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Análisis

356 Publicaciones
  • Análisis

Qué hacer cuando tu mundo se está desmoronando

  • 21/03/2022
  • Equipo de Redacción

Artículo publicado por Steven Hayes en su boletín para psicólogos clínicos. Puedes registrarte aquí.

Hay pocos eventos tan traumáticos como la guerra.

Como soldado, te enfrentas constantemente a las probabilidades de muerte o lesiones graves, mientras se te ordena infligir esas mismas probabilidades a los soldados enemigos. Como refugiado, tienes que abandonar la vida tal como la conocías, junto con la mayoría de tus pertenencias y, a menudo, incluso con tus seres queridos. Y si logras salir con vida, es probable que obtengas heridas psicológicas que te afectarán por el resto de tu vida. La profundidad del sufrimiento de los involucrados es difícil de comprender. Incluso cuando estás sentado en la comodidad de tu hogar, a miles de kilómetros de distancia de cualquier conflicto, la guerra aún puede dejar una marca desagradable.

Al despertar, puede consultar las últimas noticias. ¿Cuántas personas murieron anoche? ¿Cuántos edificios fueron destruidos? Todas estas imágenes de dolor, destrucción y sufrimiento, enviadas directamente a su teléfono. No puedes alimentarte con toda esta información y esperar que no te afecte.

El otro día, vi un video de un niño que casi muere, hablando desde una cama en un sótano, diciendo «Tengo frío» a través de vendajes ensangrentados. Esa imagen se quedó conmigo como una pesadilla.

Crisis como estas pueden tener un costo psicológico enorme, ya sea que esté en la zona de guerra o vea los eventos desde lejos. Y cuando el estrés sea demasiado, tu cuerpo lo notará.

Tu pecho comienza a sentirse pesado, tu estómago comienza a contraerse y su respiración se vuelve corta y superficial. Se siente inquieto, se irrita con facilidad y puede tener ganas de llorar, aunque no se le salgan las lágrimas. Las formas en que procesamos crisis como estas son múltiples. Sin embargo, no estamos indefensos, porque la ciencia psicológica ha investigado durante mucho tiempo qué podemos hacer cuando nuestro mundo se desmorona. Y después de décadas de estudio, finalmente hemos encontrado respuestas.

Cuando una tormenta azota la tierra, algunos árboles se caen fácilmente, mientras que otros permanecen en pie. Pueden parecer indistinguibles desde el exterior, pero cuando miras debajo, puedes ver la diferencia. Esos árboles que todavía están en pie han echado raíces a lo largo y ancho, y se doblan ligeramente con el viento. Y esto es lo que los hizo resistentes: una combinación de fuerza y ​​flexibilidad. De manera similar, cuando se presenta una tormenta emocional, puedes mantenerte firme extendiendo tus raíces y conectándote a tierra, mientras aún te conmueve el dolor.

Así puedes hacerlo:

Paso #1: Nota la tormenta

El primer paso es notar la tormenta. Pueden aparecer preocupaciones sobre el futuro. Lamentos por el pasado. Sentimientos difíciles como tristeza, ira, frustración o desesperación. Todo aparece por completo, y puede derribarte. El primer paso es darse cuenta de que estas cosas están sucediendo, aquí y ahora. Incluso puedes reconocerte a ti mismo «Ah, hay una tormenta».

Paso #2: Conéctate con tu interior

El segundo paso es conectarte con tu interior. ¿Qué pensamientos están apareciendo? ¿Qué sentimientos? ¿Dónde puedo notar estos sentimientos? ¿Y qué más puedo sentir en mi cuerpo? Reduzca la velocidad y explore lo que pueda aparecer dentro de usted. Piensa en ti mismo como un científico curioso que simplemente quiere tomar nota de lo que sea que esté allí, sin juzgarlo.

Paso #3: Conéctate con tu exterior

El tercer paso es conectarse con su exterior. Nombra cinco cosas que puedas ver. Nombra tres cosas que puedas escuchar. Ahora, ¿qué puedes oler? ¿Y qué puedes degustar? Fíjate dónde estás y qué estás haciendo. Incluso puede tocar una superficie cercana o cualquier objeto a su alcance. Note lo que se siente. Date cuenta de que estás aquí ahora mismo y que hay un mundo frente a ti.

Cuando te pones a tierra de esta manera, de una manera fuerte pero flexible, manejas el estrés de manera mucho más efectiva. En lugar de dejar que la tormenta te atrape, te vuelves a conectar contigo mismo y con tu entorno, lo que te permite relacionarte con el mundo de la forma que elijas.

La puesta a tierra no hace que la tormenta desaparezca. Sin embargo, lo que hace es mantenerte estable y flexible hasta que pase la tormenta. Y si la tormenta te agarra 1000 veces, te pones a tierra y sientes la tormenta 1000 veces. No es resistencia; no es una pelea. Es estar con lo que está pasando sin sentirse abrumado.

¿Y esto ayuda, incluso en tiempos de guerra? Sí, lo hace.

No me creas, cree en la principal entidad de salud pública del mundo: la Organización Mundial de la Salud (OMS). Después de una exhaustiva investigación controlada sobre cómo las personas pueden mantener la salud psicológica incluso en medio de la guerra y otras crisis, la OMS ha publicado un protocolo de autoayuda ACT para ayudar a cualquier persona que experimente una crisis, de cualquier tipo. Habla más en profundidad sobre la técnica detrás de este artículo, y mucho más. Puedes acceder a él haciendo clic aquí.

  • Análisis

¿Qué es la psicología del deporte?

  • 15/03/2022
  • Laura Ruiz
cheerful black couple jogging in snowy park

La psicología es la ciencia que se encarga del estudio de la conducta y al hablar de psicología del deporte nos referimos a la rama que se dedica a todo lo concerniente al deporte y/o la actividad física que puede realizar cualquier persona. 

En su momento, la psicología se unió al deporte a través de las interacciones de los entrenadores de diversas disciplinas, quienes consultaban con los psicólogos acerca de temas relacionados con la motivación, la ansiedad y otros aspectos que afectaban de manera directa a sus atletas. 

“Creo que la salud mental es más importante en los deportes en este momento.”, Simone Biles.

Aunque se trata de una ciencia relativamente nueva, la psicología del deporte ha logrado ganar un respetable puesto dentro de este ámbito, ayudando a potenciar el avance del deporte al comprender, estudiar y abordar una arista más de la complejidad de los atletas y de cada disciplina en particular. 

Qué aporta la psicología al deporte

La psicología del deporte se encarga de estudiar a cada persona desde su ámbito deportivo, con la finalidad de evaluar e intervenir a nivel emocional, cognitivo y conductual. El objetivo es mejorar la motivación e incrementar su rendimiento a través de la comprensión de los fenómenos psicológicos que se presentan en cada caso, entendiendo que cada atleta es diferente.

La psicóloga deportiva tiene como función ayudar al atleta con ejercicios que le permitan superar los obstáculos que pueden estar interfiriendo en su rendimiento, al mismo tiempo que crea junto con el/la atleta, estrategias que le sirvan para mejorar su desempeño en la disciplina a la cual pertenece.

A nivel nacional e internacional, la psicología del deporte se ha integrado cada vez más al universo preparatorio y competitivo, con la finalidad de potenciar los resultados, permitiéndoles un mayor autoconocimiento a la par que les ofrece diversas estrategias y técnicas para manejar tópicos como el estrés y el autocontrol. 

Además de todo esto, la psicología deportiva se encarga de promover la salud mental y emocional. Es bien sabido que las afecciones emocionales intervienen de manera directa en la conducta y el desempeño, y el deporte no es la excepción. 

La psicología del deporte: definición

Así, la psicología del deporte, también conocida como psicología deportiva, es la rama de la psicología que tiene como objeto de estudio todos los aspectos emocionales (sentimientos y emociones), conductuales (acciones) y cognitivos (pensamientos, memoria, razonamiento, etc.) dentro del contexto de cualquier disciplina deportiva, incluyendo cualquier tipo de actividad física.

Todo esto desde una óptica científica que permite explicar, comprender, predecir y abordar el desempeño de un atleta y prevenir problemas futuros de salud mental/emocional que puedan afectarlo. Su finalidad es, por ende, la búsqueda de un bienestar integral para los deportistas. 

Áreas de aplicación de la psicología del deporte

La psicología del deporte tiene dos principales áreas de aplicación: 

  • Terapia: Se dedica a evaluar a los deportistas en relación con su mundo emocional, a fin de poder intervenir en cualquier tipo de problema que pueda estar presente o que el especialista determine que pueda presentarse a futuro. La depresión, la ansiedad, el estrés o los problemas de autoestima, entre otros, pueden llegar a impactar de manera negativa el desempeño del atleta. Además, se busca también tener un efecto positivo en la vida general del deportista.
  • Orientación: Dedica su tiempo a la evaluación del desempeño del atleta o del equipo, según sea el caso. Identifica los puntos fuertes para potenciarlos y las debilidades para fortalecerlas desde las cualidades o habilidades de cada una de las personas involucradas.  Muchas veces se les conoce con el nombre de asesor, asesora o coach deportivo, y de manera general, trabajan en conjunto con otros especialistas, realizando un abordaje interdisciplinario para lograr mejores resultados con el/la o los deportistas. 

¿Cómo se trabaja en psicología del deporte?

Las funciones que debe cumplir el psicólogo que se especializa en deporte comienzan con la evaluación de los deportistas, con la finalidad de poder realizar un diagnóstico completo del caso. Para esto se utilizan las mismas herramientas de evaluación que en cualquier otra rama de la psicología, según afirma Cox en el libro Psicología del deporte, conceptos y sus aplicaciones (2008).

Esto significa la aplicación de pruebas y entrevistas. La observación es un factor importante que ayuda a evaluar a los atletas, siendo un recurso ampliamente utilizado dentro del proceso de diagnóstico. 

Una vez hecho esto, la función del psicólogo continúa con la creación de estrategias que le sirvan al atleta para mejorar su rendimiento, control emocional y concentración al momento de la competición, además de potenciar la motivación al logro.  

Entre sus actividades se incluye también la elaboración de informes para el trabajo individual o grupal y el abordaje multidisciplinario en muchos casos, que permite la programación de actividades que ayuden a mejorar los resultados del deportista.

“Tenemos que proteger nuestras mentes y nuestros cuerpos, y no solamente salir y hacer lo que el mundo quiere que hagamos”, Simone Biles.

¿En qué momentos te puede ayudar la psicología del deporte?

No es necesario esperar que algo malo suceda para solicitar ayuda psicológica. Lo ideal es que entre el equipo siempre un especialista en el área de salud mental. 

