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Publicaciones por mes

marzo 2024

40 Publicaciones
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

La vida social activa ayuda a los pacientes con demencia

  • 27/03/2024
  • Equipo de Redacción

Las personas con demencia y sus cuidadores deben ser examinadas para detectar soledad, de modo que puedan encontrar formas de mantenerse conectados socialmente, según expertos de la Universidad de California en San Francisco (UCSF) y de la Universidad de Harvard (EE.UU.), quienes hicieron las recomendaciones después de descubrir que ambos grupos experimentaron disminuciones en su bienestar social a medida que avanzaba la enfermedad. El estudio, publicado en The Gerontologist incluyó información de dos docenas de pacientes con demencia, principalmente hombres, y cuatro docenas de cuidadores, en su mayoría mujeres, algunos de los cuales recientemente perdieron a su ser querido.

Los pacientes, cuya edad promedio en el estudio fue de 80 años, habían perdido sus redes sociales porque sus recuerdos fallidos dificultaban la conversación y sus familiares y amigos se sentían incómodos. Los cuidadores, cuya edad promedio era 67 años e incluía cónyuges, hijos adultos y otras personas, quedaron aislados a medida que aumentaban sus responsabilidades. También lamentaron la pérdida de sus relaciones con los pacientes cuando esas relaciones eran buenas.

El trabajo puso particularmente el foco en parejas casadas, en las que uno de los miembros tenía demencia. Los investigadores encontraron que las parejas de personas con demencia que estaban muy satisfechas con sus relaciones experimentaban más soledad que antes. Pero aquellos que tenían relaciones de mala calidad no se vieron afectados por la demencia de su pareja, a pesar de tener tasas más altas de depresión y soledad en general. Así, los autores defienden que las personas que realmente invierten en su matrimonio o pareja tienen más que perder cuando uno de los miembros de la pareja desarrolla demencia.



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Referencia: Ashwin A Kotwal, Theresa A Allison, Madina Halim, Sarah B Garrett, Carla M Perissinotto, Christine S Ritchie, Alexander K Smith, Krista L Harrison, “Relationships, Very Quickly, Turn to Nothing”: Loneliness, Social Isolation, and Adaptation to Changing Social Lives Among Persons Living With Dementia and Care Partners, The Gerontologist, Volume 64, Issue 4, April 2024, gnae014, https://doi.org/10.1093/geront/gnae014

Fuente: Neurología

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Aumenta el consumo de antidepresivos en jóvenes tras la pandemia

  • 27/03/2024
  • David Aparicio

Un nuevo estudio alerta del drástico aumento en el consumo de antidepresivos en adolescentes y adultos jóvenes después del inicio de la pandemia de COVID-19, especialmente entre las mujeres. El estudio ha sido publicado en la revista Pediatrics.

Según indican los autores, antes de la pandemia, ya se observaba un aumento en la prescripción de antidepresivos en este grupo demográfico. No obstante, la progresión en estas recetas se ha disparado después de marzo de 2020, con un incremento del 64%.

La investigación

Para llevar a cabo el estudio, los investigadores analizaron una base de datos nacional que recopilaba información sobre el 92% de las recetas dispensadas en farmacias estadounidenses. Esta metodología proporcionó una visión general sólida de los patrones de consumo de antidepresivos antes y después del inicio de la pandemia. Los hallazgos revelaron un aumento sustancial en la dispensación de antidepresivos a adolescentes y adultos jóvenes después de marzo de 2020. El incremento fue del 64% en comparación con los datos anteriores a la pandemia.



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Este aumento fue particularmente pronunciado entre las mujeres, con tasas que aumentaron significativamente en comparación con los hombres. Entre las adolescentes de 12 a 17 años, el aumento fue del 130%. Entre las adultas jóvenes de 18 a 25 años, el aumento fue del 60%. De acuerdo con los autores, los datos sugieren que las mujeres jóvenes, en particular, pueden haber experimentado un aumento significativo en los síntomas de ansiedad y depresión durante la pandemia.

Sin embargo, los resultados también revelaron una tendencia inesperada. La tasa de consumo de antidepresivos entre los hombres apenas cambió, e incluso disminuyó entre los adolescentes varones. Este hallazgo plantea interrogantes sobre las posibles razones detrás de esta disparidad de género en la respuesta a la pandemia en términos de salud mental. A este respecto, los autores sugieren que la falta de acceso o participación en servicios de atención médica por parte de los hombres podrían haber limitado las oportunidades de diagnóstico y tratamiento en este grupo.

Según el texto, las implicaciones de estos hallazgos son significativas en términos de políticas de salud pública y práctica clínica. El aumento en la prescripción de antidepresivos refleja una mayor necesidad de apoyo y tratamiento para la salud mental de los adolescentes y adultos jóvenes. Sin embargo, también subraya la importancia de abordar los factores subyacentes que contribuyen a los problemas de salud mental. Tal es el caso del acceso limitado a atención adecuada, y en concreto, a tratamientos psicológicos basados en la evidencia como primera elección para el abordaje de la depresión en este grupo.

En conclusión, este estudio destaca la importancia de monitorear de cerca la salud mental de los jóvenes y proporcionar recursos y servicios adecuados para abordar sus necesidades. Además, subraya la necesidad de realizar investigaciones adicionales para comprender mejor las disparidades de género en la salud mental y desarrollar intervenciones efectivas para promover el bienestar psicológico de todos los grupos demográficos.

Referencia: Chua, K-P., et al. (2024) Antidepressant Dispensing to US Adolescents and Young Adults: 2016–2022. Pediatrics. doi.org/10.1542/peds.2023-064245.

  • Análisis
  • Salud Mental y Tratamientos

Ciencia y pseudociencia en las terapias psicológicas

  • 26/03/2024
  • CETECIC

¿Por qué falla tu analista?

Aunque suene un poco extraño, no todas las terapias psicológicas que los psicólogos aplican tienen una base científica. Menos aún son científicas un conjunto de prácticas muy difundidas que parecen (insistimos, sólo parecen) estar relacionadas con la psicología, como la biodecodificación, la hipnosis, las constelaciones familiares y, por supuesto, el psicoanálisis.

¿Cuáles son las características de una práctica científica y cuáles las de una pseudociencia? ¿Por qué es importante que la terapia psicológica esté científicamente basada?

Los primeros cuestionamientos claros hacia las terapias psicológicas no científicas fueron efectuados a mitad del siglo pasado por el prominente psicólogo Hans Eysenck, en Inglaterra. En pocas palabras, Eysenck demostró con datos empíricos que las personas que acudían a psicoterapia mejoraban en igual medida que quienes no hacían ninguna actividad psicoterapéutica. Vale decir, la psicoterapia producía resultados similares a los del mero paso del tiempo, un fenómeno llamado “remisión espontánea”. Sus planteos, mal recibidos por el autoritarismo psiquiátrico de la época, tardaron algunos años en dar sus frutos, pero inauguraron el camino de un debate que aún se recorre: 



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Al fin y al cabo, los seres humanos hacemos infinidad de actividades cotidianas sin ninguna preocupación acerca de su cientificidad. Así, por ejemplo, jugamos cartas, escuchamos música, leemos ficción, practicamos ejercicio físico por diversión, con completa independencia de si estas ocupaciones cuentan o no con un aval científico. ¿Es válida una postura similar para la terapia psicológica? Algo así como “voy a mi psicoanalista o voy a constelar porque me gusta”.

