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  • Psicología aplicada

Hoy se celebra el Día Mundial de la Salud Mental

  • David Aparicio
  • 10/10/2016

Con el lema “La primera ayuda psicológica” la Organización Mundial de la Salud busca aunar todos sus esfuerzos en ofrecer mejorar el alcance del apoyo psicológico básico pragmático que tantas personas necesitan alrededor del mundo, con especial énfasis en aquellas personas que fungen un rol de ayuda en la comunidad.

¿Por qué la OMS eligió a las personas que ejercen profesiones de servicios de ayuda?

Los policías, maestros, médicos, bomberos y trabajadores sociales, son los primeros que deben responder ante momentos de crisis, muertes y desastres naturales, y se exponen a situaciones traumáticas, agotamiento psicológico y a los efectos del estrés. Pero, después de las crisis, la sociedad se olvida que ellos también necesitan de apoyo para poder afrontar todas las importantes vivencias que tuvieron que afrontar.

La iniciativa de la OMS es la de poder ofrecer el primer apoyo psicológico básico y social que tanto necesita a largo plazo para ayudar a las personas reponerse después de un suceso altamente traumático.

La OMS ofrece mayor información y guías sobre el Día de la Salud Mental para descargar.

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  • Psicología clínica

Vivir con tricotilomanía

  • Beatriz Moreno Amador
  • 10/10/2016
Mi nombre es Beatriz y quiero compartir vos parte de mi historia con la tricotilomanía: Tenía 7 años, estaba esperando junto a mis compañeritos del cole para entrar a la clase de inglés. Una pestaña apareció en el pómulo de mi mejor amiga, ella la sujetó entre sus dedos y me dijo: <<¡Mira! Si la soplo y pido un deseo se cumplirá>>. Y como solemos decir, “culo veo, culo quiero”, me estiré de una pestaña e hice lo mismo. Desde entonces comencé a tirar de mis pestañas durante casi todos los días hasta que tuve unos 13 años. Ahora lo pienso y me parece una completa tontería, sin embargo fue una niñería sin consciencia que me “arruinó” buena parte de la vida. Cuando mi madre se enteró se enfadó muchísimo y ante la desesperación me ataba las manos y me castigaba. Yo no podía parar y sufría mucho al ver que mi familia no me entendía.

La tricotilomanía dominaba todos mis pensamientos, todos mis comportamientos, todas mis decisiones, todas mis emociones

Comenzaba mi adolescencia y pensando que había dejado atrás este destructivo hábito “gracias” a las reprimendas de mi madre, pues había dejado de estirar de mis pestañas y ya crecían normalmente, comencé a estirarme el pelo de la cabeza. El detonante fue un golpe que mi hermana se dio en la cabeza, con la suficiente profundidad que requirió que le raparan un huequito del cuero cabelludo para curar la herida. Mi hermana como niña curiosa empezó a tocarse esa zona, parecía producirle placer o calma y al poco tiempo la vi estirarse los pelitos pequeños que crecían. Yo me alarmé muchísimo, como si hubiera visto al diablo y le alertaba de que era peligroso y que no lo hiciera. Al poco tiempo yo estaba haciendo lo mismo. Mi hermana, luego de algunos años, dejó de hacerlo, salvo alguna leve recurrencia, sin embargo yo continué y me generé una calva muy grande. Durante muchos años estuve bajo tratamiento, buscando de múltiples maneras la solución: terapias, fármacos, peluca, tratamientos capilares, remedios caseros. Hasta que llegó un punto en que no aguanté más y dejé de buscar. La tricotilomanía dominaba todos mis pensamientos, todos mis comportamientos, todas mis decisiones, todas mis emociones. Era una completa obsesión que no podía dejar de serlo por el simple hecho de que existía y yo no quería. Me quedé sin esperanzas, me sentía sin energías para luchar contra esto, era demasiado duro; con 22 años sentía que había perdido una parte de mi juventud por esta condición y que no tenía futuro ¿Qué podía hacer entonces con lo que otros decían que era una falta de fuerza de voluntad? Era como si hubiera caído en una trampa y nadie más pudiera verlo, ¿cómo hacerles entender que necesitaba una ayuda diferente a la que se empeñaban en darme? Durante los cuatro años de estudios universitarios de psicología siempre mantuve oculta la tricotilomanía, me avergonzaba sumamente de ella, me daba pánico que alguien se pudiera enterar que hacía esto. Recuerdo que al principio me sentaba al final del aula para evitar que alguien viera mi cabeza, tras horas en el espejo tratando de ocultar las calvas con dolorosos e incómodos peinados. Un día se nombró la tricotilomanía en clase, fue en la asignatura de psicopatología, y yo comencé a palpitar de manera nerviosa. Una compañera que estaba a mi lado pronunció: “¡Qué asco! ¿Cómo puede alguien hacer eso?”. Se me cayó el mundo encima. Si ni siquiera personas que se están formando para tratar con otras, que como yo necesitamos ayuda psicológica, pueden dejar a un lado los prejuicios, ¿dónde iba a encontrar esperanzas? Ahora veo claro que dentro de mi aula, como en cualquier otra, se hallan personas sin el más mínimo grado de empatía, y que somos nosotras, las personas que vivimos en el lado de lo que llaman “enfermedad mental”, las que tenemos que avisar de su ignorancia, pues somos responsables si se continúan formando profesionales sin la capacidad de pensar las cosas desde el punto de vista del paciente, lo cual repercute en su trabajo. Fueron estos pensamientos sobre la necesidad de crear conciencia, de ser parte defensora de mis derechos y necesidad de ayuda, lo que me permitió ir compartiendo poco a poco lo que me pasaba, abriéndome a otras personas, conociendo a toda una comunidad con esta dificultad, diluyendo mi culpa hasta que desapareció, como lo ha hecho también la tricotilomanía.

 Era como si hubiera caído en una trampa y nadie más pudiera verlo, ¿cómo hacerles entender que necesitaba una ayuda diferente a la que se empeñaban en darme?

