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Publicaciones por mes

marzo 2019

53 Publicaciones
  • Análisis

6 Factores a considerar antes de desarrollar un plan de modificación conductual

  • Mauro Colombo
  • 07/03/2019

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La práctica de quienes nos dedicamos a la clínica está atravesada por el cambio de conducta. Ya sea que la demanda venga del propio consultante, de familiares, instituciones de salud, educativas o laborales, cuando se nos convoca es porque una (o varias) personas presentan una serie de comportamientos que se desean modificar. En general en la población infanto juvenil, particularmente en discapacidad, la consulta y demanda de objetivos no suele venir planteada por quien será nuestro paciente, sino que es quien lo trae a consulta o la institución que lo deriva los que suelen tener sus propias ideas de que es lo conveniente cambiar, que a veces pueden y otras no coincidir con nuestro criterio clínico.

El terapeuta (voy a hablar en general porque no es algo que involucre sólo a psicólogos) al recibir en consulta a un nuevo pequeño debe realizar una evaluación exhaustiva, recogiendo información no sólo de aquellas personas que llevan al niño a consulta, sino de otros profesionales, institución escolar si la hubiere, hermanos, además de por supuesto realizar una evaluación propia sobre quién será nuestro paciente. Para eso utilizará la observación directa, cuestionarios, entrevistas y diferentes tipos de pruebas. Todos elementos que nos ayudan a determinar cuáles serán nuestros objetivos de cambio comportamental. Desde el análisis de la conducta se denomina a este proceso evaluación conductual, un ingrediente que jamás debe faltar en ningún tratamiento o programa de cambio. Además de las conductas objetivo, una evaluación debe ser capaz de determinar aquellos recursos, fortalezas, factores de mantenimiento del problema, relaciones significativas, posibilidades de generalización, accesibilidad a reforzadores y evitación de situaciones aversivas por parte de nuestro consultante o paciente.

Como señalan Cooper, Heron y Heward (2017):

“Una evaluación conductual bien construida y profunda proporciona un mapa a partir del cual pueden identificarse y comprenderse las variables controladoras de la conducta de interés. De este modo, las intervenciones siguientes pueden afrontarse de forma más directa y tener una mayor posibilidad de éxito.”

Hasta aquí todo muy lindo pero, ¿alcanza la sola evaluación conductual para determinar los objetivos de una intervención?

Relevancia social de la intervención

Otro elemento crucial de toda intervención que busque ciertos estándares de calidad y ética será la relevancia social de los objetivos a trabajar. ¿Cuál es el sentido de nuestro trabajo? En que mejora la vida de nuestro consultante /paciente con nuestra intervención?

En un pasado se asumió que cuando una intervención conductual se ponía en marcha, se traducía en beneficios para la persona involucrada sin mayores preguntas al respecto. En los comienzos de la modificación de la conducta (MC) esto era aceptable o al menos no se lo cuestionaba como sucede hoy en día. Claro, dio lugar a abusos y a aplicaciones indebidas de las técnicas derivadas del conductismo. Allanó el terreno también para propagar mitos sobre la MC y a que mucha gente arrastre ideas desactualizadas sobre ella a través de los años.

Muchas veces se cae en esta compulsión a modificar, sin tener criterios claros de qué comportamientos abordamos y por qué

En la actualidad todavía muchas veces se cae en esta compulsión a modificar, sin tener criterios claros de qué comportamientos abordamos y por qué, y sobre todo para quien lo hacemos. Una habilidad que solo beneficie a terceras personas no es probablemente el mejor objetivo para tener en cuenta. Una conducta que solo normalice al sujeto pero que no le brinda otros beneficios adicionales, como la posibilidad de aprender otras destrezas, tampoco.

Algunos ejemplos de objetivos de este tipo podrían ser:

  • El enseñar a un niño que tiene severas dificultades motrices a escribir en cursiva solo por un requerimiento escolar, cuando en definitiva bien podría utilizar imprenta o incluso otra forma de escritura si lo que se busca es que escriba.
  • Buscar que un niño se adapte al maltrato de pares sin evaluar aquellas variables contextuales intervinientes. Los modelos que solo promueven dar más “confianza” a la persona acosada pueden ser más nefastos que productivos.
  • Enseñanza de contenidos que están por encima de las capacidades del sujeto, sin atender a los prerrequisitos de aprendizaje.
  • La práctica de un deporte que a la persona no le gusta, solo porque a otro si le agrada.

Es más frecuente de lo esperable encontrar metas de este tipo, ya sea por demanda de instituciones, padres o errores en la apreciación de objetivos de parte de los terapeutas. En general existe una conjugación de elementos, en el sentido de por ejemplo una escuela derivando a tratamiento a un pequeño por problemas escolares, y el profesional tratante accediendo a la demanda sin realizar mayores análisis del contexto.

La relevancia o validez social hace referencia a la importancia que las habilidades enseñadas deben tener para aquellas personas con las que trabajamos, que no deben ser un simple “ajuste” de la persona a su medio, sino que deben brindarle la posibilidad de aprender otras habilidades a la vez que desarrolla su autonomía personal. En términos conductuales, podríamos decir que la relevancia social debe acercar a la persona a los reforzadores a corto y a largo plazo, a la vez que le permita evitar estímulos aversivos.

No es fácil establecer el criterio en base al cual se decidirá que conductas cambiar y cuales enseñar. Desde un punto de vista tanto ético como pragmático. Sin embargo, lo primero a tener en cuenta es que la conducta a cambiar debe beneficiar a quien realiza la modificación directa o indirectamente. No se trata solo de que sea por “un requisito de la escuela” o alguna otra razón similar. Teniendo en cuenta la dificultad para determinar que criterio utilizar, se plantean a continuación una serie de preguntas que pueden orientar a terapeutas a la hora de diseñar planes de modificación comportamental. Se sugiere para un tratamiento más detallado sobre el tema ver Cooper, Heron y Heward (2017).

1. La conducta a enseñar, ¿será reforzada de forma natural en el ambiente una vez que la intervención termine?

Recordemos que toda conducta reforzada tiende a permanecer en el tiempo, mientras que un comportamiento que no recibe reforzamiento se extingue (desaparece). Muchas veces los programas escolares son un buen ejemplo de ello, el aprendizaje consiste en repetir una serie de datos que tienen poca o ninguna utilidad en la vida real, como por ejemplo conocer cuál es la capital de Sri Lanka (en mi caso resulta muy fácil recordarla).

Sin desmerecer el conocimiento general y lo reforzante que pueda ser para algunas personas saber ese tipo de cosas (me incluyo en ese grupo), habría que preguntarse si en el caso de una persona con un trastorno del desarrollo severo esa información es relevante para su vida, si tiene aplicabilidad fuera del examen que tendrá la semana próxima y si no hay otros objetivos que podrían beneficiarla más, como por ejemplo el aprendizaje de habilidades sociales u otro tipo de conocimientos más prácticos.

