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Publicaciones por mes

febrero 2022

50 Publicaciones
  • Artículos de opinión (Op-ed)

La desesperación del terapeuta

  • Marisa Paez
  • 15/02/2022

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Muchos pacientes llegan a terapia enredados en su silencio. A veces, la respuesta que más se repite en la sesión es “no sé”. Hay demasiados vacíos, el paciente se muestra reservado, tienes la sensación de que puede contar más, de que se guarda cosas. Por momentos parece que uno encuentra algún tema en el que vislumbra un avance, pero este se diluye, se corta prematuramente. Las conversaciones sobre aspectos que se van explorando, las facetas vitales que se investigan y los temas abiertos terminan encallándose. No somos capaces de ver cuál es el problema que le trae a consulta.

En muchas ocasiones el paciente tampoco sabe a qué va. Sabe que hay algo que no está funcionando, que está en un atolladero, pero no tiene idea de qué es eso que obstaculiza su devenir ni por qué, ofrece respuestas cortas, y la comunicación no fluye, el relato no corre, no es transparente.

Es natural que ante estas circunstancias los terapeutas nos pongamos ansiosos, surja la inseguridad, la incertidumbre y hasta la desesperación. En muchas ocasiones ante esto tendemos a magnificar el problema del cliente: “esto tiene que ser gravísimo”, “a ver qué me encuentro”. Otras veces a minimizar su importancia: “es una tontería”, “esto le pasa a cualquiera”, etc. La incertidumbre, las dudas, suelen acompañarse a veces del impulso de mandar a casa al paciente para que regrese cuando tenga algo claro, o al contrario, escudriñamos de más en detalles irrelevantes.

Ante el desconocimiento y la frustración que supone estar delante de alguien y no saber qué hacer, podemos terminar forzando las conversaciones o intentando desatascar la interacción utilizando diferentes “ventosas”. Podemos ponernos insistentes y repetir preguntas, detenernos una vez más en los detalles, pedir más ejemplos, preparanos listas de preguntas para acribillar al paciente. Otras veces la estrategia es prepararnos montones de ejercicios, metáforas o tareas que terminen llenando la sesión. Creemos que algo de todo esto que hacemos le llegará al paciente, algo le será útil o desatascará la obstrucción.

Saber sostener los silencios en terapia, la ambigüedad, la duda, ayudarle al cliente a contactar emocionalmente con todo lo que conforma su vacío

Quizás la clave pueda radicar en la consciencia de nuestra propia impaciencia y desesperación. Comenzar por conocer en profundidad qué hacemos en nuestra vida cotidiana cuando las cosas no salen como esperábamos, o como aparece en los libros, o según nos dijeron que funcionaría… Pararse a conocer qué solemos hacer con nuestra impaciencia. Comenzar por parar, detenernos y situarnos desde una actitud de observación y apertura, cerca del cliente, cerca de su silencio, y también cerca de nuestras propias reacciones ante ello.

Saber sostener los silencios en terapia, la ambigüedad, la duda, ayudarle al cliente a contactar emocionalmente con todo lo que conforma su vacío, lo que hay en el espacio entre la pregunta y la respuesta, entre una frase y la siguiente que articula, con todo lo que contiene el «no sé», con el cómo se siente el no saber, cómo se siente en el cuerpo, cómo se nota en la mente, quizás sea de ayuda.

Quizás desde la confusión, la desesperación y la humildad de no saber qué hacer, es desde donde podamos los terapeutas acercarnos a conocer lo que conforma ese silencio del cliente. Tal vez desde ahí podamos encontrar el miedo del paciente a ser juzgado, valorado o invalidado. Posiblemente encontremos a una persona cansada de expresar lo que necesita que no ha encontrado respuesta alguna. Quizás nos encontremos con el temor de esa persona a ser castigado por expresarse… O descubramos que estamos ante una persona que no ha aprendido a preguntarse ni a responderse sobre las cosas importantes de su vida, o una persona a la que siempre algún otro ha respondido por él o por ella, que nunca ha aprendido a saber qué es lo que le gusta o disgusta, más allá de las expectativas de los otros…

Puede que el corazón de la intervención esté en que el terapeuta comparta su desconocimiento, su desesperación y sus reacciones al silencio del otro, su propia incertidumbre y la inseguridad que devienen en diferentes momentos, durante el proceso terapéutico… Probablemente este sea el mejor sitio desde el que acercarse al paciente, empatizar con él, validar lo que está sintiendo y moldear qué hacer ante su vacío.

Artículo publicado en el blog de Marisa Paez y cedido para su republicación en Psyciencia.

Ilustración de René Merino.

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

El bienestar y la capacidad cognitiva se vinculan a lo largo de la infancia y la adolescencia

  • Maria Fernanda Alonso
  • 15/02/2022

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Un estudio reciente encontró que el bienestar y la cognición se afectan mutuamente durante la niñez y la adolescencia temprana. Existen además factores de riesgo asociados con peores resultados, incluyendo la pubertad temprana y las malas relaciones con los padres (Fuhrmann et al., 2021).

