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Adicciones

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  • Salud Mental y Tratamientos

Estrés y trastorno por uso de alcohol: Una relación compleja con notables diferencias de género

  • 07/08/2024
  • David Aparicio

El estrés y el trastorno por uso de alcohol (TUA) a menudo van de la mano, afectando los circuitos neuronales del cerebro de maneras complejas. Un estudio reciente publicado en Alcoholism: Clinical and Experimental Research revela cómo el estrés social repentino afecta la ansiedad y la actividad cerebral en personas con TUA, con diferencias notables entre hombres y mujeres.

Comprendiendo el trastorno por uso de alcohol

El trastorno por uso de alcohol (TUA) es una condición crónica caracterizada por la incapacidad de controlar el consumo de alcohol a pesar de las consecuencias negativas. Las personas con TUA a menudo experimentan un fuerte deseo de consumir alcohol, pérdida de control sobre la ingesta y síntomas de abstinencia al dejar de beber. Este trastorno afecta a millones de individuos en todo el mundo, causando problemas de salud, sociales y económicos significativos. Solo en los Estados Unidos, aproximadamente 30 millones de adultos padecen TUA. Este trastorno puede llevar a problemas de salud graves, incluyendo enfermedades hepáticas, problemas cardiovasculares y trastornos mentales como la depresión y la ansiedad.

El Impacto del estrés en el TUA

“El estrés es una causa importante de recaída en personas con un trastorno por uso de alcohol y es un motivador común para el consumo de alcohol. Las mujeres tienen tasas más altas de psicopatología relacionada con el estrés y muestran una respuesta al estrés más intensa”, dijo Erica N. Grodin, autora del estudio, profesora adjunta en la Universidad de California, Los Ángeles, y miembro del Laboratorio de Adicciones de UCLA.

“El trastorno por uso de alcohol y el estrés tienen una neurocircuitería subyacente común. La literatura previa ha sido mixta respecto a las diferencias de género en la respuesta al estrés agudo, y este tema no había sido investigado previamente en una muestra de personas con un trastorno por uso de alcohol. Por lo tanto, queríamos averiguar si hombres y mujeres con un trastorno por uso de alcohol tenían diferencias en sus respuestas subjetivas y neuronales a un estresor agudo.”

Diseño del estudio

El estudio involucró a individuos que buscaban tratamiento para un trastorno por uso de alcohol de moderado a severo, con edades entre 18 y 65 años. Los participantes formaban parte de un ensayo clínico más grande que probaba un medicamento neuroinmune y debían cumplir con criterios específicos, como consumir un mínimo de bebidas alcohólicas semanalmente y no tener otros trastornos por uso de sustancias o condiciones psiquiátricas severas. Un total de 25 participantes, incluidos 15 hombres y 10 mujeres, completaron el estudio.

Para evaluar el impacto del estrés social-evaluativo agudo, los investigadores utilizaron la Prueba de Estrés de Imagen de Montreal (MIST, por sus siglas en inglés). Esta tarea involucraba resolver problemas de aritmética mental bajo condiciones diseñadas para inducir estrés, como límites de tiempo estrictos y retroalimentación social negativa. Durante la tarea, los participantes se sometieron a escaneos de resonancia magnética funcional (fMRI) para medir la actividad cerebral. El estudio también incluyó condiciones de control con problemas aritméticos similares pero sin los elementos inductores de estrés. Los niveles de ansiedad y angustia de los participantes se evaluaron antes y después de la tarea mediante cuestionarios estandarizados.

Principales hallazgos

Los investigadores encontraron que el estrés social-evaluativo agudo aumentó significativamente los niveles de ansiedad en los participantes con trastorno por uso de alcohol. Sin embargo, el aumento en los niveles de angustia no fue estadísticamente significativo, aunque hubo un aumento notable después del estrés. Esto sugiere que la tarea de estrés elevó efectivamente la ansiedad de los participantes, proporcionando una medida robusta de su respuesta al estrés.

Los resultados de la fMRI revelaron que la tarea de estrés activó varias regiones del cerebro asociadas con el estrés, incluyendo la amígdala, el tálamo, el área tegmental ventral y varias áreas corticales. Hubo un aumento a nivel de tendencia en la activación de la amígdala durante la condición de estrés en comparación con la condición de control, lo que indica una respuesta al estrés en esta región del cerebro.

Diferencias de género en las respuestas al estrés

El estudio también descubrió diferencias significativas de género en las respuestas al estrés. Las mujeres exhibieron una ansiedad basal más alta y una mayor activación de la amígdala después de la tarea de estrés en comparación con los hombres. Mientras que los niveles de ansiedad de los hombres aumentaron significativamente después de la tarea de estrés, la ansiedad de las mujeres no mostró un aumento significativo, posiblemente debido a sus niveles basales más altos. Además, las mujeres mostraron una mayor activación en las regiones del cerebro involucradas en la regulación afectiva y el procesamiento autorreferencial, lo que podría ayudarlas a manejar el estrés de manera más efectiva.

“El estrés y la emocionalidad negativa son importantes motivadores para el consumo de alcohol, particularmente en las mujeres”, dijo Grodin. “Descubrimos que incluso antes de someterse al estrés, las mujeres tenían calificaciones más altas de ansiedad y angustia que los hombres y que las mujeres tenían una mayor respuesta neuronal al estrés en la amígdala, una región importante del cerebro para el procesamiento del estrés en comparación con los hombres. Estos resultados sugieren que las mujeres pueden estar en mayor riesgo de consumo de alcohol relacionado con el estrés debido a una respuesta biológica más intensa al estrés, indicada por su mayor respuesta neuronal al estresor agudo.”

Implicaciones y futuras investigaciones

Las investigaciones futuras deben incluir tamaños de muestra más grandes y grupos de control sin TUA para validar estos hallazgos preliminares. Incorporar medidas biológicas del estrés también podría proporcionar una comprensión más profunda de los mecanismos subyacentes a las respuestas al estrés en el TUA. Al comprender estos matices, los investigadores y clínicos pueden desarrollar tratamientos más específicos y efectivos para las personas que luchan contra el trastorno por uso de alcohol.

