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Publicaciones por mes

julio 2018

45 Publicaciones
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Formación online: Terapia cognitivo conductual con niños y adolescentes

  • David Aparicio
  • 09/07/2018

Fundación Equipo de Terapia Cognitiva Infanto-Juvenil (ETCI) es una institución cuyo objetivo es la prestación de psicoterapias basadas en la evidencia a niños, adolescentes y familias, así como la formación de profesionales orientada a optimizar su ejercicio en esta área. Su cuerpo de terapeutas y docentes es reconocido como gestor del desarrollo de algunos de los libros y artículos más importantes en habla hispana, orientados a la difusión de las Terapias Cognitivas y Conductuales con Niños y Adolescentes. Está constituido por docentes universitarios, investigadores y supervisores clínicos especializados que integran un equipo cohesivo y cooperativo a lo largo de una década de historia. 

En esta oportunidad, tienen el agrado de compartir que en septiembre del 2018 retoman su Formación Integral Online y nuestros cursos específicos en nuestra plataforma e-learning.

La Formación Integral consiste en un programa de 10 módulos que abarcan teoría, práctica, metodología de evaluación y tratamiento de la gama de motivos de consulta usuales en psicoterapia infanto-juvenil. A continuación se exponen en manera sintética los módulos de la Formación Integral que así mismo, salvo en el caso de los módulos avanzados, pueden ser cursados en manera independiente de acuerdo al área de interés de cada profesional.

Módulo I: Introducción a la TCC con niños y Adolescentes. Evaluación y Tratamiento de los Trastornos de Ansiedad y del Estado del Ánimo Nivel Inicial

Módulo II: Evaluación y Tratamiento de los Trastornos de Ansiedad y del Estado del Ánimo Nivel Avanzado: Trastornos Internalizantes Complejos y Estrategias Terapéuticas Avanzadas

Módulo III: Evaluación y Tratamiento de los Trastornos de la Conducta Disruptiva. Nivel Inicial: Análisis y Modificación de Conductas. Intervenciones con Jóvenes y Familias. 

Módulo IV: Evaluación y Tratamiento de los Trastornos de la Conducta Disruptiva. Nivel Avanzado: Resolución de Problemas y Conflictos, Desarrollo de la Alianza, el Encuadre y la Adherencia al Proceso

Modulo V: Evaluación y Tratamiento de los Trastornos del Estado de la Alimentación y la Obesidad Infanto Juvenil

Modulo VI: Evaluación y Tratamiento de los Trastornos del Espectro Autista. Nivel Inicial

Módulo VII: Evaluación y Tratamiento de los Trastornos del Espectro Autista. Nivel Avanzado

Módulo VIII: Entrenamiento en Primeras Entrevistas y Evaluación Diagnóstica en las Psicoterapias Cognitivas y Conductuales

Módulo IX: Nuevas Corrientes en Psicoterapias Cognitivas y Conductuales con Niños y Adolescentes: Psicología Positiva, Terapias Conductuales de Tercera Generación, Modelos Trans-Diagnósticos y Modulares

Módulo X: Desafíos Actuales en la Clínica Infanto Juvenil: Posibilidades, Riesgos e Impacto de las Nuevas Tecnologías, Sexualidad en las Diferentes Etapas Evolutivas, Orientación Sexual y Género, Adolescencia y Adicciones

Invitamos a los colegas latinoamericanos a contactarnos para más información:

Teléfono: +5411-47885894 Mail: [email protected]  Web: www.etci.com.ar

Agradecemos a ETCI, nuestro sponsor de la semana.

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  • Salud Mental y Tratamientos

Niños tratados con antipsicóticos tendrían mayor riesgo de aumentar de peso y de diabetes

  • Maria Fernanda Alonso
  • 06/07/2018

Niños y adolescentes (entre 6 y 18 años) tratados con medicamentos antipsicóticos en un periodo de doce semanas fueron menos sensibles a la insulina, incrementándose su riesgo de diabetes, y ganaron una cantidad significativa de grasa corporal, según un estudio publicado en JAMA Psychiatry.

Los investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis y de la Facultad de Medicina Charles E. Schmidt de la Universidad Florida Atlantic, examinaron a 144 jóvenes que habían sido diagnosticados con uno o más trastornos psiquiátricos. Estos fueron tratados al azar con 1 de 3 antipsicóticos comúnmente utilizados: aripiprazol, olanzapina y risperidona, todos ellos son usados para tratar condiciones como la esquizofrenia, el trastorno bipolar, la depresión, irritabilidad asociada con autismo y síndrome de Tourette. Recientemente, estas drogas también han sido utilizadas para tratar trastorno por déficit de atención e hiperactividad en niños que no responden a la medicación estimulante, como Ritalin, según la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington.

fueron menos sensibles a la insulina, incrementándose su riesgo de diabetes, y ganaron una cantidad significativa de grasa corporal

Esta investigación encontró que luego de 12 semanas, la grasa corporal se había incrementado, y que los que tomaron olanzapina mostraron el mayor aumento. Al inicio del estudio, cerca del 30% de los participantes fueron clasificados con sobrepeso u obesidad. Al finalizar las 12 semanas ese porcentaje escaló al 46.5. Adicionalmente, la medida primaria de la sensibilidad a la insulina disminuyó significativamente. Mejoras de comportamiento se observaron con todos los tratamientos.

Reportan los investigadores en su informe que cerca de la mitad del aumento de peso era agua y la otra mitad grasa nueva, según resultó de los escaneos de absorciometría de rayos X de energía dual que tomaron de cada participante para medir toda la grasa corporal al finalizar las 12 semanas, y que fueron contrastados con los escaneos tomados al inicio del estudio.

Referencia del estudio: Ginger E. Nicol, MD; Michael D. Yingling, MS; Karen S. Flavin, RN, CCRC; et alJulia A. Schweiger, CCRC; Bruce W. Patterson, PhD; Kenneth B. Schechtman, PhD; John W. Newcomer, MD. Metabolic Effects of Antipsychotics on Adiposity and Insulin Sensitivity in YouthsA Randomized Clinical Trial. doi:10.1001/jamapsychiatry.2018.1088

Fuente: Mad in America

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

La forma en que nos referimos a los profesionales contribuye a la desigualdad de género

  • Maria Fernanda Alonso
  • 06/07/2018

La inequidad de género es una cuestión social, histórica y cultural. La supremacía del varón se manifiesta de forma nítida en muchos ámbitos de la vida, y muy especialmente en la carencia de oportunidades equitativas entre estos y las mujeres. Quienes se encuentran envueltos en su privilegio sostienen que las mujeres tienen las mismas libertades que los hombres, sin percatarse de que la consagración de una libertad formal resulta ilusoria cuando no se cuenta con la posibilidad real de ejercerla. Pero esta desigualdad también se materializa en formas más sutiles, en hábitos que, aunque puedan parecer pequeños o inofensivos, pueden contribuir al mantenimiento y la profundización de la desigualdad entre varones y mujeres.

En una investigación, publicada en Proceedings of the National Academy of Sciences, psicólogas han encontrado que los participantes del estudio, en promedio, eran más de dos veces más propensos a llamar a los profesionales masculinos (incluso los de ficción) solo por sus apellidos, a comparación de sus equivalentes profesionales femeninas. Señalan los investigadores que este sesgo de género también puede contribuir a la desigualdad de género.

