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Ciencia y Evidencia en Psicología

2850 Publicaciones

Investigación, neurociencia, modelos teóricos y psicopatología

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Aumentar el salario mínimo retrasa los matrimonios y reduce significativamente las tasas de divorcio

  • 27/04/2022
  • Equipo de Redacción

Los estados que aumentaron sus salarios mínimos retrasaron los matrimonios y redujeron las tasas de divorcio entre los trabajadores con salarios bajos. Este hallazgo surge del primer estudio que examinó sistemáticamente el impacto de los aumentos del salario mínimo en la estabilidad del matrimonio en Estados Unidos (Karney et al., 2022).

El autor de la investigación ha dedicado los últimos 30 años el estudio del matrimonio y el divorcio, principalmente en parejas de bajos ingresos durante sus primeros años de matrimonio. Kamey explica que los estados han centrado sus esfuerzos por promover matrimonios más fuertes exclusivamente en la educación relacional, un enfoque que asume que las dificultades de las parejas más pobres provienen de no saber cómo comunicarse de manera efectiva. Sin embargo, en sus investigaciones encontró que el principal obstáculo para un matrimonio feliz cuando se trata de parejas pobres era el estrés de ser pobre. Por tanto, se preguntó si las políticas que reducen la desigualdad de ingresos afectarían el matrimonio y el divorcio, aunque no apunten directamente a las relaciones.

Qué metodología usaron

Con el objeto de dilucidar tal interrogante, Kamey y sus colegas analizaron datos recopilados por la Encuesta de Población Actual, que incluye 60.000 hogares, y la Encuesta de la Comunidad Estadounidense, que incluye 300.000 hogares. Los datos se recopilaron desde 2004 hasta 2015, y el análisis se centró en personas de 18 a 35 años, que constituyen la mayoría de los que ganan el salario mínimo.

Qué encontraron

A pesar de las preocupaciones sobre la posibilidad de que los aumentos del salario mínimo provoquen desempleo, los investigadores descubrieron que los aumentos del salario mínimo tenían efectos positivos significativos en los ingresos y ningún efecto en las horas trabajadas. Los aumentos en el salario mínimo también se asociaron con tasas reducidas tanto de matrimonio como de divorcio entre los hogares de bajos salarios. También hallaron que un aumento de U$s1 por hora en el salario mínimo estatal correspondía a una disminución del 3% al 6% en las tasas de matrimonio y una disminución del 7% al 15% en las tasas de divorcio en intervalos de 1 y 2 años.

En base a esto, los autores señalan que las políticas que facilitan la vida de las parejas que tienen dificultades financieras pueden tener efectos poderosos en el matrimonio y el divorcio “sin enseñarle nada a nadie”, los formuladores de políticas que se preocupan por la salud y la estabilidad de las familias trabajadoras deben invertir en programas que mejoren su calidad de vida, independientemente de si esos programas se enfocan directamente en cómo se comunican las parejas. Cuando se les brindan los recursos adecuados, las parejas pueden descubrir cómo comunicarse sin la ayuda de los educadores de relaciones.

Queda para futuras investigaciones examinar si aumentar el salario mínimo afectó las decisiones sobre el matrimonio y el divorcio al reducir el estrés financiero, aumentar la confianza de las parejas en el futuro, aumentar la estima de las parejas entre sí, u otra cosa.

Los investigadores señalaron que los hallazgos son consistentes con los efectos del Programa de Inversión Familiar de Minnesota, un programa estatal federal que brinda asistencia de ingresos a hogares de bajos salarios, que han encontrado que reduce las tasas de divorcio hasta en un 25% (Gennetian & Manpower Demonstration Research Corporation, 2003).

“Es fácil para los formuladores de políticas y quienes trabajan con parejas asumir que el destino de una relación está en manos de la pareja, y esta es la suposición que dirige la atención hacia las intervenciones educativas”, dijo Karney. “Este trabajo apoya una perspectiva alternativa: la forma en que dos personas se relacionan en sus momentos más íntimos se ve profundamente afectada por circunstancias ajenas a la pareja y fuera de su control”, concluye el autor.

Referencias bibliográficas:

  • Gennetian, L. A., & Manpower Demonstration Research Corporation. (2003). The Long-term Effects of the Minnesota Family Investment Program on Marriage and Divorce Among Two-parent Families. https://books.google.com/books/about/The_Long_term_Effects_of_the_Minnesota_F.html?hl=&id=q2irSgAACAAJ
  • Karney, B. R., Wenger, J. B., Zaber, M. A., & Bradbury, T. N. (2022). State minimum wage increases delay marriage and reduce divorce among low‐wage households. En Journal of Marriage and Family. https://doi.org/10.1111/jomf.12832

Fuente: Psypost

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Vivir con un propósito puede ayudar a prevenir la enfermedad de Alzheimer y otras demencias

  • 26/04/2022
  • Equipo de Redacción

El bienestar mental puede ayudar a proteger la salud del cerebro a medida que envejecemos. Un estudio reciente vincula fuertemente el tener un propósito y significado en la vida con el riesgo reducido de deterioro cognitivo leve y demencia (Bell et al., 2022). Así, las actividades significativas que involucran la mente, el cuerpo y el espíritu pueden ayudar a prevenir la enfermedad de Alzheimer y otras demencias.

Según el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento, las personas mayores de 65 años representarán el 16% de la población mundial para 2050, un aumento del 50% desde 2010. Se espera que la prevalencia mundial de la enfermedad de Alzheimer y otras demencias se triplique para 2050, de unos 57 millones a 152 millones (Nichols & Vos, 2020).

¿Por qué es importante?

Los adultos mayores con demencia enfrentan mayores riesgos de enfermedades mentales como la depresión. Las investigaciones muestran que un estilo de vida saludable, como mantener el cerebro activo, el ejercicio regular y una dieta equilibrada, reduce el riesgo de demencia (Dominguez et al., 2021). Otros estudios han demostrado un fuerte vínculo entre la psicología positiva y los resultados de salud física (Park et al., 2016), mientras que la investigación sobre el envejecimiento saludable muestra que el bienestar mental puede desempeñar un papel en la longevidad (Klusmann et al., 2019).

Qué metodología usaron

Bell y sus colegas examinaron datos de 62.250 personas en tres continentes con una edad promedio de 60 años, con el fin de comprender mejor cómo el bienestar mental se asocia con la función cognitiva y el riesgo de demencia.

Realizaron una revisión sistemática de 11 estudios donde observaron el vínculo entre los constructos psicológicos positivos (CPP) como vivir con un propósito y el riesgo de demencia y el deterioro cognitivo leve (DCL) en adultos mayores.

Qué encontraron

Tener un propósito y significado en la vida se asoció significativamente con un riesgo de demencia 19% menor. Esto fue estadísticamente más significativo que otros constructos positivos como el optimismo y la felicidad. Aún así, los hallazgos mixtos para diferentes CPP resaltan la necesidad de más investigación para explorar la relación causal entre los factores psicológicos positivos y la salud cognitiva.

Vivir con un propósito puede tener más impacto para reducir el riesgo de DCL que la felicidad debido a las diferencias entre bienestar eudemónico (por ejemplo, propósito o significado) y hedónico (por ejemplo , afecto positivo o placer), explicó la autora. Las personas con mayor bienestar eudemónico pueden tener más probabilidades de participar en otros comportamientos de protección, como el ejercicio y las interacciones sociales, señaló. Si bien un individuo puede obtener felicidad de estas conductas, la búsqueda orientada a objetivos para vivir de una manera que tenga un propósito o significativo puede actuar como motivación para vivir un estilo de vida más saludable.

