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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿Es inevitable perder la memoria con la edad?

  • Alejandra Alonso
  • 01/03/2017

En general se considera que el deterioro de la memoria es parte normal del envejecimiento, pero un estudio observó que algunos ancianos son capaces de mantener el rendimiento de su memoria a la par de personas que tienen la mitad de su edad. Las investigaciones en este grupo de “super ancianos” podría revelar la clave de su excelente memoria.

El estudio en cuestión utilizó IRMf donde pudieron ver que el cerebro de estos super ancianos tenía muchas características similares al de los jóvenes y, aunque hay áreas del cerebro asociadas a la memoria y el pensamiento que normalmente disminuyen con la edad, los cerebros de los super ancianos eran todavía del mismo tamaño que los de los adultos jóvenes. No solo observaron que no había disminución en el cerebro si no también que existía una correlación entre el tamaño del cerebro y la habilidad de la memoria. Por ejemplo, una de las correlaciones más fuertes dadas entre el tamaño del cerebro y la memoria se encontró en un área del córtex medio del círculo anterior, un eje importante que permite la comunicación eficiente entre redes cerebrales.

“Miramos un conjunto de áreas del cerebro conocidas como redes en modo predeterminado, que han sido asociadas con las habilidades de aprender y recordar información nueva, y encontramos que esas áreas, particularmente el hipocampo y la corteza prefrontal medial, eran más gruesas en los super ancianos comparados con otros adultos mayores. En algunos casos, no había diferencia entre el grosor de los super ancianos y los adultos jóvenes”, comenta Alexandra Touroutoglou, autora principal del estudio.

Para obtener los datos, se estudiaron los escaneos cerebrales de dos grupos etarios:

  1. Adultos de entre 60 y 80 años: incluyendo 17 individuos cuyo desempeño fue igual de bueno que personas con 4 o 5 décadas menos en los tests y 23 que obtuvieron resultados esperables para su edad; y
  2. Adultos jóvenes: 41 personas de entre 18 y 35 años.

Además de las IRMf, los científicos aplicaron una batería de tests neuropsicológicos.

No es claro todavía cómo estos cerebros han sido protegidos del deterioro de la memoria, pero el estudio es de gran relevancia, no solo porque expande el conocimiento sobre la memoria si no también porque podría ayudar a avanzar en la prevención y tratamiento de la pérdida de memoria y tal vez de algunas formas de demencia.

Fuente: Medical Daily

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Los jóvenes argentinos, con niveles muy bajos de bienestar emocional

  • David Aparicio
  • 28/02/2017

Luciana Vázquez nos explica en La Nación, los resultados de un estudio reciente que encontró que los adolescentes argentinos tienen los niveles más bajos de bienestar emocional del mundo:

Son pocos. Ni siquiera llegan al 20%. El porcentaje de adolescentes y jóvenes argentinos de entre 15 y 21 años que dice sentir un buen grado de bienestar emocional apenas alcanza al 18%. Es decir, más de cuatro de cada cinco chicos y chicas de la llamada Generación Z, los nacidos entre 1995 y 2001, la están pasando mal en Argentina, que así se convierte en el segundo país, después de Brasil, por el malestar emocional que experimentan sus adolescentes y jóvenes.

El artículo incluye gráficos y un análisis de otras variables sobre la felicidad de los jóvenes del mundo.

Lee el artículo completo en La Nación.

Imagen: Shutterstock

  • Sponsor

Certifícate en Teoría y Técnica de la Terapia Cognitiva Conductual

  • Alejandra Alonso
  • 27/02/2017

El Centro de Terapia Cognitivo Conductual y Ciencias del Comportamiento (CETECIC), es una institución líder en el entrenamiento de la Terapia Cognitivo Conductual (TCC) en modalidades presencial y online. Sus profesores cuentan con amplia experiencia en el ámbito clínico y en la enseñanza a distancia, lo que les permite ofrecer cursos personalizados, especialmente pensados para satisfacer las necesidades teórico académicas de los psicólogos que buscan formarse en la TCC, una de las corrientes de la psicología con más apoyo científico.

En esta ocasión presentan su nuevo curso online de la Teoría y Técnica de la Terapia Cognitivo Conductual. En este curso harás un recorrido exhaustivo y profundo sobre las bases teóricas, empíricas y técnicas del modelo cognitivo conductal. Así también tendrás clases teórico-prácticas, acompañadas de material audiovisual que te enseñaran cómo aplicar correctamente cada una de las técnicas de la TCC.

Ingresa aquí para conocer en detalle el programa analítico del curso.

Vídeo de muestra

https://youtu.be/uTKWyD-8Yxg

Ejes temáticos del curso

■ Fundamentos metodológicos y epistemológicos de la TCC
    ■ El modelo clínico-experimental
■
Aspectos éticos

■ Fundamentos teóricos y técnicas derivadas del condicionamiento clásico
    ■ Relajación muscular profunda y respiración
    ■ Desensibilización sistemática
    ■ Exposición graduada y prevención de la respuesta

■ Bases conceptuales y técnicas basadas en el condicionamiento operante
    ■ Moldeamiento
    ■ Economía de fichas
    ■ Retroalimentación informativa

■ Aprendizaje observacional
    ■ El modelado como técnica de modificación de conducta en el ámbito clínico
    ■ Modelo de manejo y modelo de dominio

■ El enfoque de la terapia racional emotiva y la terapia cognitiva
    ■ Creencias racionales e irracionales
    ■ Estructura básica de la intervención en 5 pasos
    ■ Organización estructural del pensamiento
    ■ Pensamientos automáticos, distorsiones cognitivas, creencias y esquemas

■ Técnicas de la terapia racional emotivo conductual y la terapia cognitiva
    ■ La reestructuración cognitiva
    ■ Identificación y registro de pensamientos
    ■ Discusión cognitiva y cambio de pensamientos
    ■ Decatastrofización y reatribución

■ La evaluación psicológica aplicada a la clínica
    ■ Análisis funcional: antecedentes y consecuentes del comportamiento
    ■ Técnicas  de  evaluación  y  medición  psicológica:  entrevista,  autorregistros,  cuestionarios,  observación
    ■ Medidas psicofisiológicas

■ Exposición de casos clínicos
    ■ Estructura del enfoque clínico: evaluación, tratamiento, seguimiento.
    ■ Aplicación combinada de procedimientos cognitivos y conductuales

Fecha

Inicio: Lunes 6 de Marzo de 2017

Duración: 5 meses (16 clases + tiempo de repaso)

Certificación

Se entregan certificados de aprobación de 25 hs, emitidos por el CETECIC con el aval de la Asociación Argentina de Ciencias del Comportamiento.