Actualmente tengo 23 años y estoy muy bien, aunque mi trico continúe hasta cierto nivel conmigo, la he aceptado e integrado a mi vida, me siento fuerte y segura. Esto he de agradecérselo a otras personas que han pasado por esto y me han ayudado en el camino. Continúo conociendo a personas con trico (existen numerosos grupos en Facebook), muchas de ellas se sienten muy desesperadas y yo procuro devolver el apoyo que a mí me han dado y que tanto me ha ayudado. Y así, cada vez veo más necesaria la ayuda social y profesional, que se investigue, que se trabaje para su prevención y se evite su desarrollo insidioso, sobre todo en la niñez. En los últimos meses he conocido las historias de varias niñas con trico porque sus mamás han contactado conmigo, y no quiero que ellas pasen por el sufrimiento que viví yo. De alguna manera quiero contribuir para ahorrar un dolor estéril y una soledad que nos perjudica. La tricotilomanía, para que realmente suponga una patología, a pesar de ser una anormalidad común, ha de generar un sufrimiento significativo en la vida de la persona afectada, interfiriendo así en su desarrollo saludable. De manera que no empieza ni termina en el sólo acto de arrancarse el pelo, es un trastorno multicomponente del que se desconoce mucho. En castellano no existen investigaciones sobre esta condición, sólo algunos estudios clínicos de intervención, los cuestionarios para evaluarla no están traducidos ni validados en nuestro idioma y no hay profesionales especializados, siendo miles las personas que padecemos tricotilomanía. La mayoría la ocultamos durante años y cuando decidimos pedir ayuda muchas veces nos encontramos con un cuerpo de profesionales de la salud, con demasiada arrogancia a mi parecer, que decide poner el objetivo terapéutico y enjuiciarnos por no dejar de hacerlo, culpándonos de que no lo conseguimos porque no seguimos sus recomendaciones, o nos mostramos tercas y no aceptamos tomar antidepresivos o ansiolíticos. Yo realmente me he llegado a sentir como un conejillo de indias, al que nadie comprendía y parecía que nadie quería comprender, ni mucho menos aceptar; cuando son la aceptación y la compasión potentes herramientas terapéuticas.
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Repercusiones de la tricotilomanía / Imagen: piracurucaaovivo
Y ahora, con una larga experiencia en este camino de los “trastornos psicológicos”, como graduada en psicología, habiendo profundizado en el estudio de la trico, y ante un panorama sobre el tema muy vacío en nuestro idioma, quiero y me dispongo junto a otras personas con trico y sus familiares, a crear una red de apoyo de habla hispana para dichas personas, a generar concientización sobre este trastorno, a tender manos comprensivas, a demandar el respeto y la ayuda terapéutica que merecemos y sobre todo a devolver las esperanzas a quienes están sufriendo por la tricotilomanía. Los que la padecemos sabemos que suele ser una experiencia definida por unas crisis de ansiedad y depresión asociadas a una sensación de no tener control sobre el propio cuerpo, al no poder dejar de realizar la conducta, experimentando a veces una especie de trance y una pérdida de consciencia “normal” al realizar la conducta. Todo esto dificulta el desarrollo de cómo nos vemos a nosotras mismas y la estima que nos otorgamos, pues de alguna manera somos nuestra enemiga sin quererlo. No se trata de que queramos hacernos daño, si no que arrancarnos el pelo para nuestro organismo no es desagradable. Es más, según la teoría etológica del comportamiento humano, el arrancarse el pelo vendría explicado por tratarse de una huella genética compartida con otros animales y que tiene una función de supervivencia. De manera que aunque nuestro “yo social” no quiere realizar la conducta, sobre todo por las consecuencias estéticas que implica, nuestro cerebro puede no entender por qué le estamos privando de una actividad que le genera placer y gracias a ello es que ha ido arraigando la conducta con su repetición. De igual forma, se desconoce mucho sobre la trico y eso nos genera mucho desconcierto y un estado de preocupación constante.
suele ser una experiencia definida por unas crisis de ansiedad y depresión asociadas a una sensación de no tener control sobre el propio cuerpo, al no poder dejar de realizar la conducta
Una persona con tricotilomanía ansía sentirse normal y no que algo falla en ella, y el que no exista concientización sobre ella ni esté naturalizada nos perjudica gravemente. Es más, el aceptar que el fallo es humano y forma parte del infinito progreso a mí me ha ayudado a no ver a la trico como mi enemiga, sino como una característica más de mí, como mi piel blanca, el ser diestra, miope o tener una estatura de 1,68. Y eso es lo que les transmito a otras personas con trico que siguen peleándose con su vida. Esta recomendación está basada en mi experiencia y en conversaciones con otras personas con trico, y quizás sea presuntuoso pensar que lo que a mí me ha servido les sirva a otros, pero es lo que más conozco y sobre lo que más confío, fundamentándolo además en las últimas investigaciones científicas que han aparecido, basadas en terapias de 3ª generación (ACT principalmente). Por ello, quiero lanzar mi mensaje a otras personas. Hace ya varios años hay una preocupante tendencia a psicopatologizar la vida, y quizás el resultado de que la trico sea una problemática con nombre rimbombante es porque también existe un culto a la estética, así como un estrés y ansiedad vitales en esta vida moderna que nuestros cuerpos, con su parte de cerebro reptiliano, aún no logra gestionar del todo y adquiere formas para relajarse que son más propias de animales. A pesar de ello, con sentido de causa, quiero decir que la trico no es una de esas enfermedades inventadas por la industria de la felicidad permanente ni de las farmacéuticas, realmente a veces sientes que tu cerebro te está jugando una mala pasada y no logras organizar tu ambiente para que vaya a tu favor y no propicie la necesidad de tirar de tu cabello. Es por ello que veo importante que la trico sea tomada en serio y se hable con propiedad sobre ella, sin rozar el punto de darle demasiada importancia, pues es ahí donde se convierte en un círculo vicioso difícil de deshacer. Es más, a mí el humor y el amor hacia mí misma y la vida es lo que más me ha ayudado a trabajar sobre mi trico, pero saber que no soy la única y compartir con otras personas con trico, gracias a que tiene un nombre, ha sido imprescindible en mi mejoría. Del 1 al 7 de octubre, se realiza la semana internacional de concientización sobre la trico, que está propulsada por TLC (Trichotillomania Leraning Center), en EE.UU. principalmente existen unas grandes avances sobre la trico. Yo participo junto a más personas a través de las redes sociales y un blog (Tricotilomanía-Argentina), sin embargo nuestro eco es mínimo ya que se trata de un trastorno muy oculto y nada naturalizado, es por ello que queremos crear concientización y psicoeducación para tratarlo desde la aceptación y la compasión. Deseo que mi testimonio te haya permitido conocer sobre la trico, y si conoces a alguien con esta condición lo puedas comprender mejor y ayudar sin rechazar esta característica; y si eres una persona con trico, no olvides que #Noestássolo y #Juntossomosmásfuertes. Naturalizar es sin duda el primer paso hacia nuestra mejoría. Como dice Oliver Sacks en su famoso libro «El hombre que confundió a su mujer con un sombrero», en el capítulo dedicado al síndrome de Tourette, ésta también puede ser una de esas veces en que «los pacientes abren la marcha en la tarea de descubrir la causa de una enfermedad, que se convierten en los agentes impulsores y activos de la investigación de su propio mal y su curación». Imagen: Tricotilomania en Shutterstock