En esta investigación de carácter longitudinal, el objeto fue examinar la relación mutua entre la capacidad cognitiva y el bienestar. Los autores definieron las habilidades cognitivas como los procesos mentales que nos ayudan a realizar las tareas cotidianas, permitiéndonos mantener nuestra atención, razonar, resolver problemas, aprender y recordar. El bienestar, por otro lado, se refiere a la satisfacción general de una persona con su vida. Ambos constructos cambian y se adaptan durante la niñez y la adolescencia y se han relacionado con una variedad de resultados positivos, incluida la salud física. A su vez, estos constructos provienen de dominios separados de la psicología, pero las investigaciones sugieren que están interrelacionados. 

Qué metodología usaron

Los investigadores analizaron datos del Estudio de Cuidado Infantil Temprano y Desarrollo Juvenil, un gran estudio estadounidense realizado entre los años 1991 y 2007. Fuhrmann y sus colegas centraron su análisis en una muestra de 1136 niños y adolescentes que tenían entre 6 y 7 años cuando comenzó el estudio y 15 años cuando finalizó el estudio. Hubo cuatro oleadas de datos, y las medidas incluyeron los dominios cognitivos de matemáticas, vocabulario y planificación y los dominios de bienestar de síntomas de internalización, síntomas de externalización y soledad.

Qué encontraron

En primer lugar, el bienestar se asoció con la capacidad cognitiva: los niños de 6 a 7 años con un bienestar más bajo también tenían una capacidad cognitiva más baja. El vínculo entre la cognición y el bienestar existe y va en ambos sentidos: la cognición está vinculada al bienestar y el bienestar está vinculado a la cognición. 

Luego, los investigadores utilizaron modelos de crecimiento latente para explorar la interacción del bienestar y la cognición a lo largo del tiempo y encontraron evidencia de relaciones bidireccionales. Los peores síntomas de externalización a las edades de 6 a 7 años predijeron menos ganancias en la capacidad de planificación, lo que puede ser evidencia de que los problemas de comportamiento pueden surgir antes que los déficits en la cognición. 

Un mejor vocabulario entre los 6 y los 7 años predijo menos aumentos en la soledad. Este hallazgo indica que, por ejemplo, las habilidades de vocabulario en la infancia podrían ser un buen objetivo para futuros estudios de intervención, como una estrategia para proteger contra la soledad.

Los investigadores identificaron además diferentes trayectorias entre subpoblaciones específicas de niños, y esto reveló ciertos factores de riesgo y resiliencia. Por ejemplo, los niños con peores síntomas de externalización (como mayor impulsividad, agresividad) y menores avances en la planificación puntuaron más bajo en cercanía con los padres. Un subgrupo de niños con habilidades matemáticas más pobres y un aumento en la soledad en la segunda ola eran menos cercanos a sus padres, tenían un nivel socioeconómico más bajo y tenían menos amistades de calidad. Fuhrmann y su equipo dicen que estos hallazgos resaltan el valor de brindar apoyo social en la escuela. Este subgrupo también tuvo un inicio puberal más temprano, lo que sugiere que una maduración más temprana puede conducir a peores resultados cognitivos y de bienestar.

En cuanto a las implicaciones para el tratamiento, los autores dicen que las intervenciones destinadas a abordar los problemas de comportamiento y fomentar las habilidades verbales podrían ser prometedoras para mejorar la cognición y los resultados de bienestar. Tales intervenciones pueden incluir capacitación para padres, apoyo familiar y programas escolares.

En cuanto a las limitaciones del estudio, señalaron que los datos estudiados correspondían a una cohorte relativamente grande de niños y jóvenes que fueron observados a lo largo del tiempo. No hubo un componente experimental en la recopilación de datos (como por ejemplo una intervención) que permitiera sacar conclusiones causales de sus hallazgos. Por lo tanto, los estudios futuros deberán establecer si los vínculos entre, por ejemplo, el vocabulario y la soledad, son causales.

Referencia bibliográfica: Fuhrmann, D., van Harmelen, A.-L., & Kievit, R. A. (2021). Well-Being and Cognition Are Coupled During Development: A Preregistered Longitudinal Study of 1,136 Children and Adolescents. En Clinical Psychological Science (p. 216770262110302). https://doi.org/10.1177/21677026211030211

Fuente: Psypost

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Los hombres que creen que la masculinidad depende del tamaño del pene son más prejuicios contra las mujeres

  • David Aparicio
  • 14/02/2022

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La masculinidad es un conjunto de atributos, valores y comportamientos que son característicos del hombre en una sociedad determinada. Una de las creencias sobre la masculinidad es que un hombre es más “hombre” mientras más grande tenga el pene. Esta creencia no solo afecta severamente a los hombres, sino que también incrementa sus prejuicios y el sexismo hostil hacia las mujeres. Así lo reporta una nueva investigación de la revista científica Psychology of Men & Masculinites.

