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Publicaciones por autor

Alejandra Alonso

640 Publicaciones
Licenciada en Psicología, editora y miembro fundador de Psyciencia.com. Master en Análisis de Conducta Aplicado.
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

No existe la “frase correcta” cuando queres mostrarle apoyo a alguien que sufre

  • Alejandra Alonso
  • 26/12/2018

Si hay una situación que a muchos nos preocupa es pensar en qué decirle a un familiar o amigo que esta pasando por un momento difícil. ¿Cómo hago para mostrarle mi apoyo? Tal vez tenemos las mejores intenciones pero terminamos metiendo la pata.

Por otro lado, es importante para la salud mental que una persona sienta apoyo de parte de familiares y amigos. Según los investigadores, percibir que tenemos una buena red de apoyo disminuye las tasas de depresión mayor, estrés postraumático, estrés no especificado y síntomas psicóticos, a la vez que aumenta la felicidad.

Todos hemos visto artículos que hablan sobre qué decir y qué no a una persona que esta pasando por esta o aquella situación. Un estudio, publicado en Basic and Applied Social Psychology, sugiere que hay pocas “frases mágicas” que provean alivio duradero.

Los autores de la investigación, encontraron que las mayoría de las teorías sobre apoyo social sugieren que algunas personas o enunciados son objetivamente más consoladores que otros. Si embargo, existen pocas investigaciones que hayan examinado hasta qué punto coincide la gente en cuanto al nivel de consuelo que dan los enunciados.

Primer estudio

El equipo de científicos primero re-analizó datos publicados en el año 2008, que contenían puntuaciones dadas por 292 niños en edad escolar (10 a 15 años) a 6 enunciados. Debían puntuar cuánto apoyo mostraba cada uno.

Al participante se le presentaba una de dos posibles situaciones: dificultades académicas o rechazo social en un picnic. Los 6 enunciados representaban estrategias de apoyo diferentes (mostrar consideración, aconsejar, acompañar, minimizar, mostrar optimismo y simpatizar).

No se observó mucho consenso entre los chicos. Un factor más importante fue la tendencia de cada niño: algunos de ellos, más que otros, se inclinaban por ver más apoyo en los enunciados. El consuelo parece estar en los oídos de quien escucha y no precisamente en las palabras.

Aunque los resultados del estudio son consistentes con lo que se ha encontrado previamente en otras investigaciones, también es cierto que los niños pueden diferir con los adultos en cuando al acuerdo sobre dichos enunciados. Es por eso que los científicos realizaron otro estudio con una muestra diferente.

Segundo estudio

Para la segunda investigación, se le preguntó a 54 estudiantes universitarios (80% de los cuales eran mujeres) qué pensaban sobre 96 enunciados utilizados en 8 situaciones estresantes hipotéticas, hechos deliberadamente para atraer a individuos con ciertos rasgos de personalidad. Con esto se buscaba saber si habría más consenso entre individuos con características de personalidad similares.

Se utilizaron varios tests para evaluar las características de personalidad.

 Si existiera una frase mágica que aliviara el sufrimiento de otros, nos encantaría saberla, pero los resultados de todos estos experimentos sugieren que no existe

Una vez más, había poco consenso sobre qué enunciados eran considerados de más apoyo, y esta tendencia se mantenía incluso al separar a los participantes en subgrupos dependiendo de sus rasgos de personalidad. Tuvo más relevancia la idiosincracia de cada participante en su gusto por algún enunciado.

Tercer estudio

Finalmente, los investigadores les pidieron a 33 graduados de psicología, miembros de la facultad y alumnos de un doctorado en psicología clínica, que clasificaran los enunciados hechos por terapeutas en videos de entrenamiento terapéutico.

El 64% de los participantes eran mujeres, 94% de descendencia europea y sus edades oscilaban entre los 23 y 57 años.

Los videos demostraban técnicas de algún tipo de terapia: Terapia cognitiva de Beck, Terapia Gestalt de Perls y Terapia Dinámica Breve de Freedheim. Dichos videos fueron seleccionados para presentar un rango amplio de enunciados de consuelo. Se tomó un enunciado de cada video. Para darle contexto, cada uno se presentaba al final de un segmento de 5 minutos de la sesión y se cortaba la reacción del paciente al enunciado, para evitar que influyera en la respuesta de los participantes.

Una vez más, hubo poco consenso sobre cuál enunciado era el más consolador, incluso si se los dividía en subgrupos (por ejemplo, subgrupo de clínicos experimentados).

Si existiera una frase mágica que aliviara el sufrimiento de otros, nos encantaría saberla, pero los resultados de todos estos experimentos sugieren que no existe.

