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(Vídeo) Por qué nos dejamos engañar por las pseudociencias

  • David Aparicio
  • 01/12/2016

Alberto Soler ha creado uno de los mejores vlogs de psicología. En cada episodio logra explicar las teorías psicológicas complejas con elegante sencillez y lucidez. En este episodio Alberto nos explica por qué la gente cree en ovnis, horoscopo y cuenta cosa exista aun cuando saben que no hay una explicación completamente racional que las sostenga.

Nosotros en Psyciencia tambien hemos abordado estos temas con artículos más extensos si deseas puedes leerlos aquí:

  • Escribo artículos porque soy de Aries: el efecto Forer y el horóscopo

  •  ¿Por qué la gente no cambia de opinión?

  •  Kit para detectar las pseudociencias de Carl Sagan (Infografía)

  • El combustible de la ansiedad: la intolerancia a la incertidumbre

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La mayoría de los pacientes con depresión recibe tratamientos inadecuados

  • David Aparicio
  • 01/12/2016
Más de 350 millones de personas sufre de depresión en todo el mundo y según la OMS, esta será la principal causa de discapacidad para el año 2020. Los datos son preocupantes, muy preocupantes. Pero todavía falta lo peor: Un nuevo estudio de The British Journal of Psychiatry demuestra que la mayoría de los pacientes con depresión no recibe los tratamientos adecuados o no recibe ningún tipo de tratamiento. Sus datos se obtuvieron de una muestra de 50.000 sujetos provenientes de 21 países:
  • Brazil.
  • Bulgaria.
  • Colombia.
  • Iraq.
  • Líbano.
  • México.
  • Nigeria.
  • China.
  • Rumania.
  • Argentina.
  • Bélgica.
  • Francia.
  • Alemania.
  • Israel.
  • Italia.
  • Japón.
  • Holanda.
  • Portugal.
  • España.
  • Estados Unidos.
El 4.6 % del total de los sujetos cumplió con los criterios diagnóstico del Trastorno Depresivo Mayor. De ese grupo diagnosticado, el 56.7% reportó que necesitaba tratamiento; el 71% de ellos había visitado al menos una vez a un médico y de aquellos que reciban tratamiento sólo el 41% recibió tratamientos que cumplieran con estándares mínimos.

Necesitamos ofrecer tratamientos adecuados

Los números constatan que no se están haciendo las cosas bien. Falta mayor compromiso de los gobiernos e inversión en planes de intervención y prevención. Pero la critica también va para los profesionales de la salud mental. Hoy en día existen tratamientos psicológicos quehan demostrado ser eficaces para tratar la depresión, pero, lamentablemente, esos tratamientos son dejados de lado por los profesionales que eligen ofrecer otros tratamientos que se ajustan más a sus preferencias y no a la evidencia. Según los autores del estudio, no ofrecer tratamientos con evidencia generan dos problemas: no sólo se pone en riesgo la vida de las personas, sino que además se reduce la probabilidad de que las personas busquen la ayuda psicológica debido a la pobre reputación que tienen esos tratamientos de eficacia cuestionable. Y tiene mucho sentido, si los pacientes van donde los profesionales de salud mental y no ven mejorías entonces no van a volver. Graham Thornicrof, director de la investigación añade una razón no sólo científica sino también moral: “Proveer tratamientos a la escala requerida para tratar a todas las personas con depresión es crucial, no solo para reducir la discapacidad y la muerte por suicidio, sino también desde una perspectiva moral y humana y para ayudar a las personas a ser miembros productivos de la sociedad.” Recursos útiles para la depresión:
  • (PDF) Guía para pacientes y familiares para afrontar la depresión
  • Datos importantes sobre la depresión de la OMS
  • Activación Conductual para la depresión
  • ¿Qué miden las escalas para depresión?
  • Los orígenes de la Depresión
Fuente: Psypost

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  • Artículos de opinión (Op-ed)

Claves en el desarrollo de la autoestima infantil: ¿cómo potenciarla?

