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Publicaciones por mes

octubre 2017

64 Publicaciones
  • Salud Mental y Tratamientos

Perder el olfato podría ser un signo de alarma de demencia

  • 23/10/2017
  • David Aparicio

Los problemas de memoria, lenguaje, razonamiento, son algunos de las principales de alerta de una posible demencia. Estos indicadores son ampliamente conocidos y forman parte del checklist que hacen los psiquiatras a la hora de iniciar un diagnóstico.El principal inconveniente de esos indicadores es que se presentan muy tarde, ya cuando las capacidades cognitivas están deterioradas y no hay mucho que se pueda prevenir.

En su afán de encontrar otras pruebas, el equipo de Jayant M. Pinto, desarrolló una investigación  prometedora que podría predecir la demencia con cinco años de antelación con una simple muestra de olfato.

La investigación fue publicada en el  Journal of the American Geriatrics Society y la misma detalla que se le dio muestras de olores muy comunes y característicos (menta, pescado, naranja, rosas y cuero) a 3000 adultos que tenían entre 57 y 85 años. Los investigadores volvieron cinco años después para darle seguimiento a los participantes y encontraron que la mayoría de los sujetos que no había podido detectar los olores sufría de demencia y los que no podían detectar 4 de cinco olores tenían el doble de riesgo en comparación con los que si podían olerlos.



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Una correlación bastante extraña, pero Pinto y su equipo explican que todo indica que el deterioro cerebral podría manifestarse primero en las áreas del olfato.

Claro esto no quiere decir que todas las personas que pierdan el olfato van a sufrir de algún tipo de demencia. Sin embargo, esta nueva señal de alerta nos permite prestarles más atención clínica a las personas en riesgo.

Las pruebas de olfato son mucho más baratas y accesibles a cualquiera de los tests con los que contamos hoy. Quien sabe y en el futuro podremos prevenir muchos de los problemas que afrontan los adultos mayores y los costos que esto representa a la sociedad con una simple prueba de olores.

Puedes leer aquí la investigación completa.

Fuente: Independent

  • Salud Mental y Tratamientos

Miedo al dolor después de una cirugía puede alimentar la ansiedad

  • 23/10/2017
  • Rita Arosemena P.

El temor que muchas personas experimentan a sufrir dolores desmedidos luego de una cirugía puede ser un detonante peligroso para la ansiedad, dice un estudio presentado en la reunión anual 2017 de la Asociación Americana de Anestesiólogos.

De acuerdo con el doctor Jaime Baratta, coautor del estudio y director de anestesia regional en el Hospital Universitario Thomas Jefferson en Filadelfia (Pensilvania), los proveedores de salud deben «hacer un mejor trabajo» al momento de brindar orientación a los pacientes acerca de lo que sucede durante y luego de una cirugía, específicamente en cuanto a los niveles de dolor que pueden experimentar normalmente después del efecto de la anestesia.

En especial para las personas que reciben anestesia regional, explica Baratta, es común que no entiendan por completo los beneficios de los bloqueos nerviosos que ocurren al ser anestesiados. Este desconocimiento puede llevar a un miedo injusticiado en relación con las expectativas de dolor a futuro, lo que puede generarles un estrés innecesario perjudicial para su salud.



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los proveedores de salud deben «hacer un mejor trabajo» al momento de brindar orientación a los pacientes

El estudio incluyó a 223 pacientes, con un promedio de 61 años, que se sometieron a procedimientos de cirugía ortopédica, neuroquirúrgica o general. De estos, 96 recibieron algún tipo de anestesia regional (bloqueo del nervio espinal, epidural o periférico). De los 96 pacientes, 80 no tenían anestesia general, mientras que 16 tenían anestesia general con bloqueo del nervio periférico antes o después de la cirugía. Los 127 pacientes restantes solo recibieron anestesia general.

Los pacientes completaron un cuestionario antes de la cirugía para evaluar qué nivel de dolor posoperatorio esperaban en una escala de cero a 10. Después de la cirugía, se les preguntó acerca de su nivel de dolor en la unidad de cuidados postanestésicos (PACU) una hora después de la cirugía y el primer día después de la cirugía. La calificación de dolor promedio esperado de los pacientes inmediatamente después de la cirugía fue de 4.66, en comparación con un valor real de dolor de 2.56.

La calificación de dolor promedio esperado en el primer día después de la cirugía fue de 5,45, en comparación con una clasificación de dolor real de 4,30. Los pacientes que recibieron anestesia regional tuvieron una calificación de dolor promedio esperado en la PACU de 4.63, en comparación con una calificación real de dolor de 0.92. La calificación de dolor promedio esperado para estos pacientes en el primer día después de la cirugía fue de 5,47, en comparación con un valor real de dolor de 3,45.

Fuente: Psych Central; American Society of Anesthesiologists

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Influencia del pensamiento comparativo en el malestar emocional

  • 23/10/2017
  • CETECIC

Todos somos influidos en alguna medida por lo que los demás opinan y esperan de nosotros. También, todos generamos hipótesis y conjeturas acerca de lo que los demás piensan de nosotros. En este proceso, es normal y sano compararse hasta cierto punto. No obstante, en algunos casos, las comparaciones se vuelven sufrientes, tortuosas e incluso, patológicas; aparecen en nuestras mentes como voces del mandato, con imperativos categóricos que nos pueden conducir a actuar y sentir de acuerdo con valores completamente ajenos a nosotros mismos. ¿Qué podemos hacer para modificarlo?

Verónica, una mujer de 40 años, llega a consulta a partir de que se siente inferior a sus amigas, debido a que ella no está en pareja y no tiene hijos. Carlos de 35 años, expresa su malestar por no haber podido alcanzar la jefatura de residencia en el hospital en que trabaja, comparándose con uno de sus colegas, hoy jefe de la misma. Cristina, de 50 años, nos comenta que sus amigas tienen título universitario y ella es empleada en un estudio contable; se compara con ellas sintiéndose inferior.

Estos ejemplos muestran la influencia del pensamiento comparativo en las emociones y en el comportamiento. En las consultas, es frecuente observar que los pacientes presentan su malestar en sesión, a partir de la comparación con imperativos, mandatos, o valores propios de otras personas.