Una forma de pensar: las cosas como son y no como me gustan

Si bien resulta sumamente difícil caracterizar en pocas palabras la filosofía de la ciencia aplicada a la psicología o cualquier otra disciplina del conocimiento, no hay duda de que la apertura a los hechos resulta uno de sus rasgos distintivos. Dicho en términos simples, la ciencia es empírica. Algo se acepta como válido si tiene pruebas; caso contrario, se descarta, punto. Esta manera de generar información, a simple vista muy obvia, se enfrenta con varias clases de obstáculos. Algunos de ellos, tal vez los más importantes, emanan de la misma fuente que la ciencia, es decir, nuestro cerebro; este, lejos de erigirse como un limpio dispositivo puramente racional, es un órgano plagado de sesgos y falacias lógicas. La racionalidad y el pensamiento de base empírica no le salen espontánea y fácilmente al cerebro humano, de modo tal que la única forma de construir el conocimiento científico radica en la colaboración de muchos que mutuamente se evalúan y critican unos a otros.

El sesgo de confirmación constituye uno de los mejores ejemplos que la psicología ha constatado.

En perfecta complementariedad se encuentra el “razonamiento motivado”, el cual consiste en utilizar información irrelevante y recursos retóricos para desviar un argumento hacia una conclusión que nos resulta beneficiosa, aunque no necesariamente correcta. La lista de errores y sesgos cognitivos, falacias lógicas y pseudorazonamientos podrían llenar fácilmente las páginas de varios libros, aunque muchos de ellos tendrían un denominador común: la búsqueda de que el mundo sea como a mí me gusta y a mí me conviene. 

En efecto, la psicología ha documentado que resulta mucho más fácil engañar a alguien cuando la mentira que contamos le resulta agradable o beneficia a la víctima del embuste; no importa si el cuento lo hace un comerciante fraudulento, un político corrupto o yo a mí mismo. Justamente, esto es lo que la ciencia viene a demostrar: el mundo es como es, con independencia de lo que nos agrada; la realidad no es como nos gusta ni como para nosotros tiene sentido; el universo es completamente indiferente a nuestras pretensiones.

La breve discusión anterior no debe caer como una simple filosofada que interesa a un puñado reducido de gente dedicada a la ciencia. Por el contrario, el planteo posee consecuencias mundanas muy importantes, graves a veces. Construir un saber racional, empíricamente basado, no contaminado por sesgos y errores de razonamiento redunda en que las prácticas derivadas serán más efectivas, por la sencilla razón de que están más adecuadas a los hechos de la realidad y no a los sesgos, falacias de razonamiento o caprichos intelectuales de algún cerebro sapiens que anda suelto por ahí.

Los psicólogos, trabajadores sociales, psiquiatras y otros profesionales relacionados son frecuentemente consultados para tomar decisiones importantes, a veces transcendentales, sobre la vida de otros individuos. Las opiniones de estos profesionales impactan en si una persona irá o no a la cárcel, una madre conservará o no la tenencia de su hijo o un niño entrará a un sistema de educación especial. ¿Qué sucede cuando esas opiniones (de los supuestos profesionales expertos) no están basadas en los hechos y en la ciencia sino en sesgos personales o, peor aún, gustos personales?

La discusión acerca de las evidencias en las que se sustentan las intervenciones psicológicas impacta directamente en el trabajo cotidiano que cada psicólogo lleva adelante con sus pacientes. ¿Deberían los psicólogos basar sus intervenciones en el modelo científico? ¿Qué consecuencias trae no hacerlo? Reflexionemos sobre la base de dos ejemplos comunes:

  • Un psicólogo clínico no reconoce que se encuentra frente a un paciente que padece un trastorno bipolar y, como consecuencia, no recomienda la interconsulta con un psiquiatra. O peor aún, hay psicólogos clínicos que, desconociendo completamente los protocolos de la ciencia, manifiestan no estar de acuerdo con el uso de medicación psicotrópica. Sea como fuera, el paciente evoluciona con altibajos durante algunos años hasta que, como suele suceder en estos casos, las crisis empeoran. Durante un episodio de hipomanía, el paciente efectúa conductas en exceso, como embriagarse, insinuarse sexualmente de modo inadecuado a otras personas o, incluso, ser francamente infiel a su pareja. Cualquiera de estos actos acarrea consecuencias desastrosas, desde tener un accidente producto del alcohol, la pérdida de relaciones sociales o una separación conyugal.
  • Otro psicólogo, que tampoco trabaja con un enfoque científicamente basado, atiende a un paciente que padece de ansiedad social. En lugar de aplicar un protocolo validado que incluya a la discusión cognitiva, la terapia de exposición y el entrenamiento en habilidades sociales, el terapeuta utiliza la asociación libre y la interpretación de los sueños, un tratamiento cuya efectividad no ha sido demostrada luego de más de un siglo desde que fuera propuesto. El paciente pasa largos años en terapia (cosa común en el psicoanálisis) sin mayores cambios. Debido a su ansiedad social que no remite, malgasta gran parte de su tiempo encerrado en su habitación y, por ende, no logra hacer una carrera universitaria, no tiene amigos y no conoce una pareja. Ya hacia la cuarta década de su vida, se halla aislado, apenas alcanza a sostener un trabajo que no le gusta. De los muchos casos como este, algunos viran hacia una depresión y, de ahí, quedan a unos pocos pasos del suicidio. En situaciones de esas características, alguien puede morir.

Si alguien atraviesa un paro cardiaco, omitir el desfibrilador conduce al deceso instantáneo. En el terreno psicológico las cosas se juegan con otros tiempos, en una larga cadena de hechos que arranca con tratamientos inadecuados, incapaces de aliviar el malestar emocional. A lo largo de muchos años, y en conjunción con otros factores, ello se traduce en una merma en la calidad de vida. De ahí, fácilmente viramos hacia la depresión y, a veces, a la muerte por suicidio. Ni que hablar del estrés de vivir con un desorden mental crónico. Hoy sabemos a ciencia cierta que el estrés es la causa de una gran parte de las enfermedades médicas, incluso de algunas condiciones graves y potencialmente letales; pero también disponemos de medios científicamente avalados para aliviarlo. 

La conclusión sale naturalmente: no aplicar las técnicas científicamente probadas para aliviar el estrés deja al individuo más vulnerable a las enfermedades relacionadas y, dado que algunas pueden causar la muerte, entonces algunos fallecidos no serían tales si tan sólo un psicólogo hubiese intervenido con los medios adecuados.

¿Parece exagerada la discusión anterior? ¿Algo así como que hemos llevado las cosas a un extremo muy trágico? Pues reflexionemos sobre un solo ejemplo simple: la hipertensión arterial explica el 13 % de las muertes o, en otras palabras, 13 de cada 100 muertes se deben a la hipertensión arterial. Por otro lado, esa enfermedad es una de las que más influencia recibe del estrés; groso modo, un poco más del 80 % de la causalidad se debe al estrés (o factores emocionales, como algunos gustan llamar). Sólo hay que hacer la cuenta, es fácil… ¿cuántas muertes se prevendrían si, en lugar de perder años asociando libremente y jugando con los lapsus, tan sólo nos tomáramos dos consultas para enseñarle al paciente un ejercicio de relajación, cuya efectividad para la disminución del estrés se encuentra más que demostrada?