  • Elisabet Rodríguez
  • 01/12/2016
La autoestima puede definirse como el componente valorativo del “yo”, del autoconcepto, el cual se inscribe dentro de la dimensión más cognitiva. Presenta una connotación motivacional y, por lo tanto, indica tanto el conjunto de opiniones y actitudes que guían nuestro comportamiento, como la forma como nos relacionamos con otras personas y con el mundo de forma general. El carácter valorativo se centra en dos pilares fundamentales: sobre la opinión y aprecio hacia uno mismo y sobre la capacidad que disponemos para mejorar aspectos personales propios y de las personas de nuestro entorno. También se refiere a cómo afrontamos situaciones adversas adaptándonos a las circunstancias, cómo favorecemos el crecimiento personal, emprendemos nuevos proyectos vitales, etc. La autoestima es un fenómeno relativamente estable y permanente, aunque puede ser modificada a partir de influencias pertenecientes a nuevas experiencias. Tales influencias pueden derivar de los siguientes factores: personales (características físicas y emocionales, capacidades y habilidades personales, aspectos relativos a personas significativas del entorno familiar, escolar o grupo de iguales, etc.) y sociales (valores y creencias culturales). Así, pueden diferenciarse cuatro áreas básicas en la formación de la autoestima global: el área social, el área académica, el área familiar y la imagen física. El tipo de desarrollo que se dé a partir de los factores indicados está determinado principalmente por la naturaleza de la base del vínculo afectivo establecido durante la primera infancia. A medida que se produce el desarrollo del niño, este va generando opiniones, valoraciones, impresiones, sentimientos y cogniciones de lo que va experimentando durante su crecimiento y maduración. Dependiendo de la connotación que tengan estas manifestaciones, el grado de percepción de aprecio hacia sí mismo y de autovalía se irá configurando de una determinada manera, más o menos adaptativa. Entre las actitudes que favorecen la autoestima pueden destacarse la confianza hacia uno mismo, la seguridad en afrontar situaciones personales e interpersonales, la capacidad de adaptarse a las circunstancias, de mostrarse flexible, tolerante y empático respecto de otros puntos de vista, etc. Aparte de la clase de vínculo afectivo consolidado en edades tempranas, otro aspecto que determina sustancialmente la adquisición de un nivel adecuado de autoestima es el auto-conocimiento (¿quién soy yo?). Este proceso deviene un requisito fundamental para llegar a la autoaceptación y a la valoración positiva de sí mismo.

Demostrar interés y aprecio

Derivado de aquello anterior, el primer aspecto fundamental que se indica a los padres como significativo a la hora de potenciar la autoestima en sus pequeños es que realmente demuestren interés y aprecio por ellos. Los niños tienen que tener constancia clara de que sus padres se preocupan verdaderamente por ellos, que prestan atención a sus necesidades, pensamientos, inquietudes, sentimientos y emociones.

Logros, competencias, habilidades

Por otro lado, el hecho de orientar al pequeño en la consecución de logros, recordándole su competencia, habilidad y confianza en la obtención del éxito permite poseer una disposición más positiva a iniciar proyectos y poner en marcha nuevos retos personales. Es relevante, para conseguir un efecto más intenso en esta práctica, analizar conjuntamente con el niño qué sensaciones experimenta cuando realiza una acción en la cual se sabe competente, de forma que se hace consciente una auto-percepción más positiva. Por eso, siempre según su desarrollo y maduración personal, los educadores deben facilitar todas las oportunidades que se presenten para que el niño haga uso de su autonomía e independencia; es importante dejarle tomar sus propias decisiones (aunque en alguna ocasión nuestra visión adulta pueda discrepar de la suya) y realizar una reflexión conjunta sobre qué resultados se han obtenido (tanto los exitosos como los erróneos) para otorgarles un significado de oportunidad de aprendizaje, en lugar de la concepción de haber fracasado. Los adultos podemos servirles de guía presentando diferentes opciones sobre las cuales decidir, pero tiene que ser el niño quien efectúe la elección final. La idea de que padres o educadores no deben realizar aquellas acciones que él pueda llevar a cabo por sí mismo hay que tenerla siempre presente, siendo aconsejable el destierro de la sobreprotección y la preocupación excesiva sobre las posibles consecuencias derivadas de las decisiones que el niño toma.

Refuerzo de conductas y actitudes adecuadas

Otro aspecto fundamental hace referencia a enfatizar el reconocimiento y el refuerzo positivo de aquellos comportamientos y actitudes adecuadas y la disminución de la crítica negativa y destructiva, chantajes o amenazas. Por eso, no es recomendable la instigación en exceso sobre su comportamiento, así como tampoco recordarle con frecuencia aquellos aspectos que tendría que mejorar o que no resultan del todo satisfactorios. Parece de mayor utilidad recordar las ventajas que posee un comportamiento adecuado para que él mismo pueda analizar las consecuencias de su comportamiento y qué decisión tiene que tomar sobre cada cuestión. Relacionado con esto, tiene que tenerse en cuenta que el niño presenta su propio ritmo de aprendizaje y mejora; por eso tiene que respetarse el hecho de que los avances se den más lentamente de lo esperado por los padres u otras figuras cercanas; el hecho más significativo es que se produzca tal evolución. Finalmente, y a modo de conclusión, parece indispensable no centrarse en el refuerzo exclusivo de logros a nivel cuantitativo. El aprecio hacia el niño tendría que ser incondicional y no estar sólo basado en los éxitos obtenidos. Es más razonable premiar con reforzadores intangibles, sociales y afectivos por el logro de hitos en los cuales se valore el esfuerzo y se recompensen los aspectos cualitativos. Resulta adecuado, por lo tanto, que el niño trabaje en el establecimiento de objetivos personales realistas y muy definidos, siempre que estos repercutan en una mejora en su bienestar y satisfacción personal dejando de lado la comparación respecto con los pares u otras personas significativas de su entorno.