La investigación

En el estudio entrevistaron a 735 hombres heterosexuales que tenían entre 18 y 64 años de edad sobre ciertas creencias relacionadas con la masculinidad. Los resultados sugieren que los hombres que estaban de acuerdo con declaraciones de tipo: “los hombres con penes grandes son más masculinos” y “mi masculinidad está fuertemente ligada a mi pene”, solían estar de acuerdo con declaraciones como: “las mujeres buscan ganar poder obteniendo el control de los hombres” y “las mujeres exageran los problemas que tienen en el trabajo”, entre otras.

Los autores de la investigación sostienen que estas creencias sexistas probablemente sean utilizadas como mecanismos compensatorios para afirmar y reafirmar su estatus de masculinidad.

Otro resultado importante que arrojó esta investigación es que la masculinidad relacionada con el tamaño del pene es un predicador del narcisismo sexual. Según los autores, los hombres que apoyan que sostienen este tipo de masculinidad solían sentirse menos satisfechos con la apariencia de sus genitales y buscaban en las mujeres reacciones aprobación.

Para los autores es necesario que se generen estrategias educativas que rompan el mito, especialmente en los hombres jóvenes, de que la masculinidad está ligada a los atributos físicos (como el pene). Esto ayudará a disipar las preocupaciones sobre la insuficiencia sexual y mitigará el desarrollo de ideologías compensatorias, como los prejuicios crónicos, contra las mujeres.

Referencia bibiliográfica: Oswald, F., Khera, D., & Pedersen, C. L. (2021). The association of genital appearance satisfaction, penis size importance, and penis-centric masculinity to chronically discriminatory ideologies among heterosexual men. Psychology of Men & Masculinities, 22(4), 704–714. https://doi.org/10.1037/men0000360

Fuente: PsyPost

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

La importancia de la psicopedagogía durante y post pandemia 

  • Equipo de Redacción
  • 14/02/2022

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La rama de la psicología que estudia los comportamientos de una persona en el entorno pedagógico ha adoptado un papel fundamental en estos últimos años. Las condiciones cambiantes que impuso la pandemia influyeron en el modo de aprendizaje de los niños y, en este sentido, esta ciencia ayudó a los alumnos a adaptarse a las nuevas metodologías.

La importancia de la psicopedagogía durante y post pandemia es innegable; esta es la razón por la que se necesitan más personas especializadas en esta ciencia, capaces de ayudar a los niños a reducir las secuelas que dejan los nuevos entornos. A continuación, abordaremos el papel que esta ciencia ha tenido desde la irrupción de la pandemia.

Los desafíos de los alumnos en las etapas de la pandemia

Durante la pandemia, los alumnos vivieron distintas etapas educativas a las que han tenido que adaptarse en muy poco tiempo. Veamos cuáles fueron los desafíos que los psicopedagogos ayudaron a los niños a superar:

  • En la primera etapa, los alumnos tuvieron que adecuarse a la cuarentena obligatoria. En la escuela, los niños estaban acostumbrados a interactuar con más de cien personas; durante esta etapa, solo tenían contacto con su núcleo familiar. Al no estar expuestos a tantos estímulos, los alumnos perdieron la concentración y acumularon ansiedad. Estos dos aspectos, sin duda, fueron perjudiciales para el aprendizaje.
  • Durante la semipresencialidad, los alumnos volvieron a las aulas, pero en un entorno completamente nuevo. Menos compañeros y más distancia marcaron esta etapa. Además, la presencia del virus generó ansiedad y nuevas preocupaciones que los niños debieron superar para concentrarse en el aprendizaje.
  • En el retorno a las aulas, estos miedos y la ansiedad se tornaron más visibles. Los niños volvieron a interactuar con todas las personas a las que estaban acostumbradas antes de la pandemia, pero con las medidas de precaución para evitar el avance del virus, como la distancia social.

El papel de los psicopedagogos durante y post pandemia

El papel de los psicopedagogos en cada una de esas etapas fue fundamental para que los estudiantes pudieran superar los desafíos impuestos por la pandemia. En este sentido, los psicopedagogos han sido un pilar indispensable para las instituciones educativas, otorgándoles a los padres las herramientas necesarias para ayudar a los niños a mantener el nivel de aprendizaje, en especial, durante la primera etapa.

Analizando el entorno y cómo este afecta a cada uno de los estudiantes, los psicopedagogos han facilitado la adaptación de los alumnos a las nuevas metodologías de estudio. Asimismo, todos sus métodos han contribuido a evitar secuelas en la salud mental, producto de la pérdida del contacto con los compañeros, y retrasos en el nivel educativo.