Entonces, ¿qué podemos hacer cuando una persona significativa sufre?

Shawna Tanner y sus colegas opinan que, si pensas mucho qué decirle a la persona, probablemente te salga una afirmación torpe que tenga un efecto contrario al que buscabas. Muchas veces, tu sola presencia y simpatía suelen ser suficientes, sin necesidad de decir mucho.

Referencias del estudio original: Shawna M. Tanner, Brian Lakey, Jay L. Cohen, Erina L. MacGeorge, Ruth Anne Clark, Sarah Stewart & Lakesha Robinson (2018): What is the Right Thing to Say? Agreement among Perceivers on the Supportiveness of Statements, Basic and Applied Social Psychology, DOI: 10.1080/01973533.2018.1509341

Fuente: BPS

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

En la mente de los antivacunas ¿por qué piensan así? (Video)

  • Alejandra Alonso
  • 13/12/2018

Ya hemos compartido varios artículos donde explicamos brevemente algunas de las consecuencias que trae el movimiento antivacunas, por ejemplo el aumento de casos de sarampión, una enfermedad que ya se consideraba controlada. Además, a raíz de dicho movimiento, algunos países, como Francia, han optado por aumentar el número de vacunas obligatorias.

En este vídeo, Alberto Soler nos explica de una forma clara y sencilla, qué es exactamente el movimiento antivacunas y porqué es tan peligroso.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Más ejercicio para reducir el deseo de fumar

  • Alejandra Alonso
  • 12/12/2018

Según la OMS, las víctimas del consumo de tabaco ascienden a 7 millones, de las cuales 890.000 no son consumidores, sino que se ven perjudicados por la exposición al humo. Un gran porcentaje de fumadores viven en países de ingresos bajos y medios.

Muchas personas intentan dejar el cigarrillo pero, de acuerdo con un nuevo estudio, las dificultades en mantener el cambio podrían deberse en parte a una mala calidad de sueño, la cual se asocia a mas síntomas de abstinencia, especialmente el craving o deseo intenso de fumar. Pero también se encontró que un incremento en la actividad física estaba relacionado a una mejora en la calidad del sueño.

Según los científicos, se sabe que el ejercicio mejora la calidad de sueño en la población normal, pero poco se sabe de cómo afecta a los fumadores.

El estudio de 12 semanas examinó la relación entre la actividad física, la calidad del sueño y la conducta de fumar en 32 fumadores que querían dejar el cigarrillo.

Algunos participantes realizaron 3 sesiones de ejercicio, de 30 minutos cada una, por semana. Por otro lado, a los participantes del grupo control se les pidió que no cambiaran sus niveles de actividad física. Todos los participantes usaron un Fitbit Flex durante todo el estudio para llevar un registro de su actividad física.

Los científicos encontraron que los participantes con peor calidad de sueño, tendían a reportar niveles más adversos de síntomas relacionados al fumar. Adicionalmente, los que incrementaron sus niveles de actividad física tendían a ver mejoras en su calidad de sueño.

Allen comenta: “Vimos dos relaciones interesantes. Primero, una calidad de sueño pobre se asoció con más craving y necesidad de fumar. Segundo, el incremento de la actividad física llevó a una mejora en la calidad del sueño. Investigaciones previas han mostrado que un aumento en la actividad física disminuye el craving. Nuestro trabajo sugiere que una mejora en el sueño puede ser parte de las razones para esta disminución.”

Referencias del estudio original: Purani, H., Friedrichsen, S. & Allen, A. (2018), Sleep quality in cigarette smokers: Associations with smoking-related outcomes and exercise. https://doi.org/10.1016/j.addbeh.2018.10.023

Fuente: Psypost

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

El rol de la empatía en el éxito psicoterapéutico

  • Alejandra Alonso
  • 07/12/2018

Un nuevo metaanálisis publicado en Psycotherapy, realizado por Robert Elliot y un grupo de investigadores, explora el rol de la empatía del terapeuta en la predicción de resultados de la psicoterapia.

La empatía como habilidad del psicólogo era una característica que no faltaba en el entrenamiento clínico de las décadas del ’60 y ’70, luego de que Carl Rogers popularizara el término en los años ’40 y ’50. Después de esto, el interés por la empatía en la práctica clínica disminuyó. Sin embargo, dicho interés ha vuelto recientemente en la literatura e investigación científicas, marcado por una explosión de investigaciones sobre la función de la empatía como variable esencial de la psicoterapia.

Definición de empatía

Como pasa mucho en psicología, no existe un consenso sobre la definición de empatía. En este caso en particular, tal vez se deba a la atención que se le ha dado en diferentes disciplinas. Un ejemplo de esto es el interés que han mostrado las neurociencias por examinar sus mecanismos biológicos.

