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Publicaciones por mes

noviembre 2021

50 Publicaciones
  • Webinars

Grupo de estudio: Técnicas operantes

  • 30/11/2021
  • David Aparicio

¡Hola! 

​Quiero invitarte al grupo de estudio de la guía Técnicas operantes, un documento de 43 páginas muy amigable que explica qué son las técnicas operantes, cómo se clasifican y cómo podemos aprender a utilizarlas con precisión en el ámbito clínico. 

​¿En qué consiste?

​Abordaremos cada uno de los temas de la guía y la idea es que hayas leído el documento y anotado todo lo que aprendiste y que puedas participar en cada encuentro. De esta manera el aprendizaje será más interactivo y mucho más rico. Al inscribirte recibirás un enlace para descargar el documento para prepararte y participar en el grupo.



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Fecha: Lunes 6 de diciembre 2021.

¿Quienes pueden participar?

El evento es exclusivo para miembros premium de Psyciencia. Puedes unirte a la membresía anual con el 25 % de descuento o la membresía mensual de 6 dólares.

Una vez inscrita recibirás acceso a nuestra comunidad en Discord en la que podrás inscribirte al grupo de estudio.

Con la membresía también tienes otros beneficios: recibes en tu correo los artículos más importantes de la semana, acceso a material en PDF y descuentos a cursos de formación.

​Aprende con nosotros a potenciar tus habilidades y conocimientos psicológicos. 

​¡Te esperamos!

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Trastorno obsesivo compulsivo: qué es, características y diagnóstico

  • 30/11/2021
  • Laura Ruiz
sad woman sitting in room

El trastorno obsesivo compulsivo, también conocido como TOC, por sus siglas, es una afección de carácter mental que se presenta con síntomas como miedos y/o pensamientos no deseados que conducen a la realización de comportamientos de manera repetitiva, que pueden llegar a interferir en el día a día de quien lo padece.

Estadísticamente, se calcula que el TOC afecta cerca de 1-2% de la población mundial, con una incidencia mayor en mujeres, según cifras propuestas por la Asociación Americana de Psiquiatría, en su manual diagnóstico, DSM-V (APA, 2013). 

Generalmente, el trastorno obsesivo compulsivo suele enfocarse en temas en particular, como el miedo a los gérmenes, cerrar compulsivamente puertas o llaves, apagar y encender luces, etc. Pero, ¿qué más sabemos de este trastorno? ¡Conoce todos sus detalles!



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¿Qué es el  trastorno obsesivo compulsivo?

El TOC o trastorno obsesivo-compulsivo se trata de un desorden mental crónico que se caracteriza por presentar obsesiones que no son más que pensamientos no deseados e intrusivos que a veces son seguidos por compulsiones, es decir, rituales o conductas repetitivas que llegan a interferir en la cotidianidad de quien lo padece. 

Al tratar de ignorar o frenar estos pensamientos y evitar las compulsiones, lo único que se consigue es incrementar el malestar emocional, aumentando de manera significativa los niveles de ansiedad y estrés.

Según el manual diagnóstico DSM-V, la edad media de aparición del TOC se sitúa entre los 19-20 años de edad; sin embargo, es importante tener en cuenta que cerca de un 25% de los casos diagnosticados con este trastorno, han comenzado cerca de los 14 años de edad. 

Es importante señalar que muchas de las personas que han sido diagnosticadas con trastorno obsesivo compulsivo, han presentado previamente (o incluso en el momento del diagnóstico), algún trastorno de tic. 

Síntomas del TOC

Para comprender mejor el trastorno obsesivo compulsivo, es importante conocer sus síntomas; para ello, se recoge la información del DSM-5, es decir, el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, en su quinta edición, que sirve de guía para los profesionales de la salud mental. 

Las obsesiones

Se trata de pensamientos que surgen en la mente de manera repetitiva e intrusiva, y que pueden presentarse en forma de imágenes mentales o impulsos. No se pueden controlar y generan altos niveles de estrés y ansiedad si no son atendidos al momento. 

Las compulsiones 

Existen dos tipos de compulsiones. Por un lado, las conductuales, que pueden ser acciones como lavarse frecuentemente las manos, chequear algo varias veces, cerrar las puertas de determinada manera, prender y apagar la luz cierta cantidad de veces, etc.

Y por otro lado, tenemos las compulsiones de pensamiento, que implican acciones como repetir mentalmente ciertas palabras, contar números particulares, rezar de determinada manera, de forma exacta para que puedan desaparecer las obsesiones. 

Las personas que padecen TOC sienten que estas acciones (conductas o palabras), le ayudarán a disminuir o incluso evitar la angustia que se genera por el trastorno, pero esto no se relaciona con la realidad y en muchos casos, suelen ser exageradas.

Es importante tener en cuenta que el contenido de este artículo es solo de carácter informativo, y que no sustituye de ninguna manera la valoración por parte de un profesional de la salud mental.

Criterios diagnósticos

Adicionalmente a la presencia de los síntomas de obsesiones y compulsiones, es importante tener en cuenta otras condiciones que deben existir para su diagnóstico, como por ejemplo:

  • Los síntomas mencionados deben causar intenso malestar emocional y tener una incidencia negativa en la realización de las actividades cotidianas. 
  • Si hay algún otro trastorno de base, se debe descartar que se trate de síntomas del mismo. 
  • Los síntomas no se deben al uso de medicamentos ni sustancias estupefacientes. 

Causas del TOC 

Hasta el momento, no se ha podido determinar la causa exacta del trastorno obsesivo compulsivo, pero se sabe que en su aparición influyen una serie de factores relacionados con el ambiente, la genética y la química cerebral.  

Funcionamiento cerebral

A través del estudio del cerebro por medio de imágenes se ha determinado que existen algunas diferencias estructurales y funcionales en las personas diagnosticadas con TOC; sin embargo, hasta el momento, no se ha podido comprender completamente lo que ocurre en su totalidad.  

Factores hereditarios

Existe una mayor incidencia en personas cuya historia familiar incluye algún caso previo de TOC, principalmente, si se trata del padre, hijos o hermanos, es decir, algún pariente de primer grado.

Trauma en la infancia

Algunos estudios hablan acerca de la relación que existe entre el trauma y/o abuso durante la infancia y la posterior aparición de un trastorno obsesivo compulsivo.

Diagnóstico

Para hacer un diagnóstico de trastorno obsesivo compulsivo, se pueden utilizar diversas estrategias, entre las cuales se encuentran:

Cumplimiento de los criterios diagnósticos

Para esto, se utiliza como guía el ya mencionado Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, también conocido como DSM-5.

Evaluación psicológica

La evaluación profesional es una de las herramientas de más utilidad al momento de lograr un diagnóstico. Para ello, se indaga en los sentimientos y pensamientos presentes. También incluye el estudio de patrones de conducta que pueden afectar o no a la vida cotidiana.

Por otro lado, es de gran ayuda poder incluir en esto a familiares o amigos cercanos que puedan ofrecer más información y servir como red de apoyo. 

Evaluación  física

A fin de descartar la existencia de otros problemas de salud que puedan estar causando los síntomas relacionados al TOC, es importante realizar una evaluación física. Esto incluye descartar los síntomas por consumo de sustancias o medicamentos. 

