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  • Psicología clínica

5 señales que debemos conocer para prevenir el suicidio

  • Alejandra Alonso
  • 09/02/2017

Todo profesional debe estar atento a las señales de que una persona esté pensando en suicidarse, pero también es importante que el resto de las personas puedan conocer los signos de alarma.

Puede ser difícil de imaginar, pero la mayoría de las personas ha tenido pensamientos suicidas en algún momento de su vida. No deberías sentirte anormal o terrible por eso.

A veces el suicidio es el único camino que una persona ve para librarse del dolor. Para algunos son las drogas, el alcohol, las conductas sexuales poco seguras, los gastos, las apuestas. Para otros es el suicidio. Sin embargo, estas son formas peligrosas y desadaptativas de afrontar el sufrimiento y por eso es tan importante la prevención.

Lo que sigue es una lista de 5 signos que debemos conocer y nos pueden alertar sobre personas que estén considerando el suicidio:

I. Discutir un plan con alta intencionalidad: Para que una persona sea admitida en un hospital para cuidado psiquiátrico, debe tener un plan claro de suicidio y un nivel alto de intencionalidad (motivación para cometer el acto). Lamentablemente muchos de estos hospitales en la mayoría de los países solo se quedan con la persona por 24 a 72 horas y luego las dejan ir con un plan de cuidado futuro. Y las personas con planes serios de suicidio terminan volviendo al hospital no mucho después de esto.

II. Escribir o tener guardada una nota suicida: Esta es una prueba importante de que alguien está considerando seriamente el suicidio. Si encontrás una nota es importante considerar si hablarlo directamente con la persona, animarlo a buscar terapia o contactar inmediatamente a sistemas de apoyo en crisis. Una nota suicida es un predictor fuerte de intencionalidad suicida, junto con la depresión y un historial de intentos de suicidio.

III. Tener un historial de impulsividad y malas decisiones: El peligro reside en que estas personas son más propensas a completar un plan debido a que su impulsividad e impaciencia hacen que no consideren las consecuencias del acto y que sea un desafío para ellos tomar buenas decisiones. Estos individuos se beneficiarían de contar siempre con un plan de apoyo en crisis. En especial personas con un historial de TDAH, Trastorno Bordeline de la Personalidad, Psicosis o niveles altos de ansiedad.

IV. Hacer declaraciones que contengan “deseos pasivos de muerte”: El individuo puede decir cosas para tantear la opinión de otros con respecto al tema. Por ejemplo, podría decir: “me pregunto cómo sería morir” o “cómo se sentiría la gente si yo ya no estuviera más”. A veces estas frases se utilizan en momentos de ira. Pero en otras ocasiones se usan como una especie de encuesta, para saber cuál es la opinión o reacción de otros con respecto a este tema.

V. Presentar un historial de respuestas vengativas o emocionalmente inestables en tiempos de estrés: Por ejemplo, ante la ruptura con una pareja o el anuncio de que se quedará sin empleo.

Si estás teniendo pensamientos suicidas o conoces a alguien que muestre algunos de los signos antes descritos, busca el apoyo de la familia y ayuda profesional lo antes posible.

Fuente: PsychCentral

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  • Psicología clínica

La empresa argentina que contrata a personas con autismo

  • Mauro Colombo
  • 08/02/2017
A través de diversas iniciativas que favorecen la inclusión y la diversidad, entre las que se incluyen ONGs como APAdeA, y en el marco del proyecto global “Autism At Work«, creado por la desarrolladora de software SAP, es que por primera vez en Argentina, una empresa contrata a personas con TEA para cubrir búsquedas laborales. El proyecto Autism At Work, comenzó a funcionar en el año 2012, y tienen como meta para el año 2020 que el 1% de su planta de trabajo, sean personas con autismo. Actualmente tienen a más de 100 personas con esta condición, trabajando por el mundo.

Nuevos horizontes laborales

La prevalencia del autismo se incrementó notablemente en los últimos años. El Centro de Control de Enfermedades (CDC), en Estados Unidos, indica que de cada 68 niños, uno posee TEA. La proporción de personas con autismo del sexo masculino es significativamente mayor, habiendo una relación de 5 a 1. Esto genera no solo desafíos en cuanto a los sistemas de salud, que deben adecuarse a una mayor demanda de tratamientos, a la vez que necesitan disponer de los mejores posibles. También propone desafíos en el mercado laboral, dado que aquellos sujetos diagnosticados que hoy son niños, crecerán y tendrán necesidad de trabajar. Los cambios que se vienen dando en el mundo del trabajo desde hace unos años, que tienden a la incorporación de personas con distintos tipos de capacidades; son positivos a la luz de la mayor prevalencia de casos de TEA. En determinadas áreas, contar con personas con autismo puede significar ventajas adaptativas. Dentro de las habilidades que pueden ofrecer estas personas, se encuentra la “facilidad que pueden poseer para encontrar patrones y anomalías en la información, hacer foco y entregar altos estándares en trabajos, atributos muy necesarios en el análisis de datos, diseño de software y multimedia.” Constanza Quiñones, Directora de Recursos Humanos de SAP, comenta: “Buscamos los mejores talentos y en un ambiente diverso que promueva la innovación es importante incorporar distintas visiones. La perspectiva de una persona con autismo es un complemento adicional a las del resto de los miembros del equipo y amplía la capacidad de innovación.”

