Psyciencia
  • SECCIONES
  • PSYCIENCIA PRO
    • ÚNETE A LA MEMBRESÍA
    • INICIA SESIÓN
    • CONTENIDO PARA MIEMBROS
    • RECURSOS PARA MIEMBROS
    • TIPS PARA TERAPEUTAS
    • PODCAST
    • WEBINARS
  • NORMAS APA
  • SPONSORS
  • NOSOTROS
Psyciencia
  • SECCIONES
  • PSYCIENCIA PRO
    • ÚNETE A LA MEMBRESÍA
    • INICIA SESIÓN
    • CONTENIDO PARA MIEMBROS
    • RECURSOS PARA MIEMBROS
    • TIPS PARA TERAPEUTAS
    • PODCAST
    • WEBINARS
  • NORMAS APA
  • SPONSORS
  • NOSOTROS

Publicaciones por autor

Clotilde Sarrió

50 Publicaciones
Formación como Terapeuta Gestalt en el Institute Français de Gestalt-Thérapie. Diplomada en Psicopatología por la UOC (Universitat Oberta de Catalunya). Miembro de la Asociación de Psicólogos y Terapeutas Gestalt para el Desarrollo. Miembro adherente de la Asociación Española de Terapia Gestalt- APTG Mi orientación se integra en la corriente gestáltica de la Costa Este, representada por el New York Institute (1951), bajo la dirección de Laura Perls y la corriente afín de Cleveland. Terapia Gestalt Valencia.
  • Salud Mental y Tratamientos

Antecedentes históricos de la Terapia Gestalt (III parte)

  • Clotilde Sarrió
  • 25/09/2013
Gestalt

Ultima etapa de la vida de Fritz Perls

En 1951 el Grupo da a conocer su primera obra: “Gestalt Therapy”, “Terapia Gestalt: Excitación y crecimiento de la personalidad humana”. Este  texto, muy teórico, fue escrito sobre notas manuscritas de Perls, correspondiendo la autoría de la Parte II a Paul Goodman y a Hefferline la Parte I. En esta obra se sientan las bases de la Terapia Gestalt.

T-G-excitación-y-crecimiento-11

En 1952, Fritz y Laura Perls inauguran el Instituto Gestáltico de Nueva York. En 1954 crea el Instituto Gestáltico de Cleveland. Fritz deja los institutos a cargo de Laura, Goodman y Weisz viajando por todo el país para difundir su método, comenzando los desacuerdos con Laura y sus discípulos acerca de la ortodoxia de la Terapia Gestalt. Del Instituto de Cleveland nace una nueva generación de gestaltistas representados por Joseph Zinker , Erving y Miriam Polster, Sonia Nevis y Gordon Wheeler.

El crecimiento de la Gestalt es modesto. Perls se aleja de sus compañeros que lo acusan de “empirista”. A finales de 1955 se encuentra cansado y deprimido. En 1956, con 63 años y con dolencias cardíacas se separa de Laura, retirándose a Miami.

En Florida tiene algunos grupos terapéuticos, pero carece de amigos, hasta que a finales de 1957 conoce a su paciente Marty Fromm y se enamora de ella. El romance es intenso y dura dos años. En este tiempo Perls experimenta con LSD y hongos alucinógenos.

Aparecen entonces en su camino dos jóvenes terapeutas californianos: Jim Simkin y Wilson Van Dusen. Simkin logra convencerlo de que abandone las drogas y junto con Van Dusen lo ponen en contacto con importantes psicoterapeutas de la época. Comienza una nueva etapa.

En 1962, antes de cumplir 70 años, decide hacer un viaje alrededor del mundo que dura dieciocho meses. Pasa varios meses en Israel donde queda fascinado con la vida comunitaria que conoce en un kibbutz (granja colectiva). En Japón pasa dos meses en un monasterio Zen en busca del satori (la iluminación).

Aún después de su
muerte, Perls sigue siendo motivo de admiración y rechazo.

A su regreso del viaje, en 1963, conoce al escritor Michael Murphy el cual hereda un terreno en Big Sur (California). Murphy con su amigo Richard Price quieren convertir el lugar en un Centro de Desarrollo del Potencial Humano. Perls se instala en Esalen y pese a su poco entusiasmo, acepta ser residente del Centro haciendo demostraciones de Terapia Gestalt.

Con 72 años su corazón se resiente y la fatiga le impide caminar. Conoce a la fisioterapeuta Ida Rolf (creadora del “rolfing”) quien le ayuda a mejorar su salud. Con energía renovada continúa con sus talleres, cursos y grupos terapéuticos. En esta época de Esalen Perls olvida lo hecho con Goodman, rechaza su propia teoría y convierte la terapia en un “circo”. Construye una nueva casa para sus actividades llamada “la casa de la media luna” que más tarde se hace famosa. Empieza a escribir sus memorias: “Dentro y fuera del tarro de la basura” (publicadas en 1969).

Termina la década de los 60. Vietnam,París, la “Primavera” de Praga, la revolución sexual, la liberación femenina, los hippies, Woodstock… El mundo vive una época de hartazgo y búsqueda de nuevos caminos… Ahora Perls se encuentra con un clima propicio para el florecimiento de un enfoque existencial como el de la Terapia Gestalt, empieza a recoger el reconocimiento y publica su libro “Sueños y existencia”.

En 1969 funda un Kibbutz Gestáltico, en el que vive él junto con treinta discípulos formados en Esalen. De ahí salen sus principales continuadores: John Stevens, Harvey Freedman, Barry Stevens, Abraham Levizky, Richard Miller…

A principios de 1970 inicia un viaje por Berlín, París y Londres. En una escala en Chicago, donde es invitado para dar una conferencia, sufre un infarto y es ingresado. Sufre además un cáncer de páncreas. Muere el 14 de marzo de 1970. En la clínica le acompaña Laura pese a llevar 22 años sin convivir con él.

Aún después de su muerte, Perls sigue siendo motivo de admiración y rechazo. En su discurso fúnebre, Paul Goodman lo critica duramente teniendo que organizar Abraham Levizky una segunda ceremonia de reparación en California.

Clotilde Sarrió es una terapeuta especializada en Terapia Gestalt, puedes seguir leyendo sus artículos en su famoso blog Gestalt-Terapia.es

💌 ¿Te gustó este artículo? Recibe más como este en tu correo. Suscríbete al boletín gratuito.

  • Salud Mental y Tratamientos

Antecedentes históricos de la Terapia Gestalt – Parte II

  • Clotilde Sarrió
  • 10/09/2013
Gestalt

EE.UU, Europa y Sudáfrica

En 1923 Perls decide viajar a Nueva York para convalidar su doctorado en Medicina. No puede hacerlo porque no sabe inglés regresando frustrado y resentido con la cultura estadounidense. En esa época todavía vive en casa de su madre y el fracaso en EE.UU. no hace más que acentuar los complejos que le agobian. Entra en una crisis y decide someterse al psicoanálisis a manos de Karen Horney. Este encuentro con Karen Horney tiene una rica influencia en él.

(Artículo relacionado: Antecedentes históricos de la Terapia Gestalt – Parte I)

En 1927 se traslada a Frankfurt encontrando allí trabajo como asistente de Kurt Goldstein, que trabaja con personas con lesiones cerebrales a partir de su experiencia en la Psicología de la Gestalt. Conoce a Lore Posner (Laura Perls), una joven estudiante de Psicología que prepara su doctorado en Psicología de la Gestalt. Continúa su análisis con Clara Happel.

Reside un año en Viena donde tiene sus primeros clientes bajo la supervisión de Helen Deutsch. De vuelta a Berlín en 1928, se establece como psicoanalista mientras se analiza durante año y medio con el psicoanalista húngaro Eugen Harnick, un ortodoxo acérrimo. Al año siguiente, en 1929 se casa con Laura bajo la oposición de su familia y de su psicoanalista.