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Conferencia online: cómo abordar situaciones de crisis en la consulta

  • David Aparicio
  • 01/12/2016
Jorge Ayala se ha dedicado por mucho tiempo a entrenar y formar a psicólogos en la interesante Terapia breve centrada en soluciones. Jorge dictará hoy una conferencia online totalmente gratuita titulada: Cómo abordar una situación de crisis en consulta y en esta sesión aprenderás recursos útiles para hacerle frente a las crisis y ayudar a las personas a generar los recursos necesarios para afrontar las experiencias traumáticas. La conferencia online empieza en unas horas, así que apresúrate e inscríbete aquí.

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  • Recomendados

Duro golpe a la homeopatía: su etiquetado deberá basarse en evidencia científica

  • David Aparicio
  • 01/12/2016
Una excelente noticia escrita por Carlos Zumenszky para Gizmodo:

La Comisión Federal de Comercio (FTC) acaba de dar luz verde a una nueva normativa titulada Enforcement Policy Statement on Marketing Claims for Over-the-Counter (OTC) Homeopathic Drugs. Lo que hace esta norma es equiparar las obligaciones de los fabricante de fórmulas homeopáticas con las del resto de la industria farmacéutica.

El matiz es importante porque obliga a los fabricantes a realizar pruebas de eficacia en laboratorio mediante doble test ciego. De esas pruebas dependen directamente las afirmaciones de marketing que aparecen en la caja. En otras palabras, si el test científico de un producto para aliviar el resfriado falla, en la etiqueta no puede poner que alivia el resfriado.

Si esta evidencia no existe, los fabricantes de homeopatía deben especificarlo claramente en el etiquetado. También deberán reconocer que las supuestas virtudes del compuesto se basan en teorías del siglo XVIII que han sido rechazadas por la mayor parte de la comunidad científica actual.

La medida que toma Estados Unidos representa un avance importante en los tratamientos médicos y en la capacidad de salvar vidas. Muchas personas creen que la homeopatía y terapias alternativas son inocuas y no se pierde nada con probarlas; pero la realidad es que la homeopatía como primera linea de tratamiento sí representa un serio peligro porque el paciente deja de acudir a los tratamientos con evidencia mientras invierte tiempo y dinero en terapias que al final no lo ayudarán.

En la psicología sucede algo similar. Hay tratamientos que cuentan con mucha evidencia, estudios aleatorios controlados, y hay otros tratamientos que no tienen datos que demuestren que funcionen o su evidencia es muy pobre, y a pesar de ello, las terapias se usan según la preferencia del psicólogo y su comodidad. Lo cual provoca que un paciente que sufre y que busca ayuda de un profesional no reciba el mejor tratamiento para su condición. Por lo tanto, haré una pregunta que se que molestará a muchos, pero la haré porque creo que es una pregunta válida que debemos hacernos los psicólogos: ¿Qué pasaría si aplicamos una norma similar en la práctica clínica y los psicólogos tuvieran que avisarle a los pacientes cuando están utilizando terapias que no cuentan con evidencia de que realmente funcionan? Ya se imaginarán la respuesta… Lee el artículo completo en Gizmodo.

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  • Psicología aplicada

La causa del miembro fantasma y un nuevo tratamiento

  • David Aparicio
  • 30/11/2016
Los pacientes con el síndrome del miembro fantasma sufren de sensaciones y terribles dolores provenientes del miembro que les fue amputado. Varías teorías se han desarrollado sobre este extraño síndrome: algunos consideran que las sensaciones se deben a que el cerebro continuaba recibiendo las señales de los nervios que estaban en el miembro amputado. Otras explicaciones más modernas sugieren que la causa del dolor y de las sensaciones no está en las terminaciones nerviosas sino en el cerebro, el cual continúa enviando señales eléctricas desde las áreas dedicadas al miembro amputado porque no reciben los estímulos que provenían de ese miembro. Una reciente investigación proveniente de Japón, apoya la idea de que la causa está en el cerebro. Con la diferencia que considera que el dolor se debe a una reorganización de las conexiones neuronales, y que a partir de la amputación se genera un «cruce» de los cables neuronales responsables del movimiento y las sensaciones que a su vez generan las sensaciones y dolores que los pacientes experimentan. Según sus autores, este novedoso estudio no sólo ofrece una mejor comprensión del síndrome del miembro fantasma sino que además abre nuevos caminos de tratamiento. La investigación se valió de un moderna interfaz robótica-cerebral que permitió entrenar a 10 sujetos amputados para controlar un brazo robótico con su cerebro. Gracias a esta técnica, pudieron encontrar que los sujetos experimentaban dolor cuando intentaban mover el brazo robótico a través de la asociación de su brazo amputado. Pero la investigación no quedó ahí. Los investigadores entrenaron a los pacientes para que movieran el brazo robótico a través de la asociación de su otro brazo y fue aquí donde encontraron que esta técnica redujo significativamente el dolor que experimentaban. Lo que significa que sus hallazgos podrían ser aplicados no solo a los pacientes que sufrieron alguna amputación, sino también para aquellos que sufren de dolor crónico. Hay mucha esperanza en estas terapias, pero lamentablemente los autores explican que sus resultados fueron temporales y que la tecnología empleada es todavía muy costosa para salir a los centros médicos y que tal vez sea rentable en 10 años o más. Si deseas conocer con más detalle el desarrollo de esta investigación te sugiero que leas paper publicado en la revista Nature Communications Fuente: ScienceDaily

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  • Psicología clínica

¿Puede un psicólogo hablar de sí mismo en psicoterapia?

