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Publicaciones por etiqueta

Psicología

91 Publicaciones
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Las comparaciones sociales se vinculan con la ansiedad social

  • Maria Fernanda Alonso
  • 15/02/2022

Un estudio reciente encontró que las comparaciones sociales juegan un papel fundamental en la ansiedad social: las personas con ansiedad social se ven a sí mismas como inferiores o deficientes en comparación con los demás, lo que a su vez está relacionado con el empeoramiento del estado de ánimo (Goodman et al., 2021).

Qué metodología usaron

Para el estudio realizaron un seguimiento diario durante 3 semanas con 186 estudiantes universitarios. Al comienzo del estudio, los participantes completaron una evaluación del rasgo de ansiedad social, es decir, la tendencia general a experimentar ansiedad social. 

Las personas con altos niveles de ansiedad social están de acuerdo con afirmaciones como “tengo dificultades para hablar con otras personas” y “me preocupa expresarme en caso de que me vea incómodo”.

Luego se pidió a los participantes que completaran encuestas diarias todas las noches antes de acostarse durante al menos 21 días. Las encuestas incluyeron evaluaciones de estados de ánimo positivos y negativos, ansiedad social y comparaciones sociales.

Qué encontraron

Los investigadores encontraron que los participantes tendían a reportar un estado de ánimo más bajo y más negativo en los días en que se comparaban menos favorablemente con los demás. Es importante destacar que las comparaciones menos favorables se asociaron con mayor ansiedad social diaria y esta relación fue ligeramente más fuerte entre aquellos con niveles más altos de ansiedad.

Sin embargo, no encontraron evidencia de que el rasgo de ansiedad social moderara la relación entre las comparaciones sociales y el estado de ánimo. Pero esto podría ser resultado de las características de la muestra. Los investigadores notaron que los estudiantes tenían niveles relativamente bajos de ansiedad social.

En un estudio de seguimiento, compararon a 42 adultos diagnosticados con trastorno de ansiedad social con un grupo de control de 45 adultos psicológicamente sanos. El segundo estudio utilizó un diseño de evaluación momentánea ecológica de 2 semanas, en el que se pidió a los participantes que completaran encuestas sobre su estado de ánimo actual, ansiedad social y comparaciones sociales en varios momentos del día.

Ambos estudios indicaron que la ansiedad social estaba asociada con comparaciones sociales más desfavorables y que aquellos que se comparaban más favorablemente con otras personas tendían a experimentar estados de ánimo más positivos y menos negativos. Las personas con ansiedad social también tendían a exhibir una mayor variación en la favorabilidad de sus comparaciones sociales.

Con base en estos hallazgos, los autores concluyen principalmente que las comparaciones sociales están estrechamente relacionadas con el estado de ánimo. Cuando los participantes se calificaron a sí mismos como mejores que otras personas, también sintieron más emociones positivas, menos emociones negativas y menos ansiedad social que cuando se calificaron a sí mismos como peores.

Sin embargo, las opiniones sobre uno mismo fluctuaron a lo largo del día, lo que sugiere que pueden modificarse con intervenciones específicas. En segundo lugar, las personas con ansiedad social con frecuencia se preocupan por ser examinadas, juzgadas y rechazadas por otras personas, y el estudio encontró que estas preocupaciones sociales pueden deberse a una visión negativa de sí mismos. Específicamente, hallaron que a lo largo del día, los participantes con alta ansiedad social se veían a sí mismos como socialmente más inferiores que los participantes con baja ansiedad social.

En cuanto a las limitaciones de la investigación, los estudios pidieron a los participantes que se compararan con otras personas en general, pero los investigadores notaron que las comparaciones con diferentes tipos de personas podrían generar diferentes tipos de resultados. Es probable que estas diferentes comparaciones sociales tengan distintas influencias en el estado de ánimo. Por ejemplo, verse a sí mismo como inferior a un atleta de clase mundial puede que no le aplaste el ánimo, pero verse a sí mismo como inferior a sus compañeros de equipo puede dolerle. 

Por otro lado, existe una creciente preocupación de que las comparaciones sociales facilitadas por Internet tengan un impacto negativo en la salud mental de las personas. Los autores advirtieron que la relación entre el uso de las redes sociales y el bienestar sigue siendo turbia.

Dado que las redes sociales probablemente serán un elemento permanente de nuestras vidas, es fundamental que los investigadores continúen explorando si las diferentes plataformas influyen en las comparaciones sociales y el bienestar, y de qué manera.

Referencia bibliográfica: Goodman, F. R., Kelso, K. C., Wiernik, B. M., & Kashdan, T. B. (2021). Social comparisons and social anxiety in daily life: An experience-sampling approach. Journal of Abnormal Psychology, 130(5), 468-489. https://doi.org/10.1037/abn0000671

Fuente: Psypost

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Niveles más bajos de exploración y pensamiento reflexivo se asocian con más ansiedad y depresión

  • Maria Fernanda Alonso
  • 15/02/2022

Buscar información de manera excesiva sobre un asunto, o no buscarla en absoluto son extremos potencialmente perjudiciales, ya sea porque la persona tarda demasiado en establecer un patrón de comportamiento exitoso o porque salta a conclusiones sin tener suficiente información. En ambos casos su decisión puede impedir que aprendan el mejor curso de acción para lograr sus objetivos. Llamativamente, un estudio reciente encontró que mayores síntomas de depresión y ansiedad están asociados con una menor tendencia a recopilar más información en situaciones de incertidumbre y una menor tendencia a confiar en el conocimiento actual para buscar una recompensa de manera eficiente (Smith et al., 2021). Equilibrar el nivel de búsqueda de información podría contribuir a la disminución de los síntomas de depresión y ansiedad, y a mejorar su bienestar y satisfacción con la vida.

