

La Academia Americana de Medicina del Sueño recomienda que los adolescentes comiencen la escuela a las 8:30 AM. Sin embargo, datos del Center for Disease Control and Prevention muestran que, en Estados Unidos, solo el 14% de las escuelas medias y el 19% de las secundarias siguen la recomendación.

En el otoño del 2017 Cherry School District en Colorado (EEUU) retrasó la hora de entrada de la escuela media 50 minutos y de la secundaria 70 minutos. Un año después del cambio, los autorreportes de sueño de los participantes mostraron varios beneficios.

El estudio involucró a 15,700 estudiantes de 11 a 16 años quienes completaron cuestionarios online antes de que se hiciera el cambio. Luego del cambio, en la primavera del 2018, participaron 18,607 alumnos. El cuestionario incluía preguntas sobre hora de acostarse en la semana y el fin de semana, duración total del sueño, participación en actividades extracurriculares, sueño al momento de realizar tareas y compromiso académico.

¿Qué encontraron?

Los estudiantes de escuela media reportaron un horario de descanso ligeramente más tarde los días de semana (8 minutos), la hora de despertar también sucedía más tarde (39 minutos) y el tiempo total de sueño se incrementó 31 minutos.

Al controlar ciertas variables, se halló que los resultados eran similares para alumnos de escuela secundaria.

Los fines de semana el tiempo de sueño en exceso disminuyó 38 minutos para los estudiantes de escuela media y 59 minutos para los de secundaria.

Significativamente más adolescentes obtuvieron tiempo de sueño suficiente:

  1. Escuela media: antes del cambio el 38% dormía 9 horas o más; luego del cambio el 44% lo hacía.
  2. Escuela secundaria: antes del cambio el 27% dormía 8 horas o más; luego del cambio el 58% lo hacía.

Menos adolescentes reportaron sentir sueño al completar sus tareas:

  1. Escuela media: antes del cambio 46%, luego del cambio el 35%
  2. Escuela secundaria: 71% antes del cambio versus 56% luego de éste.

Por último, los puntajes en un instrumento que medía compromiso académico eran significativamente más altos luego del cambio para ambos grupos.

En relación a las actividades extracurriculares, si bien se observaron disminuciones, éstas fueron mínimas.

Los científicos explican que su estudio provee más evidencia de que retrasar el horario de entrada en las escuelas se traduce en un incremento de la duración del sueño, entre otros beneficios.

Referencias del estudio original: Lisa J Meltzer, Janise McNally, Kyla L Wahlstrom, Amy E Plog. 0819 Impact of Changing Middle and High School Start Times on Sleep, Extracurricular Activities, Homework, and Academic Engagement. Sleep, 2019; 42 (Supplement1): A328 DOI: 10.1093/sleep/zsz067.817

Fuente: Science Daily

  • Salud Mental y Tratamientos

¿Por qué se desarrollan y persisten los trastornos mentales? La perspectiva cognitivo-conductual

  • Eduardo Keegan
  • 10/06/2019

La denominada psicoterapia cognitivo-conductual no es un campo homogéneo, sino más bien una familia de psicoterapias que se basan en modelos psicopatológicos que tienen importantes coincidencias, pero también diferencias apreciables. Reflejar con precisión y detalle todas las perspectivas cognitivo-conductuales sobre la génesis de los trastornos mentales es una empresa que excede con creces la extensión de este artículo. En consecuencia, intentaremos reflejar aquí algunas ideas centrales, en particular aquellas que diferencian la perspectiva cognitivo-conductual de las posiciones de otros abordajes psicológicos o biológicos.

El desarrollo de la terapia conductual

Las psicoterapias del campo cognitivo-conductual están basadas en modelos psicopatológicos que son producto de distintas tradiciones científicas. Los primeros modelos fueron producto de la psicopatología experimental conductista, en sus distintas variantes. El conductismo es un paradigma psicológico que desde sus albores señaló los problemas metodológicos y epistemlógicos asociados a los intentos de dar cuenta de la conducta apelando a causas internas.