Los ocho estudios, que incluyeron mujeres y varones, mostraron que la diferencia en la forma de nombrar afectó la manera en que los participantes juzgaban a los profesionales: cuando se hacía referencia a los varones sólo por su apellido, ellos eran percibidos como más famosos o más importantes que las mujeres, a quienes se referían con nombre y apellido.

“Esta clase de juzgamiento podría resultar en más reconocimiento, premios, fondos y otros beneficios profesionales, y sugiere que una sutil diferencia en la forma en que hablamos sobre mujeres y varones puede generar sesgos,” escribieron los investigadores Melissa Ferguson, profesora y presidente de psicología en la Facultad de Artes y Ciencias de la Universidad de Cornell, y Stav Atir, candidato a doctorado en psicología social, en la misma casa de estudios.

“Esta clase de juzgamiento podría resultar en más reconocimiento, premios, fondos y otros beneficios profesionales, y sugiere que una sutil diferencia en la forma en que hablamos sobre mujeres y varones puede generar sesgos,”

Estas investigadoras se preguntaban si existen beneficios por ser llamado sólo por el apellido; y uno de sus estudios mostró un beneficio claro: los científicos identificados sólo por sus apellidos fueron considerados por los participantes 14% más merecedores de recibir un premio profesional de la Fundación Nacional de Ciencias.

El sesgo de género fue consistente en todos los estudios, incluyendo un experimento en el que los participantes escribían sobre científicos ficcionales: eran más propensos a referirse a los científicos varones sólo por sus apellidos.

La relevancia para campañas políticas puede ser significativas, dijo Ferguson. “Es posible que referirse a los candidatos por su nombre completo en lugar de hacerlo sólo por el apellido pueda tener implicancias en cuanto a la fama y eminencia.”

Las investigadoras están planeando futuros estudios para analizar las implicancias y consecuencias del sesgo de género en los nombres. Pero el sólo hecho de señalarlo puede tener algunos efectos: “En mi laboratorio, ahora prestamos más atención a la forma en que nos referimos a científicas mujeres,” comentó Ferguson.

Referencia del estudio: Stav Atir, Melissa J. Ferguson. How gender determines the way we speak about professionals. Proceedings of the National Academy of Sciences, 2018; 201805284 DOI: 10.1073/pnas.1805284115

Fuente: Science Daily

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Sin categoría

Armándonos de autocompasión para tratar el perfeccionismo

  • Alejandra Alonso
  • 06/07/2018

No creo que sea necesario que te nombre ningún estudio para que estés de acuerdo conmigo en que la amabilidad es algo bueno. Pero para reforzar la idea, recordemos algunas investigaciones sobre ella que ya hemos mencionado con anterioridad:

  1. La amabilidad mejora tu estado de ánimo y tu sensación de bienestar en general (Nelson, Layous, Cole & Lyubomirsky, 2016).
  2. Los actos amables podrían ayudar a las personas que sufren de ansiedad social con sus conductas evitativas e inseguridad al interactuar con otros (Trew & Alden, 2015).
  3. Los niños que demostraban mayor amabilidad eran más felices y más aceptados por sus compañeros (Layous, Nelson, Oberle, Schonert-Reichl & Lyubomirsky, 2012).

Aunque todos estos estudios nos hablan sobre cómo el ser amables con otros nos trae beneficios a nivel psicosocial, la investigación de éste artículo se enfoca en la amabilidad hacia nosotros mismos.

Estamos familiarizados con la experiencia de ponernos metas altas (tengo que perder 10 kilos, tengo que ser la mejor, voy a promocionar todas las materias de toda la carrera, etc.), y también con la decepción de no poder cumplirlas. Las personas perfeccionistas viven esto constantemente. Sin embargo, hay diferentes tipos de perfeccionistas.

Si se esmera por lograr sus metas y lucha por no ser demasiado crítico de sí mismo, probablemente sea un perfeccionista esforzado. Lo que no es tan malo considerando que podría tener un impacto positivo en su autoestima y reducir sus niveles de sentimientos negativos.

Por otro lado, si piensa todo el tiempo que no es lo suficientemente bueno, y le preocupa constantemente la desaprobación de otros, puede que su perfeccionismo sea desadaptativo. Esta clase de perfeccionismo puede llevar a síntomas depresivos en adultos y adolescentes.

Es por eso que los científicos se han interesado por conocer cómo ayudar a éste último grupo. Específicamente, se preguntaron si la autocompasión podría ayudar con los efectos negativos del perfeccionismo desadaptativo.

Los componentes de la autocompasión

Pero ¿a qué nos referimos con eso de autocompasión? Los investigadores han identificado tres componentes que forman parte de ella:

  1. Amabilidad hacia uno mismo.
  2. Humanidad común: como opuesto a auto-aislarse; reconocer que otros pasan por problemas similares y que no estamos solos.
  3. Mindfulness o conciencia plena: se refiere a la aceptación de nuestros pensamientos, emociones y sentimientos sin juzgarlos. Saber que son parte de la experiencia de vivir.

Metodología

Los científicos hipotetizaron que la autocompasión debilitaría la relación entre perfeccionismo y depresión. Para poner a prueba dicha hipótesis diseñaron el siguiente estudio:

La muestra estuvo compuesta por 541 adolescentes (99 varones y 442 mujeres) con un promedio de edad de 14.1 años. La mayoría de ellos era de nacionalidad australiana (la investigación se realizó en escuelas privadas de Australia), seguidos de los chinos e ingleses. A los estudiantes se les pidió que completaran tres cuestionarios online durante las horas escolares. Dichos instrumentos evaluaban perfeccionismo desadaptativo, depresión y autocompasión y eran parte de una intervención más amplia sobre bienestar.

Se evaluó si existía la moderación que los autores habían hipotetizado realizando regresión múltiple jerárquica.

Resultados

La autocompasión si moderó la relación entre el perfeccionismo desadaptativo y la depresión en este grupo de adolescentes, razón por la cual los autores quisieron conocer si los resultados serían similares en una muestra de adultos. Así que reclutaron a 515 adultos, quienes también completaron los cuestionarios. Una vez más, se encontró que la autocompasión moderaba la relación entre depresión y perfeccionismo.

Limitaciones del estudio

En el paper se aclara que se trata de un estudio transversal cuyos datos son autoreportados, lo que limita la extracción de conclusiones causales. Además se apoya en la precisión de la autoconciencia y la voluntad de responder al cuestionario abiertamente.

Conclusión

Si bien no podemos luchar solos contra una cultura que nos presiona para que logremos la perfección (y un grupo de redes sociales que nos hacen creer que otros tienen una vida perfecta, lo que aumenta la presión), es bueno saber que tenemos un arma para defendernos de ella. Al practicar la compasión hacia nosotros mismos mientras nos esforzamos por alcanzar nuestras metas, seremos más resilientes y tendremos mayor bienestar.