En 1930 Karen Horney le recomienda que inicie otro análisis con Wilheim Reich. Perls se inspira profundamente en Reich para crear la Terapia Gestalt.

Nace su hija Renate en 1931 y poco después con la ascensión de Hitler al poder, Perls escapa a Holanda reuniéndose con su familia más tarde en Ámsterdam. En Ámsterdam no le conceden permiso para trabajar. Ernst Jones (célebre biógrafo de Freud que ayudó a muchos judíos perseguidos) le propone un cargo de analista didáctico en Johannesburgo.

En este libro
aparecen varias ideas que culminarán más tarde en la Terapia Gestalt.

El viaje a Johannesburgo dura tres semanas y durante este tiempo estudia inglés. Es bien recibido en Sudáfrica, fundando junto con Laura el Instituto Sudafricano de Psicoanálisis.

En 1935 nace su segundo hijo Steve y se inicia una época de prosperidad tanto económica como de reconocimiento profesional.

En 1936 es invitado al Congreso Internacional de Psicoanálisis en Praga. Prepara un trabajo especial sobre “Resistencias orales” que no es bien acogido. Con ello pretende contribuir a la teoría psicoanalítica pero su trabajo es demasiado revolucionario. La fría acogida por parte de Freud precipita la ruptura de Perls con Freud.

A raíz del Congreso en Praga, Perls comienza a desarrollar sus propias tesis con la ayuda de Laura, su principal colaboradora.

En 1942 publica su primera obra: “Yo, hambre y agresión” en la cual Laura escribe varios capítulos. En este libro aparecen varias ideas que culminarán más tarde en la Terapia Gestalt, encontrándose en él la influencia del Holismo de Jam Smuts, primer ministro de Sudáfrica y fundador de las Naciones Unidas.

En esta misma época, al iniciarse la Segunda Guerra Mundial se alista como médico de la Armada, ejerciendo como psiquiatra en este cuerpo hasta 1946.

Comienzan los años conflictivos en la vida de Perls. Decide trasladarse a Nueva York dejando imagessu lujosa casa y su familia. En Nueva York no es bien acogido por ser un provocador, rebelde y mantener sus posiciones antifreudianas, pero se encuentra con el apoyo de Karen Horney, Erich Fromm y Clara Thompson, tres figuras destacadas de la Psicología del siglo XX.

En Nueva York no es bien acogido por los psicoanalistas. Se hace un personaje habitual de los medios artísticos e intelectuales, que proclaman como él, la necesidad de expresar los sentimientos de manera directa. Conoce al poeta y escritor anarquista Paul Goodman, Isadore From y a los fundadores del “Living Theatre”. Mientras tanto, en 1947 Laura y sus hijos llegan a EE.UU. para vivir con él.

En 1950 se constituye el “Grupo de los Siete” formado por Fritz y Laura Perls, Paul Goodman, Isadore From, Paul Weisz (psicoterapeuta e introductor de Perls en el Zen),Elliot Shapiro, Sylvester Eastman y Ralph Hefferline (profesor universitario).

Clotilde Sarrió es una terapeuta especializada en Terapia Gestalt, puedes seguir leyendo sus artículos en su famoso blog Gestalt-Terapia.es

💌 ¿Te gustó este artículo? Recibe más como este en tu correo. Suscríbete al boletín gratuito.

  • Salud Mental y Tratamientos

Antecedentes históricos de la Terapia Gestalt – Parte I

  • Clotilde Sarrió
  • 30/08/2013
Gestalt

Fritz Perls – Breve Reseña Histórica

Friedrich Salomon Perls, mas conocido como Fritz Perls, es considerado junto a su esposa Laura Perls, el principal fundador de la Terapia Gestalt.

Nació el 8 de julio de 1893 en un gueto judío de los alrededores de Berlín. Tercer y último hijo después de dos niñas,  Else  y Grete .

Su padre, Nathan era fraccionador (distribuidor) de vinos, viajante de comercio y masón, pasaba mucho tiempo fuera de su casa y siempre tuvo mala relación con su hijo varón. Amalia, su madre, judía practicante, provenía de la pequeña burguesía, logró despertar en Fritz un interés por el arte, en especial por el teatro que perduraría toda su vida.

Su época de estudiante la vivió inicialmente en el Mommsengymnasium, pero su paso por allí fue bastante nefasto debido al ambiente anti-semita y  a la excesiva disciplina. Aunque era un alumno brillante con 13 años lo expulsaron por su mala conducta. Su padre lo obligó a trabajar en una bombonería como aprendiz. Las relaciones con su padre no hicieron más que resentirse con el paso de tiempo, tanto que a su muerte no asistió a su funeral.

Retomó sus estudios por propia iniciativa matriculándose en una escuela liberal, el Askaniches Gymnasium, con un profesorado humanista, donde comenzó a tomar contacto con el mundo del teatro más directamente, vocación que más tarde iría incrementando. Uno de los encuentros más significativos en su adolescencia se produjo con el director teatral Max Reinhardt, director de la compañía Deutsches Theater, con el cual tomó clases.

MaxReinhardt

Inició sus estudios de Medicina y aunque una dolencia cardíaca lo eximió del servicio militar, cuando comienza la Primera Guerra Mundial en 1914 se alistó primero como voluntario de la Cruz Roja y mas tarde como médico en un batallón de zapadores. Tras ser herido por una granada fue repatriado y hospitalizado.

La experiencia de la guerra fue una de las más traumáticas de su vida. Fritz diría : “La vida en la agonía de los fosos: horror de vivir y horror de morir”. En esta misma época pierde a su único amigo, Ferdinand Knopf.

Después de la Guerra prosigue sus estudios de Medicina y en 1920 con 27 años, obtiene el doctorado  en la Universidad Friedrich Wilhelm de Berlín. Mas tarde continua su formación como psiquiatra, y establece su lugar de trabajo en Berlín. Su vida se ve desplegada entre su profesión de neuropsiquiatra y la estrecha vinculación con círculos de izquierda política y artísticos, sobre todo teatro. En los cafés de Berlín  conoce al filósofo Friedlaender que le influirá posteriormente en el desarrollo de la Terapia Gestalt. En palabras de Perls la filosofía era para él : “…un antídoto para la confusión existencial y el desconcierto”.

Sigue leyendo las continuaciones de este artículo: Parte II, Parte III

Clotilde Sarrió es una terapeuta especializada en Terapia Gestalt, puedes seguir leyendo sus artículos en su famoso blog Gestalt-Terapia.es

 

💌 ¿Te gustó este artículo? Recibe más como este en tu correo. Suscríbete al boletín gratuito.

  • Salud Mental y Tratamientos

Gustav Mahler y Sigmund Freud: Relato de un encuentro singular

  • Clotilde Sarrió
  • 20/08/2013

Desde su más tierna infancia, la amenaza de la muerte marcó profundamente a Gustav Mahler y actuó como catalizadora de gran parte de sus vivencias y sentimientos ya que mucho antes de que llegara a la adolescencia fue testigo presencial de la muerte de seis de sus hermanos y el suicidio de otro de ellos.

No resulta descabellado afirmar que Mahler vivió las dos primeras décadas de su vida en medio de una sucesión de duelos interminables de entre los cuales el que más llegó a afectarle fue el que siguió a la muerte de su hermano Ernst, el más próximo a él en edad, un acontecimiento que le afectó profundamente y le inspiró en su labor de composición musical hasta el extremo de llegar a impregnar la temática de muchas de sus obras.

Como respuesta a la adversidad el pequeño Gustav optó por sumergirse en su propio mundo como mecanismo de evasión de la triste realidad que le rodeaba no solo ya por la impronta de la sempiterna muerte de sus seres queridos sino también por las consecuencias del carácter violento y dictatorial de su padre que con su comportamiento neurótico marcó de dolor la vida de su resignada esposa y de todos y cada uno de sus hijos.