  • Buenaventura del Charco Olea
  • 30/11/2016

La autorrevelación ha sido definida como: “la revelación personal o de información relacionada a reacciones o respuestas hacia el cliente que surgen por parte del terapeuta durante la sesión”, es decir, se trata de intervenciones en las que el psicólogo habla abiertamente sobre hechos de su biografía u sobre aquello que se está tratando en la sesión. Aclarar, que la autorrevelación, siempre tiene una finalidad terapéutica, sino, se trata simplemente de desahogo por parte del terapeuta. Dependiendo del modelo de psicoterapia, las autorrevelaciones son algo que han sido censuradas, encuadradas o fomentadas.

Así, los psicoanalistas más ortodoxos catalogan la autorrevelación dentro de lo que denominan “contratransferencia”, entendiendo por ella el proceso en el que el psicólogo proyecta en el otro sentimientos propios, rompiendo así la finalidad de ser un lienzo en blanco, una figura neutral, en la que el paciente pueda proyectar sus conflictos inconscientes, lo que requiere por tanto una neutralidad por parte del psicoanalista. Si bien es cierto, que Kohut, un afamado psicoanalista, criticó este papel de experiencia distante y propuso una experiencia cercana en la relación psicoterapeuta-paciente que puede dar más lugar a este tipo de intervenciones, para fomentar fundamentalmente el clima empático y la apertura del paciente a recibir las interpretaciones.

A veces, los pacientes están muy enfrascados en su narrativa o percepción de las cosas, y verlas con distancia en una situación ajena les ayuda a funcionar de formas diferentes

Las terapias cognitivo-conductuales consideran la autorrevelación como algo útil y sobre todo enfocado a las funciones de reforzamiento y modelado ante determinadas técnicas terapéuticas. Para Goldfried o Hill y Knox, el psicólogo que trabaja desde este marco suele emplear la autorrevelación para expresar su opinión sobre la adherencia o el desarrollo del paciente ante determinadas técnicas “Creo que lo estás haciendo muy bien” “me pareces muy valiente”… o para narrar experiencias propias en las que existe un modelado sobre formas de interpretar una realidad o sobre formas de actuar. A veces, los pacientes están muy enfrascados en su narrativa o percepción de las cosas, y verlas con distancia en una situación ajena les ayuda a funcionar de formas diferentes. Ellis también las señala como forma de crear “rapport” y un aprendizaje mutuo sobre como sobrellevar los problemas comunes.

Para las psicoterapias humanistas, la autorrevelación se convierte en uno de los pilares de la intervención, bien porque desde un enfoque rogeriano es una de las actitudes del terapeuta imprescindibles para el cambio o bien porque desde lo gestáltico se entiende que la simpatía del psicoterapeuta aporta validez ecológica a la intervención, ya que el psicólogo no es ajeno al proceso experiencial de la psicoterapia. La autorrevelación puede ser además una experiencia emocional correctora, en la que el paciente perciba en la figura del terapeuta una respuesta emocional adaptativa que no recibió cuando la necesitaba, por ejemplo, un paciente que cuenta una historia de abuso en la que nadie le protegió, sintiendo que su dolor no le importa a nadie, y el psicoterapeuta le confiesa que siente rabia hacia quien abusó de él, ayudando a darle lo que necesitaba al propio paciente como paso previo al autosoporte.

Este, ha sido uno de los grandes debates de la psicoterapia. Los que están a favor de las autorrevelaciones, postulan que es evidente que el psicólogo siente y vibra en la relación terapéutica, y que los contenidos de los temas tratados le conectan con aspectos de su propia historia biográfica, que, dado que es imposible no sentir hacia el otro, lo mejor es ponerlo encima de la mesa y tratarlo con honestidad, empleándolo como una herramienta terapéutica más. También es frecuente argumentos entorno a la reciprocidad en las relaciones humanas, de modo que es difícil pedirle a un paciente que se abra enormemente y contarle toda su intimidad a un profesional, si este al menos, no lo hace un poco también.

Otro de los grandes argumentos a favor de este tipo de intervenciones es a favor de la empatía y la creación de una buena alianza terapéutica paciente-psicólogo. Las autorrevelaciones ayudan a que el terapeuta se perciba como una figura más humana y cercana. Algunos incluso cuestionan la utilidad y la validez ecológica (aplicación fuera de la consulta y generabilidad) de una relación en la que uno de los miembros no expresa sus sentimientos, algo que no ocurre en las relaciones reales del paciente en el mundo exterior.

Los detractores de las autorrevelaciones por el contrario, postulan que el terapeuta debe mostrarse como objetivo, evitando que sus propias emociones o distorsiones emerjan, ya que el paciente recurre al profesional como un experto y quiere aprender de su mayor conocimiento técnico y científico. Por otro lado, creen que el rol del experto del psicólogo, en quien el paciente deposita su confianza puede verse mermado si aparece en terapia la parte más humana del psicoterapeuta, lo que puede quitar parte de ese efecto experto, que consideran beneficioso para el tratamiento.