“Nos gustaría ampliar este trabajo en varias áreas”, explicó Grodin. “Primero, actualmente estamos investigando cómo el estrés agudo impacta la flexibilidad cognitiva en una muestra de individuos con y sin un trastorno por uso de alcohol. Este estudio nos permitirá examinar si someterse a estrés agudo tiene un mayor impacto negativo en la cognición en personas con un trastorno por uso de alcohol en comparación con aquellos sin el trastorno. También estaremos examinando las diferencias de género en este trabajo. En el futuro, nos gustaría incorporar evaluaciones hormonales adicionales, incluyendo el ciclo menstrual, para profundizar en la biología subyacente de estas diferencias de género.”

Referencia:Grodin, E. N., Kirsch, D., Belnap, M., & Ray, L. A. (2024). Sex differences in neural response to an acute stressor in individuals with an alcohol use disorder. Alcoholism: Clinical and Experimental Research. https://doi.org/10.1111/acer.15301



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología
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  • Neurociencias

El uso excesivo del celular podría debilitar las redes cerebrales encargadas del control cognitivo

  • 19/12/2023
  • David Aparicio

El informe de Psychiatry Research Neuroimaging señala que el uso excesivo del teléfono celular se relaciona con la disminución de la eficacia de las redes cerebrales encargadas del control cognitivo y las funciones ejecutivas.

Investigación

La investigación seleccionó minuciosamente a 39 participantes que cumplían con criterios específicos de edad, habilidades lingüísticas y la ausencia de trastornos mentales o neurológicos. Estos participantes fueron distribuidos en dos grupos: aquellos que hacían un uso excesivo del teléfono celular y aquellos que no lo utilizaban de manera excesiva, determinando esta clasificación mediante los puntajes obtenidos en la Escala de Adicción al Celular.

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  • Artículos Recomendados de la Web

¿Las redes sociales son adictivas? Esto responde la ciencia

  • 10/11/2023
  • David Aparicio
photo of hand holding a black smartphone

El New York Times ha publicado recientemente un resumen de las últimas investigaciones sobre el uso problemático de las redes sociales:

Los expertos que estudian el uso de internet afirman que el atractivo magnético de las redes sociales se debe a la manera en que los contenidos responden a nuestros impulsos y conexiones neurológicas, de modo que a los consumidores les resulta difícil apartarse de la corriente de información que les llega.

David Greenfield, psicólogo y fundador del Centro de Adicción a Internet y la Tecnología de West Hartford (Connecticut), afirma que los dispositivos atraen a los usuarios con algunas tácticas poderosas. Una de ellas es el “refuerzo intermitente”, que crea la idea de que el usuario puede obtener una recompensa en cualquier momento. Pero cuando esta llega, la recompensa es impredecible. “Como en una máquina tragamonedas”, dice. Al igual que en una tragamonedas, se atrae a los usuarios con luces y sonidos, pero, lo que es aún más poderoso, con información y recompensas adaptadas a sus intereses y gustos.

Greenfield afirma que los adultos son susceptibles, pero los jóvenes corren especial riesgo porque las regiones cerebrales que intervienen en la resistencia a la tentación y la recompensa no están tan desarrolladas en los niños y adolescentes como en los adultos. “Se basan en el impulso y no mucho en el control de ese impulso”, explicó Greenfield sobre los jóvenes consumidores.

Además, explica que el cerebro adolescente está particularmente en sintonía con las conexiones sociales, y “las redes sociales son la oportunidad perfecta para conectar con otras personas”.

Artículo completo en The New York Times.



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Criterios para el diagnóstico de uso problemático de sustancias

  • 09/03/2022
  • Maria Fernanda Alonso

Si sientes que usas con frecuencia una sustancia como el alcohol, el tabaco o los opioides de una manera que te afecta negativamente, a tí o a los demás, posiblemente te preocupe haber desarrollado un trastorno por uso de sustancias (TUS). Los síntomas de este trastorno varían ampliamente de una persona a otra y pueden incluir signos físicos, psicológicos o conductuales.

Más de 35 millones de personas en el mundo padecen esta compleja y desafiante condición, según el último reporte de Naciones Unidas sobre drogas y delitos. En este documento también se informó que el consumo mundial aumentó a pesar de que la pandemia por COVID-19 tuvo un gran impacto en los mercados mundiales de drogas.

Las personas con desventajas socioeconómicas corren un mayor riesgo de sufrir trastornos por el uso de drogas, ya que la pobreza, la educación limitada y la marginación social siguen siendo factores importantes que aumentan el riesgo de trastornos por el consumo de drogas. Los grupos marginados y en situación de vulnerabilidad también pueden enfrentar obstáculos para obtener servicios de tratamiento debido a la discriminación y el estigma (United Nations Office on Drugs and Crime, 2022).

Erróneamente puede creerse que los TUS son causados por el comportamiento de una persona o su falta de fuerza de voluntad, pero es importante tener en cuenta que eso no es cierto. Los factores biológicos fuera del control de la persona juegan un papel fundamental. La activación del centro de recompensas del cerebro es la razón principal de la mayoría de las adicciones. Ya sea que el TUS se deba al alcohol, los estimulantes o los opioides, la sensación gratificante que se obtiene con el uso, que implica una liberación anormalmente alta de dopamina, a menudo es abrumadora.

El uso continuado de la sustancia puede provocar cambios en la estructura y función del cerebro. Esto puede resultar en antojos intensos, síntomas de abstinencia, problemas de aprendizaje y memoria y cambios de personalidad.

Aprender a reconocer los signos y síntomas del trastorno por uso de sustancias puede ser el primer paso para buscar ayuda y recibir tratamiento.

Tipos de trastorno por consumo de sustancias

Las sustancias por las cuales un individuo puede desarrollar un trastorno por uso de sustancias incluyen:

  • alcohol,
  • cannabis,
  • alucinógenos, incluyendo LSD y fenciclidina,
  • inhalantes,
  • opioides, como heroína o medicamentos recetados
  • sedantes, hipnóticos (medicamentos que inducen el sueño) o ansiolíticos (medicamentos contra la ansiedad),
  • estimulantes como las anfetaminas o la cocaína,
  • Tabaco.

La dependencia de dos o más sustancias es común. Por ejemplo, la evidencia sugiere que entre las personas con trastorno por consumo de heroína (NIDA, 2021):

  • más del 66% también son dependientes de la nicotina,
  • casi el 25% tiene trastorno por consumo de alcohol,
  • más del 20% tienen trastorno por consumo de cocaína,

Del mismo modo, entre las personas con trastorno por consumo de cocaína:

  • casi el 60% tiene trastorno por consumo de alcohol,
  • alrededor del 48% son dependientes de la nicotina,
  • más del 21% tiene trastorno por consumo de cannabis.