Fuente: Psychcentral

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Estrategias para disminuir la violencia en la escuela

  • Geraldine Panelli
  • 05/07/2018

Para comenzar este artículo es  necesario precisar a qué llamamos  “violencia”, la definición exacta para que luego nos permita pensar acciones específicas. La Organización Mundial de la Salud  define la violencia como “El uso deliberado de la fuerza física o el poder, ya sea en grado de amenaza o efectivo, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones. Podemos diferenciar tres tipos de violencia:

  • Interpersonal: es la violencia ejercida por una persona o grupo pequeños de personas hacia otra persona o grupo.
  • Suicidio o violencia autoinfligida: es ejercida por uno mismo hacia su propio cuerpo en ocasiones provocando la muerte.
  • Colectiva: es usar la violencia a modo de instrumento con un fin político, económico o social.

En el caso de este artículo nos centraremos en la violencia interpersonal en el área escolar tratando de dar con herramientas que logren disminuir las agresiones físicas y / o verbales entre compañeros. Creemos que es necesario tomar un rol activo frente esta situación que cada vez aumenta más y genera complicaciones para transitar la edad escolar. Necesitamos abrir el debate y la reflexión para lograr programas efectivos y sostenibles en el tiempo. Como trabajadores del campo de la salud y la educación es imposible que no sea esta una preocupación, hacer de la escuela un entorno seguro es indispensable.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación Ciencia y Cultura (2014) lanzó una guía para docentes para poner fin a esta problemática en donde invitan a trabajar en conjunto con los estudiantes, los padres, los educadores y la comunidad; vinculando además las políticas y legislaciones. Desde este artículo estamos totalmente de acuerdo con esta posición, la violencia en cualquiera de sus formas se puede prevenir y todos los agentes involucrados debemos de tomar decisiones que inciden en mejorar la calidad de la experiencia educativa.

Un punto interesante a resaltar es la importancia de la promoción en cuanto a derechos humanos, pautas de convivencia, inclusión frente a la diversidad, educación emocional dentro de la escuela; y la prevención específica de los factores de riesgo. En este último punto lo que recomendamos es un registro objetivo de las situaciones puntuales a tratar y un diagnóstico de la situación específica para abordarla de la manera más conveniente.

Para implementar cada estrategia o técnica que veamos a continuación, es necesario adecuarlas al contexto y edad donde las queramos aplicar. También se aconsejan diarios y registros de las actividades y sus evoluciones para la evaluación de los procedimientos y  ver la efectividad en periodos de tiempo prolongados. Hay programas específicos para esta temática pero aún no hay estudios representativos para afirmar la efectividad de los mismos. Por esto mismo hay que seguir investigando.

¿Qué podemos hacer?

Educación emocional

Un niño o adolescente el cual conozca sus emociones y cómo actuar frente a ellas sin lugar a duda va a generar aprendizajes significativos para hacer frente a diversas situaciones que le generen estrés o frustración. Es importante generar un espacio de diálogo en donde los chicos puedan contar qué les pasa y contemplar qué respuestas pueden elaborar frente a determinadas situaciones.

La educación formal y los resultados de inteligencia no hablan de un bienestar emocional del niño; y es en la escuela donde este bienestar debe estar garantizado; incluso detectando situaciones de riesgo fuera de la misma.

La falta de competencia en este nivel es la que da como resultado respuestas desadaptativas y conductas disruptivas. Enseñar habilidades sobre las emociones previene los problemas interrelacionales, mejora la empatía, contribuye a la resolución de problemas en conversaciones asertivas e incrementa el sentimiento de pertenencia al grupo (Paz; 2014).

Aprendizaje cooperativo

Crear situaciones de aprendizaje que no sean competitivas, que esten diseñadas para que un alumno logre un objetivo, sólo si los demás alumnos también lo logran. Este tipo de actividades fomentan la cooperación entre compañeros, el aprendizaje mutuo y el intercambio de roles. Es importante que los docentes esten interiorizados de las debilidades y fortalezas de cada alumno para crear grupos heterogéneos y oportunidades de éxito que refuercen positivamente las interacciones.

El trabajo cooperativo genera más productividad que el trabajo individual, genera un razonamiento  intelectual más elevado, crea oportunidades de interacción entre alumnos y da recompensas grupales que suelen ser mejor percibidas que las individuales (López; 2009).

Método KIVA

Es un programa anti bullying en donde involucran diferentes agentes del sistema educativo: alumnos, profesores, padres y personal no docente; que no sólo previene sino que interviene y supervisa ante situaciones de acoso.

Si bien es una intervención creada específicamente para atacar al bullying, creemos que es una estrategia que no puede faltar dado que las situaciones de acoso sistematizadas en la escuela son una forma de violencia a disminuir.

Para conocer más sobre este método se puede visitar su pagina web o bien artículos anteriores sobre su implementación en argentina.

Concientización

Es importantísimo que los chicos desde el inicio de la escuela entiendan y conozcan que todos los seres humanos somos diferentes y que dichas diferencias son ricas para crear una comunidad de respeto entre todos. Este punto es fundamental en la inclusión escolar para poder crear espacios en donde la diversidad sea un tema de aprendizaje y no de discriminación.

Reglas de convivencia claras

Tener pautas establecidas es una forma de proteger ante los conflictos escolares. Conocer las reglas internas del establecimiento escolar, que cosas se pueden hacer y qué cosas no es fundamental para un buen clima de convivencia. Premiar el cumplimiento de dichas normas, en lugar de castigar el no cumplimiento puede favorecer a largo plazo la adherencia  a las mismas.

Conclusiones

Seguramente se podrán encontrar algunas herramientas más o programas específicos. La idea del artículo es abrir la preocupación para luego interiorizar en cada una de las formas. Es importante que intentar reducir la violencia en la escuela sea una decisión troncal de la cultura organizacional, no acciones aisladas fuera de contexto. La tolerancia hacia las agresiones y el acoso en cualquiera de sus formas no debe de tener aceptación social ni refuerzo de ningún tipo.

Referencias bibliográficas:

Chaves Baquero, Y. A., López León, F. E., Rincón Vargas, S. P., & Sánchez Triana, Y. F. (2016). Fortalecimiento de tres competencias ciudadanas: Empatía, asertividad y pensamiento crítico para mitigar las agresiones físicas y verbales (Master’s thesis, Universidad de La Sabana).

Flores Paz, M. E. (2014). Aplicación de un programa de habilidades psicosociales basado en el autoconocimiento para fortalecer las relaciones interpersonales de los niños y niñas de tercer grado de primaria de la IEP Marvista, Paita, 2013.

López Alacid, M. P. (2009). Efectos del aprendizaje cooperativo en las habilidades sociales, la educación intercultural y la violencia escolar: un estudio bibliométrico de 1997 a 2007. Universidad de Alicante.

Del Rey, R., Ruiz, R. O., & Feria, I. (2009). Convivencia escolar: fortaleza de la comunidad educativa y protección ante la conflictividad escolar. Revista interuniversitaria de formación del profesorado, (66), 159-180.

 

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  • Artículos de opinión (Op-ed)

La desgracia de la esperanza

  • Álvaro Morales
  • 05/07/2018

Para el pensamiento helénico clásico la esperanza era un mal, el último en salir de la caja de Pandora. Los dioses, ofendidos por los continuos signos de rebeldía del hombre, enviaron a una mujer con una caja. Esta mujer no era cualquiera, los dioses le habían dado la totalidad de las cualidades (Pan=todos; Dora=dones).Dentro de la caja estaban todos los males y calamidades que azotarían al ser humano; y al ser abierta desató el inicio de la desgracia histórica del hombre, que vislumbra a sus deidades pero nunca puede alcanzarlas. Esta perspectiva de la esperanza como algo negativo y nocivo poco tiene que ver con las versiones edulcoradas modernas, donde la esperanza es verde (como el dinero) y donde el mensaje se ha transformado para tomar otro significado. «No dejes que te quiten la esperanza. Cuando todo lo demás se haya ido, aún quedará la esperanza».