Contrariamente a la perspectiva médica o sindrómica, los primeros modelos conductuales concibieron a los trastornos mentales como conductas problemáticas aprendidas y, por lo tanto, gobernadas por las mismas reglas que dan lugar a las conductas adaptativas. Esto se debe, en parte, al tipo de patologías que abordó primeramente la terapia conductual. Esta tradición no se fundó en el tratamiento de patologías con síntomas psicóticos, sino más bien en los trastornos depresivos y de ansiedad. Para decirlo de modo simple, para la tradición conductual las enfermedades mentales no son enfermedades del cerebro.

Así, en lugar de diagnosticar – inferir las causas subyacentes de un trastorno que se evidencia a través de sus síntomas la aplicación de los principios conductistas a la clínica dio lugar al análisis funcional, un procedimiento previo a todo tratamiento, en el cual no se da tanta importancia a la topografía de la conducta, sino a su función. La mirada conductista no se pregunta por la causa de que un paciente se corte, sino más bien por la función que cumple la conducta de cortarse. La psicoterapia conductual con frecuencia consiste en ayudar al paciente a desarrollar una conducta alternativa que cumpla la misma función que la conducta problemática, pero que no sea desadaptativa. La conducta de cortarse, o la conducta de tomar una droga ilegal, por ejemplo, pueden ser reemplazadas por una habilidad de regulación emocional que permita el manejo de la ansiedad sin producir daño físico.

Para la tradición conductual las enfermedades mentales no son enfermedades del cerebro

El conductismo se interesó fundamentalmente por el fenómeno del aprendizaje, tanto humano como animal. Distintas teorías conductistas dieron cuenta de distintos tipos de aprendizaje. Cada una de estas teorías del aprendizaje se ha aplicado a la explicación de distintos fenómenos clínicos. La teoría del condicionamiento clásico o pavloviano permite explicar, por ejemplo, por qué una persona aprende a temer un estímulo intrínsecamente neutro o inofensivo. La teoría del condicionamiento operante, a su vez, nos dice que la conducta humana está fuertemente regulada por sus consecuencias inmediatas. Esta teoría nos permite explicar, así, por qué una conducta que se ve seguida de reforzamiento aumenta la probabilidad de su emisión. La teoría del aprendizaje social, por su parte, nos permite comprender cómo una persona puede aprender a desarrollar una determinada conducta de resultas de observar las consecuencias de esa conducta en otro ser humano.

Estas teorías no son mutuamente excluyentes. Así, una primera e influyente teoría del desarrollo y del mantenimiento de los trastornos de ansiedad fue propuesta por Mowrer, quien atribuyó la adquisición de un trastorno de ansiedad al condicionamiento pavloviano, pero explicó la persistencia del trastorno en términos del reforzamiento negativo producido por la conducta evitativa. Una persona puede comenzar a consumir una droga porque sus pares o personas importantes lo hacen (aprendizaje social). Esta persona puede sentir un fuerte impulso a consumir drogas en un contexto típicamente asociado al consumo (condicionamiento clásico) y a la vez repetir esa conducta como consecuencia del fuerte alivio del malestar emocional o físico que sigue al consumo (reforzamiento negativo).

Las teorías conductistas sobre el desarrollo del lenguaje también tuvieron su impacto sobre la psicopatología y las terapias conductuales o contextuales. En particular, la teoría de los marcos referenciales, una revisión de la teoría skinneriana del lenguaje, es una de las bases teóricas de la terapia de aceptación y compromiso. De acuerdo a esta teoría, la capacidad humana de derivar relaciones entre estímulos amplifica enormemente nuestra capacidad de sufrimiento, a la vez que reduce nuestra sensibilidad o capacidad de estar en contacto directo con nuestro contexto. Esto da lugar a rigidez en el repertorio conductual y a la fusión cognitiva (tomar nuestros pensamientos como reflejo de la realidad). De aquí que uno de los esfuerzos centrales de los tratamientos derivados de esta teoría sea el de desliteralizar (reducir los efectos patológicos del lenguaje), apuntando a la defusión cognitiva (v.gr., la capacidad de una persona de distanciarse de sus cogniciones, de percibirlas como meros eventos mentales).