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(Vídeo) Reshma Saujani: Enseñemos a las niñas a ser valientes, no perfectas

  • Alejandra Alonso
  • 09/10/2016
No hace mucho tiempo salieron artículos en varios medios que hablaban de la famosa actriz Jennifer Lawrence y su indignación al enterarse de que a sus compañeros hombres se les había pagado más que a ella. Al hablar sobre el tema, ella dice que no quiso seguir negociando por unos cuantos millones de dólares que ella no necesitaba, y que además no quería parecer una persona «difícil» o «malcriada», ella dice que su deseo de ser querida la llevó a dejar las cosas como estaban. Sin embargo, cuando vio cuánto les pagaban a los hombres que trabajaron en la misma película, se dio cuenta que ellos no se preocupaban por parecer difíciles o malcriados. Obviamente esta noticia trajo a colación debates sobre las diferencias que se hacen entre hombres y mujeres en el lugar de trabajo y por qué se dan estas situaciones. Las opiniones son diversas y a veces nos gusta echarles toda la culpa a los hombres, pero me pareció interesante la opinión de Reshma Saujani, quien piensa que el problema está en que a los niños se les enseña a tomar riesgos y se los recompensa por ello, por otro lado, a las niñas se les enseña a ser perfectas y no cometer errores. Te invito a ver esta genial conferencia y a dejarnos tu opinión en los comentarios. Fuentes: TED; Forbes

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  • Psicología aplicada

¿Qué sucede en el cerebro cuando salimos de shopping?

  • Sergio Lotauro
  • 07/10/2016
Hace poco tiempo me invitaron a participar en un programa que se emite por History Channel, que consiste en una serie de episodios documentales en donde se muestra como funciona el cerebro de las personas ante diferentes situaciones que se le presentan en la vida cotidiana. El desafío que la producción del programa me planteaba estaba relacionado con la venta de cerveza en un pequeño supermercado de productos exclusivos y gourmet en el barrio de Palermo. En el local, se vendían dos marcas de cerveza, que a decir verdad, ya no recuerdo bien, pero que a los fines explicativos vamos a rebautizar, tentativamente, como “Ranzig Wasser Munchen” (Cerveza “A”) y “Bayerische Faulen Fisch“ (Cerveza “B”). Ambas de orígen alemán, obviamente. Estas dos bebidas se exibían en una punta de góndola de un supermercado, y el problema que se le presentaba al dueño, era que vendía a diario muchas botellas de la primera marca, y vendía muy pocas de la segunda, sin que lograra entender del todo el motivo del fenómeno ya que, en principio, las dos cervezas eran de excelente calidad y estaban destinada al consumo de un público selecto y exigente. A ojo de buen cubero, me dijo el dueño del establecimiento que calculaba que vendía un 80 % de la cerveza “A”, contra un 20 % de la cerveza “B”. Es decir, el público optaba preferentemente por la Ranzig e ignoraba la Bayerische, estando ambos productos exhibidos en el mismo estante, uno al lado del otro, y en un lugar preferencial dentro del establecimiento.

¿Por qué esto representaba un problema?

Bueno, el dueño del local había adquirido una cantidad importante de cerveza Bayerische que no se estaba vendiendo, y las cajas de botellas empezaban a acumularse en el sótano. Es decir, el hombre tenía una pequeña fortuna invertida en un producto que la gente, por alguna misteriosa razón, no compraba. Desde luego, el motivo no resultó no ser tan misterioso como él pensaba, y paso a explicar porqué. Cuando me dispuse a examinar como estaban siendo promocionados los productos, lo primero que noté fue que ambas cervezas tenían precios diferentes. Ya no recuerdo exactamente los importes, pero para que se entienda el asunto, voy a proponer cifras simbólicas: la cerveza Ranzig costaba $ 10, mientras que la cerveza Bayerische costaba $ 15.

LA MAYOR TIEMPO EL CEREBRO FUNCIONA EN UNA MODALIDAD DE ECONOMÍA MENTAL O AHORRO DE ENERGÍA

Obviamente, lo primero que le propuse al dueño del supermercado fue que lanzara una oferta de cerveza Bayerische: podía rebajar el precio de $ 15 a $ 8 y seguramente la gente se agolparía en su local para quitársela de las manos… Pero mi buen amigo no estaba dispuesto a prescindir ganancias. Había invertido mucho dinero en la Bayerische y rechazaba enérgicamente la idea de cualquier forma de promoción. Pero el precio no era la única diferencia. La Bayerische, además de ser más cara, traía adosado un pack de maníes sin pelar; es decir, la cerveza contenía un plus, un estuche de snack salado ideal para acompañar la espumosa bebida en un día caluroso de verano. De este agregado, seguramente se desprendía el costo extra de $ 5. Para resumir e ilustrar el problema de las cervezas, la imagen a continuación muestra como estaban exhibidos ambos productos en la punta de góndola del supermercado: screen-shot-2016-10-06-at-10-12-22-pm Le expliqué al dueño que sus clientes seguramente compraban preferentemente la cerveza Ranzig sesgados cierta pereza mental o cognitiva. Alcanzado este punto, el lector debe saber que la mayor tiempo el cerebro funciona en una modalidad de economía mental o ahorro de energía. En este caso, eso quiere decir que cuando los clientes se paraban frente a la góndola, quedaban expuestos a una multiplicidad de variables distintas. Cada potencial comprador se enfrentaba en el supermercado a un pequeño mundo rico en posibilidades: diferentes marcas, diferentes tipos de envases, diferentes contenidos, diferentes sabores, diferentes precios, diferentes modalidades de pago, diferentes ofertas y descuentos, y varios etcéteras. Así, la cerveza Ranzig era más económica que la cerveza Bayerische. Por otra parte, le Bayerische traía un estuche de maníes. “¿Se justifica pagar $ 5 de más por los maníes?” “¿Resulta más barato comprar los maníes por separado?” “Pero, un momento… ¿realmente deseo comprar maníes o solo quiero tomar una cerveza” “¿Me gustan los manís o prefiero como aperitivo unas aceitunas?”… Todas estas eran dudas que, tal cual estaban dadas las circunstancias en el supermercado gourmet, fácilmente podían tomar por asalto el cerebro del cliente al momento de hacer su elección. Preguntas difíciles de responder y que interferían con el proceso decisorio. Hacer un análisis de costos y beneficios de todos estos factores insume una gran cantidad de tiempo y de energías. Aturdidas y estimuladas en exceso, usualmente las personas toman decisiones eligiendo solo uno o dos de todos estos atributos posibles. Generalmente, es el precio el que comanda la elección final del producto que se compra. Y esa era la razón principal por la cual el 80 % de las personas que querían cerveza, se quedaban con la Ranzig. Ahora bien, ¿era posible invertir a proporción de venta sin hacer una oferta con la cerveza “B“, o sin retirar del supermercado la cerveza “A“, de manera que solo hubiera una marca disponible? Estaba seguro que si. Solo era necesario hacer algunos ajustes en la exposición del producto. Ambas cervezas eran difíciles de comparar ya que poseían caracterísitcas muy distintas que entorpecían el proceso de decisión. Pero, ¿qué sucedería si introducíamos en la ecuacion una tercera cerveza, muy similar a la que el propietario pretendía vender, pero con algunas desventajas claras y significativas? Lo que hice fue lo siguiente: Fuí al depósito donde se almacenaba la mercadería y le quité el pack de maníes que venía adosado a una veintena de botellas de Bacherische. Luego acomodé las botellas en la góndola, junto con las demás, aunque sin modificar el precio. Es decir, ahora la gente tenía tres opciones diferenes: la cerveza Ranzig a $ 10, la cerveza Bacherische (con pack de maníes) a $ 15, y la cerveza Bacherische (sin pack de maníes) tambíen a $ 15. Los productos quedaban exhibidos al público de la siguiente forma, donde la tercera opción era igual a la segunda, pero sin el paquete de maníes:

screen-shot-2016-10-06-at-10-12-32-pm ¿Qué era esperable que ocurriera ante esta nueva configuración?

Desde una mirada ingenua del asunto, no debería ocurrir nada diferente; la gente que asistía al supermercado a comprar cerveza tendría que seguir eligiendo, en forma mayoritaria, la cerveza “A“, que era la más económica. Después de todo, la inclusión de una tercera opción con una clara desventaja con respecto a las otras dos, no debería tener ninguna incidencia sobre la preferencia del público. Pero el cerebro no se rige por reglas racionales e inmutables. Ya dejamos establecido que la cerveza “A“ era difícil de comparar con la cerveza “B“ por una variedad de razones. Pero la inclusión de una tercera cerveza casi idéntica a la segunda simpificaba bastante el asunto, porque se trataba de la misma marca y del mismo precio. Simplificando un poco el asunto: la cerveza Bacherische es facilmente comparable con la cerveza Bayerische, y obviamente la opción “con maníes“ es mejor que la opción “sin maníes“.

EL CEREBRO NO SE RIGE POR REGLAS RACIONALES E INMUTABLES

¿Cuál fue el resultado? Pués que la gente que desfilaba frente a la góndola, empezó a ignorar a la cerveza Ranzig, después de todo, no había ningún punto de referencia para compararla. Por otra parte, existían dos opciones de cerveza Bacherische, donde una de esas opciones era claramente superior a la otra. No importaba demasiado si a los compradores les gustaban o no los maníes, o si tenían ganas de comer maníes en ese momento. Lo crucial del asunto era que el público parecía pensar que el pack de maníes de la segunda opción era gratis, o venía bonificacdo con el producto, al contrastarlo con la cerveza de la misma marca que no traía maníes, lo cual convertía a la propuesta en una oferta altamente atractiva: maníes gratis, por el mismo precio..! El cambio radical que se produjo en la venta fue tan contundente que nunca fue necesario retirar de la vista del público a la marca Ranzig. Simplemente alcanzó con darle a las personas deseosas de tomar cerveza un nuevo parámetro de referencia que redirija su atención y razonamiento. Nuestro cerebro está estructurado para hacer jucios de valor siempre en contexto. No podemos pensar ni tomar decisiones en vacío, siempre estamos comparando, aunque no nos demos cuenta que lo hacemos, y esto sienta las bases para una forma de manipulación sutil ampliamente utilizada en marketing. Colocar un producto mucho más caro, o de peor calidad, al lado del producto que se tiene la intención de vender constituye un viejo truco psicológico que se apoya, precisamente, en la dificultad del cerebro humano para establecer el valor de las cosas. Si usted es dueño de una casa de electrodomesticos y está interesado en vender un modelo de heladera en particular, puede exhibirlo al lado de otra heladera de las mismas características técnicas pero, que además presente una clara y notoria desventaja, como puede ser un freezer más chico, una garantía más corta, o la imposibilidad de pagarla en cuotas sin interés con tarjeta de crédito. La clave esta en que en el resto de las caracterísitcas técnicas, ambos productos sean idénticos, de modo de facilitar la comparación en la mente del potencial comprador. Si en cambio, usted es dueño de un bar o un restaurante, le conviene incluír en la carta un vino excesivamente caro que funcione como línea de base y contraste para otro vino de la misma bodega pero más económico. Dentro de la variable precio, los estudios demuestran que por lo general, a la hora de hacer sus compras, las personas tienden a elegir el segundo valor más caro o un valor intermedio, lo cual le permite a los profesionales de la venta preparar el escenario para inducir a que sus clientes compren exactamente ese artículo que ellos quieren vender, y no otro. Lo mismo es válido para heladeras, teléfonos celulares, automóviles, seguros de vida, pasajes aereos, y servicios de catering.