Es evidente que el psicólogo siente y vibra en la relación terapéutica

También señalan que, para poder generar nuevas formas de funcionamiento, hacen falta nuevas formas de relación, de ahí el aporte que supone que el psicólogo no exprese datos de su vida personal o sentimientos. Otros añaden además que con las autorrevelaciones se corra el riesgo de que sea el psicoterapeuta el que busque desahogar su propio malestar, o que el paciente entre en preguntarle entorno a su vida y el foco de las sesiones se aleje de los problemas que atañen al paciente. La autorrevelación también puede implicar el riesgo de que el paciente desapruebe algunos de las revelaciones del terapeuta, lo que provoque una ruptura en la alianza terapéutica y en la confianza hacia el psicólogo como profesional cualificado para ayudarle con sus problemas.

Investigación sobre las autorrevelaciones en psicoterapia

Orlinsky, Grawe y Parks demostraron tras la revisión de 132 investigaciones la existencia de una gran consistencia entre el empleo de autorrevelaciones y el establecimiento de una mejor alianza terapéutica. Esto es importante, pues como demostró Lambert y ha sido confirmado en investigaciones posteriores, la alianza terapéutica es el mayor predictor de éxito de una psicoterapia y la mayor variable explicativa en el cambio de los pacientes, por delante de la técnica (36%-15%).

Otra investigación de Teyber señala que las autorrevelaciones reducen el nivel de ansiedad ante la propia situación de terapia o que, como demostró Beitman y Yue es particularmente útil para lograr la involucración en la terapia de pacientes más reactivos.

Pero no sólo parece que influya en la implicación o tranquilidad en la terapia, sino que tanto las terapias de larga duración como de corta duración son más exitosas cuando hay autorrevelaciones, tal y como postulan varias investigaciones. Destacar entre estas las de Barret y Berman que señalan que si durante las cuatro primeras sesiones hay autorrevelaciones como reacción a información revelada por el paciente esto lleva a una reducción de los síntomas.

Las terapias de larga duración como de corta duración son más exitosas cuando hay autorrevelaciones

Sin embargo, en el tema que parece haber investigaciones más solidas sobre la eficacia de las autorrevelaciones, es en la percepción de la competencia y cercanía de la figura del psicólogo por parte del paciente o de la influencia de la autorrevelación en el éxito de la terapia.

Así los pacientes suelen señalar las autorrevelaciones como muy beneficiosas para el efecto de la psicoterapia o que los psicólogos que empleaban autorrevelaciones solían ser percibidos como más humanos y reales, pero sobre todo como más empáticos, creíbles y expertos.

También parece que una buena alianza modula la utilidad de las autorrevelaciones, así cuando la alianza es fuerte, las autorrevelaciones hacían que los pacientes perciban las sesiones como más profundas y de ayuda y al psicólogo como más experto, cuando la alianza era negativa, los resultados eran contrarios.

Bibliografía

  • Barret, M.S., Berman, J.S. (2001) “Is psychoterapy more effective when therapist disclose information about themselves?” Journal of Consulting & Clinical Psychology.
  • Ellis, A. (2001) Rational and irrational aspects of countertransference. In Session/Journal of Clinical Psychology.
  • Goldfried, M.R et al 2003) Therapist Self-Disclousure in Cognitive-Behavior Therapy. New York: Wiley InterSciencie.
  • Hill, C.E. Knox, S (2002) Self-disclousure. In J.C. Norcross. Psychoterapy relationships that work. New York: Oxford.
  • Knox S, Hess S, Petersen, D.A, Hill, C.E. (1997)” A qualitive analysis of client perceptions of the effects of helpful therapist self-disclosure in long-term therapy”. Journal of Counseling Psychology.
  • Kohut, H. (1959). Introspection, empathy, and psychoanalysis: An examination of the relationship between mode of observation and theory. Journal of the American Psychoanalytic Association.
  • Orlinsky, D., Grawe, K., Parks, K., (1994) “Process and outcome in pshycotherapy”. En A.E. Bergins & S.L. Garfield (Eds.) Handbook of psychoterapy and behaviour change (4ta ed. Pp 270-378) Nueva York: Wiley.
  • Sanchez, S. (2011) “Efectos de la autorrevelacion del terapeuta en la alianza terapéutica y satisfacción del cliente”. Tesis de Grado. Universidad San Francisco de Quito.
  • Teyber, E. (1991) Interpersonal process in psychotherapy: a guide for clinical training. (2nd ed) Homewood, IL. Dorsey Press.

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  • Artículos de opinión (Op-ed)

¿Por qué las “ofertas” por «fin de temporada” nos resultan tan tentadoras e irresistibles?

