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Publicaciones por mes

agosto 2021

53 Publicaciones
  • Salud Mental y Tratamientos

Dislexia: diagnóstico, síntomas y tipos

  • 23/08/2021
  • Laura Ruiz

La dislexia es un trastorno del aprendizaje que implica dificultades a la hora de leer, y que se estima, afecta a un 5-8% de los niños escolarizados en educación primaria y secundaria, y a un 10-15% de la población general. Estas dificultades lectoras pueden ser de diferente tipo: confusión o intercambio de letras, omisiones…

Es un trastorno que se suele detectar en la escolarización, a partir de los 7 años, y que afecta tanto a niños como a niñas. Pero, ¿qué más sabemos de la dislexia? ¿Cómo se manifiesta? ¿Qué tipos existen? ¿Cómo podemos ayudar a una persona con dislexia?

¿Qué es la dislexia?

La dislexia es un trastorno del aprendizaje caracterizado por dificultades en la lectura, que afecta a niños y a niñas en edad escolar. Un niño que padece dislexia tiene un rendimiento en la lectura por debajo del rendimiento esperado según su edad, cociente intelectual y escolarización. La dislexia no afecta a la inteligencia; es decir, se puede tener dislexia y una inteligencia perfectamente normal.

Estas dificultades de las que hablamos interfieren en el rendimiento académico de la persona; a veces, incluso, también en sus actividades de la vida diaria y en su nivel de autoestima.

La dislexia puede aparecer también en personas con algún tipo de discapacidad intelectual o déficit sensorial; sin embargo, en estos casos, para poder hablar de una auténtica dislexia, se requiere que las dificultades excedan las habituales para la persona (o las que se esperarían según su momento evolutivo e intelectual).


Diagnóstico

Los profesionales recomiendan diagnosticar la dislexia a partir de los 7 años, y no antes. Esto es así porque, antes de los 7 años, la persona aún está en evolución, y se considera una edad muy temprana donde aún se produce aprendizaje y desarrollo de las capacidades, incluyendo las habilidades cognitivas y/o académicas.

Dislexia en el DSM

¿Cómo aparece la dislexia en los manuales diagnósticos de referencia? En la edición anterior a la actual, en el DSM-IV-TR (2002) (Manual Diagnóstico de los Trastornos Mentales), la dislexia se diagnosticaba como un “trastorno de la lectura”. 

En cambio, en la siguiente edición (DSM-5), el trastorno se diagnostica como un “trastorno específico del aprendizaje”. Esta nueva categoría es una categoría más genérica, y engloba, además de la dislexia, todos los posibles trastornos relacionados con el aprendizaje. Entre ellos encontramos: discalcúlia, alteraciones en la escritura, etc.

Síntomas de dislexia (criterios diagnósticos)

¿Qué síntomas conlleva la dislexia? Estos se incluyen en los criterios diagnósticos para el trastorno, según el DSM-5, y son los siguientes:

1. Dificultades en el aprendizaje (lectura)

Las dificultades, en el caso específico de la dislexia, están enfocadas al ámbito de la lectura. Entre ellas encontramos:

  • Equivocaciones leyendo.
  • Confusiones de unas letras con otras (por ejemplo, confundir la “b” con la “d”).
  • No reconocer algunas palabras.
  • Lentitud lectora.
  • Imprecisión en la lectura.
  • Entonación inadecuada o incorrecta mientras se lee.

Todas estas dificultades pueden interferir en una correcta comprensión de lo que se está leyendo (comprensión lectora).

2. Interferencia en el rendimiento académico

Las dificultades descritas originan una interferencia en el rendimiento académico de la persona. El rendimiento se puede evaluar a través de pruebas estandarizadas que se administran individualmente.

¿Cuándo se considera una disminución significativa en el rendimiento? Cuando los resultados de las pruebas se sitúan 2 desviaciones típicas por debajo de la edad media, según la edad de la persona. Por otro lado, en las chicas y chicos mayores de 17 años, la dislexia se suele detectar a través de una historia documentada de su rendimiento.

3. Se inicia en la edad escolar

Otro criterio diagnóstico para la dislexia, según el manual, es un inicio del trastorno en la edad escolar. Esto se extrapola también a los demás trastornos específicos del aprendizaje, como por ejemplo, la discalcúlia.

Puede ocurrir, eso sí, que las dificultades aparezcan más tarde, porque hasta el momento el alumno no tuvo que hacer frente a unas demandas que excedieran sus capacidades.

4. Se excluyen otros trastornos

En último lugar, deben excluirse otros trastornos para poder hablar de dislexia. Así, la persona no puede cumplir los criterios diagnósticos para: una discapacidad intelectual (DI), un déficit auditivo o visual, un trastorno mental o un trastorno neurológico. 

Tampoco puede existir una falta de competencia en el lenguaje, cierta adversidad psicosocial o una instrucción educativa inadecuada.

Si se padece otro trastorno, como hemos dicho anteriormente, las dificultades propias de la dislexia deben superar las esperables según la condición (trastorno) de la persona.

3 tipos de dislexia

La dislexia, según sus características de presentación, puede ser de diferentes tipos (más allá del nivel de afectación que conlleve, pudiendo ser: leve, moderado o grave). Los tipos que existen, concretamente, según la vía léxica afectada para leer, son:

1.Dislexia fonológica

Este tipo de dislexia también se denomina dislexia auditivo-lingüística. En este caso, está alterada la vía no léxica de la lectura (también llamada vía indirecta o fónica). Esta vía es la que utilizamos cuando leemos y accedemos al significado de las palabras a través de los sonidos (es decir, gracias al sonido reconocemos la palabra). La vía también se denomina vía secuencial o vía fonológica.