Prologómeno de la entrevista de Mahler y Freud

A comienzos del verano de 1907, cuando Mahler estaba a punto de cumplir cuarenta y siete años, el destino quiso que se enfrentara de nuevo con el fantasma de la muerte que siempre le acompañó y tanto le hizo sufrir.

Como consecuencia de una difteria complicada y tras una desesperada traqueotomía de urgencia, la pequeña María (a quien todos llamaban Putzi), hija de Gustav Mahler y Alma Schindler, falleció cuando estaba a punto de cumplir sus primeros cinco años.de vida. Así fue como dio comienzo el principio del fin de la vida de un hombre cuya salud mental, y hasta física (cuarenta y ocho horas después de la muerte de Putzi un médico reconoció a Mahler y le diagnosticó una grave cardiopatia que pocos años después acabaría con su vida), entraron en un franco y extenuante declive.

alma-mahler-con-anna-y-maria
Alma Mahler con sus hijas Ana y María

De nuevo la muerte de los niños (primero sus hermanos y ahora su propia hija) se erigía como hito y referencia psicobiográfica en la vida de un hombre que entre 1901 y 1904 se había dedicado a ponerle música a una colección de poemas de Friedrich Rükert que hoy conocemos como el ciclo de canciones Kindertotenlieder(Las canciones de los niños muertos).

Alma Schindler siempre le censuró a su marido que compusiera esos tristes lieder (en alemán, canciones):

“… en vida de las niñas me costaba tolerar y entender el interés de Gustav por esos lieder. Mientras nuestras dos hijas correteaban por el jardín y gritaban de alegría a mi me embargaba una sensación de horror al ver como su padre era capaz de cantar a la muerte de los niños”

Alma siempre estuvo convencida de que con los Kindertotenlieder Mahler había tentado a la muerte permitiéndole que entrara en su casa. En cierto modo consideraba a su marido culpable de la muerte de la pequeña Putzi.

Desde hacía años. el matrimonio Mahler atravesaba una seria crisis de convivencia que se vio sensiblemente agravada con la muerte de su hija.

Tal y como aprendió a hacer en su infancia, el compositor se refugió en su propio mundo y se centró por completo a la composición. Aquel verano Mahler trabajaba en su octava sinfonía, una obra que había inciado el verano anterior.

A la tragedia de la muerte de la niña siguieron una serie de acontecimientos que se cebaron tanto en el compositor como en su esposa con lacerante e inoportuna crueldad.

Al diagnóstico de la enfermedad cardiaca de Mahler a la que antes hacíamos mención, siguió un aborto de Alma (quien se encontraba en estado de gestación cuando perdieron a Putzi).

En el terreno profesional, Mahler sufrió también un duro golpe ya que, como consecuencia del furibundo antisemitismo que imperaba en la sociedad vienesa, se vio forzado a dimitir como director de la Ópera de Viena.

También la frágil e inestable convivencia entre Alma y Gustav se vio afectada por un inesperado acontecimiento que hizo tambalear los cimientos de un matrimonio ya de por si bastante deteriorado a priori. Gustav Mahler descubrió una carta en la que el joven arquitecto Walter Gropius (el mismo que años después fundaría Bauhaus) detallaba con todo lujo de detalles los momentos de intimidad vividos en la relación sentimental que sin duda mantenía con Alma Schindler. Se trataba de una carta que por error llevaba como destinatario al señor Mahler en lugar de la señora Mahler, tal vez un desliz freudiano de Gropius que el compositor interpretó como una petición de mano de su esposa que le lanzaba el arquitecto.

A partir de este infortunado descubrimiento Mahler se sintió aterrado ante la posibilidad de que su esposa pudiera abandonarlo.

La melancolía marcó inexorablemente cada uno de los días de la vida del compositor y fue entonces cuando su amigo y discípulo Bruno Walter le sugirió la idea de que consultara profesionalmente con un afamado psicoanalista vienés de orígen judío (como Mahler) llamado Sigmund Freud.

Gustav Mahler pidió cita al eminente neurólogo a través de un telegrama al que siguió otro en el que le manifestaba un cambio de opinión y cancelaba la consulta. Lo mismo ocurrió en un segundo intento (nueva cita, nueva cancelación) hasta que, cuando corría el mes de agosto de 1910, y mientras el psicoanalista disfrutaba de unas vacaciones en el Mar del Norte, recibió un tercer telegrama (esta vez con carácter urgente) en el que el compositor y director de orquesta le pedía desesperadamente su ayuda.

Aunque Sigmund Freud era sumamente reacio a interrumpir sus vacaciones, se sintió incapaz de rechazar la angustiosa petición de ayuda reflejada en aquel último telegrama (años después declararía que le resultó imposible decir que no a la posibilidad de psicoanalizar a un hombre tan importante) y respondió al compositor citándolo en un hotel de la ciudad holandesa de Leiden el día 26 de agosto.

No deja de resultar llamativo el detalle (para muchos biógrafos no casual) que el psicoanalista escogiera para el encuentro una ciudad con un nombre que traducido al alemán significa sufrimiento.

Una sesión singular psicoanálitica

freud

Freud manifestaría a posteriori que nunca había encontrado a un paciente que asimilara tan rápidamente la esencia del psicoanálisis.

En una carta dirigida a Theodor Reik (discípulo de Freud y ferviente mahleriano) el psicoanalista declararía varios años después:

“… si doy crédito a las noticias que tengo, conseguí hacer mucho por él en aquel momento. E interesantes expediciones por la historia de su vida descubrimos sus condiciones personales para el amor … tuve muchas oportunidades de admirar la capacidad psicológica de aquel hombre genial ”

Como consecuencia de aquella maratoniana y nada ortodoxa sesión psicoanalítica Mahler llegó a la conclusión de que siempre había buscado en su esposa Alma una mujer que se pareciera a su madre.

Freud dijo al respecto:

“… con una madre tan agobiada por inquietudes como por un gran dolor, usted desea que su esposa sea igual a ella ”

Según conclusiones de Freud, Alma Mahler mantenía una fijación complementaria a la de su marido:

“… ella ama a su padre hasta el extremo de que solo fue capaz de elegir y amar a un hombre como usted ”

Gustav Mahler era casi veinte años mayor que Alma y ella siempre mostró tendencia a mantener relaciones sentimentales con hombres que la aventajaban considerablemente en edad.

A lo largo de las cuatro horas de sesión, Mahler reconoció sin tapujos sodos sus complejos y todos sus miedos (sobre todo su miedo a la muerte), así como también su compresión ante el hecho de que su esposa hubiera buscado en otro hombre algo que él, por sus episodios de impotencia, rara vez podía ofrecerle.

Sigmund Freud declararía pasado el tiempo que ningún compositor había llegado a expresar de un modo tan conmovedor como Gustav Mahler la lucha entre el Eros y el Tanatos.

Freud especuló acerca de que ciertas experiencias infantiles vividas por Mahler tuvieran una significativa importancia en la génesis de su neurosis y en la inspiración de sus composiciones.

Reseñemos una de estas experiencias

Cuando el pequeño Gustav contaba poco más de diez años fue testigo presencial de una violenta discusión entre sus padres en la que su progenitor actuóde un modo especialmente cruel y hostigador con su esposa.

Incapaz de soportar el drama, el niño Mahler escapó corriendo hacia la calle y justo cuando salió del edificio escuchó el sonido de un organillo con el que un músico callejero interpretaba la popular tonadilla austríaca “Aus du lieber Augustin”.

