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  • Psicología aplicada

¿Cómo ayudar a que los demás brinden lo mejor de sí mismos?

  • Sergio Lotauro
  • 18/10/2016

Nuestras propias creencias y expectativas contribuyen a configurar la forma en que nos comportamos.

El conocimiento previo que tenemos sobre las cosas, afecta no solo la forma en que vemos al mundo, sino que también condiciona como enfrentamos las diferentes vicisitudes que nos presenta la vida.

Pero lo hasta aquí dicho tiene incluso implicancias más serias, porque nuestras expectativas no solo guían nuestro comportamiento, sino que también tienen un peso importante para moldear los sentimientos y las conductas de los demás.

Si le preguntamos a un amigo, durante una charla de café, si se siente bien o le duele algo porque lo vemos ojeroso, demacrado y con el cutis amarillento, es bastante probable que el pobre muchacho se empiece a sentir mal, o al menos experimente cierta inquietud y desasosiego, inducido por el poder de la sugestión de nuestras palabras.

las expectativas que el profesor pueda tener sobre los alumnos ejercen un poder significativo sobre el desempeño escolar

Las expectativas que tenemos sobre los demás muchas veces toman la forma de “etiquetas” que terminan impactando fuertemente sobre la conducta de la otra persona.

Por ejemplo, dentro de un grupo de amigos es típico que, a alguno de ellos se lo tilde de “gracioso” si alguna vez, durante una salida en grupo o una partida de póker, el muchacho en cuestión tuvo el buen tino de hacer algún comentario o contar un chiste más o menos divertido.

Todos reirán, sobre todo si circuló el alcohol durante la jornada y se sienten bien predispuestos para la risa fácil, y alguien le señalará, seguramente, que es “un tipo con buen humor”. A partir de ese momento, es altamente probable que el recién bautizado como el miembro “gracioso” de la velada se sienta impelido a hacer más comentarios ocurrentes. Si es así como lo ven los demás, inconscientemente tratará de sostener esa imagen contando un chiste cada vez que se presente una oportunidad.

Nunca sabrá a ciencia cierta que fue “etiquetado” casi arbitrariamente, así como tampoco, el poder y grado de influencia que ejerce esa etiqueta sobre la forma en que se comporta.

Inconscientemente, procurará confirmar y sostener las expectativas de su grupo de pertenencia.

Todos conocemos a alguien así. El tipo simpático de la oficina, o del club, que siempre está tratando de hacer reír a los demás, no porque quiera, sino porque de alguna manera siente que es su responsabilidad hacerlo.

Todos nos hemos cruzado, alguna vez, con alguien que vive haciendo comentarios hilarantes para el disfrute de todos, incluso en ocasiones en las que su propia vida no está marchando como le gustaría, o está atravesando un mal momento, o en su fuero interno se siente profundamente triste por algún problema que lo aqueja.

En este sentido, hay un sinfín de numerosos experimentos que demuestran que dentro del aula del colegio, las expectativas que el profesor pueda tener sobre los alumnos ejercen un poder significativo sobre el desempeño escolar, las calificaciones y la conducta en general.

Si un profesor cree, por el motivo que sea, que un alumno posee cualidades intelectuales sobresalientes, es mucho más probable que ese niño alcance logros realmente sobresalientes, o por lo menos, mayores a los que cabría esperar si el docente no tuviera tan altas expectativas.

Se ha comprobado en diversas oportunidades. Es suficiente con que se le diga a un maestro, en forma azarosa, que tal o cual alumno posee un coeficiente intelectual superior a la media, para que la idea que se le ha implantado en la mente al docente termine por convertirse en unos logros académicos acordes.

Por supuesto, esto no tiene nada de mágico, se trata de un mecanismo de acción bastante concreto y definido.

El profesor que confíe en las supuestas habilidades extraordinarias del niño le dará un trato preferencial.

No solo le dedicará más atención, sino que le explicará con mayor detalle y perseverancia, le hablará más pausado, será mucho más permisivo y paciente, y lo alentará con mayor entusiasmo cuando se trate de alcanzar determinadas metas.

Y le puedo asegurar, estimado lector, que lo mismo ocurre muchas veces en la oficina entre el jefe y el empleado recomendado, o aquel que cuenta con el aval de un currículum excelente.

Por supuesto, nada de todo esto es suficiente para convertir a un idiota en un genio, pero el mejor trato recibido tanto por el alumno como por el empleado, dispensado por la figura de autoridad en su cadena de mando correspondiente, resulta ser un gran facilitador para un mayor y mejor rendimiento.

En un experimento clásico sobre creencias y expectativas, se le pidió a un grupo de participantes varones que llamaran por teléfono a determinadas mujeres con el propósito de relevar cierta información.

Estos hombres, en principio no sabían nada de las mujeres con las que se tenían que comunicar, a excepción, por supuesto, de lo que el experimentador les decía.

A todos los participantes se les mostró una foto de la señorita con la que debían hablar.

A la mitad de ellos se les mostro la imagen de una damisela muy agraciada y voluptuosa. A la otra mitad, se les mostró una imagen de una damisela muy desgraciada y horrorosa.

Ambos retratos utilizados eran falsos, vale aclarar.

Luego dejaron que cada cual realizara su cometido mientras se disponían a grabar las conversaciones.

Hay que tener mucho cuidado con lo que pensamos de los demás, porque puede inducirlos a comportarse en forma acorde a nuestras expectativas

¿Qué es lo que descubrieron estos ocurrentes psicólogos?

Pues bien, escuchando detenidamente las cintas en un análisis posterior, pudieron observar que las mujeres que se suponía que eran bellas, hablaban como si realmente lo fueran. Sus voces se notaban impostadas, más cercanas a un tono coqueto o llanamente seductor.

¿Estaban estas chicas representando un personaje?

De ninguna manera. Ellas no sabían que eran parte de un experimento, no habían recibido ninguna instrucción ni entrenamiento especial. Ni siquiera sabían que se las iba a llamar. Se trataba simplemente de mujeres comunes conversando con un desconocido que acaba de contactarlas por teléfono.

Fueron sin duda las expectativas de los hombres las que indujeron a las mujeres a comportarse de esa manera. Cuando los participantes pensaban que estaban hablando con una autentica belleza etrusca, la trataban con mayor amabilidad y usando un tono de voz más cálido y cordial.

Este trato diferencial que recibían las señoritas en cuestión, las predisponía a comportarse como si realmente lo fueran hermoss, asumiendo un rol mucho más elegante y agradable en comparación al grupo de chicas que se suponía que eran feas.

Hay que tener mucho cuidado con lo que pensamos de los demás, porque puede inducirlos a comportarse en forma acorde a nuestras expectativas.