Docentes

Lic. Carmela Rivadeneira: Psicólogo clínico especialista Terapia Cognitivo Conductual; Ex-Docente de “Análisis y Modificación de la Conducta” Universidad de Buenos Aires

Lic. José Dahab: Psicólogo clínico especialista Terapia Cognitivo Conductual; Docente Titular de “Análisis y Modificación de la Conducta” Universidad de Buenos Aires

Lic. Ariel Minici: Psicólogo clínico especialista Terapia Cognitivo Conductual

Inscripción

Los lectores de Psyciencia tienen un descuento promocional exclusivo del 20%. Para reclamarlo debes avisar antes de matricularte que conociste el curso a través de Psyciencia.

Argentina: 5 cuotas mensuales de $800 o Un solo pago al inicio de $3600 precio sin el descuento de Psyciencia.

Latinoamérica y mundo: 5 cuotas mensuales de USD 80 o un solo pago al inicio de USD 360 precio sin el descuento de Psyciencia.

Para mayor información e inscripción ingresa aquí.

Agradecemos a CETECIC por ser nuestro sponsor de la semana

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¿Qué es eso a lo que los psicólogos llaman contexto?

  • David Aparicio
  • 24/02/2017

Nuestro querido colega, Fabián Maero, nos explica en el blog del Grupo ACT qué es eso del contexto y porqué es tan importante en el ámbito clínico:

(…) En esta definición amplia, contexto es todo lo que sucede alrededor de la conducta, incluyendo estímulos del ambiente externo e interno (estados del cuerpo, por ejemplo), presentes (el celular vibrando), e históricos (mi historia de aprendizaje con la vibración del celular). Conocer el contexto de una conducta es lo que permite conocer su sentido, su función.

Por eso las terapias de tercera ola suelen denominarse como “contextuales”, porque intentan modificar el contexto en el que las conductas suceden para modificar la función que tienen, en lugar de intentar modificar directamente los aspectos formales de las conductas. El ejemplo típico que se suele dar es que en lugar de intentar modificar el contenido de un pensamiento (sus aspectos formales), se intenta modificar la función que ese pensamiento tiene, es decir, su función, su relación con el contexto, por ejemplo, para que no tenga funciones ‘literales’ -que por ejemplo el pensamiento “soy incapaz” no ocasione retirarse de una actividad, sino percibirlo como un evento interno sin seguirlo ni rechazarlo. Lo mismo aplica para otras experiencias internas (emociones, sensaciones físicas, etc.), se intenta modificar el contexto para impactar sobre su función (generalmente la idea es reducir sus funciones aversivas).

Lee el artículo completo en Grupo ACT.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Signos de abuso emocional en la pareja

  • Alejandra Alonso
  • 24/02/2017
Abuso emocional

¿Cómo es posible que haya pasado 10 años con el, sin darme cuenta de lo que me estaba pasando? ¿Era ciega o qué? Esa es la parte más desalentadora: que yo seguía el juego, esperado que algo cambiara. Es difícil no mortificarme por eso.

Kate, 42 años.

Lamentablemente el dilema de Kate no es inusual. Es muy posible que no reconozcas que estas siendo emocionalmente abusada/o. Y es particularmente verdadero para aquellos que no tuvieron sus necesidades emocionales satisfechas en la niñez y tienen un estilo de apego inseguro.

En consecuencia, muchas personas salen al mundo buscando amor sin saber qué es o cómo se siente. Adicionalmente, su necesidad de ser amados suele ir de la mano con su habilidad para normalizar conductas que los marginalizan porque eso es todo lo que han experimentado en la niñez y adolescencia.

La conducta abusiva también es normalizada y excusada porque la pareja abusadora tiene otras cualidades que dificultan terminar con la relación. El hecho de que el abuso no sea físico puede hacerte pensar, erradamente, que no es para tanto (sí lo es), o tal vez te apoyes en el hecho de que sea bueno proveyendo o muy respetado en la comunidad.

Si no estas seguro/a de si tu relación no es saludable, a continuación podes leer sobre 6 situaciones que representan banderas rojas a las que tenes que prestar mucha atención, especialmente si se dan consistentemente en tu relación.

Manipulación de tus inseguridades

Tu pareja te conoce y sabe lo que te motiva; una persona que te ama hace lo que puede para ayudarte a mejorar, mientras que un individuo abusivo utiliza dicho conocimiento para intimidarte y mantener un control sobre vos. Si tu pareja tiene el hábito de usar afirmaciones acusadoras para distraer la atención de sus conductas cuando las señalas —“siempre te quejas de todo”, “nadie tendría que aguantarte hablando de eso todo el tiempo”— necesitas prestar atención. Dar vuelta las cosas, resaltar tus fallas o errores pasados o nombrar cada uno de tus defectos, cuando tratas de hablar sobre algo que el ha hecho es una señal importante.

Amenazas

No necesariamente deben ser amenazas físicas, si no afirmaciones del tipo: “¿Si no estás contenta por que no te vas?” o “Me voy a ir de una vez por todas si no dejas de quejarte todo el tiempo”. Si tu pareja hace de cada momento de desacuerdo una situación de todo o nada, es tiempo de revaluar la relación.

Falta de discusión y retirada

No hay relaciones que no hayan tenido nunca algún problema pero, como lo ha notado John Gottman, en su libro Why Marriages Succeed or Fail (Por qué fracasan o son exitosos los matrimonios) no se trata de tener desacuerdos o incluso de pelear, sino de cómo lo haces. Si tu pareja no se muestra abierta a discutir sobre la diferencia de opiniones (sin importar el tema) y bloquea la discusión al no responder o evadir el tema, entonces la relación no está en una posición saludable. Esta conducta muchas veces se acompaña de otras que tienen el objetivo de manipularte y hacerte sentir como si lo que pidieras no tuviera validez alguna. Estos esfuerzos por callarte también son esfuerzos por controlarte.

Manipularte al cuestionar tu salud mental

Esta es otra forma de control que utiliza tus inseguridades; la pareja niega algo que pasó o se dijo, hasta que se convierte en tu palabra contra la suya, muy a pesar de lo que vos hayas observado. El objetivo es que desconfíes de tu propia percepción y que tu pareja provea siempre la “verdad” de cada situación. Por supuesto, lo que esta siendo manipulado aquí realmente es cuánto te importa tu pareja.