La cancioncilla provocó en el pequeño Gustav una súbita reacción de desconcierto:

” ¿como puede sonar esta alegre melodía al mismo tiempo que en mi casa ocurre un drama tan horrible? ”

Durante la sesión psicoanalítica, el compositor interpretó esta experiencia como la razón de que en sus sinfonías se intercalaran ciertas melodías de apariencia banal e intrascendentes en medio de pasajes de rotunda y severa solemnidad.

A través de aquella música de organillo callejero, Mahler fijó una conjunción entre lo trágico y lo frívolo como dos elementos complementarios e inseparables.

Ciertamente, en toda la obra de Mahler encontramos múltiples ejemplos de contrastantes polifonías que emanan de lo que fue su permanente y fluctuante estado anímico alterado. Lo alegre y lo dramático. Lo banal y lo trascendente. La euforia y la depresión. Ciclos que indeflectiblemente se alternaban en la mente del compositor y que hoy, desde la perspectiva de la moderna psiquiatría, nos inducen al diagnóstico restrospectivo de un más que probable trastorno bipolar.

Tras su sesión con Freud, una sesión que para Mahler resultó francamente beneficiosa, el compositor fue capaz de reincorporarse a sus tareas como director y aceptar un contrato para llevar a cabo una extenuante gira por los Estados Unidos a pesar de su precario estado de salud.

Epilogo

Cuando aun no había transcurrido un año desde su sesión terapeutica con Freud, Gustav Mahler sufrió un empeoramiento de su enfermedad cardíaca mientras dirigía un concierto tras otro en tierras americanas, motivo por el que decidió interrumpir la gira y regresar de inmediato a Europa.

Durante su viaje en tren por el viejo continente, ya de camino a Viena, muchos admiradores del compositor acudieron a las estaciones donde el convoy tenía paradas previstas para rendierle muestras de aprecio y, en cierto modo, despedirse de él.

Gustav Mahler murió el 18 de mayo de 1911 y, dando claras muestras de hipocresía , aquellos quienes más le criticaron y presionaron para que abandonase la Ópera de Viena fueron quienes le rindieron el más pomposo y solemne homenaje póstumo.

Una curiosa anécdota como colofon

Apenas Sigmund Freud supo por la prensa que Mahler había fallecido, escribió a su viuda una breve carta en la que le reclamó los honorarios por la sesión mantenida en Leiden con su esposo.

Desde entonces, Alma Schlinder (que sobrevivió a su esposo más de cincuenta años) manifestó un despreciativo odio hacia el psicoanalista y siempre que hablaba de él lo hacía describiéndolo como “el idiota de Freud”.

Agradecimientos a Alberto Soler Montagud por ofrecerme esta maravillosa publicación.

Clotilde Sarrió es una terapeuta especializada en Terapia Gestalt, puedes seguir leyendo sus artículos en su famoso blog Gestalt-Terapia.es

Imagen: BostonHerald

💌 ¿Te gustó este artículo? Recibe más como este en tu correo. Suscríbete al boletín gratuito.

  • Salud Mental y Tratamientos

Pensamiento – Sentimiento – Emoción, en Terapia Gestalt

  • Clotilde Sarrió
  • 01/08/2013
Sentimiento

Es importante conocer la diferencia entre pensamiento, sentimiento y emoción:

  • El pensamiento es un fenómeno psicológico racional. Sin embargo, los pensamientos pueden activar sentimientos.

  • El sentimiento es el resultado de una emoción, a través del cual, la persona que es consciente tiene acceso a su propio estado anímico.

  • Para Jean Marie Robine, en el punto de partida de toda experiencia existe siempre una sensación física, corporal. Esto es a lo que llamamos emoción. En el bebé existen sensaciones que, al ignorar el modo en que debe expresarlas, lo hará en forma de llanto o chillidos. La “madre buena” dará sentido a lo que el bebé está expresando de tal modo que en la interacción entre la madre y el bebé la sensación podrá convertirse, por ejemplo, en emociones o, en todo caso, en sentido.

Los sentimientos no siempre vienen acompañados por acontecimientos externos

Los sentimientos sanos permiten una dinámica cerebral fluida, dando como resultado un estado anímico feliz. Pero necesitan de una razón o cauce para ser satisfechos y hacernos sentir equilibrados. Nunca hay dos situaciones iguales ni dos personas que manifiesten exactamente la misma intensidad del sentimiento desencadenado por un evento común a ellos.

Los sentimientos no siempre vienen acompañados por acontecimientos externos. Un sentimiento lo podría activar un pensamiento. Por ejemplo: el sentimiento de tristeza por la muerte de un ser querido. Nos acordamos de esa persona y a raíz de ese pensamiento sentimos tristeza.

El pensamiento produce el sentimiento del mismo modo que lo produciría un acontecimiento externo. Pero no es el pensamiento el que necesita ser procesado sino el sentimiento. Más aún, lo que se necesita liberar es la emoción, que surge a causa del sentimiento .

Los sentimientos y las emociones nos permiten tomar consciencia del medio en el que vivimos, sean agradables o desagradables. Basar el comportamiento en el momento de la emoción o mientras dura el sentimiento, puede ayudarnos mucho. Pero en el momento en que se desvanecen o cambian, si no hemos sido capaces de administrarlos, pueden transformarse en enemigos.

Un pensamiento, sentimiento, emoción, comportamiento o circunstancia, también pueden ser considerados como una oportunidad para crecer. Los sentimientos y las emociones no son algo a lo que haya que tenerles miedo ni acallarlos para evitar el dolor. Para crecer de verdad hay que sentir el dolor, hay que dejar surgir la emoción, observarla y luego liberarla.

Pasado y presente están conectados. La experiencia del pasado directa o indirectamente nos hace sentir lo que sentimos en el momento presente. Quien mira el pasado no siempre vive en el presente, simplemente revive el pasado. Revivir el pasado puede producir estrés ya que vivimos emociones (en el momento presente) a partir de un sentimiento atrapado, consecuencia de una experiencia del pasado.

También podemos considerarlos una oportunidad para crecer

¿Qué ocurre si no trabajamos los sentimientos y emociones que nos tienen atrapados? Podremos sentir estrés, soledad, ansiedad, preocupación, depresión, miedo, agotamiento, prisas, inseguridad, sensación de ser víctima, descontrol. Toda una serie de síntomas físicos.

Aplazamos los mensajes a los que no queremos enfrentarnos, por miedo al dolor.

Clotilde Sarrió es una terapeuta especializada en Terapia Gestalt, puedes seguir leyendo sus artículos en su famoso blog Gestalt-Terapia.es

Fotografía:
 Jacob Botter en Flickr.

💌 ¿Te gustó este artículo? Recibe más como este en tu correo. Suscríbete al boletín gratuito.

  • Salud Mental y Tratamientos

La oración Gestalt: «Yo soy yo y tu eres tú…» Si, pero no

  • Clotilde Sarrió
  • 23/07/2013
Gestalt

Introducción a la polémica suscitada por la oración gestalt

Aunque la llamada oración gestalt fue formulada por Fritz Perls en un contexto sociocultural muy concreto como el de la sociedad americana de los años sesenta, sigue siendo para muchos una especie de verdad absoluta que siguen con adoctrinado fervor.  Sin embargo, y aun considerando que las interpretaciones que surgen de esta oración pudieran tener sentido en la década en cuestión, no ocurre así en un marco social como el actual que cuenta con unas expectativas distintas y distantes en lo que a demandas y prioridades respecta. Muy probablemente, la proximidad a la posguerra mundial de los sesenta invistió aquella época de unas singularidades que se vieron potenciadas por la incapacidad de los norteamericanos para desligarse de muchas adhesiones que les hacía funcionar mal como individuos y propiciaron el individualismo como una alternativa o remedio curativo.