Por otro lado, las actividades hedónicas que brindan felicidad a menudo son fugaces y satisfacen necesidades o impulsos. La búsqueda hedonista de la felicidad puede involucrar comportamientos sin sentido o poco saludables, incluidos los excesos. En cambio, las búsquedas eudemónicas satisfacen una determinada necesidad humana a través de un propósito o significado.

Los adultos mayores pueden encontrar significado en el fortalecimiento de las relaciones interpersonales, especialmente aquellos que han perdido a seres queridos o se han distanciado de otros miembros de la familia. Encontrar un propósito en tal fortalecimiento puede terminar promoviendo otros comportamientos de salud que protegen el cerebro y el cuerpo.

La ciencia de vivir con propósito

Si tener un propósito o significado en la vida conduce a una mejor salud mental, es posible que los factores biológicos y neurológicos desempeñen un papel. Un estudio encontró que la satisfacción con la vida aumenta con la edad debido a la mayor liberación de oxitocina (Zak et al., 2022). Según Bell, es posible que el propósito y el significado también estén asociados con biomarcadores clave relacionados con la demencia, como la neuroinflamación y la respuesta al estrés celular (Baierle et al., 2015).

Otros factores como el estilo de vida, como la actividad física y la conexión social, pueden ser útiles para prevenir el deterioro cognitivo (Poey et al., 2017). De hecho, un estilo de vida saludable se asocia con mayor esperanza de vida y menor riesgo de enfermedad de Alzheimer (Dhana et al., 2022). Además, controlar el colesterol y la glucosa en la edad adulta temprana puede reducir el riesgo de enfermedad de Alzheimer (Zhang et al., 2022).

Cuando las personas no están deprimidas se cuidan mejor en general, desde su salud física global hasta su bienestar mental, conexión social y actividades. Por eso, los autores recomiendan realizar actividades dirigidas a objetivos que son cognitivamente estimulantes y ayudan a mantenerse físicamente activo y comprometido. Así, sugieren:

  • Participar en trabajo voluntario: uno podría priorizar una buena noche de sueño y un desayuno nutritivo para hacerse responsable del trabajo que debe hacer. Además está socializando y conectándote con otras personas apasionadas por la misma causa.
  • Pasar más tiempo al aire libre (Jimenez et al., 2021).
  • Priorizar las relaciones significativas: el Estudio de Desarrollo de Adultos de Harvard, uno de los estudios más extensos sobre la vida adulta durante más de 80 años, encontró un fuerte vínculo entre la longevidad y las relaciones significativas. Fomentar nuestras relaciones con nuestra familia, amigos y comunidad también puede ayudar a protegernos contra la depresión y la enfermedad de Alzheimer. La determinación puede disminuir el dolor que proviene de la desconexión, la vergüenza y el aislamiento.

En conclusión, si bien aún no existe una cura para la enfermedad de Alzheimer, un estilo de vida más saludable que combine dieta, ejercicio y propósito puede ayudar a prevenir el deterioro cognitivo en adultos mayores. Participar en actividades que le dan propósito y significado también puede hacer que te inclines más a elegir otros comportamientos saludables. Es un poco inútil simplemente perseguir el placer.

Referencias bibliográficas:

  • Baierle, M., Nascimento, S. N., Moro, A. M., Brucker, N., Freitas, F., Gauer, B., Durgante, J., Bordignon, S., Zibetti, M., Trentini, C. M., Duarte, M. M. M. F., Grune, T., Breusing, N., & Garcia, S. C. (2015). Relationship between inflammation and oxidative stress and cognitive decline in the institutionalized elderly. Oxidative Medicine and Cellular Longevity, 2015, 804198. https://doi.org/10.1155/2015/804198
  • Bell, G., Singham, T., Saunders, R., John, A., & Stott, J. (2022). Positive psychological constructs and association with reduced risk of mild cognitive impairment and dementia in older adults: A systematic review and meta-analysis. Ageing Research Reviews, 77, 101594. https://doi.org/10.1016/j.arr.2022.101594
  • Dhana, K., Franco, O. H., Ritz, E. M., Ford, C. N., Desai, P., Krueger, K. R., Holland, T. M., Dhana, A., Liu, X., Aggarwal, N. T., Evans, D. A., & Rajan, K. B. (2022). Healthy lifestyle and life expectancy with and without Alzheimer’s dementia: population based cohort study. En BMJ (p. e068390). https://doi.org/10.1136/bmj-2021-068390
  • Dominguez, L. J., Veronese, N., Vernuccio, L., Catanese, G., Inzerillo, F., Salemi, G., & Barbagallo, M. (2021). Nutrition, Physical Activity, and Other Lifestyle Factors in the Prevention of Cognitive Decline and Dementia. Nutrients, 13(11). https://doi.org/10.3390/nu13114080
  • Jimenez, M. P., DeVille, N. V., Elliott, E. G., Schiff, J. E., Wilt, G. E., Hart, J. E., & James, P. (2021). Associations between Nature Exposure and Health: A Review of the Evidence. En International Journal of Environmental Research and Public Health (Vol. 18, Número 9, p. 4790). https://doi.org/10.3390/ijerph18094790
  • Klusmann, V., Sproesser, G., Wolff, J. K., & Renner, B. (2019). Positive Self-perceptions of Aging Promote Healthy Eating Behavior Across the Life Span via Social-Cognitive Processes. The Journals of Gerontology. Series B, Psychological Sciences and Social Sciences, 74(5), 735-744. https://doi.org/10.1093/geronb/gbx139
  • Nichols, E., & Vos, T. (2020). Estimating the global mortality from Alzheimer’s disease and other dementias: A new method and results from the Global Burden of Disease study 2019. En Alzheimer’s & Dementia (Vol. 16, Número S10). https://doi.org/10.1002/alz.042236
  • Park, N., Peterson, C., Szvarca, D., Vander Molen, R. J., Kim, E. S., & Collon, K. (2016). Positive Psychology and Physical Health. En American Journal of Lifestyle Medicine (Vol. 10, Número 3, pp. 200-206). https://doi.org/10.1177/1559827614550277
  • Poey, J. L., Burr, J. A., & Roberts, J. S. (2017). Social Connectedness, Perceived Isolation, and Dementia: Does the Social Environment Moderate the Relationship Between Genetic Risk and Cognitive Well-Being? The Gerontologist, 57(6), 1031-1040. https://doi.org/10.1093/geront/gnw154
  • Zak, P. J., Curry, B., Owen, T., & Barraza, J. A. (2022). Oxytocin Release Increases With Age and Is Associated With Life Satisfaction and Prosocial Behaviors. En Frontiers in Behavioral Neuroscience (Vol. 16). https://doi.org/10.3389/fnbeh.2022.846234
  • Zhang, X., Tong, T., Chang, A., Ang, T. F. A., Tao, Q., Auerbach, S., Devine, S., Qiu, W. Q., Mez, J., Massaro, J., Lunetta, K. L., Au, R., & Farrer, L. A. (2022). Midlife lipid and glucose levels are associated with Alzheimer’s disease. Alzheimer’s & Dementia: The Journal of the Alzheimer’s Association. https://doi.org/10.1002/alz.12641

Fuente: Psychcentral

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

No contar con el apoyo de la pareja está asociado con cambios neurofisiológicos en el procesamiento de errores

  • 26/04/2022
  • Equipo de Redacción

No contar con el apoyo de la pareja romántica podría influir en la forma en que el cerebro procesa los errores. Una investigación encontró que los comportamientos de falta de apoyo están asociados con mayor reactividad neuronal después de cometer un error en presencia de la pareja (Palmwood & Simons, 2021). Esto podría contribuir a la toma de riesgos adaptativa, la búsqueda de objetivos, la evitación y la ansiedad.

Qué metodología usaron

La muestra final del estudio incluyó a 20 participantes (que fueron reclutados de cursos de psicología de pregrado) y sus parejas románticas. Los participantes habían estado en una relación comprometida con sus parejas durante aproximadamente un año y tres meses.