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Es muy importante que el psicólogo evalúe los pensamientos que se presentan en el paciente en relación a la “mirada u opinión” de terceros significativos

Por eso, se revela como muy importante que el psicólogo evalúe los pensamientos que se presentan en el paciente en relación a la “mirada u opinión” de terceros significativos. El padecimiento emocional puede ser efecto de la comparación entre los valores personales y las opiniones de los demás. Las relaciones interpersonales que el paciente tenga pueden influir en la gestación de pensamientos valorativos sobre sí mismo; estos pensamientos acordarán o chocaran con las visiones de las personas que forman parte de los vínculos del paciente; es decir, se cristaliza una comparación de las ideas personales con las opiniones de terceros. En términos simples, dicha comparación está relacionada a la “aprobación” de los demás.

Influencias familiares tempranas

Como es sabido, durante la niñez y la adolescencia pueden forjarse pensamientos, creencias y esquemas efecto de la educación impartida por los padres hacia sus hijos. Albert Bandura, ha demostrado la influencia del Aprendizaje por Observación de Modelos, denominado también Aprendizaje Vicario; este tipo de aprendizaje hace hincapié en cómo la observación de conductas emitidas por una persona significativa puede incrementar o decrementar la probabilidad de imitación de las mismas en un observador. Es de destacar que estos modelos pueden ejercer influencias beneficiosas o perjudiciales para el observador. Durante el desarrollo psicológico del niño y adolescente, los modelos ejercerán influencia en el aprendizaje de múltiples comportamientos. Por otra parte, Bandura también remarca la influencia de los modelos simbólicos, esto es, que las ideas, creencias, instrucciones, reglas, mandatos, etc., pueden ser modelos de conductas a seguir para el observador.

Dijimos recién que durante el desarrollo psicológico el niño observará conductas en sus padres y otros significativos. También recibirá aprobación o desaprobación ante determinada conducta, derivando esto en el incremento o decremento de conductas específicas. Por ejemplo, si el niño observa que sus padres gritan o insultan, aumenta la probabilidad de imitación de dichas conductas. Posteriormente, en el transcurso de las etapas evolutivas y fruto de la adquisición del lenguaje, el niño expresará ideas u opiniones que serán reforzadas o criticadas por sus padres; en otras palabras, el modelado por observación de conductas y el moldeamiento (reforzamiento o crítica de conductas e ideas), ejercerán su efecto en la formación de esquemas -no sólo en las respuestas motoras, sino también en pensamientos, creencias religiosas, los valores morales, la adherencia a determinadas normas culturales, posturas ideológicas, etc.– a partir de ser reforzados o criticados según el contexto familiar y social presente en el desarrollo psicológico del niño y adolescente. En otras palabras, las influencias ambientales no sólo ejercen efecto en las conductas observables, sino también en pensamientos y creencias.

Por otra parte, es necesario recordar que también puede incrementarse la adherencia no solo hacia pensamientos puntuales (por así decir, “contenidos del pensar”), sino también la consolidación de formas generales de procesar la información proveniente de terceros (“formas de pensar”).

La evaluación ideográfica, centrada en la individualidad de la persona, permitirá que el profesional adapte las intervenciones al caso por caso, respetando su idiosincrasia

En el marco de la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC), tanto los paradigmas cognitivos como los conductuales destacan la importancia de una forma de procesamiento de la información relevante: el “pensamiento comparativo”; en la práctica clínica observamos que algunos pacientes padecen malestar emocional como consecuencia de que su valoración personal es efecto de la comparación con un estado “ideal” proveniente de opiniones, críticas o puntos de vista ajenos; en algunos casos, el contraste entre estas dos instancias puede derivar en que las propias valoraciones que el paciente hace de sí mismo no concuerden con las expectativas de otras personas significativas, provocando esto frustración emocional. Frecuentemente, esta forma de valoración no se deriva precisamente de parámetros objetivos, sino de expectativas y valores de otras personas, por ejemplo, de familiares, amigos, pareja, etc.

Concomitantemente, influyen en la forma de pensar del paciente los diversos puntos de vista que escucha y desde donde evalúa y valora sus conductas. Pongamos un ejemplo: una paciente que no ha tenido hijos, recibe una pregunta de una amiga que sí los tiene, acerca de porqué no los ha tenido; ésta puede sentir malestar como producto de la comparación que lleva a cabo; piensa y se dice a sí misma: “ella logró formar una familia y yo no”. El punto crítico a destacar radica en que no es en sí mismo importante considerar “si haber tenido hijos o no es, por así decir, ‘correcto o incorrecto’ ”, sino que a la paciente se le dispara el malestar a partir de un punto de vista ajeno, en este caso, el de las expectativas de su amiga.

Es necesario destacar que algunos pacientes comparan su situación con la de otras personas, pero no poseen ni el deseo ni la motivación para emular la conducta de los demás. En efecto, los propios valores subjetivos chocan, por así decir, con las expectativas y motivaciones de las personas que interactúan con el paciente.

Es importante que el psicólogo sepa a qué personas toma el paciente como referentes. Los modelos que el paciente toma como referentes pueden ser funcionales o disfuncionales. Si el paciente toma la opinión ajena como una verdad y no como un punto de vista de alguien más, esto puede derivar en consecuencias perjudiciales. Por ejemplo, supongamos que una persona está en crisis con su pareja, en esas circunstancias una amiga le dice: “esa relación no te sirve, te conviene dejarla y empezar una vida nueva”, a partir de lo cual la persona toma esta opinión como “una verdad” y decide cortar su vínculo de pareja. En tal caso, está tomando decisiones en función de puntos de vista ajenos, sin reflexionar o cuestionar dicha opinión. Precisamente, en Terapia Cognitivo-Conductual, se aplican técnicas para la identificación y cuestionamiento de pensamientos efecto de la influencia de terceros.

Reformulación del pensamiento comparativo

A diferencia de lo que muchos detractores de la TCC esgrimen, ésta tiene en cuenta la subjetividad del paciente, respetando los valores idiosincrásicos del mismo y, en la medida en que la conducta no sea de gravedad o derive en consecuencias perjudiciales para sí mismo, el psicólogo no interferirá dogmáticamente en sus propias elecciones. Como hemos dicho en otros artículos, la evaluación ideográfica, centrada en la individualidad de la persona, permitirá que el profesional adapte las intervenciones al caso por caso, respetando su idiosincrasia. Y, con relación al respeto a la subjetividad del caso, recuérdese que en TCC las metas terapéuticas son consensuadas entre terapeuta y paciente.