  • Sergio Lotauro
  • 30/11/2016
Buenos Aires, la ciudad en donde vivo, tiene varias particularidades, algunas buenas y otras malas, como cualquier otra gran urbe del mundo. Dentro del primer grupo, se destaca la vasta oferta cultural que ofrece la capital de Argentina: galerías de arte, centros de exposiciones, cines, teatros y museos para todos los gustos y preferencias. Una vez al año, y solo una vez, los museos de Buenos Aires abren sus puertas al público de manera gratuita. El evento se lo conoce como “la noche de los museos” y si bien uno puede satisfacer su apetito de arte y regodearse en esculturas y pinturas cuando le venga en gana, durante esta jornada en particular se puede ingresar sin pagar arancel. Lo curioso del asunto es que los museos de la ciudad, en líneas generales, durante el resto del año atraen a un porcentaje menor de visitantes en términos comparativos. La gente no se desespera, precisamente, por visitar los museos, y esto ocurre a pesar de que los tickets habitualmente suelen ser bastante económicos. Pero, por alguna extraña razón, cuando llega la noche de los museos, la gente se lanza masivamente a recorrer todos los establecimientos que pueda. De repente, una especie de fiebre del arte se apodera de la población y así es como por un día, y solo por ese día, pueden observarse largas filas de personas para ingresar a donde sea y ver lo que sea, y grandes multitudes desparramadas por aquí y por allá en los diferentes salones y galerías. Mi hipótesis personal sobre este curioso fenómeno es que, en líneas generales, a juzgar por la concurrencia del público durante el resto del año, los museos son de escaso interés para la mayoría de la gente, no siendo el caso de otros eventos como el fútbol y los espectáculos deportivos. Pero la noche de los museos, incluso para aquellos que no sienten un especial interés por el arte, resulta una oferta muy tentadora, difícil de resistir, solo por el hecho de ser acotada en términos de tiempo: es ahora, o luego habrá que esperar al año que viene. Ahora bien, imaginemos la siguiente situación: En el paseo de compras que está a pocas calles de su domicilio, acaba de abrir una tienda de venta al público de chocolates. Como parte de la promoción inaugural, una bonita señorita de ojos claros y trenzas rubias, vestida como campesina belga, se encuentra parada frente a un stand en la puerta de la tienda, ofreciendo bombones gratis en el marco de una degustación entre los visitantes que asisten al centro comercial. Ante la oportunidad de saborear una confitura sin necesidad de tener que sacar la billetera del bolsillo, usted se acerca al stand y la promotora, mientras despliega frente a sus ojos un delicado estuche que contiene dos bombones, lo saluda con melosa amabilidad y le explica que lo que está a punto de saborear ha sido elaborado con el más fino y delicioso chocolate del centro de Europa. Acto seguido, lo anima a que tome uno de los dos bombones del exclusivo estuche y lo pruebe con confianza. Lo que usted no sabe, es que la promotora en cuestión ha sido contratada para colaborar en un experimento psicológico. A la mitad de los transeúntes, les dará a probar un bombón que ellos mismos deberán extraer de una caja en la que solo caben dos. A la otra mitad, les dará a probar un bombón de una caja más grande, en donde fácilmente entran veinte o treinta. Luego, la promotora le dará una breve encuesta en donde usted deberá puntuar en una escala cuanto la ha gustado el bombón, y también especificar cuánto estaría dispuesto a pagar por él. Como ya se estará imaginando, las personas que tomaron su bombón del estuche que contenía solo dos, manifestaron en promedio que les gustaba mucho más que aquellas personas que lo tomaron de la caja grande. Y en general, también estaban bien predispuestas para pagar un precio mayor. Tanto el ejemplo de la noche de los museos como el de la degustación de bombones son ilustrativos de una particular característica del cerebro, que nos impulsa a valorar, como mucho más atractivo, cualquier producto o servicio que percibamos como escaso. Todos, alguna vez, hemos pasado por alguna situación similar a la que describiré a continuación. Estamos considerando la idea de comprar un televisor nuevo, ya que el que tenemos lleva algunos años instalado en el living de nuestra casa y está empezando a mostrar algunas fallas propias de la obsolescencia planificada. Sin estar del todo convencidos, mientras paseamos por los pasillos de la casa de electrodomésticos, vemos un plasma que captura nuestra atención. Lo observamos cuidadosamente de un lado y del otro, empezamos a hurgar en las características técnicas del producto, y es en ese preciso momento, cuando impresionamos estar interesados, que se nos acerca un vendedor y nos suelta la típica pregunta: “¿Los puedo ayudar en algo?”