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Publicaciones por mes

octubre 2023

30 Publicaciones
  • Artículos Recomendados de la Web

No tengo por qué publicar mi indignación en redes sociales. Tú tampoco

  • David Aparicio
  • 26/10/2023

Una reflexión de Elizabeth Spiers para The New York Times sobre nuestras publicaciones en redes sociales frente a los problemas y conflictos sociales:

Existe una versión simplista de la toma de postura en las redes sociales que genera justas palmaditas en la espalda, pero reduce cuestiones complejas a un simple sí o no. Adoptar posturas simplistas también puede llevar a tergiversar las palabras. 

(…)

El impulso de hacer declaraciones estridentes y reductoras refleja un miedo genuino a los horrores que yacen más allá de las palabras. Las soluciones binarias simples implican soluciones simples. Y es mucho más agradable decirse a uno mismo que está del lado del bien, contra el mal, que cuestionarse si las líneas divisorias se trazaron bien.

Es difícil lidiar con la incertidumbre, en especial cuando las redes sociales nos han acostumbrado a esperar información perfecta en tiempo real durante acontecimientos traumáticos y a querer respuestas y soluciones instantáneas. La certeza moral es un ancla a la que nos aferramos cuando la certeza fáctica no es posible. Y cuanto más rápido la expresamos, más seguros parecemos. Los más rectos entre nosotros publican, y lo hacen de inmediato.

Artículo completo en The New York Times.

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  • Análisis

Cuando los padres temen decir «no» a sus hijos

  • Amparo Caladín
  • 25/10/2023

¿Por qué es tan difícil para los padres decirles “no” a sus hijos y por qué ellos dicen “no” tan fácilmente?

La educación de los hijos es, hoy en día, un problema para muchas familias en las que los padres se ven desbordados por la conducta de sus pequeños. Somos testigos de cómo muchos padres dan a sus hijos todo aquello que desean, les dejan comer sólo lo que les gusta o elegir la hora de ir a la cama, satisfaciendo todos sus caprichos. Algunos creen que así son mejores padres, pero la gran mayoría, simplemente, no sabe cómo enfrentarse a decir NO a sus hijos.

Cada hijo, educado por igual en la familia, es diferente. Hay diferentes sensibilidades y tendencias. Todos hemos visto a padres incapaces de reñir o llamar la atención a sus hijos cuando estaban molestando o alborotando en algún lugar, también, conocemos a padres que no dejan de reñir a sus hijos en todo momento y hay otros padres que juegan con sus hijos y les dicen lo que está bien y lo que no. Al fin y al cabo un padre no es un amigo, es un padre.

En nuestra práctica diaria cada vez constatamos más que los niños, desde edades muy tempranas, no dudan en oponerse a sus padres, a rehusar hacer lo que les ordenan, a decir simplemente “no”. Por otra parte, los padres parecen temer a decir “no” a los hijos y lo consultan con frecuencia, porque siempre se ha inculcado lo importante que es para el crecimiento y el desarrollo armonioso de los hijos el respetar sus gustos, su ritmo de alimentación y sus periodos de sueño.

¿Por qué es necesario decir «NO»?

Los bebés ya comienzan a aprender con cada experiencia vital. Aprenden de lo que ven, de lo que escuchan, de lo que tocan. Si las madres y padres aplican un horario para las comidas, el sueño y el baño, el bebé aprenderá a adquirir un ritmo, y tendrá hambre a la hora de la comida. No protestará a la hora del baño porque sabrá que es lo “normal” y lo acabará encontrando agradable.

Con los años, el niño dominará otra serie de hábitos de conducta, como lavarse los dientes o las manos antes de comer, y no le costará porque las habrá interiorizado y lo hará de forma casi automática. Los hábitos de conducta que enseñamos a nuestros hijos constituyen el comienzo de su capacidad para ser autónomos. Cuando hacemos que nuestros hijos sigan unos hábitos, cuando los obligamos a adaptarse a las pautas de conducta de la familia, los estamos incluyendo en la vida social del grupo.

Como padres, somos el puente entre nuestros hijos y la sociedad, y por ello somos los encargados de conseguir que adquieran costumbres positivas para ellos y para su entorno. Un niño que no respeta las normas de convivencia, que se muestra de forma egoísta, que pega, que no comparte sus juguetes, no será querido por sus compañeros, y eso le ocasionará tristeza y frustración.

Tenemos que educar a nuestros hijos desde su nacimiento, es decir, enseñarlos a aceptar las normas y a convivir para que puedan disfrutar de una vida feliz.

¿Cómo puedo decirle “NO”?

1) Tenemos que ser inflexibles con las normas sociales absolutas (acostarse con los padres, hacer daño a alguien…), y con las normas propias de casa (ver la TV, acostarse a tal hora…).

2) La autoridad se transmite con la mirada y el tono de voz: hay que explicarle de frente, con seguridad y de forma tranquila y firme.

3) En las rabietas hay que mantener una posición indiferente, él solo tiene que resolverla, que llore el tiempo que quiera, nosotros le haremos caso cuando se tranquilice.

4) Corregirlos en casa o en público, en la calle también somos padres…

5) No dejarse chantajear con la expresión mala madre o mal padre, ignorar estos términos para que vea que de esta forma no va conseguir nuestra atención.