Culpabilizar

¿Es tu pareja de esas personas que siempre necesitan culpar a alguien cuando algo se rompe o daña?¿Soles ser vos esa persona que es culpada? Que te echen la culpa constantemente te pone en una posición defensiva 24/7, te tiene como caminando sobre cáscaras de huevo y en un estado de ansiedad por cometer un error. Culpabilizar puede incluir magnificar y hablar constantemente de errores ordinarios, o exagerar situaciones que no son graves, como una cuenta que no se pagó a tiempo o por que te has olvidado de retirar la ropa de la tintorería.

Esfuerzos sutiles y abiertos de controlar

¿Tu pareja tiene cómo habito cambiar planes que ya habían hecho juntos al último minuto? Puede ser que haya cambiado el restaurante chino al que iban por uno francés o reservar para las vacaciones en Chile cuando habían quedado que iban a Brasil. Y cuando lo confrontas dice cosas como “creía que te iba a gustar por que el restaurante francés es mejor” o “creí que te iba a agradar la sorpresa”. El Dr. Craig Malkin, autor del libro Rethinking narcissism: The Secret to Recognizing and Coping with Narcissists (Repensando el narcisismo: El secreto para reconocer y afrontar a los narcisistas) llama a esta conducta “control cauteloso” y lo identifica como un sello de los narcisistas. Con el tiempo te terminas olvidando de tus deseos y preferencias, ya que te acostumbras a que tu pareja este siempre en el asiento del conductor. Los esfuerzos abiertos de control, por otro lado, pueden incluir conflictos cuando has decidido ir a ver a tus amigos y tu esposo hace planes alternativos y te avergüenza para que vayas con el o hace comentarios despectivos sobre tus amistades. La pareja controladora te prefiere aislado y sin una red social.

Si estos patrones están presentes en tu relación, no lo dudes, busca ayuda profesional.

Fuente: Psych Central

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Curso online intensivo: Cómo ganar la confianza del niño y adolescente en consulta

  • David Aparicio
  • 23/02/2017

Nuestro querido colega Jorge Ayala está por lanzar el curso gratuito sobre Cómo ganar la confianza del niño y el adolescente en un contexto tan complejo como es el de la consulta psicológica.

En este curso, Jorge nos enseñará los pilares fundamentales que debemos tomar para iniciar una consulta que establezca una relación de confianza, reduciendo las resistencias y creando una solida relación terapéutica.

Las ejes centrales del curso son:

  • ¿Por qué es necesario cautivar y crear confianza?
  • ¿Qué piensa, qué siente y en qué cree un niño?
  • Creando una base para la confianza
  • Cómo ganarte la confianza y no morir en el intento
  • 12 pasos para convertirte en un ser humano
  • Creando conocimientos y Competencias

La teoría es muy importante para desarrollar una buena terapia pero a veces nos sentimos estancados sin saber cómo movilizar y establecer la relación terapéutica con niños que no llegan a la consulta porque quieren sino porque los llevan sus padres.

Para mayor información e inscripción visita la página de Jorge Ayala.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

El efecto de las nalgadas y correazos en la salud de los niños

  • David Aparicio
  • 22/02/2017

El año pasado escuché por la radio a tres periodistas de Panamá que recomendaban a los padres y oyentes volver a utilizar el castigo físico sobre sus hijos. Según estos periodistas la rebeldía, el descontrol y los problemas de la juventud se deben a que los padres de hoy no son capaces de pegarles a sus hijos cuando se lo merecen. Eso no fue todo. El periodista más popular de los tres, dijo que los correazos y chancletazos no han matado a nadie y que ni fiebre les dan a los niños cuando se lo merecen. En otro programa, una de las periodistas le dijo a su audiencia de la mañana que el éxito de su vida profesional se lo debe a los castigos físicos que le dio su padre y que gracias a esa disciplina ella es hoy una mujer de bien. El tercer periodista fue aún más osado y sugirió a los padres no hacerles caso a las recomendaciones de los psicólogos de evitar pegarles a los niños porque después se trauman, y aseguró además que a los niños nada les pasa cuando les dan unos buenos correazos por portarse mal.

La narrativa de los periodistas es una muestra del pensamiento imperante no solo en la sociedad panameña sino en todo el mundo. Así lo demuestra el último estudio publicado por UNICEF1, el cual reporta que el castigo físico es la forma de “disciplina” violenta más utilizada en el mundo y que el 80% de los niños de 2 a 14 años ha recibido algún tipo de castigo físico. Con tales datos no sorprende el hecho de que miles de personas hagan comentarios de aprobación cuando alguien comparte la siguiente imagen:

Imagen tomada de Facebook.

El castigo corporal ha sido utilizado durante miles de años y se ha enseñado por generaciones. Las investigaciones han sido claras y han demostrado los peligrosos efectos de las nalgadas, correazos y el castigo físico en todas sus formas. Sin embargo los profesionales de la salud no hemos explicado con claridad cuáles son sus efectos, en parte porque nuestra narrativa se ha basado en opiniones, creencias y posturas personales, pero no hemos ofrecido evidencia concisa basada en datos sólidos que informen a los padres y los ayuden a tomar mejores decisiones en cuanto a disciplina.

Este artículo no intenta decirles a los padres cómo criar a sus niños. Estoy completamente convencido de que los padres quieren lo mejor para sus hijos y se sacrifican por ellos. Pero es nuestra responsabilidad la de proveerles los datos científicos más relevantes en cuanto al daño que provoca el castigo físico, sus efectos a corto y largo plazo en la salud, los compromisos internacionales para prohibir todo tipo de castigo físico y alternativas más efectivas de disciplina.

Qué es el castigo físico y su prevalencia

Existen cientos de definiciones e interpretaciones, pero para evitar confusiones utilizaré la definición propuesta por el Comité de Derechos del Niño en su Observación General N° 8 adoptada en el 20062:

Cualquier castigo en el cual se use la fuerza física y se pretenda causar algún grado de dolor o incomodidad, por muy leve que sea. La mayoría de los casos consisten en golpear a los niños, con la mano o con un implemento – un látigo, un palo, un cinturón, un zapato, una cuchara de madera, etc. Pero también pueden aplicar acciones como patear, sacudir, lanzar, pellizcar, morder, tirar del cabello o de las orejas, obligar a los niños a permanecer en posiciones incómodas, ardor, escaldadura o ingestión forzada (por ejemplo, lavado de boca de los niños con jabón o forzarlos a tragar especias, como el picante).