La perspectiva cognitiva en la psicopatología

Los primeros modelos cognitivos fueron modelos clínicos inspirados en ideas provenientes de algunos representantes de la psiquiatría clásica, pero por sobre todo de la neuropsicología y de la psicología del aprendizaje piagetiana. Estos primeros modelos, sin embargo, no tenían una sólida conexión con la investigación psicológica básica. Algún tiempo más tarde, investigadores provenientes del campo de la psicología cognitiva intentaron cerrar esa brecha. Estos investigadores, tanto como los provenientes de la tradición conductista, expresaron sus objeciones sobre los modelos clínicos (por ejemplo, Teasdale). En efecto, estos pueden ser útiles inicialmente para generar intervenciones eficaces para los trastornos mentales, pero en el mediano plazo los modelos puramente clínicos pueden resultar un obstáculo para el desarrollo del campo y el progreso psicoterapéutico.

El interés por procesos cognitivos básicos llevó al desarrollo de nuevos modelos psicopatológicos y grandes innovaciones en el campo terapéutico. Así, por ejemplo, la investigación sobre el papel de la atención autoenfocada en la psicopatología llevó al desarrollo de modelos como el de la función ejecutiva autoreguladora (S-REF, por sus siglas en inglés) y la denominada terapia metacognitiva.

Una hipótesis central de los modelos cognitivos es que la cognición cumple un papel mediador entre estímulo y respuesta en los seres humanos. La hipótesis de la primacía cognitiva uno de los puntos cardinales de diferencia con el enfoque conductual implica asumir que nuestra interpretación de la realidad determina nuestra respuesta emocional y conductual ante ella.

El rasgo distintivo de la psicopatología cognitivo-conductual radica En su interés por los factores que mantienen un determinado trastorno mental

El gran desarrollo de las capacidades (meta)cognitivas es una ventaja evolutiva de la especie humana. Desarrollar un sistema de reglas, actitudes y creencias sobre nuestro entorno es crítico para nuestra supervivenia y el logro de nuestros intereses vitales. Ese sistema de creencias se activará cuando los eventos del ambiente demanden alguna acción, exigiendo la interpretación de las señales del ambiente. Pero si esas reglas resultan inflexibles e idiosincrásicas se tornarán disfuncionales. Así, los modelos cognitivos sostienen que los eventos funcionan como gatillos de estructuras y procesos cognitivos que darían lugar a respuestas emocionales y conductuales excesivas o inapropiadas.

Como puede apreciarse, se trata de modelos de diátesis-estrés para los que determinados eventos vitales activan estructuras cognitivas disfuncionales relativas al sí mismo y a los otros, que se desarrollan en la infancia y se reelaboran a lo largo de la vida, y que representan la vulnerabilidad psicológica de esa persona para el desarrollo de una determinada psicopatología. Otros modelos cognitivos sobre la depresión consideran que la vulnerabilidad cognitiva se relaciona con ciertos estilos de respuesta ante la adversidad que resultan problemáticos.

Una teoría cognitiva de los trastornos de la personalidad sostiene que estas patologías son el resultado de la frustración de necesidades emocionales básicas en el curso del desarrollo de una persona. La combinación de ciertas variables temperamentales (v.gr., bio- lógicas) con experiencias infantiles problemáticas daría lugar a esquemas tempranos desadaptativos (estructuras cognitivas que asignan sentido a un conjunto de experiencias) que se activarían ante eventos relacionados, generando respuestas rígidas y disfuncionales a lo largo de la vida, e impidiendo el contacto con experiencias vitales que podrían resultar correctivas.