Qué metodología usaron

Para el estudio 115 hombres y 301 mujeres de la Universidad de Arizona y la comunidad circundante completaron medidas de depresión y ansiedad. Los participantes también completaron una evaluación validada llamada Horizon Task, que mide el comportamiento exploratorio dirigido y aleatorio. Una estrategia de exploración dirigida se caracteriza por elecciones que están sesgadas hacia la búsqueda de nueva información. Por el contrario, una estrategia aleatoria fomenta la exploración por casualidad.

Qué encontraron

Hallaron que los síntomas más fuertes de depresión y ansiedad estaban asociados con una estrategia de exploración subóptima. En particular, aquellos con síntomas más severos de depresión y ansiedad exhibieron una exploración dirigida reducida en situaciones donde más información ayudaría a futuras elecciones. Pero también exhibieron mayor exploración en situaciones donde la búsqueda de nueva información no era beneficiosa.

Los participantes completaron además tres medidas de cognición reflexiva: la prueba de reflexión cognitiva, la escala de pensamiento de mente abierta activa y una versión abreviada de la evaluación integral del pensamiento racional. La cognición reflexiva describe la tendencia a pensar en los problemas en lugar de “seguir el instinto”. Los investigadores encontraron que los síntomas de depresión y ansiedad más fuertes se asociaron con una reflexión cognitiva reducida. En otras palabras, las personas con niveles más altos de depresión y ansiedad pueden sacar conclusiones precipitadas sobre qué acciones conducirán a mejores o peores resultados después de sólo unas pocas experiencias. Al mismo tiempo, parecen buscar más información en situaciones en las que no sería útil. Una de las razones de esto es que es posible que no se detengan y reflexionen sobre la mejor opción antes de tomar decisiones.

Los autores advierten que, aunque hubo evidencia de menos búsqueda de información y reflexión en aquellos con mayor depresión y ansiedad, la relación no fue muy fuerte; es decir que, mientras que las personas con mayor depresión o ansiedad pueden mostrar estas tendencias en promedio, muchas personas todavía se involucraron en la búsqueda de información y la reflexión, explicaron.

Otra advertencia es que el estudio no examinó a personas con depresión mayor o trastornos de ansiedad, sino a un grupo de personas de la comunidad con diferentes puntajes en las medidas de síntomas ansiosos y depresivos. Por lo tanto, no se sabe si los resultados podrían ser diferentes al comparar a personas sanas con personas con trastornos emocionales diagnosticados. Sin embargo, el estudio proporciona información sobre cómo la depresión y la ansiedad pueden afectar los comportamientos de búsqueda de información, lo que podría conducir a nuevas vías de tratamiento que apunten a ayudar al consultante a reflexionar más sobre sus opciones y buscar más información, lo cual podría mejorar su bienestar y satisfacción con la vida.

Referencia bibliográfica: Smith, R., Taylor, S., Wilson, R. C., Chuning, A. E., Persich, M. R., Wang, S., & Killgore, W. D. S. (2021). Lower Levels of Directed Exploration and Reflective Thinking Are Associated With Greater Anxiety and Depression. Frontiers in Psychiatry / Frontiers Research Foundation, 12, 782136. https://doi.org/10.3389/fpsyt.2021.782136

Fuente: Psypost

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

El bienestar y la capacidad cognitiva se vinculan a lo largo de la infancia y la adolescencia

  • Maria Fernanda Alonso
  • 15/02/2022

Un estudio reciente encontró que el bienestar y la cognición se afectan mutuamente durante la niñez y la adolescencia temprana. Existen además factores de riesgo asociados con peores resultados, incluyendo la pubertad temprana y las malas relaciones con los padres (Fuhrmann et al., 2021).

En esta investigación de carácter longitudinal, el objeto fue examinar la relación mutua entre la capacidad cognitiva y el bienestar. Los autores definieron las habilidades cognitivas como los procesos mentales que nos ayudan a realizar las tareas cotidianas, permitiéndonos mantener nuestra atención, razonar, resolver problemas, aprender y recordar. El bienestar, por otro lado, se refiere a la satisfacción general de una persona con su vida. Ambos constructos cambian y se adaptan durante la niñez y la adolescencia y se han relacionado con una variedad de resultados positivos, incluida la salud física. A su vez, estos constructos provienen de dominios separados de la psicología, pero las investigaciones sugieren que están interrelacionados. 

Qué metodología usaron

Los investigadores analizaron datos del Estudio de Cuidado Infantil Temprano y Desarrollo Juvenil, un gran estudio estadounidense realizado entre los años 1991 y 2007. Fuhrmann y sus colegas centraron su análisis en una muestra de 1136 niños y adolescentes que tenían entre 6 y 7 años cuando comenzó el estudio y 15 años cuando finalizó el estudio. Hubo cuatro oleadas de datos, y las medidas incluyeron los dominios cognitivos de matemáticas, vocabulario y planificación y los dominios de bienestar de síntomas de internalización, síntomas de externalización y soledad.

Qué encontraron

En primer lugar, el bienestar se asoció con la capacidad cognitiva: los niños de 6 a 7 años con un bienestar más bajo también tenían una capacidad cognitiva más baja. El vínculo entre la cognición y el bienestar existe y va en ambos sentidos: la cognición está vinculada al bienestar y el bienestar está vinculado a la cognición. 

Luego, los investigadores utilizaron modelos de crecimiento latente para explorar la interacción del bienestar y la cognición a lo largo del tiempo y encontraron evidencia de relaciones bidireccionales. Los peores síntomas de externalización a las edades de 6 a 7 años predijeron menos ganancias en la capacidad de planificación, lo que puede ser evidencia de que los problemas de comportamiento pueden surgir antes que los déficits en la cognición. 