Signos y síntomas del trastorno por consumo de sustancias

Los signos y síntomas del TUS varían mucho de una persona a otra y dependen de la sustancia, la duración y la gravedad del consumo y la personalidad de la persona. A continuación se presentan algunos de los síntomas generales del consumo de sustancias.

Signos físicos del trastorno por consumo de sustancias

  • Pérdida o aumento repentino de peso.
  • Pupilas que son más pequeñas o más grandes de lo normal.
  • Ojos inyectados en sangre.
  • Cambios en el apetito y los patrones de sueño.
  • Dificultad para hablar.
  • Alteración de la coordinación o temblores.
  • Deterioro de la apariencia física o cambios en las prácticas de aseo.
  • Nariz que moquea.
  • Olores inusuales en el aliento, el cuerpo o la ropa.

Signos psicológicos del trastorno por consumo de sustancias

  • Sentirse paranoico, ansioso o temeroso.
  • Cambio inexplicable en la personalidad.
  • Sentirse drogado o borracho (mareado, colocado).
  • Falta de motivación.
  • Sentirse excesivamente cansado.
  • Períodos de energía excesiva, inestabilidad mental o inquietud.
  • Cambios repentinos en el estado de ánimo.
  • Aumento de la agitación o la ira.

Signos conductuales del trastorno por consumo de sustancias

  • Comenzar a actuar de manera secreta o sospechosa.
  • Experimentar problemas en las relaciones debido a la condición
  • Usar más de lo previsto originalmente (no poder controlar el uso de la sustancia).
  • Descuidar la familia y las amistades, así como los deberes en el hogar, la escuela o el trabajo.
  • Meterse en problemas legales, incluyendo conducir bajo los efectos de la sustancia, peleas o accidentes.
  • Cambiar repentinamente de pasatiempos, amigos o actividades.
  • Usar la sustancia en condiciones que pueden no ser seguras, como sexo sin condón u otro método de barrera, o usar jeringas que no son estériles.
  • Experimentar problemas financieros repentinos e inexplicables, que pueden incluir pedir dinero o robar con frecuencia.
  • Tratar frecuentemente de evitar o aliviar los síntomas de abstinencia.
  • Experimentar mayor tolerancia a la sustancia, lo que puede llevar a usar cada vez más.
  • Darse cuenta de que la vida gira en torno al uso de sustancias y la recuperación del uso. Por ejemplo, pensar siempre en usar, o consumir pensando cómo obtener más.
  • Dejar de participar en actividades que antes disfrutaba, debido al uso de sustancias.
  • Seguir consumiendo a pesar de las consecuencias negativas para su salud.

¿Cómo se diagnostica el trastorno por consumo de sustancias?

Para averiguar el riesgo de TUS de una persona, un profesional de la salud puede comenzar con una breve evaluación. Esto puede ser seguido por una evaluación integral y una derivación a un consejero, psicólogo o psiquiatra autorizado sobre alcohol y drogas.

Una prueba breve y común para el uso de sustancias es el cuestionario UNCOPE.

Aunque originalmente se desarrolló sobre la base de la cuarta edición del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-4), la investigación muestra que también puede ayudar a identificar TUS según la quinta edición (DSM-5).

La proyección de UNCOPE hace las siguientes preguntas:

  • ¿Ha continuado consumiendo alcohol o drogas por más tiempo del que había planeado originalmente?
  • ¿Alguna vez ha descuidado algunas de sus responsabilidades habituales debido a su consumo de sustancias?
  • ¿Alguna vez ha querido reducir o dejar de consumir la sustancia pero no pudo?
  • ¿Alguna vez un ser querido o alguien más le ha dicho que se opone a su consumo de alcohol o drogas?
  • ¿Alguna vez se ha sentido preocupado por la idea de consumir alcohol o drogas?
  • ¿Alguna vez ha consumido alcohol o drogas para aliviar el dolor emocional, como la tristeza, la ira o el aburrimiento?

Para una evaluación más completa y para diagnosticar el trastorno por uso de sustancias, la mayoría de los médicos confían en los siguientes 11 criterios publicados en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5):

  • sensación de tener que consumir la sustancia con regularidad (diariamente o varias veces al día) y más de lo planeado originalmente;
  • pasar gran parte de su tiempo buscando, usando y/o recuperándose del consumo de la sustancia;
  • desear la sustancia;
  • necesitar más de la sustancia para obtener el mismo efecto;
  • experimentar abstinencia cuando deja de consumir la sustancia;
  • no poder cumplir con las obligaciones en el hogar, el trabajo o la escuela debido al uso de la sustancia;
  • pensamientos recurrentes de dejar de fumar pero no lograr dejar de fumar con éxito;
  • continuar consumiendo a pesar de los problemas que le causa en sus relaciones;
  • continuar consumiendo a pesar de los problemas de salud mental o física causados ​​o empeorados por ello;
  • abandonar o reducir las actividades sociales o recreativas debido al consumo de sustancias;
  • usar la sustancia en situaciones que pueden ser inseguras, como conducir bajo sus efectos o usar jeringas que no son estériles.

Un trastorno por consumo de sustancias puede considerarse leve, moderado o grave según la cantidad de síntomas que presente una persona en un período de 12 meses. De acuerdo con el DSM-5, una persona debe tener la siguiente cantidad de síntomas descritos anteriormente para que se le diagnostique TUS leve, moderado o grave:

  • Leve: 2-3 síntomas
  • Moderado: 4-5 síntomas
  • Grave: 6 o más síntomas

Diagnóstico dual

El diagnóstico también es más complejo para las personas con trastorno por uso de sustancias y una afección de salud mental, lo que se conoce como diagnóstico dual. Esto se debe a que a menudo es difícil desentrañar los síntomas superpuestos, como los de abstinencia y los de la enfermedad mental.

