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Ciencia y Evidencia en Psicología

2850 Publicaciones

Investigación, neurociencia, modelos teóricos y psicopatología

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Inteligencia emocional y el cerebro 2.0

  • 17/03/2013
  • Asociación Educar

El siguiente artículo está basado en un suceso que aunque surge en un ámbito educativo es válido para ser trasladado a relaciones familiares, de amistad, laborares y para cualquier otro círculo en el que nos desempeñemos.

Trabajo en un instituto de inglés y en el año 2012, tuve la oportunidad de implementar un “plan piloto” utilizando Ipads en diferentes cursos para el dictado de clases en dicho idioma.

Al principio la idea me pareció brillante, desafiante y, fundamentalmente, que a mis alumnos les iba a encantar, resultándoles muy motivador tomar clases con estos dispositivos tan novedosos.

Al retrotraerme en el tiempo, reconozco que mi amígdala cerebral debe haberme jugado una mala pasada: evaluando en 125 milisegundos eficacia por eficiencia. Es decir de lo que es  bueno (alcanza para la supervivencia) a lo que es ser grande (con el fin de trascender). “De la eficacia a la grandeza”, como rezaba Stephen Covey. (2)

Al transcurrir el tiempo, la idea no se me fue de la cabeza… evidentemente, mis Lóbulos Pre-frontales se habían puesto a trabajar: procesando y analizando la información,  utilizando las capas superiores de mi cerebro cognitivo y ejecutivo, lo que me permitió hacer un  juicio crítico. Consecuentemente, me di cuenta de que dicha implementación estaba muy lejos de poder  complementarse con mi filosofía de “compartir, a diestra y siniestra” conocimientos para desarrollar la Inteligencia Emocional.

 

Después de transcurridos aquellos  125 milisegundos iniciales, lo primero que se me vino a la mente  fue: “La tecnología vino para quedarse, de eso no hay dudas, y más vale que aunque nos implique, especialmente a los adultos, salirnos de nuestra zona de confort (es decir, de lo que conocemos para aprender cosas nuevas) si juzgamos sabiamente, concluiríamos que debemos adaptarnos a estas nuevas tecnologías.” Es cierto también que, para quienes nacimos antes de los ´90, implica un trabajo arduo. La computadora, celular o cualquier otro dispositivo electrónico que compramos el año pasado y que tanto nos costó aprender a manejar, en meses se convierte en obsoleto. Debemos seguir aprendiendo. Esto está muy bien, pero, ¿hasta qué extremo?

Después de haber escuchado y leído mucha información sobre el “cerebro social”, la “inteligencia emocional” y la “comunicación efectiva”, me siento un poco parca a la idea de usar la tecnología para todo. La naturaleza concibió el cerebro social para la interacción cara a cara, no para el mundo virtual. Esto, por supuesto, no supone que tanto en mi institución como en tantas otras no se utilicen tecnologías como un aliado del proceso enseñanza y aprendizaje en proyectos realizados por alumnos (videos, blogs y Power Points) pero con técnicas de  aprendizaje cooperativo.

En el momento de la decisión de los Ipads para mis cursos, seguí mis creencias: si quería alumnos que además de contenidos crezcan en la Inteligencia Emocional, no iba a permitir que las únicas dos horas semanales que comparten en este espacio de aprendizaje e interacción, sean regidas por una máquina, perdiéndose así la posibilidad de conversar “cara a cara” sobre sus sentimientos, experiencias, anhelos, etc. Dudo que en lo cotidiano abunden espacios para los mencionados intercambios, los cuales ponen en juego  las inteligencias inter e intra personales,  bases fundamentales en el desarrollo de una buena Inteligencia Emocional.

Nuestro cerebro es social, por lo tanto, para desarrollar la Inteligencia Emocional necesita de otros cerebros“en vivo y en directo”.

El 85% de la comunicación se realiza de forma no verbal y, no puedo evitar preguntarme qué diría Paul Ekman, el gran estudioso y experto mundial en expresión facial y emociones, si leyese los mensajes de texto que se envían en la actualidad: ;), =), :), o), un poco simplista la simbología emocional, ¿no?

El lado oscuro entra en escena cuando  por “abusar” de la tecnología, perdemos la conciencia de la empatía: percibir lo que piensan y sienten los demás sin que nos demos cuenta. Enviamos permanentemente señales sobre nuestros sentimientos mediante tonos de voz, expresión facial, gestos y muchos canales no verbales. La capacidad de descifrarlas varía enormemente de persona a persona,  y en la comunicación virtual (e-mails, mensajes de texto y chats) estas señales no existen.