La mayoría de las investigaciones considera al castigo físico y al abuso físico como dos puntos en una serie continua de conductas violentas destinadas a controlar a los niños. Lo que significa que el castigo físico sería una forma de violencia física moderada y el abuso sería una forma más extrema. Por lo tanto, podemos diferenciarlas de la siguiente manera:

Según Murray Strauss3 el castigo físico es:

El uso de la fuerza física con la intención de causar en el niño una experiencia de dolor, sin causar lesión, con el propósito de corregir o de controlar la conducta del niño.

Por otro lado, el abuso físico se define como4:

(…) se caracteriza por infligir lesiones físicas como resultado de golpear, patear, morder, quemar, sacudir o dañar de otra manera a un niño. Es posible que el padre o cuidador no tenga la intención de herir al niño, sino que la lesión puede haber resultado de una disciplina excesiva o un castigo físico.

Con estas definiciones se aclara que el presente artículo no se enfocará en las repercusiones y efectos del abuso sino exclusivamente sobre el castigo físico.

El informe más reciente sobre la violencia contra los niños publicado por UNICEF5 encontró que el castigo físico es la forma de disciplina violenta más utilizada en el mundo. Sus datos fueron recolectados entre los años 2005 y 2013 y demuestran que uno de cada cinco niños de entre 2 y 14 años, ha experimentado el castigo físico en su hogar durante el último mes. Así también encontró que, en promedio, el 17% de los niños ha experimentado algún tipo de castigo físico severo como golpes en la cabeza, rostro y orejas, o fueron golpeados severamente en varias ocasiones durante el último mes. Este último dato evidencia que los padres y cuidadores que utilizan el método ya nombrado son más propensos a escalonar el castigo físico a formas más severas de violencia física con sus hijos.

Efectos a corto y largo plazo sobre la salud y relación familiar

Durante los últimos 50 años se han publicado cientos de investigaciones independientes que demuestran la ineficiencia del castigo físico como método de corrección y enseñanza. También se han evidenciado los efectos nocivos sobre la salud física y mental a corto y largo plazo de los niños. Sin embargo, no fue sino hasta el año 2002 cuando Elizabeth Gershoff, una investigadora y profesora de psicología del desarrollo en la Universidad de Texas, publicó en la revista Psychological Bulletin6, el primer metanálisis que sintetizaba la evidencia y la literatura teórica sobre este tema. En su trabajo se incluyeron investigaciones donde participaron más de 36,000 niños y cumplían con los requisitos establecidos: contar con suficientes datos estadísticos, evaluar solo el castigo físico (no una combinación con el abuso físico u otros métodos de disciplina, como la verbal) o que fueran administradas por padres provenientes de muestras especiales.

Una vez realizados los controles y analizados los datos, Gershoff encontró que el castigo físico o corporal se relacionaba con:

  • Incremento de las conductas indeseadas (las conductas que los padres creen eliminar)
  • Reducción de la internalización moral, incremento de la agresión por parte del niño
  • Incremento de conductas delictivas y conducta antisocial
  • Afectación de la salud mental del niño
  • Incremento del riesgo de ser víctima de abuso físico (los padres son más propensos a incrementar el castigo físico cuando no obtienen la respuesta, lo que expone a los niños a sufrir de abuso)
  • Aumento de actos de agresión en su vida adulta
  • Incremento del riesgo de cometer algún tipo de abuso sobre su propio hijo o pareja

De todos estos efectos nocivos, Gershoff solo encontró un efecto “positivo” y fue que el castigo físico se relacionó con la obediencia inmediata de los niños luego de recibirlo. Sin embargo, es necesario resaltar que esto no significa que el niño aprenda a comportarse de la manera deseable, sino que solamente sigue las ordenes inmediatas para evitar el dolor infligido por el adulto pero luego volverá a realizar las conductas indeseadas. Este tipo de respuesta puede ser útil en un caso extremo donde el niño esté en peligro de muerte, pero no es una estrategia efectiva cuando se desea que el niño internalice las normas que se quieren enseñar y que pueda reproducirlas por él mismo.

Entrevista con Elizabeth Gershoff y el Dr. Murray Strauss, uno de los investigadores referentes en cuanto a los efectos del castigo físico:

Puedes activar los subtítulos en español en el reproductor de Youtube.

Estudios posteriores realizados en Estados Unidos, Hungría, Hong Kong y Jamaica encontraron consistentemente que el castigo físico se relacionaba con problemas de ansiedad, depresión7, abuso de alcohol y drogas8 y desajuste psicológico general9.

Pero esto no es todo, una investigación realizada en el año 2013, que contó con una muestra importante (34226 personas) de Estados Unidos y fue publicada en la revista Pediatrics10, encontró que los niños que recibieron formas de castigo físico como empujones, agarrones o cachetadas, tenían más riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, artritis y obesidad. Este no es el único estudio que encontró efectos en la salud física de las personas. Otra investigación publicada en el Journal of Behavioral Medicine11, realizado en Arabia Saudita, halló que los niños que padecían castigos físicos severos e insultos tenían más riesgo de sufrir de asma y cáncer durante su vida adulta. Vale añadir que estos dos últimos estudios evaluaron otras formas más severas del castigo corporal, pero las menciono en este artículo para que también se tenga en consideración lo peligroso que puede llegar a ser el castigo físico, ya que muchas veces los padres incrementan la severidad del mismo al no obtener resultados.

Gershoff siguió investigando y, en el año 2016, publicó en el Journal of Family Psychology12 con Andrew Grogan-Kaylor, de la Universidad de Michigan, un metanálisis más grande: incluyó a 169,927 niños de 75 estudios diferentes. Los científicos fueron aun más estrictos con la definición del castigo físico y se concentraron principalmente en los golpes de mano abierta (como las nalgadas). Sus hallazgos demostraron que los datos provenientes de los estudios sobre los efectos del castigo físico eran altamente consistentes. Los efectos fueron:

  • Baja internalización moral
  • Agresión
  • Conducta antisocial
  • Externalización de problemas conductuales(comportamientos problemáticos que se dirigen hacia el entorno externo. Incluyen, la desobediencia a las reglas, el engaño, el robo y la destrucción de la propiedad)
  • Internalización de problemas conductuales (conductas negativas que se enfocan hacia adentro. Incluyen temor, retraimiento social y quejas somáticas)
  • Problemas de salud mental
  • Relaciones conflictivas entre padres e hijos
  • Deterioro de la capacidad cognitiva
  • Baja autoestima
  • Riesgo de sufrir abuso físico por parte de los padres
  • Mantener una actitud positiva sobre el castigo físico durante su adultez

Así también se encontró que los niños que recibieron castigo físico durante la infancia eran más propensos durante su vida adulta a desarrollar:

  • Conducta antisocial en la adultez
    • Problemas mentales
    • Actitud positiva ante el uso del castigo físico durante la infancia

Todavía no se entiende bien cual es la relación directa entre el castigo físico y sus repercusiones sobre la salud a largo plazo, pero algunos investigadores han señalado que podría deberse al incremento del cortisol (hormona del estrés), lo que podría provocar un desajuste a nivel neurobiológico13.