El alto índice de comorbilidad entre el trastorno por consumo de drogas y otras enfermedades mentales requiere una estrategia integral que identifique y evalúe ambos problemas. Por lo tanto, a las personas que buscan ayuda para el consumo o el uso indebido de drogas y la drogadicción o para una enfermedad mental se les deben evaluar ambos problemas y ofrecer el tratamiento apropiado (Baigent, 2012; Daley & Douaihy, 2019; Drake, 2004; Integrated Treatment for Mood and Substance Use Disorders, 2003; Ross & Peselow, 2012; Santucci, 2012; Schulden & Blanco, 2021).

Las personas con un diagnóstico dual a menudo tienen síntomas que son más graves, persistentes y resistentes al tratamiento que aquellos que tienen solo TUS. Varias terapias de comportamiento han dado resultados prometedores para tratar estados comórbidos. Estas estrategias pueden personalizarse para los pacientes según la edad, la droga específica que hayan usado y otros factores. Pueden usarse en forma independiente o se pueden combinar con medicamentos. Algunas de las terapias de comportamiento que se utilizan para tratar estos estados comórbidos incluyen:

  • La terapia cognitivo conductual, que ayuda a cambiar las creencias y comportamientos dañinos.
  • La terapia dialéctico conductual, diseñada específicamente para reducir los comportamientos autolesivos, entre ellos, cortarse, consumir drogas o tener intentos, pensamientos o impulsos suicidas.
  • El tratamiento asertivo comunitario, que enfatiza el acercamiento a la comunidad y las estrategias individualizadas de tratamiento.
  • Las comunidades terapéuticas, que son modalidades comunes de tratamiento residencial de largo plazo que se enfoca en la «resocialización” de la persona.
  • El control de contingencias, que proporciona cupones u otros premios a las personas que practican comportamientos saludables.

Puntos para recordar y empezar a actuar

Los signos y síntomas del trastorno por consumo de sustancias varían de una persona a otra. Los signos más notables incluyen:

  • desinterés en la escuela, el trabajo u otras actividades;
  • problemas de salud física como ojos inyectados en sangre, falta de energía o pérdida o aumento de peso;
  • falta de interés en arreglarse o mantenerse limpio;
  • cambios de comportamiento como actuar de manera reservada, aumento de la irritabilidad o cambios en el estado de ánimo, tener miedo o paranoia;
  • problemas financieros.

Reconocer estos signos y síntomas puede ser el primer paso hacia la recuperación. Si sospechas que tienes un trastorno por uso de sustancias, considera comunicarse con un profesional de la salud de confianza para una evaluación. Juntos, pueden desarrollar el plan de tratamiento adecuado.

Si aún no estás listo para ver a un profesional de la salud o estás buscando más información, puedes consultar distintas organizaciones que ofrecen recursos adicionales y grupos de apoyo, como Alcohólicos Anónimos, Narcóticos Anónimos (en Google encontrarás los grupos más cercanos a tu domicilio).

Referencias bibliográficas: 

  • Baigent, M. (2012). Managing patients with dual diagnosis in psychiatric practice. Current Opinion in Psychiatry, 25(3), 201-205. https://doi.org/10.1097/YCO.0b013e3283523d3d
  • Daley, D. C., & Douaihy, A. (2019). Treatment of Co-occurring Psychiatric Disorders. En Managing Substance Use Disorder (pp. 161-174). https://doi.org/10.1093/med-psych/9780190926717.003.0017
  • Drake, R. E. (2004). Integrated Treatment for Mood and Substance Use Disorders. En Psychiatric Services (Vol. 55, Número 5, pp. 595-595). https://doi.org/10.1176/appi.ps.55.5.595
  • Integrated Treatment for Mood and Substance Use Disorders. (2003). https://doi.org/10.1353/book.20641
  • NIDA. 2021, August 30. What are some approaches to diagnosis? Recuperado de https://nida.nih.gov/publications/research-reports/common-comorbidities-substance-use-disorders/what-are-some-approaches-to-diagnosis el 9 de marzo de 2022
  • Ross, S., & Peselow, E. (2012). Co-occurring psychotic and addictive disorders: neurobiology and diagnosis. Clinical Neuropharmacology, 35(5), 235-243. https://doi.org/10.1097/WNF.0b013e318261e193
  • Santucci, K. (2012). Psychiatric disease and drug abuse. En Current Opinion in Pediatrics (Vol. 24, Número 2, pp. 233-237). https://doi.org/10.1097/mop.0b013e3283504fbf
  • Schulden, J., & Blanco, C. (2021). Epidemiology of Co-Occurring Psychiatric and Substance Use Disorders. En The American Psychiatric Association Publishing Textbook of Substance Use Disorder Treatment. https://doi.org/10.1176/appi.books.9781615373970.kb43
  • United Nations Office on Drugs and Crime. (2022). World Drug Report 2021 (Set of 5 Booklets). United Nations. https://books.google.com/books/about/World_Drug_Report_2021_Set_of_5_Booklets.html?hl=&id=LMNdEAAAQBAJ

Fuente: Psychcentral



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  • Recursos para Profesionales de la Psicología

DSM-5. Trastornos por consumo de sustancias. ¿Son problemáticos los nuevos cambios en el ámbito forense?

  • 22/02/2022
  • David Aparicio
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Este artículo se centra en el trastorno por consumo de sustancias. Uno de los principales cambios en relación a este trastorno es el enfoque dimensional. Las categorías de abuso y dependencia se incluyen dentro de un trastorno, y se aplica a cada una de las sustancias requiriendo dos o más de los once síntomas especificados. Se incluye el craving y han desaparecido los “problemas legales” porque han mostrado una pobre discriminación para el diagnóstico. La desaparición de las categorías del abuso y la dependencia puede causar cierta confusión entre los operadores judiciales. A partir de ahora, los peritos tendrán que hacer un esfuerzo para explicar a los tribunales las características específicas de acuerdo a los ítems aprobados en el DSM-5.

Autor: G. Portero Lazcano, Médico Forense y Psicólogo Clínico. Jefe de los Servicios Clínicos del Instituto Vasco de Medicina Legal del País Vasco. Subdirección Bi- zkaia. Bilbao.

Descarga el artículo completo en formato PDF.

Fuente: Scielo



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

El consumo riesgoso de alcohol se asocia con menor funcionamiento ejecutivo

  • 16/02/2022
  • Maria Fernanda Alonso

Sobrepasar los límites máximos recomendados para el consumo de alcohol podría tener consecuencias importantes en la salud. Recientemente, una investigación encontró que el consumo riesgoso de alcohol se asocia con un funcionamiento ejecutivo más bajo, que a su vez se asocia con el aumento de los problemas relacionados con el alcohol (Powell et al., 2021). 