El psicólogo cognitivo-conductual tendrá cautela en que los objetivos terapéuticos que desea alcanzar el paciente no estén orientados en función de la satisfacción de los mandatos de los demás (dicho en términos vulgares, en función del “qué dirán” sus terceros significativos). Por ello, es importante que el profesional indague sobre las posibles personas que aparecen “en la mente” del paciente cuando valora sus propios pensamientos, emociones y conductas. La detección de ideas ajenas que lo condicionan, independientemente de sus propias motivaciones y valores personales, permite que la persona pueda cuestionar los imperativos provenientes de terceros y posea un criterio propio, acorde a su personalidad y valores personales. Por ejemplo, una mujer de 28 años que está en pareja con su novio desde sus 18 años, recibe de sus padres y familiares la opinión de que “ya es hora de casarse y formar una familia” y, así, las expectativas de los mismos derivan en que ella sienta presión por casarse, a pesar de no amar a su pareja. En este ejemplo, se muestra que la conducta que decida la paciente se halla condicionada por los pensamientos y valores de sus padres, más que por sus propios deseos.

El pensamiento comparativo entre los deseos de los demás y los propios, se cristaliza en un conflicto “en la mente” del paciente, siendo los pensamientos y las dudas fenómenos cognitivos que el terapeuta cognitivo-conductual deberá evaluar. La terapia ayudará al paciente a distinguir dichas influencias y propiciará que el paciente no acepte pasivamente las opiniones o deseos ajenos y opuestamente, procure revisar en su pensamiento, cuáles son sus propios valores.

Para intentar modificar las creencias basadas en el pensamiento comparativo, se revela como muy importante la aplicación de la técnica “Reinterpretación y Reformulación de Juicios Ajenos”

Para intentar modificar las creencias basadas en el pensamiento comparativo, se revela como muy importante la aplicación de la técnica “Reinterpretación y Reformulación de Juicios Ajenos”. Por ejemplo, en el caso que recién señalamos, el de la mujer de 28 años, procuraremos que ella pueda cuestionar racionalmente las opiniones condenatorias de sus padres si decide finalmente no concretar matrimonio. Nótese que estamos haciendo hincapié en la importancia de que el paciente entienda que, más allá de las opiniones de cada quien, existen diversas formas de interpretar el comportamiento y los sucesos ambientales, es decir, diversos puntos de vista.

En conclusión, cuando el paciente valora su propia conducta y los acontecimientos, comparándolo con el criterio u opinión de otras personas, será útil que psicólogo evalúe aquellos pensamientos que generan malestar emocional en el paciente y su relación con el juicio formulado por terceros significativos; esto impone que indague sobre los vínculos de importancia que interactúan con él y detecte la influencia de personas significativas del entorno del mismo.

La TCC contempla la complejidad del comportamiento humano y considera que no existe un modo unívoco de interpretar los acontecimientos. Cada persona es efecto de la interacción entre bases biológicas e influencias ambientales particulares. Estas incluyen, por supuesto, los modelos familiares, las creencias idiosincrásicas y culturales de sus padres, las influencias sociales y sus grupos de referencia. Por eso, el comportamiento de la persona es único e irrepetible; de allí es que, más allá de situaciones más o menos objetivas, es frecuente que existan varios puntos de vista y varias lecturas sobre el comportamiento de una persona. Esta condición implica que para una persona algo es un problema, aunque para otra no lo es. Y aquí es donde la modificación de los mandatos y juicios ajenos puede facilitarle al paciente la consideración de diferentes puntos de vista, sin tomar como única verdad una opinión de otra persona, familiar, amigo o tercero significativo. Si bien existen semejanzas y regularidades que se presentan en muchos seres humanos, alcanzar el autoconocimiento de los propios valores más allá de las presiones ambientales imperativas y condenatorias es parte del trabajo que se lleva a cabo en Terapia Cognitivo-Conductual, respetando la subjetividad del paciente.

  • Artículos Recomendados de la Web

El abandono tras perder a un hijo

  • 21/10/2017
  • David Aparicio

Clara Marín escribe para El Mundo:

«Yo tenía un hueco en el vientre que al principio me resultaba insoportable. ¡Cómo se puede vivir, amar, trabajar, criar o disfrutar cuando tienes un agujero? Estás rota, no estos entera. Al final acepté que no iba a rellenarse ese agujero. Nunca. Un día, de pronto, caн en la cuenta con mucha emoción de que un agujero no tiene por qué ser algo tétrico, estéril, triste y negro. Un agujero es el hueco de la guitarra, es una maravillosa caja de resonancia. No podría ser mi hueco del vientre la caja de resonancia para el dolor de otros?»

Y:

«Yo hoy afirmo sin que me de ninguna vergüenza que volvería a gestar y parir a mis hijos, y sé que a muchos esto les parecer una locura. Evidentemente, yo quería que estuvieran vivos, por supuesto, pero si me dieran a elegir entre no haberlos tenido nunca y esto, elegiría esto, porque mis hijos me han dado mucho amor». Juan, su ‘bebé arcoíris’ es solo una muestra de ese amor del que habla. «Se llama así a los niсos que nacen después de una muerte perinatal, porque aunque todavía está lloviendo, sale el sol»

Lee el artículo completo en El Mundo.



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿Por qué la religiosidad ha sobrevivido por tantos años?

  • 20/10/2017
  • Rita Arosemena P.

Hace unos años, Beth Azar escribió un artículo titulado: A reason to believe (Una razón para creer), el cual fue publicado en el revista Monitor on Psychology de la Asociación Americana de Psicología (APA).

El texto hace una revisión interesante de los factores biológicos que predisponen al ser humano a creer en Dios o a aferrarse a la religión discrepando de la típica posición sostenida por psicólogos como Sigmund Freud, que catalogan las creencias religiosas como «patológicas».

La influencia de la religión en la sociedad, escribe Azar, ha sobrevivido durante más de 100,000 años y predomina en todas las culturas del mundo, una clara señal de que, para el ser humano promedio, la religión está lejos de ser concebida como una patología.



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Según los investigadores y psicólogos especializados, la religión ha sobrevivido todo este tiempo porque nos ayudó a «formar grupos sociales grandes, unidos por creencias comunes». De hecho, creer en Dios o en una religión podría ser visto como una prueba de nuestra capacidad cerebral, ya que implica crear patrones cognitivos para darle una razón de ser a nuestra existencia, antropomorfizar nuestro entorno (a través de la creencia en dioses con forma humana) y creer que el mundo fue creado para nuestro uso, lo cual nos ha permitido explotar los recursos naturales para nuestra supervivencia (aunque también abusar de ellos).

