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Publicaciones por etiqueta

Crianza

32 Publicaciones
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Cuando la pareja se desordena: cómo el apego romántico puede desencadenar una crianza más dura

  • 25/03/2025
  • David Aparicio

Muchos psicólogos saben —por experiencia clínica o investigación— que la crianza de los hijos rara vez se limita a la relación entre el adulto y el niño. Detrás de una voz que grita, de una amenaza o de una mano alzada, suele haber una historia más amplia: una pareja distante, un miedo a ser dejado, una inseguridad difícil de nombrar. Un nuevo estudio publicado en Family Relations confirma esa intuición clínica: los conflictos o inseguridades en la relación romántica de los padres pueden tener un efecto directo sobre cómo disciplinan a sus hijos pequeños.

El equipo liderado por Yili Wu, psicóloga y profesora en la Universidad Médica de Wenzhou, se preguntó por qué algunos padres responden al mal comportamiento infantil con gritos, amenazas o incluso castigos físicos, a pesar de la evidencia abrumadora sobre sus efectos nocivos. La novedad de su enfoque fue mirar no solo al estrés general o a la conducta del niño, sino a la raíz emocional del comportamiento parental: el estilo de apego romántico.

Los investigadores encuestaron a 489 padres chinos de niños menores de cinco años. La mayoría eran madres con una edad promedio de 34 años. Midieron su estilo de apego en pareja (ansioso, evitativo o seguro), la frecuencia con que usaban disciplina dura, su capacidad para entender los pensamientos y emociones de sus hijos (lo que se conoce como funcionamiento reflexivo parental) y su percepción de competencia como cuidadores.

Los resultados fueron claros: tanto la ansiedad como la evitación en el apego romántico predijeron un uso más frecuente de disciplina dura. Pero lo que llamó la atención fue el mecanismo detrás de esas conductas.

Los padres ansiosos —aquellos que temen ser rechazados o necesitan constante validación emocional— no solo tendían a sentirse menos competentes como cuidadores, sino que también tenían más dificultades para imaginar o entender el mundo interno de sus hijos. En su caso, la cadena fue: bajo funcionamiento reflexivo → baja percepción de competencia parental → uso de disciplina dura.

En cambio, los padres con apego evitativo —más incómodos con la intimidad emocional y con una fuerte preferencia por la autonomía— también usaban más castigo físico o verbal, pero en ellos la explicación pasaba únicamente por una baja confianza en su rol como padres. No se sentían capaces, y esa sensación bastaba para desencadenar respuestas duras.

Wu lo resume así: “La ansiedad en el apego tiene un efecto más fuerte sobre la disciplina dura, mediado principalmente por un funcionamiento reflexivo deficiente. En los padres evitativos, la clave está en la percepción de competencia”.

Cuando los investigadores agruparon a los participantes en perfiles completos de apego —seguros, temerosos (altos en ansiedad y evitación) y evitativos— encontraron el mismo patrón: los padres inseguros disciplinaban con más dureza. El grupo más problemático fue el de los temerosos: no confiaban ni en su pareja ni en sí mismos, y eso se reflejaba directamente en cómo trataban a sus hijos.

Este tipo de hallazgos abre una línea interesante para los clínicos que trabajan con familias jóvenes. A menudo, las intervenciones se enfocan en las conductas del niño o en el manejo del estrés cotidiano. Pero Wu sugiere que vale la pena mirar hacia adentro, y más atrás: ¿cómo vive el adulto sus relaciones más íntimas? ¿Qué tan seguro se siente emocionalmente con su pareja? ¿Y qué efecto tiene eso en su capacidad para criar con sensibilidad?

Desde la teoría del apego, estas conexiones tienen sentido. Las personas con apego ansioso pueden sobreinterpretar las reacciones del otro como señales de abandono, lo que las deja emocionalmente agotadas e hipersensibles. Las personas evitativas, por su parte, tienden a desconectarse de la emoción, lo que puede dificultar una respuesta empática frente a la frustración de un niño. Si a eso le sumamos la exigencia constante que implica la crianza temprana, no es difícil ver cómo estas dinámicas pueden escalar.