¿Qué es una pseudociencia?

Para entender el frío, necesitamos también experimentar el calor. Del mismo modo, discernir con claridad lo que es una pseudociencia requiere una comprensión cabal de lo que es la ciencia, algo que, por razones de espacio, hoy dejaremos por cuenta del lector, indicando al final del artículo bibliografía consultada y recomendada. Sencillamente, digamos que ambos constructos son cúmulos de conocimiento de fronteras difusas, aunque la manera en que obtienen y justifican al mismo es distinta y, en general, diametralmente opuesta. 

Naturalmente, la principal divisoria de aguas radica en el nivel de adecuación empírica, vale decir, desde una postura científica efectuaremos todos los esfuerzos posibles a fin de que las hipótesis y prácticas derivadas se ciñan a los hechos mientras que, desde una postura pseudocientífica, esto posee poca o ninguna importancia y, contrariamente, tiende a primar más lo que se desea obtener. 

Enumeramos a continuación una lista de rasgos distintivos de los enfoques pseudocientíficos. De uno u otro modo, todos ellos son subsidiarios de la cualidad principal mencionada, el desprecio o negación de los hechos en favor de que lo que se cree o anhela:

  • Uso excesivo de hipótesis ad hoc que inmunizan a las teorías del proceso de falsación.
  • Ausencia de trabajo de autocorrección.
  • Evasión de la revisión por pares y rechazo de las críticas, las cuales son tomadas como agresiones en lugar de intentos de mejorar el conocimiento.
  • Énfasis en la confirmación más que en la refutación del conocimiento.
  • Falta de conexión y diálogo con otras áreas de la literatura científica.
  • Utilización de un leguaje similar al de la ciencia, pero oscuro, complejo de comprender y particularmente imposible de operacionalizar con exactitud.
  • Ausencia de una demarcación precisa del ámbito explicativo e imposibilidad de generalizar resultados; en otras palabras, no hay una definición de las condiciones bajo las cuales las hipótesis se comprueban o no se comprueban.
  • Uso excesivo y casi exclusivo de testimonios y evidencias anecdóticas como medio de validación.
  • Se revierte el cargo de la prueba: se exige a quien no cree que demuestre por qué no son correctas las afirmaciones cuando, en verdad, quien propone las ideas también debe aportar las pruebas que las sustentan.

Nos resulta imposible en un solo artículo desarrollar extensivamente cada uno de los tópicos mencionados. Nuevamente, remitimos a los lectores a las fuentes citadas al final. En lo que sigue, efectuamos una discusión de los dos últimos puntos.

Uso excesivo y casi exclusivo de testimonios y evidencias anecdóticas como medio de validación

Todos tenemos intuiciones acerca de cómo funcionan las cosas, tanto en el mundo físico como humano. Algunas veces experimentamos incluso nuestras intuiciones con un fuerte sentimiento de certeza, aunque ello no prueba nada, absolutamente nada acerca de la veracidad de nuestras ideas. 

Esto es cuasi obvio cuando reflexionamos acerca de que una segunda persona experimenta el mismo sentimiento de certeza pero sobre la idea completamente opuesta. ¿Cómo sabemos quién acierta y quién se equivoca si nos vamos a apoyar únicamente en vivencias subjetivas?

Cualquiera puede afirmar algo por conveniencia individual. Una de las hipótesis que la ciencia sí ha demostrado es que la búsqueda de aceptación social favorece que la gente efectúe aseveraciones poco convencionales. De hecho, la mayoría de las personas que padecen un cuadro narcisista experimentan un fuerte sentimiento de placer al narrar eventos extraordinarios que sorprenden a los demás, incluso cuando los otros no crean ni una sola palabra de lo que se les diga pero lo disimulen.

Las pseudociencias suelen validar sus dichos con testimonios (historias de sujetos reales o inventados) que cuentan cómo un tal o cual método sanador los liberó de una enfermedad en la que la medicina tradicional había fallado, o cómo alguna terapia psicológica novedosa puso fin a la angustia y racha de mala suerte que traían desde antaño. Los procedimientos supuestamente terapéuticos nunca se encuentran disponibles para todos, sino únicamente para un grupo reducido que conserva el atesorado secreto. Frecuentemente, se trata de un conocimiento de unos pocos iluminados, un método que un tal o cual médico, terapeuta o chamán descubrió, y sólo él y sus discípulos conocen y pueden aplicar.

En otras palabras, los secretos de la sabiduría y las fórmulas tan efectivas que se proponen desde las pseudociencias se hallan asequibles para un pequeño grupo, no se encuentran en los libros que todos podemos leer. En ciencia sucede linealmente lo opuesto. El conocimiento científico es una empresa colectiva, producto del esfuerzo de muchos, y lo que se descubre se publica rápidamente en revistas y libros de modo tal de que todos los que trabajan en el área se anoticien, puedan criticarlo y, si realmente estamos frente a una idea efectiva, la utilicen. ¿Por qué se atesoraría bajo siete llaves un saber preciado y eficaz que puede liberar a muchos individuos del padecimiento?

Lo que verdaderamente acontece es que ninguna práctica pseudocientífica puede permitirse ser examinada públicamente con los procedimientos rigurosos de la ciencia porque simplemente no pasan la prueba. El manejo oscuro y sigiloso del conocimiento responde a que no es más que un conjunto de mentiras y patrañas, un bonito cuento muy agradable y bien narrado.

Se revierte el cargo de la prueba: se exige a quien no cree que demuestre por qué no son correctas las afirmaciones

¿Quién es el responsable de demostrar las afirmaciones, el que las profiere o el que las cuestiona? Si ahora te contamos con plena convicción que durante los próximos meses una raza de extraterrestres inteligentes por fin visitará la tierra, y tú no nos crees, ¿eres tú el que debes demostrar que nosotros estamos equivocados? ¿O somos nosotros quienes debemos aportar las pruebas de lo que decimos? Pues bien, para las pseudociencias, valdría lo primero, esto es, tú deberías mostrar por qué los extraterrestres no vendrán los meses entrantes.

Las disciplinas pseudocientíficas no presentan pruebas concluyentes de sus afirmaciones por la elemental razón de que carecen de ellas. Consiguientemente, defienden sus argumentos exigiendo a sus críticos que demuestren los suyos. Algo así como que el incrédulo y crítico debería demostrar la inefectividad de los procedimientos que ellos aplican, caso contrario, son válidos.

En contraste, las disciplinas científicas parten de la observación empírica y demostración de las afirmaciones, esta es la piedra angular.

Los críticos, que por supuesto existen, fundamentan sus contraargumentos en otros datos también fácticos, lo cual genera una confrontación e intercambio de ideas enriquecedor pues siempre se desarrolla dentro del marco de lo que se puede verificar. Así el conocimiento científico crece.

