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Publicaciones por etiqueta

Psicología

91 Publicaciones
  • Recursos para Profesionales de la Psicología

Manual de inclusión escolar (PDF)

  • Geraldine Panelli
  • 27/06/2017

Si pensamos en construir una sociedad en la diversidad de la existencia humana, debemos primero brindar herramientas  en las escuelas para que la inclusión sea real. Sabemos que la educación es un derecho de todos y qué expectativas podemos tener sobre la inclusión escolar; pero aún hoy, aunque la información abunda para los padres de niños con discapacidad es muy difícil conseguir vacantes en escuelas y realizar todos los trámites que se solicitan para  respetar dicho derecho.

Por esta razón, a fin de facilitar la burocracia y dar herramientas para resolver los inconvenientes que se han presentado en el último tiempo; el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires junto con un proyecto de COPIDIS (Comisión para la Plena Participación e Inclusión de las Personas con Discapacidad) y Grupo Art. 24 por la Educación Inclusiva, ha creado un  manual de educación inclusiva que “tiene como objetivo fomentar las prácticas  acordes con:

  • La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad.
  • Los lineamientos internacionales de la iniciativa Educación para Todos.
  • El Objetivo No. 4 de los Objetivos del Desarrollo Sostenible establecidos por las Naciones Unidas en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible: “Garantizar una educación de calidad inclusiva y equitativa, y promover las oportunidades de aprendizaje permanente para todos”.”

Uno de los puntos más importantes a destacar dentro de la información que brinda este manual es que se invita a reconsiderar las normativas vigentes hasta el año 2016 en cuanto a la titulación de los estudiantes con discapacidad; recordando la obligación de revisarlas y brindar respuestas que realmente consideren la “educación para todos”.

El material está dirigido a los establecimientos educativos, a las familias y a los propios chicos con discapacidad. Dentro del contenido se revisarán conceptos básicos sobre la inclusión, los diseños curriculares y los derechos de las personas con discapacidad dentro del entorno de la escuela común.

A pesar de celebrar un manual actualizado sobre inclusión escolar, que era necesario en infinidad de aspectos; debo realizar una única crítica profesional al respecto: en la actualidad en la ciudad de buenos aires hay infinidad de población infanto juvenil en situación vulnerable y también pasando por diferentes tipos de problemáticas, reducir la inclusión escolar y las adaptaciones que se proponen sólo a un conjunto de personas con certificado de discapacidad sigue resolviendo solo una parte del problema y no la totalidad. Debemos educar desde las escuelas en la importancia de la diversidad, si en cuanto a la discapacidad pero también en cuanto a las características personales de cada ser humano.

Descarga la guía completa en formato PDF.

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  • Análisis

¿Por qué los niños pueden aprender más de los cuentos de fantasía que de realidad?

  • Equipo de Redacción
  • 08/05/2017

Los niños tienen mucho que aprender. Podría decirse que este es el propósito de la niñez: ofrecer a los niños un tiempo de protección para que ellos puedan concentrarse en aprender cómo comunicarse,  cómo funciona el mundo a su alrededor, lo que su cultura considera importante, etc. Sería prudente, dada la enorme cantidad de información que los niños necesitan absorber, que ellos pasen la mayor cantidad de tiempo protegido en el estudio serio de las cuestiones y problemas del mundo real.

Sin embargo, cualquiera que haya pasado tiempo alrededor de niños pequeños sabe que ellos no se ven como un grupo de estudiosos serios y concentrados. En vez de ello, los niños pasan mucho tiempo cantando canciones, corriendo y haciendo desastres – es decir, jugando. No sólo les da mucha alegría descubrir la estructura de la realidad a través de su juego exploratorio, los niños (como muchos adultos) tienden a sentirse profundamente atraídas a los juegos y las historias poco realistas. Ellos pretenden tener poderes mágicos, ser superhéroes e imaginar interacciones con seres imposibles, como sirenas y dragones.

Durante mucho tiempo, los padres y los investigadores asumieron que estos viajes de fantasía eran, en el mejor de los casos, momentos de diversión inofensiva – quizás algo necesario para relajarse de vez en cuando, pero sin un propósito real. En el peor de los casos, algunos han argumentado que este tipo de juegos eran peligrosos porque los distraían de la importante tarea de comprender el mundo real, o era una manifestación de una confusión poco saludable sobre la barrera entre el mundo real y la ficción. Pero un nuevo trabajo en la ciencia del desarrollo demuestra que los niños no solo son perfectamente capaces de separar la realidad de la ficción, sino que además la atracción hacia los escenarios fantásticos podría ser útil para su aprendizaje.

