Psyciencia
  • SECCIONES
  • PSYCIENCIA PRO
    • ÚNETE A LA MEMBRESÍA
    • INICIA SESIÓN
    • CONTENIDO PARA MIEMBROS
    • RECURSOS PARA MIEMBROS
    • TIPS PARA TERAPEUTAS
    • PODCAST
    • WEBINARS
  • NORMAS APA
  • SPONSORS
  • NOSOTROS
Psyciencia
  • SECCIONES
  • PSYCIENCIA PRO
    • ÚNETE A LA MEMBRESÍA
    • INICIA SESIÓN
    • CONTENIDO PARA MIEMBROS
    • RECURSOS PARA MIEMBROS
    • TIPS PARA TERAPEUTAS
    • PODCAST
    • WEBINARS
  • NORMAS APA
  • SPONSORS
  • NOSOTROS

Publicaciones por mes

marzo 2015

40 Publicaciones
  • Definiciones

Definición de la semana: Anorexia Nerviosa

  • Alejandra Alonso
  • 15/03/2015

El DSM V (2013) define a la anorexia nerviosa como una restricción en la ingesta de energía en relación a los requisitos, lo que conduce a que la persona presente un peso significativamente bajo tomando en cuenta la edad, el sexo, la trayectoria de desarrollo y la salud física. Un peso significativamente bajo se define como menor al mínimamente normal o, para los niños y adolescentes, menor al que mínimamente se esperaba.

Incluso aunque la persona tiene un peso significativamente bajo, su conducta interfiere con el aumento de peso, además se muestra temeroso a ganar peso y ser gordo.

Percepción distorsionada de la imagen corporal o del peso

Otro síntoma muy común es que la persona tiene una percepción distorsionada de la imagen corporal o del peso, el peso o la forma tienen una importancia significativa en la autoevaluación o la persona no es consciente del peligro de tener un peso tan bajo.

La anorexia nerviosa se divide en dos:

Tipo restrictivo: No recurren a atracones o conductas purgativas. La pérdida de peso ocurre por comprometerse en dietas, ayunos o ejercicio excesivo. Algunos individuos en este subtipo de anorexia nerviosa realizan conductas purgativas pero no recurren a atracones si no que dichas conductas se dan luego de consumir pequeñas cantidades de comida.

Tipo purgativo: El individuo ha tenido atracones o conductas purgativas durante los últimos tres meses (por ejemplo, vómito autoinducido, mal uso de laxantes, diuréticos o enemas).

Cuando estas personas tienen un peso gravemente bajo, suelen mostrar síntomas depresivos. Otros rasgos que se suelen observar en dichos individuos son los obsesivos compulsivos, tanto relacionados como no a la comida, muchos pacientes piensan constantemente en comida, la acumulan o juntan recetas.

Sumado a los anteriores rasgos, también se suelen asociar a este trastorno preocupación sobre el comer, sentimientos de inefectividad, un fuerte deseo de controlar su ambiente, pensamiento inflexible, espontaneidad social limitada y una expresión emocional muy restringida. Además, comparados con individuos con anorexia nerviosa de tipo restrictivo, aquellos que presentan el tipo purgativo tienen mayores tasas de impulsividad y es más probable que abusen del alcohol y otras drogas.

Un subgrupo también suele presentar actividad física excesiva, que muchas veces precede al comienzo de la enfermedad y que interfiere con el aumento de peso.

Es más común en mujeres que en hombres

La anorexia nerviosa es más común en mujeres que en hombres. Es un trastorno que suele comenzar en la adolescencia o en la adultez temprana, muy rara vez antes de la pubertad o después de los 40 años. El comienzo de la anorexia suele estar relacionado a eventos estresantes de la vida (como mudarse para asistir a la universidad por ejemplo).

Factores de riesgo:

Temperamental: Los individuos que desarrollan trastornos de ansiedad o muestran rasgos obsesivos en la niñez tienen un mayor riesgo de desarrollar anorexia nerviosa.

Ambiental: También existe mayor riesgo en culturas y entornos donde se valora la delgadez, como en el modelaje o atletismo.

Genéticos y fisiológicos: El riesgo de padecer anorexia y bulimia nerviosa es mayor además en familiares biológicos de primer grado de individuos con el trastorno. A su vez, hay mayor riesgo de desarrollar trastornos bipolar o depresivo en familiares de primer grado de personas con anorexia nerviosa, particularmente del subtipo purgativo.

Las personas con Anorexia Nerviosa pueden presentar en sus exámenes de laboratorio las siguientes anormalidad:

Hematología: La leucopenia es común, con la pérdida de todos los tipos de células pero generalmente con aparente linfocitosis. Se puede producir anemia leve, así como trombocitopenia y, rara vez, problemas de sangrado.

Química del suero: La deshidratación puede ser reflejada por niveles elevados de nitrógeno de urea en sangre. La hipercolesterolemia es común. Niveles de enzimas hepáticas pueden estar elevados. Hipomagnesemia, hypozincemia, hipofosfatemia e hiperamilasemia son observados de vez en cuando. El vómito autoinducido puede conducir a la alcalosis metabólica (bicarbonato sérico elevado), hipocloremia e hipopotasemia; abuso de laxantes puede provocar una acidosis metabólica leve.

Endocrino: los niveles de tiroxina en suero (T4) por lo general se observan en un rango más bajo de lo normal; los niveles de triyodotironina (T3) están reducidos, mientras que los niveles de T3 inversa son elevados. Las mujeres tienen bajos niveles de concentraciones séricas de estrógeno, mientras que los hombres tienen bajos niveles de testosterona en suero.

Electrocardiografía. La bradicardia sinusal es común, y, en raras ocasiones, se observan arritmias. En algunos individuos se observa prolongación significativa del intervalo QTc.

Mayor riesgo en culturas y entornos donde se valora la delgadez

Masa ósea: Es común observar baja densidad mineral ósea, con áreas específicas de osteopenia u osteoporosis. El riesgo de fractura es significativamente elevado.

Electroencefalografía: Anomalías difusas, lo que refleja una encefalopatía metabólica, puede resultar de fluido significativa y alteraciones electrolíticas.

Gasto energético en reposo: A menudo hay una reducción significativa de dicho gasto.

Síntomas y signos físicos: Pueden presentar amenorrea, emaciación, hipotensión, hipotermia, bradicardia, lanugo (vello corporal muy fino), edema periférico (en especial al aumentar de peso o dejar el uso de laxantes y diuréticos), rara vez presentan petequias o equimosis. Algunas personas evidencian una coloración amarillenta en la piel asociada con hipercarotemia. Como también se ve en personas con bulimia nerviosa, las personas con anorexia nerviosa que se auto inducen el vómito pueden presentar hipertrofia de las glándulas salivales, especialmente las glándulas parótidas, así como la erosión del esmalte dental. Algunas personas pueden tener cicatrices o callos en la superficie dorsal de la mano de un contacto repetido con los dientes mientras se induce el vómito.

El riesgo de suicidio es elevado.

Para realizar el diagnóstico diferencial se deben tener en cuenta los siguientes trastornos:

  • Trastorno Depresivo Mayor.

  • Esquizofrenia.

  • Trastornos de uso de sustancias.

  • Trastorno de ansiedad social.

  • Trastorno obsesivo-compulsivo.

  • Trastorno dismórfico corporal.

  • Bulimia Nerviosa.

  • Trastorno de consumo de comida restrictivo/evitativo.

  • Condiciones médicas (enfermedades gastrointestinales, hipertiroidismo, SIDA).


Fuente:
American Psychiatric Association, (2013), Diagnostic and statistical manual of mental disorders (5th ed.). Arlington, VA:American Psychiatric Publishing.

