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Cómo hacer el escaneo corporal

  • David Aparicio
  • 31/05/2023

El ejercicio del escaneo corporal es una técnica de atención plena que nos invita a dirigir conscientemente nuestra atención hacia las sensaciones físicas y emocionales presentes en nuestro cuerpo. A través de este ejercicio, exploramos gradualmente cada parte de nuestro cuerpo, desde los pies hasta la cabeza, prestando atención a las sensaciones que encontramos en el camino.

Para realizar el escaneo corporal, nos ubicamos en un lugar tranquilo y cómodo, donde podamos estar sin distracciones. Cerramos los ojos y comenzamos a respirar profundamente para relajarnos y prepararnos para la práctica.

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  • Análisis
  • Salud Mental y Tratamientos

Vísteme despacio que estoy apurado: Pretratamiento

  • Gretel Martinez
  • 31/05/2023

Al percibir una dificultad, un problema que insiste, un diagnóstico o encontrar algo a mejorar o aprender relacionado con la salud mental, comenzaría el camino a la asistencia psicológica. La consulta no se hace de cualquier forma o caprichosamente. Y aquí es donde hoy haremos doble click.

¿Omitir intro? ¡No! Como bien se dice “Vísteme despacio, que estoy apurado” o también «cuando más nos apuramos, más rápido también podemos equivocarnos» en palabras del Dr. Prof. Ricardo Rodríguez Biglieri. Más allá de la premura por el malestar o urgencia con que se percibe la necesidad de consulta, suele ser de gran utilidad comenzar por un módulo de sesiones preliminares: el pretratamiento. 

Antes…

En el caso de la atención infanto juvenil, el terapeuta responsable de un caso clínico administra entrevistas previas al tratamiento para obtener antecedentes pertinentes e información de diagnóstico, así como información sobre las relaciones interpersonales de los padres (Kazdin, A. & Whitley, M. K., 2006). La alianza entre terapeuta y cuidadores estaría influenciada por las relaciones sociales en el pretratamiento, relacionada con mejores prácticas de crianza al final del entrenamiento de manejo parental; a mejor calidad de alianza, mayores serían los cambios en ma/padres y cuanto mejores sean las relaciones y el apoyo de los padres antes del tratamiento, mejor sería la calidad de la alianza terapéutica que durante el tratamiento (Kazdin, A. & Whitley, M. K., 2006).

En el abordaje con adultos, la fase de pretratamiento es crítica en la terapia conductual dialéctica (DBT, por sus siglas en inglés), es aquí donde se establecen los objetivos de tratamiento, compromiso y expectativas de compromiso junto con los consultantes que participan y explicando cómo se lograría el éxito psicoterapéutico (Coyle T.N., 2019).

Durante

Es clave la alianza terapéutica en la consulta psicológica. Este vínculo tiene componentes centrales (Bordin, 1979):

  1. El acuerdo entre paciente y terapeuta sobre las tareas o intervenciones específicas del tratamiento;
  2. El acuerdo entre paciente y terapeuta sobre los objetivos del tratamiento o el resultado general que se busca;
  3. El vínculo afectivo entre paciente y terapeuta que implica una red compleja de confianza, aceptación y confianza mutua.

Varios estudios empíricos han examinado el impacto del comportamiento interpersonal previo al tratamiento de un paciente en la alianza terapéutica (Muran J.C. et. al, 1994).

Las expectativas del consultante previamente al tratamiento reflejan una característica y factor común de la terapia que influye en el proceso relacional de la terapia, así como en el resultado de la terapia.

Para facilitar una fuerte alianza en el pretratamiento o durante las sesiones iniciales de terapia y para mejorar el resultado de la terapia, la exploración de expectativas durante la sesión sería conveniente que incluya: el compromiso y las responsabilidades del consultante (Por ejemplo: expresar emociones durante la terapia), las características del terapeuta (confiable, experto, etc.) y las responsabilidades del terapeuta (ayudar al consultante a identificar y resolver problemas). Una vez que las expectativas de un consultante estén alineadas con las tareas terapéuticas y los rol del terapeuta, será más probable que forme una alianza sólida y mejore el resultado de la terapia (Patterson C. L., 2014)

¿Y después?

El tratamiento psicológico propiamente dicho cuando tiene un abordaje focalizado, breve y estratégico como lo es en el caso de aquellos basados en evidencia científica, llámese TCC (Terapia Cognitivo Conductual), o de tercera ola como DBT (Terapia Dialéctico Conductual) se procura que no se extiendan más de lo debido, de lo necesario.

La terapia finalizaría con éxito una vez que el consultante haya alcanzado los objetivos acordados mutuamente con el terapeuta. La discusión sobre la duración del tratamiento debe ser parte de su conversación con el profesional tratante. La duración es tentativa y se revisa a lo largo del curso de la consulta. Es importante recibir suficientes sesiones de tratamiento y expectativas razonables antes de decidir si está funcionando o no (APA, 2017).

Por la salud de la alianza terapéutica y la suya esencialmente, ante cualquier duda consulte con su psicóloga/o de confianza.

Referencias

  • American Psychological Association. APA Div. 12.(Society of Clinical Psychology), (2017, July). How long will it take for treatment to work?. Recuperado de https://www.apa.org/ptsd-guideline/patients-and-families/length-treatment 
  • Bordin, E. (1979). The generalizability of the psychoanalytic concept of the working alliance. Psychotherapy, 16, 252-260.
  • Coyle TN, Brill CD, Aunon FM, Peterson AP, Gasser ML, Kuehn KS, Harned MS. Beginning to envision a life worth living: An introduction to pretreatment sessions in dialectical behavior therapy. Psychotherapy (Chic). 2019 Mar;56(1):21-27. doi: 10.1037/pst0000205. PMID: 30816759.
  • Kazdin, Alan E.; Whitley, Moira K.  (2006). Pretreatment social relations, therapeutic alliance, and improvements in parenting practices in parent management training.. Journal of Consulting and Clinical Psychology, 74(2), 346–355.         doi:10.1037/0022-006x.74.2.346     
  • Moras, Karla (1982). Pretherapy Interpersonal Relations, Patients’ Alliance, and Outcome in Brief Therapy. Archives of General Psychiatry, 39(4), 405–. doi:10.1001/archpsyc.1982.04290040019003 
  • Muran JC, Segal ZV, Samstag LW, Crawford CE. Patient pretreatment interpersonal problems and therapeutic alliance in short-term cognitive therapy. J Consult Clin Psychol. 1994 Feb;62(1):185-90. doi: 10.1037//0022-006x.62.1.185. PMID: 8034822.
  • Patterson, Candace L.; Anderson, Timothy; Wei, Christina (2014). Clients Pretreatment Role Expectations, the Therapeutic Alliance, and Clinical Outcomes in Outpatient Therapy. Journal of Clinical Psychology, 70(7), 673–680. doi:10.1002/jclp.22054 
  • Rodríguez Biglieri. Ricardo (2023). Entrevista personal.
  • Artículos Recomendados de la Web

La diferencia entre logro y realización

  • David Aparicio
  • 31/05/2023
person playing guitar

Adam Gopnik para The New York Times:

El logro es la finalización de la tarea impuesta desde fuera; la recompensa suele ser un camino hacia el siguiente logro. La realización es el punto final de una actividad absorbente que hemos elegido, cuya recompensa es la repentina sensación de plenitud, el sentimiento de felicidad que solo aparece como resultado de sumergirse en algo externo a nosotros.

Nuestro mundo social a menudo conspira para menospreciar la realización en favor del logro derivado de la repetición. Toda nuestra observación nos dice que los jóvenes, en particular, son empujados sin cesar hacia el siguiente examen, o hacia ingresar a la “mejor” escuela secundaria, preparatoria o universidad que puedan. Inventamos pruebas de rendimiento diseñadas para ser completamente inmunes al entrenamiento y, por lo tanto, tenemos entrenadores cada vez más caros a fin de que superemos la prueba de rendimiento para la cual no es posible prepararse (aquellos que no pueden costear estos lujos simplemente quedan fuera de la jugada). Conducimos a estos jóvenes hacia el logro, hacia tareas que solo conducen a otras tareas, hacia algo parecido no tanto a una carrera de locos, sino a un laberinto de locos, con otro trago de agua azucarada esperando a la vuelta de la esquina, pero el camino hacia el centro —o la finalidad de todo ello— nunca queda claro.

Artículo completo en The New York Times.

  • Análisis
  • Salud Mental y Tratamientos

Estrategias ACT para la autorregulación

  • Gabriel Genise
  • 31/05/2023

Adaptado de Russ Harris

Introducción

Cuando hablamos de autorregulación en ACT, queremos asegurarnos de que sea basado en la aceptación, no en la evitación. En muchos modelos, el objetivo principal de regularse a sí mismo es proporcionar alivio y comodidad a través de reducir o eliminar el dolor, o distraerse de él.

En ACT, el objetivo de calmarse a sí mismo es bastante diferente. Lo traemos como parte de una agenda más amplia de aceptación y autocompasión. El objetivo principal del autorregularse en ACT es proporcionar alivio y comodidad a través de:

  • Aceptar tu dolor y tratarte a ti mismo con bondad y de una manera cariñosa
  • Seguido de actividades reconfortantes, relajantes y guiadas por valores

Alivio del dolor

La palabra “alivio” proviene del término latín “relevare” que significa “elevar o aligerar”, “elevarnos” de debajo de la carga.

Muchas personas asumen que el alivio del dolor significa eliminar, evitar o distraernos del dolor, pero los enfoques orientados en mindfulness nos ofrecen una forma diferente para el alivio del dolor: el gran alivio que proviene de abandonar la lucha contra el dolor, dar un paso al costado de esa batalla y hacer las paces con él. 

¿Está mal la autorregulación basada en la evitación?

No hay nada “bueno” o “malo” en relación a la autorregulación basada en la evitación (por ejemplo hacer actividades con el principal objetivo de distraernos, evitar el dolor). Muchas veces, esas actividades son de mucha utilidad. 

Recuerda que ACT no identifica como un objetivo a la evitación experiencial. ACT ve a la evitación experiencial como algo normal, no patológico. ACT solo apunta a la evitación experiencial cuando es excesiva, rígida o inapropiada a tal punto que se vuelve problemática y se interpone en el camino de una vida rica y plena. 

Sin embargo, si el objetivo principal de autorregularnos es reducir, evitar o soltar el dolor hay momentos en que sencillamente no va a funcionar. En este sentido, la autorregulación basada en aceptación es “superior” porque podemos practicarla ya sea que el dolor se reduzca o no (por supuesto, muy frecuentemente, el dolor se reduce significativamente como producto de la aceptación. Ese no es el objetivo, pero es un BONUS encantador, y podemos obviamente apreciarlo cuando aparezca). 

¿Cuándo la autorregulación basada en la evitación es problemática? 

Muchos comportamientos autodestructivos de evitación experiencial, incluidos el uso inapropiado o excesivo de drogas y alcohol, comer en exceso, juegos de azar e incluso, en algunos contextos, las autolesiones, pueden verse como intentos basados en la evitación para calmarse a sí mismo. 

Es muy útil para el terapeuta reencuadrar esos comportamientos como formas de autorregulación, con el propósito de fomentar la autoconciencia, autoaceptación y autocompasión (no tenemos que usar el término autorregularse, por supuesto).

Básicamente, lo que queremos es validar las funciones adaptativas que  esos comportamientos tuvieron en el pasado. Por ejemplo, podríamos decir “estas cosas te han ayudado en el pasado. Fueron buenas estrategias, en ese sentido te ayudaron a atravesar momentos difíciles que estaban sucediendo, y a afrontar esos sentimientos dolorosos” 

Y luego podríamos movernos de una forma compasiva y respetuosa a observar los costos de largo plazo, si estos comportamientos continuaran (En los libros de ACT, este tipo de trabajo es denominado “desesperanza creativa” o “confrontar la agenda de control”).

Una vez que el consultante ha podido reencuadrar esos comportamientos como no viables (por ejemplo: funcionaron en el corto plazo para evitar el dolor, pero no han funcionado en el largo plazo para construir una vida rica y significativa), entonces podemos continuar presentando una alternativa, comportamiento que sean vables. 

Una recapitulación rápida 

Entonces, podemos definir a la autorregulación, desde una perspectiva ACT como: “calmarse y consolarse a uno mismo a través de a) aceptar primero tu dolor y tratarte a ti mismo de una manera amable y cariñosa, y luego b) participar en actividades calmantes y reconfortantes guiadas por valores”.

Un primer paso para autorregularnos

Un primer paso para autorregularnos es frecuentemente uno mismo poder reconocer la verdad y realidad que en este momento la vida es dolorosa y estamos sufriendo. Y el objetivo es hacer esto de una forma bondadosa, cariñosa, con una voz interior que nos brinde apoyo. (esto es también el primer paso de la autocompasión). 

De aquí podemos continuar con algún tipo de trabajo relacionado con la aceptación y/o autocompasión. Y a continuación, luego de aceptar el dolor, el próximo paso es autorregularnos. 

Actividades de autorregulación

Cualquier actividad basada en mindfulness puede funcionar como un proceso de autorregulación. Esto puede incluir prácticas formales de meditación basadas en mindfulness tales como 

  • Escaneo corporal
  • Respiración consciente
  • Meditaciones de autocompasión

Los consultantes pueden también crear actividades que brinden autorregulación a través de una exploración mindful de los cinco sentidos y actividades físicas. Podemos preguntarle a los consultante que consideren qué encuentran confortante, relajante o que ofrezca regulación como por ejemplo: 

  • Observar
  • Escuchar
  • Oler
  • Tocar o ser tocado por
  • Saborear, comer, beber
  • Hacer

Vista

¿Has encontrado algunas vez algo que te resulte confortante, relajante para mirar? Considera: películas, pinturas, esculturas, arquitectura, moda, el cielo, el clima, una proyección, animales, plantas, el aire libre, teatro, danza, etc. En mi caso personal, algo que encuentro muy confortante es acostarme en el suelo y observar una proyección de las estrellas y galaxias que se mueven por el techo de mi casa. Eso me permite llevar toda mi atención y favorecer la autorregulación. 

¿Cómo puedes crear actividades relajantes que se basan en observar? Por ejemplo: ¿Podrías considerar ver películas, ir a una exposición de arte, dar un paseo y contemplar la naturaleza? En este preciso momento en el que estoy escribiendo este texto, en Buenos Aires hay un paisaje increíble propio del otoño con cientos de árboles desprendiendo sus hojas y llenando las calles de un colchón entre amarillo y anaranjado propio de una obra de arte. Caminar por sus calles puede ser toda una experiencia ofreciendo un paisaje verdaderamente relajante para muchos. 