En conclusión, los niños tienen que aprender desde muy pequeños y dejarles bien claro el significado del “sí” y del “no”, porque de lo contrario podemos encontrar numerosos problemas a lo largo de su vida tanto nosotros como ellos.

¿Qué opinión tenéis los padres sobre este tema? Es fácil marcar los límites a los niños?

Artículo previamente publicado por la psicóloga Amparo Caladín en su blog personal, un espacio de artículos especializados sobre psicología, crianza y bienestar. 

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  • Salud Mental y Tratamientos

Descifrando el hábito: ¿Por qué repasamos nuestras inquietudes antes de dormir?

  • The Conversation
  • 24/10/2023

Adentrarse en la cama significa, para la mayoría, eludir por un momento las trincheras de la cotidianidad. En un mundo tan trepidante como el que habitamos, el silencio del dormitorio nos brinda la ocasión de reflexionar sobre nuestras vidas o sobre aquellos problemas importantes que tarde o temprano habremos de resolver. Al menos hasta que el sueño, irremediablemente, nos acaba venciendo.

Algunas personas, no obstante, viven este mismo momento como algo turbulento y muy difícil. Tan pronto como su piel acaricia las sábanas, un batallón de pensamientos intrusos, de preocupaciones e imágenes incómodas recorren con estrépito cada rincón de su vida mental. A veces permanecen hasta bien entrada la noche o, incluso, siguen vibrando al amanecer.

En general, se trata de una experiencia que se describe como desagradable y que puede motivar un notable deterioro de la calidad de vida a medio plazo. Por todo ello, es posible que en ocasiones nos preguntemos por qué ocurre y qué podemos hacer para evitarlo. En este artículo trataremos de arrojar luz sobre tales incógnitas.

La rumiación, una compañera insistente e indeseada

Para comprender mejor este problema debemos saber, primero, qué es la rumiación. Como fenómeno clínico, describe una sucesión de pensamientos invasivos y perseverantes que versan sobre sucesos negativos del pasado o de un eventual futuro. Estos acaban precipitando una intensa activación (fisiológica y cognitiva). La activación, en las últimas horas del día, obstaculiza el delicado proceso que conduce al sueño.

Algunos investigadores consideran que la rumiación es un mecanismo dirigido a facilitar la resolución de problemas. Aunque su naturaleza inflexible no suele producir alternativas rápidas, eficaces ni eficientes. 

De hecho, puede llegar a trazar un ciclo recursivo de dudas que crecen exponencialmente y que tornan la situación original en un embrollo cada vez más difuso e irresoluble, lo que paradójicamente empeora todavía más las preocupaciones.

Las personas que padecen un trastorno de ansiedad tienden a identificarla con facilidad e, incluso, la reconocen como el preludio de un agravamiento en sus síntomas. 

No obstante, la rumiación tiene la capacidad de irrumpir en cualquiera cuando las circunstancias se alinean. Así, se alza como una de las causas más frecuentes de insomnio en la población general.

Posibles causas de la rumiación

No es fácil señalar una única causa por la que estos pensamientos emergen, pues se trata de un problema que ocurre en individuos y momentos muy dispares. No obstante, quienes ostentan una actitud extremadamente perfeccionista pueden referirlos con mayor frecuencia. 

Les sucede porque tienden a enfrascarse en la búsqueda de soluciones inequívocamente beneficiosas allá donde todas las posibles vías de acción albergan una pérdida o renuncia.

También puede ser común en personas que sufren un trastorno de ansiedad generalizada, una entidad clínica cuyo síntoma central radica en preocupaciones que se extienden a un abanico amplio de situaciones cotidianas. 

Quienes padecen trastorno obsesivo compulsivo o estrés postraumático son igualmente vulnerables, dado que en ambos casos se aprecian pensamientos intrusivos e indeseados con profundas resonancias afectivas.

Más allá de estas condiciones de salud mental, se sabe que una exposición excesiva a estimulación física o mental en las horas previas a acostarse (visualización de una película excitante, lectura de una obra intelectualmente compleja, trabajo en una tarea extenuante, ejercicio agotador, etc.) implica un aumento en la probabilidad de acabar “dando vueltas” en la cama, pues dispara niveles de activación incompatibles con la fisiología del sueño.

Por otra parte, el distrés o estrés negativo también puede relacionarse con el fenómeno de la rumiación nocturna. Este término precipita un estado subjetivo de alerta ante situaciones que son valoradas como desbordantes en relación con los recursos percibidos como disponibles.

Estas experiencias promueven sensaciones de intenso desasosiego e indefensión, algunas de las cuales conectan íntimamente con los estados depresivos.

Otras circunstancias aparentemente inocuas, como dormir en un lugar diferente al acostumbrado, también generan ocasionalmente esta incómoda situación. Además, hacer uso de dispositivos electrónicos que emiten luz sobre la retina (móviles, tabletas, etc.) interfiere en la síntesis central de la melatonina, una hormona que requiere de la más absoluta oscuridad y que contribuye decisivamente a mejorar la calidad del sueño.

Impacto de la rumiación en la calidad del sueño

Con frecuencia, las personas que padecen insomnio tienden a atribuir el problema a factores cognitivos, por encima de los fisiológicos. Esto es, suelen identificar como su causa principal los pensamientos que les invaden en la cama, sin tener en cuenta la sudoración, la agitación o la aceleración del ritmo cardíaco (aunque los padezcan).