Usualmente el tipo de trato que recibimos de otras personas refleja la manera en que nosotros las hemos tratado a ellas.

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  • Psicología aplicada

(Vídeo) La teoría de la desconexión moral de Albert Bandura

  • David Aparicio
  • 17/10/2016
El control moral se manifiesta tanto en el poder de refrenarnos de actuar inhumanamente como en la capacidad de actuar humanamente. Sin embargo, los mecanismos auto-reguladores que gobiernan la conducta moral solo entran en juego si son activados. Existen muchas maniobras psico-sociales por las cuales la auto-sanción moral es selectivamente desconectada (desconexión moral). Esto permite que incluso personas consideradas «buenas» sean capaces de cometer impensados actos crueles.

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  • Psicología clínica

Nuevas corrientes en psicoterapia en niños y adolescentes – Una entrevista con Javier Mandil

  • Mauro Colombo
  • 17/10/2016
Javier Mandil es director de ETCI: Fundación Equipo de Terapia Cognitiva Infanto juvenil, sito en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. El equipo está formado por un grupo de psicólogos especializados en el abordaje clínico de problemáticas en niños y adolescentes. Actualmente en la fundación se realizan cursos, grupos de supervisión, presentaciones y artículos centrados en adaptar los principios metodológicos de la terapia cognitiva infanto juvenil a nuestro contexto cultural. Javier Mandil es autor de los libros Manual de Terapia Cognitiva Comportamental con niños y adolescentes y Terapia Cognitiva con niños y adolescentes – Aportes técnicos, además de diversos artículos de divulgación científica. Buenas tardes Javier, muy interesante la presentación que realizaron junto a la gente de ETCI, sobre Nuevas corrientes en psicoterapia en niños y adolescentes. Si me permitís, me gustaría realizarte algunas preguntas, para los lectores de Psyciencia. Buenas tardes Mauro, por favor, adelante. La exposición de tu equipo se centró en nuevas perspectivas en psicoterapia, que se enmarcan en lo que desde las TCC se consideran Terapias de tercera ola. Ahora bien, según tu criterio, ¿qué consideras que tienen para aportar estas perspectivas, en comparación a la TCC tradicional o de segunda ola? Mirá, muchísimas cosas. Por un lado, un cuestionamiento del modelo intrapsíquico, que permite especialmente en relación a poblaciones clínicas muy específicas, como los niños y adolescentes, hacer una conceptualización teórica y metodológica más precisa. En los modelos de la TCC tradicional, era como que teníamos que hacer un híbrido sistémico- cognitivo para poder entender como este modelo, si querés, de mente procesadora de información, se conectaba al contexto. Había desarrollos, como por ejemplo Kendal, decía “los esquemas cognitivos de los niños están en etapa de formación”, pero no se terminaba de especificar el cómo, se hablaba de modelado, de moldeado, pero no el cómo del desarrollo contextual de las cogniciones. La Relational Frame Theory hace un aporte finísimo en relación a esto, porque, si querés, la mente, al dejar de existir, es contexto. ¿Se entiende? Todo es contexto, la cognición y el lenguaje son conductas en función del contexto. Ése es el punto número uno.
en problemáticas crónicas, recurrentes, más complejas, hay un límite a la experiencia de cambio, y hay una base de aceptación terriblemente importante
Punto número dos. Especialmente en las versiones originales del modelo cognitivo comportamental, cosa que funciona si se quiere para los trastornos del eje I; las conductas eran vistas como una especie de manera de testear los pensamientos y las creencias. Digamos, había como una especie de pancognitivismo enorme, parte de los movimientos pendulares de nuestra disciplina. Entonces, la conducta era simplemente “un medio para”. Y parecía que de alguna manera el paciente, por lógica y por hacer un testeo empírico, iba a corregir ciertas cogniciones, iba a refutarlas con este modelo científico. Puede funcionar para trastornos del eje I o el trastorno de ansiedad por ataque de pánico. Si usted observa un par de veces que su hipótesis de que si el corazón le late rápido se va a morir no sucede, refuta esta creencia. Pero, en las clínicas más complejas, o incluso es una experiencia de todos nosotros, las emociones y cogniciones, necesitan ejercitarse. Si nosotros las pensamos como conductas también entendemos porque hay un proceso de elaboración y de ejercicio constante en psicoterapia. Entonces esto es importante para la clínica, para el diseño de nuestras intervenciones y para organizar nuestras expectativas respecto al cambio. Ni hablar de la bajada a tierra que propició la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT). Nuevamente, nosotros podíamos pensar en resultados muy buenos en trastornos del eje I sin demasiadas comorbilidades. Ahora en problemáticas crónicas, recurrentes, más complejas, hay un límite a la experiencia de cambio, y hay una base de aceptación terriblemente importante, ¿se entiende esto? O sea, la aceptación es parte del cambio. Más en cuadros complejos y crónicos. Se mencionó en la conferencia, pero quería preguntarte aquí para los lectores, sobre estudios que evidenciaron que se habría inflado la eficacia del mindfulness y ACT, o al menos hubo expectativas demasiado positivas con respecto a ellas. ¿Qué me podes decir de esto? Lo que se está encontrando es que también se han inflado resultados de la terapia cognitiva tradicional de la depresión, o sea, creo que lo que empezó a salir es que, se infló todo sin querer. Esto es lo que estábamos conversando en Fundación ETCI. A medida que pasa el tiempo, se van replicando las investigaciones y se van eliminando artefactos metodológicos. Por un lado yo creo, de todo corazón, que hay un 80% de artefactos metodológicos y de sesgos naturales en los terapeutas cuando no hay estudios controlados, entendibles sesgos, si se quiere automáticos. Esta es la parte bien intencionada. Y por otro lado, hay dos cosas en nuestra disciplina. Por un lado, estamos sujetos al margen, y quien esté libre de esto que tire la primera piedra. Todos los modelos teóricos en nuestra disciplina caen en esto. Lo otro es esta especie de religiosidad que nos agarra a los terapeutas con determinados modelos. Sean los clásicos, en el caso del psicoanálisis argentino, esto creo que tiene que ver mucho con el círculo hermenéutico, ocasionado porque nuestro objeto de estudio justamente es el mismo con el cual estamos estudiando. Entonces genera un apasionamiento tipo River- Boca que a veces nos sesga. Mi deseo, mi respuesta a esto es flexibilidad, dialéctica. Si a algunos les sirve enfocarse a rajatabla en una escuela, en un momento de desarrollo profesional o tiene compromisos institucionales para ser, digamos, más papista que el Papa con una escuela, fantástico. Pero se me ocurre que a medida que va progresando la ciencia, lo que subsiste es, por un lado, la evidencia cada vez más precisa y más libre de artefactos metodológicos; y  por el otro el diálogo, la discusión y la interdisciplina. Porque al fin y al cabo, es esto lo que favorece un trabajo más complejo y preciso en relación a las personas que sufren. Se está popularizando la idea de que los niños deben meditar. Algunas personas proponen además que, en lugar de castigos, estos mediten luego de un comportamiento inadecuado. ¿Qué posición tenes al respecto? ¿Crees que la meditación debe estar como una medida preventiva, o cumpliendo la función de un castigo? Esto por ejemplo, y Paula José Quintero lo mostró muy bien en un post de Facebook, es el efecto del marketing desenfrenado, que produce que, herramientas realmente muy útiles y flexibles, prácticas terriblemente eficaces como el mindfulness, pierdan un poco su sentido. Primero y principal, no es tan simple todo como metemos a los chicos a meditar. Recordemos que los estudios en mindfulness en niños, son en grupos. Esto es muy importante, porque vos vas generando una cohesión grupal, vamos todos a jugar al mindfulness. Entonces, en la clínica individual, por un lado, vamos a tener que ver con que pacientes lo hacemos y de que manera. Esto es lo que decía Gabriela Carrea con respecto a las prácticas informales. Nos vamos a tener que apartar del programa y mecharlo. No es tan simple como pongo al paciente meditar y listo. Ante esto muchos adolescentes te pueden tirar la silla por la cabeza. Por otro lado, muchos, si lo vas ajustando y mechando con cuidado y atento a las variables del proceso, lo