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Temperatura de la piel: una pista biológica de los episodios maníacos en el trastorno bipolar

  • David Aparicio
  • 22/09/2025

El trastorno bipolar suele describirse en términos de emociones extremas: desde la tristeza profunda de la depresión hasta la energía desbordada de la manía. Sin embargo, cada vez más investigaciones muestran que estos cambios no solo ocurren en la mente, sino también en el cuerpo. Un estudio reciente publicado en Journal of Affective Disorders encontró que las personas en episodios maníacos presentan temperaturas cutáneas más altas durante el día, un hallazgo que sugiere que la piel podría funcionar como un “sensor” fisiológico del estado de ánimo.

La búsqueda de marcadores objetivos

El trastorno bipolar es una condición crónica que afecta aproximadamente al 2.4% de la población y se encuentra entre las principales causas de discapacidad en el mundo. El diagnóstico y seguimiento depende en gran medida de entrevistas clínicas y autoinformes de síntomas, lo que supone limitaciones: la memoria, la percepción y el reconocimiento de la propia enfermedad varían de persona a persona.

Frente a este desafío, la psiquiatría digital ha comenzado a explorar marcadores fisiológicos que reflejen los estados de ánimo de forma objetiva y continua. Diego Hidalgo-Mazzei, psiquiatra del Hospital Clínic de Barcelona y autor principal del estudio, explica: “Mientras otras especialidades médicas se apoyan en análisis de laboratorio e imágenes, la psiquiatría ha dependido casi exclusivamente de evaluaciones subjetivas. Los dispositivos portátiles permiten medir en tiempo real señales fisiológicas que podrían vincularse con la salud mental, como la variabilidad cardíaca, la actividad electrodermal o la temperatura de la piel”.

Cómo se realizó el estudio

El equipo incluyó a 139 adultos: 104 pacientes diagnosticados con trastorno bipolar y 35 controles sanos. Los pacientes se dividieron en tres grupos según su estado clínico: depresión, manía o eutimia (estado estable). Aquellos en episodios agudos fueron evaluados dos veces, durante la fase activa y después de la remisión, mientras que los eutímicos y los controles participaron en una sola medición.

Todos los participantes usaron por 48 horas el brazalete E4, un dispositivo capaz de registrar temperatura cutánea mediante un sensor infrarrojo, además de movimiento y otras variables. Para controlar factores externos, se ajustaron posibles variables de confusión como edad, sexo, estación del año, actividad física y medicamentos que afectan la regulación térmica.

Resultados principales

El hallazgo más llamativo fue que las personas en episodios maníacos presentaban temperaturas cutáneas diurnas más altas que los demás grupos. En promedio, registraron 33.61 °C, aproximadamente 0.8 °C más que quienes estaban en fase estable y significativamente más que los controles y pacientes deprimidos. Cuando los síntomas maníacos desaparecían, la temperatura bajaba a 33.21 °C, sin diferencias relevantes respecto a los otros grupos.

El patrón circadiano se mantuvo en todos: temperaturas más bajas de día y más altas por la noche. Sin embargo, los pacientes en manía mostraban valores elevados desde media mañana hasta la tarde. En cambio, no se observaron cambios significativos en la amplitud de las variaciones diarias.

Hidalgo-Mazzei subraya la importancia del hallazgo: “Demostramos que los episodios de ánimo tienen manifestaciones fisiológicas medibles. Aunque un aumento de 0.8 °C por sí solo no alcanza para diagnosticar ni monitorear, combinado con otros biomarcadores digitales podría anticipar recaídas y evaluar la respuesta al tratamiento con mayor precisión”.

Posibles explicaciones biológicas

Los investigadores plantean varias hipótesis sobre el aumento térmico en manía. Una posibilidad es el incremento de la actividad mitocondrial: durante la manía se han descrito mayores niveles de producción de energía celular, lo que genera calor que podría disiparse a través de la piel. Otra teoría apunta a disfunciones en los sistemas cerebrales de regulación térmica, como el hipotálamo o circuitos modulados por serotonina y orexina. También podrían intervenir alteraciones en el reloj circadiano, que regula la dilatación de los vasos sanguíneos y, por ende, la pérdida de calor.

Limitaciones y futuro de la investigación

Los autores advierten que la temperatura cutánea es una señal altamente variable, influida por factores ambientales, actividad física y medicamentos. Además, el tamaño de la muestra fue relativamente modesto y no se midió la temperatura corporal central, más estable que la periférica.

Pese a estas limitaciones, el estudio representa un paso hacia el desarrollo de sistemas multimodales de monitoreo que combinen temperatura, actividad, frecuencia cardíaca y conductancia de la piel. El objetivo es generar “firmas digitales” personalizadas de los episodios de ánimo, semejantes a cómo los sensores de glucosa han transformado el manejo de la diabetes.