Esta idea, en nuestros tiempos utilizada hasta el hartazgo por las casas de préstamos económicos — que también se identifican con el color verde o el verde amarillento o el amarillo, pero siempre dentro de esa gama — resulta un tanto ficticia, solida tan sólo para un criterio ingenuo e infantil. La esperanza ha pasado a ser un bien deseado. «Hay que tener esperanza»; «Esperemos…». Se ha convertido en algo que puede confortarnos cuando la realidad nos castiga. Sin embargo, los antiguos griegos, que por lo menos son los autores del mito o aquellos que elaboraron un registro que llega hasta nosotros, no pensaban así. No consideraban la esperanza como algo benigno, como un comodín para cuando la repartida nos tira cartas feas; todo lo contrario, la agrupaban junto al resto de los males. ¿Por qué?

«No dejes que te quiten la esperanza. Cuando todo lo demás se haya ido, aún quedará la esperanza».

Según Hesíodo (Los trabajos y los días) Zeus ordenó a Hefestos fabricar a la primera mujer, “digna de amar”. Cada uno de los dioses le dio un talento. Y le dieron también una extraña tinaja (la caja) en la cual colocaron todos los males, todas las desgracias, y todos los sufrimientos que azotarán a la humanidad. Luego fue enviada a Epimeteo, el hermano de Prometeo, el benefactor de los hombres, que había recibido advertencias de este de no aceptar regalos de los dioses. Epimeteo hizo de Pandora su mujer pero mantuvo la caja cerrada siguiendo el consejo de su hermano. Pero la curiosidad de Pandora pudo más, y abrió la caja de la que escaparon los males. Se apresuró a cerrarla pero sólo quedaba dentro la esperanza (Eris). Esta historia, tan arquetípica que nos recuerda a otras de otras culturas, aborda tantos temas críticos para el ser humano que puede ser interpretada de múltiples formas. Pero para los griegos la esperanza no era un regalo, más bien era otra desgracia, ya que esperar es estar siempre en falta de algo, es carecer, es desear lo que no se tiene, es estar insatisfecho. Se espera por lo que no se tiene, y esto hace consciente la carencia. Como Adán y Eva bajo el árbol, que recién notaron que estaban desnudos después de comer el fruto prohibido, con la esperanza el hombre advierte todo aquello que le hace falta para estar completo.

Schopenhauer (2005) sostenía que el ser humano está conectado con el infinito, con la mecánica universal del cosmos. Pero que por su constitución sólo puede presentir el todo a través de un inagotable sentimiento de in-completitud. El hombre se conecta con el todo a través de su sentimiento de insatisfacción, la persistente carencia de cualquier cosa. De modo que los hombres, a pesar de lo que podamos pensar al respecto, siempre manejaremos la esperanza como una parte de la solución a nuestra insatisfacción. Siempre que deseemos algo y que nos convenzamos que conseguirlo nos dará aunque sea una satisfacción momentánea pero valiosa, allí estará la esperanza para desactivar cualquier posibilidad de acción. Nuestra forma de percibir el tiempo, que nos lleva invariablemente hacia adelante, y la insatisfacción constante y persistente que nos caracteriza y que nos conecta con el todo, nos hace presas fáciles de entrar en un estado anímico donde la esperanza parece lo último, una solitaria roca en un mar embravecido. La esperanza parece útil cuando nos sentimos insatisfechos, o sea todo el tiempo.

Pero para los griegos la esperanza no era un regalo, más bien era otra desgracia, ya que esperar es estar siempre en falta de algo, es carecer, es desear lo que no se tiene, es estar insatisfecho.

Pero si la esperanza estaba en una tinaja junto con todos los males parece también un mal, pero no cualquiera. Si estaba de último en la tinaja, es lícito pensar que fue puesta primero. Fue lo primero que Zeus guardó en la tinaja que enviaría con Pandora. ¿Qué motivaba a Zeus? La venganza y el orgullo. Estaba decidido a vengarse del robo de las semillas de Helios (el fuego) por parte de Prometeo. También quería dar un castigo ejemplar a esa criatura que intentaba asemejársele, de una forma tan memorable que nunca jamás intentara de nuevo alcanzar las altas esferas del Olimpo. Así, la esperanza no es un mal cualquiera, es lo primero que se le ocurrió a Zeus cuando elegía los males con los que vengarse de la humanidad.

Acción y salud

¿Qué otra opción tenemos que no sea esperar que algo nos llegue? Salir a buscarlo. Si la esperanza es una roca solitaria en un mar embravecido, siempre queda la opción de nadar. Si no deseo esperar que el bien gire al mismo tiempo que yo en la misma esquina, ¿qué me queda? Buscar el bien, propiciarlo, producirlo. Cada vez que decido esperar a que algo me llegue, pierdo la posibilidad de salir a buscarlo, y algo mucho peor: abandono toda pretensión de ser yo quien genere ese bien. Es posible que para los griegos el que espera sea víctima de una maldición. Porque su espera no significa de por sí que no va a conseguir nada, pero sí que no depende de él mismo y que sus posibilidades tienen más que ver con el azar que con otra cosa. Del mito de Pandora y su caja puede desprenderse que quedarse a esperar que algo ocurra, con nada más que fe y sin intención alguna de modificar las condiciones o el ambiente, es una maldición. Los hombres que esperan no hacen, y no hacer es sinónimo de muerte. Ya decía Séneca (1943): “Nuestra naturaleza está en la acción. El reposo presagia la muerte”. Los dioses, amenazados por las pretensiones del hombre del alcanzar el Olimpo le enviaron un mal para que aquellos que antes construían escaleras ahora esperen a que algo baje de los peldaños desgastados, para que los planes de alcanzar los cielos se degradaran hasta ser apenas un sueño repetitivo.

La esperanza no es un mal cualquiera, es lo primero que se le ocurrió a Zeus cuando elegía los males con los que vengarse de la humanidad.

El que dice “Tengo esperanza en que las cosas mejoren” de seguro que no hará nada para que las cosas mejoren. Es una proclama que denota nuestra incapacidad, nuestro fracaso. No sabemos cómo hacer que las cosas mejoren, entonces esperamos.