Elliot y sus colegas han reunido las características esenciales de las definiciones contemporáneas, que presentaron de la siguiente manera:

  1. La empatía es unidireccional e interpersonal, nace de una persona hacia otra.
  2. Se conceptualiza como una habilidad o capacidad, aunque a veces también se considera una acción.
  3. incluye habilidades/acciones mentales relacionadas, a saber: la comprensión de sentimientos, pensamientos, perspectivas, motivaciones, experiencias, etc., de otros; sensibilidad, aprecio y conciencia del otro; por último, la experiencia del otro es vivida activamente, por eso se describe como vicaria, compartida, imaginada o como identificación.

El anterior análisis ha sido criticado ya que muchos lo consideran muy amplio, misterioso y hasta confuso. Para una mejor comprensión de la empatía, Elliot y su equipo recurren a la literatura neurocientífica. A través de ella enumeran tres subprocesos de la empatía:

A. Una estimulación generalmente automática e intuitiva que refleja las experiencias corporales del otro.

B. Un proceso de toma de perspectiva más deliberado y conceptual.

C. Un proceso de regulación emocional que tiene el objetivo de calmar la reacción emocional que le ha producido la experiencia vicaria, lo que le permite mostrarse compasivo y ofrecer ayuda.

Metodología

Los científicos realizaron un metaanálisis para determinar si la empatía del psicólogo predice el éxito terapéutico. Aunque ya existen metaanálisis sobre el tema, este en particular supone una actualización de los mismos que incluye estudios de los últimos 6 años.

Además, los autores presentan una discusión sobre los problemas con la definición de la empatía y proponen una conceptualización integrativa. Debido a las diversas definiciones que existen, los instrumentos para medirla han sido variados e inconsistentes. Elliot y colegas examinaron la empatía a través de medidas enfocadas a la percepción de un observador, del cliente y del terapeuta, utilizando instrumentos que evaluan la calidad de la empatía, como el Inventario de Relaciones Barret-Lennard.

Se analizaron un total de 82 estudios, que incluyeron a 6138 clientes que estuvieron en terapia por un promedio de 25 sesiones. Los autores codificaron en cada estudio la experiencia del terapeuta, orientación teórica, formato de psicoterapia, tratamiento, número de sesiones, tipo de problema, fuente de medida de resultados, fuente de medida de la empatía, cuándo se midieron los resultados, tipo de resultados medidos y unidad de medida.

Resultados

Se encontró que la empatía contribuye a resultados psicoterapéuticos moderadamente mejores. Es decir que es un predictor moderadamente confiable del éxito terapéutico. La relación se mantuvo en las diferentes orientaciones teóricas y problemas del cliente.

Las medidas del cliente predijeron los resultados más que las del terapeuta y el observador.

También se observó que algunas características del paciente (quienes son, qué problemas tienen) influyen en la empatía del profesional. Basados en éste resultado, los autores opinan que la empatía es construida con la interacción entre cliente-terapeuta.

La empatía es un elemento importante en toda relación terapéutica por lo que es relevante cultivarla.

Referencia del estudio original: 

Elliott, R., Bohart, A. C., Watson, J. C., & Murphy, D. (2018). Therapist empathy and client outcome: An updated meta-analysis. Psychotherapy, 55(4), 399-410. DOI: 10.1037/pst0000175

Fuente: Mad in America

Sin categoría

Importante factor a tener en cuenta antes de hacer un diagnóstico de TDAH

  • Alejandra Alonso
  • 05/12/2018

Muchos profesionales opinan que a veces se hace un diagnóstico erróneo de TDAH en niños que entran muy temprano a la escuela y terminan siendo casi un año menores que sus compañeros. Y ya existen estudios que sugieren que podría ser cierto, puedes leer uno de Taiwan que publicamos en el año 2016, por ejemplo: ¿Mi hijo tiene Déficit de Atención con Hiperactividad o sólo es inmadurez?

La evidencia que apoya esta idea sigue aumentando. Un estudio, que fue realizado en Estados Unidos donde la fecha de corte en las inscripciones es el 1 de septiembre, encontró que los niños nacidos en agosto parecen tener mayor riesgo de ser diagnosticados erróneamente con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH).

Se cree que el aumento en los diagnósticos de TDAH obedece a diversos factores: más reconocimiento del trastorno, mayor incidencia del mismo y diagnósticos equivocados.

Según los autores, los resultados obtenidos sugieren  que muchos niños estén recibiendo un diagnostico errado y el tratamiento que lo acompaña. Todo esto por el simple echo de ser un poco más jóvenes que sus compañeros de clases y, por ende, más inmaduros.

