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Publicaciones por etiqueta

Pseudociencias

5 Publicaciones
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

«Publicamos un estudio falso en una revista científica»

  • 30/05/2025
  • David Aparicio

¿Qué tan fácil es colar un estudio falso en una revista científica? ¿Qué pasa cuando el dinero se pone por encima del rigor académico?

En este reportaje, el presentador se convierte en el ficticio “Doctor Carles” y publica un artículo completamente inventado y absurdo —con dos jerbos como coautores— para poner a prueba el sistema de las predatory journals, esas revistas científicas fraudulentas que, a cambio de una tarifa, publican casi cualquier cosa sin revisión real.

Pero el experimento no se queda ahí. También se expone cómo ciertas organizaciones, como ICEERS, publican estudios financiados por empresas con intereses en el mercado de sustancias psicoactivas. Se revelan conexiones entre revistas científicas, fundaciones y empresas cannábicas que se retroalimentan en un ciclo que disfraza intereses comerciales como evidencia científica legítima.



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El resultado es inquietante: la evidencia puede manipularse, la ciencia puede comprarse, y muchas veces, nadie dice nada. Este video no solo es una denuncia, es un llamado de atención sobre la fragilidad del sistema científico cuando se cruza con la lógica del mercado.

Si trabajas en investigación, salud o te interesa entender cómo se construye (y distorsiona) la verdad científica, este reportaje es imprescindible.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Factores cognitivos vinculados a las prácticas pseudocientíficas para enfrentar el COVID-19

  • 10/12/2020
  • Alejandra Alonso

La falta de adherencia a recomendaciones médicas oficiales (como el abuso de antibióticos, la automedicación o la evitación de terapias) o el uso de prácticas alternativas o pseudocientíficas (como la homeomatía, acupuntura o régimen dietético) son prácticas de salud cuestionables que es muy importante entender debido a que ponen en peligro la salud propia y la de otras personas.

Metodología

Entre el 10 y el 22 de Abril de este año, 407 mujeres y hombres serbios completaron varios cuestionarios y evaluaciones psicológicas:

  1. Indicaron cuánto creían en 13 teorías conspirativas populares sobre el COVID-19.
  2. Seguidamente se les preguntó qué tanto creían saber sobre el COVID-19, antes de responder a 9 preguntas de verdadero o falso sobre ese tema.
  3. Adicionalmente, completaron un test que evalúa la tendencia a reconocer relaciones erróneamente entre fenómenos no relacionados.
  4. También completaron el Test de Reflexión Cognitiva, que consiste en tres preguntas de álgebra que tienden a generar respuestas intuitivas rápidas e incorrectas.

Las investigadoras e investigadores querían saber cómo se relacionaban estas variables cognitivas con:



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  1. Adherencia a guías de salud de COVID-19.
  2. Voluntad de recibir la vacuna contra el COVID-19.
  3. Prácticas pseudocientíficas para combatir el COVID-19.

Resultados

El estudio provee evidencias de que las creencias irracionales y tendencias cognitivas juegan un importante papel en los comportamientos saludables relacionados al COVID-19, como la adherencia a guías de seguridad y el uso de prácticas pseudocientíficas.

El predictor más consistente de estos comportamientos poco saludables era la creencia en teorías conspirativas relacionadas al COVID-19. Es decir que los que creían más en teorías conspirativas, cumplían menos con las guías de seguridad, eran menos propensos a querer vacunarse y se involucraron más en prácticas pseudocientíficas como utilizar aceites esenciales o consultar a astrólogos.

La tendencia a reconocer relaciones en fenómenos no relacionados también se vinculó con las prácticas pseudocientíficas.

Una de las autoras principales, Iris Žeželj, escribe acertadamente: “Aunque típicamente se ven como inofensivas, las prácticas pseudocientíficas pueden ir desde lo extremadamente peligroso (beber metanol o inyectarse desinfectantes) a lo engañoso, llevando a las personas a descarriarse de las prácticas basadas en evidencia.”