Sabemos que la actividad implica salud mental. El estancamiento, tanto del cuerpo como de la mente implica degradación, enfermedad y muerte. Sobran los ejemplos a este respecto, como podría ser en la prevención del Alzheimer. A dos ancianos con Alzheimer que fallecen se les hacen sus respectivas autopsias. Uno de ellos padeció la enfermedad, al punto de que lo degradó en los últimos años y hasta generó determinadas rupturas o dificultades en los vínculos familiares. El otro nunca tuvo ningún síntoma, y recién se descubre que tenía la enfermedad durante la autopsia. En apariencia ambos cerebros están muy afectados por la enfermedad, incluso el daño es similar, pero ¿por qué uno sólo de ellos mostraba síntomas que afectaban negativamente su vida diaria? La diferencia entre ambos hombres es la calidad de vida. Uno de ellos era mucho más activo que el otro, tenía una muy buena base intelectual, se había instruido en forma constante, fortalecido las sinapsis neuronales. Se había mantenido activo hasta los últimos momentos. El otro no, había tenido una vida más bien sedentaria y no había avanzado en aspectos intelectuales. ¿Se anima el lector a arriesgar cuál de los dos es el que presentaba síntomas de la enfermedad y cuál no? La actividad física fortalece nuestro cuerpo y ayuda a prevenir enfermedades y a retrasar los efectos inevitables del envejecimiento. Lo mismo ocurre con la actividad mental. Mantener la mente activa es el mejor remedio para prevenir el Alzheimer, pero no sólo esto, sino también todo tipo de enfermedades. La actividad, en cualquier sentido, es sinónimo de salud.

El que dice “Tengo esperanza en que las cosas mejoren” de seguro que no hará nada para que las cosas mejoren

Saber y creer

Creemos en aquello que no sabemos. Y por lo tanto la esperanza atenta en contra de la razón. Digamos que podemos trabajar muy duro y construir algo, pero también podemos sentarnos, dejar de trabajar, y esperar que alguien más termine la tarea o que una fuerza sobrehumana intervenga. Yo no espero que llueva si ya caen las primeras gotas y cuento con un pronóstico meteorológicoa favor. No espero cosas que se cómo y cuándo van a ocurrir. Espero por aquello que la razón me indica difícil, complicado. Espero por lo que creo que sólo con fe puedo conseguir. O sea, por aquello que no me imagino cómo conseguir de otra manera. Así, la esperanza atenta contra la razón, en el sentido de que cundo la razón me indica que es muy probable que algo que yo quiero no ocurra, me queda la esperanza como recurso; a donde siempre seré bienvenido, y adonde siempre me recibirán con los brazos abiertos si ando con ganas de llorar mis penas.

A Karl Jung le preguntaron si creía en Dios. Respondió “No necesito creer en Dios; Lo conozco”. (Bennet, 1966).Lo cual podría simplificarse en “yo no creo; sé”. Se refería a la idea de que todos los seres humanos somos religiosos, más allá de nuestras prácticas y discursos. Todos nos preguntamos por la vida después de la muerte, por nuestra trascendencia, por nuestra alma. Son preguntas y cuestionamientos universales. Otro razonamiento que se desprende de la respuesta (nada ingenua) de Jung es que hay una gran diferencia entre creer y saber. Yo no creo tener dos manos, o que respiro aire, o que el agua de mar tiene un sabor salado y la de un arroyo dulce, etc., lo sé. Son cosas en las que no creo porque las sé. Ahora…, no sé qué hay después de la muerte, no sé si existe algo que pueda llamar alma, y otro largo etcétera. Estas son cuestiones en las que desarrollo determinada creencia. No son cosas que sepa. Y por lo tanto, para llenar ese vacío de conocimiento, utilizo la creencia, que me permite llenar el vacío con algo que de alguna forma me define, algo imposible de comprobar pero estadísticamente probable.

A lo largo de la historia la esperanza ha sido utilizada como un mecanismo de control social

Si mantenemos el razonamiento de que la esperanza nos aleja de la razón, en la medida de que sólo recurro a la esperanza cuando la razón me niega todo otro camino, y que con la creencia ocurre algo similar en el mismo sentido, podríamos equiparar esperanza y creencia. Yo no espero (ni creo en) lo que sé que va a ocurrir. Espero (y creo en) aquello que la razón me indica como incomprobable o improbable. Pero el proceso también puede darse en sentido inverso. Es decir que ante una tarea de difícil consecución prefiero recurrir a la esperanza, y aguardar que la tarea se resuelva por sí sola o por la intervención de algo más. Pero esto anula la tarea. Nada se ha construido en el mundo con esperanza. Ninguna tarea difícil se ha resuelto por la esperanza. Creer y esperar reflejan aspectos pasivos de nuestra personalidad. Saber y hacer reflejan aspectos activos.

A lo largo de la historia la esperanza ha sido utilizada como un mecanismo de control social. En una sociedad donde la gran mayoría espera llena de fe que algo muy improbable desde la razón de todos modos ocurra es muy fácil que gobiernen los que no esperan nada, los que hacen. Las tendencias culturales son manejadas por uno pocos gracias a esto. Nos dirigen, nos gobiernan, quienes nunca esperan nada, pero hacen lo que desean. A ellos les conviene una masa esperanzada, estancada en la fe ciega, en la creencia, porque esa masa está adormecida, sueña sin parar pero nunca despierta.

Sir Francis Bacon dijo: “La esperanza es un buen desayuno pero una mala cena”. Al empezar el día la esperanza parece algo positivo; al termina el día es algo negativo. Es bueno levantarnos con la esperanza de que las cosas van a ir mejor, pero es un plato duro cuando al regresar a casa de noche descubrimos que nada se ha hecho por sí sólo, que la mayor parte de eso que esperábamos no se ha realizado, y que sólo lo ha hecho aquello que dependía de nosotros mismos y de nuestras acciones (o sea aquello en lo que no esperamos). Nietzsche coincide con este pensamiento: “La esperanza es el peor de los males, pues prolonga el tormento del hombre”

Conclusiones

Podríamos creer que los griegos antiguos se equivocaron, y que pusieron la esperanza (algo útil y benigno) en la misma caja que los males del mundo. Desde nuestra perspectiva no hay error alguno. El mito refleja la sabiduría proverbial de una inteligencia que ha sido desde entonces utilizada como ejemplo. Para terminar de convencerse bastaría con ir a la fuente. Hesiodo (2013) hace hablar a Zeus: “Más sagaz que ninguno, te alegras de haber hurtado el fuego y engañado a mi espíritu; pero eso constituirá una gran desdicha para ti, así como para los hombres futuros. A causa de ese fuego, les enviaré un mal del que quedarán encantados, y abrazarán su propio azote”.La esperanza, en esa caja, fue el último de los males en salir, pero no el menos poderoso. Si nos dejamos seducir por su encanto, nos sumiremos en el colmo de la pasividad, en el que no sólo no hacemos nada, sino que esperamos a que alguien más lo haga por nosotros y nos lo imponga.

«La verdadera felicidad es disfrutar del presente sin dependencia ansiosa del futuro (..)»

Yo no quiero tener esperanza de que todo vaya a ir bien, de que voy a conseguir un mejor trabajo, de que siempre voy a ser amado, de que la suerte va a estar de mi lado. Lo que quiero es entender cuáles son los pasos que debo ejecutar para que esto sea así. Quiero poder entender qué es lo que debo hacer para que esto ocurra.

Una vez más, recordemos a Seneca (1943):“La verdadera felicidad es disfrutar del presente sin dependencia ansiosa del futuro, no divertimos con esperanzas o miedos, sino descansar tranquilos, como el que no desea nada. Las mayores bendiciones de la humanidad están dentro de nosotros y se encuentran a nuestro alcance. Un hombre sabio está contento con su suerte, sea cual sea, sin desear lo que no tiene”.

¿Es bueno tener esperanza? Depende. Si forma parte de un modo de hacer las cosas, como parte de un ritual que impone la costumbre, puede ser buena. Si es un sustituto resignado de un esquema reducido de relacionamiento con lo real, que anula la acción, es malo.