La clave es compenetrarse completamente en estas actividades, brindarnos con atención plena (mientras permitimos a nuestros sentimientos estar allí presente).

Sonido

¿Has encontrado alguna vez algo que te resulte conforante, relajante para escuchar? ¿Qué tipo de música, canción favorita, sonido de la naturaleza, la voz de alguien en particular que encuentren relajante y confortante? 

¿Cómo puedes crear actividades que te ayuden a autorregularse que se basen en sonidos? Por ejemplo, ¿podrías considerar escuchar tu música favorita, unirte a un coro, cantar tu canción favorita o rezar?

La clave es comprometerte completamente en estas actividades, con atención plena mientas los sentimientos se encuentren allí. 

Oler

¿Has encontrado alguna vez algo que te resulte confortante, relajante al oler?  Considera: comida, bebida, un aroma, incienso, velas, perfumes, un pan recién horneado, café molido y recién hecho, el olor del cabello tu hijo/a, flores, cesped recién cortado, etc.

¿Cómo puedes crear actividades autorreguladoras que provengan del olfato? Por ejemplo, ¿podrías considerar encender un incienso, un masaje con aceites aromáticos, poner sales aromáticas en el baño, ir por un paseo en la naturaleza y oler el cesped de los parques?

La clave de dar sentido en la autorregulaciónes comprometerse completamente en actividades, otorgar completa atención (mientas permitirnos que las emociones estén presentes).

Saborear

¿Has encontrado alguna vez algo confortante, relajante en la comida o la bebida? Considera tu comida favorita o tu bebida favorita (que mejoran tu vida en lugar de ser destructivas). 

¿Cómo des crear actividades que regulen tus emociones y que se centren (de una manera saludable) en comer o beber? 

Por ejemplo, ¿podrías considerar comer o beber tu comida o bebida favorita lentamente y con consciencia plena, y verdaderamente saborear la experiencia (en lugar de hacerlo de forma rápida y en piloto automático sin llegar a saborearla. 

La clave es dar sentido a la autorregulación comprometerse completamente en actividades; otorgar completa atención (mientras permitimos que las emociones estén presentes). 

Tocar

¿Has encontrado alguna vez algo confortante, relajante al tocar o ser tocado?

Considera cepillar tu pelo, un masaje, acariciar a un perro o gato, abrazar o ser abrazado por tus seres queridos, que te rasquen la espalda, acariciar el cesped con tus dedos, caminar descalzo en la playa, una ducha caliente, etc.

¿Cómo des crear actividades que regulen tus emociones ya través del tacto?

Por ejemplo, ¿podrías considerar comer o beber tu comida o bebida favorita lentamente y con consciencia plena, y verdaderamente saborear la experiencia (en lugar de hacerlo de forma rápida y en piloto automático sin llegar a saborearla).

La clave es dar sentido a la autorregulación comprometerse completamente en actividades; otorgar completa atención (mientras permitimos que las emociones estén presentes. 

Otras Actividades

¿Existen otras actividades que hayas encontrado confortante o relajante?

Por ejemplo: yoga, meditación, rezar, bailar, cantar, baño caliente, practicar un deporte, arte, manualidades, trabajo con madera, arreglar cosas de la casa, escribir, leer, actuar, salir a dar un paseo en la naturaleza, ejercicio físico, cocinar, visitar un museo o una galería, jardinería? 

¿Cómo puedes transformar estas actividades en autorregulantes? 

La clave es dar sentido a la autorregulación comprometerse completamente en actividades; otorgar completa atención (mientras permitimos que las emociones estén presentes) 

Si la pregunta/ exploración realizada revela que el consultante posee poca o ninguna experiencia en actividades que lo regulen, podemos incitarlo a que experimente con un rango de actividades y que activamente note qué sucede en la medida que se compromete con ellas. 

Regulación y relajación

En ACT, las acciones comprometidas incluyen el entrenamiento en habilidades. Si el consultante no posee las herramientas necesarias para vivir una vida en base a sus valores y perseguir efectivamente sus metas, el terapeuta ACT debería enseñarselas en sesión para ayudarlo a encontrar el camino a aprender y generalizar esas habilidades fuera de la sesión.

Las habilidades de relajación no son la excepción. En ACT, podemos enseñar estrategias de relajación al servicio del auto cuidado. Sin embargo, si enseñamos estrategias de relajación, necesitamos ser muy claros que son radicalmente diferente a las habilidades básicas de atención plena de ACT de defusión, aceptación, autocontexto y contacto con el presente.

¿Cómo es eso? Buenos, las habilidades de relajación están al servicio de la evitación experiencial: su objetivo principal es reducir, evitar o eliminar los sentimientos indeseados de ansiedad, estrés, etc. Y esto es lo opuesto al objetivo de las habilidades centrales de ACT. Entonces si no somos bien claros con nuestros consultantes sobre la diferencias, podemos esperar confusión y estar enviando mensajes opuestos. 

La buena noticia es, que la mayoría de las habilidades de autorregulación pueden ser transformadas a estrategias de relajación. Si alentamos a los consultantes a hacer esto, entonces (como con cualquier estrategia de relajación) queremos:

  1. Enfatizar no siempre van a funcionar y 
  2. Clarificar cuándo es probable que funciones (en una situación que no resulte desafiante, amenazante o de baja demanda) y
  3. Clarificar dónde es más probable que no funciones (en situaciones altamente desafiante, amenazante o de alta demanda). 

¡No está funcionando!

Si tu consultante esta practicando ejercicios de autorregulación y mencionan que no está funcionando, siempre pregunta qué quiere decir. Generalmente van a mencionar que el sufrimiento no se está reduciendo o desapareciendo. 

Esto indica que han entendido la autorregulación como una forma de escapar o eliminar el sufrimiento (están tratándolas como una estrategia de evitación).

Si esto llegara a pasar necesitamos explicar que “mientras la autorregulación generalmente reduce el sufrimiento, no siempre lo hace. Es una forma de brindarte apoyo, ayudarte, ser bondadoso con vos mismo en el transcurso del dolor. Si el dolor se reduce por esto, disfrútalo, pero por favor no transformes esto en tu principal objetivo, porque seguramente te sientas frustrado”.

Cuando la evitación se cuela

A pesar de tus mejores intenciones, muchos consultante van a realizar las estrategias de autorregulación como una forma de sostener la agenda de control – principalmente para evitar/ escapar/ distraerse del sufrimiento. 

Esto generalmente NO es un problema. Sin embargo, puede volverse uno cuando: 

  1. El consultante piensa “esto no está funcionando” porque el dolor no se reduce
  2. El cliente esta tratando fuertemente de evitar el dolor,  no se siente capaz de comprometerse con las actividades de forma plena. 

Cómo comprometerse con la autorregulación con otros procesos ACT

Podemos comprometernos con actividades de autorregulación con defusión, aceptación, contacto con el momento presente y con valores. 

  • Defusión: Desenganchándose de pensamiento que nos alejarían de las actividades.
  • Contacto con el momento presente: Comprometiéndonos con las actividades de forma plena enfocando la atención en lo que es relevante.
  • Aceptación: Haciendo espacio para el dolor que está presente y permitiendo que siga su recorrido. Que venga y se vaya. 
  • Valores: Podemos mejorar aún más cualquier actividad de autorregulación vinculándolo explícitamente a los valores de bondad propia, autocuidado, autocuidado, autosuficiencia. Mientras hacemos esto, vemos una gran superposición entre la autoconsuelo y la autocompasión. 
  • Análisis
  • Salud Mental y Tratamientos

¿Qué es una Terapia Basada en Procesos (TBP)?

  • Guido Korman
  • 30/05/2023

Introducción

Dado que se trata de un texto reflexivo, me permito hacer una disquisición personal al inicio del mismo. Hace más de 20 años empecé a leer sobre terapia cognitivo-conductual. Durante ese tiempo he investigado, enseñado y practicado el modelo en sus sucesivas transformaciones. Por eso, cuando me enteré de que Steven Hayes y Stephan Hofmann iban a publicar un libro juntos, me sentí sorprendido y, al igual que todos los interesados en la terapia cognitivo-conductual (TCC), esperé con ansias la publicación del libro Terapia Cognitiva Conductual Basada en Procesos (TCC-BP) (Hayes & Hofmann, 2018). En publicaciones posteriores, el modelo que proponían se llamó Terapia Basada en Procesos (Hofmann et al., 2021) por este motivo en el texto de ahora en más nos referiremos como TBP. Este modelo tenía como objetivo ser un marco general que permitiera incluir toda la psicoterapia con apoyo empírico, no solo los modelos cognitivo-conductuales.

En el año 2017, los dos autores que lideraban el campo de la terapia TCC desde posiciones opuestas (Hayes representando al modelo conductual y Hofmann el cognitivo-conductual) publicaron un texto en el que se referían, de manera amable, al debate que habían mantenido de forma álgida  durante una década (Hayes & Hofmann, 2017).  

Este hecho conmocionó al campo de la psicoterapia con apoyo empírico, especialmente en el ámbito de la TCC. Durante diez años, Hayes y Hofmann sostuvieron un debate acalorado sobre el papel de la cognición en los tratamientos, la existencia o no de una tercera ola en la TCC, entre muchos otros temas (Hofmann & Asmundson, 2008; Korman & Garay, 2012).

Cuando comencé a leer el libro de TCC-BP (Hayes & Hofmann, 2018) , me resultó difícil comprender a qué se referían con «procesos». La misma definición me resultó confusa y poco clara. «Proceso» es una categoría genérica que abarca distintas categorías y niveles de análisis. En general, los modelos en psicoterapia con apoyo empírico suelen ser directos y no recurren a categorías confusas. Para las aspiraciones del conocimiento científico, esta categoría resulta difusa y representa algo nuevo en los modelos de la TCC, pero es bastante común en otros modelos que hacen referencia a categorías provenientes de otros campos como la filosofía y las ciencias duras. Gran parte del logro de los modelos TCC es su claridad conceptual, tienden a ser sencillos y directos (Beck, 1963, 1964; Strlich, 2010). Incluso se podría afirmar que en el clásico modelo beckeano, la teoría está subordinada a la clínica, ya que utiliza conceptos tomados de otros modelos para ser aplicados a la práctica clínica (Korman, 2013, 2017). El desarrollo Beckeano fue desarrollado a partir de percibir que el cambio cognitivo generaba una mejora en el ánimo. Beck, que era un psicoanalista, encontró algunas ideas discordantes con su modelo teórico y esto fue parte del esfuerzo generacional para convertir al psicoanálisis en una disciplina científica (Weishaar, 1993). La TCC estándar se construyó con una subordinación de la teoría a los datos, y el modelo Beckeano es un ejemplo de ésta lógica. Mientras que el modelo conductual tuvo una cercanía mayor a la investigación básica  y preguntas por la construcción del conocimiento (sirva de ejemplo la discusión Chomsky y Skinner).

La construcción del modelo teórico de la TCC no fue un proceso lineal, sino que fue resultado de un proceso evolutivo, en el que se tomaron en cuenta las críticas y las complejidades que surgieron en el campo de la psicoterapia con apoyo empírico. En este sentido, la TBP surge como una respuesta a la crítica del modelo ACT impulsada por Steven Hayes (Hayes, 2016) y la respuesta a las posturas de este último por parte de Stephan Hofmann (Hofmann & Asmundson, 2008), quienes representan dos tradiciones con basamentos distintos, el modelo conductual y el modelo cognitivo. Así, la TBP busca aunar estas dos tradiciones en un modelo teórico que permita avanzar en la comprensión y el tratamiento de los trastornos psicológicos. En realidad, los autores argumentan que no se trata de un nuevo modelo, sino más bien de un intento de integrar la investigación y la clínica para evitar que sigan avanzando por caminos separados, como ha venido ocurriendo. En este sentido, retoman una antigua discusión sobre cómo gran parte de las propuestas de los investigadores en psicología clínica tienen poco que ver con la práctica clínica real (Beutler et al., 1996).

Por lo tanto, para cumplir con el objetivo de presentar el modelo de TBP, se va a estructurar el texto que les voy a presentar en seis ideas generales que resumen los puntos clave  para entender el modelo. Esto permitirá una mejor comprensión para aquellos interesados en abocarse a este complejo desafío.

La primera idea del modelo de TBP propone un cambio de enfoque respecto a la categoría de trastorno mental. En este sentido, se argumenta que las intervenciones científicas deben alejarse de los protocolos basados en síndromes y enfocarse en el sufrimiento humano de manera más amplia. Para comprender esta propuesta, es necesario hacer una breve reseña histórica del trastorno mental y señalar cuál es el modelo que está en crisis. En resumen, esta primera idea busca desafiar la idea tradicional de trastorno mental y proponer una comprensión más amplia del sufrimiento humano que permita una intervención más eficaz y centrada en el paciente.

Una segunda idea, que podríamos decir que es un factor  que impacta en el desarrollo de la TBP  es la aparición de los Research Domain Criteria (RDoC). Los RDoC son una propuesta alternativa a la categoría de trastorno mental propuesta por el Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos. A diferencia de los criterios diagnósticos basados en síndromes (como los utilizados en el DSM-5 y CIE-11), los RDoC proponen una perspectiva dimensional que tiene en cuenta las diversas dimensiones de la experiencia humana, como la cognición, la emoción y la motivación.

Esta perspectiva dimensional propuesta por los RDoC ha tenido un impacto negativo en los sistemas diagnósticos operativos, ya que ha cuestionado la financiación de proyectos basados en trastornos mentales que se apoyan en estos sistemas diagnósticos.

La tercera idea que presentan es un análisis de lo que esperan los clínicos de la investigación. Los autores señalan que los clínicos esperan que la investigación clínica les brinde herramientas útiles para mejorar la eficacia y eficiencia de sus intervenciones terapéuticas. Para lograr avances significativos en la práctica clínica, es esencial que los estudios de investigación se centren en responder a las necesidades y demandas reales de los pacientes. En este sentido, es fundamental que la investigación trascienda de categorías generales a la posibilidad de diseñar intervenciones específicas que aborden las necesidades de cada paciente de forma individualizada. Para ello, es fundamental que tanto las preguntas de investigación como los métodos de estudio sean diseñados teniendo en cuenta las necesidades específicas de los pacientes en contextos específicos. Solo así se podrá garantizar que los resultados de la investigación sean realmente útiles para la práctica clínica y contribuyan a mejorar la calidad de vida de los pacientes.