Los participantes y sus parejas primero completaron de forma independiente una variedad de evaluaciones psicológicas, incluida la Escala de personas significativas (que mide los niveles de apoyo percibido de las parejas románticas) y la Escala de socavamiento social (que mide los comportamientos percibidos de falta de apoyo, como críticas e insultos).

Los investigadores hicieron que los participantes regresaran al laboratorio aproximadamente dos semanas después, donde completaron dos veces la tarea Eriksen Flanker, una evaluación de la atención selectiva y el control ejecutivo. Durante una sesión, los participantes completaron la tarea mientras estaban sentados en una habitación vacía. Durante otra sesión, completaron la tarea con sus parejas sentadas a su lado. (Se le indicó a la pareja que permaneciera en silencio).

Palmwood y sus colegas usaron electroencefalografía para medir las respuestas cerebrales de los participantes a medida que completaban las tareas. Estaban particularmente interesados ​​en un patrón de actividad cerebral eléctrica conocido como negatividad relacionada con errores (NRE), que ocurre después de que una persona comete un error de comportamiento. La amplitud de NRE refleja el grado en que un individuo considera que un error es una amenaza, explicaron los investigadores.

Qué encontraron

El comportamiento de falta de apoyo estaba asociado con cambios en el procesamiento de errores. Los participantes que percibieron un comportamiento poco solidario de su pareja tendieron a presentar mayores respuestas de NRE cuando cometieron errores, pero solo cuando estaban sentados junto a su pareja.

Señalan los autores que cuando tu pareja no te apoya, tiendes a reaccionar con más fuerza a los errores que cometes, y esto podría deberse a que una pareja que no te apoya puede ser muy crítica de tus errores, o porque puedes haber internalizado algunas respuestas autocríticas como resultado de escuchar las críticas de tu pareja con tanta frecuencia. Esto podría ayudar a explicar el vínculo entre las relaciones románticas que no brindan apoyo y cosas como la ansiedad, la depresión y la disminución del logro de objetivos. Pero los investigadores dijeron que se necesitan estudios futuros para confirmar la generalización de los hallazgos.

Una limitación importante de este estudio es su muestra relativamente pequeña y homogénea, así como su uso exclusivo de participantes estudiantes de pregrado, explicaron. Esta investigación debe replicarse en muestras más grandes y diversas que incluyan adultos mayores en relaciones a largo plazo para mejorar la generalización de estos hallazgos.

Referencia bibliográfica: Palmwood, E. N., & Simons, R. F. (2021). Unsupportive romantic partner behaviors increase neural reactivity to mistakes. International Journal of Psychophysiology: Official Journal of the International Organization of Psychophysiology, 170, 12-19. https://doi.org/10.1016/j.ijpsycho.2021.09.008

Fuente: Psypost

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

La velocidad mental recién comienza a disminuir a los 60 años

  • 26/04/2022
  • Equipo de Redacción

La desaceleración en el tiempo de respuesta puede comenzar a los 20 años. Sin embargo, este cambio puede explicarse por una mayor cautela en la toma de decisiones y la desaceleración de los procesos no decisionales, en lugar de una desaceleración de la velocidad mental. La desaceleración de la velocidad mental se observó solo después de los 60 años (Krause et al., 2022)

Qué metodología usaron

Los investigadores analizaron datos de aproximadamente 1.2 millones de participantes, utilizando el tiempo de respuesta y las tasas de precisión recopiladas de la prueba de asociación implícita. La edad de los participantes osciló entre 10 y 80 años, cubriendo la infancia hasta la edad adulta tardía.

La prueba de asociación implícita de raza fue diseñada para medir el sesgo racial implícito. Los participantes proporcionaron decisiones binarias «buenas/malas» en 120 ensayos, clasificando palabras e imágenes en una de dos categorías. La condición congruente podría tener una clave de respuesta compartida (p. ej., tecla izquierda) para «bueno» y «blanco», mientras que la condición incongruente podría tener «bueno» emparejado con «negro». La diferencia en el tiempo de respuesta promedio en las dos condiciones se «utiliza para obtener una medida del sesgo implícito».

Qué encontraron

El enfoque analítico de esta investigación arrojó hallazgos sólidos sobre los patrones relacionados con la edad de diferentes aspectos de la cognición, separando la velocidad mental, la precaución de decisión y las partes de no decisión de tiempos de respuesta.

Los resultados replicaron hallazgos previos de disminución relacionada con la edad en el tiempo medio de respuesta. El tiempo medio de respuesta disminuyó durante la adolescencia, fue más rápido a los 20 años y, en su mayoría, aumentó linealmente después, acelerándose aún más a partir de los 60 años.

En el modelo de difusión, la precaución de decisión (es decir, la cantidad de información muestreada antes de tomar una decisión) está representada por el parámetro de separación de límites, explican los autores. Los análisis revelan que la separación de los límites disminuye entre los 10 y los 18 años, lo que sugiere que los participantes en edad universitaria eran los más propensos a sacrificar la precisión de las decisiones por la velocidad.

La cautela en las decisiones mostró una tendencia lineal positiva entre los 18 y los 65 años en la condición incongruente, luego aumentó más dramáticamente cada año hasta los 80 años. La cautela en las decisiones en la vejez fue menos pronunciada en la condición congruente, con cambios relacionados con la edad que ocurrieron alrededor de los 40 años.

Ambos hallazgos pueden atribuirse a la menor dificultad de la tarea en la condición congruente. Además, la tendencia hacia una mayor cautela en las decisiones se hace evidente muy pronto en la vida adulta. El aumento en la cantidad de información muestreada antes de tomar una decisión proporciona una primera explicación para el aumento relacionado con la edad en los RT a partir de la edad adulta”.

Los tiempos de respuesta de no decisión mostraron un aumento lineal de los 16 a los 80 años. «El aumento en el tiempo necesario para los procesos de no decisión proporciona una segunda explicación de los tiempos de respuesta más lentos que se encuentran con el aumento de la edad, ya en la edad adulta joven y media”, explican los autores.

La tasa de deriva, que representaba la velocidad mental en el marco del modelo de difusión, mostró una tendencia positiva entre los 10 y los 30 años, permaneciendo en gran medida estable entre los 30 y los 60 años, con una disminución muy pequeña después de los 50 años. “El patrón fue sólido a través de diferentes estímulos, condiciones experimentales y varios factores demográficos”. Después de los 60 años, las tasas de deriva mostraron una disminución acelerada relacionada con la edad.

Los investigadores concluyen que solo en la vejez los efectos acumulativos de los tres parámetros cognitivos (velocidad mental, precaución en las decisiones y tiempo para no tomar decisiones) contribuyen a una desaceleración acelerada que también es evidente a partir de los datos brutos de los tiempos de respuesta. 

Referencia bibliográfica: Krause, M. von, von Krause, M., Radev, S. T., & Voss, A. (2022). Mental speed is high until age 60 as revealed by analysis of over a million participants. En Nature Human Behaviour. https://doi.org/10.1038/s41562-021-01282-7

Fuente: Psypost

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

DSM-5-TR: de qué se tratan las actualizaciones recientes del DSM-5

  • 25/04/2022
  • Equipo de Redacción

En marzo de 2022 la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) publicó un texto revisado (TR) del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, 5.ª edición, DSM-5-TR, con el fin de aclarar ciertas condiciones de salud mental y criterios y códigos de diagnóstico

Los puntos destacados de la reciente actualización incluyen la adición del trastorno de duelo prolongado como condición, así como códigos de síntomas para el comportamiento suicida y las autolesiones no suicidas.

La APA también consultó a profesionales de la cultura y la equidad para reconocer el papel histórico de la discriminación racial en los diagnósticos clínicos. Se actualizó el lenguaje del DSM-5-TR para promover la inclusión de las personas de color y los grupos marginados.