Algunas Experiencias

Francisco, de 30 años de edad, hace solo 3 descubrió que padece Síndrome de Asperger, una condición presente dentro de los Trastornos del Espectro Autista. Para conocer algunas características del síndrome de Asperger, pueden hacer click aquí, aquí y aquí. Respecto a sus experiencias en sus trabajos, relata: “Chocaba constantemente con mis compañeros. Yo no los comprendía, ellos no me entendían. En mis tareas era súper productivo, pero terminás con la autoestima baja porque no podés entablar buenas relaciones.” Conocer su diagnóstico, permitió darle sentido a sus experiencias: “Hasta ahí pensaba que yo era la cosa más rara que había en el mundo, pero evidentemente si sacaron todas esas características de alguien más no estaba solo. Me cambió la cabeza y empecé a entender.” Agrega, en relación a su trabajo también: “Me libera de esa tensión de que el que tengo enfrente piense que soy un tonto.” Hoy Francisco se desempeña como analista de servicios financieros, y es una de las 4 personas que forma parte de esta experiencia innovadora en Argentina. Jésica, diagnosticada hace también 3 años, es desarrolladora de software. Su formación es principalmente autodidacta, algo que lleva haciendo desde pequeña, con su primera computadora, una Comodore 64. Conoce en carne propia las dificultades de tener que adaptarse a convenciones sociales que muchas veces no comprende, o que tiene que aprender de forma estructurada, a diferencia de las personas que no padecen TEA: “En otros trabajos me pasó de tener que esconder mis hipersensibilidades sensoriales o que me digan -Vamos a tomar un café- y como yo no quería tomar café dije que no y lo que me estaban proponiendo era tener una reunión”. Ha estudiado teatro, entre otras actividades,  como forma de compensar e instruirse en modos de interacción que no le resultaban naturales: «Cuando trabajo con padres les digo que no se angustien, que todo es trabajable y a las personas con TEA recientemente diagnosticadas, busquen a otros adultos, yo y otros somos muy abiertos a hablar.” Si bien en la actualidad las búsquedas realizadas comprenden el rango de lo que se considera autismos leves y de alto funcionamiento, además de que son originadas por rubros muy específicos; este tipo de iniciativas deben celebrarse, ya que el hecho de romper con barreras y prejuicios, como las dificultades que puedan tener personas con TEA para trabajar, pueden alentar a otros sectores a contratar a sujetos con el trastorno, potenciando una visión más inclusiva de la sociedad. Lee la nota completa de diario La Nación.

