Psyciencia
  • SECCIONES
  • PSYCIENCIA PRO
    • ÚNETE A LA MEMBRESÍA
    • INICIA SESIÓN
    • CONTENIDO PARA MIEMBROS
    • RECURSOS PARA MIEMBROS
    • TIPS PARA TERAPEUTAS
    • PODCAST
    • WEBINARS
  • NORMAS APA
  • SPONSORS
  • NOSOTROS
Psyciencia
  • SECCIONES
  • PSYCIENCIA PRO
    • ÚNETE A LA MEMBRESÍA
    • INICIA SESIÓN
    • CONTENIDO PARA MIEMBROS
    • RECURSOS PARA MIEMBROS
    • TIPS PARA TERAPEUTAS
    • PODCAST
    • WEBINARS
  • NORMAS APA
  • SPONSORS
  • NOSOTROS

Salud Mental y Tratamientos

1162 Publicaciones

Incluye trastornos, psicopatología y terapias.

  • Recursos para Profesionales de la Psicología
  • Salud Mental y Tratamientos

Guía para padres y maestros sobre el mutismo selectivo

  • Equipo de Redacción
  • 02/08/2023

Suscríbete al newsletter gratuito de Psyciencia.

Artículo publicado en The Child Mind Institute y traducido y adaptado para Psyciencia.com

Los niños con mutismo selectivo (SM por sus siglas en inglés) son habladores en el hogar pero no pueden hablar en entornos públicos, incluso en la escuela. Esta guía es para padres y maestros que se preguntan si un niño en particular pudiera tener SM o que buscan cómo ayudar a los niños con mutismo selectivo a encontrar su voz.

¿Qué es el mutismo selectivo?

Cuando los niños no pueden hablar con ciertas personas o en ciertos entornos, puede que tengan un trastorno de ansiedad llamado mutismo selectivo (SM, por sus siglas en inglés). Es común que los niños con SM sean muy habladores cuando están en casa con la familia, pero silenciosos en la escuela. Generalmente, los padres comienzan a notar señales de SM cuando el niño tiene tres o cuatro años. Es posible que el trastorno no se diagnostique sino hasta que el niño esté en edad escolar, cuando sus problemas para hablar se vuelven más evidentes.

Un niño con SM podría pasar un año entero o más en un salón de clases sin hablar ni una sola vez con sus maestros, consejeros o compañeros. Por lo general, los niños con SM se portan bien y de manera educada en el aula, por lo que su silencio puede malinterpretarse como timidez y nunca abordarse como una posible barrera para su aprendizaje. Además, los pediatras pueden decirles a los padres que la “timidez” pasará, lo cual desalienta a las familias para buscar tratamiento.

El mutismo selectivo puede causar una disfunción significativa en la vida de un niño. Puede interferir con el rendimiento de los niños en la escuela, tanto académica como socialmente. Puede evitar que los niños pidan ayuda cuando la necesitan, como decirle al maestro que necesitan ir al baño. Y puede evitar que los niños participen en muchas actividades divertidas que requieren comunicación verbal, incluidas las citas para jugar. La buena noticia es que con la ayuda adecuada, los niños con SM pueden mejorar.

Señales de mutismo selectivo

  • Hablar libremente en casa, pero volverse completa o parcialmente no verbal en la escuela o alrededor de extraños.
  • Incapacidad para hablar en presencia de otras personas, incluidos los adultos conocidos, como sus padres.
  • Dificultad para hablar con sus compañeros en la escuela.
  • Parecer estar “cerrado” o “paralizado” en situaciones sociales.
  • Utilizar gestos, expresiones faciales y movimientos de la cabeza, en lugar de comunicación verbal.

Disipando los mitos

El mutismo selectivo es relativamente raro, por lo que las personas, incluso los pediatras u otros especialistas, podrían no reconocerlo de inmediato o confundirlo con autismo o con un trastorno de la comunicación. Las personas también pueden pensar erróneamente que un niño no está hablando porque está siendo obstinado o desafiante.

En realidad, los niños con SM se sienten extremadamente ansiosos y no pueden hablar, incluso cuando lo desean. En otras palabras, un niño con SM no puede hablar, no es que se esté negando a hacerlo.

También existe la creencia errónea de que los niños que no pueden hablar en ciertos entornos han sido traumatizados. De hecho, los niños que se tornan mudos después de una experiencia traumática generalmente son mudos en todas las situaciones, no en entornos sociales específicos, como es el caso del mutismo selectivo.

Por último, no es inusual que los familiares piensen que un niño con SM es “simplemente tímido”, y que cuando crezca “se le pasará”. Sin embargo, estos niños son mucho más que tímidos: están paralizados por la ansiedad. Cuanto más tiempo permanezca un niño sin hablar en ciertos entornos, se perderá de más cosas y será más difícil tratar el problema.

Tratamiento

La buena noticia es que el mutismo selectivo es muy tratable con la atención adecuada. Los niños con SM responden mejor a la terapia conductual que se centra en ayudarlos a aprender a hablar en entornos nuevos, durante actividades nuevas y con personas nuevas.

Si a usted le preocupa que su hijo pueda tener mutismo selectivo, debería obtener una evaluación integral que establezca un diagnóstico. La evaluación debe examinar específicamente las circunstancias en las que su hijo es verbal y no verbal, y si pudiera tener condiciones coexistentes (como otros trastornos de ansiedad). La evaluación también descartará otros diagnósticos, como el trastorno de la comunicación o del lenguaje, que también podrían estar causando problemas del habla.

Encontrar al equipo de tratamiento adecuado

Los niños con SM nunca deberían ser obligados a hablar. El ritmo del tratamiento debe ser gradual y no se debe pedir a los niños que hagan algo que sea demasiado difícil para ellos. En lugar de eso, el tratamiento debe seguir técnicas especializadas de terapia conductual que estimulen el habla y luego refuercen las experiencias exitosas de expresión oral con muchos elogios etiquetados y pequeños incentivos. Esta progresión cuidadosa ayuda a los niños a ganar confianza y los prepara para experiencias cada vez más desafiantes.

El tratamiento conductual intensivO ha demostrado ser muy exitoso en el tratamiento del mutismo selectivo. En lugar de reunirse con los médicos durante una hora a la semana, los niños en tratamiento grupal intensivo pueden participar en sesiones de un día completo o de una semana completa. Este enfoque concentrado ayuda a impulsar el tratamiento al brindarles a los niños mayores ganancias y más inmediatas.

Tratamiento que avanza hacia el mundo real

Para que un programa de tratamiento sea efectivo, los niños deben aprender a hablar en situaciones cotidianas, no solo en el consultorio del médico. Esto significa que los médicos deben modelar el tratamiento en entornos y situaciones de la vida real. Por ejemplo, debido a que los niños con mutismo selectivo suelen tener dificultades para hablar en la escuela, la terapia puede simular un día escolar típico, con actividades como una reunión matutina, exposición oral y el receso para comer.

Esto ayuda a que los niños se lleven con ellos las habilidades de oratoria que están desarrollando cuando regresen a su salón de clases real. Durante el tratamiento, las “excursiones” a lugares como el parque o la heladería también son importantes porque ayudan a los niños a practicar el habla en situaciones de la vida real, donde normalmente se mantendrían en silencio.

Aprender a lidiar con la ansiedad

Es importante que todas las personas en la vida del niño participen en el tratamiento, porque el SM es un trastorno al que otras personas tienden a adaptarse, lo que en realidad puede hacer que el SM sea más difícil de tratar. Por ejemplo, si sabe que su hijo se pone ansioso al ordenar su comida en un restaurante, es posible que usted responda automáticamente cuando el mesero le pregunte a él qué quiere comer. Si bien su intención es disminuir la ansiedad de su hijo, este patrón de “rescate” solamente refuerza la probabilidad de que el niño continúe callado frente a meseros.

En lugar de “rescatar” a los niños de su ansiedad, los padres y las personas que los cuidan pueden ayudarlos a aprender a sobrellevar la situación como parte de su programa de tratamiento. El médico de su hijo debe proporcionar buenas estrategias y consejos para hacerlo. Aunque pueda que su ansiedad no disminuya por completo, su capacidad para tolerar su angustia aumentará.

La práctica es clave

Los niños con SM tienen demasiada práctica en no hablar. Piense en cuántas veces al día se le hacen preguntas a su hijo en la escuela que él no responde. El tratamiento ayuda a revertir esto al darles a los niños la experiencia de hablar en situaciones en las que se sienten ansiosos. Como los niños pasan más tiempo en casa que trabajando con un médico, los padres son una parte vital del tratamiento. Los médicos deben enseñar a los padres cómo reforzar las habilidades que los niños están aprendiendo en la terapia. Los padres deben aprender maneras específicas de alentar el habla, y buscar oportunidades para ayudar a los niños a continuar desarrollando experiencias de conversación positivas, tanto como sea posible.

Trabajar con la escuela

Como parte de un programa de tratamiento integral, es extremadamente importante que la escuela del niño participe en el tratamiento. Con frecuencia, el primer paso es ayudar a los maestros y administradores de la escuela a comprender el mutismo selectivo. Muchos educadores no han oído hablar del trastorno, y el silencio de un niño se puede confundir con la falta de comprensión o de habilidad, terquedad o incluso con el comportamiento de oposición. Y al igual que los padres, los maestros pueden adaptarse al silencio del niño o acostumbrarse a que otros niños respondan por él, lo que no lo ayudará a mejorar.

Los maestros deben entender qué es el mutismo selectivo y capacitarse en las habilidades y estrategias que ayudan a los niños con SM a hablar. El médico de su hijo debe poder brindarle consejos específicos sobre la mejor manera de trabajar con la escuela.

Medicamentos

El tratamiento conductual es el método estándar para tratar el mutismo selectivo, pero los medicamentos pueden ser útiles para los niños con el trastorno, a quienes la terapia sola no les está reportando suficientes beneficios. Los padres deben esperar ver resultados relativamente rápidos de la terapia de comportamiento. Si después de un mes el niño no mejora, los padres deberían consultar con unpsiquiatra de niños y adolescentes que pueda recetar medicamentos.

Lo más común es que un psiquiatra de niños y adolescentes use un tipo de medicamento antidepresivo. LosISRS (o inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina) son medicamentos antidepresivos, muy efectivos para los trastornos de ansiedad como el mutismo selectivo. A diferencia de los medicamentos contra la ansiedad de acción rápida, los ISRS tardan varias semanas en trabajar y ayudan a que los niños se vuelvan menos inhibidos y más capaces de participar en la terapia a largo plazo.

Es posible que se requiera que los niños los tomen hasta por 9 a 12 meses para que experimenten el beneficio completo. Si a su hijo le recetan medicamentos, asegúrese de que su terapeuta esté en estrecha comunicación con el médico que lo recetó para que puedan coordinar el tratamiento y monitorear cómo está respondiendo el niño. El médico que prescribe debe ser preferiblemente un psiquiatra de niños y adolescentes que esté familiarizado y tenga experiencia en el tratamiento de niños con SM.