Una de las fortalezas del estudio es que fue más allá de correlaciones simples. Al identificar mecanismos específicos —como el funcionamiento reflexivo y la autoeficacia parental— abre oportunidades concretas para intervenir. Talleres que fortalezcan la capacidad de los padres para leer las señales emocionales de sus hijos, junto con intervenciones que aumenten la confianza en sus habilidades como cuidadores, podrían reducir el uso de disciplina dura, incluso en contextos de relaciones románticas inseguras.

Pero hay que hacer una pausa antes de extrapolar demasiado. El estudio es transversal, lo que significa que no puede establecer causalidad. Y su muestra —compuesta en su mayoría por madres bien educadas de una sola región china— limita la generalización cultural. Wu lo reconoce: en China, prácticas como el castigo físico pueden entenderse bajo el lente del “amor duro”, una idea con fuerte peso cultural.

Aun así, la intuición detrás del estudio resuena más allá de sus límites geográficos. La crianza no ocurre en el vacío. Ocurre en camas compartidas, en discusiones a media noche, en mensajes sin responder y en silencios largos. Ocurre cuando un adulto se siente querido… o no. Y el niño, sin saberlo, queda en el centro de ese torbellino emocional.

Para los clínicos, el mensaje es claro: no se puede entender la crianza sin entender las relaciones íntimas de quienes crían. La violencia no empieza con el grito; empieza, muchas veces, con una herida no sanada en otro vínculo. Explorar esos vínculos, reconocer sus formas y sus efectos, puede ser el primer paso para una crianza más sensible, más firme y menos dañina.

Referencia: Zhou Jin, Minjie Ye, Hui Lu, Lanyue Chen, Wenyue Chen, Hongsheng Yang, Lei Chang, Deborah Baofeng Wang, y Yili Wu (2024). Distinct mechanisms linking romantic attachment dimensions to harsh discipline among Chinese parents of young children. Family Relations.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología
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La importancia del humor en la crianza

  • 08/01/2025
  • Isabella Mtz Sierra

Un reciente estudio publicado en PLOS One sugiere que el humor puede fortalecer la relación entre padre-hijo y favorecer la crianza. 

Por mucho tiempo, los padres eran aconsejados para llevar una disciplina rígida y minuciosamente estructurada. Esto fomentó el estereotipo de padres perfectos, que lo pueden todo y siempre tienen razón… hasta que surgió la disciplina positiva, y demostró que cuando los padres muestran su lado humano e imperfecto pueden ayudar más a sus hijos. ¿Y si una imitación juguetona de mamá o un chiste cursi de papá pudiera disminuir los problemas? 

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Los hallazgos del estudio sugieren que los efectos negativos del castigo físico pueden estar exagerados

  • 16/10/2024
  • David Aparicio

Un nuevo estudio publicado en Marriage & Family Review ha reavivado el debate sobre los efectos del castigo físico, específicamente el “spanking”, en el desarrollo infantil. La investigación concluye que el castigo físico explica menos del 1% de los cambios en los resultados de los niños, lo que sugiere que sus efectos negativos pueden estar sobrestimados.

Contexto del estudio

  • La pregunta de si el castigo físico causa daño a los niños ha sido objeto de un intenso debate durante años. Aunque estudios previos han mostrado correlaciones fuertes entre el castigo físico y resultados negativos en la infancia, muchos no han considerado los problemas de comportamiento preexistentes en los niños, lo que dificulta establecer una relación de causa y efecto.
  • “He estado investigando durante 40 años para responder dos preguntas”, explicó el autor del estudio, Robert E. Larzelere, profesor en la Universidad Estatal de Oklahoma. “¿Cuáles son las respuestas disciplinarias más efectivas que el spanking y, aunque está claro que el spanking está correlacionado con resultados adversos, ¿realmente causa esos resultados?”