Además, las neuronas espejo juegan un papel primordial en el contagio emocional, son la base de nuestros comportamientos empáticos, y en el mundo virtual poco tienen para lucirse. (3)

“La empatía es el componente esencial  de la compasión. Tenemos que darnos cuenta qué le pasa a la otra persona, qué siente, para que se despierte la compasión. Este proceso finaliza cuando empezamos a tener sintonía, y continúa con el establecimiento de una empatía, la comprensión de sus necesidades, la preocupación empática y por fin la acción compasiva, cuando le prestamos ayuda.” (4)

Las tecnologías conectan:

Se reconocen los beneficios de la Web 2.0: el correo del correo electrónico, poder navegar en la web, estar conectados con el mundo. Es más, hasta nos permite cosas que en tiempos pasados hubiesen sido impensables como estudiar. Hoy las carreras “on-line” les dan acceso a muchas personas que por motivos personales, laborales, de distancia (incluso se puede estudiar en otros países), no podrían hacerlo de otra manera.

En este sentido, es importante tener en cuenta que el celular con los mensajes de texto suele ser muy útil también siempre y  cuando se tomen ciertos recaudos.

Las tecnologías que desconectan:

Al no tener el registro de la expresión de la persona con la que nos estamos comunicando, y por la inmediatez que implica mandar un mensaje de texto, un e-mail o un chat las personas solemos malinterpretar los mensajes que recibimos. Por ejemplo, esta rapidez, hace que comúnmente omitamos tipear una coma:

“La riqueza de la “coma” (5):

Una coma puede ser una pausa, o no:

“No, espere.”

“No espere.”

Puede hacer desaparecer tu dinero:

23,4.

2,34.

Puede crear héroes:

“Eso solo, él lo resuelve.”

“Eso, sólo él lo resuelve.”

Puede ser la solución:

“Vamos a perder, poco se resolvió.”

“Vamos a perder poco, se resolvió.”

Cambia una opinión:

“No queremos saber.”

“No, queremos saber.”

¡La coma puede condenar o salvar!

“¡No tenga clemencia!”

“¡No, tenga clemencia!”

La coma hace la diferencia entre dos puntos de vista.

“¿Cómo se relacionan los cerebros sociales cuando miramos un monitor y no directamente a otra persona?”

Contamos con una pista crucial sobre los problemas que presentan estas comunicaciones desde los inicios de Internet… Esta pista crucial son los mensajes ofuscados que se envían cuando la persona se altera un poco (o mucho) y la amígdala toma riendas de la situación, con lo que se escribe arrebatadamente y se hace “Click en Enviar” sin haberlo pensado bien.

A continuación, ese producto de secuestro amigdalino aparece en el buzón de entrada del otro individuo. El termino técnico más adecuado sería “ciberdesinhibición”, porque se ha comprobado que la conexión entre el cerebro social y la pantalla, libera el control que suelen tener sobre la amígdala las zonas pre-frontales, más razonables.” (4)

Esta “ciberdisinhibición” la he vivido no sólo con e-mails, sino mensajes de texto: personas que no se animan a “dar la cara” y, mediante un mensaje mandan sin ningún tipo de empatía y, por tanto, sin importar el efecto emocional que produce en la persona que lo recibe cualquier tipo de mensaje. Esto habla de una muy pobre inteligencia emocional, de un desarrollo de la empatía nulo, y, hasta me atrevo a decir,  falta de amor y compasión. Este tipo de “ciberdisinhibición”, puede llegar a causar graves problemas laborales, sociales y hasta familiares.

Conectando para trascender:

Como señala Shirky, que estudia redes sociales y la web en la Universidad de New York, “las redes sociales tienen un potencial inmenso para multiplicar nuestro capital intelectual. (6) Se trata de  una especie de “supercerebro”: el cerebro ampliado gracias a Internet.” Con todo esto, en su justa medida y con responsabilidad, con un verdadero y comprometido trabajo cooperativo se logran “supercerebros” que aprenden y producen elementos muy creativos, innovadores, interesantes…

Es, sin dudas, tarea de los educadores (padres y docentes) y  de capacitadores en empresas, ajustar estas conexiones y desconexiones que producen por el uso de la web 2.0 para que podamos aprovecharlas al máximo: para no creernos que las tecnologías que manejamos nos hacen mejores, sino para que nos ayuden, para aprender, poco a poco, a desarrollarnos como mejores seres humanos.

-En este artículo se ha utilizado metafóricamente el término “cerebro 2.0” haciendo una analogía entre dos términos (cerebro y Web 2.0), de tal manera que para referirse a uno de ellos se nombra al otro.-

Nota: “El término Web 2.0 (acuñado en 2004) comprende aquellos sitios web que facilitan el compartir información, la interoperabilidad, el diseño centrado en el usuario y la colaboración en la World Wide Web (www). Un sitio Web 2.0 permite a los usuarios interactuar y colaborar entre sí como creadores de contenido generado por usuarios en una comunidad virtual, a diferencia de sitios web estáticos (Web 1.0) donde los usuarios se limitan a la observación pasiva de los contenidos que se han creado para ellos.” (1)

Prof. Nse. Alejandra del Fabro

Oradora en Asociación Educar.