Recomendaciones para ayudar a los niños a hablar

  • Espere 5 segundos: A menudo no les damos tiempo suficiente a los niños para responder. Esperar cinco segundos sin repetir la pregunta ni dejar que alguien responda por el niño es una buena regla general. Esto también ayuda a los niños a aprender a tolerar su ansiedad.
  • Use elogios etiquetados: En lugar de simplemente decir “¡bien hecho!”, sea específico: “¡Excelente trabajo al decirnos que quieres jugo!” De esta manera, los niños saben exactamente por qué los elogian y se sienten motivados para seguir haciéndolo.
  • Reformule su pregunta: En lugar de hacer preguntas que pueden responderse con un sí o un no o, más a menudo, asintiendo o negando con la cabeza, formule una pregunta que incremente la probabilidad de generar una respuesta verbal. Intente darle opciones (“¿quieres una calcomanía de perrito o una calcomanía de estrella?”). O trate de hacer más preguntas abiertas (“¿qué deberíamos jugar ahora?”).
  • Practique hacerle eco: Repita o parafrasee lo que dice el niño. Esto lo fortalece y lo hace saber que ha sido escuchado y entendido. Para los niños que hablan en voz muy baja, repetir lo que dicen también los ayuda a participar en grupos más grandes.
  • Sea como un narrador de deportes: Haga un repaso paso a paso de lo que hace el niño: “Estás dibujando una flor”, o “veo que estás señalando la imagen en el libro”. Esto ayuda a expresar interés en lo que el niño está haciendo y es una buena técnica a la cual recurrir cuando el niño no está verbalizando.

Ayudar a niños mayores

El tratamiento de niños mayores con SM es más complicado porque han vivido con el trastorno por más tiempo, pero todavía hay una ayuda excelente disponible para ellos.

Los niños que han tenido SM durante más tiempo estarán acostumbrados a no hablar en público, y sus padres, maestros y otros cuidadores se habrán adaptado a tratarlos con todo y su evitación. Para combatir estos hábitos de largo plazo, los médicos necesitarán poner en marcha un plan de tratamiento muy sólido, probablemente utilizando una terapia conductual intensiva. Los médicos también podrían ir con los niños a los lugares específicos donde tienen dificultades para hablar, con el fin de hacer un tratamiento de la “vida real”.

Los niños que son mayores y que han tenido un historial más prolongado de SM también tienen más probabilidades de recibir medicamentos recetados para ayudarlos a participar en la terapia.

Finalmente, los niños mayores con mutismo selectivo también son más propensos a tener otros trastornos, como lafobia social y otros trastornos de ansiedad o depresión. Los otros trastornos también deben ser tratados: el tratamiento para SM no necesariamente hará que estos problemas desaparezcan.

Niños bilingües

El mutismo selectivo es más común entre los niños que hablan un segundo idioma. Ser bilingüe no causa SM, pero para los niños que ya tienen un temperamento ansioso, la expectativa de que usen un idioma con el que se sienten menos cómodos puede ponerlos en un riesgo adicional.

Algunos niños bilingües pueden ser no verbales solamente cuando se espera que hablen en su segundo idioma. Para otros niños, su miedo a hablar puede generalizarse, de modo que no hablarán ni siquiera en su lengua materna.

El diagnóstico de los niños que usan un segundo idioma se debe hacer con cuidado. Los niños no deben ser diagnosticados con SM si su incapacidad para hablar puede explicarse por dificultad para comprender o usar un segundo idioma. Los niños bilingües comúnmente experimentan un “período de silencio” mientras adquieren su nuevo idioma, por lo que los médicos deben tener cuidado de no confundir esta etapa de aprendizaje como mutismo selectivo. Los niños bilingües también suelen comenzar a desarrollar el idioma más lento.

Preguntas frecuentes

¿Cuál es la diferencia entre mutismo selectivo y el autismo o un trastorno de la comunicación?

Prestar atención cuando un niño tiene problemas para comunicarse ayuda a determinar si tiene SM o algo más. Mientras que un trastorno de la comunicación será evidente en todas las situaciones, los síntomas de mutismo selectivo se notan únicamente en situaciones sociales específicas. Del mismo modo, los niños con autismo tendrán problemas para interactuar socialmente en todas las circunstancias, no solo alrededor de ciertas personas o en ciertos entornos.

¿Es posible que los niños superen el mutismo selectivo al crecer?

Los expertos no saben cuántos niños con mutismo selectivo superarán el trastorno a medida que crezcan. Pero lo que sí sabemos es que tratarlo se vuelve mucho más difícil cuanto más grande es el niño, por lo que es extremadamente importante no posponer el tratamiento. Además, cuanto más tiempo pase un niño sin poder hablar en ciertos entornos, más tiempo estará sufriendo emocionalmente y perdiendo un desarrollo social y académico importante.

¿Ayudaría cambiar de clase en la escuela?

Algunas veces cambiar a una clase o escuela diferente puede ayudar, ya que su hijo no tendrá un historial de no hablar allí. Incluso cuando un niño está en tratamiento, a veces puede ser difícil lograr que hable frente a un maestro con el que tiene un historial de no hablar. Mientras más esté acostumbrado a no hablar en un ambiente particular, más arraigado estará.

Sin embargo, cambiar de clase no siempre funciona, especialmente si ese es el único cambio que se realiza. Si usted decide cambiar de clase o escuela, es mejor tener estrategias y técnicas preparadas antes de realizar el cambio. Esto puede significar hacer cosas como visitar el nuevo salón de clases y conocer a su nueva maestra antes de que comiencen las clases, en una situación en la que no se espera que responda preguntas o hable inmediatamente. Idealmente, un nuevo maestro también debería ser entrenado en lo que es el mutismo selectivo y sobre cómo ayudar a los niños que lo tienen.

¿Qué debería decirle a mi familia?

Los niños con mutismo selectivo a menudo no pueden hablar en torno a algunos miembros de la familia extendida, lo que puede serestresante para todos los involucrados, particularmente si el SM se confunde con terquedad o comportamiento de oposición o manipulación. Es importante explicar a los familiares qué es el mutismo selectivo, y es importante compartir cómo pueden ayudar. Algunos médicos se reúnen con abuelos y otros miembros importantes de la familia extendida para capacitarlos sobre cómo ayudar al niño. Cuando los miembros de la familia están involucrados en el tratamiento del niño, generalmente están entusiasmados en ayudarlo a mejorar.

Recursos útiles:

  • Tratamiento conductual basado en el juego de una niña con mutismo selectivo (PDF)
  • (PDF) Mutismo selectivo: guía para la detección, evaluación, intervención precoz en la escuela

💌 ¿Te gustó este artículo? Recibe más como este en tu correo. Suscríbete al boletín gratuito.

  • Análisis
  • Salud Mental y Tratamientos

Quítame los celos

  • Gabriel Genise
  • 28/07/2023

Suscríbete al newsletter gratuito de Psyciencia.

Marina es una joven de 29 años que llega a la consulta porque se siente completamente frustrada, una sensación bastante frecuente en los consultantes (¿a quién no ha visitado ese sentimiento tan amargo?). Lo cierto es que Marina (le he cambiado el nombre y alterado algunos de los datos para respetar el anonimato) llega con el expreso pedido de «dejar de ser celosa»; no quiere desconfiar más de su pareja y estar obsesionada con revisar el teléfono de su novio cada vez que él se va al baño. Refiere estar de novia hace 4 años y menciona que esta obsesión comenzó hace un año, de la nada.

A partir de su sinceridad y coraje en contarme algo que era bastante notorio que la incomodaba y que la posiciona en un lugar de vulnerabilidad, le pregunto para qué o cuál sería el sentido de abandonar estos comportamientos. Ella me mira en silencio y al poco tiempo responde “porque está mal” uno no tiene que controlar a su pareja, no es sano… al menos para mí. Igual tengo que decirte, yo siento que tengo un sexto sentido porque ya me pasó en otras relaciones. Yo sospechaba, había algo que me hacía pensar que me estaba engañando y entonces tarde o temprano confirmaba la infidelidad. Esto lo hace más difícil, saber que tenía razón. 

Entonces avanzo en preguntarle si puede notar qué es exactamente lo que pasa por su mente en ese momento que la lleva a tener que revisar el teléfono de su pareja. Marina rápidamente me responde que comienza a pensar que la está engañando, que es una tonta porque siempre está para él y que seguramente él se esté riendo de ella con su amante.  

Como vemos en el ejemplo de Marina, los celos no es solamente una emoción –  es una mezcla de muchos sentimientos poderosos, como el enojo, la ansiedad, la confusión, la sospecha, la desesperanza y también tristeza. 

Normalmente decimos que nos sentimos celosos pero nuestros celos también involucran un rango amplio de pensamientos. Pensamos “Está interesado en alguien más” o “me va a abandonar”, “Va a encontrar a alguien más atractivo que yo”. Tenemos pensamientos sobre lo que deberíamos saber “Tengo que saber exactamente qué está sucediendo”. 

Muchas veces tomamos acciones sobre nuestros celos buscando reaseguro y haciendo preguntas incómodas a nuestra pareja. 

Como podemos ver, los celos “no son solamente una emoción”, es un conjunto de emociones, sensaciones, pensamientos, comportamientos, preguntas y estrategias para controlar nuestro malestar y los comportamientos de nuestra pareja. 

Sentir celos no es el problema principal, el problema viene con todos los comportamientos y estrategias de control que se encuentran aparejadas y que nos meten en problemas.

Otro punto a contemplar en relación a los celos es el nivel de compromiso e inversión que realiza la persona en la pareja. Durante las primeras etapas de la relación, generalmente hay una inversión pequeña, por lo que los celos suelen ser mínimos también. En la medida en la que uno se involucra más con la otra persona, invierte más y por ende tiene más para perder. 

Por un lado, los celos también dependen de la intimidad emocional que experimenta la pareja. Cuanto mayor es la intimidad, más vulnerable es uno a temer la pérdida de esa intimidad. Rara vez somos celosos en relaciones que consideramos superficiales o casuales. De hecho,  algunas personas desean deliberadamente mantener superficialmente las relaciones para minimizar el riesgo de ser lastimado por la traición o rechazo. Si la relación se percibe como superficial, entonces hay menos riesgo de sentir celos. Evitar la intimidad es más común de lo que uno podría esperar. Generalmente asumimos que todo el mundo está buscando compromiso e intimidad. Por otro lado, algunas personas pueden intencionalmente provocar una respuesta de celos en sus parejas con la finalidad de buscar reaseguro y reafirmar la idea de que su pareja está comprometida.  

Un intento por reducir la incertidumbre

La incertidumbre es una de las principales causas de los celos. Si te sientes inseguro sobre la relación, te ubicas en una posición de mayor vulnerabilidad y tienes más posibilidades de sentir la amenaza de que tu pareja pueda interesarse en alguien más. Esto se suele ver en aquellas parejas que ya han invertido algo en la relación. 

La incertidumbre es un elemento importante en la preocupación: aquellos que se preocupan ven a la incertidumbre como un mal resultado y ven a la incertidumbre como inaceptable (Dugas, Buhr & Ladouceur, 2004) Marina en este sentido, al momento de iniciar nuestros encuentros lo decía muy claramente: “ella no podía tolerar la idea de que su pareja le fuese infiel, necesitaba sacarse la duda” y cada comportamiento fuera de lo común, era un disparador de su incertidumbre por más que una y otra vez no encontrara nada en el teléfono de su novio. Lo que verdaderamente sucedía era el hecho de que Marina  no  lograba hacer un espacio a la ansiedad que surgía como consecuencia de esos pensamientos y por lo tanto ponía en marcha una serie de comportamientos en pos de evitar dicho malestar. El tema es que mientras no encuentre pruebas, quedará la incertidumbre de que la evidencia está por ser descubierta.  La investigación apoya esto, cuanto más se percibe la incertidumbre en la relación, mayor probabilidad de sentir celos (Bevan & Tidgewell, 2009) El problema con la incertidumbre es que uno nunca puede tener “suficiente certidumbre”.

Esa prisión llamada “celos” 

Los celos poseen vida propia. Cuando estamos celosos, nos encontramos secuestrados o prisioneros por pensamientos y sentimientos que nos hacen creer que nuestro mundo se viene abajo, que necesitamos hacer algo de manera urgente. Necesitamos tener “respuestas” de manera inmediata ya que de lo contrario, se podría desencadenar un torbellino emocional difícil de controlar. 