Sin embargo, no deberíamos olvidar que, desde su nacimiento como una revisión de la teoría psicoanalítica freudiana, la Terapia Gestalt aportó la innovación –entonces revolucionaria– de una transición del pensamiento individualista a un pensamiento postmodernista, lo que, en principio, se opondría al individualismo que destila la oración  gestalt objeto de este artículo, una contradicción que de momento dejaremos en suspenso a la espera de analizarla en el momento oportuno…

Hagamos algo de historia

A fin de ubicar al lector, podría resultar didáctico acudir a los orígenes y recordar que la Terapia Gestalt nació en Nueva York en 1951 cuando el matrimonio Perls, junto a un grupo de intelectuales, entre los que cabe destacar a Paul Goodman y a Isadore From, mantuvieron incontables y fructíferas reuniones en las que las ideas de Perls fueron tomando forma hasta adquirir la entidad suficiente para que Goodman –dotado de una gran facilidad en el arte de escribir, al menos mucho mas que Fritz Perls– las transcribiera convirtiéndolas en texto. Fue así como, en 1951, se publicó una obra titulada Terapia Gestalt: Excitación y crecimiento de la personalidad humana en la que aparecieron como coautores Fritz Perls, Ralf Hefferline y Paul Goodman, obra que es conocida como PHG,abreviatura formada con la primera letra de los apellidos de cada uno de ellos. Esta obra supuso un hito ya que se erigía como el texto fundacional que sentó las bases teóricas de esta escuela de psicoterapia y por primera vez se denominaba Terapia Gestalt a esta nueva corriente.

Habría que incidir en que la principal revolución de la Terapia Gestalt fue la transición de un modelo de pensamiento individualista a un modelo de campo, en el que ya no era la unidad cuerpo-mente quien sentaba las bases del concepto del holismo al incluirse también el entorno. Así, el objeto de la  psicología y de la psicoterapia dejaban de ser la psique o el sujeto y pasaba a ser “la experiencia” de la persona que tiene lugar en el campo que constituye un organismo y su entorno.

Perls evoluciona en sus postulados

En la transición de la década de los cincuenta a los sesenta, Fritz Perls experimentó un profundo cambio en su posicionamiento, tanto fue así que renunció a los orígenes y fundamentos de la corriente gestáltica por él creada cuando se trasladó a California para enseñar la Terapia Gestalt mas como forma de vida que como un modelo de terapia.

Fritz Perls dejó el Instituto de Nueva York bajo la dirección de su esposa, Laura Perls, migró a la costa Oeste de los Estados Unidos y en 1964 se incorporó al Instituto Esalen  de California, un centro especializado en la educación alternativa de corte humanista que posibilitaba la realización de estudios interdisciplinarios que generalmente no eran atendidos (o eran abiertamente rechazados) por el establishment académico tradicional. Este punto de inflexión marcaría la escisión o cisma de lo que, a partir de entonces, serían las dos corrientes de la Terapia Gestalt que aun hoy dividen a esta disciplina: la Gestalt Teórica de Costa Este y la Gestalt Ateórica de Costa Oeste.

Gestalt teórica versus Gestalt ateórica

Fritz Perls, PHG, Claudio Naranjo

En la historia de la Gestalt norteamericana encontramos pues dos corrientes contrapuestas en su modo de conceptualizar la Terapia Gestalt: de un lado tenemos la llamada Gestalt de la Costa Este (New York, Cleveland) interesada en la sistematización teórica y  fundamentalmente en la Teoría del Self contemplada en el PHG o texto fundacional. De otro lado, que no sería descabellado considerar opuesto, encontramos la Gestalt de la Costa Oeste (Esalen, California) a la que Claudio Naranjo denomina “experiencialismo ateórico” y cuyas características –según este autor– son un “intuicionismo que se reconoce como tal” y que no contempla como base teórica la Teoría del Self.

Maticemos algunos aspectos que diferencian y oponen a ambas vertientes:

  1. La Terapia Gestalt vertiente teórica de la Costa Este (en lo sucesivo la llamaremos Gestalt de la Costa Este), está constituida por un amplio grupo de pensadores, representantes del marco de esta corriente terapéutica, filosófica y humanista que carece de un líder o cabeza visible y adalid de la misma. Por el contrario, La Terapia Gestalt vertiente ateórica de la Costa Oeste (en lo sucesivo la llamaremos Gestalt de la Costa Oeste) considera a Fritz Perls como un mito o una suerte de gurú de quien su discípulo, el psiquiatra Claudio Naranjo, sería una especie de profeta.

  2. Tras su traslado a California y la incorporación al Instituto Esalen (1964), Perls dió un golpe de timón a la Terapia Gestalt al entrar en un una dinámica que aun muchos identifican con el movimiento hippy, y unas prácticas de terapias alternativas que se distanciaron del marco teórico fundacional contemplado en el PHG. Mientras tanto, su esposa Laura, en Nueva York, se mantenía fiel a los orígenes de la Terapia Gestalt y a su marco teórico.

  3. En cierto modo, la Gestalt de la Costa Este se caracterizaría por la intelectualización  y el respeto al marco teórico y la metodología en el modo de abordar la relación terapéutica, mientras que la Gestalt de California devendría en visceral, intuitiva, teatral y catártica.

La Oración Gestalt

<

p style=»text-align: center;»>“Yo soy yo y tu eres tu

<

p style=»text-align: center;»>Yo no estoy en este mundo para cumplir tus expectativas y,

Tu no estas en este mundo para cumplir las mías.

Tu eres tu y yo soy yo.

Si en algún momento o en algún punto nos encontramos,

y coincidimos, es hermoso.

Sino, pocas cosas tenemos que hacer juntos.

Tu eres tu y yo soy yo” (Fritz Perls)

Una vez leída con detenimiento, la Oración Gestalt creada por Perls, a la que muchos consideran un mantra capaz de ayudar en mil conflictos o una llave que les abra las puertas a un pleno conocimiento, es fácil concluir que, en su contenido, dicha oración no encaja con los planteamientos gestálticos.

Habida cuenta de cual fue la evolución de Perls y su trayectoria vital-biográfica-existencial, es muy probable que cuando formuló la famosa oración, lo hiciera en un momento puntual y sólo como una herramienta pedagógica que le ayudara a difundir su modelo, sin tener en cuenta la difusión que alcanzaría, los efectos a que daría lugar, la polémica que generaría y las consecuencias negativas que tendría para una disciplina seria y ajustada a un marco teórico y metodológico como es la Terapia Gestalt de la vertiente teórica y ortodoxa, es decir, la de la Costa Este.

Consideremos que en nuestro actual contexto social y cultural, esta “oración” lleva implícita una invitación al egotismo, entendiendo como tal la concesión de una de excesiva importancia a sí mismo y a las propias experiencias vitales que podríamos resumir en la tendencia a hablar o escribir de modo excesivo sobre si.

Hay un egotismo patológico que supone la interrupción del proceso de contacto. Se trata de una forma vivir en constantemente aislamiento y con una gran dificultad para el intercambio con el entorno. Es una actitud rígida que, como forma de vida, puede dar lugar a una personalidad narcisista.

Hay también un egotismo sano que supone el cierre de la frontera-contacto y constituye, no la imterrupción sino la retirada del entorno. Podríamos explicarlo simplificando que, cuando ya se ha satisfecho la necesidad y ha finalizado el intercambio con el entorno, surge un período de retirada, de relajación, en el que es posible la asimilación de la experiencia.

Soy consciente de la complejidad que estos conceptos le puedan suponer al profano por tener que enfrentarse y asimilar en unas cuantas líneas algo que requiere años de formación, pero así como ha sido preciso dejar constancia del egotismo, lo es igualmente dar unas pinceladas a lo que la Terapia Gestalt entiende por contacto. Dicho del modo mas sencillo e inteligible, el contacto es la operación que tiene lugar entre el “Yo” y el“No-Yo”, es decir, entre el organismo y su entorno. Hay que tener en cuenta que ningún ser vivo puede sobrevivir sin entorno y que la función fundamental del contacto es la supervivencia (respirar, comer, protegerse) de tal modo que el “Yo” (organismo) irá al encuentro –en el entorno– de aquello que es “No-Yo” y que constituye una novedad.