La cuarta idea presentada es quizás la más compleja de todas: ¿qué es un proceso? En este apartado se describen las dificultades que este concepto puede presentar. A menudo es difícil de comprender, ya que puede tener diferentes significados y conlleva una cierta complejidad de aprendizaje. En otras palabras, se trata de un concepto que puede resultar confuso al principio y que requiere un esfuerzo adicional para entenderlo de manera clara y completa.

La quinta idea presentada se centra en la red causal compleja, una alternativa al DSM y la CIE para explicar la psicopatología. En este punto, se aborda en profundidad la naturaleza de qué es una red causal compleja y su papel en la explicación de la psicopatología. Se trata de un concepto  que es fundamental para entender los procesos subyacentes que causan la enfermedad mental. A lo largo de esta sección, se analizan las complejidades asociadas con la red causal compleja y se explican las diferencias clave entre este enfoque y los métodos tradicionales de diagnóstico y tratamiento.

La sexta idea presentada es una crítica al papel de los mediadores y moderadores, cómo categorías estadísticas, en la construcción de la psicoterapia con apoyo empírico, reconociendo sus limitaciones y destacando la necesidad de explorar otras metodologías para avanzar en la comprensión de la psicoterapia. Se discute cómo se ha investigado en psicoterapia y se aborda la cuestión de la «estrella de la muerte», un proyecto que pretende analizar la totalidad de los estudios sobre los mediadores de cambio en las intervenciones psicosociales. A pesar de las críticas a cómo se ha investigado en psicoterapia, es importante reconocer los avances logrados hasta ahora. Este enfoque ambicioso es, en tono jocoso, comparado con el intento de dominar el imperio de la psicoterapia (referencia a Star Wars) a través del trabajo titánico de procesar la casi totalidad de los estudios de mediadores en psicoterapia.

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I. La caída del trastorno mental

Cómo surge la psicoterapia con apoyo empírico

Antes de adentrarnos a explicar la propuesta alternativa al diagnóstico basado en sistemas diagnósticos operativos (DSM o CIE) vamos a contextualizar el rol de estos sistemas en la constitución de la moderna psicoterapia. Una pequeña historia de como surge la psicoterapia con apoyo empírico. Es decir, el suelo que pisamos, nuestro argumento para decir que hacemos lo correcto y esto que llamamos correcto tiene apoyo empírico.

La política de financiamiento y promoción de la investigación en psicoterapia es la creadora de lo que denominamos psicología clínica con apoyo empírico (Korman, 2013). El Instituto Nacional de Salud Mental de los Estados Unidos, en la década del 50 propone incorporar a la psicoterapia a la práctica científica invirtiendo, entre 1949 y 1977, aproximadamente 55 millones de dólares en casi 530 subsidios; esto representaba entre el 55% y el 65% de la investigación mundial en psicoterapia (Memorandum from Chief, 1977, 1980, citado en Rosner, 2005). Existen tres etapas diferenciadas en lo que respecta al financiamiento: La primera etapa coincide con el interés de distintos investigadores psicoanalíticos por evaluar objetivamente los tratamientos; Aaron T. Beck es una de los psicoanalistas que recibió esta financiación para investigar en el año 1959 (Korman, 2013, 2017; Rosner, 1999). Una segunda etapa consiste en la financiación de los modelos conductuales. Este cambio en la política de financiación del Instituto Nacional de Salud Mental impulsó la investigación en el modelo conductual, lo que resultó en que en 1971, el 43% de los proyectos financiados tuvieron sustento teórico en los trabajos de reconocidos conductistas como Burrhus Skinner, Hans Eysenck y Joseph Wolpe (Rosner, 2005). La tercera etapa es la que impulsará el desarrollo de los estudios randomizados y controlados en psicoterapia. Esta transformación comienza a aparecer a mediados de la década de 1960 en los estudios farmacológicos y, poco a poco, esta modalidad va a considerarse como el nuevo modelo de legitimidad en los estudios biomédicos.

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En consonancia con esta transformación, entre 1975 y 1979 se comienza a llevar a cabo la revisión de la segunda edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales

(American Psychiatric Association, 1968). La tercera edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (American Psychiatric Association, 1980) expulsa la casi totalidad de la jerga psicoanalítica y enfatiza el modelo biomédico,dejando de lado la búsqueda de una etiología y focalizando en categorías observablescomo los síntomas (Andreasen, 2007)  que permitían investigar bajo la forma randomizada y controlada en vigencia (Wilson, 1993). El instituto Nacional de Salud Mental de los Estados Unidos empieza a priorizar esta metodología. El cambio de dirección generó grandes controversias entre los psicólogos tanto de la línea psicoanalítica como en los conductuales (Rosner, 2005), así como también en investigadores farmacológicos y cientistas sociales que criticaron esta nueva disposición sugiriendo que favorecía a los desarrollos llevados a cabo por los principales laboratorios (Andreasen, 2007).

Gran parte de la comunidad que investigaba en psicoterapia fue muy crítica en la década del 80 de la presión que generó el Instituto Nacional de Salud Mental de los Estados Unidos para la utilización del Manual Diagnóstico y Estadístico en su tercera edición (1980) para realizar investigación (Pickren & Schneider, 2005). Las principales ideas que esgrimían tanto psicoanalistas como psicólogos conductuales es que este manual no incluía categorías psicológicas para pensar la dolencia mental.

Barry Wolfe, uno de los que participaba en las instituciones que otorgaban el financiamiento para investigar, recuerda a una joven Marsha Linehan (la desarrolladora de la Terapia Dialéctica Conductual) que empezó una intervención de 12 semanas de orientación conductual para lo que ella denominó “conductas parasuicidas en mujeres”. Ella no tenía ningún interés en las categorías diagnósticas de DSM y este le dijo que, como estos pacientes se parecen mucho a los Borderline, van a  aumentar las posibilidades de obtener financiamiento si los denominaba Borderline (Rosner, 2005).

Casi cuarenta años después, parece que la psicología clínica al fin concretará el sueño de liberarse del yugo de los modelos psiquiátricos para pensar la enfermedad (aunque no es tan así). Siempre parece que hay un momento heroico en el que nos orientamos a la verdad y la llegada a la tierra prometida.

Como ya he señalado, el desarrollo de protocolos basados en síndromes fue la dirección que otorgó el Instituto Nacional de Salud Mental de los Estados Unidos (Pickren & Schneider, 2005) el principal responsable de la financiación de lo estudios randomizados y controlados (Korman, 2017) que va a dar lugar a la moderna psicoterapia con apoyo empírico basada en diagnósticos en base al DSM-III en primera instancia. Luego se desarrollará el  DSM-IV y se seguirá investigando con el DSM-IV como lenguaje común hasta que el Instituto Nacional de Salud Mental de los Estados Unidos reduzca la financiación de investigación a partir del año 2013 con la aparición del tan esperado y decepcionante DSM-5. Dicho de otra manera, la liberación se produce cuando se acaba el financiamiento.

¿Cuál es el modelo de trastorno mental que entra en crisis?

El modelo de trastorno mental, organizado a partir de la sumatoria de signos y síntomas, y el consecuente síndrome tiene como fundamento que debajo de esa sintomatología existe un constructo subyacente plausible de ser medicado (Hofmann et al., 2021). La TCC se construyó sobre este modelo médico de pensar la enfermedad. Se desarrollaron protocolos o guías de tratamiento para tratamientos específicos (Rosner, 2018) y parte de la formación profesional en casi todo el mundo suele basarse en el aprendizaje de diagnósticos en base a categorías DSM. A partir del diagnóstico se puede elegir el tratamiento apropiado de un listado de protocolos desarrollados a partir de estudios clínicos randomizados y controlados. Al leer este texto les sugiero entrar en la página de la división 12 de la APA (American Psychological Association). Eso es lo que se ha dado en llamar psicoterapia con apoyo empírico. La moderna TCC contemporánea se ha construido sobre esos  tratamientos. De hecho, la popularización de la terapia cognitiva beckeana se contruyó a partir de armar un modelo de intervención pensado para ser una guía de investigación (Rosner, 2018).

Veamos un ejemplo concreto. Mariano es un señor de 73 años que se encuentra deprimido. Diagnosticamos depresión y lo hacemos a partir de de signos (percepción objetiva de malestar, ejemplo de esto es la dismunición de peso) y síntomas (percepción subjetiva de malestar, ejemplo de esto es la tristeza que lo acompaña durante casi todo el día). Mariano nos cuenta que ha bajado cinco kilos durante los últimos dos meses, se siente sin energía, no puede concentrarse, le es imposible tomar cualquier decisión, presenta ideación suicida aunque está seguro que nunca lo haría ya que cree en Dios (la vida es sagrada) y se siente profundamente desesperanzado.

Tendemos a pensar en la depresión como una enfermedad, como el virus de la gripe. Medir la temperatura de la persona puede indicar la presencia de fiebre, pero no es suficiente para diagnosticar la gripe. Para obtener un diagnóstico preciso, es necesario observar los anticuerpos, los fragmentos del virus o los marcadores biológicos que definen la enfermedad. No hay una tal evaluación para los trastornos mentales, así como no hay vacunas que nos inmunicen, como ocurre con la gripe. Los intentos de analizar el genoma humano y linkearlos con los trastornos mentales ha fallado (Hofmann & Hayes, 2019b).

Pese a estos fallos, la idea de enfermedad no ha sido sencilla de abandonar. Se suele pensar que los trastornos mentales son producto de un desbalance en los neurotransmisores (serotonina, dopamina, entre otros) y, pese a que los datos científicos no confirman esta hipótesis (Moncrieff et al., 2022), esta hipótesis misma sigue circulando.

Volviendo al caso de Mariano, cuando seguimos indagando aparecen categorías que son muy importantes para un clínico. Mariano nos cuenta que se siente muy solo. Lo evaluamos clínicamente y cumple con los criterios para un trastorno depresivo mayor según el DSM-IV. Presenta síntomas y signos que nos permiten diagnosticar. Tomamos el Inventario de Depresión de Beck (BDI II) en su versión adaptada a nuestro contexto y nos da un puntaje que nos permite evaluar la severidad de su sintomatología depresiva: síntomas graves ¿Qué es lo que tiene Mariano? En principio, presenta síntomas y signos que nos permiten llegar a un diagnóstico presuntivo.

En lo concreto, Mariano también nos cuenta que se siente muy solo desde hace mucho tiempo. Esta información permite realizar algunas intervenciones conductuales, como por ejemplo la utilización de aplicaciones de citas y pida ayuda a uno de sus nietos.

La siguiente sesión Mariano no da los criterios para la depresión, le preguntamos que es lo que le pasó. Estuvo charlando con muchas personas del sexo femenino y eso lo hizo sentirse mejor. ¿Dónde está la enfermedad?: en que estaba aislado, en los síntomas, en los signos o en algún otro lugar que no llegamos a entender. Hechos como estos no son inusuales en los clínica. Por supuesto no es lo común que ocurra, pero ocurre. Cuando ocurre, que pasó con la depresión, los síntomas y signos disminuyeron. ¿Por qué? Hubo un cambio en la serotonina? Nuestro diagnóstico? ¿Nuestra sugerencia? ¿Lo que Mariano ejecutó?

La utilización de los sistemas diagnósticos operativos construidos sobre la acumulación de síntomas y signos empieza a cuestionarse. Y como si esto fuera poco, hace ya mucho tiempo se sabe que la comorbilidad es la norma y no la excepción (Mansell et al., 2009). Se ha construido la psicoterapia con apoyo empírico, a partir de generar intervenciones para trastornos mentales diagnosticados en base al DSM. Hemos desarrollado intervenciones con validez científica pero carecemos de una explicación científica del cambio. Hemos utilizado un modelo médico para desarrollar intervenciones psicológicas. El objetivo fue el de dar respuesta a enfermedades latentes cuyas manifestaciones son los síndromes psiquiátricos. Éstas críticas no son para nada nuevas, son las mismas que ejercieron los psicoterapeutas interesados en las características culturales en la década del 80 (Korman & Idoyaga Molina, 2002; Lewis-Fernández & Kleinman, 1994) y muchos terapeutas que postulaban desde hace muchos años que la psicoterapia es mucho más que reducir síntomas (Hofmann et al., 2022) pero lo que es novedoso es que estos autores que participaron activamente del desarrollo de investigación sobre trastornos mentales tomen este enfoque. Les recomiendo que vean la discusión entre Stefan G. Hofmann , Jacques P. Barber, Paul Salkovskis y Bruce E. Wampold.

Es muy lindo tanto de leer como de mirar el video ya que discuten respecto a que la TBP pueda ser una lenguaje común en psicoterapia (Wampold lo molesta a  Hofmann diciéndole que este se alegraba de que luego de defender las categorías de trastornos mentales durante más de veinte años se hubiera dado cuenta de que estaba equivocado). Es una charla muy recomendable.

 II. Criterios de Investigación por Dominios (CID) o los famosos Research Domain Criteria

El modelo de diagnóstico DSM  de la depresión es muy parecido al modelo griego de melancolía. Cuando se describió la melancolía poco se sabía del cerebro (Korman & Idoyaga Molina, 2009), y en la actualidad se sabe todavía poco, pero mucho más que en la antigua Grecia. Los diagnósticos en la antigua Grecia tenían necesidad de basarse en signos y síntomas ya que estudiar la interioridad biológica era muy limitada. En la actualidad llevar a cabo diagnósticos con ese formato es lo mismo que decir que tenés un trastorno de dolor de estómago o un trastorno de dolor de cabeza (Insel et al., 2010). Esta misma idea impacta  en la mayor parte de los trastornos. Michael Owen un experto en esquizofrenia y genética dice que no existe la categoría de esquizofrenia, es un conjunto de categorías que juntaron, debe haber entre cinco y diez entidades que juntaron bajo la categoría de esquizofrenia(Owen et al., 2016).Esto tiene un gran impacto en la utilidad de la medicación, ya que bajo la misma categoría hay un cuarenta por ciento de gente que tendrá una buena respuesta a esa medicación mientras que hay sesenta que presenta el diagnóstico de esquizofrenia y no obtendrá buenos resultados. ¿Cuál es la utilidad  de este tipo de diagnóstico sino te permite elegir un tratamiento adecuado para la mayor parte de los pacientes? Por lo tanto, se evidencia la necesidad de cuestionar los modelos diagnósticos actuales y buscar nuevas formas de entender y abordar los trastornos mentales, enfocándonos en las particularidades de cada individuo y en el funcionamiento disfuncional de su cerebro, en lugar de enfocarnos en la categorización de síntomas y en la aplicación de tratamientos estandarizados. La propuesta de Insel es explorar que es lo que ocurre en el cerebro  normal  y luego ver que tipo de desregulación ocurre en el funcionamiento disfuncional. La idea fuerte es que hay que estudiar que es lo que hace el cerebro normalmente para después pensar en términos de qué es lo que está haciendo mal en lugar de utilizar categorias cómo esquizofrenia.