Yo llegué a esta perspectiva luego de probar diferentes formas de enseñar nuevas palabras del vocabulario a los niños de preescolar en los programas de Head Star, con la esperanza de luchar contra los déficit de lenguaje que existen entre los niños que provienen de niveles socioeconómicos altos y bajos.  Para hacer el estudio, mi equipo presentó nuevas palabras del vocabulario durante el curso de una actividad compartida y después se reforzó el significado de estas palabras en las sesiones de juego guiadas por los adultos.

La intervención fue un éxito, la comprensión de nuevas palabras por parte de los niños mejoró, como se pudo observar en las comparaciones de los pre y post tests. Pero lo más interesante para nosotros fue la diferencia entre dos grupos de niños de este estudio: aquellos cuyas historias se describen en temas realistas (tales como cocinar) y aquellos cuyas historias se describen en temas fantásticos (por ejemplo, los dragones). Al inicio del estudio, publicado en el 2015 en la revista Cognitive Development, los niños conocían menos palabras de libros fantásticos, tal vez porque eran un poco más difíciles. Pero encontramos que el léxico de los niños aumentó durante el curso de la intervención y que, en el post test, conocían tanto sobre estas palabras como sobre las palabras de historias realistas. Es decir, los niños obtuvieron más conocimiento de las historias fantásticas que de las realistas.

Este hallazgo es sorprendente, ya que va en contra de todo lo que sabemos sobre el aprendizaje y la transferencia . Una gran cantidad de literatura en psicología ha demostrado que mientras más similar sea el contexto del aprendizajes al contexto en el que la información va a ser finalmente aplicada, mejor será el aprendizaje. Esto sugiere fuertemente que los libros realistas deberían haber ayudado a los niños a aprender las palabras y realizar informes de manera más precisa en el post-test. Sin embargo, nuestro estudio demostró exactamente lo contrario: los libros de fantasía, los que eran menos parecidos a la realidad, permitieron a los niños aprender más.

¿Qué puede estar pasando? Tal vez los niños están más comprometidos y atentos cuando ven los eventos que desafían la comprensión de cómo funciona la realidad. Después de todo, los eventos en estas historias fantásticas no son cosas que los niños pueden ver todos los días. Esto provoca que presten más atención y aprendan más.En un trabajo más reciente, nuestro laboratorio replicó el efecto. Un estudio, todavía en curso, encontró que los niños aprenden mejor datos nuevos sobre animales con los libros de fantasía que con los libros realistas.  Otros investigadores que están usando una variedad de métodos y medidas, han demostrado que las representaciones de acontecimientos aparentemente imposibles pueden ayudar al aprendizaje de los niños. Por ejemplo, los bebés están más dispuestos a aceptar información nueva cuando los sorprende, rompiendo así los supuestos sobre el mundo físico.

Una posibilidad diferente y más rica es que hay algo acerca de los contextos fantásticos que es particularmente útil para el aprendizaje. Desde esta perspectiva, la ficción fantástica podría hacer algo más que mantener el interés de los niños mejor que la ficción realista. Por el contrario, la inmersión en un escenario en el que tienen que pensar acerca de los eventos imposibles podría involucrar un procesamiento más profundo de los niños, precisamente porque no pueden tratar a estos escenarios como lo harían con cualquier otro escenario que se enfrentan en la realidad.

Deben considerar cada caso con nuevos ojos, preguntando si se ajusta con el mundo de la historia y si podría encajar dentro de las leyes de la realidad. Esta constante necesidad de evaluar una historia podría hacer a estas situaciones particularmente propicias para el aprendizaje.

El trabajo futuro deberá investigar todas estas posibilidades, pero por ahora es importante que se tome en cuenta que nuestros hallazgos podrían tener implicaciones profundas para la educación. Incluso si se trata “sólo” del caso de que los niños aprendan mejor en contextos de fantasía porque estos contextos les ayudan a prestar más atención, podemos aprovechar este hecho para ayudar a mejorar los materiales de aprendizaje y beneficiar a todos los niños.

Artículo publicado en AEON por Pam Weintraub y cedido para su publicación en Psyciencia. Traducido al español por David Aparicio y Alejandra Alonso.

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

La ansiedad y depresión podrían incrementar el riesgo de muerte por cáncer

  • David Aparicio
  • 10/03/2017
morir de cáncer

Un análisis prospectivo publicado en BMJ sugiere que las personas que sufren de distrés psicológico (ansiedad y depresión) prolongado tendrían mayor riesgo de morir por causa de ciertos tipos de cáncer.

La investigación utilizó los datos de 16 estudios prospectivos previos no publicados que habían seguido durante casi 10 años a 163,363 personas mayores de 16 años de edad, sin diagnóstico de cáncer y que habían sido evaluados con la escala GHQ-12, un screening de los trastornos leves y no psicóticos de las personas. Los autores también ajustaron los factores de: sexo, educación, nivel socioeconómico, indice de masa corporal, consumo de alcohol y tabaquismo.