No en vano las preocupaciones se han asociado consistentemente a menos horas de descanso, mayor latencia temporal hasta la conciliación del sueño, interrupciones recurrentes del dormir y despertar temprano.

Los insomnes que tienden a rumiar en la cama y a mantenerse en vigilia pueden llegar a desarrollar cierto temor a que la situación acabe repitiéndose en las noches inmediatamente posteriores. 

Por eso, anticipan nuevas dificultades y afrontan la hora de acostarse con pesimismo. En este supuesto es posible que sus pensamientos recurrentes consistan en una imposición rígida de la necesidad de dormir, lo que acaba traduciéndose en el efecto totalmente contrario.

Para todos estos casos, sin excepción, conviene mejorar nuestra higiene del sueño. Se ha comprobado el efecto positivo de hábitos tales como ducharse con agua templada antes de dormir, evitar el ejercicio o las comidas copiosas a horas intempestivas, programar actividades relajantes al llegar la noche o aprender estrategias de relajación.

Adoptar estas rutinas (que además son sencillas y agradables) redundarán en la calidad de nuestro sueño y, consecuentemente, en nuestra salud mental.

Por Joaquín Mateu Mollá, Profesor Adjunto en Universidad Internacional de Valencia, Doctor en Psicología Clínica, Universidad Internacional de Valencia.

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  • Recursos para Profesionales de la Psicología
  • Salud Mental y Tratamientos

Estrategias de prevención de suicidio (video)

  • David Aparicio
  • 20/10/2023
person sitting in front of body of water

En esta clase de DBT Iberoamérica, tendrás la oportunidad de adentrarte en el complejo tema del suicidio y su impacto tanto a nivel local como global. El tema del suicidio es un desafío que enfrenta nuestra sociedad, y entenderlo es fundamental para abordarlo de manera efectiva. Durante la sesión, Damián Rodante explora los diferentes modelos con evidencia científica que buscan explicar la conducta suicida.

Además, expone las estrategias y medidas de prevención que han demostrado tener un impacto positivo en la reducción de los casos de suicidio. Y analiza los programas de intervención temprana, servicios de apoyo emocional, concienciación en la comunidad y campañas de educación pública, entre otros enfoques.

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  • Neurociencias

10 enfermedades neurodegenerativas más comunes

  • David Aparicio
  • 19/10/2023

Una enfermedad neurodegenerativa es un trastorno del sistema nervioso en el que las células nerviosas, también conocidas como neuronas, se deterioran o mueren de forma progresiva. Estas enfermedades pueden afectar diversas partes del sistema nervioso, incluyendo el cerebro, la médula espinal y los nervios periféricos.

Las enfermedades neurodegenerativas se caracterizan por el deterioro de las funciones cognitivas y motoras, lo que puede provocar problemas de memoria, dificultades para moverse y cambios en el comportamiento. Suelen tener un curso progresivo y no tienen cura en la actualidad, aunque existen tratamientos para controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida de los pacientes. La investigación científica sigue avanzando en busca de tratamientos más efectivos y terapias que puedan detener o ralentizar la progresión de estas enfermedades.

Las enfermedades neurodegenerativas más comunes pueden variar en términos de prevalencia según la región y la población. Sin embargo, en términos generales, las siguientes son algunas de las enfermedades neurodegenerativas más comunes:

  1. Enfermedad de Alzheimer: Esta es la forma más común de demencia en adultos mayores y se caracteriza por la pérdida de memoria y deterioro cognitivo progresivo.
  2. Enfermedad de Parkinson: Provoca trastornos del movimiento, incluyendo temblores, rigidez y problemas de coordinación.
  3. Esclerosis lateral amiotrófica (ELA): También conocida como enfermedad de Lou Gehrig, afecta las neuronas motoras y conduce a la debilidad muscular y la parálisis.
  4. Enfermedad de Huntington: Es una enfermedad hereditaria que afecta el movimiento y la función cognitiva, con síntomas como movimientos incontrolados y cambios de personalidad.
  5. Demencia con cuerpos de Lewy: Se caracteriza por alucinaciones visuales, problemas cognitivos y fluctuaciones en el estado de alerta.
  6. Enfermedad de Parkinson de inicio temprano: Similar a la enfermedad de Parkinson, pero se diagnostica en personas más jóvenes, generalmente antes de los 50 años.
  7. Atrofia multisistémica: Es un grupo de trastornos que afectan las funciones autónomas y motoras, incluyendo la atrofia olivopontocerebelosa (AOP) y la atrofia striatonígrica (ASN).
  8. Enfermedad de la motoneurona: Incluye trastornos como la esclerosis lateral primaria (ELP) y la atrofia muscular espinal (AME), que afectan las neuronas motoras y el control muscular.
  9. Enfermedad de Wilson: Un trastorno metabólico hereditario que puede llevar a la acumulación de cobre en el cuerpo y afectar el hígado y el sistema nervioso.
  10. Enfermedad de Pick: Una forma rara de demencia frontal que afecta la personalidad, el comportamiento y el lenguaje.

Es importante recordar que la gravedad y la progresión de estas enfermedades pueden variar ampliamente entre los individuos, y la investigación médica sigue buscando tratamientos y terapias efectivas para estas afecciones.