Imagen:  Kirstie-LeIKIR

💌 ¿Te gustó este artículo? Recibe más como este en tu correo. Suscríbete al boletín gratuito.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Los recuerdos: ficciones útiles

  • Andrés Buschiazzo
  • 13/03/2015

El estudio de la memoria, durante largo tiempo estuvo dominado por el supuesto tácito de que esta capacidad transversal -presente en casi la totalidad de las capacidades mentales-  era una “entidad unitaria o monolítica”. En las últimas cuatro décadas se produjo una proliferación de estudios teóricos, metodológicos y técnicos acerca de la memoria y el reconocimiento de la existencia de distintos sistemas y sub-sistemas cerebrales de memoria. Esta idea surgió en un ámbito multidisciplinario: neuro-conductual, neuropsicológico y cognitivo (Ruiz Vargas, 1994; Schacter & Tulving, 1994; Baddeley, 1995).

La psicología de la memoria ha incrementando el acervo científico a partir de pruebas neuropsicológicas que se realizaron con pacientes con trastornos en la misma y esto permitió una mayor comprensión de los procesos de los déficits, arquitectura, funcionamiento, y las distintas formas de almacenar la información, la recuperación, la pérdida y las distorsiones de los recuerdos.

El estudio científico de la memoria comenzó con la obra de Ebbinghaus, quién  demostró que en condiciones de control se podía investigar sobre cómo respondían los sujetos a ciertas tareas y qué características tenía la memoria humana.  En 1960, la memoria se convirtió en una de las áreas más fecundas de un nuevo enfoque denominado: psicología cognitiva.

El trabajo versa sobre cómo los seres humanos construyen los recuerdos y/o “falsos recuerdos”, a partir de tres mecanismos de modelaje humano: generalización, eliminación y distorsión de la “realidad” (Bandler & Grinder, 1980) y la utilización de la “Teoría de los constructos personales” de Kelly en el ámbito clínico.

Antecedentes

Pozo dice a partir de una cita de Ebbinghaus: “la psicología tiene un largo pasado pero una corta historia” (Pozo, 1993: 17). Para el autor de marras la historia se inicia en el siglo IV A.C., entonces se debatían cuestiones y conceptos que osadamente Pozo afirma que “cambiando lo cambiable” (“mutatis mutandi”) “pasarían a constituir el núcleo de los problemas que estudiaría un curiosa disciplina académica llamada Psicología Cognitiva” (Pozo, 1993: 17).

Lo que Pozo llamó con Gardner (1985 “agenda griega”) proviene de la Academia de Platón. Varios de sus trabajos reflexionan sobre el origen y naturaleza del conocimiento, ejemplo: libro VII de “La República”. Allí el discípulo de Sócrates narra el “Mito de la caverna” que muestra que en el mundo conocido (sensible en oposición a inteligible) se está encadenado a los sentidos y que no es más que la sombra de los objetos que se proyecta en una pared de la caverna de la realidad por las “Ideas Puras” (“esencias”), que están ubicadas en el “psique” desde el nacimiento.

En suma, el conocimiento es la proyección de las ideas innatas. El “Mito de la caverna” se complementa con el diálogo el “Menón”. Allí es tal la pericia de Sócrates que le hace “descubrir” a un esclavo ignorante mediante unas líneas trazadas en la arena, conceptos geométricos vinculados al teorema de Pitágoras. Entonces, Sócrates exclama entusiasmado, “está recordando lo que su alma ya conoció en el mundo de las ideas” (Griego: topos uranos). En esa teoría aprender es recordar (Lat. “re-cordis” = “volver a pasar por el corazón” -afectivo-) o recuperar -cognitivo-.

La doctrina platónica, siguiendo a Pozo, resurge en el racionalismo idealista de Descartes, Leibniz y Kant, y lo relevante es recuperado por representantes del movimiento cognitivista actual como Fodor y Chomsky.

El racionalismo iniciado por Platón da lugar a otra corriente fundada por su discípulo Aristóteles: el empirismo o asociacionismo, esta corriente rechaza las ideas innatas y en su lugar, propone la “tabula rasa” sobre la que se imprimen las sensaciones, de este modo el conocimiento proviene de los sentidos que otorgan a la mente las imágenes que se asocian por medio de tres leyes: “analogía, contigüidad y contraste”  (Hazán & Titze, 2011).

Esta postura puede enmarcarse en la máxima escolástica: “no hay nada en el intelecto que primero no haya estado en los sentidos”. Aristóteles es, por tanto, el fundador del asociacionismo, en los siglos XVII y XVIII reaparecerá representada por Hobbes, Locke y Hume. De ellos partirá precisamente Ebbinghaus y arrojará su sombra sobre la psicología experimental de Wundt y todo el conductismo.

“No hay nada en el intelecto que primero no haya estado en los sentidos”.

Al tener en cuenta los cambios de paradigma, postuladas por Kuhn, se enmarcan dos revoluciones: la primera se produce en la segunda década del siglo XX donde aparece el conductismo en oposición al subjetivismo, al introspeccionismo (defendido por Wundt) y al funcionalismo. El conductismo se consolida desde 1930 mediante un paradigma objetivista estudiando los aprendizajes mediante el condicionamiento y postulando la innecesariedad de los procesos mentales superiores para comprender la conducta.

El paradigma se expande a través diversas anomalías empíricas junto a factores externos a la psicología como las nuevas tecnologías cibernéticas, acompañas de la teorías de la Computación, la Lingüística y la propia Cibernética: “harán que el paradigma (…) entre en crisis a partir de 1950” (Pozo, 1993: 18).

El concepto de cibernética de Wiener en cuanto al cambio de paradigma desde la tecnología es uno de los más representativos, ejemplo el tubo del monitor fue sustituido por el plasma (para explicar, grosso modo, la concordancia epistémica que se da entre Wiener y Kuhn), muestra que el concepto de cibernética: “es aplicable a sistemas animados o inanimados” (Wiener, 1956:  46).

A mediado de los 50 (se da la segunda revolución), y surge la metáfora del ordenador -con el procesamiento de la información- que hace posible el estudio de los procesos mentales que el objetivismo excluía. Aquí se entra en el período de la ciencia normal donde la psicología cognitiva es dominante.

En la actualidad Eysenck y Keane (2005)  proponen cuatro abordajes en el estudio de la cognición humana: psicología cognitiva experimental, modelos computacionales, neuropsicología cognitiva y la neurociencia cognitiva que es el empleo de métodos de neuroimagen y neurofisiología para estudiar los aspectos de la fisiología y estructura del cerebro pertinentes a la cognición.

Es de suma importancia para los psicólogos lo que apostilla Harley:  “Saber dónde se ubica (sucede) un proceso psicológico en el cerebro es, en el mejor de los casos, de interés psicológico limitado y aunque puede que no nos diga nada”.

Qué es recordar?

Para Fernández & Díez recordar:

“no consiste en la mera re-excitación de huellas que son copias, más o menos incompletas, de las experiencias previas. Recordar es una actividad fundamentalmente reconstructiva, un proceso que desemboca en la generación de construcciones mentales de carácter dinámico y transitorio y en el que intervienen múltiples factores, relacionados tanto con la información contenida en las representaciones almacenadas como con características propias de la situación en la que tiene lugar el acto de recordar” (Fernández & Díez, 2001: 160).

La terapia de raigambre constructivista trata de ver cuáles son los esquemas (memoria semántica) que mantienen la conducta y/o el síntoma del paciente. Los esquemas son siempre del otro y no del terapeuta. Comprender esta diferencia es el entrenamiento que un psicoterapeuta debe poseer. Algunos abordajes psicodinámicos realizan interpretaciones fijas sobre los contenidos psíquicos de sus pacientes, es decir imponen un determinado contenido dejando al sujeto sin capacidad para encontrar el sentido de su existencia.