La visión a futuro es que pacientes con trastorno bipolar puedan usar dispositivos que aprendan sus patrones fisiológicos y les adviertan de forma temprana sobre cambios críticos. Esto no sustituirá la relación terapéutica, pero podría complementarla con datos objetivos y continuos.

En definitiva, este estudio refuerza la idea de que la manía no solo se siente: también se mide. Y cada pequeño avance en identificar señales biológicas abre la posibilidad de tratamientos más personalizados y oportunos para millones de personas en todo el mundo.

Referencia: Valenzuela-Pascual, C., Lamberti, R. G., Mas, A., Borràs, R., Anmella, G., Corponi, F., Oliva, V., De Prisco, M., Korniyenko, M., Garriga, M., González-Campos, M., Valentí, M., Pacchiarotti, I., Benabarre, A., Grande, I., Bastidas, A., Agasi, I., Romero-Lopez-Alberca, C., Muñoz-Doña, C., Catalan, A., … Hidalgo-Mazzei, D. (2025). State-dependent skin temperature increase during manic episodes of bipolar disorder. Journal of Affective Disorders, 389, Article 119643. https://doi.org/10.1016/j.jad.2025.119643 

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  • Guías y recursos

Consumo problemático pornografía en adolescentes (clase grabada)

  • David Aparicio
  • 22/09/2025

El miércoles tuve el honor de impartir una conferencia sobre el consumo problemático de pornografía, en la que exploré sus efectos neurológicos y psicológicos, además de compartir algunas recomendaciones de tratamiento. La sesión duró unos 50 minutos, pero el tema tiene tanto alcance que estoy considerando preparar un webinar más amplio. Muy pronto les estaré avisando la fecha.

Agradezco a Gabriel Genise por invitarme y considerarme siempre en sus actividades académicas.

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  • Recomendados

Establecer límites no significa lo que piensas

  • David Aparicio
  • 21/09/2025

Christina Caron para The New York Times:

Pero, como ocurre con gran parte de la jerga terapéutica que se infiltra en las redes sociales y en nuestra cultura en general, el significado de “límites” se ha perdido en la traducción. Cuando los psicólogos hablan de límites, no se refieren a controlar a otras personas con ultimátums ni a aislarse de los problemas de la relación. Establecer un límite significa controlar tu propio comportamiento con normas que tú mismo estableces.

Estas normas son una forma sana de expresar nuestras necesidades y expectativas, y pueden ayudarnos a fomentar conexiones más fuertes con las personas importantes de nuestra vida, dijo Nedra Glover Tawwab, terapeuta y autora del libro Cuestión de límites.

Me gustó mucho este artículo porque refleja lo que trabajamos en el consultorio al enseñar a los pacientes a establecer límites. La idea central es sencilla: “los límites son para regular tu propio comportamiento, no el de los demás”. Esto tiene mucho sentido, porque lo único que realmente podemos controlar es cómo actuamos nosotros.

Por ejemplo, uno de mis límites es no responder chats de trabajo durante los fines de semana. No importa cuántos mensajes reciba, mi compromiso es no contestar, porque si lo hago termino reforzando un patrón de comunicación que me sobrecarga y me hace disfrutar menos de mi trabajo. Claro, mi límite es flexible: si un paciente me llama para prevenir una crisis o practicar una habilidad, puedo atenderlo; pero no responderé dudas administrativas o consultas generales un sábado o domingo.

Este tipo de límites me ayudan a cuidar mi bienestar y a mantener mi comportamiento dentro de lo que considero saludable y sostenible.

Puedes leer el artículo completo en The New York Times.

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  • Psicología clínica

Niños con autismo enfrentan más problemas digestivos persistentes, según estudio

  • David Aparicio
  • 21/09/2025

Un nuevo estudio a largo plazo publicado en Autism encontró que los niños diagnosticados con autismo tienen el doble de probabilidades de presentar problemas gastrointestinales en comparación con sus pares con desarrollo típico, y que estos síntomas tienden a ser más persistentes.

El equipo del MIND Institute (Universidad de California, Davis) siguió a más de 470 niños desde los 2 hasta los 12 años, evaluando síntomas como dolor abdominal, estreñimiento, diarrea y gases. Mientras que dos tercios de los niños con desarrollo típico nunca reportaron estos problemas, solo un tercio de los niños con autismo estuvo libre de ellos. Además, un 30% de los niños con autismo mantuvo síntomas en cada una de las tres evaluaciones, frente a solo un 7% en el grupo de comparación.