Fundadora del Instituto de Idio+delfabro.

Aplicando las Neurociencias, la metodología pedagógica de su instituto se basa en los procesos enseñanza-aprendizaje compatibles con la forma en la que aprende el cerebro.

Partner DANA Foundation, New York, USA.

Referencias:

(1) Definición de “Web 2.0”, fuente Wikipedia.

(2) Covey, Stephen  “Los siete hábitos de las personas altamente efectivas”  Paidós Ibérica (1989) y  “El 8º hábito” Paidós Empresa (2004).

(3) Rizzolatti, G. y Sinigaglia, C. “Las neuronas espejo. Los mecanismos de la empatía emocional” (2006) Barcelona: Ediciones Paidós Ibérica.

(4) Daniel Goleman, “The Brain and the Emotional Intelligence: New Insights”, Kindle Edition, 2012

(5) Transcipción de Imagen publicada en Facebook, autor anónimo.

(6) Shirky, Clay, “Here Comes Everybody”, Penguin Press, New York 2008

Agradecimiento por corrección de texto: Prof. Nancy Díaz y Prof. Florencia Zambaglione.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

(PDF) Nivel de lectura como medida de reserva cognitiva en adultos mayores

  • 14/03/2013
  • David Aparicio
reserva cognitiva

La reserva cognitiva es un modulador entre los procesos neurodegenerativos y las manifestaciones clínicas de deterioro cognitivo y demencia. Este constructo se asocia a la capacidad de optimizar la ejecución de tareas a través del reclutamiento de redes neuronales y al uso de estrategias cognitivas alternativas que estarían mediadas por los procesos educativos formales.

Objetivo

Analizar el nivel de lectura como medida de reserva cognitiva y como predictor fiable del rendimiento en pruebas de valoración de distintos dominios cognitivos. Sujetos y métodos. La muestra se compone de 87 sujetos sanos a quienes se aplicó el test de acentuación de palabras como indicador del nivel de lectura; esto permitió dividir la muestra en sujetos con nivel de lectura bajo y alto, a los cuales se administró una amplia batería neuropsicológica.

Resultados

Los sujetos con nivel de lectura bajo muestran un rendimiento cognitivo general inferior, disminución en la velocidad de procesamiento y déficits ejecutivos; además, el nivel de lectura predice mejor el rendimiento en función ejecutiva y rendimiento cognitivo general que las variables edad, años de escolaridad e instrucción. Conclusiones. El nivel de lectura se muestra como una buena medida de reserva cognitiva y como un predictor fiable del funcionamiento ejecutivo y cognitivo en el envejecimiento.

Descarga el PDF: Nivel de lectura como medida de reserva cognitiva en adultos mayores

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

(PDF) Bases genéticas de los trastornos del neurodesarrollo

  • 14/03/2013
  • David Aparicio
trastornos del neurodesarrollo

En la última década, los avances de la genética están cuestionando el actual modelo nosológico implícito en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, cuarta edición, texto refundido (DSM-IV-TR) y la Clasificación Internacional de Enfermedades, décima revisión.

Tanto el carácter categórico como la comorbilidad detectada a partir de la aplicación de los criterios diagnósticos resultan insostenibles a la luz de la arquitectura genética que está emergiendo a partir de los estudios sobre la genética de los trastornos mentales. Los paradigmas clásicos, un gen para una enfermedad, o, incluso, un patrón genético específico y distintivo para cada entidad, son conceptos que quedan restringidos a casos concretos.

En la presente revisión se pretende describir el panorama actual configurado tras los recientes avances genéticos. Las líneas de trabajo que están marcando la investigación en el presente y en el futuro inmediato son: la identificación de variantes en el número de copias –frecuentes y raras–, vinculadas de modo indiscriminado a distintos trastornos; la concurrencia simultánea de múltiples variantes para un mismo trastorno; el fenómeno del doble impacto; y la modulación epigenética.

La nueva versión del DSM, consciente de las deficiencias en el modelo vigente, marcará un punto de inflexión, tímido, pero decididamente orientado a incorporar una concepción dimensional de los trastornos mentales.