Cuando sentimos celos nuestro sistema parasimpático se activa, por lo que activamos un mecanismo de ataque o huida, estamos hiperalerta, vemos a otras personas como amenazas y los pensamientos o sentimientos de nuestra pareja pueden ser signos de traición. Se ponen en manifiesto creencias nucleares que activan sesgos de confirmación por lo que automáticamente buscamos información que confirme nuestras creencias preexistentes. Ojalá esto fuera todo, pero no. Nuestra memoria también se dirige a la búsqueda de información que confirme el sesgo “mis novios anteriores me traicionaron, así que es probable que él en algún punto me traicione y me abandone como los otros”  Nuestra mente en piloto automático al 100%. 

A todo esto le podemos agregar el condimento de las reglas. Las reglas son ideas y asunciones que tenemos sobre nosotros mismos y otras personas. Las reglas operan de manera automática. Por ejemplo: “Ya me traicionaron, no tengo que creer en nadie porque al final las personas no son de fiar”. En el transcurso de las sesiones identificamos varias reglas en el discurso de Marina. Tal vez, una de las más salientes fue “él siempre tiene que estar disponible y dejar todo a la vista para que yo confíe” 

Finalmente como si todo esto no fuera poco, Marina solía desplegar una serie de comportamientos que terminaron tensando la relación a tal punto que su temor porque su pareja la abandonara, comenzó a convertirse en una profecía autocumplida. 

Solía desplegar un interrogatorio hacia su pareja incluyendo preguntas que exigían hasta el más mínimo detalle de lo que había estado haciendo y con quién. El deseo de Marina por saber todo los detalles era muy alto. En algún punto creía que cuanto más información obtuviera por parte de su novio, mejor funcionaría para ella y menos ansiedad tendría. 

Lo que Marina no lograba visualizar era que cuanto más interrogaba a su novio, más a la defensiva él se ponía ofreciéndole respuestas del tipo “pero mi amor, yo no he hecho nada” lo que le ofrecía a la prueba de que algo estaba ocultando.  Esto iba generando un círculo vicioso en donde se perdían de vista los costos que se pagaban por estos comportamientos. 

Otro comportamiento bastante frecuente es la búsqueda de pistas que te guíen a la infidelidad. Por lo que la persona se involucra en una serie de comportamientos orientados a buscar ese mensaje, esa llamada que confirme que su pareja le está siendo infiel. Aquí cabe destacar un punto interesante: la persona asume con anterioridad que su pareja le es infiel y lo que sucede es que está tratando de confirmar que tiene razón. Cuanto más te embarcas en la búsqueda de pistas, menos disponible te encuentras para la intimidad, la relajación y el placer con tu pareja. Lo que verdaderamente debes preguntarte al igual que mi conversación con Marina es si realmente este comportamiento de buscar pistas te sirve, si funciona para tí. 

La literatura marca la existencia de otros comportamientos frecuentes en el acto celoso como por ejemplo: disminuir el tipo de interacción con tu pareja para que progresivamente se pregunte si algo te está sucediendo y aumentar así la atención hacia ti, acusar directamente a tu pareja de ser infiel sin tener pruebas esperando la confirmación y amenazar con terminar la relación si no modifica su comportamiento (Leahy, 2018).

Al observar algunas de las estrategias más comunes que se utilizan cuando una persona se siente celosa, lo que uno debería poder preguntarse ¿qué esperas lograr con esa estrategia? y si te funciona a largo plazo.  Puedes pensar que no tienes otra opción, pero la tienes. Puedes considerar si es la única manera, y mucho menos la mejor manera, de generar respeto, confianza y amar. Cada una de estas estrategias tiene una lógica que podría tener sentido y, en algunos casos, podría ser útil, pero cada una de estas estrategias tienen una desventaja potencial, por lo que debes sopesar los riesgos.

No eres la única persona que actúa con estrategias celosas — muchos hacen esto y más. La terapia cognitivo conductual es un modelo de terapia ampliamente estudiado y que ha desarrollado modalidades de intervención que pueden ayudarte si notas que los celos se han convertido en un problema en tu relación. 

Referencias

  • J. L. Bevan and K. D. Tidgewell (2009) “Relational Uncertainty as a Consequence of Partner Jealousy Expressions,” Communication Studies 60, no. 3, 305–23.
  • M. J. Dugas, K. Buhr, and R. Ladouceur (2004)  “The Role of Intolerance of Uncertainty in the Etiology and Maintenance of Generalized Anxiety Disorder,” in Generalized Anxiety Disorder: Advances in Research and Practice, 143–63. 
  • R. L. Leahy (2018) “The jealousy cure” Learn to trust, overcome possessivness & save your relationship. New Harbinger Publications.

💌 ¿Te gustó este artículo? Recibe más como este en tu correo. Suscríbete al boletín gratuito.

  • Análisis
  • Salud Mental y Tratamientos

Afrontando la resistencia: Cómo apoyar a los adolescentes que rechazan la terapia (guía para padres)

  • David Aparicio
  • 19/07/2023

Suscríbete al newsletter gratuito de Psyciencia.

Puede ser difícil lograr que los niños acepten ver a un psicólogo o a un psiquiatra. De hecho, este es un obstáculo común para muchos padres de adolescentes batallando con cualquier problema, desde ansiedad hasta TDAH, depresión o un trastorno alimentario. No basta con verlos sufrir o con que sea obvio para todos a su alrededor que no están siendo ellos mismos y que necesitan algún tipo de intervención. Los adolescentes necesitan querer mejorar, y estar dispuestos a trabajar con alguien para que eso suceda. Para que el tratamiento funcione, los adolescentes deben quererlo, al menos un poco.

Así que es importante llegar al fondo de por qué los adolescentes se niegan y tratar de que cambien de opinión. Estas son algunas razones comunes por las que un joven adolescente podría rechazar el tratamiento:

  • No cree que necesite ayuda. Podría decir algo como: “Yo soy así”.
  • No cree que la terapia o la medicina funcionen.
  • Ya lo probó y no le gustó.
  • Cree que conseguir ayuda es vergonzoso.
  • Se pone a la defensiva. Esta no sólo es una postura común en los adolescentes, sino que también es una reacción comprensible de alguien que está cansado de tener problemas repetidamente o de recibir atención negativa sobre cualquier cosa.
  • Siente desesperanza. No se imagina que es posible sentirse mejor.

Entender la razón o razones que su hijo tiene para negarse lo ayudará a adaptar su respuesta. Como saben los padres de adolescentes, convencer a los niños mayores de hacer algo que no quieren hacer es difícil, por decir lo menos. Esto se debe a que los adolescentes están creciendo, lo que significa que quieren (y, desde el punto de vista del desarrollo, necesitan) tener más control e independencia.

Es posible que los adolescentes no siempre puedan determinar correctamente lo que necesitan, pero es esencial que los padres les den la oportunidad de explicar cómo se sienten para luego dar una respuesta bien pensada. Esto no sólo mejorará la relación con su adolescente, sino que también hará que sea más factible que lo escuche. A continuación encontrará algunas estrategias que puede probar:

Enmarque el tratamiento de manera diferente

La forma en que enmarca el tratamiento es importante. A veces hay algunos prejuicios injustos contra la búsqueda de ayuda para los problemas de salud mental. La gente va a los psicólogos y psiquiatras por la misma razón que van a sus otros médicos: quieren sentirse mejor. Y olvídese del estereotipo de Freud: obtener ayuda en este milenio no siempre significa “contarle a una persona tus más profundos y oscuros sentimientos”, como dice el psicólogo Jerry Bubrick. “La verdad es que ahora tenemos tratamientos mucho más científicos”.

Cuando se trata de pacientes reacios, el Dr. Bubrick a veces compara la terapia con el trabajo con un entrenador: “Si su hijo juega al básquetbol, claro que tendrá un entrenador de básquetbol. Incluso los jugadores profesionales de básquetbol necesitan entrenadores para aprender nuevas estrategias, desarrollar nuevas habilidades, pensar en diferentes maneras con las cuales tener éxito. Su hijo puede tomar terapia para aprender estas habilidades, practicarlas una y otra vez, y eventualmente no necesitará más al entrenador”.

Dependiendo de la ayuda que su adolescente necesita, también podría ser una buena idea que toda la familia acuda al tratamiento. Esta es una buena estrategia cuando los chicos se ponen a la defensiva, porque no señala al adolescente como el único afectado, ya que toda la familia está trabajando en el asunto.

Concéntrese en las prioridades de su adolescente

Algunas veces los adolescentes no estarán de acuerdo en que tienen un problema o piensan que su problema es una parte de ellos que no puede o no debe ser tratada.

Cuando los niños piensan que no pueden mejorar, aveces eso es un síntoma de su trastorno. Por ejemplo, la depresión afecta su forma de pensar, por lo que puede que no sean capaces de imaginar que pueden sentirse mejor. Los niños también pueden empezar a identificarse con su trastorno e incluso encontrar consuelo en él, por lo que la idea de recibir tratamiento puede llegar a ser aterradora.

Si un adolescente considera que no tiene un problema o es ambivalente sobre lo que el tratamiento puede hacer por él, la recomendación del psicólogo David Anderson es que comience por preguntar al adolescente qué le gustaría obtener del tratamiento; no imponga lo que usted o sus maestros o cualquier otra persona pueda querer. “Trabajaremos para conseguir la aceptación centrándonos inicialmente en sus prioridades. ¿Qué está buscando en esta etapa? ¿Qué tipo de cosas le gustaría poder mejorar, por ejemplo las tareas o sus relaciones amistosas? Entonces podemos subrayar cómo las cosas que lo motiva podría lograrse al trabajar juntos”.

Esto es parecido a una técnica llamada entrevista motivacional, la cual es un enfoque colaborativo que algunos terapeutas usan para ayudara a los niños a sentirse mejor.

Encuentre el psicólogo/psiquiatra adecuado

Es importante encontrar un proveedor del tratamiento que se adapte bien a la personalidad de su hijo. Si a su adolescente no le gusta la persona con la que va a trabajar o no le inspira respeto, o cree que puede ser más listo que él, no va a ser un buen candidato.

Aunque pueda ser muy frustrante, es posible que tenga que seguir buscando hasta encontrar a la persona adecuada para su adolescente. En ocasiones los padres deciden acudir primero a la consulta ellos mismos, sin su hijo, para conocer al médico y hacer algunas preguntas (una buena pregunta sería sobre su manera de abordar el trabajo con un adolescente reacio). Los especialistas también debieran tener buenos consejos sobre lo que usted puede hacer en casa para ayudar.

Si su adolescente ya ha tratado de recibir tratamiento pero no le han sido de ayuda, o no le agradó la persona con la que estuvo trabajando, la psicóloga Stephanie Dowd recomienda preguntarle por qué cree que fue así. Por ejemplo, ¿qué fue lo que no le ayudó o qué no le gustó de la terapia? ¿Qué le gustó? Puede tener estos detalles en mente y trabajar juntos para encontrar un terapeuta que haga más cosas de las positivas. Muchos niños prefieren trabajar con médicos que sean participantes activos de las conversaciones, en vez de oyentes pasivos.

La Dra. Dowd sugiere: “Encuentre dos o tres terapeutas con quienes su hijo pueda entrevistarse y dígale que puede elegir a aquel con quien se sienta más cómodo y piense que lo ayudará más. Encontrar un terapeuta que se adapte bien es sumamente importante, y hacer que su hijo elija lo ayudará a sentirse dueño de su propio tratamiento, lo cual es muy importante para los adolescentes y prepara el terreno para una terapia efectiva”.