2. ¿La habilidad a enseñar es un prerrequisito para otra/otras más compleja y funcional?

En ocasiones focalizamos en comportamientos que en sí mismos no son importantes, pero que sin ellos no es posible acceder a otros de orden superior. ¿Qué tan fundamental es que un niño copie en terapia los movimientos de su terapeuta? No parece tener gran importancia y hasta a veces se cuestiona tales programas de trabajo. No obstante, el aprendizaje por modelado es fundamental en nuestra vida social. Poder aprender a partir de los que hacen otros sujetos y también de las consecuencias que obtienen éstos con sus conductas, posee una gran relevancia social e incluso puede tener valor adaptativo de supervivencia.

El mismo criterio aplica a conocimiento académico. Las investigaciones demuestran que tener consciencia de los fonemas en las palabras puede ayudar a adquirir habilidades lectoras a quienes no las poseen, por lo que no es una pérdida de tiempo detenerse en este aprendizaje, por más que la conducta final sea la lectura de palabras completas. El quid de la cuestión en cada caso es no perder de vista el para que se trabaja tal habilidad y ser capaz de justificar la relevancia de la misma a otros.

3. ¿La conducta enseñada incrementará el acceso a otros ambientes?

Estas habilidades en forma similar a las prerrequisitas, tal vez no proporcionen un beneficio directo en sí mismo, pero posibilitan que los sujetos accedan a nuevos ambientes y situaciones reforzantes para ellos. Un ejemplo podría ser el aprendizaje de ciertas habilidades sociales, que le abra las puertas a la persona para desenvolverse de manera más eficiente con grupos de pares u otras personas de su interés.

4. ¿El cambio de conducta predispondrá a otros a interactuar de forma más beneficiosa con la persona?

En muchos casos ciertas conductas disruptivas ocasionan el desgaste de la relación entre quien las presenta y los demás. Esta situación, muy frecuente entre padres y niños o entre éstos y maestros, limita el aprendizaje de nuevas habilidades y también corroe el clima de convivencia para todos. Abordar de manera directa este punto posibilita que las interacciones negativas que terminan afectando a todo el ambiente (incluido el niño) sean reemplazadas por positivas, abriendo todo un nuevo panorama en la relación y maximizando las posibilidades de influir satisfactoriamente en ambos sentidos.

5. Si la conducta objetivo debe extinguirse, ¿existe una conducta alternativa que la sustituya?

Bajo esta pregunta subyace el principio de que todo comportamiento se mantiene por las consecuencias que genera, y por lo tanto tiene una función. No se trata simplemente de reducir conductas entonces, sino de entender que función cumplen en la vida del sujeto, que factores del ambiente las mantienen, y a partir de ahí fomentar el desarrollo de otras adaptativas. El análisis funcional de la conducta será la herramienta insustituible para determinar la función de los comportamientos a sustituir, y procedimientos puntuales como reforzamiento diferencial, moldeamiento, economías de fichas, etc; los encargados de o enseñar nuevas conductas o hacer que algunas ya presentes pero con baja frecuencia, se incrementen.

6. ¿Qué hacemos cuando el objetivo final del programa no es una conducta?

Supongamos que llegan a consulta padres preocupados por su hijo, el cual tiene sobrepeso y está poniendo en riesgo su salud. El objetivo final en este caso va a ser claro. El peso que una persona gane o pierda puede medirse de manera concreta y objetiva, sin embargo, no es una conducta en sí misma, sino que va a depender de muchos comportamientos previos, como el reducir la ingesta, mejorar los alimentos consumidos y la realización de ejercicio.

Existen muchos ejemplos de objetivos de programas que deben ser analizados en base a la relevancia social que tienen, pero además correctamente operacionalizados si se quiere tener éxito en ellos. Salir campeones en el torneo local de fútbol no es una conducta, es más bien el resultado de muchos comportamientos que van a incluir el mejorar las habilidades futbolísticas, incrementar los períodos de entrenamiento, mejorar las estrategias del armado del equipo durante el partido, etc. Mejorar las notas en la asignatura Lengua es otro ejemplo. El que las notas se incrementen dependerá probablemente de que el alumno estudie por mayores períodos de tiempo, que mejore su comprensión de textos, aumente su léxico, gane autonomía en la realización de sus tareas, etc.

Muchos programas de este tipo no llegan a buen puerto porque las contingencias se centran en el objetivo final (pesar menos, salir campeón o sacarse un 10 en el examen) en lugar de hacerlo en las conductas relacionadas con estos objetivos.

Priorizando objetivos

Si bien es factible diseñar un programa de modificación en base a un objetivo en concreto, lo general es que luego de la evaluación conductual, tengamos múltiples focos de intervención y sea necesario priorizar aquellos objetivos primarios de los secundarios. El caso prototípico es la atención de un niño con algún trastorno del desarrollo, donde probablemente sea necesario intervenir en el lenguaje, habilidades sociales, académicas, de autovalimiento, etc.

Las siguientes preguntas pueden servir de guía a la hora de establecer prioridades:

  • ¿Genera para la persona u otros algún peligro el comportamiento en cuestión? Obviamente este tipo de conductas deben atenderse inmediatamente.
  • ¿Cuántas oportunidades tendrá la persona para poner en práctica la nueva conducta? El problema de conducta, ¿con qué frecuencia ocurre? Un berrinche ocasionado una vez al año solo para el día de los inocentes, que además no es muy intenso y no pone en peligro a la persona ni a otros, no es tal vez el objetivo más urgente de intervención.
  • ¿Cuánto tiempo lleva sucediendo el problema de conducta o déficit? Problemas que lleven más tiempo de ocurrencia serán de mayor prioridad que otros que tengan menor existencia.
  • ¿Qué importancia tiene esta nueva habilidad para el desarrollo de otras y la ganancia de mayor autonomía?
  • ¿La disminución de la conducta problema disminuirá la atención negativa de los demás? Aquí no hay que perder de vista que el objetivo no puede ser solamente “no ser molesto para otros”, sino que deben haber beneficios adicionales para quien debe alterar su comportamiento.
  • ¿Qué tan probable es cambiar la conducta objetivo? No todos los comportamientos cambian con la misma facilidad. Es importante tener en cuenta varias cosas aquí: lo que indica la literatura, la experiencia del profesional y que tan bien pueden controlarse las variables del contexto durante la intervención y luego de ella.

La lista de preguntas no es exhaustiva, es posible tener en cuenta otros factores a la hora de pensar programas de cambio del comportamiento. Se pueden diseñar incluso documentos que organicen estos elementos y se les asignen puntuaciones, de manera de ayudar a decidir que objetivos abordar primero.