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  • Psicología clínica

Las 13 terapias con evidencia para la depresión, y una de ellas es humanista

  • Aprende Viendo Terapia
  • 08/02/2017
El debate sobre la eficacia de las distintas escuelas de psicoterapia es una constante entre los psicólogos. Si normalmente los debates pueden ayudar mucho a avanzar la ciencia, en este caso suele degenerar fácilmente en una defensa a ultranza del modelo al que cada uno se adhiere. Personalmente, creo que tiene mucho más sentido buscar los factores comunes y el cómo potenciarlos, o el estudio de los procesos de cambio para cada tipo de problemática. Creo que en el futuro la psicología cada vez tenderá más hacia la integración. El estudio de Lambert (1992) sobre los factores comunes en psicoterapia, que ya se ha mencionado anteriormente en otras entradas de este blog, es una lección de humildad para todos los modelos de terapia.
Moralmente es un deber preguntarnos qué tipo de ayuda es mejor
Sin embargo, no carece de sentido que los psicólogos nos planteemos la eficacia de los distintos tratamientos con según que poblaciones. Moralmente es un deber preguntarnos qué tipo de ayuda es mejor, y puede generar un interesante debate sobre los procesos de cambio en los que esa forma de terapia ayuda. Sin embargo, parece que al hablar de este tema, solo se menciona a la terapia cognitivo conductual como la única que ha sido capaz de demostrar su eficacia. Aunque otras formas de terapia tienen muchos más problemas para manualizar su intervención y/ o menor interés por la investigación, ni mucho menos es cierto que solo la terapia cognitivo conductual sea eficaz. Ser el primero en pasar la ITV no significa que el resto de los coches estén rotos. Veamos que postula la APA al respecto. Revisando el listado de terapias que han demostrado su eficacia a día de hoy en el tratamiento de la depresión, podemos ver que hay otras terapias:
  • Terapia Conductual/ Activación conductual (Evidencia fuerte)
  • Terapia Cognitiva (Evidencia fuerte)
  • Sistema de Análisis cognitivo conductual de la psicoterapia (Evidencia fuerte)
  • Terapia Interpersonal (Evidencia fuerte)
  • Terapia de Solución de problemas (Evidencia fuerte)
  • Terapia de Autocontrol/ Autogestión (Evidencia fuerte)
  • Terapia de Aceptación y Compromiso (Evidencia moderada)
  • Terapia Conductual de pareja (Evidencia moderada)
  • Terapia Focalizada en la emoción (Evidencia moderada)
  • Terapia Racional- Emotiva (Evidencia moderada)
  • Terapia de Revisión vital/ Reminiscencia (Evidencia moderada)
  • Terapia auto- sistema (Evidencia moderada)
  • Terapia psicodinámica breve (Evidencia moderada)
Este listado está tomado de la división 12 del APA, que se encarga de recoger esta información. He traducido libremente al español algunos nombres de terapias que no conocía. Lo que más llama la atención es la ausencia de algunos de los pesos pesados de la psicología, como la terapia Gestalt, el Psicodrama, etc. También es digno de mención la presencia de la terapia psicodinámica, pese a su dificultad para manualizar, con el mismo nivel de evidencia que la terapia Racional- Emotiva o la terapia de Aceptación y Compromiso. Por otro lado, la diferencia entre “Evidencia fuerte” y “Evidencia moderada” puede llevar a confusión. Lo que se determina “Evidencia moderada”, requiere unos niveles de diseño de investigación suficientes para probar la eficacia del modelo. Es decir, evidencia moderada, es ya una terapia eficaz reconocida. La “Evidencia fuerte”, requiere además investigaciones hechas por investigadores independientes y ensayos aleatorios controlados, metanálisis o revisiones sistémicas. Es posible que haya más terapias o se desarrollen nuevas que demuestren su eficacia, y que con el tiempo más investigaciones aumenten la evidencia ya existente. He escogido el listado de la depresión y no de otro trastorno, por la terapia Focalizada en la Emoción, mi forma de hacer terapia. La terapia Focalizada en la Emoción, desarrollada por Leslie Greenberg, nace de la unión de la Terapia centrada en la Persona de C. Rogers, la Terapia Gestalt de F. Perls y del Focusing de Gendlin. Surge de la investigación sobre el proceso de cambio en las personas y, al contrario de lo que se critica de la mayoría de las terapias humanistas, ha logrado demostrar empíricamente su eficacia. Me parece muy meritorio que una terapia humanista haya logrado demostrar su eficacia en el tratamiento de la depresión y se preocupe por demostrar que lo que hace funciona y no es palabrería mágica. Además, en Portugal un investigador independiente está investigando su eficacia en depresión y se está investigando y usando en el tratamiento de abuso sexual, trauma, ansiedad social, trastorno límite y trastornos de alimentación. Además ha desarrollado su aplicación a la terapia de pareja (integrándolo con la terapia sistémica) y está empezando en terapia de familia.
Me parece muy meritorio que una terapia humanista haya logrado demostrar su eficacia en el tratamiento de la depresión y se preocupe por demostrar que lo que hace funciona y no es palabrería mágica
En el caso de la Terapia Focalizada en el Emoción, existen al menos tres investigaciones cuyos resultados pre-post están disponibles y otros tres que se podrían calcular. Las tres primeras investigaciones son las más importantes. Tanto el York I Depression study (1998) y el York II Depression study (2001) los realizó Greenberg y su equipo en la universidad de Toronto. En estos estudios, se comparaba la Terapia Focalizada en la Emoción con la terapia Centrada en la Persona. No se encontraron diferencias en la reducción de síntomas depresivos ni al terminar la terapia ni durante el seguimiento 6 meses después, pero la TFE tenía mejores resultados a mediados y final de tratamiento tanto en el nivel total de los síntomas, como en la autoestima y reducción de problemas interpersonales. La tercera investigación, la llevó a cabo Watson y su equipo en Toronto en el 2003. En ésta, compararon la TFE y la terapia Cognitivo Conductual. No encontraron diferencias significativas entre ambos grupos. Ambas terapias mejoraron el nivel de depresión, autoestima, sintomatología en general y actitudes disfuncionales. Sin embargo, la TFE mejoraba la asertividad de los pacientes. La TFE ha demostrado con el ejemplo que se puede demostrar la efectividad de las terapias humanistas, hacer una terapia verdaderamente integradora, y crear la terapia a partir de lo investigado en los procesos de cambio, no investigar a raíz de una teoría de terapia ya construida con anterioridad. Ojala todas las formas de terapia puedan ir acercándose más y mejoren nuestra comprensión de los trastornos.  Artículo escrito por Yuri Héctor López Romero para Aprende Viendo Terapia, la plataforma online y presencial de entrenamiento de psicoterapeutas.  Imagen: Emociones en Unsplash Referencias bibliográficas:
  • Elliott, R., Watson, J. C., Goldman, R., & Greenberg, L. (2003). Learning emotio- focused psychotherapy: The process- experiential approach to change. Washington, DC: American Psychological Association.
  • Greenberg,L.S., Golgman, R., & Angus, L. (2001) The York II psychoterapy study on experiential therapy of depression. Unpublished manuscript, York University.
  • Greenberg, L. S., & Watson, J. (1998). Experiential therapy of depression: Differential effects of client- centered relationship conditions and active experiential interventions. Psychotherapy Research, 8, 210- 224.
  • Greenberg, L. S., & Watson, J. (2005). Emotion-focused therapy for depression. Washington, DC: American Psychological Association.
  • Lambert, M. (1992). Implications of psychotherapy outcome research for eclectic and integrative psychotherapies. En Handbook of Psychotherapy Integration. New York: Basic Books
  • Watson, J. C., Gordon, L. B., Stermac, L., Steckley, P., & Kalogerakos, F. (2003) Comparing the effectiveness of both process-experiential with cognitive- behavioral psychotherapy in the treatment of depression. Journal of Consulting and Clinical Psychology, 71, 773-781.

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  • Artículos de opinión (Op-ed)