Referencias:

  1. Alzheimer’s Association. (2021). 2021 Alzheimer’s disease facts and figures. Alzheimer’s & Dementia, 17(3), 327-406.
  2. Goedert, M. (2015). Alzheimer’s and Parkinson’s diseases: The prion concept in relation to assembled Aβ, tau, and α-synuclein. Science, 349(6248), 1255555.
  3. Hardy, J., & Selkoe, D. J. (2002). The amyloid hypothesis of Alzheimer’s disease: Progress and problems on the road to therapeutics. Science, 297(5580), 353-356.
  4. Kalia, L. V., Lang, A. E., & Hazrati, L. N. (2015). Alpha-synucleinopathy in Parkinson’s disease: Convergent mechanisms and therapeutic targets. The Lancet Neurology, 14(4), 392-404.
  5. Mangialasche, F., Solomon, A., Winblad, B., Mecocci, P., & Kivipelto, M. (2010). Alzheimer’s disease: Clinical trials and drug development. The Lancet Neurology, 9(7), 702-716.
  6. Pringsheim, T., Jette, N., Frolkis, A., Steeves, T. D. L., & The Epidemiology of Dystonia in Adults (Epidaus) Consortium. (2014). The prevalence of Parkinson’s disease: A systematic review and meta-analysis. Movement Disorders, 29(13), 1583-1590.
  7. Ross, C. A., Aylward, E. H., Wild, E. J., Langbehn, D. R., & Long, J. D. (2014). Huntington disease: Natural history, biomarkers and prospects for therapeutics. Nature Reviews Neurology, 10(4), 204-216.
  8. Schapira, A. H. V., & Olanow, C. W. (2004). Neuroprotection in Parkinson disease: Mysteries, myths, and misconceptions. Journal of the American Medical Association, 291(3), 358-364.
  9. Vossel, K. A., Tartaglia, M. C., Nygaard, H. B., Zeman, A. Z., & Miller, B. L. (2017). Epileptic activity in Alzheimer’s disease: Causes and clinical relevance. The Lancet Neurology, 16(4), 311-322.
  10. Vonsattel, J. P. G., & DiFiglia, M. (1998). Huntington disease. Journal of Neuropathology & Experimental Neurology, 57(5), 369-384.

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  • Recursos para Profesionales de la Psicología

DBT para adolescentes con conductas autolesivas (video)

  • David Aparicio
  • 19/10/2023

En esta clase abierta, DBT Iberoamérica presentó las herramientas más importantes para afrontar efectivamente la problemática de autolesiones en adolescentes con desregulación emocional.

¿Qué es la desregulación emocional y cómo se presenta en adolescentes?

La desregulación emocional en adolescentes se refiere a la dificultad que tienen en controlar y manejar adecuadamente sus emociones. Estos jóvenes experimentan cambios emocionales intensos, pueden pasar rápidamente de la tristeza a la ira, la ansiedad o la euforia. La desregulación emocional puede manifestarse a través de comportamientos impulsivos, dificultades para regular la atención y la concentración, así como la tendencia a involucrarse en conductas autodestructivas, como autolesiones. Es importante brindar apoyo y herramientas a los adolescentes para que aprendan a reconocer y regular sus emociones de manera saludable.

DBT (Terapia Conductual Dialéctica) es un enfoque terapéutico que ha demostrado ser eficaz en el tratamiento de la desregulación emocional en adolescentes. Consiste en una combinación de técnicas y estrategias diseñadas para ayudar a los jóvenes a desarrollar habilidades de regulación emocional, manejo del estrés, tolerancia a la frustración y resolución de conflictos.

La DBT en adolescentes se centra en cuatro áreas principales:

  1. Terapia individual: Durante las sesiones individuales, el terapeuta trabaja de manera colaborativa con el adolescente para identificar y abordar los desencadenantes de la desregulación emocional, así como para desarrollar estrategias de afrontamiento saludables.
  2. Grupo de habilidades: El adolescente y sus padres participan juntos en grupos de habilidades que se enfocan en aprender técnicas específicas para manejar las emociones, mejorar la comunicación y fortalecer las relaciones interpersonales.
  3. Coaching telefónico: Se proporciona apoyo adicional al adolescente a través de llamadas telefónicas fuera de las sesiones, lo que ayuda a consolidar las habilidades aprendidas y a manejar situaciones desafiantes en tiempo real.
  4. Consulta en equipo: El terapeuta se reúne periódicamente con otros profesionales para discutir casos y recibir apoyo adicional en la implementación de la DBT.

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  • Neurociencias

La barrera hematoencefálica: protegiendo el tesoro del cerebro

  • David Aparicio
  • 19/10/2023

El cerebro es un órgano asombroso y delicado que juega un papel fundamental en el funcionamiento de nuestro cuerpo. Para protegerlo de sustancias dañinas, existe un sistema de seguridad natural conocido como la barrera hematoencefálica (BHE). Esta barrera es esencial para mantener un ambiente cerebral estable y saludable, y en este artículo, exploraremos qué es la barrera hematoencefálica, cómo funciona y por qué es tan importante.

¿Qué es la barrera hematoencefálica?

La barrera hematoencefálica es una estructura altamente especializada que reviste gran importancia en el correcto funcionamiento del cerebro. Se encuentra conformada por un complejo sistema de células endoteliales y astrocitos que actúan en conjunto para regular el paso de moléculas y sustancias desde la sangre hacia el tejido cerebral.