Descarga el PDF: Bases genéticas de los trastornos del neurodesarrollo.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Un ambiente estimulante podría retrasar los efectos del Alzheimer

  • 11/03/2013
  • David Aparicio

Anteriores estudios han demostrado que mantener la mente activa y realizar ejercicios mentales y físicos pueden ayudar a retrasar los síntomas característicos del mal de  Alzheimer. Sin embargo, una nueva investigación realizada con ratones silvestres y desarrollada por neurocientíficos del Brigham and Women’s Hospital, encontró que un entorno enriquecedor y relaciones sociales estimulantes pueden tener mejores resultados a la hora de proteger al cerebro de dicho trastorno.

Un entorno enriquecedor y relaciones sociales estimulantes pueden tener mejores resultados 

El mal de alzheimer ocurre cuando la proteína conocida como beta amiloide se acumula en forma de “placas seniles” en el cerebro. Esta acumulación de proteínas bloquea los nervios celulares en el cerebro e interrumpe la comunicación entre las células, dando como resultado un declive en las habilidades mentales: reducción de la memoria y la atención (incapacidad de aprender, entender y procesar nueva información), así como también una disminución en las funciones corporales que pueden causar la muerte.

El Dr. Dennis Selkoe, director de la investigación publicada en la revista Neuron explica que la investigación pudo demostrar que la prolongada exposición en ratones silvestres jóvenes de mediana edad a un entorno enriquecido,  puede activar los receptores cerebrales responsables de marcar una vía de señalización. Esto evita que la proteína beta amiloide debilite la comunicación entre las células nerviosas en el hipocampo, el cual juega un rol importante en la memoria a corto y largo plazo.

La exposición del cerebro a nuevas actividades proporcionó una mayor protección

Los investigadores también encontraron que la exposición del cerebro a nuevas actividades proporcionó una mayor protección contra el mal de alzheimer en comparación con los ratones que solo hicieron ejercicio aeróbico.

Con respecto a la utilidad de la investigación, Solkoe concluyó: Este estudio provee una explicación a nivel molecular sobre los mecanismos por los cuales un ambiente enriquecido puede ayudar a reducir el desgaste de la memoria producido por la acumulación de la proteína beta amiloide.

Fuente: ScienceMag.com

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

La fina frontera entre el uso recreativo y terapéutico de las drogas

  • 10/03/2013
  • Equipo de Redacción

Las drogas o sustancias que alteran el estado de la mente existen desde hace millones de años. Los humanos y otros muchos animales las consumen para aliviar el dolor o provocar un momento de placer.

¿Sería la fina frontera entre el uso recreativo y el uso terapéutico de las drogas la causante del tabú que recae sobre estas?

Hoy en Redes, David Nutt, psicofarmacólogo y expresidente del Consejo Asesor sobre Abuso de Drogas del Gobierno británico, nos hablará sin tapujos de la adicción y de algunas de las drogas legales más dañinas con las que convivimos en la actualidad. Y la Mirada de Elsa se centrará en una de estas drogas, el alcohol, y en cómo es capaz de alterar el cerebro en desarrollo de jóvenes y adolescentes.

Fuente: Redesparalaciencia.com

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

El nuevo diseño de Psyciencia

  • 05/03/2013
  • David Aparicio

Queridos lectores, con alegría les comparto que hemos rediseñado Psyciencia. Ahora contamos con un diseño que cuenta con las ultimas tecnologias en programacion: HTML5, CSS3 y es  Full Responsive (Se adeacua al tamaño de cualquier dispositivo desde donde nos visites : Tablet, Smartphone, etc.) Hemos modificado tambien Nuestro Top Page : Ahora aparecerán las publicaciones que nuestro equipo editorial decida promocionar y los nuevos articulos estan en la sección ultimos artículos. Esperamos que les guste tanto como a nosotros y, si tienen quejas o sugerencias, no duden en escribirnos.

 

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

El lado seductivo del humor

  • 01/03/2013
  • Maria Fernanda Alonso

Desde el momento en que empezamos a imaginarnos con una posible pareja, también empezamos a pensar en los rasgos y características que nos gustaría que presentara. “Un buen sentido del humor es una de las características más deseadas en una pareja, sobre todo en las primeras citas. Las mujeres suelen interesarse particularmente en hombres con buen sentido del humor, o más específicamente, alguien que las haga reír. Los hombres por otro lado, buscan alguien que se ría de sus bromas, lo cual no es una tarea fácil en absoluto.

Estos diferentes atributos del humor podrían tener fuertes raíces evolutivas, especialmente a la luz de la teoría de la selección sexual. Las mujeres más exquisitas utilizan el humor como un signo de inteligencia y para eliminar a los menos competentes. Los hombres utilizan el humor para impresionar a las mujeres, y aquellos realmente graciosos lo logran”, dice el Dr. Gil Greengross, psicólogo evolutivo y antropólogo de la Universidad de Nuevo México, y autor de Humor Sapiens, blog sobre el estudio científico del humor, las risas y las sonrisas.