El castigo físico afecta la relación entre los padres e hijos

Otras investigaciones14 también se han preocupado por estudiar las repercusiones que puede tener el castigo físico sobre la relación entre padres e hijos8. Según ellas, los niños podrían evitar a sus padres porque los ven como una fuente de dolor, infligido por el castigo físico. Esto es muy entendible, cualquier niño mentirá o evitará buscar ayuda de sus padres cuando cometa un error o esté involucrado en algún tipo de problemas, por miedo a que sus padres le peguen, afectando así el desarrollo de la confianza entre los niños y sus padres.

¿Por qué los padres utilizan el castigo físico?

Los padres hacen lo que creen que es mejor para sus hijos y, lamentablemente, el castigo físico forma parte de las creencias más arraigadas sobre lo que las familias consideran una buena educación y disciplina infantil. El castigo físico es tan importante para muchas familias que son capaces de presionar y cuestionar los métodos de crianza de los padres que no están de acuerdo con su uso, además de tratarlos como padres irresponsables por no utilizar dicho método.

En el año 2008, Elizabeth Gershoff preparó un informe para el gobierno del estado de Arizona, en Estados Unidos15, y en el mismo reportó que los padres son más propensos a usar el castigo físico cuando:

  • Fueron castigados físicamente en la niñez
  • Están fuertemente a favor de la efectividad del castigo físico
  • Sienten frustración por la conducta de su hijo
  • Provienen de contextos culturales y/o religiosos que promueven el castigo físico
  • Experimentan altos niveles de estrés, problemas de salud física o mental y su bienestar emocional está afectado
  • Son menores de 30 años de edad
  • Tienen niños menores de 2 años y medio de edad
  • Sus hijos se han comportado agresivamente con otros niños

Kazdin explica16 que el castigo físico funciona por un breve periodo de tiempo, deteniendo la conducta indeseada (lo mismo sucede si te pegan cada vez que quieras comerte unas galletas) y a su vez condiciona a los padres a repetir el mismo método, porque crea la ilusión de que realmente funciona pegarles a los hijos y que es necesario castigar con golpes, chancletazos, empujones, correazos, para enseñarles a los niños cómo comportarse. Pero lo que los padres no perciben es que la conducta indeseada volverá con la misma intensidad que antes. La explicación de Kazdin enfatiza el sesgo cognitivo, que no solo le sucede a los padres sino a cualquiera que utilice su propia experiencia como argumento validante para cualquier método de disciplina que use.

Por lo tanto los psicólogos, psiquiatras, pediatras y profesionales de la salud tenemos una responsabilidad aquí, ya que en general no hemos sabido explicar a la población general porqué no se les debe pegar a los niños. Los argumentos que se utilizan a diario en los medios de comunicación y en las entrevistas con los padres son de opinión y no se fundamentan en la evidencia, lo cual erosiona el mensaje que debemos transmitir, un mensaje unificado, concreto y basado en la evidencia.

“A mi me pegaron y no me pasó nada”

Los resultados son contundentes, pero a pesar de ello todavía escuchamos cómo muchos adultos niegan las repercusiones del castigo físico con el argumento de que a ellos les pegaron (algunos hasta se enorgullecen de esto) cuando eran niños y que no les pasó nada. Murray Strauss, uno de los primeros investigadores sobre el uso del castigo físico, explica que es muy difícil observar por nuestra propia experiencia el efecto devastador que tiene el cigarrillo en nuestra salud. Nuestra experiencia puede hacernos creer que el cigarrillo nos hace bien, porque es una fuente de placer y relajación. Pero a la larga nos destroza los pulmones y nos envejece más rápido. De la misma manera funciona el castigo físico. A través de nuestros ojos parece que funciona y que corrige a los niños, pero a la larga no mejora la conducta (qué es el objetivo principal de quien lo utiliza) y, no solo eso, sino que además daña la salud de los niños.

Alan Kazdin, ex presidente de la Asociación Americana de Psicología (APA) y uno de los psicólogos especialistas en crianza y disciplina más reconocidos a nivel mundial, utiliza una analogía similar:

“Hay personas que fuman cigarrillos y viven hasta los 100 años pero eso no refuta los hallazgos que han encontrado de que el cigarrillo incrementa el riesgo de muerte. Las excepciones son interesantes (algunas personas que se infectan de VIH nunca desarrollan SIDA), pero no alteran los hallazgos.”

Disciplina que sí funciona

Muchos padres y cuidadores se preguntarán: “Y entonces, si el castigo no funciona, ¿qué debo hacer para corregir la conducta de mis hijos y enseñarles a comportarse?” Nuevamente las investigaciones nos dan algunas valiosas recomendaciones para intervenir en estos casos, que fueron sintetizadas por la APA17:

1. Refuerza la conducta deseada

Las investigaciones han demostrado una y otra vez que la atención que los padres otorgan a los niños es un fuerte reforzador de la conducta. Por lo tanto, los padres deben concentrar su atención en la conducta deseada de sus hijos e intentar ignorar la conducta no deseada, porque entre más regaños y castigos se apliquen menos probabilidad hay de que se elimine esa conducta y se realice la que si se desea. Así que, en vez de regañar y castigar a un niño por no limpiar su habitación o sacar la basura, modela (mostrarle qué debe hacer) esa conducta, enséñale, moldea el comportamiento practicando cada paso y elogiándolo cuando la practique, cuando haga un paso bien y cuando logre completar la tarea.

Muchas veces se malinterpretan las recomendaciones de los psicólogos y se cree que los padres deben elogiar indiscriminadamente todo lo que hagan sus hijos. Sin embargo, los expertos recomiendan que los elogios deben ser muy específicos y referirse concretamente a lo que el niño hizo bien. Por ejemplo, en vez de decirle a un niño inquieto “estoy feliz porque te estas portando bien”, puedes expresar “me gusta mucho que estés sentado tranquilamente comiendo con nosotros”. Este mismo ejemplo aplica para las alabanzas que usan los maestros de preescolar. Una investigación de Karen Budd, encontró que los maestros que usaban este tipo de alabanzas descriptivas mejoraron la relación maestro-niño y esto ayudó también a los maestros a mejorar el comportamiento de los niños.