Puedes utilizar este recurso cuando necesites ayuda para conocerte mejor, ser consciente de tus debilidades y fortalezas y trabajar en ellas. Además, proporciona técnicas para mejorar tus habilidades en el manejo del estrés, un tema común entre los deportistas y más cuando se trata de atletas de alto rendimiento. 

Finalmente, obviamente es necesaria la intervención de un psicólogo del deporte en aquellos casos en los que las emociones o pensamientos afectan de manera directa el desempeño en tu disciplina, siendo imprescindible el apoyo psicológico. 

Referencia bibliográfica: Cox, R. H. (2008). Psicología del deporte: conceptos y sus aplicaciones. Ed. Médica Panamericana.

  • Análisis

Un balance de la terapia ABA, por un autista adulto

  • 15/03/2022
  • Mauro Colombo

Nota aclaratoria: Si bien los modelos basados en ABA son los que mayor evidencia empírica poseen para el abordaje del autismo, es frecuente encontrar movimientos de “Stop ABA” en redes sociales, compuestos mayormente por autistas adultos.

A continuación, están los argumentos de una mujer autista sobre ABA, que lo utiliza para el abordaje de su hijo. Si una de las premisas en torno al autismo es que hay que escuchar a los autistas, ser coherente con dicha postura implica escuchar ambos lados de la campana, y no solo el que ratifica nuestras opiniones previas.

“Estás torturando a tu hijo con la terapia ABA”

Al igual que en la sociedad en general, la comunidad de autistas no está unificada en sus creencias sobre el autismo. La primera vez que mencioné la terapia ABA (Análisis Conductual Aplicado) en mi blog, solo pasaron unos minutos antes de que alguien me dijera: «Estás torturando a tu hijo con la terapia ABA». Esto no fue una sorpresa. Incluso antes de que Charlie fuera diagnosticado con autismo, busqué en la web opciones de terapia y descubrí que ABA no era del agrado de todos. ABA es la terapia número uno recomendada por expertos médicos para niños en el espectro del autismo, sin embargo, muchos autistas rechazan esa conclusión. Como adulto autista, veo ambos lados del argumento, pero en general estoy a favor de la terapia ABA.

Terapia ABA antes y ahora

Es necesario un poco de contexto aquí. La terapia ABA ha evolucionado enormemente a lo largo de los años. No es lo mismo que hace 60 años cuando el Dr. O. Ivar Lovaas diseñó las primeras implementaciones de ABA para ayudar a las personas autistas. Lo hizo basándose en los principios desarrollados por el famoso psicólogo B. F. Skinner, que se encuentran en su libro, publicado en 1938, La conducta de los organismos. En ese entonces, usaban la repetición robótica de pruebas de aprendizaje realizadas en salas estériles y administraban castigos para ayudar a las personas autistas a aprender habilidades nuevas y apropiadas. En el conductismo temprano, las recompensas y los castigos se usaban por igual. Más tarde, quedó claro que las recompensas funcionaban mejor que el castigo, y el castigo, aunque podría haber fomentado el aprendizaje para algunos, también producía miedo. Los métodos utilizados para ayudar a las personas con autismo en la actualidad han cambiado tanto desde los experimentos iniciales de Lovaas que es injusto que incluso lleven el mismo nombre.

Nota del “traductor”: Incluso el modelo derivado de Lovaas ha cambiado notablemente a lo largo de los años, actualizando su forma de enseñanza, retirando los castigos de sus enseñanzas y basando las mismas en el reforzamiento positivo. El término recompensa, por otro lado, no es correcto desde el punto de vista teórico. Sí lo es en cambio reforzamiento. 

Terapia ABA basada en el juego

La terapia ABA de Charlie se basa en el juego. No hay castigos. Los terapeutas pueden darle una consecuencia a Charlie al quitarle un juguete si los golpea o grita, pero la mayoría de los padres hacen eso con sus hijos, ya sea que sean autistas o no.

ABA no es de «una talla para todos» y un buen BCBA (analista del comportamiento certificado) trabajará duro para desarrollar el mejor programa para un niño. Por ejemplo, queríamos que Charlie ganara más independencia, por lo que nuestro BCBA diseñó un programa para enseñarle a cepillarse los dientes y otro para enseñarle a vestirse solo. No hay castigo si no puede hacerlo, pero si lo hace, obtiene la recompensa que le interese en ese momento. Algunas semanas esa podría ser su tableta. Otras semanas puede ser una cucharadita de Nutella o una galleta.

¿La terapia ABA es capacitista?

La mayor crítica sobre la terapia ABA es el capacitismo, la discriminación a favor de las personas sin discapacidad. No estoy de acuerdo con que la terapia ABA sea capacitista. Puedes ayudar a alguien sin cambiar quiénes son. Charlie no está en terapia ABA porque queremos que sea normal. Queremos que sea seguro, independiente y que aprenda a comunicarse, para disminuir su, y sí, nuestra frustración. Queremos desvanecer los comportamientos menos funcionales y peligrosos, como jugar con la caja de arena de los gatos, tragar piedras y correr por la calle, para darle una mejor oportunidad en la vida. No estoy tratando de «arreglar» el autismo de Charlie.

La terapia está aquí para hacerle la vida más fácil brindándole formas de comunicarse y, lo que es más importante, manteniéndolo a salvo. Si es necesario darle una galleta para que detenga estos comportamientos peligrosos y aprenda a cuidarse a sí mismo, así como a comunicarse, entonces estoy de acuerdo con eso.

ABA y las historias de terror 

Todos los que trabajan con Charlie son increíbles. Pero no todos los BCBA, terapeutas y centros de terapia son excelentes. Algunos de ellos están mal administrados y los métodos utilizados son imprecisos y casi abusivos. Aunque esto se está volviendo menos común, puede explicar las historias de terror ABA más actuales que lees en Internet. Es importante que los padres elijan un centro ABA que se alinee con sus valores, un lugar donde los terapeutas y los BCBA los escuchen cuando tengan inquietudes o no se sientan cómodos con la forma en que se enseña una habilidad específica.

Terapia ABA y stimming (autoestimulación) 

Por otro lado, hay una parte de mí que ve cómo la terapia ABA a veces puede ser dañina para las personas autistas. Por ejemplo, algunos terapeutas de ABA pueden evitar que un niño agite las manos o se balancee. Para mí, no hay nada de malo en estas autoestimulaciones siempre y cuando no se interpongan en el aprendizaje. En la escuela, es de esperar que los maestros enseñen a los otros niños lo que significa, en lugar de intentar que Charlie se detenga porque los otros niños no lo entienden.

Pero también lo entiendo, la estimulación constante puede evitar que un niño se concentre en clase. No creo que nosotros, las personas autistas, debamos cambiar para encajar con las personas neurotípicas, pero también quiero que Charlie tenga todas las oportunidades que pueda tener para aprender, y tal vez eso signifique evitar que aprenda en ciertas situaciones. El equilibrio entre querer que las personas acepten los comportamientos no dañinos que los autistas suelen emitir y querer que Charlie sea aceptado y pueda concentrarse en situaciones de la vida real, a veces es difícil de encontrar. 

Sí a la terapia ABA con ciertas condiciones 

La terapia ABA ha sido de gran ayuda para Charlie y para nosotros. Me entristece la poca importancia que se le da a los padres de niños autistas. Tengo esa sensación repugnante en el estómago cuando la gente me dice que estoy torturando a Charlie con ABA y que aprender a comunicarse y desarrollar habilidades de cuidado personal no es importante porque lo que importa es que sea feliz. Charlie está perfectamente feliz jugando en la caja de arena del gato. Charlie está feliz golpeándose la cabeza contra la pared. Charlie está feliz corriendo en la calle frente a los autos.

¿Qué hay de la seguridad de Charlie? ¿Y yo como madre, debo dejar que mi hijo se ponga en peligro porque es feliz? Charlie tampoco es feliz cuando no puede comunicarse ni hacerse escuchar. Gracias a sus terapeutas de ABA, Charlie ahora puede comunicar sus necesidades básicas con una aplicación en su iPad, llamada ProloQuo2go.

Estaba perdido antes de que la terapia ABA entrara en nuestra vida. No hay forma de que hubiera logrado lo que los terapeutas de Charlie hicieron por él, por mi cuenta. Un niño autista crece en un mundo compuesto casi por completo de personas neurotípicas, y tienen que aprender a funcionar dentro de él. El objetivo final de ABA es ayudar a las personas autistas a vivir una vida independiente, segura y feliz en este mundo, y creo que eso es maravilloso. Si bien entiendo algunas de las preocupaciones con la terapia ABA, en mi opinión, cuando se hace bien, administrada por personas comprensivas que están abiertas a la crítica y que tienen en mente el mejor interés del niño, ABA es la mejor terapia para niños en el espectro del autismo.

¿ABA causa TEPT? No, pueden leer sobre como ese único estudio es defectuoso y fue desacreditado aquí. 

Nota del traductor: También pueden leer en castellano este artículo publicado en Psyciencia sobre el mismo tema.  

Fuente: The Autism Cafe

  • Análisis

Certificaciones para analistas conductuales

  • 09/03/2022
  • Alejandra Alonso
man lying on certificates

Esta semana ABA España notificó, en su cuenta de Instagram, que el Behavioral Intervention Certification Council (BICC) permitirá a las personas de habla hispana tomar el examen para sus certificaciones en español. Es una muy buena noticia para todas las personas que estén buscando alguna certificación como analistas de conducta. Anteriormente, la BACB permitía tomar el examen para su certificación en español, pero a partir de este año solo se puede tomar en inglés, es por eso que nos alegra la noticia de que el BICC tendrá la opción de un examen en español.

También queríamos aprovechar esta publicación para contarte brevemente cuáles son algunas de las certificaciones que existen y dónde puedes encontrar más información sobre ellas.

En general, las certificaciones requieren que las personas que van a aplicar cuenten con:

  1. Maestría o doctorado.
  2. Determinadas horas de cursos sobre ABA aprobados por cada institución.
  3. Determinadas horas de prácticas supervisadas (dependiendo de la certificación que se busque). Generalmente dichas prácticas cuentan las instancias de evaluación y planificación además del trabajo uno a uno con un cliente.
  4. Conocimiento del código de ética.
  5. Pasar un examen.