El diseño de objetivos en un programa de modificación de conductas es un proceso complejo, que debe contemplar múltiples aspectos, sin dejar jamás de lado la validez o relevancia social de aquello que intentamos enseñar y modificar, y estableciendo prioridades en cuanto a los que son habilidades prerrequisitas, con mayor urgencia y que habiliten a los sujetos a mayores niveles de bienestar y autonomía.

Los puntos analizados en este artículo no son todos los que podrían tenerse en cuenta. A su vez, en la práctica no es sencillo responder de forma tajante cada interrogante. Lo importante en todos los casos será la planificación consciente de cada programa, tratando de maximizar las oportunidades que tendrá la persona de acceder a reforzadores y desarrollar nuevas habilidades durante la intervención, pero sobre todo una vez finalizada esta.

Referencias bibliográficas:

Cooper, J., Heron, T., Heward, W. (2017). Análisis Aplicado de Conducta. ABA España Publicaciones.

Morales Chaine, S., Vázquez Pineda, F. (2014): Prácticas de Crianza Asociadas a la Reducción de los Problemas de Conducta Infantil: Una Aportación a la Salud Pública. Acta de Investigación Psicológica. Vol. 4 (3) 1701 – 1716

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El costoso antidepresivo que podría traerle alivio a las personas con depresión persistente

  • David Aparicio
  • 07/03/2019

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Después de varios años de críticas y controversias, la Administración de Alimentos y Drogas (FDA, por sus siglas en inglés) finalmente aprobó el uso de la esketamina como tratamiento para las personas que sufren depresión y que no encuentran alivio en los tratamientos convencionales.

Este nuevo psicofármaco es un spray nasal, desarrollado por Janssen Pharmaceuticals, una división del gigante Johnson & Johnson, que será comercializado bajo el nombre de Spravato el cual contiene una porción activa de la molécula de la ketamina, un poderoso anestésico utilizado en humanos y animales, desarrollado en la década de los 50.

Debido a su “potencial de abuso” y los efectos alucinógenos que puede provocar, la FDA restringió su distribución y ordena su uso bajo estricta vigilancia. Debe ser aplicado dos veces por semana, durante cuatro semanas, dentro de la oficina o clínica médica. El paciente debe ser monitoreado durante dos horas. Todos los síntomas y experiencias deben ser registrados en su historia médica y el paciente no podrá conducir los días que recibe el tratamiento. Un mes completo de tratamiento puede costar entre 4,720 a 6,785 dólares.

El interés de la comunidad científica por la ketamina como antidepresivo inició en el año 2000 cuando Robert Berman y su equipo publicaron en la revista Biological Psychiatry una investigación que reportó mejorías significativas en los síntomas de depresión luego de una sola aplicación intravenosa del fármaco.

Estos hallazgos se basan en la hipótesis de que la depresión podría ser causada por los altos niveles del neurotransmisor glutamato (y no de la serotonina) que afectan las zonas cerebrales responsables del estado de ánimo. La ketamina es un antagonista del receptor NMDA (N-metil-D-aspartato), el cual bloquea la absorción del glutamato en las células nerviosas. El glutamato se asocia con la excitabilidad, memoria y otras funciones. Los investigadores creen que a medida que el cerebro metaboliza la ketamina, se crean nuevas vías neuronales que ayudan a restaurar la función eliminada por la depresión. Es este efecto, y no la experiencia de alucinaciones o disociación, lo que puede ayudar a tratar la depresión.

Desde entonces se fundaron en Estados Unidos diferentes clínicas dirigidas por anestesistas que aplican, por la suma de 550 a 700 dólares, una dosis intravenosa de ketamina. Según sus datos los pacientes reportan mejoras en cuestión de horas. Algo que ningún otro antidepresivo ha logrado. Sin embargo, esta evidencia ha sido fuertemente cuestionada porque los estudios aleatorios en favor de la esketamina han sido desarrollados y financiados por las mismas empresas farmacéuticas. Por otro lado también se ha criticado la rápida aprobación de la FDA cuando no se han cumplido los requisitos necesarios para su implementación.

En uno de los estudios presentados, el spray nasal Spravato demostró efectos significativos en comparación con el placebo en el tratamiento de la depresión. Sin embargo los otros dos ensayos no alcanzaron los requisitos estadísticos necesarios para demostrar su efectividad. Otra investigación a largo plazo demostró que el Spravato en combinación con un antidepresivo oral era efectivo para incrementar el tiempo de remisión en comparación con el placebo.

El principal atractivo de la esketamina es la posible reducción de los intentos suicidas. Cerca del 20% de los pacientes con depresión no encuentran alivio con los tratamientos antidepresivos tradicionales y todo parece indicar que ésta es una respuesta apresurada que nos deja con más dudas.

Fuente: New York Times; Vox

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¿Qué estamos haciendo por la salud mental de los varones adolescentes?

  • Maria Fernanda Alonso
  • 07/03/2019

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“Los hombres no lloran”. “Aguantátela, como hombre”. Es probable que en algún momento hayas escuchado (o dicho) estas frases, que denotan lo que muchas veces se espera de ciertas personas: los varones. Si bien no todos se rigen por esos mandatos sociales, este ideario puede colocar en ellos un peso difícil de soportar… y lo que es peor, la creencia de que tiene que ser soportado.

Reporta el National Institute of Mental Health que si bien tanto varones como mujeres experimentan depresión, sus síntomas pueden ser muy distintos. Los varones que sufren depresión pueden verse agresivos o enojados en lugar de tristes y es por esto que sus familias, amigos e incluso médicos no siempre reconocen aquellos estados como síntomas de depresión. Sumado a esto, comparados con las mujeres, los varones son menos propensos a reconocer, hablar y buscar tratamiento para la depresión. Según los expertos, las necesidades y desafíos singulares de los jóvenes no reciben la atención suficiente.

Hace poco les presentamos un artículo sobre el Suicidio en el Mundo, donde compartimos gráficos elaborados por Our World in Data que nos aportan más información sobre las tasas de suicidio: el grupo etario en mayor riesgo es aquel que va de los 15 a los 49 años de edad, y existe una marcada diferencia cuando se combina esta variable con el género, son los varones quienes efectivamente cometen más suicidios. Para ver los datos de tu país e interiorizar más en el análisis te invito a que visites el artículo mencionado.

La American Foundation for Suicide Prevention aporta datos en el mismo sentido: si bien las mujeres adolescentes cometen más intentos de suicidio que los varones adolescentes, los varones son más propensos a suicidarse. Las tasas de suicidio de adolescentes han aumentado constantemente entre 2007 y 2015. Los Centers for Disease Control and Prevention documentaron 1537 suicidios de varones de entre 15 y 19 años y 534 de mujeres en el mismo rango etario, en Estados Unidos en el año 2015.

