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Publicaciones por autor

Alejandra Alonso

640 Publicaciones
Licenciada en Psicología, editora y miembro fundador de Psyciencia.com. Master en Análisis de Conducta Aplicado.
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Rasgo de personalidad vinculado a la soledad

  • Alejandra Alonso
  • 06/02/2019

Un grupo de investigadores quiso conocer si existían correlaciones fenotípicas, genéticas y ambientales entre los 5 grandes factores de personalidad y la soledad.

La muestra estuvo compuesta por 764 pares de gemelos (314 de los cuales eran monocigóticos) adultos en Australia, lo que permitió separar las influencias genéticas de las ambientales.

Ellos completaron instrumentos que medían la soledad ( 3 items del UCLA Loneliness scale) y los rasgos de personalidad (una versión de 74 items del NEO PI R).

A nivel fenotípico, ambiental y genético, la soledad tuvo una correlación positiva significativa con el neuroticismo.

Este factor de personalidad se refiere a una tendencia a experimentar emociones negativas (miedo, sentimientos de culpa, tristeza, enojo) y pensamientos irracionales (Sánchez & Ledesma, s.f.).

También se observaron correlaciones negativas moderadas con amabilidad, responsabilidad y extraversión. Por último, se observó una leve relación positiva con apertura a la experiencia.

Según los autores, otros estudios han sugerido que las personas perciben a los sujetos solitarios negativamente, los ven como menos sociables. En consecuencia, si las personas solitarias son percibidas y tratadas negativamente, esto aumentará la relación negativa entre la soledad y la amabilidad. Una alternativa es que las personas con este rasgo de personalidad sean evitadas por los otros y por eso experimenten más soledad. Sin embargo, al eliminar la covarianza con los otros factores, la correlación ya no fue significativa. Los autores creen que puede deberse a covarianza con neuroticismo (futuros estudios deberían esclarecer este punto).

También encontraron correlaciones ambientales significativas entre la soledad y 4 de los factores de personalidad (todas las correlaciones fueron negativas, excepto para neuroticisms) y una correlación no significativa con apertura a la experiencia.

La investigación concluye que ciertos factores genéticos y ambientales únicos podrían influir en la personalidad y la soledad.

A continuación se enumeran algunas limitaciones que enfrentó el estudio:

  1. Se trata de un estudio transversal.
  2. La mayor parte de la muestra eran mujeres.
  3. La personalidad y la soledad fueron evaluadas con una sola escala cada una.

Referencias del estudio original: Schermer, J. & Martin, N.(2019), A behavior genetic analysis of personality and loneliness. DOI: https://doi.org/10.1016/j.jrp.2018.11.011

Fuente: PsyPost

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Usar el celular antes de dormir y en la oscuridad afecta negativamente el sueño de los adolescentes

  • Alejandra Alonso
  • 04/02/2019

Cuidar la calidad del sueño es importante en todas las etapas de la vida. Afecta procesos cognitivos como la memoria y la atención, además influye en nuestro estado de ánimo y se ha visto involucrado en la ansiedad, obesidad y respuesta inmune en niños y adolescentes.

El tema es especialmente delicado cuando hablamos de niños, ya que se encuentran en proceso constante de desarrollo físico y mental.

Por otro lado, una buena parte de la población mundial hoy tiene acceso a uno o varios dispositivos como celulares, tabletas, computadoras o televisores. Aunque los investigadores intentan, no pueden avanzar al paso de la tecnología y es por eso que a veces no contamos con datos suficientes para saber cómo nos afectan.

Aunque es esperable que, debido a cambios en la regulación circadiana, hayan retrasos y alteraciones en los patrones de sueño de los adolescentes, han habido estudios que sugieren que el tiempo frente a la pantalla no contribuye a una buena higiene del sueño (Carter, et al, 2016).

Un grupo de científicos estudió la relación entre el tiempo frente a dispositivos con pantalla durante la noche, tanto en habitaciones iluminadas como oscuras, con el sueño y la calidad de vida relacionada a la salud en niños de 11 y 12 años.

Metodología

Los autores utilizaron datos de un gran cohorte compuesto por 6616 adolescentes de 39 escuelas de Londres (Datos más específicos de la muestra pueden verse aquí.).

Los chicos participaban del SCAMP, un gran estudio de cohorte prospectivo que investiga si el uso de celulares y otros dispositivos inalámbricos influyen en la cognición, educación, conducta y resultados de salud física y mental.

Los adolescentes completaron una evaluación por computadora y entregaron autorreportes sobre el uso de dispositivos electrónicos con pantalla (consolas de video juego, computadoras, televisores, celulares) una hora antes de dormir.

Si los adolescentes respondían que si los utilizaban una hora antes de dormir, se indagaba para cada dispositivo, si se utilizaba con luz en el cuarto o no.

Resultados

El 71.5% de los adolescentes reportó utilizar al menos un dispositivo en la noche. Un 32.2% reportó usar sus teléfonos antes de dormir, en la oscuridad.

El uso de estos dispositivos a la noche se asoció con mayor riesgo de sueño insuficiente el fin de semana (aunque los resultados fueron consistentes para los días de semana también).

Los chicos que utilizaban el celular de noche en una habitación iluminada, tenían más probabilidades de presentar una duración insuficiente del sueño y dormirse más tarde.

Pero la magnitud de los hallazgos fue todavía más dramática para aquellos que utilizaban en celular en la oscuridad.