¿Y que tiene esto que ver con la oración gestaltica? , se preguntarán muchos, sin duda con razón.

Teniendo en cuenta que la Terapia Gestalt mantiene la teoría de que nacemos con la potencialidad de relacionarnos igualitariamente, y que es a través del contacto (es decir en el encuentro con el otro) donde nos enriquecemos, la oracion formulada por Perls deja de ser gestálticamente coherente –si se me permite expresarlo de este modo–, tanto que para que cobre un verdadero sentido, se impondría reestructurarla, por ejemplo como hizo la reputada Psicóloga Clínica y Terapeuta Gestalt Carmen Vázquez quien, a modo de respuesta-reacción a la oración de Perls, la modificó dejándola como sigue:

“Yo hago mis cosas y tú haces las tuyas.

En muchas de las cosas que hago, tú tienes mucho que ver,

Y en muchas de tus cosas yo he contribuido.

Yo puedo ser yo contigo mientras tú puedas ser tú conmigo.

Yo seré yo mientras tú seas tú;

Y aunque por casualidad nos hayamos encontrado,

Continuemos juntos o separados,

Nuestra vida nunca volverá a ser la misma ya que

Nuestro encuentro nos habrá enriquecido” (C. Vázquez Bandín)

Personalmente, y si me encontrara en la tesitura de tener que escoger una de las dosoraciones, me decantaría por la versión ‘modificada’ de Carmen Vazquez, y lo haría con la contundencia y el respeto que igualmente les otorgo a quienes opten por escoger la primera, la ‘original’ y creada por Fritz Perls, muy a pesar de no comulgar con ella en algunos de sus planteamientos. Podría resumirse este personal planteamiento en una frase de Jean-Marie Robine extraída de su libro Manifestarse gracias al otro:

“Sin el otro, no se abre nada. Sin el otro, no existe nada. Sin el otro, el self no existe; sin el otro, la expresión no existe; sin el otro, no existe la palabra”

Clotilde Sarrió es una terapeuta especializada en Terapia Gestalt, puedes seguir leyendo sus artículos en su famoso blog Gestalt-Terapia.es

💌 ¿Te gustó este artículo? Recibe más como este en tu correo. Suscríbete al boletín gratuito.

  • Salud Mental y Tratamientos

El duelo desde la perspectiva de la terapia Gestalt – Carta a una amiga muerta

  • Clotilde Sarrió
  • 04/07/2013

Le estoy inmensamente agradecida a mi querida amiga Sol Genafo por haberme hecho partícipe de esta hermosa carta. Una carta impregnada de un gran sentimiento de amor hacia una amiga desaparecida hace ya diez años, el tiempo que ella ha tardado en ser capaz de poder escribirla.

“Lo que una vez disfrutamos, nunca lo perdemos. Todo lo que amamos profundamente se convierte en parte de nosotros mismos” (Hellen  Keller)

A pesar de saber “intelectualmente” que somos mortales, el fallecimiento de un ser querido resulta un acontecimiento terrible, muy difícil de aceptar. La ruptura del vínculo, tan fuerte e importante, produce mucho sufrimiento y pone en cuestión los fundamentos del ser y existir humanos, afectando de manera importante a las relaciones familiares y sociales más básicas.

En el duelo se altera el concepto del tiempo, un factor que va a influir en la manera de enfrentarse con la realidad en la ausencia del ser querido.

Existen varias formas de tiempo, entre ellos:

• Tiempo cronológico. Es el tiempo social compartido por todos.

• Tiempo Kairos. En Terapia Gestalt es el momento oportuno para hacer algo y, sólo se sabe, cuando se hace.

• Tiempo subjetivo. Es el modo de vivir el tiempo cronológico. Cuando existe algo en el entorno que motiva el tiempo cronológico se vive más corto que el tiempo subjetivo.

En el duelo, el futuro se queda despoblado ya que previamente había construido un futuro con la persona ausente y, cuando ésta desaparece, lo hace también el futuro construido con ella. El pasado se traslada al presente alterando con ello el tiempo cronológico que se hace eterno , desapareciendo así el tiempo subjetivo.

Al escribir esta carta, mi amiga Sol, sin ser consciente de ello, sitúa el pasado y el presente en su lugar. De este modo construye “pequeños futuros” que implican una línea de futuro.

Acabar con un duelo no significa acabar con el recuerdo.

“La muerte se lleva todo lo que no fue, pero nosotros nos quedamos con lo que tuvimos.” (Mario Rodjzam)

Elena, amiga mía:

Hace mucho que no te escribo, es verdad, pero siempre en la creencia de que allí donde estés cualquier palabra va a tardar mucho en llegar, lo he ido dejando.
¡Todo acabó de una manera tan brusca…! Lo recuerdo como si acabara de ocurrir. Estaba yo traduciendo Cicerón (De Amicitia) pues al día siguiente tenía el último ejercicio de la oposición. Sonó el teléfono; era tu madre, desde su casa. Qué raro; la suponía contigo, pues acababas de dar a luz a tu segundo hijo. Me dijo que te habías ido, para siempre. – No -le dije- te tienes que estar equivocando. ¡Qué torpe es uno cuando le oprimen los sentimientos! Insistí, incluso: “- Aurora, mañana, al salir de mi examen, voy a ir a llevarle unos gladiolos” “No, querida, se los tendrás que llevar al cementerio, pues mañana…” La interrumpí: “- Aurora, no son para una fría lápida, son para mi amiga”…- No seguí escuchando; sólo oía, como si tuviera la cabeza dentro del agua, palabras como “negligencia médica”, ” ella te quería mucho…” No fui al entierro. Han pasado 10 años.

Te podría contar que por aquí todo sigue igual; con distintos nombres, propios y comunes, pero igual. En el Archivo de Palencia tus compañeros siguen con sus códices y manuscritos, agazapados en la Edad Media, huyendo del doloroso día a día de nuestra edad mediocre. Todos saben que nunca volverán a tener una Directora como tú.

Sigo yendo a menudo a Israel aunque ya, desde tu posición privilegiada, no me dirías: “Cuánto has tardado en volver, te echaba de menos”. Además cualquier día, como esto siga así, me voy para allá, a refugiarme en las Cuevas de Qumrán con la congregación de los esenios.
¿Sabes? He estado releyendo nuestro abundante intercambio epistolar y compruebo que me sigo riendo por las mismas cosas, que muchos de mis anhelos se han cumplido y resulta que algunos, una vez conseguidos, no eran para tanto. En cambio, también me doy cuenta de que he dejado de ilusionarme de aquella manera con los sueños; será la edad, que desaconseja dibujar castillos en el aire.

Por cierto, cuando juego a imaginar cómo estarías ahora con cuarenta y siete años, siempre me detengo en el mismo punto, qué música escucharía ahora una melómana como tú. Supongo que allí, música celestial y poco más, ¿no?
¿Te acuerdas, Elena, cuando, después de estar un tiempo sin tratarnos, como pasa a veces en cualquier amistad, nos llamamos para anunciarnos atropelladamente una a la otra, que nos casábamos? Oh, destino travieso, amigas desde la infancia y sin calcularlo nos casamos a unos días de diferencia. Aún conservo con emoción el pañuelo de encaje que envolvía tu ramo. Ese trocito de tela y el abrazo que nos dimos después, los guardo en mi cajón secreto de cosas importantes.