Los investigadores analizaron todos los datos y encontraron que las personas con niveles más altos de distes psicológico tenían mayor riesgo de morir por cáncer de colon, esófago, páncreas y próstata.

Los hallazgos mencionados enriquecen la evidencia de que el deterioro de la salud mental podría predecir en algún nivel el padecimiento de enfermedades físicas. Sin embargo, la metodología utilizada en este estudio no permite establecer un vínculo causal entre el distrés psicológico y las muertes por el cáncer.

La investigación es de acceso libre y puedes descargarla en formato PDF.

Fuente: Medical Express
Imagen: Shutterstock

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  • Recursos para Profesionales de la Psicología

(Vídeo) Martin Seligman habla sobre la psicología positiva

  • Equipo de Redacción
  • 04/12/2015

Martin Seligman habla sobre la psicología positiva, como una materia de estudio y como funciona uno a uno con cada paciente y cada psicólogo. Mientras el enfoque de la psicología moderna va traspasando el enfoque a la enfermedad, ¿qué puede hacer ésta por nosotros?

Fuente: TED

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  • Análisis

Trastorno obsesivo compulsivo: 15 indicadores que debes conocer

  • Alejandra Alonso
  • 06/10/2015

En este artículo encontrarás indicadores para darte cuenta si estás frente a un TOC, obsesiones y compulsiones más comunes, tratamientos y además sabrás si una persona con TOC puede curarse o no.

De acuerdo al DSM V (APA, 2013), el TOC se caracteriza por la presencia de obsesiones y compulsiones. Las obsesiones son pensamientos, imágenes o impulsos persistentes y recurrentes que se experimentan como intrusivos y no queridos. Por otro lado, las compulsiones son conductas o actos mentales repetitivos que un individuo se siente llevado a realizar en respuesta a una obsesión o de acuerdo a reglas que deben ser aplicadas rígidamente.

Tal vez uno de los ejemplos más comunes es el de la persona que se lava las manos repetidas veces (compulsión) para evitar enfermarse (obsesión).

La prevalencia de 12 meses a nivel internacional es de 1.1%-1.8%. Las mujeres se ven ligeramente más afectadas que los hombres, aunque éstos últimos se ven más comúnmente afectados en la niñez (APA, 2013).

La mayoría de las personas presenta tanto obsesiones como compulsiones, aunque en los niños se diagnostican más las últimas ya que son más observables (APA, 2013).  Sin embargo hay personas que se considera que tienen TOC aunque ‘solo’ presenten un síntoma o el otro.

Al igual que muchos problemas psicológicos, el TOC involucra miedos normales que se llevan al extremo. Tanto las obsesiones como las compulsiones son una cuestión de grado.

A continuación, algunas obsesiones comunes:

  1. Necesidad de orden y simetría.
  2. Miedo a la suciedad o a la contaminación por gérmenes.
  3. Duda excesiva.
  4. Miedo a pensamientos pecaminosos o malos.
  5. Miedo de cometer un error.
  6. Miedo a lastimar a otra persona
  7. Pensar en actuar inapropiadamente o gritar obscenidades.

Por otro lado, compulsiones comunes son:

  1. Quedarse mentalmente estancados en ciertas imágenes o pensamientos que no se van.
  2. Lavarse las manos, ducharse o bañarse, repetidas veces.
  3. Repetición de palabras o frases particulares.
  4. Arreglas cosas siempre de la misma manera.
  5. Conteo constante durante tareas rutinarias (mentalmente o en voz alta).
  6. Realizar tareas un cierto número de veces.
  7. Siempre chequear cosas como cerraduras u hornos.
  8. Coleccionar o acumular cosas sin valor.

Otros datos a considerar:

  • La mayoría de las personas son totalmente conscientes de que sus pensamientos y/o conductas son irracionales, pero algunos no lo son.
  • El estrés normalmente empeora los síntomas del TOC. 
  • Alrededor de un tercio de las personas con TOC también hacen movimientos repentinos o sonidos (tics).
  • No se sabe exactamente qué causa el TOC, pero probablemente sea una combinación de factores genéticos y ambientales. En otras palabras, está en la familia y probablemente se exprese gracias al estrés.

Tratamiento del TOC:

El tratamiento suele incluir TCC y medicación, aunque es importante mencionar que hay algunas dudas sobre si la medicación realmente funciona. La TCC suele enfocarse en tolerar la ansiedad sin realizar los rituales. Algunos estudios (1, 2) sugieren que la terapia de aceptación y compromiso, utilizada de forma complementaria, puede aumentar la eficacia del tratamiento tradicional.