No se rindan

Si su hijo dice que no la primera vez que le habla de iniciar un tratamiento, siga intentándolo. Use las estrategias anteriores y trate de preguntar a los médicos qué le recomendarían.

También es importante seguir esforzándose por escuchar cómo se siente su hijo y qué cree que necesita. Las cosas importantes por lo general no se resuelven en una sola conversación. Los avances son graduales. “Si usted sienta las bases al fortalecer su conexión con su hijo ahora, es más probable que se dirija a usted en busca de apoyo cuando finalmente esté listo”, dice la Dr. Dowd.

Artículo publicado en The Child Mind Institute y traducido para Psyciencia.

💌 ¿Te gustó este artículo? Recibe más como este en tu correo. Suscríbete al boletín gratuito.

  • Salud Mental y Tratamientos

Aripiprazol: qué es y para qué se usa

  • David Aparicio
  • 17/07/2023
woman holding half full glass and white medicine pill

Suscríbete al newsletter gratuito de Psyciencia.

El aripiprazol (abilify) pertenece a una clase de medicamentos conocidos como antipsicóticos atípicos. A diferencia de los antipsicóticos tradicionales, que actúan principalmente bloqueando los receptores de dopamina en el cerebro, el aripiprazol tiene un mecanismo de acción único y complejo. Funciona como un agonista parcial de los receptores de dopamina, lo que significa que modula la actividad de la dopamina en el cerebro, equilibrándola en áreas donde está en exceso o déficit. El aripiprazol es ampliamente utilizado en el tratamiento de diversos trastornos mentales, incluyendo la esquizofrenia y el trastorno bipolar.

Al equilibrar los niveles de dopamina, el aripiprazol puede ayudar a reducir los síntomas psicóticos, como las alucinaciones y los delirios. Además de su efecto en la dopamina, el aripiprazol también se une a los receptores de serotonina en el cerebro, lo que puede contribuir a su acción antipsicótica. Esta combinación de actividad dual en los sistemas de dopamina y serotonina hace que el aripiprazol sea una opción de tratamiento única y efectiva para muchos pacientes. Como con cualquier medicamento, puede tener efectos secundarios.

Además de su efecto antipsicótico, también se ha demostrado que el aripiprazol puede mejorar los síntomas depresivos en pacientes con trastorno bipolar. Aunque el mecanismo exacto de acción del aripiprazol aún no se comprende por completo, se cree que su capacidad para modular la actividad de la dopamina en el cerebro desempeña un papel importante en su efectividad.

Usos del aripiprazol

  1. Esquizofrenia: El aripiprazol se utiliza en el tratamiento de la esquizofrenia para ayudar a controlar los síntomas positivos (alucinaciones, delirios) y los síntomas negativos (falta de motivación, aplanamiento afectivo). También puede ayudar a prevenir recaídas.
  2. Trastorno bipolar: En el trastorno bipolar, el aripiprazol se utiliza tanto en la fase aguda de manía como en la prevención de episodios de manía o depresión. Ayuda a estabilizar el estado de ánimo y controlar los síntomas maníacos, como la irritabilidad y la euforia excesiva.
  3. Depresión resistente al tratamiento: En algunos casos de depresión que no han respondido adecuadamente a los antidepresivos, se puede usar aripiprazol como un tratamiento adyuvante. Puede mejorar los síntomas depresivos y reducir el riesgo de recaídas.
  4. Trastorno del espectro autista: El aripiprazol puede ser utilizado en el tratamiento de los síntomas irritables asociados con el trastorno del espectro autista en niños y adolescentes de 6 a 17 años.

Efectos secundarios

Algunos de los efectos secundarios más comunes incluyen somnolencia, mareos, náuseas, problemas de libido, trastornos del sueño, disminución del apetito sexual y cambios en el peso corporal. Es importante hablar con un médico calificado antes de comenzar cualquier tratamiento con aripiprazol para discutir los posibles riesgos y beneficios, así como cualquier preocupación adicional que pueda surgir durante el tratamiento. Además, se recomienda mantener un seguimiento regular con el médico para evaluar la eficacia y el progreso del tratamiento y ajustar la dosis si es necesario. Recuerde que cada persona es diferente y puede experimentar efectos secundarios específicos, por lo que es fundamental comunicarse con el médico para obtener orientación y apoyo adecuados.

Referencias:

  • Hirose, T., Uwahodo, Y., Yamada, S., Miwa, T., Kikuchi, T., Kitagawa, H., Burris, K. D., Altar, C. A. & Nabeshima, T. (2004). Mechanism of action of aripiprazole predicts clinical efficacy and a favourable side-effect profile. Journal of Psychopharmacology , 18(3), 375-383. https://doi.org/10.1177/026988110401800308
  • Naber, D. & Lambert, M. (2004). Aripiprazole: a new atypical antipsychotic with a different pharmacological mechanism. Progress in Neuro-Psychopharmacology & Biological Psychiatry, 28(8), 1213-1219. https://doi.org/10.1016/j.pnpbp.2004.06.020

💌 ¿Te gustó este artículo? Recibe más como este en tu correo. Suscríbete al boletín gratuito.

  • Análisis
  • Salud Mental y Tratamientos

El diagnóstico del TDAH en adultos: características clínicas y evaluación

  • Diego H. Gonzalez
  • 11/07/2023

Suscríbete al newsletter gratuito de Psyciencia.

El Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad es un trastorno del neurodesarrollo, y como tal, se encuentra presente desde la infancia. Pero, ¿qué ocurre cuando se llega a la adultez? ¿Qué dicen los estudios? Para el diagnóstico en adultos, ¿se consideran los mismos criterios que en niños? ¿Puede haber TDAH y otra condición asociada? Una persona adulta, ¿puede desarrollar TDAH de un momento a otro? ¿Qué dicen los estudios respecto a la evaluación neuropsicológica en esta población?

El presente artículo propone caracterizar al TDAH en adultos respondieron a estas preguntas, como así también brindar algunas sugerencias para llevar adelante el proceso de evaluación diagnóstica.

Versión en PDF

Hemos preparado una versión en PDF exclusiva para los miembros de Psyciencia Pro, con el objetivo de que puedas imprimir, resaltar y utilizarla de manera más cómoda.

Descarga el recurso
Únete a Psyciencia Pro

Descripción del cuadro clínico

El Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) es un trastorno del neurodesarrollo, y como tal, está presente desde la infancia. Se estima que la prevalencia del mismo en población infantil es del 3 a 5% de la población mundial. Entre el 30 y el 60% de niños diagnosticados con TDAH persisten con los síntomas de relevancia clínica incluso en la adultez. De acuerdo a la Asociación de Psiquiatría Americana (APA, 2013), requiere menos síntomas en esta población, que en niños. El TDAH en población de adultos suele ser infra/subdiagnosticada. La presentación clínica puede variar en forma significativa en relación a la población infantil. 

A continuación, se realizará una descripción del cuadro clínico de acuerdo la Declaración del Consenso Europeo sobre el diagnóstico y tratamiento del TDAH en adultos (Kooij et al., 2018), junto con algunas características más producto de hallazgos en estudios interdisciplinarios.

1. Falta de atención e hiperfoco

Los pacientes con problemas principalmente de falta de atención a menudo son lentos para pensar y formular, debido a las distracciones. Pueden formular las cosas de manera tangencial y prolija, perdiéndose en detalles irrelevantes y teniendo dificultades para tomar decisiones (Kooij et al., 2018). 

El hiperenfoque o hiperfoco es un estado de atención intensificado y enfocado que puede ser experimentado por personas con TDAH. Durante este estado, las personas pueden encontrarse completamente inmersas en una tarea o actividad que les resulta interesante o estimulante, siendo capaces de ignorar distracciones y mantener su atención durante largos períodos de tiempo. El hiperfoco puede ser una forma de compensación para los déficits de atención y concentración que experimentan los adultos con TDAH, pero también puede ser problemático si se convierte en una obsesión que interfiere con otras áreas importantes de la vida..

2. Hiperactividad

En los adultos, la hiperactividad no se suele presentar de la misma manera que en los niños, como, por ejemplo, a través de movimientos excesivos. La hiperactividad en adultos se manifiesta como una sensación constante de inquietud o agitación interna. Se puede manifestar a través de un habla excesiva, actividad mental acelerada, incapacidad para relajarse (Kooij et al., 2018).

3. Impulsividad

La impulsividad y los conflictos interpersonales asociados pueden tener consecuencias negativas en las relaciones con familiares, amigos, colegas y empleadores. También puede afectar seriamente las finanzas personales cuando el gasto impulsivo genera deudas. Además, algunas personas pueden tener atracones de carácter impulsivos, como comer en exceso, como una forma de lidiar con la inquietud o para obtener gratificación inmediata. A menudo, estos comportamientos implican tomar riesgos, como jugar con fuego, conducir imprudentemente, tener relaciones sexuales riesgosas o comportarse de manera provocativa que puede llevar a peleas. Estos comportamientos están relacionados con los comportamientos de «búsqueda de sensaciones», donde las personas buscan emoción a través de estímulos novedosos y emocionantes (Kooij et al., 2018).

4. Desregulación emocional y la disforia sensible al rechazo

El DSM-5 identifica la desregulación emocional como un rasgo característico del TDAH, lo que ayuda a respaldar el diagnóstico. La desregulación emocional en el TDAH se refiere a una falta de capacidad para regular adecuadamente los estados emocionales, como la irritabilidad, la frustración y la ira, así como una baja tolerancia a la frustración, arrebatos de mal genio, impulsividad emocional y cambios rápidos en el estado de ánimo. A diferencia de los síntomas que se observan en otros trastornos, como la depresión o la manía, los síntomas emocionales del TDAH suelen reflejar cambios exagerados y de corta duración en respuesta a eventos diarios, volviendo rápidamente a la línea de base en unas pocas horas. Todavía no está claro si este tipo de inestabilidad emocional es diferente de la observada en otros cuadros clínicos, como el trastorno límite de la personalidad o el estrés postraumático (Kooij et al., 2018).

Asociado a la desregulación emocional en adultos, se ha popularizado el término “disforia sensible al rechazo”, el cual es acuñado por el autor Dobson. Si bien hasta la actualidad no existen estudios científicos asociados a ello, ni es un término aparentemente aceptado por la comunidad científica, la misma se ha popularizado en la comunidad de personas con TDAH. La misma se caracteriza por cambios intensos en el humor provocados por: 1) rechazo (ya sea real o percibida de amor, aprobación o respecto), 2) bromas, 3) críticas (por más que sean constructivas), 4) autocrítica persistente o diálogo interno de tipo negativo, provocado por fracaso real o percibido (Dobson, 2023).

Los estados de ánimo vuelven a la normalidad muy rápidamente, por lo que una persona con TDAH puede tener múltiples episodios de desregulación del estado de ánimo en un solo día (Dodson, 2023).