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Estas son las ideas subyacentes a la propuesta de los Criterios de Investigación por Dominios (CID), los cuales critican al DSM-5 desde una perspectiva de investigación biológica. El Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos ha impulsado los CID como una alternativa a la utilización del DSM-5. Además, el principal impulsor de la psicoterapia basada en evidencia, con su gold estándar en investigación de estudios randomizados y controlados, presenta una alternativa diagnóstica.

Debajo de los desórdenes psiquiátricos hay una serie de patrones observables en las distintas psicopatologías. Por ejemplo, La ansiedad es un término general que describe varios trastornos relacionados, como el trastorno de ansiedad generalizada, el trastorno obsesivo-compulsivo y el trastorno de pánico, entre otros. Cada uno de estos trastornos tiene diferentes patrones de síntomas observables y medidas neurobiológicas que los diferencian entre sí. Por ejemplo, el trastorno de ansiedad generalizada se caracteriza por preocupaciones excesivas e incontrolables sobre eventos cotidianos, mientras que el trastorno obsesivo-compulsivo se caracteriza por pensamientos intrusivos y recurrentes que provocan comportamientos repetitivos y rituales para reducir la ansiedad. La identificación de estos patrones observables y medidas neurobiológicas puede ayudar a mejorar el diagnóstico y tratamiento de estos trastornos.

Esta propuesta se enfoca en un proceso subyacente que puede ser analizado en distintos niveles (moleculares, circuitos cerebrales, síntomas, conductas, entre otros) y se centra exclusivamente en procesos biológicos que son comunes en los trastornos psiquiátricos (Hofmann & Hayes, 2019b). Tanto el DSM-5, la CIE-10 y los Criterios de Investigación por Dominios presentan una idea enfermedad subyacente cuyo sustrato es una medida biológica o test conductuales. Según Hayes y Hofmann, el modelo de enfermedad suyacente es erróneo (Hofmann et al., 2021). El impacto de los sistemas diagnósticos operativos en el campo de la psicoterapia es que la mayoría de los tratamientos con apoyo empírico se han desarrollado para trastornos mentales con diagnóstico DSM o CIE.

Si bien estas intervenciones han demostrado ser efectivas en muchos casos, la comprensión de los procesos de cambio subyacentes a menudo ha sido confusa. Además, es importante tener en cuenta que aunque estos modelos han sido exitosos para algunos pacientes, también es cierto que hay un número significativo de pacientes que no han logrado beneficiarse de ellos.

III. Percepciones y expectativas de los clínicos y pacientes sobre el conocimiento científico en psicoterapia: más allá de los trastornos mentales o ¿qué es lo que los clínicos y los pacientes esperan del conocimiento científico en psicoterapia?

Una cosa interesante de este modelo es que trata de establecer lo que hace el psicólogo clínico promedio. El clínico no está tan atento a la guía de tratamiento, sino a la experiencia concreta del paciente. Por ejemplo, si un paciente con un trastorno de ansiedad generalizado viene a la sesión y cuenta que su padre tiene una enfermedad terminal, el terapeuta nunca le diría que vuelva al tema del trastorno mental. En cambio, dedicará varias sesiones si el paciente lo requiere. También es válido que un paciente consulte por dificultades para establecer relaciones amorosas, aunque no presente los síntomas de un trastorno mental, si se encuentra en un estado de vulnerabilidad y presenta baja autoestima y ansiedad. Si este patrón de síntomas persiste durante un tiempo (tres o cuatro meses), podría ser evaluado para determinar si presenta algún trastorno mental. Casi todos los clínicos dirían que es una consulta válida, lo que nos lleva a preguntarnos cuáles han sido las causas para desarrollar modelos de psicoterapia basados en trastornos mentales.

A pesar de haber desarrollado tratamientos para trastornos mentales, es importante recordar que las personas no son categorías diagnósticas, sino seres humanos que sufren con sus propias historias y objetivos. Afortunadamente, los modelos basados en evidencia han evolucionado para personalizar los tratamientos, tal como la conceptualización de caso en la TCC  (Persons, 1993), entre otros ejemplos en psicoterapia. Este nuevo enfoque pretende igualar los intereses de investigadores y clínicos, ya que tradicionalmente la investigación clínica poco tenía que ver con la práctica clínica. Se trata de que tanto la intervención como la investigación persigan objetivos similares, es decir, pasar de investigar poblaciones generales agrupadas por trastorno en base a un protocolo estandarizado y bajo la idea de enfermedad latente, a un enfoque personalizado basado en teoría psicológica. En resumen, se trata de recordar que el objetivo final de la psicoterapia es ayudar a las personas a mejorar su calidad de vida y no solo tratar un trastorno específico.

Es aquí donde el término proceso intenta explicar tanto el rol de la investigación como el de la experiencia clínica concreta. Necesitamos modelos de cambio basados en procesos que puedan pensar la práctica clínica como ocurre en la realidad; afectada por lo psicológico lo biofisiológico y lo sociocultural.

IV. ¿Qué es un proceso?

Empecemos por lo más sencillo. «Proceso» es una categoría general que tiene como objetivo comprender la experiencia de una persona en distintos niveles. En TBP, un proceso se refiere a una secuencia de eventos que afecta a una persona y puede tener influencias tanto positiva como negativa, y pueden ser  de influencia directa o indirecta.  Un proceso es una serie de conexiones que pueden ser categorizadas de manera general, por ejemplo, la autocompasión, que a su vez puede ser deconstruida en otros procesos, como el mindfulness y el sentido de la humanidad compartida. A su vez, podemos dividirlos en unidades más pequeñas. Tomemos mindfulness como ejemplo. Mindfulness es, por una parte, un proceso orientado a la autoregulación de la experiencia y, por otra parte, una actitud de curiosidad y aceptación (Hofmann et al., 2021).

Cada una de estas dimensiones podría subdividirse en varias más. Existen una serie de procesos de cambio en psicoterapia que han sido estudiados y demostrado ser útiles en la práctica clínica. Las categorías de los principales procesos de cambio son muy amplias, pero pueden subdividirse en categorías más pequeñas.

Una buena metáfora para entender a qué se refieren con procesos, y un buen ejemplo para quienes están familiarizados con la investigación, es el modo en que se realiza un análisis temático en investigación cualitativa. Cada categoría que encontremos podría tener subcategorías, y esto puede ocurrir en muchas ocasiones a medida que refinamos nuestro análisis. Cada una de las categorías generales en terapia cognitiva basada en procesos puede dividirse en muchas subcategorías. Las categorías propuestas por Hayes y Hofman incluyen cognición, afecto, atención, yo, motivación, conducta, biofisiológico y lo sociocultural. Éstas son productos de años de investigación en psicoterapia y que han dado como resultado una gran cantidad de estudios  que han investigado mediadores y moderadores de cambio en psicoterapia. Éstas categorías son las genéricas que permiten englobar el conjunto de estrategias a utilizar en un tratamiento psicoterapéutico. Los autores critican la forma en que se ha investigado en psicoterapia, aunque reconocen la importancia de la gran cantidad de estudios realizados hasta ahora. se proponen realizar un meta-análisis de estudios randomizados que hayan investigado intervenciones psicológicas y hayan evaluado principalmente mediadores de cambio. Este proyecto se ha denominado “La estrella de la muerte” en homenaje a Sar Wars, debido a su ambicioso objetivo de procesar la totalidad de los estudios de mediación en psicoterapia  (Hofmann et al., 2021).  Buscan organizar los estudios en categorías homologables ya que muchas veces los mediadores describen categorías similares con nombres distintos. De esta manera, se busca reescribir el desarrollo de la psicoterapia en categorías homologables, una tarea similar a la de los modelos de integración en psicoterapia de la década de 1980. (Fernández-Álvarez & Fernández-Álvarez, 2017; Korman, 2010).

Una ventaja interesante de poder dividir y descomponer las categorías generales es que nos permite describir y observar los procesos en sus dimensiones más pequeñas. En otras palabras, podemos abordar la experiencia del paciente como objeto de una intervención terapéutica personalizada. Comprender la perspectiva del paciente nos permite afinar las intervenciones en función de la experiencia directa del paciente haciendo más lógica y coherente la propuesta de  intervención. Algunos procesos pueden ser más difíciles para el paciente de abordar, mientras que otros pueden ser más susceptibles de intervenciones.

Imaginemos a un paciente que evita tener conversaciones negativas con los demás. Es una persona que tiene una tendencia a complacer a todos, desde su jefe en el trabajo hasta sus amigos y pareja. se siente una persona no querida y resentida con todos. La solución ideal sería que pudiera expresar sus diferencias y decir «no» cuando lo necesite. Sin embargo, esta persona no se siente capaz de decir «no» a nadie, incluso cuando le piden trabajar fuera de su horario o cuando su pareja le pide que haga algo que él no desea hacer, como ver una película que no le gusta. Se siente atrapado en situaciones en las que no quiere estar, pero no sabe cómo escapar de ellas. Esta conducta de evitación puede llevar a situaciones conflictivas y es importante explorar qué está detrás de ella. ¿Qué emociones o pensamientos acompañan esta evitación? ¿Cómo se conecta esta situación con otras áreas de la vida del paciente?

Podemos considerar que ciertos contenidos cognitivos acompañan esta conducta de evitación. Es importante entender qué procesos son relevantes para mantener esta estrategia. Podemos pensar que hay ciclos de pensamiento que se repiten y que justifican la evitación. Una forma de explorar este contenido sería a través de un registro de pensamiento. Por ejemplo, esta persona puede tener pensamientos recurrentes como «No debería ser egoísta» y «Hay que ser generoso con los demás», lo que la lleva a sentir que si no cumple con las expectativas de los demás, está siendo una persona egoísta. También puede ser que tenga pensamientos negativos sobre sí misma, como «Si no hago lo que me piden, soy una mala persona» o «Si digo que no, me van a rechazar». Estos pensamientos pueden perpetuar la conducta de evitación y la sensación de insatisfacción y resentimiento. Si analizamos esta situación, encontraremos una red que se encadena en distintas subredes. Debido a que se trata de un concepto muy general, definir el proceso puede resultar bastante conflictivo

La categoría puede ser más específica o más general, dependiendo de lo que estemos observando. En otras palabras, el alcance de la categoría se puede ampliar o reducir según el contexto en el que se esté utilizando. Por ejemplo, el consumo cotidiano de alcohol o la alimentación poco saludable tienen un impacto directo en el bienestar de una persona. Por otro lado, compartir tiempo con alguien que nos inspira a mejorar o a alcanzar nuevos objetivos es una experiencia indirecta que también puede influir en nuestra vida. Todo el tiempo ocurren múltiples procesos que impactan simultáneamente en nuestra vida. Podemos enamorarnos, pelear con alguien, perder un trabajo, sufrir la pérdida de un ser querido, y todos ellos afectan nuestro bienestar. Evitar un recuerdo doloroso o traumático puede dar lugar a un proceso desadaptativo. Dado que hay un número ilimitado de procesos biopsicosociales activos en las personas, es importante limitarnos a aquellos que son relevantes para las intervenciones clínicas (Hofmann et al., 2021).

Los procesos de cambio que son relevantes para los objetivos terapéuticos se denominan procesos terapéutico de cambio. Cuando observamos la experiencia de alguien, podemos ver una infinidad de procesos activos. En psicoterapia, nos enfocamos en aquellos procesos que influyen en objetivos terapéuticos. Para definir proceso terapéutico de cambio, es necesario considerar cinco componentes o cualidades que le dan sentido.

La primera cualidad de un proceso de cambio terapéutico es que está basada en una teoría. Es decir, tiene una explicación teórica y científica de que es lo que produce el cambio, con relaciones entre los eventos que llevan a predicciones testeables y métodos para influirlos. Por ejemplo,una teoría que enfatice la rumiación, largas cadenas de pensamientos que prolongan el malestar, fomenta el ánimo negativo y aumenta la sintomatología ansiosa, puede ayudar a entender cómo la rumiación afecta la experiencia del paciente.

Es importante destacar que un proceso nunca es algo aislado, siempre se encuentra relacionado con otros eventos y es necesario una explicación con fundamento teórico para comprenderlo. Esto puede hacer que la explicación sea compleja, ya que hay infinitas relaciones actuando al mismo tiempo. Sin embargo, contar con una teoría sólida es fundamental para guiar las intervenciones terapéuticas y lograr los objetivos deseados.

La segunda cualidad es que el proceso terapéutico es dinámico. Se refiere a la existencia de circuitos de retroalimentación no lineales. Para ilustrar esto, tomemos como ejemplo una paciente que piensa que no es atractiva y cree en este pensamiento y actúa en consecuencia, dejando de arreglarse cuando sale. La respuesta social de los demás puede ser la de percibirla menos atractiva que si se hubiera arreglado, y sus padres  criticarla por su dejadez. A la vez, sus compañeras se ríen de cómo se viste. Cada evento fortalece y amplifica al otro, retroalimentándose mutuamente. El resultado es un proceso de malestar que se va fortaleciendo y amplificando. En este contexto, llevar a cabo una intervención sobre el proceso terapéutico puede intervenir sobre una de las aristas del proceso. Si la paciente se arregla para salir ello impactaría en todo el proceso. Las personas la ven más atractiva, las compañeras dejan de reirse y los padres la elogian por lo bonita que se ve. Este cambio en la retroalimentación puede llevar a la paciente a cambiar su creencia sobre su atractivo, y así iniciar un proceso de cambio terapéutico.

Dentro del proceso terapéutico, la tercera categoría se refiere a que el proceso terapéutico es progresivo, ya que se organizan secuencias específicas para alcanzar los objetivos del tratamiento. Por ejemplo, si una persona nos cuenta una conducta problemática con el consumo de alcohol, simplemente con identificar el “craving” por esta sustancia no es suficiente para que el tratamiento tenga éxito. Es necesario descubrir qué valores está transgrediendo el paciente a causa de su consumo problemático, ya que esto será lo que le brinde motivación para intentar modificar su conducta.

Captar los valores del paciente resulta fundamental para definir una intervención personalizada y efectiva, ya que cada persona tiene valores que pueden variar significativamente según su contexto cultural, religioso, social, entre otros. Por ejemplo, alguien que tenga fuertes valores religiosos podría tener una perspectiva diferente a la hora de abordar su problema de consumo de alcohol que alguien que no los tenga.