Si no se trata, el curso del TOC será crónico. Algunos individuos pasan por un curso episódico y una minoría sigue un curso deteriorante. Las tazas de remisión en adultos, sin tratamiento, son bajas. El comienzo en la niñez o adolescencia puede llevar a padecer un TOC toda la vida, aunque el 40% de estos casos experimenta remisión en la adultez temprana. El curso del TOC puede complicarse muchas veces por comorbilidad con otros trastornos (APA, 2013).

La mayoría aprende a manejar los síntomas y así mejorar su estilo de vida. Luego del tratamiento, la mayor parte de las personas ve una reducción importante de sus síntomas.

Nota: si estás tomando medicación no la dejes ni la cambies sin consultar antes a tu psiquiatra. Preguntale qué podés esperar de la medicación, los efectos secundarios y las mejores opciones alternativas disponibles para tu caso, pero tené en cuenta que la decisión de medicar o no se basa en el criterio clínico según la mejor evidencia disponible (idealmente, al menos), y tu caso en particular.

Fuentes: Psyblog – American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (5th ed.). Washington, DC

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  • Análisis

6 cosas importantes que debes saber sobre el perdón

  • Maria Fernanda Alonso
  • 05/10/2015

Perdonar es difícil. Dejar pasar ofensas demanda mucha voluntad y dominio propio. Pero incluso cuando creemos que dejamos algo atrás, puede ser que con solo pensar en el suceso reavivemos el cúmulo de emociones que nos produjo, dejándonos una sensación amarga de la cual no es fácil desprenderse. Y aún cuando logramos perdonar, casi inevitablemente, experimentamos desconfianza producto de lo vivido, y reconstruir la confianza perdida también cuesta mucho trabajo.

Thomas Szasz dijo: “El estúpido no perdona ni olvida; el ingenuo perdona y olvida; el sabio perdona pero no olvida.”

Nadie es perfecto: todos cometemos errores y necesitamos ser perdonados o perdonar en algún momento de la vida. A continuación podrás leer seis cosas importantes sobre que considerar sobre el perdón:

1. Perdonar te hace más feliz y saludable

Muchos estudios han mostrado que las personas que perdonan son más felices y saludables que aquellos que no lo hacen. Aferrarse a rencores puede ser perjudicial para tu salud al actuar como un estresor crónico. Si no perdonás, recibirás una ráfaga de cortisol, la hormona del estrés, cada vez que pienses sobre el evento ofensivo. Rumiar sobre el daño causado puede elevar tu presión sanguínea y poner tensión sobre tu corazón. A largo plazo, esto puede hacerte más vulnerable a las enfermedades, y puede quitar atención a mantenerte saludable y feliz en el presente. Puede que también te vuelvas una persona menos propensa a confiar y comprometerse con otras personas que pueden darte amor y placer.

2. … Pero ten cuidado con el efecto «alfombra»

El beneficio del perdón en relaciones cercanas depende de cómo responde al perdón el perpetrador. Si continúan faltándote el respeto o ignorando tus deseos, eventualmente te sentirás como una alfombra, lo que bajará tu autoestima. Investigaciones en parejas muestran que cuando un miembro de la pareja no cambia o muestra remordimiento, el perdón en realidad baja la autoestima de quien perdona. Perdonar incrementa la autoestima en aquellas personas cuyas parejas toman responsabilidad y trabajan en cambiar el comportamiento.

3. La falta de perdón corroe el sentido de pareja

Alguien dijo: “un matrimonio feliz es una unión de dos buenos perdonadores.” Todos cometemos errores a veces y es mejor dejar pasar las cosas pequeñas que meterse en un ciclo negativo. Las investigaciones muestran que las parejas que no perdonan se vuelven competitivas y se enfocan en “tener la razón” y en ganar argumentos, antes que en trabajar juntos de manera cooperativa. Las parejas emocionalmente cercanas y comprometidas son más propensas a perdonar. Cuando tenemos más que perder, como tiempo con los hijos, dinero, una casa o una relación con muchas cosas positivas, nos inclinamos más a trabajar arduamente para perdonar.

4. La intención y la responsabilidad hacen una diferencia

Es mucho más fácil perdonar a alguien que no se dió cuenta que estaba causando un daño que a una persona que hirió intencionalmente a otros. Además, si vemos al acto como sucedido por circunstancias externas más que por elección personal, es más probable que lo perdonemos. Es más sencillo perdonar a tus amigos o colegas por llegar tarde si te enterás que hubo un accidente en el camino. Para trabajar en el perdón, pensá sobre todas las circunstancias externas que contribuyeron al comportamiento dañino. ¿Estaba la persona bajo mucho estrés, desinformada, intoxicada, intimidada por otros o mentalmente enferma? ¿Fue abandonado, abusado o descuidado cuando era niño o adolescente? Si bien estas condiciones no justifican el mal que ha sido causado, pueden ayudarte a sentir más empatía por el perpetrador, para que no atribuyas el crimen enteramente a su “maldad.”