«Es difícil construir el argumento de que la religión es una patología» (Justin Barrett, Centro de Antropología y Mente – Universidad de Oxford)

La creencia contra lo incierto

Cuando los barcos de los griegos eran volcados por la tormenta en el mar, la consigna común era que Poseidón estaba muy enojado por la ausencia de tributos, el mal estado de su templo o la indiferencia del pueblo hacia los dioses. Esta tendencia a la antropomorfización, lejos de ser indicio de una patología, permitió a los griegos y a muchos otros pueblos encontrar una forma «lógica» de poner en orden su entorno, explicar los fenómenos meteorológicos y las enfermedades.

Creer en los dioses impidió que los primeros humanos enloquecieran a la sombra de una existencia plagada de incertidumbre y caos. A esta idea de un mundo creado por seres superiores para ser habitado por humanos se le llama diseño intencional, ya que nos pinta la teoría de que existimos con un propósito, que no somos un accidente biológico.

La búsqueda del sentido está innegablemente arraigada a nuestros instintos básicos. Los niños a menudo dicen cosas como: «Llueve porque el cielo está llorando»; esta no es sólo creatividad infantil, también es una muestra de cómo el cerebro humano tiende a establecer relaciones causales.

El ser humano detesta la incertidumbre. La ha detestado siempre. Es la incertidumbre lo que nos genera estrés psicológico y, sin duda, es el principal móvil de la ansiedad, los ataques de pánico y la depresión.

La religión ha suplido durante siglos la necesidad humana de otorgarle un significado a las cosas para evitar la angustia de existir sin una razón aparante. Sin embargo, también hay otros beneficios psicológicos que la religión ha brindado al ser humano, la más significativa ha sido la prosocialidad.

Compartir una visión religiosa permitió a los grupos sociales desarrollarse de forma cooperativa por un bien común y mantener un sistema de orden interno que sostuvo a flote a grandes civilizaciones, como la egipcia, a lo largo de milenios. En palabras del científico Ara Norenzayan, la religión ha sido una de las formas en que las sociedades han conseguido que individuos sin relación biológica se comporten de forma gentil entre ellos.

Así que si nos remitimos a los beneficios psicológicos de creer en Dios, e interpretamos la religión como un camino a favor de la prosocialidad y el apoyo mutuo entre los miembros de un grupo social, encontraremos que la religión aporta al individuo un sentido de pertenencia y satisfacción general, además de ser una forma de mantener el comportamiento del hombre a la raya de las normas vigentes.

En este aspecto, Dios se convierte en un «agente que monitorea» la conducta humana. Incluso si nadie ve lo que estamos haciendo, Dios puede verlo y tendremos que enfrentar las consecuencias de nuestros actos.

Las religiones, en su principio filosófico de «camino de paz y solidaridad entre los pueblos» son realmente un recurso útil para construir comunidades altamente morales, y todos los problemas que históricamente se han vinculado con la religión no han sido producto de ella sino un subproducto de los defectos humanos.

En su libro «En defensa de Dios: Creer en una época de escepticismo», el pastor cristiano Timothy Keller hace una observación muy franca y objetiva y es que las religiones se convierten en un problema cuando, en lugar de ser vistas por sus practicantes como «uno de muchos caminos», entra en juego el deseo de imponer el propio parecer a los demás.

«La religión no va a desaparecer y su poder no disminuirá a causa del control del gobierno», escribe Keller, «Pero ¿no podemos encontrar formas para invitar a todos los ciudadanos, independientemente de sus creencias religiosas, a admitir que cada fe o religión es solo uno de muchos caminos igualmente válidos que conducen a Dios y a formas de vivir en el mundo?». 

Lejos de fomentar una segregación cultural, Keller aboga por una vivencia responsable de la religión, una experiencia completamente opuesta al fanatismo, de donde nacen los grandes problemas.

Las religiones, en un escenario ideal, deberían ser una agradable excusa para promover la cooperación entre personas de culturas distintas, lenguas distintas y formas de ver el mundo contrarias.

La religión, en principio y aislada del deseo humano de control social, promueve consignas universalmente favorables para el fortalecimiento de comunidades sostenibles: «No hagas daño, no actúes con injusticia, sé leal a tu grupo, respeta la autoridad y vive con pureza». 

Lo patológico proviene de un lugar distinto.

Fuente: APA

  • Encuentro con un terapeuta

Maria Celeste Airaldi: No es una “vergüenza” buscar supervisión, sino una señal de respeto por el paciente

  • 19/10/2017
  • David Aparicio

Bienvenidos a Encuentro con un terapeuta, nuestra renovada serie de entrevistas breves con la que podrás conocer la rutina de trabajo, intereses, libros favoritos y recomendaciones de psicólogos, psiquiatras, investigadores y especialistas de la salud mental. Conoce a más terapeutas y psicólogos en nuestro archivo de entrevistas.


María Celeste Airaldi es Psicóloga clínica, especialista en TCC y TREC. Directora del Centro Especializado en Psicología Sensorium (de Paraguay), Supervisora del Albert Ellis Institute de Nueva York, Miembro de la Junta Directiva de ALAPCO (2015-2018) y coordinadora nacional de ALAMOC y APICSA.

Por cuestiones de la vida no pude asistir a la conferencia que dió Maria Celeste el año pasado en el congreso de la ALAMOC en Panamá. Pero gracias a la tecnología y a los contactos en Facebook, pude tener una interesante conversación con esta comprometida terapeuta, en la que conocerás su rutina de trabajo y perspectiva en torno al estado de la psicología.



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¿Dónde y por qué estudiaste psicología?

Supe que quería ser Psicóloga a los 15 años, cuando tuve la materia en la secundaria y me apasioné… con decirte que a los 16 ya había leído Seis estudios de Psicología de Piaget y desde ahí no paré.

Estudié en un poco por aquí y otro poco por allá. La Licenciatura la hice en la Universidad Católica de Paraguay (resido aquí desde que tengo 9 años). Luego, volví a Buenos Aires para hacer un Posgrado en TCC en la Universidad Favaloro y me convertí en Especialista en TREC por el Albert Ellis Institute de Nueva York, institución de la cual soy supervisora certificada. Actualmente, estoy haciendo mi tesis doctoral en la Universidad de Palermo, también de Buenos Aires.

¿Qué piensas sobre la preparación que le dan las universidades a los psicólogos en tu país? (qué se está haciendo bien, qué podría mejorar).