Una encuesta realizada en EEUU a nivel nacional, encargada por Plan International USA, parte de una red de organizaciones enfocadas en acabar con la pobreza, recolectó datos de jóvenes de entre 10 y 19 años y encontró que un tercio de los varones pensó que la sociedad espera que ellos “sean hombres” y que “se la aguanten” cuando se sienten tristes o asustados. Otro tercio dijo que creían que debían “esconder o suprimir sus sentimientos cuando se sienten tristes o asustados.” Cerca de la mitad de los varones dijeron que “querían aprender más sobre ‘tener el derecho de sentirse de la manera que quieran’.”

No sorprende que para algunos de ellos sea difícil hablar sobre la forma en que se sienten con sus pares, o pedir ayuda, y la idea de “tener que ser independientes” puede ser una carga constante sobre sus hombros. Teniendo estos datos presentes vemos que los varones adolescentes necesitan más ayuda en relación a su salud mental, pero ¿la reciben?

¿Cuáles son las señales y síntomas de depresión en varones?

  • Enojo, irritabilidad o agresividad
  • Sentirse ansioso, cansado o “al límite”
  • Pérdida de interés en el trabajo, la familia, o en actividades que alguna vez fueron placenteras
  • Sentirse triste, “vacío”, desinflado o desesperanzado
  • No ser capaz de concentrarse o recordar detalles
  • Sentirse muy cansado, no ser capaz de conciliar el sueño o dormir demasiado
  • Comer demás o no querer comer nada
  • Pensamientos suicidas o intentos de suicidio
  • Dolores o malestares físicos, dolores de cabeza, calambres, problemas digestivos
  • Incapacidad para cumplir con sus responsabilidades en el trabajo o en la escuela, para ocuparse de su familia u otras actividades importantes
  • Involucrarse en actividades de alto riesgo
  • Necesidad de alcohol o drogas
  • Aislarse de la familia o los amigos

No todos los varones que están deprimidos experimentan todos los síntomas, pero es importante estar atentos a su aparición y buscar ayuda profesional ante la presencia de algunos de ellos.

Fuente: Mad In America

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

‘#coNprueba’, la campaña del gobierno de España contra las pseudociencias

  • David Aparicio
  • 06/03/2019

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Con el fin de despertar la conciencia ciudadana sobre la necesidad de los tratamientos con evidencia científica el gobierno de España lanzó la semana pasada la campaña #coNprueba.

Este es el primer paso del Plan para la protección contra la pseudociencias, que fue comunicado a finales del año pasado y que busca eliminar toda practica pseudocientifica de los servicios de salud pública, certificar que los planes de estudios a nivel de grado y máster universitario estén basados en programas con evidencia científica, mejorar la comunicación, controlar la publicidad fraudulenta y el intrusismo profesional. En esta primera fase se publicaron dos videos publicitarios y una lista de 139 posibles pseudoterapias.

Videos de la campaña #coNPrueba

El primer video explica cómo las prácticas basadas en evidencia científica han ayudado a incrementar la expectativa de vida a nivel mundial y la necesidad de seguir investigando. Pero lo más interesante de esta publicidad es que no pide la creencia ciega de los espectadores, sino que refuerza el pensamiento crítico al pedirles que investiguen por sí mismos si lo planteado coincide con la evidencia.

https://youtu.be/JFDy-1i6g8I

El segundo video muestra a una mujer que lleva su celular con la pantalla rota para que lo reparen. El encargado le dice que puede repararlo pero utiliza métodos y sustancias extrañas que no logran hacer nada. Al final el video pregunta: Si no estás dispuesto a jugártela por tu celular, ¿lo harías por cuestiones más importantes como la salud?

https://youtu.be/P-GjsBd4XGA

Pero la parte más importante de la campaña #coNpruebas es el listado de 139 técnicas, divididas en dos partes: el primer filtro con 73 técnicas que no cuentan ni con estudios, ni revisiones sistemáticas, ni mucho menos metanálisis que sustenten su efectividad. En palabras llanas y sencillas son pura pseudociencia. Y un segundo listado con 66 técnicas en proceso de revisión.

Listado de las 73 pseudoterapias

Imagen de Psyciencia.com

Listado de 66 posibles pseudoterapias

En este listado también se encuentra la homeopatía, una de las pseudoterapias más utilizadas en el mundo y que ya diversos metanálisis han demostrado que no sirve para nada. Pero aún así, el ministro de ciencia, innovación y universidades, Pedro Duque, explicó que han decido hacer un análisis propio que les permita tomar una firme decisión.

Lo más interesante de este listado es que se incluye una larga lista de prácticas ampliamente utilizadas dentro de la psicología y que ya sabemos que no tienen evidencia. Algunas de ellas: constelaciones familiares, la abrazoterapia, la Gestalt, programación neurolinguistica (PNL), Reiki, equinoterapia, entre otras más que hemos resaltado en negritas:

Imagen de Psyciencia.com

Los gobiernos tienen la responsabilidad de velar por el bienestar de su población y proveer los tratamientos que han demostrado ser efectivos para cada condición. La decisión del gobierno español es una manera de proteger el derecho y la salud de la población. Es una valiente decisión que no todos los gobiernos están dispuestos a tomar, pero es totalmente necesaria sI queremos salvaguardar la vida de las personas.

Fuente: DiarioMédico; Hipertextual

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  • Salud Mental y Tratamientos

Lo que ‘Robinson Crusoe’ me enseñó sobre la psicoterapia analítico funcional (FAP)

  • Paulo Roberto Abreu
  • 06/03/2019

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Me agrada mucho la historia de Robinson Crusoe, un personaje náufrago de Daniel Defoe que narra su propia historia en una isla desierta. El personaje cuenta sus aventuras a lo largo de los 28 años en que pasó en la isla remota, entre ellas encuentros con caníbales y mucho más. Pero algo más genial que esta novela de 1719 es el análisis que el eminente psicólogo B. F. Skinner hizo de algunos fragmentos, publicado muchos años en el periódico The Analysis of Verbal Behavior (Skinner, 1988).

Skinner cuenta a su modo una parte de la historia en que Crusoe encuentra un moderno jeep en la isla. En la ocasión, el personaje aprende cómo conectar el Jeep, que inicialmente saltaba cuando la ignición era accionada. Rápidamente logra manejar de forma habilidosa entre la vegetación de la isla. Dice el autor que Crusoe tuvo sus comportamientos modelados por el Jeep, simplemente en el sentido de que desarrolló las habilidades de cómo conducir.

Cuando Viernes, el otro personaje de la novela, llegó a la isla, Crusoe se apresuró a intentar enseñarle a conducir el Jeep. Y como Viernes no sabía hablar inglés, la mayoría de sus aprendizajes se dieron por los comportamiento del protagonista que sirvieron de modelo. Entonces Crusoe prendía el Jeep y a continuación, Viernes lo imitaba. Más tarde conectaba nuevamente, presionando el embrague y enganchando el Jeep, y Viernes eventualmente hacía lo mismo, hasta moverlo. Skinner sintetiza la escena diciendo que Crusoe había aprendido a manejar «haciendo lo correcto en el momento correcto», o más técnicamente, con contingencias de refuerzo. Viernes, a su vez, tuvo un excelente modelado de Crusoe de cómo proceder en la dirección del jeep, pero luego tuvo también su comportamiento moldeado por las contingencias.