En otras palabras: esta vía nos permite transformar los signos gráficos en sonidos, a través de un sistema de conversión grafema-fonema. En la dislexia fonológica, la persona no puede realizar este proceso; por ello, son personas a las que les cuesta leer pseudopalabras (palabras inventadas).

Un truco para recordar el nombre de este tipo de dislexia (y de los demás): el nombre del tipo corresponde al nombre de la vía de lectura afectada (alteración vía fonológica ⇒ dislexia fonológica).

2.Dislexia superficial

Otro de los tipos de dislexia, según la vía afectada, es la dislexia superficial o dislexia perceptivo-visual. En este caso, está alterada la vía superficial para leer, la que nos permite leer de forma “global” las palabras. A través de ella, leemos la palabra en su totalidad, y accedemos a su significado; nos apoyamos en los aspectos perceptivo-visuales del proceso de lectura, eso es, en las propias letras.

Como la persona tiene alterada esta vía (vía superficial, léxica, directa o visual), no podrá leer correctamente palabras irregulares (palabras poco frecuentes). ¿Por qué? Porque no las conoce, no puede hacer el proceso mental de “palabra” ⇒ “significado”.

3.Dislexia profunda

La dislexia profunda es la más grave, y también se denomina dislexia mixta. En este caso, la persona tiene ambas vías de lectura alteradas (la indirecta o fonológica y la directa, léxica o visual). 

Generalmente, tiene afectada totalmente la vía fonológica y la vía léxica sólo de forma parcial. Es por ello que las personas con dislexia profunda tienen auténticas dificultades para leer en general: tanto palabras regulares como irregulares y pseudopalabras.

Algunas pautas para abordar la dislexia

El tratamiento de la dislexia debe ser un tratamiento psicopedagógico y fonológico, que permita trabajar en las dificultades de la persona a través de ejercicios de palabras y lectura, de diferente tipo. 

También se utilizan técnicas de modificación de conducta, con estrategias como el reforzamiento positivo. Aunque no profundizaremos en ellos, sí hablaremos de algunas ideas clave que pueden ayudarnos a la hora de abordar un trastorno de dislexia, especialmente en la infancia:

  • Realizar adaptaciones en los exámenes y ejercicios.
  • Reforzar la autoestima del niño y sus puntos fuertes.
  • Utilizar la empatía y la comprensión ante los errores (sobre todo, ¡no culpabilizar!).
  • Adaptar la didáctica a las diferentes formas de aprender.
  • Utilizar también herramientas tecnológicas estimulantes para el niño.
  • Adaptar la tipografía para mejorar la legibilidad.

“Todos los niños pueden aprender, sólo que no a la misma vez, ni de la misma manera”. George Evans

Referencias:

  • APA (2014). DSM-5. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Madrid. Panamericana.
  • Ardouin, J., Bustos, G. Gayo, R. y Jarpa, M. (2000). Trastornos del lenguaje en la infancia. Madrid: Síntesis.
  • Caballo, V., Simón, M.A. (2002). Manual de Psicología Clínica Infantil y del adolescente. Trastornos específicos. Pirámide: Madrid.


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No todo es psicología (2): Cómo ser más inteligente

  • 22/08/2021
  • David Aparicio

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Disfrute de la escuela a los 6 años y logros educativos posteriores

  • 19/08/2021
  • Alejandra Alonso

Nuestro desempeño académico depende de muchos factores: la forma en que nos enseñan, nuestras necesidades específicas y cómo se satisfacen, nuestras familias y el contexto socioeconómico en que estamos inmersos, por ejemplo. Las brechas con respecto a lo logros pueden comenzar muy temprano.

Un factor que podría afectar el desempeño y que ha sido explorado muy poco es el disfrute al estar en la escuela. Con el objetivo de explorarlo, un equipo de investigación utilizó los datos del estudio longitudinal de parentalidad y niñez de Avon, que ha estado siguiendo familias desde 1991.

¿Cómo se realizó el estudio?

Se contó con datos de 3,372 participantes. A los 6 años de edad se indagaba que tanto les gustaba la escuela; 6 meses después debían responder preguntas de seguimiento sobre su disfrute. Se midieron los logros educativos a través de resultados de los exámenes a la edad de 16 años y el equipo también recolectó otros datos como el sexo, el mes de nacimiento y el año escolar, la etnia, la habilidad cognitiva a los 8 años, educación materna y posición socioeconómica de los padres.

Las madres que participaron también reportaron si a sus hijas e hijos les gustaban los docentes a la edad de 6 años. Y las niñas y niños reportaban su temperamento al contestar preguntas sobre cuán felices o enojados estaban.

Al cumplir 8 años, respondieron preguntas sobre su seguridad en cuanto al trabajo que realizaban y a su inteligencia, además de su satisfacción en relación a cantidad de amistades que tenían y la calidad de esas relaciones. Por último, se observó el ambiente de aprendizaje en el hogar preguntando cómo las familias les enseñaban los colores, el lenguaje, los números, las canciones, las formas y los tamaños.

¿Qué observaron?

No hubo relación entre el disfrute de la escuela y el estatus socioeconómico de la familia. Los niños y niñas con mayores habilidades cognitivas tendían a disfrutar la escuela más y las niñas eran más propensas a decir que disfrutaban la escuela que los niños.

Había una fuerte relación entre la opinión que el estudiante tenía del docente y el grado en que disfrutaba la escuela: cuando las madres reportaban que al estudiante le gustaba su maestra/o, la probabilidad de que disfrutara la escuela era 9 veces mayor. De manera similar, tener confianza en su trabajo también aumentaba el disfrute.