El estudio también reveló un efecto acumulativo: a mayor número de síntomas digestivos, mayores dificultades en áreas como sueño, comunicación social, conductas repetitivas y sensibilidad sensorial. Por ejemplo, los niños con varios síntomas mostraron más problemas de ansiedad, depresión, despertares nocturnos y reactividad a sonidos o texturas.

Los autores subrayan la importancia de que clínicos y familias estén atentos a estos problemas físicos, ya que muchas veces los cambios conductuales o emocionales pueden reflejar malestar gastrointestinal que los niños no logran expresar. Detectar y tratar estas dificultades podría mejorar significativamente la calidad de vida y el desarrollo de los niños con autismo.

Referencia: Restrepo, B., Taylor, S. L., Ponzini, M. D., & Nordahl, C. W. et al. (2025). A longitudinal evaluation of gastrointestinal symptoms in children with autism spectrum disorder. Autism. Advance online publication. https://doi.org/10.1177/13623613251362349 

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  • Psicología aplicada

El litio y su papel inesperado en la lucha contra el alzhéimer

  • David Aparicio
  • 19/09/2025

El litio ha sido utilizado durante décadas como estabilizador del estado de ánimo en personas con depresión y trastorno bipolar. Pero también se encuentra en pequeñas cantidades en el cerebro, donde cumple un papel en la protección neuronal durante el envejecimiento.

Un estudio liderado por la Facultad de Medicina de Harvard y centros clínicos de Boston y Chicago descubrió que los niveles de litio se encuentran reducidos en personas con deterioro cognitivo leve, una condición que puede preceder al alzhéimer. Esto ocurre porque la proteína amiloidea, característica de la enfermedad, secuestra el litio y limita su disponibilidad en el cerebro.

Cuando los investigadores redujeron experimentalmente el litio en modelos animales de alzhéimer, observaron los efectos clásicos de la enfermedad: acumulación de amiloide y tau, inflamación cerebral, pérdida de sinapsis y un deterioro cognitivo acelerado.

El hallazgo más relevante fue que al administrar una sal de litio, el lithium orotate, se evitaban estos procesos. Los ratones tratados no solo estuvieron protegidos de la acumulación de proteínas tóxicas, sino que conservaron sus funciones de memoria.

Este resultado apunta a que la alteración del litio en el cerebro podría ser un evento temprano en el desarrollo del alzhéimer. Si los estudios en humanos confirman estos hallazgos, el litio podría convertirse en una estrategia preventiva y terapéutica de gran impacto.

Publicado en Nature Neuroscience, este trabajo abre una vía inesperada: que un elemento utilizado por décadas en psiquiatría pueda convertirse en un aliado clave frente al alzhéimer.

Todavía faltan ensayos clínicos en humanos, pero la investigación abre una posibilidad esperanzadora: que el litio, además de estabilizar emociones, pueda algún día proteger la memoria.

Referencia: Aron, L., Ngian, Z. K., Qiu, C., Choi, J., Liang, M., Drake, D. M., Hamplova, S. E., Lacey, E. K., Roche, P., Yuan, M., Hazaveh, S. S., Lee, E. A., Bennett, D. A., & Yankner, B. A. (2025). Lithium deficiency and the onset of Alzheimer’s disease. Nature. https://doi.org/10.1038/s41586-025-09335-x  

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  • Neurociencias

La chispa invisible: creatina y la energía del pensamiento

  • David Aparicio
  • 19/09/2025

El cerebro es, quizá, el órgano más exigente de nuestro cuerpo. A pesar de representar apenas el 2% de nuestro peso, consume una quinta parte de toda la energía disponible. Cada pensamiento, recuerdo o emoción depende de un suministro constante de combustible. Sin él, la mente se apaga.

La pregunta es inevitable: ¿podemos reforzar esa fuente de energía? Durante años, la respuesta se buscó en entrenamientos mentales, dietas especiales o incluso en fármacos. Hoy, los científicos vuelven la mirada hacia un compuesto que parecía confinado al mundo del deporte: la creatina.

Este video de DOAC explica muy bien las ultimas investigaciones sobre la creatina:

Una batería portátil para las neuronas

La creatina funciona como una especie de cargador portátil. Cuando el ATP —la principal moneda energética de la célula— se agota, la creatina entrega rápidamente fosfatos para recargarlo. Esa reacción ocurre miles de veces por segundo en neuronas que intentan mantener la sinfonía eléctrica de la mente.

El problema es que, con la edad, este sistema se desgasta. Las mitocondrias pierden eficiencia, aumenta la inflamación, y la energía disponible se reduce. Algunos investigadores sugieren que suplementar con creatina podría retrasar esa fatiga energética, incluso antes de que aparezcan síntomas de deterioro cognitivo.