Tratamiento del TOC

El TOC, al igual que muchos otros trastornos mentales, es complejo de tratar, ya que existen muchas variantes en juego, por lo que no existe un tratamiento único que pueda ayudar a mejorar a todos los pacientes. Además, no en todos los casos se consigue una cura (hablamos de un trastorno crónico con recidivas). 

Sin embargo, hay opciones que pueden ayudar a aminorar los síntomas de forma que dejen de ser quienes dominen el día a día de la persona con TOC. Entre las alternativas terapéuticas se encuentran la psicoterapia y la terapia medicamentosa.

Psicoterapia

La psicoterapia ha demostrado ser altamente eficaz en la reducción e incluso, desaparición de los síntomas relacionados al TOC, principalmente la terapia cognitivo conductual.

Una de las técnicas más usadas implica una exposición sistemática y de manera segura al factor generador de la obsesión y la resistencia a las compulsiones. 

Terapia farmacológica

La terapia con medicamentos antidepresivos y/o ansiolíticos ha ofrecido muy buenos resultados en los casos de personas con trastorno obsesivo compulsivo, ayudando a disminuir los pensamientos intrusivos y conductas que afectan el normal desarrollo de la vida cotidiana de los pacientes. El tratamiento farmacológico por elección son los antidepresivos ISRS (Inhibidores Selectivos de la Recaptación de Serotonina).

A modo de reflexión

Es importante acudir siempre a profesionales de la salud mental, pues el trastorno obsesivo compulsivo puede llegar a ser muy difícil de diagnosticar y tratar, y además, comparte criterios con otras patologías, como la depresión, trastornos de ansiedad o esquizofrenia. Incluso, puede llegar a confundirse con el trastorno de la personalidad obsesivo-compulsivo.

“ El dolor mental es menos dramático que el dolor físico, pero es más común y también más difícil de soportar”.   -C. S. Lewis.

La salud mental es tan importante como la salud física; por ello, si sientes que algo no va bien o si sientes que tu situación te sobrepasa, no dudes en buscar ayuda profesional. La mejor inversión que puedes hacer es en ti y en tu bienestar. 

Referencias:

  • DSM-5. Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de American Psychiatric Association | Editorial Médica Panamericana.
  • Enrique, G. (2000). Trastornos obsesivos compulsivos (TOC): avances imagenológicos / Obsessive-compulsive disorder: advances in brain imaging. Rev. med. nucl. Alasbimn j ; 2(8)jul. 2000.Artigo em Espanhol | LILACS | ID: lil-270951.
  • Stein DJ, Costa DLC, Lochner C, et al: Obsessive-compulsive disorder. Nat Rev Dis Primers 5(1):52, 2019. doi: 10.1038/s41572-019-0102-3.
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Mecanismos neurobiológicos subyacentes a las autolesiones no suicidas

  • 29/11/2021
  • Maria Fernanda Alonso

La autolesión es un fuerte predictor de suicidio entre adolescentes y también ha sido relacionada con la depresión y el trastorno límite de la personalidad. La prevalencia de autolesiones no suicidas es aproximadamente del 17% entre los adolescentes, y la complejidad de las anomalías neurobiológicas asociadas con las autolesiones no suicidas (comportamientos como cortarse sin tener la intención de morir) es de gran importancia, señalan los autores de un estudio reciente que indica que el comportamiento de autolesión grave entre adolescentes está relacionado con alteraciones en la actividad cerebral y respuestas fisiológicas al estrés (Başgöze et al., 2021).

Por qué es importante

Procurar comprender cómo y cuándo el cerebro en desarrollo se vuelve disfuncional es crucial para restaurar la salud mental e incluso para prevenir la aparición de problemas clínicos como el trastorno depresivo mayor (TDM), pensamientos y comportamientos suicidas (CS) y autolesión (AL), sostienen los autores, quienes se enfocaron específicamente en las autolesiones en adolescentes, porque no hay suficientes intervenciones basadas en evidencia disponibles para abordar este comportamiento altamente prevalente y desadaptativo.

Si sabemos más sobre cómo y cuándo ocurren estos problemas mentales, entonces podemos encontrar opciones de tratamiento mejores y más individualizadoss, y podemos aprender cuándo es el mejor momento para intervenir e incluso cómo evitar que surjan estos problemas, sostuvieron los autores,



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Qué metodología usaron

El estudio es parte de un proyecto de investigación más amplio llamado Desarrollo de imágenes cerebrales de la emoción y el yo de las niñas (BRIDGES), que está recopilando datos longitudinales de las participantes. 

La muestra estuvo compuesta por más de 100 niñas de entre 12 y 17 años a quienes les pidieron que completaran un procedimiento verificado experimentalmente, conocido como prueba de estrés social de Trier. Las participantes pronunciaron un breve discurso y realizaron cálculos aritméticos verbales en presencia de dos examinadores, que vestían batas blancas de laboratorio y estaban entrenados para permanecer neutrales. Durante varios momentos a lo largo de la prueba, los investigadores recolectaron muestras de saliva para medir el cortisol, la hormona del estrés.

El equipo utilizó el enfoque de Criterios de dominio de Investigación (RDoC) del Instituto Nacional de Salud Mental, que integra muchos niveles de información como biología, comportamiento, funciones cerebrales y conexiones para comprender mejor los problemas mentales. Dado que la autolesión está altamente asociada con el estrés de la vida temprana (como el abuso infantil) en este estudio se examinó específicamente la amenaza sostenida, que es un estado emocional aversivo causado por la exposición prolongada a estímulos que indican peligro.

Qué encontraron

Las niñas con antecedentes graves de autolesiones informaron mayor estrés durante la prueba en comparación con aquellas con antecedentes moderados, leves o sin antecedentes. Sin embargo, las participantes con antecedentes de autolesión grave mostraron una reactividad reducida al cortisol en promedio, en comparación con los otros grupos. Las autolesiones se clasificaron como graves si hubieron cuatro o más episodios anteriores de autolesiones con una frecuencia superior a una vez al mes y con daño tisular significativo.

Los autores interpretan entonces que las adolescentes que muestran comportamientos de autolesión más frecuentes y severos podrían estar abusando y desgastando los sistemas fisiológicos de sus cuerpos, lo que eventualmente causa que su sistema de amenazas funcione mal y, por lo tanto, se vuelvan menos adaptables y menos protectores.

Las participantes también se sometieron a exploraciones de imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI), que se utilizaron para evaluar el volumen de la amígdala y la conectividad funcional en estado de reposo entre la amígdala y la corteza prefrontal medial. Mientras se les hacía el escáner cerebral, también completaron una tarea de amenaza en la que estaban expuestas a rostros humanos que mostraban ira y miedo.

También en esta oportunidad, los investigadores observaron un patrón divergente similar en las diferentes severidades de autolesión en las funciones cerebrales: la amígdala es una región del cerebro crucial para detectar y monitorear situaciones amenazantes, por lo que puede advertir al sistema nervioso simpático, que luego nos hace luchar o huir, o tal vez hacer nada según las circunstancias, y esas circunstancias se evalúan con la ayuda de la conexión de la amígdala con las cortezas frontales, explicaron. Esta conexión básicamente nos ayuda a no tener miedo de un oso que vemos en un zoológico, sino a tener miedo de un oso que encontramos en un bosque.