La fecha de corte es arbitraria y permite que en el mismo salón hayan niños que se llevan casi un año de diferencia, es entendible que algunos de ellos tengan problemas para sentarse y concentrarse en sus tareas. Esto es particularmente cierto para los niños más pequeños (preescolar, primer grado, segundo grado), ya que a 11 o 12 meses de diferencia hay marcados cambios en la conducta.

Metodología

Utilizando la enorme base de datos de una aseguradora, los investigadores compararon los diagnósticos de TDAH por mes de nacimiento, en 407,846 niños estadounidenses nacidos entre los años 2007 y 2009 y se les hizo un seguimiento hasta diciembre del 2015.

Resultados

En los estados donde la fecha de corte era el primero de septiembre, los niños nacidos en Agosto tenían un 30% más de probabilidades de ser diagnosticados con TDAH, comparados con niños nacidos en Septiembre. Los estados con una fecha de corte diferente no mostraron una relación así.

Anupam Jena, uno de los autores del estudio, resalta algo muy importante: al hacer el diagnóstico de este trastorno no solo hay que observar los síntomas sino también el contexto. Es clave tener en cuenta todos los factores antes de hacer un diagnóstico y prescribir tratamiento.

Si ya sabemos que la edad de un niño, en relación a sus compañeros de clase, es un factor que causa diagnósticos errados, debemos de tenerlo muy presente al evaluar a los niños que llegan al consultorio.

Referencias del estudio original:  Timothy J. Layton, Michael L. Barnett, Tanner R. Hicks, Anupam B. Jena. Attention Deficit–Hyperactivity Disorder and Month of School Enrollment. New England Journal of Medicine, 2018; 379 (22): 2122 DOI: 10.1056/NEJMoa1806828

Fuente: Science Daily

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

La mejor manera de hablarle a los niños para mejorar su lenguaje

  • Alejandra Alonso
  • 30/11/2018

Hablarle al bebé directamente y con un estilo de discurso conocido en inglés como “parentese” (hablarle pausada y claramente, con vocales y entonaciones exageradas) parece mejorar el desarrollo del lenguaje en niños pequeños.

Un estudio del Instituto para la Ciencia del Aprendizaje y el Cerebro (I-LABS) de la Universidad de Washington, observó que, si se les enseña a los padres cómo y porqué hablar parentese, esto puede tener un impacto en el vocabulario de sus hijos.

Según Patricia Kuhl, co-directora de I-LABS, existe evidencia suficiente para afirmar que los niños prefieren parentese y no el discurso estándar, y que la exposición al primero aumenta el vocabulario de los infantes. Lo que los investigadores querían saber era si entrenar a los padres serviría y tendría efectos en el lenguaje de sus hijos.

Metodología

Los científicos utilizaron grabaciones de los fines de semana normales a los que estaban acostumbradas las familias participantes. Se ubicó de manera aleatoria a los padres en el grupo control o el grupo de entrenamiento.

Los padres en el grupo control solo eran grabados, mientras que los del otro grupo eran grabados y además recibían consejos sobre interacciones del lenguaje en la forma de tarjetas con “constructores del cerebro” de Vroom, debatían sobre sus grabaciones con los entrenadores. Se les enseñaba además cómo usar estas estrategias de comunicación en las rutinas diarias.

Según los autores, los padres difieren mucho en cuanto a su entendimiento de cómo aprenden los niños a hablar y el rol que ellos mismos juegan en esto. Es por eso que en el estudio buscaron incluir a personas de diferentes contextos socioeconómicos.

La muestra estuvo compuesta de 77 padres y sus infantes, que tenían 6 meses al comenzar el proyecto. A todas las familias se les entregó una grabadora que el bebé debía utilizar en un chaleco con un diseño especial. Se les pedía que grabaran un fin de semana entero cuando el niño tuviera 6, 10 y 14 meses. El dispositivo grababa tanto lo que el niño escuchaba como lo que decía , así que el investigador podía dar seguimiento al discurso del padre y el hijo.

Los entrenamientos se dieron cuando los niños tenían 6 y 10 meses.

Resultados

Los bebés cuyos padres recibieron el entrenamiento fueron significativamente más verbales a la edad de 14 meses.

Según Naja Ferjan Ramírez, autora principal del estudio, muchos padres saben que la cantidad de lenguaje que escuchen sus niños es clave, pero lo que ellos les intentaron enseñar es que la forma en que les hablan es incluso más importante.

En los entrenamientos se les ofrecía explicaciones sobre la evidencia que apoya al parentese y se aseguraban de que los padres fueran conscientes sobre el lenguaje utilizado (particularmente el estilo de discurso) y los resultados en el lenguaje del bebé.