La medida en que los estudiantes disfrutaban la escuela no solo tenía un impacto a corto plazo. Aquellos que disfrutaron de la escuela a los seis años obtuvieron un promedio de 14,4 puntos más en GCSE (certificado general de educación secundaria del Reino Unido), una diferencia de dos grados, incluso cuando los investigadores habían controlado otros factores relacionados con el rendimiento educativo como la capacidad cognitiva y el nivel socioeconómico familiar. También tenían un 29% más de probabilidades de obtener cinco o más calificaciones entre A y C, incluidas las calificaciones de matemáticas e inglés tan cruciales para el empleo. De hecho, el disfrute de la escuela a los seis años fue un predictor del rendimiento educativo a los 16 años casi tan fuerte como otros factores (sexo y el nivel socioeconómico).

Puede parecer obvio que el disfrute de la escuela tenga un impacto en las calificaciones. Pero es sorprendente que el disfrute a los seis años pueda afectar las notas de los 16, particularmente cuando se considera su importancia relativa junto con factores como el género y la capacidad cognitiva.

Los resultados también parecen prometedores para posibles intervenciones. El disfrute puede ser más susceptible de modificación que otros factores, como el socioeconómico. El diseño de intervenciones enfocadas en el disfrute de la escuela y la promoción de sentimientos agradables hacia la escuela, por lo tanto, podría tener un impacto significativo en el rendimiento durante muchos años en el futuro.

Limitaciones

Algunas de las limitaciones nombradas por el equipo de investigación fueron:

  1. El cohorte utilizado no provee una muestra representativa de la población estudiantil del Reino Unido.
  2. Las asociaciones se estiman a partir de datos de observación y, por lo tanto, pueden surgir debido a factores de confusión adicionales entre el disfrute escolar y el rendimiento educativo que no fueron controlados.
  3. Debido a que condicionamos los análisis a medidas de capacidad cognitiva, confianza en el trabajo e inteligencia, y grupos de amistad que se recopilaron a los 8 años, después de los datos de disfrute escolar, es posible que esto haya inducido un sesgo de colisión en los resultados.
  4. Las medidas en que los niños y niñas se sentían contentos con sus docentes eran reportada por las madres y podrían no reflejar tan precisamente la actitud del estudiante hacia el docente.

El equipo señala que los resultados no deben tomarse como una forma definitiva de abordar la desigualdad en la educación, un tema que es claramente complejo y de múltiples niveles. La investigación futura también podría explorar por qué los niños y niñas disfrutan o no de la escuela y cómo esto interactúa con factores sociales externos. Sin embargo, pensar detenidamente en el disfrute podría ser una pieza en el rompecabezas del logro académico.

Referencia del estudio: Morris, T.T., Dorling, D., Davies, N.M. et al. Associations between school enjoyment at age 6 and later educational achievement: evidence from a UK cohort study. npj Sci. Learn. 6, 18 (2021). https://doi.org/10.1038/s41539-021-00092-w

Fuente: BPS



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿Qué pasa cuando una persona atea quiere expresar sus creencias en el lugar de trabajo?

  • 19/08/2021
  • Maria Fernanda Alonso

El turbante, el crucifijo o la kipá son elementos muy importantes de la fe a la que pertenecen. Poder utilizarlos en el lugar de trabajo como expresión de las creencias personales es un gran avance de la lucha por la tolerancia religiosa. Sin embargo, las investigaciones indican que las personas ateas no son acreedoras de la misma tolerancia que se procura garantizar a sus pares religiosos. Este efecto parecería motivarse en la suposición de que los ateos tratan de imponer sus creencias a los demás (Rios et al., 2021).

Señalan los autores que en muchas ocasiones, los ateos son vistos como inmorales y poco confiables, lo que los lleva a ser discriminados en contextos como la política o el ámbito laboral. Una cuestión que llamó la atención de los investigadores es qué sucede en este último ámbito cuando una persona atea desea usar algún elemento que represente sus creencias personales, tal como lo hacen las personas que creen en alguna religión.

Qué metodología usaron

Para averiguarlo, el equipo realizó tres estudios en los que los encuestados leyeron viñetas que describían a un empleado ateo, cristiano, judío o musulmán que quería mostrar un símbolo de sus creencias en el lugar de trabajo (por ejemplo, una cita sobre una creencia dentro de su cubículo). Después de leer estos escenarios, se pidió a los participantes que calificaran qué tan dispuestos estarían a acceder a la solicitud del empleado de expresar sus creencias en el trabajo.

Los investigadores eligieron analizar solicitudes relacionadas con las creencias en vez de, por ejemplo, la voluntad de dar un aumento o un ascenso porque piensan que tales solicitudes serían menos susceptibles a las preocupaciones sobre la conveniencia social; es decir, un empleador podría justificar su renuencia a adaptarse a la expresión de ciertas creencias (o falta de creencias) sobre la base de que dichas creencias simplemente deberían mantenerse fuera del lugar de trabajo… mientras que es difícil justificar promover o dar un aumento a un miembro de un grupo sobre otro, sin parecer sesgado en contra del último grupo.

Qué encontraron

En el primer estudio, los investigadores encontraron que era menos probable que los encuestados accedieran a que un ateo (en comparación con un cristiano, judío o musulmán) expresara sus creencias dentro del cubículo de su oficina o en su ropa (es decir, usando un pin o broche).

Un segundo estudio replicó el efecto anterior y encontró evidencia adicional de por qué las personas tienden a discriminar de esta manera. Era más probable que los participantes sintieran que el ateo (en comparación con los empleados religiosos) mostraba sus creencias para impulsar sus puntos de vista sobre los demás, lo que sugiere que los ateos representaban una amenaza simbólica mayor en comparación con los cristianos, judíos o musulmanes. Además, la amenaza simbólica medió la relación entre la religiosidad del sujeto objetivo y la voluntad de los participantes de acceder a que muestren una cita de creencia o usen un broche simbólico.