5. Las emociones pueden obstaculizar la llegada del perdón

Estudios de escaneos cerebrales muestran que los centros emocionales del sistema límbico se activan cuando consideramos perdonar. Las investigaciones muestran que las emociones (negativas) en general, incluyendo los sentimientos de ira y dolor, hacen más difícil perdonar. Para muchos de nosotros, perdonar es un proceso que involucra expresar y examinar el enojo y la pérdida que sentimos y entender el impacto de estos actos en nuestras vidas.

6. Elegir perdonar puede ser un acto de empoderamiento

Perdonar no significa necesariamente olvidar o dejar pasar un acto sin castigo, aunque para algunas personas sí signifique eso. Puede que perdonemos a alguien emocionalmente, pero que sintamos que de todos modos necesita experimentar consecuencias. O quizás sintamos la necesidad de proteger a futuras víctimas. Por nuestra seguridad y bienestar, puede que elijamos excluir al perpetrador de nuestras vidas o de la sociedad. Perdonar significa hacerlo pacíficamente, no desearles más daño, querer que sean miserables o buscar venganza. Para algunos de nosotros, aferrarse al enojo y la amargura significa dar al perpetrador un poder continuo sobre nuestras vidas, mientras que dejarlos ir significa liberarnos psicológicamente.

Estas son cuestiones importantes a tener en cuenta cuando pensamos en perdonar o ser perdonados. También debemos reflexionar sobre la siguiente pregunta: ¿a quién estamos haciendo daño, realmente, cuando no perdonamos? Recordemos que aferrarse a los rencores es perjudicial para la salud física y psicológica, y que puede ser mejor dejar pasar las pequeñas cosas antes que sumergirse en un círculo de negatividad, amargura y venganza.

Fuente: Psychology Today

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  • Recursos para Profesionales de la Psicología

(Vídeo) Rosie King: Cómo el autismo me liberó y me permitió ser creativa

  • Equipo de Redacción
  • 02/10/2015

Rosie King desafia los estereótipos de las persons con autismo y contextualiza la problemática al preguntarnos, ¿Para qué ser normal?

Cuando Rosie tenía 9 años de edad, los médicos le confirmaron el diagnóstico del síndrome de Asperger. Con dos hermanos con autismo severo, Rosie tenía un fuerte deseo de hacer del mundo un lugar más tolerante de las personas con autismo. Ella encontró la oportunidad cuando su familia fue invitada al segmento de noticias de su localidad para hablar sobre los libros para niños que hizo su madre y que tenían las ilustraciones de Rosie. Gracias a su naturalidad y extroversión, Rosie cautivó el corazón de los espectadores y presentadores. Hoy en día sigue trabajando para generar conciencia sobre el autismo.

Puedes activar los subtítulos en español.

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  • Artículos Recomendados de la Web

Los beneficios psicológicos de la programación

  • David Aparicio
  • 02/10/2015

El futuro le pertenece a los que saben programar. En un maravilloso y extenso artículo o libro (no sé cómo catalogarlo) de 30 mil palabras, Paul Ford nos explica en qué consiste la programación y por qué es tan importante en nuestra vida. Y es que hoy en día casi todo lo que usamos (tu auto, calculadora, banco, iPad, radio, etc, etc)  depende de millones de lineas de codigo que fueron especialmente desarrollados para facilitarnos la vida.

¿Qué tiene que ver esto con la psicología? Bueno, la programación es una actividad que requiere un alto grado de pensamiento análitico, concentración, aprendizaje y otras habilidades cognitivas que generalmente pasamos por alto y Nicolás Rivera escribió para Hipertextual, un artículo muy interesante que describe los principales beneficios psicológicos de la programación.

La programación en cualquier lenguaje requiere ser ordenados en todo momento; o, por el contrario, el ordenador no será capaz de comprender correctamente nuestras órdenes. Además, al estar escribiendo en un idioma completamente diferente, se ejercita constantemente la capacidad de comprensión para poder plasmar nuestra idea en código. También ejercitamos esta capacidad de comprensión cuando surge un error, pues necesitamos interpretar y comprender los datos que nos proporciona el ordenador sobre ese error para identificarlo y solventarlo en el menor tiempo posible.

Lee el artículo completo en Hipertextual.