Infelizmente, el modelo hegemónico no responde a las necesidades de los psicólogos de hoy. No existe un énfasis en las psicoterapias basadas en la evidencia —¡muchos egresan sin siquiera haber oído este concepto!. Los programas de estudio requieren una revisión en la mayoría de las universidades, así como una mejor regulación del Ministerio de Educación sobre la carga horaria de algunas universidades, que lanzan al mercado profesionales de la psicología con una formación muy limitada.

“la” falencia es justamente la falta de discernimiento sobre qué es y qué no tiene apoyo empírico

Existe más bien un énfasis en la teoría, y pocas prácticas para los alumnos. En algunas instituciones esto parece ir cambiando: Gradualmente, se están renovando/actualizando profesores y ofreciendo más oportunidades de pasantías. Algo que veo floreciendo son las opciones de posgrado en lo que respecta a psicoterapias empíricamente validadas, lo que, en parte, ayuda a subsanar algunas limitaciones de la formación de grado, si bien me animo a decir que “la” falencia es justamente la falta de discernimiento sobre qué es y qué no tiene apoyo empírico (porque no se promueve el pensamiento científico en la formación de grado). Esto trae a colación que existe muy poca producción científica nacional en el área de psicología.

¿Cuántos años llevas trabajando como psicóloga?

Hace 12 años que terminé la carrera y, desde antes de egresar ya trabajaba en el área de psicología como auxiliar en evaluaciones psicológicas. Así que al menos 14 años, si no me falla la memoria.

¿En qué área te desempeñas? ¿Cómo terminaste trabajando allí?

Soy psicóloga clínica y dirijo un centro especializado en Psicología hace 10 años, además de ser docente universitaria y de posgrado. Mi trabajo principal hoy, tiene que ver con el entrenamiento y formación de colegas de la salud mental, tanto en el modelo de psicoterapias basadas en la evidencia como en la certificación en TREC/TCC emitida por el Albert Ellis Institute. Esto me lleva a realizar viajes por toda Latinoamérica, al menos 2 veces al mes. Combino esta tarea con mi accionar en la clínica cuando estoy en Paraguay.

¿Qué es lo que más amas de tu trabajo como psicóloga?

Son muchas cosas (¡amo lo que hago!). Sin duda, el poder saber que uno aportó algo para que una persona que estaba sufriendo tenga una mejor calidad de vida, no tiene precio. Actualmente, una de las cosas que más disfruto tiene que ver con mis viajes para dar las certificaciones. Esto me permite conocer personas de diferentes culturas, lo que implica hacer adaptaciones a las terapias empíricamente validadas, de maneras que se ajusten a las necesidades de los distintos pacientes. Me encanta todo lo que tiene que ver con educación y regulación emocional y ver cómo la expresión, nominación y validación de las emociones cambia en distintos entornos culturales es algo que me interesa muchísimo.

¿Cuáles son los aspectos más desafiantes de tu trabajo?

Precisamente lo relacionado a las variaciones culturales. No solo por lo que mencionaba de los viajes, pero también en el área clínica. Resido en una ciudad que es conocida por ser cuna de inmigrantes, y eso me ha llevado a atender pacientes de todo tipo, incluyendo hindúes, árabes y orientales. Me apasiona ver cómo, ante la misma problemática o trastorno, aunque se presenten los mismos síntomas, el contexto influencia de diferentes maneras, pero es desafiante en el sentido de que eso me lleva a tener que hacer ajustes en la aplicación de protocolos terapéuticos.

El poder saber que uno aportó algo
para que una persona que estaba sufriendo tenga una mejor calidad de vida, no tiene precio

Otro punto, en lo que tiene que ver con la clínica, es que (aunque está cambiando bastante) en Paraguay aún existe cierta resistencia en relación a acudir al psicólogo, entonces cuando muchos pacientes llegan a nosotros presentan cuadros crónicos y/o con múltiples comorbilidades, cosa que se pudiera haber evitado si se buscaba atención temprana. Es un trabajo de hormiga el que hacemos con mi equipo en lo que tiene que ver con psicoeducación y promoción de la salud mental, para evitar esta situación, pero aún para mucha gente es un tabú. Por este mismo tema, muchos pacientes suelen ser reacios cuando uno les propone hacer “tareas”, porque tienen la idea de que hacer terapia “es solo hablar” o que la responsabilidad de cambio es absoluta de la competencia del terapeuta. Eso quiere decir que tenemos que trabajar mucho más en el establecimiento de la alianza terapéutica y el empirismo colaborativo.

¿Alguna vez has sentido que te quedaste sin recursos para ayudar a un paciente?¿Qué haces en estos casos?

¡Muchísimas! Siempre digo que soy Psicóloga y no “todóloga”. Tengo muy claro que soy falible como terapeuta y que no tengo la capacidad de ayudar a todos, aunque me encantaría. En esos casos, he hecho varias cosas, pero principalmente buscar supervisión para tener una mirada objetiva del caso o derivar a alguien con más conocimiento en la problemática. Me ayuda mucho revisar las expectativas que tenía el paciente, porque a veces uno quiere más de lo que el propio paciente quiere (o puede), y es necesario ser realista sobre lo que viene a buscar al consultorio.

¿Cómo estructuras la primera entrevista con un paciente?

Para mí es muy importante saber a qué viene y qué busca: cuáles son sus expectativas e ideas de la terapia. Creo que es importantísimo que se operacionalicen los objetivos del paciente, porque los que vienen con ideas como “quiero ser feliz” o “ayudame a mejorar mi autoestima” después refieren que no ven mejorías en el tratamiento, porque capaz que lo él creía que lo hacía feliz no era lo mismo que tenía yo en mente. En este punto, creo que además de operacionalizar los objetivos, hay que alinearlos, teniendo claro los dos (el paciente y yo) a dónde queremos llegar.

Me ayuda mucho revisar las expectativas
que tenía el paciente, porque a veces uno quiere más de lo que el propio paciente quiere

Después, indago aspectos conductuales, emocionales, cognitivos, sociales y de funcionamiento en general, teniendo en cuenta su cultura y valores como marco de referencia. En muchos casos, suelo darles algunos cuestionarios de screening para que completen al salir de la consulta, para asegurarme de que no se me pasó ningún punto importante por alto.

¿Qué enfoque o enfoques elegiste para trabajar y por qué?

Estoy formada en TREC y TCC, y son los abordajes que suelen guiar mi atención clínica. Por qué? Por muchas razones, pero principalmente por los resultados a corto plazo, el sustento empírico y, específicamente en el caso de la TREC, por su enfoque en la validación emocional, la aceptación incondicional, la tolerancia y el humanismo. Me parece que estos aspectos son fundamentales para hacer una terapia más humana y realista, aun cuando el paciente esté pasando por situaciones realmente malas.