En un tercer estudio, los participantes nuevamente aceptaron menos a un empleado que usaba un prendedor (broche) simbólico cuando era ateo en comparación con una persona religiosa. Y nuevamente, este efecto se explica en parte por la creencia de que el empleado ateo estaba impulsando sus puntos de vista sobre los demás. Es decir que los percibían como una “amenaza simbólica” a los valores del lugar de trabajo.

Sumado a esto, el efecto también se explicó (pero en menor medida) por la creencia de que el ateo representaba una amenaza para el bienestar o el acceso a los recursos de los demás, lo que los investigadores denominaron una «amenaza realista». Un ejemplo de amenaza realista era creer que un empleado que llevara un prendedor representativo de sus creencias haría que un restaurante perdiera clientes. Ambos tipos de amenazas ayudaron a explicar la reticencia de las personas a acceder a las solicitudes de los empleados ateos.

En los tres estudios, fue más difícil para los ateos expresar sus creencias que para los cristianos, judíos o musulmanes. Explican los autores que esto está concuerda con la percepción de que los ateos representan un “grupo externo”, mientras que las personas con creencias religiosas con raíces abrahámicas similares se consideran pertenecientes al grupo de personas religiosas. 

Al analizar los tres estudios juntos, los investigadores encontraron que las personas religiosas eran las menos dispuestas a aceptar las solicitudes de los ateos de expresar sus creencias. Es probable que para los encuestados religiosos, los cristianos, judíos y musulmanes fueran vistos como parte del endogrupo, mientras que los ateos no.

Ríos y su equipo dicen que un enfoque útil para reducir estas actitudes anti-ateas podría ser enfatizar el valor de respetar las creencias de los demás en el lugar de trabajo, religiosas o de otro tipo. También sugieren que explicar que la diversidad es beneficiosa para el éxito del lugar de trabajo podría ayudar a eliminar la percepción de que los ateos son una amenaza para el bienestar de la empresa. 

Dentro de las limitaciones del estudio, los autores señalan que los participantes no eran supervisores reales y solo leían viñetas. Proponen que los estudios futuros examinen estos efectos entre empleadores reales para fortalecer sus hallazgos.

Referencia bibliográfica: Rios, K., Halper, L. R., & Scheitle, C. P. (2021). Explaining anti-atheist discrimination in the workplace: The role of intergroup threat. En Psychology of Religion and Spirituality. https://doi.org/10.1037/rel0000326

Fuente: Psypost



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Hongos mágicos: la psilocibina produciría un crecimiento rápido y persistente de las conexiones neuronales en la corteza frontal del cerebro

  • 19/08/2021
  • Maria Fernanda Alonso

Una dosis única de psilocibina administrada a ratones produjo un aumento rápido y duradero de las conexiones entre las neuronas piramidales en la corteza frontal medial, un área del cerebro involucrada en el control y la toma de decisiones. Este es el hallazgo principal de una investigación reciente que estudió los efectos del componente activo de los llamados hongos “mágicos” (Shao et al., 2021). Este mismo componente ha demostrado tener efectos duraderos y profundos sobre la personalidad y el estado de ánimo. Y, de hecho, investigaciones anteriores han encontrado que la psilocibina podría ayudar a aliviar los síntomas de la depresión y tratar otros trastornos mentales (Carhart-Harris et al., 2021). 

Capacidad para mejorar la neuroplasticidad en el cerebro

Shao, Kwan y sus colegas quisieron averiguar a qué se deben los efectos terapéuticos de la psilocibina. Su hipótesis fue que podrían deberse, al menos en parte, a la capacidad de esta sustancia para mejorar la neuroplasticidad en el cerebro. 

Los investigadores usaron microscopía de dos fotones para rastrear 1820 espinas dendríticas durante varios días en ratones vivos. Las espinas dendríticas son protuberancias en la parte de las neuronas que reciben información de comunicación de otras neuronas.

Qué encontraron

El equipo halló aumentos en el número de espinas dendríticas y en su tamaño dentro de las 24 horas posteriores a la administración de psilocibina. La densidad de las espinas dendríticas y el ancho de las cabezas de las espinas aumentaron aproximadamente un 10% en comparación con los ratones que no habían recibido psilocibina. Estos cambios todavía estaban presentes un mes después.

Anteriormente se encontró que la psilocibina aumenta el número de conexiones neuronales en la corteza prefrontal y el hipocampo de los cerebros de los cerdos (Raval et al., 2021). Otro estudio reveló que la psilocibina aumenta rápidamente la expresión de varios genes relacionados con la neuroplasticidad en el cerebro de las ratas (Jefsen et al., 2021).

Los hallazgos de estas investigaciones son prometedores, sin embargo hay que tener en cuenta sus limitaciones. El estudio de Shao y Kwan y sus colegas, por ejemplo, fue realizado en ratones. Y no es posible realizar la misma investigación en humanos debido al tipo de imagen óptica utilizada, que es muy detallada y permite ver sitios individuales de conexiones neuronales, pero también es invasiva y no es adecuada para los humanos.

Por otro lado, el cerebro tiene distintos tipos de células. En el presente estudio se analiza el efecto de la psilocibina sobre las neuronas piramidales, y son necesarias nuevas investigaciones que informen sus efectos sobre otras células con el fin de desarrollar nuevos medicamentos específicos.