El artículo de Rivera nos invita aprender a programar y ejercitar nuestras habilidades cognitivas y al mismo tiempo aprender a crear algo que puede resolver un problema. ¿Quieres empezar y no sabes cómo? Te recomiendo Code Academy, una plataforma completamente gratuita que te enseñará paso a paso a paso cómo ingresar variables y la sintaxis de la programación.

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  • Análisis

La felicidad bajo el microscopio

  • Sergio Lotauro
  • 28/09/2015

Mucha gente cree que la felicidad es un estado al que se llega una vez que han alcanzado un determinado objetivo, y que luego permanece inmutable, para siempre. Si tal creencia se pudiera resumir en una sola frase, sería algo así: “sólo podré ser feliz cuando me haya recibido” o bien “sólo podré ser feliz cuando haya salido campeón de rugby”.

Otras personas creen que la felicidad viene asociada a un logro material concreto: la casa de sus sueños, un auto cero kilómetro o ganar el premio gordo de navidad.

Y en parte, todas están personas, tienen razón. Pero solo en parte. Cualquier recompensa, emocional o material, luego de un proceso más o menos sostenido de esfuerzo personal hace que nos sintamos, finalmente, muy pero muy felices.

El problema estriba en que tal periodo de felicidad suele ser bastante modesto, de una duración tan efímera, que casi siempre durante el transcurso de las semanas posteriores a la obtención de la meta deseada nuestro índice de felicidad vuelve al punto de partida, experimentando una fuerte regresión, y se estabiliza, gracias a un fenómeno psicológico que se conoce como adaptación hedónica.

La adaptación hedónica, consiste esencialmente en un rápido acostumbramiento a lo nuevo, que se da en todos los órdenes, y que pasada la primera euforia nos lleva otra vez a nuestro nivel de felicidad de base. Por ejemplo, las personas lisiadas no son en promedio menos felices que las personas no lisiadas, ganar el premio gordo de navidad produce un gran monto de felicidad inicial que se diluye con el tiempo.

En este contexto, una vez disipada la alegría, por lo general sobreviene una sensación de vacío que nos empuja a establecer nuevos objetivos personales o a comprar nuevos bienes que nos proporcionen, aunque más no sea por un ratito, una nueva oleada de plenitud y bienestar. Esta es la razón por la que muchas personas caen en la compra compulsiva de cosas que en realidad no necesitan, como una forma de renovar permanentemente la efímera felicidad inicial que produce la adquisición de bienes materiales.

En este sentido, también es un error preguntarnos si somos felices o no, como si la felicidad dependiera de un interruptor de encendido y apagado.

Cuando compramos una cafetera, sumamos un bien material a nuestras pertenencias y sabemos que vamos a poder tomar café durante un buen tiempo. En cambio, la felicidad no es para siempre. Pensar que podemos disfrutar de un estado de bienestar permanente es ingenuo y puede ser la causa de mucha frustración.

La pregunta que debemos hacernos entonces es: ¿cómo podemos ser más felices?¿Cómo podemos aumentar nuestro índice de satisfacción con la vida?

No pretendo con el presente artículo brindarle al lector una fórmula infalible e inequívoca para alcanzar la felicidad. Ello resultaría imposible por una decena de razones distintas, de manera que renuncio a tal desmedida ambición.

Pero por otra parte, desde hace algún tiempo el concepto de felicidad y sus vicisitudes se han convertido en objeto de interés por parte de la psicología y otras ciencias; de manera que hoy en día contamos con un esbozo, algo parecido a un borrador preliminar, que contiene una serie de premisas que parecen funcionar como los pilares de la felicidad, elementos necesarios en mayor o menor medida para poder llevar adelante una vida plena y cargada de satisfacciones.

Placer

El primer paso, y el más básico, es identificar todas aquellas cosas que nos proporcionan placer. Una cuota de hedonismo es un ingrediente necesario para la felicidad.

Le sugiero que escriba una lista de todas aquellas cosas que le brindan placer físico o emocional, desde las más insignificantes hasta las más sofisticadas.

A los fines ilustrativos y porque no, con el propósito de inspirarlo, en su lista de disfrute personal puede incluir cosas como estas: comer helado de chocolate, andar en bicicleta, tener sexo con su pareja, jugar al ajedrez, leer novelas de misterio, mirar películas de acción y cocinar para los amigos.

Ahora bien, cuando haya terminado, repase la lista cuidadosamente y observe cuántas de estas cosas hace realmente en la semana. Si es usted como la mayoría de las personas descubrirá que por descuido o falta de tiempo, muchas de estas actividades las ha abandonado o no las practica con la frecuencia que le gustaría.