Pero como no creo en la todología, tengo muy claro que estos abordajes se quedan cortos para algunos pacientes. Lo fundamental es guiar la planificación terapéutica con criterios de terapias empíricamente validadas, así que la elección de con qué voy a trabajar depende, en gran parte, de lo que trae el paciente que tengo enfrente.

En tu opinión, ¿hay algún factor específico que ayude a la mejoría de la mayoría de los pacientes (en el terapeuta y/o el paciente), ¿cuál?

Creo que los factores comunes son muy importantes, especialmente la alianza y la empatía, son fundamentales, y, a veces, al poner mucho énfasis en los factores específicos se los deja de lado. Considero que otro componente que hace mucha diferencia es la validación del paciente, en todo sentido.

Cuáles crees que son las habilidades más importantes que debe tener un terapeuta.

¡Un montón! Elegimos un trabajo realmente difícil. Tenemos que ser cálidos, empáticos, atentos, dispuestos, sin perder criterio científico y objetividad. Además, sumale a eso las ganas de aprender y estudiar para toda la vida.

¿Cuál es el mejor libro sobre psicología o terapia que hayas leído?

¡Pregunta difícil! Hay muchos libros que marcaron. Razón y Emoción en Psicoterapia de Albert Ellis es uno de los clásicos que me hicieron un “click” al iniciarme en el modelo, y más recientemente, Emotion in Therapy de Stefan Hofmann me encantó, súper recomendado.

Sigan estudiando toda la vida, que desarrollen criterio científico y sean capaces de discernir sobre los tratamientos que aplican

¿Qué libro o investigación estás leyendo actualmente?

Ahora mismo ando entre La regulación de las emociones de José Miguel Mestre Navas y Rocío Guil Bozal, y Emotion Regulation in Psychotherapy de Robert Leahy, Dennis Tirch y Lisa Napolitano, y a las mañanas, mientras desayuno, Qué esperar cuando estás esperando (¡ja!), porque estoy a la espera de mi primera hija que llega en enero del 2018.

¿Qué haces para evitar el burnout en tu trabajo o cuando atiendes a un paciente “difícil”?

Disfruto mucho de ir al gimnasio a primera hora del día y es mi momento “celular free”. Otras cosas que me ayudan son salir a caminar con mi marido, hacer asados con amigos, ir al cine —¡me encanta!— y pasar tiempo en familia… pero sin duda, viajar de vacaciones es mi cable a tierra… trato de salir al menos 3 veces al año, aunque sean 5 a 7 días, pero es una forma de desconectarme y volver renovada.

¿Cual es el psicólogo/investigador o académico que más admiras?

Me gusta mucho el trabajo de Stefan Hofmann, porque me parece que es un investigador realmente objetivo. Daniel David y Ray DiGiuseppe son dos personas a quienes admiro, porque están trabajando mucho en promover el sustento empírico de la TREC.

Recomendado: Entrevista exclusiva a Stefan Hofmann, uno de los investigadores más importantes de la TCC.

En tu opinión, ¿cuál es el mayor obstáculo que afronta la psicología?

La falta de unidad y de criterio científico. ¿Conocés algún otro gremio que se pelee internamente como lo hacen los psicólogos? Esto, en vez de promover el discernimiento o la investigación, tiende a dividir a la profesión, debilitándola para el afuera, porque en vez de tratarse de debates científicos, se termina en discusiones personales. Específicamente en Latinoamérica, la limitada formación de los colegas que salen al mercado y la falta de producción científica, son dos grandes barreras con las que luchamos a diario.

¿Qué le recomiendas a los psicólogos que recién inician?

¡Tantas cosas! Siempre les digo a mis alumnos que al salir de la universidad recién empieza la formación! Que sigan estudiando toda la vida, que desarrollen criterio científico y sean capaces de discernir sobre los tratamientos que aplican, que conozcan sus limitaciones y sepan que se van a equivocar y mucho, que no es una “vergüenza” buscar supervisión, sino una señal de respeto por el paciente que tienen en frente, y sobre todo, que sepan perdonarse cuando no puedan ayudar a alguien.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Qué son los Primeros Auxilios Psicológicos

  • 19/10/2017
  • Natalia Montoya Nasser

Después de un acontecimiento traumático como puede ser un atentado terrorista, un accidente de aviación o una catástrofe natural, las personas afectadas se encuentran en una situación de especial vulnerabilidad, y alta carga de sufrimiento. La actuación del psicólogo o profesional especialista en emergencias se hace básica en estos momentos críticos donde es fundamental una adecuada gestión de la crisis que protega a las víctimas de sufrir más daño.

Los Primeros Auxilios Psicológicos (PAP) son una intervención psicológica breve e inmediata que se aplica en el momento de una crisis para ayudar a los afectados a afrontar adecuadamente   un evento traumático, evitando más secuelas de las necesarias. Están indicados para reducir el estrés inicial y promover las habilidades de afrontamiento y el funcionamiento adaptativo de los afectados por un incidente crítico.

El objetivo de los PAP es generar un ambiente calmado y reducir el nivel de estrés producido, ofrecer información y ayuda a los afectados, conectarles con su red social de apoyo y potenciar sus habilidades de afrontamiento. Es conveniente que los afectados puedan ser conscientes que tienen recursos para hacer frente a la situación y puedan recobrar progresivamente el control sobre su vida tras el impacto.



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¿Cuándo y dónde hay que aplicar los primeros auxilios psicológicos?

Los primeros auxilios psicológicos están indicados desde desde el impacto hasta las 72 horas posteriores, siendo una técnica de elección ante un incidente crítico, que se aplica entre la fase de shock y el período de adaptación.

Como  proveedores de Primeros Auxilios Psicológicos debemos primar la seguridad, la comodidad y la privacidad de las personas afectadas. Es importante intentar encontrar un entorno tranquilo y si es posible alejado de la exposición a todo aquello relacionado con el evento traumático. Si no está apartado del lugar del impacto, al menos debemos evitar que las víctimas tengan contacto directo con la tragedia. Para una correcta aplicación de los PAP lo ideal es que se disponga de un espacio grande, con una temperatura agradable, con víveres y asistencia profesional. No obstante, esto la mayoría de las ocasiones no es posible.