Esto se manifiesta incluso si la persona no depende del alcohol pero incurre en comportamientos de consumo riesgoso. Y, a su vez, se ha asociado con cambios en la función neurocognitiva, lo que podría afectar el funcionamiento diario y dar como resultado un mayor consumo de alcohol o un menor control sobre la bebida durante un episodio de consumo de alcohol y durante la abstinencia.

Qué metodología usaron

Participaron del estudio 323 personas consideradas consumidoras no peligrosas de alcohol y 343 consumidores peligrosos. La categorización se basó en las puntuaciones de la prueba de identificación de trastornos por consumo de alcohol, una herramienta de detección desarrollada por la Organización Mundial de la Salud.

Los participantes completaron una evaluación de los problemas relacionados con el alcohol y una prueba de la función ejecutiva, que midió factores como la planificación estratégica, la capacidad organizativa, el control de los impulsos, la motivación y la empatía. Los problemas relacionados con el alcohol incluyeron impactos negativos en aspectos financieros, legales, físicos, sociales y psicológicos. Por ejemplo, se les preguntó si habían tenido problemas con la policía debido a la bebida o si habían perdido un día entero en el trabajo después de una sesión de bebida.

Qué encontraron

Los investigadores encontraron que los bebedores peligrosos tendían a un desempeño más bajo en las subescalas de planificación estratégica, capacidad organizativa y control de impulsos en la prueba de función ejecutiva. Estos hallazgos proporcionan evidencia de que el consumo peligroso de alcohol provoca un deterioro autoinformado de la memoria y la función ejecutiva.

 Los bebedores peligrosos también presentaron niveles más altos de problemas relacionados con el alcohol. Las deficiencias en la memoria y la función ejecutiva mediaron los efectos del alcohol en los problemas relacionados con el alcohol, lo que indica que, como se esperaba, la reducción de la función ejecutiva está relacionada con niveles más altos de problemas con el alcohol debido a niveles más bajos de control sobre la bebida.

Las limitaciones del estudio abarcan el hecho de estar basado en el autoinforme, por un lado, y en que se llevó a cabo en el Reino Unido durante el primer confinamiento por la pandemia de COVID-19, por lo que puede haber niveles más altos de consumo de alcohol, además de una menor sensación de control ejecutivo no necesariamente relacionado con los efectos del alcohol.

Este estudio se usó para informar qué funciones neurocognitivas podrían ser importantes para reducir los problemas relacionados con el alcohol en los bebedores peligrosos dependientes y no dependientes.

Referencia bibliográfica: Powell, A., Sumnall, H., Kullu, C., Owens, L., & Montgomery, C. (2021). Subjective executive function deficits in hazardous alcohol drinkers. Journal of Psychopharmacology , 35(11), 1375-1385. https://doi.org/10.1177/02698811211032605

Fuente: Psypost



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Los jóvenes que se acuestan tarde, beben y fuman más debido a la impulsividad

  • 23/12/2020
  • David Arturo López
Un nuevo estudio publicado en la revista Chronobiology International informa que los jóvenes que prefieren quedarse despiertos hasta tarde son más impulsivos que sus compañeros que se acuestan antes y esto los hace más proclives a beber alcohol y fumar.

Investigadores de la Universidad de Surrey y la Universidad Brunel de Londres estudiaron cómo la impulsividad, la ansiedad y el consumo de sustancias se relacionan con ser del tipo nocturno. Las personas del tipo nocturnos son aquellas que prefieren quedarse despiertos hasta tarde y que funcionan mejor en la noche. Esto es común en los jóvenes y aquellos que lo hacen tienen un mayor riesgo de tener problemas de uso de sustancias y de salud mental.

Metodología

Para entender las posibles causas de esto, los investigadores reclutaron a 191 participantes de entre 18 y 25 años. Se recopiló información sobre sus preferencias de sueño (si eran de tipo matutino o vespertino), sobre su calidad de sueño, niveles de ansiedad e impulsividad, el número de cigarrillos que fumaban y cuánto alcohol, café y otras bebidas con cafeína consumían.

También se utilizó una prueba de computadora de laboratorio para evaluar los niveles de impulsividad. Los sujetos participantes indicaban el tiempo que estaban dispuestos a esperar por una recompensa hipotética en efectivo.

Resultados

Los sujetos del tipo nocturno eran más impulsivos, prefirieron recompensas pequeñas pero inmediatas en vez de recompensas más grandes pero tardías.

También se observó que estos jóvenes estaban ansiosos por la noche y reportaron un mayor consumo de alcohol, cafeína y cigarrillos en comparación con sus compañeros que preferían irse a dormir más temprano. Sin embargo, la calidad de sueño, en este caso menor, no pudo explicar esos efectos.

Para buscar una explicación, los investigadores usaron el método estadístico conocido como análisis de mediación, el cual encontró que los niveles más altos de impulsividad eran el vínculo entre ser del tipo nocturno y un mayor consumo de alcohol, cafeína y cigarrillos.

Implicaciones y posibles explicaciones

Se cree que se podrá educar mejor a los jóvenes sobre los factores de riesgo, si se comprende las causa de que los jóvenes fumen y beban más. Esto también facilitará el diseño de estrategias para combatir el abuso de sustancias.

El Dr. Simon Evans, profesor de neurociencia en la Universidad de Surrey, dijo: «Se sabe que los jóvenes que se quedan despiertos hasta tarde y afirman que funcionan mejor por la noche tienen una mayor ingesta de alcohol, fuman más cigarrillos y tienen un mayor riesgo de problemas de salud mental. Lo que hemos encontrado es que sus niveles más altos de consumo de sustancias se deben a mayores niveles de impulsividad. Las consecuencias de los niveles altos de consumo de sustancias pueden ser perjudiciales para la salud física y mental a largo plazo y estos hallazgos sugieren formas en las que podríamos reducir esos comportamientos en los jóvenes «.