Recordar es una actividad fundamentalmente reconstructiva

La memoria episódica es la más vulnerable. Se puede decir que “la memoria episódica es la memoria autobiográfica”, sin embargo la biografía de un sujeto, el relato autobiográfico no consiste en traer al presente la memoria episódica.

Esta metáfora del “video” considera que el sujeto es un proyector de la realidad.  Aprender sobre el mundo significa proyectar, a través de la mente, películas sobre una pantalla en blanco. Según esta teoría el niño viene al mundo provisto de una filmoteca. La diferencia entre el mundo adulto e infantil radica en que los primeros han pasado más películas que los segundos. Podemos ubicar aquí la teoría idealista o platónica.

Elkind en un artículo sobre Piaget relata que a Berkeley, eximio representante del idealismo subjetivo y conocido por su afirmación “ser es ser percibido o percibir”. Una vez le espetaron que “se convencería de que no tenía todo el mundo en su cabeza si, paseando por las calles de Londres, un balde de lodo acertara caerle sobre ella” (1975: 43).

La metáfora del “video”, consiste en que el sujeto tiene guardados datos en la memoria episódica y los trae al “escritorio” pone “play y ve el video”.  En la actualidad, se concibe al recuerdo (“yo me acuerdo que”) no como la metáfora de ver la película pura sino que es la “edición de la película”.

El recuerdo: edición de la  película

La metáfora actual es la de “editar la película”, significa que cada vez que se recuerda algo se están haciendo cambios, no se puede evocar tal cual es el hecho en sí. La recuperación episódica es una actividad reconstructiva, consiste en una construcción, que se trae de diversos lados de la memoria y se construye una representación transitoria en la memoria de trabajo:

“La memoria de trabajo u operativa es el ‘espacio mental’ de trabajo, necesario para el recuerdo episódico y semántico, para el pensamiento y la toma de decisión, para la comprensión del lenguaje y el cálculo mental, y en general para todas las actividades cognitivas que requieren atención y procesamiento controlado” (Burin & Duarte, 2005: 2).

En ella intervienen múltiples factores relacionados con la información que se tiene en la memoria histórica, conceptos y esquemas de la memoria semántica, un sujeto recuerda a partir de lo que cree o creyó que es el otro, de lo que cree que es él, que pasó y cómo concibe lo que pasó, cómo y con quién habla sobre lo que aconteció. Cuando una persona habla de otra lo refleja más a él que a la otra persona. Al respecto el filósofo Spinoza dice, “cuando Pedro habla de Juan está diciendo más de Pedro que de Juan”. Los recuerdos en realidad son creencias acerca de la situación (Schacter y E. Tulving, 1994).

Significa que cada vez que se recuerda algo se están haciendo cambios

En el contexto de la terapia no interesa que pasó objetivamente porque lo relevante es la subjetividad del paciente. El problema está en los ámbitos forenses cuando sí importa, si la persona cometió un delito y este es el debate que se formuló con los trabajos de Elizabeth Loftus, una investigadora y la principal impulsora de que el recuerdo es construcción y que intervienen influencias de las situaciones. Es decir, si hay una influencia de situación en el relato evocado y se lo guarda, cambia sustancialmente el recuerdo cada vez que se repita esta operación. Parafraseando a Heráclito, “nunca nos bañamos dos veces en el mismo recuerdo”.

Loftus comenzó estudiando la memoria de testigo y mostrando cómo en los interrogatorios que se hacían con ciertas palabras con las que se preguntaba cambiaban lo que las personas recordaban. Uno de sus experimentos para demostrar esto fue el siguiente: las personas veían un coche y entonces se les preguntaba a un grupo: (1) ¿A qué velocidad iba el coche verde cuando topó al otro? Mientras que al otro grupo se les preguntaba: (2) ¿A qué velocidad iba el coche cuando se incrustó en el otro?. La estimación de velocidad era mucho mayor con la palabra incrustó que con la de topó, esto verifica como los recuerdos a partir de ciertas influencias pueden ser distorsionados cuando se los evoca en forma de relato. Luego siguió estudiando la memoria y mostró cómo se podía crear recuerdos que el sujeto nunca había tenido, en otras palabras implantar “falsos recuerdos”.

Los recuerdos desde esta postura son creencias, representaciones que el sujeto se hace con respecto a su “realidad”, un conjunto de aspectos objetivos, subjetivos, sociales y metacognitvos. Los esquemas o “constructos personales” (Kelly) que el sujeto construye a lo largo de la vida están fundados en su singular experiencia de representar el mundo constituyente de un conjunto de intereses, hábitos, gustos, pautas y normas de comportamiento únicos. Las diferencias entre esquemas garantiza que cada sujeto tenga un modelo del mundo que de alguna forma será diferente del modelo de otra persona (Landfield & Leitner, 1987).

Los pacientes que acuden a psicoterapia los hacen porque, generalmente, tienen problemas con algún tipo de sufrimiento o egodistonía, se sienten paralizados y no pueden vislumbrar una factible alternativa o para tener una mayor libertad de acción en su malestar.

Kelly, para evitar imponer contenidos en los pacientes apela a un modelo de trabajo denominado “Teoría de los constructos personales”. Toda interpretación en psicoterapia adleriana se basa primero en señalar los aspectos confusos y angustiosos que el paciente trae a sesión para que luego él mismo interprete el sentido de su sufrimiento. El postulado fundamental de Kelly es que los procesos de una persona están psicológicamente canalizados por los modos cómo aquella anticipa los acontecimientos.

En las clínicas adlerianas en Uruguay se utiliza con niños con dificultades escolares un técnica derivada de los “constructos personales” de Kelly que permite evaluar de forma no invasiva y sin hacer interpretaciones, ni señalamientos directos. La técnica de Ravenette (1977) consiste en invitar al niño a elegir tres de ocho dibujos de situaciones con especial hincapié en enojos y problemas en la escuela. Las imágenes son del tamaño de una tarjeta postal, en blanco y negro y dibujados de manera imprecisa con respecto a los detalles, pero adecuadamente estructuradas con respecto al tema planteado.

Luego se realiza las siguientes cinco preguntas:

  • ¿Qué crees que está ocurriendo?
  • ¿Quién crees que tiene problema o enfados?, y ¿por qué?
  • ¿Cómo crees que surgieron?

Con esta preguntas se chequea la manera en que el niño interpreta las situaciones problemáticas en la escuela. Se trata de comprender la consciencia que tiene a partir de las consecuencia psicológicas, situacionales o interaccionales que se desprenden de la consigna.

(4) Si fueras tú ese niño, ¿qué pensarías?, ¿qué sentirías?, ¿qué harías?, ¿qué importancia le daría otra persona? y en consecuencia a esto último, ¿te sentirías bien o mal? ¿y por qué? Estas preguntas hacen que el niño se identifique con situaciones conocidas y le exige una toma de conciencia de sus pensamientos, sentimientos y acciones potenciales.

(5) Si no fueras ese niño, ¿qué tipo de chico dirías que es? Con la interrogante se busca que el niño encuentre una posibilidad de identidades alternativas y por tanto, la factibilidad de cambio. A propósito, dará una idea de qué tipo de niño no es, así como el tipo de niño que siente que es. (Ravenette, 1987).

En clínica es dable observar que una persona rechazada por otras, hace la generalización de que no vale lo suficiente y se auto-percibe como no querida. Como su modelo incluye la anterior generalización, suprime todos los mensajes de afecto y los re-interpreta como si fueran falsos. Al no recibir señales de afecto de los demás, puede conservar la generalización de que no las merece. Esto es lo que Prinbram (1967) denominó la “profecía auto-cumplida” o retroalimentación avance (“forward feedback”). Las generalizaciones o expectativas que tienen las personas filtran y distorsionan la experiencia para hacerla coherente con sus “creencias”  sobre sí mismo (“auto-imagen”), sobre los demás (“hetero-imagen”) sobre el mundo (“cosmo-imagen”) y sobre la vida misma.