Tabla 1 Ejemplos de síntomas relacionados con el TDAH

Inatención – Se distrae fácilmente con sonidos, movimientos
– Problemas para reanudar tareas después de una distracción
– Falta de concentración durante conversaciones, reuniones, conferencias, etc.
– Dificultades para comenzar y completar tareas, procrastinación
– Olvido, extravío o pérdida de artículos, retraso en los plazos
– Dificultades con el enfoque y la comprensión al leer
– Soñador, “se pierde” en el pensamiento
– Desorganización
– Quedarse sin vapor, poca vigilancia de atención
– Requiere más tiempo que el promedio para completar las tareas
Hiperactividad – Inquietud (interior)
– Dificultad para relajarse
– Ir y venir
– Hablar demasiado y demasiado alto
– Inquietud, balanceo o golpeteo
– No poder soportar un trabajo de oficina debido a la inquietud.
– Derribar cosas por exceso de movilidad
– Ser capaz de sentarse quieto, pero esto viene con tensión muscular
– Dormir sin descanso
Impulsividad – Actuar sin pensar
– Decir cosas sin pensar o que son inapropiadas para el entorno, desinhibido.
– Comenzar proyectos pero no terminarlos
– Hacer promesas pero luego comprometerse demasiado, “cumplimiento impulsivo”
– Dificultad para esperar el turno: relacionado con sentimientos de irritabilidad
– Interrumpir a otros
– Impaciencia y dificultad para esperar turno
– Gastar demasiado
– Salir de trabajos
– Iniciar relaciones rápidamente
– No poder posponer la gratificación
– Comportamientos de búsqueda de sensaciones y toma de riesgos
– Atracones
Desregulación emocional – Labilidad del estado de ánimo
– Baja tolerancia a la frustración
– Impulsividad emocional
– Irritabilidad
– Arrebatos de ira
– Aumento de los síntomas en etapas premenstruales
Adaptado de Kooij et al. (2018)

Tabla 2 Ejemplos de cada uno de los dominios comunes de síntomas de TDAH

Inatención – Se distrae fácilmente con sonidos, movimientos
– Problemas para reanudar tareas después de una distracción
– Falta de concentración durante conversaciones, reuniones, conferencias, etc.
– Dificultades para comenzar y completar tareas, procrastinación
– Olvido, extravío o pérdida de artículos, retraso en los plazos
– Dificultades con el enfoque y la comprensión al leer
– Soñador, “se pierde” en el pensamiento
– Desorganización
– Quedarse sin vapor, poca vigilancia de atención
– Requiere más tiempo que el promedio para completar las tareas
Hiperactividad-Impulsividad – Cambios frecuentes e inquietud
– Golpear los dedos o el bolígrafo, mover el pie, jugar con objetos
– Incomodidad con las tareas sedentarias y limitantes
– Inquietud mental, hacer malabarismos con varias ideas pero no llevar a cabo ninguna
– Comenzar proyectos pero no terminarlos
– Decir cosas sin pensar o que son inapropiadas para el entorno, desinhibido.
– Hacer promesas para luego comprometerse demasiado, “cumplimiento impulsivo”
– Gasto impulsivo, consumo de sustancias
– Dificultades para manejar la incomodidad, el aburrimiento.
– Problemas para “apagar el cerebro”
Obtenido de Barkley (2015)

5. Divagación mental excesiva

Una característica común del TDAH en adultos es la divagación mental excesiva, también conocida como inquietud mental. En el DSM-5, se describe como la aparición de pensamientos no relacionados. Aunque la divagación mental es común, algunos tipos pueden ser perjudiciales ya que interrumpen el desempeño de una tarea. Los adultos con TDAH a menudo describen que se encuentran distraídos por múltiples pensamientos que no están relacionados entre sí, saltando constantemente de un tema a otro. Aunque la divagación mental también es una característica de otros trastornos de salud mental, como la depresión o los trastornos obsesivos, en el TDAH se caracteriza por la distracción y sin patrones repetitivos o anormales en su contenido. La investigación ha encontrado que la divagación mental excesiva está fuertemente relacionada con los síntomas del TDAH y es un predictor más fuerte de las deficiencias relacionadas con el TDAH que los síntomas de falta de atención e hiperactividad-impulsividad del TDAH (Kooij et al., 2018).

6. Autorregulación conductual (déficit de funciones ejecutivas)

El TDAH se ha descrito como un trastorno de las funciones ejecutivas, que incluyen habilidades como la inhibición y la memoria de trabajo. Estos problemas incluyen dificultades para organizar, priorizar e iniciar el trabajo, enfocar, sostener y cambiar la atención a las tareas, regular el estado de alerta, mantener el esfuerzo y la velocidad de procesamiento, manejar la frustración y regular las emociones, utilizar la memoria de trabajo y acceder al recuerdo, y monitorear y autorregular el comportamiento. Aunque estas descripciones clínicas son precisas en cuanto a las dificultades que experimentan los adultos con TDAH, las medidas conductuales no se correlacionan bien con las pruebas cognitivas o neuropsicológicas de funciones ejecutivas. Es necesario hacer una distinción entre los déficits de FE conductuales (medidos por escalas de calificación) y los resultados de las pruebas neurocognitivas de las FE, como la memoria de trabajo y la inhibición. Las puntuaciones en pruebas neuropsicológicas que reflejan el funcionamiento ejecutivo no tienen una relación significativa con las medidas conductuales de FE. Además, los puntajes en pruebas FE son deficientes para predecir el deterioro en una variedad de dominios importantes de la vida en comparación con las escalas conductuales de FE (Kooij et al., 2018).

De acuerdo a los resultados obtenidos por Kamradt et al. (2014), las personas adultas con TDAH se diferenciaban de manera significativa con los controles en gestión del tiempo, la organización de la tarea y regulación emocional. Más adelante, en este artículo, se desarrollarán algunas consideraciones sobre el TDAH y la evaluación neuropsicológica.

Otros hallazgos

Procrastinación

Según Barkley (2015), las dificultades de atención pueden llevar a la procrastinación y la desorganización, donde los adultos con TDAH pueden postergar tareas importantes hasta el último minuto debido a una planificación deficiente y la incomodidad asociada con la tarea. A menudo, confían en la presión de una fecha límite para motivarse a trabajar en ella, mientras evitan distracciones más placenteras o tareas de menor prioridad que les brindan alivio a corto plazo pero no cumplen con su objetivo principal.

Bolden y Fillauer (2020) señalan que la procrastinación en adultos con TDAH se asocia con la falta de control cognitivo y dificultades para planificar y organizar las tareas de manera efectiva. También puede estar relacionada con problemas de atención y concentración.

Cognición social

Una revisión sistemática realizada por Morellini et al. (2022) han indagado diferentes aspectos asociados a la cognición social en esta población. Los mismos son comentados a continuación.

Reconocimiento y procesamiento emocional

Los pacientes con TDAH pueden tener limitaciones en el procesamiento cognitivo y el procesamiento de las emociones. Sin embargo, pueden compensar estas limitaciones en el reconocimiento de las emociones, aunque esto puede depender del tipo de emoción, el modo de presentación de la emoción, la demanda atencional del estímulo y la presencia de comorbilidades como la divagación mental. Además, se mencionan algunas anomalías funcionales en las redes límbicas de los pacientes con TDAH que afectan negativamente el procesamiento de las emociones faciales. 

Teoría de la mente

Se menciona que los estudios revisados sobre la teoría de la mente son limitados. Por lo tanto, no se pueden hacer inferencias sólidas sobre la relación entre la teoría de la mente y el TDAH en adultos. Sin embargo, se sugiere que la teoría de la mente puede no estar comprometida en adultos con TDAH. Sin embargo, se menciona que, cuando se evidencian déficits en la teoría de la mente, las mismas suelen relacionarse con déficits en funciones ejecutivas, como en la flexibilidad cognitiva. 

Empatía

Al respecto, se menciona que la capacidad de empatizar es un déficit relevante en pacientes con TDAH, y que se ha encontrado una menor inteligencia emocional en la población clínica. Los pacientes con TDAH mostraron dificultades para percibir sentimientos de ira. Además, se menciona que los pacientes con TDAH pueden tener dificultades en la toma de decisiones sociales, aunque los resultados son inconsistentes. En general, se concluye que los pacientes con TDAH pueden tener limitaciones en la empatía, aunque se necesitan más estudios para comprender mejor la relación entre la cognición social y el TDAH en adultos.

Toma de decisiones

La toma de decisiones es un aspecto importante de la cognición social, pero su investigación en adultos con TDAH es muy limitada. En la revisión realizada por estos autores, sólo se incluye un estudio en la revisión que analiza la toma de decisiones en adultos con TDAH, que es el estudio de Gonzalez-Gadea et al. (2013). Este estudio concluye que las habilidades de toma de decisiones están globalmente conservadas en adultos con TDAH, aunque generalmente tienen un peor rendimiento que los controles sanos. 

Diferencias en cuanto a sexo biológico

Se sabe que hay diferencias en el diagnóstico del TDAH asociadas al sexo biológico, siendo las niñas menos propensas a ser diagnosticadas. Esto se debe a que las niñas pueden tener menos síntomas de hiperactividad/impulsividad que los niños, lo que lleva a un bajo reconocimiento del TDAH en las niñas en la clínica. Además, la falta de conocimiento y reconocimiento del TDAH en niñas por parte de los profesionales de la salud también puede llevar a un diagnóstico erróneo. Las mujeres con TDAH pueden presentar otras condiciones como baja autoestima, ansiedad y trastornos afectivos, lo que puede hacer que los síntomas del TDAH sean atribuidos erróneamente a estas comorbilidades.

Se ha observado que las mujeres con TDAH pueden tener mejores estrategias para enfrentar sus síntomas durante la infancia, lo que les permite ocultarlos mejor que los hombres. Sin embargo, estas estrategias pueden fallar en momentos importantes de la vida, como en la universidad o en el trabajo. Las diferencias genéticas y neuroendocrinas también pueden influir en cómo las mujeres ocultan sus síntomas de TDAH. Como punto negativo, las mujeres con TDAH han sido menos estudiadas que los hombres, pero se ha observado que son más susceptibles a problemas de salud mental y conductas sexuales de riesgo. Se ha reportado una mayor incidencia de insomnio, dolor crónico, pensamientos suicidas, trastornos de ansiedad generalizada, trastornos depresivos y una mayor probabilidad de conductas sexuales riesgosas en mujeres con TDAH en comparación con personas sin el trastorno (Kooij et al., 2018).

Comorbilidades psiquiátricas frecuentes

Trastornos de ansiedad y depresión 

Katzman et al. (2017) sugieren que la ansiedad es una comorbilidad frecuente en adultos con TDAH, y que puede afectar negativamente su calidad de vida, y su capacidad para realizar tareas cotidianas. Además, destacan la importancia de considerar y tratar la ansiedad en pacientes con TDAH para mejorar su tratamiento y resultados. El estudio que realizaron también indica que el tratamiento combinado de TDAH y ansiedad puede ser más efectivo que el tratamiento individual de cada trastorno.

Las personas con TDAH tienen un mayor riesgo de padecer trastornos de ansiedad en comparación con la población general, con tasas cercanas al 50%. La comorbilidad del TDAH es más común en personas con fobia social que en el trastorno de pánico. Además, las personas con trastornos de ansiedad y TDAH comórbido tienden a tener síntomas de ansiedad más graves, una edad más temprana de aparición de la ansiedad, diagnósticos psiquiátricos comórbidos adicionales más frecuentes y mayor consumo de sustancias que aquellos que solo tienen trastornos de ansiedad. La presencia de ansiedad puede inhibir la impulsividad, lo que puede retrasar el diagnóstico del TDAH en personas con ansiedad comórbida. Sin embargo, la comorbilidad entre los trastornos de ansiedad y el TDAH también puede estar relacionada con déficits neurobiológicos comunes asociados con una actividad prefrontal deficiente y déficits en la regulación de arriba hacia abajo.

El TDAH y la depresión/distimia a menudo ocurren juntos, con tasas de prevalencia de depresión en personas con TDAH que oscilan entre el 18,6% y el 53,3%. De manera similar, las tasas de TDAH comórbido en personas con depresión van del 9% al 16%, con una tasa media del 7,8%. Las personas con TDAH y depresión comórbidos tienen una carga de enfermedad más alta, incluyendo una calidad de vida percibida más baja en comparación con aquellos que solo tienen depresión.

