Psyciencia
  • SECCIONES
  • PSYCIENCIA PRO
    • ÚNETE A LA MEMBRESÍA
    • INICIA SESIÓN
    • CONTENIDO PARA MIEMBROS
    • RECURSOS PARA MIEMBROS
    • TIPS PARA TERAPEUTAS
    • PODCAST
    • WEBINARS
  • NORMAS APA
  • SPONSORS
  • NOSOTROS
Psyciencia
  • SECCIONES
  • PSYCIENCIA PRO
    • ÚNETE A LA MEMBRESÍA
    • INICIA SESIÓN
    • CONTENIDO PARA MIEMBROS
    • RECURSOS PARA MIEMBROS
    • TIPS PARA TERAPEUTAS
    • PODCAST
    • WEBINARS
  • NORMAS APA
  • SPONSORS
  • NOSOTROS

Publicaciones por mes

septiembre 2019

72 Publicaciones
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Adversidades durante la infancia y trastornos de salud mental en la adolescencia: ¿qué rol juega la relación entre padres e hijos?

  • Maria Fernanda Alonso
  • 30/09/2019

La muerte de una persona cercano y apreciada, la exposición al consumo de drogas o alcoholismo en el círculo inmediato, una estadía en un hogar de acogida, sufrir enfermedades o lesiones graves, así como el divorcio o separación de los padres son situaciones con una gran carga emocional a las que muchos niños están expuestos, afectando aproximadamente a 1 de cada 4 niños. Investigaciones han asociado el enfrentarse a este tipo de adversidades durante la infancia con psicopatologías en la adolescencia. Pero recientemente han destacado que este riesgo es inferior en familias con menos conflictos entre padres e hijos (Dhondt, Healy, Clarke, & Cannon, 2019).

“Hay mucha evidencia que indica que la adversidad es un factor de riesgo importante para dificultades de salud mental más tarde en la vida y se ha asociado con el 25-40% de los casos de depresión y ansiedad (Bellis et al., 2019),» dijo el autor del estudio Colm Healy, candidato a doctorado en el Departamento de Psiquiatría del Royal College of Surgeons en Irlanda.

“Curiosamente (y afortunadamente), no todos los que experimentan adversidades infantiles tienen dificultades de salud mental. Entonces, teníamos curiosidad acerca de qué factores podrían aumentar o disminuir el riesgo de dificultades de salud mental si un niño ha experimentado adversidad.”

Los investigadores se enfocaron en tres factores principales: la relación padre/madre-hijo/a (conflicto y experiencias positivas), cómo se sentía el niño o niña acerca de sí mismo (también conocido como autoestima o autoconcepto) y si la niña o niño participaba en pasatiempos.

Examinaron datos de 7505 niños en el proyecto Growing Up in Ireland, un estudio longitudinal realizado por el Instituto de Investigación Económica y Social y el Trinity College de Dublín.

A la edad de 9 años, el cuidador principal de cada niño fue encuestado sobre eventos estresantes de la vida a los que el pequeño podría haber estado expuesto, como la muerte de la madre o el padre, el consumo de drogas/alcoholismo en la familia inmediata, una estadía en un hogar de acogida/cuidado residencial, enfermedades/lesiones graves y divorcio/separación de los padres.

«La adversidad infantil es común en los niños irlandeses y afecta al 28% de los niños de nuestra muestra», dijo Healy.

Los investigadores descubrieron que la adversidad infantil se asociaba con problemas a la edad de 13 años. Pero una relación positiva entre padres e hijos parecía amortiguar esta asociación.

«Aquellos que tuvieron adversidades en la infancia tenían más probabilidades de presentar dificultades de salud mental y dificultades que persistieron desde la infancia hasta la adolescencia (esto incluía dificultades como bajo estado de ánimo y ansiedad, hiperactividad, problemas de conducta y con los compañeros),» dijo Healy.

«Para todos los niños, tener niveles más bajos de conflicto entre el cuidador principal y el niño, una mayor autoestima o participar en pasatiempos redujo el riesgo de dificultades de salud mental en la adolescencia.»

Healy explicó que si el niño ha experimentado adversidades, tener menos conflicto con sus padres reducía significativamente el riesgo asociado a las dificultades de salud mental. Por lo que destacó este como un factor importante en la prevención de dificultades de salud mental en la edad adulta.

Limitaciones del estudio

“Nuestra medida de adversidad infantil es una combinación de una serie de experiencias de vida estresantes moderadas a severas. En particular, nuestra medida no incluye información sobre experiencias traumáticas importantes como el abuso físico o sexual o la negligencia,» dijo Healy. Por esta razón queda por confirmar si la relación entre los eventos traumáticos y las dificultades de salud mental también está mediada por el nivel de conflicto entre el niño y el cuidador principal.

Además, pueden haber otros factores que median la relación entre la adversidad infantil y las dificultades de salud mental que no han sido consideradas en el estudio, como la relación del niño con sus compañeros o el ejercicio físico.

Referencia:

Bellis, M. A., Hughes, K., Ford, K., Ramos Rodriguez, G., Sethi, D., & Passmore, J. (2019). Life course health consequences and associated annual costs of adverse childhood experiences across Europe and North America: a systematic review and meta-analysis. The Lancet. Public Health. https://doi.org/10.1016/S2468-2667(19)30145-8

Dhondt, N., Healy, C., Clarke, M., & Cannon, M. (2019). Childhood adversity and adolescent psychopathology: evidence for mediation in a national longitudinal cohort study. British Journal of Psychiatry, Vol. 215, pp. 559-564. https://doi.org/10.1192/bjp.2019.108

Fuente: PsyPost

  • Sponsor

Cursos online en terapia cognitiva conductual

  • David Aparicio
  • 30/09/2019

CETECIC trae en octubre una excelente propuesta de cursos online de psicología y con un descuento especial del 20%, hasta el 7 de octubre.