En este sentido, la secuencia correcta de los procesos es clave para tener claridad en los objetivos del tratamiento y para definir un plan de acción eficaz. Si no se cuenta con esta secuencia, se corre el riesgo de expresar categorías generales que no contienen la vivencia directa del paciente, lo cual dificultaría la posibilidad de armar un plan de tratamiento personalizado y efectivo.

La cuarta cualidad de los procesos terapéuticos es que son contextuales y el entorno del paciente es susceptible de ser modificado para mejorar su bienestar. Esto implica que la terapia se enfoca en aspectos específicos del ambiente en el que el individuo se desenvuelve y en cómo éstos pueden ser modificados para mejorar su bienestar. Por lo general, esto implica cambios prácticos en el núcleo del tratamiento psicoterapéutico. Una persona que recibió maltrato en la niñez no puede cambiar su historia de maltrato, dado que es un hecho que ocurrió en el pasado, pero sí se puede trabajar los distintos aspectos que esta experiencia ha dejado en la vida que intervienen, por ejemplo, en la forma de relacionarse con sus amigos o con su pareja. Puede que la intervención principal actue sobre el contexto para poder mitigar los efectos de la experiencia pasada en el presente. Un adulto recibió bullying en su infancia, lo que ha afectado su autoestima y su forma de relacionarse con los demás. Debido a esta experiencia, tiende a ser muy amable con los déficits de las personas que lo rodean, como una forma de evitar conflictos y ganar aprobación. Tiene un amigo que tiene muchos déficits emocionales y es amigo desde la infancia. Nos cuenta que ese amigo se comporta en muchas ocasiones de manera egoísta. Toma las cosas de nuestro paciente como si fueran propias y con las propias no tiende a compartirlas. Pese a entender lo que hace el amigo solo puede resentirse en silencio. Esta persona no puede cambiar su experiencia de bullying pero si podría cambiar como se relaciona con este amigo si lo considera una persona egoísta y centrada sobre sí misma.

Por último, éstas estrategias son multinivel, debido a que los procesos se superponen unos a otros. La falta de energía puede a llevar a evitar actividades sociales por sentirse avergonzado de su situación. Este proceso puede estar relacionado con problemas interpersonales en la pareja que impactan en su vida cotidiana. Al relacionar la evitación de actividades sociales con la falta de energía y, a su vez, con el conflicto de pareja, surge el debate sobre en qué área intervenir. Este es un problema común en la clínica, donde la discusión se centra en determinar qué procesos son más relevantes para impactar en el funcionamiento del paciente y cuáles son menos importantes. Las decisiones clínicas dependen de una estrategia multinivel.

La consideración de los procesos terapéuticos es importante en la práctica clínica, ya que permite ir más allá del diagnóstico basado en sistemas como DSM/CIE, que pueden ser limitantes y no siempre estar en consonancia con el conocimiento científico.

Para ello, es fundamental utilizar conceptos que estén en línea con categorías epistemológicas y científicas que tengan lógica y continuidad, y que, por tanto, sean coherentes, estén respaldados por evidencia empírica y tengan utilidad clínica. En el caso de la TBP, los conceptos utilizados deben tener las cualidades básicas de precisión, alcance y profundidad para que se puedan considerar dentro del conocimiento científico. De esta manera, se puede desarrollar una práctica clínica más efectiva y basada en la evidencia, independientemente del enfoque teórico o terapéutico que se utilice.

La precisión es una de las cualidades básicas que deben tener los conceptos utilizados en la selección de procesos terapéuticos. Esto permite discriminar si un proceso terapéutico es aplicable o no en una situación clínica específica. Las categorías muy generales pueden ir en contra de la precisión, ya que pueden no ser lo suficientemente específicas para abordar las necesidades del paciente. Por ejemplo, la categoría de «evitación» es mucho menos precisa que la evitación de emociones intensas, que es una categoría más específica y útil en la práctica clínica. Por lo tanto, es importante utilizar conceptos precisos y específicos para asegurar que se está abordando efectivamente las necesidades del paciente (Hofmann et al., 2021). Esto se debe a que una comprensión precisa de los procesos terapéuticos permite seleccionar la estrategia terapéutica más adecuada para las necesidades del paciente, lo que puede aumentar la efectividad del tratamiento. Además, una intervención más precisa puede ser más relevante y significativa para el paciente, lo que puede aumentar su motivación y compromiso en el proceso terapéutico.

La segunda cualidad es alcance. Es necesario identificar el alcance del proceso terapéutico para evaluar el alcance y el rango del fenómeno al que podría afectar. Por ejemplo, un proceso terapéutico que se centra únicamente en el conflicto verbal con amigos íntimos tiene un alcance limitado, mientras que un proceso que aborda el fomento de la distancia emocional a partir de conflictos, peleas y retraimiento puede tener un alcance más amplio, afectando no solo las relaciones interpersonales, sino también la regulación emocional y la autoestima del paciente (Hofmann et al., 2021). Teniendo en cuenta el alcance, podemos eliminar las versiones del proceso terapéutico que son puramente específicas y enfocarnos en aquellas que tienen un alcance más amplio y, por lo tanto, son más efectivas en abordar los problemas del paciente.

La tercera cualidad que se busca en los conceptos es la profundidad. Esta profundidad implica que los procesos terapéuticos sean coherentes y no contradigan los datos de otras disciplinas, como por ejemplo la medicina clínica o las neurociencias. La psicología clínica, como disciplina dentro de un marco general de conocimiento, interactúa con otras disciplinas para abordar la complejidad del paciente. En la terapia de procesos, múltiples factores interactúan simultáneamente en el paciente, tales como sus sentimientos, pensamientos, conductas, cultura y biología. Por lo tanto, se requiere una aproximación en red que permita visualizar la interacción y retroalimentación constante entre estos factores y abordar así de manera más integral la complejidad de los procesos terapéuticos. En este contexto, la Terapia Basada en Procesos se enfoca en la integración de conocimientos de distintas disciplinas para profundizar en los procesos terapéuticos y abordar la complejidad del paciente.

La Terapia Basada en Procesos se anuda al modelo de redes causales complejas como alternativa a los sistemas diagnósticos operativos. En esta categoría terapéutica, se piensa en procesos que conforman una red y que se dividen en dos clases: aquellos que originan la red y aquellos que la mantienen. (Hofmann et al., 2021). Ambos tienen importancia para los pacientes, ya que comprender lo que sucede en su interior es el primer paso para poder abordar su malestar. Cuando una persona entiende por qué hace lo que hace, se siente más cómoda al momento de proponerle una estrategia de cambio. Sin embargo, para el tratamiento, es más importante saber qué es lo que mantiene el malestar en el paciente. Entender lo que lo mantiene nos permite armar una estrategia para impactar en la red que sostiene el malestar en el paciente. Es por eso que la Terapia Basada en Procesos se enfoca en el mantenimiento de la red, permitiendo una comprensión profunda y dinámica de los procesos terapéuticos. De esta manera, se logra abordar la complejidad del paciente de manera efectiva, integrando conocimientos de distintas disciplinas y permitiendo una comprensión más completa de los factores que interactúan en el paciente.

V. Redes causales complejas como alternativa al DSM y a la CIE

Las redes causales son una forma de comprender el malestar de manera dinámica e interconectada con distintos sistemas que funcionan en paralelo. En otras palabras, estamos interconectados con distintos aspectos y cada uno impacta en el otro (Hofmann et al., 2021). Un ejemplo de ello es el exceso de alcohol en un evento social, lo cual puede impactar en diversas áreas. Por un lado, a nivel biológico, el consumo excesivo de alcohol puede provocar deshidratación, dolor de cabeza, náuseas y otros síntomas físicos que afectan al bienestar general. Por otro lado, a nivel perceptivo, el consumo de alcohol puede alterar nuestra percepción de la realidad, haciéndonos sentir más confiados, extrovertidos o incluso agresivos. En eventos sociales, esto puede influir en nuestra forma de actuar y relacionarnos con otras personas, así como en la percepción que estas tienen de nosotros. Además, el consumo de alcohol puede afectar negativamente al vínculo interpersonal con nuestra pareja, ya sea porque afecta a nuestra capacidad de comunicación o porque genera conductas inapropiadas que provocan tensiones. Por último, la valoración social que tenga el consumo de alcohol en ese contexto también influye en el malestar que puede generar en una persona, ya que puede sentirse presionado por el grupo a beber más de lo que desea o, por el contrario, puede sentirse discriminado si no consume alcohol.

Las redes causales permiten visualizar y comprender estas interconexiones, lo que resulta de gran utilidad en la Terapia Basada en Procesos. De esta manera, se puede abordar el malestar de manera integral, considerando todos los factores que interactúan en la persona y permitiendo una intervención más efectiva y eficiente.Una red está compuesta por distintas partes en las que cada conector interactúa con otros. La red causal tiene el valor de representar cómo la mayoría de los clínicos piensan en la experiencia de los pacientes. Por ejemplo, si alguien es maltratado por sus padres durante la infancia, este evento puede dar lugar a que la persona tenga una baja autoestima. Esta sería una relación simple unidireccional. Sin embargo, en la vida las relaciones son complejas y los eventos siempre se relacionan con otros eventos y experiencias, lo que transforma estas relaciones en algo más complejo. A su vez, esta baja autoestima puede llevar a conductas de evitación social. Podemos identificar el peso de estas relaciones entre sí e hipotetizar cómo cada una impacta en la otra. Además, podemos agregar nuevos eventos. Por ejemplo, la persona que nos consulta no solo tiene baja autoestima y evita interacciones sociales, sino que también se ha separado de su pareja durante la consulta y está perdiendo mucho peso. Podemos incluir esta nueva conexión que genera este evento, lo que puede generar cadenas rumiativas sobre esa separación que antes no estaban presentes. Dentro de estas conexiones, podemos identificar subredes que actúan en la red. Puede haber una serie de conexiones que nos hagan pensar en la intervención apropiada. Dependiendo del objetivo del tratamiento, puede ser útil excluir algunos eventos de la vida del paciente, pero la red debe seguir siendo útil y no debe ser más compleja ni excluir eventos relevantes. En otras palabras, la red se arma en base al juicio clínico de cómo se relacionan esos eventos o experiencias internas entre sí.

VI. Mediadores y moderadores en psicoterapia

La psicoterapia moderna se ha desarrollado a través del análisis de los mediadores y moderadores de cambio. Esta perspectiva ha dado lugar a lo que hoy conocemos como psicoterapia con apoyo empírico. Si bien este enfoque de investigación presenta varias virtudes, también tiene algunas deficiencias que es importante tener en cuenta.

Entre las virtudes de la psicoterapia con apoyo empírico se encuentra la utilización de métodos científicos rigurosos para evaluar la efectividad de las intervenciones terapéuticas. Además, se busca identificar los factores que contribuyen al éxito de la terapia, lo que permite adaptar las intervenciones a las necesidades de los pacientes. Por otro lado, este enfoque también permite comparar resultados entre diferentes investigaciones y establecer criterios objetivos para evaluar la efectividad de las terapias. Cómo todo modo investigar presenta virtudes y deficiencias (Etchebarne et al., 2008). Las deficiencias de este modo de investigar ha sido discutida desde los inicios de la investigación. No obstante, en los últimos años se han destacado diversas limitaciones en la investigación en psicoterapia con apoyo empírico. En primer lugar, la mayoría de los estudios se ha llevado a cabo en países angloparlantes, lo que puede limitar la generalización de los resultados a otros contextos culturales y lingüísticos. Además, se ha señalado la necesidad de abordar los déficits metodológicos en la investigación de los mediadores y moderadores de cambio. Hayes y Hofmann plantean de manera inteligente que debemos reflexionar sobre lo que podemos aprender de los desarrollos de la investigación en psicoterapia y qué aspectos deberíamos descartar o reevaluar. Es importante recordar que la investigación en psicoterapia está en constante evolución y que debemos estar abiertos a reconsiderar nuestras prácticas clínicas a medida que que se desarrolla evidencia empírica.

Veamos entonces a qué se refieren con mediadores en la investigación. Un mediador es un mecanismo a través del cual una variable independiente influye en una variable dependiente  (Baron & Kenny, 1986). Es decir, el mediador es un proceso intermedio que se produce entre la variable independiente y la variable dependiente, y que explica cómo se produce el efecto de la primera sobre la segunda. Identificar los mediadores es importante porque permite comprender mejor los procesos que subyacen a los efectos de la variable independiente y desarrollar intervenciones más específicas y efectivas en psicoterapia.

Un ejemplo de mediación podría ser el efecto de la venida del invierno sobre el cambio de ánimo negativo. En este caso, la venida del invierno sería la variable independiente y el cambio de ánimo sería la variable dependiente. La disminución de la luz durante el invierno podría ser un mediador que explique cómo se produce el efecto de la venida del invierno sobre el cambio de ánimo. Si pudiéramos eliminar la disminución de luz asociada al invierno, y si el mediador fuera relevante, no habría variación en el ánimo. En ese caso, estaríamos hablando de mediación total, lo que significa que el efecto de la variable independiente sobre la variable dependiente se produce completamente a través del mediador. Este tipo de análisis de mediación se utiliza frecuentemente en la investigación en psicoterapia para identificar los mecanismos a través de los cuales las intervenciones terapéuticas producen sus efectos.

Sin embargo, en casos donde la eliminación del mediador no elimina completamente el efecto de la variable independiente sobre la variable dependiente, se habla de una mediación parcial. Por ejemplo, en el caso de la venida del invierno como variable independiente, la disminución de luz podría ser considerada como un mediador que explica la influencia del invierno en el cambio de ánimo. Si eliminamos la disminución de luz y aún así hay una variación en el ánimo, estaríamos hablando de mediación parcial, lo que sugiere que otros factores, como la llegada del frío, también pueden estar influyendo en el cambio de ánimo, incluso cuando la luz se mantiene similar.