De acuerdo al Dr. Ray Norbury, profesor titular de psicología en la Universidad Brunel de Londres, se descubrió que la tendencia a ser un noctámbulo estaba asociada con niveles más altos de ansiedad, impulsividad y consumo de alcohol y cigarrillos, pero se ignora si estos “buhos” eran más propensos a involucrarse en estas conductas de riesgo por estar afuera tarde en la noche con más oportunidades para beber y fumar o si la conducta adictiva, por ejemplo estar bajo los efectos del tabaquismo, es lo que los lleva a estar despiertos hasta tarde. Y agrega: «Claramente, este estudio tiene implicaciones para la salud física y mental de nuestra población estudiantil. Es posible que las intervenciones simples para mejorar la higiene del sueño puedan reducir el uso de sustancias y la ansiedad en estos adultos jóvenes y potencialmente vulnerables».

Referencia bibliográfica: Simon L. Evans, Ray Norbury. Associations between diurnal preference, impulsivity and substance use in a young-adult student sample. Chronobiology International, 2020; 1 DOI: 10.1080/07420528.2020.1810063



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  • Salud Mental y Tratamientos

¿Podemos volvernos adictos a la pornografía?

  • 12/08/2020
  • Matías Jensen

El tema desde un inicio es complejo, no tan solo por cuestiones metodológicas, sino también históricas y morales. Y es que después de la llamada revolución sexual, que buscaba dejar atrás un largo pasado judeocristiano que conceptualizaba el sexo como una cuestión tabú y limitado a su función reproductiva, la sexualidad se fue convirtiendo paulatinamente en un tema situado en el centro del debate. Era hora de liberar ataduras, mostrar la piel, hacer el amor y comenzar a hablar sobre lo que antes callábamos. La industria de la pornografía aparece como una respuesta en sintonía con esas ansias de liberación.

Sin embargo, la luz incandescente de una revolución y el fragor que ella genera, con frecuencia nos impide reparar en las sombras que la misma revolución puede generar. Y este no es un artículo antipornografía o antisexo, por el contrario, es un intento de aportar en la construcción de una sexualidad consciente, placentera e iluminada por la evidencia neurocientífica y clínica.

La psicología y la ciencia en general están divididas ante la pregunta sobre la adicción a la pornografía. En los extremos del espectro están por un lado quienes aseguran que el uso de la pornografía es siempre saludable, permitiendo la exploración y ampliación de la experiencia sexual, ya sea personal o de pareja, y por otro están quienes aseguran que la pérdida de control en el uso de pornografía es algo tan real como la adicción a la cocaína o la ludopatía.

La grieta que se ha formado entre ambos grupos se ha ido agrandando con los años al punto que el sector defensor de la pornografía califica al otro de “pseudocientífico, sesgado y fanático religioso” mientras que el grupo aludido responde llamándolos “apologistas del porno” y los compara con aquellos doctores de los años 50 y 60 que defendían a la industria tabaquera asegurando que el cigarrillo era una sustancia inocua e incluso recomendaban su uso para la mejora del catarro común. La comparación en un comienzo puede parecer exagerada, pero después de todo, la industria de la pornografía, según la revista Forbes, genera la nada despreciable suma de $60.000 millones de dólares al año, lo que equivaldría a más o menos todo el PIB anual de Uruguay.

Algunos autores señalan que la clave para entender cómo es que la pornografía podría estar relacionada con conductas adictivas, radica en el concepto de super estímulo. Este concepto refiere a un estímulo, normalmente inexistente en el ambiente natural, que aprovecha las tendencias cognitivas preexistentes en un individuo para secuestrar su atención. Por ejemplo, un confundido escarabajo australiano siempre preferirá aparearse con una botella marrón de cerveza que con una hembra dispuesta a copular, esto porque la forma de la botella y la manera en que el sol se refleja en ella engañan al escarabajo haciéndole pensar que está en presencia de una especie de “super hembra” increíblemente atractiva.

En parte, sería este mismo proceso el que podría estar interviniendo en el desarrollo de conductas adictivas o compulsivas con relación al consumo de pornografía. El internet de alta velocidad ha permitido el acceso instantáneo a un sinnúmero de “potenciales parejas” virtuales siempre dispuestas a mantener un “contacto sexual”, generando un contexto de novedad permanente que para algunos individuos se vuelve más deseable que una relación o contacto físico sexual con una persona real.

Por ejemplo, un estudio liderado por Valerie Voon (2014) en la Universidad de Cambridge comparó la reactividad neuronal de individuos con diagnóstico de comportamiento sexual compulsivo (CSC) asociado al abuso de pornografía (n=19) e individuos sin dicho diagnóstico (n=19).

Al igual que en el caso de las adicciones a la cocaína o el alcohol, el grupo de individuos con CSC se asoció a una mayor reactividad neuronal de áreas cerebrales involucradas en los procesos de adicción al presentarles material sexual explícito. Estas áreas son el estrato ventral, involucrado en el procesamiento de la recompensa y la motivación, el cíngulo dorsal anterior, relacionado a la anticipación de las recompensas y el deseo de drogas, y la amígdala, implicada en el procesamiento emocional de los eventos.

Al respecto Voon señala que “hay claras diferencias en la actividad cerebral entre los pacientes que tienen un comportamiento sexual compulsivo y los voluntarios sanos. Estas diferencias reflejan las de los drogadictos”. Al mismo tiempo, advierte que mayor evidencia es necesaria para generar conclusiones definitivas.

Además, los resultados del estudio se ajustarían a los modelos de adicción que indican la existencia de mayores niveles de motivación por la droga, pero menores niveles de satisfacción ante su uso. Es decir, los sujetos del grupo con CSC mostraron un mayor deseo al ser presentados con material sexual pero menores niveles de satisfacción en su uso. Esto se condice con los reportes clínicos de varios estudios (Ward, 2013; Park et al, 2016; Sniewski & Farvid, 2020), en donde los sujetos reportan la búsqueda de géneros o escenas cada vez más explícitas, perfeccionadas, violentas o chocantes para poder alcanzar los niveles de excitación requeridos para el orgasmo. Además, en estos casos clínicos al igual que en el estudio de Voon, los sujetos con comportamiento sexual compulsivo asociado a la pornografía reportaron una mayor cantidad de problemas de disfunción eréctil y dificultad o imposibilidad para alcanzar el orgasmo con parejas sexuales reales, un fenómeno que muchos han comenzado a denominar disfunción eréctil inducida por pornografía (Bancroft & Janssen, 2007; Begovic, 2017).