NUESTRO CEREBRO ESTÁ ESTRUCTURADO PARA HACER JUCIOS DE VALOR SIEMPRE EN CONTEXTO

Para que el lector tenga una idea de cuan poderoso puede ser este fenómeno psicológico, le cuento que hay agencias inmobiliarias que poseen propiedades destruidas o en muy mal estado que en principio no estan destinadas a la venta, sino que son utilizadas para ser mostradas y generar un fuerte contraste con el inmueble que se desea vender. Si usted está interesado en comprar un departamento de dos ambientes, por ejemplo, es probable que el agente inmobiiario lo lleve primero a ver un inmueble que se encuentre en mal estado, ya sea que le falte revoque y pintura, tenga manchas de humedad, haya que hacerle el piso a nuevo, o todo lo anterior junto. En realidad, este departamento es propiedad de la agencia inmobiliaria y no está a la venta. Solo es utilizado como cortina de humo cada vez que se presenta la oportunidad. Su precio de venta, siempre es indefectiblemente el mismo (o muy similar) que el del departamento que le mostrarán a continuación. En sintonía con el caso anterior del supermercado, el inmueble en mal estado sería el equivalente a la opción 3 (cerveza Bayerische sin maníes). Luego el vendedor le mostrará el inmueble verdadero que se propone vender. El solo hecho de haber visto previamente otro departamento parecido pero desmejorado, genera un contraste que realza y hace que esta opción se vea mucho mejor (y por consiguiente, más apetecible) de lo que en realidad es. Vamos por la vida haciendo comparaciones. Relevamos permanetemente el contexto en el que estamos inmersos cada vez que tomamos una decisión. Vivimos conformes con nuestro sueldo hasta que nos enteramos cuanto cobra el vecino del edificio del al lado por hacer un trabajo similar, momento a partir del cual empezamos a sentirnos esclavizados por nuestro jefe. Nos sentimos profundamente enamorados de nuestra nueva novia hasta que nos presenta a una amiga que es modelo de pasarela, lo que trastoca para siempre nuestra apreciación de la belleza femenina. Estamos a punto de comprar el teléfono celular que queremos, hasta que vemos un spot publicitario de un nuevo modelo que viene con satélite propio incorporado y empezamos a odiar a Antonio Meucci. No podemos evitar tomar decisiones basándonos en comparaciones. Está en nuestra naturaleza, forma parte modus operandi del cerebro. El problema radica en que esta dinámica nos induce a actuar de forma irreflexiva y automática, le abre la puerta a todo timador astuto y bien entrenado, dispuesto a obtener ventaja sobre nosotros.

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  • Psicología aplicada

(Vídeo) El placer de tener un problema no resuelto en la cabeza: Adrián Paenza

  • David Aparicio
  • 06/10/2016
Los canales educativos y estatales no suelen recibir presupuestos para hacer programas de calidad, por eso me sorprendí mucho cuando conocí el canal Encuentro en Argentina y sus programas de filosofía, matemáticas y cultura. Todos eran muy buenos y podía ponerlos en la televisión de la sala sin que nadie se quejara. Alterados por Pi, era uno de los programas que más me gustaba y estaba presentado por Adrian Paenza un matemático muy elocuente capaz de hacer que grandes y chicos se enamoren de la matemática y que le encuentren la verdadera utilidad en su vida. Adrian Paenza fue orador invitado en una conferencia de TED en Argentina y fiel a su estilo de hacer simple los complejo, nos explica las ventajas y desafíos de tener un problema no resuelto en la mente. Su conferencia ya ha sido vista por más de 500 mil personas y creo que es una conferencia que no debes perderte y compartir.

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  • Psicología aplicada

El rasgo fisiológico que se relacionó fuertemente con la conducta violenta en hombres y mujeres

  • David Aparicio
  • 06/10/2016
No es difícil de entender porque los factores sociales, económicos, educativos y genéticos se asocian con el desarrollo y propensión de conductas violentas en los niños. Pero existe también otro factor fisiológico que tiene una importante relación con la violencia, que fue recientemente descrito por la Universidad de Cambridge y que estoy seguro que ninguno de nosotros se lo había imaginado. El paper publicado en The Internacional Journal of Epidemiology, se describen los resultados de esta investigación desarrollada en la ciudad de las Pelotas en Brazil, que determinó que el bajo ritmo cardiaco se relaciona fuertemente con el desarrollo de conductas violentas en los niños. La investigación de tipo longitudinal midió el ritmo cardiaco en reposo (latidos del corazón por minuto después de mantenerse sentados por 10 minutos) de 3000 niños y niñas cuando tenían 11, 15 y 18 años de edad.
detectaron un consistente vinculo entre el ritmo cardiaco en reposo y la conducta violenta
En la última etapa de la investigación, cuando tenían 18 años de edad, se les aplicaron una serie de cuestionarios y se revisó su historial policivo para conocer si habían cometido crímenes violentos: robos, uso de armas, asesinatos, secuestros, abuso sexual o si habían amenazado violentamente a otras personas. Después de todo ese largo proceso de recolección de datos, los investigadores detectaron un consistente vinculo entre el ritmo cardiaco en reposo de los participantes, sin importar su sexo, y las conductas violentas. Tanto los varones como las mujeres que tenían un ritmo cardiaco en reposo entre 59-65 latidos por minuto eran, según los investigadores, tenían más riesgo de involucrarse en conductas violentas en comparación con los sujetos que tenían un ritmo cardiaco en reposo más elevado de 90-92 latidos por minuto. La relación del bajo ritmo cardiaco en reposo se mantuvo igual aun cuando se controlaron otras variables extrañas que podían influenciar su efecto como: embarazos no planificados, ingreso familiar, educación, etc.

¿Cómo se explica la relación entre el ritmo cardíaco en reposo con la conducta violenta?

Los autores plantean varias hipótesis. La primera es que el bajo ritmo cardíaco puede generar malestar en las personas y esto provoca que salgan en busca de emociones fuertes que incrementen su ritmo cardíaco lo cual se puede manifestar en conductas violentas. Otra de las hipótesis es que las personas con bajo ritmo cardíaco no experimentan el miedo con la misma intensidad que las personas con un ritmo cardíaco más elevado. Según esta explicación, los niños que no sienten miedo son más propensos a involucrarse en conductas violentas porque no logran comprender las graves consecuencias que pueden acarrear tanto para ellos como para las demás personas.

los niños que no sienten miedo son más propensos a involucrarse en conductas violentas

Son dos hipótesis preliminares que necesitan más desarrollo y que los investigadores no detallaron con mucha profundidad porque no era el objetivo de esta investigación. Aún así es realmente impresionante que solo el ritmo cardíaco pueda relacionarse de forma tan consciente con una conducta tan competa como la violencia en hombres y mujeres y sin importar el contexto social, los ingresos económicos o familia. Fuente: BPS