De este modo, Adler dice que “la experiencia es una de las causas del éxito o fracaso. No sufrimos el impacto de nuestras experiencias, llamadas traumas, sino que las adaptamos a nuestros propósitos”. (Adler, 1998: 88). Allí es donde se reformula cognitivamente la consigna de Séneca: “Todo depende de la opinión, cada cual es tan miserable como cree serlo” -en la misma línea se encuentra el estoico Epicteto- (Adler, 1998: 43).

Lo pre-expuesto es un desarrollo de la afirmación de Kant que influirá en toda la epistemología constructivista que también se puede llamar re-construcción de la realidad: “toda idea es clara si nos presenta de un modo nuevo un conjunto de ideas que ya poseíamos” (Kant, 2003: 28)

Loftus y los falsos recuerdos

Freud fue pionero en el implante de falsos recuerdos que el psicoanálisis clásico parece no poner a la vista. Si tomamos la más estricta y ortodoxa hermenéutica de Freud a través del Diccionario de Laplanche y Pontalis (2012), bajo el ítem “construcción”: “Término propuesto por Freud para designar una elaboración del analista más extensa y más distante del material que la interpretación, y destinada esencialmente a reconstituir en sus aspectos tanto reales como fantaseados una parte de la historia infantil del sujeto” (1981: 80).

Loftus afirma: “los recuerdos son parte de nuestra identidad”. Jung en su autobiografía dice: “si me despertara sin mis recuerdos no sabría quien soy yo” y narra el episodio de cuando se psicotizó en la década del veinte y hacía el ejercicio terapéutico de mirarse todos los días en el espejo y decir “soy  Carl Gustav Jung, tengo 32 años, soy psiquiatra y estoy casado” (op. cit p. 45).

Freud fue pionero en el implante de falsos recuerdos

La autora concluye como había dicho al principio que en los recuerdo hay mucha ficción y lo argumenta con que si alguien nos dice algo con “seguridad, convicción y emoción” no significa que sea verdadero, es necesaria una “confirmación independiente” (Loftus, 2013).

Patrick Estrade (2007) narra que vivió atormentado por el recuerdo culpógeno de que le había roto un diente a su hermana en la infancia. Eso determinó una cantidad de conductas que pudo revertir cuando en interrogatorios familiares obtuvo una nueva información, no había sido él quien protagonizó el incidente sino su primo. Algo parecido le sucedió a Piaget que por años recordó un intento de secuestro cuando iba de paseo con la empleada de la familia. Luego de confesar la empleada de que todo había sido una invención para obtener una recompensa, Piaget expresó que por años recordó el incidente “como si” fuera verdadero, “con toda viveza y riqueza de detalles” (Fernández & Díez, 2001, p. 166).

Estrade (2007) dice que Freud dedicó su atención entre otras cosas a lo que denominó ‘recuerdos – pantalla’ así retomaba trabajos publicado en 1899 y consideró que: “los primeros recuerdos de infancia de una persona hacen referencia generalmente a cosas indiferentes y secundarias que actúan como pantalla de otras más esenciales (op. cit p.39). Adler por otra parte citado por el mismo Estrade, en relación a los recuerdos infantiles dice algo que entra más en consonancia con Loftus, “lo que encontramos en los supuestos recuerdos de la primera infancia no son vestigios de sucesos reales, sino una elaboración ulterior de dichos vestigios que ha debido efectuarse bajo la influencia de diversas fuerzas psíquicas intervinientes a posteriori” (op cit. p .65).

Loftus concluye sobre los errores cotidianos de la memoria y acá se puede decir con el adagio chino que “la memoria más fuerte es más débil que la anotación más tenue realizada en un papel”.

Bibliografía

Adler, A. (1998) El carácter neurótico.  Barcelona: Paídos

Baddeley, A. D. (1995). The Psychology of Memory. En: A.D. Baddeley, B. A. Wilson & F. N

Watts (Eds.), Handbook of memory disorders, New York: John Wiley & Sons Ltd.

Bandler & Grinder. (1980). La estructura de la magia I. Lenguaje y terapia. Santiago de Chile: Cuatro vientos editorial.

Burin, D. I., & Duarte, D. A. (2005). Efectos del envejecimiento en el ejecutivo central de la memoria de trabajo. Revista Argentina de Neuropsicología, 6, 1-11.

De Vega, M. (1982). La metáfora del ordenador: Implicaciones y límites. En I. Delclaux, y J.

Seoane (Dirs.), Psicología cognitiva y procesamiento de la informacion (pp. 63-81).

Madrid: Pirámide.

Elkind. D. (1975) Piaget. En: Psicodeia Revista de Psicología, Año I; Nº 11.

Estrade, P. (2007). Esos recuerdos que gobiernan nuestra vida.México: Kairós

Eysenck, M. W., & Keane, M. T. (2005). Cognitive Psychology: A Student’s Handbook (5th Edition). Hove: Lawrence Erlbaum Associates.

Fernández, A. y Díez, E. (2001). Memoria y distorsión. En A. Sánchez Cabaco y M. S. Beato Gutiérrez (Eds.), Psicología de la memoria. Ambitos aplicados. Madrid: Alianza.

Hazán, Y. & Titze, Y. (2011) Fundamentos de Psicología Profunda Teleológica. Montevideo: Editorial Psicolibros.

Jung, C.G. (1963). Memories, Dreams, Reflections. Great Britain: Collins

Kant, E. (2003). Crítica de la razón pura. Barcelona: Austral.

Landfield, W. &  Leitner, L. M. (1987). Psicología de los constructos personales. Bilbao: Desclée de Brouwer, S.A.

Laplanche, J. & Pontalis, J.-B. (1981) Diccionario de psicoanálisis. Barcelona: Editorial Labor.

Loftus, E. (2013). The fiction of memory. New York: TEDGlobal.  Recuperado:

http://www.ted.com/talks/elizabeth_loftus_the_fiction_of_memory#t-16721

Méndez Paz, C. (2010). Prefacio: Los procesos psicológicos básicos y el sujeto. En J. Fernández Rey et al. (Coords.), Procesos psicológicos básicos II. Manual de prácticas de memoria y lenguaje (pp. 21-29). Madrid: Pirámide.

Pozo, J. I. (1993). Teorías cognitivas del aprendizaje. Madrid: Morata.

Ruiz Vargas, J. M. (2010). Manual de psicología de la memoria (cap. 3). Madrid: Síntesis.

Schacter y E. Tulving (Eds.). Memory Systems 1994. Cambridge, Mass: The MIT Press.

Wiener, N. (1956). The Human Use of Human Beings. Nueva York: Doubleday (Anchor).

💌 ¿Te gustó este artículo? Recibe más como este en tu correo. Suscríbete al boletín gratuito.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Un compuesto hallado en la cerveza podría prevenir contra el Alzheimer

  • Andrés Díaz
  • 12/03/2015

La esclerosis múltiple, el mal de Alzheimer, el Parkinson y  la enfermedad de Huntington son algunas de las enfermedades neurodegenerativas que más afectan a las personas. Diversos estudios ofrecen evidencia de que las células cerebrales son especialmente vulnerables al estrés oxidativo y se cree que es una de las causas de los trastornos neurodegenerativos.

A raíz de esto, la comunidad científica ha dedicado muchos recursos para buscar compuestos químicos protectores de la oxidación. Y un nuevo estudio realizado con ratas sugiere que el Xanthohumol, un compuestos que se encuentra en el lúpulo de la cerveza, podría protegernos de las enfermedades neurodegenerativas.