Podemos aplicar esta misma idea a un tratamiento psicoterapéutico. Si identificamos un proceso que actúa como mediador entre la intervención clínica y el resultado terapéutico, ese proceso se vuelve relevante para la práctica clínica. Es decir, conocer qué factores explican el cambio terapéutico es esencial para poder intervenir de manera efectiva y mejorar los resultados de la terapia. (Hayes & Hofmann, 2018). Los mediadores probaron ser útiles y son relevante para los resultados clínicos; sin embargo, nadie cree en psicoterapia que haya una sola variable responsable de los cambios positivos en la vida de las personas (Hofmann et al., 2021). Este enfoque de investigación presenta dos grandes déficits. El primero es que éstos modelos estadísticos pueden incorporar un número muy limitado de variables. Como máximo, son examinados dos mediadores. En segundo lugar, se asume que el proceso de cambio es lineal, mientras que en el proceso de cambio en psicoterapia es rara vez es lineal. El cambio en un tratamiento es un proceso dinámico que incluye múltiples variables,  a menudo bidireccionales e interrelacionadas, conectadas con distintas redes y subredes, que generan cambios tanto positivos como negativos (Hofmann et al., 2020). Por ejemplo, una persona que se encuentra desempleada, tiene problemas económicos, relata tener problemas con su pareja, problemas con sus hijos y da los criterios para un trastorno depresivo mayor. Si el paciente mejora, ¿cuál de todas estas áreas produjo el cambio? Podrían haberse resuelto los problemas económicos porque un tío falleció y recibió una herencia. Podría haber mejorado su vínculo con la pareja y sus hijos. Podría haber hecho un tratamiento psicológico y mejorado el trastorno depresivo mayor. Podemos analizar hasta dos mediadores estadísticamente que pueden ser significativos, pero ¿qué hacemos con todos los otros mediadores que no podemos analizar? Cómo sabemos qué es lo que produjo la mejoría? Por supuesto, el conocimiento en psicoterapia, como todos los conocimientos, tiene muchos déficits explicativos. Pero poner el foco en esta dificultad en realidad lo que hace es enriquecer nuestra perspectiva de análisis, complejizandola y posibilitando que veamos los déficits para buscar nuevas soluciones.

En resumen,  Hayes y Hofmann encuentran deficiencias en el uso de la mediación lineal para hacer investigación en psicoterapia. Argumentan que es inadecuada para el estudio de los procesos de tratamiento debido a que son dinámicos. En su lugar, proponen el estudio de una red dinámica para el estudio de la mediación. A pesar de estas limitaciones, todavía tenemos acceso a una gran cantidad de información que nos permite discriminar datos útiles y relevantes para la práctica clínica.

Hayes y Hofmann se han propuesto discriminar qué mediadores de cambio vale la pena utilizar en psicoterapia. Para lograrlo, han propuesto un ambicioso trabajo llamado “la estrella de la muerte”, en homenaje a Star Wars (Hofmann et al., 2021). Al igual que la estrella de la muerte tenía el poder de doblegar a todos en el imperio por su potencia, este meta-análisis tiene el objetivo de obligar a revisar cuáles son los mediadores que funcionan en psicoterapia y llevar a un nuevo ordenamiento de la psicoterapia con apoyo empírico. El meta-análisis incluirá todos los estudios randomizados que hayan evaluado resultados psicológicos mediante métodos estadísticos en el que hayan evaluado mediación. El objetivo es identificar y organizar los diferentes procesos de cambio que tienen efecto en los tratamientos psicológicos. Esto permitirá armar un modelo de cambio basado en procesos y ser una alternativa al DSM y la CIE.

El modelo debe ser práctico y aplicable a distintas experiencias y contextos culturales para permitir a los psicoterapeutas seleccionar tratamientos y elementos que generen mejores resultados. Por otra parte, se han evaluado muchas veces procesos que se superponen a otros. No hay necesidad de generar cientos de procesos de cambio distintos. Un listado demasiado largo sería inviable tanto clínicamente como proyecto de investigación. Este listado tiene que cubrir los problemas de manera tal que sirva como una guía de situaciones psicológicas probables. Los procesos identificados tienen que apuntar a elementos centrales de la experiencia humana (ej. Motivación para el cambio, sentido del sí mismo, afecto, entre otros).

Identificar estos moderadores y organizarlos en función de los pacientes colaboraría a poder armar un modelo de cambio basado en procesos y ser una alternativa al DSM y la CIE. El proceso de cambio tiene que ser coherente y el modelo de cambio tiene que ser práctico, llevando a nuevas formas de análisis funcional que permita a los psicoterapeutas seleccionar tratamientos y elementos que generen mejores resultados. Por último el modelo debe ser aplicacable a distintas experiencias y a personas de distintos contextos culturales.

La elaboración de esta estrella de la muerte (que es analizar la totalidad de esstudios que hablen sobre cuáles son los mediadores  de cambio en las intervenciones psicosociales) es una apuesta sumamente ambiciosa que tiene por objetivo ordenar toda la discusión científica en una dirección. El intento de sistematizar mediadores, no solo de la TCC sino todas las intervenciones con apoyo empírico es un intento de dominar u ordenar, en lugar de la galaxia, toda la psicoterapia bajo el imperio de esta estrella de la muerte.

Conclusión

En este texto se han presentado seis ideas clave para comprender el modelo de terapia cognitivo-conductual basada en procesos (TBP). La primera idea propone un cambio de enfoque respecto a la categoría de trastorno mental y aboga por una comprensión más amplia del sufrimiento humano. La segunda idea presenta como los Research Domain Criteria (RDoC) como una alternativa dimensional a los criterios diagnósticos basados en síndromes han impactado sobre la categoría de trastorno mental. La tercera idea analiza las expectativas de los clínicos respecto a la investigación clínica y señala la importancia de diseñar estudios que respondan a las necesidades reales de los pacientes. La cuarta idea explica el concepto de proceso y sus dificultades para ser comprendido e implementado. La quinta idea introduce la red causal compleja como un marco explicativo de la psicopatología que supera las limitaciones del DSM y la CIE. La sexta idea critica el papel de los mediadores y moderadores en la construcción de la psicoterapia con apoyo empírico y sugiere explorar otras metodologías para avanzar en el conocimiento de la psicoterapia.

Antes de concluir, es importante señalar que este texto es solo una introducción para tener una base para leer los libros y los artículos que desarrollan el modelo de TBP con más detalle. En este texto han quedado por fuera varios temas importantes que ayudan a ordenar el modelo y a comprender mejor sus fundamentos teóricos y prácticos. Algunos de estos temas son el rol de la psicología evolucionista, el meta modelo extendido evolutivo (MMEE), una categoría que nos permite ver qué procesos son los más útiles para lograr nuestra meta terapéutica, y qué mediadores de cambio deberíamos tener presente (quedará para un futuro texto).

En conclusión, este texto ofrece una visión introductoria del modelo de TBP y sus principales implicaciones para la práctica clínica. Se trata de un modelo innovador que pretende integrar los avances científicos en el campo de la psicología con las demandas reales de los pacientes que sufren. Aunque todavía hay muchos retos por resolver, este modelo representa una oportunidad para mejorar la calidad y eficacia de las intervenciones psicológicas y contribuir al bienestar humano.

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  • Análisis

Argumentos engañosos: Un análisis de las 16 falacias lógicas más comunes

  • David Aparicio
  • 29/05/2023

Las falacias lógicas son errores de razonamiento que se cometen al argumentar o debatir. Estas falacias pueden ser engañosas, persuasivas y, a menudo, se utilizan para manipular la opinión de los demás. Conocer las falacias lógicas es crucial para desarrollar habilidades de pensamiento crítico y argumentación sólida.

En primer lugar, las falacias lógicas nos permiten reconocer y desafiar argumentos falsos o engañosos. En la sociedad actual, estamos expuestos a una gran cantidad de información y opiniones en diferentes plataformas, como los medios de comunicación y las redes sociales. Al estar familiarizados con las falacias lógicas, podemos identificar argumentos que carecen de fundamentos sólidos o que emplean tácticas de persuasión defectuosas. Esto nos ayuda a protegernos de la manipulación y a tomar decisiones informadas basadas en evidencia y razonamiento sólido.

En segundo lugar, el conocimiento de las falacias lógicas nos permite evaluar y construir argumentos de manera más efectiva. Al estudiar y comprender las diferentes falacias, podemos mejorar nuestra capacidad para identificar debilidades en los razonamientos de los demás y fortalecer nuestros propios argumentos. Al ser conscientes de las falacias comunes, podemos evitar caer en trampas lógicas y desarrollar argumentos más sólidos y persuasivos.

Además, conocer las falacias lógicas nos ayuda a fomentar el diálogo racional y constructivo. Cuando participamos en debates o discusiones, es esencial evitar el uso de falacias para mantener una comunicación efectiva. Al reconocer las falacias en los argumentos de los demás, podemos señalarlos de manera educada y fomentar un intercambio de ideas basado en la lógica y la evidencia. Esto nos permite llegar a conclusiones más racionales y alcanzar un mayor entendimiento mutuo.

Otro beneficio de conocer las falacias lógicas es que nos ayuda a desarrollar habilidades de pensamiento crítico. El pensamiento crítico implica analizar y evaluar de manera objetiva la información y los argumentos presentados. Al comprender las falacias lógicas, somos capaces de identificar y cuestionar suposiciones, evaluar la validez de los argumentos y examinar la consistencia lógica de las afirmaciones. Estas habilidades son esenciales para tomar decisiones informadas en diversos aspectos de la vida, desde el ámbito académico hasta el profesional y personal.

A continuación haremos un recorrido por las 16 falacias más comunes y ejemplos que te ayudarán a entenderlas y cómo evitarlas.

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Ad hominem

La falacia ad hominem es un tipo de falacia lógica en la que se ataca o critica a una persona en lugar de abordar o refutar sus argumentos o puntos de vista. En lugar de tratar los méritos de un argumento, la falacia ad hominem se centra en desacreditar a la persona que lo presenta.

Esta falacia se basa en la premisa errónea de que la validez de un argumento está directamente relacionada con la persona que lo presenta. En lugar de analizar la lógica, la evidencia o la coherencia del argumento en sí mismo, se desvía la atención hacia aspectos personales o irrelevantes de la persona que lo expone. Se intenta desacreditar al individuo con el objetivo de invalidar sus puntos de vista.

Es importante destacar que los ataques personales no refutan ni refutan los argumentos en cuestión. Incluso si una persona tiene características o acciones negativas, esto no necesariamente invalida sus argumentos. Los argumentos deben ser evaluados por su propio mérito y no por la persona que los presenta.

Un ejemplo de falacia ad hominem sería: “No puedes confiar en las afirmaciones de Juan sobre el calentamiento global porque es un adicto al juego”. En este caso, en lugar de abordar los argumentos o evidencias presentados por Juan sobre el calentamiento global, se intenta desacreditarlo basándose en una característica personal no relacionada.

Hombre de paja

La falacia del hombre de paja es una técnica retórica o argumentativa en la que se distorsiona o se exagera la posición o los argumentos de una persona con el fin de refutarlos fácilmente. En lugar de abordar los argumentos reales presentados por alguien, se crea una versión simplificada o distorsionada de ellos para luego atacar esa versión alterada. Esta falacia se basa en la premisa errónea de que refutar la versión distorsionada de un argumento equivale a refutar el argumento original.

El nombre de esta falacia proviene de la idea de que se está creando una “figura de paja” fácil de derribar en lugar de enfrentarse directamente a la posición real del interlocutor. Al construir una versión débil o falsa del argumento del oponente, se hace más sencillo desacreditarlo y refutarlo, aunque esta versión distorsionada puede no reflejar fielmente los puntos de vista reales de la otra persona.

Un ejemplo de falacia del hombre de paja sería:

Persona A: “Creo que deberíamos invertir más en educación para mejorar la calidad de nuestros sistemas educativos”. Persona B (distorsionando el argumento): “Así que según tú, deberíamos gastar todo nuestro dinero en educación y no preocuparnos por nada más, ¿verdad? Eso es completamente irracional y no hay suficiente dinero para hacerlo”.

En este caso, Persona B exagera y distorsiona la posición de Persona A al afirmar que defiende una idea extrema y poco realista de gastar todo el dinero en educación. Al hacerlo, Persona B crea una versión simplificada y fácil de refutar del argumento de Persona A, en lugar de abordar el punto real que se presentó.

Autoridad

La falacia de autoridad es un error de razonamiento en el que se acepta una afirmación o argumento como verdadero simplemente porque proviene de una figura de autoridad o experto en un determinado campo. En lugar de evaluar la validez del argumento en sí mismo o examinar la evidencia y la lógica detrás de él, se confía ciegamente en la credibilidad o el estatus de la persona que lo presenta.

Si bien las opiniones de expertos y figuras de autoridad pueden ser valiosas y dignas de consideración, no constituyen una prueba irrefutable de la verdad. Incluso las personas con conocimientos y experiencia en un campo específico pueden cometer errores o presentar argumentos débiles. Por lo tanto, confiar exclusivamente en la autoridad de alguien sin evaluar críticamente sus afirmaciones puede llevar a conclusiones incorrectas o falacias lógicas.

Es importante recordar que el fundamento de un argumento sólido se basa en la evidencia, la lógica y la coherencia interna, y no en la posición o la reputación de la persona que lo presenta. Para evaluar adecuadamente un argumento, es necesario examinar la calidad de las pruebas y los razonamientos presentados, así como considerar diversas perspectivas y fuentes de información.

Un ejemplo de falacia de autoridad sería:

Experto A: “El cambio climático es un mito creado por científicos corruptos y no hay necesidad de preocuparse por sus impactos”. Persona B: “Experto A es un reconocido científico con décadas de experiencia, por lo tanto, su afirmación debe ser cierta”.

En este caso, Persona B confía ciegamente en la autoridad del Experto A sin examinar los argumentos o la evidencia que respaldan su afirmación. La falacia radica en aceptar automáticamente la declaración del Experto A como verdadera basándose únicamente en su estatus de autoridad, sin considerar otros puntos de vista o evidencia contraria.

Falso dilema

La falacia de falso dilema, también conocida como dicotomía falsa o falsa disyuntiva, es un error de razonamiento en el que se presenta una situación como si solo existieran dos opciones mutuamente excluyentes, cuando en realidad hay más posibilidades o matices disponibles. Esta falacia simplifica y reduce la complejidad de un problema al ofrecer únicamente dos alternativas extremas, forzando a la audiencia a elegir entre una u otra opción, sin considerar otras perspectivas o soluciones intermedias.

La falacia de falso dilema busca limitar las opciones disponibles y restringir el debate, evitando que se consideren otras alternativas razonables. A menudo se utiliza como una táctica persuasiva para manipular la opinión pública o para respaldar una postura particular.

Un ejemplo común de falacia de falso dilema es el siguiente:

“O estás con nosotros o estás en contra nuestra.”

En este caso, se presenta una elección binaria en la que solo se ofrecen dos opciones: estar de acuerdo y apoyar a un grupo o estar en desacuerdo y oponerse a ellos. Se ignora la posibilidad de tener una opinión o posición neutral o de tener un punto de vista intermedio. Esta falacia busca forzar una decisión polarizada y no permite un debate o una consideración adecuada de otras perspectivas.