Y qué más… que han caído algunos muros, que se han levantado otros y que yo sigo dándome contra la pared porque, como escuché una vez, aún no he aprendido a derrapar. Y mira que me lo advertías. Nadie como tú conoce los recovecos de mi alma.
Todavía me estremezco cuando pienso en una llamada que hice a tu casa para hablar un poquito con tu hijo Víctor; el otro era tan pequeñín que todavía no sabía decir nada. Le dije que seguramente no recordaba quién era yo, pero que le quería mucho y él, con la espontaneidad de sus cinco añitos, me contestó que sí, que yo era “ la más mejor amiga de su mamá” y que tú le habías contado muchas cosas de mí, “antes de irte al Cielo”. A esa parte especial reservada a las mamás, que nunca mueren del todo mientras tengan que cuidar a sus hijos -pensé yo. Claro, a partir de ahí, a duras penas pude añadir nada. Me limité a decirle que tenía un regalito para él. La verdad, entre nosotras, lo hice sabiendo que esa frase nunca falla con los niños y despedirme así para deshacer a solas el nudo de mi garganta. Eso sí, tiempo después, cuando le vi, le di lo prometido, un pequeño telescopio. ¿Qué te parece? A él le hizo mucha ilusión la idea de contemplar las estrellas.

No te lo vas a creer, pero hace poco he vuelto a ver a antiguos compañeros del colegio (“Wish you were here”). Ya sabes, siempre nos quedará Port Bou. Uno de esos viajes que se hacen para no volver, al menos no del todo. Allá, curiosamente cerca de la frontera, se quedó una parte de todos nosotros, de aquellos colegiales que cantaban, reían, coqueteaban con el amor…inmersos en esa alegría inconsciente que nunca volverá.
Ya sabes, Elenita, que tengo muchos, demasiados, seres queridos donde tú estás. Así que, por favor, hazles llegar mil besos mil y la petición de que me sigan cuidando. Ya sé que a menudo me echan un capote pero les necesito tanto…Así como necesitaría oír tu bondadoso y siempre oportuno, “Nena, tú vales mucho”, que tanta seguridad me daba.
Pues eso, Amiga, guárdame sitio como en el cole, cuando nos levantaban el rígido orden alfabético. A poder ser, para dentro de mucho tiempo. No es por falta de ganas de verte, es que tengo miedo a las Alturas.

Besines como los de tu tierra. Sol.

(Conoce más sobre la terapia Gestalt en el blog de Clotilde Sarrió)

Imagen:  IsleShire en Flickr

💌 ¿Te gustó este artículo? Recibe más como este en tu correo. Suscríbete al boletín gratuito.

  • Salud Mental y Tratamientos

El ciclo de la experiencia en terapia Gestalt – El proceso de contacto

  • Clotilde Sarrió
  • 20/06/2013

Los autores Erving Poltser & Miriam Poltser, Zinker y Katzeff de la escuela de Cleveland representaron en un circulo a la experiencia de contacto denominándolo : “Ciclo de la Experiencia”.

Para la Terapia Gestalt, el llamado ciclo de la experiencia es el núcleo básico de la vida humana, dado que ésta no es más que la sucesión interminable de ciclos. También se le conoce como el “Ciclo de la autorregulación organísmica”, pues se considera que el organismo sabe lo que le conviene y tiende a regularse por sí mismo.

La conceptualización de este ciclo pretende reproducir cómo los sujetos establecen contacto con su entorno y consigo mismos. Explica también el proceso de formación figura/fondo: cómo surgen las figuras de entre el fondo difuso, y cómo una vez satisfecha la necesidad dicha figura vuelve a desaparecer.

El ciclo de la experiencia se inicia cuando el organismo, estando en reposo, siente emerger en sí alguna necesidad; el sujeto toma conciencia de ella e identifica en su espacio algún elemento u objeto que la satisface, vale decir, que dicho elemento se convierte en figura, destacando sobre los demás que son el fondo. Acto seguido, el organismo moviliza sus energías para alcanzar el objeto deseado hasta que entra en contacto con él, satisface la necesidad y vuelve a entrar en reposo nuevamente.

En el esquema clásico del ciclo se identifican seis etapas sucesivas:

Sigue leyendo en Gestalt-Terapia

💌 ¿Te gustó este artículo? Recibe más como este en tu correo. Suscríbete al boletín gratuito.

  • Salud Mental y Tratamientos

“Medianoche en París»- una lectura gestáltica

  • Clotilde Sarrió
  • 12/06/2013

Midnight in París es una comedia romántica ambientada en el París actual que narra las peripecias de una familia de clase alta (un matrimonio millonario, la hija de ambos y su prometido) durante un viaje a la ciudad del Sena en el que vivirán unas experiencias que cambiarán sus vidas.

A partir del idealizado y nostálgico enamoramiento que el protagonista del filme, el joven y bohemio guionista Gil Pender, siente por la ciudad, sobre todo por el París de principios del siglo XX, Woody Allen se recrea en algo tan común como la falaz ilusión que comparten quienes creen que una vida diferente a la suya les sería mas placentera.

Conforme avanza la urdimbre argumental, Gil Pender se enfrenta al dilema de tener que escoger entre dos mundos en una suerte de simbiosis “día-noche” en la que se ve inmerso y en la que alterna entre unos escarceos diurnos con los que intenta descubrir el París de sus sueños, con las experiencias irreales y delirantes de unas noches parisinas en las que, sin saber como, consigue trasladarse a un mundo de fantasías instalado en la época que siempre soñó. Es así como cada noche viajará a través de unas surrealistas y extemporáneas experiencias que, no obstante, terminan ocasionándole mas infelicidad que placer.

En cierto modo, Woody Allen edifica el original y atemporal entramado de este film sobre la cínica y pesimista proclama de que vivir, aun cumpliéndose nuestros sueños y fantasías, siempre supone un esfuerzo que genera mas insatisfacción y trastornos que placer y tranquilidad .

Una lectura gestáltica del filme

Ya desde el principio, la trama de la película muestra al espectador el tránsito entre “lo real” y “lo imaginario” de un individuo que no vive su vida como propia como consecuencia de una dicotomía en la que su deseo es siempre el deseo del “otro”.

Para evadirse de una realidad que no acepta (porque no le gusta y porque no la ha decidido libremente), el protagonista se refugia en la fantasía de un“viaje en el tiempo” a través de un sueño lúcido que le transporta a la época en que le habría gustado vivir: el París de los años veinte (“el mejor momento que existió jamás” para el joven Gil Pender) donde conocerá, en primera persona y en tiempo real, ese mundo que siempre deseó, y en el que coincidirá con afamados escritores, pintores y artistas de la mas genuina bohemia. De ellos aprenderá que actuar al dictado del corazón, con coraje y sin miedo a la pérdida, es el único modo que le permitirá huir de la mediocridad y el tedio, y conseguir una vida digna de ser vivida así como vencer su temor a la muerte.

En su viaje a través del tiempo y a través de si mismo y sus mas íntimas circunstancias y represiones, el protagonista se acabará enfrentando a la disyuntiva de tener que elegir entre un desahogado futuro junto a su adinerada novia (integrada como un elemento perteneciente a “su mundo real”, a “su día”), y la repentina atracción que siente por una mujer completamente distinta, sencilla y desinhibida la que conoce en “su surrealista mundo irreal” (esa vida que experimenta y disfruta en “su noche” ) que, como él, es capaz de disfrutar de un placer tan inocente como pasear mojándose bajo la lluvia, una simple anécdota que para Gil resulta trascendente y decisoria.

Tras múltiples y abrumadoras dudas, Gil consigue por fin discernir entre lo “real” y lo “irreal” y, por primera vez, toma conciencien de qué es lo que tiene que dejar y qué es lo que tiene que tomar y hacer con su vida.

A partir de ese momento surgirán las consecuencias inherentes a la toma de decisiones y nada será tan fácil como quien cree ya resueltos sus problemas ni tan difícil como imposibles de resolver parecían al hacerles frente al principio.