Las actualizaciones del DSM-5-TR

El DSM-5-TR ha perfeccionado algunos de sus criterios y códigos de diagnóstico, lo que puede informar mejor cómo trabajan los profesionales de la salud mental con sus clientes y cómo presentan reclamos a las compañías de seguros.

Aunque el texto revisado no puede abordar completamente las experiencias y situaciones únicas de cada individuo, los criterios de diagnóstico mejorados pueden ayudar a los médicos a identificar los trastornos o condiciones de sus clientes con mayor precisión.

Trastorno de duelo prolongado

Una de las novedades es la inclusión del trastorno de duelo prolongado como condición, haciendo mención de los síntomas asociados en su lista de criterios diagnósticos. Ahora, los médicos pueden hacer un diagnóstico formal para aquellos que han enfrentado dificultades para sobrellevar la pérdida durante un período de tiempo prolongado.

Aún así, el proceso de duelo de cada persona es diferente, y existe cierta controversia entre los médicos cuando se trata de vincular las experiencias de pérdida de una persona con un trastorno de salud mental. Estudios han demostrado que 1 de cada 10 adultos puede experimentar un duelo prolongado, especialmente ahora, con esta pandemia que ha matado a tantas personas repentinamente (Prigerson et al., 2021), por lo que esta es una adición realmente importante.

Criterios de diagnóstico

Según el DSM-5-TR, los criterios diagnósticos para el duelo prolongado incluyen:

  • Una respuesta de duelo persistente durante más de 12 meses (6 meses para un niño)
  • Síntomas que interrumpen significativamente el funcionamiento diario de una persona
  • Experiencias que no pueden atribuirse a otra condición, como el trastorno depresivo mayor (TDM) o el trastorno de estrés postraumático (TEPT).

Trastorno del estado de ánimo no especificado

El DSM-5 eliminó el «trastorno del estado de ánimo no especificado» como diagnóstico en su actualización de 2013, lo que significaba que los médicos tenían que diagnosticar a sus clientes con un trastorno del estado de ánimo específico.

El DSM-5-TR ha vuelto al diagnóstico «no especificado» para incluir una gama de posibles trastornos del estado de ánimo, lo que puede ayudar a los médicos a evitar posibles diagnósticos erróneos. La idea de su restablecimiento es brindar un diagnóstico a alguien cuyos síntomas no se ajustan perfectamente a los trastornos bipolares o depresivos. Esto es importante pues distinguir entre el trastorno bipolar y los trastornos depresivos lleva tiempo. A menudo, los síntomas concurrentes con el trastorno bipolar no siempre se notan al inicio. Si se diagnostica erróneamente con depresión y se prescribe un ISRS a una persona que en realidad no la padece, esta medicación podría llevarle a un episodio maníaco.

Incluir nuevamente el trastorno del estado de ánimo no especificado permite a los profesionales contar con más tiempo para observar los síntomas de su paciente y proporcionar un diagnóstico más preciso y una prescripción posterior.

Autolesiones no suicidas

El DSM-5-TR ha añadido a su lista de diagnósticos las autolesiones sin presencia de tendencias suicidas.

Debido a que no todas las personas que se han autolesionado lo han hecho con la intención de terminar con su vida, agruparlas en tendencias suicidas podría desdibujar las evaluaciones realizadas por los profesionales tratantes.

Además, en las nuevas actualizaciones se han incluido códigos diagnósticos de conducta suicida sin presencia de otros trastornos de salud mental.

Foco en el lenguaje inclusivo de género

El texto revisado del DSM-5 incluye cambios en su lenguaje sobre el género y la identidad de género para ayudar a reducir el estigma al aclarar que estos aspectos de una persona no se seleccionan por elección.

Esto incluye los cambios más precisos e inclusivos de:

  • “Género deseado” a “género experimentado”
  • “Procedimiento médico de sexo cruzado” a “procedimiento médico de afirmación de género”
  • “Nacido varón/nacida mujer” a “individuo asignado varón/mujer al nacer”

Foco en la raza y la discriminación

Según los autores de la revisión, esta se llevó a cabo a través de una lente de equidad e inclusión y realizar los cambios acordes fue prioridad en los comités revisores.

Es probable que las iteraciones futuras del DSM-5 incorporen cambios adicionales, específicamente en torno a cómo se cruzan las causas de los trastornos sociales, socioculturales y genéticos, todo con el objetivo de permitir que los pacientes sean vistos dentro de un marco más holístico.

La raza y la discriminación históricamente han afectado la atención de la salud mental. Que esto sea reconocido en el DSM-5-TR es un paso adelante en la creación de entornos más seguros e inclusivos para las personas de color y los grupos marginados.

Pero todavía existen barreras para la atención de salud mental de calidad, como factores de costo, seguro médico y suficiente acceso a terapeutas culturalmente competentes.

Referencia bibliográfica: Prigerson, H. G., Kakarala, S., Gang, J., & Maciejewski, P. K. (2021). History and Status of Prolonged Grief Disorder as a Psychiatric Diagnosis. Annual Review of Clinical Psychology, 17, 109-126. https://doi.org/10.1146/annurev-clinpsy-081219-093600

Fuente: Psychcentral

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Los problemas de salud mental tienen un costo adicional sobre la función cognitiva

  • 25/04/2022
  • Equipo de Redacción

Todos los trastornos mentales tienen un costo oculto en forma de disfunción cognitiva. Este costo incluye déficits en la memoria, atención, funciones ejecutivas y velocidad de procesamiento, según los hallazgos de un metanálisis reciente (Abramovitch et al., 2021).

Los autores han denominado a este fenómeno, este precio cognitivo, como “El Factor C», una abreviatura de disfunción cognitiva; y puede ser definido como rendimiento más bajo en las pruebas cognitivas o reducción en las capacidades cognitivas como la atención y la memoria. Este análisis sugiere que se puede encontrar en todos los trastornos y que constituye una parte integral de una salud mental deteriorada (Eaton et al., 2015).

Qué metodología usaron

El equipo de investigación analizó datos de todos los metanálisis y revisiones sistemáticas existentes sobre la función cognitiva en todos los trastornos reconocidos por el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Se incluyeron 97 metanálisis que cubrían 29 trastornos. En general, el estudio incorporó datos de más de 200.000 personas.

Por qué es importante

La frecuencia de los trastornos mentales es creciente en el mundo entero, particularmente en adultos jóvenes y adolescentes. Incluso antes de la pandemia, 1 de cada 5 estadounidenses padecía un trastorno mental (Mental Health By the Numbers, s. f.).

El estudio más completo hasta la fecha que examina la prevalencia mundial de los trastornos mentales proyectó que el 55 % de los estadounidenses cumplirán los criterios de al menos un trastorno mental a lo largo de su vida (Kessler et al., 2007). En particular, ese estudio, que se realizó hace 15 años, examinó los trastornos diagnosticables. Pero, de hecho, la prevalencia de experiencia a lo largo de la vida de síntomas clínicamente significativos en la población general es mucho mayor. Por ejemplo, un estudio encontró que aunque solo alrededor del 20% de los estadounidenses cumplirán los criterios formales para el trastorno depresivo mayor en su vida, el 62% de los estadounidenses experimentarán síntomas significativos de depresión (Kessler & Bromet, 2013).

Los hallazgos del presente metanálisis demuestran que una salud mental más deficiente se asocia con al menos cierto grado de disfunción cognitiva, por lo que este tipo de deficiencia puede ser mucho más común de lo que se pensaba anteriormente.