Los hombres por otro lado, buscan alguien que se ría de sus bromas. 

Un estudio publicado por Christopher Wilbur y Lorne Campbell utiliza el mismo análisis evolutivo para probar si los hombres y las mujeres difieren en sus preferencias sobre humor. Para ver lo que realmente quieren hombres y mujeres, los investigadores examinaron anuncios personales reales, del sitio de citas lavalife.com. Este método de análisis de los anuncios de citas ha sido utilizado ampliamente en los últimos años, ya que permite al investigador examinar las preferencias reales de las personas que buscan una pareja en situaciones de la vida real, con consecuencias reales. El hecho de preguntar por las preferencias de la gente en el laboratorio puede producir resultados poco confiables ya que por distintas razones los sujetos pueden no revelar sus verdaderos deseos.

El estudio

Todos los perfiles utilizados para este estudio son procedentes de Canadá, contando con edades que van desde los 21 a los 35 años (todos los anuncios fueron escritos en inglés). En total, se utilizaron 266 perfiles, la mitad para cada sexo. Los investigadores analizaron las principales características de los anuncios relacionados con el humor. En concreto, los investigadores se centraron en la frecuencia en que las personas proclamaban ser graciosas o en que en realidad intentaban ser graciosas, así como la frecuencia con que solicitaban una pareja con sentido del humor. Además, se registraron los otros rasgos que las personas buscaban en una pareja, como ser la inteligencia, la calidez, el status y el atractivo físico.

Como era de esperar, los hombres fueron mucho más propensos a decir que tenían un gran sentido del humor y que podían hacer reír a su posible cita. Por supuesto, esto no significa que en realidad sean graciosos, muchos de ellos probablemente no lo son. Sin embargo, haciendo hincapié en sus capacidadeshumorísticas, los hombres reconocen que el humor es un rasgo altamente deseado por las mujeres que buscan una pareja. Las mujeres por su parte, eran mucho más propensas que los hombres a decir que buscaban una pareja con buen sentido del humor. Un hallazgo interesante fue que las personas que proclamaban tener un buen sentido del humor no eran quienes deseaban salir con alguien gracioso. Estos atributos son distintos y específicos de cada sexo.

Esto no significa que en realidad sean graciosos. 

Independientemente del sexo, los que se consideraron a sí mismos como graciosos y las personas interesadas en encontrar una pareja con un buen sentido del humor fueron más propensos a valorar también la inteligencia en una pareja potencial, implicando que los dos rasgos están entrelazados. En el mismo sentido, una investigación del Dr. Gil Greengross muestra que esta relación existe, y la producción real de humor esta de hecho asociada con una mayor inteligencia para ambos sexos.

El presente estudio examinó las intenciones reales de hombres y mujeres solteros buscando una cita, y las diferentes funciones que el humor desempeña en el juego de la seducción. Los hombres trataban de anunciar que tenían un buen sentido del humor y las mujeres buscaban evaluar este humor.

Pero ¿existe una relación real entre la manifestación concreta de humor y las opciones románticas?

Si las mujeres están buscando hombres graciosos, se podría esperar que los anuncios divertidos aumenten su atracción hacia ese hombre. Para probar esto, los investigadores crearon anuncios de citas online ficticios que, o bien contenían una broma corta al comienzo del anuncio, o no. Se pidió a 114 participantes universitarios (73 mujeres, 41 hombres) que valoraran el anuncio en varias dimensiones de la personalidad y que manifestaran su interés romántico en esa persona. La variable «interés romántico» fue evaluada tanto por el interés de los participantes en llegar a conocer mejor a la persona, como en tener una relación a largo plazo con el individuo o, la posibilidad de verse casado con esa persona. Estas tres respuestas se promediaron para crear una puntuación compuesta.

Los resultados mostraron que para las mujeres, añadir humor al anuncio hizo poco para atraer el interés romántico de los hombres. Por otro lado, los perfiles de los hombres que incluyeron chistes aumentaron significativamente los intereses románticos de las mujeres para evaluarlos. Por otra parte, los juicios de las mujeres sobre el humor de los hombres se correlacionaron fuertemente con cuán inteligentes y cálidos percibieron que podían ser. No se encontró tal asociación entre los hombres al momento de evaluar los anuncios de las mujeres.

Resumiendo

El lado seductivo del humorEstos estudios dan apoyo a la teoría de que los hombres y las mujeres usan el humor en diferentes formas, especialmente cuando están buscando pareja. Las mujeres, que son más selectivas que los hombres, se basan en el humor para evaluar la inteligencia y la calidez de su potencial cita, sobre todo en las primeras etapas de noviazgo.