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  • Psicología aplicada

Ser hábil en el ajedrez podría vincularse con una mayor capacidad cognitiva

  • Mario Arosemena
  • 05/10/2016
Para quienes practican el deporte-ciencia conocido como ajedrez, el entrenamiento intenso y constante ha sido una variable fundamental a lo largo de muchos años, sin embargo, a la hora de medir resultados, incluso los jugadores que han pasado largo tiempo entrenando son susceptibles de obtener un mal desempeño en los torneos. Es entonces cuando surge la pregunta: ¿qué estoy haciendo mal? De acuerdo con un grupo de investigadores de la Universidad Estatal de Michigan (MSU), la inteligencia juega un rol importante a la hora de definir el grado de habilidad ajedrecística de una persona. Los resultados indican que la capacidad cognitiva se vincula con un mejor desempeño en la ejecución durante una partida de ajedrez y que, contrario a lo se pensaba anteriormente, el entrenamiento intensivo no determina por sí solo la destreza de un jugador. “El ajedrez es probablemente el campo más estudiado en la investigación sobre la experiencia, sin embargo, la evidencia de la relación entre la habilidad de ajedrez y la capacidad cognitiva es mixta», menciona Alexander Burgoyne, autor principal del estudio. «Analizamos medio siglo de investigaciones sobre la inteligencia y la habilidad de ajedrez y se encontró que la capacidad cognitiva contribuye de manera significativa a las diferencias individuales en la habilidad de ajedrez.» Los resultados de la investigación fueron publicados en la revista científica Intelligence y provienen del Zach Hambrick’s Expertise Lab, centro de estudios de la MSU. «Cuando se trata de la experiencia, la formación y la práctica son sin duda piezas claves del rompecabezas», explica Hambrick, profesor de psicología de la MSU. «Pero este estudio muestra que para el ajedrez, al menos, la inteligencia es otra pieza importante del rompecabezas.» Para la realización del estudio, se llevó a cabo un meta-análisis con base en un estimado de 2.300 artículos académicos en busca de investigaciones previas que incluyeran una forma de medir la capacidad cognitiva de los jugadores y su desempeño en el ajedrez. La muestra final incluyó 19 estudios con un aproximado de 1.800 participantes. «El meta-análisis representa el primer intento de los investigadores para estudiar sistemáticamente la evidencia científica disponible sobre el vínculo existente entre el intelecto y la habilidad en ajedrez», sostiene Burgoyne. Los resultados del estudio señalan que la inteligencia se relaciona directamente con una mayor o menor habilidad en el ajedrez, principalmente entre los jugadores más jóvenes y entre aquellos que están en los niveles más bajos de habilidad ajedrecística. Esto puede deberse a que los jugadores de niveles superiores representan una distribución que se encuentra por encima de la capacidad cognitiva del resto, o en palabras de Hambrick: «Un genio puede convertirse en un jugador experto de ajedrez con relativa facilidad, mientras que a una persona con una inteligencia promedio puede que le tome más tiempo. Pero no todo está perdido para los jugadores con una inteligencia promedio que practican constante e intensamente, ya que, a medida que continúan practicando, sigue desarrollándose su habilidad para el juego y es posible que consigan eludir las posibles limitaciones de una capacidad cognitiva promedio». En un estudio anterior, Hambrick y su equipo de trabajo encontraron que la memoria de trabajo (una habilidad cognitiva relacionada con la inteligencia general) predice el éxito en la lectura de los pentagramas musicales a primera vista, incluso entre los pianistas altamente experimentados. Fuente: Psypost

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  • Psicología clínica

El castigo físico podría influir en el desarrollo de conductas antisociales en los niños

  • Rita Arosemena P.
  • 05/10/2016
El castigo físico sigue siendo uno de los temas más discutidos en la palestra de la psicología educativa y los métodos de enseñanza tradicionales. Mientras que muchos padres y cabezas de familia sostienen que los golpes y las nalgadas con técnicas efectivas para la modificación de conductas indeseadas en los niños, expertos como Inna Altschul, Shawna Lee y Elizabeth Gershoff investigan a fondo las repercusiones del castigo corporal vérsus el uso de métodos correctivos basados en la compasión y el afecto. Según el estudio realizado por Altschul, Lee y Gershoff, y publicado en la revista Journal of Marriage and Family, el castigo físico no solo acarrea consecuencias negativas inmediatas, como el resentimiento de los niños hacia sus padres, también puede conllevar el desarrollo de comportamientos antisociales a largo plazo. De acuerdo con las investigadoras, una reprimenda tan común como las nalgadas puede ocasionar el modelamiento de conductas agresivas en los niños, ya que “no enseña a los niños por qué su comportamiento fue inadecuado o qué comportamientos alternativos o apropiados podrían haber adoptado”. El afecto, la compasión y el reforzamiento positivo, en cambio, promueven la creación de vínculos de confianza y reciprocidad entre los padres y sus hijos, lo que favorece el desarrollo de la competencia social en los niños y se relaciona con una mayor receptividad al momento de corregir conductas inadecuadas. El estudio empleó los datos de 3,279 familias con niños pequeños y comparó la tendencia a la agresividad y el desarrollo de la competencia social entre aquellos que habían sido corregidos mediante castigo físico y los que habían sido educados por medio de técnicas basadas en el afecto. “Los hallazgos indican que los padres deberían evadir las nalgadas y usar técnicas positivas para obtener comportamientos positivos por parte de sus hijos”, explican las investigadoras. “Incluso si los padres usan tanto el afecto como las nalgadas, los beneficios del afecto en la competencia social de los niños podrían verse afectados por el aumento de la agresividad asociada con el empleo de las nalgadas”. Fuente: Psypost.org

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  • Guías y recursos

Tratamientos psicológicos eficaces para reducir la fatiga en los supervivientes al cáncer (PDF)

  • Equipo de Redacción
  • 04/10/2016
fatiga, cáncer
El cáncer sigue siendo un grave problema de salud en todo el mundo. Sin embargo, debido a la eficacia de los tratamientos y a la mejora de los sistemas de sanidad el número de supervivientes al cáncer ha aumentado significativamente a lo largo de los años. La fatiga es una de las consecuencias del cáncer que aparecen con una mayor frecuencia causando importantes alteraciones en la vida de los supervivientes. Diferentes tratamientos psicológicos han sido utilizados para reducir la fatiga en este grupo de pacientes. Las terapias de tipo cognitivo-conductual y el mindfulness son las que aportan mayores datos que avalan su eficacia, por delante de las intervenciones de tipo psico-educativo. Sin embargo, la mayoría de los estudios se han llevado a cabo con supervivientes al cáncer de mama, por lo que sería deseable probar la eficacia de estas técnicas en una mayor variedad de tipos de cáncer.
Autores: Francisco García Torres y Francisco J. Alós
Descarga el artículo completo en formato PDF. Fuente: Revista Papeles del Psicólogo