Todos los cursos están dirigidos a psicólogos, psiquiatras, estudiantes y profesionales de salud que deseen incorporar herramientas prácticas, efectivas y científicamente validadas

Así también todos los cursos incluyen clases en video, materiales y recursos en PDF para imprimir, ejercicios y prácticas, foros de intercambio y certificación digital.

Los cursos de CETECIC:

Terapia cognitivo conductual del trastorno de pánico y la agorafobia

El curso se encuentra estructurado en tres grandes ejes. El primer módulo desarrolla la conceptualización diagnóstica y los principales procesos psicopatológicos específicos del trastorno por pánico y la agorafobia. El segundo eje se dedica a la evaluación y el tercero, al tratamiento de los mencionados diagnósticos. El curso se completa con representaciones filmadas de la aplicación de las principales técnicas a fin de que los alumnos tengan una muestra práctica y realista de aplicación de los procedimientos.

Inscríbete aquí.

Terapia cognitivo conductual de los trastornos depresivos

El curso se halla organizado alrededor de cuatro partes. La primera de ellas se aboca a las precisiones del diagnóstico, la epidemiología y los procesos psicopatológicos específicos de los Desórdenes Depresivos. Luego, tenemos un módulo dedicado a la evaluación y el tratamiento del Trastorno Depresivo Mayor y otro abocado a la evaluación y tratamiento del Trastorno Depresivo Persistente. Finalmente, se reservan las dos clases finales para la evaluación, tratamiento y prevención de la conducta suicida, por ser éste un tópico de gran relevancia en el tipo de problemática en cuestión.

Durante las clases técnicas, se dispondrá de materiales fílmicos en los cuales los docentes muestran cómo se aplican concretamente las técnicas con los pacientes.

Inscríbete aquí.

Terapia cognitivo conductual de los trastornos bipolares

El presente curso constituye una instancia de profundización en la conceptualización, evaluación y tratamiento de los Trastornos Bipolares.

Se halla organizado alrededor de cuatro partes. La primera de ellas se aboca a las precisiones del diagnóstico, la epidemiología y los procesos psicopatológicos específicos de los Desórdenes Bipolares. Seguidamente, tenemos un módulo dedicado a la evaluación y otro al tratamiento de estos síndromes. Finalmente, se reservan las dos clases finales para la evaluación, tratamiento y prevención de la conducta suicida, por ser éste un tópico de gran relevancia en el tipo de problemática en cuestión.

Durante las clases técnicas, se dispondrá de materiales fílmicos en los cuales los docentes muestran cómo se aplican concretamente las técnicas con los pacientes.

Inscríbete aquí.

Manejo del estrés. Abordaje cognitiva conductual

El curso comienza con una revisión de las principales orientaciones teóricas acerca del estrés. Seguidamente, se dedican dos clases a las particularidades de su evaluación, focalizando muy especialmente en la construcción del análisis funcional, piedra angular de todo proceso terapéutico en Terapia Cognitivo Conductual. De este modo, se desarrollan dos talleres durante los cuales los alumnos practicarán la construcción de análisis funcionales sobre la base de viñetas clínicas aportadas por los docentes. Las mismas versan sobre dos de las emociones básicas en el proceso de estrés: ansiedad y enojo. El resto del curso se avoca a la enseñanza de estrategias técnicas para el tratamiento del estrés.

En primera instancia, y a fin de respetar su orden de aparición histórico, ocupan un espacio de dos clases las técnicas de corte conductual con reconocida eficacia: la respiración abdominal, la relajación muscular profunda y la desensibilización sistemática, aunque trabajada ésta en su versión más actual, es decir, como visualizaciones autoinstruccionales y de autocontrol. En segunda instancia, se desarrolla el procedimiento de reestructuración cognitiva, con tres clases que contemplan distintas etapas del proceso.

Inscríbete aquí.

Agradecemos a CETECIC, nuestro sponsor exclusivo de la semana.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Tomar un placebo puede reducir la ansiedad antes de un examen, incluso sabiendo que la pastilla es inocua

  • Maria Fernanda Alonso
  • 30/09/2019

Una gran cantidad de estudios han demostrado el llamativo impacto que puede tener el efecto placebo. Tratamientos inertes no solo pueden producir beneficios médicos como el alivio del dolor, sino que también tienen efectos cognitivos como aumentar la creatividad y el aprendizaje. Y aunque muchos de esos estudios implican engañar a las personas para que piensen que están recibiendo una intervención efectiva, un nuevo estudio muestra que este engaño no siempre es necesario. Los investigadores han descubierto que tomar un placebo puede reducir la ansiedad de las personas antes de un examen, incluso cuando saben que están tomando una píldora inactiva (Schaefer et al., 2019).

Hasta 2 de cada 5 personas experimentan ansiedad por los exámenes, lo que puede implicar síntomas físicos como frecuencia cardíaca alta y sudoración, pensamiento negativo e incluso un rendimiento deteriorado o incluso evitar tomar el examen. Algunos toman medicamentos o reciben psicoterapia para manejar la ansiedad. Michael Schaefer de la Facultad de Medicina de Berlín y sus colegas quisieron averiguar si solo tomar un placebo podría ayudar.

El equipo reclutó a 58 estudiantes universitarios que se acercaban a sus exámenes de fin de trimestre. La mitad de los participantes no recibió tratamiento, mientras que a la otra mitad se les pidió que tomaran dos píldoras placebo por día durante dos semanas. Es importante destacar que no hubo engaño: los investigadores les dijeron a los participantes en la condición de placebo que sus píldoras eran inactivas. Antes de comenzar el curso del tratamiento, y nuevamente al final, los participantes completaron cuestionarios que midieron sus niveles de ansiedad ante el examen, el bienestar físico y mental y las habilidades de autogestión (por ejemplo, mecanismos de afrontamiento y creencia en la propia capacidad de tener éxito).