Entre quienes se oponen a la idea de que el uso de porno pueda generar conductas adictivas y problemas relacionados a la salud sexual, se encuentra la ex investigadora de la Universidad de California (UCLA) Nicole Prause. En un estudio utilizando electroencefalograma (Steele, 2013), el equipo donde Prause participaba señaló no haber encontrado mayores niveles de activación neuronal ante fotografías que contenían material sexual en aquellos individuos que reportaban un excesivo uso de pornografía. Los autores agregan que la única correlación existente fue entre mayor reactividad neuronal y mayores niveles subjetivos de deseo sexual, sugiriendo que la conducta excesiva o hipersexual se debe simplemente a mayores niveles de líbido.

Sin embargo, múltiples son los autores que critican el estudio por sus errores metodológicos, como la falta de un grupo control, y señalan que los investigadores obtuvieron los resultados correctos pero las conclusiones erróneas, ya que en realidad el estudio sí encontró una mayor reactividad neuronal ante el estímulo pornográfico, lo cual sería lo esperable en cualquier tipo de conducta adictiva. No solo eso, además omiten una correlación impactante. Estos sujetos que declaraban uso excesivo de pornografía se correlacionaron con menores niveles de deseo hacia una pareja sexual real. En síntesis, encontraron los mismos resultados que el estudio de Voon en Cambridge, pero concluyeron exactamente lo opuesto.

Un segundo estudio de Prause (Prause et al, 2015) esta vez señala que se encontró una menor reactividad neuronal ante fotografías “soft porn” en individuos que tenían dificultad regulando su uso de pornografía, lo que según la autora, desestima la teoría de la adicción al porno. La crítica de varios de sus pares señala que en realidad lo que Prause encontró fue una desensibilización hacia material fotográfico estático y de menor intensidad, lo cual a su juicio debiera ser interpretado como evidencia que apoya el modelo de adicción (puedes leer las críticas al trabajo de Prause aquí)

Por ahora, el debate sigue abierto en torno a la pregunta de si las personas pueden desarrollar conductas adictivas por el uso de pornografía, sin embargo, no se deben tomar a la ligera sus potenciales consecuencias negativas en la salud sexual de las personas, sean estas generadas por una adicción u otro fenómeno distinto.

Lista de referencias:

  • Bancroft, J., & Janssen, E. (2000). The dual control model of male sexual response: A theoretical approach to centrally mediated erectile dysfunction. Neuroscience and Biobehavioral Reviews, 24(5), 571–579. https://doi.org/10.1016/S0149-7634(00)00024-5
  • Begovic, H. (2019). Pornography Induced Erectile Dysfunction Among Young Men. Dignity: A Journal on Sexual Exploitation and Violence, 4(1). https://doi.org/10.23860/dignity.2019.04.01.05
  • Park, B. Y., Wilson, G., Berger, J., Christman, M., Reina, B., Bishop, F., … Doan, A. P. (2016). Is internet pornography causing sexual dysfunctions? A review with clinical reports. Behavioral Sciences, 6(3). https://doi.org/10.3390/bs6030017
  • Prause, N., Steele, V. R., Staley, C., Sabatinelli, D., & Hajcak, G. (2015). Modulation of late positive potentials by sexual images in problem users and controls inconsistent with «porn addiction». Biological psychology, 109, 192–199. https://doi.org/10.1016/j.biopsycho.2015.06.005
  • Steele, V. R., Staley, C., Fong, T., & Prause, N. (2013). Sexual desire, not hypersexuality, is related to neurophysiological responses elicited by sexual images. Socioaffective Neuroscience & Psychology, 3(1), 20770. https://doi.org/10.3402/snp.v3i0.20770
  • Voon, V., Mole, T. B., Banca, P., Porter, L., Morris, L., Mitchell, S., … Irvine, M. (2014). Neural correlates of sexual cue reactivity in individuals with and without compulsive sexual behaviours. PLoS ONE, 9(7). https://doi.org/10.1371/journal.pone.0102419
  • Ward, A. F. (2013). Supernormal: How the Internet Is Changing Our Memories and Our Minds. Psychological Inquiry, 24(4), 341–348. https://doi.org/10.1080/1047840X.2013.850148


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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Entrevista motivacional y abuso de sustancias en mujeres iraníes: datos sobre su efectividad en recaídas

  • 18/05/2020
  • Alejandra Alonso

Un grupo de investigadores realizó un estudio aleatorio controlado sobre la efectividad de la entrevista motivacional (MI) en mujeres que se encontraban en tratamiento por abuso de sustancias en Irán.

Porqué es importante

Según los autores, Irán se encuentra cerca de una gran ruta de comercio de opioides, lo que les hace mas disponibles y aumenta el problema de drogas en ese país. Sin embargo, las investigaciones sobre el tema son escasas allí.

Por otro lado, los autores mencionan que es poco el porcentaje de mujeres que buscan tratamiento por consumo de sustancias. Esto probablemente se deba a la falta de instalaciones especializadas en mujeres, el costo y el estigma.

Metodología

La muestra estuvo compuesta por 60 mujeres, con edad promedio de 30 años que recibían tratamiento por consumo de drogas en Qazvin (Irán). El promedio de tiempo de adicción era de 7 años. Se las asignó aleatoriamente a cuidados estándar o MI (8 sesiones grupales dos veces a la semana por 60 minutos). Antes de hacerlo, las mujeres completaron cuestionarios sobre predicción de recaídas (que mide el deseo de consumir y las probabilidades de consumo en situaciones riesgosas) y otro cuestionario de base.

Los criterios de inclusión eran hablar Farsi fluido (el idioma oficial), no tener enfermedades físicas crónicas y no estar embarazada.

Se realizó seguimiento a los dos meses de terminadas las sesiones de terapia.

Resultados

Los resultados mostraron que la MI podría reducir el deseo de consumir y las probabilidades de hacerlo en mujeres. Los resultados son consistentes con investigaciones previas. Además, la MI podría jugar un importante papel para mejorar la salud de las mujeres en Irán.

Los autores resaltan que la adicción suele ser una condición con recaídas, mucho estigma y gran ambivalencia para el cambio. La entrevista motivacional podría ser clave ya que identifica la etapa del cambio donde está la mujer, le asiste para resolver la ambivalencia y es centrada en la persona y libre de juicios.