«El papel del psicopedagogo durante la pandemia ha significado un reto como innovador educativo ante la alta demanda de niveles de exigencia y de inmediatez para fomentar el desarrollo de las competencias inherentes a la flexibilidad, resiliencia, capacidad de escucha, resolución de problemas y gestión del cambio para que los alumnos puedan adaptarse a las diferentes circunstancias que el entorno requiere, y al mismo tiempo puedan integrarse a la sociedad», afirma Claudia Gómez, docente de la Maestría en Psicopedagogía que ofrece la universidad en línea UNIR México.

Las distintas etapas de la pandemia sirvieron para tomar conciencia de la importancia y el rol que tienen los psicopedagogos en la educación. Esta figura analiza el entorno y el comportamiento de cada estudiante en él. Este análisis sirve de base para orientar a las familias y a toda la comunidad educadora, marcando el camino a seguir.

Solo el psicopedagogo pudo identificar los problemas y trastornos del aprendizaje a tiempo para encontrar las estrategias que ayudaran a subsanarlos. Si consideramos los retos que trajo consigo la pandemia y analizamos el comportamiento de los alumnos que tuvieron que adaptarse a las nuevas condiciones, entenderemos por qué el rol del psicopedagogo es, cada vez, más importante.

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

El sedentarismo ocasionado por la cuarentena incrementa el riesgo de sufrir depresión

  • Maria Fernanda Alonso
  • 14/02/2022

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Por la pandemia de Covid-19 vivímos una adaptación a nuevas formas de relacionarnos y compartir espacio. La salud mental tendía a mejorar después del brote de la enfermedad, según reportaron los estudios. Sin embargo, un equipo de investigadores encontró que las personas que pasaban más tiempo sentadas mostraban una recuperación más lenta de los síntomas depresivos (Meyer et al., 2021).

Qué metodología usaron

Utilizaron un diseño de investigación longitudinal que implicaba mediciones repetidas durante un período de 8 semanas durante la pandemia. Esto les permitió evaluar cómo los cambios en el comportamiento sedentario se relacionarían con los cambios en la salud mental a lo largo del tiempo.

Los participantes fueron residentes de EEUU, y completaron una encuesta inicial en abril de 2020, poco después de que se declarara el estado de emergencia debido al COVID-19. Luego, se les invitó a participar en ocho encuestas de seguimiento con una semana de diferencia. En total, 2327 participantes de entre 18 y 74 años completaron al menos dos encuestas. Tres enunciados separados preguntaron a los encuestados cuántos minutos al día suelen pasar frente a una pantalla, sentados y haciendo ejercicio moderado o vigoroso. Los encuestados también completaron medidas de síntomas de ansiedad, síntomas depresivos y salud mental positiva.

Qué encontraron

Los resultados revelaron que la salud mental de los participantes tendió a mejorar con el tiempo, lo que sugiere que sus reacciones iniciales a la pandemia se desvanecieron a medida que se implementaron medidas de salud pública y las personas se adaptaron a la «nueva normalidad». Sin embargo, el tiempo que pasaban sentados parecía dificultar la mejora de los síntomas depresivos.

Al inicio del estudio, aquellos con los niveles más altos de tiempo frente a una pantalla tenían puntajes de depresión significativamente más altos en comparación con aquellos con los niveles más bajos de tiempo frente a una pantalla, pero estas diferencias desaparecieron en la semana 3. No se encontró que la actividad física afectara los síntomas depresivos, la ansiedad o la salud mental positiva ya sea al inicio o a lo largo del tiempo. Los investigadores señalan que el número de participantes inactivos fue bajo, lo que puede haber limitado el poder estadístico para detectar diferencias.

Para la cuarta semana, los participantes que obtuvieron puntajes en el 10% superior en tiempo sentados tenían puntajes de depresión significativamente más altos que aquellos que obtuvieron puntajes en el 10% más bajo en tiempo sentados. Para la octava semana, esta diferencia creció de modo que los que se sentaban más estaban aún más atrás de los que se sentaban menos en términos de mejora de los síntomas depresivos.

Los autores interpretan que los altos niveles de tiempo sentado pueden haber limitado la mejora en los síntomas depresivos que ocurrieron a lo largo del tiempo, y el tiempo prolongado sentado puede ser un factor de riesgo conductual clave para los síntomas depresivos duraderos.

Los estudios futuros deberían examinar la relación entre el comportamiento de sentarse y la salud mental a largo plazo, para ver si la vínculo se debilita o fortalece con el tiempo. Las estrategias para limitar el impacto adverso de sentarse en la depresión pueden ser, por ejemplo, reducir el tiempo total que se pasa sentado o dividir el tiempo sentado con otras actividades.