Sumado a esto, los chicos que utilizaban el celular de noche (con y sin iluminación) obtuvieron puntajes más bajos de calidad de vida relacionada a la salud.

Los autores concluyen que el uso de al menos un dispositivo en la noche, especialmente celulares y televisión, se asoció a una peor calidad del sueño en este grupo etario.

Referencias del estudio original: Mireku, M., Barker, M., Mutz, H., Dumontheil, I., Thomas, M., Roosli, M., Elliot, P. & Toledano, M. (2019), Night-time screen based media divide use and adolescents’ sleep and health-related quality of life . DOI: https://doi.org/10.1016/j.envint.2018.11.069

Fuente: Science Direct

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

A los pocos días de haber nacido, ya empezamos a intentar descifrar el lenguaje

  • Alejandra Alonso
  • 01/02/2019

Antes de que aprendamos qué significan las palabras en nuestro idioma o cuáles son las reglas gramaticales que las organizan, debemos identificar (o segmentar) éstas palabras en el lenguaje continuo. Sin embargo, el discurso carece de marcadores de límites obvios, lo que supone un problema en relación a la adquisición del lenguaje.

Felizmente, algunas investigaciones (Bergelson & Swingley, 2012; Jusczyk & Aslin, 1995) han encontrado que al rededor de los 6 u 8 meses el infante comienza a identificar palabras en el discurso y parece entender el significado de algunos sustantivos comunes. Esto quiere decir que no pasa mucho tiempo hasta que los infantes resuelven el problema antes mencionado.

Sin embargo no sabemos si las habilidades de segmentación están presentes desde el nacimiento o si emergen luego de que el individuo haya obtenido suficiente exposición al lenguaje y/o maduración cerebral. Esto es precisamente lo que quiso investigar un grupo internacional de científicos de la Universidad de Liverpool, SISSA en Italia, el Neurospin Centre en Francia y la Universidad de Manchester.

Los autores condujeron dos experimentos independientes donde se observaron dos indicadores conocidos por ser cruciales para la segmentación del discurso humano: la computación de co-ocurrencias estadísticas entre sílabas y el uso de prosodias del lenguaje.

Para cada experimento se presentó un audio de 3 minutos y medio en el cual se mezclaron 4 palabras sin significado en una reproducción de sílabas.

Utilizando la técnica sin dolor llamada Near-Infrared Spectroscopy, pudieron medir cuánto era absorbido y qué partes del cerebro estaban activas.

Primer experimento

Para el primer experimento, el objetivo fue determinar si los recién nacidos poseen el mecanismo de aprendizaje estadístico para identificar límites en las palabras.

Los participantes fueron 40 bebés saludables, nacidos a término, de madres italianas. Del total de participantes, 17 eran femeninas y la edad media era de 3.3 días, con una edad gestacional promedio de 39.1 semanas y un peso promedio de 3,306 kg.

Se evaluó a los neonatos mientras estaban acostados en sus cunas, durmiendo o en un estado de reposo silencioso, en una cabina con sonido atenuado y poca luz. Se les presentó el estímulo sonoro a través de dos altavoces. Se colocaron sondas a cada lado de la cabeza. También se utilizó una cámara de video infrarroja para monitorear la conducta del bebé.

Segundo experimento

Para el segundo experimento los autores consideraron que la prosodia influye en la percepción y procesamiento de las sílabas, jugando un rol importante en la manera como el discurso es segmentado y percibido. Así, quisieron conocer si los recién nacidos son capaces de utilizar los contornos prosódicos de su lenguaje para delimitar palabras del lenguaje continuo y reconocer la información fonológica a partir de esas palabras fragmentadas.

Los participantes del segundo experimento fueron elegidos bajo los mismos criterios utilizados para el primero. La muestra estuvo compuesta de 40 bebés, 19 de los cuales eran masculinos, con 3.2 días de edad, edad gestacional de 39.2 semanas y peso promedio de 3,400 kg.

Los contornos prosódicos se crearon grabando 3 oraciones italianas de tres sílabas de una mujer nativa italiana, extrayendo el tono y duración de cada fonema y sobreponiéndolas a las pseudo-palabras de la transmisión.

Resultados

Los científicos observaron capacidades de segmentación del discurso en niños de tan solo 3 días. Los neonatos podían encontrar palabras a partir de indicadores de distribución sobre fonemas en el discurso plano, además de usar contornos prosódicos cuando la distribución de fonemas no era informativa. Todo esto demuestra que los recién nacidos tienen al menos dos fuentes potenciales de información para comenzar la segmentación del discurso.

Si bien cada indicador (la prosodia y la computación de co-ocurrencias estadísticas entre sílabas) fue estudiado independientemente, los resultados sugieren que los bebés podrían utilizar ambos.

Además, se observó una memoria a corto plazo notablemente buena en dicha población, ya que las tareas presentadas no solo requerían una extracción de palabras del lenguaje continuo, sino también un reconocimiento de palabras y partes de palabras en el test.

Un último descubrimiento fue que las respuestas diferenciales eran más fuertes en el hemisferio derecho, lo que podría parecer inesperado ya que investigaciones previas con neuroimágenes han identificado al hemisferio izquierdo como el más involucrado en el procesamiento del lenguaje (Dehaene-Lambertz et al., 2002;Shultz, Vouloumanos, Bennett, Pelphrey, 2014), aunque es consistente con otros que identificaron al hemisferio derecho involucrado en detección de cambios, particularmente en áreas relacionadas a la memoria o el reconocimiento (Nakano et al., 2008). Los autores explican que esto puede ser una consecuencia del contexto experimental, ya que los experimentos que han identificado al hemisferio izquierdo como más activo en el procesamiento del lenguaje usualmente suelen compararlo con un estímulo control o con el silencio. En el presente estudio sin embargo, ambos ítems del test eran palabras.