. Le respondemos que solo estamos mirando, y el hombre añade: “Este es un excelente televisor, no solo por la calidad y definición de la imagen, sino también por el precio. Se ha vendido muchísimo esta semana, la gente se lo lleva como pan caliente; de hecho, creo que ya no tenemos más y la fábrica los ha discontinuado por este año. Solo queda este, y está para exhibición”. Una mueca de fastidio aparece entonces en nuestro rostro. Antes no estábamos seguros si queríamos comprarlo o no, pero ahora que la posibilidad de tener un televisor nuevo y a buen precio se nos ha escurrido entre los dedos de la mano, el artículo se vuelve repentinamente mucho más atractivo. Incluso, perdemos de vista nuestras dudas y vacilaciones anteriores. “¿No habrá quedado alguna unidad en el depósito’”, le preguntamos al vendedor, mientras en nuestro interior la fuerza de la frustración hace que crezca exponencialmente el deseo de poseer el producto. “Mmm no creo”, nos responde el vendedor por lo bajo mientras mueve la cabeza. “Puedo averiguar… Llamar a otras sucursales. Si se los consigo, ¿me aseguran que se lo llevan?”, nos pregunta entonces con su mejor expresión de entusiasmo e ingenuidad. Alcanzado ese punto, ya nos hemos tragado el señuelo con anzuelo y todo. Nos hemos comprometido a comprar el televisor impulsados por el poder de lo inalcanzable. Como termina la historia también es un cliché: el vendedor vuelve invariablemente unos cinco minutos después, portador de la feliz noticia de que encontró un último televisor embalado en el depósito. Dar marcha atrás y escapar de la trampa es sumamente difícil, y las investigaciones demuestran, además, que es también improbable. Seguimos adelante con la transacción. El vendedor nos felicita por la elección y la “buena suerte” y se dispone a embaucar al próximo incauto que se pasee dubitativo por el establecimiento. Los trailers de las películas que se van a estrenar, usualmente terminan con la leyenda “sólo en cines”. Por supuesto, esto es una verdad a medias. En la era de la informática e internet, muchos filmes que todavía no llegaron a la pantalla grande ya pueden verse en forma clandestina en la red, eso sin mencionar que si no los vemos en el cine en el momento que se nos indica que debemos hacerlo, seguramente podremos disfrutarlos “on-line” un par de meses después, sin movernos del living de nuestra casa. La sentencia “solo en cines” pretende limitar geográficamente el acceso a la película, y volverla así más interesante. “Oferta solo por hoy”, “edición única limitada” y “llame ahora, quedan muy pocas unidades” son ardides típicos destinados a incrementar el grado de deseabilidad de artículos que luego, supuestamente ya no van a estar disponibles. La idea de las “liquidaciones por fin de temporada” en tiendas de indumentaria usualmente no son reales, y tienen por objetivo impulsarnos a comprar cosas que, tal vez, en un principio no teníamos la intención de comprar, pero que capturan nuestra atención y nos empujan subrepticiamente a considerar con seriedad la idea, en la medida de que si no lo hacemos ahora, después deberemos pagar un precio mayor por el mismo artículo. Esta es la misma premisa que subyace a eventos como “black friday” y “cyber monday”, que disparan autenticas corridas de compras por ser escasos y limitados: Sólo se realizan una vez al año y duran exactamente 24 horas. El año pasado instalaron a pocas calles de donde vivo, una sucursal de una famosa franquicia de gimnasios. Un par de semanas antes de la inauguración, ya se podía acceder a la recepción del establecimiento para adquirir información. En la vereda del gimnasio, un enorme y colorido letrero anunciaba con bombos y platillos que las primeras 300 personas que se inscribieran no pagarían matrícula de ingreso, y accederían además a una cuota mensual reducida por apertura. La señorita que entregaba la folletería y explicaba las condiciones se ocupaba de dejar bien en claro a quien estuviera interesado que una vez cubierto el cupo de 300 personas, ya no se podría evitar la matrícula inicial y la cuota mensual sería alrededor de un 100 % más cara. “Ya se apuntaron 285 personas” me dijo personalmente la promotora cuando me acerqué al stand para informarme al respecto. “Quedan disponibles solo 15 vacantes, así que no se demore mucho en pensarlo” subrayó con énfasis mientras depositaba en mis manos un folleto que describía las bondades del lugar y los beneficios de comprar ahora. Una semana después, envié a una persona de mi confianza a preguntar por la “oferta lanzamiento” del gimnasio. “Le recomiendo que se apure” le dijo esta vez un muchacho alto y fornido, enfundado en una remera con el logo del establecimiento: “Tenemos 280 personas inscriptas, solo nos quedan 20 lugares”, remató. La idea que está detrás del truco es simple: Sentimos una mayor atracción hacia las cosas que percibimos como escasas o de difícil acceso. Tanto objetos como personas son más deseables y apetecibles en la medida que no abunden y además, sea difícil acceder a ellos. La explicación que subyace a este fenómeno hunde sus raíces en la evolución de nuestra especie. La zona del cerebro que nos incita a acaparar todo lo que podamos, es exactamente igual a la de nuestros antepasados, que hace miles y miles de años vivían en un mundo donde la escasez de alimentos era la norma. En un sentido nada metafórico y muy real, el cerebro sigue pensando que aún habitamos en ese mundo hostil, donde cada día, conseguir algo para comer constituye un verdadero problema. El cerebro primitivo está programado para detectar cualquier oportunidad que se presente, ignorando sistemáticamente cualquier información que le indique que ya tenemos suficiente. No importa que estemos gordos como una ballena, y contemos de sobra con todo lo necesario para pasarlo bien sin mayores carencias ni limitaciones. Toda esta información se asienta en áreas del cerebro diferentes de las que regulan el apetito, el sexo, la búsqueda permanente de la comodidad personal y otras cuestiones básicas asociadas a la supervivencia. Y es precisamente a esas áreas primitivas del cerebro a las que le hablan y tientan los vendedores astutos.R