Más allá de la carne y el pescado

La dieta aporta creatina, sobre todo a través de carnes rojas y pescados como el salmón o el arenque. Sin embargo, la mayor parte se queda en el músculo, no en el cerebro. Para alcanzar dosis comparables a las de un suplemento habría que comer cantidades poco realistas: varios kilos diarios de carne cocida.

Esto ha llevado a los científicos a estudiar los efectos de los suplementos. Los resultados preliminares muestran mejoras discretas en memoria de trabajo, velocidad de razonamiento y resistencia cognitiva en situaciones de fatiga extrema, como la privación de sueño. Curiosamente, algunos de los beneficios más claros aparecen en vegetarianos y veganos, quienes al aumentar su consumo de creatina reportan mayor rendimiento en tareas cognitivas de corto plazo.

Una promesa con matices

Los hallazgos entusiasman, pero están lejos de ser definitivos. Una revisión de 2018 sugirió que la creatina podía mejorar la memoria y el razonamiento en adultos jóvenes, aunque los efectos fueron modestos. Más recientemente, estudios pequeños en pacientes con Alzheimer o lesiones cerebrales leves apuntan a beneficios potenciales, pero aún sin la robustez suficiente para recomendarla como tratamiento.

Además, persiste una duda clave: ¿cuánto de la creatina ingerida logra atravesar la barrera hematoencefálica y llegar efectivamente al cerebro? Algunos expertos creen que dosis mayores aumentan las probabilidades, mientras que otros defienden la moderación, recordando que los suplementos no sustituyen los mecanismos naturales del organismo.

Seguridad y riesgos

Si algo juega a favor de la creatina es su perfil de seguridad. Es uno de los suplementos más estudiados y, en dosis moderadas, los efectos secundarios tienden a ser leves: molestias digestivas o calambres. La idea de que daña los riñones, repetida durante años en gimnasios, no cuenta con respaldo científico en personas sanas.

Aun así, las preguntas sobre el uso prolongado —décadas enteras de suplementación— siguen abiertas. ¿Podría el cuerpo dejar de producir su propia creatina si la recibe constantemente desde fuera? La evidencia aún no ofrece una respuesta concluyente.

¿El futuro de la neuroprotección?

Las líneas de investigación más novedosas exploran escenarios inesperados: la protección del cerebro fetal durante el embarazo, la prevención de complicaciones en partos de riesgo, o incluso el alivio de trastornos del ánimo posparto. En modelos animales, suplementar a madres gestantes con creatina ayudó a proteger al feto de la falta de oxígeno. En humanos, los ensayos clínicos apenas comienzan.

Mientras tanto, la recomendación más sensata es clara: la creatina puede ser un complemento prometedor, pero no reemplaza lo básico. Hacer ejercicio, comer bien y dormir siguen siendo las formas más efectivas de sostener la energía cerebral.

Quizás, dentro de algunos años, los suplementos de creatina estén tan normalizados como las vitaminas. O quizás descubramos que su impacto es más limitado de lo que soñamos. Por ahora, la creatina es una chispa invisible: un recordatorio de que, detrás de cada pensamiento, hay una maquinaria bioquímica que nunca descansa.

Estudios recomendados

  • Avgerinos, K. I., Spyrou, N., Bougioukas, K. I., & Kapogiannis, D. (2018). Effects of creatine supplementation on cognitive function of healthy individuals: A systematic review of randomized controlled trials. Experimental Gerontology, 108, 166–173. https://doi.org/10.1016/j.exger.2018.04.015
  • Bender, A., Klopstock, T., Klopstock, B., & Klopstock, C. (2008). Creatine supplementation in neurodegenerative diseases: Rationale and clinical trials. Sub-cellular Biochemistry, 46, 245–260. https://doi.org/10.1007/978-1-4020-6486-9_14
  • Rae, C., Digney, A. L., McEwan, S. R., & Bates, T. C. (2003). Oral creatine monohydrate supplementation improves brain performance: A double–blind, placebo–controlled, cross–over trial. Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences, 270(1529), 2147–2150. https://doi.org/10.1098/rspb.2003.2492
  • Tarnopolsky, M. A. (2020). Creatine as a therapeutic strategy for myopathies. Neurotherapeutics, 17(4), 1787–1796. https://doi.org/10.1007/s13311-020-00873-0
  • Turner, C. E., Byblow, W. D., & Gant, N. (2015). Creatine supplementation enhances corticomotor excitability and cognitive performance during oxygen deprivation. Journal of Neuroscience, 35(4), 1773–1780. https://doi.org/10.1523/JNEUROSCI.3113-14.2015

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  • Guías y recursos

Necesitas aburrirte

  • David Aparicio
  • 12/09/2025

Este video de 5 minutos de Harvard Business Review presenta al profesor Arthur C. Brooks para explicar porqué el aburrimiento es bueno para nuestra salud y cómo puede potenciar nuestra creatividad y hasta protegernos de la depresión.