Muchas veces los problemas de las personas están relacionados con una reducida visión del mundo y de la realidad, tan reducida que carece de soluciones y de herramientas. No es que las personas no tengan “salida”, opciones de las que elegir, es que su forma de relacionarse con el mundo limita la posibilidad de opciones (Grinder, 1998).

Tal vez en este sentido la esperanza pueda ser algo bueno, o neutro. Tal vez, inclusive, este sea el modo en el que todos manejamos la esperanza. Sólo la utilizamos cuando ya agotamos las posibilidades de la razón. El tema es que no todos vemos ni tenemos las mismas posibilidades. Pero este puede ser un buen sentido de la esperanza, como alarma. Cada vez que me sienta esperanzado debo entender que he dejado de exprimir la información que decodificodel mundo, y que ya no estoy buscando ni encontrando soluciones realistas. Este siempre es un buen momento para expandir el horizonte de nuestras opciones y buscar un poco más allá en el nebuloso limbo de aquelloa lo que denominamos realidad.

Referencias bibliográficas:

Bennet, E. A. (1966). Lo que verdaderamente dijo Jung. México: Aguilar.

Grinder, J. Bandler, R. (1998). La estructura de la magia. Editorial Cuatro Vientos.

Hesiodo (2013). Teagonía. Trabajos y días. Escudo. Certamen. Alianza Editorial.

Seneca (1943). Sobre la felicidad. Madrid: Revista de Occidente.

Schopenhauer, A. (2005). El mundo como voluntad y representación. Editorial Akal.

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

La técnica cognitiva que hace que correr sea más fácil

  • Maria Fernanda Alonso
  • 04/07/2018

Ropa deportiva, zapatillas y algo interesante para escuchar en el camino. Ese puede ser el equipo básico de muchos a la hora de salir a correr. Aunque por más preparados que estemos, hay un punto en que el cansancio y el dolor se tornan abrumadores… el problema es que, generalmente sucede mucho antes de que terminemos la rutina de ejercicios. Hay varias estrategias que nos pueden servir para continuar, como pensar en otra cosa, enfocarnos en el ambiente que nos rodea o en lo que estamos escuchando por los auriculares; pero a medida que el dolor y el cansancio se van intensificando, se hace más difícil concentrarnos en ellas. Un nuevo estudio publicado en Motivation and Emotion presenta una alternativa prometedora: practicar una “reevaluación cognitiva”, esto es, no ignorar las sensaciones como tales, sino procurar verlas de un modo desapasionado, como si fueras un científico o un periodista que estudian y reportan la experiencia.

Para este estudio, los investigadores reclutaron a 24 corredores sanos (15 mujeres), de entre 18 y 33 años de edad, que incluían en su estilo de vida correr más de 9 millas (aproximadamente 14 km) al menos una vez por semana. Los participantes fueron al laboratorio de estudios en tres ocasiones, y en cada una de ellas corrieron por 90 minutos en cinta, manteniendo su ritmo cardíaco en un rango entre 75 a 85 por ciento de su máximo, un nivel clasificado como “ejercicio vigoroso”.  

En la primera visita no se les dio instrucciones específicas a seguir en términos de cómo lidiar con el desafío. En la segunda y la tercera se les dijo que usaran “reevaluación cognitiva” (adoptar una actitud neutral, desapegada hacia la experiencia subjetiva, como un científico o un periodista que la estudia) o “distracción” (pensar sobre otras cosas además de correr). También recibieron recordatorios, a lo largo del ejercicio, para que usen la estrategia que se les había asignado en cada sesión.

Basados en métricas psicológicas que completaron antes de cada corrida, cada 30 minutos durante el ejercicio, y terminado éste, los participantes sintieron que se estaban ejercitando menos cuando siguieron la estrategia de “reevaluación cognitiva”, y que experimentaron menores niveles de excitación emocional, comparado con la corrida en la que no se les dio instrucciones de afrontamiento. Esto fue a pesar de mantener el mismo ritmo y la frecuencia cardíaca. En contraste, la estrategia de distracción parece no haber hecho diferencia en cuanto a la sensación de ejercitarse o la excitación emocional comparado con la corrida control. Estos resultados respaldan otros estudios que sugieren que la distracción es una técnica poco confiable. En su lugar, la reevaluación cognitiva podría resultar beneficiosa antes que no usar estrategias cognitivas.

Estos hallazgos vienen acompañados de fuertes advertencias. Debido a que el trabajo de los investigadores incluía preguntar a los participantes cuál de varias afirmaciones describía mejor su proceso de pensamiento durante las corridas, los participantes no realizaron una verdadera reevaluación cognitiva durante la corrida con reevaluación cognitiva. Esto hizo que los investigadores reconsideraran declaraciones que previamente hubieran identificado como un reflejo de la reevaluación cognitiva, y decidieron que no eran realmente apropiadas (al menos no en relación a cómo habían enmarcado la reevaluación cognitiva en sus instrucciones). En reflexiones posteriores, sintieron que las opciones que hicieron los corredores de las declaraciones descriptivas, después de todo, sí sugerían que habían practicado la estrategia adecuadamente. Puede ser cierto, pero estas idas y vueltas hacen que los hallazgos del estudio se sientan menos convincentes.

Otro asunto es que los participantes eran corredores entrenados. Con un promedio de ejercitación durante las corridas calificado como “algo duro”, y una evaluación de la ejercitación como generalmente disfrutable. Puede que los hallazgos no sean generalizables a corredores menos entrenados o a desafíos más difíciles.

Finalmente, algo positivo es que los investigadores reconocieron que ambas estrategias de regulación probadas podrían tener mejores beneficios para corredores que, por lo general, encuentran esa experiencia menos agradable.

Sería interesante hacer la prueba, ¿verdad?

Referencia del estudio: Grace E. Giles, Julie A. Cantelon, Marianna D. Eddy, Tad T. Brunyé, Heather L. Urry, Holly A. Taylor, Caroline R. Mahoney, Robin B. Kanarek. Cognitive reappraisal reduces perceived exertion during endurance exercise.

Fuente: The British Psychological Society

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  • Recursos para Profesionales de la Psicología

Actualización en la prevención de los trastornos del espectro psicótico (PDF)

  • Equipo de Redacción
  • 04/07/2018

El objetivo de este trabajo fue realizar una actualización en el campo de la prevención de los trastornos del espectro psicótico, concretamente en detección precoz e intervención temprana.

En primer lugar, se aborda la conceptualización del síndrome de psicosis y su prevención.A continuación, se comentan los diferentes procedimientos e instrumentos de medida para la evaluación de la supuesta condición de riesgo. Seguidamente, se revisan las intervenciones tempranas disponibles en psicosis, se expone el modelo de estadificación, se examina la eficacia de tales intervenciones y se comentan algunas limitaciones y propuestas de modificación.Se dibujan algunas debilidades y fortalezas en este campo así como sus perspectivas futuras. Finalmente, a modo de conclusión, se realiza una breve recapitulación.

Descarga el artículo completo en formato PDF.