Referencia bibliográfica: Meyer, J. D., O’Connor, J., McDowell, C. P., Lansing, J. E., Brower, C. S., & Herring, M. P. (2021). High Sitting Time Is a Behavioral Risk Factor for Blunted Improvement in Depression Across 8 Weeks of the COVID-19 Pandemic in April-May 2020. Frontiers in Psychiatry / Frontiers Research Foundation, 12, 741433. https://doi.org/10.3389/fpsyt.2021.741433

Fuente: Psypost

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

La preocupación por el cambio climático no afectaría realmente la satisfacción con la vida

  • Maria Fernanda Alonso
  • 11/02/2022

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La información divulgada sobre el cambio climático y sus potenciales efectos han llevado a algunas personas a buscar terapia, así como también han provocado preocupación pública en forma de huelgas climáticas globales a gran escala. Sin embargo, un estudio reciente encontró que, en realidad, la preocupación por el clima se asoció con un pequeño aumento en la angustia psicológica, pero con el nivel de satisfacción con la vida un año después. Por lo tanto, podría ser que la preocupación general por el clima pueda afectar el bienestar psicológico, independientemente de si las personas experimentan el cambio climático de primera mano (McBride et al., 2021).

Si la preocupación climática debe entenderse como una anticipación de los efectos futuros del cambio climático, entonces las personas que piensan más en su futuro deberían verse más afectadas, señalan los investigadores. Los pensamientos sobre eventos futuros se debilitan a medida que las personas envejecen, por lo tanto, la conciencia anticipada de los riesgos climáticos podría ser más pronunciada para los adultos más jóvenes frente a los adultos (de más edad).

Qué metodología usaron

El equipo de investigación utilizó datos de la Encuesta de Actitudes y Valores de Nueva Zelanda, una encuesta de panel de probabilidad longitudinal nacional. El estudio actual utilizó datos de Time 9 (2017) y Time 10 (2019), para un total de 14049 participantes de 18 a 98 años.

Los participantes calificaron cuán de acuerdo estaban con la declaración “estoy profundamente preocupado por el cambio climático” como una medida de preocupación climática. También completaron dos medidas de bienestar psicológico, con ítems relacionados con síntomas de depresión, ansiedad y satisfacción con la vida. El género y el nivel socioeconómico (marcadores demográficos con vínculos establecidos con la preocupación ambiental) se incluyeron como covariables.

Qué encontraron

Si bien la preocupación por el clima se asoció con un pequeño aumento residual en la angustia psicológica un año después, no hubo una asociación longitudinal entre la preocupación por el clima y la satisfacción con la vida. Este efecto se mantuvo cuando se tuvo en cuenta el género y el nivel socioeconómico. Tampoco hubo evidencia de que el bienestar psicológico de los adultos más jóvenes (frente a los adultos mayores) se vea afectado en mayor medida por la preocupación climática.

Sin embargo, los participantes más jóvenes exhibieron niveles ligeramente más altos de preocupación climática en promedio. Podría darse el caso de que una mayor orientación hacia el futuro en los adultos más jóvenes genere una mayor preocupación por el clima, lo que a su vez puede contribuir a (pero no magnificar) los efectos negativos sobre el bienestar psicológico.

Respecto de las limitaciones del estudio, los autores señalaron que todos los participantes tenían más de 18 años; estudiar poblaciones más jóvenes sería importante para determinar los efectos moderadores de la edad. Además, la muestra refleja una visión mayoritariamente occidental del cambio climático, con más del 83% de los participantes identificándose como neozelandeses europeos. Por lo tanto, es posible que estos hallazgos no se extiendan a las naciones no occidentales con mayor riesgo climático.

Referencia bibliográfica: McBride, S. E., Hammond, M. D., Sibley, C. G., Milfont, T. L. Longitudinal relations between climate change concern and psychological wellbeing. (2021). Journal of environmental psychology, 78, 101713. https://doi.org/10.1016/j.jenvp.2021.101713

Fuente: Psypost

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿Las personas más creativas son menos éticas?

  • Maria Fernanda Alonso
  • 10/02/2022

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Las personas más creativas tienden a ser también menos éticas, según un nuevo metanálisis. Los investigadores argumentan que algunos estudios no han podido encontrar esta asociación debido al uso de medidas de autoinforme para evaluar el comportamiento poco ético (Storme et al., 2021).

Qué metodología usaron

El metanálisis incluyó un total de 6783 participantes en 36 estudios de 19 artículos. Los estudios tenían que cumplir con varios criterios, incluida la manipulación/inclusión de una medida de creatividad y falta de ética, proporcionar suficiente información estadística para estimar el tamaño del efecto e involucrar a participantes adultos (a diferencia de los niños). Los estudios se codificaron según la información demográfica (número de participantes, edad media, etc.), así como por diversas características, como las medidas utilizadas para evaluar las principales variables de interés. Las medidas se codificaron como otros informes y pruebas, o autoinformes.