La historia comienza a ser más interesante cuando llega el barco de rescate a la isla. Viernes comienza a mostrar al capitán del barco cómo dirigir el Jeep. Lógicamente, como no hablaba inglés, intentó hacerlo de la misma forma en que había aprendido con Crusoe señalando y usando modelado.

Cuando Crusoe vio la escena, se apresuró y asumió la tarea. Pero tuvo una facilidad única esta vez. Ahora podía, además, describir al capitán qué hacer, y en qué momento hacerlo. Así lo especificó: «Cuando usted gira la llave en el soporte del volante, algo en el coche hace ruido, pero no gire a menos que la palanca con la manija en la punta esté en posición vertical.» Crusoe podía describirle al capitán las contingencias de refuerzo que recibiría al acto de conducir el jeep dentro de la isla. Y el capitán, respondiendo a esas descripciones verbales, pudo quedar bajo el control del jeep más rápido de lo que Viernes lo hizo.

Al final, la moraleja de la historia en la versión skinneriana fue que el capitán aprendió a conducir más rápido, por responder a sus instrucciones, en conjunto con el moldeado y el mantenimiento ejercidos desde el jeep.

El comportamiento verbal aceleró ampliamente el aprendizaje, y ese fue un salto evolutivo de los miembros de nuestra especie que pudieron (y pueden) rápidamente armar descripciones verbales de las contingencias a las que fueron expuestos. De hecho, verbalizamos casi todo lo que hacemos instantes después de haberlo hecho. Son raras las situaciones vividas que no son verbalizadas por los humanos.

El análisis de Skinner del comportamiento de los personajes de la novela tiene mucho que ver con los procesos conductuales que ocurren en la Psicoterapia Analítica Funcional (FAP). Revisemos un poco eso:

FAP es una modalidad de terapia analítico-conductual que utiliza la relación terapéutica como medio para modificar los comportamientos problema interpersonales del cliente. El enunciado central de la FAP puntualiza que el cliente tiene un comportamiento semejante con relación al terapeuta al modo como se comporta con otras personas significativas en su vida. Entonces, los cambios de comportamiento en sesión tendrían gran probabilidad de ser generalizados para otras situaciones sociales.

La FAP enfatiza tres clases de respuesta como centro de interés en el tratamiento de clientes con dificultades de relacionamiento. Los comportamientos clínicamente relevantes 1 (CRB1s) son los comportamientos problema que ocurren en la sesión. Los comportamientos clínicamente relevantes 2 (CRB2s) son los progresos del cliente que ocurren también en la sesión. Por último, los comportamientos clínicamente relevantes 3 (CRB3s) son las interpretaciones del comportamiento según el cliente.

El cliente tiene un comportamiento semejante con relación al terapeuta al modo en que se comporta con otras personas significativas en su vida

Sus proponentes resaltan que el ingrediente nuevo en la FAP sería la posibilidad de que el terapeuta pueda reforzar naturalmente los comportamientos del cliente en el momento en que esos son evocados en sesión. FAP se hizo bastante conocida por ese motivo. Algunos vieron en esa característica una aproximación del trabajo del terapeuta de FAP con el trabajo de los terapeutas ABA (Análisis del Comportamiento Aplicado). De hecho, el éxito del Análisis Aplicado del Comportamiento en el tratamiento de niños con desarrollo atípico es un reflejo directo del refuerzo facilitado por el ambiente institucional semi controlado.

Sin embargo, FAP se trata de una terapia que elige para su análisis e intervención el contexto de interacción privilegiada entre terapeuta y cliente. El diferencial de FAP es la posibilidad de identificación y moldeado directo de los comportamientos sociales del cliente, es decir, de los CRB1s y CRB2s. En ese sentido el trabajo con el CRB3, según sus autores, sería importante solamente en la medida en que facilitan la emisión de CRB2.

Pero, ¿cuál sería el papel real del comportamiento gobernado por reglas orientado por el análisis del CRB3? ¿Podría ser crítico en el cambio de comportamiento del cliente?

Se trata de una terapia que elige para su análisis e intervención el contexto de interacción privilegiada entre terapeuta y cliente

Como terapeutas comportamentales, estaríamos interesados en enseñar a nuestros clientes interpretaciones funcionalmente orientadas, que no son fáciles dadas las atribuciones causales mentalistas y organicistas mantenidas por la cultura. Por desgracia, la gente tiende a explicar su comportamiento por el desequilibrio de los neurotransmisores, los estilos de personalidad, o la alineación de los astros en el espacio, y esto a menudo se convierte en un problema, ya que raramente posibilita cambios relevantes en el comportamiento.

El trabajo del terapeuta comienza entonces con el moldeado de nuevas reglas interpretativas, que especifican las relaciones que el comportamiento del cliente establece con el medio social. El moldeado efectivo proporcionaría, en última instancia, la formulación de reglas con especificaciones de las variables relacionadas a los problemas de comportamiento del cliente, y reglas con orientaciones de cómo debe comportarse diferencialmente para producir mejores consecuencias que las obtenidas anteriormente en su vida. Estas últimas reglas serían estímulos verbales especificadores de los comportamientos de mejora, y en principio podrían ser seguidos por los clientes, incluso en sesión en la relación con el terapeuta.

Considere el moldeado de una interpretación funcional del cliente durante una interacción ficticia con el terapeuta:

Cliente: «Me di cuenta de que siempre que tocamos asuntos difíciles para mí, como mi matrimonio, acabo faltando a la próxima sesión o me quedo dando vueltas y llego tarde. Siento rabia“.

Terapeuta: «También noté eso y de cierta forma sus faltas hacen que me sienta distante a usted, como si mi opinión fuera innecesaria. Pero parece que no es solo conmigo con quien usted viene sintiendo eso.»

Cliente: «Cuando mi esposa intenta ‘discutir la relación’, acabo interrumpiendo bruscamente sus intentos y luego salgo de casa. Ella ya me dijo que se está cansada de eso.” (Emisión del CRB3 objetivo).

El formato de FAP da al terapeuta la condición única de reforzar con precisión la formulación de reglas basadas en la interacción punto a punto entre cliente y terapeuta

Asumiendo que después de ese episodio el cliente pasa a intentar un diálogo con su cónyuge, observaríamos entonces un control inicial ejercido por la regla formulada en la interacción con el terapeuta. Esta es la belleza de FAP en el trabajo con las reglas CRB3. El formato de FAP da al terapeuta la condición única de reforzar con precisión la formulación de reglas basadas en la interacción punto a punto entre cliente y terapeuta (Abreu, Hübner, & Lucchese, 2012).