Insistimos con una idea. La filosofía de la ciencia no debería entenderse como un problema que importa a unos pocos intelectuales, locos y nerds académicos. La filosofía de la ciencia es el fundamento último del conocimiento científico, el cual nos brinda la calidad de vida que damos por hecho. Los teléfonos inteligentes, los microondas, los autos y la calefacción que hacen la vida actual confortable son resultado de la investigación y aplicación científica. Pero la ciencia ha dado mucho más que lujos. 

Son las teorías científicas las que han derivado en las soluciones médicas a las cuales con toda confianza acudimos, como los antibióticos, las intervenciones quirúrgicas o las internaciones en unidades de cuidados intensivos. Por sólo mencionar un caso, previo a la introducción de los antibióticos, la mitad de los niños moría de alguna infección simple o quedaban con secuelas permanentes; una otitis se convertía en una infección que llegaba al cerebro y causaba el deceso. El acceso al agua potable, las infraestructuras de saneamiento en las ciudades e incluso la comida distribuida en masa a la superpoblación mundial actual provienen en última instancia del saber científico, subsidiario de la filosofía empírica.

¿Por qué es importante discutir sobre las pseudociencias?

Las pseudociencias son peligrosas. Esto se debe a muchas razones pero especialmente a que ellas se proponen como una alternativa a los procedimientos científicos adecuadamente validados. Así, cuando la gente asiste a un grupo de constelaciones familiares, biodecodificación, EMDR (Desensibilización por Movimientos Oculares Rápidos) o incluso, al psicoanalista, lo hace mayoritariamente con el objetivo de aliviar alguna forma de sufrimiento. ¿Qué busca un paciente que debido a sus crisis de pánico teme salir de su casa? ¿Qué desea un sujeto quien por padecer de ansiedad social, se encuentra aislado y sufre por su soledad? ¿Qué espera encontrar el individuo que se ve atormentado por sus pensamientos obsesivos, los cuales no lo dejan vivir, concentrarse ni dormir? Todos ellos quieren una sola cosa, simple y llana: que la sintomatología desaparezca y no regrese nunca más. 

La gente asiste a la consulta con un profesional y acepta contar sus sueños, interpretar sus fallidos, recordar su infancia traumática, dibujar la casa, el árbol y la persona, responder a lo que ve en una vagas manchas de tinta, mover sus ojos hacia los costados mientras narra sucesos traumáticos, o cualquiera de las miles de intervenciones pseudocientíficas que psicólogos y afines proponen. ¿Por qué lo hacen? La grandísima mayoría cuentan con una única motivación: la expectativa de que será un camino de alivio a su sufrimiento. Lo que generalmente no saben estos consultantes es que ese psicólogo recurre a procedimientos sin aval científico, sin efectividad comprobada, los cuales se encuentran más cercanos al tarot y la astrología que a una práctica de salud. Así que, sin vueltas, la conclusión sale fácil, las pseudociencias son peligrosas porque conllevan un engaño para el que busca ayuda.

En ocasiones, se sostiene que muchas de las prácticas pseudocientíficas no son peligrosas porque “lo peor que puede pasar es nada”. Esta afirmación supone que los perjuicios hacia las demás personas únicamente ocurren por acción, no por omisión. En otras palabras, dado que asistir a un espacio de biodecodificación o de constelaciones familiares no puede derivar en daño físico alguno, pues sólo se trata de acciones verbales y escritas, entonces no es peligroso. Este razonamiento salta el hecho obvio de que el participante acude mayoritariamente buscando ayuda, en un estado de necesidad afectiva y deposita en el procedimiento expectativas de sanación o alivio. Sin embargo, más allá del efecto placebo, no obtendrá nada. 

Hace años que la psicología ha demostrado que la frustración de las expectativas constituye una de las causas más comunes de depresión. Otra vez, esta sí es una hipótesis con aval empírico. La ilusión frustrada acarrea emociones negativas y cambios fisiológicos como la inmunosupresión. Si las pseudociencias, disfrazadas bajo un manto de racionalidad y seriedad, no ejercen ningún efecto, entonces frustran las expectativas de alivio y sanación de alguien que padece, y esto ya en sí mismo es algo; en realidad, es mucho. Nuevamente, las pseudociencias se revelan como peligrosas, en este caso por omisión. En el caso de enfermedades graves, la elección de una pseudociencia (como reemplazo de un tratamiento validado) puede ser muy peligrosa. La ilusión por una cura milagrosa puede en ocasiones alejar a un paciente grave de los tratamientos empíricamente validados, llevándolo con esto a una muerte segura.

Existe otra área donde las pseudociencias han hecho y siguen provocando un gran daño: la evaluación psicológica. Escribiremos un artículo especial sobre el tema en un futuro cercano, pero debemos ahora una mención dada la gravedad de las consecuencias. Resulta un lugar común que los psicólogos sean convocados como peritos e informantes expertos para la toma de decisiones. De este modo, colegios, empresas, juzgados solicitan de la opinión y pericia de los psicólogos. Estos, munidos de herramientas científicas, deberían ofrecer información calificada acerca de las personas que van ser integradas a un sistema educativo, a ocupar un puesto de trabajo o, incluso, ir a la cárcel. 

Pero lo que pocos saben es que la mayoría de los psicólogos no basan sus recomendaciones en recursos científicos sino en un puñado de técnicas pseudocientíficas antiguas que carecen de toda objetividad. Así, resulta un lugar común que pidan que los entrevistados cuenten lo que ven en unas absurdas y anacrónicas manchas de tinta llamada Test de Rorschach o se les requiere que dibujen un árbol, una casa y una persona; amparándose en otra supuesta prueba proyectiva llamada HTP por las siglas en inglés de casa, árbol y persona. Existe una abundancia de estas formas de evaluación, genéricamente denominadas pruebas o tests proyectivos, pero ninguno ha mostrado fehacientemente poder llegar a conclusiones válidas acerca de la personalidad del sujeto evaluado. De hecho, los test proyectivos no cumplen con el criterio de validez de constructo, circunstancia por la cual nunca se sabe bien qué miden y suelen ser tan ambiguos que tampoco poseen confiabilidad inter-observadores.

En pocas palabras, esto significa que dos evaluadores independientes llegarán a conclusiones totalmente disímiles frente al mismo test. En la justicia, como en cualquier otro ámbito, deberíamos utilizar instrumentos objetivos y baremados, que sirvan a los propósitos específicos de lo que se solicita en evaluación. Así, por ejemplo, si deseamos medir la ansiedad, necesitamos una escala diseñada a tal efecto, no un test proyectivo de personalidad que trae un cúmulo enorme de información plagada de sesgos, dependiente más de cómo el sujeto dibuja o de las expectativas del evaluador. 

En efecto, hace años que se demostró que estos tests tienden a reflejar lo que el evaluador, es decir, el psicólogo quiere ver. Así, si el evaluador busca signos de psicopatía, seguramente los hallará y si busca signos de abuso sexual, también los encontrará. Como no existen parámetros objetivos de valoración de las respuestas, entonces termina primando el sesgo de confirmación del psicólogo que interpreta. Por si no lo ha notado el lector, la nota de color de este apartado es que debido a la interpretación ambigua y pseudocientífica, un niño puede ser excluido de un sistema educativo, alguien puede perder su trabajo o incluso ir a la cárcel. En efecto, hoy la justicia frecuentemente decide si alguien es o no responsable de abuso sexual sobre la base de estos dibujos carentes de toda objetividad. Nuevamente, las pseudociencias son muy, muy peligrosas.