El grupo de control no mostró ninguna diferencia en las medidas antes y después del período de tratamiento. Pero respecto del otro grupo, después del «tratamiento» con el placebo, su ansiedad se había reducido significativamente, y también mostraron mejores habilidades de autocontrol. Sin embargo, no estaba claro si estos cambios tuvieron algún efecto negativo en las calificaciones del examen (dentro del grupo placebo, los participantes que mostraron una mayor mejora en sus habilidades de autocontrol tendieron a obtener calificaciones más altas, pero esta correlación no alcanzó niveles significativos).

Es un misterio cómo los placebos disminuyen la ansiedad incluso cuando las personas son conscientes de que están tomando una sustancia inerte, escriben los investigadores. Una posibilidad es que la forma positiva en que los investigadores discutieron la intervención con los participantes haya jugado un papel importante: a los participantes se les dijo que los efectos del placebo podrían ser «poderosos» y que el cuerpo podría responder automáticamente.

Pero aunque los resultados pueden parecer sorprendentes, son consistentes con investigaciones anteriores que han encontrado que los placebos «abiertos» pueden ser efectivos para afecciones como el síndrome del intestino irritable.

Aún así, los resultados son muy preliminares. El tamaño de la muestra era bastante pequeño, y no está claro si lo que parece ser una caída bastante modesta en los puntajes de ansiedad tiene relevancia práctica. Sería interesante ver evidencia más detallada y exacta sobre cómo la intervención con placebo afectó a los participantes: ¿alteró su pensamiento negativo, por ejemplo, o tuvo más bien efectos sobre los síntomas físicos de la ansiedad ante los exámenes?

E incluso si los placebos reducen el tipo de ansiedad que experimentan las personas antes de una prueba, eso no significa necesariamente que sirvan para una ansiedad crónica o en otras situaciones estresantes.

Referencia:

Schaefer, M., Denke, C., Harke, R., Olk, N., Erkovan, M., & Enge, S. (2019). Open-label placebos reduce test anxiety and improve self-management skills: A randomized-controlled trial. Scientific Reports, 9(1), 13317. https://doi.org/10.1038/s41598-019-49466-6

Fuente: The British Psychological Society

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

La deshonestidad afectaría nuestra empatía y sensibilidad social

  • Maria Fernanda Alonso
  • 30/09/2019

Somos humanos. Dadas determinadas circunstancias, hacer trampa puede ser muy tentador. Incluso, puede percibirse como irresistible. Existen quienes consideran que pequeños actos deshonestos no producen realmente daños relevantes; y otros, que no soportan ni siquiera una “mentira blanca.”
Una interesante investigación se enfocó en los efectos que la deshonestidad puede tener en la persona deshonesta. Con un total de 2588 participantes, la investigadora Julia Lee de la Universidad de Michigan y sus colegas, examinaron si los actos de deshonestidad perjudican nuestra «precisión empática,» la capacidad de detectar las emociones de los demás (Lee, Hardin, Parmar, & Gino, 2019). El comportamiento falso, teorizaron los autores, puede hacer que nos desconectemos de otras personas y, a su vez, puede dificultar la interacción social. Si este es el caso, la deshonestidad podría tener implicaciones significativas para la forma en que mantenemos relaciones, resolvemos conflictos y colaboramos en el trabajo.

En un par de estudios iniciales, preguntaron a 259 adultos con qué frecuencia cometieron actos deshonestos en el lugar de trabajo, y le dieron a otro grupo de 150 personas la oportunidad de hacer trampa en un juego de computadora. Todos los participantes completaron la tarea «Leer los ojos en la mente», para medir su precisión empática. Esto implicaba ver videos de la región que rodeaba los ojos de los actores y seleccionar una de las cuatro emociones posibles para describir mejor el estado mental del actor. En ambos estudios, una mayor deshonestidad se asoció con un mayor número de selecciones inexactas.

Pero la correlación no necesariamente significa causalidad. Entonces, para descubrir si la deshonestidad reduce activamente la precisión empática, el equipo de investigación ofreció a una muestra de estudiantes universitarios la oportunidad de ganar dinero real en un juego de lanzamiento de dados. Se pidió a los participantes que pronosticaran qué lado del dado mostraría un número más alto, con las conjeturas correctas intercambiables por más dinero en efectivo. Sin embargo, mientras los participantes de control dieron sus predicciones al comienzo del juego, un segundo grupo lo hizo una vez que el dado había sido lanzado, ofreciéndoles la oportunidad de hacer trampa.

En comparación con los participantes de control, el segundo grupo, o «condición de trampa probable», informó más conjeturas correctas, lo que sugiere que aprovecharon la oportunidad para el engaño. También se desempeñaron peor en la tarea “leer los ojos en la mente,” lo que indica que esta deshonestidad les dificultaba la lectura de las emociones de los demás. En un juego posterior, donde los participantes podían ganar 2 dólares por enviar un mensaje falso a un compañero anónimo o $ 0,50 por decir la verdad, aquellos en la condición de trampa probable también tenían más probabilidades de mentir, lo que sugiere que su deshonestidad original provocó un acto inescrupuloso adicional.

¿Por qué la deshonestidad podría perjudicar nuestra capacidad de lectura de emociones?

Una explicación es que reduce nuestra «autoconstrucción relacional,» la medida en que pensamos en nosotros mismos en términos de conexiones sociales (por ejemplo, «soy una hermana»). Tal distanciamiento social podría ayudarnos a justificar los actos inmorales, porque reduce el grado de atención y preocupación que dedicamos a los demás, una forma literal de evitar «mirar a alguien a los ojos.» De hecho, un quinto experimento con las mismas tareas de precisión de empatía y lanzamiento de dados demostró que los «probables tramposos» se describieron a sí mismos usando menos frases sociales que el grupo de control, lo que explica la relación entre la deshonestidad y la lectura emocional.