Referencias del artículo original:Fló, A., Brusini, P., Macagno, F., Nespor, M., Mehler, J., & Ferry, A. L. (2019). Newborns are sensitive to multiple cues for word segmentation in continuous speech. Developmental Science, e12802. doi:10.1111/desc.12802

Fuente:Science Daily

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Recuperación temporal de funciones cognitiva en ratones con Alzheimer

  • Alejandra Alonso
  • 31/01/2019

Un grupo de científicos logró identificar factores epigenéticos que contribuyen a la pérdida de memoria en la enfermedad de Alzheimer y además encontraron formas de revertir la pérdida de memoria temporalmente en ratones. Los resultados dibujan un futuro prometedor en el tratamiento de esta condición neurodegenerativa.

La Dra. Zhen Yan, autora principal del estudio, explica que los cambios epigenéticos en la enfermedad de Alzheimer suceden en los estadios tardíos. En consecuencia, el paciente no es capaz de retener información que ha aprendido recientemente y se observa un declive cognitivo marcado.

Una razón por la que se da el deterioro cognitivo es la pérdida de receptores de glutamato.

Según los autores de este importante estudio, se ha sugerido que la desregulación epigenética (que lleva a alternaciones de la expresión genética en el cerebro) es una de las bases patofisiológicas del envejecimiento y la neurodegeneración.

Ellos encontraron que varias subunidades de receptores de glutamato en la corteza prefrontal están desregulados, causando una interrupción de las señales excitadoras y, en consecuencia, perjudicando la función sináptica y la memoria.

Al estudiar ratones envejecidos y con Alzheimer se encontró que, en la etapa tardía de la enfermedad, la dimetilación de histona H3 en la lisina 9 (H3K9me2) y la histona metiltransferasa EHMT1 y EHMT2 se elevaron significativamente en la corteza prefrontal. Se trata de una región muy afectada en la enfermedad de Alzheimer, de hecho también se han detectado niveles altos de H3K9me2 en la región de la corteza prefrontal de los tejidos analizados post mortem en pacientes humanos con Alzheimer.

Adicionalmente, el H3K9me2 en los receptores de glutamato se incrementó en la corteza prefrontal de los ratones con Alzheimer, esto se relaciona con la disminución de la transcripción, expresión y función de los receptores AMPA y NMDA.

El tratamiento con inhibidores específicos de EHMT1/2 revirtió la hiperventilación de histonas, posibilitando una recuperación de la expresión del receptor de glutamato y la función sináptica excitadora en la corteza prefrontal y el hipocampo.

Los datos de la secuenciación de inmunoprecipitación de cromatina (ChIP-seq) indicaron que los ratones con Alzheimer mostraron un aumento en todo el genoma del enriquecimiento de H3K9me2 en los genes implicados en la señalización neuronal (incluidos los receptores de glutamato), que se invirtió mediante la inhibición de EHMT1 / 2.

Además, la memoria de reconocimiento deteriorada, la memoria de trabajo y la memoria espacial en los ratones se rescataron mediante el tratamiento con inhibidores de EHMT1 / 2.

Las mejoras duraron 1 semana, por lo que los autores recomiendan que estudios futuros se enfoquen en compuesto que penetren en el cerebro más eficazmente y logren cambios duraderos.

Los hallazgos sugieren que la regulación epigenética interrumpida de la transcripción del receptor de glutamato subyace a los déficits sinápticos y cognitivos en la enfermedad de Alzheimer. Más importante aún, se observó que apuntar a las enzimas de metilación de histonas para restaurar los receptores de glutamato, puede representar una nueva estrategia terapéutica para este trastorno neurodegenerativo prevalente.

Referencia del estudio original: Yan Zheng Aiyi Liu Zi-Jun Wang Qing Cao Wei Wang Lin Lin Kaijie Ma Freddy Zhang Jing Wei Emmanuel Matas Jia Cheng Guo-Jun Chen Xiaomin Wang Zhen Yan. Inhibition of EHMT1/2 rescues synaptic and cognitive functions for Alzheimer’s disease. Brain, 2019 DOI: 10.1093/brain/awy354

Fuente: Science Daily

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Los emojis podrían afectar la fluidez de procesamiento del mensaje

  • Alejandra Alonso
  • 30/01/2019

El incremento de la comunicación a través de computadoras, celulares y tabletas viene de la mano con nuevas formas de comunicarse. Una de ellas es el uso de emojis (símbolos gráficos que se usan para representar objetos, animales, personas, emociones, etc.). Éstos símbolos se caracterizan por tener una variedad de significados.

Una nueva investigación se ha interesado por conocer si los emojis afectan la fluidez de procesamiento en un escenario online.

Metodología

En el estudio participaron 214 estudiantes universitarios, quienes vieron 90 tweets (de la red social Twitter) y calificaron cuán entendibles, creíbles y dignos de compartir eran los mismos.

Se presentaron mensajes de Twitter con su emoji original (condición congruente), con un emoji inapropiado para el contexto (condición incongruente) o sin emoji (condición neutral).