Behavior Analyst Certification Board (BACB)

Se estableció en 1998 y fue acreditado por el NCCA. Sin embargo, desde el 1 de Enero de 2023 no podrán aplicar a esta certificación personas que no residan en Estados Unidos, Canadá, Australia y el Reino Unido. Además, a partir de Enero del 2022, ya no realizan exámenes en versiones traducidas (entre ellas el español). Puedes encontrar más información (en inglés) aquí. Ofrece cuatro clases de certificaciones:

  1. Registered Behavior Technician (RBT)
  2. Board Certified assistant Behavior Analyst (BCaBA)
  3. Board Certified Behavior Analyst (BCBA)
  4. Board Certified Behavior Analyst-Doctoral (BCBA-D)

Qualified Applied Behavior Analysis (QABA)

Se establece en 2012, es acreditada internacionalmente por ANSI y ofrece la oportunidad de tomar los exámenes en línea. El QABA tiene las certificaciones que se nombran a continuación:

  1. Applied Behavior Analysis Technician (ABAT)
  2. Supervisory-qualified Qualified Autism Services Practitioner (QASP-S)
  3. Qualified Behavior Analyst (QBA)

Behavior Intervention Certification Council (BICC)

Establecida en 2013 y acreditada por el NCCA. Puedes encontrar más información (en inglés) aquí. Recientemente ABA España anunció que para estas certificaciones podrá tomarse el examen en español. Puedes aplicar a dos tipos de certificaciones:

  1. Board Certified Autism Professional (BCAP)
  2. Board Certified Autism Technician (BCAT)

International Behavior Analysis Organization (IBAO)

Cuenta con analistas conductuales de 25 países diferentes, puedes encontrar más información aquí. Las certificaciones ofrecidas por esta institución son dos:

  1. International Behavior Analyst (IBA)
  2. International Behavior Therapist (IBT)

Cursos certificados en español

Algunos de los cursos certificados que puedes tomar para acceder a las certificaciones, que además son en español y pueden ser tomados totalmente en línea, son los ofrecidos por:

  1. ABASCOOL: su curso está verificado por la ABAI y su contenido está aprobado por IBAO. Dan un título de master propio por la Universidad Complutense de Madrid.
  2. ABA España: su curso está verificado por la ABAI y por QABA y su contenido está aprobado por la IBAO.
  3. ABA en casa: recientemente comenzó una especialización en Análisis Conductual Aplicado, cuyo contenido está aprobado por QABA e IBAO.
  • Análisis

Tratamiento de la postergación: La perspectiva experimental

  • 08/03/2022
  • José Dahab

Es frecuente que la postergación sea una conducta problema que se presenta con mucha frecuencia, incluso en diagnósticos variopintos como los trastornos de ansiedad, depresión, esquizofrenia, trastornos adaptativos, adicciones, etc.

La hipótesis del «boicoteador» es una de las tantas teorías simplistas que aluden a la existencia de un «hombrecillo» dentro que no desea ejecutar. La «fuerza de voluntad» es una forma de enunciación de la cultura, cuando no se realiza acciones en determinada dirección.

Lamentablemente, ser consciente o inconsciente de la postergación, desear o no, no es condición suficientemente para la modificación de la conducta. Es una teoría bella, pero muy simplista

Veremos en el presente artículo variables generales que se aplican en tratamientos psicológicos basados predominantemente en la perspectiva experimental y en modelos de condicionamiento. Estas variables no son meras ideas del terapeuta de turno y no dependen de ninguna terapia, escuela u orientación de psicoterapia. Son aplicaciones de los principios de aprendizaje y conducta, es decir de la psicología.

Reforzamiento de lo pendiente

Una manera de reducir la postergación, es generar la «estimulación»; es decir, ejecutar algo pendiente antes que una conducta placentera. Si está pendiente leer, estudiar solo 2 páginas y luego ver 15 minutos de serie, escribir antes de almorzar. También puede hacerse simultáneamente. Es hacer bicicleta fija decir estudiar y ver TV., etc.

Para que un reforzador positivo genere efectos en la conducta pendiente es necesario que se presente luego de ella. Si el reforzador positivo aparece indiscriminadamente cuando se está recostado en la cama, cuando se está sentado viendo el celular, o ante conductas pasivas en general, pierde potencia, es decir pierde efecto de reforzamiento cuando se quiera asociar. Para la reducción de la postergación, primero lo pendiente luego lo placentero.

Ejecución de actividades simples para iniciar

Para disminuir la postergación es útil imaginar que se realizará acciones simples. Y luego se hará lo placentero. Ej. Leer una página, luego desayunar; caminar una cuadra, luego ver el celular; Pagar un solo impuesto, luego ver serie.

Es frecuente que la acción inicial derive en mayor cantidad de ejecución. Por ejemplo: Si imagino que se lavará los dientes solo 5 segundos, pero se realizó más de un minuto. Si imagino que se guardará solamente una prenda, pero se guardaron cinco. Si imagino que se lavará solo un plato, aunque durante la ejecución se lavaron todos.

Dicho en criollo, cuesta más el arranque de la posterior ejecución. Dar el paso inicial, es lo más difícil. Una vez realizado, las consecuencias de reforzamiento, van manteniendo la actividad.

Privación del reforzamiento

Privar de acceso a reforzamiento a determinadas conductas de ocio, incrementa la probabilidad de ejecutar conductas diferentes. Si se está mucho tiempo viendo series, YouTube, TV, memes, etc. Apagar las pantallas, es privar el reforzamiento del ocio. Esto incrementa la probabilidad de ejecución de postergaciones ej. cocinar, estudiar, pagar servicios, guardar la ropa, etc. El cerebro propicia la actividad y la conducta de ocio, disminuye. Una vez ejecutado lo pendiente, se tiene acceso al reforzamiento, a la ejecución de actividades placenteras.

Magnitud de la conducta

Para reducir la postergación, es necesario imaginar que se harán conductas mínimas, concisas, breves. Si imagina que la conducta requiere mucho esfuerzo, disminuye la probabilidad de ejecutarse. «Me da paja», «No tengo ganas», «No tengo fuerzas», etc. son verbalizaciones típicas de los casos de depresión.

La instrucción es: no imagine que lavará todo, imagine que lavará un solo plato; no imagine que guardará toda la ropa, imagine que guardará solo una prenda; no imagine que caminará 20 cuadras, sino una; no imagine que se lavará los dientes 3′, sino 30″; no imagine que estudiará todo el capítulo, imagine que leerá solo dos párrafos; no imagine que hará todos los pagos, sino que solo pagará un impuesto; etc.; una vez realizada dicha unidad de conducta pendiente, realice una actividad placentera.

Motivación: “la trampa de las ganas”

«No tengo ganas, «no lo siento», «no me fluye», «me da paja», etc. Estas frases son ejemplos de cómo las personas esperan sentir emoción para hacer una actividad pendiente. La conducta es espontánea, cuando hay una necesidad, ejemplo, hace mucho calor, se está transpirado, entonces el cuerpo transpira e instiga el baño, la ducha, la pileta, etc. Hay una fecha de vencimiento, y ese estímulo instiga el pago de un impuesto. Al otro día es el examen, se estudia espontáneamente más que cuando falta dos meses para el mismo. Eso es normal, grosso modo, la conducta es función del estímulo. Obviamente, para reducir el estrés, se sugiere no postergar y no dejar todo para último momento. En el consultorio no se utilizan palancas ni se dan reforzadores cada vez que el paciente dice que hizo algo. La conducta emitida incrementa su ocurrencia, pues conduce a resultados inherentes a su ejecución. Por ejemplo: Una persona estudia más, debido a que en los exámenes obtiene buenas calificaciones. Una persona va al gimnasio debido a que baja de peso. Se guarda la ropa, para que la misma no se arrugue, etc.

Es decir, muchas conductas se ejecutan «sin ganas». Lo que suele ocurrir es que cuesta el arranque, aunque luego de emitida la conducta, se incrementa el deseo de permanencia y ejecución de la actividad pendiente. Lo que significa que no hay que esperar a que aparezcan espontáneamente las ganas, el deseo, la motivación.

Cuando las personas dicen, «no tengo fuerzas» es necesario que imagine antes de la ejecución, conductas mínimas. Ej. Lavaré un solo plato, estudiaré una página, caminar solo una cuadra, etc. La improvisación y las unidades de conducta, disminuyen la sensación de esfuerzo que conlleva hacer todo junto. Entonces, esperar las ganas espontáneas, es un error, pues estas no aparecerán si no hay una necesidad orgánica o ambiental situacional. Es a la inversa, las ganas, vendrán después, con la ejecución. Como se dice popularmente, «las ganas vienen haciendo”. En el marco de la intervención es un error técnico frecuente es decirle al paciente que accione si tiene motivación, omitiendo que no ejecuta no porque no lo desee o sea consciente o inconsciente de eso, sino porque no puede.

Conductas mínimas e inmediatas

Para el hábito de posponer, un error frecuente es imaginar que se hará todo junto. Ej. Se pagarán todos los impuestos, se acomodará toda la casa, se estudiará 3 horas, etc. Error. Es necesario imaginar ejecuciones simples, concisas. Imaginar conductas de alto esfuerzo, disminuye la improvisación. A medida que se ejecute unidades de conducta simples, habrá reforzamiento de las consecuencias ambientales. Y luego vendrá un cambio emocional. De modo muy estrecho a esta instrucción, la Inmediatez, la improvisación y la brevedad en ejecución son muy útiles, para iniciar la actividad pendiente. Como dice el refrán “para hacer un largo camino, hay que dar el primer paso”. En problemas simples, cotidianos, es más útil «No pensar demasiado» y hacer ahora y conciso.

¿Emoción o ejecución?

Las emociones nos indican que camino acercarse y cuál alejarse. Eso es normal. Aunque a veces, las emociones son efecto de interpretaciones y esa expectativa errónea, puede activar emociones que son conceptualizadas como «negativas».

En el análisis funcional de la conducta, el nivel de respuesta emocional, es considerado, para la ejecución o evasión de acciones. Por supuesto, su modificación es alcanzable mediante la aplicación de procedimientos cognitivos y conductuales.

Ejemplos:

  • Entre 3 y 5 respiraciones largas y lentas, cortan una crisis de pánico.
  • “Toda mi vida es un fracaso» modificarlo por «éxito y fracaso, son relativos, depende desde que punto de vista se evalúe», modifican el pensamiento condenatorio y condicional que tiene el paciente con depresión.
  • No esperar a que aparezca el deseo, las ganas, la motivación (emociones), y ejecutar brevemente, conduce no solo a reducir la postergación, sino a un cambio favorable en la emoción posteriormente.