Metodología

  • El equipo de Larzelere realizó un análisis de meta utilizando datos de estudios longitudinales, controlando el comportamiento inicial de los niños. Esto permitió a los investigadores aislar los efectos del castigo físico y evitar atribuir problemas de comportamiento preexistentes al spanking.
  • La meta-análisis incluyó datos de 12,727 participantes de 47 estudios, analizando cuatro resultados clave: problemas externalizantes (como agresión), problemas internalizantes (como ansiedad), rendimiento cognitivo y competencia social.

Hallazgos clave

  • Después de controlar el comportamiento inicial, el estudio encontró que el spanking explicaba menos del 1% de la variación en los resultados infantiles.
  • Aunque se observaron efectos dañinos en el método beta, estos fueron triviales. Por ejemplo, el spanking solo explicó el 0.64% de la varianza en problemas externalizantes.
  • Por otro lado, el método de pendiente mostró efectos ligeramente más positivos, sugiriendo que el spanking podría estar asociado con una leve disminución en problemas externalizantes, aunque también con un impacto mínimo.

El impacto del “back-up spanking”

  • Se evaluó el “back-up spanking”, que consiste en dos golpes en la parte posterior, como método de disciplina en situaciones de desobediencia. Este enfoque fue más efectivo que permitir que los niños se retiraran del tiempo fuera sin consecuencias.
  • Los resultados indicaron que los niños que recibieron este tipo de disciplina eran más propensos a cumplir con las órdenes de sus padres, particularmente en términos de cooperación con el tiempo fuera.

Diferencias por edad

  • El estudio también encontró que el efecto del spanking variaba según la edad del niño. Para los niños de 2 a 6 años, el spanking mostró ligeras reducciones en comportamientos externalizantes. Sin embargo, para los niños mayores de 8 años, se asoció con resultados ligeramente peores.

Implicaciones y consideraciones finales

  • Larzelere advirtió que, aunque el spanking puede ser efectivo en circunstancias limitadas, su uso inapropiado o excesivo puede causar daños significativos. “El spanking puede tener efectos perjudiciales si se usa con demasiada frecuencia o severidad”, dijo.
  • El estudio destaca la necesidad de más investigaciones sobre las circunstancias específicas en las que el spanking puede ser perjudicial o beneficioso, sugiriendo que el contexto familiar y el temperamento del niño juegan un papel importante en cómo se perciben y se utilizan las técnicas disciplinarias.

Conclusión

Los hallazgos del estudio subrayan que el castigo físico, cuando se aplica de manera controlada y limitada, no causa un daño significativo, especialmente en niños más pequeños. Los resultados sugieren que, en ciertas circunstancias, el uso moderado del spanking puede ayudar a reforzar la disciplina y fomentar el cumplimiento en los niños, particularmente aquellos en la etapa temprana del desarrollo. Este enfoque puede ser visto como una herramienta útil dentro de un conjunto más amplio de estrategias de disciplina que los padres pueden emplear.

Sin embargo, es crucial destacar que esta conclusión no debe interpretarse como una aprobación general del spanking. El uso inadecuado o excesivo de castigos físicos puede tener efectos adversos profundos en el desarrollo emocional y psicológico de un niño. Cuando el spanking se aplica de manera inconsistente, excesiva o motivada por la frustración, puede convertirse en una forma de maltrato, creando un ambiente familiar caótico que afecta negativamente la relación entre padres e hijos. Por lo tanto, es fundamental que los padres sean conscientes de las diferencias individuales entre los niños y adapten su enfoque disciplinario a las necesidades específicas de cada uno.

Además, la investigación futura deberá centrarse en identificar situaciones específicas que afecten la efectividad del castigo físico. Esto incluye explorar factores como la edad del niño, el contexto emocional y la relación entre padres e hijos, así como las posibles consecuencias a largo plazo de las diversas formas de disciplina. Al hacerlo, se podrá establecer un marco más claro sobre cómo y cuándo el castigo físico puede ser efectivo, y cuáles son las alternativas más saludables.