Un mejor vocabulario entre los 6 y los 7 años predijo menos aumentos en la soledad. Este hallazgo indica que, por ejemplo, las habilidades de vocabulario en la infancia podrían ser un buen objetivo para futuros estudios de intervención, como una estrategia para proteger contra la soledad.

Los investigadores identificaron además diferentes trayectorias entre subpoblaciones específicas de niños, y esto reveló ciertos factores de riesgo y resiliencia. Por ejemplo, los niños con peores síntomas de externalización (como mayor impulsividad, agresividad) y menores avances en la planificación puntuaron más bajo en cercanía con los padres. Un subgrupo de niños con habilidades matemáticas más pobres y un aumento en la soledad en la segunda ola eran menos cercanos a sus padres, tenían un nivel socioeconómico más bajo y tenían menos amistades de calidad. Fuhrmann y su equipo dicen que estos hallazgos resaltan el valor de brindar apoyo social en la escuela. Este subgrupo también tuvo un inicio puberal más temprano, lo que sugiere que una maduración más temprana puede conducir a peores resultados cognitivos y de bienestar.

En cuanto a las implicaciones para el tratamiento, los autores dicen que las intervenciones destinadas a abordar los problemas de comportamiento y fomentar las habilidades verbales podrían ser prometedoras para mejorar la cognición y los resultados de bienestar. Tales intervenciones pueden incluir capacitación para padres, apoyo familiar y programas escolares.

En cuanto a las limitaciones del estudio, señalaron que los datos estudiados correspondían a una cohorte relativamente grande de niños y jóvenes que fueron observados a lo largo del tiempo. No hubo un componente experimental en la recopilación de datos (como por ejemplo una intervención) que permitiera sacar conclusiones causales de sus hallazgos. Por lo tanto, los estudios futuros deberán establecer si los vínculos entre, por ejemplo, el vocabulario y la soledad, son causales.

Referencia bibliográfica: Fuhrmann, D., van Harmelen, A.-L., & Kievit, R. A. (2021). Well-Being and Cognition Are Coupled During Development: A Preregistered Longitudinal Study of 1,136 Children and Adolescents. En Clinical Psychological Science (p. 216770262110302). https://doi.org/10.1177/21677026211030211

Fuente: Psypost

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  • Recursos para Profesionales de la Psicología

El ABCD de la práctica clínica en psicología

  • David Aparicio
  • 07/02/2022

La semana pasada el equipo de Sensorium realizó cuatro conferencias especiales con todo lo que necesitas para administrar exitosamente tu carrera como psicologa/o clínica. Fueron cuatro clases muy bien planeadas y desarrolladas que se llevaron en vivo via Youtube y quedaron grabadas para todos los que quieran aprender con estas expertas de la psicología.

Clase 1: Administrando el consultorio

Administrando el consultorio: ¿Qué es y cuándo emplear un contrato terapéutico? ¿Qué hacer si el consultante cancela las sesiones? ¿cómo cobrar por los servicios que ofrezco de manera justa y sin miedo?, ¿qué documentos se necesitan para abrir mi propio consultorio?, ¿cómo hacer marketing ético en psicología?

Clase 2: Buscando confianza del consultante

Buscando la confianza del consultante: ¿Cómo responder a las preguntas frecuentes con seguridad?: duración del tratamiento, formato de las sesiones, reglas de la confidencialidad, uso de medicación…

Clase 3: Construyendo el juício clínico 

Construyendo el Juicio Clínico: ¿Qué preguntar para elaborar un plan de tratamiento adecuado para las principales demandas en psicoterapia?, ¿qué tratar primero?, ¿cómo saber si estoy alcanzando los objetivos terapéuticos?, ¿qué hacer si el consultante no se adhiere al tratamiento propuesto? ¿Cuándo dar el alta?

Clase 4: Desmitificando el marketing

Desmitificando el marketing: ¿Podré “sobrevivir” solo con la práctica clínica? ¿Cómo lograr tener una agenda llena? ¿Cómo manejar los momentos de menor flujo de pacientes?. Motivos por los cuales pacientes abandonan el tratamiento y qué hacer para evitarlos.

¡Qué nivel de detalle y preparación! Este tipo de eventos en la web no solo es un recurso de gran valor para los psicólogos por su contendido, sino que también ofrece un modelo a seguir para todos los que quieran hacer eventos online de psicología.

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  • Análisis

El mundo debajo de la piel

  • Julian Morales
  • 07/02/2022


Un campo cada vez más grande y con creciente peso específico dentro de la investigación psicológica es el de lo que podríamos denominar genéricamente conducta verbal. Cada vez son más las revistas dedicadas exclusivamente a dicha temática y  también ha aumentado la cantidad de investigaciones relacionadas. 

En términos sencillos, diremos que el campo de investigación en conducta verbal nace hace más de 60 años con la publicación del libro de Skinner: Conducta Verbal (1957). 

Posteriormente, en su libro Contingencias de reforzamiento (1969), este autor diferencia las conductas gobernadas por reglas de las conductas gobernadas por contingencias. Una definición sencilla (y como tal, probablemente inexacta) para diferenciarlas, estriba en que las primeras se definen por estar bajo control de estímulos verbales generados por el propio individuo o el entorno, y que describen contingencias específicas, mientras que las segundas se encuentran moldeadas (y controladas) por la estimulación ambiental directa. 

Como ejemplifica Skinner en el mentado libro, tanto el jugador de béisbol que atrapa pelotas en el aire como el comandante de barco que recupera satélites, comparten conductas topográficamente similares (es decir, en cuanto a su forma), tales como el moverse en una dirección determinada, visualizar el objeto que deben atrapar, etc. Sin embargo, el primero ha sido moldeado casi exclusivamente por contingencias de reforzamiento directas, mientras que el segundo responde a reglas e instrucciones verbales. Desde luego, no son excluyentes, y una conducta otrora controlada por las contingencias puede pasar a estar controlada por reglas. Podríamos decir que es lo que sucede cuando se hace “consciente lo inconsciente”, según reza la máxima psicoanalítica. 