Autores: Eduardo Fonseca Pedrero y Felix Inchausti

Fuente: Papeles del Psicólogo

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Las aplicaciones del Big Data en la psicología

  • Adrián Olea
  • 04/07/2018

El análisis de enormes repositorios de datos está tomando cada vez mayor importancia en sectores, como la salud, educación, política e investigación. Personajes del ámbito político como Donald Trump han utilizado el Big Data como una herramienta en sus campañas electorales; de igual manera, investigadores de la Universidad de Cambridge, han creado perfiles de personalidad en base a los ‘likes’ y datos generados por los usuarios de Facebook.

La tendencia de analizar datos está tomando un papel importante en las ciencias y en la sociedad en general, frente a este fenómeno es importante reflexionar, ¿qué utilidad tiene para los psicólogos y profesionales de la salud comportamental conocer el mundo del Big Data? y ¿qué relación tiene con la psicología?

Pero antes de abordar el tema de lleno, hemos de preguntarnos:

¿Qué es Big Data?

Bien pues cuando hablamos de Big Data hacemos referencia al tratamiento y análisis de enormes repositorios (cantidades) de datos. Estos son tan desproporcionadamente grandes, en relación a los que se utilizan en la mayoría de las investigaciones en psicología, que es imposible tratarlos con las metodologías y herramientas convencionales existentes (Salazar, 2016, pág 4).

Vivimos rodeados de tecnología, smartphones, tabletas, computadoras, televisores inteligentes y otros aparatos tecnológicos, que son capaces de ejecutar aplicaciones que generan una cantidad garrafal de datos, datos que son el objetivo de análisis de la big data. La disposición de estudiar esta gran cantidad de información se debe a la necesidad de emplear dichos datos en la creación de informes estadísticos y modelos predictivos que pueden ser utilizados en muchas áreas del quehacer humano (Salazar, 2016, pág 4) y de las ciencias.

Usos de la Big Data

El fenómeno de análisis de datos se ha empleado en diversas áreas como salud, educación y en particular, en la política. El portal de noticias El Observador (2017), afirmaba que el actual presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, Donald Trump contrato servicios de análisis de datos durante su campaña electoral, para ganar simpatizantes.

De igual manera, Tosas (2017), publicó una nota en el portal web del diario La Vanguardia, en donde afirmaba que Trump pudo seducir a la audiencia norteamericana por medio de publicaciones dirigidas en Facebook, ¿cómo se lograba tal cosa?, bien pues el equipo de campaña de Trump contrató una empresa cuyo propósito era convencer a la audiencia de votar por el candidato republicano, su principal tarea era obtener datos de un votante potencial para crear un perfil psicológico, y luego adaptar anuncios políticos conforme a su personalidad, creencias y preferencias (Soares, 2016). Con la ayuda de encuestas publicadas en redes sociales, se agrupaban a las personas con rasgos de personalidad como la apertura, la extroversión, la conveniencia, el neuroticismo o la inestabilidad emocional y luego se combinaban las personalidades de los individuos con su historial electoral, con que productos consumían, que contenido informativo frecuentaban e incluso lo que veían en la televisión. (Soares, 2016)

Pero cabe resaltar, que el análisis de datos no solo es útil en cuestiones políticas/electorales como las elecciones de Estados Unidos o el Brexit (Tosas, 2017), aunque dichas cuestiones nos brindan un panorama para asimilar el potencial de esta herramienta. Como ilustración, la Universidad de Cambridge por medio de su software llamado Apply Magic Sauce, nos permite averiguar la personalidad de los internautas a través de sus ‘likes’ de Facebook y su actividad en Twitter, por ejemplo, los resultados revelan que las personas a las que les gusta Salvador Dalí, las conferencias TED o las páginas sobre meditación, tienden a ser más abiertas y liberales, en cambio, los fans del futbol, la música country o la marca Ford, pueden considerarse conservadoras (La Vanguardia, 2015). Este tipo de correlaciones se da gracias al análisis de grandes cantidades de información, cabe resaltar que estas correlaciones no serían evidentes con las investigaciones que se realizan comúnmente en psicología.

Relación de la Big Data con la psicología

Un campo importante de aplicación de la Big Data es el de la salud, en campos como la psicología clínica, la psiquiatría o la medicina, pues actualmente, se almacena una amplia gama de información sobre pacientes, trastornos, enfermedades, tratamientos y medicamentos. El análisis de estos datos puede traer consigo un enfoque de ciencias de la salud predictivo, preventivo y personalizable, algo benéfico para la psicología y ciencias afines (Pulido, 2016).

Los análisis predictivos podrían evitar y predecir conductas de riesgo o muertes en personas con algún tipo de enfermedad o trastorno mental, y de igual manera, los análisis preventivos, serían útiles para preparar a los profesionales de salud ante epidemias o problemáticas de salud en surgimiento, un ejemplo claro de ello, es cuando Google detectaba la epidemia de gripe y dengue en varias partes del mundo, antes de que las entidades de salud, emitieran comunicados al respecto en sus localidades (ABC, 2008). Y aunque actualmente los servicios de predicción han sido pausados, sus bases de datos aún están disponibles (Google Flu Trends Data & Google Dengue Trends Data).

Como se puede constatar el área preventiva trae consigo una variedad de oportunidades para la salud comportamental, pues como ya se ha visto en párrafos anteriores, aplicaciones como Apply Magic Sauce, podrían ser de utilidad no sólo para determinar rasgos de personalidad, sino, para identificar comportamientos patológicos en base a la actividad web de los internautas (aunque esto por el momento solo sea una posible hipótesis). El desarrollo de herramientas de tipo predictivas y preventivas puede ser de particular interés para la ciencia social computacional, una disciplina que se encuentra entre las fronteras de la psicología y la sociología (Pulido, 2016).

Por otra parte, dejando de considerar por un momento las aplicaciones de la Big Data a la psicología clínica y al sector salud, otro campo de aplicación en el que el análisis de datos tiene un papel importante es en el área educativa, pues gracias a la variedad de plataformas de aprendizaje web utilizados por escuelas y universidades como Moodle, es posible analizar datos del proceso de formación de los estudiantes, para observar el rendimiento académico, el número de ingresos a las plataformas docentes virtuales y el índice de uso de las bibliotecas virtuales, con el fin de personalizar la educación a las necesidades de cada estudiante (Pulido, 2016), esto podría minimizar las tasas de desinterés y deserción escolar.

Como ya se ha constatado anteriormente una aplicación para el Big Data, es la investigación científica, uno de los campos con mayores oportunidades. Hallazgos como el Bosón de Higgs, o la secuenciación del ADN no habrían tenido cabida sin el uso del Big Data. Se pueden enunciar múltiples aplicaciones del Big Data en el campo de la investigación científica, pero basta con los ejemplos anteriores para determinar que sin duda, el análisis de datos abre puertas a nuevas metodologías y formas de investigación. Pues si bien, antes los datos ayudaban a corroborar o anular hipótesis, ahora los datos podrían ser los que generen las hipótesis (Pulido, 2016).

Peligros de la Big Data

Si bien, es notorio que el uso de la big data es fructífero, hay una serie de peligros y consecuencias que rondan alrededor de esta tecnología. Carabaña (2015), nos muestra una serie de casos en los que la big data, además de ser útil, se torna escalofriante (o interesante).