Deja el teléfono a un lado y permite que el aburrimiento aparezca. Este video podría mostrarte lo mucho que puedes aprender de él.

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  • Neurociencias

El aire que respiras y la sombra de la demencia

  • David Aparicio
  • 12/09/2025

En las grandes ciudades, el aire nunca está del todo limpio. Una neblina de partículas diminutas —tan pequeñas que caben decenas de ellas en el grosor de un cabello humano— se mezcla con cada inhalación. Se sabe que esas partículas, llamadas PM2.5, afectan los pulmones, el corazón, la piel. Lo que ahora empieza a quedar claro es que también dejan su huella en el cerebro.

Un estudio reciente publicado en Science siguió la pista a estas partículas con una precisión inédita. El equipo analizó registros de salud de más de 56 millones de estadounidenses, cruzando códigos postales con niveles de contaminación. Los números mostraron un patrón inquietante: quienes vivían expuestos a mayores concentraciones de PM2.5 tenían más probabilidades de ser hospitalizados por demencia con cuerpos de Lewy, un trastorno neurodegenerativo emparentado con el Parkinson que erosiona lentamente la memoria, el juicio y la autonomía.

Pero los autores no se detuvieron en las estadísticas. Llevaron la pregunta al laboratorio. En ratones, la exposición crónica a estas partículas no solo deterioró funciones cognitivas, también produjo un tipo particular de agregados de alfa-sinucleína, la proteína que se acumula en el cerebro de pacientes con Parkinson y demencia con cuerpos de Lewy. Los investigadores llamaron a estas nuevas formas “PM-PFF”. Son resistentes, tóxicas y capaces de propagarse con rapidez, como si la polución hubiera diseñado su propia cepa de patología cerebral.

Lo más desconcertante fue la coincidencia molecular: los perfiles genéticos alterados en los cerebros de los ratones expuestos eran prácticamente los mismos que se encuentran en pacientes humanos con demencia con cuerpos de Lewy. No era ya un vínculo epidemiológico abstracto, sino un espejo de laboratorio.

Las implicaciones trascienden la biomedicina. Si la contaminación del aire no solo aumenta la probabilidad estadística de deterioro cognitivo, sino que induce directamente los mecanismos que lo producen, las fronteras entre salud pública y salud mental se difuminan. Lo que ocurre en las calles y fábricas se infiltra, silenciosamente, en la memoria de las personas.

El hallazgo también reabre una pregunta social más amplia: ¿cuánto estamos dispuestos a tolerar en nombre del progreso urbano e industrial? Porque cada inhalación en una ciudad saturada de partículas ya no se limita a los pulmones. Puede, años después, decidir la manera en que recordamos, pensamos y reconocemos a quienes amamos.

Referencia: Xiaodi Zhang et al. Lewy body dementia promotion by air pollutants. Science. DOI:10.1126/science.adu4132

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  • Psicología clínica

Efectividad de la terapia sistémica para el tratamiento de la depresión: un metaanálisis

  • David Aparicio
  • 11/09/2025

Sabemos que la terapia cognitivo-conductual es el tratamiento de primera linea para la depresión. Sin embargo, también existe un cuerpo sólido de evidencia que señala el papel central de los factores interpersonales en el inicio y la persistencia de la depresión. Este hallazgo ha impulsado el desarrollo de psicoterapias que intervienen directamente en las dinámicas relacionales.

Entre ellas se encuentra la terapia sistémica, que concibe la conducta y los síntomas psicológicos dentro de los sistemas sociales en los que las personas viven.

A pesar de que la terapia sistémica está bien establecida en muchos países y cuenta con más de sesenta años de desarrollo, rara vez aparece en las guías clínicas y recomendaciones de tratamiento para la depresión. Esto se debe, en parte, a que durante mucho tiempo existió poca investigación sobre su efectividad; solo en las últimas décadas se ha comenzado a publicar un número limitado de estudios al respecto.

Uno de esos estudios, un metaanálisis, fue publicado el año pasado en la revista Psychotherapy Research que comparó la efectividad de la terapia sistémica para el tratamiento de la depresión con otros tratamientos psicológicos. La investigación es muy interesante y tiene muchos detalles que quiero compartir contigo:

La investigación

La investigación se basó en tres preguntas fundamentales:

  1. ¿Las personas adultas con depresión que reciben terapia sistémica muestran mejores resultados en sus síntomas depresivos que aquellas que reciben otros tratamientos o ningún tratamiento (por ejemplo, lista de espera)?
  2. ¿Las tasas de abandono son más bajas en el grupo de terapia sistémica que en un tratamiento alternativo o en el grupo de control sin tratamiento?
  3. ¿La edad de los participantes, el año de publicación, la duración del tratamiento, el tipo de tratamiento alternativo y el país en el que se realizó el estudio (países occidentales y no occidentales, como China e Irán) actúan como posibles factores moderadores?