El Xanthohumol es un compuesto utilizado desde hace varios siglos por la medicina china ya que tiene propiedades antioxidantes y antinflamatorias.

Los investigadores utilizaron neuronas de ratas cultivadas in vitro para evaluar el efecto protector del Xanthohumol y encontraron que éste compuesto neutralizó el daño causado por la oxidación neuronal.

Los autores explican: «La presencia de una alta concentración de Xanthohumol en cervezas podría estar vinculada a la observación epidemiológica del efecto beneficioso del consumo de alcohol regular de cerveza.”

A pesar de sus sorprendentes resultados, es necesario recordar que este diseño experimental tiene una importante limitación y es que las investigaciones realizadas in vitro animal no pueden garantizar los mismos resultados en humanos. Es decir que, de ninguna manera este estudio te sirve como excusa para poner a la cerveza como tu bebida protectora.

La investigación fue publicada en la revista Journal of Agricultural and Food Chemistry y puedes leerla aquí.

Fuente: Psyblog

💌 ¿Te gustó este artículo? Recibe más como este en tu correo. Suscríbete al boletín gratuito.

  • Salud Mental y Tratamientos

Imperdible: Vídeo de la 1º Jornada de Terapias Cognitivo-Conductuales basadas en Mindfulness en la UBA

  • David Aparicio
  • 12/03/2015

En noviembre del 2014 se llevó a cabo una serie de conferencias en la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires, sobre el tema de las terapias de tercera ola, organizada por la cátedra de Innovaciones en los modelos cognitivo-conductuales.

Los disertantes fueron:

  • Eduardo Keegan: Profesor Titular Regular, Cátedra de Clínica Psicológica y Psicoterapias. Psicoterapias, Emergencia e Interconsulta, Facultad de Psicología, UBA (2005 al presente, cargo ejercido en forma interina desde 1999).
  • Guillermo Lencioni: Profesor en la Universidad Fundacion Favaloro, Postgrado. Terapia Dialectico conductual.
  • Fabián Maero: Psicólogo clínico y profesor especializado en terapias contextuales.
  • Guido Korman: Doctor en psicología.
  • Cristian Garay: Psicólogo clínico, docente e investigador

💌 ¿Te gustó este artículo? Recibe más como este en tu correo. Suscríbete al boletín gratuito.

  • Salud Mental y Tratamientos

14 preguntas para movernos del problema hacia la solución

  • Jorge Ayala Salinas
  • 12/03/2015

Una profesora tiene problemas. Está a cargo un grupo de 20 estudiantes que permanentemente vienen quejándose de su labor. Las quejas demandan básicamente un cambio en su actitud y sus exigencias de trabajo. Todos los intentos de solución han sido en vano. Esta situación viene bloqueando la participación de los y las estudiantes. Se refleja en las bajas calificaciones y la falta de compromiso para desarrollar las tareas y trabajos. Están atrapados en el problema.

¿Cómo podemos mover al grupo desde una actitud demandante, donde “el problema es la profesora” y la solución depende de su cambio, hacia una perspectiva donde los y las estudiantes se posicionen también como responsables en el devenir de este acontecimiento y se fijen más en las posibilidades de solución?

Compartí con el grupo de estudiantes algunas preguntas, que orientaron la conversación:

1.     ¿Cuál es el problema en este momento?

2.      ¿Qué han intentado hacer para resolverlo?

3.      Eso que han intentado, ¿ha sido útil?

4.     ¿Existen momentos en que el problema con la profesora no ocurra o sea menos intenso?

5.      ¿Qué es lo que hacen ustedes en ese momento?

La persona no es el problema, el problema es el problema

6.      ¿Y qué es lo que hace la profesora?

7.     ¿Cómo logran que eso suceda?

8.      ¿Qué diría la profesora que están haciendo ustedes en ese momento, que le permite a ella tratarlos muy bien?

9.     Si la profesora estuviera aquí con nosotros, y tuviera que reconocer que existe una clave para que ella pueda hacer mejor las cosas con ustedes, ¿qué es lo que diría?

10.       Si ustedes apreciaran esto que está señalando la profesora, ¿cómo harían para que las cosas continuaran mejorando?

11.     ¿Qué sería lo primero que empezarían a hacer la siguiente clase para que las cosas se pongan mejor?

12.       En un escala del 0 al 10, ¿cuánta confianza tienen de que esto ocurra?

13.      ¿Cómo podrían asegurarse de que esto ocurra?

14.     ¿Cómo se encargarían de la situación para que esto suceda?

El propósito es orientarnos hacia las soluciones para abandonar la conversación saturada de problemas

Todas estas preguntas tienen una intención y se mueven desde una ética y unos principios particulares: la persona no es el problema, el problema es el problema. Todas las personas cuentan con los recursos necesarios para el cambio y esto es inevitable cuando descubrimos las habilidades y actitudes que nos orientan allí.

El propósito es orientarnos hacia las soluciones para abandonar la conversación saturada de problemas y generar posibilidades enfocándonos en el futuro. Estas preguntas fueron también una invitación para que el grupo pudiera sentirse responsable de lo que estaba sucediendo y no se dedicara únicamente a quejarse de la profesora.

Una semana después los y las estudiantes comenzaron a reportar los primeros cambios. No sólo se habían producido cosas distintas sino además habían cambiado su percepción de la profesora, y su rol en el problema los posicionaba como agentes activos del cambio.

Si abordamos los problemas desde esta forma particular, tenemos que olvidarnos de individualizar estos fenómenos para empezar a verlos más bien como construcciones sociales en cuya configuración y creación, participamos todos.

Artículo previamente publicado en el blog especializado en la terapia centrada en soluciones: El terapeuta Estupido de el reconocido psicólogo Jorge Ayala Salinas. 

Imagen: Unidreamer

💌 ¿Te gustó este artículo? Recibe más como este en tu correo. Suscríbete al boletín gratuito.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿En la salud y la enfermedad? Depende de si es la esposa o el esposo el que está seriamente enfermo

  • Alejandra Alonso
  • 11/03/2015

Curiosamente, una investigación encontró que cuando la esposa es diagnosticada con una enfermedad seria, las probabilidades de que el matrimonio termine en divorcio se incrementan. Sin embargo, no se encontró la misma correlación cuando era el esposo el que se encontraba seriamente enfermo.

Era 6% más probable que el matrimonio terminara en divorcio

El estudio, que fue publicado en el Journal of Health and Social Behavior, encontró que era 6% más probable que el matrimonio terminara en divorcio cuando la esposa era diagnosticada con una enfermedad física seria (Cáncer, problemas del corazón, ACV o enfermedades de los pulmones) comparado con matrimonios donde la esposa se mantenía saludable. La investigación se basó en datos obtenidos de 2.700 matrimonios, con al menos un miembro de la pareja mayor de 50 años. Tener un esposo enfermo no afectó las probabilidades de divorcio.

Si bien el estudio no explicó cómo la enfermedad podría terminar en divorcio, la autora principal Amelia Karraker expresó que las enfermedades pueden estresar a los matrimonios de muchas formas:

Cerca de un tercio de los matrimonios terminó en divorcio

“Las experiencias de vida o muerte pueden hacer que las personas re-evalúen lo que es importante en sus vidas,” dice Karraker, quien es profesora asistente en la Universidad Estatal de Iowa. “Podría ser que las mujeres estén diciendo, ‘No estás haciendo un buen trabaja al cuidarme’, ‘No estoy contenta con esto’ o ‘No estaba contenta con la relación para empezar’”.

Cerca de un tercio de los matrimonios terminó en divorcio, mientras que casi un cuarto terminó en la muerte de un esposo.

¿Qué otra explicación, diferente a la de la autora, te parece que podría tener este hallazgo?

Fuente: TIME

💌 ¿Te gustó este artículo? Recibe más como este en tu correo. Suscríbete al boletín gratuito.