¿Y por qué todo debería ser científico?

Podríamos preguntarnos si las prácticas pseudocientíficas poseen algún otro valor más allá del que acá se les adjudica. En efecto, las personas acuden a efectuar cantidad de actividades que no poseen una raíz científica, como ir al cine, al gimnasio, jugar a las cartas, tomar sol o bailar. Nadie se preocupa demasiado por las bondades científicamente demostradas del tango. Si bien todos sabemos que tanto la música como la actividad física acarrean beneficios para la salud, casi nadie asiste puntualmente por este motivo, sino tan solo por diversión, algo perfectamente lógico. ¿Podríamos pensar de modo similar acerca de las pseudociencias?

Algunas actividades pseudocientíficas ya caen naturalmente en una tal categoría en nuestra cultura. Así, por ejemplo, cuando alguien consulta un adivino, un curandero, un médium o un tarotista, de alguna forma asume que no está frente a un científico que fue a la universidad. La astrología ocupa un espacio dudoso para muchos; en efecto, saben que no ven un auténtico profesional pero algunos aún defienden a la astrología como una “ciencia milenaria”. De paso digamos que se trata de otro argumento falaz, pues que algo haya perdurado incluso por siglos no lo convierte en verdadero. Finalmente, están las prácticas pseudocientíficas llevadas adelante por profesionales, gente que fue a la universidad, el templo de la ciencia, pero resulta que llevan a cabo intervenciones pseudocientíficas como el EMDR, las constelaciones familiares o el psicoanálisis. ¿Deberíamos aceptar que alguien puede asistir a una práctica pseudocientífica, sabiendo que se trata de una tal cosa, por su propia elección? Definitivamente, sí, pero ello requeriría como mínimo que el asistente sea debidamente informado con una frase que podría verse más o menos así: “Lo que realizamos acá es una actividad que no posee ninguna eficacia comprobada científicamente. La probabilidad de que usted logre aliviar su sufrimiento con nuestros servicios es similar a la probabilidad de que el problema se vaya solo. Asimismo, le informamos que para resolver problemas psicológicos, sí existen procedimientos de efectividad demostrada, pero que nosotros no ofrecemos. Igualmente, bienvenido”.

En fin, si nos resulta divertido, agradable y entretenido, podemos ir a bailar tango o al gimnasio, del mismo modo que podemos ver al tarotista, al psicoanalista o ir a constelar. Ahora bien, si padecemos un problema psicológico que genera sufrimiento, entonces sería mejor consultar con un psicólogo que efectúe un tratamiento basado en evidencias.

Bibliografía

  • Stea, J., & Hupp, S. (2023). Investigating Clinical Psychology (1st ed.). Taylor and Francis. Retrieved from https://www.perlego.com/book/4214598/investigating-clinical-psychology-pseudoscience-fringe-science-and-controversies-pdf (Original work published 2023)
  • Bunge, M. (1974). La Ciencia, su Método y su Filosofía. Editorial Sudamericana.
  • Bunge, M. (2003). La Investigación Científica. Su estrategia y su filosofía. Editorial Siglo XXI.
  • Bunge,M.(1984). What is pseudoscience?Skeptical Inquirer,9,36–46.
  • Lilienfeld, S. O. (2007). Psychological Treatments That Cause Harm. Perspectives on Psychological Science, 2(1), 53-70. https://doi.org/10.1111/j.1745-6916.2007.00029.x

Por: Lic. Ariel Minici, Lic. José Dahab y Lic. Carmela Rivadeneira

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Las empresas que venden suplementos, cuya eficacia no tienen que comprobar ante la Administración de Alimentos y Medicamentos, muchas veces se valen de los términos antes mencionados. Pero, con frecuencia, se deslindan de la responsabilidad con una pequeña advertencia en los frascos que dice que el producto “no está destinado a diagnosticar, tratar, curar o prevenir ninguna enfermedad”.



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Un buen artículo para que no gastes dinero en cosas que no sirven.

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

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Un estudio reciente encontró que el 88% de los participantes interactuaron con contenido relacionado con la salud en YouTube. Entre estos espectadores, el 85% toma decisiones relacionadas con la salud influenciadas por sus hábitos de visualización. Además, el 44% de los usuarios recurren a YouTube para obtener orientación sobre si buscar consejo médico o adoptar ciertas prácticas de salud. Los videos más buscados en este segmento están relacionados con el ejercicio y la musculación. El estudio fue publicado en BMC Public Health.

YouTube es una plataforma popular en línea de intercambio de videos que permite a los usuarios cargar, compartir y ver videos sobre una amplia variedad de temas, incluyendo entretenimiento, educación y noticias. Fue fundada en febrero de 2005 y desde entonces se ha convertido en una de las plataformas de medios digitales más grandes e influyentes a nivel mundial. Los usuarios pueden interactuar con los videos dando me gusta, comentando y suscribiéndose a canales, y la plataforma también sirve como una fuente significativa de ingresos para los creadores de contenido a través de publicidad y asociaciones.

YouTube también es una fuente popular de contenido relacionado con la salud. Estudios indican que el porcentaje de adultos estadounidenses que ven este tipo de contenido en YouTube ha aumentado del 40% en 2020 al 59% en 2022. Las personas no solo están viendo contenido relacionado con la salud en esta plataforma, sino que también la utilizan para buscar apoyo de otros que comparten condiciones de salud similares, encontrar respuestas a sus preguntas de salud e incluso para recopilar información antes de intervenciones médicas planificadas. Reconociendo esta tendencia, en 2022 YouTube introdujo la iniciativa «YouTube Health» con el objetivo de ayudar a las personas a encontrar fuentes confiables de información de salud pública.



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Los autores del estudio, Fatma Mohamed y Abdulhadi Shoufan, deseaban explorar la experiencia de los usuarios que ven videos relacionados con la salud en YouTube. Estaban interesados en conocer la proporción de usuarios que ven este tipo de contenido y con qué frecuencia lo hacen, cuántos de ellos toman decisiones basadas en contenido relacionado con la salud en YouTube, cómo perciben la calidad del contenido y en una serie de otros temas.

El estudio encuestó a 3,000 usuarios de YouTube a través de Prolific Academic, requiriendo que los participantes hablaran inglés con fluidez y fueran mayores de 18 años.

La encuesta en línea indagó sobre información demográfica, comportamientos relacionados con la visualización de contenido de salud en YouTube, toma de decisiones influenciada por estos videos, percepciones sobre su utilidad o sesgo, evaluaciones de calidad y sugerencias para mejorar la calidad del contenido de video relacionado con la salud.

Los hallazgos revelaron que 2,630 de los 3,000 participantes (88%) veían contenido relacionado con la salud en YouTube, y 2,542 (85%) tomaban decisiones influenciadas por los videos de salud de YouTube. Además, el 44% indicó que su elección de consultar a un médico fue influenciada por el contenido de YouTube. Entre los participantes, el 16.5% veía con frecuencia videos relacionados con la salud, y el 15.7% a menudo tomaba decisiones relacionadas con la salud basadas en contenido de YouTube.