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  • Recomendados

No es lo mismo ser racional que inteligente

  • David Aparicio
  • 30/11/2016
A menudo confundimos o tomamos como sinónimos los términos de inteligencia y racionalidad. Daniel Kahneman y Amos Tversky con sus investigaciones nos han demostrado las diferencias y los estudios de Keith Stanovich, revelan— más sorpréndete aún— que las personas más inteligent son más propensas a caer en las decisiones irracionales. Todo esto lo puedes leer en el artículo maravillosamente escrito por David Hambrick y Alexander Burgoyne para The New York Times en su sección en español. Los humanos somos esencialmente irracionales:

(…) a partir de finales de la década de los noventa, los investigadores comenzaron a añadir un giro significativo a esa opinión. Tal como el psicólogo Keith Stanovich y otros observaron, incluso los datos de Kahneman y Tversky mostraban que algunas personas son muy racionales. ¿Quiénes son estas personas más racionales? Es de suponer que son las más inteligentes, ¿cierto?

Falso. En una serie de estudios, el profesor Stanovich y sus colaboradores pidieron a muestras grandes de sujetos (por lo general varios cientos) que llenaran pruebas de juicios como el problema de Linda, además de someterlos a una prueba de coeficiente intelectual (IQ). El hallazgo más importante fue que la irracionalidad (o lo que el profesor Stanovich llamó “disracionalidad”) se correlaciona de manera relativamente débil con el IQ. Una persona con un IQ alto tiene las mismas probabilidades de padecer disracionalidad que una con un IQ bajo. En un estudio llevado a cabo en 2008, el profesor Stanovich y sus colegas presentaron a los sujetos el problema de Linda y encontraron que aquellos con un IQ alto eran, en todo caso, más susceptibles de caer en la falacia de la conjunción.

Pero no todo está perdido, en el artículo también se explica que podemos entrenar nuestra mente para tomar decisiones más racionales:

La profesora Morewedge y sus colaboradores encontraron que el entrenamiento por computadora llevó a reducciones estadísticamente mayores y más durables del sesgo de toma de decisiones. En otras palabras, los sujetos se mostraron considerablemente menos sesgados después del entrenamiento, incluso después de dos meses. La disminución fue mayor en los sujetos que recibieron el entrenamiento por computadora que en quienes lo recibieron a través del video (aunque en este último grupo también fue grande). Aun cuando hay escasas evidencias de que cualquier tipo de “entrenamiento cerebral” tenga algún impacto en la vida real sobre la inteligencia, puede ser posible entrenar a las personas para que su toma de decisiones sea más racional.

Lee el artículo completo en The New York Times.

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  • Psicología aplicada

DSM-5: ¿síndrome de psicosis atenuada?

  • David Aparicio
  • 30/11/2016
Postergación y TB

El síndrome psicótico aglutina un conjunto de trastornos mentales devastadores que se caracterizan por una ruptura de las funciones mentales superiores. Los signos y síntomas de psicosis comienzan en la adolescencia o temprana adultez y suelen tener un inicio gradual y progresivo en el tiempo. El Síndrome de psicosis atenuada es una nueva propuesta diagnóstica del DSM-V que trata de identificar a personas con un estado mental de alto riesgo (EMAR) que pueda ser predictor de transición a la psicosis.

El beneficio potencial sería que si el trastorno psicótico es tratado con más eficacia en sus fases iniciales se podría producir un efecto beneficioso duradero que probablemente no se alcanzaría con intervenciones más tardías. Dicho síndrome ha generado un intenso debate en los foros científicos y profesionales especializados, esgrimiéndose argumentos a favor y en contra de su inclusión.

La evaluación de los EMARs se realiza preferentemente en población de adolescentes o adultos jóvenes. La evolución de los EMARs se asocia a una mayor tasa de transición hacia psicosis no afectivas, si bien puede evolucionar hacia otro trastorno mental, mantenerse estable o remitir con el tiempo.

La evidencia empírica indica que una intervención temprana parece tener un cierto efecto beneficioso, aunque los resultados son por el momento insuficientes y contradictorios. La falta de especificidad de los síntomas en la predicción de la psicosis, la presencia de ciertas limitaciones (p. ej., estigmatización), los resultados encontrados en las intervenciones tempranas y la falta de evidencia empírica, han llevado a incluir el Síndrome de psicosis atenuada en el apéndice III del DSM-V.

A la luz de los hallazgos encontrados se comentan los principales beneficios y limitaciones de la inclusión de esta supuesta categoría, las posibles lecciones aprendidas de este tipo de estudios así como futuras líneas de actuación.

Autores: Eduardo Fonseca-Pedrero, Mercedes Paino y David Fraguas

Descarga el artículo completo en formato PDF.

Fuente: Papeles del Psicólogo 

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