En estos ejemplos, vemos como la emoción puede bloquear, paralizar, inhibir, las acciones. Cuando más se acciona y se expone a las contingencias de reforzamiento, mejor cambio emocional. Cuando la emoción interfiere en la exposición a las contingencias, esa interferencia no es estrictamente efecto de la postergación. Afortunadamente en la mayoría de los casos las personas postergan en ausencia de ansiedad o fobia que derive en evitación y escape. Excepto esos casos, es necesario ejecutar con o sin emoción.

El poder de la situación

Siempre se puede hacer mejor o peor. En la mente, imaginamos las condiciones ideales. Pero las acciones, dependen mucho de la situación proximal, del estímulo presente. Debido a ello, imaginar en exceso soluciones a problemas simples, es un «arma de doble filo» y tiende a incrementar, la postergación. La ejecución simple y el ensayo de conducta, debe ser gradual, concisa, breve; la exposición racional a las contingencias permitirá de a poco la mejora en la experiencia, no en la imaginación. En términos populares, se dice: “Hazlo, con dudas, con miedo, con «errores», sin ganas, hazlo. No hay momento como el presente, hazlo”.

Limitaciones de la actitud vs. el comportamiento

En accidentologia, es frecuente que los operarios respondan correctamente a los cuestionarios, escalas y exámenes de seguridad. Por contraste, si bien son conscientes de las consecuencias, no utilizan protectores auditivos, no realizan movimientos aptos para prevenir lesiones en su espalda, no utilizan casco, etc. Es decir, en la exposición a las contingencias, emiten conductas de riesgo, independientemente de la conciencia de ellas. En el ámbito clínico, el informe verbal del paciente, es importante y es escuchado y valorado, aunque no necesariamente lo que la persona dice, es una muestra de lo que la persona hace. En la postergación esa diferencia es notoria. La persona anuncia lo que hará, pero en los hechos, no ejecuta las actividades pendientes.

“Hazlo, con dudas, con miedo, con «errores», sin ganas, hazlo. No hay momento como el presente, hazlo”.

Por eso, en la clínica, no debe perderse la visión de amplio espectro del caso, más allá de las buenas intenciones verbales del paciente. Decir “lo haré”, “voy a hacer eso”, etc. no implica necesariamente que la acción del sujeto correlacione con su anuncio. Es decir, la postergación sucede independientemente de los valores, creencias, verbalizaciones acordes con dejar de hacerlo.

Superación de obstáculos

Es imposible una vida sin obstáculos. Siempre aparecerán. Situaciones menores, cotidianas y triviales, como arreglos de la casa, inconvenientes con un trámite, mala señal de wifi, etc. También aparecerán ante temas de mayor complejidad, como los problemas laborales, exámenes, de pareja, accidentes, enfermedades, problemas de familia, etc.

En todos, tarde o temprano, es necesaria la ejecución y la exposición racional a las contingencias. El afrontamiento de los mismos, disminuye el estrés que genera su postergación.

En obstáculos menores, la aproximación a la situación, moldeará el comportamiento para su resolución. Afortunadamente, la mayoría de obstáculos se superan, si se afronta los mismos. El cerebro está diseñado para la acción y la resolución de problemas.

Es decir, para su resolución, es necesario no esperar aparición de obstáculos y aceptar los mismos para afrontarlos y dejar de postergarlos.

Primero lo pendiente, luego lo placentero

Es una secuencia típica para reducir la postergación. Es frecuente que las personas hagan al revés. Ven Instagram, YouTube, TV, series, escuchan música, comen, descansan, juegan, etc. en vez de ejecutar actividades pendientes. Cuando vencen los plazos, vencimiento, fechas límite, etc. accionan bajo presión del estímulo.

Debido a ello, es necesario que el reforzamiento se dé luego de la ejecución. Si se estudia 20 minutos, se podrá ver el celular unos 20 minutos. Si se lava los platos, se podrá ver una serie en Netflix. Si se hace una transferencia bancaria, luego se puede ver Facebook.

Una vez respetada esa secuencia, se incrementará la probabilidad de ejecución de conductas. Debido a este detalle, es necesario primero efectuar una actividad pendiente, luego una placentera. Esta secuencia naturalmente, no sucede. Es decir, si se efectúa a la inversa, probablemente, se postergue.

Fácil es decirlo, generalmente las personas son muy conscientes de lo que postergan. O sea, que sea consciente o inconsciente de dejar «todo para último momento», se posterga igual. Una forma de arrancar, es imaginando que se hará poco. Es decir, unidades de conducta simples, breves, concisas. Ejemplo: Estudiar solo una página, luego ver 5′ una parte de la serie. Ver solo 5′ del curso virtual, luego 5′ ver video en YouTube. Ver la bandeja de entrada de emails, responder solo un mensaje, luego ver TV., etc. Caminar solamente una cuadra, luego ver el celular. Etc.

Para disminuir la postergación se aplica el Principio de Premack. Si se ejecuta conductas pendientes y luego conductas más frecuentes, se produce un incremento de actividades. Antes de ejecutar conductas de alta ocurrencia, es necesario hacer conductas pendientes. Si se realiza a la inversa, el reforzamiento inhibe la ejecución de actividades pendientes. Primero ver los mails de trabajo, luego ver YouTube. Además, no es necesario hacer todo junto. Intercalar unidades de conducta y reforzadores, también reduce la postergación. En otros términos: Primero lo pendiente, luego la actividad placentera. Por otra parte, la conducta pendiente, es conveniente que sea simple, concisa.

Como planteé más arriba, también intercalar conducta pendiente/conducta placentera, tiende a aumentar la ejecución. Estos ejemplos muestran que la magnitud y el esfuerzo que implica la conducta, son variables a disminuir. Repetir esta secuencia, hará que se incremente la probabilidad de ejecución de lo pendiente.

Soluciones: próximas y distales

Una gran cantidad de respuestas se ejecutan ante la presencia de estímulos próximos. La conducta, especialmente, la cotidiana, es función de las situaciones inmediatas. Por supuesto, también el cerebro, posee la función puede pensar los estímulos distales, es decir, las expectativas o no de reforzamiento. En las situaciones próximas, ante problemas de fácil resolución, la improvisación, la inmediatez, la ejecución breve y simple de conductas, reduce la postergación. En las situaciones más difíciles, ante problemas de mayor complejidad, «pensar», es una función del cerebro que es útil, para la posterior ejecución.

Ambas funciones son necesarias. La psicología, mediante el análisis funcional de la conducta específica, identifica las situaciones-problema a afrontar. En los casos de postergación las acciones de los problemas proximales, se “dejan para después”.

Ansiedad a rendir exámenes

Es frecuente que se presenten ansiedad ante los exámenes. Obviamente, es una situación de evaluación y en sí misma es un estresor. Eso es esperable.

En algunos casos esa respuesta de ansiedad es exacerbada y el estudiante evita el examen. En esos casos, la evitación refuerza la postergación, pues disminuye la tensión y la ansiedad. Es de esperar que los exámenes orales, generen mayor ansiedad que los escritos.

En ambos casos para el tratamiento de esa fobia, se aplica desensibilización y exposición graduada. Generalmente, se llevan a cabo ensayos de conducta gradual que reproducen la situación de examen. Tales ensayos permiten que el alumno perciba y expresé el material estudiado en situaciones semejantes ante el estímulo que afrontará. Obviamente, es necesario estudiar los contenidos de los temas del examen. Si el alumno tiene ansiedad, y además no estudia, la misma seguirá afectando su ejecución. En los casos de postergación de estudio, ese factor también aumenta su ansiedad. La postergación del estudio aumenta el estrés. Los tratamientos psicológicos están orientados no solo para que el alumno apruebe, sino que modifique sus hábitos que interfieren con el afrontamiento emocional y la exposición. En este ejemplo se grafica que en muchos casos se da al revés. La ansiedad es efecto de la postergación. Más postergación de estudio, más ansiedad ante exámenes.

Es un problema y frecuente la postergación, de conducta de estudio ante los exámenes. Se presentan dos aspectos: interferencias emocionales e interferencias motoras.  Las fechas límite, los plazos de exámenes, reducen la probabilidad de postergación motora, pero aumentan la ansiedad, que en muchos casos puede ser exacerbada e interferir en el estudio. Además, la postergación las semanas previas tiende a incrementar las respuestas de ansiedad también y máxime ante la inminencia de la fecha límite. Es decir,  el alumno sentirá respuestas de mayor estrés, si acumula excesiva cantidad de material de estudio los días previos al examen. Las fechas son estímulos que instigan conductas. Por condicionamiento respondiente y operante, se deja de postergar el estudio, debido a que se aproxima la fecha de examen. Si se estudia con antelación, ej. 2 meses antes y de modo gradual, se reduce el estrés que genera el examen. Si se estudia los días previos aumenta la respuesta de ansiedad y estrés. Entonces, disminuir la postergación es efecto de no esperar las «ganas». Accionar bajo presión es efecto de la premura en la fecha de examen.

Los programas conductuales contemplan ambos momentos: la antelación y el manejo de la ansiedad en los días previos al examen. La postergación tiende a disminuir espontáneamente cuando se acerca la fecha límite. Es la diferencia entre esperar el efecto del «estímulo-gatillador» (condicionamiento respondiente) para responder, a accionar con antelación sin esperar el efecto natural del mismo (condicionamiento operante).

Ejecuciones espontáneas y breves

Un error es proponer al paciente con postergación, realizar todo junto. Estudiar todo un capítulo, ordenar toda la casa, guardar toda su ropa, lavar todos los platos, pagar todos los impuestos juntos, etc.

En cambio, si la persona imagina que estudiará solo un párrafo, que guardará en el placard solo una prenda, que llevará solo uno de los platos, pagar un solo impuesto, es decir, ejecutar conductas mínimas, espontáneas y breves, reduce su probabilidad de postergación.

Las ejecuciones simples y pequeñas, no ideales, con errores, con dudas, conducen a accionar más que pensar en exceso una situación cotidiana a resolver. Las aproximaciones graduales son un criterio esencial de la aplicación de varias técnicas conductuales.

Improvisación: hacerlo simple

Las ejecuciones deben ser breves, concisas. Si se imagina, que la conducta a ejecutar, es muy extensa, requiere mucho esfuerzo, se posterga. Y se ejecuta, con más estrés, cuando la fecha límite, obliga a llevarla a cabo.

En postergaciones de conductas cotidianas y simples, no esperar el momento ideal y hacerlo breve, propicia la ejecución.

La improvisación conductual es una instrucción de ensayo de conducta gradual.

  • No esperar a que aparezcan las ganas.
  • Hacerlo con errores.
  • Hacerlo con dudas.
  • No esperar el momento ideal.
  • Ejecutar unidades simples de conducta.