En el ámbito del contenido relacionado con la salud, los videos de ejercicio y musculación fueron los más populares, vistos por el 53% de los participantes. Esto fue seguido por la salud mental (47%), bienestar (42%), programas de dieta (37%), dermatología (28%) y cosméticos (23%), con otras categorías de contenido atrayendo a menos espectadores.

En general, los usuarios encontraron los videos beneficiosos, con los programas de musculación y fisioterapia recibiendo las calificaciones de utilidad más altas. Por el contrario, los videos sobre medicina alternativa y la decisión de consultar a un médico obtuvieron las calificaciones más bajas, aunque aún fueron vistos positivamente.

Los investigadores concluyeron: «Los usuarios recurren a YouTube no solo en busca de información de salud, sino también como una herramienta para la toma de decisiones. Combinado con sus actitudes generalmente positivas hacia la calidad del contenido en esta plataforma, esto puede tener consecuencias significativas para su salud».

El estudio realiza una contribución importante a la comprensión científica del impacto de los videos de YouTube en los comportamientos relacionados con la salud. Sin embargo, cabe destacar que el estudio se realizó en una muestra en línea que probablemente sea internacional. Estudios sobre grupos más representativos de la población general podrían no arrojar resultados iguales.

Referencia: Mohamed, F., Shoufan, A. Users’ experience with health-related content on YouTube: an exploratory study. BMC Public Health 24, 86 (2024). https://doi.org/10.1186/s12889-023-17585-5

  • Análisis

6 Señales de que estás atrapado en una narrativa negativa

  • 25/03/2024
  • Equipo de Redacción

Por Steven Hayes, cocreador de la terapia de aceptación y compromiso (ACT).

Lo que piensas de ti mismo y del mundo que te rodea afecta enormemente tu vida y tu bienestar general. Por ejemplo, si crees que eres digno de amor y capaz de enfrentar y superar los desafíos de la vida, es más probable que actúes de manera que confirmen estos pensamientos. Por otro lado, si crees que es todo lo contrario, que eres indigno e incompetente, es probable que actúes de acuerdo con ellos también. Las historias que te cuentas sobre ti mismo (es decir, lo que crees sobre ti mismo) dan forma a cómo piensas, sientes y actúas.

Sin embargo, esto es solo una parte de la verdad y tal vez ni siquiera la mayor parte. Porque más que lo que piensas, lo que importa es cómo reaccionas a tu propio pensamiento. Por ejemplo, podrías pensar: «Nunca seré lo suficientemente bueno». Pero eres amable, cariñoso y compasivo contigo mismo. ¡Es posible! Y lo sabes porque si miras más de cerca tu experiencia, los pensamientos negativos no siempre aterrizan de la misma manera. 



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A veces los psicólogos usan el término creencia para hablar de pensamientos que se adoptan implícitamente y luego se cumplen o se combaten; y desde ese punto de vista, la verdadera acción no es lo que piensas sino lo que crees. En mi propio trabajo, generalmente decimos que las personas se fusionan con estos pensamientos, o que se enredan con estos pensamientos, pero practicaré lo que estoy predicando aquí y en esta publicación usaré el término creencia para referirme a pensamientos que se adoptan como base de acción. (¡Tranquilízate Steve, esto no te matará!)

Al contener tus pensamientos a la ligera, puedes notar que estas son solo historias que tu mente te cuenta sobre ti mismo. Y aunque se sientan verdaderos (o, a veces, incluso objetivamente ciertos), no tienen que dominar tu vida. Los pensamientos son solo pensamientos, no tienen poder sobre ti a menos que te atores en ellos.

Esto a menudo es más fácil decirlo que hacerlo, porque todos nos aferramos a creencias sobre nosotros mismos que parecen tan evidentes como el hecho de que el fuego está caliente o que el agua moja las cosas. Y con demasiada frecuencia, ni siquiera nos damos cuenta de cuándo estamos en las garras de nuestras propias creencias, incapaces de distinguirlas de lo que son, mientras nos dejamos guiar por ellas de manera inútil o autodestructiva. Por esta razón, es importante aprender a notar cuándo estamos atrapados en una narrativa que afecta negativamente nuestras vidas. Estar atento a las siguientes seis señales puede ayudar.

Señal # 1 Sobreidentificación con etiquetas

La mente humana es experta en categorizar. Damos nombres a todas las aves del cielo, a todos los peces del mar y, literalmente, a todo lo demás, porque nos ayuda a darle sentido al mundo y nos permite tomar mejores decisiones que aseguran nuestra supervivencia. Las historias bíblicas notan cuán poderoso es esto (por ejemplo, Génesis 2: 18-20), pero también lo hacen la ciencia y la experiencia práctica. Por ejemplo, si alguien grita «tigre», no necesitamos ver al animal nosotros mismos para saber que es mejor que comencemos a correr. Pero por muy útil que pueda ser esta habilidad, también puede volverse contra nosotros, especialmente cuando la aplicamos a nosotros mismos.

Las palabras nunca pueden capturar la verdadera complejidad de la vida y, en cambio, reducen todo a una mera etiqueta. Y cuando olvidamos este hecho, lo que hacemos con bastante frecuencia, confundimos la etiqueta con lo real. Luego nos reducimos a ser nuestro trabajo, a nuestro papel dentro de nuestra familia, a un insulto que alguien nos dijo una vez, a un diagnóstico de salud mental que recibimos una vez, y así sucesivamente. Entonces ya no somos un ser vivo de complejidad insondable, sino que somos «un conserje», «una mamá»,»un perdedor » o simplemente «deprimidos». La primera señal de que estamos atrapados en una narrativa es que nos identificamos demasiado con tales etiquetas.

Señal #2 Repetición de patrones negativos

Pocos hábitos siempre tienen resultados «buenos» o «malos», su utilidad depende de las circunstancias. Realiza un proceso como apagar tus sentimientos más profundos. Ese proceso es una base pésima para una relación fructífera, pero aprender a hacerlo durante períodos cortos puede ser esencial si trabajas como socorrista. Acción similar, contexto diferente.

Dicho esto, si te involucras repetidamente en hábitos inútiles, fíjate si no estás atrapado en una narrativa inútil. A pesar de lo que tu mente pueda decirte acerca de cómo «tienes que» hacer lo que dices, puede ser el momento de romper su control.

Señal #3 Culpar a factores externos

A menudo, hay fuerzas reales que frenan a las personas en la vida; especialmente en un mundo que lucha por tratar a todos con respeto y dignidad. Pero la vida también nos pide que miremos nuestras propias vidas y discernamos qué está dentro de nuestra capacidad de cambiar. Si todo lo que ves son razones externas para culpar por tu miseria, ve si estás atrapado en una narrativa negativa.

Siempre hay algunos aspectos bajo nuestro control, incluso si es solo nuestra propia perspectiva. Al asumir la responsabilidad de nosotros mismos y tomar decisiones activas alineadas con nuestros objetivos y valores, es probable que movamos la aguja en una mejor dirección, paso a paso.