Los hombres, en cambio, están más enfocados en tratar de impresionar a su cita con humor, tal vez en un intento de transmitir otros rasgos subyacentes, como la inteligencia. A los hombres no les importa mucho si su cita es graciosa, pero les gustaría que se rían de sus bromas. Todos estos resultados se alinean perfectamente con lo que las teorías de la selección sexual y el indicador de aptitud mental predicen, demostrando que un buen sentido del humor está profundamente arraigado en nuestra psicología.

Fuentes: Psychology Today; Personality and Social Psychology Bulletin.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Leyendo las emociones de los demás

  • 27/02/2013
  • Maria Fernanda Alonso

Cuando interactuamos con otras personas solemos creer que percibimos sus verdaderas emociones a través de la lectura de sus rostros. De hecho, a pesar de que creemos que es la cara la que cuenta la historia, estamos normalmente leyendo algo muy diferente: el lenguaje corporal y las señales sociales. Ese es el nuevo hallazgo contrario a la intuición de un estudio publicado en la revista Science.

(Artículo relacionado: Cómo funciona realmente nuestra mente: 10 estudios en Psicología contrarios a la intuición)

Los investigadores de Princeton, de la Universidad de New York y de la Universidad Hebrea de Jerusalén presentaron a un grupo de voluntarios que participaron en el estudio, una serie de imágenes de personas en situación de extrema emoción, tanto positiva como negativa. Las imágenes incluyeron jugadores profesionales de tenis que acababan de ganar o perder un punto en un partido importante, así como personas poniéndose un piercing en el pezón, e individuos en la agonía del orgasmo.

leyendo las emociones de los demasEn algunas de las imágenes, los investigadores sólo mostraron a los participantes del estudio una cara; en otras, sólo un cuerpo, y en otras tanto el cuerpo como la cara. Se podría pensar que sería obvio, a partir de una cara, distinguir si alguien se siente mal (con un pezón perforado) o si acaba de ganar el campeonato de Wimbledon. Pero resulta que no lo es.

«El hallazgo sorprendente fue que nuestros participantes no tenían ni idea de si la emoción era positiva o negativa, cuando estaban juzgando caras aisladas», dice el autor principal del estudio, Hillel Aviezer de la Universidad Hebrea, en una respuesta por correo electrónico donde discutía los hallazgos. «Por el contrario, cuando juzgaban el cuerpo (sin rostro), o el cuerpo con la cara, diferenciaban fácilmente las expresiones positivas de las expresiones negativas».

(Artículo relacionado: La ilusión de transparencia)

Los resultados son doblemente sorprendente, ya que los mismos participantes del estudio estaban convencidos de que eran capaces de reconocer las emociones de los rostros, no del lenguaje corporal o de las señales contextuales.

«Incluso tenían sus propias «mini-teorías» sobre qué parte de la cara era la más importante – pero todo ello era una ilusión»

Agrega que lo que hacemos, por supuesto, es leer una gran cantidad de información emocional saliente cotidianamente de las caras – pero sólo en ciertas situaciones. La fiabilidad de la transmisión, por ejemplo, parece romperse cuando las emociones son más fuertes. La cara se contorsiona. Podemos decir que algo importante ha sucedido, pero es difícil decir que algo es radicalmente positivo o devastadoramente negativo.

En el artículo, Aviezer y sus colegas compararon los músculos de la cara con un altavoz de audio. A medida que el volumen se lleva al máximo, la calidad de la recepción se vuelve mala y el mensaje resulta más difícil de detectar. Hay una analogía similar con las señales emocionales que escuchamos. Sabemos que el sonido de la risa suave transmite alegría y un sollozo suave transmite tristeza. Pero a la mayoría de nosotros nos resulta difícil distinguir un grito de alegría de un grito de miedo. Dado que a menudo oímos sonidos sin otra pista contextual para explicarlos – por ejemplo, cuando son escuchados desde una habitación adyacente – tendemos a aceptar que no podemos distinguir emociones positivas de emociones negativas en ningún caso. Pero casi nunca vemos rostros sin expresión corporal y un ambiente para acompañarlos. Así que es posible que no nos demos cuenta de que la cara es menos informativa de lo normal cuando las emociones están en alto.

Aviezer dice que sus resultados sugieren que la distinción clásica entre emociones positivas y emociones negativas puede necesitar ser revisada ​​para incorporar la posibilidad de que ellas podrían compartir más características fisiológicas subyacentes de lo que pensábamos. Eso podría tener implicaciones para las teorías que vinculan las emociones con la economía, la psicología social y las neurociencias.