  • Salud Mental y Tratamientos

Imperio emocional

  • CETECIC
  • 11/03/2015

“El hecho de que una pequeña concentración de moléculas que corren por el torrente sanguíneo pueda desencadenar pautas complejas de comportamiento es un tema interesante de reflexión cuando se juzgan cuestiones como el libre albedrío”

Carl Sagan y Ann Druyan

Nos gusta creer que tenemos control y manejo de nuestras vidas, que nuestras acciones se encuentran basadas en elecciones libres y decisiones racionalmente tomadas. Nos agrada sentir que elegimos a nuestros amigos, parejas, el lugar donde vivimos o la carrera que estudiamos. No obstante, operan en nuestro cerebro infinidad de mecanismos automáticos e inconscientes de los cuales nosotros apenas tenemos alguna noticia. Y, seguramente, en el concierto de procesos psicológicos, son las emociones las que se destacan por su gran autonomía. Así el enojo, el miedo, los celos, la alegría, la sorpresa casi siempre aparecen más allá de nuestra voluntad, como reacciones impuestas a las cuales apenas podemos controlar. Afortunadamente, la Psicología ha brindado herramientas que permiten manejar los procesos emocionales, particularmente aquéllos que se tornan sufrientes y patológicos.

¿Por qué reaccionamos emocionalmente?

Comencemos con algunos ejemplos:

Carlos se encuentra en su trabajo cuando su superior se le acerca y le comenta que no podrá tomar sus vacaciones en el momento por él solicitado. Antes de terminar de escuchar la frase, Carlos ya se ve invadido por un sentimiento de enojo que le cuesta disimular. Siente algo de calor en el rostro y las manos, el palpitar de su corazón y una tensión muscular generalizada.

Marcos espera a su pareja en la puerta de la facultad. Ella sale del edificio conversando con un compañero del cual se despide con un beso y una suave palmada en el hombro. Marcos se ve instantáneamente invadido por un fuerte sentimiento de celos que raya con el enojo. Su rostro se pone tenso, mira fijamente a su novia cuando se acerca y antes de incluso saludarla no puede evitar preguntarle “¿quién es ese tipo?” con un tono áspero y ojos inquisidores.

Nos gusta creer que tenemos control y manejo de nuestras vidas

Marina llega a su casa luego de una jornada agotadora de trabajo. Sus dos hijos con su esposo la esperan. Al verla entrar, ambos niños corren a abrazarla gritando “mamá, mamá”. Marina siente una inmensa alegría desde el mismo instante en que visualiza el rostro de sus niños, un regocijo que desborda en sonrisas, besos y abrazos.

Los tres ejemplos narrados muestran situaciones cotidianas, no patológicas, en las cuales las personas reaccionamos emocionalmente con tan sólo estar expuestas a los estímulos adecuados. No nos resulta necesario ningún tipo de esfuerzo, voluntad ni planificación para vernos invadidos por los afectos, los cuales en todos los casos nos resultan tan normales y naturales que difícilmente nos detengamos a pensar sobre ello. De este tipo de ejemplos está plagada nuestra vida. Y difícilmente podamos sostener que “elegimos” reaccionar o actuar de tal o cual modo; muy por el contrario, en casi todos los casos las emociones se presentan en fracciones de segundos, tiñendo desde nuestra percepción hasta nuestros actos. Del mismo modo se van. Ninguna elección cuenta acá.

Ahora bien, ¿por qué? ¿Cuáles son los motivos por los cuales tenemos estas reacciones emocionales que tanto colorean nuestras vidas? ¿En qué grado las controlamos y cuánto ellas nos controlan?

Hay diferentes niveles de análisis para responder a las pregunta de por qué reaccionamos emocionalmente. El primero de ellos tiene que ver con las causas proximales, es decir, con los eventos antecedentes externos e internos puntuales que gatillaron el disparo de las emociones. Así, por ejemplo, en el caso de Carlos antes mencionado, podríamos simplemente afirmar que su enojo se debe a que considera injusta la decisión de la empresa de negarle las vacaciones en el periodo solicitado; su reacción se explica por la noticia que su superior le transmite y su valoración de la misma como injusta. De igual manera, Marcos reacciona con celos porque ve que su novia tiene gestos cariñosos con otro hombre, lo cual él considera una amenaza a la fidelidad. Casi parece bizarro tener que explicar el por qué de la alegría de Marina, obviamente, porque ve a sus hijos, ellos y sus expresiones de afecto son las causas proximales de sus sentimientos positivos. Ahora bien, nosotros podemos ir un paso más allá y preguntarnos por qué tales o cuales antecedentes típicamente son disparadores de tales y cuales reacciones emocionales. Así, por ejemplo, ¿por qué reaccionamos con enojo cuando algo o alguien interfiere con nuestros objetivos, particularmente si tal obstáculo lo consideramos injusto? ¿Por qué sentimos celos ante los signos cariñosos de nuestras parejas con otros potenciales competidores? O, finalmente, ¿por qué una madre se alegra tanto al encontrarse con sus hijos pequeños?

Carl-Sagan-Ann-Druyan

El segundo tipo de respuestas nos lleva a otro nivel de análisis, el cual se relaciona directamente con las funciones evolutivas de las emociones, con su valor de supervivencia, no tanto para nosotros, sino para nuestra especie. En este sentido, las emociones son patrones de respuesta que han sido seleccionados a lo largo de miles de años porque representaron una adaptación, una ventaja evolutiva para la supervivencia. Prosigamos con algunos ejemplos.

Tanto el enojo como el miedo comportan una activación importante del organismo

La reacción de enojo cuando vemos que nuestros objetivos se ven interferidos por otras personas ha facilitado un patrón de conductas defensivas orientadas a deshacerse del obstáculo. Así, quien nos quitara la comida, el refugio o a nuestros compañeros sexuales podría ser objeto de nuestra reacción de ira con la consecuente agresión que ello implicaba. De hecho, como es sabido, la fisiología de las emociones nos prepara para una acción específica de acuerdo con el tipo de disparador al que nos enfrentemos. Por ejemplo, tanto el enojo como el miedo comportan una activación importante del organismo: aumento de la frecuencia cardíaca y respiratoria, aumento de la presión sanguínea, tensión muscular. Pero también hay diferencias. El enojo nos prepara para el enfrentamiento, la lucha y por lo tanto, la sangre fluye más intensamente hacia los brazos y manos. Opuestamente, en el estado de miedo nos preparamos para huir y por lo tanto, la sangre se dirige más marcadamente a las piernas que en las extremidades superiores. Pensemos, por ejemplo, en nuestras respuestas sexuales. Al igual que con el enojo o con el miedo, experimentamos un patrón generalizado de activación caracterizado por taquicardia, respiración agitada, tensión muscular; no obstante, las diferencias son obvias, no sólo en el plano somático por la diferente preparación de los genitales sino por el subjetivo emocional, en el cual vivimos una de las experiencias humanas más agradables.

Al hablar de las emociones en este sentido evolutivo, estamos afirmando que las mismas han favorecido nuestra supervivencia en un ambiente arcaico, no en el mundo moderno signado por la tecnología. Así, los organismos que corrieron más rápido ante un predador o se defendieron más agresivamente de un enemigo, son los que más sobrevivieron. De modo similar, quienes experimentaron mayor placer sexual, copularon más y por ende dejaron más descendencia fértil. Opuestamente, quienes no experimentaron miedo o enojo, no se escaparon ni se defendieron y fueron más fácilmente capturados por sus predadores o enemigos; quienes no se sintieron sexualmente atraídos por potenciales compañeros sexuales, han copulado menos y por ende, dejado menor cantidad de descendencia. Este proceso puesto a jugar en términos de millones de años ha dejado trazos indelebles en el cerebro humano, el cual reacciona ante algunos disparadores con respuestas más adaptadas a la edad de piedra que a la civilización contemporánea. En este contexto de ideas, las reacciones de nuestros primeros ejemplos cobran su sentido; todas ellas son adaptaciones que favorecieron la supervivencia en un ambiente primitivo; algunas siguen siéndolo aún, como el caso de la madre que se alegra al ver a sus hijos; otras ya no tanto, como el caso del trabajador que se enoja porque le niegan sus vacaciones en el periodo solicitado.

