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Publicaciones por mes

febrero 2016

51 Publicaciones
  • Artículos de opinión (Op-ed)

¿Por qué preferimos seguir una rutina que hacer algo nuevo?

  • Mario Arosemena
  • 18/02/2016

Es normal que nos sintamos mucho más cómodos realizando las mismas acciones día tras día, siguiendo de manera ordenada un conjunto de procedimientos que nos ha resultado efectivo anteriormente.

De manera automática realizamos diferentes actividades cotidianas una y otra vez sin prestar atención a la rutina que hemos creado, ya sea desde algo tan simple como la ruta que tenemos acostumbrada para ir al trabajo hasta la forma de comportarnos frente a alguna situación en especial.

Conociendo esto me pregunto: ¿por qué preferimos seguir la misma rutina a hacer cosas nuevas? Quizás al no agregarle un paso nuevo al procedimiento al cual estamos tan acostumbrados o decidirnos por modificar los procedimientos ya establecidos, le cerramos la puerta a las posibilidades de tener nuevas experiencias que nos enriquezcan de alguna manera en el futuro.

Una forma sencilla de explicar la pregunta sería por medio de la utilización de teorías.

La teoría de la zona de confort postula que existe una zona en la cual nos encontramos cómodos, sin percepción de riesgos, sin embargo permaneciendo en ella no podemos aprender ni progresar porque no nos animamos a tomar riesgos.

Además, dicha teoría se refiere a la zona de confort como una especie  de condicionamiento mental que causa una persona para crear y operar fronteras mentales que no son reales. Estos límites crean en la persona un sentido de seguridad infundada. Al igual que la inercia, una persona que ha establecido una zona de confort en un eje determinado de su vida, tenderá a permanecer dentro de esa zona sin salir de ella.

Normalmente operamos dentro de esta zona cuando nos desempeñamos en nuestras tareas cotidianas, debido a que de otra forma sentiríamos ansiedad por tener que realizar acciones percibidas como “difíciles” o “desconocidas”, acciones que no nos atrevemos a considerar como alternativas para realizar.

A veces hacemos rutinarias nuestras actividades y conductas para reducir los riesgos y el estrés (Roche, 2013).

estamos reforzados positivamente por factores dentro de nuestras rutinas diarias que nos hace sentirnos “seguros”

Desde el conductismo, la teoría del condicionamiento operante explica la conducta voluntaria del cuerpo en su relación con el contexto.

Es decir, que ante un estímulo, se produce una respuesta voluntaria, la cual puede ser reforzada de manera positiva o negativa, provocando que la conducta operante se fortalezca o debilite. (Skinner, 1938).

Podríamos decir que estamos reforzados positivamente por factores dentro de nuestras rutinas diarias que nos hace sentirnos “seguros” dentro del rango establecido.

Un ejemplo:

Si estuviéramos eligiendo el mismo camino para ir hacía el trabajo por años lo convertiremos en una rutina, algo que percibimos como bueno ya que se nos hace familiar todo el contexto de ese camino, si existieran otros caminos para llegar al trabajo (por los cuales nunca hemos ido) y tuviéramos que elegir uno de estos nuevos caminos podríamos quizás sentir estrés (no sabemos cuánto tiempo nos tomará por el camino nuevo, ni se nos hace familiar el contexto), este pensamiento nos mantendrá en la zona de comodidad a la que estamos acostumbrados.

Ahora que sabemos esta información quizás nos preguntamos, ¿qué gano con salir de mi rutina?

Salir de la rutina nos da la oportunidad de obtener más conocimientos, una mejor flexibilidad, darnos la oportunidad de conocer algo de lo que conocíamos muy poco, en fin experiencias que nos servirán para avanzar en la expansión de nuestro aprendizaje.

Un estudio publicado en el Journal of Epidemiology and Community Health, que analizó los resultados de cuestionarios aplicados a 50.797 noruegos del condado de Nord-Trøndelag, afirma que la participación en eventos culturales tiene un efecto positivo en el bienestar y la salud mental de las personas (Taberné, 2011).

Estos hallazgos, encontrados en una muestra tan numerosa, nos dicen exactamente que el 77% de los hombres y el 73% de las mujeres consideraron que su salud podía clasificarse como buena o muy buena. Por otro lado, el 90% de los sujetos percibía que sus niveles de ansiedad y depresión eran bajos o muy bajos (Taberné, 2011).