Este mecanismo de protección tiene como objetivo principal preservar la integridad del cerebro y asegurar un ambiente propicio para su funcionamiento óptimo. La barrera hematoencefálica evita la entrada de agentes tóxicos y patógenos que podrían dañar las delicadas estructuras del sistema nervioso central.

Además, la barrera hematoencefálica tiene una función de filtrado selectivo, permitiendo el paso de nutrientes esenciales, como glucosa y aminoácidos, que son necesarios para el metabolismo energético y el desarrollo neuronal. También facilita el transporte de ciertos compuestos químicos y medicamentos que son indispensables en tratamientos terapéuticos específicos.

¿Cómo funciona la barrera hematoencefálica?

La barrera hematoencefálica (BHE) es un sistema altamente sofisticado que protege y regula el ambiente interno del cerebro. Está compuesta por células endoteliales que recubren los vasos sanguíneos en el cerebro y células gliales, que brindan soporte y regulan la barrera. Las células endoteliales de la BHE están unidas de manera más estrecha que en otros tejidos del cuerpo, gracias a conexiones físicas llamadas uniones estrechas, lo que reduce la permeabilidad de la barrera.

Esta membrana esencial tiene la función de controlar y limitar el paso de moléculas, proteínas y células del sistema circulatorio hacia el cerebro, evitando así la entrada de sustancias dañinas o potencialmente tóxicas. Además, posee una alta densidad de proteínas específicas que actúan como transportadores para permitir la entrada selectiva de nutrientes y moléculas necesarias para el correcto funcionamiento del tejido cerebral.

Una de las características más importantes de la barrera hematoencefálica es su capacidad para expulsar activamente sustancias dañinas que puedan haber cruzado la barrera por error. Esto se logra a través de una serie de mecanismos de transporte que bombean moléculas no deseadas de vuelta al torrente sanguíneo, asegurando así la integridad y pureza del ambiente interno cerebral.

Importancia de la barrera hematoencefálica

La barrera hematoencefálica es fundamental para la salud y el funcionamiento del cerebro por varias razones:

  1. Protección contra toxinas: Bloquea la entrada de toxinas, patógenos y sustancias químicas nocivas que podrían dañar las delicadas células cerebrales.
  2. Mantenimiento del equilibrio químico: Regula cuidadosamente el entorno químico del cerebro al controlar qué sustancias pueden entrar y salir. Esto es esencial para el funcionamiento adecuado de las neuronas y otras células cerebrales.
  3. Prevención de inflamación cerebral: Ayuda a prevenir la inflamación crónica en el cerebro al limitar la entrada de células del sistema inmunológico y proteínas inflamatorias.
  4. Soporte nutricional: Permite la entrada de nutrientes esenciales, como glucosa y aminoácidos, que son necesarios para el metabolismo cerebral.
  5. Aislamiento de neurotransmisores: Mantiene la concentración adecuada de neurotransmisores en el cerebro, lo que es esencial para la comunicación neuronal.

Desafíos y enfermedades relacionadas con la BHE

A pesar de su importancia, la barrera hematoencefálica no es invulnerable y puede verse comprometida en ciertas situaciones. Algunos de los desafíos y condiciones relacionados con la BHE incluyen:

  1. Infecciones: Algunos virus, bacterias y parásitos pueden cruzar la BHE, lo que lleva a infecciones cerebrales potencialmente graves.
  2. Lesiones traumáticas: Un traumatismo craneal puede dañar la barrera y permitir que sustancias dañinas entren en el cerebro.
  3. Enfermedades autoinmunitarias: En condiciones autoinmunitarias, como la esclerosis múltiple, el sistema inmunológico ataca la BHE, aumentando su permeabilidad y provocando inflamación.
  4. Tumores cerebrales: Los tumores cerebrales pueden afectar la BHE y aumentar la permeabilidad, lo que puede afectar negativamente el tejido cerebral circundante.

Investigación y futuro de la barrera hematoencefálica

La barrera hematoencefálica ha sido objeto de un creciente interés en la investigación científica. Los científicos están trabajando en comprender mejor cómo funciona la BHE y cómo se puede fortalecer o modificar de manera selectiva para tratar enfermedades cerebrales.

Uno de los desafíos clave en la investigación de la BHE es encontrar formas de superar su barrera natural para administrar medicamentos con eficacia en el cerebro. Esto es particularmente relevante en el tratamiento de enfermedades neurológicas como el Alzheimer, donde la barrera hematoencefálica a menudo dificulta la llegada de medicamentos al tejido cerebral.

Referencias:

  1. Abbott, N. J., Patabendige, A. A. K., Dolman, D. E. M., Yusof, S. R., & Begley, D. J. (2010). Structure and function of the blood-brain barrier. Neurobiology of Disease, 37(1), 13-25.
  2. Daneman, R., & Prat, A. (2015). The blood-brain barrier. Cold Spring Harbor Perspectives in Biology, 7(1), a020412.
  3. Hawkins, B. T., & Davis, T. P. (2005). The blood-brain barrier/neurovascular unit in health and disease. Pharmacological Reviews, 57(2), 173-185.
  4. Pardridge, W. M. (2012). Drug transport across the blood-brain barrier. Journal of Cerebral Blood Flow & Metabolism, 32(11), 1959-1972.
  5. Zlokovic, B. V. (2008). The blood-brain barrier in health and chronic neurodegenerative disorders. Neuron, 57(2), 178-201.