Señal # 4 Dificultad para dejar ir

Algunas experiencias tienen un impacto tan fuerte que continúan atormentándote mucho después de que hayan pasado. Tal vez alguien te lastimó de manera devastadora, y aunque ya no le hablas a esa persona, su imagen y sus palabras aún resuenan en tus recuerdos. Y cada vez que recuerdas y luchas con ese recuerdo, es posible que sientas que tu corazón late más rápido y tu cuerpo se tensa. Una y otra vez, te sientes obligado a involucrarte con ese recuerdo, imaginando que las cosas van de manera diferente y esperando encontrar una solución o incluso un cierre, que nunca llegará.

Aprender a dejar ir puede ser difícil, incluso aparentemente imposible, especialmente si aún puedes sentir el dolor. Y si dejaras ir, es posible que tengas que dejar que las personas que te han hecho daño escapen del apuro. Pero dejar ir no se trata de otras personas; se trata de ser amable y compasivo contigo mismo. Se trata de darte cuenta del costo que esta lucha interminable tiene para ti, y con paciencia y amabilidad recuperar tu enfoque y alejarlo de la herida que pica y, en cambio, de las cosas que te importan profundamente.

Señal #5 Diálogo interno negativo constante

La mayoría de nosotros tendemos a hablarnos a nosotros mismos de una manera que rara vez, o nunca, usaríamos cuando hablamos con nuestros amigos y seres queridos. Entonces somos duros en nuestros juicios y nos castigamos rápidamente con insultos críticos: «¿cómo pude ser tan estúpido?!» «Soy una decepción». «Nunca lo haré bien». Y así sucesivamente. A menudo, este es un proceso automático, y lo hacemos de manera tan rápida y natural que casi nunca lo notamos, y mucho menos cómo está afectando nuestro bienestar.

Es posible que te hayan hecho creer que necesitas ser estricto contigo mismo para dejar de equivocarte. Pero, ¿qué te dice tu experiencia sobre qué tan bien funciona eso? Si eres honesto contigo mismo, probablemente estés de acuerdo en que este enfoque no arrojó los resultados prometidos. No eres un caballo para ser azotado, sino que mereces amabilidad, paciencia y compasión, especialmente cuando cometes un error o cuando eres vulnerable. Cambiar tu monólogo interno requiere práctica activa, pero puedes desarrollar un tono más cariñoso con el tiempo.

Señal #6 Falta de voluntad para considerar alternativas

Cuando estamos atrapados en una narrativa negativa, la vida parece muy unilateral. Nuestra visión se cierra y nos convencemos de que la realidad es tal como nuestra mente nos dice que es. Esto es relativamente fácil de detectar en otras personas, pero es mucho más difícil notar el impacto de las creencias en nosotros mismos. Cuando usamos anteojos teñidos de rojo, no vemos nuestros anteojos; en cambio, vemos el mundo como rojo. Como resultado, nos sentimos obligados a actuar como si el mundo fuera rojo, sin darnos cuenta de que hay disponibles diferentes puntos de vista y percepciones, que son igual de válidos.

Si estamos demasiado preocupados por nuestra apariencia, podemos percibir un rechazo romántico como prueba de nuestras deficiencias físicas. No nos damos cuenta de que puede que no tenga nada que ver con nosotros mismos. Cuando nos estresamos por todas las tareas que debemos hacer en un día determinado, podemos pasar por alto el hecho de que no hacerlas también es una opción. Siempre hay diferentes puntos de vista disponibles, algunos de los cuales son más empoderadores que otros. Y al darnos cuenta de las historias que nuestra mente nos cuenta sobre nosotros mismos, podemos elegir más conscientemente a cuáles nos adscribiremos y cuáles dejaremos ir. En efecto, es posible que no podamos elegir nuestros pensamientos, pero podemos elegir nuestras creencias.

___

Las narraciones que nos contamos sobre nosotros mismos y el mundo en el que vivimos tienen un poderoso impacto en nuestro bienestar mental, especialmente cuando las creemos. Al darte cuenta conscientemente de estas narrativas, una habilidad que puedes practicar en tu vida diaria, puedes aprender a elegir cómo interactuar con ellas: si deseas dejar que impulsen tus acciones o reconocer su presencia sin que sus demandas te dicten. Se trata de entrenar continuamente tu conciencia. Y cada vez que te vuelvas a absorber, puedes reenfocarte conscientemente en lo que te importa. Una y otra vez. 

Presta atención a estas seis señales y practica mantener tus creencias con más ligereza y flexibilidad. Pronto notarás que te ayudará a tomar nuevas y mejores decisiones.

Artículo publicado en Psychology Today y traducido y adaptado al español para Psyciencia.

  • Recursos para Profesionales de la Psicología

La curva del olvido (ilustración)

  • 22/03/2024
  • David Aparicio

Estupenda ilustración de Pictoline que explica cómo mantenemos o perdemos la información que recibimos.

¿»Qué es la curva del olvido»?

La «curva de olvido» es un concepto propuesto por el psicólogo alemán Hermann Ebbinghaus en la década de 1880. Describe cómo la información aprendida se olvida con el tiempo si no se repasa o se practica. La curva de olvido muestra que después de aprender algo nuevo, la memoria de esa información tiende a disminuir rápidamente inicialmente y luego más gradualmente con el tiempo. Este concepto es fundamental en la comprensión de la memoria y la importancia del repaso o la práctica espaciada para retener información a largo plazo.



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  • Análisis

7 sitios con imágenes gratuitas para charlas de psicología

  • 22/03/2024
  • David Aparicio
browsing pexels on an imac

Los temas que tratamos en psicología suelen ser bastante abstractos y difíciles de ilustrar. Un buen ejemplo de esto es que casi todas las ilustraciones de psicología incluyen la imagen de un cerebro cuando el tema que estamos presentando quizás no tenga nada que ver con las estructuras del cerebro.  

Quizás sea porque los temas de psicología pueden ser muy abstractos o bien porque muchos no saben dónde encontrar buenas imágenes que no se vean pixeladas o que no tengan marcas de agua en medio de la imagen.

Para ayudar un poco con esto, he preparado una lista de sitios que usamos en Psyciencia para obtener las ilustraciones de nuestros artículos y presentaciones. Son seis plataformas totalmente gratuitas con licencias de libre acceso para que puedan preparar hermosas presentaciones sin tener que usar las imágenes repetidas de Google Images. Espero que les sean útiles:



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  1. Unsplash
  2. Pixabay
  3. Pexels
  4. Life of Pix
  5. Magdeline
  6. Picography
  7. Pikwizard
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

El estatus social bajo aumenta el riesgo de problemas de salud relacionados con el alcohol

  • 22/03/2024
  • David Aparicio
close up of man holding coins in hand

Los hombres y mujeres con ingresos más bajos o niveles de educación son más propensos a desarrollar condiciones médicas relacionadas con el abuso de alcohol en comparación con individuos similares con un estatus socioeconómico más alto. Alexis Edwards de la Universidad de Virginia Commonwealth, EE. UU., y colegas informan sobre estos hallazgos en un nuevo estudio publicado el 19 de marzo en la revista de acceso abierto PLOS Medicine.

La Organización Mundial de la Salud estima que el consumo nocivo de alcohol representa el 5.1% de la carga mundial de enfermedades y lesiones en todo el mundo, y resulta en tres millones de muertes cada año.