«Pero estos datos no se dan sólo por tratarse de actividades culturales, sino que cualquier ocupación que nos permita salir de la rutina, estar con más personas y salir de casa, ayuda a que nos encontremos mucho mejor, más felices y, por lo tanto, repercute en nuestra salud. Esto es lo que los especialistas llamamos ‘actividades distractoras’ que han de tener dos componentes para ser beneficiosas: distraer y tener un refuerzo positivo, es decir, que produzca en quienes la realizan cierto grado de placer», comenta la psicóloga clínica Rosa Melgar, quien trabaja en el centro Psiconfor (Taberné, 2011).

Abandonar la rutina conlleva unos pasos que podemos realizar en cualquier momento del día como realizar nuevas actividades, aprender o modificar hábitos, incorporar conocimientos y habilidades, explorar lugares desconocidos, etc.

cualquier ocupación que nos permita salir de la rutina, estar con más personas y salir de casa, ayuda a que nos encontremos mucho mejor, más felices

Debemos de tener en cuenta que, para salir de esta zona de confort/comodidad, una persona debe experimentar nuevos y diversos comportamientos y luego experimentar las novedosas respuestas que se producen en su entorno (positivas o negativas), las que nos llevaran a la repetición o no de ciertas respuestas conductuales, de las cuales debemos aprender para seguir expandiendo nuestra zona de comodidad.

Podemos iniciar dando pequeños pasos, volviendo al ejemplo del camino hacía el trabajo, un día que estemos libres podemos ir a experimentar las diferentes alternativas para comprobar si era cierto lo que pensábamos, de esta forma podremos salir de nuestra rutina teniendo la posibilidad de viajar por un camino nuevo y sin consecuencias negativas.

Así como lo aplicamos en este ejemplo se puede aplicar en cualquier aspecto de nuestra vida, queda en nosotros dar el primer paso y atrevernos a experimentar.

Referencias

Cregory Canija, H. (2013) Rompe con tu Zona de Confort, México D.F: ONIRO

Cuyper, K., Krokstad, S., Holmen, T.,  Knudtsen, M.,  Bygren, L., Y Holmen, J. (2011). Patterns of receptive and creative cultural activities and their association with perceived health, anxiety, depression and satisfaction with life among adults. Journal of Epidemiology and Community Health, 66(8), 698-703.

Gordon H. Bower, E. (1989) Teorías del Aprendizaje, México D.F: TRILLAS

Roche E., (2013) Coaching: La Zona de Confort.

Skinner B. (1938). El comportamiento de los organismos: Un análisis experimental, Cambridge, Massachusetts: B.F. Skinner Foundation.

Taberné, S., (2011), Más felices con Dalí y U2

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Terquedad: un llamativo predictor del éxito futuro de los niños

  • Maria Fernanda Alonso
  • 17/02/2016

Los niños que con frecuencia rompen las reglas o desafían de otra manera a sus padres, a menudo llegan a ser personas que alcanzan grandes méritos educativos y adultos con altos ingresos según una investigación. Esto ha llevado a que los autores consideren a la obstinación como un buen predictor del éxito futuro en la vida de los niños.

El estudio siguió por décadas a 700 niños de entre 8 y 12 años hasta que fueron adultos de más de 50. Se investigó la personalidad de cada participante al inicio del estudio; el equipo de investigadores buscó rasgos como estudiosidad, escrupulosidad, responsabilidad, impaciencia, inclinación a ser desafiante, entre otros. Luego, los científicos intentaron descubrir qué rasgos se tenían mayor correlación con el éxito profesional, más tarde en la vida.

Si bien el estudio no explica por qué hay una correlación tan fuerte entre los pequeños que rompen las reglas y los altos ingresos en la adultez, los autores postularon que los niños desafiantes podrían ser más competitivos en el salón de clases, lo cual podría llevar a mejores calificaciones. Como adultos, podrían ser más demandantes, por ejemplo, cuando se trata de negociaciones salariales. Puede que estén más dispuestos a pelear por sus propios intereses financieros, incluso corriendo el riesgo de molestar a amigos y colegas. A su vez, los autores no descartan una razón más bien negativa al sostienen que los niños que rompen las reglas, como adultos podrían hacer algo antiético para incrementar sus salarios.

Por supuesto que la simple terquedad no es suficiente para asegurar que los niños terminen teniendo una vida profesionalmente exitosa, pero los hallazgos de esta investigación al menos servirán para dar ánimos a todos aquellos padres que libran batallas cotidianas con hijos desafiantes y especialistas en convertir cualquier directriz paternal en una ardua negociación antes de pensar siquiera en obedecerles.