También parece que algunas personas pueden ser más susceptibles a estos efectos que otras. En un experimento final, Lee y sus colegas analizaron la «reactividad vagal,» una medida de la frecuencia cardíaca asociada con la autorregulación y la sensibilidad social. Aquellos con alta reactividad vagal no mostraron una precisión empática reducida después de mentir, mientras que aquellos con baja reactividad experimentaron el efecto perjudicial. Los autores sugieren que las personas que son más sensibles socialmente desde el principio aún pueden leer las emociones de los demás incluso después de un comportamiento deshonesto, mientras que aquellos con menos reactividad y, por lo tanto, menos sensibilidad social, son más vulnerables a los efectos dañinos de la deshonestidad.

No está claro cuánto tiempo duran los efectos de la deshonestidad en la precisión empática, y también sería interesante explorar si la deshonestidad dificulta la detección de emociones cuando no podemos ver a otras personas, pero podemos escuchar su voz o ver lo que escriben online. Esto podría arrojar luz sobre acciones deshonestas que afectan a muchos, como la difusión de noticias falsas.

Independientemente de si la falta de honradez es detectada por otros, la evidencia es clara. Hacer trampa puede tener costos personales significativos al reducir nuestra comprensión general de los sentimientos de los demás, y estos son particularmente severos para aquellos que ya encuentran más difícil la interacción interpersonal.

Referencia:

Lee, J. J., Hardin, A. E., Parmar, B., & Gino, F. (2019). The interpersonal costs of dishonesty: How dishonest behavior reduces individuals’ ability to read others’ emotions. Journal of Experimental Psychology: General, Vol. 148, pp. 1557-1574. https://doi.org/10.1037/xge0000639

Fuente: The British Psychological Society

  • Sponsor

Máster Comportamiento no Verbal y Detección de la Mentira

  • David Aparicio
  • 30/09/2019

Cuando nos comunicamos con los demás lo podemos hacer mediante lenguaje verbal o no verbal. Mucha gente presta mucha atención solo al primero, pensando que es el más importante, sin tener en cuenta que gran parte de la comunicación que hacemos es a través del lenguaje no verbal. Por ello, saber analizarlo supone una gran ventaja en nuestras interacciones con los demás, que sean pacientes, amigos, clientes, etc.

Tras años de desarrollo y siendo pioneros en la materia Behavior and Law ha logrado crear un programa de calidad excepcional que te permitirá adquirir todos los conocimientos necesarios para saber analizar el comportamiento no verbal de los demás en base a los estudios en psicología con más evidencia de los últimos años así como conocer las técnicas más modernas en detección de mentiras y que ha mostrado mejores resultados. El Máster en Comportamiento no Verbal y Detección de la Mentira.

Este máster tiene como objetivo formar analistas de comportamiento y comunicación no verbal que estén en disposición de interpretar la conducta humana observada con rigor científico y de aplicarlo a su entorno profesional, quedando a su vez capacitados para impartir formación en la materia. Así como expertos en la detección del engaño desde la perspectiva de la investigación científica llevada a cabo con rigor y seriedad.

¿Cómo se imparte?

Programa 100% online que facilita acceder a él desde cualquier lugar del mundo. El formato online se complementa con sesiones presenciales de carácter voluntario mensuales de refuerzo de contenidos.

Aula virtual, sencilla y operativa. Encontrarás vídeo clases, ejercicios, test, actividades, lecturas y material complementario sobre perfilación de personalidad y negociación.
Tutorización continua, diaria y personalizada realizada por especialistas en cada materia.

Un excepcional equipo docente: profesores procedentes de diferentes universidades; analistas de conducta y negociadores de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad Españoles y Fuerzas Armadas; y profesionales del ámbito empresarial.

Está certificado por Behavior & Law, líder internacional en las Ciencias del Comportamiento y la Universidad a Distancia de Madrid (UDIMA). Además, el título de este Máster da acceso a la Certificación Internacional como Analista de Conducta No Verbal por el Criminal Profiling & Behavioral Analysis International Group.

Las plazas son limitadas y empezamos el próximo 14 de octubre. Además, por ser suscriptor de Psyciencia queremos hacerte un descuento especial. ¡Consúltanos sin compromiso e infórmate!

Inscríbete aquí o pide información: Santiago Cano –[email protected] – (+34) 639 639 621

  • Recursos para Profesionales de la Psicología

El Modelo Portland: un programa para aprender ACT entre psicoterapeutas

  • Fabián Maero
  • 26/09/2019

Hoy vamos a ocuparnos de un aspecto de los modelos de psicoterapia que suele ocupar un lugar más bien secundario en el corpus teórico de cada modelo. En concreto: hablemos un poco de la formación y el entrenamiento de psicoterapeutas.

Por lo general la mayor parte de aprender alguna forma de psicoterapia consiste en aprender las bases conceptuales, la teoría, principios de intervención, y esto suele hacerse en el divertidísimo formato de exposición teórica que tantas satisfacciones nos da en los congresos – especialmente en esos inolvidables momentos cuando alguien lee su presentación en tono monocorde durante 45 minutos (ah, por cierto, estaba siendo sarcástico). Es decir, suele suceder que la formación clínica consiste más en escuchar o leer y menos en hacer, es decir, practicar o entrenarse en las competencias del modelo -me refiero a las habilidades clínicas que integran el repertorio de la terapeuta, por ejemplo sobre cómo preguntar, cómo realizar determinadas intervenciones, como manejar situaciones clínicas puntuales, etc.

Muchos modelos para suplir esta carencia utilizan formaciones más experienciales, es decir, entrenamientos que incluyen prácticas, role-play, y ejercicios experienciales. Esto es preferible a las formaciones meramente expositivas porque permite practicar una competencia clínica y hasta cierto punto tener una devolución para mejorar el desempeño. Sin embargo, a pesar de que estas formaciones pueden resultar muy útiles, tienen la limitación de que no suelen ser personalizadas, es decir, las habilidades que se enseñan en un taller pueden no ser las habilidades específicas que la terapeuta estuviera necesitando desarrollar para su práctica clínica cotidiana.