Es importante reconocer y cuestionar la falacia de falso dilema al encontrarse con ella. En lugar de aceptar la premisa de una elección exclusiva entre dos opciones, se debe buscar una comprensión más amplia y considerar otras alternativas posibles. Es posible que haya soluciones intermedias, opciones adicionales o perspectivas que se deben explorar para tener una visión más completa y precisa del problema en cuestión.

Equivocación

La falacia de equivocación, también conocida como falacia de composición o división, ocurre cuando se asume que lo que es cierto para una parte individual de algo también debe ser cierto para el todo, o viceversa. Esta falacia se basa en una inferencia incorrecta que generaliza de manera incorrecta las características o propiedades de las partes o individuos a todo el conjunto.

La falacia de equivocación puede ocurrir en diferentes contextos. En el caso de la falacia de composición, se asume que si cada parte de un conjunto tiene cierta propiedad, entonces todo el conjunto también tiene esa propiedad. Por ejemplo, se podría afirmar que si cada jugador de un equipo de fútbol es talentoso individualmente, entonces el equipo en su conjunto será un equipo talentoso. Sin embargo, esto no necesariamente es cierto, ya que otros factores como la coordinación y el trabajo en equipo también son importantes para determinar la calidad del equipo en su conjunto.

Por otro lado, en la falacia de división, se asume que las características o propiedades del conjunto deben aplicarse a cada una de las partes individuales. Por ejemplo, se podría afirmar que si un país es rico, entonces todos los individuos que lo componen también deben ser ricos. Sin embargo, esto no tiene en cuenta la diversidad económica dentro del país y la posible existencia de desigualdades socioeconómicas.

Se debe tener en cuenta que las características o propiedades de las partes individuales no siempre se traducen directamente en características o propiedades del todo, y viceversa. El razonamiento debe basarse en una evaluación cuidadosa de cada caso particular y no en suposiciones infundadas o generalizaciones incorrectas.

Razonamiento circular

La falacia de razonamiento circular, también conocida como razonamiento circular o argumento circular, ocurre cuando se intenta respaldar una afirmación utilizando la misma afirmación como parte de la evidencia o del razonamiento. En esencia, se asume la verdad de lo que se está tratando de demostrar, lo que no ofrece una base sólida para el argumento y no brinda una justificación válida para la afirmación en cuestión.

El razonamiento circular puede tener diferentes formas, pero todas implican una especie de círculo vicioso en el que la conclusión se utiliza para respaldar la premisa o viceversa. A veces, esta falacia puede ser sutil y difícil de detectar, ya que puede presentarse de manera indirecta o disfrazada.

Un ejemplo común de falacia de razonamiento circular sería:

“Creo en Dios porque la Biblia lo dice, y sé que la Biblia es verdadera porque es la palabra de Dios”.

En este caso, la creencia en la existencia de Dios se utiliza para respaldar la veracidad de la Biblia, y a su vez, la veracidad de la Biblia se utiliza para respaldar la creencia en la existencia de Dios. No se ofrece ninguna evidencia externa o razonamiento independiente para respaldar la afirmación inicial de la existencia de Dios. El argumento simplemente se apoya en sí mismo, sin una base sólida o una justificación externa.

Conclusión apresurada

La falacia de generalización apresurada, también conocida como conclusión apresurada o muestra insuficiente, se produce cuando se llega a una conclusión general sobre un grupo o una situación basándose en una muestra limitada o no representativa. En otras palabras, se hace una generalización amplia basada en evidencia insuficiente o anecdótica.Esta falacia ocurre cuando se sacan conclusiones generales a partir de ejemplos individuales o casos aislados sin tener en cuenta la variabilidad inherente a la muestra o sin considerar la necesidad de evidencia adicional para respaldar una afirmación más amplia.

Un ejemplo de falacia de generalización apresurada sería:

“Conocí a dos personas que eran abogadas y eran deshonestas. Por lo tanto, todos los abogados son deshonestos”.

En este caso, se toma una muestra limitada de dos personas y se generaliza su característica de deshonestidad a todos los abogados. Esta generalización es apresurada y no tiene en cuenta la diversidad de características y comportamientos que pueden existir entre los abogados en general.

Es importante evitar la falacia de generalización apresurada al considerar la evidencia y llegar a conclusiones. Para evitar esta falacia, se requiere un análisis más exhaustivo y representativo de la evidencia, considerando una muestra más amplia y diversa, así como otros factores relevantes que puedan influir en el resultado.

Es válido realizar generalizaciones cuando se cuenta con una muestra adecuada y representativa, respaldada por evidencia sólida y confiable. Sin embargo, es importante recordar que las generalizaciones deben basarse en una evaluación completa y precisa de la evidencia disponible, y no en casos individuales o anecdóticos.

Comparación inapropiada

La falacia comparativa, también conocida como falacia de comparación inapropiada o falacia de comparación relativa, se produce cuando se realiza una comparación entre dos elementos o situaciones de manera incorrecta o inapropiada. Esta falacia puede ocurrir cuando se establece una equivalencia injustificada entre dos cosas o se utilizan criterios de comparación inconsistentes.La falacia comparativa puede adoptar diferentes formas, pero en esencia involucra un error en la forma en que se realiza la comparación. Algunos ejemplos comunes incluyen:

  1. Comparar manzanas con naranjas: Esta expresión popular se refiere a la comparación de dos cosas que son fundamentalmente diferentes y no pueden ser evaluadas en los mismos términos. Por ejemplo, afirmar que “la música es mejor que la pintura” es una falacia comparativa, ya que se comparan dos formas de expresión artística que tienen diferentes cualidades y propósitos.
  2. Utilizar criterios inconsistentes: Esta falacia ocurre cuando se aplican diferentes criterios de comparación a cada uno de los elementos sin justificación adecuada. Por ejemplo, afirmar que “el país A es mejor que el país B porque tiene una economía más fuerte, mientras que el país B tiene un sistema educativo superior” es una falacia comparativa, ya que se utilizan criterios diferentes para evaluar los países sin considerar la importancia relativa de cada aspecto.
  3. Establecer una equivalencia injustificada: Esta falacia ocurre cuando se equiparan dos elementos o situaciones sin tener en cuenta las diferencias importantes entre ellos. Por ejemplo, afirmar que “comer una manzana es tan malo como fumar un cigarrillo” es una falacia comparativa, ya que se establece una equivalencia injustificada entre dos acciones que tienen diferentes repercusiones para la salud.

Es importante evitar la falacia comparativa al realizar comparaciones razonables y justificadas. Para hacerlo, es necesario considerar las características y propiedades relevantes de los elementos comparados, utilizar criterios de comparación consistentes y reconocer las diferencias sustanciales que pueden existir entre ellos.

Post hoc ergo

La falacia post hoc ergo, también conocida como falacia de causalidad falsa o correlación casual, se produce cuando se asume que una causa y un efecto están relacionados simplemente porque ocurren en secuencia temporal, sin tener en cuenta otras posibles explicaciones o factores que podrían estar involucrados.

Esta falacia se basa en una suposición incorrecta de que, si un evento ocurre antes de otro, entonces el primero debe ser la causa del segundo. Sin embargo, la relación temporal entre dos eventos no es suficiente para establecer una relación de causa y efecto. Puede haber otros factores o variables que expliquen la relación observada, y asumir una relación causal basándose únicamente en la secuencia temporal es un error lógico.

Un ejemplo común de falacia post hoc ergo es el siguiente:

“Después de que empecé a llevar un amuleto de la suerte, mi suerte comenzó a mejorar. Por lo tanto, el amuleto de la suerte es la causa de mi buena suerte”.

En este caso, se asume que el amuleto de la suerte es la causa de la buena suerte simplemente porque se llevó después de que ocurriera la mejora en la suerte. Sin embargo, existen otras explicaciones posibles, como cambios en la actitud o el comportamiento de la persona, oportunidades fortuitas o coincidencias aleatorias.

Establecer una relación causal requiere más que solo una correlación temporal. Se necesita una investigación rigurosa, pruebas empíricas y una consideración cuidadosa de otros factores que puedan influir en la relación observada. Saltar a conclusiones precipitadas basadas únicamente en la secuencia temporal puede conducir a conclusiones erróneas y a una comprensión incorrecta de las relaciones de causa y efecto.

Argumento naturalista

La falacia de apelar a la naturaleza, también conocida como argumento naturalista o falacia is-ought, ocurre cuando se argumenta que algo es moralmente correcto o válido solo porque es “natural” o está en línea con la forma en que las cosas ocurren en la naturaleza. Esta falacia se basa en la idea errónea de que lo natural es automáticamente bueno o deseable, y que lo contrario a la naturaleza es malo o incorrecto.

El razonamiento detrás de esta falacia implica extraer una norma o un deber moral de cómo se supone que son las cosas en la naturaleza. Sin embargo, el hecho de que algo sea natural no implica necesariamente que sea moralmente correcto o deseable. La naturaleza contiene una amplia gama de comportamientos y fenómenos, algunos de los cuales podrían considerarse inmorales o indeseables desde una perspectiva ética.

Un ejemplo común de falacia de apelar a la naturaleza sería:

“La homosexualidad es antinatural porque en la naturaleza los animales no tienen relaciones del mismo sexo”.

En este caso, se argumenta que la homosexualidad es incorrecta o inaceptable basándose en la suposición de que no es común o típica en la naturaleza. Sin embargo, la moralidad de la homosexualidad no puede ser determinada únicamente por la observación de la conducta en la naturaleza. Los juicios éticos deben basarse en principios más amplios, como la igualdad, el respeto a la autonomía y el bienestar de las personas involucradas.

La naturaleza no establece por sí misma un estándar moral absoluto. Las cuestiones éticas y morales son complejas y requieren un análisis cuidadoso y una consideración de diversos factores, como los derechos humanos, la dignidad, la justicia y el impacto en los demás.

Argumento ad populum

La falacia de apelar a la popularidad, también conocida como argumento ad populum o falacia del llamado al pueblo, se produce cuando se argumenta que una afirmación o idea es verdadera o válida simplemente porque es ampliamente aceptada o popular. En esta falacia, se asume erróneamente que la opinión de la mayoría es automáticamente correcta o que algo es verdadero solo porque muchas personas lo creen o lo respaldan.

El hecho de que una idea o creencia sea popular no garantiza su veracidad o validez. La verdad de una afirmación no se determina por la cantidad de personas que la aceptan, sino por la evidencia, la lógica y la coherencia que la respaldan.

Un ejemplo común de falacia de apelar a la popularidad sería:

“Todo el mundo cree que el producto X es el mejor en el mercado, por lo tanto, debe ser el mejor”.

En este caso, se utiliza la opinión generalizada de las personas como base para afirmar la superioridad del producto X. Sin embargo, la opinión de la mayoría no es necesariamente una prueba concluyente de calidad o validez. Puede haber otras razones detrás de la popularidad del producto, como una campaña de marketing efectiva o una simple tendencia.

La verdad o validez de una afirmación debe evaluarse en función de su fundamento lógico, evidencia objetiva y argumentos racionales, y no simplemente en función de su popularidad. Además, el hecho de que una creencia o idea sea impopular no implica que sea falsa o incorrecta. En la historia, ha habido casos en los que ideas inicialmente impopulares resultaron ser correctas y revolucionarias.

Composición

Cuando se infiere que lo que es cierto para las partes individuales de algo también es cierto para el todo en su conjunto. En otras palabras, se concluye incorrectamente que las características o propiedades de las partes se aplican a la totalidad o al conjunto.

Esta falacia se basa en una inferencia incorrecta de que las características de las partes se trasladan automáticamente al todo sin tener en cuenta otros factores relevantes. Es importante tener en cuenta que las propiedades o características de las partes individuales no siempre se pueden atribuir al todo.

Un ejemplo común de falacia de composición sería:

“Los ladrillos en este edificio son ligeros, por lo tanto, el edificio en su conjunto es ligero”.

En este caso, se infiere erróneamente que, porque los ladrillos individuales son ligeros, el edificio completo también es ligero. Sin embargo, otros factores como el tamaño, la estructura y los materiales adicionales utilizados en la construcción del edificio pueden afectar su peso total. La ligereza de las partes no implica automáticamente la ligereza del todo.

La relación entre las partes y el todo puede ser compleja y no siempre se pueden hacer inferencias directas sobre las propiedades del todo basadas únicamente en las características de las partes individuales. Para evaluar correctamente las características o propiedades del todo, es necesario considerar factores adicionales y examinar el contexto en su conjunto.

División

La falacia de división es una falacia lógica que ocurre cuando se infiere incorrectamente que las características o propiedades del todo se aplican a cada una de las partes individuales. En otras palabras, se concluye de manera errónea que lo que es cierto para el conjunto también es cierto para cada una de las partes.

Esta falacia se basa en una inferencia incorrecta de que las características o propiedades del todo se trasladan automáticamente a cada una de las partes sin considerar otros factores relevantes. Es importante tener en cuenta que las propiedades o características del todo no siempre se pueden atribuir a cada una de las partes individuales.

Un ejemplo común de falacia de división sería:

“Este equipo de fútbol es el mejor en el campeonato, por lo tanto, cada jugador en el equipo es el mejor”.

En este caso, se infiere erróneamente que, debido a que el equipo en su conjunto es considerado el mejor, cada jugador individualmente también debe ser el mejor. Sin embargo, el rendimiento y habilidades de los jugadores pueden variar y no necesariamente todos son los mejores en su posición.

La relación entre el todo y las partes puede ser compleja y no siempre se pueden hacer inferencias directas sobre las propiedades de las partes individuales basadas únicamente en las características del todo. Cada parte puede tener sus propias características y cualidades distintas.

Hipocresía

La falacia de hipocresía, también conocida como la falacia del tu quoque o falacia ad hominem inversa, ocurre cuando se desestima o se critica el argumento o la posición de alguien basándose en el hecho de que esa persona no sigue su propio consejo o no actúa de acuerdo con lo que predica.

Esta falacia implica desviar la atención de la validez o el mérito del argumento en cuestión y centrarse en la inconsistencia o contradicción de la persona que lo presenta. Si bien la hipocresía puede ser una debilidad o una falta de integridad en una persona, no tiene una relevancia directa en la validez o solidez de su argumento.

Un ejemplo común de falacia de hipocresía sería:

“¿Cómo puedes decir que deberíamos reducir nuestro consumo de carne para proteger el medio ambiente cuando tú mismo comes carne regularmente?”

En este caso, se desestima el argumento de reducir el consumo de carne basándose en la supuesta hipocresía de la persona que lo presenta. Sin embargo, el hecho de que la persona pueda ser hipócrita en su comportamiento no invalida el argumento en sí mismo. El argumento debe ser evaluado por su lógica y evidencia, no por las acciones de la persona que lo presenta.