Los autores buscaron en distintas bases de datos investigaciones que cumplieran los siguientes criterios:

  1. Los estudios debían reportar resultados de ensayos controlados aleatorizados (RCT) que compararan los efectos de la terapia sistémica (combinada con medicación o psicoeducación) con un grupo control, como una lista de espera u otro tratamiento psicológico.
  2. Las intervenciones debían estar diseñadas por pioneros de la terapia sistémica (por ejemplo, Minuchin o Satir) o ser reconocidas como enfoques sistémicos basados en la teoría de sistemas. También se requería que los terapeutas trabajaran en la relación terapéutica y/o en los patrones relacionales, como el establecimiento de límites familiares.
  3. Los participantes debían tener un diagnóstico de depresión que cumpliera con los criterios del DSM o de la CIE.
  4. Los participantes debían tener más de 18 años.
  5. Los estudios debían aportar suficiente información sobre los cambios en los síntomas depresivos para calcular los tamaños del efecto.

Tras aplicar estos criterios, se incluyeron 33 estudios de 12 países diferentes, entre ellos Irán, China y Estados Unidos. En total, 1172 pacientes recibieron aleatoriamente terapia sistémica, 410 recibieron otros tratamientos y 772 formaron parte del grupo control. En promedio, recibieron 9.3 sesiones de terapia sistémica.

Resultados

Al comparar la terapia sistémica con otros tratamientos, no se observaron diferencias significativas. En cambio, al compararla con el grupo control (personas que no recibieron tratamiento), sí se encontró una mejoría en los síntomas depresivos.

La mejoría no dependió del número de sesiones de tratamiento sistémico. Los efectos variaron según el año de publicación: los estudios más recientes encontraron resultados más fuertes que los estudios anteriores.

No se encontraron diferencias significativas entre los estudios realizados en contextos occidentales y no occidentales (como Irán y China). Al compararla con otros tratamientos, la terapia sistémica mostró un efecto menor que la terapia cognitivo-conductual (basado en dos RCT). Sin embargo, tuvo resultados más robustos que otras terapias (11 RCT) y ligeramente superiores a la terapia psicodinámica. Estas diferencias significativas —excluyendo la comparación con TCC y psicodinámica— se mantuvieron en el seguimiento.

Para los autores, estos hallazgos sugieren que la terapia sistémica es tan eficaz como otros tratamientos activos para la depresión. Sin embargo, al compararla con la terapia cognitivo-conductual, esta última obtuvo mejores resultados.

Además, la terapia sistémica podría ser más costo-efectiva que otras terapias individuales, ya que tiende a requerir menos sesiones.

Efectos de las variables moderadoras

Los autores encontraron un efecto moderador en el año de publicación: las investigaciones más recientes mostraron un efecto mayor de tratamiento. Esto puede deberse a que los estudios más actuales, en especial los realizados en China e Irán, aplicaron versiones manualizadas y estructuradas de la terapia breve centrada en soluciones. Comparada con otros enfoques sistémicos, esta forma parece más fácil de aprender y aplicar en contextos clínicos.

Sin embargo, no se encontraron diferencias de efectividad entre los estudios realizados en países no occidentales y los occidentales. Lo que sugiere que la terapia sistémica puede ser eficaz para reducir los síntomas depresivos en diferentes contextos culturales.

Limitaciones

Aunque la investigación incluyó todos los estudios relevantes disponibles, el número total fue bajo, lo que limita la generalización de los resultados.

Otra limitación importante es que la terapia sistémica no corresponde a un único modelo, sino a un conjunto amplio de enfoques que se engloban bajo el “paraguas sistémico”. Aunque comparten principios comunes, difieren en aspectos como la estructura del tratamiento y el grado de énfasis en el sistema relacional del paciente. Esto dificulta precisar qué procedimientos específicos generan los cambios en los síntomas depresivos.

Conclusión

A pesar de sus limitaciones, este metaanálisis abre nuevas líneas de investigación clínica. Al ser el primero en comparar la terapia sistémica en el tratamiento de la depresión, aporta evidencia de que estos enfoques pueden ser útiles, en especial cuando los síntomas están vinculados a factores relacionales. De esta forma, la terapia sistémica se perfila como una alternativa capaz de responder a necesidades específicas de ciertos pacientes.

Referencia: Vossler, A., Pinquart, M., Forbat, L., & Stratton, P. (2024). Efficacy of systemic therapy on adults with depressive disorders: A meta-analysis. Psychotherapy Research, 35(6), 867–883. https://doi.org/10.1080/10503307.2024.2352741

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  • Neurociencias

¿Qué le hace el café a tu cuerpo?