Los padres que recibieron el entrenamiento (que se realizaba cuando los niños tenían 6 y 14 meses) aumentaron la cantidad de discurso dedicada a sus hijos y el parentese en un 15%. Por otro lado, el grupo control mostró un crecimiento del 7%.

La medición de habilidades del lenguaje en niños se realizó clasificando el mismo como “balbuceo” o como palabras claramente reconocibles (todos los papás participantes hablaban inglés).

Otro dato observado fue que los bebés en el grupo de padres entrenados, balbuceaban en el 43% de las grabaciones, comparados con el grupo control que balbuceaba en el 30% de las grabaciones. Adicionalmente, a los 14 meses, los bebés que recibieron la intervención produjeron significativamente más palabras que los bebés en el grupo control.

El parentese no es hablar como bebé. Esta es una idea errada. Hablar como bebé involucra decir palabras y emitir sonidos sin sentido, mientras que el parentese es un discurso totalmente gramatical que incluye palabras reales, vocales alargadas y tonos de voz exagerados. Suena alegre y comunica un compromiso total con el niño. Hablarle parentese directamente a los bebés ayuda a que ellos se conecten socialmente con nosotros e intenten responder, aunque solo sean balbuceos.

Una estrategia tan sencilla puede ayudar significativamente al desarrollo del lenguaje en los niños pequeños, lo que será una ventaja en su vida escolar. Los padres juegan un rol importante en esto y pueden utilizar esta forma de discurso en las rutinas del niño.

Referencias originales del estudio: Naja Ferjan Ramírez, Sarah Roseberry Lytle, Melanie Fish, Patricia K. Kuhl. Parent coaching at 6 and 10 months improves language outcomes at 14 months: A randomized controlled trial. Developmental Science, 2018; e12762 DOI: 10.1111/desc.12762

Fuente: Science Daily

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Nuevo metaanálisis: Intervenciones basadas en mindfulness son efectivas en el tratamiento de trastornos mentales

  • Alejandra Alonso
  • 27/11/2018

Aunque todavía quedan muchas dudas, en parte debido a la calidad de algunos de los datos existentes y a la menor atención que se le da a algunos trastornos, un  estudio publicado en Clinical Psychology Review, encontró que las Intervenciones Basadas en Mindfulness (o MBI) son efectivas para la depresión, condiciones de dolor, tabaquismo y otras adicciones.

Los autores del estudio, liderados por Simon Goldberg, creen que sus resultados son una base empírica para las terapias basadas en mindfulness. Sus hallazgos muestran una efectividad similar a la de los tratamientos psicológicos y psiquiátricos de primera línea, con poca variación entre trastornos.

Las intervenciones basadas en mindfulness, tales como la de Reducción del Estrés basada en mindfulness (MBSR), Terapia cognitiva basada en mindfulness (MBCT) o Prevención de recaídas basada en mindfulness (MBRP), son parte de las llamadas terapias de tercera ola. Lo que las caracteriza es el enfoque en la practica de meditación mindfulness, con prácticas en el hogar y la guía de un tutor de mindfulness.

Entre las terapias de tercera ola, las basadas en mindfulness han sido muy investigadas en los últimos años, sin embargo todavía están en pañales, teniendo que enfrentar desafíos tales como dosis requeridas, fidelidad de implementación y cambios en la práctica para satisfacer las necesidades de diversos ambientes y poblaciones.

Pero, como suele suceder con los temas novedosos, su popularidad superó la evidencia que la apoya. Así entre sus críticas encontramos un metaanálisis que observa porcentajes sospechosamente optimistas sobre la efectividad del mindfulness, algunas investigaciones que no consideraban beneficios exagerados del mindfulness en sus resultados y una gran mayoría de casos donde no se publicaban los resultados negativos. Sumado a esto, notaron también una tendencia a publicar solo investigaciones con resultados positivos, utilización de muestras pequeñas y falta de medidas consistentes para estimar el éxito terapéutico.

Es por eso que el presente metaanálisis exhaustivo de las MBI, que además examina efectos en síntomas específicos de algunos trastornos psicológicos, revisó 171 estudios que incluían 12,005 participantes y fueron realizados entre los años 2000 y 2016.

El equipo de científicos encontró que todas las MBI eran superiores a los grupos que no recibieron tratamiento, que recibieron control activo no específico (por ejemplo, placebos) o control activo específico (por ejemplo, otras terapias psicológicas). Estos representaban los grupos control. Por otro lado, su efectividad era similar a los grupos que recibieron tratamiento mínimo y tratamiento basado en la evidencia. Sin embargo, la evidencia más consistente se encontró en el tratamiento de subgrupos de trastornos, en específico para la depresión, condiciones de dolor, fumadores y trastornos de adicción.