Resultados

Los mensajes con el emoji original fueron considerados más fáciles de entender y más creíbles que los mensajes sin emoji o con un emoji inapropiado.

Los resultados se mantuvieron incluso al controlar la variables de uso de redes sociales, sugiriendo que incluso las personas que utilizan las redes de manera casual, pueden entender mejor un mensaje con un emoji apropiado para el contexto en que se lo utiliza.

Aunque los tweets que utilizaron no eran controversiales ni provocativos, los autores no descartan utilizar ese tipo de tweets en el futuro para conocer si los emojis afectan nuestra actitud hacia la información falsa, los discursos de odio y otras área sociales importantes.

Actualmente los emojis están muy presentes en los mensajes que enviamos y recibimos, pero al ser una forma relativamente nueva de comunicar, sabemos muy poco sobre cómo afectan nuestras relaciones interpersonales. Ésta investigación nos permite saber que, al utilizarlos, agregamos claridad y credibilidad al mensaje que pretendemos enviar y deberíamos tenerlo muy en cuenta.

Referencias del artículo original: Daniel, T. A., & Camp, A. L. (2018). Emojis affect processing fluency on social media. Psychology of Popular Media Culture. Advance online publication.http://dx.doi.org/10.1037/ppm0000219

Fuente: Psypost

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Bases neuronales relacionadas con la resiliencia

  • Alejandra Alonso
  • 29/01/2019

Un grupo de investigadores se propuso explorar los correlatos neuronales subyacentes a la resiliencia psicológica y el rol de nuestro cerebro en la mediación entre afectos positivos y resiliencia psicológica en una muestra saludable.

Explicada brevemente, la resiliencia es una habilidad que nos permite adaptarnos y recuperarnos de situaciones de mucho estrés o adversidad. Por dichas razones, es muy importante para mantener o recuperar nuestro bienestar y salud mental.

Las personas difieren en su capacidad de resiliencia y todavía no son claros los mecanismos neuronales relacionados a dicha habilidad, explica uno de los autores, Jiang Qiu.

Metodología

En la investigación participaron 212 estudiantes universitarios sanos (sin historia de trastornos neurológicos y psiquiátricos).

Ellos completaron el Resilience Questionnaire. Los puntajes más altos indicaban un nivel alto de resiliencia psicológica.

Los afectos positivos (alerta, atención, etc.) y negativos (miedo, distrés, etc.) fueron evaluados a través del PANAS (Positive and Negative Affect Schedule).

Además, todos los participantes se sometieron a una IRMf en estado de reposo, se les instruía a cerrar los ojos, no pensar en nada en particular y mantenerse despiertos.

Resultados

Aquellos individuos que marcaron alto en resiliencia psicológica, tendieron a presentar mayor conectividad funcional en redes cerebrales asociadas con respuestas emocionales flexibles y control inhibitorio.

Ínsula izquierda y giro parahipocampal derecho

Específicamente, se encontró mayor actividad entre la ínsula izquierda y el giro parahipocampal derecho (ambos relacionados al autoconcepto o la autoevaluación). Los autores creen que esto es evidencia de que la resiliencia se relaciona a la autoevaluación.

Corteza orbitofrontal izquierda y giro inferior izquierdo

También se observó actividad entre la corteza orbitofrontal izquierda (COF) y el giro frontal inferior izquierdo (asociados a correlatos emocionales y procesos de control cognitivo).

La resiliencia ha sido asociado a la flexibilidad en el uso de recursos emocionales y control inhibitorio. El COF se ha visto implicado en la regulación de respuestas afectivas, la integración de emoción y cognición y la flexibilidad emocional. Una menor actividad en el COF habilita a los individuos con mayor resiliencia a dar respuestas emocionales y fisiológicas apropiadas a las amenazas. Por su lado, el giro frontal inferior izquierdo está vinculado a procesos de control inhibitorio y control conductual y el bienestar (ambos factores son cruciales para las conductas de afrontamiento de la resiliencia).

Esta conectividad funcional podría mediar los efectos del afecto positivo en la resiliencia, revelando correlatos neuronales. El afecto positivo es uno de los componentes clave en la resiliencia.

COF y precuneus derecho

Por otro lado, la resiliencia estaba relacionada negativamente a la conectividad entre el COF y precuneus derecho; éste último es un nodo clave de la red de modo predeterminado (RMP) y esta involucrado en la autoconciencia, los procesos de autoreferencia y la imaginería mental. La hiperactivación e hiperconectividad del RMP se asocian a altos niveles de rumiación. Esta última, a su vez, se asocia negativamente con la felicidad y la satisfacción en la vida (es decir que cuando aumenta la rumiación disminuyen la felicidad y satisfacción).

De acuerdo con los autores, éstos resultados sugieren que las personas con niveles bajos de resiliencia podrían exhibir más fácilmente rumiación de pensamientos negativos sobre ellos mismos y, en consecuencia, no pueden recuperarse de eventos adversos.

Los autores explican que una mayor autoaceptación y una autorepresentación positiva podrían contribuir con la resiliencia. Además, la flexibilidad en el uso de recursos emocionales para inhibir pensamientos negativos y aumentar la atención podría tener importantes beneficios en la recuperación de eventos adversos.

Limitaciones

El estudio solo investigó la asociación entre el conectividad funcional cerebral y las diferencias individuales en cuanto a resiliencia. No hay un análisis causal, lo que significa que no se puede determinar qué proceso mental o actividad cerebral lleva a que se produzcan cambios en la resiliencia o vice versa. Los autores recomiendan diseños longitudinales para explorar ésto.