Por último, pero no por ello menos importante, Kazdin recomienda en su libro The Kazding Method for Parenting the Defiant Child, que las alabanzas no deben quedarse solo en palabras. Deben ser acompañadas de una sonrisa, contacto ocular y un toque amistoso (una palmadita en el hombro, una caricia en la cabeza o chocar los 5).

2. Ignora la conducta indeseada

Como dijimos anteriormente, la atención de los padres es un poderoso reforzador de la conducta de los niños. Por eso debemos aprender a ignorar las malas conductas que no son peligrosas. No vamos a ignorar al niño cuando mordió a un compañero, pero si podemos ignorarlo cuando hace una pataleta porque no le dimos un chocolate. Sobre esto, varias investigaciones han encontrado que cuando los padres cambian su respuesta ante las conductas indeseadas y refuerzan las que si desean, entonces los niños aprenden que comportarse adecuadamente es una mejor manera de obtener la atención de sus padres.

3. Aprende sobre el desarrollo de los niños

Es importante que tanto los padres como maestros y cuidadores, conozcan sobre los niveles de psicodesarrollo de los niños, sobre cuáles son sus capacidades cognitivas, motoras, de comunicación y de control según la edad. Esto es clave porque frecuentemente los padres tienden a interpretar los errores de los niños como si fueran a propósito o como si entendieran completamente las implicaciones y consecuencias de sus conductas. Es decir que los ven como si fueran adultos, lo que genera estrés y ansiedad en los padres haciéndolos más propensos a utilizar el castigo.

4. Usa el time-out adecuadamente

El Time-out es quizás una de las técnicas conductuales peor entendidas. Muchos creen que se debe usar cada vez que el niño comente un error y que debe durar mucho tiempo. No obstante, los estudios vuelven a demostrar que esta técnica es efectiva siempre y cuando sea utilizada brevemente y se aplique inmediatamente después de la conducta disruptiva. Kazdin explica que la efectividad del time-out depende del time-in, o lo que los padres y cuidadores hacen cuando están con el niño, y si aprovechan esos momentos para modelar la conducta y reforzarlo utilizando un lenguaje coherente en relación a lo que se refuerza como también el tono de voz y los gestos que se utilizan para ello.

Administrar el time-out con calma no es una tarea fácil. Los padres se pueden sentir enojados o estresados en medio de la rabieta o mala conducta de sus hijos, pero la clave aquí es mantenerse tranquilo y alejar al niño de todo reforzador a través del time-out.

5. Prevenir las conductas indeseadas

El time-out es una herramienta efectiva, pero más útil es poder prevenir la conducta problemática del niño. Algunos expertos como el Dr. John Lutzker del Centro de Desarrollo Saludable de la Universidad de Georgia State, recomienda que los padres deben estructurar un plan de actividades para que, de esta manera, se puedan prevenir las conductas problemáticas. En concreto la prevención nos ofrece los siguientes beneficios:

  • Mantenerse calmos y prevenir las conductas reducirá la probabilidad de que los comportamientos escalen al punto de no poder manejarse
  • Se debe enseñar a los niños estrategias efectivas de afrontamiento ante las situaciones problemáticas
  • Es importante que se ayude al niño a mantenerse involucrado y activo a través de diferentes actividades, evitando así que se aburra y busque otras conductas disruptivas

6. Hazte el tiempo

Para que las estrategias funcionen es necesario que los padres pasen tiempo con sus hijos, que los traten con amor y que expresen sentimientos y pensamientos positivos. Es muy fácil caer en la trampa de enfocar la atención en las conductas problemáticas de los niños. Por eso es necesario que los padres se esfuercen en detectar todas las buenas conductas de sus hijos, por mínimas que sean, y reforzarlas. Así también es necesario que compartan actividades de recreación y disfrute y que durante esos momentos se eviten los sermones y regaños. Lo más importante es cuidar la relación padre-hijos, para así potenciar las estrategias efectivas.

Las recomendaciones planteadas anteriormente me han sido de mucha utilidad en el trabajo que desempeño con niños con problemas de conducta y el entrenamiento que se les ofrece a los padres, pero para comprender con mayor amplitud el poder de los antecedentes y refuerzos sobre la conducta de los niños recomiendo los siguientes libros:

  • The Kazdin Method for The Defiant Child.
  • The Parenting Toolkit.
  • Cómo hablarles a los niños para que escuchen y cómo escuchar a los niños para que hablen.
  • Psicología de las relaciones familia y escuela: Técnicas de modificación de conducta, por Pilar Tomás Gil.
  • Por qué la economía de fichas no funciona con los niños con problemas de conducta.
  • Sin violencia se educa mejor, guía para hacer talleres con maestros y padres de la UNICEF.
  • Educa, no pegues: guía para padres y madres de la Asociación Save The Children.
  • Ending corporal punishment of children – a handbook for multi-religious gatherings.

Políticas internacionales sobre el uso del castigo físico

 
Haz click en la imagen para usar el mapa interactivo de los países que han prohibido el castigo físico.

En 1979 Suecia se convirtió en el primer país del mundo en prohibir el uso de castigo físico como método disciplinario. Desde entonces otros 50 países se han unido a esta prohibición, motivados por la gran cantidad de investigaciones que demuestran las repercusiones a corto y largo plazo sobre la salud, su inefectividad para modificar la conducta y, además, porque infringe directamente los derechos de los niños consagrados en la Convención sobre los Derechos de los Niños de la Organización de las Naciones Unidas, que incluye:

Art. 19: “(1) Los Estados Partes adoptarán todas las medidas legislativas, administrativas, sociales y educativas apropiadas para proteger al niño contra toda forma de violencia física o mental, lesiones o abuso, descuido o trato negligente, malos tratos o explotación, incluido el abuso sexual, mientras que (estén) en la custodia de los padres, guardián(es) legal(es) o cualquier otra persona que tiene el cuidado del niño …”.

Art. 28 (2): “Los Estados Partes tomarán todas las medidas apropiadas para asegurar que la disciplina escolar se administre de modo compatible con la dignidad humana del niño y de conformidad con la presente Convención.”