Procure entonces maximizar el placer, sin estas pequeñas recompensas cotidianas no parece probable bienestar alguno. Busque la manera, haga los arreglos necesarios que le permitan sacarle más provecho a los pequeños placeres que nos ofrece el día a día.

Pero cuidado, el hedonismo no lo es todo, sino un mero punto de partida. Ponga especial atención también a los cuatro puntos que siguen…

Habilidades

Haga también una lista de competencias personales; es decir, anote todas aquellas cosas que considera que hace bien.

Trate de responder a la pregunta: ¿para qué soy bueno? Ya sea que se trate de actividades en las que usted u otras personas consideran que posee cierta habilidad.

Puede incluir cosas como las siguientes: “soy bueno para tomar fotografías”, “me doy maña en cuestiones de electricidad”, “soy bueno para explicar temas o dar clases”, “soy un jardinero aficionado excelente” o “hago una mermelada casera deliciosa”.

Hecho esto, ahora lo invito a ejercitar más seguido sus virtudes personales. Puede cambiarle los enchufes quemados a la abuela Margarita y alegrarle el día, darle algunas clases particulares de geografía a su sufrido sobrino que está a punto de llevarse la asignatura a marzo, o hacer mermelada casera de durazno para su novia, que tanto le gusta.

Incluir la práctica de las habilidades personales en su rutina semanal lo colmará de amor y agradecimiento de sus amigos y seres queridos, mejorará su concepto de sí mismo, le ayudará a desarrollar un sentido de autoeficacia, y lo hará sentir un miembro valioso de su familia y comunidad.

Ejercicio

Sin movimiento no hay felicidad. Nuestro organismo y nuestro cuerpo han sido diseñados evolutivamente para la acción.

Cuando ejercitamos el cuerpo, las redes neuronales que dan forma a nuestro cerebro se encienden como un árbol de navidad.

Treinta minutos de actividad aeróbica al día funcionan como un potente energizante, mantienen nuestros músculos flexibles, y previene un amplio abanico de enfermedades cardíacas y neurológicas.

Incluso muchos trastornos psicológicos, como la depresión y los cuadros de ansiedad, encuentran el camino allanado cuando se lleva una vida sedentaria y caracterizada por la inmovilidad.

Aprendizaje

Las personas más felices poseen un espíritu curioso incansable, y nunca dejan de aprender a lo largo de sus vidas.

Ya sea de manera formal, por medio de institutos de enseñanza, o de manera informal, como autodidacta, la perspectiva de aprender nuevas cosas permanentemente es el mejor antídoto contra el aburrimiento y un pasaporte seguro hacia la realización personal.

Revise su lista de intereses y trate de perfeccionarse en aquella materia que ya domina mientras, en forma complementaria, suma nuevos conocimientos provenientes de otras áreas a su acervo personal. Ya se trate de un curso de teatro, aprender diseño gráfico, cultivo orgánico o un idioma nuevo, el aprendizaje es uno de los mejores estímulos y alimentos para el cerebro. Aumenta la reserva cognitiva, y de paso mantiene alejados a la desidia y el abandono.

Sentido

¿Para qué vino usted a este mundo?

Sé que la pregunta no es nada fácil de responder, pero si logra al menos delinear un esbozo estará mucho más cerca de otorgarle un sentido a su vida, lo cual constituye la clave suprema para la felicidad.

Estoy hablando aquí de un propósito de carácter humanitario, algo que trascienda su propia existencia, que no desaparezca una vez que haya muerto.

Preguntas similares que pueden ayudarlo a pensar al respecto podrían ser: ¿cuál es su misión en la vida? ¿qué puede hacer para que el mundo sea un lugar mejor? ¿cómo le gustaría ser recordado cuando ya no esté?

Tener un objetivo de vida trascendental funciona como un faro, una luz que nos guía y orienta en los peores momentos, cuando la oscuridad arrecia.

Las personas más felices son las que llevan adelante una vida cargada de significado, y dedican buena parte de sus esfuerzos físicos e intelectuales para hacer del pequeño pedacito que habitan en el mundo, un lugar más reconfortante.

Piense en ello.

Imagen: Donnie Ray Jones (Flickr)

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  • Análisis

La resiliencia, la capacidad de sobreponerse a la adversidad

  • Aprende Viendo Terapia
  • 24/09/2015

Artículo previamente publicado por: Yuri Héctor López Romero en Aprende Viendo Terapia, una web especializada en el entrenamiento de psicoterapia online y cedido a Psyciencia para su publicación. 

La resiliencia, en su origen, es la capacidad de un material para recuperar su estado inicial cuando es sometido a una presión. Sin embargo, en psicología y psicoterapia es un concepto que hace referencia a la capacidad de las personas para sobreponerse e incluso crecer en situaciones adversas. Como tal, aporta una visión mucho más centrada en lo positivo y único de cada caso, y cuando se tiene en cuenta, puede transformar la intervención y mejorar enormemente el resultado.