Tecnología y Libertad

  • Ben Thornhill
  • 08/02/2017
Hace más de medio siglo, el filósofo Martin Heidegger enseñaba que la tecnología no debería ser pensada sólo como una acumulación de dispositivos útiles que continuarían mejorando las cosas. Él creía que nuestras invenciones revelaban algo fundamental sobre nuestra existencia y por lo tanto necesitaban ser bien pensadas no sólo en un sentido técnico, sino también en uno filosófico. La pregunta no sólo debería ser qué puede hacer la tecnología por nosotros, sino también cómo trabajamos en relación a ella y cómo afecta esto a nuestro ser. Este es el primero de dos artículos que evaluarán el impacto de la tecnología en nuestro mundo psicológico. La primera parte debatirá su impacto en nuestra libertad y la segunda parte se enfocará en la creatividad. Download the english version here. Cómo afectará la tecnología a la humanidad es una cuestión que, no hay dudas, es debatida desde la era de piedra, pero pocos habrían imaginado la extensión hasta la que ha llegado ahora, juega una parte en nuestra existencia cotidiana con el advenimiento de la tecnología informática y la edad digital. Algunas de las cosas que nos permite hacer son increíbles y la ciencia involucrada en producir dichas maravillas va más allá de la mayoría de nuestras capacidades de entendimiento. Sin embargo, tiene otro lado que quizás corra más profundo de lo que muchos de nosotros somos conscientes. En su publicación de 1954, “El existencialismo y el Predicamento Moderno”, el autor alemán Friedrich Heinemann advirtió que la llegada de la ‘máquina de computadora ultra-veloz’ daría lugar a una ‘verdadera cuestión existencial’ sobre cómo podrían permanecer libres los seres humanos. En muchas formas, Heinemann tenía razón. Un aspecto de la tecnología moderna del cual imaginaría que la mayoría de nosotros es consciente, pero que somos incapaces de manejar, es el hecho de que la tecnología ha erosionado la privacidad personal. Al estar Online, nuestras vidas son bancos de información, incluso nuestra ubicación actual está registrada, es fácilmente accesible y rastreable. En efecto, nuestras vidas están entregadas, no sólo a otros individuos como nosotros, sino a un “ellos” impersonal a quienes no conocemos ni podemos localizar. Habiendo perdido la libertad de ser personas privadas, a sabiendas o no, emitimos una versión de nosotros mismos en el mundo digital sin saber realmente por qué, o quién es la audiencia real. Tener la habilidad de comunicarnos instantáneamente y emitirnos a través de una variedad de plataformas está destinado a cambiar el modo en que funcionan nuestros cerebros y ha dado lugar a una cultura crecientemente narcisista. El acceso constante a estas plataformas está atrapando a las personas en hábitos que podrían llevar a comportamientos que tienen un impacto negativo en su forma de ser. De hecho, un estudio de la Universidad de West Illinois sobre narcisismo mostró que Facebook facilita grandemente los dos aspectos principales del narcisismo: abundante autopublicación y comportamiento explotador. Encontró que las personas con tendencias narcisistas eran más propensas a exhibir comportamiento antisocial en Facebook, como reaccionar  enojados a comentarios negativos y publicar cosas que buscan la atención de los otros sin ofrecerla a cambio.
La pregunta no sólo debería ser qué puede hacer la tecnología por nosotros, sino también cómo trabajamos en relación a ella y cómo afecta esto a nuestro ser
La tecnología también ha redefinido nuestras expectativas, no sólo de lo que es posible, sino de lo que es razonable, llevando a un incremento de la impaciencia. El objetivo de la tecnología, hacer las cosas más rápidas y eficientes para que, como especie, podamos “hacer más” con nuestro tiempo, ha llevado a la gente a acostumbrarse a la gratificación instantánea. En mi experiencia, cuanto más desarrollado tecnológicamente está un país, más impacientes se vuelven las personas. Menos de veinte años atrás era difícilmente posible descargar un video online, ahora las muestras indican que la mayoría de los espectadores abandonan los videos si toman más de dos segundos en cargar. ¡Y cómo se enojan las personas cuando algo tecnológico funciona mal! Un corto retraso de un vuelo puede dar lugar a un gran berrinche por lo acostumbrados que estamos a ser capaces de sentarnos en una gran bala de metal con alas, en asientos que flotan en el cielo y llegar a nuestro destino al otro lado del mundo casi en el mismo minuto en que nuestras computadoras nos habían informado que lo haríamos seis meses antes cuando reservamos para volar en ese vehículo que desafía a la gravedad, solo al escribir nuestros nombres y unos pocos números en un pequeño aparato electrónico enganchado a una amplia red virtual que parece estar en todos lados y en ningún lugar al mismo tiempo. Al hacer las cosas más rápidas y fáciles, al aumentar nuestras expectativas a un nivel nunca antes alcanzado, al hacernos menos pacientes y más narcisistas, ¿está la tecnología, por lo tanto, contribuyendo también a una erosión en la resiliencia emocional? Hay estudios que sugieren que los adultos jóvenes universitarios están siendo menos resilientes y capaces de lidiar con la rigurosidad de los estudios posteriores y la vida independiente. Ahora, esto puede no estar directamente vinculado a la influencia de la tecnología, hay otros factores sociales involucrados aquí, por ejemplo, la salud, la cultura de seguridad y los padres y las escuelas que no le dan a sus niños la libertad de fallar. Pero el objetivo primordial de todo esto, pareciera ser hacer las cosas más seguras y fáciles. Si nuestra tecnología contribuye a hacer las cosas más seguras y fáciles, ¿está contribuyendo a criar una generación de personas jóvenes con aversión al riesgo e incapaces de hacer cosas por ellos mismos? ¿Cómo impacta esto en su libertad para tomar riesgos, conocer sus propios límites y desarrollar resiliencia en miras a alcanzar sus metas? Sumado a esto, el modo en que está diseñada nuestra tecnología, para estar disponible en todo momento, también está contribuyendo a una inhabilidad para concentrarse por periodos sostenidos de tiempo. Una investigación en estudiantes de secundario de California muestra un promedio de lapso de concentración de alrededor de 3 minutos. El acceso constante a más medios instantáneamente gratificantes, interrupciones constantes cada una con su propia alarma de notificación vienen desde el éter para sacar el enfoque de la mente de la tarea que se está realizando. La solución obvia es apagar todo, que es algo que hago cuando necesito concentrarme por periodos extensos; sin embargo, con el 75% de las personas jóvenes diciendo que ellos no podrían vivir sin las redes sociales, en una cultura donde el miedo a perderse de algo lo impregna todo, ¿cuántas personas toman la medida necesario y se aislan el tiempo suficiente para no distraerse de la tarea que están realizando? ¿Qué costo tiene el estar online y disponible todo el tiempo en términos de nuestra propia productividad y habilidad de alcanzar nuestras metas? ¿Cómo nos hace sentir cuando parece que hemos estado trabajando por horas y que hemos hecho tan poco? ¿Cómo impacta esto, a largo plazo, en nuestra salud mental? Puede que incluso llegue a ser más profundo que todas las cosas que he señalado hasta ahora. En su fantástico y corto libro “El coraje de crear”, el psicólogo americano Rollo May, analiza el asunto desde una perspectiva incluso más amplia: “El peligro siempre existe de que nuestra tecnología servirá como tope entre nosotros y la naturaleza, un obstáculo entre nosotros y las dimensiones más profundas de nuestra propia experiencia(…)”
El modo en que está diseñada nuestra tecnología, para estar disponible en todo momento, también está contribuyendo a una inhabilidad para concentrarse por periodos sostenidos de tiempo
La barrera entre nosotros y la naturaleza es cada vez más aparente a nivel planetario. Pero incluso a nivel individual, subjetivo, muy a menudo, aún estando afuera en un hermoso entorno natural, vemos cámaras o celulares en las manos de las personas manteniendo esa barrera entre el sujeto y el objeto. En lugar de vivir el momento maravillándose por el mundo natural, tiene que ser capturado, almacenado, compartido y comentado, en busca de aprobación. No es solo poner barreras entre nosotros y la naturaleza en el sentido geográfico natural, sino también en la interacción cara a cara con otros miembros de nuestras especies. Porque nosotros también somos parte de la naturaleza, aunque por momentos parece que hemos olvidado ese hecho. En otro estudio realizado por la Universidad de Berkeley, niñas de entre 8 y 12 años que pasaron más tiempo que sus pares utilizando tecnología digital en vez de interactuar con el ambiente que las rodeaba, reportaron mayor dificultad para socializar y por lo tanto menor autoestima. ¿Qué hacen los límites a su libertad de alcanzar su potencial, que impone que ya estén experimentando ansiedad social y baja autoestima a tal edad? ¿Cómo pueden esperar acceder cabalmente a las dimensiones más profundas de la experiencia humana si las interacciones sociales superficiales ya les representan un desafío? No me entiendan mal, la tecnología es una publicidad fascinante del logro humano y del potencial de la mente humana. No es algo malo en sí mismo. Sin embargo, es esencial que encontremos formas de usar la tecnología que ayuden a acentuar nuestra experiencia de vida y nuestra libertad y no a actuar como una barrera para una existencia saludable, realizada. Tal es el aumento de las condiciones como TDAH entre niños viviendo vidas estériles en frente de pantallas que incluso un grupo de padres preocupados en el Reino Unido han formado un proyecto, The Wild Thing Project, que utiliza la tecnología de manera constructiva para ayudar a los niños y familias a volver afuera por el beneficios de su bienestar. Los padres pueden descargar una app donde registran el tiempo que pasan al aire libre en entornos naturales; también pueden acceder a muchos juegos divertidos para los niños que no involucran pantallas; ¡incluso los anima a trepar árboles! Esto es solo un ejemplo de las innumerables posibilidades que tenemos cuando la tecnología es usada para el bien. Es responsabilidad de todos asegurarnos de tomar compromiso y control sobre nuestro uso de la tecnología de manera que examinemos el impacto que está teniendo en nosotros y nuestras familias. La tecnología que usamos debería ser una extensión de nuestras conciencias y la deberíamos utilizar para maximizar nuestras posibilidades, no disminuirlas. La disponibilidad inmediata de ciertas tecnologías hace esto difícil, pero nosotros tenemos la libertad de retroceder, evaluar y reevaluar el rol que va a jugar en nuestras vidas y deberíamos asegurarnos de que sea un rol constructivo. Imagen: Sean DuBois en Unsplash