Limitaciones

El grupo de investigadores considera que la distribución desigual de trastornos y tipos de comparación fueron una limitación para ellos. Al ser un metaanálisis, debían trabajar con artículos ya publicados y muchas veces no era posible extraer conclusiones relacionadas a condiciones poco investigadas.

Todavía queda la pregunta sobre la duración de la terapia, ya que no existen suficientes datos. También sigue la interrogante de los individuos para los cuales es más beneficioso este enfoque: ¿hay características individuales que predicen la magnitud de los cambios en los pacientes tratados con MBI?

Basados en sus resultados, los autores recomiendan su uso para tratar depresión, adicciones y dolor. Además resaltan que esta clase de estudios construyen la estabilidad e integridad en el campo, y que las MBI prometen llegar a ser tratamientos basados en la evidencia.

Datos del estudio original: Goldberg, S. B., Tucker, R. P., Greene, P. A., Davidson, R. J., Wampold, B. E., Kearney, D. J., & Simpson, T. L. (2017). Mindfulness-based interventions for psychiatric disorders: A systematic review and meta-analysis. Clinical psychology review. DOI:10.1016/j.cpr.2017.10.011

Fuente: Mad in America

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Mayor riesgo de depresión para los adolescentes que pasan mucho tiempo con el celular

  • Alejandra Alonso
  • 27/11/2018

Jean Twenge y Keith Campbell, realizaron una investigación para conocer qué efectos tiene la cantidad de tiempo que pasan niños y adolescentes frente a la pantalla en su bienestar psicológico. Para ello se valieron de una gran base de datos de la cual tomaron una muestra de 43.337 sujetos.

Twenge y Campbell escriben: “Estudios previos sobre asociaciones entre tiempo frente a la pantalla y bienestar psicológico en niños y adolescentes han sido conflictivos, llevando a que algunos investigadores cuestionen los límites de tiempo frente a la pantalla sugeridos por los médicos.”

El National Institute of Health estima que, en tiempo de ocio, los chicos pasan un promedio de 5 a 7 horas frente a la pantalla. Y existen algunas investigaciones que sugieren efectos adversos en el bienestar de los jóvenes.

Metodología

Twenge y Campbell utilizaron la Encuesta Nacional de Salud de los Niños del año 2016 para analizar una muestra aleatoria de 43.337 chicos de entre 2 y 17 años de Estados Unidos.

La encuesta fue realizada por el Departamento de Censo vía correo electrónico o en línea e incluyó detalles sobre tiempo pasado frente a la pantalla (ya sea del teléfono, la televisión, la tablet, etc.) y medidas psicológicas sobre su bienestar. Ambas eran llenadas por los cuidadores de los niños.

Es importante destacar que los científicos excluyeron de la muestra a niños con diagnósticos como autismo, retraso en el desarrollo o parálisis cerebral, debido a que dichas condiciones ya podrían haber tenido un impacto en el funcionamiento diario del niño.

Resultados

Los autores hallaron que más de una hora de uso diario se asoció con menor bienestar psicológico, que involucró menos estabilidad emocional, menos curiosidad, más distracción, mayor dificultad para hacer amigos, menos auto-control, inhabilidad para realizar tareas y ser más difícil de cuidar.

Entre los adolescentes de 14 a 17 años, aquellos con mayores promedios de tiempo frente a la pantalla (es decir 7 horas o más al día), tenían más del doble de probabilidades de haber sido diagnosticados con depresión o ansiedad o haber sido tratados por un profesional de la salud mental en los últimos 12 meses.

Se encontró que incluso pasar una cantidad moderada de tiempo frente a la pantalla (4 horas o más) se asoció a menor bienestar psicológico.

Por otro lado, no se encontraron diferencias entre los que no pasaban tiempo frente a la pantalla y los que pasaban poco tiempo frente a ésta.

Otro hallazgo interesante fue en los niños en edad preescolar: aquellos que pasaban más tiempo frente a la pantalla eran doblemente más propensos a perder la calma y era 46% más probable que les costara volver a calmarse.

Entre los adolescentes de 14 a 17 años, se encontró que los que pasaban más tiempo frente a la pantalla eran 42.2% más propensos a no terminar una tarea, comparados con aquellos que solo pasaban una hora diaria (27.2%).

Con respecto al mayor impacto del tiempo frente a la pantalla en la población adolescente, los autores explican que podría deberse al uso de redes sociales, ya que existen otras investigaciones que han encontrado un vínculo entre la utilización de las mismas y la depresión, la ansiedad y el alejamiento del individuo de personas significativas para él.