Supongamos por caso un niño que cada vez que su madre se enoja y le grita, sonríe nerviosamente y esto tiende a aplacar a su progenitora (reforzamiento negativo). Luego de varios años, formula la regla “si alguien se enoja conmigo, debo sonreír”, la cual generaliza y aplica frente a diferentes situaciones de hostilidad interpersonal. Una conducta que comenzó estando gobernada por contingencias directas, se pone bajo control de una regla verbal. Y como tal, las reglas que en un ambiente anterior podrían haber sido útiles, pueden dejar de serlo en ambientes actuales. Si ese mismo niño crece, se convierte en adulto, consigue un puesto gerencial y dicha regla verbal se mantiene, probablemente la misma termine siendo completamente disfuncional, en tanto podrían presentársele serias dificultades a la hora de tener de lidiar con un empleado disgustado o un cliente enfurecido.

El campo de la conducta verbal (dentro del cual se incluye el lenguaje y el pensamiento) ha generado acalorados debates dentro y fuera del propio campo del conductismo, pues su objeto de estudio aborda fenómenos privados o encubiertos, lo cual ha originado por mucho tiempo (y aún lo hace, en ciertos círculos) cierto recelo dentro de una tradición fuertemente operacionalista y empirista. 

Excede los límites de este artículo hacer un recuento histórico de la evolución gnoseológica y epistemológica del conductismo (baste decir que se cuentan hoy en día más de 7 diferentes tipos de conductismos), y del estatuto de los fenómenos de la consciencia dentro del mismo. 

La finalidad de este escrito es llamar la atención sobre algunos estudios y campos de investigación básica y aplicada que muestran la importancia del estudio de fenómenos privados (el mundo debajo de la piel, como lo llamara Skinner), tales como el lenguaje y el pensamiento. No obstante, podríamos aventurar que gran parte del incordio acerca del estatuto de lo que ocurre debajo de la piel, descansa en lo que Gilbert Ryle (1967) ha denominado el “dogma del fantasma en la máquina” y el “error categorial”. En resumidas cuentas, este filósofo propone que hay un error inaugural en la concepción dualista cartesiana mente-cuerpo, en donde la mente se vislumbra como una suerte de “fantasma” inmaterial que opera desde dentro del cuerpo (aquellos con impronta cientificista dirían que, con asiento en el cerebro, específicamente). Algo similar a lo que Skinner planteó, burlonamente, como el homúnculo cognitivo u “hombrecillo interior” responsable de nuestro comportamiento. 

Ryle plantea que en esta concepción dualista habría un error categorial, es decir, un malentendido lingüístico, verbal. Pone como ejemplo una situación en la cual se le dijera a un extranjero que se le mostrará la Universidad de Oxford. Se lo hace recorrer entonces los colleges, los museos, los campos de deporte, las distintas facultades, el rectorado, los laboratorios, etc. Sin embargo, al finalizar el recorrido esta persona dice “he visto todos esos edificios, pero aún no he visto la Universidad”. 

Aquí habría un error categorial, en tanto esta persona habría entendido que la Universidad sería un ente físico similar al campo de deportes o un laboratorio, una suerte de institución paralela, y no un modo de definir todos aquellos edificios. De manera similar ocurre con la mente, pues no se la entiende como un modo particular de definir lo que ocurre “debajo de la piel”, sino como una contrapartida del cuerpo, regida por procesos y estructuras inmateriales, distintas. 

Debido a que los pensamientos, las emociones, los recuerdos no pueden describirse u observarse del mismo modo y con los mismos métodos que la conducta observable de correr, golpear o fumar, la teoría dualista de la doble vida (o del fantasma en la máquina) ha intentado una “explicación” duplicando la cantidad de entes disponibles. 

La reacción operacionalista y empirista contra este modelo dualista engendró el movimiento conductista primigenio, abiertamente anti-introspeccionista, formulado por Watson en 1913. 

Si bien hay quienes mantienen una posición ortodoxa, bastante cercana a este conductismo metodológico inicial (en lo teórico y en lo anacrónico), hoy día es casi una perogrullada afirmar que los organismos reaccionan no frente al estímulo físico puro, sino ante un estímulo “tal y como es percibido subjetivamente”. En otras palabras, podríamos decir que reaccionamos de acuerdo a nuestra historia de aprendizaje con dicha estimulación, y dicha historia de aprendizaje incluye estímulos encubiertos. 

Neal Miller (1935, citado en Mahoney, M. op. cit) realizó un experimento en el cual presentó aleatoriamente a un grupo de sujetos los símbolos “T” y “4”. Al tiempo que les pedía que los pronunciaran en voz alta mientras visualizaban el estímulo, “T” era seguido por una descarga eléctrica dolorosa, mientras que “4” no. En una fase posterior, se instruyó a los sujetos para que, frente a puntos idénticos, pensaran ora en “T”, ora en “4”. El investigador pudo comprobar que al “pensar en T” (sin una verbalización manifiesta), los sujetos respondían con una fuerte activación autonómica, en tanto que cuando referían pensar en 4, no. 