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  • Psicología clínica

Optimiza tu afrontamiento al estrés

  • Karemi Rodríguez Batista
  • 03/10/2016
Hasta las personas más tranquilas sufren de estrés en muchísimos momentos de su vida. Hacer frente a un examen, tener el primer encuentro sexual, empezar un trabajo, soportar la muerte de un ser querido, cambiar de vivienda… son algunas situaciones que nos estresan y a las que tenemos que saber adaptarnos adecuadamente, porque de lo contrario, puede que nuestra salud se resienta, y mucho. Y es que de esto no nos salva nadie, por eso vamos a explorar realmente su utilidad y preparar nuestra “cajita de herramientas” para hacerle cara de la mejor forma posible. ¿Te animas? Primeramente, no caigamos en el error de atribuirle un significado exclusivamente negativo. Muy al contrario, éste nos impulsa a cuidar de nuestra familia, a avanzar en nuestra profesión o a protestar contra las injusticias. Realmente, todo cambio supone una tensión, desde avanzar en un puesto de trabajo hasta ser despedido, empezar un nuevo proyecto o pasar a otro, etc. Es decir, necesitamos del estrés para llevar la vida hacia adelante, aunque es evidente que desde la psicología clínica y de la salud el interés se centra en aquellas condiciones que nos perjudican.
Todo cambio supone una tensión, desde avanzar en un puesto de trabajo hasta ser despedido, empezar un nuevo proyecto o pasar a otro, etc. Es decir, necesitamos del estrés para llevar la vida hacia adelante
En definitiva, el estrés viene a ser un fenómeno adaptativo de nuestra especie, cuyo objetivo es favorecer nuestra supervivencia, de lograr un rendimiento en nuestras actividades y un desempeño en diversas áreas de nuestra vida. En palabras del fisiólogo y médico austro húngaro Hans Selye (1956): “El estrés es la respuesta adaptativa del organismo ante diversos agentes”.

Síntomas del estrés

El estrés se manifiesta de muchas formas y muy diversas, siendo muy diferentes de unas personas a otras. Todos poseemos tres sistemas de respuesta  (motor, cognitivo y fisiológico) pero casi siempre hay un patrón de respuesta que predomina, es entonces cuando notaremos diferentes síntomas, por ejemplo:
  • Si se manifiesta en tensión y dolor muscular, o a través de conductas impulsivas tales como comer, beber o fumar en exceso, nuestro patrón de respuesta prevalente será el motor.
  • Si se manifiesta con afectos y pensamientos negativos, tales como preocupación, miedo o ansiedad, o tenemos olvidos frecuentes y se nos dificulta tomar decisiones, estamos ante un patrón prevalente de respuesta cognitiva.
  • Si aumenta nuestro ritmo cardiaco y nuestra tensión arterial, desciende nuestra temperatura corporal (manos y pies fríos), hay un aumento de sudoración, sequedad en la boca, sensación de nudo en la garganta o de vuelco en el estómago, es decir, hay una activación de nuestro “sistema nervioso autónomo”, entonces nuestro patrón de respuesta prevalente es el fisiológico.
El problema grave es cuando estas respuestas se mantienen en el tiempo ya que pueden aparecer efectos perjudiciales en la salud que empezamos a notar con dolores de cabeza, dolores de espalda y pecho, hipertensión arterial, trastornos coronarios y digestivos, sarpullidos y picores de piel, mareos y desvanecimiento, insomnio, pesadillas, asma, alopecia, etc. Hablamos ya de trastornos psicosomáticos. En un artículo anterior te hablamos de las 10 formas en las que el estrés afecta nuestra salud, acompañado de un vídeo muy ameno y didáctico; te invitamos a darle un vistazo en éste enlace.

Situaciones y reacciones

Se distinguen dos aspectos fundamentales: las situaciones del entorno (estresores) que pueden ser más o menos amenazantes, y nuestra reacción ante ellos (interpretación) que dependerá de características muy personales, y que se influyen mutuamente para producir el estrés. Es lo que denominamos “enfoque transaccional”. Tomemos como ejemplo una persona que se pone muy tensa y alarmada ante un auditorio repleto de gente y otra que disfruta exponiendo ante el público. Además es, en ocasiones, nuestra conducta frente a las situaciones la que produce, mantiene o intensifica la sensación de amenaza. En definitiva, el estrés no depende solo de la persona o de la situación, sino que depende de la relación entre ambas. Una de la aportaciones fundamentales sobre el conocimiento de las reacciones del organismo ante el estrés, es el famoso “Síndrome General de Adaptación (SGA)”, de Hans Seyle (1956). Según este modelo, cualquier persona expuesta a condiciones estresantes responde con una actividad fisiológica general que varía a lo largo de tres fases sucesivas. Primero, la fase de alarma, comienza al percibir la amenaza, nos ponemos en guardia, aumenta nuestra tensión muscular y ritmo cardiaco y nos preparamos para luchar contra el peligro que prevemos. Luego, la fase de resistencia que sucede si el acontecimiento estresante persiste y al no poder mantener el esfuerzo máximo mucho tiempo, disminuye la activación. Aquí ya podemos observar en nosotros desde cambios de humor, insomnio o alteraciones digestivas, hasta dificultades de concentración. La última es la fase de agotamiento, cuando ya hemos gastado nuestros recursos físicos y/o mentales, y nos preparamos para abandonar la lucha. En esta fase aparecen síntomas depresivos, fatiga, extenuación, y en algunos casos enfermedades físicas graves.

Cualquier persona expuesta a condiciones estresantes responde con una actividad fisiológica general que varía a lo largo de tres fases sucesivas

Recordemos que una debilitación de las defensas de nuestro organismo propia de la fase de agotamiento, da lugar a una mayor facilidad para enfermar y acelera el desarrollo de alteraciones inmunológicas. Es necesario que tomemos medidas a tiempo. Está muy extendida la idea de que “el tiempo lo cura todo”, y si esto fuera así no sería necesario prestar ningún tipo de ayuda a aquellas personas que han vivido en circunstancias trágicas y se ahorraría mucho tiempo y recursos. En un estudio (Lehman, 1987) se demostró que personas que habían perdido a su cónyuge o a un hijo en un accidente de tráfico seguían mostrando signos de depresión entre cuatro y siete años después.