Reflexión

Son muchos a quienes les disgusta su presente en la misma cuantía que les angustia su futuro. Viven añorando el pasado, sin ser conscientes de que también en “su ayer” lucharon por lo mismo, sufrieron las mismas frustraciones y renegaron de su vida tal y como lo hacen en “su ahora”.

En cualquier época de la vida, todo será mas difícil si el individuo no logra adaptarse adecuadamente, si no se atreve a ser “auténtico” y si espera demasiado de “la realidad” sin llegar a comprometerse plenamente con ella.

Consideremos que los problemas humanos son atemporales porque “han ocurrido”, “ocurren” y “seguirán ocurriendo”.

Es cada uno quien construye su entorno propicio en base al uso adecuado que hace de su libertad al elegir o rechazar lo que el entorno nos ofrece. Y esto solo es posible cuando se llega a tomar decisiones por uno mismo.

Clotilde Sarrió es autora del reconocido blog Gestalt-Terapia

💌 ¿Te gustó este artículo? Recibe más como este en tu correo. Suscríbete al boletín gratuito.

  • Artículos de opinión (Op-ed)

Melody Gardot – De la adversidad al éxito: un ejemplo de resiliencia

  • Clotilde Sarrió
  • 11/06/2013

Así como en mi actividad profesional, como Terapeuta Gestalt me es difícil afrontar problemas que me dejen indiferente, de igual modo me ocurre más allá del ámbito laboral, y algo así sucedió cuando conocí la historia de Melody Gardot, una jovencísima cantante y compositora de jazz estadounidense que en febrero de 2013 cumplió veintiocho años. Me conmocionó tanto, y tan profundamente, su valentía y su modo de reaccionar tras sufrir un terrible accidente de tráfico, hace casi una década, que decidí escribir algún día sobre ella. Y hoy, el tiempo y las circunstancias se han aliado para que al fin pueda hacerlo.

Como dice el enunciado de este artículo, la historia de Melody es un ejemplo de resilencia (resulta curioso cuánto ha proliferado el uso de términos psicológicos en el lenguaje coloquial: resilencia, empatía, pulsiones, asertividad…) entendiendo como tal, la facultad que ciertas personas poseen para superar las adversidades y traumas emocionales e incluso salir fortalecidas de ellos.

Pero empecemos por el principio. Melody Gardot nació en el estado de Nueva Jersey, en 1985. Hija de madre soltera, fue criada por sus abuelos y a los nueve años comenzó su formación musical recibiendo clases de piano. A los 16 ya actuaba en algunos clubes de Filadelfia, aunque más por hobby que por ansias de dedicarse profesionalmente a la música.

Cuando contaba 19 años, cierta mañana, mientras circulaba en bicicleta por las calles de Filadelfia, fue atropellada por un Jeep Cherocke que se saltó un semáforo en rojo y como consecuencia del accidente sufrió una doble fractura de pelvis así como graves heridas en la columna vertebral y en la cabeza, que le ocasionaron severos problemas neurológicos y la imposibilidad, por un tiempo, de ser autosuficiente para ver, hablar o comprender así como también para realizar tareas tan elementales como comer.

Melody quedó postrada en cama más de un año mientras soportaba secuelas como una amnesia a corto, medio y largo plazo, cierta dificultad con la noción del tiempo y una hipersensibilidad extrema tanto a la luz (aun lleva gafas oscuras, incluso en el escenario) como al sonido. Por todo ello, se vio en la necesidad de reaprender tareas tan sencillas como cepillarse los dientes, depilarse las piernas, lavarse las manos e incluso hablar.

De algún modo, el cerebro de Melody era como el disco duro de un ordenador al que, aun conteniendo toda la información previa al accidente, le era imposible establecer las conexiones neuronales adecuadas para poder recuperarla y aplicarla a cada situación en la que fuera necesario utilizarla.

En una entrevista realizada por el periódico ABC (2012) manifestó: «Tuve que aprender todo de nuevo, fue como ser reducida al núcleo. Solo me quedaba la voz interior, estaba sola, y tenía un monólogo de David Lynch en la cabeza todo el tiempo, era como vivir en la película “La escafandra y la mariposa”».

Para paliar las consecuencias traumáticas del suceso, el médico encargado de su rehabilitación la animó a componer música mientras durara su larga convalecencia, y así fue como dio comienzo una ejemplarizante historia de superación personal en la que la música tuvo un importantísimo papel.

Con una paciencia a prueba de contratiempos, Melody aprendió a tararear y registrar los sonidos que emitía en una grabadora. Así, poco a poco, estimuló las neuronas que fueron recuperando lo que había aprendido ya desde sus clases de piano en la infancia. El siguiente paso fue tararear con la ayuda de una guitarra y, de este modo, componer canciones.

Con un tesón digno de encomio y un ejemplo de resilencia elevado a la enésima potencia, Melody Gardot consiguió ‘reiniciar’ su cerebro sin necesidad de ningún formateo traumático sino sólo extrayendo con suavidad la información que allí aguardaba hasta que la música y su perseverancia la hicieran emerger.

El resultado fue un disco sencillo al que siguió su primer álbum: “Some lessons. The Bedroom Sessions” (2005) (“Algunas lecciones. Las sesiones de dormitorio”), una colección de temas en los que Melody contempla desde una perspectiva positiva y revitalizadora unas dotes y aptitudes de nuevo recuperadas. “Sin ese accidente quizá no tendría mucho que decir”, declaró entonces la compositora y cantante.

De ahí a seguir componiendo y a llenar auditorios por todo el mundo, había sólo un paso y Melody Gardot supo darlo. Vaya si lo dio. Doy constancia de ello porque aun guardo fresco en mi mente su memorable concierto en el Palau de la Música de Barcelona (dentro del Festival del Mil·lenni de Barcelona) al que tuve ocasión de asistir, aplaudir a rabiar y, por primera vez, encontrarme con un fenómeno curioso, pues al solicitarse los preceptivos bises con que el público siempre se muestra reacio a dar por concluida una actuación memorable, a quien más le costó abandonar el escenario fue a la propia Melody Gardot, pues a pesar de ese inseparable bastón que le confiere seguridad en la estática de su aun frágil sentido del equilibrio, bailó e hizo casi tantos bises como canciones había interpretado según el horario estipulado en el contrato.

No quisiera concluir esta reseña sin citar una de las frases preferidas de Melody, una cita de Louis Pasteur: “La suerte favorece a la mente preparada”.

Y tampoco quiero concluir sin ofrecer una muestra de la sensibilidad con que Melody Gardot interpreta una curiosa versión de la canción Over the Rainbow, en la que ella misma toca las escobillas sobre una caja sin más elementos que un set de batería, mientras el bajista arremete con su instrumento como si de una guitarra se tratara.

Clotilde Sarrió es autora del reconocido blog Gestalt-Terapia

💌 ¿Te gustó este artículo? Recibe más como este en tu correo. Suscríbete al boletín gratuito.

Paginación de entradas

Anterior1…345

Apoya a Psyciencia con tu membresía 💞.    

Únete a Psyciencia Pro
  • Inicia sesión
  • Tips para terapeutas
  • Podcast
  • Recursos
  • Webinars
  • Artículos
  • closeup photo of blue pen tinted spiral notepad placed beside pen die cast car and coffee cup
    Cómo tomar buenos apuntes (y recordar lo que lees)
  • reflection photo of man standing on dirt road
    No todo es psicología (15): Montaña, playa, lluvia y barro
  • No todo es psicología (36): Trata el fracaso como un científico
  • Entender el trastorno dismórfico corporal (guía)
  • Elementos de la terapia dialéctica conductual para el abordaje del riesgo suicida
Psyciencia
  • Contáctanos
  • Publicidad
  • Nosotros
  • Publica
Psicologia y neurociencias en español todos los días

Ingresa las palabras de la búsqueda y presiona Enter.