El consumo excesivo de alcohol también puede tener un costo económico.



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Estudios previos han identificado vínculos entre el estatus socioeconómico de una persona y el consumo de alcohol, pero actualmente no está claro cómo la clase social de un individuo impacta su riesgo futuro de adquirir condiciones médicas relacionadas con el alcohol, como la enfermedad hepática alcohólica.

La investigación

En el nuevo estudio, los investigadores utilizaron un modelo que sigue a las personas a lo largo del tiempo para estimar su riesgo de desarrollar condiciones médicas a causa del abuso de alcohol utilizando dos indicadores para el estatus socioeconómico: el ingreso y el nivel de educación.

Los investigadores analizaron datos de más de 2.3 millones de individuos en una base de datos sueca para mostrar que tanto hombres como mujeres con un ingreso o nivel educativo más bajo tenían más probabilidades de desarrollar estas condiciones.

Las asociaciones se mantuvieron ciertas, incluso cuando los investigadores controlaron otros factores relevantes, como el estado civil, antecedentes de enfermedad psiquiátrica y tener una predisposición genética al abuso de alcohol.

Los nuevos hallazgos son importantes para comprender qué poblaciones son más propensas a sufrir condiciones médicas como resultado del abuso de alcohol, y contribuyen a un cuerpo creciente de literatura sobre disparidades en salud que se derivan de factores socioeconómicos.

Los investigadores recomiendan que las personas con ingresos o niveles de educación más bajos podrían requerir una evaluación adicional por parte de los médicos para evaluar su consumo de alcohol e identificar condiciones relacionadas.

Los autores añaden: «Entre las personas con trastorno por consumo de alcohol, aquellos con niveles más bajos de educación o ingresos están en mayor riesgo de desarrollar una condición médica relacionada con el alcohol, como cirrosis o miocardiopatía alcohólica. Es posible que se justifiquen esfuerzos adicionales de detección y prevención para reducir las disparidades en salud».

Referencia: Alexis C. Edwards, Sara Larsson Lönn, Karen G. Chartier, Séverine Lannoy, Jan Sundquist, Kenneth S. Kendler, Kristina Sundquist. Socioeconomic position indicators and risk of alcohol-related medical conditions: A national cohort study from Sweden. PLOS Medicine, 2024; 21 (3): e1004359 DOI: 10.1371/journal.pmed.1004359

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Exposición prenatal al cannabis vinculada a un mayor riesgo de síntomas de TDAH

  • 21/03/2024
  • David Aparicio
dark green leafed plant

Un reciente estudio metaanalítico ha explorado la conexión entre el uso materno de cannabis durante el embarazo y la ocurrencia de trastorno del espectro autista (TEA) y síntomas de trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) en sus hijos. Los investigadores encontraron que los niños cuyas madres usaron cannabis durante el embarazo tenían más probabilidades de tener síntomas de TDAH en comparación con los niños cuyas madres no usaron cannabis durante el embarazo. Los hallazgos fueron publicados en la Revista de Investigación Psiquiátrica.

Cannabis sativa es una planta que contiene compuestos psicoactivos, principalmente tetrahidrocannabinol (THC) y cannabidiol (CBD). Puede consumirse en diversas formas, incluyendo fumar hojas y flores secas, ingerirlo en comestibles como galletas o caramelos, usar aceites o tinturas, o vaporizarlo. Recreativamente, el cannabis se utiliza por sus efectos relajantes y eufóricos, mientras que medicinalmente, se utiliza para aliviar síntomas como dolor crónico, ansiedad y náuseas. El estado legal del cannabis varía ampliamente en diferentes regiones, con algunas áreas permitiendo su uso con fines médicos y/o recreativos, mientras que otras lo prohíben completamente.

Hallazgos de investigaciones recientes indican que el uso de cannabis entre mujeres embarazadas ha estado aumentando sustancialmente. Esto ha generado preocupaciones entre los científicos ya que estudios en animales indican que la exposición prenatal al cannabis está asociada con diversos déficits cognitivos en recién nacidos. Estudios en humanos han encontrado de manera similar que los niños nacidos de madres que usaron cannabis durante el embarazo tienen un mayor riesgo de desarrollar TDAH y TEA, aunque estos hallazgos han sido inconsistentes.



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La investigación

El autor del estudio, Abay Woday, y sus colegas quisieron sistematizar los resultados de estos estudios y ver si existe de hecho una asociación entre el uso de cannabis por parte de las madres durante el embarazo y los síntomas de TDAH y TEA de sus hijos durante la infancia y la adolescencia.

El TDAH es un trastorno del neurodesarrollo caracterizado por patrones persistentes de inatención, hiperactividad e impulsividad que interfieren con el funcionamiento social cotidiano, especialmente en el entorno escolar. Por lo general, se detecta por primera vez en la infancia, pero los síntomas pueden persistir en la adolescencia y la edad adulta también.

El TEA es una condición del desarrollo compleja que afecta negativamente las habilidades de comunicación, el comportamiento y la interacción social en diversos grados. Las personas con TEA tienden a tener dificultades con la comunicación social, muestran comportamientos repetitivos y tienen un rango de intereses limitado.

Para su nuevo estudio, los autores revisaron bases de datos científicas en busca de estudios que examinaran la relación entre el uso prenatal de cannabis y trastornos del neurodesarrollo en la descendencia, enfocándose específicamente en el TDAH y el TEA. De los 8,444 artículos encontrados inicialmente, solo 14 contenían los datos relevantes necesarios para su análisis, 10 relacionados con el TDAH y 4 con autismo en niños. Los estudios incluyeron un total de 203,783 participantes.

Los resultados

Los resultados mostraron que los niños expuestos al cannabis in útero tenían un riesgo estadísticamente significativo aumentado de desarrollar síntomas de TDAH y/o ser diagnosticados con el trastorno. La exposición prenatal al cannabis también se asoció con una mayor probabilidad de presentar síntomas de TEA en los niños. Sin embargo, este hallazgo no fue estadísticamente significativo, lo que implica que la asociación observada entre el cannabis in útero y los síntomas de TEA podría ser debido al azar.

Los resultados siguieron siendo significativos incluso después de tener en cuenta factores como el uso de tabaco y alcohol durante el embarazo y los problemas de salud mental materna.

«En esta revisión sistemática y metaanálisis, encontramos que la descendencia expuesta al uso prenatal de cannabis tenía un riesgo aumentado de síntomas de TDAH y TEA en comparación con la descendencia no expuesta. El ajuste para problemas de salud mental materna, uso de alcohol materno y tabaquismo no alteró sustancialmente las asociaciones observadas. Los hallazgos sugieren la importancia de implementar prevención e intervenciones tempranas entre la descendencia expuesta al uso prenatal de cannabis», concluyeron los autores del estudio.

Referencia: Tadesse, A. W., Dachew, B. A., Ayano, G., Betts, K. & Alati, R. (2024). Prenatal cannabis use and the risk of attention deficit hyperactivity disorder and autism spectrum disorder in offspring: A systematic review and meta-analysis. Journal of Psychiatric Research, 171, 142-151. https://doi.org/10.1016/j.jpsychires.2024.01.045

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