pueden ir incorporando. ¿Me seguís? Y lo otro importante es esto que señaló Paula. Siempre, lo más importante es la función. ¿Qué función cumple? Entonces, lo gracioso es que, llevando al colmo esto, en realidad los niños van a terminar identificando al mindfulness con un castigo. Va a ocupar el lugar del time out, y no es la idea. Lo efectos beneficiosos que produce estarían anulados por esta función. Absolutamente, produciría todo lo contrario. Realmente, creo que el mindfulness tendría que ser promovido en las escuelas como un juego más. Los niños, y en esto Piaget la tenía clara; los niños asimilan lo real a través del juego. Entonces, el mindfulness tiene que ser un juego para los niños. Después, el aversivo, si realmente somos fieles a Skinner y lo usamos con cuidado y en combinación con otras cosas, es utilizable. O sea, un aversivo como el time out, que tiene componentes de extinción, tranquilamente se puede usar. Obviamente que tenemos que favorecer más el aprendizaje de conductas más flexibles e incompatibles a partir de reforzadores. Pero, en situaciones de peligro o en momentos donde tenemos que cortar rápidamente una conducta, por ejemplo violenta, el uso de un coste de respuesta u otro tipo de aversivo, sigue siendo eficaz. ¡Pero que no sea el mindfulness, por favor! Nos quitan una herramienta. Que no sea algo que queremos que adquiera una significación positiva. Con respecto al Trastorno por déficit de atención, mencionaron que se puede utilizar el mindfulness como complemento de otro tipo de terapias. ¿Cognitivo conductual, solo un abordaje conductual, qué sugiere la evidencia? La evidencia lo que dice y en esto, estoy completamente de acuerdo con los estudios, es que el Trastorno por déficit de atención es una diversidad neurobiológica y que el tratamiento de base es, con primera elección, medicación estimulante. La primera elección es el tratamiento farmacológico. Sí, lo que las investigaciones dicen es que en combinación con tratamientos psicosociales, se potencia muchísimo. ¿Se entiende esto? Quiero aclarar algo, en las investigaciones prometedoras que Gabriela mostró, se notaban efectos aditivos beneficiosos del mindfulness en niños con déficit de atención e hiperactividad, medicados. O sea, eran grupos con medicación solamente versus mindfulness y medicación. Y había efectos aditivos claros. Y esto es importante, porque cada tanto nos retorna el espíritu antipsiquiátrico y antimedicación, que tiene algo de idealista pero también cosas corporativas. Pero un niño que ha sido bien diagnosticado con TDAH, no si se lo sobrediagnosticó; si se lo diagnosticó bien, es un niño que puede estar en peligro. Mauro, quiero ser claro con esto. No es el problema de que moleste en la escuela. Es un niño que, y me ha pasado con pacientes, que puede salir a la calle, que tiene muchas más probabilidades de salir a buscar una pelota y que un auto lo lastime. Corre riesgo incluso de vida. No es seguro, es probabilístico, pero los estudios nos dicen que corren más riesgo. Otra razón. Exposición, sea por predominio desatento, a ser víctima de bullying y que tenga muchísimas comorbilidades. Si en cambio es de predominio hiperactivo y de fuerte personalidad, la posibilidad es a ser el acosador, el líder negativo de la clase y que también aprenda patrones muy rígidos para resolver problemas. Entonces, nuevamente, algo que quiero decir es que, un desafío para mí de las terapias de tercera generación, es trazar puentes más fuertes, no con el neurofashion, la neuromanía, sino con la neurobiología. Es increíble que avances tan precisos en investigación contextual y conducta estén desincronizados o aislados de los avances en neurobiología. Primero porque hay un soporte de hardware personal, si se quiere neurobiológico, para que se desarrollen las conductas cognitivas, lingüísticas en contexto. Segundo, para tener más claro alcances y limitaciones de los tratamientos ante ciertos trastornos de base neurobiológica y guías para el trabajo interdisciplinario en las terapias contextuales de tercera generación.
un desafío para mí de las terapias de tercera generación, es trazar puentes más fuertes, no con el neurofashion, la neuromanía, sino con la neurobiología
Te pregunto sobre la primera exposición de tu equipo, lo referente a las terapias modulares. ¿Lo aplican actualmente en ETCI? ¿Existe adaptación de ese protocolo para Argentina? No tiene una adaptación. Lo aplicamos, si se quiere, de una manera más informal. Lo más interesante de ese modelo, es que formaliza lo que siempre venimos haciendo en la clínica. Es, entender que, más en trastornos complejos o complejidades clínicas, nosotros no trabajamos trastornos aislados, sino que trabajamos ciertas funciones y que, vamos combinando kits de competencias, módulos de competencias de acuerdo a un árbol de decisión clínica. La importancia de haberlo hecho más formal, creo que tiene que ver: uno con la transmisión a practicantes, sobre todo los que se inician, como todos los manuales; y poder hacerlo sujeto de investigación empírica. Si me permitís, te hago un par de preguntas más, de temas que no trataron hoy. Con relación al autismo, hay una asociación fuerte entre este trastorno y el de Asperger, con niveles altos de ansiedad. Específicamente en autismo de alto rendimiento y Asperger, ¿qué tan adaptable es el mindfulness aquí? Es adaptable, pero siempre hablando de la idiosincrasia del paciente. Yo iría más lejos, en el autismo de alto funcionamiento y Asperger hay una desregulación emocional grande. Esto ha llevado a que todavía se siga confundiendo a veces con Trastorno límite, más en pacientes mujeres. Si se puede, si es viable, adelante. Hay veces que en ciertos pacientes con autismo de alto funcionamiento, tenemos que estar un tiempo haciendo por ejemplo una sesión donde hablamos 40 minutos de pavadas, para hacer alianza, y diez minutos de alguna estrategia. Entonces, hay que tomar en cuenta estas variables de proceso y luego, si el paciente va evolucionando y se forma una buena alianza, estos componentes se van corriendo. Podemos ejercitar intervenciones más específicas. Nunca nos olvidemos que en los pacientes con autismo de alto funcionamiento, una de las cuestiones es la rigidez cognitiva. Entonces, si vos encontrás la manera de proponérselo y que acepte, si encaja dentro de su cultura, el mindfulness puede ser absolutamente viable. Ahora, todo lo que vos insertes con fórceps, más guiado por tus preconceptos y teorías que por lo que el paciente te ofrece, va a ser un aversivo y por lo tanto ineficaz.
Lo que van diciendo todos los estudios de componentes es que, en el trabajo con niños, el componente de valores no se use tanto
Volvemos a lo dicho anteriormente sobre el mindfulness como castigo. Absolutamente. La última pregunta y no te quito más tiempo. Respecto de activación conductual. Hay investigaciones en adolescentes, pero parece más complicada la implementación para niños. Que interesante. Trabajar por ejemplo con valores o con los distintos formularios de registros, se hace más complicado con niños. Primero, cuando hablas de registros por ejemplo, está el problema de la adaptación de todos los protocolos cognitivos y comportamentales a la clínica infanto- juvenil. Vos tenés que flexibilizar, hacer las cosas más simples, más lúdicas, pero sí vas a poder usar ejercicios de behavioral activation . En el trabajo con valores, hay estudios de proceso en terapia de aceptación y compromiso que hallaron que los componentes que tienen que ver con valores en niños y adolescentes, son los menos viables. Justamente por la cuestión del desarrollo evolutivo, son categorías más abstractas los valores. Encima van cambiando bastante. Yo diría que con niños vos podes trabajar determinados valores si están muy presentes en la cultura familiar y de forma muy concreta. Ser “valiente”, ser “más grande”. Ahora, lo más importante, lo que van diciendo todos los estudios de componentes es que, en el trabajo con niños, el componente de valores no se use tanto. Lo que si queda clarísimo es que behavorial activation , que el chico se active conductualmente en relación a actividades placenteras y de dominio, funciona. Porque incluso los programas cognitivos comportamentales con mayor evidencia, lo dicen claro, es el componente más importante. Con niños, trabajas menos cogniciones, más contexto y más conducta. Así que, puede ser completamente viable, siempre que seamos cautos con el tema de los valores. Javier, muchísimas gracias por la entrevista, fue todo muy claro. Por favor, un gusto.