Bipolaridad

Las tasas de trastorno bipolar comórbido en el TDAH oscilan entre el 5,1% y el 47,1%. El trastorno bipolar I es más común en personas con TDAH que el trastorno bipolar II. Las características de la fase maníaca del trastorno bipolar se superponen con el TDAH, incluyendo inquietud, locuacidad, distracción e inquietud. La edad de inicio temprano del trastorno bipolar es más común en personas con TDAH combinado. Además, las personas bipolares con TDAH tienen un peor curso general de la enfermedad con períodos más cortos de bienestar, episodios más frecuentes de manía y depresión, y una mayor instancia de condiciones psiquiátricas comórbidas adicionales como ansiedad y trastornos por uso de sustancias. Aunque algunos han recomendado el uso de estimulantes en personas con TDAH y trastorno bipolar, una vez que se ha estabilizado el estado de ánimo con un estabilizador del estado de ánimo, se registra que persisten preocupaciones sobre el riesgo potencialmente mayor de manía/hipomanía asociada a los estimulantes en pacientes con trastorno bipolar (Katzman et al., 2017).

Recientemente se ha observado que, en pacientes adultos con TDAH y trastorno bipolar, el uso de medicación estimulante durante seis meses ha reducido los intentos de suicidio y la autolesión no suicida (Salvi et al., 2021)

Trastorno obsesivo compulsivo

Abramovitch et al. (2015) realizaron un estudio de revisión sobre la comorbilidad entre el TDAH y el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), el cual presenta resultados inconsistentes en cuanto a la co-ocurrencia de ambas condiciones. Algunos estudios han encontrado una alta comorbilidad entre el TDAH y el TOC, mientras que otros no han encontrado una relación significativa entre ambas condiciones. Discuten que ambos son trastornos diferentes en términos de fisiopatología, fenomenología y en cuanto a estrategias de tratamiento, y que pueden estar asociados con algún grado de reducción en las habilidades de atención y función ejecutiva. Ambos trastornos tienden a tener un bajo rendimiento en tareas de funciones ejecutivas, incluyendo la memoria de trabajo, la planificación y la inhibición de respuesta. Además, algunos estudios sugieren que los síntomas de inatención relacionados con el TOC pueden ser mal identificados como síntomas de TDAH, lo que puede llevar a un diagnóstico falso de TDAH. Sin embargo, los autores también señalan que se necesita más investigación para comprender mejor la relación entre el TDAH y el TOC y para identificar los síntomas específicos que pueden ser compartidos o específicos de cada trastorno.

Trastorno de abuso de sustancias

El trastorno comórbido más común con el TDAH es el Trastorno de Abuso de Sustancia (TAS), especialmente el consumo de alcohol, nicotina, cannabis y cocaína. El abuso o la dependencia de sustancias son aproximadamente dos veces más comunes en personas con TDAH que en la población general. La asociación entre el TDAH y el TAS es bidireccional y proviene de factores neurobiológicos, otros trastornos psiquiátricos comórbidos, características conductuales como la impulsividad y los intentos de automedicarse para los síntomas del TDAH. Las personas con TDAH informan con mayor frecuencia el uso de sustancias para controlar su estado de ánimo o como ayuda para dormir. La carga de TDAH comórbido con TAS es significativa y puede llevar a un curso más severo tanto del uso de sustancias como de los síntomas y resultados psiquiátricos. Por lo tanto, es importante detectar el TDAH en pacientes que presentan TAS y viceversa (Katzman et al., 2017).

Trastorno de la conducta alimentaria

Nazar et al. (2016) realizaron un meta-análisis que investigó la asociación entre el TDAH y los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA). Los resultados indicaron que las personas con TDAH tienen un mayor riesgo de desarrollar un TCA en comparación con aquellos sin TDAH. Entre los TCA más comunes en esta población se encontraron Anorexia Nervosa, Bulimia Nervosa y Trastorno por Atracón. No obstante, sugieren que se necesitan estudios futuros para abordar si los pacientes con esta comorbilidad tienen un pronóstico, curso y respuesta al tratamiento diferentes en comparación con los pacientes con un solo trastorno.

Trastornos de personalidad

Los trastornos de personalidad y el TDAH a menudo se presentan juntos con otros trastornos. Por ejemplo, se estima que el 18% de los adultos con TDAH y depresión, y el 23% de los adultos con TDAH y trastorno bipolar, también tienen un trastorno de personalidad. En un estudio, se encontró que el 96% de los adultos encarcelados con TDAH tenían antecedentes de trastorno de personalidad antisocial a lo largo de su vida. Además, otros tipos de trastornos de la personalidad estaban presentes en esta población, como el límite (74%), paranoico (74%), narcisista (65%), obsesivo-compulsivo (52%), pasivo-agresivo (48%) y evitativo (48%) (Katzman et al., 2017)

Con relación al TDAH y el trastorno de la personalidad límite, se encontró que ambos se asocian con la impulsividad. Además, el TDAH puede ser un factor agravante en el TLP y la comorbilidad entre TDAH y TLP puede definir un subtipo impulsivo del TLP. El TLP también se asocia con la disfunción ejecutiva, que es un área de déficit común en el TDAH (Asherson et al., 2014)

Un estudio reciente indagó el efecto de la farmacología en 22.601 personas con TLP, con varias comorbilidades. En particular, el 33.7% de los pacientes tenía asociado un trastorno por uso de sustancias, el 56.6% depresión, el 71.4% trastornos de ansiedad y el 17.2% tenía TDAH al inicio del estudio. Además, el 32.4% de los pacientes había intentado suicidarse previamente (Lieslehto et al., 2023).

Como resultado obtuvieron que el uso de medicamentos para el TDAH se asoció con una reducción del riesgo de conducta suicida en pacientes con TLP, mientras que otros tratamientos farmacológicos, como los antidepresivos, antipsicóticos, estabilizadores del estado de ánimo y benzodiazepinas, no se asociaron con una reducción del riesgo de conducta suicida. Por lo tanto, los hallazgos sugieren que el tratamiento con medicamentos para el TDAH puede ser una opción efectiva para reducir el riesgo de conducta suicida en pacientes con TLP y síntomas de TDAH (Lieslehto et al., 2023).

La evaluación diagnóstica en el adulto con TDAH

Según la Declaración del Consenso Europeo sobre el diagnóstico y tratamiento del TDAH en adultos (Kooij et al., 2018), es esencial realizar una evaluación diagnóstica completa que comienza con la evaluación de los síntomas reportados por el paciente. Es fundamental llevar a cabo una entrevista clínica detallada para investigar los síntomas y las alteraciones típicas del TDAH tanto en la infancia como en la edad adulta.

Se ha observado que, en el caso de niños y adolescentes, los informes de terceros están más relacionados con los hallazgos cognitivos que las autoevaluaciones. En el caso de adultos, algunos estudios sugieren que el propio paciente es el mejor informante. No obstante, tener a un miembro de la familia presente durante la evaluación puede proporcionar información adicional valiosa, como la gravedad del trastorno y su impacto en las actividades diarias.

La evidencia indica que el umbral de cuatro síntomas actuales es el más adecuado para diagnosticar el TDAH en adultos. El DSM-5 redujo el umbral a cinco síntomas para los mayores de 17 años (en contraste a seis requeridos en población infantil), debido a la preocupación por un posible aumento artificial en la prevalencia del trastorno. Además, se han ampliado varios elementos con ejemplos ilustrativos para facilitar la identificación del trastorno a lo largo del desarrollo. Aunque no se incluyen en los criterios de diagnóstico, durante la evaluación suelen ser evidentes las conductas que reflejan disfunción ejecutiva, como problemas con la organización, cumplimiento de responsabilidades diarias, resolución de problemas, gestión del tiempo y conductas autorreguladoras.

Anteriormente, el DSM-IV requería que los síntomas y el deterioro del TDAH estuvieran presentes antes de los 7 años, pero esto se cambió a varios síntomas a los 12 años debido a que la investigación no demostró diferencias entre los niños con una edad de inicio antes y después de los 7 años. Sin embargo, muchos adultos con TDAH suelen tener dificultades para recordar su comportamiento en la infancia, lo que ha llevado a sugerir que los encargados de hacer la evaluación tomen nota de que el inicio del trastorno fue durante el período de desarrollo, o que usen la edad de 16 años como límite superior de edad para el diagnóstico. Si bien el DSM-5 amplía la edad de inicio a los 12 años, sigue siendo insufiente y puede afectar negativamente a los adultos con TDAH que no recuerdan su comportamiento en la infancia y podrían no recibir un diagnóstico. En tales casos, la presencia de un informante externo puede ser útil. Además, muchos adultos con TDAH tienen una conciencia limitada de cómo sus síntomas afectan negativamente sus relaciones interpersonales y sus vidas, lo que respalda la utilidad de un informante externo. Si no hay una persona disponible, se pueden utilizar informes escolares o informes de atención social como alternativa. (Kooij et al., 2018).

Algoritmo diagnóstico en TDAH Adultos (propuesta)

Weibel et al. (2020) proponen una serie de pasos que consideran relevantes para considerar el proceso diagnóstico en personas adultas con TDAH. Se han agregado algunas consideraciones al respecto, sobre todo lo que atañe a los trastornos del neurodesarrollo frecuentes en esta población.

Descarga la tabla en formato PDF.

Paso 1: diagnóstico del TDAH

En este primer momento se considera relevante la realización de un screening o tamizaje que permita explorar sintomatología a lo largo de la vida, para ello sugieren la siguiente estructura de entrevista:

  1. Búsqueda en retrospectiva de sintomatología de TDAH en la niñez.
  2. Identificación de síntomas de TDAH presentes en la actualidad.
  3. Búsqueda de impacto asociado a los síntomas de TDAH.
  4. Considerar eliminar los diagnósticos comunes que suelen cursar con sintomatología con TDAH, como ser: trastornos del ánimo, trastorno de ansiedad, trastorno del espectro autista, trastorno de sueño, discapacidad intelectual, trastornos cognitivos de origen neurológico/genético/iatrogénico/de origen tóxico.

Es importante tener en cuenta que los trastornos mencionados anteriormente, a excepción de los trastornos cognitivos de origen neurológico, pueden ser comorbilidades presentes en el TDAH. Es posible que una persona tenga un diagnóstico de TDAH y también presente otros trastornos del desarrollo (como el espectro autista, dificultades de aprendizaje, trastornos del desarrollo del lenguaje, discapacidad intelectual, etc.), trastornos del ánimo (como depresión, manía, bipolaridad, etc.), trastornos de personalidad (como el trastorno límite de la personalidad, entre otros), alteraciones del sueño, etc. En estos casos, es importante considerar la mirada retrospectiva con los síntomas asociados, especialmente en los últimos. Si sólo se contemplan los síntomas actuales, valorados, por ejemplo, con escalas que solo exploran síntomas vigentes, éstas pueden arrojar un falso positivo.

A continuación, se presentan algunos instrumentos recomendados por la Declaración del Consenso Europeo sobre el diagnóstico y tratamiento del TDAH en adultos.

  • Escala de Autoinforme en TDAH Adultos (Adult ADHD Self-Report Scale). Desarrollado por la OMS; versión 6 ítems, basado en el DSM-5 (ASRS), en varios idiomas.
  • Escala de calificación de Wender Utah (Wender Utah Rating Scale)
  • DIVA-5. Entrevista Diagnóstica Estructurada para TDAH en adultos; según DSM-5
  • ACE+. Entrevista semiestructurada para TDAH en adultos.

Otras entrevistas, sin acceso abierto:

  • Conners Adult ADHD Diagnostic Interview (CAADID)
  • Adult ADHD Clinical Diagnostic Scale (ACDS).