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  • Guías y recursos

Trastorno bipolar en niños y adolescentes (PDF)

  • Equipo de Redacción
  • 07/02/2017
Postergación y TB
El trastorno bipolar no es lo mismo que los altibajos normales que experimentan todos los niños. Los síntomas bipolares son más potentes. La enfermedad puede hacer que a un niño le resulte difícil desempeñarse bien en la escuela o llevarse bien con sus amigos y familiares. El trastorno también puede ser peligrosa. Algunos jóvenes que sufren del trastorno bipolar intentan hacerse daño o suicidarse. Los niños y adolescentes que sufren del trastorno bipolar deben recibir tratamiento. Con ayuda pueden mejorar y llevar vidas exitosas.

¿Quién puede desarrollar el trastorno bipolar?

Cualquier persona puede desarrollar el trastorno bipolar, incluso niños y adolescentes. Pero, en la mayoría de los casos, el trastorno bipolar comienza en las últimas etapas de la adolescencia o a principios de la adultez. Generalmente la enfermedad dura toda la vida.

¿En qué manera se diferencia el trastorno bipolar en los niños y adolescentes encomparación con los adultos?

Cuando los niños presentan la enfermedad, se llama trastorno bipolar de aparición temprana. Este tipo de trastorno bipolar puede ser más grave que el que comienza en las últimas etapas de la adolescencia o en la adultez. Además, los jóvenes que sufren del trastorno bipolar pueden tener síntomas y cambios de estado de ánimo con mayor frecuencia que los adultos que tienen la enfermedad. Descarga la guía completa en formato PDF desde la web Psicok.

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  • Psicología aplicada

¿Por qué cuesta tanto cambiar en educación?

  • Gustavo Toledo Lara
  • 06/02/2017

Muchas, muchísimas opiniones existen en torno a la educación y su desarrollo. Prácticamente casi todos tenemos aunque sea una idea de lo que se debería mejorar. Dependiendo del sector de pertenencia (padres – alumnos – profesores – estudiantes que se forman para la docencia), se plantean alternativas dirigidas al sector educativo. Ahora bien, ¿será que estamos esperando que alguien haga algo con nuestra propuesta o más bien debemos empezar a cambiar desde nuestra posición?