Es importante tener en cuenta que la hipocresía de alguien puede ser objeto de crítica en términos de coherencia y honestidad, pero no debe confundirse con la validez o la solidez de un argumento. Para evaluar correctamente un argumento, es necesario centrarse en sus fundamentos y evidencias, y no dejarse llevar por la hipocresía o las acciones contradictorias de la persona que lo presenta.

Carga de la prueba

La falacia de carga de la prueba, también conocida como argumento de la inversión de la carga de la prueba, ocurre cuando se le pide a una persona que demuestre la falsedad de una afirmación en lugar de pedirle a la persona que hizo la afirmación que proporcione pruebas para respaldarla. En esencia, se invierte la responsabilidad de probar una afirmación.

En un debate o discusión, la carga de la prueba recae generalmente en la persona que hace una afirmación positiva o controvertida. Es esa persona quien debe proporcionar evidencia o argumentos sólidos para respaldar su afirmación. La falacia de carga de la prueba se comete cuando se exige que la otra persona demuestre que la afirmación es falsa, a pesar de no ser su responsabilidad probar la negación de la afirmación.

Un ejemplo común de falacia de carga de la prueba sería:

“Si no puedes demostrar que los extraterrestres no existen, entonces deben existir”.

En este caso, se pide a la persona escéptica que demuestre la inexistencia de los extraterrestres, lo cual es una tarea difícil o incluso imposible. La carga de la prueba recae en la persona que afirma la existencia de los extraterrestres, ya que debe presentar pruebas o evidencias para respaldar su afirmación.

Es importante destacar que en una discusión o debate, la carga de la prueba no recae automáticamente en la parte que plantea una afirmación negativa, sino en quien hace una afirmación positiva o controvertida. La ausencia de pruebas o evidencia para respaldar una afirmación no significa automáticamente que la afirmación sea falsa, pero sí implica que la afirmación carece de un respaldo sólido.

Falacia de falacia

La falacia de falacia, también conocida como la falacia de falacia lógica o metafalacia, ocurre cuando se intenta desacreditar un argumento o afirmación basándose únicamente en el hecho de que contiene una falacia lógica. Esencialmente, se comete una falacia al afirmar que el argumento es incorrecto o inválido solo porque contiene una falla en su estructura lógica.

Si bien es importante identificar y señalar las falacias lógicas en un argumento, no se puede llegar automáticamente a la conclusión de que la afirmación en sí misma es incorrecta o falsa. Las falacias son errores de razonamiento o argumentación, pero no necesariamente invalidan la veracidad de la afirmación en cuestión.

Un ejemplo común de falacia de falacia sería:

“Tu argumento es una falacia ad hominem, por lo tanto, tu afirmación es falsa”.

En este caso, se desestima la afirmación basándose en la identificación de una falacia ad hominem en el argumento presentado. Si bien es importante señalar la falacia ad hominem, esto no garantiza que la afirmación en sí misma sea falsa. Se necesita una evaluación más amplia del contenido y la evidencia presentada para determinar la validez de la afirmación.

Es importante recordar que identificar una falacia lógica en un argumento es un paso importante para evaluar su validez, pero no debe ser utilizado como un argumento en sí mismo para desacreditar la afirmación. Es necesario analizar y considerar otros aspectos del argumento, como la evidencia, la lógica y la coherencia, antes de llegar a una conclusión.

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Afrontamiento, trabajo emocional, ‘gaslighting’… ¿Por qué hablamos como si fuéramos psicólogos?

  • David Aparicio
  • 28/05/2023
young couple in city at night

Estupendo artículo de Karelia Vasquez para El País:

Otros expertos opinan que la soltura con que se manejan palabras y conceptos de la psicología y la psiquiatría genera un sobreanálisis de cada interacción que puede dinamitar las relaciones personales. Si una amiga se distancia y cuando preguntas los motivos te suelta del tirón: “Hasta hoy he cuidado nuestra amistad como un tesoro, pero estamos evolucionando en direcciones opuestas y ya no estoy en condiciones de seguir invirtiendo en esta relación”, debes saber que semejante discurso no es de su autoría, solo está siguiendo las pautas de una de las tantas plantillas virales de TikTok para romper un vínculo. Tienen en común la jerga terapéutica, el tono displicente y profesional, la condescendencia y un mínimo de empatía. Otra posibilidad es que haya encontrado el manual de instrucciones en Twitter, donde también se comparten estas plantillas para despachar conversaciones desagradables en la mínima unidad de tiempo posible, con frialdad y una abundante terminología psicológica que deja a la otra parte desarmada.

Artículo completo en El País.

Hablar con términos psicológicos y decir que van al psicólogo es la nueva estrategia de seducción. Muy bueno el análisis que presenta el artículo.

Artículo recomendado: Responsabilidad profesional y divulgación de psicología en las redes sociales

  • Exclusivo para miembros de Psyciencia Pro

No todo es psicología (21): Quien crece despacio crece bien

  • David Aparicio
  • 28/05/2023

No todo es psicología es el boletín con recomendaciones de la web para que puedas desconectar de tu trabajo.

¡Feliz domingo! Espero que estés pasando un fin de semana relajado. El boletín de esta semana incluye algunos comentarios personales, artículos de la web, una novela que estoy leyendo y algunos videojuegos.

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  • Análisis

Fentanilo: cómo actua en tu cerebro

  • The Conversation
  • 26/05/2023

En la última década, el consumo recreativo del fentanilo se ha incrementado de forma considerable, lo que ha generado y continúa generando estragos en los Estados Unidos. En cuestión de tres años, las muertes por sobredosis de este opiáceo han aumentado en más del 90 %. En 2021 se le atribuyeron unos 70 000 fallecimientos en ese país.

Pero ya no es un fenómeno exclusivamente estadounidense. Por ejemplo, según las estadísticas del Plan Nacional sobre Drogas (EDADES 2022) de España, el 15,8 % de la población de 15 a 64 años reconoce haber tomado analgésicos opioides con o sin receta en alguna ocasión. Concretamente, el consumo del fentanilo se ha incrementado del 3,6 % en 2020 a un 14 % en 2022. 

Además, cabe destacar que muchas veces se combina con otros fármacos como el alcohol, la heroína o metadona, lo que incrementa sus efectos y, en consecuencia, la adicción al fármaco o, incluso, la muerte.

Más adictivo, tóxico y barato

Como apuntábamos antes, el fentanilo pertenece a la categoría de los opiáceos (que pueden ser de origen natural o sintético), uno de los analgésicos más potentes de los que dispone la humanidad. La sustancia natural, conocida como opio, se obtiene de la planta Papaver somniferum –más conocida como adormidera–, cuyo uso es conocido desde la antigüedad.

Pese a ser fármacos muy útiles en la medicina, en los últimos años se ha registrado un rápido crecimiento del mercado negro de los opiáceos sintéticos. Es la nueva moda en el mundo de las sustancias psicoactivas. 

Estos compuestos estupefacientes tienen propiedades similares a la morfina y a la heroína, pero su potencial adictivo y su toxicidad son mayores. A esto hay que añadir que son más baratos de fabricar y, por lo tanto, económicos para el consumidor, incrementando el riesgo de sobredosis. 

Y entre esos nuevos fármacos de laboratorio destaca el fentanilo, 50 veces más potente que la heroína. Sintetizado por primera vez en 1960 por el médico e investigador belga Paul Janssen, fue utilizado a partir de 1963 como analgésico intravenoso. Pero en los años 70 y 80 empezó a consumirse con otros fines.

Así secuestra el cerebro

En nuestro organismo existen más de 20 péptidos opiáceos endógenos, como las endorfinas, las encefalinas y las dinorfinas. Actúan mediante receptores específicos y facilitan que sustancias sintéticas como el fentanilo tengan lugares específicos donde producir sus efectos. 

Sabemos que, dentro del sistema nervioso central, dichos compuestos estimulan lo que conocemos como sistema cerebral de la recompensa. Este circuito comprende diferentes estructuras –corteza prefrontal, área tegmental ventral, núcleo accumbens– y se encarga de regular el placer, memorizar estímulos de nuestro entorno, facilitar el aprendizaje y controlar nuestros comportamientos. 

La potente estimulación que inducen las drogas sobre este sistema provoca neuroadaptaciones (cambios cerebrales) y promueve la tolerancia (harán falta cada vez más dosis para alcanzar los efectos deseados), la dependencia, la adicción y el síndrome de abstinencia. 

El efecto placentero o reforzante producido por el fentanilo depende del sistema dopaminérgico mesolímbico, las vías que usa el neurotransmisor dopamina para distribuirse por el cerebro. Sin embargo, tras un consumo continuado comienzan a producirse las primeras neuroadaptaciones que afectan al estriado dorsal, región implicada en la formación de hábitos.

Los órganos reclaman la droga

Si el consumo se interrumpe, aparece un estado emocional negativo que pone en marcha el circuito del estrés. Entonces aumenta la liberación del neurotransmisor noradrenalina, se enciende la amígdala y se incrementan los niveles del factor de liberación de la corticotropina, una hormona también relacionada con la tensión emocional. 

Este torbellino de reacciones provoca síntomas vinculados a la activación del sistema nervioso autónomo, cuya función es regular la actividad de los órganos internos –corazón, hígado, órganos reproductores, glándulas sudoríparas, etc.– para adaptarse a las demandas del medio. Son los temblores, sudores, vómitos o taquicardia con los que se manifiesta el síndrome de abstinencia cuando cesa la administración de la droga. 

Además, la aparición del ansia por conseguir y consumir la sustancia se relaciona con neuroadaptaciones en la corteza cerebral, el hipocampo y la amígdala, que intensifican el deseo ante las señales asociadas al consumo. 

Todas estas transformaciones promueven la adicción, una enfermedad crónica, por lo que dejar de tomar fentanilo resulta cada vez es más complicado. El organismo ha generado la necesidad de la droga para poder funcionar.

Artículo publicado en The Conversation y cedido para su republicación en Psyciencia.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

El vínculo entre la salud intestinal y la enfermedad de Alzheimer: ¿Puede la dieta desempeñar un papel en la prevención?

  • David Aparicio
  • 24/05/2023
a bunch of purple balls are in the air

¿Podría el cambio de dieta desempeñar un papel en la desaceleración o incluso la prevención del desarrollo de la demencia? Esta pregunta ha sido objeto de investigación durante mucho tiempo, y un nuevo estudio realizado por la Universidad de Nevada, Las Vegas (UNLV), nos acerca un paso más a descubrir la respuesta. El estudio, dirigido por un equipo de investigadores del Instituto de Medicina Personalizada de Nevada (NIPM) en la UNLV y publicado en la revista Nature Scientific Reports, ha examinado datos de numerosos estudios previos sobre la conexión entre el intestino y el cerebro. Los resultados revelan un vínculo significativo entre ciertos tipos de bacterias intestinales y la enfermedad de Alzheimer, reforzando así la sospecha de una relación de larga data entre la salud intestinal y esta enfermedad neurodegenerativa.

El intestino humano alberga entre 500 y 1000 especies de bacterias en un momento dado, y la cantidad y diversidad de estos microorganismos pueden estar influenciadas por factores genéticos y dietéticos. El análisis realizado por el equipo de la UNLV ha encontrado una correlación significativa entre 10 tipos específicos de bacterias intestinales y la probabilidad de desarrollar la enfermedad de Alzheimer. Se identificaron seis categorías de bacterias (Adlercreutzia, grupo Eubacterium nodatum, Eisenbergiella, grupo Eubacterium fissicatena, Gordonibacter y Prevotella9) como protectoras, y cuatro tipos de bacterias (Collinsella, Bacteroides, Lachnospira y Veillonella) como factores de riesgo.

Algunas bacterias presentes en el intestino humano pueden secretar ácidos y toxinas que se filtran a través del revestimiento intestinal, interactúan con el gen APOE (identificado como un factor de riesgo importante para la enfermedad de Alzheimer) y desencadenan una respuesta neuroinflamatoria. Esto afecta la salud del cerebro y varias funciones inmunitarias, potencialmente promoviendo el desarrollo del trastorno neurodegenerativo.

Los investigadores sostienen que este nuevo descubrimiento de los distintos grupos bacterianos asociados con la enfermedad de Alzheimer proporciona un mayor entendimiento sobre la relación entre la microbiota intestinal y esta forma de demencia tan común en todo el mundo. Además, avanza en la comprensión de cómo un desequilibrio en la microbiota puede desempeñar un papel en el desarrollo del trastorno.

El profesor de investigación de la UNLV, Jingchun Chen, afirmó: «La mayoría de los microorganismos presentes en nuestros intestinos se consideran bacterias beneficiosas que promueven la salud, pero un desequilibrio de estas bacterias puede ser perjudicial para el sistema inmunológico y estar relacionado con varias enfermedades, como depresión, enfermedades cardíacas, cáncer y enfermedad de Alzheimer. El mensaje final aquí es que nuestros genes no solo determinan si tenemos riesgo de una enfermedad, sino que también pueden influir en la abundancia de bacterias en nuestro intestino».

Aunque el análisis realizado estableció categorías generales de bacterias típicamente asociadas con la enfermedad de Alzheimer, el equipo de la UNLV destaca que se necesita más investigación para profundizar en las especies bacterianas específicas que influyen en el riesgo o la protección.

La esperanza es poder desarrollar tratamientos personalizados en el futuro, teniendo en cuenta la composición genética de cada paciente, como medicamentos o cambios en el estilo de vida. Estudios previos han demostrado que los cambios en el microbioma intestinal a través del uso de probióticos y la modificación de la dieta pueden tener un impacto positivo en el sistema inmunológico, la inflamación e incluso la función cerebral.

«Con más investigación, sería posible identificar una trayectoria genética que podría apuntar a un microbioma intestinal que sería más o menos propenso a desarrollar enfermedades como el Alzheimer», afirmó Davis Cammann, autor principal del estudio y estudiante graduado de la UNLV. «Sin embargo, también debemos recordar que el microbioma intestinal está influenciado por muchos factores, incluido el estilo de vida y la dieta».

Referencia: Davis Cammann, Yimei Lu, Melika J. Cummings, Mark L. Zhang, Joan Manuel Cue, Jenifer Do, Jeffrey Ebersole, Xiangning Chen, Edwin C. Oh, Jeffrey L. Cummings, Jingchun Chen. Genetic correlations between Alzheimer’s disease and gut microbiome genera. Scientific Reports, 2023; 13 (1) DOI: 10.1038/s41598-023-31730-5

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