Fuente: Inc

  • Artículos Recomendados de la Web

Médicos y Psicólogos crean un método de ayuda para dar malas noticias – Perfil

  • David Aparicio
  • 16/02/2016

Los psicólogos y médicos del hospital Rivadavia en Buenos Aires (Argentina), están haciendo un estupendo trabajo interdisciplinario a la hora comunicarles a los pacientes un diagnóstico tan dificil de transmitir como es el de cáncer. Su trabajo es digno de admirar y de copiar, ya que hay centros médicos que se olvidan de la parte humana de los pacientes, sólo se concentran en ubicar el cáncer y darle el tratamiento correspondiente y no toman en consideración los aspectos psicológicos, emocionales y sociales del paciente, pero este artículo publicado en el diario Perfil, demuestra que no tiene por que ser así:

Es que, a diferencia de otros hospitales, en el Rivadavia no se entregan los resultados de una biopsia (el informe de anatomía patológica) directamente a la paciente sino que llegan primero al médico. Luego, se cita a una reunión a la persona en cuestión y se le recomienda que venga acompañada por sus familiares o amigos. En un ámbito privado, una pequeña y silenciosa habitación alejada de los concurridos pasillos del hospital, el equipo interdisciplinario se reúne con la paciente para dar el diagnóstico de manera clara y con un lenguaje sencillo. En ocasiones, también los médicos recurren a dibujos o gráficos para explicar la enfermedad y los eventuales tratamientos a seguir.

“Partimos de lo que en psicología se conoce como la verdad gradual y acumulativa. Muchas veces la paciente suele venir a la entrevista angustiada, con la creencia de que algo malo le sucede y, a medida que la devolución conjunta transcurre, se nota el alivio que siente la paciente al enterarse de qué tiene, al sentirse contenida y saber que hay cosas por hacer”, sostuvo Lowenthal.

El diagnóstico de cáncer siempre implica un shock, un conflicto difícil de manejar. “El enfermarse produce un impacto en lo biológico, en lo psicológico y en lo social, tanto en la paciente como en las personas que la rodean. Aparece una crisis accidental, ya que es algo no esperado. Es muy difícil asimilar la mala noticia. Por eso se invita a que venga un soporte de contención como es la familia.

El título del diario es un poco exagerado pero se entiende, en este caso, porque quieren realzar la labor que ha hecho el cuerpo médico del hospital. Seguramente hay otros hospitales, con especialistas en psicooncología que trabajan hombro a hombro con los médicos, cuyos métodos no han llegado a oídos de los medios. De todas formas nuestras sinceras felicitaciones al equipo del hospital Rivadavia.

Lee el artículo completo en el diario Perfil.

También te puede interesar: Ser Psicooncólogo

  • Recursos para Profesionales de la Psicología

Inteligencia emocional, bienestar personal y rendimiento académico en preadolescentes (PDF)

  • David Aparicio
  • 16/02/2016

Queremos fomentar la lectura de investigaciones sobre psicología y neurociencias. Todo los martes compartiremos una investigación completa en formato pdf que nos pareció interesante o novedosa. Por favor comparte tus opiniones y comentarios en la sección que está al final del artículo.

El objetivo principal de este estudio es el análisis de la relación entre la inteligencia emocional y el bienestar personal y su posible predicción del rendimiento académico. Los participantes fueron 166 estudiantes de último ciclo de primaria de entre 9 y 12 años.

Para evaluar la inteligencia emocional, se empleó el Trait Meta-Mood Scale (TMMS-24) de Salovey y colaboradores (1995), para el bienestar personal se ha aplicado la Escala Eudemon y el Ítem General de Felicidad (Fierro, 2006) y para el rendimiento académico se registraron distintas variables, donde la principal fue la nota media.

Los resultados mostraron la existencia de correlaciones significativas entre bienestar e inteligencia emocional, así como entre rendimiento académico y bienestar, no así entre inteligencia emocional y rendimiento académico. Además, el análisis de regresión múltiple muestra una recta de regresión donde el único predictor para nota media es el bienestar.

Estos resultados indican relación entre bienestar e inteligencia emocional y la importancia de estos constructos psicológicos para el logro académico.

Autores: Ferragut, Marts y Fierro Alfredo

Descarga la investigación completa en formato PDF.

Fuente: Scielo

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Cambios cerebrales y de memoria en el trastorno bipolar

  • Marisa Fernandez
  • 16/02/2016
Bipolar

El trastorno bipolar es un trastorno del estado de ánimo en el que se pueden alternar fases de ánimo depresivo intenso con episodios denominados ‘maníacos’, en los que se observa una energía muy alta, el ánimo tiende a la euforia y la persona muestra una hiperactividad llegando incluso a permanecer varios días sin dormir. Entre las causas de este trastorno está el desequilibrio químico de ciertos neurotransmisores en el cerebro.