Conclusión

Según Qiu, su estudio preliminar indica que se debe prestar mayor atención a los mecanismos neuronales de la resiliencia. Según él, tal vez algún día podamos desarrollar entrenamientos para mejorar la salud mental.

Los autores concluyen que la resiliencia psicológica está asociada con la conectividad funcional entre regiones relacionadas a la flexibilidad emocional, capacidad de recuperación y procesos de control inhibitorio.

Referencias del estudio original: Shi, L., Sun, J., Wei, D. & Qiu, J. (2019), Recover from the adversity: functional connectivity basis of psychological resilience.doi.org/10.1016/j.neuropsychologia.2018.12.002

Fuente: Psypost

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Estrés maternal percibido y su relación con el sobrepeso en los niños

  • Alejandra Alonso
  • 22/01/2019

En Alemania se puede observar un aumento de casos de sobrepeso, especialmente en niños. Aunque anteriormente se había hablado del estrés materno como un factor de riesgo para el desarrollo de la obesidad en el niño, un grupo de investigadores de ese país se interesó por confirmar si existía una correlación y cuáles eran los efectos a largo plazo.

El 9.5% de los niños alemanes de entre 2 y 6 años tienen sobrepeso, de éstos el 3% están clasificados como obesos.

La nutricionista Kristin Junge explica que, aparte de las dietas altas en calorías y la falta de ejercicio, se pensaba que el estrés materno también contribuía al desarrollo de sobrepeso infantil. Junge explica que en el período entre el embarazo y el primer año, el niño es particularmente sensible a las influencias externas. Dicha sensibilidad puede llevarlo a desarrollar enfermedades u obesidad.

Metodología

Para conocer si el estrés materno percibido durante el embarazo en los primeros dos años de vida afectaban el desarrollo del peso del niño (y cómo) hasta los 5 años de edad, el grupo de científicos analizó datos disponibles en el estudio LiNA madre-hijo.

LiNA es un estudio longitudinal en donde se investigan fases sensibles del desarrollo del niño. Algunos factores que se consideran especialmente son: estilo de vida, contaminación ambiental y alergias, problemas respiratorios y obesidad subsecuentes.

Desde el 2006, profesionales del UFZ, Städtisches Klinikum St. Georg y Universitätsklinikum Leipzig, han estado siguiendo a 498 pares madre-hijo desde el embarazo en adelante. El objetivo fue investigar los efectos de la influencia ambiental y el estilo de vida en la salud y el bienestar.

Como parte del proceso, se completaron regularmente encuestas y se tomaron medidas de contaminantes en el ambiente donde vivían los participantes. Además madre e hijo fueron examinados clínicamente.

Utilizando datos del LiNA, el grupo de investigadores determinó el Indice de Masa Corporal (IMC) de los chicos y estandarizó los resultados por edad y género.

El estrés se midió a las 36 semanas de gestación y se hicieron seguimientos cuando el niño tenía 1 y 2 años. El instrumento utilizado fue el Perceived Stress Questionnaire (PSQ, Cuestionario de Estrés percibido), un instrumento validado que presenta 5 ítems para cada una de las dimensiones del estrés: demandas, preocupaciones, tensión y falta de alegría.

El primer año de vida es crucial

Los resultados mostraron que sí existe una correlación, si la madre tiene una percepción alta de estrés, hay mayores probabilidades de que el niño desarrolle sobrepeso durante los primeros 5 años de vida. El impacto parece ser a largo plazo.

Los autores resaltan que la correlación fue particularmente evidente en las niñas. Ellos explican que existen estudios donde se ha observado que los varones perciben el estrés materno con menor intensidad o lo compensan mejor.

Por otro lado, la evidencia de que el estrés materno percibido durante el embarazo o durante el segundo año de vida afecta el peso, fue más bien débil.

Factores de estrés en la madre

Todavía queda la pregunta sobre qué factores hacen que haya una mayor percepción de estrés en la madre. Utilizando los datos disponibles, los investigadores buscaron posibles factores que pudieran influir en el estrés, como: ingresos del hogar, calidad de vida o nivel de educación.

El equipo encontró que éstas madres suelen estar expuestas a lugares ruidosos, tráfico, ingresos bajos y condiciones de vida difíciles.

Este dato debe ser especialmente considerado por los profesionales que tendrán contacto con las madres, ya que si ellas reciben apoyo no solo estaremos mejorando su calidad de vida sino que prevenimos el desarrollo de sobrepeso en el bebé.

Datos del estudio original: Beate Leppert, Kristin M. Junge, Stefan Röder, Michael Borte, Gabriele I. Stangl, Rosalind J. Wright, Anja Hilbert, Irina Lehmann, Saskia Trump. Early maternal perceived stress and children’s BMI: longitudinal impact and influencing factors. BMC Public Health, 2018; 18 (1) DOI: 10.1186/s12889-018-6110-5

Fuente: Science Daily

Sin categoría

Fragmentos de ADN relacionados con la vulnerabilidad del TDAH

  • Alejandra Alonso
  • 17/01/2019

Un estudio internacional se concentró en el análisis del genoma de 20,183 personas diagnosticadas con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y 35,191 personas en el grupo control a nivel mundial. A través de este gran trabajo se lograron identificar 12 fragmentos específicos de ADN relacionados a la vulnerabilidad al TDAH.