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  • Artículos de opinión (Op-ed)

Vale la pena: una reflexión sobre el sentido de la vida en tiempos de posmodernidad

  • Gonzalo Sosa
  • 17/10/2016
El 23 de septiembre de 2015 la página web de noticias de la prestigiosa cadena BBC publicó un informe titulado: “El tabú que agrava el riesgo del suicidio en adolescentes”, escrito por Valeria Perasso. Ciertamente el suicidio es un fenómeno complejo, no existe una única razón por la cual alguien decida quitarse la vida, y se puede estudiar este fenómeno en relación a diversas variables: edad, distribución global de riquezas, género, condiciones escolares (yendo desde nivel escolar, hasta bullying) en niños y adolescentes, situación familiar y la historia personal de cada sujeto. Leer esta nota sirvió para despertar en mí fuertes reflexiones en torno a la condición actual de nuestra existencia. Cabe aclarar que no es mi intención hacer un recorrido o señalamientos en cada una de las posibles variables sino, más bien, intentar abrir la posibilidad de pensar (o repensar) la cuestión del sentido y el valor de la vida misma, sin demasiadas pretensiones para esta modesta presentación, en tiempos en los cuales sentimos que estamos parados sobre arena.

Aproximación a la problemática de la contemporaneidad posmoderna

Vivir en este mundo múltiple significa experimentar la libertad como oscilación continua entre la pertenencia y el extrañamiento – Gianni Vattimo (1990, p. 131)

Realizar una lectura de nuestros tiempos resulta ser una tarea compleja e imposiblemente objetiva. Se habla de que estamos viviendo en la postmodernidad, vivimos en los tiempos de la globalización, el avance y expansión de la informática, de la inmediatez y del “todo ahora”. Una de las lecturas más sobresalientes de nuestros tiempos la realizó el filósofo francés Jean-François Lyotard, reconocido por sus estudios acerca de la postmodernidad.
Las metanarrativas son asumidas como discursos todo-abarcadores
Lyotard (1987, p. 4) explica sobre esto en su obra “La condición posmoderna: Informe sobre el saber”, en la cual él dice: “Simplificando al máximo, se tiene por «postmoderna» la incredulidad con respecto a los metarrelatos.”  Bien, ahora, ¿Qué quiso decir con esto? Esto es clave para entender lo posmoderno. Veamos simplemente la palabra ‘posmoderno’, compuesta por el prefijo ‘pos’ que significa ‘posterior’, entonces la posmodernidad sería  algo que viene después de la modernidad. ¿Qué es la modernidad? Definiendo rápidamente podríamos decir que en el pensamiento moderno, las narrativas y las metanarrativas (la historia más allá de la historia), están erigidas, creadas, edificadas sobre imperativos totalizadores, trascendentes o universales. Las metanarrativas son asumidas como discursos todo-abarcadores. Ejemplo de esto serían los sistemas para comprender la historia como lo desarrolla Karl Marx (2011), quien entiende el desenlace de la historia como el de la constante lucha de clases, que finalizará con la instauración de  un orden de igualdad de clases; otro ejemplo podría ser el relato cristiano de la salvación de las almas: la transición por este mundo terrenal, cumpliendo una vida austera y ascética, para poder luego entrar al prometido reino de los cielos. En mi opinión, el modernismo está caracterizado por una cierta cuota de esperanza. Lyotard (Otañe & Arribas, 2015) va a decirnos que estas metanarrativas se han vuelto insostenibles debido al progreso tecnológico en comunicaciones, medios de comunicación de masas e informática. Sin dar más vueltas sobre qué es o cómo ha surgido el posmodernismo, cabría pensar que ésta perspectiva, ésta filosofía, nos lleva a un relativismo extremo. ¿Qué quiero decir con esto? Veo necesario esclarecer que al relativismo lo entenderemos como una doctrina epistemológica en la cual los puntos de vista no pueden ser verdaderos ni válidos universalmente, se podría decir que sólo hay validez subjetiva y, valga la redundancia, relativa a los diferentes marcos de referencia. La validez del conocimiento va a depender de determinados lugares, tiempos, épocas históricas, ciclos de cultura u otras condiciones externas en las cuales este conocimiento se produjo y efectuó. Así, puede plantearse un relativismo gnoseológico (no hay verdad objetiva), un relativismo moral (no existe el bien o el mal absoluto y universal), etcétera. Aclarado esto, mi interés no va a centrarse en defender ni en atacar al relativismo, pero sí señalar algo que deriva del mismo, esto es, el consumo de una mega-pluralidad de voces y opiniones. Acerca de esto Rojas (1998) nos habla sobre las vinculaciones, los lazos, la diversidad y las mediaciones virtuales que hay entre las personas, particularmente entre los jóvenes. En el texto escribe: “Al coexistir en las redes comunicacionales una pluralidad de valores, cosmovisiones, creencias y sistemas diversos hasta lo inimaginable; al publicitarse a través de los medios aun los códigos de las ultraminorías, el hombre toma aguda y a veces sufriente conciencia de la relatividad de su propio sistema de creencias, y percibe su historicidad.