Según investigaciones previas, el número de brotes maníacos que sufren los pacientes se ha relacionado con cambios relevantes a nivel cerebral, concretamente en el volumen del hipocampo, una estructura muy importante para el correcto funcionamiento de nuestra memoria.

Un reciente trabajo llevado a cabo por investigadores del University of Texas Science Center en Houston junto a la Universidad Federal de Río Grande do Sul en Brasil, ha analizado los cambios en el volumen del hipocampo y las alteraciones neuropsicológicas en tres grupos de pacientes con trastorno bipolar en diferentes etapas(inicial, intermedia y tardía) en función del número de episodios maníacos y hospitalizaciones necesitadas. Además, compararon los datos con los de un grupo de control compuesto por personas sanas de edad comparable.

Los autores utilizaron resonancia magnética funcional para recoger información sobre la anatomía cerebral, y un test cognitivo para evaluar la memoria verbal, consistente en aprender y recordar una lista de palabras.

Los análisis estadísticos mostraron que el grupo de afectados de trastorno bipolar en la fase tardía, es decir, los que más episodios maníacos habían sufrido y más hospitalizaciones habían requerido, tenía un volumen hipocampal significativamente menor que los controles. Además, tanto los de la fase intermedia como los de la tardía obtuvieron un rendimiento significativamente más bajo en el recuerdo inmediato de la lista de palabras.

Según los autores, estos hallazgos son una prueba más de la hipótesis que plantea que el trastorno bipolar es un trastorno neuroprogresivo, en el que los cambios cerebrales y cognitivos evolucionan según lo hace la gravedad de los síntomas. Esperemos que estos datos sirvan para averiguar cómo ayudar mejor a estas personas tanto a través del uso de fármacos como de terapias cognitivas como el entrenamiento de la memoria.

Artículo previamente publicado en Uno Brain, la reconocida plataforma especializada en el entrenamiento cognitivo online y cedido para su publicación en Psyciencia.

  • Artículos de opinión (Op-ed)

Psiquiatría sí, naturalmente – El País

  • David Aparicio
  • 16/02/2016

La semana pasada publicamos unos fragmentos de la entrevista que realizó el diario El País a Robert Whitaker, un periodista reconocido por sus investigaciones sobre el abuso en el consumo de psicofármacos y el creciente número de pacientes con trastornos mentales.

En la entrevista, Whitaker denuncia varias prácticas de la psiquiatría, especialidad médica que en opinión de él se encuentra sumida en una profunda crisis.

Sus declaraciones no pasaron desapercibidas y el propio presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría, Miguel Gutiérrez Fraile, pidió un espacio en el mismo diario para responder una a una las declaraciones de Whitaker.

Las respuestas de Guiterrez nos permiten conocer el otro lado de una realidad extremadamente compleja.

Aquí les compartimos algunos fragmentos:

Sobre los beneficios de los psicofármacos:

«En estas circunstancias, el descubrimiento de la clorpromazina en Francia (1951) supuso la primera revolución psicofarmacológica e influyó de forma neta en la posterior desinstitucionalización del enfermo psiquiátrico, hasta entonces, mayoritariamente recluido en establecimientos asilares. La enfermedad mental se consideraba prácticamente inmodificable y la sociedad excluía a estos enfermos de por vida. Los antipsicóticos supusieron un avance incontestable. Esto marcó una modificación radical en la política asistencial americana y J. F. Kennedy (1962) arbitró cambios legales que permitieron nacer un nuevo modelo: la psiquiatría comunitaria, exportada posteriormente a todo el mundo y que supuso la externalización de los enfermos psiquiátricos más graves, el desarrollo de centros de salud mental, de servicios de psiquiatría en hospitales generales (comienzo de la medicalización de la psiquiatría en los años sesenta) y de recursos intermedios que mejoraron el tratamiento del enfermo.

Además, mejoró la formación de psiquiatras, psicólogos, enfermeras, trabajadores sociales… La relación entre los antipsicóticos y la desinstitucionalización de los enfermos mentales graves en EE UU es innegable. Se pasa de una cifra de 34 personas ingresadas por cada 10.000 americanos en 1955 a 3 personas ingresadas por cada 10.000 en 1994.»

Sobre el incremento progresivo de las personas con trastornos mentales:

«El aumento bruto de trastornos mentales en 30-40 años con toda probabilidad no es distinto porcentualmente del de cáncer de páncreas o artritis reumatoide en el mismo periodo. Para sustentar sus confusas opiniones, el periodista cita un artículo publicado en aquella época con claros problemas metodológicos, como que la medida —“buen resultado”— varía mucho según época y sociedades. Por ejemplo, entonces vivir con los padres a los 30 años era considerado “mal resultado” social en EE UU, cuando en España resultaba “normal”.»