A diferencia de estos, los más pequeños suelen utilizar los distintos dispositivos electrónicos para jugar o ver videos.

Limitaciones

Los autores enumeran ciertas limitaciones que tuvieron al realizar la investigación:

  1. El tiempo frente a la pantalla fue reportado por los cuidadores y no por los niños en sí.
  2. Las medidas sobre bienestar pueden haberse visto afectadas por las percepciones del cuidador y no tener en cuenta cuestiones que los niños no les reportan a sus padres. Aunque, con respecto a la ansiedad y depresión, no sería un problema si el niño contaba con diagnóstico y tomaba medicación.
  3. El estudio solo tomó en cuenta tiempo frente a la pantalla durante la semana, y no en los fines de semana donde podría aumentar.
  4. No se realizó una diferenciación entre tiempo frente a la TV y tiempo frente a medios digitales (internet, redes sociales, juegos, etc.).
  5. Algunos grupos (como los afroamericanos) estaban subrepresentados en la investigación.

Los resultados apoyarían las recomendaciones de la Asociación Americana de Pediatría, sobre el tiempo pasado frente a la pantalla. También se sugiere que deberían haber límites similares hasta la adolescencia.

Sus hallazgos son cruciales ahora que es tan normal que los adolescentes tengan mucho acceso a la tecnología y la utilicen como medio para entretenerse.

Datos sobre la investigación original: Jean M. Twenge, W. Keith Campbell. Associations between screen time and lower psychological well-being among children and adolescents: Evidence from a population-based study. Preventive Medicine Reports, 2018; 12: 271 DOI: 10.1016/j.pmedr.2018.10.003

Fuente: Psychcentral

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Para ser exitosos necesitamos algo más que inteligencia

  • Alejandra Alonso
  • 23/11/2018

No es que las habilidades cognitivas no sean importantes para alcanzar el éxito en la vida. Son necesarias, pero podrían no ser suficientes, según una novedosa revisión de investigaciones con muestras compuestas por niños de 12 años o menos.

Se publicó en el journal Nature Human Behaviour, la primer investigación que realiza una revisión sistemática sobre los efectos de las habilidades no-cognitivas en los resultados obtenidos posteriormente (logros académicos y habilidades cognitivas y del lenguaje).

Según el profesor John Lych, autor principal del estudio, muchos psicólogos, economistas y epidemiológos han estudiado la auto-regulación, atención y perseverancia en niños y descubierto que tienen una influencia en los resultados que obtienen. Sin embargo, Lych señala que la evidencia, aunque abundante, no es consistente.

¿A qué se refiere el autor con que los datos no son consistentes? La respuesta la hallamos en uno de los resultados que encontraron en su revisión: Solo el 40% de las investigaciones que utilizaron cumplían con los criterios de calidad necesarios para ser considerados (de un total de 554 estudios). De hecho ellos señalan haber utilizado los que tenían «mejor calidad» y habían hecho esfuerzos razonables para evitar variables de confusión.

La profesora Lisa Smithers, co-autora de la investigación, afirma que la evidencia que apoya el rol de las habilidades no-cognitivas en el éxito de las personas es tentativa y resalta que las habilidades cognitivas siguen siendo importantes.

Aunque ya hay evidencia que apoye la puesta en marcha de intervenciones para desarrollar habilidades no-cognitivas, sobre todo con niños en desventaja, es necesario que se realicen nuevos estudios con muestras más grandes y diseños más rigurosos, opina Lych.

Los autores también recomiendan que los investigadores interdisciplinarios que se interesan por estas habilidades no-cognitivas, tomen enfoques más estratégicos y rigurosos para determinar qué intervenciones serían más efectivas.

Referencia de la investigación original: Lisa G. Smithers, Alyssa C. P. Sawyer, Catherine R. Chittleborough, Neil M. Davies, George Davey Smith, John W. Lynch. A systematic review and meta-analysis of effects of early life non-cognitive skills on academic, psychosocial, cognitive and health outcomes. Nature Human Behaviour, 2018; 2 (11): 867 DOI: 10.1038/s41562-018-0461-x

Fuente: Science Daily

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Terapia de conversión en niños LGBT incrementa el riesgo de depresión y suicidio

  • Alejandra Alonso
  • 19/11/2018

Los chicos y chicas que se identifican como lesbianas, gays, bisexuales y transgénero (LGBT) y han vivido intentos de cambiar su orientación sexual, usualmente incitados por sus padres u otras personas, reportan niveles altos de depresión y conducta suicida, baja autoestima, pobres apoyo social y satisfacción con la vida, además de niveles más bajos de educación e ingresos en la adultez joven.