Art. 37: “Los Estados Partes se asegurarán de que: (a) Ningún niño sea sometido a torturas u otros tratos crueles, inhumanos o degradantes. Ni la pena capital ni la de prisión perpetua sin posibilidad de liberación serán impuestas por delitos cometidos por menores de dieciocho años de edad … “.

En el comité de los derechos del niño se aclara que la prohibición del castigo corporal aplica a todas sus formas “aunque sea leve” y le solicita a todos los Estados partes que establezcan en sus legislaciones definiciones claras sobre la prohibición, que aplica para todos los castigos corporales en todos los entornos sin excepción.

La O.N.U. también solicita la derogación de las defensas legales que permiten el uso de “castigo razonable” o el “derecho a corrección” que se usa como defensa para utilizar el castigo físico en los niños. Este punto tiene mucho sentido considerando que nosotros no podemos utilizar un correazo o chancletazo cuando un adulto no sigue las instrucciones.

En la Convención de Derechos del Niño también se consideró a aquellos que justifican los castigos corporales a través de sus creencias religiosas. Se expresa que es muy importante el derecho a la libertad religiosa, pero no se pueden permitir prácticas o creencias que vayan en contra del derecho y respeto de la dignidad humana e integridad física.

Por último el documento enfatiza las responsabilidades de los Estados en respetar y apoyar a las familias y garantizar la dignidad humana e integridad física de todos sus miembros.

Con todas las aclaraciones, investigaciones, datos y disposiciones legales internacionales está más que claro que el castigo físico es un tipo de violencia, que no sirve para educar, ni para hacer hombres y mujeres de bien. Lo que educa es el amor de los padres, que con su ejemplo y dedicación le enseñan a sus hijos valores y hábitos significativos y que a su vez son capaces de ponerles limites sin recurrir a la violencia. Pegarle a un niño cada vez que se porta mal es la respuesta más cómoda y fácil. No caigas en la trampa.

Editado por: Alejandra Alonso y Maria Fernanda
Imagen: Shutterstock

Referencias bibliográficas:

  1. UNICEF (2014), Hidden in Plain Sight: A statistical analysis of violence against children, NY: UNICEF ↩
  2. UNICEF (2006), Observaciones Generales del Comité de los Derechos de los niños, Mexico: UNICEF ↩
  3. Straus, M. A. (1994a). Beating the devil out of them: Corporal punishment in American families. New York: Lexington Books ↩
  4. National Clearinghouse on Child Abuse and Neglect Information. (2000). What is child maltreatment? Retrieved June 30, 2001, from http://www.calib.com/nccanch/pubs/factsheets/childmal.cfm ↩
  5. UNICEF (2014), Hidden in Plain Sight: A statistical analysis of violence against children, NY: UNICEF ↩
  6. Gershoff, E. T. (2002), “Corporal punishment by parents and associated child behaviors and experiences: A meta- analytic and theoretical review”, Psychological Bulletin, 128(4), 539-579 ↩
  7. Rodriguez, C. M. (2003). Parental discipline and abuse potential effects on child depression, anxiety, and attributions. Journal of Marriage and Family, 65, 809-817 ↩
  8. Lau, T. F., Kim, J. H., Tsui, H., Cheung, A., Lau, M., & Yu, A. (2005). The relationship between physical maltreatment and substance use among adolescents: A survey of 95,788 adolescents in Hong Kong. Journal of Adolescent Health, 37, 110-119 ↩
  9. Steely, A. C., & Rohner, R. P. (2006). Relations among corporal punishment, perceived parental acceptance, and psychological adjustment in Jamaican youths. Cross-Cultural Research, 40, 268-286 ↩
  10. Tracie O. Afifi, Natalie Mota, Harriet L. MacMillan, Jitender SareenPediatrics Jul 2013, peds.2012-4021 ↩
  11. Hyland, M.E., Alkhalaf, A.M. & Whalley, B. J Behav Med (2013) 36: 632. doi:10.1007/s10865-012-9457-6 ↩
  12. Gershoff, E. T. & Grogan-Kaylor, A. (2016), “Spanking and Child Outcomes: Old Controversies and New Meta-Analyses”, Journal of Family Psychology, advance online publication 7 April 2016 ↩
  13. 1. Turner, H. A., & Finkelhor, D. (1996). Corporal punishment as a stressor among youth. Journal of M arriage and the Family, 58, 155-166 ↩
  14. Maccoby, E. E., & Martin, J. A. (1983). Socialization in the context of the family: Parent-child interaction. In E. M. Hetherington (Ed.), P. H. Mussen (Series Ed.), Handbook of child psychology, Vol. 4: Socialization, personality, and social development (pp. 1-101). New York: Wiley. ↩
  15. Gershoff, E. T. (2008). Report on Physical Punishment in the United States:
    What Research Tells Us About Its Effects on Children. Columbus, OH: Center for Effective Discipline. ↩
  16. Kazdin, A. (2017). Why you shouldn’t hit your kids.. online Slate Magazine. Available at: http://www.slate.com/articles/life/family/2008/09/sparetherod.html Accessed 22 Feb. 2017. ↩
  17. Parenting that works. (2017). online http://www.apa.org. Available at: http://www.apa.org/monitor/2012/10/parenting.aspx Accessed 22 Feb. 2017. ↩
  • Artículos Recomendados de la Web

«Quédate conmigo»: las historias de la psicóloga que ofrece su mano y compañía a mujeres a punto de parir

  • David Aparicio
  • 21/02/2017

Hermosa historia del diario La Nación, sobre Laura Giselle López, una psicóloga argentina que asiste de manera gratuita a las mujeres que están a punto de dar a luz.

«Por favor quedate conmigo, tengo mucho miedo», le ruega una mujer a punto de parir a Laura López, en una sala de parto de una maternidad porteña. Esa mano, ese apretón de ambas manos, es a veces la única compañía de una mujer en el momento más importante y vulnerable de su vida. Laura se queda, ofrece cálidamente su mano y su palabra, contiene a esa mujer y, por fin, escuchan juntas los primeros llantos del bebé que acaba de llegar al mundo. Emoción, alegría, dolor: todas las sensaciones se entremezclan al momento de dar a luz

Laura Giselle López es psicóloga, consultora en crianza y profesora de nivel inicial. Desde hace cuatro meses, forma parte del equipo de salud y concurre todos los lunes de forma ad honorem al hospital -cuyo nombre queda reservado por motivos legales- con una misión profesional: acompañar a las mujeres que van a parir. «Mi rol es velar por el bienestar emocional de esa mujer y de esa familia en un momento de extrema vulnerabilidad: escucho su historia, valorando qué siente, conteniendo con la palabra y el cuerpo, y estando presente pero sin invadir», resume con un entusiasmo digno de una apasionada por su trabajo, mientras destaca la necesidad de reconocer la singularidad de cada mujer y de que ella pueda decidir si quiere estar acompañada y por quién.»