Los hallazgos del estudio mostraron que las anomalías que se encuentran generalmente en la conectividad funcional entre la amígdala y la corteza frontal son más evidentes en adolescentes con antecedentes de autolesión severa en comparación con quienes tienen antecedentes de autolesión moderada y leve. Mientras que los adolescentes con antecedentes de autolesión moderada muestran una mayor activación de la amígdala hacia los estímulos estresantes (las caras de miedo o enojo), los adolescentes con antecedentes de autolesión grave no muestran esta activación elevada de la amígdala. Es como si las adolescentes con antecedentes de autolesión moderada se asustaran mucho del oso incluso si el oso está en el zoológico, y las adolescentes con antecedentes de autolesión severa no se asustan lo suficiente incluso si ven al oso en el bosque; ambos disfuncionales, pero de una manera diferente.

Esto podría significar que la respuesta de la amígdala y la respuesta del cortisol del cuerpo a la amenaza/estrés se atenúan con el tiempo, sin embargo, para demostrar que el sistema de amenazas está realmente “desgastado y desgarrado” en el tiempo, son necesarios estudios longitudinales (que de hecho están llevando adelante: (BRIDGES)).

Referencia bibliográfica: Başgöze, Z., Mirza, S. A., Silamongkol, T., Hill, D., Falke, C., Thai, M., Westlund Schreiner, M., Parenteau, A. M., Roediger, D. J., Hendrickson, T. J., Mueller, B. A., Fiecas, M. B., Klimes-Dougan, B., & Cullen, K. R. (2021). Multimodal assessment of sustained threat in adolescents with nonsuicidal self-injury. Development and Psychopathology, 1-19. https://doi.org/10.1017/S0954579421000754

Fuente: Psypost

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Cómo cultivar la empatía

  • 26/11/2021
  • Equipo de Redacción

Por Ashley Abramson

En una sociedad marcada por una división cada vez mayor, todos podríamos ser un poco más amables, cooperativos y tolerantes con los demás. Por beneficiosos que sean esos rasgos, la investigación psicológica sugiere que la empatía puede ser el rasgo general requerido para desarrollar todas estas virtudes. Como lo describe el investigador de empatía y psicólogo de la Universidad de Stanford Jamil Zaki, PhD, la empatía es el «superpegamento» psicológico que conecta a las personas y sustenta la cooperación y la bondad» (The Economist, 7 de junio de 2019). E incluso si la empatía no es natural, la investigación sugiere que la gente puede cultivarla, y con suerte mejorar la sociedad como resultado.

«En general, la empatía es un poderoso predictor de cosas que consideramos comportamientos positivos que benefician a la sociedad, los individuos y las relaciones», dijo Karina Schumann, PhD, profesora de psicología social en la Universidad de Pittsburgh. «Los eruditos han demostrado en todos los dominios que la empatía motiva muchos tipos de comportamientos prosociales, como el perdón, el voluntariado y la ayuda, y que está asociada negativamente con cosas como la agresión y el acoso».



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Por ejemplo, la investigación de C. Daniel Batson, PhD, profesor emérito de psicología social en la Universidad de Kansas, sugiere que la empatía puede motivar a las personas a ayudar a otra persona necesitada (Altruism in Humans,Oxford University Press, 2011), y un estudio de 2019 sugiere que los niveles de empatía predicen el comportamiento de donación caritativa (Smith, K. E., et al., The Journal of Positive Psychology, Vol. 15, No. 6, 2020).

Ann Rumble, PhD, profesora de psicología en la Universidad del Norte de Arizona, descubrió que la empatía puede prevalecer sobre la falta de cooperación, haciendo que las personas sean más generosas y indulgentes y menos represalias (European Journal of Social Psychology, Vol. 40, No. 5, 2010). «La gente empática se pregunta: ‘Tal vez necesite saber más antes de saltar a un juicio duro'», dijo.

La empatía también puede promover mejores relaciones con extraños. Por ejemplo, la investigación anterior de Batson destaca que la empatía puede ayudar a las personas a adoptar actitudes más positivas y ayudar a comportarse hacia los grupos estigmatizados, en particular las personas discapacitadas y sin hogar y las que tienen SIDA (Journal of Personality and Social Psychology, Vol. 72, No. 1, 1997).

La empatía también puede ser un ingrediente crucial para mitigar el sesgo y el racismo sistémico. Jason Okonofua, PhD, profesor asistente de psicología en la Universidad de California, Berkeley, ha descubierto que los maestros tienen más probabilidades de emplear una disciplina severa con los estudiantes negros, y que es más probable que etiqueten a los estudiantes negros como «alborotadores» (Psychological Science, Vol. 26, No. 5, 2015).

Estas etiquetas, dijo Okonofua, pueden dar forma a cómo interpretan los maestros el comportamiento, forjando un camino hacia el fracaso escolar y el encarcelamiento de los estudiantes. Cuando Okonofua y sus colegas crearon una intervención para ayudar a los maestros a construir relaciones positivas con los estudiantes y valorar sus perspectivas, su mayor empatía redujo la disciplina punitiva (PNAS, Vol. 113, No. 19, 2016).

Del mismo modo, Okonofua y sus colegas encontraron que la empatía de los oficiales de libertad condicional pueden evitar que los adultos en libertad condicional vuelvan a ofender (PNAS, Vol. 118, No. 14, 2021).

A pesar de sus beneficios potenciales, la empatía en sí misma no es un camino automático hacia el bien social. Desarrollar empatía que realmente ayude a las personas requiere estrategia. «Si estás tratando de desarrollar empatía en ti mismo o en los demás, tienes que asegurarte de desarrollar el tipo correcto», dijo Sara Konrath, PhD, profesora asociada de psicología social en la Universidad de Indiana que estudia empatía y altruismo.

El tipo correcto de empatía

La empatía a menudo es crucial para los psicólogos que trabajan con pacientes en la práctica, especialmente cuando los pacientes buscan la validación de sus sentimientos. Sin embargo, la empatía puede ser una habilidad agotadora si no se practica correctamente. Identificarse en exceso con las emociones de otra persona puede ser estresante, lo que lleva a una respuesta de estrés cardiovascular similar a lo que experimentarías en la misma situación dolorosa o amenazante, dijo Michael J. Poulin, PhD, profesor asociado de psicología en la Universidad de Buffalo que estudia cómo responden las personas a la adversidad de los demás.

Fuera de la práctica clínica, algunos estudiosos argumentan que la empatía no es útil e incluso dañina. Por ejemplo, Paul Bloom, PhD, profesor de psicología en la Universidad de Yale, argumenta que debido a que la empatía dirige el comportamiento de ayuda hacia individuos específicos, la mayoría de las veces, aquellos en el propio grupo, puede evitar una ayuda más beneficiosa para los demás (Contra la empatía: El caso de la compasión racional, Ecco, 2016).

En algunos casos, la empatía también puede promover el antagonismo y la agresión (Buffone, A. E. K., y Poulin, M. J., Boletín de Personalidad y Psicología Social, Vol. 40, No. 11, 2014). Por ejemplo, Daryl Cameron, PhD, profesor asociado de psicología e investigador asociado senior en el Rock Ethics Institute y director del Laboratorio de Empatía y Psicología Moral de la Universidad Estatal de Pensilvania, ha descubierto que los aparentes prejuicios en la empatía como el paroquialismo y el entumecimiento del sufrimiento masivo a veces pueden deberse a opciones motivadas. También señala que la empatía todavía puede tener riesgos en algunos casos. «Hay momentos en los que lo que parece empatía promueve el favoritismo a expensas del grupo externo», dijo Cameron.