Entre las múltiples definiciones de lo que es la resiliencia, la de Goetberg (1995), me parece la más clara: Resiliencia es “la capacidad humana universal para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas e incluso ser trasformado positivamente por ellas”. Habitualmente los autores entienden la resiliencia como un concepto que por un lado es una “resistencia a la destrucción” y por otro “capacidad de restructuración”.  Sin embargo, la definición de Goetberg introduce el matiz “incluso ser transformado positivamente por ellas”, esto es muy importante porque realmente se pueden llegar a adaptaciones no positivas, pseudo adaptaciones por así decirlo, donde se mantiene la funcionalidad y el ritmo de vida pero no es una solución válida del problema, como por ejemplo recurriendo a las adicciones.

Las principales características de la resiliencia son que es universal, se puede mejorar y es inestable a lo largo del tiempo, tanto porque tiende a aumentar con la edad como porque los acontecimientos influyen en ella. La resiliencia se compone de la interacción de todos los recursos del sujeto para seguir adelante. Cada persona puede tener recursos propios que solo le sirvan a él para superar un problema, sin embargo, se pueden extraer factores comunes, donde se puede intervenir de manera concreta.

Necesidades básicas: Comida, vivienda… Una base sobre la que el sujeto pueda actuar.

Aceptación de la persona: Esto, aparentemente “obvio”, es algo fundamental que no todo el mundo encuentra a su alcance, y sin embargo, es lo que más ayuda.

Búsqueda de sentido: Se trata del proyecto vital, de la visión de futuro. Encontrar una profesión, o un hobby, puede dar sentido a la vida y desde ahí motivar a la persona para movilizarse al cambio.

Autoestima: Muy relacionado con las expectativas de cambio y la percepción de autoeficacia. Condiciona toda la vida del sujeto.

Aptitudes personales y sociales: Capacidades y habilidades sociales. Favorecen el desempeño o aumentan las redes sociales. Facilita el acceso a los recursos que el sujeto pueda necesitar.

Sentido del humor: Permite restarle importancia a los problemas y verlos desde un punto de vista más positivo.

Apertura a nuevas experiencias: La apertura a lo novedoso facilita la adaptación.

Además de estos factores comunes, los diversos autores mencionan otros importantes. Entre ellos, estaría la inteligencia, como capacidad de resolver problemas, que explicaría porque la resiliencia aumenta con la edad. También entran las redes sociales y la familia, como apoyo emocional en los momentos difíciles, mayor posibilidad de acceder a información y a otros recursos, o como medio de generar nuevas respuestas y facilitar la adaptación. Desde el punto de vista del contexto, sería importante también los recursos disponibles, esto ya es determinante del lugar donde se nace, o el contexto socioeconómico.

Todos estos factores interaccionan, y es el resultado de la interacción lo que importa. No tener uno o varios de estos factores no es algo preocupante. Tener aunque sea unos pocos facilita una visión más positiva del caso y abre vías de intervención, ya sea en factores externos o internos al individuo. Muchas veces encontraremos que las personas tienen recursos únicos que ya le están ayudando (escribir, por ejemplo). Las posibilidades para la prevención, son enormes.

El objetivo último es que la persona pueda decir:

Tengo: Personas en quienes confío y me quieren a pesar de mis defectos. Personas que me enseñan con su ejemplo, que quieren que sea independiente y dispuestas a ayudarme.

Puedo: Encontrar a alguien que me ayude cuando lo necesito, buscar la forma de resolver un problema y hablar sobre lo que me inquieta.

Soy: Una persona capaz de aprender, respetuoso, y que me siento apreciada por los demás.

Estoy: Dispuesto a responsabilizarme de mis actos y pedir ayuda si es necesario.

Referencias:

  • Becoña, E. (2007) Resiliencia y consumo de drogas: una revisión. Adicciones, 19(1), 89-101
  • Muñoz Garrido, V. y De Pedro Sotelo, F. (2005) Educar para la resiliencia. Un cambio en la mirada en la prevención de situaciones de riesgo social. Revista Complutense de Educación, 16 (1), 107-124
  • Rocamora, A (2006) Resiliencia: crecer en la crisis, en Rocamora Crecer en la crisis: Como recuperar el equilibrio perdido, (181-188). Bilbao: DESCLÉE DE BROUWER.
  • Vanistendael, S. (2005) La resiliencia: Desde una inspiración a cambios prácticos. 2º Congreso internacional de los trastornos del comportamiento en niños y adolescentes, Madrid, 11-12 Noviembre.

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