La validez del conocimiento va a depender de determinados lugares, tiempos, épocas históricas

Esto refuerza la pérdida de certezas y del pensamiento unitario del mundo. De tal modo, los medios someten al humano al vacío de significación” (p. 5). La autora claramente expone la idea de que ésta pluralidad de valores y voces deja en jaque a la persona, la sufriente conciencia del relativismo nos deja desprovistos de herramientas para comprender la realidad, varados en medio de una nada; experimentamos entonces la angustia kierkegaardiana, ese mareo de libertad que sentimos al estar frente al mero hecho de tener libertad de pensar y decidir, pero: ¿Cómo decidir frente a lo que me angustia? Angustia no saber cómo decidir. Y es que en efecto, todo sistema de creencias pasado que uno aceptaba, muchas veces sin cuestionar, hoy es fácilmente derribado.

Sobre el sentido

Lo cierto es que vivir auténticamente significa que debemos interrogarnos, siquiera una vez, si acaso la vida misma tiene sentido. – Diana Cohen Agrest (2010, p. 15)

Claramente el panorama anteriormente expuesto nos deja claro una cosa: estamos parados sobre arena. Y de esto se deriva una pregunta fundamental: ¿Tiene sentido la vida? El siglo XX estuvo fuertemente marcado en occidente por un movimiento filosófico llamado existencialismo, el cual trataba temas como el análisis de la condición humana, la libertad y la responsabilidad individual, las emociones y el sentido de la vida. Desde la postura de Albert Camus (1953), a la cual yo adhiero, la vida en sí misma no tiene sentido (al menos no un sentido último), es un absurdo. No hay manera de saber si existe realmente un propósito último por el cual estamos aquí ahora mismo. Y es que en efecto, las tentativas de responder esta cuestión terminan siendo sumamente antropocentristas, o cronocentristas. De vuelta el problema del relativismo. El absurdo en la persona se experimenta como “sentimiento que procede del divorcio entre el hombre y el mundo, y que le genera la pérdida de toda esperanza” (De Diego, 2006, p. 30) Pero, de igual modo, el problema de la existencia o no de un sentido último de la vida, por más que nos angustie, no debería ser un freno en la búsqueda del sentido de nuestra vida particular. La propuesta que traigo aquí es la de la Logoterapia y el Análisis existencial de Viktor Frankl quien, en 1945, escribió “El hombre en búsqueda de sentido”, su obra más famosa, donde describe, desde su propia experiencia y como psiquiatra, la vida del prisionero de un campo de concentración. En esta obra expone que, incluso en las condiciones más extremas de deshumanización y sufrimiento, el hombre puede encontrar una razón para vivir. “El sentido de la vida difiere de un hombre a otro, de un día a otro y de una hora a otra. Por tanto, lo que importa no es el sentido de la vida en formulaciones abstractas, sino el sentido concreto de la vida de un individuo en un momento determinado” (Frankl, 1979, p. 131). Pero ¿Cómo es posible encontrar este sentido? Frankl propone prestar atención al universo de valores que se presenta como meta y como orientación, especialmente tres tipos de valores: valores de creación, valores de experiencia y valores de actitud. Los valores de creación están relacionados con hacer y producir algo, para nosotros y/o para la sociedad. Es el trabajo creativo y el arte los medios privilegiados para concreción de los mismos. Es un camino que lleva al hombre a comprometerse con sus proyectos. Incluye, asimismo, la posibilidad de vislumbrar y concretar el legado que cada ser humano deja a las generaciones futuras, por ejemplo, en la mejora de la ciudad, en la preservación y restauración de medio ambiente, la música, etc. Podría considerarse como una manera peculiar mediante la cual el hombre se enlaza con su comunidad, descubriendo el aporte que sólo él puede realizar.
el problema de la existencia o no de un sentido último de la vida, por más que nos angustie, no debería ser un freno en la búsqueda del sentido de nuestra vida particular
Los valores de experiencia se vinculan con la vivencia de algo o el amar a alguien. Son recibidos en nuestra interacción con el mundo y a través de nuestras relaciones interpersonales. Dentro de esta categoría de valores pueden ser incluidas las experiencias estéticas de contemplar una obra de arte o gozar de una bella sinfonía, como así también la contemplación, admiración y disfrute de las maravillas naturales. Pero, en especial, se nos revelan en la experiencia interpersonal, en el amor a otra persona, en la decisión y esfuerzo de promoverla, de favorecer su realización personal, de acompañarla en el descubrimiento del sentido de su propia vida. Y así, el hombre descubrirá el propio. Como bien dice Jean Vanier (2015) “Amar a alguien es revelarle su belleza, su valor, su importancia” (p. 27). Y por último, los valores de actitud están vinculados a las actitudes que las personas asumen frente a las situaciones sin salida, frente a circunstancias irreversibles, irreparables. Estos valores se desarrollan por la manera en que el hombre asume su existencia, en especial frente al sufrimiento. Tienen un potencial transformador capaz de lograr aprendizajes desde el dolor, favoreciendo actitudes más tolerantes. El sentido de la vida, entonces, no puede ser dado ni impuesto, sino descubierto por el mismo hombre. Es subjetivo, en tanto no hay un sentido igual para todos. Pero, no solo es subjetivo como experiencia personal, sino también es relativo, en relación a la persona, a la época, a situaciones determinadas.