De manera similar, Duhany (1968, citado en Mahoney, M; op. cit) comparó la ejecución de varios sujetos en una cámara mantenida a alta temperatura. Diferentes respuestas (en este caso, elegir una de entre dos frases cuya diferencia era la presencia o ausencia de un artículo, como en “pájaro come lombrices” o “el pájaro come lombrices”) eran seguidas contingentemente por un chorro de aire frío, neutral o caliente. En una primera línea de base u “operante libre”, las respuestas que provocaban el chorro de aire frío eran elegidas de manera consistente. En una fase posterior, al grupo 1 se le dijo que el chorro de aire caliente sería resultado de una respuesta correcta, mientras que al grupo 2 se le dijo que el mismo sería resultado de una respuesta errónea. 

Idénticamente se procedió con el chorro de aire frío a los otros dos grupos. Un modelo no mediacional predeciría coherentemente que el chorro de aire frío sería elegido consistentemente, debido a sus propiedades físicas, como reforzador (en tanto disminuiría las excesivas temperaturas del ambiente), independientemente de la regla verbal ofrecida por el investigador. No obstante, los investigadores encontraron que la instrucción respecto de si el chorro era producto del error o el acierto, influía dramáticamente en la extinción o mantenimiento de la conducta. 

Aquellos a quienes se les instruyó para pensar que el chorro de aire caliente indicaba un acierto, aumentaron su elección de las frases que precedían al chorro, mientras que aquellos que fueron instruidos para considerarlo como resultado del error, es decir, lo percibieron como punitivo, dejaron de elegir dichas respuestas. Esto nos muestra cómo la conducta encubierta puede transformar las funciones de un estímulo. 

Dentro de esta misma línea de estudio de lo que Mahoney ha dado en llamar “contingencias cognoscitivas”, merece mención aparte el estudio sobre formación de conceptos de Kaufman. Dicho estudio, citado en “Cognición y Modificación de conducta” ( Mahoney,M 1974. op.cit), analiza el impacto de instrucciones verbales sobre el consabido efecto de los programas de reforzamiento sobre la conducta. En dicho estudio, se dividieron los grupos en 6 condiciones. A las 3 primeras se les dio instrucciones mínimas sobre la tarea (grupo IM), mientras que a las restantes se le explicitó la respuesta crítica en la tarea (grupo RC).  Al mismo tiempo, a un par de los grupos se les dijo que serían recompensados luego de cada minuto transcurrido (intervalo fijo- IF), a otro par que serían recompensados de manera variable, en promedio 1 vez por minuto (intervalo variable- IV), y finalmente al tercer par que serían reforzados luego de un promedio de 150 respuestas (razón variable- RV). Así, quedarían conformados 6 grupos diferentes, en función de la instrucción sobre el programa de reforzamiento y sobre su conocimiento de la tarea. En los hechos, todos los grupos fueron reforzados bajo un programa de intervalos variables de un minuto. Es bien sabido que los programas de reforzamiento generan diferentes tasas de conducta, contrastando sobre todo aquellas bajo un control de razón variable y uno de intervalo fijo. Mientras la primera genera una alta tasa de conducta de forma permanente y constante, la segunda genera “picos” de conducta cercanos al momento en que aparece la posibilidad de ser reforzado por emitir la conducta. Pues bien, esto es lo que sucedió en los hechos. Los registros acumulativos del experimento indicaron que los grupos respondían según el tipo de programa que creían que estaba operando, y no por las contingencias reales. Un claro ejemplo de lo que hoy en día se conoce popularmente como insensibilidad a las contingencias.

Por otro lado, desde hace tiempo que sabemos que, al decir de Pavlov, el lenguaje opera como un “segundo sistema de señales”. Son conocidas las investigaciones de condicionamiento semántico. Si, por ejemplo, condicionamos aversivamente la palabra “liebre” mediante una descarga eléctrica durante la fase de entrenamiento, en la fase de prueba las personas presentarán activación frente a palabras asociados semánticamente, tales como conejo o zanahoria, que a palabras fonéticamente similares, como libra. Aquí puede verse un caso del denominado marco de coordinación, desde la teoría de marcos relacionales. 

Es interesante puntualizar un experimento de Maltzmann (1968, citado en Mahoney, M; op.cit) en el cual se condicionó aversivamente la palabra “light” (luz) mediante un sonido estruendoso. Luego, en la fase de prueba, se presentaron varias palabras, algunas relacionadas y otras no, tales como “dark” (oscuro), “square” (cuadrado) y “lamp” (lámpara), entre otras. La palabra que mayor activación autonómica produjo fue dark (oscuro). Es interesante observar cómo en este experimento se produce una derivación de funciones, en donde estímulos que no fueron apareados inicialmente con un estímulo aversivo, adquieren propiedades aversivas por estar relacionados semánticamente con el estímulo entrenado (estos fenómenos han sido conceptualizados inicialmente desde el marco de las relaciones de equivalencia de Murray Sidman, y posteriormente por las formulaciones de RFT). Nuevamente, aquellos familiarizados con el enfoque de los marcos relacionales, podrán ver acá un claro ejemplo del denominado marco de oposición. 

Finalmente, otro gran dilema que introduce la conducta encubierta es su papel dentro del análisis funcional de la conducta. Es decir, al abordar los pensamientos, ¿debemos intervenir como si fueran estímulos antecedentes, conductas o consecuentes? Gran parte del debate entre la segunda y tercera ola se refiere a este aspecto. Ackerman (citado en Mahoney, 1974) refiere que muchos impulsos encubiertos (imágenes o vocalizaciones encubiertas) median conductas consumatorias estímulo-respuesta. La imagen de un cigarrillo o el pensamiento “qué ganas de fumar un cigarrillo” (a su vez, dicho pensamiento está emparejado con sensaciones fisiológicas de abstinencia, las cuales generan un estado aversivo, conocido como craving), suele preceder a la conducta consumatoria de fumar, la cual se mantiene por reforzamiento negativo muchas veces, pues desaparece el malestar de la abstinencia El autor sostiene que dicha secuencia mantiene el control de dichos impulsos encubiertos sobre la conducta manifiesta. Dicho impulso actuaría como un estímulo discriminativo encubierto de una respuesta explícita. Desde este marco, podríamos decir que varias de las técnicas que apuntan a observar sin actuar (atención plena o mindfulness), toman como base el romper esta asociación entre estímulos encubiertos y conductas manifiestas, intentando debilitar el control privado sobre las conductas problema y poner bajo un programa de extinción operante a la conducta consumatoria. 