Los primeros auxilios psicológicos están indicados desde desde el impacto hasta las 72 horas posteriores

Los PAP se pueden aplicar en diferentes contextos y ámbitos, tanto si se tratan de emergencias masivas (un terremoto, un atentado, etc.) como cotidianas (accidente automovilístico de un familiar, etc.). En las emergencias masivas las personas afectadas pueden encontrarse en centros de reagrupación, polideportivos, o el propio lugar del impacto. En cambio en la urgencia cotidiana, los entornos probables serán donde acontezca la emergencia como una casa o un hospital.

¿Cómo aplicar los primeros auxilios psicológicos?

Antes de aplicar los Primeros Auxilios Psicológicos es conveniente observar y analizar el contexto en el que vamos a trabajar, conociendo qué ha ocurrido y cómo proceder. Además estableceremos comunicación con el resto del personal de emergencias para una adecuada coordinación.

En primer lugar debemos apartar al sujeto o familia afectada del caos llevándoles en la medida de lo posible a un lugar  apartado y tranquilo.

Debemos proporcionarles agua y comida si la hubiera, así como identificar si requieren de algún tipo de necesidad especial, como puede ser un medicamento. Debemos también facilitarles aquellos medios que  puedan necesitar y tengamos a nuestro alcance, como teléfono móvil o un abrigo.

Es importante potenciar las habilidades de afrontamiento de las víctimas

Es importante tratar de reunir a las familias y sobre todo que los niños no estén nunca solos, debiendo siempre ir acompañados de progenitores o tutores, o en su defecto un familiar cercano. Si esto no fuese posible, debe hacerse cargo un profesional hasta que lleguen sus progenitores o familiares.

También es muy importante tratar, en la medida de lo posible, de preservar la privacidad y  confidencialidad  de las personas afectadas.

Debemos hablar a las víctimas de forma calmada e informarles con honestidad de todo lo que está ocurriendo y dónde pueden obtener ayuda. No debemos mentirles, ni prometerles nada que no podamos cumplir. Tampoco debemos darles más información de la que necesitan ni darles detalles morbosos de lo que ha sucedido.

Es conveniente darles pautas psicoeducativas que faciliten un afrontamiento eficaz de la situación traumática para poder volver a su vida cotidiana progresivamente, por ejemplo dándoles pautas sobre alimentación o higiene del sueño o dándoles indicaciones sobre  la probable evolución de los síntomas de estrés los días siguientes al incidente.

Es importante potenciar las habilidades de afrontamiento de las víctimas. Para facilitar sus estrategias de afrontamiento es preciso hacer conscientes a las personas de cuales son sus propios recursos personales y  hacerles partícipes en los procesos de duelo como pueden ser los rituales funerarios.

No hay que olvidar que las poblaciones afectadas son de distintas sociedades y culturas,  por ello debemos adaptar nuestra intervención a la diversidad cultural y religiosa.

Afirmarles que “todo va a estar bien” les puede hacer más daño que decirles que lamentamos lo ocurrido

Por último, debemos conectar a los afectados con los recursos asistenciales médicos y sociales que puedan necesitar.

Fases de actuación en los primeros auxilios psicológicos

  1. Presentación. Debemos iniciar el contacto con las personas afectadas de manera no intrusiva y calmada. En primer lugar debemos presentarnos, explicar qué hacemos allí y porqué nos hemos acercado.
  2. Alivio y protección. Las víctimas tiene que saber que el profesional va a satisfacer sus necesidades básicas como garantizar su seguridad física y emocional inmediata, que estén abrigados, que beban agua o coman algo si lo necesitan, indicar donde están los puntos de socorro, o si son niños reagruparlos con su familia.
  3. Contención emocional.Muchas de las víctimas se encuentran abrumadas emocionalmente  o en estado de shock, por ello es conveniente calmar y orientar a los afectados y estabilizar sus niveles de activación.
  4. Recogida de información. No debemos someter a las personas afectadas a interrogatorios, sino acercarnos a ellas y preguntarles si necesitan algo y cuáles son sus preocupaciones inmediatas, como donde dormirán esa noche, quién recogerá a su hijo de la escuela, etc..para a continuación poder dar asistencia práctica.
  5. Ofrecer información exacta y oportuna. Dar información precisa y exacta siendo especialmente honestos y confiables sin prometer nada que no esté en nuestra mano cumplir. Afirmarles que “todo va a estar bien” les puede hacer más daño que decirles que lamentamos lo ocurrido y entendemos como se deben sentir, ayudándoles a catalogar sus reacciones como normales.
  6. Asistencia práctica .Esta fase consiste en ofrecer asistencia e información práctica para ayudar a las personas afectadas a enfrentar sus preocupaciones inmediatas y poder aliviar su ansiedad. Ejemplos de asistencia práctica son  establecer comunicación con sus familiares, solucionar dónde van a pasar la noche, etc.
  7. Dar pautas de afrontamiento. Apoyar a las personas en el afrontamiento adaptativo de la crisis les ayuda a tomar un rol activo en su propia recuperación. Dar herramientas sobre cómo gestionar los primeros días y normalizar las reacciones psicológicas tras el incidente son claves para un afrontamiento eficaz de la situación traumática.
  8. Conexión con la red social de apoyo y recursos asistenciales.Es importante facilitar elcontacto de los afectados con sus redes de apoyo social, y con los recursos de ayuda comunitarios.Para finalizar,  antes de despedirnos debemos dejar conectados a los afectados con los recursos asistenciales que puedan necesitar como  atención médica, agentes policiales, etc.

Entrénate con en Primeros Auxilios Psicológicos con el curso online de la Universidad de Barcelona.

Referencias bibliográficas:

National Child Traumatic Stress Network (Red Nacional para el Estrés Traumático Infantil) y National Center for PTSD (Centro Nacional de TEPT). (2006) Primeros Auxilios Psicológicos: Guía de Operaciones Prácticas. http://www.nctsn.org/

Guía de Primeros Auxilios Psicológicos. Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna. http://files.unicef.org/paraguay/spanish/PrimerosauxiliossicologicosIFRC.pdf

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Islandia sabe como acabar con el consumo de drogas en adolescentes

  • 18/10/2017
  • David Aparicio

Mientras que muchos países decidieron invertir sus recursos en los infructuosos programas de concientización, Islandia tomó un camino totalmente diferente, un camino que demostró resultados asombrosos y que hoy es la envidia internacional en cuanto la prevención de consumo de drogas se refiere.

¿Cómo lo hicieron?