Referencias:

  • Carhart-Harris, R., Giribaldi, B., Watts, R., Baker-Jones, M., Murphy-Beiner, A., Murphy, R., Martell, J., Blemings, A., Erritzoe, D., & Nutt, D. J. (2021). Trial of Psilocybin versus Escitalopram for Depression. The New England Journal of Medicine, 384(15), 1402-1411. https://doi.org/10.1056/NEJMoa2032994
  • Jefsen, O. H., Elfving, B., Wegener, G., & Müller, H. K. (2021). Transcriptional regulation in the rat prefrontal cortex and hippocampus after a single administration of psilocybin. Journal of Psychopharmacology , 35(4), 483-493. https://doi.org/10.1177/0269881120959614
  • Raval, N. R., Johansen, A., Donovan, L. L., Ros, N. F., Ozenne, B., Hansen, H. D., & Knudsen, G. M. (2021). A Single Dose of Psilocybin Increases Synaptic Density and Decreases 5-HT2A Receptor Density in the Pig Brain. https://doi.org/10.20944/preprints202011.0742.v1
  • Shao, L.-X., Liao, C., Gregg, I., Davoudian, P. A., Savalia, N. K., Delagarza, K., & Kwan, A. C. (2021). Psilocybin induces rapid and persistent growth of dendritic spines in frontal cortex in vivo. Neuron. https://doi.org/10.1016/j.neuron.2021.06.008

Fuente: Psypost



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿Por qué guardamos secretos?

  • 18/08/2021
  • Maria Fernanda Alonso

Guardar un secreto no es tarea fácil, especialmente si lo guardamos respecto de un amigo cercano, un familiar o una pareja romántica. Entonces, si representa tanto trabajo y puede conllevar una gran carga de angustia ¿por qué lo hacemos? Según los hallazgos de una investigación reciente, la calidad de la relación juega un papel clave en las motivaciones por las que una persona mantiene cierta información oculta de otra persona (Bedrov & Leary, 2021). 

Qué metodología usaron

Los investigadores realizaron una serie de preguntas a 292 estudiantes de pregrado y 249 adultos reclutados a través de Amazon Mechanical Turk. Las preguntas eran sobre un secreto personal que estaban tratando de ocultar a otra persona.

Qué encontraron

La mayoría de los participantes informó que estaba ocultando su secreto a una pareja romántica, madre, padre o un amigo actual. Los investigadores encontraron que las percepciones de la calidad de la relación se asociaron con motivaciones para mantener la información en secreto respecto de la persona objetivo (es decir, la persona a quien se le ocultaba la información).

Aquellos que tenían una relación de mayor calidad con la persona objetivo tendían a estar más preocupados de que su secreto hiciera más difícil mantener relaciones cercanas o que causara angustia a la otra persona. Además, los participantes con una relación de mayor calidad tendían a estar menos preocupados por la privacidad y las reacciones negativas.

En general, se consideraba que mantener el secreto creaba una pequeña distancia entre quien guardaba el secreto y la persona objetivo. Pero entre los participantes en relaciones de alta calidad, se consideró que guardar esa información tenía un impacto positivo en el nivel de cercanía, lo que «puede reflejar la función protectora del secreto», explicaron los investigadores.

Aquellos con una relación de mayor calidad también tendían a estar menos preocupados de que revelar su secreto tuviera como resultados un impacto negativo en la relación, pero solo en la muestra de Mechanical Turk. Esto no sucedió en la muestra de estudiantes universitarios.

De manera similar, en la muestra reclutada de Mechanical Turk, la relevancia del secreto para la persona objetivo se asoció con la dificultad reportada para mantener la información oculta. También se vinculó con las consecuencias personales y de relación. Pero estas asociaciones no se observaron en la muestra de estudiantes de pregrado.

El equipo de investigación entiende que la experiencia de mantener un secreto se ve afectada por la calidad de la relación con la persona a la cual se le oculta esa información y la relevancia de la información para esa persona.

Según sus resultados, los secretos eran menos perjudiciales para la relación cuando la persona que lo guardaba y la persona objetivo tenían una relación de alta calidad. A su vez, la motivación para guardar el secreto era a menudo evitar dañar la relación. Por otra parte, para algunas personas mantener un secreto directamente relevante para el objetivo era más difícil y esforzado de ocultar y tenía un mayor impacto negativo en el bienestar de la persona que lo guarda y en la relación que los unía.

Al igual que otras estudios, los investigaciones encontraron que los secretos que eran difíciles de ocultar, en los que se pensaba con frecuencia y que estaban acompañados de emociones negativas tenían más probabilidades de estar asociados con niveles reducidos de bienestar. Pero como ocurre con cualquier estudio, la nueva investigación incluye algunas limitaciones.

Una de las limitaciones de este estudio es que se basó únicamente en autoinformes desde la perspectiva de la persona que guardaba el secreto, por lo que sólo obtuvieron una visión unilateral sobre la manera en que el secreto afecta la relación. Además, la investigación fue correlacional y no todos los efectos se replicaron entre las dos muestras, por lo que no es posible hacer afirmaciones causales y son necesarias más investigaciones para ver cuál de los efectos se replica en otras muestras.

Referencia bibliográfica: Bedrov, A., & Leary, M. R. (2021). What you don’t know might hurt me: Keeping secrets in interpersonal relationships. En Personal Relationships. https://doi.org/10.1111/pere.12373

Fuente: Psypost



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Cómo aumentar el deseo sexual

  • 18/08/2021
  • Elena Tejeda

El deseo sexual lo conforman todos esos sentimientos e impulsos que nos conducen a tener encuentros íntimos con otras personas y a mantener relaciones sexuales y afectivas.

Estos impulsos y ganas de relacionarnos y crear una intimidad con otra persona nos acompañan toda la vida, pero puede haber momentos en los que este interés pase a un plano menos importante en nuestras prioridades.