Ciertamente sería posible trabajar directamente con el CRB1 y el CRB2, sin ninguna preocupación en ayudar al cliente a interpretar funcionalmente sus comportamientos problema y/o de mejora. ¡Pero volvamos ahora a la isla desierta de Robinson Crusoe! Así como las reglas pasadas por Crusoe facilitaron el aprendizaje y generalización de las nuevas habilidades del capitán, también las reglas involucradas en el CRB3 facilitan el aprendizaje de nuevas formas de relacionarse del cliente. La ayuda de las reglas moldeadas (siendo esas las interpretaciones funcionales) da una facilidad y agilidad en el aprendizaje del cliente. El CRB3 facilita, sobre todo, la generalización de las nuevas habilidades interactivas para el contexto extra consultorio, en las relaciones significativas que el cliente tiene con las otras personas.

¿Y no sería ese el objetivo final de cualquier terapia? ¿Que el cliente mejore no con relación a la forma de comportarse con el terapeuta, sino en las relaciones interpersonales significativas de su vida?

Referencias bibliográficas:

Abreu, P. R. ; Hübner, M. M. C. ; & Lucchese, F. (2012). The role of shaping the client’s interpretations in functional analytic psychotherapy. The Analysis of Verbal Behavior, 28, 151-157. doi: 10.1007/BF03393117

Skinner, B. F. (1988) The fable. The Analysis of Verbal Behavior, 6, 1-2. doi.org/10.1007/BF03392823

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿Conviene escuchar música durante trabajos intelectuales?

  • Rita Arosemena P.
  • 05/03/2019

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Hasta ahora, el «Efecto Mozart» en gran parte ha sido desacreditado. Sin embargo, dado que muchos de nosotros escuchamos música mientras estudiamos o hacemos otros trabajos cerebrales, pensaríamos que la psicología tendría un conjunto de respuestas claras sobre si es probable que la práctica ayude u obstaculice el rendimiento.

«Esperamos que nuestros hallazgos animen a los investigadores a adoptar un enfoque más holístico e interaccionista para investigar los efectos de la música (y, en general, las distracciones) en el desempeño de las tareas», escriben Manuel González y John Aielloen su nuevo artículo en Experimental Psychology: Applied.

Los investigadores reclutaron 142 estudiantes universitarios (el 75 por ciento eran mujeres) y les pidieron que completaran dos tareas mentales. La tarea más simple involucró encontrar y tachar toda la letra, en una muestra de texto. La tarea más compleja consistió en estudiar listas de pares de palabras y luego tratar de recordar los pares cuando se les presenta una sola palabra de cada par.

Cada tarea se realizó mientras escuchaba una de las dos versiones de una pieza de música instrumental de estilo ascensor, compuesta para la investigación, o sin música. Una versión de la música era más compleja que la otra, con pistas adicionales de bajos y batería (ambas versiones están disponibles a través del Open Science Framework). Además, dependiendo de la condición experimental precisa, la música era tranquila o más alta (62 o 78 decibelios).

Los participantes también completaron parte de la «escala de propensión al aburrimiento» para establecer si eran el tipo de persona a quien le gusta o no una gran cantidad de estimulación externa.

El desempeño de los participantes se explicó mediante una interacción entre la tarea, la música y su preferencia por la estimulación externa. Al realizar la tarea más sencilla, los participantes que no eran propensos al aburrimiento hacían mejor mientras escuchaban música compleja que la música simple o sin música, mientras que los participantes propensos al aburrimiento mostraban el patrón opuesto, con mejor rendimiento sin música o música simple. En términos de volumen, la baja tendencia al aburrimiento fue mejor con la música tranquila y compleja, mientras que la tendencia al aburrimiento fue mejor con la música más alta y compleja.

Las explicaciones de los investigadores dicen que para las personas con poco aburrimiento que no están tan interesadas en la estimulación externa, la música más tranquila y compleja proporciona la distracción suficiente para que dejen de pensar en la simple tarea, lo que aumenta su enfoque y desempeño en la tarea. En contraste, los participantes más propensos al aburrimiento a los que les gusta la estimulación externa se adaptaron suficiente a la música compleja y se distrajeron demasiado con ella, por lo que se desempeñaron peor que cuando trabajaban en silencio.

Para la tarea más compleja, la naturaleza precisa de la música (su complejidad y volumen) no hizo ninguna diferencia en los resultados. Pero las personas con poca propensión al aburrimiento se beneficiaron de tener algún tipo de música de fondo (los investigadores no están seguros de por qué, pero quizás hubo beneficios basados en el estado de ánimo o la excitación no medidos en este estudio), mientras que una vez más los sujetos propensos al aburrimiento con una preferencia por la estimulación externa volvió a funcionar mejor sin música.

Music homework / Cortesía de Pexels

Aunque estos hallazgos pueden parecer contradictorios, la explicación de los investigadores es que, para las personas propensas al aburrimiento, la tarea compleja proporcionó una estimulación adecuada y la música de fondo interfirió con este compromiso productivo.

Sustentando esta interpretación, los participantes más propensos al aburrimiento superaron a sus compañeros menos propensos al aburrimiento en la tarea en la condición de no música (y en una prueba cognitiva de línea de base anterior), sugiriendo que se comprometieron mejor con las tareas (los investigadores señalaron además que este resultado desafía la forma en que el aburrimiento como emoción generalmente se considera algo malo, lo que sugiere que «puede predecir resultados constructivos, como un mejor desempeño de tareas complejas»).

Interpretando los resultados

Parte del problema con la interpretación de los resultados está en la ambigüedad del aspecto de la propensión al aburrimiento que los investigadores observaron: «preferencia por la estimulación externa».

Las investigaciones anteriores generalmente consideraron que la propensión al aburrimiento está asociada con aspectos menos deseables de la personalidad, como tener menos autocontrol y ser muy impetuoso, y esto podría encajar con la idea de que los participantes propensos al aburrimiento en esta investigación estaban más distraídos por la música de fondo. Sin embargo, como se mencionó, los participantes que obtuvieron una puntuación más alta en «preferencia por la estimulación externa» generalmente se desempeñaron mejor en las tareas, lo que generó preguntas sobre qué aspecto de la personalidad o aptitud mental estaba siendo aprovechado por esta medida.

Otras limitaciones evidentes en el estudio incluyen la cuestión de cuánto se asemejan las tareas destacadas a los desafíos de la vida real, y el hecho de que las personas a menudo escuchan música que conocen y les gusta más que música instrumental desconocida.

González y John Aiello concluyen: «esperamos que nuestra investigación sirva como punto de partida para una investigación más sistemática de la música».