Muchos de estos resultados negativos están asociados con un tipo de empatía llamada toma de perspectiva autoorientada: imaginarse en los zapatos de otra persona. «La forma en que tomas la perspectiva puede marcar la diferencia», dijo John Dovidio, PhD, Carl I. Hovland Profesor Emérito de Psicología y profesor emérito en el Instituto de Estudios Sociales y Políticos y de Epidemiología de la Universidad de Yale. «Cuando me pides que me imagine en la posición de otra persona», dijo Dovidio, «puede experimentar mucha angustia personal, que puede interferir con los comportamientos prosociales». Asumir esa carga emocional, agregó Schumann, también podría aumentar su propio riesgo de emociones angustiantes, como la ansiedad.

Según Konrath, la forma de empatía que se muestra más beneficiosa tanto para el dador como para el receptor es una respuesta orientada a otros. «Es un estilo cognitivo de perspectiva en el que alguien imagina la perspectiva de otra persona, lee sus emociones y puede entenderlas en general», dijo.

La toma de perspectiva orientada a otros puede resultar en una preocupación empática, también conocida como compasión, que podría verse como una respuesta emocional a un proceso cognitivo. Es esa emoción la que puede desencadenar un comportamiento de ayuda. «Si simplemente entiendo que estás en problemas, puede que no actúe, pero la emoción me energiza», dijo Dovidio.

Si bien muchos profesionales pueden encontrar que la empatía es natural, la investigación de los psicólogos puede ayudar a los médicos a guiar a los pacientes hacia la empatía orientada a otros y también puede ayudar a los profesionales que luchan con la fatiga por compasión a mejorar su empatía. Según Poulin, es más probable que las personas opten por no recibir empatía si se siente cognitiva o emocionalmente agotadora, lo que podría afectar la capacidad de los psicólogos para apoyar eficazmente a sus pacientes.

Para evitar la fatiga por compasión con los pacientes, y mantener la empatía requerida para ayudarlos, Poulin dijo que es importante reflexionar sobre el sentimiento o la experiencia del paciente sin tratar necesariamente de sentirlo usted mismo. «Se trata de ponerse en el papel correcto», dijo. «Tu objetivo no es ser el que sufre, sino ser el cuidador».

Estar dispuesto a crecer

La investigación de Cameron encontró que los costos cognitivos de la empatía podrían hacer que las personas la eviten, pero que puede ser posible aumentar la empatía enseñando a las personas a hacerlo de manera efectiva (Journal of Experimental Psychology: General, Vol. 148, No. 6, 2019).

Además, la investigación de Schumann y Zaki muestra que el deseo de crecer en empatía puede ser un motor para cultivarla. Encontraron que las personas pueden extender el esfuerzo empático, haciendo preguntas y escuchando respuestas durante más tiempo, en situaciones en las que se sienten diferentes a alguien, principalmente si creen que la empatía podría desarrollarse con esfuerzo (Journal of Personality and Social Psychology, Vol. 107, No. 3, 2014).

Del mismo modo, Erika Weisz, PhD, becaria postdoctoral en psicología en la Universidad de Harvard, dijo que el primer paso para aumentar su empatía es adoptar una mentalidad de crecimiento, creer que es capaz de crecer en empatía.

«Las personas que creen que la empatía puede crecer se esfuerzan más por empatizar cuando no les resulta natural, por ejemplo, empatizando con personas que no están familiarizadas con ellos o son diferentes de lo que son, en comparación con las personas que creen que la empatía es un rasgo estable», dijo.

Por ejemplo, Weisz descubrió que abordar las mentalidades de empatía de los estudiantes universitarios aumenta la precisión con la que perciben las emociones de los demás; también rastrea el número de amigos que hacen los estudiantes de primer año de la universidad durante su primer año en el campus (Emotion, primera publicación en línea, 2020).

Expóngase a las diferencias

Imaginar la perspectiva de otro, cuanto más contexto, mejor. Shereen Naser, PhD, profesora de psicología en la Universidad Estatal de Cleveland, dijo que consumir diversos medios, por ejemplo, una persona blanca leyendo libros o viendo películas con un protagonista no blanco, e incluso participar directamente en la cultura de otra persona puede proporcionar un telón de fondo con el que adoptar la perspectiva de otra persona.

Cuando estés en estas situaciones, preséntate completamente presente. «Prestar atención a otras personas te permite conmover sus experiencias», dijo Sara Hodges, PhD, profesora de psicología en la Universidad de Oregón. «Ya sea que estés tomando o no activamente la perspectiva, si solo prestas más atención a otras personas, es probable que te sientas más preocupado por ellas y te involucres más en sus experiencias».

Por ejemplo, en un curso centrado en la diversidad, Naser anima a sus estudiantes de posgrado a visitar una comunidad en la que nunca han pasado tiempo. «Una estudiante regresó diciendo que se sentían como un forastero cuando asistían a una celebración hindú y que se dieron cuenta de que así es como se sienten las personas marginadas todos los días», dijo. Además de disminuir su sesgo, tales realizaciones también podrían provocar una comprensión más profunda de la cultura de otro, y por qué podrían pensar o sentir de la manera en que lo hacen.

Lee ficción

Raymond Mar, PhD, profesor de psicología en la Universidad de York en Toronto, estudia cómo la lectura de ficción y otros tipos de historias impulsadas por personajes pueden ayudar a las personas a entender mejor a los demás y al mundo. «Para entender las historias, tenemos que entender a los personajes, sus motivaciones, interacciones, reacciones y objetivos», dijo. «Es posible que mientras entendemos las historias, podamos mejorar nuestra capacidad de entender a las personas reales en el mundo real al mismo tiempo».

Cuando te involucras con una historia, también estás involucrando las mismas habilidades cognitivas que usarías durante la cognición social (Current Directions in Psychological Science, Vol. 27, No. 4, 2018). Puedes obtener el mismo efecto con cualquier medio (teatro en vivo, un programa en Netflix o una novela) siempre y cuando tenga elementos centrales de una narrativa, historia y personajes.

Cuanto más se practica la empatía (por ejemplo, al relacionarse con personajes ficticios), más perspectivas se pueden absorber sin sentir que la propia amenaza está amenazada. «La base de la empatía tiene que ser la voluntad de escuchar las experiencias de otras personas y creer que son válidas», dijo Mar. «No tienes que negar tu propia experiencia para aceptar la de otra persona».

Aproveche el poder de la oxitocina

La hormona social oxitocina también juega un papel en la facilitación de la empatía.Bianca Jones Marlin, PhD, neurocientífica y profesora asistente de psicología en la Universidad de Columbia, descubrió que los ratones que habían dado a luz tienen más probabilidades de recoger cachorros llorando que los animales vírgenes y que la oxitocina liberada durante el proceso de nacimiento y crianza en realidad cambia los centros auditivos del cerebro para motivar comportamientos prosociales y de supervivencia (Nature, Vol. 520, No. 7548, 2015).

La oxitocina también puede reproducir respuestas de ayuda en aquellos que no tienen una relación con la sangre; cuando Marlin agregó oxitocina a los centros auditivos de ratones vírgenes, cuidaron de cachorros que no eran suyos. «Es como si la biología nos hubiera preparado para cuidar de aquellos que no pueden cuidar de sí mismos», dijo. «Pero eso es solo una línea de base; depende de nosotros como sociedad construir esto en nuestras relaciones».