La exploración de métodos disciplinarios alternativos es igualmente vital. Los padres pueden beneficiarse de estrategias que fomenten la comunicación abierta, el refuerzo positivo y la enseñanza de habilidades sociales como métodos más efectivos y menos controvertidos. La implementación de tácticas como el establecimiento de límites claros, la negociación y la resolución de conflictos puede resultar en un entorno familiar más armonioso y cooperativo.

En resumen, aunque el estudio proporciona evidencia que sugiere que el spanking puede no ser tan perjudicial en ciertas circunstancias, el contexto y la forma en que se aplica son críticos. La educación y la formación en técnicas de disciplina positiva son esenciales para guiar a los padres hacia prácticas que promuevan un desarrollo saludable y una relación constructiva con sus hijos. La comunidad científica y los educadores deben trabajar juntos para ofrecer recursos y apoyo a las familias, garantizando que se priorice el bienestar de los niños en todas las decisiones de crianza.

Referencia: Larzelere, R. E., Gunnoe, M. L., Pritsker, J., & Ferguson, C. J. (2024). Resolving the Contradictory Conclusions from Three Reviews of Controlled Longitudinal Studies of Physical Punishment: A Meta-Analysis. Marriage & Family Review, 60(7), 395–433. https://doi.org/10.1080/01494929.2024.2392672

  • Artículos de opinión (Op-ed)

El eslabón perdido en los entrenamientos en crianza

  • 03/06/2024
  • Geraldine Panelli

Hace un tiempo que nombró «El eslabón perdido en los entrenamientos en crianza» al aporte que me brinda la ciencia conductual contextual al trabajo con familias. La idea central es que, a menudo, los entrenamientos y la bibliografía sobre crianza se centran en decirles a los padres y madres qué deben hacer en determinadas situaciones o cuál es la mejor manera de actuar frente a los desafíos de la crianza. Sin embargo, existe una notable falta de atención hacia el mundo interno de estos cuidadores, y ese es el verdadero eslabón perdido en la intervención.

En mi experiencia trabajando con familias que enfrentan desafíos en la crianza de sus hijos, me he encontrado realizando planillas de análisis funcional de los comportamientos encubiertos de los papás y mamás en conjunto con ellos. Esto se hace con el propósito de ampliar la conciencia de qué es lo que les sucede en esos momentos de actuar: qué piensan, cómo se sienten, cómo se encuentra su cuerpo. Estas reflexiones nos permiten identificar las barreras internas que les impiden hacer lo que racionalmente saben que es mejor para sus hijos.

En las planillas y respuestas a las que llegamos, encontramos coincidencias en juicios relacionados con cómo son sus hijos, reglas sobre cómo deberían ser y pensamientos de hartazgo y saturación. Al no poder tomar distancia de esos pensamientos y fusionarse con ellos, el resultado final es un conjunto de comportamientos que les brindan una sensación de alivio inmediato (reforzamiento negativo a corto plazo), lo cual aumenta la probabilidad de que vuelvan a actuar de la misma manera en el futuro frente a condiciones similares. A largo plazo, sin embargo, este escape los aleja del tipo de padres y madres que quieren ser, es decir, de sus valores (reforzadores abstractos jerárquicos).

Tomando como ejemplo un caso clínico, al realizar un análisis funcional con Paula y Juan, encontramos un ciclo recurrente en el que le gritaban fuertemente a su hijo cuando este gritaba y lloraba para conseguir algo tangible. Este comportamiento les hacía sentir culpa y tristeza posteriormente, incluso provocando discusiones entre ellos. Por este motivo, decidieron acudir a consulta.