También se encontró que las personas que sobrestimaban sus conocimientos sobre el COVID-19 y aquellos que reportaban “seguir su intuición” informaban menos adherencia a las guías para COVID-19, comparados con aquellos que tenían una percepción más acertada de sus conocimientos y eran más reflexivos.

El grupo de autoras y autores resaltan que no se encontró un vínculo fuerte entre el conocimiento sobre coronavirus y las prácticas pseudocientíficas. Seguimos sin saber cómo pelear contra las creencias irracionales que podrían causar daños durante esta pandemia. Refutar las teorías conspirativas es muy difícil, explican, ya que la creencia en ellas supone desconfiar de toda fuente oficial (incluyendo a los científicos).

Actualmente, el grupo de investigadores se encuentra probando la eficacia de señalar que la venta de “curas” alternativas también es una industria muy rentable, como complemento a desenmascarar estas teorías y creencias perjudiciales.

Referencia del estudio: Teovanović, P., Lukić, P., Zupan, Z., Lazić, A., Ninković, M. y Žeželj, I. (2020). Irrational beliefs differentially predict adherence to guidelines and pseudoscientific practices during the COVID‐19 pandemic. Applied Cognitive Psychology. DOI: https://doi.org/10.1002/acp.3770

Fuente: Psypost

  • Artículos Recomendados de la Web

Tres métodos sin pruebas científicas: PNL, Gestalt y Constelaciones Familiares

  • 02/04/2019
  • David Aparicio

Natalia López Pevida, analiza en el diario El País la situación que se vive en España en torno a las prácticas pseudocientíficas dentro de la psicología y el intrusismo de supuestos «expertos» que hacen un licuado de terapias y lo etiquetan como tratamientos transformadores:

El Consejo no ofrece estadísticas, pero el Colegio de Psicólogos de Andalucía Oriental sí lo hace: 70 de cada 100 consultas de psicología que se abrieron en Almería, Granada, Jaén y Málaga en 2017 estaban dirigidas por personas que no eran psicólogos clínicos o sanitarios. Los supuestos expertos que dirigen estas consultas hablan de neurociencia, hipnosis, constelaciones, mindfulness (un paisaje lleno de sombras), Gestalt, crecimiento personal, herramientas transformadoras, disociaciones y bloqueos. Ofrecen programas, terapias individuales, sesiones grupales, conferencias, formaciones y libros de autoayuda. Y, con demasiada frecuencia, retuercen el lenguaje para confundir sobre su capacitación; se definen como psicoterapeutas, psicoanalistas, terapeutas expertos en psicología humanista, coaches para procesos de acompañamiento y duelo…

Detrás de sus sesiones suelen estar las teorías el psicoanálisis de Sigmund Freud (más concretamente, la adaptación del Instituto Esalen), que a nivel científico nunca ha demostrado su validez, y las de la industria de la autoayuda que se basan en la idea de que uno puede generar la mejor versión de sí mismo siguiendo un puñado de consejos básicos. Pero «el único ámbito regulado en psicología es el sanitario, y eso hace que en otras áreas, como la laboral, que es la menos regulada de todas, prolifere el intrusismo -encarnado en todo tipo de versiones de la autoayuda-. En el momento en el que un profesional habla de una intervención para reducir el estrés, entramos en el terreno de la enfermedad mental y por lo tanto competencia del psicólogo sanitario», explica Chacón.

El punto central que podemos obtener del artículo de Natalia López Pevida, es que no basta con proteger a la práctica psicológica del intrusismo de los coaches y gente sin escrúpulos que aplica procedimientos sin evidencia, cuando lo psicólogos también utilizan los mismos tratamientos pseudocientíficos. Para cambiar esta situación es necesario que los colegios y asociaciones de psicología decidan – de una vez por todas – defender el estatus científico de la psicología y promuevan los tratamientos que cuentan con la evidencia necesaria. No se pueden seguir defendiendo métodos que no tienen ninguna rigurosidad dentro de los programas de formación.