Qué encontraron

El equipo halló una asociación positiva, aunque débil, entre la creatividad y la falta de ética. Los análisis por tipo de medida de falta de ética (es decir, medidas objetivas frente a autoinformes) sugirieron que los dos constructos se asocian positivamente solo en estudios que se basan en medidas objetivas de falta de ética, pero no en estudios que se basan en comportamientos poco éticos autoinformados. Dado que las medidas objetivas están menos sesgadas por la deseabilidad social, es más probable que las correlaciones observadas en los estudios que se basan en tales medidas proporcionen una estimación precisa de la correlación entre la creatividad y la falta de ética.

El método de medición de la creatividad no influyó en la relación entre los dos constructos. Además, la demografía (es decir, edad, sexo, nivel socioeconómico) no moderó la relación entre la creatividad y la falta de ética, lo que sugiere que esta asociación es independiente de los marcadores demográficos.

Cómo se explica el vínculo creatividad-falta de ética

Hay varias explicaciones teóricas para la relación positiva entre la creatividad y la falta de ética. La primera es que los individuos creativos tienden a tener un fuerte “sentido de tener derecho” cuando anticipan el alto valor de su realización futura, lo que los mueve a estar más dispuestos a cruzar los límites para alcanzar su objetivo. Al emprender una tarea creativa, prevén los beneficios de su producto, lo que propicia la legitimación de conductas poco éticas que pueden facilitar la consecución de este objetivo. En otras palabras, las personas creativas tienden a pensar que el fin justifica los medios, escriben los autores. 

El segundo argumento es que la creatividad ayuda a generar justificaciones para actos poco éticos y, a su vez, aumenta la probabilidad de participar en tales comportamientos. Las personas creativas tienden a ser más hábiles para justificar la falta de ética dada su mayor flexibilidad cognitiva, lo que les permite abordar los problemas desde numerosas perspectivas.

El tercer caso de esta correlación positiva es que tanto la creatividad como la falta de ética implican procesos inconformistas y de ruptura de reglas. Desde esta perspectiva, estos constructos se asocian positivamente porque involucran los mismos procesos cognitivos.

Una limitación de este trabajo es que los investigadores no examinaron los procesos subyacentes que vinculan la creatividad y la falta de ética, debido a los pocos estudios disponibles. Por lo tanto, se requiere más investigación para replicar estudios seminales, lo que a su vez permitirá futuros análisis metaanalíticos de los procesos psicológicos que conectan estos dos constructos.

Referencia bibliográfica: Storme, M., Celik, P., & Myszkowski, N. (2021). Creativity and unethicality: A systematic review and meta-analysis. En Psychology of Aesthetics, Creativity, and the Arts (Vol. 15, Número 4, pp. 664-672). https://doi.org/10.1037/aca0000332

Fuente: Psypost

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

El ejercicio físico tiene la capacidad de proteger las sinapsis del envejecimiento

  • Maria Fernanda Alonso
  • 10/02/2022

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Cuando las personas mayores se mantienen activas, sus cerebros tienen más de una clase de proteínas que mejoran las conexiones entre las neuronas para mantener una cognición saludable, según ha descubierto un nuevo estudio. Este impacto protector se encontró incluso en personas cuyos cerebros en la autopsia estaban plagados de proteínas tóxicas asociadas con el Alzheimer y otras enfermedades neurodegenerativas. (Casaletto et al., 2022)

Los efectos beneficiosos de la actividad física sobre la cognición se han demostrado en ratones, pero han sido mucho más difíciles de demostrar en las personas. Este es el primer trabajo que muestra que la regulación de proteínas sinápticas está relacionada con la actividad física y puede impulsar estos resultados beneficiosos a nivel cognitivo en humanos.

Por qué es importante

Mantener la integridad de estas conexiones entre las neuronas puede ser vital para defenderse de la demencia, ya que la sinapsis es realmente el sitio donde ocurre la cognición, explican los autores. La actividad física, una herramienta fácilmente disponible, puede ayudar a impulsar este funcionamiento sináptico.

Qué metodología usaron

Los investigadores utilizaron los datos del Proyecto Memoria y Envejecimiento de la Universidad Rush, que rastreó la actividad física en la vejez de los participantes mayores, quienes también acordaron donar sus cerebros cuando murieran.

Qué encontraron

El equipo halló que las personas mayores que permanecían activas tenían niveles más altos de proteínas que facilitan el intercambio de información entre neuronas. Este resultado concordaba con un hallazgo anterior del mismo equipo, según el cual las personas que tenían más de estas proteínas en el cerebro cuando morían, eran más capaces de mantener su cognición a una edad avanzada.

A los investigadores les sorprendió encontrar que los efectos iban más allá del hipocampo, el asiento de la memoria del cerebro, para abarcar otras regiones del cerebro asociadas con la función cognitiva.