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  • Artículos Recomendados de la Web

«Ozempic no va a solucionar nuestros prejuicios en torno a la gordura»

  • David Aparicio
  • 18/10/2023

Interesante y extenso artículo en The New York Times acerca de Ozempic, la inyección autoadministrada que está revolucionando las redes sociales como la solución para la obesidad:

Hemos adquirido soltura con el nuevo lenguaje de la farmacología, la diabetes y la pérdida de peso. Ozempic, Wegovy y Mounjaro son parte de nuestro léxico público. Los agonistas del receptor del péptido similar al glucagón tipo 1 (GLP-1) son fármacos que salvan vidas, creados para ayudar a los millones de personas que padecen diabetes tipo 2 y obesidad clínica. Prometen librar a Estados Unidos de la obesidad, si nuestro país consigue hacer asequible la costosa cura.

Pero estos fármacos milagrosos también son una abreviatura de nuestro lenguaje codificado de la vergüenza, el estigma, el estatus y los prejuicios en torno a la gordura. Desenredar esas dos funciones es un problema social que un fármaco milagroso no puede arreglar.

Artículo completo en The New York Times.

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  • Artículos Recomendados de la Web
  • Neurociencias

Baja serotonina y COVID prolongada

  • David Aparicio
  • 18/10/2023

Un científicos propone una nueva explicación para algunos casos de COVID prolongada, relacionándola con niveles más bajos de serotonina en las personas afectadas. En un estudio publicado en la revista Cell, los investigadores sugieren que la disminución de la serotonina podría ser causada por restos del virus que permanecen en los intestinos. Esta reducción de serotonina podría potencialmente explicar los problemas de memoria y ciertos síntomas neurológicos y cognitivos asociados con la COVID prolongada. Artículo completo en The New York Times.

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  • Análisis

Fatiga por compasión en profesionales de salud: la amenaza fantasma

  • Gretel Martinez
  • 18/10/2023

Un lunes típico. Lo llamaron del colegio porque su hijo pegó. Volvieron sus pensamientos de muerte. Foto del bebé de ex paciente que había hecho terapia años atrás y escribe agradeciendo. Adolescente con autolesiones hospitalizado. El TOC hizo que no llegue a tiempo a esa entrevista de trabajo que tanto esperaba y se perdió la oportunidad. Un nuevo alta. Discutió con su pareja, agresiones, intervención de la policía, terminaron. Está en la guardia de la clínica por un pico de estrés que desencadenó un ataque de pánico. Colega pide ayuda en búsqueda de profesionales para derivación porque nadie tiene turnos disponibles. Madre de consultante trae de regalo un chocolate porque nota avances en su niño. Paciente pide sobreturno porque falleció su padre recientemente y se siente especialmente mal. Picaporte roto, paciente con agorafobia casi queda encerrado un instante en el baño del consultorio. Así como alguien se preguntaba ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, yo me pregunto: ¿Pueden los timbres volverse conductistas? este anduvo hoy a puro refuerzo intermitente con los pacientes. Un día típico.

Así puede ilustrarse parte de la cotidianeidad de muchos profesionales de salud (pediatría, psicopedagogía, fonoaudiología, terapia ocupacional y tantos más) donde continuamente se nos presenta un variopinto collage de situaciones y desafíos. Es por lo que obviamente (?) no dudamos en buscar o empezar un curso, posgrado, doctorado (en ocasiones podría decirse, casi casi rozando el consumo problemático) y afines. Si la agenda dice no, tratamos que reconsidere si no habría posibilidad de un hueco para un cursito, un webinar o lo que nos ayude a no perdernos de algo nuevo o algo que pueda servirnos con algún caso, nuevo, complejo, cronificado, etc. En verdad no lo vemos pero en lugar de eso lo que podemos estar perdiendo es la noción de nuestras propias necesidades… Si nos preguntamos ¿qué es lo último que cursé?, no tardará mucho en aparecer ese dato, y si nos preguntamos ¿qué conducta de autocuidado me propuse  y pude hacer hoy? puede que esa respuesta asome con algo de delay.

Al igual que la actividad física, sabemos que el autocuidado es preciso y hace bien pero por algo no lo terminamos haciendo o se nos va cayendo del mapa silenciosamente, sin que lo vayamos notando.

La idea de este artículo es recordar el por qué del autocuidado y el para qué, un horizonte posible y en el mejor de los casos un aspecto a cultivar cada día, a cada momento, como forma de vivir.

Empezando por el principio, la simpatía es “me preocupo por tu sufrimiento”, la empatía es “ siento tu sufrimiento” y la compasión es “quiero aliviar tu sufrimiento” (Stoewen, 2020). 

Charles Figley, define a la fatiga por compasión como un estado de tensión y preocupación por aquellos pacientes traumatizados por que vuelvan a experimentar los eventos traumáticos, por que intenten evitar/adormecer los recordatorios de excitación persistente. El fundador del Instituto de Traumatología de la Universidad de Tulane lo describe como riesgo laboral de cualquier profesional que usa sus emociones, su corazón: “Es como una nube oscura que se cierne sobre tu cabeza, va a donde vayas e invade tus pensamientos” (Clay, R. A., 2022).