Si bien, cuesta el arranque, la acción es reforzada por las consecuencias benéficas que siguen a las mismas. «Échale ganas», «ponte las pilas», «ten fuerza de voluntad», «móvete», etc. son ejemplos de frases motivacionales para no postergar. Las intenciones son buenas, pero es muy simplista. Ser consciente de las contingencias no es necesariamente suficiente para cambiar la conducta. Ej. Se le puede informar a la persona que si no se lava los dientes por la noche, los restos de comida pueden provocar en el futuro, caries. La instrucción deriva de esa información del odontólogo. Sin embargo ser consciente de esa consecuencia, no necesariamente conduce a cepillarse los dientes. Para aumentar esa probabilidad es necesario que: El sujeto, imagine ejecuciones muy simples. Ej. No que imagine que se cepillara 2 minutos, sino solo 15 segundos. El esfuerzo imaginado de alta magnitud y esfuerzo, tiende a postergar. Por el contrario, imaginar que la Conducta será breve y concisa, tiende a ejecutar la misma. Luego de la ejecución diaria, la conducta «lavarse los dientes» se mantiene por sus consecuencias intrínsecas hasta que se forma el hábito. Las aproximaciones graduales aumentan la probabilidad de ejecución. Luego la práctica genera consistencia. En términos vulgares: «Al principio me repugnaba, luego me acostumbré, ahora me gusta».

Sintetizando las variables principales que se han reseñado en este artículo. Recuérdese que las mismas, como ha sido delimitado previamente, son aplicaciones de la perspectiva experimental en Psicología. Especialmente provienen de los principios de aprendizaje y conducta. No son simples tips, sino que son instrucciones de tratamiento que obviamente requieren evaluación previa y análisis funcional del caso. Como síntesis general se resumen las pautas generales.

  • Inmediatez y mínima magnitud de respuesta. Ej. «Ahora»; Improvisación e Imaginar que se hará poco esfuerzo. Ej. Lavar un plato, no todos.
  • Primero lo pendiente luego el placer.
  • Hacerlo con dudas, con errores, con miedo.
  • No esperar las condiciones perfectas ni el momento adecuado, generalmente no vendrá.
  • Acercarse a la situación.
  • Control de estímulo precedente. Ej. Estudiar en un bar sin llevar el celular.
  • Primero lo pendiente, luego lo placentero.
  • Reforzamiento simultáneo si es posible
  • Gradualidad. Hacer lo más simple primero, luego pasar a lo más complejo.
  • Privación del reforzamiento
  • Ante temas específicos que obstaculicen y posterguen la implementación de la solución, recurrir a personas especialistas en la temática (plomero o profesor particular, etc.).
  • Compañía para no postergar.
  • Auto Poner fecha límite sirve (no esperar pasivamente la fecha límite).
  • Avanzar por partes.
  • Asociar pendiente con hábitos fijos. Ejemplo: leer antes de beber; Leer mientras se come algo.
  • Reforzamiento por haber hecho lo pendiente. Ej.: Primero estudiar, después salir.
  • Ante obstáculos, reforzamiento mental, verlos como «desafíos» a afrontar.
  • Hacerlo sin motivación espontánea, sin emoción, sin ganas.

Estas pautas generales se aplican con frecuencia en los tratamientos para abordar la postergación. Obviamente, tales instrucciones deben adaptarse según el análisis funcional del caso por  caso. En este artículo se han reseñado los elementos generales para modificar la conducta de postergación.

  • Análisis

6 recomendaciones para mejorar el sueño

  • 15/02/2022
  • David Aparicio
woman sleeping

¿Quiere no solo conciliar el sueño rápidamente, sino también permanecer dormido más tiempo? El científico del sueño Matt Walker explica cómo la temperatura de la habitación, la iluminación y otros factores fáciles de arreglar pueden preparar el escenario para un mejor descanso nocturno.

Puedes activar los subtítulos en español.

  • Análisis

¿Cómo se relacionan la calidad de vida y la flexibilidad psicológica de los y las profesionales de la salud?

  • 10/02/2022
  • Geraldine Panelli

Las personas que trabajamos como profesionales de la salud somos quienes tenemos por vocación y trabajo la tarea de preocuparnos y velar por que las personas con quienes trabajamos mejoren su calidad de vida. Pero, ¿qué pasa con nuestra propia vida? 

Reconocer que esta tarea es ardua y que tiene efectos en la salud de quienes la ejercemos es fundamental para prevenir el burnout y tomarnos en serio la salud de quienes cuidan. En pandemia esto fue fundamental, los y las profesionales de la salud fueron quienes estuvieron sosteniendo casi literalmente el mundo. No me refiero solamente a quienes trabajaban en forma directa con el Covid-19, sino también a quienes lidiaban con el padecimiento de las personas: depresión, ansiedad, ataques de pánico, intentos de suicidio, etc. 

Se vio la necesidad de brindar espacios de autocuidado y acompañamiento, se habló del trauma que se espera que los y las profesionales de la medicina padezcan en el futuro, también se hizo especial hincapié en el aumento de los trastornos mentales como depresión y ansiedad. 

Esta experiencia pandémica nos demuestra que preocuparnos por la salud de quienes cuidan y trabajan en salud es importante y tenemos que empezar a prestarle atención. Entre quienes están dando relevancia a este tema encontramos a la Asociación de la Ciencia Conductual Contextual, que en su revista realizaron una revisión de artículos y metaanálisis sobre la relación entre la calidad de vida y la flexibilidad psicológica de las personas que trabajan en salud.

Esta revisión  hace foco en dos conceptos: 

  • Fatiga por compasión, entendida como el efecto negativo que tiene el trabajo de cuidar y conlleva a una reducción de empatía con las personas; está compuesta por el burnout y el trauma secundario.
  • Satisfacción por compasión, comprendida como el efecto positivo que tiene ayudar a otras personas y realizar bien las tareas de la profesión.

Lo interesante es cómo estos dos términos se interrelacionan todo el tiempo: A mayor fatiga por compasión se observan consecuencias perjudiciales tanto en la calidad de vida de los y las profesionales de la salud como en la atención a terceros; a mayor satisfacción por compasión se observan mejoras en el trabajo, la eficacia y la calidad de vida. 

La revisión demuestra que hay varios factores grupales e individuales que afectan ambos conceptos, la fatiga por compasión varía según el rol profesional, la carga de trabajo, la supervisión, el apoyo recibido y también el género, la edad, la experiencia y la personalidad.  En cuanto a la satisfacción por compasión, encuentran como factores influyentes la edad, el nivel académico, la experiencia y el apoyo. 

Donde pone la lupa esta revisión, es en el efecto de la flexibilidad psicológica (FP) interactuando con estos dos conceptos. Steven Hayes define la FP como “la capacidad de contactar con el momento presente más plenamente, como un ser humano consciente, y cambiar o persistir en el comportamiento cuando hacerlo sirve a fines valiosos”. En simples palabras entonces la FP es estar con lo que acontece dentro de nuestra piel (emociones, pensamientos, impulsos, sensaciones, recuerdos) sin hacer algo para cambiarlo; pudiendo, a pesar de eso, actuar en dirección a los que es valioso. 

Ofreceré un pequeño resumen de las conclusiones que afirma la revisión:

  • Las y los profesionales de la salud con mayor flexibilidad psicológica padecen menor nivel de fatiga por compasión.
  • Los y las profesionales de la salud con mayor flexibilidad psicológica reportan mayor nivel de satisfacción por compasión.
  • Si bien trabajar la flexibilidad psicológica en profesionales de la salud pareciera traducirse en una mejora de la calidad de vida, es importante buscar mayor consistencia en los instrumentos de medición para  realizar esta afirmación. 

Sin dudas, la calidad de vida de esta población es un objetivo a estudiar y a priorizar dentro de las investigaciones de las ciencias del comportamiento. Buscar la forma de aumentar la flexibilidad psicológica en conjunto con otras variables relacionadas puede ser una ayuda más para esta población. Es un tema necesario en agenda para que quienes nos cuidan también estén cuidados. 

Referencia: Emma Victoria Garner, Nima Golijani-Moghaddam, Relationship between psychological flexibility and work-related quality of life for healthcare professionals: A systematic review and meta-analysis, Journal of Contextual Behavioral Science, Volume 21, 2021, Pages 98-112, ISSN 2212-1447, https://doi.org/10.1016/j.jcbs.2021.06.007.

  • Análisis

¿Debería tomar melatonina para dormir?

  • 08/02/2022
  • David Aparicio

La melatonina es la hormona que le dice a nuestro cerebro y cuerpo que es hora de dormir. Pero si cree que los suplementos de melatonina mejorarán significativamente su capacidad para conciliar el sueño y permanecer dormido, es posible que se haya equivocado. El científico del sueño Matt Walker comparte cómo funciona realmente esta «hormona de la oscuridad».

Puedes activar los subtítulos en español.

Libro recomendado: Por qué dormirmos

  • Análisis

El mundo debajo de la piel

  • 07/02/2022
  • Julian Morales


Un campo cada vez más grande y con creciente peso específico dentro de la investigación psicológica es el de lo que podríamos denominar genéricamente conducta verbal. Cada vez son más las revistas dedicadas exclusivamente a dicha temática y  también ha aumentado la cantidad de investigaciones relacionadas. 

En términos sencillos, diremos que el campo de investigación en conducta verbal nace hace más de 60 años con la publicación del libro de Skinner: Conducta Verbal (1957). 

Posteriormente, en su libro Contingencias de reforzamiento (1969), este autor diferencia las conductas gobernadas por reglas de las conductas gobernadas por contingencias. Una definición sencilla (y como tal, probablemente inexacta) para diferenciarlas, estriba en que las primeras se definen por estar bajo control de estímulos verbales generados por el propio individuo o el entorno, y que describen contingencias específicas, mientras que las segundas se encuentran moldeadas (y controladas) por la estimulación ambiental directa. 

Como ejemplifica Skinner en el mentado libro, tanto el jugador de béisbol que atrapa pelotas en el aire como el comandante de barco que recupera satélites, comparten conductas topográficamente similares (es decir, en cuanto a su forma), tales como el moverse en una dirección determinada, visualizar el objeto que deben atrapar, etc. Sin embargo, el primero ha sido moldeado casi exclusivamente por contingencias de reforzamiento directas, mientras que el segundo responde a reglas e instrucciones verbales. Desde luego, no son excluyentes, y una conducta otrora controlada por las contingencias puede pasar a estar controlada por reglas. Podríamos decir que es lo que sucede cuando se hace “consciente lo inconsciente”, según reza la máxima psicoanalítica. 