De la experiencia al afrontamiento

La experiencia del estrés supone que debemos hacer frente a una serie de demandas o peticiones que superan nuestros recursos de manera que nos vemos incapaces de responder con éxito y salir airosos de la situación. Estas demandas pueden sobrepasar realmente nuestras capacidades: a la mayoría de nosotros mortales, nos angustiaría iniciar una subidita al Everest, ya que no estamos preparados, pero, en otras situaciones la demanda no nos exige tanto y es nuestra propia percepción de la dificultad la que nos hace responder con estrés. El destacado psicólogo estadounidense, Richard Lazarus, se dedicó a estudiar la manera en que apreciamos o valoramos los acontecimientos que nos provocan estrés y llegó a la conclusión de que existen dos tipos de preguntas que nos hacemos de forma automática ante estas situaciones. En función de los resultados se dará en nosotros un mayor o menor grado de estrés. La primera de las cuestiones se refiere a la percepción de la amenaza, de lo que está en juego en ese momento (evaluación primaria). Por ejemplo: ¿qué grado de amenaza tiene ésta situación para mí?, o ¿está todo  bien o tengo problemas? La respuesta estará influida por nuestras creencias generales, escala de valores, objetivos en la vida y compromisos adoptados con los demás. La segunda cuestión que nos planteamos se refiere a la percepción de los recursos, se centra en la forma más adecuada para disminuir la amenaza y solucionar el problema (evaluación secundaria). Por ejemplo: ¿qué puedo hacer?, o ¿qué instrumentos tengo para hacer frente a esta situación? La respuesta estará influida por las victorias que hayamos obtenido en ocasiones parecidas, por la confianza en nosotros mismos, y por el tipo de habilidades y estrategias que poseamos (Lazarus y Folkman, 1984).

Haciendo frente al estrés

Al estudiar los modos distintos de afrontar el estrés, se ha visto que, en general, cabe identificar dos funciones que permiten clasificar a todos ellos. Por un lado tenemos las estrategias dirigidas a cambiar la situación que causa el estrés (afrontamiento dirigido al problema), que tiene como objetivo modificar las condiciones ambientales o variar nuestro comportamiento, por ejemplo: abandonar el trabajo indeseado o aprender a utilizar ciertos ordenadores. Otras estrategias tratan de controlar y reducir las emociones desagradables resultantes del estrés (afrontamiento dirigido a las emociones), por ejemplo si queremos reducir la angustia es mejor que lo hagamos con técnicas de desactivación fisiológica (respiración, relajación, ejercicio, etc.). Ambos tipos de afrontamiento normalmente se utilizan conjuntamente.

Los componentes del estrés

Si podemos identificar los elementos que convierten en estresante un acontecimiento, iremos mejor preparados. Podríamos decir que estos son: la novedad del suceso, la impredecibilidad, la sensación de descontrol y el grado de amenaza para la persona. Para ilustrar este apartado me gustaría dejaros con un episodio del programa Redes, donde la neurocientífica canadiense Sonia Lupien, fundadora del Centre for Studies on Human Stress en el Douglas Hospital de Montreal, y el carismático divulgador y escritor catalán, Eduard Punset, nos detallan en menos de treinta minutos, cuáles son los componentes del estrés y algunas curiosidades más. Siempre desde el humor y la ciencia.
Si podemos identificar los elementos que convierten en estresante un acontecimiento, iremos mejor preparados
https://youtu.be/tnAYhBeWAjc Dos médicos estadounidenses, Holmes y Rahe (1967), se dedicaron a entrevistar a un buen número de compatriotas, para saber el grado de estrés que les provocarían ciertas situaciones descritas por ellos. De ésta forma elaboraron una lista de 43 situaciones cotidianas con las cuales nos podemos encontrar y las ordenaron en función de su capacidad para producirnos estrés. Por ejemplo, entre las que puntúan más alto están: el fallecimiento del cónyuge, el divorcio o la separación, y entre las que menos; infracciones leves de la ley, Navidades, vacaciones o cambios en los hábitos alimenticios. Como ves, todo cuenta. Se trata de la Escala de Reajuste Social (SRRS) y es uno de los instrumentos más utilizados para medir la magnitud de estrés que ha experimentado una persona durante un tiempo. La puedes ver aquí, en inglés.

Afrontar el estrés eficazmente

Como muchos de vosotros ya sabéis, uno de los mejores métodos es el que desarrolla Meichenbaum (1985), el llamado “Inoculación del estrés”. Consta de tres fases sucesivas pautadas  y entrena ciertas habilidades principales a través de las siguientes técnicas: cognitivas (detención del pensamiento, autoinstrucciones, reestructuración cognitiva, etc.), de control de la activación emocional (respiración, relajación muscular progresiva o por imaginación, meditación, etc.), conductuales (principalmente la exposición) y de afrontamiento paliativo (gestión del apoyo social, entrenamiento en habilidades sociales y de comunicación, etc.). Estamos hablando de un procedimiento estructurado y que requiere de un profesional, sin duda. Sin embargo, a modo de acercamiento en el trabajo de esas habilidades, me he encontrado con un recurso excepcional que me gustaría compartir con vosotros. Es una guía muy sencillita que elaboró el Instituto de Salud Pública Madrid Salud, del Ayuntamiento de Madrid. A través de 40 páginas de divertidos cuentos, metáforas y reflexiones, aprenderemos a gestionar el estrés y a llenar esa cajita de herramientas de la que hablamos. Puedes descargártela aquí Esperamos que te sea de mucha utilidad y, “de pilón” te dejamos otro recurso que puedes practicar diariamente, es una combinación de activación y relajación física… y humor: https://youtu.be/Sgd284eh8io      Referencias:
  • El estrés, una situación a punto de estallar. (2007). En Enciclopedia de la Psicología (Vol. 6, 11-53 pp.). España: Océano.
  • Holmes, T. H. y  Rahe, R. (1967).The social readjustment rating scale. Journal of Psychosomatic Research, 11, 213-218.
  • Lazarus, R y Folkman, S. (1984). Stress, Appraisal and Coping. New York: Springer.
  • Lehman, D. K., Williams, A. E, y Wortman, C. B. (1987). Long-term effects of losing a spouse or child in a motor vehicle crash. Journal of Personality and Social Psychology, 52(1), 218-231.
  • Meichenbaum, D. (1985). Stress innoculation training. Headington Hill Hall, England  Pergamon Press Inc.
  • Rodríguez, K. (2015). Diez sorprendentes maneras en las que el estrés está afectando a tu salud.  Disponible en https://www.psyciencia.com//2015/23/estres-afecta-tu-salud-10-maneras/
  • Selye, H. (1956). The stress of life. New York: McGraw-Hill.

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