Referencia original del estudio: Gonzalez, M. F., & Aiello, J. R. (2019, January 28). More Than Meets the Ear: Investigating How Music Affects Cognitive Task Performance. Journal of Experimental Psychology: Applied. Advance online publication. http://dx.doi.org/10.1037/xap0000202

Fuente: Digest

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  • Artículos Recomendados de la Web

El naturista que mató a un niño diabético al recomendarle aceite de lavanda en vez de insulina

  • David Aparicio
  • 05/03/2019

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Miguel Jorge reporta en Gizmodo Español el triste ejemplo de lo peligroso que pueden ser los «tratamientos» homeopáticos cuando alejan a los pacientes de los tratamientos con evidencia y la falacia de que lo natural cura:

Al naturista Timothy Morrow lo acaban de condenar por practicar medicina sin licencia alguna. El hombre convenció a la familia de un niño diabético de 13 años que le frotaran con aceite de lavanda en su columna vertebral en lugar de usar insulina. El niño murió poco después.

Morrow había fundado la compañía Common Sense Herbs hacía varios años. Según los fiscales del caso, el hombre, de 84 años, había comenzado a tratar al pequeño Edgar López después de que su madre asistiera a una de sus charlas. Morrow aconsejó a la familia que lo mejor para Edgar era que dejara de usar el medicamento para la diabetes, una medicación que era, en palabras textuales del herbolario, un “veneno” para el niño.

“Nos dijo que si llevábamos al niño al hospital, lo matarían allí”, explicó el padre, Delfino López Solís, al jurado durante el juicio que ha durado dos semanas. Al día siguiente el niño murió en la casa. “El médico forense determinó que Edgar habría vivido si hubiera recibido el tratamiento médico adecuado”, dijo Delfino.

La pena que recibió Morrow fue muy pequeña. Este tipo de «consejos y recomendaciones» deberían ser penadas con mayor severidad. Lee el artículo completo en Gizmodo Español.

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Nuestra pareja quizás sea menos inteligente de lo que pensamos

  • Rita Arosemena P.
  • 05/03/2019

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Un estudio publicado en Intelligence Journal ha demostrado que a menudo consideramos a nuestra pareja mucho más inteligente de lo que realmente es. Podríamos llamarle «la ceguera del amor», pero esto no quita que sea una expresión furtiva del ego, que suele tendernos una trampa para hacer que veamos la realidad de forma distorsionada.

Los investigadores, Gilles Gignac de la Universidad de Australia Occidental y Marcin Zajenkowski de la Universidad de Varsovia, también evaluaron si el CI real de las parejas influyó en la satisfacción de sus relaciones. Se sabe que somos especialmente optimistas sobre los atributos de nuestros seres queridos. Por ejemplo, cuando se trata de atractivo físico, tendemos a pensar que hemos logrado atraer a alguien que es incluso más sexy que nosotros. Sin embargo, estudios anteriores no lograron encontrar un atractivo similar para las estimaciones de la inteligencia de las parejas.

En general, las personas parecían juzgar la inteligencia de sus parejas como igual a la suya, en lugar de pensar que eran especialmente inteligentes.

Para este nuevo estudio, los investigadores reclutaron a 218 parejas heterosexuales, que habían permanecido juntas durante un promedio de seis años, y alrededor de un cuarto estaban casados. En lugar de adivinar los puntajes de CI (lo que podría ser confuso para los participantes que tienen poco conocimiento de las pruebas de CI y su puntuación), a los participantes les correspondió estimar su propia inteligencia y la inteligencia de su compañero utilizando una escala gráfica más intuitiva (ver abajo).

Via Gignac & Zajenkowski, 2019

Luego, los investigadores convirtieron esas estimaciones en puntos de CI según la conocida distribución estadística de la inteligencia, la famosa curva de campana. Para encontrar las puntuaciones reales y objetivas de los participantes, los investigadores también les pidieron que tomaran una prueba estándar de inteligencia no verbal conocida como Matrices Progresivas Avanzadas de Raven.

Las estimaciones de los participantes de la inteligencia de sus parejas estaban aún más distorsionadas: los hombres pensaron que el coeficiente intelectual de sus esposas y novias era alrededor de 36 puntos más alto de lo que realmente era; las mujeres pensaron que el coeficiente intelectual de sus maridos y novios era 38 puntos más alto que la realidad. En otras palabras, si usted es como la mayoría de las personas en esta muestra, su pareja probablemente sea mucho menos inteligente de lo que cree.

Los milagros del amor

En una investigación anterior sobre el exceso de confianza individual, la mayoría de los participantes sobreestimaron su propia inteligencia por un amplio margen, el equivalente a alrededor de 30 puntos de inteligencia en promedio. En general, solo el 0.9 por ciento de las mujeres y el 1.8 por ciento de los hombres evaluaron su propia inteligencia como inferior al promedio (a pesar de que el 68.8 por ciento de las mujeres y el 55.0 por ciento de los hombres en este estudio obtuvieron puntajes por debajo de 100, el CI promedio de población en su conjunto).

Love / Cortesía de Pexels

Además de este asombroso resultado, el artículo de Gignac y Zajenkowski aporta otros hallazgos. Estaban interesados, por ejemplo, en si las personas tienden a conectarse con alguien con habilidades cognitivas similares, y si esa «compatibilidad intelectual» es importante para su felicidad juntos. Como se descubrió en investigaciones anteriores, hubo una correlación moderada entre los puntajes de CI reales de las parejas, por lo que, en general, las personas parecen elegir personas que coinciden aproximadamente con su inteligencia (tal vez se deba al hecho de que tenemos más oportunidades de involucrarnos románticamente ellas).

Gignac y Zajenkowski también examinaron si los hombres o las mujeres en su muestra eran mejores para estimar la inteligencia de sus parejas. Según algunos psicólogos evolutivos, debido a que la responsabilidad del embarazo, el parto y, generalmente, la crianza de los hijos, recae más directamente en las mujeres, deben ser más exigentes que los hombres sobre el tipo de persona con la que desean reproducirse. De ser cierto, tendría sentido que las mujeres hayan evolucionado para ser más perceptivas que los hombres. Sin embargo, los investigadores no encontraron evidencia de esto.

Algunas limitaciones

Como admiten los investigadores, su estudio presenta algunas limitaciones. Solo usaron una prueba de CI no verbal, por ejemplo, y es posible que veas resultados diferentes si también miras preguntas verbales. Después de todo, el tamaño del vocabulario de una persona y su fluidez lingüística pueden ser más fáciles de juzgar con precisión por un compañero.

En general, se puede afirmar que los hallazgos ayudan a ampliar nuestra comprensión de nuestros prejuicios egoístas, demostrando que nuestro egoísmo y confianza en nosotros mismos a veces puede extenderse a nuestros seres queridos.

Referencia original del estudio: Gilles E. Gignac, Marcin Zajenkowski, People tend to overestimate their romantic partner’s intelligence even more than their own, Intelligence. Volume 73, 2019, Pages 41-51. ISSN 0160-2896. Doi: doi.org/10.1016/j.intell.2019.01.004.