Primero destinaron recursos para evaluar minuciosamente los factores de riesgo relacionados con el consumo de drogas. Luego implementaron un plan de prevención multifactorial que incluyó diversas alternativas saludables, motivó a los educadores y padres que se involucraran en el cuidado y atención de los jóvenes y creó leyes que controlaban estrictamente el consumo de alcohol, cigarrillo y drogas en los menores de edad.

En la fase de investigación el gobierno islandés encontró que los adolescentes utilizaban las drogas para afrontar de diferentes maneras el estrés. De esta manera consumían anfetaminas cuando intentaban afrontar activamente el estrés, mientras que otros usaban heroína cuando querían insensibilizarse.



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En vez de iniciar una campaña diciéndole “no a las drogas”, el gobierno utilizó en el concepto de embriaguez natural, para ofrecerle a los jóvenes recursos alternativos, no nocivos —por ejemplo: deportes y tiempo de calidad con sus familias— que generaran respuestas cerebrales similares al de las drogas y que a su vez le otorgan recursos adaptativos para afrontar las situaciones estresantes.

El gobierno también destinó recursos para reforzar la participación de los padres en los centros educativos y crearon leyes que exigen organizaciones de padres activas dentro de las escuelas. Se les motivó a los padres a participar en talleres y charlas acerca de la importancia de dedicarle tiempo a sus hijos y se les instó a que supieran en dónde pasan tiempo sus hijos y cuales son sus amistades.

También endurecieron las leyes sobre del consumo de las drogas, alcohol y cigarrillo. Prohibió la venta y publicidad de tabaco en menores de 18 años y de alcohol en menores de 20 y se prohibió que los niños menores de 16 años salieran después de las 10 de la noche en invierno y medianoche en verano.

Resultados del plan más exitoso de prevención de consumo de drogas en adolescentes

Los resultados hablan por si solos. Hoy Islandia es un ejemplo mundial en cuanto prevención de drogas. Redujeron drásticamente el porcentaje de adolescentes que se había emborrachado durante el mes anterior del 42% en 1998 al 5% en el 2016. El porcentaje de jóvenes que había consumido marihuana cayó del 17 al 7% y el de cigarrillo del 23 al 3%.

El programa no sólo redujo el consumo de drogas sino que además duplicó el tiempo que los jóvenes de 15 y 16 años pasan con sus familias durante el fin de semana. El incremento fue del 23% en 1998 al 46% en 2016 y también incrementó el tiempo en actividades deportivas organizada, de 24 al 42% respectivamente.

Políticas a largo plazo

Islandia sigue evaluando, ajustando y perfeccionando su plan de prevención. Todos los años aplican encuestas a nivel nacional para obtener información actualizada sobre los problemas y necesidades de su población. Su gobierno entendió que estos resultados no se obtienen de la noche a la mañana. ¿Cuantos gobiernos se atreverán a hacer lo mismo?

Fuente: The Atlantic

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Teoría del caos y su posibles implicaciones en la psicología

  • 17/10/2017
  • Equipo de Redacción
Postergación y TB

Todos los martes publicamos un artículo, investigación o guía de tratamiento completa en formato PDF para que puedas descargar y mantenerte actualizado. Si quieres ver las investigaciones y recursos en PDF anteriores, visita nuestra sección de Manuales y guías.


En el presente artículo se exploran las nuevas posibilidades que brinda la teoría del caos en la psicología como modelo conceptual o metodológico.

Comienza con una breve historia de los movimientos en la filosofía de la ciencia y cómo estos han afectado a la psicología en su constitución en estos últimos ochenta años y en su modo de hacer investigación; se explora después el método científico y su utilización en la psicología con sus limitantes y fallas; por ultimo, se explica brevemente qué es y cómo se constituye la teoría del caos y sus posibles utilizaciones como modelo conceptual o metodológico en la psicología.



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Autor: Dan Eric Luévano Ramírez CETYS Universidad, Campus Tijuana

Descarga el artículo completo en formato PDF.

Fuente: Redalyc

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En defensa de la tesis y en contra de la universidad como expendedora de títulos

  • 17/10/2017
  • David Aparicio

Critica Ácida escribió:

Existe una tendencia en las universidades a eliminar la tesis como requisito para obtener el grado de licenciatura, y en algunos casos también para obtener la maestría. Esta lógica está convirtiendo a las universidades en meras expendedoras de títulos, pues se ha instalado la práctica de favorecer la “eficiencia terminal”, es decir, si ingresan 100 que egresen 100, no importa cómo. Por lo tanto se reblandecen los criterios de evaluación, a los alumnos ya no se les trata de enseñar a que desarrollen conocimiento, sino que adquieran competencias (se les enseña la técnica, pero no los porqués de la técnica ni de dónde deriva, si es buena o mala, etc.).

Y añade:

Se me dirá que el promedio universitario, derivado de las buenas calificaciones a lo largo de los años en las aulas universitarias es suficiente para evaluar la ideoneidad para obtener un título. Nada más falso, un buen promedio bien puede reflejar la buena calidad de un estudiante, pero no sabemos si fue solo por “cumplir” o por desarrollar criterio propio. Además en cuatro o cinco años el alumno pudo obtener buenas notas con profesores exigentes pero también con los mediocres. Un alumno que obtuvo buenas notas en las aulas, desarrollará con mejor éxito entonces una tesis, y ese conocimiento tendrá mayor valor que un simple promedio. Un buen alumno que mantuvo un promedio a lo largo de su carrera, querrá sobresalir mucho más, y elaborar una tesis lo pondrá por encima de los otros muchos que también tuvieron buen promedio, pues habrá de desarrollar sus propias ideas, demostrar que sabe y puede escribir sobre las materias que supone reflejan el título al que aspira.

Los estudiantes ven a la tesis como un obstáculo, un proceso burocrático, largo e innecesario para obtener su titulo. Muchos dirán que lo importante es graduarse, no importa como. En mi opinión y hablando desde el campo de la psicología, creo que la eliminación de la tesis como requisito ha perjudicado profundamente el desarrollo y la producción científica de la psicología en América Latina. La mayoría de los estudiantes la ven como un obstáculo, como un requisito académico innecesario para recibirse, cuando en realidad les ayudará a  desarrollar el pensamiento analítico, la capacidad de expresarse a través de la palabra escrita y en consecuencia será capaz de capitalizar su conocimiento como ninguna otra materia universitaria.



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Defendamos la tesis, exijamos que los estudiantes investiguen, que se atrevan a leer las investigaciones y colaborar con el desarrollo de la psicología con todo su esplendor.

Lee el artículo completo en Crítica Ácida.

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