Sobre la medicación para los trastornos de ansiedad y sobre uno de los medicamentos que, según él,  más ha beneficiado a la gente, el Valium:

«La ansiedad es consustancial con el ser humano, pero la ansiedad patológica no. El periodista no contempla el sufrimiento que presentan muchos enfermos que hasta hace pocas décadas no eran tratados, salvo en el restrictivo ámbito de la psiquiatría privada americana. En lo que se refiere al Valium, pocas veces en la historia un medicamento ha beneficiado a tanta gente y de tan diversas patologías.

Plantea este señor que la enfermedad mental no es una enfermedad cerebral. Cree al parecer que el cerebro es el único órgano del cuerpo que nunca se pone enfermo y siempre presenta un perfecto funcionamiento. Y que las enfermedades mentales se curan con palmaditas en el hombro. ¿Desde cuándo la actividad mental no está determinada por el cerebro? Diremos más, prácticamente todos los tratamientos psicosociales que se aplican en psiquiatría hoy se basan en pruebas de eficacia que descansan en modelos procedentes de la neurociencia cognitiva, que postula que el cerebro humano tiene capacidad de neurogénesis y plasticidad neuronal hasta su muerte, lo que le permite adquirir y consolidar nuevos hábitos que compensan funciones perdidas por la enfermedad mental. Y esto es algo más que “pastillas”. Es la parte nuclear de la psiquiatría moderna basada en modelos antitéticos a los que se proponen en esa entrevista.»

Sobre el «excesivo» consumo de psicofármacos:

«Efectivamente, ha habido un aumento global del uso de psicofármacos, aunque en EE UU esto se produce en menor medida en población negra e hispana. Poblaciones que cuando enferman tienen más probabilidades que los anglosajones de suicidarse o acabar en una prisión que ir al hospital o a la consulta privada de un psiquiatra. Las cifras son sobrecogedoras. Esto no parece importarle al señor Whitaker. Los enfermos ricos toman medicaciones y los pobres son excluidos socialmente, a la cárcel o al cementerio.

Los psicofármacos han permitido el desarrollo de terapias no coercitivas, no farmacológicas, destinadas a aliviar los déficits sociales de los enfermos así como a controlar sus síntomas más disyuntivos.»

Las respuestas del respetado psiquiatra Gutiérrez Fraile no me satisfacen, me dejan una sensación de incompletud. Entiendo que el espacio que le da el diario El País es reducido para explayarse en cada uno de los puntos y que sus palabras van al público general, pero aun así sus explicaciones quedan a medias y en algunos momentos siento que las respuestas van en cierto grado a lo personal. Por ejemplo, cuando dice Whitaker no le da importancia al hecho de que  las personas más pobres no tienen las mismas chances de recibir psicofármacos y que lo más probable es que terminen en la cárcel o en el cementerio. Así también termina criticando el nefasto efecto que la publicación de esa clase de entrevistas puede tener en la salud mental.

Por otro lado, yo leí a un Whitaker un poco más centrado en cuanto a sus declaraciones y que en ningún caso intentó decirles a los pacientes que dejaran su medicación. Él mismo aclara que su estudio es un análisis general para que se evalúe el camino que está tomando la psiquiatría. Por momentos Gutiérrez Fraile hace entender qué Whitaker está solo en estas denuncias, pero no es así. Hay otros psiquiatras y psicólogos, cómo: Martin Harrow, Lex Wunderkid, Peter C Gøtzsche , Irvin Kirsh y Scott Lilienfeld quienes han publicado investigaciones que cuestionan el excesivo consumo de psicofármacos y el énfasis exagerado que se le otorga al cerebro como centro de todos los trastornos mentales. Y la lista sigue creciendo…

Pero que no se me mal entienda. No estoy diciendo que hay que dejar la medicación de lado o negarse a recibirla o que la psiquiatría no es necesaria. Eso sería irresponsable. Sino que necesitamos, todos los profesionales de la salud mental (psicólogos, psiquiatras e investigadores) de un profundo y amplio análisis, con evidencia, del camino que estamos tomando y cómo eso afectará a corto y largo plazo la salud de todas las personas.

Lee el artículo completo en El País.

Nota del editor: si estás tomando psicofármacos, no los dejes ni modifiques sin consultar con tu clínico antes. Aún no hay datos definitivos sobre a qué personas pueden serle útiles o necesarios los antidepresivos, por lo cual toda decisión al respecto debe ser consultada con un psiquiatra. Existen varios tratamientos psicológicos con distintas perspectivas que han demostrado ser tan eficaces para la depresión como los antidepresivos a corto y a largo plazo (hemos mencionado algunos aquí , y en este link hay una lista más detallada), por lo cual quizá también quieras considerar preguntar a tu psicólogo o psiquiatra sobre alguno de ellos, sobre qué tan eficaz es en tu caso y qué podrías esperar al respecto.