Nuestros afectos se revelan como procesos preparados que han servido a ciertos fines de supervivencia

El valor evolutivo de nuestro repertorio emocional también nos pone en el sendero para explicar algunas de sus otras características más destacadas. Particularmente, las emociones son casi siempre automáticas, rápidas, difíciles de manejar. Esto se debe a que, en la mayoría de los casos, los patrones afectivos que nos preparan para acciones específicas relacionadas con la supervivencia tienen un curso temporal; escasos segundos pueden representar la diferencia entre vivir o morir a manos de un predador, por ejemplo. Así, el automatismo de las emociones releva al organismo de un proceso de evaluación consciente y racional que llevaría más tiempo y por ende, más riesgo, liberando los recursos atencionales para servir a otros propósitos. El disparo emocional es un proceso inconsciente, sólo nos anoticiamos del mismo cuando ya está en marcha ejerciendo efectos en nosotros. Esta arista se esclarece aún más si reflexionamos acerca de que patrones emocionales muy similares a los nuestros tienen lugar en otras especies, que por supuesto, no piensan, no hablan, ni son conscientes.

Nuestro cerebro lleva las marcas de nuestra historia evolutiva, nuestros afectos se revelan como procesos preparados que han servido a ciertos fines de supervivencia en el pasado remoto. Si bien los disparadores arcaicos ya casi no se presentan, los temas comunes sí. De este modo, las amenazas no provienen de un predador, sino de un superior que nos puede quitar nuestro trabajo; a él reaccionamos con miedo o con enojo de acuerdo con las circunstancias. Al ver fotografías o videos eróticos por internet, experimentamos fuerte placer sexual y una preparación de nuestro organismo para copular, a pesar de que estemos sólo frente a una computadora con la cual no vamos a tener relaciones sexuales ni reproducirnos. Las reacciones arcaicas perduran y se ponen en marcha ante estímulos nuevos de la cultura; estos últimos estarán algunas veces más, otras veces menos; pero siempre relacionados con los temas centrales de la supervivencia que dieron origen evolutivamente a nuestras emociones.

¿Cuál es el valor de nuestras elecciones en todo este entramado de reacciones emocionales? ¿Cuánto elegimos a qué o quién reaccionar? ¿Cuánto elegimos cómo reaccionar? Podemos plantear estas preguntas de manera más específica. Así, por ejemplo, un hombre heterosexual, en situación de intimidad con una mujer que se encuentra en ropa interior, ¿cuánto elige excitarse sexualmente y tener una erección? Un conductor de automóvil a quien otro vehículo se le adelanta inadecuadamente en una curva, ¿cuánto elige enojarse con el otro conductor? El novio celoso de nuestro ejemplo, Marcos, ¿cuánto elige reaccionar con celos al ver a su pareja conversar afablemente con otro joven en la puerta de la facultad? Por supuesto, estos son ejemplos groseros, donde aparecen los disparadores emocionales más específicos; de ahí que la reacción se muestre intensamente. No obstante, si pensamos en ejemplos menos específicos, como que se nos queme la comida, nuestra compañera de trabajo nos sonría sensualmente, un amigo llegue tarde a una charla de café o nuestros hijos nos pidan un nuevo juego para la consola, hallaremos que los distintos disparadores tocan menos cercanamente el tema central de la emoción que se trate, provocando entonces una reacción menor, pero presente al fin y al cabo. Cuanto más cercano el disparador del tema específico de la emoción, mayor la activación de esta última.

Somos la única especie capaz de desarrollar consciencia

La conclusión de esta línea de análisis no parece dejar muchas dudas. Estamos “programados” para experimentar un conjunto de reacciones rápidas, automáticas, incluso estereotipadas, de las cuales sólo nos anoticiamos una vez que se encuentran en marcha. No hay acá mucho lugar para el libre albedrío y la elección. Sin embargo, podemos dejar reservadas estas palabras para otras áreas de nuestro funcionamiento psicológico.

Es sabido de que los seres humanos somos la única especie capaz de desarrollar consciencia, pero hay algo más. También somos capaces de desarrollar consciencia de la consciencia, es decir, saber que somos conscientes; lo cual nos permite reflexionar sobre nuestros propios estados y procesos psicológicos, algo a lo cual se lo conoce como “metaconsciencia” o “metacognición”. Si bien no es este un tema cerrado, aquí sí puede radicar una noción algo más fundada científicamente de libre albedrío. Así es como la gente reflexiona acerca de sí misma y llega a la conclusión de que sufre a raíz de su miedo, ansiedad, celos, enojo, tristeza o cualquier otra emoción negativa. Así es como llegan al consultorio de un psicólogo, pidiendo ayuda porque padecen como consecuencia de emociones negativas involuntarias y que no pueden manejar.

Y justamente, como el psicólogo cognitivo conductual conoce acerca del automatismo con el cual operan las emociones, habrá de echar mano de múltiples herramientas. Por un lado, existe un conjunto de procedimientos fuertemente basados en la racionalidad y la autoconsciencia; con ellos favorecemos que los procesos cognitivos más evolucionados y sofisticados tomen al menos parcialmente el control de los procesos emocionales más primitivos e involuntarios.Por otra parte, existe un amplio grupo de técnicas que operan de manera directa sobre los disparadores y procesos emocionales negativos. Estas últimas, genéricamente técnicas conductuales, apuntan a disminuir la frecuencia, intensidad y duración de las reacciones emocionales negativas ante ciertos disparadores apoyándose en un aprendizaje situacionalmente guiado, donde priman fuertemente los procesos de condicionamiento. Si las emociones tienen una raigambre evolutiva arcaica e inconsciente, habremos de buscar procedimientos que actúen directamente sobre ella. Si no está en nuestra capacidad elegir cuándo y cómo reaccionar emocionalmente, al menos está a nuestro alcance volvernos conscientes de este fenómeno y procurar disponer nuestro ambiente de suerte tal que facilite o dificulte la aparición de ciertas respuestas. Eso es tal vez lo más cercano que poseemos al libre albedrío.

Artículo previamente publicado en la revista online del Centro de Terapia Cognitivo Conductual y Ciencias del Comportamiento por: Por: Lic. José Dahab, Lic. Carmela Rivadeneira y Lic. Ariel Minici.

Imagen: Jan Tik (Flickr)

💌 ¿Te gustó este artículo? Recibe más como este en tu correo. Suscríbete al boletín gratuito.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Amamantar prolongadamente se relaciona con mayor procesamiento emocional positivo

  • David Aparicio
  • 10/03/2015

Se sabe que los niños que son amamantados por más tiempo, se enferman menos, sufren menos de alergias, diabetes, enfermedades respiratorias, estomacales y hasta auditivas (aquí puedes leer una lista de  sus beneficios, preparada por Medline). Según una nueva investigación, también podría tener un profundo efecto sobre la manera en que los niños procesan la información emocional.

Podría tener un profundo efecto sobre la manera en que los niños procesan la información emocional

La investigación fue presentada recientemente en la revista Frontiers in Behavioral Neuroscience y  sugiere que el amamantamiento exclusivo prolongado se relaciona con un incremento del procesamiento de la información emocional positiva. En cambio,  los niños que recibieron por menos tiempo amamantamiento, tuvieron mayor actividad neuronal de las expresiones negativas. Estos resultados se mantuvieron consistentes aún cuando se controlaron variables como: el temperamento de los niños, la disposición maternal, reactividad interpersonal, exposición actual al amamantamiento y la educación maternal.