El gobierno de España ha dado un paso importante para proteger el derecho de las personas a recibir tratamientos con evidencia y reducir el alcance de las pseudoterapias. Con su campaña #CoNprueba, está revisando una larga lista de tratamientos sin evidencia que son usados ampliamente dentro de la psicología, como la PNL, las constelaciones familiares y la terapia Gestalt. Al finalizar el análisis, el gobierno publicará la lista de tratamientos pseudocientíficos. Esto también ayudará a los pacientes a informarse y exigir mejores tratamientos por parte de los psicólogos.



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En Psyciencia hemos publicado bastante sobre el tema de las terapias sin sustento científico. Muchos se han enojado por las criticas que reciben los tratamientos sin evidencia y lo toman como si fuera un ataque personal. Se entiende que las criticas generen malestar, especialmente cuando trabajas o usas una técnica diariamente. Sin embargo, los psicólogos deberíamos tener la misma flexibilidad para pulir nuestro trabajo y ser capaces de desechar esa vieja carga de métodos, teorías e interpretaciones que no han logrado cumplir los requisitos básicos de la ciencia.

Lee el artículo completo en El País.

Si quieres profundizar un poco más sobre las críticas a estos modelos sin evidencia te recomendamos los siguientes artículos:

  • La mentira del Reiki como terapia complementaria
  • La Programación Neurolingüística (PNL), una pseudociencia que promete curarlo todo
  • Constelaciones familiares, un peligroso método pseudocientífico
  • La mala ciencia de la terapia gestalt

Si quieres conocer sobre la evidencia científica en psicología te recomendamos estos artículos:

  • ¿Qué es y qué no es la psicología basada en la evidencia?
  • Para mí que es así: niveles de evidencia en psicología
  • ¿Para qué sirve cada psicoterapia y qué evidencia existe sobre esto?
  • La práctica basada en la evidencia en psicología: una conversación con Scott Lilienfeld
  • Artículos Recomendados de la Web

La mentira del origen emocional de las enfermedades

  • 31/03/2019
  • David Aparicio

Los colegas de Psicosalud han publicado un extenso análisis de los populares y peligrosos procedimientos pseudocientíficos (bioneuroemoción, nueva medicina germánica y la biodescodificación) que sostienen que el origen de las enfermedades son los conflictos emocionales.

Este es un análisis que todos deben leer, especialmente los psicólogos, para evitar que se propague este tipo de prácticas pseudocientíficas dentro de los cursos, talleres y congresos de psicología. El artículo tiene más de cuatro mil palabras, pero aquí compartimos un breve fragmento:

Uno de los problemas de estas corrientes es que todos tenemos emociones y muy probablemente hayamos pasado por algún conflicto emocional de mayor o menor magnitud, así que todos podemos llegar a reconocernos como supuestos causantes de nuestras enfermedades. Y se nos plantea la duda: Si mi cáncer está producida por determinado conflicto psicológico ¿entonces yo me he creado mi enfermedad? Y si modifico esto y resuelvo dicho conflicto, ¿entonces yo mismo/a puedo curarme? En relación con esto escribía de manera directa y honesta una paciente (y amiga) hace un tiempo.

La culpabilización del paciente como causa de su enfermedad es una de las consecuencias de estas corrientes. Además, uno de los motivos que llevan a las personas a usarlas es que se presenta la solución a los problemas como “fácilmente alcanzable” si uno se esfuerza. Si estas terapias no funcionan (nunca funcionan, aunque pueda parecerlo a veces por el efecto placebo, regresión a la media, homeostásis o sesgos de confirmación), está claro que es por culpa del paciente, con lo cual de nuevo la culpabilización en la curación.

Esto puede resultar devastador desde el punto de vista psicológico en personas desahuciadas y vulnerables, muchas veces diagnosticadas de enfermedades graves y que acuden a estas pseudoterapias en búsqueda de soluciones milagrosas. Estas personas pueden llegar a confiar en la posibilidad de evitar efectos secundarios de tratamientos convencionales y curarse (algo que no sucede).