¿Quieres saber porqué se produce la disminución del deseo sexual y cómo recuperarlo?

¿Falta de deseo sexual? ¡Descubre cómo recuperar el deseo sexual!

Hay muchísimos factores que pueden acabar causando una disminución del deseo sexual, desde los que van ligados a la fisiología, como por ejemplo bajos niveles de testosterona o estrógenos, hasta los más relacionados con la psicología, como la falta de autoestima, una educación sexual pobre o la depresión.

Por otro lado, también es un factor determinante el estilo de vida de la persona que experimenta la disminución de la libido.

Los altos niveles de estrés en el trabajo o a nivel familiar y el desconocimiento de cómo gestionar la ansiedad son algunas de las causas más comunes de la perdida del deseo sexual.

Si sientes que en los últimos tiempos has perdido las ganas de mantener relaciones con tu pareja o incluso de practicar la masturbación, es posible que estés experimentando una perdida del deseo sexual.

La falta de sueño o estar en estrés puede disminuir el deseo sexual

Uno de los factores más comunes que pueden provocar la falta de deseo sexual es el estrés, la ansiedad y la falta de sueño que estas dos condiciones producen.

Estar sometido a niveles de estrés alto, un ritmo de vida frenético, el cansancio… todas estas situaciones hacen que se acumule la tensión y esto puede llegar a provocar un bloqueo que, evidentemente, afectará al deseo sexual.

A continuación, veremos algunas estrategias que pueden ayudar a recuperar el deseo sexual, pero primero, es importante recordar que, en este tipo de situaciones, es conveniente consultar con un especialista para determinar cual es la causa real del problema y poder ponerle solución inmediatamente.

Estimular el cerebro para recuperar el deseo

Gran parte de los casos de perdida del deseo sexual se puede relacionar con una falta de estímulos. Recuerda que el cerebro es el órgano sexual más importante, así que una buena solución puede ser alimentar una fantasía para incrementar la tensión sexual.

Por ejemplo, introducir lencería sexy puede resultar un estimulo visual muy poderoso para quien lo contempla y suponer un aumento de la autoestima y la seguridad en quien la lleva puesta.

Otra clave para recuperar el deseo sexual es romper con la rutina, introducir nuevos estímulos puede ayudar a recuperar esas ganas perdidas. Usar la imaginación y buscar nuevas prácticas que os exciten es una buena manera de recuperar la emoción.

Un ejemplo podría ser un vibrador inalámbrico con control remoto. Con ellos se puede ceder el control total a la otra persona y descubrir nuevas fantasías, ya que no hará falta limitarse al hogar para disfrutar en pareja.



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  • Biografías

Albert Bandura: biografía y aportaciones a la psicología

  • 18/08/2021
  • Laura Ruiz

Albert Bandura es considerado uno de los psicólogos más importantes de la historia de la psicología. Podemos decir que se trata del cuarto psicólogo más citado en la bibliografía de todo el mundo, detrás de B. F. Skinner, Sigmund Freud y Jean Piaget.

Pero, ¿qué más sabemos de Bandura? ¿Quién fue? ¿Por qué ha sido tan importante? ¿Cómo ha sido su vida? ¿Qué aportaciones hizo a la psicología? 

En este artículo conoceremos brevemente cómo fue su vida, su trayectoria académica y profesional y algunas de sus aportaciones más relevantes al ámbito de la psicología, como la Teoría del Aprendizaje Social o sus teorías de la agresividad, gracias al experimento del muñeco Bobo.

¿Quién fue Albert Bandura?

Albert Bandura (1925-2021) fue un psicólogo y pedagogo ucraniano-canadiense, autor de teorías tan interesantes como la teoría del aprendizaje social o de conceptos como el de la autoeficacia. 

Ejerció como profesor en la Universidad de Stanford (California, EEUU) durante toda su vida, desde 1953, y hasta su muerte reciente (2021), ocupó la posición de profesor emérito en la misma. 

Orígenes

Bandura nació el 4 de diciembre de 1925 en Mundare (Canadá), en el seno de una familia numerosa de origen ucraniano-polaco. Era el pequeño de seis hermanos, y sus padres enseguida se dieron cuenta de que era un niño muy independiente. 

Vivía en un pueblo pequeño y sus profesores le animaron a que siguiera aprendiendo fuera de la escuela, de forma independiente.

Formación en la universidad

Inicialmente, Albert Bandura tuvo la intención de estudiar biología, aunque finalmente se matriculó en Psicología, en la Universidad de la Columbia Británica. Ya desde sus inicios, se apuntó a asignaturas extra.

En tan solo tres años, en 1949, se graduó como psicólogo, y posteriormente estudió un máster en psicología clínica, en la Universidad de Iowa, Estados Unidos, donde obtuvo el título también tres años más tarde. Posteriormente se doctoró en Psicología.

Ámbito profesional y reconocimiento

Tras acabar sus estudios, Albert Bandura obtuvo la oportunidad de trabajar como profesor en la Universidad de Stanford, donde sigue vinculado como profesor emérito.

En sus inicios, Bandura combinó la faceta de profesor con el ámbito de la investigación, centrándose en las agresiones adolescentes. Estudió especialmente la conducta imitativa del ser humano, además de los efectos del refuerzo y el castigo. A raíz de estas primeras investigaciones, acabó desarrollando lo que hoy se conoce como la teoría del aprendizaje social, una de sus teorías más importantes e influyentes.

Albert Bandura fue presidente de la APA en 1974, y ha recibido numerosos premios a lo largo de su trayectoria. Desde la Asociación de Psicología Americana (APA) recibió dos premios, gracias a su contribución a la ciencia: uno en 1980 y uno en 2004.