El estudio, que se publicó en Nature Genetics, contó con la participación de más de 80 científicos.

El primer estudio global de TDAH a escala genómica

El TDAH es uno de los trastornos del neurodesarrollo más comunes en niños y adolescentes: afecta a cerca del 5% de los niños y al 2.5% de los adultos. Ya hemos hablado sobre sus características y modelos explicativos en diferentes artículos.

Si bien no se conoce su origen, en general se acepta que el TDAH es el resultado de factores ambientales (tóxicos, psicológicos, sociales, etc.) con una base hereditaria poligenética (que explica en gran parte el trastorno).

La investigación en cuestión es la más grande a escala genómica hasta ahora y se ha enfocado en el rol de variables genéticas comunes en la población general. Fue dirigida por expertos como Benjamin M. Neale, Anders D. Børglum y Stephen V. Faraone y contó con el apoyo de plataformas internacionales como Psychiatric Genomics Consortium (PGC), la Early Genetics and Lifecourse Epidemiology (EAGLE Consortium) y la Roadmap Epigenomics Mapping Consortium.

Metodología

El equipo internacional analizó cerca de 10 millones de posiciones (loci) del genoma en más de 50,000 personas de diferentes países de Europa, EE.UU., Canadá y China. A través del Whole Genome Association Study (WGAS), analizaron los cambios en un nucleótido del ADN (SNP), el más común en el genoma humano.

El estudio reveló que estas variables genéticas comunes “pesan un 21% del total de la genética del TDAH”, explica Bru Cormand, jefe del grupo de investigación en Neurogenética de la Facultad de Biología de la UB. “Además, la mayoría de las alteraciones genéticas que se identificaron se encuentran en regiones del genoma que se mantienen a lo largo de la evolución, lo que destaca su relevancia funcional”.

En particular, EL grupo internacional de científicos, identificó 12 segmentos genómicos (la mayoría de los cuales corresponde a genes específicos) que se relacionarían mucho con una vulnerabilidad al TDAH. Específicamente, muchos de los cambios genéticos que se relacionan al trastorno, afectan elementos reguladores de la expresión de genes en el cerebro.

Genes más relevantes

Muchos de los loci se localizan en o cerca de genes implicados en el proceso de neurodesarrollo, los cuales probablemente sean relevantes para el TDAH, incluyendo los siguientes genes: FOXP2, SORCS3 y DUSP6.

El gen FOXP2, uno de los genes más estudiados en relación al desarrollo del lenguaje en humanos, codifica una proteína clave en la creación de la sinopsis neuronal y el aprendizaje. Este gen ha sido considerado como el gen candidato para TDAH en estudios previos, en los que participaron autores catalanes que también formaron parte del estudio actual. El gen FOXP2 es uno de los pocos genes que aparece de nuevo en bibliografía científica relacionados a mapas genéticos de TDAH.

Otro gen identificado (DUSP6) esta involucrado en el control de neurotranmisores dopaminérgicos, un blanco de los tratamientos farmacológicos más comunes para TDAH. También el gen SEMA6D, expresado en el cerebro durante el desarrollo embrionario, podría tener un rol importante en la creación de ramas neuronales.

El trabajo de este grupo de científicos hace una revisión de las posibles bases genéticas compartidas entre TDAH y más de 200 fenotipos (psiquiátricos y no psiquiátricos). Según Cormand, los resultados de la revisión revelan una correlación entre el TDAH, la depresión mayor, comportamientos de salud riesgosos (obesidad, fumar), el insomnio, tener hijos a una edad más temprana y tener más hijos, conducta sexual riesgosa, mayor riesgo de TDAH en niños de padres jóvenes y bajos logros académicos, .

Investigaciones previas, llevadas a cabo con gemelos, probaron que el 75% del trastorno puede ser explicado por factores genéticos. Ésta revisión comienza a definir de manera más específica el paisaje genético del TDAH, que contribuye a la vulnerabilidad al trastorno. Sin embargo, según los científicos, aunque sus hallazgos son sólidos solamente explican una modesta parte del trastorno.

Los autores aseguran que su investigación refuerza la idea de que el TDAH es un trastorno con bases biológicas y que la genética influye mucho en éste.

Referencias del estudio original: Ditte Demontis, Raymond K. Walters, Joanna Martin, Manuel Mattheisen, Thomas D. Als, Esben Agerbo, Gísli Baldursson, Rich Belliveau, Jonas Bybjerg-Grauholm, Marie Bækvad-Hansen, Felecia Cerrato, Kimberly Chambert, Claire Churchhouse, Ashley Dumont, Nicholas Eriksson, Michael Gandal, Jacqueline I. Goldstein, Katrina L. Grasby, Jakob Grove, Olafur O. Gudmundsson, Christine S. Hansen, Mads Engel Hauberg, Mads V. Hollegaard, Daniel P. Howrigan, Hailiang Huang, Julian B. Maller, Alicia R. Martin, Nicholas G. Martin, Jennifer Moran, Jonatan Pallesen, Duncan S. Palmer, Carsten Bøcker Pedersen, Marianne Giørtz Pedersen, Timothy Poterba, Jesper Buchhave Poulsen, Stephan Ripke, Elise B. Robinson, F. Kyle Satterstrom, Hreinn Stefansson, Christine Stevens, Patrick Turley, G. Bragi Walters, Hyejung Won, Margaret J. Wright, Ole A. Andreassen, Philip Asherson, Christie L. Burton, Dorret I. Boomsma, Bru Cormand, Søren Dalsgaard, Barbara Franke, Joel Gelernter, Daniel Geschwind, Hakon Hakonarson, Jan Haavik, Henry R. Kranzler, Jonna Kuntsi, Kate Langley, Klaus-Peter Lesch, Christel Middeldorp, Andreas Reif, Luis Augusto Rohde, Panos Roussos, Russell Schachar, Pamela Sklar, Edmund J. S. Sonuga-Barke, Patrick F. Sullivan, Anita Thapar, Joyce Y. Tung, Irwin D. Waldman, Sarah E. Medland, Kari Stefansson, Merete Nordentoft, David M. Hougaard, Thomas Werge, Ole Mors, Preben Bo Mortensen, Mark J. Daly, Stephen V. Faraone, Anders D. Børglum, Benjamin M. Neale. Discovery of the first genome-wide significant risk loci for attention deficit/hyperactivity disorder. Nature Genetics, 2018; DOI: 10.1038/s41588-018-0269-7