  • David Aparicio
  • 09/09/2025

La cafeína es el psicoestimulante más consumido en el mundo, presente principalmente en el café, té y bebidas energéticas. Numerosos estudios neurocientíficos en la última década han investigado sus efectos cognitivos, impacto emocional y cambios fisiológicos cerebrales. En general, la evidencia sugiere que dosis moderadas de cafeína mejoran la atención y el estado de alerta, potenciando ciertas funciones cognitivas básicas (especialmente en condiciones de fatiga), y pueden asociarse con un estado de ánimo más positivo y menor riesgo de depresión. Sin embargo, se han documentado también efectos negativos: el consumo elevado puede provocar ansiedad, empeorar la calidad del sueño e incluso perjudicar tareas de memoria fina o aprendizaje específico en algunos contextos. Desde la perspectiva neurobiológica, la cafeína actúa bloqueando receptores de adenosina en el cerebro, lo que aumenta la liberación de neurotransmisores excitatorios (dopamina, noradrenalina, glutamato, entre otros) y eleva la activación cerebral, aunque también desencadena adaptaciones a largo plazo (tolerancia) y cambios reversibles en la estructura cerebral. A continuación, detallaré los hallazgos científicos recientes en tres ámbitos clave: (1) efectos cognitivos, (2) efectos emocionales y (3) cambios fisiológicos cerebrales.

1. Efectos cognitivos de la cafeína

La cafeína es conocida por sus efectos estimulantes sobre la vigilancia y la atención. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) concluyó que una dosis de ~75 mg de cafeína mejora significativamente la atención tanto selectiva como sostenida (EFSA NDA Panel, 2011). Un meta-análisis de 2020 confirmó que la ingesta de cafeína se asocia con mejoras en el rendimiento cognitivo, observándose tiempos de reacción más rápidos y mayor precisión en diversas tareas cognitivas (Cornelis et al., 2020). Estos efectos positivos son especialmente notables en situaciones de fatiga o privación de sueño: por ejemplo, la cafeína ayuda a contrarrestar la somnolencia y a mantener la alerta durante tareas prolongadas (Lin et al., 2023).

En cuanto a la memoria y el aprendizaje, los efectos de la cafeína son más complejos. Algunos trabajos han reportado beneficios modestos en la memoria de trabajo y ciertas tareas de memoria a corto plazo, probablemente como resultado indirecto de un mayor estado de alerta (Zhang & Madan, 2021). Sin embargo, cuando se controla rigurosamente el efecto estimulante general, la evidencia de que la cafeína mejore la consolidación de la memoria es limitada. De hecho, estudios recientes han encontrado que la cafeína puede incluso perjudicar la memoria detallada. Por ejemplo, Leon et al. (2025) observaron que 200 mg de cafeína administrados después del aprendizaje de rostros empeoraron la precisión en tareas de reconocimiento al día siguiente. En síntesis, la cafeína mejora claramente la atención y el tiempo de reacción, pero sus efectos directos sobre la formación y consolidación de recuerdos son modestos o variables.

2. Efectos emocionales: ansiedad y estado de ánimo

Uno de los efectos adversos más documentados de la cafeína es su potencial para aumentar la ansiedad, especialmente a dosis elevadas o en personas predispuestas. La cafeína bloquea receptores de adenosina en regiones cerebrales relacionadas con la ansiedad, lo que resulta en un incremento de la activación neuronal general. Un meta-análisis reciente encontró que incluso dosis moderadas de cafeína se asocian con un aumento significativo de los niveles de ansiedad, mientras que las dosis altas generan un incremento pronunciado (Liu et al., 2024). En casos extremos, la cafeína puede incluso precipitar ataques de pánico en individuos vulnerables (Nehlig, 2016).

Por otro lado, la cafeína suele asociarse con un mejor estado de ánimo y sentimientos de energía o motivación a corto plazo. Estudios con muestreo ecológico momentáneo han mostrado que la cafeína está vinculada a incrementos en el afecto positivo, especialmente por la mañana, aunque no reduce de manera consistente el afecto negativo (Hachenberger et al., 2025). Además, revisiones epidemiológicas han encontrado que el consumo habitual de café se asocia con un menor riesgo de depresión. Grosso et al. (2016), en una meta-revisión, hallaron que un consumo moderado (~2–3 tazas al día) se relaciona con una reducción del 24% en el riesgo de desarrollar depresión.