Lee el artículo completo en La Nación.

Imagen: Shutterstock

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

El cerebro de los adolescentes procesa el riesgo diferente cuando la madre está cerca

  • David Aparicio
  • 21/02/2017

A los adolescentes les encanta el riesgo, la velocidad, el peligro y para ellos la palabra precaución es un sinónimo de aburrimiento. Pero siempre y cuando estén solo porque una nueva investigación sugiere que la presencia de las madres tendría una influencia tan profunda en el cerebro de los adolescentes que hasta podría hacer más atractivas las decisiones de precaución.

El estudio del Developmental Science se llevó a cabo con 23 adolescentes de 15 años que se le pidió que participaran en un juego que consistía en atravesar una serie de 26 semáforos en el menor tiempo posible, mientras se le aplicaba pruebas de imágenes cerebrales. En este ejercicio como en la vida real el mantener el acelerador presionado significaba que podrían completar los semáforos en menos tiempo, pero también acarreaba el riesgo de chocar lo que se traducía en un mayor retraso.

Los adolescentes completaron la actividad en dos ocasiones: primero con la presencia de su mamá y otra con la presencia de una profesora desconocida y que se les presentó a los adolescentes como una experta en el manejo de autos.

Como era de esperar, los adolescentes tomaron menos riesgos en la presencia de su madre en comparación cuando estaba la profesora experta. Sin embargo, las diferencias de las respuestas en la toma de riesgo no fue significativa.

Pero el panorama cambió cuando los investigadores empezaron a evaluar las respuestas a nivel cerebral. Según sus los resultados, el cerebro de los adolescentes funcionó diferente cuando estaban en presencia de sus madres y las imágenes mostraron mayor actividad de las áreas del placer cada vez que tomaban una decisión segura durante el juego y menos activación en las áreas relacionadas con la toma de decisiones de riesgo. Al parecer la supervisión de las madres hacia que las conductas precavidas fueran más placenteras a nivel cerebral.

Otro interesante descubrimiento de este estudio fue que el cerebro de los adolescentes mostró mayor actividad en las áreas relacionadas con la toma de perspectivas cuando las madres estaban presentes, lo que sugiere que quizás ellos estaban preocupados por lo que su madre pensara de ellos.

Fuente: BPS
Imagen: Shutterstock

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Suicidio adolescente es menos frecuente en sitios donde el matrimonio gay es legal

  • Rita Arosemena P.
  • 21/02/2017

Una investigación realizada por el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC), sugiere que los jóvenes homosexuales poseen el doble de riesgo de presentar conductas suicidas en comparación con los jóvenes heterosexuales.

No es un secreto que factores como el aislamiento, la falta de apoyo social y la desesperanza representan fuertes predictores de ideación y conducta suicida en adolescentes con orientación homosexual.

Un estudio publicado en 2001 en el cual se examinó el vínculo entre la orientación sexual y la propensión al suicidio encontró que la preferencia sexual conforma uno de los principales factores de riesgo suicida en jóvenes debido a las dificultades de lidiar con el estigma de la homosexualidad, lo cual puede conducir a la depresión, el abuso de sustancias y generar sentimientos de marginación social.

ESTUDIOS SUGIEREN UN fuerte vínculo entre la HOMOSEXUALIDAD y los pensamientos e intentos suicidas en adolescentes

La investigación en cuestión, al igual que investigaciones de referencia citadas en el documento, concluye haciendo mención a un fuerte vínculo existente entre la orientación sexual hacia personas del mismo sexo y los pensamientos e intentos suicidas en adolescentes. Esto podría no solo aplicar para jóvenes que se identifican a sí mismos como gays, lesbianas o bisexuales, sino también para aquellos que experimentan atracción romántica o sexual hacia individuos del mismo sexo sin identificarse formalmente como homosexuales.

En el caso de los adolescentes que reconocen abiertamente su orientación sexual, sugiere el estudio, pueden verse beneficiados del apoyo de comunidades LGBT (Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales), mientras que los jóvenes que no reconocen su preferencia sexual a menudo se sienten más solos y desprotegidos.

Legalización del matrimonio gay: un recurso que disminuye la prevalencia suicida en adolescentes homosexuales

Una recopilación de datos de entre 1999 y 2015 realizada por el Sistema de Vigilancia de Comportamiento de Riesgo Juvenil (Estados Unidos) indica que la existencia de leyes a favor de la protección e igualdad de derechos de la comunidad LGBT guarda relación directa con una disminución del 7% en los intentos suicidas de jóvenes homosexuales.

Los jóvenes homosexuales provenientes de entornos sociales donde prevalecen conductas homófobas pueden desarrollar una certeza de desesperanza que impulsa el pensamiento suicida

 El estudio, publicado en la revista JAMA Pediatrics, analizó los datos de 750,000 adolescentes de 47 estados. Los hallazgos sugieren que los adolescentes que se identifican a sí mismos como gays, lesbianas, bisexuales o transexuales en lugares en los que las leyes estatales promueven el respeto y la igualdad de derechos se sienten menos estigmatizados y propensos a ser atacados por la comunidad.

De una u otra forma, las investigaciones realizadas hasta el momento en relación con la homosexualidad y el suicidio en adolescentes indica un vínculo de hecho preocupante que hace alusión a la estigmatización y el acoso escolar, así como el rechazo de la familia y la comunidad.

Los jóvenes homosexuales provenientes de entornos sociales en extremo convencionales donde prevalecen conductas homófobas pueden desarrollar no solo sentimientos de inseguridad, inferioridad y negación de su propia identidad, sino también una certeza de desesperanza por las circunstancias actuales, lo cual impulsa el pensamiento suicida.

Un reflejo del impacto que tiene en los jóvenes homosexuales la incertidumbre por el temor al rechazo se hizo evidente tras la elección presidencial de Donald Trump, el pasado noviembre. A penas una hora después de que Trump ganara la presidencia, las llamadas a la línea de prevención suicida alcanzaron un pico de 660 con una fuerte presencia de jóvenes de la comunidad LGBT que manifestaban sentir miedo por futuro próximo.

Fuente: The Outline | JAMA

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