Paso 2: caracterización del TDAH

Aquí se busca identificar los síntomas de TDAH y determinar su presentación clínica: predominio inatento, hiperactivo y combinado. Para ello, se considera relevante indagar la severidad de los síntomas de inatención, hiperactividad e impulsividad, junto con la evaluación de síntomas que suelen ser asociados al cuadro en adultos, como la labilidad emocional y déficits en funciones ejecutivas. También, es relevante indagar la funcionalidad y posibles dificultades en el área académica, profesional, como en la vida diaria.

Paso 3: indagación de trastornos comórbidos a TDAH

Evaluación de comorbilidades de carácter psicológico-psiquiátrico

  1. Otros trastornos del neurodesarrollo: trastornos del espectro autista, discapacidad intelectual, trastornos del desarrollo del lenguaje, trastornos de aprendizaje, etc. 
  2. Síntomas depresivos y trastornos del ánimo: depresión, hipomanía, manía, trastornos depresivos, bipolaridad.
  3. Síntomas de ansiedad: ansiedad generalizada, trastorno de pánico, fobia social, trastorno obsesivo-compulsivo.
  4. Abuso de sustancias y adicciones: tabaco, alcohol, narcóticos, adicciones conductuales
  5. Trastorno de sueño vigilia: insomnio, fase de sueño con retraso, síndrome de piernas inquietas, sueño excesivo, hipersomnia.

Evaluación de desórdenes médicos

  1. Medicación: tratamiento con psicotrópicos, tratamiento con opioides, medicina cardiovascular.
  2. Desórdenes metabólicos: obesidad, baja nutrición, deficiencia de hierro, alteraciones en la tiroides.
  3. Factores de riesgo cardiovasculares: historia familiar cardiovascular, examinación cardiovascular.

Evaluación neuropsicológica

Aunque las personas con TDAH tienen alteraciones en su función ejecutiva, actualmente no existe una prueba neuropsicológica o neurobiológica con suficiente poder predictivo para diagnosticar el TDAH a nivel individual. En estudios se ha encontrado que los instrumentos neuropsicológicos tienen una capacidad de discriminación deficiente en comparación con otras medidas de evaluación clínica, como las escalas. Sin embargo, cuando se usan en combinación con otras pruebas, como la Entrevista de diagnóstico DIVA 2.0, pueden aumentar la precisión del diagnóstico. En general, actualmente no hay suficientes pruebas para justificar el uso de pruebas neuropsicológicas para diagnosticar o predecir el deterioro en los principales dominios de la vida en personas con TDAH (Kooij et al., 2018).

Tucha et al. (2008) examinaron la atención en adultos con diferentes subtipos de trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) utilizando pruebas neuropsicológicas. Los resultados mostraron que los adultos con TDAH presentaban un rendimiento significativamente inferior en las pruebas de atención que los adultos sin TDAH, independientemente del subtipo del trastorno. Además, los resultados sugirieron que los adultos con TDAH predominantemente inatento pueden tener más dificultades en tareas de atención sostenida y selectiva, mientras que los adultos con TDAH predominantemente hiperactivo-impulsivo pueden tener más dificultades en tareas de inhibición y control cognitivo. En general, el estudio destacó la importancia de evaluar la atención en adultos con TDAH para comprender mejor las dificultades específicas que enfrentan y diseñar intervenciones efectivas.

Kamradt et al. (2014) encontraron que es fundamental evaluar las funciones ejecutivas y otras áreas neuropsicológicas para detectar los déficits en adultos con TDAH. Recomiendan el uso de baterías flexibles que incluyan medidas tanto de las funciones ejecutivas como de otros dominios cognitivos, para una evaluación completa. Además, identificaron que la combinación de medidas de rendimiento en tareas y escalas de funciones ejecutivas puede ser la mejor manera de detectar casos de TDAH en adultos. Finalmente, sugieren el desarrollo de medidas adicionales que puedan evaluar los procesos necesarios para comportamientos dirigidos a objetivos a largo plazo, como la gestión del tiempo, para comprender las deficiencias en estas áreas que predicen la gravedad de los síntomas del TDAH y las limitaciones en la vida diaria y profesional.

Conclusión

A lo largo del presente artículo se pudo describir, de modo general, qué se entiende por TDAH en el adulto. Se consideró la caracterización clínica de acuerdo a lo propuesto por la Declaración del Consenso Europeo sobre el diagnóstico y tratamiento del TDAH en adultos, y se mencionaron algunas consideraciones extras en torno a algunos campos, como las neurociencias cognitivas. Se hizo alusión a las comorbilidades frecuentes que suelen presentarse en pacientes con TDAH, como los trastornos del estado de ánimo, trastorno de ansiedad, trastorno de abuso de sustancias, entre otros. También se destacó que estos cuadros por sí solos pueden presentar síntomas similares al TDAH, lo que puede dificultar el diagnóstico preciso. Además, se propusieron algunos pasos para poder llevar adelante el proceso diagnóstico, como la evaluación clínica y la evaluación neuropsicológica, y se destacó la importancia de considerar tanto los síntomas actuales como los retrospectivos. También se mencionó que la evaluación neuropsicológica no siempre es sensible para detectar TDAH en adultos, pero que puede ser útil para valorar el perfil del individuo y sumar a un proceso de evaluación integral.

Referencias

  • Abramovitch, A., Dar, R., Mittelman, A., & Wilhelm, S. (2015). Comorbidity Between Attention Deficit/Hyperactivity Disorder and Obsessive-Compulsive Disorder Across the Lifespan. Harvard Review of Psychiatry, 23(4), 245–262. https://doi.org/10.1097/hrp.0000000000000050
  • Asherson, P., Young, A. H., Eich-Höchli, D., Moran, P., Porsdal, V., & Deberdt, W. (2014). Differential diagnosis, comorbidity, and treatment of attention-deficit/hyperactivity disorder in relation to bipolar disorder or borderline personality disorder in adults. Current Medical Research and Opinion, 30(8), 1657–1672. https://doi.org/10.1185/03007995.2014.915800
  • Ashinoff, B. K., & Abu-Akel, A. (2021). Hyperfocus: the forgotten frontier of attention. Psychological Research, 85(1), 1–19. https://doi.org/10.1007/s00426-019-01245-8
  • Barkley, R. A. (2010). Taking Charge of Adult ADHD. Guilford Press.
  • Barkley, R. A. (2015). Attention–Deficit Hyperactivity Disorder: A Handbook For Diagnosis And Treatment (4th ed.). The Guilford Press.
  • Bolden, J., & Fillauer, J. P. (2020). “Tomorrow is the busiest day of the week”: Executive functions mediate the relation between procrastination and attention problems. Journal of American College Health, 68(8), 854–863. https://doi.org/10.1080/07448481.2019.1626399
  • Dodson, W. (2023, May 24). New Insights Into Rejection Sensitive Dysphoria. ADDitude. https://www.additudemag.com/rejection-sensitive-dysphoria-adhd-emotional-dysregulation/
  • Gonzalez-Gadea, M. L., Baez, S., Torralva, T., Castellanos, F. X., Rattazzi, A., Bein, V., Rogg, K., Manes, F., & Ibáñez, A. (2013). Cognitive variability in adults with ADHD and AS: Disentangling the roles of executive functions and social cognition. Research in Developmental Disabilities, 34(2), 817–830. https://doi.org/10.1016/j.ridd.2012.11.009
  • Hupfeld, K. E., Abagis, T. R., & Shah, P. (2018). Living “in the zone”: hyperfocus in adult ADHD. Adhd Attention Deficit and Hyperactivity Disorders, 11(2), 191–208. https://doi.org/10.1007/s12402-018-0272-y
  • Kamradt, J. M., Ullsperger, J. M., & Nikolas, M. A. (2014). Executive function assessment and adult attention-deficit/hyperactivity disorder: Tasks versus ratings on the Barkley Deficits in Executive Functioning Scale. Psychological Assessment, 26(4), 1095–1105. https://doi.org/10.1037/pas0000006
  • Katzman, M. A., Bilkey, T. S., Chokka, P., Fallu, A., & Klassen, L. J. (2017). Adult ADHD and comorbid disorders: clinical implications of a dimensional approach. BMC Psychiatry, 17(1). https://doi.org/10.1186/s12888-017-1463-3
  • Kooij, J. J. S., Bijlenga, D., L, S., Jaeschke, R., Bitter, I., Balazs, J., Thome, J., Dom, G., Kasper, S., Filipe, C. N., Stes, S., Mohr, P. J., Leppämäki, S., Casas, M., Bobes, J., McCarthy, J. M., Richarte, V., Philipsen, A., Pehlivanidis, A., . . . Asherson, P. (2018). Updated European Consensus Statement on diagnosis and treatment of adult ADHD. European Psychiatry, 56(1), 14–34. https://doi.org/10.1016/j.eurpsy.2018.11.001
  • Lieslehto, J., Tiihonen, J., Lähteenvuo, M., Mittendorfer-Rutz, E., Tanskanen, A., & Taipale, H. (2023). Comparative Effectiveness of Pharmacotherapies for the Risk of Attempted or Completed Suicide Among Persons With Borderline Personality Disorder. JAMA Network Open, 6(6), e2317130. https://doi.org/10.1001/jamanetworkopen.2023.17130
  • Morellini, L., Ceroni, M., Rossi, S., Zerboni, G., Rege-Colet, L., Biglia, E., Morese, R., & Sacco, L. (2022). Social Cognition in Adult ADHD: A Systematic Review. Frontiers in Psychology, 13. https://doi.org/10.3389/fpsyg.2022.940445
  • Nazar, B. P., Bernardes, C., Peachey, G., Sergeant, J. A., Mattos, P., & Treasure, J. (2016). The risk of eating disorders comorbid with attention-deficit/hyperactivity disorder: A systematic review and meta-analysis. International Journal of Eating Disorders, 49(12), 1045–1057. https://doi.org/10.1002/eat.22643
  • Salvi, V., Ribuoli, E., Servasi, M., Orsolini, L., & Volpe, U. (2021). ADHD and Bipolar Disorder in Adulthood: Clinical and Treatment Implications. Medicina, 57(5), 466. https://doi.org/10.3390/medicina57050466
  • Tucha, L., Tucha, O., Laufkötter, R., Walitza, S., Klein, H., & Lange, K. (2008). Neuropsychological assessment of attention in adults with different subtypes of attention-deficit/hyperactivity disorder. Journal of Neural Transmission, 115(2), 269–278. https://doi.org/10.1007/s00702-007-0836-z
  • Weibel, S., Menard, O., Ionita, A., Boumendjel, M., Cabelguen, C., Kraemer, C., Micoulaud-Franchi, J., Bioulac, S., Perroud, N., Sauvaget, A., Carton, L., Gachet, M., & Lopez, R. (2020). Practical considerations for the evaluation and management of Attention Deficit Hyperactivity Disorder (ADHD) in adults. L’Encéphale, 46(1), 30–40. https://doi.org/10.1016/j.encep.2019.06.005

💌 ¿Te gustó este artículo? Recibe más como este en tu correo. Suscríbete al boletín gratuito.

  • Análisis
  • Salud Mental y Tratamientos

¿Qué puede llevar a un adolescente a quitarse la vida?

  • The Conversation
  • 05/07/2023

Suscríbete al newsletter gratuito de Psyciencia.

Por David Roncero Villarreal, Profesor Ayudante Doctor, Universidad Francisco de Vitoria

En el año 2021, 75 jóvenes de entre 10 y 19 años se suicidaron en España, según datos del Instituto Nacional de Estadística. Esta cifra supuso más del 11 % del total de todas las muertes registradas en esta franja de edad, constituyendo la segunda causa de muerte externa después de los accidentes de tráfico. La precocidad de la conducta suicida es, sin duda, alarmante.