La psicoterapia cognitivo-conductual. Integración, crisis y reformulación

Eventualmente algunos investigadores combinaron hipótesis cognitivas y conductuales en sus modelos psicopatológicos. Otros denunciaron esto como algo útil clínicamente, pero problemático en tanto se combinaban explicaciones que resultaban incompatibles en el plano de la causación de los trastornos mentales. El gran éxito clínico de las intervenciones cognitivo-conductuales acalló estas discusiones por cierto tiempo, pero volvieron a emerger con fuerza hacia fines de la década de los ’90. Se inició así un período de fuerte debate sobre cuestiones teórico-epistemológicas de fondo. Ese período parece haber dado lugar una nueva fase de desarrollo caracterizada por una base teórica y epistemológica más compartida y el paso hacia un modelo más enfocado en procesos que en los tradicionales abordajes cognitivos o conductuales.

De los contenidos a los procesos. La evolución de la perspectiva cognitiva

Ya hemos señalado anteriormente la contribución de las psicoterapias inspiradas en la revisión de la teoría skinneriana sobre el lenguaje. En forma paralela, los modelos cognitivos experimentaban un viraje importante. Del interés inicial por los contenidos cognitivos se pasó a un interés creciente por los procesos cognitivos. Así, resultó crecientemente convincente la idea de que la psicopatología no se relacionaba tan directamente con el contenido de la cognición patológica, sino más bien con el modo en que una persona controlaba, monitoreaba o evaluaba su cognición. Las teorías sobre la depresión, por ejemplo, comenzaron a centrarse en procesos cognitivos tales como la atención, o bien sobre el estilo de respuesta ante la experiencia de la adversidad. Varios teóricos concordaron en que la diferencia entre una experiencia de tristeza normal y la depresión clínica no radicaba en el hecho de tener pensamientos negativos en sí, sino en el modo ruminativo de responder a la adversidad. Las personas que se autoenfocan en sus pensamientos negativos relativos a las causas y consecuencias de la depresión experimentan un ánimo negativo persistente e intenso. La rumiación interfiere la recuperación espontánea ante la adversidad, manteniendo la tristeza y las conductas evitativas propias de la depresión. Los tratamientos, en consecuencia, comenzaron a enfocarse en la rumiación como proceso central disfuncional en la depresión.

Factores de inicio, gatillado y mantenimiento de los trastornos mentales

Los modelos psicopatológicos cognitivo-conductuales son multicausales y pueden incluir trayectorias diferentes para una misma patología. En efecto, una persona puede desarrollar una fobia específica a los perros como consecuencia de factores genéticos y del modelado de la conducta evitativa, pero también puede desarrollar esa misma fobia como resultado de experimentar un ataque canino y afrontarlo luego por medio de la evitación.

Los modelos cognitivo-conductuales pueden incluir factores biológicos, socioculturales y psicológicos en la explicación del desarrollo, gatillado y mantenimiento de un trastorno mental. Así, el modelo transdiagnóstico de los trastornos de la conducta alimentaria propone que el problema central en estas patologías radica en definir la valía personal en términos de la figura corporal, el peso, y/o en el modo en que se los controla. Pero esa característica cognitiva se desarrollará con mayor probabilidad en un contexto sociocultural que presione hacia la delgadez. La conducta alimentaria problemática sería, entonces, una consecuencia — una conducta de afrontamiento problemática — de esa característica cognitiva. La dieta hiperestricta gatilla, a su vez, la conducta de atracón, una conducta evolutivamente determinada en los mamíferos, que es interpretada como falla personal por la persona afectada, llevándola a redoblar los esfuerzos dietarios problemáticos. Algunos modelos cognitivos de los síntomas psicóticos positivos los atribuyen a la com- binación de distintos factores, tales como las injurias perinatales, las afecciones de la neurotransmisión dopa- minérgica y los sesgos cognitivos tales como el sacar conclusiones apresuradamente.

La psicopatología cognitivo-conductual se esfuerza por identificar aquellos factores que dan inicio a un problema mental, y los distingue de los factores que gatillan el problema en un determinado momento. Pero el rasgo distintivo de la psicopatología cognitivo-conductual radica en su interés por los factores que mantienen un determinado trastorno mental. En efecto, los facto- res de mantenimiento de un trastorno tienen particular relevancia clínica. A diferencia de los factores de inicio, que son con frecuencia remotos, inaccesibles o bien des- conocidos, los factores de mantenimiento han de estar presentes para que un trastorno persista. Identificar los factores de mantenimiento es relativamente sencillo, por lo que son mucho más fáciles de modificar en el abordaje terapéutico.