Es posible que la actividad física ejerza un efecto de sostenimiento global, apoyando y estimulando la función saludable de las proteínas que facilitan la transmisión sináptica en todo el cerebro, señalaron.

Las sinapsis protegen los cerebros que muestran signos de demencia

Los cerebros de la mayoría de los adultos mayores acumulan amiloide y tau, proteínas tóxicas que son características de la patología de la enfermedad de Alzheimer. Muchos científicos creen que el amiloide se acumula primero, luego el tau, lo que hace que las sinapsis y las neuronas se desmoronen.

Casaletto descubrió previamente que la integridad sináptica, ya sea medida en el líquido cefalorraquídeo de adultos vivos o en el tejido cerebral de adultos sometidos a autopsias, parecía amortiguar la relación entre amiloide y tau, y entre tau y neurodegeneración.

En los adultos mayores con niveles más altos de proteínas asociadas con la integridad sináptica, esta cascada de neurotoxicidad que conduce a la enfermedad de Alzheimer parece estar atenuada, explicó el autor. Tomados en conjunto, estos dos estudios muestran la importancia potencial de mantener la salud sináptica para apoyar al cerebro contra la enfermedad de Alzheimer.

Referencia bibliográfica: Casaletto, K., Ramos-Miguel, A., VandeBunte, A., Memel, M., Buchman, A., Bennett, D., & Honer, W. (2022). Late-life physical activity relates to brain tissue synaptic integrity markers in older adults. Alzheimer’s & Dementia: The Journal of the Alzheimer’s Association. https://doi.org/10.1002/alz.12530

Fuente: Science Daily

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  • Análisis

¿Cómo se relacionan la calidad de vida y la flexibilidad psicológica de los y las profesionales de la salud?

  • Geraldine Panelli
  • 10/02/2022

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Las personas que trabajamos como profesionales de la salud somos quienes tenemos por vocación y trabajo la tarea de preocuparnos y velar por que las personas con quienes trabajamos mejoren su calidad de vida. Pero, ¿qué pasa con nuestra propia vida? 

Reconocer que esta tarea es ardua y que tiene efectos en la salud de quienes la ejercemos es fundamental para prevenir el burnout y tomarnos en serio la salud de quienes cuidan. En pandemia esto fue fundamental, los y las profesionales de la salud fueron quienes estuvieron sosteniendo casi literalmente el mundo. No me refiero solamente a quienes trabajaban en forma directa con el Covid-19, sino también a quienes lidiaban con el padecimiento de las personas: depresión, ansiedad, ataques de pánico, intentos de suicidio, etc. 

Se vio la necesidad de brindar espacios de autocuidado y acompañamiento, se habló del trauma que se espera que los y las profesionales de la medicina padezcan en el futuro, también se hizo especial hincapié en el aumento de los trastornos mentales como depresión y ansiedad. 

Esta experiencia pandémica nos demuestra que preocuparnos por la salud de quienes cuidan y trabajan en salud es importante y tenemos que empezar a prestarle atención. Entre quienes están dando relevancia a este tema encontramos a la Asociación de la Ciencia Conductual Contextual, que en su revista realizaron una revisión de artículos y metaanálisis sobre la relación entre la calidad de vida y la flexibilidad psicológica de las personas que trabajan en salud.

Esta revisión  hace foco en dos conceptos: 

  • Fatiga por compasión, entendida como el efecto negativo que tiene el trabajo de cuidar y conlleva a una reducción de empatía con las personas; está compuesta por el burnout y el trauma secundario.
  • Satisfacción por compasión, comprendida como el efecto positivo que tiene ayudar a otras personas y realizar bien las tareas de la profesión.

Lo interesante es cómo estos dos términos se interrelacionan todo el tiempo: A mayor fatiga por compasión se observan consecuencias perjudiciales tanto en la calidad de vida de los y las profesionales de la salud como en la atención a terceros; a mayor satisfacción por compasión se observan mejoras en el trabajo, la eficacia y la calidad de vida. 

La revisión demuestra que hay varios factores grupales e individuales que afectan ambos conceptos, la fatiga por compasión varía según el rol profesional, la carga de trabajo, la supervisión, el apoyo recibido y también el género, la edad, la experiencia y la personalidad.  En cuanto a la satisfacción por compasión, encuentran como factores influyentes la edad, el nivel académico, la experiencia y el apoyo. 

Donde pone la lupa esta revisión, es en el efecto de la flexibilidad psicológica (FP) interactuando con estos dos conceptos. Steven Hayes define la FP como “la capacidad de contactar con el momento presente más plenamente, como un ser humano consciente, y cambiar o persistir en el comportamiento cuando hacerlo sirve a fines valiosos”. En simples palabras entonces la FP es estar con lo que acontece dentro de nuestra piel (emociones, pensamientos, impulsos, sensaciones, recuerdos) sin hacer algo para cambiarlo; pudiendo, a pesar de eso, actuar en dirección a los que es valioso. 