La conversación clínica fue una gran herramienta para trabajar con ellos desde la Teoría del marco relacional (RFT), utilizando preguntas como:

  • ¿Si este problema no existiera, cómo les gustaría comportarse con su hijo? (Condicional)
  • ¿Cómo han cambiado sus comportamientos como padres desde que nació su hijo hasta hoy? (Temporalidad)
  • ¿Qué cualidades como padres consideran más importantes y menos importantes? (Jerarquía)
  • ¿Cómo piensan que se siente su hijo cuando le gritan? (Perspectiva)
  • ¿Si estuviesen en una filmación, cómo les gustaría verse actuando cuando su hijo se comporta de esa manera? (Perspectiva)

Verlos contestar estas preguntas fue maravilloso. A partir de ahí, logramos establecer un camino de trabajo centrado en valores con continuidad. También trabajamos con una escalera gradual de acciones comprometidas (moldeamiento) para que lograran ampliar la conciencia en el paso a paso de los reforzadores, a veces tangibles y a veces abstractos, a los que accedían como consecuencia de sus actos. Esto colaboró con su compromiso y mayor adherencia a las intervenciones, incluso cuando las mismas presentaban importantes desafíos.

Trabajar con este eslabón perdido realmente mejoró mis competencias clínicas. Antes de conceptualizar desde esta unidad de análisis, me resultaba frustrante brindar indicaciones a las familias basadas en modificación de conducta, ya que muchas veces no eran llevadas a cabo debido a esta barrera en el mundo interno, la cual no estaba abordando adecuadamente. 

La ciencia conductual contextual ha demostrado ser una herramienta valiosa para superar estas barreras. A través de la observación y el análisis funcional, podemos identificar patrones de pensamiento y emociones que interfieren con la implementación de estrategias de crianza eficaces. Este enfoque no solo ayuda a los padres y madres a comprender mejor sus propias reacciones y comportamientos, sino que también les proporciona las herramientas necesarias para hacer cambios significativos y sostenibles en su manera de interactuar con sus hijxs.

Hoy puedo notar en las experiencias que esta mirada es mucho más amable, compasiva y anticapacitista. Trabajar desde este lugar me acerca a quien quiero ser como terapeuta, alineándome con mis propios valores y la posibilidad de entrenar mis evitaciones (reforzamiento negativo). Esto genera en la clínica un aprendizaje tanto para mis consultantes como para mí. La integración de la ciencia conductual contextual en el trabajo con familias no solo mejora la eficacia de las intervenciones, sino que también humaniza el proceso terapéutico, creando un espacio más comprensivo y respetuoso para todxs los involucrados.

El uso de estrategias basadas en valores transversales a las sesiones clínicas, ayuda a los padres y madres a reconectar con sus objetivos y aspiraciones a largo plazo. En lugar de enfocarse únicamente en los problemas inmediatos, se fomenta una perspectiva más amplia que considera el bienestar general de la familia.

  • Análisis

Cuando los padres temen decir «no» a sus hijos

  • 25/10/2023
  • Amparo Caladín

¿Por qué es tan difícil para los padres decirles “no” a sus hijos y por qué ellos dicen “no” tan fácilmente?

La educación de los hijos es, hoy en día, un problema para muchas familias en las que los padres se ven desbordados por la conducta de sus pequeños. Somos testigos de cómo muchos padres dan a sus hijos todo aquello que desean, les dejan comer sólo lo que les gusta o elegir la hora de ir a la cama, satisfaciendo todos sus caprichos. Algunos creen que así son mejores padres, pero la gran mayoría, simplemente, no sabe cómo enfrentarse a decir NO a sus hijos.

Cada hijo, educado por igual en la familia, es diferente. Hay diferentes sensibilidades y tendencias. Todos hemos visto a padres incapaces de reñir o llamar la atención a sus hijos cuando estaban molestando o alborotando en algún lugar, también, conocemos a padres que no dejan de reñir a sus hijos en todo momento y hay otros padres que juegan con sus hijos y les dicen lo que está bien y lo que no. Al fin y al cabo un padre no es un amigo, es un padre.