Fuente: Research Digest

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  • Cursos recomendados

Protección infantil: los derechos del niño en la teoría y la práctica (certificado por Universidad de Harvard)

  • David Aparicio
  • 05/03/2019

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Todas las personas, sin importar su edad, género o raza, tienen los mismos derechos humanos. Sin embargo, los niños son especialmente vulnerables a la violencia, abuso, explotación y negligencia. Es por ello que necesitamos reforzar y mejorar la implementación de los derechos infantiles a nivel internacional.

Para ello la prestigiosa Universidad de Harvard ha abierto la inscripción para el curso online de Protección infantil: los derechos del niño en la teoría y la práctica, lo que lo hace una estupenda propuesta académica para maestros, psicólogos, psicopedagogos, profesores y profesionales de salud que trabajan con la población infanto-juvenil.

A través de este curso aprenderás directamente de los especialistas de las Naciones Unidas en derechos humanos, académicos, activistas y especialistas de instituciones sin fines de lucro, cuales son las políticas internacionales de derechos infantiles, como implementarlos y como defenderlos.

Ejes centrales del curso

  • El fundamento legal de la protección infantil
  • Sabrás cómo analizar los problemas de protección infantil y los distintos factores involucrados
  • Conocerás el impacto de la violencia, explotación y abuso en el desarrollo emocional, social y físico de los niños
  • Aprenderás estrategias para prevenir el abuso infantil y cómo responder ante este daño
  • Explorarás los estándares de protección infantil
  • Cómo evaluar y reforzar los sistemas de protección infantil

Video explicativo
https://youtu.be/Ckc7hPSju-M

El curso es dirigido por Jacqueline Bhabha, profesora de la cátedra de Practica de Salud y Derechos Humanos en la Universidad de Harvard.

Inscripción

El curso tiene una duración total de 14 semanas, está en inglés, pero puedes usar el traductor de Google para ayudarte durante la cursada. Al finalizar el curso obtendrás una certificación con el sello de la Universidad de Harvard que avala tu aprobación del curso. Lo que es una buena manera de mejorar tu perfil profesional.

El costo total es de 99 dólares, lo que representa una pequeña inversión considerando que recibirás entrenamiento y certificado de una de las universidades mas importantes del mundo. Haz click aquí para completar tu inscripción.

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿Por qué anhelamos los dulces cuando estamos estresados?

  • Rita Arosemena P.
  • 05/03/2019

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Los carbohidratos proporcionan al cuerpo la fuente de energía más rápida. De hecho, en pruebas cognitivas, los sujetos que estaban estresados ​​se desempeñaban mal antes de comer. Su rendimiento, sin embargo, volvió a la normalidad después de consumir alimentos.

Este planteamiento se debe a que nuestro cerebro representa solo el 2% de nuestro peso corporal, el órgano consume la mitad de nuestros requerimientos diarios de carbohidratos, y la glucosa es su combustible más importante. Bajo estrés agudo, el cerebro requiere un 12% más de energía, lo que lleva a muchos a buscar bocadillos azucarados.

Cuando tenemos hambre, toda una red de regiones cerebrales se activa. En el centro están el hipotálamo ventromedial (VMH) y el hipotálamo lateral. Estas dos regiones en el tronco cerebral superior participan en la regulación del metabolismo, el comportamiento de la alimentación y las funciones digestivas. Hay, sin embargo, un portero ascendente, el núcleo arcuato (ARH) en el hipotálamo. Si registra que el cerebro en sí carece de glucosa, este controlador de acceso bloquea la información del resto del cuerpo. Es por eso que recurrimos a los carbohidratos tan pronto como el cerebro indica una necesidad de energía, incluso si el resto del cuerpo está bien abastecido.

Quien fuera Willy Wonka en la fábrica del chocolate …

En un artículo publicado en Scientific American por Achim Peters, investigador y especialista en diabetes de la University of Lübeck, se explican los resultados obtenidos a lo largo de una serie de estudios que buscan comprender mejor la relación entre el cerebro y los carbohidratos.

Peters y su equipo desarrollaron pruebas con 40 sujetos en dos sesiones. En una, pidieron a los participantes del estudio que dieran un discurso de 10 minutos frente a extraños. En la otra sesión, no estaban obligados a dar un discurso. Al final de cada sesión, se midieron las concentraciones de hormonas del estrés cortisol y adrenalina en la sangre de los participantes, y también se les proporcionó un buffet de comida por una hora.

Cuando los participantes dieron un discurso antes del buffet, estaban más estresados ​​y en promedio consumían 34 gramos adicionales de carbohidratos en comparación con cuando no daban un discurso.

Peters concluye que, si una persona anhela chocolate por la tarde, le aconseja que lo coma para mantenerse en forma y mantener el ánimo en alto. Esto se debe a que, en el trabajo, las personas a menudo están estresadas y el cerebro tiene una mayor necesidad de energía. Si uno no come nada, es posible que el cerebro use la glucosa del cuerpo, destinada al uso de células musculares y grasas, y que a su vez secrete más hormonas del estrés. Esto no solo hace que uno se sienta muy mal, sino que también puede aumentar el riesgo de ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares o depresión a largo plazo.

Por otra parte, el cerebro puede ahorrar en otras funciones, pero eso reduce la concentración y el rendimiento.

Los estudios sugieren que las personas que experimentan mucho estrés en la infancia tienen una mayor preferencia por los dulces en el futuro.

Peters explica que, para satisfacer las crecientes necesidades del cerebro, uno puede comer más de todo, como lo hicieron los sujetos estresados ​​en el experimento, o facilitarlo al cuerpo y simplemente consumir alimentos dulces. Incluso los bebés tienen una pronunciada preferencia por los dulces, debido a que su cerebro es extremadamente grande en comparación con sus cuerpos pequeños y requieren mucha energía.

Con el tiempo, nuestra preferencia por los dulces disminuye pero nunca desaparece por completo, incluso cuando nos convertimos en adultos. La medida en que se preserva esa preferencia varía de persona a persona y parece depender, entre otras cosas, de las condiciones de vida.

Entonces, aunque muchos tienden a ser duros con ellos mismos por comer demasiados dulces o carbohidratos, las razones detrás de ese deseo no siempre se deben a la falta de autocontrol y pueden requerir una mirada más profunda al estilo de vida y las situaciones estresantes, pasadas y presentes. Una vez que se aborda la causa raíz del estrés, los hábitos alimenticios podrían resolverse por sí mismos.

El cerebro no puede obtener su energía de las reservas del cuerpo, incluso si hay suficientes depósitos de grasa. La causa más importante de esto es el estrés crónico. Para garantizar que nuestros cerebros no estén insuficientemente provistos, a veces debemos darnos gusto y comer lo que sentimos que nuestro cuerpo nos está pidiendo.

Fuente: Scientific American

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