A través de comportamientos liberadores de oxitocina como el contacto visual y el tacto físico suave, Marlin dijo que los humanos pueden aprovechar el poder de la oxitocina para promover la empatía y ayudar a los comportamientos en ciertos contextos. También se sabe que la oxitocina media los sentimientos de grupo y fuera del grupo.

La clave, dijo Marlin, es que ambas partes se sientan conectadas y sin amenaza. Para superar ese obstáculo, sugiere un enfoque tranquilo pero directo: Trate de decir: «No estoy de acuerdo con sus puntos de vista, pero quiero aprender más sobre lo que lo llevó a esa perspectiva».

Identificar un terreno común

Sentir un sentido de conexión social es una parte importante de desencadenar comportamientos prosociales. Percibes a la persona como miembro de tu propio grupo, o porque la situación es tan convincente que tu humanidad común se despierta, dijo Dovidio. «Cuando experimentas esta empatía, te motiva a ayudar a la otra persona, incluso a un costo personal para ti».

Una forma de aumentar esta motivación es manipular a quién ves como tu grupo interno. Jay Van Bavel, PhD, profesor asociado de psicología y ciencias neuronales en la Universidad de Nueva York, encontró que en ausencia de una conexión social existente, encontrar una identidad compartida puede promover la empatía (Journal of Experimental Social Psychology, Vol. 55, 2014). «Encontramos una y otra vez cuando las personas tienen una identidad común, incluso si se crea en el momento, están más motivadas para entrar en la mente de otra persona», dijo Van Bavel.

Por ejemplo, Van Bavel ha llevado a cabo investigaciones de fMRI que sugieren ser colocados en el mismo equipo para una actividad laboral puede aumentar la cooperación y desencadenar sentimientos positivos para las personas que una vez fueron percibidas como fuera del grupo, incluso entre diferentes razas (Ciencia Psicológica,Vol. 19, No. 11, 2008).

Para motivar la empatía en sus propias interacciones, encuentre similitudes en lugar de centrarse en las diferencias. Por ejemplo, tal vez usted y un vecino tengan ideologías políticas polares opuestas, pero sus hijos tienen la misma edad y van a la misma escuela. Construye sobre esa similitud para crear más empatía. «Contenemos múltiples identidades, y parte de ser socialmente inteligente es encontrar la identidad que compartes», dijo Van Bavel.

Haz preguntas

La investigación existente a menudo mide la empatía de una persona por precisión, qué tan bien las personas pueden etiquetar la cara de alguien como enojada, triste o feliz, por ejemplo. Alexandra Main, PhD, profesora asistente de psicología en la Universidad de California, Merced, dijo que la curiosidad y el interés también pueden ser un componente importante de la empatía. «La lectura mental no siempre es la forma en que funciona la empatía en la vida cotidiana. Se trata más de tratar activamente de apreciar el punto de vista de alguien», dijo. Si estás en una situación y luchando con la empatía, no es necesariamente que no te importe; tu dificultad puede ser porque no entiendes la perspectiva de esa persona. Hacer preguntas y participar en la curiosidad es una forma de cambiar eso.

Si bien la investigación de Main se centra en las relaciones padre-hijo, dice que el enfoque también se aplica a otras dinámicas de relación; por ejemplo, la curiosidad sobre por qué su cónyuge no sirve los platos podría ayudarlo a comprender los factores influyentes y, como resultado, prevenir conflictos y promover la empatía.

Main sugiere hacer preguntas abiertas a la persona con la que desea mostrar empatía, y proporcionar señales no verbales como asentir con la cabeza cuando alguien está hablando puede animar a esa persona a compartir más. Ciertas preguntas, como las a las que ya deberías saber la respuesta, pueden tener el efecto contrario, al igual que hacer preguntas personales cuando tu interlocutor social no desea compartir.

Lo importante es expresar interés. «Este tipo de comportamientos son realmente facilitadores de la divulgación y la discusión abierta», dijo Main. «Y a largo plazo, expresar interés en otra persona puede facilitar la empatía en la relación» (Desarrollo Social,Vol. 28, No. 3, 2019).

Entiende tus bloques

Las investigaciones sugieren que todos tienen bloqueos de empatía, o áreas donde es difícil exhibir empatía. Para combatir estas barreras al comportamiento prosocial, Schumann sugiere notar sus patrones y centrarse en áreas en las que siente que es difícil conectarse con las personas y relacionarse con sus experiencias.

Si te resulta difícil estar cerca de personas negativas, por ejemplo, enfréntate a esta dificultad y pasa tiempo con ellas. Trate de reflexionar sobre un momento en el que tuvo una perspectiva negativa sobre algo y observe cómo se relacionan. Y mientras escuchas, no interrumpas ni formule refutaciones o respuestas.

«La persona se sentirá mucho más validada y escuchada cuando realmente haya tenido la oportunidad de expresar su opinión, y la mayoría de las veces la gente corresponderá», dijo Schumann. «Puede que todavía estés en desacuerdo con fuerza, pero tendrás una idea más fuerte de por qué tienen la perspectiva que tienen».

Adivínate

Gran parte de la empatía se reduce a la voluntad de aprender, y todo aprendizaje implica cuestionar sus suposiciones y reacciones automáticas tanto en temas generales, como el racismo, como en las interacciones cotidianas. Según Rumble, es importante tener en cuenta lo que hay si en situaciones frustrantes antes de saltar a tomar juicios. Por ejemplo, si un paciente llega continuamente tarde a las citas, no asuma que no se toma la terapia en serio – algo más, como el estrés o el transporte poco confiable, podría estar interponerse en su puntualidad.

Y si te encuentras haciendo una suposición negativa, reduce la velocidad y admite que podrías estar equivocado. «Como científicos, adivinamos nuestras suposiciones todo el tiempo, buscando explicaciones alternativas», dijo Hodges. «También tenemos que hacer eso como personas».

Artículo publicado en la American Psychological Association (APA) en inglés y traducido al español por Psyciencia.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Trastorno por estrés postraumático: definición, síntomas y tratamientos

  • 26/11/2021
  • Laura Ruiz

En el transcurso de nuestra vida, todas y todos pasamos, en algún momento, por un evento traumático, o situación extrema. A raíz de ello, algunos de nosotros acabaremos desarrollando un TEPT, o trastorno de estrés postraumático, y otros no.

Pero, ¿qué es exactamente el TEPT? ¿Cuáles son sus síntomas? ¿Cómo se aborda desde la psicoterapia? ¡Respondemos a todas estas cuestiones!

TEPT: ¿qué es? Principales síntomas

El TEPT, o trastorno de estrés postraumático, es un trastorno derivado de una vivencia traumática, que manifiestan algunas personas tras vivir una experiencia así, como por ejemplo: una guerra, un accidente automovilístico, una agresión sexual o un desastre natural.



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Los síntomas del trastorno se agrupan en tres grandes áreas. En primer lugar, las víctimas suelen revivir intensamente la agresión sufrida o la experiencia vivida en forma de pesadillas y de imágenes y recuerdos constantes e involuntarios. Por otro lado, las personas tienden a evitar o a escaparse de los lugares o situaciones asociados al hecho traumático, e incluso rechazar el pensar voluntariamente y dialogar con sus seres queridos sobre lo ocurrido. 

Finalmente, en tercer lugar surge una respuesta de alarma exagerada, que se manifiesta a través de: dificultades de concentración, irritabilidad, problemas para dormir… Todo ello acaba originando un malestar clínico profundo y una interferencia importante en el funcionamiento diario del sujeto.