Uno de sus premios más recientes (2016) ha sido una de las 7 medallas Nacionales de Ciencia, otorgadas por Barack Obama (EE.UU). Dicha medalla es un premio presidencial que se otorga a los profesionales para reconocer su labor en ámbitos como las matemáticas, la ingeniería, la biología o la psicología.

Teoría del aprendizaje social

Una de las teorías más importantes de Albert Bandura es la teoría del aprendizaje social. A través de esta teoría, Bandura establece lo siguiente: el aprendizaje es un proceso cognitivo que tiene lugar en un contexto social, y que se desarrolla a través de: la observación, la instrucción directa y/o el reforzamiento (recompensas). 

El aprendizaje, según su teoría, se produce incluso en ausencia de una reproducción motora o de la obtención de un refuerzo directo. Así, la teoría del aprendizaje social, sugiere que las conductas sociales son conductas aprendidas. 

¿Cómo se aprenden? A través de los mecanismos mencionados. ¿Y cómo se mantienen estas conductas, estos aprendizajes? Gracias al reforzamiento, es decir, a todas aquellas conductas, objetos, premios, halagos, etc., que aumentan la probabilidad de que la conducta se repita en un futuro.

El experimento del muñeco Bobo para explicar el aprendizaje de la conducta agresiva

Otra de las grandes aportaciones de Albert Bandura es la que tiene relación con el ámbito de la violencia y la agresividad. Para demostrar su teoría en relación a este tipo de conductas, Bandura, en 1961, realizó un famoso experimento, denominado “experimento del muñeco Bobo”. El muñeco Bobo era un muñeco hinchable de plástico, de metro y medio de alto, que al ser balanceado recuperaba de nuevo su equilibrio.

Con su experimento, Bandura se propuso demostrar lo siguiente: los patrones agresivos se producen desde y en la infancia por imitación. Así, según su teoría, los niños hacen lo que sus modelos de referencia hacen (padres, hermanos, maestros…).

En el experimento participaron un total de 36 niños y 36 niñas de entre 3 y 5 años de edad, todos alumnos de la guardería de la Universidad de Stanford. Los niños se organizaron en tres grupos:

  • 24 fueron expuestos al modelo agresivo
  • 24 al modelo no agresivo
  • los restantes, al grupo control

Se dividieron los grupos por sexo, y los investigadores se aseguraron de que la mitad de los niños estuvieran expuestos a las acciones de adultos de su mismo sexo, y la otra mitad, a adultos del sexo opuesto.

Cada niño observó, antes de entrar a jugar a una sala de juegos que ahora comentaremos, la conducta de un adulto hacia el muñeco Bobo.

Desarrollo del experimento del muñeco Bobo

Los niños expuestos al modelo agresivo presenciaban lo siguiente: el adulto empezaba jugando con los adultos de la sala durante un minuto; acto seguido, iniciaba un comportamiento agresivo hacia el muñeco (le pegaba o le golpeaba la cara con un martillo de juguete).

Por contra, los niños expuestos al modelo no agresivo presenciaban cómo el adulto jugaba sin más con el muñeco. Finalmente, en el grupo control no existía observación previa de ninguna interacción del adulto con el muñeco.

Posteriormente a estas observaciones, los niños pasaron a la sala con los juguetes y con el muñeco. Fueron grabados para registrar su comportamiento. ¿Qué resultados se obtuvieron?

Resultados y conclusiones del experimento

Después de analizar las grabaciones, Bandura pudo determinar lo siguiente: los niños expuestos al modelo agresivo del adulto eran más propuestos a actuar con agresividad a la hora de jugar con el muñeco, frente a los niños que no fueron expuestos a dicho modelo.

Además, en cuanto a diferencias de género, Bandura descubrió cómo los niños estaban más influenciados por los modelos de su mismo sexo.

Obra y actualidad

Albert Bandura también ha escrito algunos libros; de ellos destaca uno especialmente, de 1973, titulado Agresión: un análisis del aprendizaje social. En este libro Bandura se centra en los orígenes de la agresión y en la importancia de la imitación a la hora de aprender, a través de un aprendizaje vicario, conductas agresivas. 

“La mayoría de imágenes sobre las cuales basamos nuestras acciones están fundamentadas en el aprendizaje vicario”, Albert Bandura.

También destaca su otra gran obra, de 1977: Teoría del aprendizaje social, donde Bandura explica con detalle cuál es su visión sobre esta forma que tenemos de aprender y que ha ido defendiendo a lo largo de toda su trayectoria.

Albert Bandura falleció recientemente en Stanford, EEUU: el día 26 de julio  de 2021. Antes de morir, seguía figurando como profesor de psicología emérito en la Universidad de Stanford, donde trabajó toda su vida como profesor y como investigador. 

Las aportaciones de Bandura han contribuido a la revolución cognitiva que se inició en la década de 1950 como un estudio interdisciplinario entre la mente y sus procesos, con ciencias como la psicología, la informática, la antropología o la lingüística. Esta revolución dió paso a lo que hoy conocemos como ciencia cognitiva, una ciencia en constante expansión.

Algunas frases célebres de Albert Bandura

Para finalizar, os dejamos algunas frases célebres que esperamos persistan en la historia de la psicología, a fin de alimentar el recuerdo de este famoso psicólogo.

  • “La psicología no puede decirle a la gente cómo deben vivir sus vidas. Sin embargo, puede proporcionarles los medios para efectuar el cambio personal y social”.
  • “Confiar en ti mismo no garantiza el éxito, pero no hacerlo garantiza el fracaso”.
  • “Los individuos son productores de sus circunstancias de vida, y no únicamente producto de éstas”.
  • “Las personas inseguras evitan las comparaciones sociales que supongan una amenaza a su autoestima”.