Estos hallazgos son importantes porque algunos trastornos mentales pueden diagnosticarse erróneamente en función de la disfunción cognitiva. Por ejemplo, se debe esperar que un estudiante universitario que lucha contra el trastorno obsesivo-compulsivo tenga algunas dificultades en áreas como la concentración, la organización, el manejo del tiempo y la memoria. Sin embargo, en tal caso, estos desafíos cognitivos no provienen de condiciones como la dislexia o el trastorno por déficit de atención con hiperactividad, sino del TOC (Abramovitch et al., 2013). Esta posible confusión puede conducir a un diagnóstico erróneo.

De hecho, el TDAH, un trastorno caracterizado por déficits en las funciones ejecutivas, es uno de los trastornos más mal diagnosticados en todos los grupos de edad (Pre-Collegiate Global Health Review, 2021). Alrededor del 20% de los jóvenes diagnosticados con TDAH y que reciben medicamentos reciben un diagnóstico incorrecto (Elder, 2010). Además, existe evidencia de que los médicos prescriben con demasiada facilidad medicamentos estimulantes para los síntomas de falta de atención, incluso sin un diagnóstico completo o formal de TDAH (Epstein et al., 2014).

Por lo tanto, la falta de conocimiento sobre las disfunciones cognitivas asociadas con el TOC en el ejemplo anterior podría conducir a un tratamiento inadecuado. De hecho, la medicación estimulante puede aumentar la irritabilidad y la ansiedad y exacerbar la disfunción cognitiva en tales individuos (Stuckelman et al., 2017). Por lo tanto, es crucial que los profesionales de la salud mental obtengan una mejor comprensión del modo en que la salud mental y la disfunción cognitiva van de la mano, particularmente en el contexto de la mala interpretación de los síntomas cognitivos.

Lo que aún no sabemos

Del estudio surgen dos preguntas principales: primero, ¿por qué cualquier problema importante de salud mental tiene un costo en forma de disfunción cognitiva? Eso parece sorprendente dado que varios trastornos de salud mental difieren significativamente en términos de síntomas y tipo de intervenciones. 

En segundo lugar, ¿cuál es el mecanismo real que subyace a este fenómeno? Por ejemplo, si encontramos que el sufrimiento general es común a todos los trastornos mentales, ¿cuál es el mecanismo específico por el cual el sufrimiento dificulta el desempeño en las pruebas cognitivas? Se necesita más investigación para examinar estas preguntas.

Referencias bibliográficas:

  • Abramovitch, A., Dar, R., Mittelman, A., Schweigerd, A. Don’t judge a book by its cover: ADHD-like symptoms in obsessive compulsive disorder. (2013). Journal of obsessive-compulsive and related disorders, 2(1), 53-61. https://doi.org/10.1016/j.jocrd.2012.09.001
  • Abramovitch, A., Short, T., & Schweiger, A. (2021). The C Factor: Cognitive dysfunction as a transdiagnostic dimension in psychopathology. En Clinical Psychology Review (Vol. 86, p. 102007). https://doi.org/10.1016/j.cpr.2021.102007
  • Eaton, N. R., Rodriguez-Seijas, C., Carragher, N., & Krueger, R. F. (2015). Transdiagnostic factors of psychopathology and substance use disorders: a review. Social Psychiatry and Psychiatric Epidemiology, 50(2), 171-182. https://doi.org/10.1007/s00127-014-1001-2
  • Elder, T. E. The importance of relative standards in ADHD diagnoses: Evidence based on exact birth dates. (2010). Journal of health economics, 29(5), 641-656. https://doi.org/10.1016/j.jhealeco.2010.06.003
  • Epstein, J. N., Kelleher, K. J., Baum, R., Brinkman, W. B., Peugh, J., Gardner, W., Lichtenstein, P., & Langberg, J. (2014). Variability in ADHD care in community-based pediatrics. Pediatrics, 134(6), 1136-1143. https://doi.org/10.1542/peds.2014-1500
  • Kessler, R. C., Angermeyer, M., Anthony, J. C., DE Graaf, R., Demyttenaere, K., Gasquet, I., DE Girolamo, G., Gluzman, S., Gureje, O., Haro, J. M., Kawakami, N., Karam, A., Levinson, D., Me, M. M., Ma, O. B., Posada-Villa, J., Stein, D. J., Ch, A. T., Aguilar-Gaxiola, S., … Ustün, T. B. (2007). Lifetime prevalence and age-of-onset distributions of mental disorders in the World Health Organization’s World Mental Health Survey Initiative. World psychiatry: official journal of the World Psychiatric Association , 6(3). https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/18188442/
  • Kessler, R. C., & Bromet, E. J. (2013). The Epidemiology of Depression Across Cultures. En Annual Review of Public Health (Vol. 34, Número 1, pp. 119-138). https://doi.org/10.1146/annurev-publhealth-031912-114409
  • Mental Health By the Numbers. (s. f.). Recuperado 23 de abril de 2022, de https://www.nami.org/mhstats#
  • Pre-Collegiate Global Health Review. (2021, agosto 12). The Global Misdiagnosis of ADHD and the Devastating Long-Term Effects. PGHR. https://www.pghr.org/post/the-global-misdiagnosis-of-adhd-and-the-devastating-long-term-effects
  • Stuckelman, Z. D., Mulqueen, J. M., Ferracioli-Oda, E., Cohen, S. C., Coughlin, C. G., Leckman, J. F., & Bloch, M. H. (2017). Risk of Irritability With Psychostimulant Treatment in Children With ADHD: A Meta-Analysis. The Journal of Clinical Psychiatry, 78(6), e648-e655. https://doi.org/10.4088/JCP.15r10601

Fuente: The Conversation

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Leer en dispositivos electrónicos reduce la comprensión lectora

  • 25/04/2022
  • Equipo de Redacción

Los teléfonos inteligentes, las tablets y notebooks se han convertido en herramientas de usos múltiples, más allá de la función primaria para la cual cada una fue pensada. De hecho (y sobre todo con la pandemia), leemos noticias, libros, y hasta estudiamos para exámenes desde nuestros dispositivos electrónicos. Y si bien podemos ver sus bondades en términos de practicidad, ahorro de espacio y ecología, estudios han encontrado que esta conducta causa fatiga visual, dolores de cabeza, promueve la hiperactividad en la corteza prefrontal, respiración profunda menos frecuentes y menor comprensión lectora (Honma et al., 2022).

Con el objetivo de averiguar por qué sucede esto, un equipo de investigadores realizó un estudio centrándose en dos factores que se sabe que están asociados con la función y el rendimiento cognitivos: el entorno visual y los patrones de respiración. Propusieron que el entorno visual de la lectura en una pantalla puede alterar la función respiratoria y la función cerebral, que pueden interactuar y afectar el rendimiento cognitivo. Investigaciones anteriores encontraron algo llamativo: suspirar, o respirar profundo cuando se lee, tiene una impresión negativa en la comunicación social, mientras que tiene un efecto positivo en la función cognitiva.

Qué metodología usaron

La muestra del presente estudio experimental estuvo compuesta por 34 estudiantes universitarios japoneses, que tenían al rededor de 20 años. Cada estudiante participó en dos pruebas de lectura, en las que leyeron un texto en un teléfono inteligente o leyeron un texto en papel. Los dos textos eran pasajes tomados de dos novelas del mismo autor, y se equilibraron las condiciones para que ningún estudiante leyera dos veces el mismo texto.

Mientras los estudiantes leían, usaban vinchas funcionales de espectroscopia infrarroja cercana que midieron la actividad en la corteza prefrontal, y máscaras alrededor de la boca y la nariz para medir los patrones de respiración. Luego de la lectura, los participantes completaron una prueba de comprensión lectora que incluía 10 preguntas relacionadas con el contenido de los pasajes.

Qué encontraron

Los resultados mostraron que los estudiantes se desempeñaron mejor en la prueba de lectura si habían leído el pasaje en papel en lugar de un teléfono inteligente, independientemente de la novela que leyeran. Este hallazgo es consistente con la literatura que sugiere que la lectura en dispositivos electrónicos interfiere con la comprensión.