España no es un caso aislado. El suicidio es una de las principales causas de muerte entre los jóvenes a nivel mundial. La situación ha despertado la necesidad urgente de comprender los diversos factores que contribuyen a este fenómeno para implementar estrategias efectivas de prevención y apoyo.

¿Por qué tantos adolescentes se plantean el suicidio?

No hay una respuesta fácil a esta pregunta. Existen múltiples factores de riesgo y protección, tanto personales como del entorno. Estos factores interactúan produciendo un resultado diferente en cada persona. De ahí que estemos ante un problema complejo.

Según una reciente investigación, los problemas de salud mental parecen ser el factor de riesgo más asociado con la conducta suicida en adolescentes. Principalmente la depresión, aunque también otros como la ansiedad o los trastornos alimentarios. Cuando confluyen varios trastornos mentales, o cuando se combinan con abuso de alcohol o drogas, el riesgo se dispara.

No obstante, es muy importante señalar que la mayoría de los adolescentes con trastorno mental no intentan suicidarse. Y, por supuesto, muchos adolescentes que cometen estos actos no presentan ningún trastorno mental.

Bullying, conflictos familiares y violencia sexual lo precipitan

Los eventos vitales adversos se consideran factores precipitantes. Entre los eventos estresantes más comúnmente asociados a la conducta suicida destacan los conflictos familiares, haber sido víctima de violencia sexual, sufrir maltrato en la infancia o sufrir bullying. Sin embargo, en un adolescente vulnerable, las rupturas de pareja, los cambios de residencia, el fracaso escolar y otras situaciones también podrían actuar como detonantes.

Determinados rasgos de personalidad como la impulsividad, el perfeccionismo o el uso de estrategias de afrontamiento centradas en la emoción o en la evitación aumentan el impacto negativo que tienen los eventos vitales adversos.

Por último, debemos subrayar la importancia de los intentos de suicidio previos: un adolescente que ha intentado suicidarse no siempre volverá a intentarlo, pero es cierto que la probabilidad aumenta.

¿Qué factores protegen a los adolescentes de la conducta suicida?

La probabilidad de llevar a cabo un acto suicida se reduce cuando confluyen ciertos actores de protección. Se relacionan con la resiliencia, que es la capacidad que las personas tienen para adaptarse y sobreponerse a eventos vitales adversos.

Algunos de los factores personales de protección identificados entre adolescentes son la valoración positiva de las propias capacidades (autoconcepto positivo); la capacidad para regular los propios pensamientos y emociones de cara a la consecución de los propios objetivos (flexibilidad cognitiva) y la gestión adecuada de emociones como el enfado, la frustración y la tristeza (autocontrol emocional).

También el apoyo social tiene una gran importancia. Y lo mismo pasa con el sentido de pertenencia y aceptación positiva en una comunidad. La percepción por parte de los adolescentes de que pueden apoyarse emocionalmente en familiares y amigos hace que el impacto de los eventos negativos sea mucho menor. Por eso, hablar del suicidio con un adolescente vulnerable es aconsejable, ya que este percibe el apoyo y tiene la posibilidad de considerar opciones alternativas.

El sentido o propósito de vida funciona asimismo como escudo protector frente a los intentos de suicidio a lo largo de la vida.

Prevenir el suicidio en los adolescentes

Después de lo expuesto, se puede llegar a la conclusión de que es posible prevenir el suicidio, ya que la mayoría de los factores de riesgo y protección pueden ser modificados. Muchos de los jóvenes que intentan suicidarse en realidad no quieren morir, sino dejar de sufrir. Estos adolescentes pueden pensar en el suicidio como una salida, al verse superados por los problemas a los que se enfrentan sin disponer de recursos suficientes para manejarlos.

Por todo ello, desde una perspectiva general, la prevención del suicidio en adolescentes está estrechamente relacionada con la protección y la promoción del bienestar en la infancia, a través de la disminución de los factores de riesgo y la promoción de los factores de protección mencionados. Para ello, se precisa una aproximación multidisciplinar e integral de todos los ámbitos, agentes y estamentos sociales, cada uno con su cometido específico.

Un elemento clave consiste en la detección temprana de adolescentes con mayor vulnerabilidad. Con esta finalidad se han desarrollado programas específicos de entrenamiento que buscan capacitar a personas no expertas, denominados gatekeepers.

Familiares, profesionales de la salud y maestros pueden ser entrenados para reconocer las señales de advertencia, responder adecuadamente y dirigir a las personas en riesgo hacia los recursos adecuados de ayuda y apoyo.

No obstante, queda mucho por hacer y la efectividad de estos programas de intervención no está del todo clara. Parece que ninguna iniciativa o estrategia de prevención se destaca por encima de las otras: lo que podría funcionar es combinar estrategias a nivel individual y poblacional.

Artículo publicado en The Conversation y cedido para su republicación en Psyciencia.

💌 ¿Te gustó este artículo? Recibe más como este en tu correo. Suscríbete al boletín gratuito.

  • Recursos para Profesionales de la Psicología
  • Salud Mental y Tratamientos

Estándares exigentes: vivir bien con sus reglas personales (perfeccionismo)

  • David Aparicio
  • 04/07/2023

Suscríbete al newsletter gratuito de Psyciencia.

El perfeccionismo es una característica psicológica que se refiere a la tendencia a establecer estándares extremadamente altos y exigentes para uno mismo, y a esforzarse constantemente por alcanzarlos. Las personas perfeccionistas suelen buscar la perfección en todas las áreas de su vida, ya sea en el trabajo, los estudios, las relaciones, o incluso en aspectos más cotidianos.

El perfeccionismo puede manifestarse de diferentes maneras. Algunas personas perfeccionistas se centran en detalles minuciosos y tienen dificultades para finalizar tareas porque nunca sienten que están lo suficientemente bien. Otros pueden experimentar una exigencia excesiva y auto-crítica constante, sintiendo que nunca son lo bastante buenos.

Si bien el perfeccionismo puede ser motivador y llevar a un alto nivel de logro, también puede tener efectos negativos en la salud mental y emocional. Puede generar ansiedad, estrés e insatisfacción constante, ya que es difícil cumplir con los estándares inalcanzables que se han establecido.

Sobre la guía

Estándares exigentes: vivir bien con sus reglas personales es una guía escrita para pacientes que tienen estándares altos o perfeccionistas que les causan angustia. Proporciona información clara sobre qué son los estándares y cómo se mantienen, así como ejercicios con instrucciones paso a paso para ayudar a los clientes a identificar, monitorear y abordar sus estándares perfeccionistas.

Esta guía está te ayudará a entender:

  • Qué son los estándares y por qué los estableces.
  • Cuándo y por qué las normas se vuelven exigentes y perfeccionistas.
  • Cosas prácticas que puedes hacer para abordar tus exigentes estándares

Descarga la guía completa.

Fuente: Psychology Tools

💌 ¿Te gustó este artículo? Recibe más como este en tu correo. Suscríbete al boletín gratuito.

  • Exclusivo para miembros de Psyciencia Pro
  • Recursos para Profesionales de la Psicología
  • Salud Mental y Tratamientos

Ejercicios de aceptación radical

  • David Aparicio
  • 29/06/2023

Suscríbete al newsletter gratuito de Psyciencia.

En nuestro viaje por la vida, nos encontramos con diversas situaciones que pueden generarnos malestar, ansiedad y frustración. A menudo, buscamos soluciones rápidas o tratamos de resistir y controlar lo que está fuera de nuestro alcance. Sin embargo, existe un enfoque poderoso que nos invita a abrazar la realidad tal como es, sin juzgarla ni intentar cambiarla: la aceptación radical. En este artículo, exploraremos cómo la aceptación radical puede ser un camino hacia la paz interior, el crecimiento personal y cómo puede practicarse en el consultorio.

El significado de la aceptación radical

La aceptación radical es un concepto central en la terapia dialéctica conductual (DBT, por sus siglas en inglés), desarrollada por la psicóloga Marsha M. Linehan. Se trata de aceptar plenamente la realidad presente, incluyendo nuestras experiencias internas y externas, sin resistencia ni juicio. Implica permitir que las emociones y pensamientos surjan, reconociéndolos sin tratar de cambiarlos o evitarlos.

Exclusivo para miembros de Psyciencia Pro.

Suscríbete a Psyciencia Pro por solo $6 al mes y accede a contenido exclusivo: artículos seleccionados directamente en tu correo, recursos clínicos, webinars y cursos de formación profesional pensados para psicólogos que quieren mantenerse actualizados y mejorar su práctica.

ÚNETE AHORA

¿Ya eres miembro? Inicia sesión

💌 ¿Te gustó este artículo? Recibe más como este en tu correo. Suscríbete al boletín gratuito.

  • Exclusivo para miembros de Psyciencia Pro
  • Salud Mental y Tratamientos

Cómo reaccionar cuando un paciente busca la tranquilidad excesiva

  • David Aparicio
  • 27/06/2023
puzzled woman with pen studying in room

Suscríbete al newsletter gratuito de Psyciencia.

Tips para psicoterapeutas, es una sección con recomendaciones breves para ayudar a terapeutas que enfrentan dificultades en la consulta o se encuentran estancados en algún proceso del tratamiento. Puedes leer todos los artículos aquí.

Como terapeuta, es probable que hayas enfrentado esta situación: un consultante preocupado hace una pregunta repetidamente en un intento inútil de calmar su ansiedad. Y por momentos quedas atrapado en el deseo de proporcionarle tranquilidad con explicaciones que solo aumentarán su angustia.

Exclusivo para miembros de Psyciencia Pro.

Suscríbete a Psyciencia Pro por solo $6 al mes y accede a contenido exclusivo: artículos seleccionados directamente en tu correo, recursos clínicos, webinars y cursos de formación profesional pensados para psicólogos que quieren mantenerse actualizados y mejorar su práctica.

ÚNETE AHORA

¿Ya eres miembro? Inicia sesión

💌 ¿Te gustó este artículo? Recibe más como este en tu correo. Suscríbete al boletín gratuito.

  • Recursos para Profesionales de la Psicología
  • Salud Mental y Tratamientos

Qué hacer cuando la terapia se estanca

  • David Aparicio
  • 13/06/2023

Suscríbete al newsletter gratuito de Psyciencia.

En el miércoles contextual de Terapias Contextuales, José Olid comenta algunas ideas para trabajar cuando la terapia no avanza y no logramos ayudar a nuestros pacientes.

💌 ¿Te gustó este artículo? Recibe más como este en tu correo. Suscríbete al boletín gratuito.

Paginación de entradas

Anterior1…678910…117Próximo

Apoya a Psyciencia con tu membresía 💞.    

Únete a Psyciencia Pro
  • Inicia sesión
  • Tips para terapeutas
  • Podcast
  • Recursos
  • Webinars
  • Artículos
  • man and woman holding hands together
    Explorando la dinámica de la intimidad en parejas cristianas: Creencias religiosas y abstinencia prematrimonial
  • Psicofármacos para tratar el TOC: Lo que los psicoterapeutas necesitan saber
  • Me voy a arrepentir: cuando el miedo al arrepentimiento te paraliza para tomar decisiones
  • Cómo simplificar la gestión de pacientes y evitar cancelaciones (webinar)
  • Club de lectura: Diez Drogas: Sustancias que cambiaron nuestras vidas 
Psyciencia
  • Contáctanos
  • Publicidad
  • Nosotros
  • Publica
Psicologia y neurociencias en español todos los días

Ingresa las palabras de la búsqueda y presiona Enter.