Los investigadores, que pertenecen al Proyecto de Aceptación Familiar (FAP) de Universidad Estatal San Francisco, aseguran que los esfuerzos de los padres sumados a las intervenciones de conversión con el objetivo de cambiar la orientación sexual, llevadas a cabo por terapeutas y algunos líderes religiosos, contribuyen al desarrollo de múltiples problemas de salud y de ajuste en la adultez joven.

En el estudio, el 53% de los chicos y chicas LGBT, con edades que comprendían entre los 21 y 25 años, reportaron experimentar esfuerzos para cambiar su orientación sexual durante la adolescencia.

De ellos, el 21% reportaron experiencias específicas, con sus padres o cuidadores, para cambiar su orientación sexual en casa; mientras que el 32% reportó esfuerzos realizados tanto por sus padres como por terapeutas y líderes religiosos.

Notablemente, cualquier esfuerzo por cambiar la orientación sexual contribuyó a un mayor riesgo en esta población. Sin embargo, el riesgo era mayor en aquellos que habían experimentado esfuerzos tanto de sus padres como de terapeutas y líderes religiosos.

El riesgo de suicidio era del 48% para el grupo donde solo intervenían los padres, mientras que para las personas LGBT que no reportaban experiencias de conversión era del 22%. Es decir, el riesgo era significativamente menor en éste último grupo.

Las cosas empeoran al considerar al grupo que no solo recibió intervenciones de sus padres, sino también de terapeutas o grupos religiosos. En dicho caso, el porcentaje se elevaba a 63%.

En cuanto a la depresión, los porcentajes fueron los siguientes:

  • 16% para aquellos que no recibieron intervención alguna.
  • 33% para los que recibieron intervenciones en el hogar.
  • 52% para aquellos que recibieron intervención en el hogar y externamente (terapeuta o líder religioso).

Dichas experiencias también se asociaron a un estatus socioeconómico más bajo, reflejado en menores educación e ingresos.

Los adolescentes LGBT de familias muy religiosas y aquellos provenientes de familias de bajos recursos eran más propensos a haber experimentado ambos tipos de intervención. Además, los científicos escriben que aquellos que eran inmigrantes y no estaban conformes con su género eran más propensos a experimentar esfuerzos de conversión externos iniciados por padres o cuidadores.

El grupo de investigadores nota que en otros estudios, los padres reportan que sus esfuerzos por cambiar a los niños LGBT están motivados por un intento de protegerlos, es decir que hacen lo que creen que es mejor para sus hijos. Sin embargo, lo que se consigue es socavar la estima propia de éstos niños, contribuir con conductas auto-destructivas que aumentan riesgos y disminuyen las habilidades de autocuidado (como su habilidad para lograr un mejor estatus socioeconómico).

Caitlin Ryan, autora principal del estudio y directora del Proyecto de Aceptación Familiar, dice que esto fue lo que los motivó a desarrollar un modelo de apoyo familiar donde los familiares de niños LGBT puedan aprender a darles apoyo.

Aunque otros estudios han observado un riesgo mayor de suicidio en adolescentes LGBT, ésta investigación presenta evidencia dramática del efecto negativo duradero que éstas intervenciones tienen en las personas. Estudios anteriores realizados en adultos han mostrado resultados similares, pero aquí vemos también el rol central de los padres, quienes necesitan más información y guía sobre orientación sexual e identidad de género, así como de las devastadoras consecuencias de algunas intervenciones.

Limitaciones del estudio

Los autores nombran varias limitaciones que tuvieron al llevar a cabo su investigación:

  1. Los criterios de inclusión probablemente no contemplen a personas que actualmente no se sienten cómodas siendo identificadas como LGBT o que tal vez se identificaban como tales en la adolescencia pero no en la adultez.
  2. Aunque se incluyó una medida de religiosidad de los padres, ésta no contemplaba afiliaciones religiosas específicas, que podrían ayudar a encontrar predicadores del rol de los padres sobre esfuerzos para cambiar la orientación sexual.
  3. Se utilizó un diseño retrospectivo, es decir que no se puede hablar de causalidad no descartar la posibilidad de que aquellos que eran más desacatados en la adultez atribuyeran retrospectivamente a algunas conductas parentelas el carácter de “intentos de cambiar la orientación sexual”. Así como tampoco se puede descartar que adultos LGBT mejor adaptados sean menos propensos a recordar experiencias de ese estilo.

Datos del estudio original: Caitlin Ryan, Russell B. Toomey, Rafael M. Diaz & Stephen T. Russell (2018)Parent-Initiated Sexual Orientation Change Efforts With LGBT Adolescents: Implications for Young Adult Mental Health and Adjustment,Journal of Homosexuality, DOI: 10.1080/00918369.2018.1538407

Fuente: Psychcentral

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