Fuente: Science Daily

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Depresión, adversidad en la niñez y problemas con el control cognitivo

  • Alejandra Alonso
  • 08/01/2019

Un grupo de investigadores, liderados por Scott Langenecker, se interesó por conocer si la exposición a adversidades en la niñez puede explicar la variancia en un componente cognitivo: el control inhibitorio. Dicho componente ha sido asociado tanto a la depresión como al hecho de haber estado expuesto a adversidades en la niñez.

Los hallazgos podrían ayudar a explicar el vínculo entre la vivencia de adversidades en la niñez y la depresión.

El control cognitivo es un término amplio que describe procesos cognitivos que nos permiten evaluar objetivos, determinar parámetros de elecciones óptimas y llevar a cabo conductas dirigidas a una meta (Miller, 2000; Banich, 2006, citados en Quinn, Stange, Jenkins, Corwin, DelDonno, Bessette, Welsh & Langenecker, 2018). Comprende una serie de habilidades como: inhibir respuestas automáticas (control inhibitorio), flexibilidad para cambiar de conducta y actualización de contenido en memoria de trabajo.

Los problemas con el control cognitivo se asocian a la depresión y se han observado también en la fase de remisión.

En el estudio, 53 individuos con trastorno por depresión mayor en remisión y 40 personas sin historia de depresión (grupo control) realizaron una tarea Go/No Go, que mide el control inhibitorio de respuesta y la atención selectiva. Específicamente, la tarea consiste en responder solo en determinadas condiciones (por ejemplo, responder si ve cosas de color rojo en la pantalla) y abstenerse de responder si la condición no se cumple.

Sumado a esto, los participantes también completaron una encuesta sobre adversidad en la niñez y estrés actual. Finalmente, se sometieron a una sesión de IRMf para evaluar el volumen de materia gris y la conectividad en estado de descanso de algunas zonas en el cerebro que se asocian al control cognitivo.

El equipo de investigadores utilizó los siguientes criterios de exclusión: abuso de sustancias o dependencia en los últimos 6 meses; no tener historial de trastornos del eje 1 y 2 para el grupo control; no haber tomado medicamentos psicotrópicos al menos 30 días antes del escaneo.

La muestra tenía entre 18 y 23 años de edad y un 69.9% eran mujeres.

Los participantes que reportaron mayores niveles de adversidad en la niñez tendían a exhibir un control inhibitorio más pobre. Esto fue cierto en ambos grupos, incluso luego de controlar síntomas de depresión y estrés actual.

Langenecker y su equipo también encontraron que la adversidad en la niñez se asoció con alteraciones en tres redes cerebrales importantes: la red de control cognitivo, la red de prominencia y emoción y la red de modo predeterminado.

Los científicos insisten en que sabemos que para algunas personas la depresión es más crónica y deberíamos proveer tratamientos preventivos más que reactivos. Así podríamos reducir resultados negativos (como problemas académicos, de pareja, riesgo de suicidio, etc.).

A continuación se enumeran algunas de las limitaciones nombradas en el estudio:

  1. El estudio necesita ser replicado y en una muestra más grande.
  2. La adversidad en la niñez se midió a través de reportes retrospectivos, lo que ha planteado problemas en cuanto a la veracidad de los mismos. Sin embargo, los pacientes con diagnóstico de depresión mayor estaban en remisión, lo que reduce el sesgo retrospectivo y el sesgo asociado a un estado de ánimo negativo.
  3. El grupo con depresión mayor en remisión reportó más experiencias adversas en la niñez que el grupo control, incluso aunque el nivel promedio de ambos grupos era moderadamente elevado comparado con datos normativos publicados.

Debido a que los episodios de depresión pueden interferir en la búsqueda de ayuda, los autores creen que contar con biomarcadores ayudará a los profesionales a programar entrevistas de seguimiento y tratamientos preventivos.

Referencias del estudio original: Meghan E Quinn, Jonathan P Stange, Lisanne M Jenkins, Samantha Corwin, Sophie R DelDonno, Katie L Bessette, Robert C Welsh, Scott A Langenecker; Cognitive control and network disruption in remitted depression: a correlate of childhood adversity, Social Cognitive and Affective Neuroscience, Volume 13, Issue 10, 25 October 2018, Pages 1081–1090, https://doi.org/10.1093/scan/nsy077

Fuente: Psypost

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Esquizofrenia: percepción anómala de las emociones en un mapa corporal

  • Alejandra Alonso
  • 03/01/2019

Un grupo de científicos investigó los mapas corporales de las emociones de las personas con esquizofrenia y los comparó con los de un grupo control. Sus resultados podrían ayudarnos a entender mejor las dificultades socio-emocionales de dicha población y a desarrollar intervenciones eficaces.