Un recurso habitual que se usa para lidiar con situaciones puntuales es la supervisión, pero a pesar de que puede ser útil y necesaria también tiene sus limitaciones con respecto a desarrollar habilidades clínicas. Una supervisión, individual o grupal, puede proporcionar orientación sobre cómo manejar un caso, sugerencias de intervenciones o de herramientas a utilizar pero rara vez una supervisión se ocupa de entrenar habilidades clínicas. No es muy frecuente, digamos, realizar un role-play con el supervisor para mejorar el trabajo con habilidades interpersonales.

Los grupos de consultoría, son otro recurso útil pero que comparte las limitaciones de la supervisión. Me refiero a grupos de profesionales con una formación más o menos similar, en los cuales no hay una supervisora más experimentada que oriente a otros terapeutas. Usualmente se trata de un grupo de pares que se reúnen regularmente, y en el transcurso de las reuniones cada miembro presenta los casos con los que estuviera teniendo dificultades y el resto realiza sugerencias sobre cómo manejarlos. Pero, nuevamente, nos encontramos con la misma limitación que con la supervisión, no siempre esto lleva a practicar y pulir habilidades clínicas, sino más bien lo que sucede es que el grupo ofrece sugerencias sobre qué hacer.

Entonces, lo que tenemos dentro de las herramientas usuales de formación es en primer lugar la exposición teórica y lectura de textos, que si bien ayuda en el aprendizaje de lo conceptual no ayuda a desarrollar competencias. En segundo lugar están las formaciones experienciales, que si bien ayudan a desarrollar competencias no están ajustadas a las necesidades específicas de cada profesional. Luego tenemos las supervisiones y grupos de consultoria, que ayudan con situaciones clínicas puntuales pero rara vez se enfocan en la práctica de habilidades. Algunos modelos también sugieren que la terapia de la profesional debe ser parte de la formación, pero ese recurso tampoco sirve para practicar competencias clínicas específicas.

Por supuesto, hay muchas excepciones a todo esto, pero el panorama general es aproximadamente ese. Ahora bien, hace algunos años me encontré con una publicación que ofrecía una propuesta bastante original para entrenar habilidades clínicas de Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), y de esa propuesta nos ocuparemos hoy (ya ven, los prolegómenos se van haciendo cada vez más extensos).

Practicando ACT entre pares

La propuesta en cuestión es conocida como Modelo Portland (por haber surgido en el Centro Clínico, de Investigación y Entrenamiento de Portland), y se trata de una estructura para implementar un grupo de consultoría entre pares dirigido a entrenar habilidades ACT (Thompson et al., 2015).

Explícitamente, el Modelo Portland tiene dos objetivos. En primer lugar propiciar el desarrollo de habilidades ACT entre sus participantes, y en segundo lugar favorecer la formación de una comunidad de terapeutas. Este segundo punto no es menor. La psicoterapia es una profesión extremadamente solitaria, en la cual la mayoría de los terapeutas tiene poca red de contención social y profesional.

El Modelo Portland es una estructura formal para realizar una reunión grupal de dos horas entre terapeutas que están interesadas en mejorar sus habilidades ACT. Dicho de otro modo, es una guía paso a paso, que detalla las actividades y roles para realizar una reunión mensual entre profesionales que se oriente a la práctica de habilidades clínicas.

Hace algún tiempo entrevistamos a algunos de los desarrolladores del Modelo de Portland, quienes lo describieron como “un modelo experiencial de aprendizaje y práctica de ACT que es es intencionalmente no jerárquico. No tiene un líder pero sí varios roles a cumplir. El grupo se reúne una vez al mes y (…) en el fondo consiste en esto: hay una persona que quiere practicar una habilidad específica, una habilidad de ACT, podría ser una intervención real que quiera practicar o un proceso en el que quiera trabajar, y todos los demás en el grupo tienen un rol específico para ayudar a apoyar a esa persona, la que llamamos el constructor de habilidades, a practicar su habilidad”

En líneas generales la reunión dura aproximadamente dos horas y se divide en dos partes. La primera parte comienza con un ejercicio experiencial breve (usualmente un ejercicio de mindfulness) y luego hay un tiempo abierto (pero bastante acotado) para preguntas breves sobre casos clínicos o temas generales, como un grupo de consultoría común.

La segunda parte de la reunión se ocupa de la práctica de habilidades y en ella uno los integrantes practicará una habilidad ACT que haya elegido previamente a la reunión. Puede ser una metáfora, una interacción clínica, un ejercicio experiencial, o cualquier otro recurso ACT a utilizar en clínica. Otro de los integrantes hará el papel de paciente (si bien se prefiere siempre trabajar con material personal en lugar de hacer role-play), para que el primero pueda practicar la habilidad como lo haría en su trabajo clínico, y el resto de los integrantes del grupo observará la práctica, tras lo cual se realizará una devolución y discusión grupal sobre lo observado.

De esta manera, todos se benefician en términos de aprendizaje. Quien practica pule su habilidad terapéutica, pero quienes observan la interacción también tienen la posibilidad de observar en tiempo real los aciertos y errores que se pueden realizar al implementar una habilidad clínica.

Los tiempos de la reunión están pautados, de manera tal que el grupo no se desvíe de sus objetivos centrales, y de hecho en cada reunión una persona se ocupa de monitorear que el grupo se mantenga dentro de la agenda y objetivos del día, señalando cuando el grupo se desvía o se va de tiempo y redirigiéndolo hacia la tarea acordada.