Como bien señala Mahoney en su libro Cognición y modificación de conducta (1974), anticipando las actuales formulaciones de las llamadas “terapias de tercera generación”:

Quizás deberíamos señalar que la tendencia a teorizar no es necesariamente inherente (…). Muchas influencias de aprendizaje social estimulan la construcción de modelos. Cuando adquirimos en la infancia nuestro sistema de símbolos culturales (lenguaje), podemos igualmente aprender algunas de las reglas (es decir, contingencias) que se aplican a su uso. Frecuentemente se modela y refuerza la “consistencia” y el “dar sentido” y se les da una alta evaluación positiva a las relaciones lógicas. Aprendemos a generar hipótesis acerca de las contingencias del mundo real, con el objeto de predecir y anticipar las consecuencias de nuestras acciones. Cuando nuestras hipótesis privadas paralelizan con las contingencias externas actuales, generalmente nuestra conducta se ve reforzada con mayor generosidad. Teorizamos entonces con el objeto de retener conocimientos derivados de nuestras experiencias pasadas, conocimientos que juegan un papel crítico en la dirección de nuestra conducta futura” (pp,65).

Referencias:

  • Meichenbaum, D. (1977). Manual de inoculación de estrés. Ed. Martinez Roca. España.
  • Mahoney, M (1974) Cognición y modificación de conducta. Ed. Trillas. México
  • Ryle G. (1967). El concepto de lo mental. Ed. Paidós. Buenos Aires.
  • Skinner, B.F. (1957). Conducta Verbal. Ed. Trillas. México.
  • Skinner, B.F. (1969). Contingencias de reforzamiento. Ed. Trillas. México.

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  • Artículos de opinión (Op-ed)

«The A Word»: Una serie sobre el autismo y las dificultades en el diagnóstico

  • Geraldine Panelli
  • 04/02/2022

Aprovechando el verano y el tiempo libre me crucé con esta serie filmada en Reino Unido con unos paisajes alucinantes y una historia que relata el  padecimiento y los desafíos de una familia similares a los que escucho en el consultorio.

 The A Word es una serie sobre una familia con un hijo con trastorno del espectro autista. En la primera temporada comienzan a encontrarse con ciertas dificultades en el diagnóstico y en las siguientes dos se realiza un recorrido por cómo es la dinámica familiar luego de encontrarle un nombre a lo que a su hijo le sucedía. 

Si bien es una familia de clase acomodada y con recursos económicos suficientes, en la localidad en donde viven no cuentan con profesionales que tengan conocimientos suficientes sobre trastornos del neurodesarrollo, lo que sin dudas es el mayor inconveniente tanto en la serie como en la realidad. La madre del niño esboza frases que lamentablemente los profesionales de la salud oímos miles de veces de familias que vienen a consulta y que retrasan cualquier intento de diagnóstico temprano:

 “Luego de consultar en terapia del lenguaje a los 3 años, nos dijeron que se arreglaba solo.”

Una de las frases que más daño puede hacer en conjunto con “no seas ansiosa mamá, ya va a hablar”. Tal como muestra la serie, a las familias les cuesta el primer acercamiento a reconocer que hay algo que no está bien, que sus hijas/os a quienes aman tienen una dificultad o un problema de salud. Y cuando esto sucede, es momento de hacer todas las evaluaciones necesarias para poder reconocer a tiempo si hay un trastorno del neurodesarrollo o algún problema de salud de base, que está causando estas complicaciones.

Las familias escuchan a los y las profesionales, tenemos voz de autoridad para afirmar si todo está bien o si hay que hacer más evaluaciones. Por supuesto que cuando una familia se acerca con una duda y consulta, si el profesional les dice que está todo bien, lo más probable es que vuelvan a su casa y sigan con su vida con tranquilidad. Es por esto que tenemos que tener mucho cuidado. 

La evidencia nos demuestra que, cuando hablamos de trastornos del neurodesarrollo, mientras más temprano inicie el tratamiento, mejores probabilidades de desarrollo hay. Con lo cual tanto lo que le pasa a la familia en la serie, como lo que pasa habitualmente en las consultas no es inocuo, sino que atrasa. 

Me sorprende lo mucho que podemos observar en la serie en cuanto a la dinámica familiar, el estrés, las relaciones entre hermanos y hermanas, tías, tíos, abuelos y abuelas. Pasando también por las personas de la comunidad y las necesidades educativas que no son garantizadas.

Haciendo un pequeño repaso, sin ánimo de spoilear la historia es así: Joe es un niño muy querido, segundo hijo de un matrimonio felíz, viviendo cerca de su abuelo y sus tíos y tías quienes brindan un gran apoyo en su cuidado, al igual que su hermana mayor. Toda la familia aprende a sobrellevar las dificultades y “metidas de pata” de Joe y lo aceptan como es. Pero es importante resaltar que a mayores niveles de apoyo hay menor estrés en los cuidadores asociado al cuidado de un niño con TEA. 

A pesar de esto no es fácil para su madre y su padre el diagnóstico en sí mismo, la relación con la escuela y con la población en general. Como anticipé un poco más arriba, una de las complicaciones más grandes que se observa en la serie, es la dificultad para conseguir una enseñanza adecuada para Joe en donde vive. Lo que parte a la familia en dos, teniendo que mudarse a Manchester donde encuentran una escuela especial que cuenta con los recursos para ayudarlos y brindarles contención. 