En el sector educativo, los cambios deben ser impulsados con la seriedad adecuada y con un profundo sentimiento de responsabilidad, ya que el efecto esperado (o no esperado) generalmente se observa tiempo después. Y mientras esto ocurre, fácilmente se cae en la tentación de impulsar políticas públicas para modificar o sustituir aquello que aún no termina de empezar y se cae en la inestabilidad del sector (y, por ende, en la fragilidad de los procesos). Tal y como nos recuerda Morín (2012, p. 4), «no se puede reformar la institución si no se han reformado anteriormente las mentes, pero no se pueden reformar las mentes si no se ha reformado anteriormente la institución».

Fácilmente se cae en la tentación de impulsar políticas públicas para modificar o sustituir aquello que aún no termina de empezar

Otro aspecto que atenta contra el cambio es aquella postura que aboga por dejar tal y como está lo que se ha venido haciendo desde siempre, y con insertar algún que otro cambio se asume que se ha innovado. Definitivamente, esto no es así. Innovar no es usar un ordenador en lugar de un libro. Innovar es convencerse de que hay que cambiar para mejorar; con lo cual, la adaptación de las estrategias didácticas a un nuevo contexto y a nuevos desafíos, que por cierto cambian permanentemente, debe ser asumida con total normalidad y con una postura si se quiere profesional, desde el punto de vista del docente.

Ya la discusión dentro de la educación que gira en torno a lo memorístico versus lo constructivo debe avanzar. La evolución de la disciplina pedagógica y sus implicaciones didácticas deben favorecer el equilibrio y la vinculación entre diferentes tendencias pedagógicas traducidas en el fomento del pensamiento crítico, la transferencia e inferencia de la información, la adaptabilidad a entornos virtuales de trabajo, la capacidad de llevar a la práctica lo que se aprende y el reconocimiento de lo memorístico en su justa dimensión.

Es imperativo el sentirnos vinculados directamente con el hecho educativo. Actualmente no es prudente circunscribir la educación al ámbito de un centro, sino que desde hace mucho se han trascendido los linderos del aula como espacio físico. Desde luego que la actividad en el aula es un espacio privilegiado para el intercambio de saberes; sin embargo, lo que allí ocurre es reflejo de lo que ocurre en la sociedad, y lo que ocurre en el aula se revierte, precisamente, en esa misma sociedad.

Innovar no es usar un ordenador en lugar de un libro. Innovar es convencerse de que hay que cambiar para mejorar

Por otra parte, el contacto permanente con los padres o representantes constituye un aspecto de singular importancia. La implicación de estos con lo que se enseña y cómo pueden ayudar o reforzar desde los hogares es teóricamente el deber ser; no obstante, se cree que la escuela es la responsable de todo cuanto ocurre al alumno sin la necesidad del apoyo o refuerzo del hogar. Por lo tanto, la sinergia entre padres – alumnos – docentes generalmente suele generar resultados altamente positivos, ya que, entre otros beneficios, la educación se va a tornar más integral, inclusiva y corresponsable.

Finalmente, todo el contexto que rodea el quehacer educativo impone un profundo sentimiento de responsabilidad y convicción de la importancia de la labor docente. Si bien es cierto que la formación profesional del docente determina en gran medida la solidez profesional del futuro educador, la vocación docente es un patrimonio personal que día a día debe confirmarse bajo la excusa del desarrollo humano y de su participación del desarrollo social.

Artículo publicado en el blog de la Universidad Isabel I y cedido para su publicación en Psyciencia.

Imagen: Educación en Shutterstock

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  • Psicología aplicada

Constelaciones familiares, un peligroso método pseudocientífico

  • Sergio Garcia Morilla
  • 06/02/2017

Revisado en julio 2025.

Las constelaciones familiares son un método desarrollado por el filósofo, teólogo, pedagogo y autodenominado «psicoterapeuta» Bert Hellinger. Su objetivo es liberar a las personas de sus «tensiones/conflictos» que suelen venir de las «generaciones pasadas y tienen sus raíces en los acontecimientos de la historia de la familia», tales como conflictos bélicos, violencia familiar o doméstica, el fallecimiento prematuro de padres o de hijos, abortos, separaciones o violaciones. Esto puede manifestarse en el presente en forma de problemas tales como: depresiones, psicosis, miedos, migrañas, cansancio crónico o problemas en las relaciones. En resumen, acontecimientos emocionalmente intensos (conflictos no resueltos) de nuestros antepasados familiares son transmitidos generación tras generación.

¿Para qué sirve?

Sus defensores dicen que sirve para tratar casi cualquier cosa: traumas de la infancia, depresión, tristeza y melancolía, superar sucesos trágicos como las pérdidas o duelo, afrontar las enfermedades, para problemas de pareja actual o relaciones del pasado, problemas de fertilidad o adopciones, problemas con los hijos (de cualquier tipo), dificultades en las relaciones familiares o en las relaciones sociales.

¿Cómo se constela?

En la página web de la Asociación Española de Constelaciones Familiares Bert Hellinger publican su método, que intentaré resumir: Para solucionar los problemas que hemos heredado, se puede hacer de forma grupal o individual.

En la grupal puedes implicarte en 3 niveles: Como cliente exponiendo un asunto personal que quieras solucionar. Como representante, donde te pones al servicio del cliente representando a algún miembro de su familia. O como participante, observas y ayudas con las energías durante el transcurso de la constelación.

A continuación, el constelador, el que dirige la dinámica, hace que la persona exponga su problema, después elige a las personas que representarán a la familia actual o de origen. Los va colocando y les pide que se muevan o actúen de acuerdo a las energías que perciban mientras están interpretando el papel. El constelador va orientando (moviendo de sitio) a través de lo que expresan los representantes, ayudándoles con frases sanadoras. Se suele terminar incluyendo al cliente y pidiéndole que ocupe su lugar para que participe de esa nueva imagen sanadora de la familia.

También se puede constelar de manera individual. Para ello se usan figuras o muñecos, tapetes o papeles para configurar el Sistema Familiar. El trabajo de percepción de energías lo hacen el cliente y el constelador únicamente.