  • Artículos de opinión (Op-ed)

El piropo como forma de acoso sexual

  • Raquel Gil del Prado
  • 15/02/2016

A partir del experimento de Gaona (pulsa en la imagen para dirigirte al vídeo) introduzco el tema del piropo.

Actualmente, el piropo no es sólo hacia mujeres ni sólo cometido por hombres, aunque generalmente así se produzca (hombres a mujeres). Tal como recoge Ortiz (2008), los inicios del uso del piropo se encuentran en el contexto de las cortes reales de Europa, cuando no estaba permitida entre sus miembros la demostración del afecto o la pasión y para seducir los cortesanos de los siglos XII y XIII debían recurrir a expresiones creativas y artísticas para demostrar la visión positiva que tenían de la mujer a la que le estuviese dirigiendo dichas adulaciones.

Los piropos acabarían deshumanizando a la persona, cosificándolas, acabando el cuerpo asociado con la vergüenza y la humillación

Hoy en día, dichas expresiones, señala, han degradado mucho y se utilizan adjetivos en un sentido literal y, con frecuencia, soeces. Las frases podrían, por tanto, considerarse una agresión a las mujeres, al situarlas en una posición de sometimiento. Carvajal (2014), se muestra reacia a considerar en algún punto de la historia el piropeo como algo positivo y recuerda la investigación de 1931 llevada a cabo por Werner –investigación que califica de “hito” en el estudio de este tema- en la que se expone cómo hay evidencia desde mediados del siglo XVI en La Comedia erudita de Sepúlveda de que los piropos no eran deseados y resultaban molestos, al encontrar en la misma una frase enunciada por el personaje femenino Violante, lamentándose de no poder salir fuera sin escuchar “pesadas libiandades” y “palabras torpes y señas deshonestas”.

Son dos las características que definirían al piropo como acoso en lugar de halago: su continuidad (se producen en distintos momentos en el tiempo) y que son “poco bienvenidos” (O´Neil, 2013, citado en Rodemann, 2015).

Siguiendo la clasificación propuesta por Gaytan (2009), el piropo sería acoso verbal, y por tanto, se encontraría dentro de las formas de acoso sexual en lugares públicos junto con el acoso expresivo, el acoso físico, las persecuciones y el exhibicionismo.

Gaytan (2009) señala el acoso sexual en la calle como una de las formas de acoso más generalizada y reivindica que, aunque el acoso sexual en lugares públicos es visto como un problema personal, esporádico y de escasa importancia (parte de ser sólo vinculado a las mujeres), es, en realidad, un componente básico de todas las interacciones en los lugares públicos dada su latencia, y provoca en las mujeres como respuesta una conducta de subordinación aparentemente momentánea, reducida a la situación de piropo. Cuestiona que sea algo efímero, exponiendo que en la psique de las personas que reciben el piropo se quedaría un reducto, organizando el acoso vivido en lugares públicos sus vidas y quedando afectados sus marcos interpretativos.

Por su parte, tres derechos fundamentales se ven inhibidos, a saber: la integridad, la privacidad y la seguridad (Rodemann, 2015), cuando son derechos que, en teoría, garantizaría la Constitución Española. Los piropos acabarían deshumanizando a la persona, dañando la integridad moral de las mujeres y cosificándolas, acabando el cuerpo asociado con la vergüenza y la humillación (Bowman, 1993, citado en Rodemann, 2015).

En la literatura se tiende a definir el piropo dentro del acoso sexual callejero. Gaytan (2009) prefiere utilizar el concepto acoso sexual en lugares públicos, ya que no se limita a la calle, sino que puede ocurrir en muchos sitios. Propone distinguir entre lugares públicos y semipúblicos (aquellos en los que algunas personas puedan acceder cuando quieran, pero con normas de exclusión para otros: restaurantes, bares, etc.).