Referencias bibliográficas:

  • Bandura, A., & Walters, R. H. (1959). Adolescent aggression. New York: Ronald Press.
  • Bandura, A. (2001). Social cognitive theory: An agentic perspective. Annual Review of Psychology, 52, 1–26.


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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Psicólogos, psicólogas y roles de género

  • 17/08/2021
  • Alejandra Alonso

En la carrera de psicología las estudiantes son más numerosas. También hay más mujeres que hombres trabajando en psicología. Sin embargo, las mujeres publican menos trabajos de investigación, son citadas con menor frecuencia y tienen presencia en posiciones de autoridad en las universidades. Por un lado, se cuenta con mucha representación femenina y por otro, con muy poca, por eso un grupo de investigación se pregunta cómo se perciben los roles de género en el campo.

¿Cómo se llevó a cabo el estudio?

Se realizaron cuatro estudios para explorar el tema:

  1. En el primer estudio los participantes completaron una encuesta online donde se les preguntaba qué porcentaje de estudiantes estimaban que eran mujeres en la carrera de psicología. También se les preguntó qué porcentaje de profesionales la psicología eran mujeres.
  2. En el segundo estudio se observaron más detenidamente las percepciones de cómo es la psicología “femenina” o “masculina”. Tanto participantes en línea como estudiantes puntuaron varios grados y carreras en una escala que oscilaba entre “extremadamente femenino” hasta “extremadamente masculino”. Muchas de las carreras elegidas tenían una asociación con estereotipos de género particulares (por ejemplo, se asume que ingeniería es una carrera masculina, mientras que enfermería es pensada como una carrera femenina).
  3. En el tercer estudio se pidió que imaginaran una persona estereotipada en una de tres carreras universitarias: ingeniería, enfermería o psicología. Luego de mostrarles rasgos femeninos y masculinos estereotipados (por ejemplo, “gentil” para femenino y “ególatra” para masculino), las personas debían puntuar cuán descriptiva era la palabra para una persona estudiando determinada carrera.
  4. Por último, se les pidió que indicaran el nivel de satisfacción de una mujer y un hombre con respecto a la carrera de psicología.

¿Qué observaron?

Encontraron que las personas asocian al campo de la psicología más fuertemente con lo femenino que con lo masculino. Esta percepción afecta la forma en que hombres y mujeres se sienten con respecto al estudio y trabajo en el campo.

En el primer estudio, las personas participantes estimaron que el 62% eran estudiantes mujeres y que el 59% de profesionales eran psicólogas.

En el segundo estudio, la carrera de psicología era considerada por ambos grupos como ligeramente más femenina que masculina. Además se le calificó de significativamente más femenina que carreras que se suelen considerar “masculinas” (ingeniería, negocios y matemáticas), aunque otras carreras eran percibidas como más femeninas (educación, enfermería). Por último, se percibía a la carrera de psicología como más femenina que campos como la neurociencia, historia, medicina o negocios.

Los resultados del siguiente estudio indicaron que las personas tienden a creer que los rasgos masculinos positivos y negativos describían mejor a estudiantes de ingeniería; mientras que los rasgos femeninos positivos describían mejor a estudiantes de psicología. La única diferencia entre enfermería y psicología residió en los rasgos masculinos positivos: las personas reportaban que describía mejor a estudiante de enfermería. Esto sugiere que psicología es considerada como una carrera mayormente femenina.

Finalmente, el cuarto estudió reveló que cuando las personas leían que el 75% del alumnado de psicología eran mujeres, puntuaban la satisfacción de los hombres como más baja que la de las mujeres. Sin embargo, cuando leían que el porcentaje de estudiantes era similar para ambos géneros, no puntuaron la satisfacción de hombres y mujeres muy diferente.

Los resultados sugieren que la carrera de psicología es consideraba mayormente como femenina y que las personas asumen que las necesidades masculinas no serán satisfechas por dicha carrera. ¿Será cierto? Estudios futuros que involucren la participación de psicólogas y psicólogos serán necesarios para responder esta pregunta.

Por otro lado, si la psicología es vista como una carrera femenina y hay más estudiantes de psicología y psicólogas mujeres, ¿por qué los hombres siguen dominando las posiciones de poder? ¿De qué formas se puede conseguir que tanto mujeres como hombres sientan comodidad y alcancen el éxito en este campo?

Referencia: Guy A. Boysen, Rebecca L. Chicosky, Faith R. Rose & Erin E. Delmore (2021) Evidence for a gender stereotype about psychology and its effect on perceptions of men’s and women’s fit in the field, The Journal of Social Psychology, DOI: 10.1080/00224545.2021.1921682

Fuente: BPS



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Cuatro pasos para ayudar a un consultante que viene obligado a terapia

  • 17/08/2021
  • David Aparicio

No es fácil lograr una buena alianza terapéutica cuando los consultantes llegan derivados por sus jefes, por un juez o son presionados por un familiar o pareja para que busquen ayuda. En estos casos lo más útil es que el terapeuta sea muy claro desde el inicio y al mismo tiempo sea muy validante y receptivo con el consultante. Si te has visto en un situación similar, aquí hay cuatro principios que aprendí en el libro Getting unstuck in ACT de Russ Harris y que él tomó de Kelly Wilson (uno de los principales pioneros en ACT) para lograr que los consultantes se comprometan en la terapia.

Por supuesto que esta no es una receta mágica que funcionará con todos los consultantes, pero te dará cuatro principios para saber cómo abordar este tipo de situación. Intenta aprenderte los principios, pero úsalos con tus palabras y con tu propio estilo.

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