Además, los investigadores encontraron diferencias en la actividad respiratoria de los estudiantes según el medio de lectura. Al leer en papel, los estudiantes provocaron una mayor cantidad de suspiros en comparación con la lectura en un teléfono inteligente. Un suspiro se definió como una respiración que era el doble de profunda que una respiración promedio durante una sesión.

Los hallazgos revelaron además que la actividad cerebral prefrontal de los estudiantes aumentó durante la lectura, en cualquier condición. Pero curiosamente, esta actividad cerebral fue mayor al leer en un teléfono inteligente en comparación con la lectura en papel. Además, el aumento de la actividad en la corteza prefrontal se asoció con una disminución de los suspiros y una menor comprensión de lectura.

Al interpretar estos hallazgos, los investigadores señalan que estudios previos han sugerido que las personas suspiran más cuando se enfrentan a tareas exigentes que aumentan la carga cognitiva. La actividad prefrontal elevada entre los estudiantes que leen en un teléfono inteligente puede sugerir una mayor carga cognitiva en comparación con la lectura en papel. Pero leer en un teléfono inteligente parecía inhibir los suspiros en comparación con leer en papel.

Los autores señalan que hay investigaciones anteriores que muestran que incluso la respiración profunda consciente tiene un efecto positivo en la función cognitiva, por lo que proponen que las personas que usan dispositivos electrónicos durante largos períodos de tiempo incluyan la respiración profunda en forma consciente mientras desarrollan sus actividades.

La interacción entre el aumento de la actividad cerebral y la disminución de los suspiros puede ser responsable de la disminución de la comprensión. La carga cognitiva moderada llevó a las personas que leyeron en papel a suspirar, lo que puede haber ayudado a restaurar una mayor variabilidad respiratoria y el control de la actividad cerebral prefrontal. Pero para aquellos que leyeron en un teléfono inteligente, la carga cognitiva más intensa impidió suspirar, lo que llevó a una actividad cerebral elevada.

Actualmente no está claro cómo la edad y la familiaridad con los dispositivos digitales podrían influir en los nuevos hallazgos. Los participantes del estudio eran jóvenes de alrededor de 20 años, es decir, la generación llamada “nativos digitales”, pero aun así, los autores suponen que comenzaron a usar dispositivos digitales cuando estaban en la escuela secundaria o preparatoria. En este sentido, si alguien ha crecido expuesto a un entorno digital desde la infancia, los resultados podrían ser más positivos para los teléfonos inteligentes, al contrario de lo encontrado en este estudio. Finalmente, cabe preguntarse hasta qué punto nuestro cerebro es un sistema que puede adaptarse al entorno digital.

Rereferencia bibliográfica: Honma, M., Masaoka, Y., Iizuka, N., Wada, S., Kamimura, S., Yoshikawa, A., Moriya, R., Kamijo, S., & Izumizaki, M. (2022). Reading on a smartphone affects sigh generation, brain activity, and comprehension. Scientific Reports, 12(1), 1589. https://doi.org/10.1038/s41598-022-05605-0

Fuente: Psypost

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Llorar sin una razón clara incrementa la percepción de poca competencia

  • 06/04/2022
  • David Aparicio
grayscale photography of woman

El llanto tiene varias funciones de expresar nuestras emociones (alegría, tristeza, enojo, etc.) y nos permite crear vínculos con otras personas. Cuando vemos a alguien llorando, intentamos acercarnos con calidez y apoyo, pero el llanto también puede generar la percepción de que las personas que lloran son “débiles” y que no pueden controlar sus emociones. 

Para tratar de entender mejor cuáles son los factores que afectan la percepción del llanto, la investigadora Monika Wróbel y su equipo desarrolló una investigación que analizó los datos de 7,007 personas que tenían entre 18 y 19 años. A todos se les presentó cuatro imágenes aleatorias que mostraban el rostro de una persona llorando y otra que no lloraba. Cada foto tenía una breve descripción (positiva, negativa o neutral) del contexto de la foto. Por ejemplo: “Una persona reuniéndose con un ser querido que no había visto en años”. Luego se les pidió a los sujetos que evaluaran cada una de las imágenes. 

Hallazgos

Encontraron poca evidencia de que las lagrimas influyan en la percepción de la competencia. Pero sí el contexto situacional. Los rostros de las personas llorando en situaciones positivas (alegría) y negativas (dolor, tristeza) recibieron las puntuaciones más altas de “apropiado” en comparación con las imágenes de rostros que lloraban en situaciones neutrales (entrando a un supermercado).

En otras palabras: cuando el llanto era considerado honesto, los puntajes de competencia incrementaban, pero cuando se consideraba inapropiado o no se entiende completamente la razón del llanto, los puntajes de competencia disminuían. 

Wróbel explicó en una entrevista con el medio PsyPost: “Las personas que lloran pueden ser percibidos como carentes de competencia solo en algunas condiciones específicas. Por ejemplo, cuando una persona está derramando lágrimas en una situación emocionalmente neutra (por ejemplo, mientras lava la ropa) y los observadores no pueden decir cuál es el motivo del llanto, perciben las lágrimas como inapropiadas y, como resultado, la persona que llora como incompetente».

Lo que sugiere que llorar puede incrementar las percepciones de competencia el llanto es interpretado como auténtico y congruente con la situación. Cuando una persona llora en un contexto que no “debería” provocar el llanto, por ejemplo, ir al supermercado, la persona puede ser consideraba como incapaz de controlar sus emociones, y, por lo tanto, incompetente.

Todos estos análisis refuerzan que el llanto, al igual que otras expresiones emociones, no pueden ser estudiadas fuera del contexto en el que ocurren. Y al mismo tiempo demuestran lo rápido que somos los humanos para hacer juicios de valor. Inmediatamente que observamos el llanto de una persona y no entendemos a qué se debe, concluimos que es “inapropiado” y juzgamos a las personas como poco competentes. 

Referencia: Wróbel, M., Wągrowska, J., Zickfeld, J. H., & van de Ven, N. (2022). Tears do not influence competence in general, but only under specific circumstances: A systematic investigation across 41 countries. Emotion, 22(2), 292-304. http://dx.doi.org/10.1037/emo0001010

Fuente: Psypost

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Los científicos no han podido encontrar diferencias importantes entre los cerebros de las mujeres y los hombres, a pesar de más de un siglo de búsqueda

  • 06/04/2022
  • Equipo de Redacción
photograph of a brain on a blue surface

Por Ari Berkowitz, Profesor de Biología; Director, Programa de Posgrado en Neurobiología Celular y Conductual, Universidad de Oklahoma.

La gente ha investigado sobre diferencias sexuales en el cerebro humano desde al menos el siglo XIX, cuando el científico Samuel George Morton vertió semillas y plomo en cráneos humanos para medir sus volúmenes. Gustave Le Bon encontró que los cerebros de los hombres son generalmente más grandes que los de las mujeres, lo que llevó a Alexander Bains y George Romanes a discutir que esta diferencia de tamaño hacía a los hombres más inteligentes. Pero John Stuart Mill señaló, sobre este criterio, que entonces los elefantes y las ballenas deberían ser más inteligentes que las personas.

Así que el foco de la investigación cambió a los tamaños relativos de las regiones cerebrales. Los frenólogos (teóricos que estudiaban el carácter y la personalidad a partir de la forma del cráneo) sugirieron que la parte del cerebro sobre los ojos, llamada lóbulo frontal, es más importante para la inteligencia y es proporcionalmente más grande en los hombres, mientras que el lóbulo parietal, justo detrás del lóbulo frontal, es proporcionalmente más grande en las mujeres. Más tarde, los neuroanatomistas argumentaron que el lóbulo parietal es más importante para la inteligencia y los de los hombres son en realidad más grandes.