En nuestra práctica diaria cada vez constatamos más que los niños, desde edades muy tempranas, no dudan en oponerse a sus padres, a rehusar hacer lo que les ordenan, a decir simplemente “no”. Por otra parte, los padres parecen temer a decir “no” a los hijos y lo consultan con frecuencia, porque siempre se ha inculcado lo importante que es para el crecimiento y el desarrollo armonioso de los hijos el respetar sus gustos, su ritmo de alimentación y sus periodos de sueño.

¿Por qué es necesario decir «NO»?

Los bebés ya comienzan a aprender con cada experiencia vital. Aprenden de lo que ven, de lo que escuchan, de lo que tocan. Si las madres y padres aplican un horario para las comidas, el sueño y el baño, el bebé aprenderá a adquirir un ritmo, y tendrá hambre a la hora de la comida. No protestará a la hora del baño porque sabrá que es lo “normal” y lo acabará encontrando agradable.

Con los años, el niño dominará otra serie de hábitos de conducta, como lavarse los dientes o las manos antes de comer, y no le costará porque las habrá interiorizado y lo hará de forma casi automática. Los hábitos de conducta que enseñamos a nuestros hijos constituyen el comienzo de su capacidad para ser autónomos. Cuando hacemos que nuestros hijos sigan unos hábitos, cuando los obligamos a adaptarse a las pautas de conducta de la familia, los estamos incluyendo en la vida social del grupo.

Como padres, somos el puente entre nuestros hijos y la sociedad, y por ello somos los encargados de conseguir que adquieran costumbres positivas para ellos y para su entorno. Un niño que no respeta las normas de convivencia, que se muestra de forma egoísta, que pega, que no comparte sus juguetes, no será querido por sus compañeros, y eso le ocasionará tristeza y frustración.

Tenemos que educar a nuestros hijos desde su nacimiento, es decir, enseñarlos a aceptar las normas y a convivir para que puedan disfrutar de una vida feliz.

¿Cómo puedo decirle “NO”?

1) Tenemos que ser inflexibles con las normas sociales absolutas (acostarse con los padres, hacer daño a alguien…), y con las normas propias de casa (ver la TV, acostarse a tal hora…).

2) La autoridad se transmite con la mirada y el tono de voz: hay que explicarle de frente, con seguridad y de forma tranquila y firme.

3) En las rabietas hay que mantener una posición indiferente, él solo tiene que resolverla, que llore el tiempo que quiera, nosotros le haremos caso cuando se tranquilice.

4) Corregirlos en casa o en público, en la calle también somos padres…

5) No dejarse chantajear con la expresión mala madre o mal padre, ignorar estos términos para que vea que de esta forma no va conseguir nuestra atención.

En conclusión, los niños tienen que aprender desde muy pequeños y dejarles bien claro el significado del “sí” y del “no”, porque de lo contrario podemos encontrar numerosos problemas a lo largo de su vida tanto nosotros como ellos.

¿Qué opinión tenéis los padres sobre este tema? Es fácil marcar los límites a los niños?

Artículo previamente publicado por la psicóloga Amparo Caladín en su blog personal, un espacio de artículos especializados sobre psicología, crianza y bienestar. 

  • Recursos para Profesionales de la Psicología

La estrategia parental más importante (video)

  • 25/09/2023
  • David Aparicio
man standing beside his wife teaching their child how to ride bicycle

De vez en cuando, todo el mundo experimenta momentos de ira, pero cuando esa ira se dirige hacia tu propio hijo, las consecuencias son significativas. La psicóloga clínica y experta en la crianza, Becky Kennedy, está disponible para ofrecer su ayuda. No solo proporciona consejos prácticos para ayudar a los padres a lidiar con la culpa y la vergüenza que surgen en esos momentos menos buenos, sino que también muestra cómo llevar a cabo conversaciones constructivas que pueden ayudar a los padres a mejorar. (Nota: esto es aplicable a todas las demás relaciones también). En resumen, nunca es tarde para reconectar.

Puedes activar subtítulos en español.

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¿Cómo logras que tu hijo adolescente hable contigo?