Según su gurú, poseemos «conexiones inconscientes con los destinos de nuestros antepasados» que deben ser reveladas para sanar. Defiende la idea de Rupert Sheldrake de resonancia mórfica para explicar cómo se conecta nuestro destino con el de nuestros antepasados: Campos de energía con memoria que influyen y nos conectan en el presente con personas, lugares o animales del pasado. Algo parecido a lo que defienden los practicantes de Reiki.

¿Qué NO son las constelaciones familiares?

No es una terapia con evidencia científica. No existe ningún tipo de estudio medianamente riguroso que avale su eficacia. Las constelaciones familiares no han sido nunca, bajo ningún protocolo experimental serio, contrastadas como una terapia que sea eficaz para nada. Los resultados positivos que puedan dar son atribuibles a procesos de sugestión y a la empatía.

No cuenta con un modelo explicativo de la realidad científico, coherente o medianamente realista. Su teoría o modelo teórico es un batiburrillo pseudocientífico de fundamentos captados de otras terapias o modelos de dudosa o nula eficacia como el Psicoanálisis, la Terapia Primal, el Psicodrama, la Hipnosis, el Análisis Transaccional, la Terapia Gestalt, la Programación Neurolingüística (PNL) y la Terapia Familiar Sistémica (de la que el propio autor considera una derivación). Está plagada de conceptos pseudocientíficos como el de resonancia mórfica o el misticismo cuántico. Energías que la ciencia no ha descubierto y que unen a todos los seres humanos entre sí más allá del tiempo o del espacio. Algo así como la fuerza de la que nos habla Yoda en Star Wars, pero ellos la llaman Cosmic Power, donde el cliente no tiene ni que hablar. Todo muy científico y serio, con «fórmulas matemáticas» que respaldan el disparate.

No es necesaria una formación especializada para practicarla. Posiblemente una de las razones por las que prolifera tan bien por cualquier parte del mundo. Cualquiera puede convertirse en un «facilitador» y no requieren que estas personas tengan una amplia formación o sean psicólogos.

No es una práctica ética. Ningún psicólogo colegiado debe emplear las constelaciones familiares en consulta. Si hicieran eso, estarían violando el artículo 18 del código deontológico: «Sin perjuicio de la legítima diversidad de teorías, escuelas y métodos, el/la Psicólogo/a no utilizará medios o procedimientos que no se hallen suficientemente contrastados, dentro de los límites del conocimiento científico vigente.»

No se adaptan a las necesidades actuales. Como buena pseudoterapia que es, se ancla a unos preceptos que poco o nada han evolucionado o se han modificado desde que su creador las concibió y que perpetúan una visión familiar y social arcaica y reaccionaria.

En conclusión, las constelaciones familiares son una forma de pseudopsicoterapia cuyo modelo teórico se sustenta en ideas extraídas de otras pseudoterapias y creencias pseudocientíficas o mágicas. Defiende una visión muy antigua y conservadora de la familia, un ejercicio profesional muy poco especializado y «técnicas» altamente sugestivas sin evidencia científica cuyo efecto no va más allá del placebo, pudiendo llegar a ser contraproducentes para sus participantes. Si usted tiene algún tipo de problema, acuda a un profesional. Su salud mental o física no son un juego de representaciones teatrales, fuerza cósmica o figuritas de juguete.

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Imagen: Constelación familiar en Unsplash

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Por qué los chilenos son tan resistentes ante las tragedias

  • David Aparicio
  • 03/02/2017
A Chile le ha tocado muy duro. Sufrió una de las dictaduras más crueles de Latinoamerica, fue azotada por terremotos, tsunamis y ahora un gigantesco incendio forestal. Pero los chilenos se levantan, se reponen y afrontan sus problemas con una valentía admirable y hasta envidiable. Daniel Pardo escribió para la BBC un artículo que cuenta su experiencia durante el gran incendio y el empuje de los chilenos para afrontar la adversidad:

Cada vez que pasaba por un bosque donde veía camiones de bomberos estacionados, sonaba la bocina del auto y gritaba, puño en alto, «¡arriba Chile, weón!».

Y perdonen el chileno.

Es que esa fuerza, ese aguante, esa resiliencia con que los chilenos enfrentan catástrofes como esta es contagiosa, inspiradora.

No conocí un bombero frustrado, un ciudadano de mal genio o un damnificado sin esperanza.

El entusiasmo y la solidaridad, por el contrario, fue lo que percibí en los risueños rostros de la gente en las zonas que visité: O’Higgins, el Maule y Bío Bío, las más afectadas del país.

¿Los chilenos tienen capacidades resilientes diferentes?

Algunos expertos niegan que los chilenos sean particularmente resilientes, pues argumentan que si otro pueblo sufriera tantos desastres también tendría que responder con ánimo, valentía, soluciones.

Otros científicos sociales, sin embargo, coinciden con Ortega y Gasset.

«El hombre americano y chileno se ha definido como esencialmente telúrico», escribió el premiado historiador chileno Rolando Mellafe en su obra «El acontecer infausto en el carácter chileno», de 1981.

«Pero lo telúrico –continúa– no es un simple amor a la tierra, ni una simple afinidad con lo natural. El acontecer infausto tiraniza este dialogo, obliga a toda una sociedad a enfrentarse, a través de su yo con los estratos más profundos de su existencia espiritual, con el alba de su psiquis».

Esa consecuencia psicológica es lo que yo creo haber percibido en la cariñosa gente del centro-sur del país, me dijo el historiador de la Universidad de Chile Gonzalo Peralta.

Pero si bien las catástrofes tienen ese efecto positivo de optimismo, me explicó, «también tienen un desenlace negativo». «Una personalidad cortoplacista, una incapacidad de planificar, de proyectar a futuro, de ser muy aficionado a los golpes de fortuna, a los juegos de azar», dijo.