Los terapeutas que trabajan con enfermedades crónicas tienden a ignorar sus propias necesidades de autocuidado al centrarse en las necesidades de los clientes. 

La fatiga por compasión se divide en dos partes. La primera se refiere al burnout – sensación de fracaso y una existencia agotada o gastada que resultaba de una sobrecarga por exigencias de energías, recursos personales o fuerza espiritual del trabajador (Freudenberger, 1974) – con agotamiento, frustración, ira y depresión. La segunda, el estrés traumático secundario –  aquellas emociones y conductas resultantes de enterarse de un evento traumático experimentado por otro. Los desastres pueden afectar a nivel psicológico a un amplio espectro de personas: aquellos directamente afectados, aquellos indirectamente afectados (por ejemplo testigos, familiares, etc) y los ayudantes y trabajadores de rescate (Figley, 1983).

A corto plazo, la fatiga por compasión puede ser la base de una serie de problemas de salud física, como dolores de cabeza y migrañas; náuseas, vómitos y diarrea; y dolor crónico y fatiga, todos psicosomáticos. Con cortisol circulante alto, puede aumentar la susceptibilidad a la enfermedad. A largo plazo, la fatiga por compasión puede aumentar la incidencia de enfermedades cardiovasculares, obesidad y diabetes, así como diversas afecciones gastrointestinales y disfunción inmunitaria. Mientras algunas personas manifiestan problemas de salud física, otras manifiestan problemas de salud mental. Además puede conducir a una variedad de afecciones psiquiátricas, que incluyen hipocondría, trastornos disociativos, trastornos del estado de ánimo (p. ej., ansiedad y depresión clínica), adicciones (incluido el tabaquismo, el alcohol, las drogas y el juego), trastornos de la alimentación y trastornos de la personalidad La fatiga por compasión es insidiosa. A medida que cambian las formas de pensar, sentir y comportarse de una persona, y estos cambios afectan la salud física y mental, la capacidad de la persona para llevarse bien todos los días, incluso dentro del lugar de trabajo, se deteriora.

A partir de este fenómeno, surgió un equipo especializado que brinda atención en fatiga por compasión, desarrollado inicialmente para asistir en Oklahoma (EEUU) en su mayoría profesionales de salud retirados que ayudan a la gente en crisis haciendo seguimiento de los eventos traumáticos. Se trata de la Academia de Traumatología de la Cruz Verde que tiene establecidas pautas de autocuidado (2013) que operan como normas. Algunas de ellas son:

  1. No hacerse daño en el cumplimiento del deber al ayudar / tratar a otros; y atender necesidades físicas, sociales, emocionales y espirituales como forma de garantizar servicios de alta calidad para aquellos que buscan apoyo.
  2. No es ético no ocuparse del autocuidado como profesional porque el cuidado personal suficiente evita dañar a aquellos a quienes se asiste.
  3. Responsabilidad del autocuidado: en última instancia, es responsabilidad de cada uno cuidar de sí y ninguna situación ni persona puede justificar descuidarlo.
  4. Derecho universal al bienestar: toda persona que brinda asistencia independientemente de su función o empleador, tiene derecho al bienestar asociado con el cuidado personal.
  5. Hacer un compromiso tangible: escrito, público, específico, y mesurable de actividades de  autocuidado.

De las buenas intenciones a las buenas acciones

Existe un modelo de trabajo para desarrollar la resiliencia a la fatiga por compasión y la promoción de la resiliencia que considera que debe centrarse en educar a las personas sobre los riesgos del estrés traumático secundario y el agotamiento antes de comenzar una carrera en las profesiones de ayuda, antes de que se establezcan firmemente los patrones de creencias y comportamientos de autocuidado (Paiva-Salisbury & Schwanz, 2022). 

En esta misma dirección de prevención, promoción y afrontamiento un artículo llamado ¿Estás experimentando fatiga por compasión? Clay, 2020 brinda las siguientes recomendaciones para desarrollar autocuidado:

Detectar los signos y síntomas: identificar lo que se está experimentarlo es el primer paso. Para esto puede ser de utilidad el inventario online de Professional Quality of Life (proQOL) – Escala de Calidad de Vida Profesional para los Trabajadores de Salud – destinado a profesionales de la salud, trabajadores de servicios sociales, maestros, abogados, respuesta de emergencia, etc., También puede detectarse considerando los siguientes signos (Stoewen, 2020):

  • La persona se enfoca más en la tarea y menos en la emoción, y puede alejarse cada vez más de los demás, aislándose socialmente;
  • Agotamiento físico y emocional “sentirse fatigado en cada célula de su ser” lo que puede afectar significativamente el pensamiento, los sentimientos y el comportamiento.
  • Emociones negativas, como ira, molestia, intolerancia, irritabilidad, escepticismo, cinismo, amargura y resentimiento. Suelen conducir a problemas interpersonales, incluidas dificultades para llevarse bien con los demás y problemas con la intimidad, lo que resulta en sentimientos heridos, decepciones y desconexión. 
  • Puede haber cambios de humor, llanto, ansiedad, miedos irracionales, melancolía, tristeza y desesperación y, en algunos casos, incluso pensamientos o gestos suicidas.
  • Puede haber cambios en el funcionamiento cognitivo. La capacidad de pensar con claridad, usar el buen juicio y tomar decisiones puede disminuir. Puede resultar difícil concentrarse en las tareas. Puede haber lapsos de memoria u olvidos. Con el tiempo, la persona puede desarrollar una imagen negativa de sí misma y sentimientos de insuficiencia e impotencia.