  • 08/09/2023
  • David Aparicio
teen in a plaid jacket

En The New York Times (en español) publicaron un artículo un muy interesante con tips muy prácticos para ayudar a los padres en la crianza de los hijos adolescentes. Aquí les comparto un fragmento sobre qué hacer cuando un adolescente no quiere hablar con sus padres:

Los adolescentes quieren hacer las cosas a su manera. Esa es la naturaleza de la adolescencia. Cuando los adultos convocamos la reunión y fijamos el orden del día (cuando decimos: “¿Cómo te fue hoy? ¿Qué pasó?”), los adolescentes a veces se ponen nerviosos y se sienten acorralados.

No obstante, también quieren (y necesitan) estar en contacto con adultos cariñosos y con frecuencia suelen sacar temas que les interesan en momentos inesperados o incluso inoportunos.

Puesto que yo misma soy madre de adolescentes, intento no tomármelo como algo personal cuando no están de humor para responder a mis preguntas y hago todo lo posible para mostrarme receptiva cuando están dispuestos a hablar, aunque sea a costa de mi propia lista de tareas pendientes o de mi sueño.

Artículo completo en The New York Times.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Madres de apoyo: un factor clave en la inteligencia de los niños

  • 23/06/2023
  • David Aparicio
mother and daughter on grass

La apoyo maternal tiene un impacto significativo en el desarrollo de la inteligencia general de los niños, según un estudio reciente publicado en la revista Intelligence. Aunque investigaciones anteriores ya habían establecido una asociación positiva entre la apoyo maternal y las habilidades cognitivas de los niños, este nuevo estudio buscó profundizar en la relación y abordar posibles factores de confusión.

Los investigadores examinaron datos de familias que participaron en el Estudio de Investigación y Evaluación Early Head Start entre 1996 y 2010. El estudio incluyó a 1,075 niños de diferentes grupos étnicos y raciales. La apoyo maternal se midió mediante una tarea de juego en la que se evaluaron tres aspectos del comportamiento maternal: sensibilidad parental, estimulación cognitiva y consideración positiva.

Los resultados revelaron una asociación positiva entre la apoyo maternal y la inteligencia general de los niños. Es decir, cuando las madres brindaban un mayor nivel de apoyo a sus hijos, estos tenían puntuaciones más altas en inteligencia general. Este efecto se mantuvo significativo incluso después de tener en cuenta otros factores como la inteligencia de la madre.

Los investigadores también encontraron que los niños que mostraban mayor interés y respuesta a los esfuerzos de sus padres por estimular su pensamiento recibían más apoyo y estímulo de sus madres, lo que contribuía a puntuaciones más altas en inteligencia general.

Además, el estudio exploró si el efecto de la apoyo maternal en la inteligencia general era específico de ciertas habilidades o si tenía un impacto más amplio. Los resultados indicaron que el efecto se extendía a la inteligencia general en general, y no solo a habilidades específicas.

El estudio también tuvo en cuenta otros factores que podrían influir en los resultados, como la inteligencia de la madre y el temperamento del niño. Se encontró que, aunque el temperamento del niño debilitaba ligeramente la relación directa entre la apoyo maternal y la inteligencia general, no eliminaba por completo el efecto general.

Aunque los resultados demostraron la importancia de la apoyo maternal en el desarrollo de la inteligencia de los niños, los investigadores destacaron que este efecto parece desvanecerse en la edad adulta. Investigaciones anteriores han mostrado que la mayor parte de las diferencias en la inteligencia de los adultos se deben a factores genéticos, y no a influencias ambientales tempranas.

Sin embargo, el estudio señaló que incluso una ligera ventaja en el rendimiento cognitivo durante etapas críticas del desarrollo puede tener un impacto significativo en la vida de un individuo. Por ejemplo, podría influir en áreas como las admisiones universitarias.

El estudio también planteó algunas preguntas que podrían ser objeto de futuras investigaciones. Por ejemplo, los investigadores se sorprendieron al observar el fuerte efecto de la apoyo maternal en la inteligencia general, y se preguntaron por qué este apoyo podría influir en la habilidad general en lugar de habilidades específicas.