Limitaciones

Los autores mencionan los siguientes:

  1. La muestra fue obtenida de un centro de rehabilitación, con lo cual los resultados podrían no ser generalizables.
  2. Las mujeres ya se encontraban en un tratamiento cuando respondieron, lo que podría haber producido sesgos.
  3. No se incluyeron resultados conductuales, como consumo de drogas, en el seguimiento.
  4. No se evaluó el apoyo familiar, que podría tener un impacto en las recaídas.

Fuente:BMC Pssychiatry

Referencia del estudio: Oveisi, S., Stein, L.A.R., Babaeepour, E. et al. The impact of motivational interviewing on relapse to substance use among women in Iran: a randomized clinical trial. BMC Psychiatry 20, 157 (2020). https://doi.org/10.1186/s12888-020-02561-9



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Una tríada peligrosa: indicadores asociados a mayor riesgo de abuso infantil

  • 13/06/2019
  • Alejandra Alonso
Abuso físico infantil

Los profesionales juegan un rol clave en cuanto a la identificación de niños maltratados. Existen algunas herramientas que ayudan a monitorear el abuso físico en la infancia, una de las más populares es el Child Abuse Potential Inventory que cuenta con validaciones en México, España y Argentina.

El instrumento examina la relación del niño con su cuidador, retrasos para llevarlo al médico, lastimaduras no justificadas, etc. Monitorear a todos los niños y la familia (conocido como monitoreo universal) sería la forma más inclusiva de detectar casos de maltrato, sin embargo el riesgo de falsos positivos que presentan los instrumentos de detección actuales es alto y la OMS pide precaución por esta razón, explican los autores de una investigación reciente.

Factores de riesgo

Según los científicos existen estudios que han explorado la relación entre el divorcio, el consumo de sustancias, el desempleo y el maltrato infantil, encontrando que las adicciones muestran una asociación más fuerte.

Adicionalmente existen datos que sugieren que la violencia doméstica podría ser otro factor de riesgo.

Por último, el equipo nombra ciertos estudios que indican que los chicos con padres diagnosticados con problemas de salud mental están en mayor riesgo de negligencia o abuso. Los niños con un padre diagnosticado con depresión tienen mayor riesgo de experimentar trastornos del estado de ánimo, problemas internalizantes y externalizantes, síntomas depresivos, mayores tasas de consumo de alcohol y otras drogas.

Objetivo del estudio

Basados en los datos antes mencionados, los científicos quisieron conocer si ésta tríada (salud mental de los padres, adicciones de los padres y violencia domestica entre padres) se asociaba al abuso físico infantil. Ellos hipotetizaron que un mayor número de factores de riesgo se asociaría a niveles mas altos de abuso físico.

Metodología

El estudio utilizó información de dos olas de datos: el Brief Risk Factor Surveillance Survey (BRFSS) del 2010 recolectado por el Centro para el Control de Enfermedades (CDC) en cinco estados de EE.UU; y el BRFSS del 2012 recolectado en tres estados. En ambas olas los participantes tenían más de 18 años. En la primera fueron reclutados 9,241 hombres y 13,627 mujeres y en la segunda 11,656 hombres y 18,145 mujeres.

Los datos se combinaron con un modelo acumulativo (considerando solo los casos donde se presentaban los 3 indicadores de riesgo) y un modelo de grupo (considerando combinaciones particulares de algunos de los tres indicadores).

El BRFSS incluía los tres indicadores de riesgo en su exploración. En cuanto al abuso físico, se indagaba de la siguiente manera: “Antes de los 18 años, ¿cuán a menudo uno de tus padres o adultos en la casa de golpeaba, pateaba o lastimaba físicamente de alguna manera? No incluyas las nalgadas.”

Resultados

La violencia domestica fue, por lejos, el factor de riesgo más sobresaliente. Era superior a las adicciones y trastornos mentales tanto si se consideraba a estas dos de forma aislada o en conjunto.

Los autores explican que el vínculo entre la violencia domestica y el maltrato infantil puede deberse a que usualmente en esos casos también hay exposición a estresores y adversidades como el desempleo, las ofensas criminales, la pobreza, los problemas de pareja y las enfermedades físicas y mentales.

Los hallazgos en ambos géneros y ambas olas de datos muestran también que un tercio de los que experimentaron dos de los factores de riesgo, reportaron abuso físico en la infancia. El riesgo subía a 2 tercios si estaban presenten los tres factores.

Según los autores, sus análisis sugieren que si dos o más de los factores de riesgo están presentes, se debe realizar un monitoreo para identificar casos de maltrato infantil. Sin embargo, debido a lo observado en relación a la violencia domestica, ellos sugieren que, de estar presente (aún siendo el único indicador de riesgo reportado), también debería hacerse el monitoreo.

Además recomiendan que se expandan el monitoreo y la evaluación incluyendo características familiares (educación de los padres, desempleo, estado civil) y variables contextuales (barrios con niveles altos de pobreza, desempleo y aislamiento de los niños).

Limitaciones del estudio

El grupo de investigadores menciona algunas limitaciones:

  1. La utilización de autorreportes para determinar abuso físico infantil y de forma retrospectiva, ya que se ha observado que suele ser sub-reportado los casos de abuso.
  2. Se desconoce si las adversidades sucedieron en un solo momento o en momentos diferentes de la infancia del participante. Al ser difícil de establecer de forma retrospectiva, podría suceder que el abuso físico sucedió antes de presentarse enfermedades mentales, adicciones o violencia domestica en los padres.
  3. Se debe establecer la sensibilidad del modelo híbrido propuesto en niños asintomáticos antes de adoptarlo.

A pesar de las limitaciones, los autores afirman que existe una correlación fuerte entre las adicciones, los trastornos mentales, la violencia domestica y el abuso físico infantil. Esperan que su contribución mejore el proceso para detectar y prevenir éstos casos de abuso y las consecuencias que suelen traer.

Referencias del estudio original: Esme Fuller-Thomson, Jami-Leigh Sawyer, Senyo Agbeyaka. The Toxic Triad: Childhood Exposure to Parental Domestic Violence, Parental Addictions, and Parental Mental Illness as Factors Associated With Childhood Physical Abuse. Journal of Interpersonal Violence, 2019; 088626051985340 DOI: 10.1177/0886260519853407



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