3. Cambios fisiológicos en el cerebro

Neuroquímica

Neurocientíficamente, la cafeína actúa como antagonista de los receptores de adenosina A₁ y A₂A, lo que incrementa la liberación de neurotransmisores excitatorios como dopamina y noradrenalina (Nehlig, 2016). Este mecanismo explica tanto los beneficios en alerta y motivación como los riesgos de sobre-estimulación y ansiedad. Con el uso repetido, el cerebro desarrolla tolerancia a la cafeína mediante la regulación al alza de receptores de adenosina, lo que reduce progresivamente los efectos del fármaco y explica los síntomas de abstinencia (Lin et al., 2023).

Estructura cerebral

Estudios de neuroimagen han mostrado que el consumo diario elevado de cafeína puede inducir cambios temporales en la estructura cerebral. Lin et al. (2021) encontraron que 10 días de consumo de 450 mg diarios redujeron el volumen de materia gris en el hipocampo, cambios que fueron reversibles tras un período de abstinencia. Estos resultados sugieren una influencia transitoria en la plasticidad cerebral, más que un daño estructural permanente.

Activación cerebral y flujo sanguíneo

En términos funcionales, la cafeína aumenta la activación cerebral en regiones como la corteza prefrontal y el cíngulo anterior durante tareas cognitivas (Lin et al., 2023). También provoca vasoconstricción y reduce el flujo sanguíneo cerebral en reposo, lo que explica su uso terapéutico en cefaleas vasculares. Por otro lado, estudios epidemiológicos sugieren que el consumo habitual de café podría tener un efecto neuroprotector frente a enfermedades como Parkinson y Alzheimer (Nehlig, 2016).

Conclusión

La cafeína tiene efectos neuropsicológicos tanto positivos como negativos. Mejora la alerta, la atención y el tiempo de reacción, y se asocia con un mejor estado de ánimo y menor riesgo de depresión. Sin embargo, un consumo excesivo puede generar ansiedad, afectar el sueño y perjudicar la memoria detallada. Desde la neurociencia, actúa incrementando la activación cerebral y modulando la plasticidad, con efectos en general reversibles. En dosis moderadas, es relativamente segura y beneficiosa para la mayoría de adultos, pero su impacto depende del contexto y la sensibilidad individual.

Referencias:

  • Cornelis, M. C., Kacprowski, T., Menni, C., Gustafsson, S., Pivin, E., Adamski, J., … & Franks, P. W. (2020). Recent caffeine drinking associates with cognitive function in the UK Biobank. Nutrients, 12(7), 1969. https://doi.org/10.3390/nu12071969
  • EFSA NDA Panel. (2011). Scientific opinion on the substantiation of health claims related to caffeine and alertness. EFSA Journal, 9(4), 2054. https://doi.org/10.2903/j.efsa.2011.2054
  • Grosso, G., Micek, A., Castellano, S., Pajak, A., & Galvano, F. (2016). Coffee, tea, caffeine and risk of depression: A systematic review and dose-response meta-analysis. Molecular Nutrition & Food Research, 60(1), 223–234. https://doi.org/10.1002/mnfr.201500620
  • Hachenberger, J., Kurth, S., & Nater, U. M. (2025). The association of caffeine consumption with positive affect but not with negative affect changes across the day. Scientific Reports, 15, 28536. https://doi.org/10.1038/s41598-025-28536-3
  • Leon, P. S., van Kesteren, M. T. R., & Fernández, G. (2025). Caffeine reduces accuracy in face recognition memory consolidation. Scientific Reports, 15, 25722. https://doi.org/10.1038/s41598-025-25722-0
  • Lin, Y. S., Weibel, J., Landolt, H. P. (2021). Daily caffeine intake induces concentration-dependent medial temporal plasticity in humans: A multimodal double-blind RCT. Cerebral Cortex, 31(6), 3096–3106. https://doi.org/10.1093/cercor/bhab005
  • Lin, Y. S., Weibel, J., Reichert, C. F., & Landolt, H. P. (2023). Brain activity during a working memory task after daily caffeine intake and caffeine withdrawal: A randomized trial. Scientific Reports, 13, 1002. https://doi.org/10.1038/s41598-023-28111-3
  • Liu, X., Liu, H., & Wang, L. (2024). Caffeine intake and anxiety: A meta-analysis. Frontiers in Nutrition, 11, 1223054. https://doi.org/10.3389/fnut.2024.1223054
  • Nehlig, A. (2016). Effects of coffee/caffeine on brain health and disease: What should I tell my patients? Practical Neurology, 16(2), 89–95. https://doi.org/10.1136/practneurol-2015-001162
  • Zhang, Y., & Madan, C. R. (2021). How does caffeine influence memory? Drug, experimental, and demographic factors. Neuroscience & Biobehavioral Reviews, 131, 525–538. https://doi.org/10.1016/j.neubiorev.2021.09.031

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