La autora destaca que habría normatividades distintas a las formas de acoso en función de que este fuese bien en un lugar público o bien en un lugar semipúblico. Señala, a su vez, que sería más fácil de hacer frente en un lugar semipúblico (se puede llamar al mesero, por ejemplo) que en un lugar público, en el que no se da la figura de una autoridad concreta. Tampoco, en el caso de haber policías, se puede recurrir a ellos, puesto que piropear no es algo tipificado como delito.

el acoso perpetuado en las calles refleja un desequilibrio que coloca a las mujeres bajo una dominación masculina

En realidad, completa Gaytan (2009) el acoso sexual no se reduce al piropeo, sino que muchas veces va acompañado por miradas insistentes, silbidos, susurros (al oído), gruñidos y tosidos, llamadas insistentes, palabras malsonantes, toqueteos, saludos verbales, piropos como tales (halagadores, ofensivos, ingeniosos, etc.), incluso, eyaculación en algunos casos. Esto hace que Rodermann (2015) llegue a sentenciar que “el acoso perpetuado en las calles refleja un desequilibrio que coloca a las mujeres bajo una dominación masculina que las caracteriza como objetos sexuales”, de lo que se deriva un problema mayor, la desigualdad cometida con sistematicidad contra las mujeres por el mero hecho de serlo. La pregunta que surge es ¿por qué hay mujeres a las que les gusta ser piropeadas? Podría ser que dicha actitud se debiese a no reconocer la impotencia sentida ante dicha situación (Leonardo, 1981, citado en Rodermann, 2015).

De todo lo anterior se deduce que el piropo acaba siendo una auténtica forma de manifestarse de la violencia de género, y, más concretamente, de la violencia contra las mujeres.

Artículo previamente publicado en el blog de Raquel Gil y cedido para su publicación en Payciencia.

Sin categoría

¿Cuánto tiempo voy a estar con esta depresión?

  • Clotilde Sarrió
  • 15/02/2016

El objetivo de este artículo no es profundizar en el amplio tema de la depresión ni tampoco redundar en las manifestaciones clínicas o en su tratamiento como hemos hecho en otros artículos, sino mas bien transmitir al lector una experiencia personal que, como médico, he acopiado tras muchos años de ejercicio; se trata de la angustia que muchos pacientes manifiestan cuando los síntomas de su depresión mayor tardan en desaparecer aunque se haya instaurado el tratamiento (sobre todo durante las primeras semanas), haciendo que se muestren impacientes y reiterativos al manifestar sus ansias de mejoría.

En estas situaciones, el deprimido siente tal necesidad de curarse (no sólo mejorar sino hacerlo pronto y por completo) que pierde la objetividad al ser preguntado por su evolución («estoy igual que al principio» «esto no mejora nada»), se muestra pesimista respecto a su evolución y no reconocer las atisbos de mejoría que pueda ir presentando como, por ejemplo, recuperar algo el apetito, ser capaz de ducharse y vestirse tras varios días (o semanas) de pijama y abandono o afrontar pequeñas tareas que antes le resultaban imposibles (prepararse el desayuno, leer un poco…), datos que son percibidos por el entorno del paciente pero no disfrutados por él si persiste en la obstinación de querer «estar bien del todo» desde el principio.

Estas quejas (que son propias del inicio del proceso depresivo) no deben ser confundidas con los tardíos síntomas residuales que aparecen, como mínimo en un 20% de los pacientes y pueden llegar a presentarse hasta en un 74% de las depresiones; la persistencia de estos síntomas más allá de 3 meses desde inicio de la toma del antidepresivo, deberá contemplarse como una forma atenuada de depresión crónica con tendencia a la recidiva.

Los síntomas residuales son más frecuentes cuando hay antecedentes de depresiones anteriores. Del mismo modo, la persistencia de los síntomas residuales indica un riesgo de nuevas depresiones hasta doce veces mayor que en los pacientes que se recuperan por completo y no los presentan.

Los cinco síntomas residuales más frecuentes son la disminución del placer o el interés (es el más frecuente); el estado de ánimo triste (el segundo más frecuente); los trastornos del sueño; la astenia; las molestias físicas y/o los dolores crónicos (son los más resistentes al tratamiento).

No obstante, no son éstos los síntomas a tratar en esta exposición dirigida sólo a exponer la situación de angustiosa premura por curarse que aparece en algunas depresiones mayores, sobre todo en pacientes ansiosos y exclusivamente en las primeras semanas del proceso depresivo. Dejaremos pues en el tintero el tema de los síntomas residuales como una asignatura pendiente a tratar en un nuevo artículo.

¿Cuánto tarda en aparecer cierta mejoría en una depresión mayor?

Una vez diagnosticada una depresión, es habitual que el paciente se sienta desconcertado, frustrado y que experimente sentimientos de inutilidad al no poder hacer frente a sus ocupaciones. Todo ello suele ir asociado a un sentimiento de fatalidad y a una demanda urgente de solucionesformulada con desesperación al médico encargado de tratar el proceso.