La estructura del grupo quizá parezca algo innecesaria y hasta rígida, pero puedo atestiguar la asombrosa facilidad con la cual una reunión entre terapeutas tiende a irse hacia cualquier parte. Tener una estructura bien definida funciona como una guía para que el tiempo sea bien aprovechado y el grupo resulte de utilidad. Otra función útil de tener una estructura acordada es que se evitan las sugerencias estériles o los comentarios que pueden ser contraproducentes para la participación, como por ejemplo, criticar a quien se ha animado a hacer algo tan difícil como practicar un ejercicio frente a otras personas (es notable también la facilidad con la cual los terapeutas pueden ser invalidantes entre sí).

*****

Descarga la guía completa

Hemos preparado la guía completa del Modelo Portland con las instrucciones, paso a paso, y fichas de registro para que puedas implementar el grupo de consulta entre terapeutas. Puedes descargarlo en formato PDF e imprimirlo a tu gusto.

****

Implementando un grupo Portland

Si les interesa pulir sus habilidades de terapeutas ACT, comenzar un grupo Portland con colegas puede ser una estupenda y divertida forma de hacerlo, una buena manera de complementar la formación y apoyarse mutuamente durante el camino de la formación.

Para ayudarlos en esto, hemos preparado un documento con una traducción del protocolo original del modelo que pueden descargar, imprimir, y hacer circular entre los integrantes del grupo (si prefieren leer el original en inglés está la referencia al pie) .

Algunas sugerencias generales para implementar un grupo Portland:

  • Lean y sigan la guía. Sé que resulta a veces aversivo atenerse a una estructura que puede resultar un tanto rígida, pero hay un motivo por el cual se creó: es muy fácil que se pierda el objetivo del grupo y que éste devenga en meramente una conversación sobre casos. Si el grupo se encuentra dividido entre seguir la guía o sólo juntarse, prueben a realizar una reunión siguiendo la guía y otra reunión sin hacerlo, y registren qué les resulta más útil.
  • Si no saben qué competencias trabajar, les dejo este excel que es para realizar una autoevaluación de las competencias centrales de ACT: Planilla de evaluación de competencias ACT. Se trata de un documento que utilizo para trabajar con las personas que superviso, les puede servir para identificar sus fortalezas y competencias a desarrollar.
  • Una frecuencia mensual puede ser suficiente para comenzar.
  • Una vez que se habitúen al modelo, consideren adaptar los roles a sus necesidades o intereses específicos. Para darles un ejemplo, hace algunos años cuando trabajaba en un equipo DBT (que tiene reuniones grupales similares en algunos aspectos al modelo Portland), luego del ejercicio de apertura se dedicaban unos minutos a que alguien, que se había comprometido a ello en la reunión anterior, comentara al grupo un artículo o investigación reciente.
  • No descuiden el aspecto de comunidad del modelo. Juntarse a cenar o a tomar algo luego de la reunión puede reforzar la cooperación y mejorar las interacciones grupales.
  • Tómense un tiempo antes de la primera reunión para clarificar sus valores y propósito respecto de participar en el grupo, y póngalos por escrito. En el documento les hemos incluido la Declaración de Principios del grupo Portland original que pueden tomar como guía para redactar la propia.
  • Si están dando los primeros pasos en ACT, hemos publicado una pequeña guía de lectura que les puede servir para conocer o profundizar en algunos aspectos del abordaje.
  • Actualmente hay varios grupos Portland funcionando en diversas ciudades de Latinoamérica, averigüen porque contactarse con otros grupos para compartir experiencias y sugerencias puede resultarles útil (una forma de averiguar puede ser consultar en el listserv de la ACBS).

Ojala los recursos les sirvan. Pueden dejar comentarios y consultas aquí debajo. ¡Nos leemos la próxima!

Referencias bibliográficas:

Thompson, B. L., Luoma, J. B., Terry, C. M., LeJeune, J. T., Guinther, P. M., & Robb, H. (2015). Creating a peer-led acceptance and commitment therapy consultation group: The Portland model. Journal of Contextual Behavioral Science, 4(3), 144–150. https://doi.org/10.1016/j.jcbs.2014.11.004

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Haber experimentado adversidades influye en la compasión que sentimos hacia los demás, según estudio

  • Maria Fernanda Alonso
  • 26/09/2019

Muchos estudios han demostrado lo que se conoce como el «sesgo numérico» en la compasión: los sentimientos de compasión de las personas no tienden a aumentar en respuesta a un mayor número de personas en peligro. Esto «lleva a las personas a experimentar con frecuencia una cantidad desproporcionada de compasión hacia un solo individuo que sufre en relación con decenas de víctimas que son parte de una tragedia más grande», escriben Daniel Lim y David DeSteno, autores de un nuevo estudio. Sin embargo, ahora han descubierto que las personas que han experimentado adversidades en sus propias vidas son resistentes a este sesgo (Lim & DeSteno, 2019).

A través de una serie de cuatro experimentos, los investigadores reclutaron a casi 700 participantes, quienes informaron sus propios niveles de adversidades pasadas (enfermedades y lesiones, duelo, exposición a desastres, etc.). Para cada estudio, los investigadores descartaron el tercero de rango medio, dejando grupos de «alta adversidad» y «baja adversidad», que continuaron con los experimentos propiamente dichos.

En el primer estudio, los participantes leyeron un párrafo sobre el sufrimiento de los niños en Darfur y miraron fotos de un niño azotado por la guerra u ocho. Luego se les hicieron varias preguntas sobre sus sentimientos de compasión (por ejemplo, «¿qué tan comprensivo te sientes con los niños?»). El grupo de baja adversidad mostró consistentemente el sesgo numérico, pero el grupo de alta adversidad no: informaron significativamente más compasión por las víctimas múltiples que por una sola. Además, cuanto mayor era su propio nivel de sufrimiento pasado, mayor compasión en general informaron respecto de los niños y, como se reveló en un nuevo estudio, más estaban dispuestos a donar a UNICEF, lo que en teoría podría ayudar a esos niños.