Prevalencia de eventos traumáticos y del TEPT

Pero, ¿todos vivimos, o viviremos, un evento traumático en nuestra vida? ¿De qué probabilidades hablamos o por cuántos de estos eventos se calcula que pasaremos?

Según autores como Breslau (2004), citado en el Manual de Psicología Clínica de preparación al PIR de Cede (2018), a lo largo de nuestra vida, vivimos de 1 a 5 acontecimientos traumáticos. Otro autor, en este caso Yasan (2009), también citado en el manual, sugiere que entre el 53-60% de los hombres, y entre el 44-50% de las mujeres, se expondrá al menos a un acontecimiento traumático, a lo largo de la vida.  

Finalmente, Norris y Slone (2010), apuntan que en torno al 50% de las personas vivimos al menos dos eventos traumáticos en la vida. 

A raíz de estos sucesos, como decíamos, algunas personas desarrollarán TEPT y otras no. Esto dependerá del tipo de suceso, de los recursos personales de cada uno y de otras variables como el sexo. Y es que, según los estudios, aunque los hombres tienen tasas de prevalencia más altas que las mujeres en lo referente a vivir un acontecimiento traumático a lo largo de su vida, son las mujeres las que, tras la vivencia del acontecimiento, tienen mayor probabilidad de desarrollar un TEPT.

El DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los trastornos mentales) estima en un 8,7% el riesgo vital de haber presentado un TEPT a la edad de 75 años, en EEUU, y sitúa la prevalencia anual del trastorno en 3,5%.

Síntomas del TEPT (criterios diagnósticos)

Para poder hablar de un TEPT, la duración mínima de los síntomas es de un mes. Pero, ¿cuáles son estos síntomas? Según el DSM-5 (APA, 2013), los criterios diagnósticos para este trastorno (que incluyen sus síntomas) son:

Exposición a un suceso traumático

La exposición a una muerte real o peligro de muerte, lesiones graves o violencia sexual de una o más de las siguientes maneras:

  • Experimentación directa del evento traumático (o eventos traumáticos).
  • Ser testigo, en persona, del acontecimiento mientras le ocurre a otros.
  • Tener conocimiento de un acontecimiento que le ha ocurrido a alguien cercano o a un amigo. En los casos de muerte real o amenaza de muerte de un miembro de la familia o amigo, el evento debe haber sido violento o accidental.
  • Experimentar repetidamente o exposición extrema a detalles aversivos del acontecimiento. Por ejemplo, en personal de emergencias que recoge restos humanos, agentes de policia expuestos repetidamente a detalles sobre abuso sexual a menores, bomberos, etc.

Síntomas intrusivos

El segundo criterio diagnóstico del TEPT hace referencia a síntomas intrusivos que se asocian con el evento traumático en cuestión. Dichos síntomas empiezan después del suceso traumático, y pueden ser:

  • Recuerdos angustiosos recurrentes, involuntarios e intrusivos del suceso o sucesos traumáticos.
  • Sueños angustiosos recurrentes, cuyo contenido y/o afecto del sueño se relaciona con el trauma.
  • Reacciones de tipo disociativo, donde uno siente como si se repitiera el evento, o como si aún actuara en él.
  • Malestar psicológico intenso o prolongado, que surge cuando uno se expone a factores internos o externos que simbolizan o se asimilan a un aspecto concreto del evento traumático.
  • Reacciones fisiológicas intensas a factores internos o externos, que también simbolizan o se parecen a un aspecto del evento en cuestión.

Síntomas evitativos (evitación)

El tercer criterio diagnóstico para el TEPT es la evitación persistente de estímulos asociados al suceso o sucesos traumáticos. Igual que en el caso anterior, dichos síntomas aparecen después del evento, y se traducen en una o dos de las siguientes manifestaciones:

  • Evitación, o gran esfuerzo, destinados a evitar recuerdos, pensamientos o sentimientos angustiosos relacionados con el trauma.
  • También evitación o esfuerzos con la finalidad de evitar recordatorios externos (por ejemplo: personas, lugares, conversaciones, actividades, objetos, situaciones…), los cuales despiertan recuerdos, pensamientos o sentimientos angustiosos relacionados de forma directa con el evento traumático.

Alteraciones negativas cognitivas y del estado de ánimo

Dichas alteraciones se manifiestan de diferentes formas:

  • Incapacidad para recordar un aspecto importante del suceso o sucesos traumáticos; esta es típicamente debida a la amnesia disociativa, y no a otros factores como podrían ser las drogas.
  • Creencias o expectativas negativas persistentes y exageradas sobre uno mismo, los demás o el mundo. Por ejemplo, surgen pensamientos del tipo: “estoy mal”, “el mundo es terrible”, etc.
  • Percepción distorsionada persistente de la causa o las consecuencias del suceso, que hace que la persona se acuse a sí misma del mismo (o a los demás).
  • Un estado emocional negativo persistente, que puede ser: culpa, enfado, rabia, terror, miedo, vergüenza…
  • Disminución importante del interés o de la participación en actividades significativas.
  • Un sentimiento de desapego o de extrañamiento de los demás.
  • Incapacidad persistente de experimentar emociones positivas, como la felicidad, la satisfacción o el afecto positivo.

Alteración de la alerta y reactividad 

Se da también una hiperactividad en la persona, que se traduce en:

  • Comportamiento irritable y arrebatos de furia (con poca o ninguna provocación). Estos se expresan típicamente como una agresión verbal o física contra personas u objetos.
  • Comportamiento imprudente o autodestructivo.
  • Hipervigilancia.
  • Respuesta de sobresalto exagerada.
  • Problemas de concentración.
  • Alteración del sueño; por ejemplo, dificultad para conciliar o continuar el sueño, o sueño inquieto.

Tratamientos psicológicos

¿Qué tratamientos han demostrado evidencia científica para abordar los síntomas del TEPT? Según la Guía de tratamientos psicológicos eficaces de M. Pérez (2010), la terapia de exposición prolongada sería un tratamiento bien establecido para el trastorno (eficaz), considerado el de elección. 

Así también lo asegura el Manual de Terapia de Conducta de M.A. Vallejo (2016), además de la Guía de Práctica Clínica para el tratamiento del TEPT de la APA (2017). Pero también encontramos otras terapias validadas (aunque no tan eficaces, según la investigación actual), como la terapia EMDR, el entrenamiento en inoculación de estrés y la terapia de exposición narrativa.

Finalmente, dos terapias psicológicas que se encuentran en fase experimental para el TEPT, según M. Pérez, son: la hipnoterapia y el debriefing psicológico (intervención breve que se realiza en los primeros días tras el evento traumático).