“Las emociones corporales surgen de procesos interoceptivos y somatosensoriales, y son esenciales para el desarrollo de un sentido estable del yo”, explican los autores del estudio y agregan que se relaciona estrechamente con el sentido de autoconciencia, acompañándonos en el manejo de situaciones sociales complejas.

Las perturbaciones corporales y dificultades socio-emocionales son algunas de las características de la esquizofrenia. Es por eso que un grupo de científicos de la Universidad Vanderbilt hipotetizó que la percepción de emociones corporales sería diferente en dicha población.

Metodología

Para poner a prueba su hipótesis, los científicos contaron con la participación de 26 individuos medicados que habían sido diagnosticados con esquizofrenia y 26 individuos con características demográficas similares (grupo control).

Los criterios de exclusión para ambos grupos fueron: uso de sustancias o abuso de alcohol en los últimos 6 meses, lesión cerebral y enfermedades neurológicas. Además, todos tenían una buena visión o su visión había sido corregida hasta llegar a ser normal.


Topografía corporal de las emociones en Grupo Control (CO) y personas con esquizofrenia (SZ). Areas con actividad incrementada (colores cálidos) y disminuida (colores fríos) mapeadas para cada emoción. // Imagen Torregrossa, 2018

Los participantes utilizaron una herramienta de mapeo topográfico computarizado, llamada EmBODY, en la que debían indicar en un contorno del cuerpo, dónde percibían sensaciones corporales al experimentar una emoción.

Habían 13 emociones diferentes y un estado neutral: miedo, enojo, asco, tristeza, alegría, sorpresa, ansiedad, amor, depresión, orgullo, vergüenza, celos y desprecio. Según los autores, solo se les presentó la palabra (por ejemplo, miedo) por que estudios previos no han encontrado diferencias significativas entre mapas corporales generados al presentar palabras versus un estímulo evocativo (videos, expresiones faciales, etc.)

Los resultados de los mapas corporales de las emociones se compararon cuantitativamente entre ambos grupos.

Resultados

Los mapas corporales de las personas diagnosticadas con esquizofrenia fueron anómalos. Indistinguibles para las diferentes emociones, con reportes menos claros y precisos. Tampoco se observó mucho acuerdo entre los participantes de éste grupo en cuanto a la localización de las emociones.

El grupo control, por su parte, mostraba mapas claros y bien definidos para cada emoción, indicando patrones de alta excitación y de disminución de energía en el cuerpo para cada emoción. Sin embargo, en el grupo de individuos con esquizofrenia, se observó una reducción general de sensaciones corporales para todas las emociones, incluso para emociones de alta excitación (en las cuales se espera una activación corporal más alta).

Además, los participantes con esquizofrenia no hacían diferenciaciones en sus mapas corporales para cada emoción.

Es importante notar que, de acuerdo con los autores, debido a que EmBODY depende de la habilidad de cada persona para recordar y simular sus experiencias emocionales pasadas, los hallazgos en pacientes con esquizofrenia podrían relacionarse con una simulación debilitada y deficit en la memoria autobiográfica.

Limitaciones

Los autores mencionan varias limitaciones que tuvieron al realizar la investigación:

  1. Los pacientes con esquizofrenia estaban medicados crónicamente. Algunos de los efectos secundarios incluyen retraimiento social y entumecimiento, lo que podría afectar las percepciones corporales.

  2. Los científicos no controlaron que hubiera conocimiento previo de la tecnología, aunque los pacientes con esquizofrenia no mostraron dificultad en completar la tarea y su habilidad para colorear fue similar a la del grupo control.

  3. No se recolectaron datos fisiológicos (frecuencia cardíaca, conductancia de la piel, etc.).

  4. No se evaluó de forma independiente la precisión interoceptiva. Por lo tanto, no es posible determinar si el mapeo anormal de sensaciones corporales en los participantes con esquizofrenia se relaciona con señales interoceptivas debilitadas, consciencia reducida de sensaciones o una incapacidad para igualar con precisión las sensaciones internas (por ejemplo, rápida frecuencia cardíaca) a las etiquetas verbales (por ejemplo, “tengo miedo”).

Conclusión

El grupo de investigadores concluyen que éstos mapas anómalos e indiferenciados podrían llevar a la persona a tener dificultades para vincular sensaciones corporales con categorías conceptuales de emociones (es decir, al intentar reconocer y verbalizar una emoción o entender las de los otros). A su vez, dicha dificultad contribuiría a un funcionamiento social pobre.

Esta investigación podría apuntar a nuevas intervenciones psicosociales que mejoren el funcionamiento socio-emocionales del paciente con esquizofrenia.

Referencia del estudio original: Lénie J Torregrossa, Matthew A Snodgress, Seok Jin Hong, Heathman S Nichols, Enrico Glerean, Lauri Nummenmaa, Sohee Park. Anomalous Bodily Maps of Emotions in Schizophrenia. Schizophrenia Bulletin, 2018; DOI: 10.1093/schbul/sby179

Fuente: Science Daily

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