Supongamos por caso un niño que cada vez que su madre se enoja y le grita, sonríe nerviosamente y esto tiende a aplacar a su progenitora (reforzamiento negativo). Luego de varios años, formula la regla “si alguien se enoja conmigo, debo sonreír”, la cual generaliza y aplica frente a diferentes situaciones de hostilidad interpersonal. Una conducta que comenzó estando gobernada por contingencias directas, se pone bajo control de una regla verbal. Y como tal, las reglas que en un ambiente anterior podrían haber sido útiles, pueden dejar de serlo en ambientes actuales. Si ese mismo niño crece, se convierte en adulto, consigue un puesto gerencial y dicha regla verbal se mantiene, probablemente la misma termine siendo completamente disfuncional, en tanto podrían presentársele serias dificultades a la hora de tener de lidiar con un empleado disgustado o un cliente enfurecido.

El campo de la conducta verbal (dentro del cual se incluye el lenguaje y el pensamiento) ha generado acalorados debates dentro y fuera del propio campo del conductismo, pues su objeto de estudio aborda fenómenos privados o encubiertos, lo cual ha originado por mucho tiempo (y aún lo hace, en ciertos círculos) cierto recelo dentro de una tradición fuertemente operacionalista y empirista. 

Excede los límites de este artículo hacer un recuento histórico de la evolución gnoseológica y epistemológica del conductismo (baste decir que se cuentan hoy en día más de 7 diferentes tipos de conductismos), y del estatuto de los fenómenos de la consciencia dentro del mismo. 

La finalidad de este escrito es llamar la atención sobre algunos estudios y campos de investigación básica y aplicada que muestran la importancia del estudio de fenómenos privados (el mundo debajo de la piel, como lo llamara Skinner), tales como el lenguaje y el pensamiento. No obstante, podríamos aventurar que gran parte del incordio acerca del estatuto de lo que ocurre debajo de la piel, descansa en lo que Gilbert Ryle (1967) ha denominado el “dogma del fantasma en la máquina” y el “error categorial”. En resumidas cuentas, este filósofo propone que hay un error inaugural en la concepción dualista cartesiana mente-cuerpo, en donde la mente se vislumbra como una suerte de “fantasma” inmaterial que opera desde dentro del cuerpo (aquellos con impronta cientificista dirían que, con asiento en el cerebro, específicamente). Algo similar a lo que Skinner planteó, burlonamente, como el homúnculo cognitivo u “hombrecillo interior” responsable de nuestro comportamiento. 

Ryle plantea que en esta concepción dualista habría un error categorial, es decir, un malentendido lingüístico, verbal. Pone como ejemplo una situación en la cual se le dijera a un extranjero que se le mostrará la Universidad de Oxford. Se lo hace recorrer entonces los colleges, los museos, los campos de deporte, las distintas facultades, el rectorado, los laboratorios, etc. Sin embargo, al finalizar el recorrido esta persona dice “he visto todos esos edificios, pero aún no he visto la Universidad”. 

Aquí habría un error categorial, en tanto esta persona habría entendido que la Universidad sería un ente físico similar al campo de deportes o un laboratorio, una suerte de institución paralela, y no un modo de definir todos aquellos edificios. De manera similar ocurre con la mente, pues no se la entiende como un modo particular de definir lo que ocurre “debajo de la piel”, sino como una contrapartida del cuerpo, regida por procesos y estructuras inmateriales, distintas. 

Debido a que los pensamientos, las emociones, los recuerdos no pueden describirse u observarse del mismo modo y con los mismos métodos que la conducta observable de correr, golpear o fumar, la teoría dualista de la doble vida (o del fantasma en la máquina) ha intentado una “explicación” duplicando la cantidad de entes disponibles. 

La reacción operacionalista y empirista contra este modelo dualista engendró el movimiento conductista primigenio, abiertamente anti-introspeccionista, formulado por Watson en 1913. 

Si bien hay quienes mantienen una posición ortodoxa, bastante cercana a este conductismo metodológico inicial (en lo teórico y en lo anacrónico), hoy día es casi una perogrullada afirmar que los organismos reaccionan no frente al estímulo físico puro, sino ante un estímulo “tal y como es percibido subjetivamente”. En otras palabras, podríamos decir que reaccionamos de acuerdo a nuestra historia de aprendizaje con dicha estimulación, y dicha historia de aprendizaje incluye estímulos encubiertos. 

Neal Miller (1935, citado en Mahoney, M. op. cit) realizó un experimento en el cual presentó aleatoriamente a un grupo de sujetos los símbolos “T” y “4”. Al tiempo que les pedía que los pronunciaran en voz alta mientras visualizaban el estímulo, “T” era seguido por una descarga eléctrica dolorosa, mientras que “4” no. En una fase posterior, se instruyó a los sujetos para que, frente a puntos idénticos, pensaran ora en “T”, ora en “4”. El investigador pudo comprobar que al “pensar en T” (sin una verbalización manifiesta), los sujetos respondían con una fuerte activación autonómica, en tanto que cuando referían pensar en 4, no. 

De manera similar, Duhany (1968, citado en Mahoney, M; op. cit) comparó la ejecución de varios sujetos en una cámara mantenida a alta temperatura. Diferentes respuestas (en este caso, elegir una de entre dos frases cuya diferencia era la presencia o ausencia de un artículo, como en “pájaro come lombrices” o “el pájaro come lombrices”) eran seguidas contingentemente por un chorro de aire frío, neutral o caliente. En una primera línea de base u “operante libre”, las respuestas que provocaban el chorro de aire frío eran elegidas de manera consistente. En una fase posterior, al grupo 1 se le dijo que el chorro de aire caliente sería resultado de una respuesta correcta, mientras que al grupo 2 se le dijo que el mismo sería resultado de una respuesta errónea. 

Idénticamente se procedió con el chorro de aire frío a los otros dos grupos. Un modelo no mediacional predeciría coherentemente que el chorro de aire frío sería elegido consistentemente, debido a sus propiedades físicas, como reforzador (en tanto disminuiría las excesivas temperaturas del ambiente), independientemente de la regla verbal ofrecida por el investigador. No obstante, los investigadores encontraron que la instrucción respecto de si el chorro era producto del error o el acierto, influía dramáticamente en la extinción o mantenimiento de la conducta. 

Aquellos a quienes se les instruyó para pensar que el chorro de aire caliente indicaba un acierto, aumentaron su elección de las frases que precedían al chorro, mientras que aquellos que fueron instruidos para considerarlo como resultado del error, es decir, lo percibieron como punitivo, dejaron de elegir dichas respuestas. Esto nos muestra cómo la conducta encubierta puede transformar las funciones de un estímulo. 

Dentro de esta misma línea de estudio de lo que Mahoney ha dado en llamar “contingencias cognoscitivas”, merece mención aparte el estudio sobre formación de conceptos de Kaufman. Dicho estudio, citado en “Cognición y Modificación de conducta” ( Mahoney,M 1974. op.cit), analiza el impacto de instrucciones verbales sobre el consabido efecto de los programas de reforzamiento sobre la conducta. En dicho estudio, se dividieron los grupos en 6 condiciones. A las 3 primeras se les dio instrucciones mínimas sobre la tarea (grupo IM), mientras que a las restantes se le explicitó la respuesta crítica en la tarea (grupo RC).  Al mismo tiempo, a un par de los grupos se les dijo que serían recompensados luego de cada minuto transcurrido (intervalo fijo- IF), a otro par que serían recompensados de manera variable, en promedio 1 vez por minuto (intervalo variable- IV), y finalmente al tercer par que serían reforzados luego de un promedio de 150 respuestas (razón variable- RV). Así, quedarían conformados 6 grupos diferentes, en función de la instrucción sobre el programa de reforzamiento y sobre su conocimiento de la tarea. En los hechos, todos los grupos fueron reforzados bajo un programa de intervalos variables de un minuto. Es bien sabido que los programas de reforzamiento generan diferentes tasas de conducta, contrastando sobre todo aquellas bajo un control de razón variable y uno de intervalo fijo. Mientras la primera genera una alta tasa de conducta de forma permanente y constante, la segunda genera “picos” de conducta cercanos al momento en que aparece la posibilidad de ser reforzado por emitir la conducta. Pues bien, esto es lo que sucedió en los hechos. Los registros acumulativos del experimento indicaron que los grupos respondían según el tipo de programa que creían que estaba operando, y no por las contingencias reales. Un claro ejemplo de lo que hoy en día se conoce popularmente como insensibilidad a las contingencias.

Por otro lado, desde hace tiempo que sabemos que, al decir de Pavlov, el lenguaje opera como un “segundo sistema de señales”. Son conocidas las investigaciones de condicionamiento semántico. Si, por ejemplo, condicionamos aversivamente la palabra “liebre” mediante una descarga eléctrica durante la fase de entrenamiento, en la fase de prueba las personas presentarán activación frente a palabras asociados semánticamente, tales como conejo o zanahoria, que a palabras fonéticamente similares, como libra. Aquí puede verse un caso del denominado marco de coordinación, desde la teoría de marcos relacionales. 

Es interesante puntualizar un experimento de Maltzmann (1968, citado en Mahoney, M; op.cit) en el cual se condicionó aversivamente la palabra “light” (luz) mediante un sonido estruendoso. Luego, en la fase de prueba, se presentaron varias palabras, algunas relacionadas y otras no, tales como “dark” (oscuro), “square” (cuadrado) y “lamp” (lámpara), entre otras. La palabra que mayor activación autonómica produjo fue dark (oscuro). Es interesante observar cómo en este experimento se produce una derivación de funciones, en donde estímulos que no fueron apareados inicialmente con un estímulo aversivo, adquieren propiedades aversivas por estar relacionados semánticamente con el estímulo entrenado (estos fenómenos han sido conceptualizados inicialmente desde el marco de las relaciones de equivalencia de Murray Sidman, y posteriormente por las formulaciones de RFT). Nuevamente, aquellos familiarizados con el enfoque de los marcos relacionales, podrán ver acá un claro ejemplo del denominado marco de oposición. 