Los seres humanos creamos narrativas que intentan dar sentido a nuestro padecer, pero esas narrativas pueden ser parte central del problema

Hay mucho consenso en el campo sobre el papel fundamental de la evitación en el mantenimiento de los trastornos mentales. En los trastornos emocionales, la evitación toma habitualmente la forma de evitar pen- samientos o emociones de valencia negativa. Esta evi- tación puede ser cognitiva (por ejemplo, comenzar a preocuparse al emerger en la mente de la persona una imagen cargada negativamente), o bien conductual (evi- tar los contextos en los que se asume aparecerán esos pensamientos o emociones). Así, uno de los procedi- mientos clásicos en los abordajes cognitivo-conductua- les implica el diseñar experiencias en las que la persona afectada acepta entrar en contacto con pensamientos, emociones, conductas o contextos evitados.

La psicopatología cognitivo-conductual denomina medidas de seguridad o conductas de seguridad a las acciones a las que apelan los consultantes para evitar un desenlace temido cuando la mera evitación no es una opción. Las personas con trastorno de ansiedad social pueden apelar, así, a usar lentes oscuros para evitar el contacto ocular directo, una persona con trastorno obsesivo-compulsivo puede apelar a una conducta ritualística para conjurar un desenlace temido, en tanto que las personas afectadas por trastorno de pánico pueden llevar ansiolíticos en el bolsillo para tomar ante la eventualidad de sufrir una crisis de angustia. Las medidas de seguridad, al igual que la evitación, interfieren el proceso de recuperación espontánea, y por lo tanto las consideramos factores de mantenimiento en muchos trastornos.

También es importante clínicamente el diferenciar las razones que los pacientes aducen para dar cuenta del origen de sus problemas de las causas de esos problemas, esto es, de los factores de inicio. Por diversas razones, los seres humanos creamos narrativas que intentan dar sentido a nuestro padecer, pero esas narrativas pueden ser parte central del problema. Dado que muchos proce- sos de inicio pueden ocurrir sin percatación consciente (por ejemplo, el condicionamiento) y dado que muchos de los factores de inicio son remotos, resulta altamente improbable que las razones invocadas por el consultante coincidan con los factores de inicio. En la conceptuali- zación o formulación de un caso resulta relevante exa- minar en qué medida las teorías del paciente acerca del origen de sus problemas puede ser un factor de manteni- miento de esos problemas.

Modelo del síndrome versus red causal compleja

Como se ha mencionado antes, la psicopatología cognitivo-conductual no se basa en el modelo del síndrome, a veces denominado modelo médico, que considera que los síntomas son emergentes de una entidad patológica subyacente. En la perspectiva cognitivo-conductual los síntomas son el trastorno. Así, no se cree que los eventos negativos activen una entidad subyacente llamada depresión, que a su vez activa síntomas caracte- rísticos. Los eventos negativos activan ciertos síntomas que a su vez activan a otros síntomas. Un trastorno no es el determinante subyacente de los síntomas, sino que es una red de síntomas que interactúan entre sí de un modo tal en el que se mantienen (27). Debido a esto, el tomar por blanco un elemento del sistema producirá eventualmente un cambio en todo el sistema. Esto se ve reflejado en los protocolos de tratamiento.