«También creo que los resultados pueden tener algunas aplicaciones clínicas», dice. «Considera poblaciones como las personas con autismo o varios trastornos neuropsiquiátricos. Sabemos que estas personas a menudo tienen dificultades con el reconocimiento de expresiones faciales «, dijo. «Hasta ahora hemos estado tratando de ayudarlos a través de la capacitación para comprender mejor las caras aisladas. Sin embargo, nuestro trabajo sugiere que tal vez deberíamos aumentar un poco y enseñarles a reconocer las emociones de la persona completa en su contexto.» Eso podría proporcionar una amplia gama de terapias con las que los niños autistas podrían beneficiarse.

Fuente: Healthland

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

La ilusión de transparencia

  • 26/02/2013
  • Maria Fernanda Alonso

En ocasiones sentimos que nuestras emociones se exponen como libros abiertos ante los demás y que nuestros intentos por ocultarlas son infructíferos, pero ¿qué es lo que pueden leer otras personas de nuestras expresiones faciales, patrones del habla y comportamiento general? Esto ha sido probado experimentalmente y se encontró algo interesante.
En un estudio en el que las personas dieron discursos extemporáneos, se les pidió a los participantes que calificaran su propio nerviosismo (Savitsky & Gilovich, 2003). Esto se comparó con los índices de la audiencia. Los resultados mostraron que las personas tienden a sobrestimar cuán nerviosos se muestran ante los demás. Y este es un hallazgo consistente. Creemos que los demás pueden leer más de nuestras expresiones de lo que realmente pueden.

(Artículo relacionado: Leyendo las emociones de los demás.)

En otros estudios, los participantes han sido evaluados tratando de ocultar las mentiras que estaban diciendo, así como su disgusto ante una copa de mal sabor e incluso su preocupación ante una emergencia montada. En todos los casos, las personas pensaron que sus emociones fueron más evidentes para los demás de lo que realmente fueron (Gilovich & Savitsky, 1999). En un seguimiento al estudio sobre hablar en público, a algunos participantes se les dijo que no parecían tan nervioso como se sentían. Estos dieron tan buenos discursos que sus nervios no llegaron a perturbarlos.

Toca una canción

ilusion de transparenciaLos psicólogos llaman a esto la «ilusión de la transparencia». Es la idea de que sentimos que nuestras emociones son transparentes para los demás cuando en realidad no lo son, o al menos no tanto como pensamos.
Puedes probar esta ilusión marcando el ritmo de una canción y pidiendo a un amigo que trate de adivinar cuál es. Cuando este estudio se llevó a cabo, la gente supuso que los oyentes lo lograrían alrededor del 50% de las veces (Newton, 1990; tesis doctoral). De hecho, es increíblemente difícil de adivinar. Los oyentes en este estudio lo lograron menos del 3% de las veces. Esto fue así a pesar de que las canciones eran muy conocidas: se trataba de «Feliz cumpleaños» y el Himno Nacional. Al hacer esto con un amigo, te asombras de ellos, ya que para ti parece muy obvio. Puedes oír los acordes sonando en tu cabeza a medida que marcas el ritmo, pero te olvidas de que tu amigo no puede.
Lo mismo puede decirse de la comunicación escrita. Cuando escribes un correo electrónico te parece perfectamente obvio lo que quieres decir pero el lenguaje está abierto a interpretación y a veces los significados se tuercen o se pierden en el camino de una mente a otra. Nada de esto significa, por supuesto, que nuestros pensamientos y sentimientos son totalmente impenetrable para los demás. Sin embargo, es importante tener en cuenta la ilusión de la transparencia ya que afecta gran parte de nuestra vida cotidiana y ayuda a explicar argumentos que comienzan con: «Pero yo pensaba que era obvio lo que sentía …»

Fuente: Spring.org.uk

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

La memoria y el apetito

  • 26/02/2013
  • Maria Fernanda Alonso

El uso inapropiado de las nuevas tecnologías podría producir efectos perjudiciales sobre los usuarios. Así, estudios han demostrado, por ejemplo, que comer en frente de la TV (o una distracción similar) puede incrementar tanto el hambre como la cantidad de alimento consumido. Aún más, tal como se desarrollará a continuación, tales distracciones podrían “inhibir la formación de memoria de una comida reciente.»
En los últimos años, un creciente cuerpo de investigación ha demostrado que el apetito y la ingesta de alimentos están influenciados por una serie de factores además de nuestra necesidad biológica de la energía, incluyendo la percepción que tenemos de la comida en frente nuestro. Del mismo modo, la ingesta alimentaria de la población parece ser susceptible a su entorno, como la conducta alimentaria – y el tamaño del cuerpo – de sus compañeros de comedor. Incluso señales visuales simples, como el tamaño del plato y la iluminación, se ha demostrado que influencian en el tamaño de la porción y el consumo (hechos de los cuales podrían sacan ventajas quienes se encuentran en los negocios de la alimentación).

(Artículo relacionado: Cómo funciona nuestra memoria: 10 cosas que la mayoría de las personas no sabe.)