Ver todas las herramientas que comienzan a usar como familia una vez que reciben acompañamiento y orientación es muy gratificante; realmente la serie es muy fiel a los comportamientos dentro del diagnóstico y a las opciones de tratamiento con evidencia que pueden ayudar al paciente y a sus familias. 

Hay algunas cuestiones en las que se hace mucho hincapié cuando se realiza orientación en crianza que en la serie se grafican de forma consistente:

  • el no hablar de los niños y las niñas cuando están presentes como si estuvieran ausentes
  • no hacer promesas que luego no podamos cumplir
  • repensar el discurso pensando en la literalidad 
  • preguntar antes de abrazar o dar un beso 
  • anticipar y planificar

Sin dudas, ver la serie es un gran recurso tanto para quienes trabajamos con personas con TEA y sus familias como para las familias que viven esta situación. Entender que las familias no están solas, que en el otro punto del mapa hay personas surfeando las mismas dificultades y que a pesar de que somos poblaciones totalmente distintas, nos queda mucho camino en relación a promover y asegurar un diagnóstico temprano con posibilidades reales de acceso a tratamientos validados científicamente y educación inclusiva. 

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿Conseguimos nuestras ideas más creativas cuando caminamos?

  • Maria Fernanda Alonso
  • 03/02/2022
man walking near body of water

Se ha demostrado que la creatividad, específicamente el pensamiento divergente, se beneficia al caminar sin restricciones. Recientemente, un equipo de investigadoras exploró los efectos de las restricciones motoras en el pensamiento divergente para diferentes estados de movimiento.   Y encontraron que no es el movimiento per se lo que nos ayuda a pensar de manera más flexible sino que la libertad de realizar movimientos autodeterminados es responsable de ello (Murali & Händel, 2022).

Qué metodología usaron

A través de tres experimentos, las investigadoras estudiaron la influencia del movimiento corporal y la restricción motora en la tarea de usos alternativos (AUT) de Guilford y, además, evaluaron la relación entre los parpadeos y el rendimiento durante las diferentes condiciones y la interacción entre los parpadeos y otros movimientos corporales. En el experimento 1, se enfocaron en la interacción entre caminar y parpadear. Al investigar movimientos específicos, es importante considerar que muchos movimientos del cuerpo interactúan: los aumentos espontáneos en la frecuencia del parpadeo pueden estar relacionados con los movimientos de la boca durante el habla (Brych & Händel, 2020; von Cramon & Schuri, 1980); además, caminar va de la mano con una mayor tasa de parpadeo (Cao et al., 2020). Es importante destacar que esta asociación no depende de la entrada visual, ya que persiste incluso durante la oscuridad absoluta, lo que sugiere un vínculo profundamente integrado en el sistema. Partiendo de esta base, las autoras se propusieron comprender mejor la influencia de los diferentes estados de movimiento en la creatividad, al mismo tiempo que evaluaron las interacciones entre los movimientos grandes y los parpadeos. El propósito del experimento 1 fue: replicar hallazgos previos sobre caminar y parpadear en el pensamiento divergente; diferenciar los efectos para las diferentes fases de la tarea de creatividad (línea de base, pensar, responder); y comprender si los efectos de parpadear y caminar son aditivos o independientes entre sí.

El objetivo del experimento 2 era entender si la mera ejecución de la salida del motor es el factor relevante o si es más bien la instrucción/estado corporal específico lo que introduce el efecto. Como se detalló anteriormente, se ha demostrado que caminar sin restricciones en el camino mejora el pensamiento divergente. Se ha demostrado que los movimientos oculares libres, aunque no se han estudiado en el contexto de la creatividad, benefician la memoria. Las autoras de esta investigación querían entender si el efecto positivo sobre la cognición se extiende a otros estados de movimiento y, por lo tanto, compararon el rendimiento en la tarea de usos alternativos no solo durante la marcha libre y restringida, sino también durante la sesión libre y restringida. El objetivo del experimento 3 fue replicar los hallazgos del experimento 2 y, lo que es más importante, probar si los parpadeos muestran un vínculo con la fluidez según el nivel de restricción.

Qué encontraron

Las puntuaciones en la tarea de usos alternativos eran más altas al caminar que al sentarse. Aunque los parpadeos difirieron significativamente entre las condiciones de movimiento (caminar vs sentarse) y la fase de la tarea (línea de base vs pensar vs responder), no se correlacionaron con el desempeño de la tarea. 

En los experimentos 2 y 3, los participantes caminaron libremente o en un camino restringido; o, se sentaron libremente o miraron una pantalla. Cuando el factor restricción fue modulado explícitamente, el efecto de caminar se redujo, mientras que la restricción mostró una influencia significativa en las puntuaciones de fluidez. 

Es importante destacar que las investigadoras encontraron una correlación significativa entre la tasa de parpadeo y las puntuaciones de creatividad entre los sujetos, según la condición de restricción. El estudio muestra un efecto de restricción independiente del estado de movimiento sobre el pensamiento divergente. En otras palabras, al igual que caminar sin restricciones, sentarse sin restricciones también mejora el pensamiento divergente. 

En consecuencia, incluso los pequeños movimientos mientras se está sentado pueden tener los mismos efectos positivos en el pensamiento creativo. Lo importante es la libertad de moverse sin restricciones externas, señalan las autoras.

Por otro lado, resaltaron que el movimiento no debe suprimirse ni debe ser forzado a seguir patrones regulares. Esto sucede cuando las personas se enfocan, por ejemplo, en una pantalla pequeña, explicaron.

Por lo tanto, el mayor uso de teléfonos móviles y dispositivos similares, también en el campo de la educación durante la pandemia de coronavirus, podría tener un efecto negativo en los procesos cognitivos como la creatividad.