Enric Corbera, por ejemplo, se ha atrevido a decir en algunos de sus vídeos subidos a YouTube frases tan culpabilizadoras como “Siempre se mueren los buenos, y yo digo: ‘No, los gilipollas” (Cedeira, 2017; Garrido, Núñez y Hernández, s.f.; Méndez, 2017). Muchos de estos vídeos no se pueden consultar actualmente en YouTube porque Corbera ha reclamado derechos de autor. También han sido retirados y relegados al ostracismo vídeos donde se hablaba de casos tratados con BNE que habían llegado a una supuesta “sanación“; su retirada ha ocurrido después de que estas personas fallecieran a causa de su enfermedad.

Otro ejemplo de esto es la despreciable culpabilización que realiza Corbera de padres de hijos con enfermedades graves: “Una de las mayores violencias que existen es la sobreprotección. Cuando tenemos mamás con hijos que tienen leucemia, ya sabemos que allí puede haber violencias silenciosas que el niño somatiza en forma de una enfermedad tan grave como es la leucemia”. (Méndez, 2017).

Lee el artículo completo en Psicosalud.



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  • Análisis

Los 5 productos «terapéuticos» más inútiles que se siguen vendiendo en Internet

  • 28/09/2015
  • César Andrés Monroy Fonseca

Artículo previamente publicado en Actualidad Clínica y cedido para su publicación en Psyciencia por su autor. 

La gente dedicada a la charlatanería, como lo hemos mencionado en más de una ocasión, suelen ser personas que ven la salud de las personas como una forma de hacer negocio, y no como una cuestión ética. Esto se debe a que la mayoría de los charlatanes creen que el daño a las personas sólo se provoca cuando se administran fármacos, ¿pero qué daño pueden hacer unas cuantas luces, sonidos extraños, y explicaciones pseudocientíficas del funcionamiento de la mente?

Hay productos “terapéuticos” que pasan de país en país vendiéndose como la panacea en salud mental, siendo que hace años que se ha demostrado su absoluta inutilidad, y en muchos casos los daños latentes que provocan. Productos como…



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1. Cursos subliminales

La existencia de mensajes subliminales fue desmentida en la década de los noventa con múltiples experimentos que refutaron la hipótesis de que la mente podía programarse con cierta información en momentos específicos del sueño profundo. Pese a ello, existen todavía cantidad de “tratamientos subliminales” disponibles en internet con indicaciones terapéuticas tan diversas como el control del tabaquismo, incremento de la memoria, incremento de la autoestima,  y hasta conversión de la homosexualidad. Sobra mencionar que no hay forma de diseñar experimentos para validar esta técnica ya que su solo mecanismo de acción se basa en supuestos irreales.

2. Biofeedback casero

El biofeedback es quizá la más exitosa encarnación del condicionamiento operante desde la terapia de exposición progresiva para el tratamiento de las fobias. El biofeedback cuenta con prácticamente todas las características de una terapia científica: experimentos de laboratorio que demuestran sus resultados, un fundamento científico sólido, efectos demostrables y medibles, así como un catálogo de indicaciones terapéuticas basados en evidencia. Todo esto ha llevado a un grupo de emprendedores a convencer a la gente que el biofeedback se basa en el uso de un aparato que hace todo el trabajo, mientras el paciente simplemente deja que pase el tiempo.

Aunque usted no lo crea, hay un mercado enorme de productos que prometen controlar el nivel de estrés, disminuir episodios de migraña, acabar con la depresión, y controlar los ataques de ansiedad con sólo una terapia de 5 minutos al día colocando un sensor en las manos que mide la conductividad eléctrica de la piel y/o el volumen sanguíneo periférico. Los más sofisticados ofrecen 4 sensores cerebrales y un DVD con un “terapeuta virtual”. Cables, pantallas de LCD a color, sensores en colores vivos y gráficas en tiempo real dan la ilusión de ser un auténtico tratamiento; nada más lejos de la realidad. Cualquier persona que se dedique al procesamiento de señales (desde radioaficionados hasta el técnico que instala la TV por cable) sabe que un sensor mal colocado, en el lugar equivocado, con la calibración equivocada, mide cualquier otra cosa, menos lo que se desea.