Un nuevo estudio, publicado en la revista PLoS ONE, añade un nuevo giro al sugerir que nuestra memoria a corto plazo también puede desempeñar un papel en el apetito. Los autores del estudio encontraron que varias horas después de una comida, los niveles de hambre de la gente no se prevén por lo mucho que comieron sino por la cantidad de comida que habían visto frente a ellos. En otras palabras, cuánto recordaban haber comido.

(Artículo relacionado: La dieta y su repercusión en las funciones cerebrales.)

Así es como el experimento funcionó: Los investigadores del Reino Unido mostraron a 100 adultos un plato que contenía una pequeña (10 oz.) o una gran porción (17 oz.) de sopa de tomate y les pidieron que comieran toda la porción. Sin embargo, la mitad de los participantes comieron más o menos de lo que sus ojos les llevaron a creer, gracias a un tubo oculto que imperceptiblemente llenaba o vaciaba el recipiente.

Inmediatamente después de haber consumido la comida, los niveles de hambre de los participantes dependieron de la cantidad de sopa que había consumido. Los que habían comido la porción grande fueron más propensos a reportar sensación de saciedad – una respuesta predecible a las señales enviadas por el estómago y el intestino después de una comida, dicen los investigadores.

Dos o tres horas después, sin embargo, los sentimientos de saciedad de los participantes estuvieron relacionados únicamente a la cantidad percibida de la sopa consumida. Independientemente de la cantidad de sopa que en realidad habían tomado, aquellos que creían que consumían 17 oz. reportaron tener menos hambre, en promedio, que aquellos que pensaban que consumieron 10 oz. “Esta disparidad basada en el tiempo sugiere que la memoria de nuestra comida anterior puede tener una mayor influencia sobre el apetito que el tamaño real de la comida”, dice Jeffrey M. Brunstrom, autor principal del estudio y profesor de psicología experimental en la Universidad de Bristol.

La memoria y el apetito

«El hambre no es controlado exclusivamente por las características físicas de una comida reciente. Hemos identificado un papel independiente de la memoria para esa comida», dice Brunstrom. «Esto demuestra que la relación entre el hambre y la ingesta de alimentos es más compleja de lo que pensábamos».

(Artículo relacionado: Cómo el ejercicio puede mejorar nuestra memoria.)

Estos hallazgos hacen eco de investigaciones anteriores que sugieren que nuestra percepción de la comida a veces puede engañar a la respuesta de nuestro cuerpo ante ella. En un estudio de 2011, por ejemplo, las personas que bebieron un mismo batido de 380 calorías en dos ocasiones separadas, produjeron diferentes niveles de las hormonas relacionadas con el hambre, dependiendo de si la etiqueta del mismo decía que contenía 620 ó 140 calorías. Además, los participantes reportaron sentirse más llenos cuando pensaban que habían consumido un batido más alto en calorías.

«Hemos sabido durante muchos años que nuestros ojos son más grandes que nuestro estómago, pero puede que sea más exacto decir que nuestros ojos cuentan a nuestros estómagos una historia», dice Susan Albers, psicóloga clínica del Centro de Salud de la Mujer en la Clínica Cleveland en Wooster, Ohio, y autora de Eating Mindfully (Comiendo Conscientemente). «Pensamientos como ‘Esa es una porción pequeña» o «Esa fue una enorme porción” codifican la memoria en nuestras mentes de una manera determinada que tiene un impacto significativo en la forma en que comemos más tarde.»

¿Qué significa esto para nuestros hábitos alimenticios?

Aunque parece poco práctico engañarnos a nosotros mismos comiendo menos de lo que pensamos que estamos comiendo, los nuevos hallazgos destacan las ventajas de centrarse en los alimentos y evitar la televisión y múltiples tareas mientras se come. Tales distracciones, Brunstrom dice, pueden «inhibir la formación de memoria de una comida reciente.»

Las llamadas estrategias del comer conscientemente pueden combatir las distracciones y nos ayudan a controlar el apetito, dice Albers:

«Toma tres segundos para mirar de cerca lo que estás comiendo». «Piensa por un momento acerca de las palabras que vienen a la mente: pequeño, relleno grande, etc». «Tomar un momento para codificar consciente y reflexivamente esta comida en tu memoria hará que sea más probable que recuerdes lo que has comido más tarde.»

Muchas de nuestras decisiones sobre los alimentos son hechas «en piloto automático», añade Albers. «Para tener un mejor control, tenemos que empezar a ser más conscientes de lo que comemos y activamente recordarlo después.» En otras palabras, prestar atención a lo que comes puede ayudarte a evitar comer en exceso, lo que podría terminar ayudando a tu cintura.

Fuente: Healthland.time.com; PLoS ONE.

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