A largo plazo, estos hallazgos podrían contribuir a una mejor comprensión de las enfermedades que afectan los movimientos corporales y los procesos cognitivos.

Referencias bibliográficas:

  • Brych, M., & Händel, B. (2020). Disentangling top-down and bottom-up influences on blinks in the visual and auditory domain. International Journal of Psychophysiology: Official Journal of the International Organization of Psychophysiology, 158, 400-410. https://doi.org/10.1016/j.ijpsycho.2020.11.002
  • Cao, L., Chen, X., & Haendel, B. F. (2020). Overground Walking Decreases Alpha Activity and Entrains Eye Movements in Humans. Frontiers in Human Neuroscience, 14, 561755. https://doi.org/10.3389/fnhum.2020.561755
  • Murali, S., & Händel, B. (2022). Motor restrictions impair divergent thinking during walking and during sitting. Psychological Research. https://doi.org/10.1007/s00426-021-01636-w
  • von Cramon, D., & Schuri, U. (1980). Blink frequency and speed motor activity. Neuropsychologia, 18(4-5), 603-606. https://doi.org/10.1016/0028-3932(80)90164-5

Fuente: Science Daily

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  • Recursos para Profesionales de la Psicología

¿Qué puedo hacer si estoy teniendo una crisis?

  • David Aparicio
  • 02/02/2022

Las habilidades TIP forman parte del repertorio de recursos de la terapia dialéctica conductual (DBT) para ayudar a las personas a tolerar las crisis sin empeorar la situación. En el entrenamiento de habilidades o en la terapia individual, los consultantes aprenden a utilizar estos recursos, pero en los momentos difíciles es fácil de olvidar qué hay que hacer. Así que les comparto este maravillo recurso preparado por el psicólogo Eden Medina y diseñado por la ilustradora Lau Creativa.

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  • Recursos para Profesionales de la Psicología

Mucho más que Freud: Todas las escuelas de la psicología

  • David Aparicio
  • 02/02/2022

Solemos usar “psicología” y “psicoanálisis” como sinónimos, pero en realidad existen muchas escuelas y variantes, algunas de las cuales no dejan de ganar popularidad. ¿Qué es el conductismo? ¿Y la terapia cognitiva?

Un breve video para explicar que el psicoanálisis no es sinónimo de la psicología y que nuestra ciencia ha crecido y desarrollado diferentes modelos, alguno con más evidencia que otros, para explicar la conducta de las personas.

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Déficits cognitivos en personas que se han recuperado de COVID-19

  • Maria Fernanda Alonso
  • 02/02/2022

Las personas que se han recuperado de COVID-19 tienden a obtener puntuaciones significativamente más bajas en una prueba de inteligencia en comparación con aquellas que no han contraído el virus, según una nueva investigación. Los hallazgos sugieren que el virus SARS-CoV-2 que causa el COVID-19 puede producir reducciones sustanciales en la capacidad cognitiva, especialmente entre aquellos con enfermedades más graves (Hampshire et al. 2021).

Qué metodología usaron

El equipo de investigación analizó datos de 81.337 participantes que completaron la prueba de inteligencia entre enero y diciembre de 2020. De toda la muestra, 12.689 personas informaron que habían experimentado COVID-19, con diversos grados de gravedad respiratoria.

“La prueba comprendía un conjunto de tareas diseñadas para medir diferentes dimensiones de la capacidad cognitiva que habían sido desarrolladas para su aplicación tanto en la ciencia ciudadana como en la investigación clínica. 

Qué encontraron

Después de controlar factores como la edad, el sexo, la mano dominante, el primer idioma, el nivel educativo y otras variables, los investigadores encontraron que aquellos que habían contraído COVID-19 tendían a tener un desempeño inferior en la prueba de inteligencia en comparación con aquellos que no habían contraído el virus. Los mayores déficits se observaron en tareas que requerían razonamiento, planificación y resolución de problemas, lo que está en línea con informes de COVID prolongado, donde son comunes la “niebla mental”, la dificultad para concentrarse y la dificultad para encontrar las palabras correctas, señalaron los investigadores.

Estudios anteriores también han encontrado que una gran proporción de sobrevivientes de COVID-19 se ven afectados por complicaciones neuropsiquiátricas y cognitivas.

El nivel de bajo rendimiento cognitivo también se asoció con el nivel de gravedad de la enfermedad, y aquellos que fueron hospitalizados con un ventilador mostraron los mayores déficits. El déficit observado para los pacientes con COVID-19 a los que se les había puesto un ventilador equivalía a una caída de 7 puntos en el coeficiente intelectual. El déficit fue incluso mayor que los déficits observados en personas que habían sufrido previamente un accidente cerebrovascular y que reportaron problemas de aprendizaje.

Aunque un pequeño subconjunto de 275 participantes completó la prueba de inteligencia tanto antes como después de contraer COVID-19, el estudio empleó principalmente una metodología transversal, lo que limitó la capacidad de sacar conclusiones firmes sobre causa y efecto. Pero la muestra grande y socioeconómicamente diversa permitió a los investigadores controlar una amplia gama de variables potencialmente cofundadoras, incluidas las condiciones preexistentes.

Referencia bibliográfica: Hampshire, A., Trender, W., Chamberlain, S. R., Jolly, A. E., Grant, J. E., Patrick, F., Mazibuko, N., Williams, S. C. R., Barnby, J. M., Hellyer, P., Mehta, M. A. Cognitive deficits in people who have recovered from COVID-19 (2021). E Clinical Medicine. Research Paper Volume 39. The Lancet. DOI:https://doi.org/10.1016/j.eclinm.2021.101044

Fuente: Psypost

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