Otros experimentos revelaron que los participantes de alta adversidad tenían una creencia más fuerte en su capacidad de realmente hacer una diferencia en otras personas que están sufriendo. Sospechando que esto apuntalaba el perfil de compasión de este grupo, Lim y DeStono intentaron una intervención simple diseñada para mejorar las creencias de los participantes de baja adversidad en su propia eficacia. Cuando se informó a un nuevo grupo de participantes de baja adversidad, en base a una prueba falsa, que habían puntuado alto en empatía y que las personas con alta empatía son buenas para cuidar a los demás y son más exitosas para aliviar su dolor, sus subsecuentes sentimientos de compasión hacia víctimas múltiples coincidió con los de los participantes de alta adversidad. El sesgo numérico había desaparecido.

«Sobrevivir a las adversidades pasadas hace que las personas crean que serán eficaces para ayudar a los demás, lo que les permite regular sus sentimientos de compasión frente a los eventos más exigentes», concluyen los investigadores.

Lim y DeSteno enfatizan que no están argumentando que la adversidad es algo bueno. Dicen que hay otras formas de enseñar a las personas que realmente pueden ayudar a otros que lo necesitan. «Por ejemplo, se puede esperar que las personas que se ofrecen como voluntarios para ayudar en el alivio de desastres o para trabajar con los enfermos terminales desarrollen la sensación de que sus esfuerzos hacen una diferencia para muchos otros,” concluyen los autores.

Referencia:

Lim, D., & DeSteno, D. (2019). Past adversity protects against the numeracy bias in compassion. Emotion . https://doi.org/10.1037/emo0000655

Fuente: British Psychological Society

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Estudio con IRMf muestra nuevas perspectivas respecto de la forma en que el trauma modifica el cerebro

  • Maria Fernanda Alonso
  • 26/09/2019

Un ensayo clínico de padres (Poppa et al., 2019; «Website», s. f.) incluyó un estudio que se utilizó imágenes de resonancia magnética funcional (IRMf) para estudiar la actividad cerebral asociada con el trastorno de estrés postraumático (TEPT) y los trastornos por abusos de sustancias. La investigación fue especialmente sensible a la situación de las mujeres que padecen estos trastornos y que “ingresan al tratamiento con comorbilidades médicas más complejas en comparación con los hombres, incluso debido a traumas interpersonales y sexuales,” explicó la autora Tasha Poppa, candidata doctoral en la Universidad del Sur de California.

Los investigadores analizaron la actividad cerebral de 43 mujeres que habían ingresado recientemente en un programa de abuso de sustancias. Catorce de estas mujeres habían recibido un diagnóstico de TEPT.

Durante la exploración del cerebro, las participantes alternaron entre dirigir su atención hacia la sensación de respiración y enfocar su atención en un objetivo externo. La atención fue de particular interés porque el programa de abuso de sustancias se basó en prácticas de meditación mindfulness.

Poppa y sus colegas observaron una conectividad reducida en una red cerebral relacionada con la atención en mujeres con TEPT en comparación con aquellas sin TEPT. En particular, las mujeres con TEPT mostraron una conectividad funcional reducida entre la corteza orbitofrontal y el precúneo, la ínsula media posterior, la corteza prefrontal lateral y la circunvolución angular.

Independientemente de los diagnósticos de TEPT, la exposición a la violencia sexual también se asoció independientemente con reducciones similares en la conectividad en esta red cerebral.

Los resultados indican que las mujeres con TEPT y trastornos por abuso de sustancias “pueden tener más dificultades para recurrir a los recursos interoceptivos y de atención que pueden apoyar la regulación emocional en el contexto de las prácticas de atención plena,” dijeron los investigadores (Poppa et al., 2019).

“Estos hallazgos se suman a un conjunto de evidencia que el trauma cambia de manera duradera cómo funcionan nuestros cerebros. Además, dada la alta concurrencia de traumas y trastornos por abuso de sustancias, comprender estos cambios cerebrales puede tener un papel en la mejora de los resultados del tratamiento,” dijo Poppa.

Limitaciones del estudio

Esta investigación contó con una muestra bastante limitada. Y dado que este es el primer estudio que analiza la cuestión de la comorbilidad del TEPT en una población femenina con trastornos por abuso de sustancias, es importante replicar los hallazgos en estudios más amplios.

“Una advertencia relacionada con la reproducibilidad es que los hallazgos surgen en el contexto de una tarea conductual particular en la que se pide a los participantes que atiendan las sensaciones corporales asociadas con la respiración, por lo que no está claro si estos patrones cerebrales surgirían en otra tarea o en contextos ‘libres de tareas’,” señaló Poppa.

Referencias:

Poppa, T., Droutman, V., Amaro, H., Black, D., Arnaudova, I., & Monterosso, J. (2019). Sexual trauma history is associated with reduced orbitofrontal network strength in substance-dependent women. NeuroImage. Clinical, 24, 101973. https://doi.org/10.1016/j.nicl.2019.101973

Website. (s. f.). Recuperado 26 de septiembre de 2019, de https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0005796719301238

Fuente: PsyPost

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Practicar meditación mejora la cognición social, según nuevo estudio

  • Maria Fernanda Alonso
  • 26/09/2019

Los meditadores experimentados y las personas que son más conscientes del momento presente tienden a obtener una puntuación más alta en varias medidas de cognición social, como el reconocimiento emocional (Campos et al., 2019).

Para examinar este tema, los investigadores administraron evaluaciones psicológicas a 30 meditadores españoles y 30 personas sanas que no practicaban meditación, que coincidían en cuanto a sexo, edad y origen étnico. Los participantes en el grupo de meditadores tuvieron al menos 1 año de experiencia en meditación.

Los meditadores tendieron a puntuar más alto en las medidas de empatía. También tendían a ser mejores para reconocer las emociones basadas en expresiones faciales e inferir la verdadera intención detrás de las expresiones indirectas del habla. Los meditadores también tenían más probabilidades de mostrar un sesgo de hostilidad reducido, lo que significa que tendían a ver las acciones negativas de alguien como accidentales en lugar de intencionales.