En resumen, este estudio encontró una asociación positiva entre la apoyo maternal y la inteligencia general de los niños. La apoyo maternal influye en el desarrollo de la inteligencia de los niños, aunque este efecto parece desvanecerse en la edad adulta. Aunque el estudio plantea algunas preguntas y limitaciones, destaca la importancia de la apoyo maternal durante las etapas críticas del desarrollo de un niño y cómo incluso pequeñas ventajas en el rendimiento cognitivo pueden tener consecuencias significativas en la vida de un individuo.

Fuente: Science Direct

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Los padres de hoy sienten demasiada presión para educar a sus hijos

  • 15/02/2023
  • David Aparicio

Claire Cain Miller para The New York Times:

La investigación también encontró que los progenitores de hoy sienten una enorme presión para educar a sus hijos e interactuar con ellos en todo momento, mientras que las generaciones anteriores pasaban más tiempo haciendo actividades de adultos cuando sus hijos estaban presentes. Aunque esta mayor atención solía ser una meta de la clase media alta, estudios más recientes muestran que personas de todas las clases creen que es la mejor manera de ser padres.

El Centro Pew encontró que en muchas ocasiones esto significa un mayor compromiso emocional. Casi la mitad de los encuestados afirmaron que educaban a sus hijos de manera distinta a como lo habían hecho sus propios padres y la mayoría dijo que la principal diferencia radicaba en la forma en que mostraban amor y entablaban relaciones con sus hijos. En respuestas abiertas, comentaron que querían criar hijos que sintieran el apoyo incondicional de sus padres. Eso significaba menos gritos y más afirmaciones verbales, muestras de afecto y conversaciones sinceras sobre temas difíciles.

Parece que todo es positivo, pero los datos también muestran que tanta presión por ser un buen padre o madre ha sido en parte responsable del declive de fertilidad:

Según la encuesta, otra de las dificultades de ser padre en la actualidad tiene que ver con una nueva serie de preocupaciones sobre el bienestar de los niños. Los padres suelen preocuparse por esto, pero los temores han cambiado a lo largo del tiempo. Los llamados padres helicóptero de la década de 1980 se preocupaban sobre todo por la seguridad física, como los secuestros y los embarazos adolescentes. Esas preocupaciones persisten, pero han sido sustituidas por otras relacionadas con la salud mental: tres cuartas partes de los padres declararon que les preocupaba que sus hijos sufrieran ansiedad o depresión o que fueran víctimas de acoso escolar.

Artículo completo en The New York Times.

  • Recursos para Profesionales de la Psicología

Claves para el establecimiento de límites en los hijos sin uso del castigo

  • 21/03/2022
  • David Aparicio

¿Cómo establecer límites a los hijos e hijas sin recurrir al castigo o a la violencia? Este es el contenido que desarrolla la guía Trato bien, elaborada por Unicef, que proporciona orientaciones para la puesta de límites no violentos en el ámbito familiar.

Tal y como se explica en la guía, si bien el castigo físico o la humillación o amenaza verbal que se utilizan para poner límites a los menores pueden resultar efectivos a corto plazo, estas acciones no enseñan a los menores a portarse bien por autodisciplina o automotivación personal sino por miedo. Además, la humillación verbal genera sufrimiento emocional, frustración e impotencia, así como hace que adquieran un autoconcepto de sí mismos negativo, resultando en una baja autoestima, sentimientos de soledad y abandono, ansiedad y aumento de la violencia.

La publicación está dirigida a madres, padres y adultos que tengan a cargo el cuidado de niños, niñas y adolescentes, entre 0 y 17 años. El documento ofrece pautas de actuación en el establecimiento de límites en función de cada grupo de edad utilizando otras estrategias más allá del castigo, como el reforzamiento positivo, el modelado, el diálogo o el juego.

Descarga la guía completa en formato PDF.

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