Referencias:

  • American Psychiatric Association –APA- (2014). DSM-5. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Madrid: Panamericana.
  • Azcárate Mengual, M. A. (2007). Trastorno de Estrés Post Traumático y Daño Cerebral. Madrid: Díaz de Santos.
  • Belloch, A., Sandín, B. y Ramos, F. (2010). Manual de Psicopatología. Volumen I y II. Madrid: McGraw-Hill.
  • Pérez, M.; Fernández, J.R.; Fernández, C. y Amigo, I. (2010). Guía de tratamientos psicológicos eficaces I y II:. Madrid: Pirámide.
  • Ruiz, M. y Villalobos, A. (2012). Manual de técnicas de intervención cognitiva conductuales. Editorial Desclée de Brouwer. España. Referencia.
  • Salud Mental y Tratamientos

La mejor terapia para la depresión

  • 24/11/2021
  • David Aparicio
stressed black man with dreadlocks in psychological office

El psicólogo Osvaldo Muñoz resume las evidencia disponible sobre los tratamientos psicológicos basados en la evidencia científica para la depresión:

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Hoja de trabajo: 40 valores comunes para trabajar desde la terapia de aceptación y compromiso

  • 24/11/2021
  • David Aparicio

Hay ocasiones que los consultantes tienen dificultades para poner en palabras cuales son sus valores y qué es lo realmente importante para ellos. Una manera de ayudar en este proceso, es presentar una lista que describa los valores comunes.

En su libro Getting unstuck in ACT, Russ Harris ofrece una lista de 40 valores comunes. He adaptado y traducido esta lista para que puedas usarla en dos versiones, online y pdf, para que puedas usarla en la consulta.

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  • Salud Mental y Tratamientos

Cómo usar el cuestionario de valoración conductual-contextual para parejas

  • 24/11/2021
  • David Aparicio
couples sitting in while facing mountain

En este video, José Olid, responsable de formación en TerapiasContextuales.com, nos explica cómo usar, paso a paso, el cuestionario de valoración conductual-contextual en parejas. Un recurso sumamente útil y necesario antes de iniciar cualquier procedimiento en este tipo de terapia.

José también compartió el cuestionario en formato PDF para que puedas descargarlo y usarlo en tu trabajo y también en formato online en Google Forms.

Si quieres aprender más sobre terapias contextuales, te recomiendo que estés muy atenta/o a los descuento que tendrán en su página web desde el 26 de noviembre.



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

El efecto «víctima virtuosa»: ¿cómo percibimos el carácter moral de las víctimas de injusticias?

  • 24/11/2021
  • Maria Fernanda Alonso

En las noticias, en redes sociales y en la vida personal y laboral, leemos y escuchamos sucesos que retratan el padecimiento de alguien que ha sufrido algún menoscabo; al asunto es que tendemos a ver a las víctimas de irregularidades o injusticias como más virtuosas moralmente que las personas que no víctimas y se han comportado de manera idéntica (Jordan & Kouchaki, 2021), y estas percepciones pueden tener implicaciones sociales importantes, incluida la formulación de políticas y respuestas legales, el tratamiento que reciben las víctimas, entre otras cuestiones.

Qué metodología usaron

Para averiguar cómo perciben las personas el carácter moral de las víctimas, los investigadores realizaron 17 experimentos en los que participaron 9676 sujetos. 16 de esos estudios fueron realizados en línea y 1 de ellos se llevó a cabo en un laboratorio.

El diseño básico de esta investigación implicó asignar a los participantes a una condición neutral o de víctima, donde se les presentaban narrativas que contenían información idéntica sobre el comportamiento de un personaje objetivo. En la condición de víctima, se informó a los participantes que otro personaje trató al objetivo de manera inmoral, mientras que este no fue el caso de la condición neutral.



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Después de leer las narraciones, los participantes proporcionaron una calificación de moralidad y confiabilidad para el personaje objetivo. Algunos experimentos también incluyeron medidas secundarias, como la simpatía por el objetivo. Este diseño básico se aplicó a seis narrativas diferentes con seis transgresiones morales distintas (por ejemplo, robo, ataque verbal, negligencia médica).

Los investigadores también exploraron los límites potenciales del efecto “víctima virtuosa” manipulando variables como la narración en primera o tercera persona, el género del objetivo y su competencia. Además, exploraron posibles explicaciones para el efecto, incluida la hipótesis de “restauración de la justicia” que argumenta que las víctimas son vistas como morales porque esto motiva el castigo de los perpetradores y la ayuda a las víctimas, y las personas son frecuentemente incentivadas a promulgar o alentar tales acciones de restauración de la justicia.

Qué encontraron

Luego del análisis de los resultados, los autores hallaron que las víctimas a menudo son vistas como más virtuosas que las personas no víctimas en una amplia gama de transgresiones morales, no por cómo se han comportado, sino por cómo otros las han maltratado. Este efecto no fue moderado por la raza o el género de la víctima.

Al explorar los límites potenciales de este efecto, los investigadores encontraron que el efecto puede ser especialmente probable para las narrativas de las víctimas que describen al perpetrador y se narran en tercera persona. Además, este efecto fue específico para víctimas de inmoralidad y no se extendió a las víctimas accidentales ni a la virtud moral (es decir, rasgos positivos pero no morales, como el atletismo y la gracia).

Por otro lado, los resultados apoyan la hipótesis de restauración de la justicia, que sugiere que ver a las víctimas como virtuosas motiva la acción de restauración de la justicia. Es importante destacar que la introducción de desincentivos para tal acción eliminó el efecto de “víctima virtuosa”.

Una limitación de este trabajo es que se basó en narrativas hipotéticas, la mayoría de ellas presentadas en tercera persona. Los autores sugieren que trabajos futuros deben explorar las percepciones de las víctimas del mundo real, tanto en contextos de tercera persona (por ejemplo, cobertura de noticias, chismes) como el intercambio de historias personales.

Referencia: Jordan, J. J., & Kouchaki, M. (2021). Virtuous victims. Science Advances, 7(42), eabg5902. https://doi.org/10.1126/sciadv.abg5902

Fuente: Psypost

  • Salud Mental y Tratamientos

La matrix: conceptualizando la orientación en crianza

  • 24/11/2021
  • Geraldine Panelli

A pesar de los conocimientos sobre crianza efectiva y la distribución de los mismos junto con  programas de apoyo a la orientación en crianza; aún en la práctica se encuentran grandes desafíos a la hora de aplicarlos. Esto se puede dar, por los propios objetivos de lxs adultxs de solamente modificar los comportamientos de lxs hijxs; sin ser conscientes del modelo que brindan y de los propios comportamientos privados y públicos que interfieren en las aplicaciones de las diferentes metodologías aconsejadas. El trabajo desde la terapia de aceptación y compromiso (ACT) viene a aportar estrategias y conceptualización en donde estas barreras son las protagonistas en la intervención. A continuación se presentará la matrix, una herramienta de excelencia para conceptualizar las intervenciones en donde participan todos los procesos de ACT.

La matrix y su utilidad

Para quienes nunca se han acercado a esta herramienta, espero que se sorprendan por su practicidad y utilidad clínica. Es una herramienta de excelencia para conceptualizar y realizar análisis funcionales de los comportamientos de evitación experiencial de los pacientes. 

Fue desarrollada por Kevin Polk en 2009 con la intención de poder simplificar una herramienta que pueda ser utilizada con lxs consultantes  y sus usos se han ampliado desde la terapia individual a la familiar y a grupos (Polk et al., 2016). 



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Su aplicación en crianza

Los siguientes pasos y desarrollo están basados en el libro The Essential Guide to the ACT Matrix y mi propia experiencia profesional aplicando la misma. 

El primer paso para poder trabajar con la matrix es poder explicar a la familia la diferencia entre lo que es el mundo de la experiencia de los 5 sentidos y el mundo de la experiencia de lo que sucede dentro de nuestra piel, también lo podríamos llamar “mente” o mundo interno. 