Los investigadores descubrieron que los meditadores también tenían niveles significativamente más altos de atención disposicional, un rasgo de personalidad que describe la conciencia y la atención de alguien a lo que está pensando y sintiendo en el momento. El mindfulness disposicional estaba, a su vez, relacionado con varios resultados de cognición social.

«Desde una perspectiva pedagógica, nuestros hallazgos sugieren que el entrenamiento específico en mindfulness centrado en la observación de experiencias internas y externas, así como la falta de reactividad a dicha experiencia interna, puede resultar en la mejora de dominios específicos de cognición social,» dijeron los investigadores.

Limitaciones del estudio

Los investigadores sólo examinaron datos de encuestas transversales, lo que impide cualquier determinación de causa y efecto.

«Por ejemplo, tal vez las personas que eligen involucrarse en la mindfulness simplemente tienen niveles más altos de cognición social desde un principio, y las razones para practicar la meditación mindfulness podrían, por lo tanto, estar relacionadas con sus resultados,» explicaron los investigadores. Investigaciones futuras también podrían beneficiarse de muestras de participantes más grandes y diversas.

Pero los resultados se ven reforzados por un estudio aleatorizado y controlado anterior, que encontró que un programa de meditación basado en la compasión de 8 semanas podría mejorar significativamente la capacidad de una persona para leer las expresiones faciales de los demás (Mascaro, Rilling, Tenzin Negi, & Raison, 2013).

Del mismo modo, otro estudio encontró que practicar meditación mindfulness por 5 minutos mejoró la capacidad de inferir y comprender los estados mentales de otros (Tan, Lo, & Neil Macrae, 2014).

Referencias:

Campos, D., Modrego-Alarcón, M., López-Del-Hoyo, Y., González-Panzano, M., Van Gordon, W., Shonin, E., … García-Campayo, J. (2019). Exploring the Role of Meditation and Dispositional Mindfulness on Social Cognition Domains: A Controlled Study. Frontiers in Psychology, 10, 809. https://doi.org/10.3389/fpsyg.2019.00809

Mascaro, J. S., Rilling, J. K., Tenzin Negi, L., & Raison, C. L. (2013). Compassion meditation enhances empathic accuracy and related neural activity. Social cognitive and affective neuroscience, 8(1), 48-55. https://doi.org/10.1093/scan/nss095

Tan, L. B. G., Lo, B. C. Y., & Neil Macrae, C. (2014). Brief Mindfulness Meditation Improves Mental State Attribution and Empathizing. PloS one, 9(10), e110510. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0110510

Fuente: PsyPost

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Este video representa lo difícil que puede ser la transición de la infancia a la adolescencia

  • Maria Fernanda Alonso
  • 26/09/2019

Tener la oportunidad de crecer, y de transicionar por las distintas edades de la vida humana, es una experiencia intensa, llena de situaciones nuevas que afrontar (algunas de las cuales ocurrirán inevitablemente), y con una mezcla de sentimientos y emociones tan intensa como las experiencias mismas. Crecer puede sentirse como una tormenta arrebatadora.

Esta historia, protagonizada por Lili, es una representación de lo que significa crecer, de lo que enfrenta una niña, un niño, al darse cuenta que su infancia está acabando, que muchas cosas cambian (quizás más de lo que le gustaría). Por más que Lili pelea contra la tormenta, no puede aferrarse a su infancia, llena de peluches y juguetes. Ella se da cuenta de que crecer puede significar dejar atrás ciertas cosas, aunque hayan sido sinónimo de alegría y felicidad. Con un poco de melancolía, valorando y recordando su niñez, Lili avanza a una nueva etapa, desconocida, intrigante, desafiante.

https://vimeo.com/242934453

Este video es una herramienta que mueve a padres y educadores a reflexionar sobre los cambios que enfrentan las niñas y los niños cuando pasan de la niñez a la adolescencia. Destaca la importancia de acompañar esta transición y reconocer y validar las emociones que atraviesan los chicos al crecer. Ser capaces de empatizar con ellos es crucial para su desarrollo físico y emocional.

Los adultos, dice Vanessa Orrego, Psicóloga de Elige Educar, juegan un rol determinante pues ellos ya vivieron este periodo de vida y justo por eso, con el fin de vincularse con las emociones de quienes enfrentan esta etapa, deben pensar en sus propias experiencias. Esto permitirá al niño vivir la transición de una manera más natural y siendo consciente de que en realidad no está solo. Pero en este proceso, agrega la psicóloga, el adulto no debe imponerse, simplemente deber ser una especie de espejo en el cual el niño pueda reconocerse. Esto permitirá que viva su adolescencia a su manera, con sus propios aprendizajes y errores, tal como lo hizo Lili en esa solitaria aventura que empezó con la tormenta de arena y terminó con la adultez.

Fuente: Elige Educar

Paginación de entradas

123…8Próximo

Apoya a Psyciencia con tu membresía 💞.    

Únete a Psyciencia Pro
  • Inicia sesión
  • Tips para terapeutas
  • Podcast
  • Recursos
  • Webinars
  • Artículos
  • «Psicología, docencia y boxeo» con María Alejandra Delgado – Watson, episodio 14
  • «Efecto Flynn, pruebas psicológicas y la evolución de la psicología en Panamá» con Dimas Villarreal – Watson, episodio 15
  • Entender la baja autoestima (guía)
  • «Superar miedos y barreras», con María Celeste Airaldi – Watson, episodio 12
  • No todo es psicologia (35): Me robaron la computadora
Psyciencia
  • Contáctanos
  • Publicidad
  • Nosotros
  • Publica
Psicologia y neurociencias en español todos los días

Ingresa las palabras de la búsqueda y presiona Enter.