Finalmente, otro gran dilema que introduce la conducta encubierta es su papel dentro del análisis funcional de la conducta. Es decir, al abordar los pensamientos, ¿debemos intervenir como si fueran estímulos antecedentes, conductas o consecuentes? Gran parte del debate entre la segunda y tercera ola se refiere a este aspecto. Ackerman (citado en Mahoney, 1974) refiere que muchos impulsos encubiertos (imágenes o vocalizaciones encubiertas) median conductas consumatorias estímulo-respuesta. La imagen de un cigarrillo o el pensamiento “qué ganas de fumar un cigarrillo” (a su vez, dicho pensamiento está emparejado con sensaciones fisiológicas de abstinencia, las cuales generan un estado aversivo, conocido como craving), suele preceder a la conducta consumatoria de fumar, la cual se mantiene por reforzamiento negativo muchas veces, pues desaparece el malestar de la abstinencia El autor sostiene que dicha secuencia mantiene el control de dichos impulsos encubiertos sobre la conducta manifiesta. Dicho impulso actuaría como un estímulo discriminativo encubierto de una respuesta explícita. Desde este marco, podríamos decir que varias de las técnicas que apuntan a observar sin actuar (atención plena o mindfulness), toman como base el romper esta asociación entre estímulos encubiertos y conductas manifiestas, intentando debilitar el control privado sobre las conductas problema y poner bajo un programa de extinción operante a la conducta consumatoria. 

Como bien señala Mahoney en su libro Cognición y modificación de conducta (1974), anticipando las actuales formulaciones de las llamadas “terapias de tercera generación”:

Quizás deberíamos señalar que la tendencia a teorizar no es necesariamente inherente (…). Muchas influencias de aprendizaje social estimulan la construcción de modelos. Cuando adquirimos en la infancia nuestro sistema de símbolos culturales (lenguaje), podemos igualmente aprender algunas de las reglas (es decir, contingencias) que se aplican a su uso. Frecuentemente se modela y refuerza la “consistencia” y el “dar sentido” y se les da una alta evaluación positiva a las relaciones lógicas. Aprendemos a generar hipótesis acerca de las contingencias del mundo real, con el objeto de predecir y anticipar las consecuencias de nuestras acciones. Cuando nuestras hipótesis privadas paralelizan con las contingencias externas actuales, generalmente nuestra conducta se ve reforzada con mayor generosidad. Teorizamos entonces con el objeto de retener conocimientos derivados de nuestras experiencias pasadas, conocimientos que juegan un papel crítico en la dirección de nuestra conducta futura” (pp,65).

Referencias:

  • Meichenbaum, D. (1977). Manual de inoculación de estrés. Ed. Martinez Roca. España.
  • Mahoney, M (1974) Cognición y modificación de conducta. Ed. Trillas. México
  • Ryle G. (1967). El concepto de lo mental. Ed. Paidós. Buenos Aires.
  • Skinner, B.F. (1957). Conducta Verbal. Ed. Trillas. México.
  • Skinner, B.F. (1969). Contingencias de reforzamiento. Ed. Trillas. México.
  • Análisis

Terapias de conversión: efectos dañinos y problemas éticos

  • 01/02/2022
  • David Aparicio

La homosexualidad no es un trastorno mental. De hecho, hace 50 años que la Asociación Americana de Psiquiatría decidió eliminarla de su manual diagnóstico, el DSM, porque no hay evidencia que demuestre que cumple con los requisitos para considerarse como un trastorno. Esto lo sabemos los psicólogos y lo repetimos de memoria cada vez que alguien nos pregunta si la homosexualidad es una enfermedad y si hay algún tratamiento para ayudar a las personas a reorientar su sexualidad a la «normalidad». Es una respuesta que puede ser útil en la mayoría de los casos, pero no es suficiente cuando tenemos que explicar qué han encontrado los estudios y cuáles son las razones científicas que desaconsejan su uso.

Para tener un panorama más completo y actualizado sobre los estudios de las terapias de conversión, decidí publicar esta síntesis de la revisión sistemática de Amy Przeworski, Emily Peterson y Alexandra Piedra en la revista Clinical Psychology Science and Practice, que analiza la evidencia disponible sobre estos procedimientos, sus fallas metodológicas y los riesgos que conllevan. Con toda esta información podrás ofrecer una respuesta mucho más rigurosa y concreta.

Todas las referencias están disponibles en el artículo original en formato PDF.

Qué son las terapias de conversión sexual o SOCE

Comúnmente se conocen como terapias de conversión sexual, pero en la literatura científica se utiliza el término SOCE (por sus siglas en inglés Sexual Change Orientation Efforts) para incluir cualquier tipo de práctica de “conversión”, “reparación” o de “reorientación” que intente eliminar la atracción por personas del mismo sexo. Estos procedimientos están basados en datos erroneos y obsoletos que consideran que la atracción sexual y la homosexualidad no son características biológicas, sino el resultado de las experiencias patológicas de tipo relacional o ambiental. Las personas que acuden a este tipo de servicios son presionadas por su entorno social, familiar o religioso para que se conformen con un estilo de vida heterosexual y pueden ser rechazadas si no aceptan cambiar de orientación.

Las terapias de conversión sexual utilizan diversos procedimientos psicológicos para “tratar” a las personas homosexuales. Algunos de los más utilizados son:

  • Psicoanálisis: Está basado en la idea de que una pobre relación parental puede afectar el desarrollo psicosexual de las personas, lo que provocaría la atracción entre personas del mismo sexo. Según esta teoría, el tratamiento debería enfocarse en hacer conscientes los conflictos inconscientes para ayudar a las personas a progresar a través de su desarrollo. Sin embargo, esta idea ha sido ampliamente desacreditada y no hay evidencia de que la disfunción familiar ni los traumas de la infancia sean responsables de la orientación sexual de las personas (Blanchard y Freund 1983, Peters y Cantrell 1991).
  • Terapia cognitiva conductual SOCE: este procedimiento se basa en la idea de que la orientación sexual puede ser alterada si se superan las barreras que afronta la persona con la heterosexualidad (Beckstead y Morrow 2004). Para ello utilizan el recondicionamiento masturbatorio y la terapia de aversión. Esta última consiste en condicionar una respuesta negativa a la atracción sexual por el mismo sexo. Para ello administran descargas eléctricas cada vez que presentan una imagen de personas del mismo sexo. Estas prácticas son consideradas inhumanas y antiéticas. Otro procedimiento utilizado es el entrenamiento en habilidades sociales para ayudar a las personas homosexuales a que puedan “interactuar” con personas heterosexuales, y la reestructuración cognitiva para “ayudar” a las personas a regular la ansiedad que experimentan cuando tienen relaciones heterosexuales. 
  • Otras formas de SOCE: abstinencia sexual, entrenamiento en roles de género tradicionales y también métodos biológicos como terapia electroconvulsiva, cirugía (castración, lobotomía, remoción de los ovarios, terapia hormonal), etc.   

Recurso recomendado: Poniéndole límites al engaño: Un estudio jurídico mundial sobre la regulación legal de las mal llamadas “terapias de conversión”.

Una revisión de las terapias de conversión 

Se realizó una revisión sistemática que examinó los estudios empíricos publicados sobre la efectividad de las SOCE disponibles en PsycINFO, una base de datos científica ampliamente reconocida. En total encontraron 290 artículos publicados y, luego de aplicar los parámetros de exclusión (disertaciones, estudios no empíricos, investigaciones que no fueron publicadas en revistas revisadas por pares), se redujeron a 35 estudios aprobados. La investigación solo se enfocó en la población LGBQ, ya que al momento no hay estudios que examinen el efecto de las terapias de conversión en las personas transgénero.

Las investigaciones 

McConaghy et al. (1962), encontró que la mayoría de los participantes que fueron sometidos a la terapia de conversión con electroshocks e inducción de nausas, reportaron, una reducción de la exitación sexual, pero es muy probable que la disminución de la exitación no solo se manifieste ante las imágenes sexuales sino ante cualquier otro estimulo. 

Otra investigación desarrollada por Tanner (1974) halló una disminución de la excitación sexual después de 8 semanas de haberse completado el procedimiento. No obstante, la reducción de la exitación sexual no ocurrió en todos los participantes y no se encontraron diferencias significativas en la frecuencia de la actividad sexual entre las personas del mismo sexo. 

El estudio de Adams y Sturgis (1977) reportó que el 34% de los participantes que recibieron procedimientos de conversión, experimentaron una disminución de la excitación sexual y el 18% reportó un descenso de la conducta sexual. Sin embargo, solo el 26% reportó un incremento de la excitación hetersoexual y solo el 8% un incremento en la conducta sexual.

Otro estudio desarrollado por Fookes (1960) combinó la terapia de electroshock con la restricción calórica para crear un ambiente más aversivo durante la fase experimental. Luego combinó el alivio de la aversión con imágenes de mujeres para reducir la ansiedad. Según sus hallazgos el 60% de los participantes cambiaron su orientación sexual. Sin embargo, este estudio no definió en qué consistió ese cambio, cómo se evaluó ni por cuánto tiempo. 

En otro estudio MacCulloch y Feldman (1967) utilizaron la técnica de aprendizaje por evitación anticipatoria. Los participantes observaban imágenes de hombres y presionaban un botón cuando no se sentían atraídos, pero si demoraban más de 8 segundos recibían una descarga eléctrica. Según los autores el 58% de los sujetos reportó un cambio en dirección heterosexual en la escala de Kinsey, una escala que establece siete diferentes grados de comportamientos sexuales.

James (1978) examinó la eficacia de la desensibilización sistemática para reducir la ansiedad social relacionada con las experiencias heterosexuales. Por medio de la hipnosis les pidió que visualizaran diversas experiencias heterosexuales y las combinó con imágenes relajantes para reducir la ansiedad y aumentar la excitación sexual antes de progresar con escenarios más desafiantes. Luego comparó los resultados con los datos de la evitación anticipatoria descrita por MacCulloch y Feldman (1967) y sus hallazgos sugieren que la desensibilización sistemática es más eficaz para reducir las fantasías, la atracción y las conductas homosexuales que el aprendizaje por evitación. 

McConaghy et al. (1981) asignó a 20 sujetos para que recibieran choques eléctricos o sensibilización encubierta. Cerca del 50% de los participantes reportó una disminución del deseo sexual después de un año del tratamiento. Sin embargo, los autores concluyen que la reducción del deseo sexual no indica un cambio de orientación. 

La abstinencia no captura el matiz de la atracción por el mismo sexo o la identidad LGBQ y no equivale a un cambio en la orientación sexual

Por otro lado Birk et.al  (1971) informó que, si bien el condicionamiento aversivo condujo a una disminución del comportamiento homosexual en comparación con el condicionamiento asociativo, solo una octava parte de los participantes de la terapia de aversión habían disminuido la excitación a largo plazo entre personas del mismo sexo. 