Vale la pena

“Cuando uno se enfrenta a un destino ineludible, inapelable e irrevocable, entonces la vida ofrece la oportunidad de realizar el valor supremo, de cumplir el sentido más profundo: aceptar el sufrimiento.” – Viktor Frankl (1979, p. 134)

“Continuar viviendo es aceptar el desafío y transmutarlo en un acto creador de sentido, en un gesto de rebeldía que se encarne en la invención de ese sentido ausente.” – Diana Cohen Agrest (2010, p. 16)

Vemos entonces que podemos encontrar el sentido de la vida subjetivo desde lo que creamos, desde lo que recibimos y desde el sufrimiento. Respecto a esto último, del sufrimiento, entendemos que “el valor no reside en el sufrimiento en sí, sino en la actitud frente al sufrimiento, en nuestra actitud para soportar ese sufrimiento” (Frankl, 1979, p. 134). El ejemplo que nos da Frankl (1979) es sumamente claro: un paciente suyo sufría de una muy fuerte depresión. Su esposa había fallecido y se veía incapaz de sobreponerse al dolor. Sin comentar al respecto, Frankl le preguntó: “¿Qué habría sucedido si hubiera muerto usted primero y su esposa le hubiese sobrevivido?: Bueno, para ella habría sido terrible, sufriría muchísimo” (Frankl, 1979, p. 135) Contestó. A lo que Frankl replica finalmente: “Lo ve, usted le ha ahorrado a ella todo ese sufrimiento; pero para conseguirlo ha tenido que llorar su muerte y sobrevivirla” (Frankl, 1979, p. 135). Cuando se le encuentra sentido al sufrimiento, el mismo deja de ser sufrimiento. “Vale la pena” es un hermoso dicho, nos transmite la idea de que esa pena que sufro tiene un valor, que tiene un sentido. La propuesta de aceptación a los hechos dolorosos puede parecer pasiva en primera instancia, pero no hay nada más lejano a la realidad en ese pensamiento. Aceptar es un acto valiente y sumamente complicado. Es el primer paso para poder ejercer nuestra libertad, la de elegir nuestra propia actitud con la cual afrontar la vida. Esta es la propuesta que traigo, la de abrirnos la posibilidad a encontrar un sentido personal en nuestra vida. Poder sobrellevar el absurdo que nos pesa, y la angustia existencial. Y, por qué no, llegar a encontrar la felicidad en este mundo; ya que cuando está como condimento la frustración o el dolor en una felicidad posible, es porque realmente es dichosa, ya que de alguna manera ni la propia frustración pudo derribarla en su afán.

Bibliografía

  • Camus, A. (1953). El mito de Sísifo (20° Reimpresión). Buenos Aires: Editorial Losada.
  • Cohen Agrest, D. (2010). Por mano propia: estudio sobre las prácticas suicidas. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.
  • De Diego, R. (2006). Albert Camus. Madrid: Síntesis.
  • Frankl, V. (1979). El hombre en busca de sentido. Barcelona: Herder Editorial.
  • Frankl, V. (1987). El hombre doliente. Barcelona: Herder Editorial.
  • Kierkegaard, S. (2011). El concepto de angustia. Buenos Aires: R.P. Centro Editor de Cultura.
  • Lyotard, J. F. (1987). La condición posmoderna. Informe sobre el saber. Madrid: Ediciones Catedra S.A.
  • Lyotard, J. F. (1994). La posmodernidad (explicada para niños). Barcelona: Editorial Gedisa S.A.
  • Marx, C. & Engels, F. (2011). Manifiesto del partido comunista. México: Centro de Estudios Socialistas Carlos Marx.
  • Morey, M. (2015). Foucault y Derrida. Pensamiento francés contemporáneo. Arcángel Maggio: Bonalletra Alcompas.
  • Nietzsche, F. (2011). La genealogía de la moral.  Buenos Aires: R.P. Centro Editor de Cultura.
  • Otañe, M. T. & Arribas, B. G. (2015). La postmodernidad. Jean-François Lyotard y Gianni Vattimo. Arcángel Maggio: Bonalletra Alcompas.
  • Perasso, V. (2015). El tabú que agrava el riesgo del suicidio en adolescentes. 23/09/2015, de BBC Sitio web: https://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/09/150923_salud_suicidio_adolescentes_ig
  • Rojas, M. C. (1998). Los vínculos en la era de internet. Publicado en las Actas del Congreso de la Federación Latinoamericana de Psicoterapia Analítica de Grupo, FLAPAG, Montevideo.
  • Solé, J. (2015). Kierkegaard. El primer existencialista. Arcángel Maggio: Bonalletra Alcompas.
  • Vanier, J. (2015). La depresión. Ciudad autónoma de Buenos Aires: Agape Libros.
  • Vattimo, G. (1990). La sociedad transparente. Barcelona: Paidós.

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Tomar antidepresivos durante el embarazo incrementaría el riesgo en el niño de padecer trastornos del lenguaje

  • Karemi Rodríguez Batista
  • 16/10/2016
Una reciente investigación llevada cabo por investigadores de la Facultad de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia en Nueva York (EE.UU.) afirma que consumir antidepresivos al menos dos veces durante el embarazo incrementa  riesgo de que el niño padezca trastornos del habla y/o del lenguaje.  Alan Brown, director de ésta investigación publicada en la revista  «JAMA Psychiatry», añade que éste es el primer estudio en el cual se examina la relación entre el uso de los antidepresivos y el riesgo de que el niño padezca trastornos del lenguaje, motores y del aprendizaje. Dentro de los tratamientos para la depresión es muy común el uso de fármacos, principalmente los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), tales como  la paroxetina, la sertralina, la fluoxetina, la fluvoxamina, o el citalopram, cuyo uso vemos incrementado durante el embarazo, incluso conociendo los efectos que pueden tener en el feto. Estos medicamentos atraviesan la placenta y el feto los absorbe a través de su sistema circulatorio.

la asociación entre el uso de ISRS en madres y los trastornos del habla y del lenguaje sólo existen en aquellas madres que compraron más de una vez medicamentos ISRS durante el embarazo