Uno de ellos, fue suscitado en el año 2010, cuando un algoritmo anticipó que una adolescente estaba embarazada antes de que ella si quiera lo sospechara, por lo que comenzó a recibir publicidad sobre ropa y habitaciones para bebé. Esto fue posible, gracias a que el algoritmo determinó que las mujeres que esperaban un retoño, adquirían 25 productos indicadores de posible embarazo, entre ellos, crema sin fragancia.

Otro caso mencionado por Carabaña (2015) en el portal web El País, es cuando debido al análisis de datos, una pareja norteamericana se quedó sin seguro médico, pues el análisis de datos, arrojó que compraban antidepresivos y medicamentos para la presión arterial, algo no muy extraño pues, aproximadamente dos tercios de las empresas de seguros de dicho país usan las bases de datos de prescripciones médicas para analizar y rechazar a sus futuros clientes.

Con los casos anteriormente descritos, es posible inferir que una de las desventajas (y peligros) eminentes de esta tecnología, es la tornada disminución de la privacidad, pues la información personal, ya pasa a un segundo plano.

Consideraciones finales

En fin, como síntesis; se ha podido constatar que la información que generamos a través de nuestros aparatos tecnológicos tiene un gran valor, si se analiza con las herramientas adecuadas. El deber de los investigadores, es aprovechar al máximo este tipo de tecnologías para generar un cúmulo de conocimiento más variado (¿y acertado?). Imaginen por un momento la posibilidad de corroborar o descartar hipótesis en cuestión de horas, gracias al análisis masivo de datos. Sin duda, suena tentador.

Tanto investigadores, como docentes y educandos de psicología, deben interesarse por el auge de las tecnologías en los procesos de enseñanza, aprendizaje e investigación, pues el big data es una herramienta que puede traer consigo oportunidades para la fructificación del saber.

Habrá que debatir y dialogar que áreas y en que nos puede ser útil esta tecnología, es hora de que la psicología revolucione sus metodologías para analizar el comportamiento de miles de individuos dentro de la web (y fuera de ella) ¿será hora de hacerlo?, eso solo las presentes y futuras generaciones lo determinarán.

Referencias bibliográficas:

ABC (2008). Google detecta la epidemia de gripe en todo el mundo dos semanas antes que los servicios de salud. ABC.es. Recuperado el 10 de Diciembre del 2017, de http://www.abc.es/hemeroteca/historico-13-11-2008/abc/Nacional/google-detecta-la-epidemia-de-gripe-en-todo-el-mundo-dos-semanas-antes-que-los-servicios-de-salud_911205730963.html

Carabaña, C. (2015). Cuatro casos en los que el ‘big data’ pasó de útil a escalofriante. EL PAÍS. Recuperado el 5 de Diciembre del 2017, de https://elpais.com/elpais/2015/08/11/icon/1439304143_858615.html#comentarios

El Observador. (2017) ¿Trump ganó gracias al big data?. El Observador. Recuperado el 28 de Noviembre de 2017, de https://www.elobservador.com.uy/trump-gano-gracias-al-big-data-n1023849

La Vanguardia (2015). Los me gusta de Facebook revelan el perfil psicológico. La Vanguardia. Recuperado el 29 de Noviembre del 2017, de http://www.lavanguardia.com/tecnologia/redes-sociales/facebook/20150220/54426357810/me-gusta-facebook-revelan-perfil-psicologico.html

Pulido, E. (2016). Big data: ¿Solución o problema?. UAM. Recuperado el 10 de Diciembre del 2017, de https://repositorio.uam.es/handle/10486/677785

Salazar, J. (2016, 01 de enero). Big data en la educación. Revista Digital Universitaria. (17) p. 4. Recuperado de http://www.revista.unam.mx/vol.17/num1/art06/

Soares, I (2016) Analistas psicológicos: el arma secreta de Donald Trump para que votes por él. CNN. Recuperado el 29 Noviembre del 2017, de: http://cnnespanol.cnn.com/2016/11/05/analistas-psicologicos-el-arma-secreta-de-donald-trump-para-que-votes-por-el/#0

Tosas, G. (2017). Robert Mercer, el ‘big data’ que está detrás de la victoria de Donald Trump y el Brexit. La Vanguardia. Recuperado el 28 Noviembre de 2017, de http://www.lavanguardia.com/internacional/20170302/42436551278/robert-mercer-multimillonario-donald-trump-brexit.html

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Los desafios que enfrentan las familias de niños con trastornos de aprendizaje

  • Alejandra Alonso
  • 04/07/2018

Aunque el diagnóstico de problemas de aprendizajes ya significa en sí que tanto el niño como sus padres han pasado momentos difíciles académicamente hablando, dichos problemas se extienden más allá, afectando la calidad de vida general de la familia, y existen algunos datos sobre esto. Por ejemplo Balazs, Miklosi, Toro & Nagy-Varga (2016) observaron que los niños con discapacidad en la lectura y sus padres mostraban puntajes más bajos en un cuestionario que medía calidad de vida, comparados con el grupo control.

Con esta problemática en mente, y considerando que no hay instrumentos que midan calidad de vida en niños con problemas de aprendizaje, científicos quisieron desarrollar un cuestionario psicométrico breve que tuviera en cuenta cuestiones como: percepción de apoyo escolar, estrés relacionado a las tareas escolares, preocupaciones parentelas sobre el aprendizaje y cuestiones sociales y el estrés causado por los problemas de aprendizaje.

El estudio se realizó en dos fases:

Primera fase

Para comenzar, se administró un cuestionario online de 35 items a 151 cuidadores (mayormente mujeres) cuyos niños (mayormente varones blancos) habían recibido una evaluación independiente de problemas de aprendizaje. Se realizó análisis factorial para reducir el número de items.

Segunda fase

En la siguiente fase, se le administró el cuestionario, ahora más breve, otra vez de manera online (LD/QOL15) a una muestra comunitaria. En esta instancia la muestra constó de 325 padres, de los cuales 93 tenían niños diagnosticados con algún problema de aprendizaje. Los objetivos eran determinar si la estructura factorial podría replicarse en la muestra comunitaria, generar normas relacionadas al género y la edad y evaluar cuán bien discriminaba el instrumento a los niños en educación general de aquellos que la escuela había identificado con problemas de aprendizaje.

Resultados

Los científicos documentaron diferencias significativas entre niños y familias en educación general y aquellos que fueron identificados con problemas de aprendizaje.

Además se comprobó que éste último grupo presenta una calidad de vida empobrecida, hecho que se vincula con el funcionamiento escolar.

A su vez se observó que el impacto que causan los problemas de aprendizaje en las familias parece aumentar con el tiempo, ya que las familias de estudiantes de escuela intermedia reportaban más problemas que aquellos en primaria.

Los autores aconsejan que investigaciones futuras cuenten con una muestra más diversa (en la suya, la mayoría eran personas blancas) y se incluya a los estudiantes de secundaria. También aconsejan su uso en escuelas y consultas médicas para que docentes y pediatras estén más conscientes del estrés que sufren éstas familias y puedan aconsejar la ayuda necesaria.

Referencia del estudio original: Deborah P. Waber, Ellen C. Boiselle, Peter W. Forbes, Jonathan M. Girard, Georgios D. Sideridis. Quality of Life in Children and Adolescents With Learning Problems: Development and Validation of the LD/QOL15 Scale. Journal of Learning Disabilities, 2018; 002221941877511 DOI: 10.1177/0022219418775119

Fuente: Science Daily

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