Un estudio examinó la eficacia de la psicoterapia grupal diseñada para fomentar un comportamiento consistente con las normas tradicionalmente masculinas en hombres homosexuales. Los objetivos de este procedimiento incluían aumentar la asertividad y la identificación con el terapeuta masculino, así como producir “cambios heterosexuales” (Birk, 1974). Los “cambios” se definieron como una variación en la escala de Kinsey en la dirección heterosexual. Del 40% de los participantes que no abandonaron el estudio dentro de los 18 meses, la mayoría experimentó algún supuesto cambio hacia la heterosexualidad. Sin embargo, Birk no definió qué constituye un cambio heterosexual «parcial» o «completo».

En un estudio de personas que buscaron cualquier forma de SOCE, el 60,8% de los hombres y el 71,1% de las mujeres encuestadas informaron que sus esfuerzos fueron «exitosos» (Schaeffer, Nottebaum, Smith, Dech y Krawczyk, 1999). El éxito en este caso se definió conductualmente como la abstinencia del contacto homosexual por 1 año. Pero es importante señalar que la abstinencia no captura el matiz de la atracción por el mismo sexo o la identidad LGBQ y no equivale a un cambio en la orientación sexual.

Pattison y Pattison (1980) utilizaron una muestra de individuos que participaron en una Comunidad de la Iglesia Pentecostal, descrita como “terapia religiosa popular ”. De los 30 sujetos que participaron en el tratamiento, 11 informaron algún grado de cambio, 8 de los cuales informaron que ya no se identificaban a sí mismos como homosexuales y ya no participaban en «actos homosexuales». Tres hombres fueron descritos como «funcionalmente heterosexuales» pero aún experimentaban impulsos homosexuales.

Otro estudio desarrollado por Spitzer (2003) reclutó a 200 participantes que informaron un cambio en su orientación sexual que había durado al menos 5 años después de alguna terapia de conversión. Estos métodos incluyeron: terapias y grupos de apoyo religiosos para ex-homosexuales. Muchos participantes informaron tener relaciones heterosexuales saludables, con pocos o ningún pensamiento de atracción por el mismo sexo. La mayoría de los participantes informaron algún cambio en su orientación sexual, aunque Spitzer reconoció que los informes de cambios completos eran poco comunes. En una reevaluación de su estudio en 2012, Spitzer admitió que la metodología del estudio no fue suficientemente robusta para concluir que la terapia de conversión produjo cambios en la orientación sexual y ofreció una disculpa a la comunidad LGBQ. Spitzer señaló que no había forma de concluir que había producido un cambio en la orientación sexual porque la medida de cambio, que él mismo había proporcionado, era demasiado subjetiva y estaba llena de prejuicios. Además, la muestra estaba intrínsecamente sesgada ya que Spitzer sólo reclutó a aquellos que informaron un cambio.

En la investigación de Shidlo y Schroeder (2002), el 87% de los 202 ex participantes de SOCE se vieron a sí mismos como fracasos de la terapia de conversión, en una amplia variedad de tipos informados de SOCE, incluida la terapia individual, la terapia cognitivo-conductual o conductual, el psicoanálisis, el condicionamiento aversivo, la terapia religiosa, la terapia de grupo, la hipnosis, la terapia de pareja y la terapia para pacientes hospitalizados. Mientras tanto, el 13% consideró que la terapia fue exitosa, el 4% informó algún nivel de cambio y el 9% restante utilizó técnicas cognitivas para simplemente manejar su atracción por el mismo sexo o aceptar el celibato. El número promedio de sesiones de terapia por participante fue 118. En otro estudio, de los 37 individuos que habían participado en cualquier forma de SOCE, ninguno informó una diferencia significativa en su orientación o identidad sexual desde el momento anterior a la intervención SOCE hasta la actualidad (Maccio, 2011).

En una encuesta de 2015 realizada a 1612 miembros actuales y anteriores de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (LDS) atraídos por el mismo sexo, el 73% de los hombres y el 43% de las mujeres participantes informaron que intentaron alguna forma de SOCE (Dehlin et al., 2015). De ellas solo el 3,1% de los participantes indicaron algún cambio en la atracción por personas del mismo sexo, la mitad de los cuales describió una disminución en la frecuencia de la atracción en lugar de la eliminación completa, mientras que muchos informaron solo una disminución en la conducta sexual. Ningún participante informó la eliminación completa de la atracción por personas del mismo sexo. Los métodos de cambio más comúnmente buscados fueron privados y religiosos, facilitados por miembros del clero en contraposición a terapeutas capacitados (Dehlin et al., 2015).

Se informó que estos métodos, incluidas prácticas como la oración, la asistencia al templo y la mejora de la relación con la iglesia, eran los menos efectivos y los más dañinos, ya que muchos participantes los asociaban con una disminución de la autoestima y un aumento de la vergüenza, la depresión y la ansiedad.

Para las personas que finalmente llegaron a abrazar su identidad LGBQ, se encontró que SOCE tenía las calificaciones más bajas de beneficio, en comparación con otros métodos de psicoterapia (Jones, Botsko y Gorman, 2003). En el estudio de Dehlin et al. (2015), los participantes calificaron a las SOCE dirigida por terapeutas como más eficaz y menos dañina psicológicamente que otras formas, incluidas las SOCE dirigida por el clero. Sin embargo, se señaló que “efectivo” no indica necesariamente que se haya producido un cambio de orientación sexual, sino que a menudo se refiere a otros resultados positivos, como la aceptación de la orientación LGBQ y mejoras en la salud mental o las relaciones familiares. De hecho, menos del 4% de la muestra informó algún cambio en la atracción por personas del mismo sexo, mientras que el 42% informó que su terapia no fue del todo efectiva en su objetivo previsto de reducir la atracción (Bradshaw, Dehlin, Crowell, Galliher y Bradshaw, 2015).

Las terapias de conversión se asocian con varios efectos negativos, incluidos: depresión, suicidio, autoestima baja y autoodio

Además, el 37% encontró que las terapias orientadas al cambio eran de moderada a severamente dañinas. Mientras tanto, las terapias que afirmaron la identidad LGBQ de un individuo a menudo se describieron como útiles para disminuir la depresión, aumentar la autoestima y mejorar las relaciones.

Limitaciones metodológicas en las investigaciones de las terapias de conversión

La mayoría de las investigaciones sobre las terapias de conversión están llenas de limitaciones metodológicas que hacen imposible extraer conclusiones causales sobre el cambio de orientación sexual. Por ejemplo, la mayoría de las investigaciones no cuentan con un grupo control, un requisito fundamental para conocer si el tratamiento realmente funciona o no. 

Otra limitación importante es que la mayoría de las investigaciones tenía un diseño retrospectivo en el que entrevistan a los participantes sobre su condición y les piden que comparen los resultados con el pasado. Esto tiene un problema importante: a medida que pasa el tiempo, las personas tienen la tendencia a recordar incorrectamente la frecuencia o intensidad de las experiencias pasadas. Por lo tanto, es difícil comparar los resultados con los reportes basados en recuerdos. Otro problema relacionado con los estudios retrospectivos, es la tendencia de los individuos a presentarse favorablemente cuando los investigadores esperan un cambio en la orientación sexual. Esto ocurre comúnmente en los estudios que reclutan a personas muy religiosas u homosexuales insatisfechos que son referidos por terapeutas de conversión, como pastores ex gays y organizaciones pro terapias de conversión. Consistente con esto la investigación de Schaeffer et al. (2000) encontró que los participantes que desean alterar su orientación sexual son más proclives a percibir como exitosa la terapia de conversión. Y, en contraste, aquellos que son menos religiosos siguen identificándose como LGBQ después del tratamiento. Por esta razón, varios estudios sobre la efectividad de las terapias de conversión no son generalizables. 

Por último, la mayoría de las investigaciones relacionadas con la terapia de conversión no tienen en cuenta la diversidad étnica y de género. Los estudios suelen realizarse con hombres blancos y los más recientes han reportado efectos negativos cuando incluyen a mujeres y participantes de diferentes etnias y razas. 

Problemas éticos y daños de la terapia de conversión 

Las terapias de conversión se asocian con varios efectos negativos, incluidos: depresión, suicidio, autoestima baja y autoodio. También se relaciona con una visión negativa de la homosexualidad (homonegatividad internalizada), disfunción sexual, problemas familiares y románticos y una reducción generalizada de la atracción sexual. Además, suelen experimentar mucho malestar y sentir que han fallado si no logran casarse y tener hijos (dos ideas que se han reforzado mucho en las terapias de conversión).

Otro efecto negativo que reportan los estudios es que las personas religiosamente motivadas a empezar la terapia de conversión suelen perder la fe, desconfian de Dios o sienten que Dios quiere que sufran. Por otro lado, algunos estudios han observado que las personas que recibieron terapia de conversión experimentan una reducción en la capacidad de intimidad y un incremento de la homonegatividad internalizada. Además, las personas que han recibido terapias de conversión reportan una reducción en la atracción sexual, sin importar el género de su pareja. Todo esto parece indicar que suelen experimentar un nivel de condicionamiento en el que la excitación sexual se percibe como un estímulo aversivo. 

Pero esto no es todo: La desinformación esparcida por las terapias de conversión incrementan la estigmatización de las personas LGBQ. Esto se debe a que algunos de estos métodos esparcen la idea de que la homosexualidad es una enfermedad mental, que las personas con esta “enfermedad” son inherentemente promiscuas y que se contagiarán de VIH o que los hombres homosexuales no pueden ser masculinos. Otras falsas creencias relacionadas con estas terapias sugieren que las personas LGBQ son abusadores de niños, personas con parafilias u otras conductas sexuales desviadas. 

Conclusión 

Como muestra la revisión, las terapias de conversión no cumplen los criterios para considerarlas como procedimientos recomendados, ni bien establecidos. En realidad la mayoría de los estudios enumeran con detalle los daños y efectos devastadores en la salud de las personas. Esto se debe, principalmente, a que estas “terapias”  están basadas en conceptos erróneos de la orientación sexual y propagan la idea de que la orientación sexual puede ser cambiada. 

Los estudios que han encontrado cierta efectividad, han sido mal diseñados, no han comparado los resultados con un grupo control, no utilizan muestras aleatorias o su población se basa principalmente en personas muy religiosas que esperan encontrar resultados positivos. 

No hay evidencia suficiente que pueda apoyar a las terapias de conversión, pero si hay mucha evidencia que la asocia con resultados negativos como la depresión, autolesiones, homonegatividad internalizada, disfunción sexual y daños en las relaciones. 

Referencias bibliográficas: Puedes descargar todas las referencias desde la investigación original aquí.

Editado por Alejandra Alonso.

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