En este estudio se hallaron indicios de que el riesgo de padecer trastornos del habla o del lenguaje (tales como los trastornos del lenguaje expresivo y receptivo y los que implican la articulación de los sonidos) se incrementa en un 37% en los hijos de madres que tomaron antidepresivos en comparación con los hijos de madres que padecían depresión y otros trastornos psiquiátricos pero que no eran tratadas con antidepresivos. Según datos del registro oficial de Finlandia de 1996 a 2010 que incluye una muestra de 845.345 nacimientos, se realizó una clasificación en grupos en función de si la madre tomó o no antidepresivos antes o durante el embarazo.  Los grupos de exposición se clasificaron en madres que compraron ISRS una o más veces antes o durante el embarazo (15.596); los diagnosticados con un trastorno psiquiátrico, un año antes o durante el embarazo que no compraron antidepresivos (9.537); y en madres que ni compraron antidepresivos ni fueron diagnosticadas con trastornos relacionados con depresión (31,207). Además, se realizaron dos análisis complementarios para determinar si las compras de dos o más ISRS, por parte de la madre y el riesgo de padecer trastornos del habla o del lenguaje en el niño se veían afectados por la gravedad de la depresión. Los resultados no mostraron cambios significativos. Sin embargo, señala Brown, “la gravedad de la depresión materna no puede descartarse como una explicación que dé cuenta del aumento de los trastornos del habla y del lenguaje infantil entre las madres que cumplimentaron más de una prescripción de ISRS, y merece más estudio.» A pesar de que el Dr. Brown y sus colegas no pudieron confirmar que los medicamentos comprados fueran efectivamente administrados, la asociación entre el uso de ISRS en madres y los trastornos del habla y del lenguaje sólo existen en aquellas madres que compraron más de una vez medicamentos ISRS durante el embarazo. Además, estudios anteriores muestran la correlación entre los registros de prescripción de estos medicamentos y el uso autodeclarado de los mismos. La investigación la puedes encontrar en la revista JAMA Psychiatry. Fuente: PsychCentral

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  • Psicología clínica

Terapia basada en Shakespeare podría desarrollar habilidades comunicativas en niños con autismo

  • Rita Arosemena P.
  • 14/10/2016
“Sabemos lo que somos, pero no lo que podemos llegar a ser”, escribió William Shakespeare hace más de 500 años. Pero no es solo por su profundidad filosófica que su obra representa un hito de preservación requerida, también la psicología ha hallado una utilidad de gran provecho en el legado shakesperiano, una función terapéutica que beneficia el desarrollo de habilidades psicosociales en los niños diagnosticados con autismo. Así lo afirma un estudio realizado por el Centro Médico Wexner de la Universidad Estatal de Ohio, donde una muestra de catorce niños con trastorno del espectro autista participaron de una programa de implementación basado en un drama teatral enfocado en habilidades sociales: “The Hunter Heartbeat Method”. El programa fue dirigido por Kelly Hunter, actriz de la compañía teatral Royal Shakespeare Company, de Londres, y fue diseñado con el objetivo de mejorar las habilidades de interacción social, el lenguaje pragmático y la capacidad de reconocimiento de las emociones en las expresiones faciales de individuos diagnosticados con trastorno del espectro autista. Marc J. Tassé, profesor de psicología y psiquiatría de la Universidad Estatal de Ohio, describe el estudio como una oportunidad para enseñar a los niños “habilidades clave en un ambiente relajado y propicio para el juego”. Para esto, los facilitadores del programa hicieron que los niños participaran de una serie de juegos basados en el argumento de “La tempestad”, obra de Shakespeare centrada en el reconocimiento facial de las emociones, el contacto visual, la imitación motriz, la imitación afectiva, el intercambio de diálogos pragmáticos, la proxemia, la interacción, la expresión afectiva, el humor y la improvisación social. El desarrollo del programa consistió en pedir a los niños que repitieran lo que los facilitadores modelaba para luego brindar realimentación sobre el juego. Según Maggie Mehling, coautora del estudio y asistente de la facultad de Psicología de la Universidad Estatal de Ohio, la clave del experimento radica en que cuando interactuamos con alguien disfrutamos de la experiencia y es ese tipo de reforzamiento positivo el que los niños con autismo no siempre perciben. Sin embargo, el esquema del estudio y las actividades del programa favorecen la participación de los niños diagnosticados con trastorno del espectro autista, y para Mehling, es impresionante lo que los niños son capaces de hacer con el ambiente apropiado. “Me deja muy asombrada darme cuenta de que los niños superan todas las expectativas”, expresa, “porque tienen la habilidad de comprometerse”. Cabe destacar que aunque los resultados son relevantes, el estudio fue realizado a pequeña escala y es necesario desarrollar más investigaciones para asentar conclusiones de trascendencia. La investigación está disponible en la revista Research and Practice in Intellectual and Developmental Disabilities. Fuente: Psychcentral

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  • Psicología clínica

La relación entre la violencia doméstica y las niñas que se casan antes de los 15 años

  • David Aparicio
  • 14/10/2016
El International Journal of Epidemiology, reporta que las mujeres que se cansan antes de los 15 años de edad tienen mayor riesgo de sufrir de violencia doméstica. Desde el año 2000 hasta el 2011, los investigadores entrevistaron y aplicaron cuestionarios sobre violencia a 39,877 niñas y mujeres que tenían entre 15 a 49 años de edad provenientes de 34 países. Los resultados son alarmantes:
  • 22% de las mujeres reportaron haber sufrido de violencia física por parte de su pareja durante el último año.
  • La prevalencia de la violencia doméstica estuvo entre el 2% en Ucrania y cerca del 60% en el Congo.
  • La prevalencia del abuso sexual rondó el 8%.
  • La mayoría de mujeres que reportaron haber sufrido de abuso sexual también reportaron que sufrieron de abuso físico.
  • La violencia física fue mayor entre las mujeres que se casaron durante la infancia (29%) en comparación con aquellas que se casaron durante su adúltez (20%).

Los países con mayor prevalencia de violencia doméstica

Los 34 países que participaron en el estudio estaban catalogados como países pobres o en vías de crecimiento. Es importante tener esto en cuenta, porque las variables económicas y educativas también juegan un rol importante en torno a la violencia. Los países del este de Asia fueron los que más probabilidades tenían de violencia domestica, en especial, cuando las niñas se casaban antes de los 15 años. Por el contrario los países de Africa del sur fueron los que menor porcentaje de riesgo de violencia tenían cuando las mujeres se casaban antes de los 15 años. Los países de Europa y Asia central no mostraron evidencia de la relación entre niñas casadas antes de los 15 años y la violencia. Sin embargo, los autores sugieren que este último resultado debe tomarse con precaución porque la tasa de casamientos a tan temprana edad es muy baja en estas zonas, lo que podría haber afectado el efecto en la muestra.

¿Por qué se relaciona el casamiento temprano de niños con el aumento de la violencia domestica?