Toda la literatura científica que fundamenta la eficacia terapéutica del biofeedback hace referencia al biofeedback que realiza un terapeuta especializado en esta técnica, no lo que puede hacer una persona en su casa con un sensor que en el mejor de los casos mide la interferencia magnética de la habitación para diagnosticar que la persona “se está relajando”.

3. Sincronizadores cerebrales

Dando un paso más allá de la simple retroalimentación, nos topamos con este tipo de productos que se basan en una de las peores teorías heredadas de la frenología y popularizadas por autores de difusión en la década de los 90 del siglo pasado: el supuesto dominio de un hemisferio cerebral sobre el otro, y los “beneficios” que conlleva equilibrar ambos hemisferios en una armonía similar al Nirvana.

Cualquier persona que se dedica a la ciencia del cerebro sabe perfectamente que no existe tal “dominio” de un hemisferio cerebral sobre el otro, y además, que están perfectamente bien diferenciados los procesos donde la simetría y la asimetría de actividad son significativamente relevantes desde el punto de vista clínico como funcional. Pero cuasi-teorías populares como la “inteligencia emocional” han convencido a la gente de que todos tenemos en el hemisferio derecho de nuestro cráneo a un Da Vinci, y en el hemisferio izquierdo a un Einstein.

Basados en esta ficción, gente emprendedora y creativa venden una serie de productos que promueven la “integración” de ambos hemisferios para que nuestro Da Vinci juegue póker con nuestro Einstein y nos convirtamos en una especie de súper-humano  capaz de dominar los pensamientos y las emociones. Una dicotomía igual de popular como falaz.

Como en el caso de las grabaciones subliminales, algo que se basa en una teoría ficticia sólo puede provocar resultados ficticios. En este caso, cantidad de gente con puestos directivos en multinacionales rusas o hindúes que ganan millones gracias a que sus hemisferios cerebrales están perfectamente bien sincronizados a través de un programa que incluye todo lo que se necesita para inducir un ataque epiléptico: ondas de audio de frecuencias ultra bajas y ultra altas, flashes estroboscópicos multicolores y música de Mozart en sesiones de 20 minutos tres veces al día.

4. Aromaterapia

Bajo la lógica de que las drogas inhaladas son las más adictivas porque llegan directo al cerebro, los promotores de productos “aromaterapéuticos” alegan actuar por la vía más rápida a las redes nerviosas (sic.) y modificar de forma casi instantánea (sic.) prácticamente cualquier desequilibrio (sic.) del sistema nervioso central.

Ponemos énfasis en nuestra paráfrasis sin intención correctiva, porque el enunciado anterior está tan lleno de imprecisiones terminológicas, conceptuales y básicas que tan sólo leer el mecanismo de acción de la aromaterapia es suficiente para que alguien con mínimos conocimientos de fisiología se dé de topes contra el monitor por ver cómo los promotores de estos productos rediseñan el Sistema Nervioso Central hasta el absurdo. Entre ellas, se alega que los productos terapéuticos poseen disueltos en sus aceites esenciales: hormonas, fitoantibióticos y “arillos energéticos”.

Este mercado es tan vasto que no pudimos revisar toda la línea de productos de una sola página de internet. El catálogo es tan amplio que se ofrecen incluso certificados de “Aromaterapueta”, y especialidades de “Masajes aromaterapéuticos” y “Temazcal aromaterapéutico desintoxicante”. Ni que decir de las velas, jabones, aceites combustibles, aceites ambientales, aceites para masaje, geles para el cabello, “kits de emergencia” (para prevenir ataques de pánico durante momentos de alto estrés durante el día según versa el portal de internet) y joyería de resinas “cargadas” con la energía de ciertas plantas y minerales.