Lee el artículo completo en la BBC.

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  • Psicología clínica

“Entre el 50 y el 60% de los niños diagnosticados de TDAH no lo tiene”

  • David Aparicio
  • 03/02/2017

Isabel García entrevistó al reconocido psiquiatra infantil José Luis Pedreira Massa en el diario Nueva Tribuna. En esta entrevista Pedreira explica con mucha sensatez y claridad sobre el perfil diagnóstico del TDAH, el sobrediagnóstico y el papel de los psiquiatras sobre este controversial trastorno.

Sobre la inespecificidad de los síntomas del TDAH:

El mayor problema consiste en la inespecificidad de los síntomas y en la tranquilidad que produce poner un diagnóstico que, aparentemente, explique todo lo que acontece de disfuncional en un niño. Por lo tanto, lo que aparece es un sobrediagnóstico, una epidemia de diagnósticos, algunos profesionales lo denominan con otro eufemismo: maldiagnóstico. No sé cuál es más preocupante.

Porcentaje de sobrediagnóstico:

Entre el 50-60% de los niños diagnosticados no lo tienen. Hay conductas normales en niños de determinada edad que a veces están muy exageradas y que producen síntomas desagradables de adaptación, pero no todo niño que responde a esto tiene TDAH. Con certeza, se puede decir que 1 de cada 3 niños diagnosticados sufre esta enfermedad. Por ejemplo, en una clase de 30 niños, no debería haber más que un caso, y resulta que hay 4, 5 o 6 que toman fármacos.

No hay homogeneidad en los criterios diagnósticos:

No son homogéneos, pues su valoración no es cuantitativa, sino que es cualitativa y se debe adecuar a la etapa del desarrollo del niño o la niña, por lo que se necesita mucha experiencia y una formación específica en hacer una buena semiología de los síntomas mentales.

No podemos decir que el TDAH tiene un origen completamente genético:

Como en muchos trastornos mentales existe una base de posible origen genético, pero es inespecífico. La genética es un factor terreno, como diría el gran psiquiatra infantil español, Julián Ajuriaguerra. Hay que considerar que la coincidencia de clínica en gemelos univitelinos alcanza al 70-80%, si fuera genético debería ser en el 100% porque este tipo de gemelos son idénticos genéticamente. En este caso lo que de verdad sería de interés es investigar por qué hay un 20-30% que no lo padecen, ya que es un elevadísimo porcentaje, pero es un tema que no interesa, posiblemente porque afecta a “la cuota de mercado”. A este origen de base genética debe unirse la interacción con el contexto de desarrollo personal, familiar y social, sobre todo del marco educativo. Factores relacionados con figuras parentales en crisis casi permanente, entonces los comportamientos infantiles responden a estas crisis y no a procesos artificiales de diagnósticos brillantes. Lo importante es determinar si los síntomas están relacionados con algún proceso psíquico u orgánico o bien son primarios. Si se determina algún proceso psíquico u orgánico es que son síntomas de ese proceso, no es algo comórbido, sino que forma parte de ese proceso. La comorbilidad es, en la mayoría de las ocasiones, una excusa para evitar el compromiso diagnóstico y la dificultad terapéutica.

No podemos usar únicamente los criterios biológicos para entender y tratar al TDAH:

El papel es fundamental: Primero es reconocer que la especialidad de Psiquiatría Infanto-juvenil es ya una urgencia perentoria, lo que podría asegurar unos profesionales mejor y más específicamente formados en los trastornos mentales de la infancia y la adolescencia. En segundo lugar, debe asumir el liderazgo en este tipo de trastornos sin ningún tipo de complejos. Lo debe hacer de una forma decidida y con criterios científicos, pero sabiendo cómo contextualizar esos conocimientos con cada niño o niña o adolescente en concreto y con sus características psicosociales. El profesional no puede formarse solamente en criterios biologicistas, porque la infancia no es solamente biología.

Los argumentos de Pedreira Massa son muy claros y nos ayudan a tomar una perspectiva seria, coherente y científica en medio de este retorcido debate que ha proliferado en las redes sociales en la que dice que el TDAH no existe.

Lee la entrevista completa en Nueva Tribuna.

Recomendado: Doce puntos a considerar al realizar un diagnóstico psiquiátrico

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  • Psicología clínica

Los niños fisicamente activos son menos propensos a la depresión

  • David Aparicio
  • 03/02/2017

Todos sabemos, gracias a la gran cantidad de de estudios sobre la actividad física y salud mental, que la actividad física reduce el riesgo de sufrir depresión en los adultos.

Pero, ¿qué sucede con los niños? ¿aplican los mismos resultados? Hasta hace poco no se tenían datos que sustentaran que el mismo efecto protector de la actividad física y eso motivó a que los investigadores de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología desarrollara un estudio de seguimiento de cientos de niños durante cuatro años para evaluar si la actividad física se correlacionaba con los síntomas de la depresión.

En total fueron 800 niños. El seguimiento empezó cuando tenían 6 años de edad y terminó cuando cumplieron 10. La actividad diaria se midió con acelerometros (un dispositivo que está incluido en los celulares modernos y que permite medir la cantidad de pasos y movimientos).

Una vez recopilados y evaluados todos los datos se encontró que mayor actividad física predijo menos síntomas depresivos. Por otro lado, la investigación aclara que la conducta sedentaria no predijo síntomas depresivos en los niños.

“Es importante saber esto porque sugiere que la actividad física puede ser usada como un método de prevención y de tratamiento para la depresión en los niños.” dijo Silje Stensbekk, coautor del estudio.

La investigación está disponible en el número de febrero de la revista Pediatrics.

Fuente: Psypost

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