Para lograr efectivamente este primer paso podríamos hacer un ejercicio tomando algún objeto del consultorio y experimentar con estos papás/mamás como es sentir en el mundo de los 5 sentidos este objeto (a qué huele, cómo es la textura, de qué color es, etc.) y luego a cerrar los ojos y a pensar en este objeto. De esta forma mediante la experiencia logramos el objetivo de que logren ser conscientes de que podemos vivir en estos dos mundos y que es clave ir identificando todo el tiempo en cuál estamos. 

Cada cuadrante de la matrix tiene una utilidad específica y es importante completarlos con lxs progenitores en el momento. El lenguaje a utilizar debe ser comprensible por ellxs, sin palabras extremadamente técnicas y con preguntas sencillas que colaboren con explorar en profundidad.

  1. En este cuadrante inferior derecho encontramos preguntas que nos orientan a conocer los valores de lxs progenitores, es decir los reforzadores positivos abstractos, cualidades que desean cultivar como familia. Podemos realizar preguntas como : 
    • ¿Qué es importante para ustedes?
    • ¿Quiénes son importantes para ustedes?
    • ¿Qué tipo de padre/ madre quieren ser?

Algunas de las respuestas que suelen aparecer tienen que ver con la importancia de lxs hijxs, de la familia en general, de la comunidad en la que participan como clubes o instituciones, la vida en pareja, etc. Es muy importante orientar a lxs progenitores en conectar con la importancia de ellxs mismos dentro de quiénes son importantes; si no se nombran desde el inicio debemos intentar evocarlo. También suelen aparecer como valores cualidades como ser calmos, atentos, cariñosos, etc. 

  1. Dentro de este cuadrante inferior izquierdo comenzaremos a explorar con lxs progenitores qué cosas suceden por debajo de la piel (comportamientos privados – encubiertos) que a veces les impiden realizar conductas de acercamiento a lo que es importante para ellxs o que incluso son de alejamiento. Algunas preguntas que pueden servir:
    • ¿Qué pensamientos, emociones, sensaciones aparecen como barreras?
    • ¿Hay algo que sientes dentro de tu cuerpo que te impide actuar calmado por ejemplo?
    • ¿Qué mensajes les dicen sus mentes para actuar alejándose de lo que es importante para ustedes?

En este caso las respuestas que pueden aparecer de las emociones que notan son: miedo, ansiedad, enojo, nervios, vergüenza, culpa, etc. Pensamientos como “Haga lo que haga no me hace caso”, “Me lo hace a propósito”, “Nunca va a cambiar”, “Soy mala/o madre/padre” entre otros. También pueden aparecer sensaciones físicas como palpitaciones, temblores o calor. Es importante no asombrarse como terapeutas frente a lo que lxs progenitores noten, siempre validando lo que aparece como barrera. 

  1. A la hora de llegar al 3er cuadrante lo que vamos a identificar con los papás y mamás es ¿Qué los podemos ver haciendo cuando aparecen estos estímulos (los del cuadrante 2)? Lo que nos interesa en este apartado es que logremos a través del relato la consciencia de que cuando esto aparece se suelen comportar de determinada manera. Como si fuera una película los vamos a invitar a describir qué es lo que hacen; algunas de las respuestas que suelen escuchar son: grito, me pongo a llorar, pego, discuto,etc. 

Antes de pasar al cuadrante número 4; si se han dado cuenta el objetivo de hacerlo con ellxs en el momento es generar esta conciencia, el darse cuenta de cada uno de estos cuadrantes es fundamental para generar un cambio. Y este es el momento para poder generar consciencia de que lo que vienen haciendo hasta ahora no funciona como ellxs esperan; alejándose de lo que es importante para esta familia. 

Vamos a tomar el cuadrante 2 y 3 como unidad de análisis y empezar a observar con ellos como una y otra vez están en un círculo sin fin de comportamientos que no terminan de resolver el problema en cuestión (están en loop). Veámoslo con un ejemplo:

“-Entonces me estas contando que cuando aparece el enojo (cuadrante 2) ustedes gritan (cuadrante 3), esto a corto plazo hace que su hija deje de tirar la comida; y ¿qué sienten después de gritar?

-Bronca, angustia, culpa 

-Me imagino que para ustedes es difícil ese momento ¿Y aparecen pensamientos?

– Si, a mi me pasa que pienso en que nunca va a cambiar, que es culpa mía porque la crié mal (cuadrante 3). 

-Gracias por contarme esto que pensas, y cuando estos pensamientos y emociones los invaden ¿que hacen? 

-Solemos comer separados, muchas veces alguno de los dos se pone tan mal que se va y no cena. 

-Entiendo, y ¿cómo repercute esto en sus vidas? Notan que sucede cuando están haciendo una y otra vez esto.”

La idea es con un relato similar a este, adaptado a la familia con quien estamos trabajando lograr ahí un click, un movimiento que nos permita seguir trabajando en sintonía con acercarnos a los valores (cuadrante 1). Una vez en ese punto entonces continuamos. 

  1. La pregunta central en este cuadrante es “Si pudieran verse acercándose a todo esto que es importante para ustedes (cuadrante 1), que se verían haciendo? Es importante pensar en comportamientos que aparezcan, no importa si están muy lejos de lo posible hoy. Los mismos luego se pueden separar en pequeños pasos o partes para alcanzar los comportamientos finales; pero toda idea que aparezca acá es bienvenida. Una vez que tenemos esta lista; podemos preguntar ¿En el corto plazo hasta que nos volvemos a encontrar que de esto que nombraron es posible? Pequeñas acciones en esta dirección son las que necesitamos para que las familias contacten cómo se sienten caminando hacia este lado de la matrix y todo lo que obtienen del ambiente cuando se mueven del lado de lo que es valioso. 

Conclusión

En lo personal la matrix es una herramienta que me gusta mucho, me resulta sencilla y práctica. Dentro de la misma podemos ver cómo en cada cuadrante a la hora de trabajar con las respuestas de las familias podemos trabajar todos los procesos de flexibilidad psicológica acompañando a los consultantes en el aprendizaje de habilidades que les permiten estar más cerca de una vida valiosa en relación a lo familiar en este caso.  Muchas veces invitó a las familias a colocarla en algún lugar visible para cada día poder observar hacia donde están caminando para poder trabajar la consciencia y la decisión de cómo actuar; e incluso para favorecer el darse cuenta cuando son arrastrados hacia el lado izquierdo de la matrix.

El desarrollo de esta herramienta puede realizarse en formato presencial, pero también en formato online; no se necesita más que una pizarra o papel y lápiz. Dependiendo de las familias con las que trabajamos podemos complementar con algún otro recurso como tarjetas de cada cuadrante, cartulinas de colores de alertas, brújulas con objetivos. Lo bueno es que mientras estemos encuadrados en el modelo podemos usar nuestra imaginación. 

Referencias:

  • Polk, K. L., Schoendorff, B., Webster, M., & Olaz, F. O. (2016). The Essential Guide to the ACT Matrix: A Step-by-Step Approach to Using the ACT Matrix Model in Clinical Practice (English Edition) (1.a ed.). Context Press.
  • PhD, L. C. W., PhD, A. M. R., & PhD, K. W. G. (2009). The Joy of Parenting: An Acceptance and Commitment Therapy Guide to Effective Parenting in the Early Years. New Harbinger Publications.
  • Whittingham, K., & Coyne, L. (2019). Acceptance and Commitment Therapy: The Clinician’s Guide for Supporting Parents (1.a ed.). Academic Press.

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