Si bien la comunidad científica, y especialmente los estudios serios en herbolaria tradicional y remedios naturales han encontrado nula eficacia terapéutica de gran cantidad de estos remedios, un par de estudios que demuestran efectos positivos y reales de tres o cuatro aceites esenciales de plantas medicinales son utilizadas para justificar toda clase de disparates fisiológicos.

5. Hologramas energéticos

Si hay un producto que carezca de toda posible eficacia terapéutica, incluso inferior al placebo, e incluso inferior al azar, es el famoso holograma energético. Si partimos de la noción de que un holograma es una simple fotografía desde cualquier plano físico (e incluso desde una cuarta dimensión) entonces, creer que un holograma encierra energía es equiparable a la creencia de los indios que impedían se les tomasen fotografías porque éstas atraparían su alma.

Pero sabemos que para la gente emprendedora, un argumento más allá de la lógica debe ser llevado más allá de la comprensión, fundamentado por teorías que sólo dos o tres personas en el  mundo podrían explicar cabalmente, y además, convirtiéndolo en una moda de la socialité. El resultado es un producto tan absurdo como peligroso. Autoridades sanitarias de distintos países, uno a uno, han ido prohibiendo la comercialización de las múltiples y diversas encarnaciones de los hologramas energéticos y sus atrevidas atribuciones terapéuticas: incrementar la memoria, mejorar el desempeño físico, balancear los hemisferios cerebrales, reducir el estrés, demorar la progresión de enfermedades crónicas y (en Sudáfrica) prevenir el contagio del SIDA.

A pesar de ello, los hologramas energéticos se venden el millones, y no en vano hay cantidad de versiones: en pulsera, pendiente, espejo para las puertas, amuleto, y libretas para el cole con un holograma que “agiliza la claridad y velocidad de la toma de los apuntes”.

Referencias:

  • Merikle PM. Subliminal auditory messages: An evaluation. Psychology and Marketing 5:355-372, 1989.
  • Greenwald AG, Spangenberg ER, Pratkanis AR. Double-blind tests of subliminal self-help audiotapes. Psychological Science 2:119-122, 1991.
  • Bjork RA and others. In the Mind’s Eye. Enhancing Human Performance. Washington D.C., 1991, National Academy Press.
  • Moore TE. Subliminal perception: Facts and fallacies. Skeptical Inquirer 16:273-281, 1992.
  • Biofeedback. Harvard Medical School Health Letter 15(10):1­4, 1990.
  • Stehlin IB. Unapproved devices seized. FDA Consumer 29(7):32-33, 1995.
  • Unapproved ‘brain wave’ devices condemned after seizure reports. FDA Consumer 28(2):41-43, 1994.
  • Four attorneys general, FTC reach settlement with Zygon International, manufacturer of “The Learning Machine.” NAAG Consumer Protection Report, March/April 1996, pp 10-11.
  • Beyerstein BL. Brainscams: Neuromythologies of the New Age. International Journal of Mental Health 19(3):27-36, 1990.
  • Gubernick L, Mao P. The happiness hucksters. Forbes, Oct 9, 1995, pp 82-88.
  • Vlamis G. Bach Rescue Remedy: Homeopathy in the home. Homeopathy Today 2(8):4-5 1982. Reprinted and distributed during the 1980s by Ellon, Inc.
  • McCutcheon L. Bach flower remedies: Time to stop smelling the flowers? Skeptical Inquirer 19(4):33-35, 1995.
  • Barrett S. Aromatherapy: Making dollars out of scents. Quackwatch, revised Aug 22, 2001.
  • Horowitz DA. Judgment (pursuant to stipulation). National Council Against Health Fraud, Inc., v. Aroma Vera, Inc., et al. Superior Court No. BC183903. October 11, 2000.

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