Es una pregunta difícil de responder. Pero los investigadores creen que las siguientes características podrían catalogarse como factores de alto riesgo en la violencia domestica.
  • Las mujeres que se casan muy jóvenes no son educadas, viven en la pobreza y se ciñen a las normas tradicionales de género.
  • Las diferencias de edad en estos casamientos son tan grandes que se caracterizan por un desbalance en la toma de decisiones y poder dentro de la relación. También incrementan el alejamiento social y reducen dramáticamente la autonomía femenina.
Fuente: Psypost

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(CLACIP 2016) Javier Mandil presenta hoy la conferencia: Nuevas corrientes en psicoterapia en niños y adolescentes

  • Equipo de Redacción
  • 14/10/2016
Javier Mandil, columnista en Psyciencia y autor del libro «Terapia Cognitiva con niños y adolescentes – Aportes técnicos» presentará hoy en el CLACIP 2016 (Congreso para el Avance de la Ciencia Psicológica) una mesa donde revisarán los aportes del mindfulness, las terapias modulares/transdiagnosticas y de Tercera Generacion a la Clinica con Niños y Adolecentes. Participan: Gabriela Carrea, Natalia Sanchez y un servidor. Mas allá de la ironia respecto al marketing y nuestra religiosidad escolastica, nos tomamos muy en serio los avances cientificos en nuestra disciplina orientados a asistir el padecimiento psicologico en manera mas flexible y efectiva. A continuacion, el abstract: En los últimos años, nuevos modelos terapéuticos basados en la investigación, han aportado herramientas orientadas a resolver, en manera exible, desafíos habituales en la clínica con Niños y Adolescentes. La Meditación con Conciencia Plena –Mindfulness- con niños (Saltzman y Goldin, 2008; Semple et al., 2010; Weare, 2013) muestra resultados prometedores en la prevención y en la mejoría de cuadros crónicos y complejos. La Terapia de Aceptación y Compromiso con Adolescentes –ACT- (Hayes y Ciarrochi, 2015; Turrell y Bell, 2016) ofrece reportes alentadores en relación al dolor crónico y otras problemáticas complejas. Se estima, así mismo, que la naturaleza radicalmente colaborativa del modelo podría hacerlo especialmente viable para favorecer la adherencia al tratamiento por parte de esta franja etaria. La Terapia Modular (Chorpita, 2007; Chorpita & Weisz, 2009) consiste en un marco de intervención transdiagnóstico y exible que favorece la adaptación de la Terapia Cognitiva Comportamental –TCC- a presentaciones comórbidas, complejas y a las características idiosincrásicas que contextualizan una diversidad de motivos de consulta en la Clínica con Niños y Adolescentes. El propósito de los expositores es ofrecer una descripción de estos aportes, una revisión de las investigaciones en curso y una discusión de los posibles avances que podrían propiciar en el área. La conferencia se llevará acabo hoy 14 de octubre, a las 12 mediodía en el Congreso Latinoamericano para el Avance de la Ciencia Psicológica en el Hotel Scala en la ciudad de Buenos Aires.

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  • Psicología aplicada

Los 5 tipos de alucinaciones más comunes

  • Alejandra Alonso
  • 14/10/2016

Las alucinaciones son mucha más comunes de lo que nos gustaría pensar. Por ejemplo, un estudio sugirió que 1 de cada 20 personas ha experimentado, al menos una vez, alucinaciones en su vida que no estaban vinculados con drogas, alcohol o el sueño. Los 5 tipos más comunes de alucinaciones son:

Alucinaciones visuales

Las alucinaciones visuales se refieren a ver algo que no está realmente allí. Aunque suena terrorífico, de acuerdo a la Academia Americana de Oftalmología, suelen ser resultado del uso de algunas medicinas. Las alucinaciones visuales también pueden ocurrir como resultado de migrañas, demencia o adicción al alcohol.

Alucinaciones auditivas

Las alucinaciones auditivas suceden cuando el individuo escucha algo que no existe y es el tipo más común en la esquizofrenia. Aunque también suele ser muy común en personas que están apasando por un duelo, quienes suelen oír la voz del ser amado.

Alucinaciones táctiles

Las alucinaciones táctiles suceden cuando se siente algo en la piel o el cuerpo que no está allí y suelen surgir como resultado del alcoholismo o abuso de drogas (cocaína o anfetaminas). Las alucinaciones táctiles más comunes son la sensación de que hay bichos o serpientes andando por tu cuerpo.

Alucinaciones propioceptivas

Las alucinaciones propioceptivas (o alucinaciones de postura) se refieren a cuando los individuos tienen experiencias como flotar, volar o sentirse fuera de su cuerpo. Adicionalmente, este tipo de alucinaciones también pueden describir la sensación de que usted o una parte suya está en una localización diferente a la  de su cuerpo físico o puede que sienta el síndrome del miembro fantasma.

Alucinaciones olfativas

Este tipo de alucinaciones involucra oler algo que no existe, aunque es uno de los tipos más raros de alucinación. Los olores experimentados suelen ser desagradables (vómito o heces, por ejemplo). Pueden ocurrir como resultado de un daño en el sistema olfativo en el cerebro o por epilepsia.

Fuente: Medical Daily

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  • Psicología clínica

Sufrir de traumas en la infancia se relaciona con el desarrollo del trastorno bipolar

  • David Aparicio
  • 13/10/2016
Las experiencias traumáticas en la infancia pueden dejar profundas marcas psicológicas y neurológicas. Una investigación revisó 19 estudios que fueron publicados durante los últimos 30 años y encontró que las personas diagnósticas con el trastorno bipolar tienen más del doble de probabilidades de haber sufrido de traumas durante la infancia en comparación con un grupo control sin condiciones mentales.
Esta relación fue más fuerte entre aquellos que sufrieron de abuso emocional
El trauma infantil es un término que puede ser poco preciso. Por tanto, los autores lo definieron a priori como: las experiencias de negligencia, abuso (sexual, emocional, físico), bullying, la pérdida de un padre que experimentaron los niños y adolescentes hasta los 19 años de edad. Por medio de diferentes análisis estadísticos pudieron comprobar que la mayoría de personas diagnosticadas con trastorno bipolar habían sufrido de traumas durante la infancia. Esta relación fue más fuerte entre aquellos que sufrieron de abuso emocional. En cambio, la muerte de un padre no incrementó significante el riesgo. Actualmente los recursos se concentran en medidas de tratamiento, especialmente de tratamientos psicofarmacológicos y neurológicos. Pero con 30 años de de investigaciones es hora de que pongamos nuestros esfuerzos en las medidas de prevención especificas para los niños y sus familias. El estudio fue publicado en la revista British Journal of Psychiatry. Artículo relacionado : Cómo el trauma infantil afecta la salud durante toda la vida (Vídeo) Fuente: Psychcentral

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