En los siglos XX y XXI, los investigadores buscaron características distintivas femeninas o masculinas en subdivisiones cerebrales más pequeñas. Como neurobiólogo conductual y autor, creo que esta búsqueda está mal guiada porque los cerebros humanos son muy variados.

Diferencias anatómicas del cerebro

La mayor y más consistente diferencia de sexo en el cerebro se ha encontrado en el hipotálamo, una pequeña estructura que regula la fisiología reproductiva y el comportamiento. Al menos una subdivisión hipotalámica es más grande en roedores y humanos.

Pero el objetivo de muchos investigadores era identificar las causas cerebrales de supuestas diferencias de sexo en el pensamiento – no sólo la fisiología reproductiva – y así la atención se dirigió al gran cerebro humano, que es responsable de la inteligencia.

Dentro del cerebro, ninguna región ha recibido más atención en la investigación de las diferencias de raza y sexo que el cuerpo calloso, una banda gruesa de fibras nerviosas que transporta señales entre los dos hemisferios cerebrales.

En los siglos XX y XXI, algunos investigadores encontraron que todo el cuerpo calloso es proporcionalmente más grande en las mujeres en promedio, mientras que otros encontraron sólo ciertas partes son más grandes. Esta diferencia llamó la atención popular y se sugirió que causaba diferencias de sexo cognitivo.

Pero los cerebros más pequeños tienen un cuerpo calloso proporcionalmente más grande independientemente del sexo del propietario, y los estudios de las diferencias de tamaño de esta estructura han sido inconsistentes. La historia es similar para otras medidas cerebrales, por lo que intentar explicar supuestas diferencias sexuales cognitivas a través de la anatomía cerebral no ha sido muy fructífero.

Rasgos femeninos y masculinos superpuestos considerables

Incluso cuando una región cerebral muestra una diferencia de sexo en promedio, hay típicamente una superposición considerable entre las distribuciones masculina y femenina. Si la medición de un rasgo está en la región de superposición, uno no puede predecir el sexo de la persona con confianza. 

Por ejemplo, piensa en la estatura. Mido un metro 70 centímetros. ¿Eso te dice mi sexo? Y las regiones cerebrales típicamente muestran diferencias de sexo promedio mucho más pequeñas que la altura.

La neurocientífica Daphna Joel y sus colegas examinaron resonancias magnéticas de más de 1.400 cerebros, midiendo las 10 regiones cerebrales humanas con las mayores diferencias de sexo promedio. Evaluaron si cada medición en cada persona era hacia el extremo femenino del espectro, hacia el extremo masculino o intermedio. Encontraron que sólo del 3% al 6% de las personas eran consistentemente “femeninas” o “masculinas” para todas las estructuras. Todos los demás eran una especie de mosaico.

Hormonas prenatales

Cuando se dan diferencias de sexo en el cerebro, ¿qué las causa?

Un estudio de 1959 primero demostró que una inyección de testosterona en un roedor que esperaba crías hacía que su descendencia femenina mostrara comportamientos sexuales masculinos cuando se convertían en adultos. Los autores infirieron que la testosterona prenatal (normalmente secretada por los testículos fetales) “organiza” permanentemente el cerebro. Muchos estudios posteriores mostraron que esto era esencialmente correcto, aunque demasiado simplificado para los no humanos.

Los investigadores no pueden alterar éticamente los niveles hormonales prenatales, por lo que se basan en “experimentos accidentales” en los que los niveles hormonales prenatales o las respuestas a ellos eran inusuales, como en las personas intersexuales. Pero los efectos hormonales y ambientales están enredados en estos estudios, y los hallazgos de las diferencias de sexo en el cerebro han sido inconsistentes, dejando a los científicos sin conclusiones claras para los humanos.

Los genes causan algunas diferencias de sexo en el cerebro

A zebra finch showing male plumage on one side and female plumage on the other side.
Un pinzón cebra, macho en su lado derecho y hembra en su lado izquierdo, 2003. Copyright 2003 National Academy of Sciences, CC BY-NC

Mientras que las hormonas prenatales probablemente causan la mayoría de las diferencias de sexo en el cerebro en los no humanos, hay algunos casos donde la causa es directamente genética.

Esto fue dramáticamente mostrado por un pinzón cebra con una extraña anomalía – era macho en su lado derecho y hembra en su lado izquierdo. Una estructura cerebral relacionada con el canto se agrandó (como en los varones típicos) sólo a la derecha, aunque los dos lados experimentaron el mismo entorno hormonal. 

Por lo tanto, su asimetría cerebral no fue causada por hormonas, sino por genes directamente. Desde entonces, los efectos directos de los genes sobre las diferencias de sexo en el cerebro también se han encontrado en ratones.

Aprendiendo sobre sobre los cambios del cerebro

Muchas personas asumen que las diferencias sexuales del cerebro humano son innatas. Esta suposición es errónea.

Los seres humanos aprenden rápidamente en la infancia y continúan aprendiendo – por desgracia, más lentamente – como adultos. Desde recordar hechos o conversaciones hasta mejorar las habilidades musicales o atléticas, el aprendizaje altera las conexiones entre las células nerviosas llamadas sinapsis. Estos cambios son numerosos y frecuentes, pero típicamente microscópicos – menos de una centésima parte del ancho de un cabello humano.

Man studying massive maps of London
Algunos taxistas de Londres no utilizan GPS. Tienen el plan de la ciudad memorizada, un proceso de aprendizaje que lleva en promedio tres a cuatro años. Carl Court/AFP via Getty Images

Los estudios de una profesión inusual, sin embargo, muestran que el aprendizaje puede cambiar los cerebros adultos dramáticamente. Los taxistas de Londres deben memorizar “el Conocimiento” – las rutas complejas, caminos y puntos de referencia de su ciudad. Los investigadores descubrieron que este aprendizaje alteraba físicamente el hipocampo de un conductor, una región cerebral crítica para la navegación. El hipocampo posterior de los taxistas de Londres era más grande que los no conductores en milímetros – más de mil veces el tamaño de las sinapsis.

Así que no es realista asumir que las diferencias de sexo en el cerebro humano son innatas. También pueden resultar del aprendizaje. Las personas viven en una cultura fundamentalmente de género, en la que la crianza, la educación, las expectativas y las oportunidades difieren en función del sexo, desde el nacimiento hasta la edad adulta, lo que inevitablemente cambia el cerebro.

En última instancia, cualquier diferencia de sexo en las estructuras cerebrales se debe probablemente a una combinación compleja e interactiva de genes, hormonas y aprendizaje.

Artículo publicado en The Conversation y traducido y adaptado para Psyciencia.com

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿Pueden los escáneres cerebrales revelar el comportamiento? Un impactante estudio dice que todavía no

  • 05/04/2022
  • Equipo de Redacción

En 2019, se le pidió al neurocientífico Scott Marek que contribuyera con un artículo a una revista que se enfoca en el desarrollo infantil. Estudios anteriores habían demostrado que las diferencias en la función cerebral entre los niños estaban relacionadas con el desempeño en las pruebas de inteligencia. Así que Marek decidió examinar esta tendencia en 2000 niños.

Los conjuntos de datos de imágenes cerebrales habían aumentado de tamaño. Para demostrar que este crecimiento estaba haciendo que los estudios fueran más confiables, Marek, con sede en la Universidad de Washington en St. Louis, Missouri (WashU), y sus colegas dividieron los datos en dos y realizaron el mismo análisis en cada subconjunto, esperando que los resultados coincidieran. En cambio, encontraron lo contrario. “Quedé impactado. Pensé que se vería exactamente igual en ambos conjuntos”, dice Marek. “Miré por la ventana de mi apartamento deprimido, intentando asimilar lo que significaba para el campo”.