La psicopatología cognitivo-conductual no se basa en el modelo del síndrome, a veces denominado modelo médico

La mayor parte de la gente experimenta las mismas intrusiones mentales no deseadas que experimentan las personas afectadas por el trastorno obsesivo compulsivo. Para un modelo cognitivo, la diferencia entre los dos grupos de personas radica en el modo en que responden a esas intrusiones. Las personas que sufren trastorno obsesivo-compulsivo evalúan esas intrusiones de modo sesgado y mantienen una sensación de amenaza que los lleva a intentar conjurar esas amenazas por medio de compulsiones o neutralizaciones. Esto reduce la ansiedad en el corto plazo, pero al precio de aumentar la saliencia y la frecuencia de las intrusiones no deseadas, lo que lleva a que la persona redoble los intentos de control de esas intrusiones. El abordaje cognitivo apunta a que el paciente abandone los intentos de control de los pensamientos y reconozca los sesgos en la evaluación de las intrusiones. El abordaje conductual clásico apunta a que el paciente se exponga a los contextos temidos en los que arrecian las intrusiones y se abstenga de ejecutar las compulsiones o neutralizaciones. Ambos procedimientos producen cambios en todo el sistema y de hecho suelen combinarse.

El enfoque de red causal compleja ha sido postulado como una alternativa al sistema categorial DSM. Estos investigadores consideran que debido al notable desarrollo de la psicopatología y la terapia cognitivo-conductual, y la solidez de su base empírica, sería posible basar en ellas un nuevo sistema de clasificación de los trastornos mentales, siendo una de las opciones posibles para tal empresa la de adoptar la forma de una red causal compleja.

De los diagnósticos a la conceptualización de caso

La terapia cognitivo-conductual adquirió prestigio a medida que iba desarrollando tratamientos de probada eficacia que tomaban por blanco trastornos mentales definidos de acuerdo con el sistema DSM, en línea con la política de investigación prevaleciente en los años ’80 y ’90. Esos tratamientos estaban claramente definidos en manuales, que eran utilizados para llevar adelante la investigación de eficacia y, posteriormente, el entrenamiento de terapeutas. Al cabo de cierto tiempo sin embargo, resultó evidente que esos tratamientos tenían muchos más elementos en común de lo que resultaba esperable si uno debía tomar por válida la perspectiva categorial de los trastornos mentales en la que se basa el sistema DSM. Comenzó a cobrar fuerza entonces la llamada perspectiva transdiagnóstica.

La investigación psicopatológica y las intervenciones cognitivo-conductuales comenzaron a centrarse en los procesos comunes a distintas patologías, una tradición que retomó la tradicional perspectiva conductual, y que tiene por blanco el generar tratamientos basados en teorías generales con buena evidencia empírica, pero que a la vez tienen la virtud de estar diseñados a medida del consultante. A la perspectiva nomotética de las intervenciones protocolizadas para trastornos mentales se suma así una perspectiva idiográfica, que se elabora en las primeras entrevistas con el paciente, y que recibe el nombre de conceptualización o formulación de caso. El foco en procesos comunes podría redundar en tratamientos más simples, más eficaces y mejor adaptados a las necesidades de los pacientes. Esto también podría facilitar el entrenamiento de los psicoterapeutas. Esto no es una cuestión menor, sobre todo si se tiene en cuenta que las ventajas notables de la psicoterapia pueden verse contrapesadas por la complejidad de su diseminación.

Ya hemos mencionado anteriormente un ejemplo de este tipo de intervenciones: el tratamiento transdiagnóstico para trastornos alimentarios de Fairburn, Cooper y Shafran. Este tratamiento, como todos aquellos basados en una conceptualización, apunta a identificar los factores de inicio, gatillado y mantenimiento del trastorno en ese consultante en particular, pero lo hace basándose en un modelo psicopatológico y un tratamiento genérico puestos a prueba empíricamente.

La terapia cognitivo-conductual puede así realizar una vieja aspiración de la psicoterapia: la de atender a la singularidad de cada consultante sin sacrificar por ello la validez genérica de los principios en los que se basa dicha intervención. La gran cantidad de estudios que avalan tanto el modelo como las intervenciones derivadas de él para virtualmente la totalidad de los problemas clínicos conocidos le otorga a la terapia cognitivo-conductual una posición de liderazgo en el campo de la psicoterapia.

Artículo publicado en la Revista Argentina de Psiquiatría. Descarga el artículo completo en formato PDF para acceder a las referencias bibliográficas.

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