Ofreceré un pequeño resumen de las conclusiones que afirma la revisión:

  • Las y los profesionales de la salud con mayor flexibilidad psicológica padecen menor nivel de fatiga por compasión.
  • Los y las profesionales de la salud con mayor flexibilidad psicológica reportan mayor nivel de satisfacción por compasión.
  • Si bien trabajar la flexibilidad psicológica en profesionales de la salud pareciera traducirse en una mejora de la calidad de vida, es importante buscar mayor consistencia en los instrumentos de medición para  realizar esta afirmación. 

Sin dudas, la calidad de vida de esta población es un objetivo a estudiar y a priorizar dentro de las investigaciones de las ciencias del comportamiento. Buscar la forma de aumentar la flexibilidad psicológica en conjunto con otras variables relacionadas puede ser una ayuda más para esta población. Es un tema necesario en agenda para que quienes nos cuidan también estén cuidados. 

Referencia: Emma Victoria Garner, Nima Golijani-Moghaddam, Relationship between psychological flexibility and work-related quality of life for healthcare professionals: A systematic review and meta-analysis, Journal of Contextual Behavioral Science, Volume 21, 2021, Pages 98-112, ISSN 2212-1447, https://doi.org/10.1016/j.jcbs.2021.06.007.

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

La santificación del sexo se relacionaría con una mayor satisfacción sexual entre las parejas religiosas

  • Maria Fernanda Alonso
  • 10/02/2022

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La religión puede servir como motor de comportamientos y actitudes muy diversos, tanto saludables como no saludables. En cuanto a la intimidad, un estudio reciente encontró que el aumento de la religiosidad se asocia con una menor satisfacción sexual entre las parejas comprometidas. Pero hay una excepción importante: las personas religiosas que creen que la relación sexual con su pareja es sagrada tienden a reportar una mayor satisfacción sexual (Leonhardt et al., 2021).

¿A qué se debe esto? Los autores de la investigación postulan que las personas que recibieron mensajes religiosos sobre cómo la sexualidad está conectada con el pecado original (una barrera que superar, una llaga abierta que rascar o una depravación natural del cuerpo humano) la religión podría no ser la fuerza más positiva en su relación sexual. 

Alternativamente, si las personas recibieron mensajes religiosos sobre cómo la sexualidad es sagrada, establecida por ser cocreadores con Dios y diseñada para ayudar a las parejas a vincularse, experimentar placer y mejorar su compromiso mutuo, la religión podría ser una fuerza positiva en sus relaciones. 

Qué metodología usaron

El equipo encuestó a 1695 personas sexualmente activas reclutadas del Mechanical Turk de Amazon y a 481 parejas (que habían estado en una relación comprometida durante al menos dos años) reclutadas de la firma de marketing Bovitz Inc. Los participantes completaron medidas de religiosidad, inhibición sexual, santificación sexual y satisfacción sexual.

Qué encontraron

En primer lugar, la religión tiene el potencial de ser una fuerza positiva o negativa en una relación sexual. Aquellos que ven la relación sexual como santificada o santa, reportaron tener una mejor satisfacción sexual. Pero si la religión no estaba relacionada con que las parejas vean el sexo como algo santificado, ser más religioso estaba relacionado con menor satisfacción sexual.

Después de controlar factores como la edad, la duración de la relación, la raza, el estado civil, la orientación sexual, la educación y los ingresos, los investigadores encontraron que aquellos que obtuvieron una puntuación alta en santificación sexual estuvieron de acuerdo con afirmaciones como «el vínculo sexual que tengo con mi pareja es sagrado para mí» y «nuestra relación sexual nos conecta con algo más grande que nosotros mismos».

Los investigadores también encontraron que la religiosidad de los hombres predijo la santificación sexual de su pareja femenina, pero la religiosidad de las mujeres no predijo la santificación sexual de su pareja masculina. La religiosidad de los hombres condujo a una mayor santificación sexual tanto para él como para su pareja.

El aumento de la inhibición sexual se asoció con una reducción de la satisfacción sexual. Sorprendentemente, sin embargo, sentirse reacio a actuar sobre impulsos sexuales y dudar en participar en oportunidades sexuales no pareció mediar en la relación entre la religiosidad y la satisfacción sexual.

Como limitación, señalaron que su estudio no fue representativo en un punto de tiempo, por lo que sería útil ver cómo estos hallazgos se mantienen con el tiempo en una muestra representativa.

Referencia bibliográfica: Leonhardt, N. D., Busby, D. M., Hanna-Walker, V. R., & Leavitt, C. E. (2021). Sanctification or inhibition? Religious dualities and sexual satisfaction. Journal of Family Psychology: JFP: Journal of the Division of Family Psychology of the American Psychological Association , 35(4), 433-444. https://doi.org/10.1037/fam0000796

Fuente: Psypost

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