Ahora, en un nuevo estudio de Nature del 16 de marzo, Marek y sus colegas muestran que incluso los grandes estudios de imágenes cerebrales, como el suyo, todavía son demasiado pequeños para detectar de manera confiable la mayoría de los vínculos entre la función cerebral y el comportamiento.

Como resultado, las conclusiones de la mayoría de los «estudios de asociación de todo el cerebro» publicados, que generalmente involucran de docenas a cientos de participantes, pueden estar equivocadas. Dichos estudios vinculan las variaciones en la estructura y la actividad del cerebro con las diferencias en la capacidad cognitiva, la salud mental y otros rasgos de comportamiento. Por ejemplo, numerosos estudios han identificado la anatomía del cerebro o los patrones de actividad que, según los estudios, pueden distinguir a las personas a las que se les ha diagnosticado depresión de las que no. Los estudios también suelen buscar biomarcadores para los rasgos de comportamiento.

“Hay muchos investigadores que han comprometido sus carreras para hacer el tipo de ciencia que este artículo dice que es básicamente basura”, dice Russell Poldrack, neurocientífico cognitivo de la Universidad de Stanford en California, quien fue uno de los revisores del artículo. “Realmente nos obliga a repensar”.

Los autores enfatizan que su crítica se aplica solo al subconjunto de la investigación que busca explicar las diferencias en el comportamiento de las personas a través de imágenes cerebrales. Pero algunos científicos piensan que la crítica cubre este campo con una brocha demasiado amplia. Los estudios más pequeños y detallados de los vínculos entre el cerebro y el comportamiento pueden producir hallazgos sólidos, dicen.

Correlaciones débiles

Después de su replicación fallida, Marek se dispuso a comprender las razones del fracaso junto con Nico Dosenbach, un neurocientífico de WashU, y sus colegas. Ese trabajo dio como resultado el último estudio, en el que analizaron imágenes de resonancia magnética (IRM) cerebrales y datos de comportamiento de 50.000 participantes en varios grandes esfuerzos de imágenes cerebrales, como la colección de escáneres cerebrales del Biobanco del Reino Unido.

Algunas de estas exploraciones midieron aspectos de la estructura del cerebro, por ejemplo, el tamaño de una región en particular. Otros utilizaron un método llamado MRI funcional (fMRI), la medición de la actividad cerebral mientras las personas realizan una tarea, como recuperar la memoria o descansar, para revelar cómo se comunican las regiones del cerebro.

Luego, los investigadores utilizaron subconjuntos extraídos de estas grandes bases de datos para simular miles de millones de estudios más pequeños. Estos análisis buscaron asociaciones entre las resonancias magnéticas y varios rasgos cognitivos, conductuales y demográficos, en muestras que iban desde 25 personas hasta más de 32,000.

En estudios simulados que involucraron a miles de personas, los investigadores identificaron correlaciones confiables entre la estructura y la actividad del cerebro en regiones particulares y diferentes rasgos de comportamiento, asociaciones que podrían replicar en diferentes subconjuntos de datos. Sin embargo, estos vínculos tendían a ser mucho más débiles que los informados típicamente por la mayoría de los otros estudios.

Los investigadores miden la fuerza de la correlación usando una métrica llamada r, para la cual un valor de 1 significa una correlación perfecta y 0 ninguna. Las correlaciones fiables más sólidas que encontró el equipo de Marek y Dosenbach tenían una r de 0,16 y la mediana era de 0,01. En los estudios publicados, los valores de r superiores a 0,2 no son infrecuentes.

Para comprender esta desconexión, los investigadores simularon estudios más pequeños y encontraron que estos identificaron asociaciones mucho más fuertes, con valores altos de r, pero también que estos hallazgos no se replicaron en otras muestras, grandes o pequeñas. Incluso las asociaciones identificadas en un estudio de 2000 participantes (grandes según los estándares actuales) tenían solo un 25 % de posibilidades de ser replicadas. Los estudios más típicos, con 500 participantes o menos, produjeron asociaciones confiables alrededor de solo el 5 % de las veces.

Incluso estudios más grandes

El estudio no intentó replicar otros estudios de asociación de todo el cerebro publicados. Pero sugiere que los valores altos de r comunes en la literatura son casi con certeza una casualidad y no es probable que se repitan. Los factores que dificultan la reproducibilidad en otros campos, como la tendencia a publicar solo resultados estadísticamente significativos con grandes tamaños de efecto, significan que estas asociaciones falsas entre el cerebro y el comportamiento llenan la literatura, dice Dosenbach. “La gente solo publica cosas que tienen un tamaño de efecto lo suficientemente fuerte. Puedes encontrarlos, pero esos son los que están más equivocados”.

Para que tales estudios sean más confiables, los estudios de imágenes cerebrales deben ser mucho más grandes, argumentan Marek, Dosenbach y sus colegas. Señalan que la investigación genética estuvo plagada de falsos positivos hasta que los investigadores y sus patrocinadores comenzaron a buscar asociaciones en un gran número de personas. Los mayores estudios de asociación del genoma completo (GWAS) ahora involucran a millones de participantes. El equipo acuñó el término estudio de asociación de todo el cerebro, o BWAS, para establecer paralelismos con la genética.

Para las imágenes del cerebro, Marek dice: “No sé si necesitamos cientos de miles o millones. Pero miles es una apuesta segura”.

«Lo que sugiere el artículo de Marek es que muchas veces, si no tienes estas muestras realmente grandes, lo más probable es que te equivoques o tengas suerte al encontrar una buena correlación entre el cerebro y el comportamiento», dice Caterina Gratton, neurocientífica cognitiva en Universidad del Noroeste en Evanston, Illinois. El artículo apareció como preimpresión en 2020, y Gratton dice que se ha sentado en paneles de revisión de subvenciones que lo han citado al generar escepticismo sobre estudios BWAS relativamente pequeños. “Este es un documento importante para el campo”, agrega.

Pero algunos investigadores argumentan que los estudios BWAS más pequeños aún tienen valor. Peter Bandettini, neurocientífico del Instituto Nacional de Salud Mental en Bethesda, Maryland, dice que estudios como los que simuló el equipo de Marek buscaron correlaciones entre mediciones crudas de comportamiento o salud mental (encuestas autoinformadas, por ejemplo) y escáneres cerebrales cuyas condiciones pueden variar de participante a participante, diluyendo asociaciones de buena fe.

Mediante la selección cuidadosa de los participantes y el análisis de los datos de imágenes cerebrales utilizando enfoques sofisticados, podría ser posible encontrar asociaciones entre los escáneres cerebrales y el comportamiento que sean más fuertes que las identificadas en el estudio, dice Stephen Smith, neurocientífico de la Universidad de Oxford, Reino Unido, quien lidera los esfuerzos de imágenes cerebrales del Biobanco del Reino Unido. “Me temo que este documento puede estar sobreestimando la falta de confiabilidad”.

El artículo completo es de acceso gratuito y puedes leerlo aquí.

Referencia bibliográfica: Marek, S., Tervo-Clemmens, B., Nielsen, A. N., Wheelock, M. D., Miller, R. L., Laumann, T. O., Earl, E., Foran, W. W., Cordova, M., Doyle, O., Perrone, A., Miranda-Dominguez, O., Feczko, E., Sturgeon, D., Graham, A., Hermosillo, R., Snider, K., Galassi, A., Nagel, B. J., … Dosenbach, N. U. F. (2019). Identifying reproducible individual differences in childhood functional brain networks: An ABCD study. Developmental Cognitive Neuroscience, 40, 100706. https://doi.org/10.1016/j.dcn.2019.100706

Artículo publicado en la revista Nature por Ewen Callaway y traducido y adaptado al español por Psyciencia.

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