Para llegar a este descubrimiento, los autores evaluaron a través de encefalogramas, el procesamiento cerebral cuando se les mostraron seis imágenes de las expresiones corporales de miedo y felicidad a 28 niños de 8 meses que fueron en promedio, amamantados exclusivamente por 5 meses.

Esta claro que los factores psicológicos y biológicos se relacionan con el amamantamiento, y que podrían tener un impacto en el desarrollo del niño. Esta investigación resalta la necesidad  de estudiar con mayor profundidad el posible efecto del amamantamiento en el funcionamiento socio-emocional.

Maternidad Fácil ha preparado un completo artículo sobre los beneficios de la lactancia prolongada e incluye también algunos testimonios.

Fuente: NCBI 
Imagen: Flickr

💌 ¿Te gustó este artículo? Recibe más como este en tu correo. Suscríbete al boletín gratuito.

  • Salud Mental y Tratamientos

Muchas personas ocultarían problemas de salud mental a sus gerentes

  • Alejandra Alonso
  • 09/03/2015

Todos sabemos que todavía hay estigma en lo relacionado a salud mental y eso lleva a muchos trabajadores a preferir ocultar estos problemas para no verse perjudicados en el trabajo. Sin embargo, afrontar la situación de esta manera puede influenciar en el tratamiento de forma negativa y, por extensión, hacer que la persona que presenta un problema de salud mental y su lugar de trabajo se vean afectados.

Muchos se preocupan sobre cómo afectaría sus carreras

Esas fueron algunas de las cuestiones que se pudieron observar en los resultados de una encuesta que preguntó a 2.219 trabajadores de Ontario, Canadá, si esconderían cuestiones de salud mental y por qué.

Algunas de las cosas que encontraron fueron que:

I. Un tercio de los trabajadores ocultaría problemas de salud mental de sus gerentes, y muchos se preocupan sobre cómo afectaría sus carreras.

II. El 64% de las personas dijo que estarían “preocupados” sobre el rendimiento de un compañero de trabajo con problemas de salud mental.

III. Casi la mitad estaría preocupada por la confiabilidad y seguridad de un compañero de trabajo con problemas de salud mental.Sin embargo, la reacción hacia las cuestiones de salud mental no fue totalmente negativa. La Dra. Dewa, quien condujo el estudio, lo explicó de la siguiente manera:“Algo sorprendente que encontramos fue que el 50 por ciento dijo estar preocupado porque querrían ayudar a su compañero de trabajo.”

El 50 por ciento dijo estar preocupado porque querrían ayudar a su compañero de trabajo

Dado que algunas investigaciones sugieren que los trabajadores con problemas de salud mental se desempeñan mejor si revelan su situación (lo cual a su vez ayudará a explicar ausencias por tratamiento), la Dra. Dewa cree que una forma de lidiar con los problemas que pueden crearse a base de las cuestiones de salud mental, es crear un plan de revelación:

“En vez de concentrarse en el diagnóstico, el plan abordaría áreas en las que haya dificultades funcionales. El gerente y el trabajador podrían crean una lista de adecuaciones en el trabajo para ayudar a compensar las dificultades. De esta forma, hay conocimiento de una caída potencial en la productividad. Concomitantemente, hay una forma concreta de esperarlo. De esta forma, se refuerza la idea de que las luchas con trastornos mentales en el trabajo son algo que puede ser exitosamente enfrentado.”

Fuente: Psyblog

 

💌 ¿Te gustó este artículo? Recibe más como este en tu correo. Suscríbete al boletín gratuito.

  • Salud Mental y Tratamientos

El consumo de LSD sería menos dañino que el del alcohol

  • David Aparicio
  • 09/03/2015

Según una investigación publicada en la revista Journal of Psychopharmacology realizada con 135 mil adultos noruegos, el uso de las drogas psicodélicas, como el LSD, los hongos ¨mágicos¨ con psilocibina y los cactus que contienen mescalina no incrementarían el riesgo de sufrir de problemas mentales.

El estudio detalla que no se encontró asociación entre el consumo de los psicodélicos, la angustia psicológica, depresión, ansiedad, pensamientos e intentos suicidas. Pero lo más llamativo de la investigación fue que las personas que consumían estos psicodélicos, tenían en realidad, menos probabilidades de necesitar tratamientos de salud mental en comparación con aquellos que no consumían.

Los neurocientíficos y autores de la investigación, Pål-Ørjan Johansen y Teri Suzanne Krebs, explican que: (..)¨ en general el uso de psicodélicos no parece ser particularmente peligrosos cuando se compararon con otras actividades que se considera aceptablemente seguras.¨ y añade Krebs, ¨los expertos en drogas consistentemente posicionan al LSD y los hongos de psilocibina como los menos dañinos tanto para el consumidor y la sociedad en comparación con el alcohol y otras sustancias controladas¨.

Investigaciones anteriores apoyan estos resultados, por ejemplo un estudio anterior de los mismo autores no encontró relación entre el uso de los psicodélicos y trastornos psiquiátricos, como la depresión, trastornos de ansiedad, manía, o alucinaciones visuales. E incluso una investigación independiente evaluó el uso del LSD como tratamiento para la ansiedad y encontró una reducción del 20% de sus síntomas.

Menos dañinos tanto para el consumidor y la sociedad en comparación con el alcohol

Entonces ¿Por qué los psicodélicos se siguen prohibiendo, si no parecen ser más peligroso que el alcohol? Según los investigadores, la prohibición de los psicodélicos no se justifica por la evidencia científica robusta, sino más bien por el sensacionalismo mediático, la falta de información y los sesgos culturales.

Pero aún con estos descubrimientos, los investigadores se muestran precavidos y advierten que debido al diseño del estudio, no se puede eliminar la posibilidad de que el uso de psicodélicos pueda provocar efectos negativos en la salud mental de algunas personas. Pero esto es normal,  pasa con todas las drogas, incluida la aspirina que te tomas cuando te duele la cabeza.

Johansen concluye: ¨con estos resultados es difícil ver cómo la prohibición de drogas psicodélicas puede justificarse con una medida de salud pública¨y Krebs sostiene que la prohibición de los psicodélicos restringe los derechos humanos: ¨Se han planteado preocupaciones de que la prohibición del uso de drogas psicodélicas es una violación de los derechos de creencia y práctica espiritual, pleno desarrollo de la personalidad y del tiempo libre y juego.¨

Realmente es un tema que da mucho para debatir y estudiar. Seguramente disparará, en un futuro, serios debates en los foros de salud. Yo por ahora me quedo sin experimentar.

Fuente: Psypost
Imagen: Wikimedia

💌 ¿Te gustó este artículo? Recibe más como este en tu correo. Suscríbete al boletín gratuito.

Paginación de entradas

Anterior1234Próximo

Apoya a Psyciencia con tu membresía 💞.    

Únete a Psyciencia Pro
  • Inicia sesión
  • Tips para terapeutas
  • Podcast
  • Recursos
  • Webinars
  • Artículos
  • Cómo ayudar a los consultantes que lloran incontrolablemente durante la sesión
  • Regulación del estado de ánimo y activación conductual
  • Validación de la Escala DERS en Colombia: Lo que necesitas saber
  • «Valida», un recurso de 7 tarjetas para practicar la validación
  • Seinfeld, psicoterapia y la búsqueda de la maestría
Psyciencia
  • Contáctanos
  • Publicidad
  • Nosotros
  • Publica
Psicologia y neurociencias en español todos los días

Ingresa las palabras de la búsqueda y presiona Enter.