Esta situación es vivida con angustia por parte del enfermo (también por sus familiares y hasta por el profesional sanitario) y son frecuentes los lamentos porque la depresión le ha sobrevenido en un momento especialmente inoportuno («hay que hacer algo cuanto antes» «ahora no puedo permitirme el lujo de estar así»), circunstancias que propician el victimismo («por qué precisamente a mí» «no me merezco esto» «por qué ahora») y a formular exigencias de apremio al psiquiatra para obtener una curación inmediata.

En esta fase de rabia e impaciencia (que no todos los deprimidos atraviesan) se genera mucho estrés y hay un gran riesgo de abandono de la medicación, pues los antidepresivos tardan entre 2 y 4 semanas en actuar y el enfermo cree que no le están haciendo efecto. Se trata de unas conflictivas semanas en las que es muy importante que tanto el psiquiatra como el psicoterapeuta, ofrezcan apoyo al paciente y le escuchen con empatía, aunque sin sucumbir a sus impacientes demandas.

El profesional de la salud deberá informar al paciente de que su depresión tiene un curso, unos tiempos y unas etapas para las cuales no existen atajos, etapas que deberán afrontarse con paciencia hasta que la medicación se ajuste y haga su efecto.

Termina de leer el artículo completo en el Gestalt Valencia, el blog especializado de Clotilde Sarrió. 

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

El efecto del amor en el cerebro (Vídeo)

  • David Aparicio
  • 14/02/2016
Amor

El amor tiene un poderoso efecto en nosotros. Cuando estamos enamorados sentimos la necesidad de estar con la persona amada, nos obsesionamos, percibimos el tiempo diferente, distorsionamos la realidad y pareciera que nada más importa e incluso estamos dispuestos a dar la vida por el amor.

Esto nos hace preguntarnos, ¿qué sucede en nuestro cuerpo? ¿qué sucede en nuestro cerebro cuando estamos enamorados?

En esta charla de TED, la antropóloga Helen Fisher nos cuenta los sorprendentes hallazgos que obtuvo con su equipo de investigadores cuando estudió con la Resonancia Magnética el cerebro de muchas personas enamoradas y muchas que habían sido rechazadas.

Un vídeo imperdible para cerrar esta noche de San Valentín.

Fuente: TED

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

El efecto de la preferencia parental por los hijos varones en la autoestima y felicidad de las hijas

  • Maria Fernanda Alonso
  • 12/02/2016

Ante la espera de un nuevo bebé, una de las preguntas que más frecuentemente reciben los futuros padres es: ¿será niña o niño?

Esta cuestión para muchos es una simple pregunta, cuya respuesta no alterará los planes ni las expectativas de los padres, sin embargo existen quienes manifiestan no solo su preferencia por tener un hijo varón sino también su descontento al tener una hija.

Muchos estudios sobre la discriminación parental en base al sexo exploran los devastadores efectos sociales y demográficos de la preferencia cultural por los niños varones. Un nuevo estudio, publicado en el Journal of Vulnerable Children and Youth Studies, examina sus efectos psicológicos en las hijas.

El Dr. Poh-Chua Siah, de la Universidad Tunku Abdul Rahman en Malasia, entrevistó a más de 800 chinos de Malasia, y les preguntó sobre su felicidad, autoestima y si sentían que eran tratados de manera diferente por sus padres por motivo de su sexo.

Esta comunidad china en Malasia fue una buena opción para tal estudio. Aunque la cultura malasia en general no prefiere un sexo sobre el otro, una preferencia por los varones es clara entre los chinos de Malasia, en la medida en que la proporción de los sexos al nacer está ahora desequilibrada.

Las hijas que sentían que sus padres preferían hijos varones eran menos felices y tenían menor autoestima

El Dr. Siah encontró que al percibir discriminación parental por motivo del sexo (PDPS), la felicidad y autoestima se relacionaban de manera negativa y significativa, pero, crucialmente, sólo para las niñas. En palabras simples, las hijas que sentían que sus padres preferían hijos varones eran menos felices y tenían menor autoestima.

La preferencia por los varones es una característica de muchas culturas a nivel global, razón por la que los resultados de este estudio tiene grandes implicancias.

“Este reporte sugiere que la preferencia parental por los hijos tuvo un impacto psicológico significativo en las hijas, por lo que debería invertirse más esfuerzos en analizar las consecuencias de la preferencia cultural por los hijos ,” sostuvo el Dr. Siah.

Estudios futuros sobre los efectos del PDPS deberían tomar en consideración entrevistas, observaciones y contribuciones de los padres, tanto como los reportes de los propios hijos. Es muy importante entender el daño potencial que tal preferencia puede causar, sobre todo sabiendo que muchas mujeres viven en culturas que expresan su preferencia por los hijos varones.

Fuente: Sciencedaily

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