Hacer del autocuidado parte de la rutina: Un buen cuidado personal significa desarrollar una rutina que haga que cada día sea predecible, incluidos los cinco grandes del cuidado personal: sueño reparador, nutrición saludable, actividad física, relajación y socialización. (Clay, 2020).

Revisar las creencias personales sobre el autocuidado: Ponerse la propia máscara de oxígeno antes de ayudar a los demás nos recuerda la importancia de las creencias que tenemos respecto del cuidado impulsan a desarrollar (o no) conductas comprometidas. Jugar, ver películas divertidas y cosas por el estilo puede reponer la energía necesaria para ayudar a los demás, incluso una pequeña dosis de emoción positiva, como contemplar la naturaleza, puede ayudar. Acerca de las creencias de los psicoterapeutas, Geraldine Panelli (2022) concluye que a mayor presencia de flexibilidad psicológica, menor nivel de fatiga por compasión (Ver artículo ¿Cómo se relacionan la calidad de vida y la flexibilidad psicológica de los y las profesionales de la salud?).

Practicar la autocompasión: “Los psicólogos suelen ser las rocas en el río de la incertidumbre de la vida de nuestros pacientes, pero en este momento, estamos en ese río con ellos” refiriendo a que actualmente experimentan los mismos problemas que sus pacientes (preocupaciones sobre inseguridad, incertidumbre, preocupaciones económicas y poco tiempo). Con tendencia a ser «sobre afrontadores”, capaces de trabajar muy duro y obtener excelentes resultados pero son muy exigentes y muy enfocados en la perfección de lo que ofrecen, hasta el punto del agotamiento total. Es importante que los psicólogos se tomen el tiempo para reflexionar, solos, con un colega de confianza, un líder religioso o un terapeuta, sobre cualquier hecho que esté surgiendo al acompañar a un paciente ya que es una experiencia humana y los psicólogos, también lo son.

Crear comunidad: El ejercicio en la clínica puede ser solitario, por lo que conectarse con otras personas de ideas afines es otra estrategia que puede ayudar a prevenir la fatiga por compasión. Para esto es de utilidad la supervisión regular, grupos de estudio, intercambio con colegas.

Ayuda mutua: Normalizar el desgaste, hablar de las luchas que implica el ejercicio profesional y aceptar ayuda es una forma más de autocuidado. 

Satisfacción de la compasión: Centrarse en la gratitud y las victorias es poder cultivar el aspecto positivo de la compasión, el inspirador y salutógeno. 

…¿El jefe que me gustaría tener es el que estoy siendo conmigo mismo?… Puede mejorar desde hoy. De la autocompasión a la acción.

Referencias:

  • Clay, R. A. (2020). Are you experiencing compassion fatigue? American Psychological Association. Recuperado el 28 de Agosto de 2023 de https://www.apa.org/topics/covid-19/compassion-fatigue
  • Freudenberger, H. J. (1974). Staff burnout. Journal of Social Issues, 30(1), 159-165.
  • Figley, C.R. (1983). The family as victim: Mental health implications. En P. Berner (ed.). Proceedings of the VII world congress of psychiatry. London: Plenum
  • Figley C. R. (2002). Compassion fatigue: psychotherapists’ chronic lack of self care. Journal of clinical psychology, 58(11), 1433–1441. https://doi.org/10.1002/jclp.10090
  • Green Cross Academy of Traumatology. Standards of self care. 2010. Recuperado el 28 de Agosto de 2023 de https://greencross.org/?option=com_content&view=article&id=183&Itemid=123
  • Moreno-Jimenez, Bernardo & Garrosa, Eva & Morante Benadero, Maria & Novoa, María & Carvajal, Raquel. (2004). El estrés traumático secundario. Evaluación, prevención e intervención. Terapia Psicológica. 
  • Paiva-Salisbury, Melissa & Schwanz, Kerry. (2022). Before They Crash and Burn (Out): A Compassion Fatigue Resilience Model. 10.55504/2578-9333.1100.
  • Panelli, Geraldine (2022). ¿Cómo se relacionan la calidad de vida y la flexibilidad psicológica de los y las profesionales de la salud?. Revista Psyciencia. Recuperado el 18/08/23 de https://www.psyciencia.com/flexibilidad-psicologica-calidad-de-vida-profesionales-salud/
  • Stamm, Beth. (2010). The Concise ProQOL Manual: The concise manual for the Professional Quality of Life Scale , 2 nd Edition.
  • Stoewen, Debbie. (2017). Veterinary Wellness Bien-être vétérinaire Dimensions of wellness: Change your habits, change your life. The Canadian veterinary journal. La revue veterinaire canadienne. 58. 861.
  • Stoewen Debbie (2020). Moving from compassion fatigue to compassion resilience Part 4: Signs and consequences of compassion fatigue. Can Vet J. 2020 Nov;61(11):1207-1209. PMID: 33149360; PMCID: PMC7560777.
  • Waris Nawaz M, Imtiaz S, Kausar E. Self-care of Frontline Health Care Workers: During COVID-19 Pandemic. Psychiatr Danub. 2020 Autumn-Winter;32(3-4):557-562. doi: 10.24869/psyd.2020.557. PMID: 33370766.

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