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Publicaciones por autor

Karemi Rodríguez Batista

35 Publicaciones
Psicóloga, psicoterapeuta, divulgadora y docente. Directora Académica del Máster en Terapias Contextuales y de 3ª Generación de UDIMA/ÍTACA. Máster en Psicología General Sanitaria, Máster en Terapias Contextuales y de Tercera Generación., Especialista en Terapia Centrada en la Compasión, Experta en Clínica y Psicoterapia en Adultos, y Especialista en Psicología de Emergencias y Pérdidas Personales. Miembro de la Association for Contextual Behavioral Science (ACBS) y de la División de Psicología Clínica y de la Salud del Colegio Oficial de la Psicología de España.
  • Análisis
  • Salud Mental y Tratamientos

Cine y series como herramientas psicoterapéuticas

  • 26/06/2024
  • Karemi Rodríguez Batista

No cabe duda que las películas y series pueden sernos de gran ayuda como recurso para trabajar en sesiones. ¿No os ha pasado que alguna película de pronto os cambió el modo de ver un problema, afrontar una situación, o nos alivió de alguna forma en etapas críticas de vuestra vida?

Cuando nos vemos reflejados en ese personaje, desde una mirada distinta, podemos analizar con cierta distancia aquello que más nos atemoriza (tomar perspectiva). Como éste, hay muchos beneficios psicológicos que pueden ofrecernos las series y las películas, y por qué no decirlo, incluso los documentales como veremos más tarde, y es por ello que cada vez son más las profesionales de la salud psicológica que hacen usos de ellas. Además, la combinación de elementos temáticos —música, diálogo, iluminación e imágenes— a menudo puede provocar o amplificar sentimientos profundos en los espectadores, lo que permitirá también una reflexión personal y proporcionará una nueva perspectiva de los eventos externos, de una forma más experiencial.

Por ejemplo, con el boom de Harry Potter se han hecho hasta libros de autoayuda para trabajar procesos de flexibilidad psicológica específicamente. La psicóloga y psicoterapeuta ACT (una intervención basada en la evidencia llamada Terapia de Aceptación y Compromiso) Janina Scarlet, ha desarrollado una adaptación de este enfoque en el marco de la historia llamado “Harry Potter Therapy,” así como la llamada “Terapia de Superhéroes”. Os recomiendo mucho visitar esta página. 

Vista general

La metáfora, el simbolismo y las imágenes son utilizados en terapia, ya que ayudan a las personas que están en tratamiento a explorar sus eventos internos tomando perspectiva, tales como pensamientos, sentimientos, etc., y abordar áreas de preocupación. Las películas no solo contienen símbolos, sino que también pueden generar empatía, aumentar las habilidades de comunicación y permitir que las personas en terapia se vuelvan más conscientes de sus propios sentimientos y deseos, entre otras cosas. La visualización de películas o series permite a las espectadoras a participar de varias maneras, por ejemplo: lingüística, viso-espacialmente, interpersonal e intra-psíquicamente. Los defensores de la terapia de cine creen que esto puede ser útil porque se ha demostrado que el aprendizaje ocurre más rápidamente cuando la información se procesa de más de una manera, de forma más sensorial.

Esta técnica de terapia fue desarrollada siguiendo las líneas de la biblioterapia, que es el uso terapéutico de los libros y la lectura en la práctica clínica. La cineterapia o filmoterapia es definida como el uso de las  películas o series, como recurso en el ámbito terapéutico.

¿Por qué utilizar las series y películas como herramientas en terapia?

Son muchas las profesionales de la psicología que utilizan el trabajo con películas y series como tarea para casa, a fin de reforzar aspectos trabajados en sesión, ya sea como material de reflexión, modelado, reformulación del problema, identificación y expresión de la emoción o clarificación de valores, ya que las escenas funcionan como metáforas de la vida, siendo un vehículo de transmisión muy potente (García y Moreno, 2011; Sofía, G, 2017).

Otro de los muchos puntos a favor es la mejora de lo que se conoce como teoría de la mente, al incidir sobre las capacidades empáticas y el entendimiento de nuestros propios procesos emocionales, haciendo uso tanto del efecto de la trama, las imágenes, o la música. Resulta además reforzante para la alianza terapéutica, ya que el trabajo puede fortalecerse desde aquí y servir como experiencia común y trabajo cooperativo entre consultantes y terapeutas.

Esta herramienta proporciona una forma menos abrumadora de hablar sobre los sentimientos al facilitar a las consultantes explorar indirectamente sus preocupaciones relacionándolas con las de los personajes de la película.

Elementos comunes y diferencias en ambos recursos, y factores a considerar

La similitud entre ambos recursos audiovisuales es que nos mueven a nivel simbólico, como metáfora con multitud de elementos. Este lenguaje simbólico, metafórico es un recurso muy efectivo para comunicarnos ya que facilita el establecimiento de nuevas relaciones conceptuales, rompiendo barreras en lenguaje como el razonamiento lógico , facilitando la conexión emocional, experiencial, la toma de perspectiva y otros procesos del llamado aprendizaje relacional en términos de RFT (Relational Frame Theory).

Otros elementos que configuran la experiencia son: el lenguaje o movimientos de la cámara que buscan un impacto distinto en la narrativa, así como la música y la fotografía, son todos aspectos que influyen en la vivencia de la obra. Otros factores que modulan la experiencia son los siguientes: 

Duración, compromiso e inmersión

Series: ya que en general se extienden por numerosos episodios y temporadas, nos puede permitir un desarrollo más gradual de la trama y los personajes, y por tanto a una mayor inversión emocional, sentido de familiaridad y apego hacia los personajes y la historia. Vamos que conlleva un compromiso más a largo plazo que puede resultar en una experiencia más inmersiva 

Películas: las películas conllevan una extensión limitada, típicamente de una a tres horas. Esta estructura demanda una narrativa y un desarrollo de personajes más directos y condensados. A pesar del compromiso breve, las películas pueden dejar una huella perdurable si logran contar una historia impactante de forma efectiva.

Desarrollo de Personajes y Trama

Serie: disponen de más tiempo para desarrollar arcos de personajes complejos y detallados, así como tramas y subtramas entrelazadas. Esto nos permite explorar diferentes aspectos de los personajes y sus relaciones, así como el impacto de varios eventos en sus vidas.

Películas: están más limitadas a la hora de establecer y desarrollar personajes y tramas. Sin embargo, hay algunas películas que logran crear personajes memorables y tramas profundas mediante una escritura eficiente, una dirección creativa y excelentes actuaciones.

Conexión Emocional

Serie: las conexiones emocionales pueden ser más profundas aquí ya que pasamos más tiempo con los personajes y la historia. Los altibajos emocionales y el desarrollo a largo plazo pueden hacer que la audiencia sienta una conexión más fuerte.

Películas: Las películas pueden desencadenar fuertes respuestas emocionales en un corto período de intervalo. A través de una narración más precisa y un enfoque centrado en los momentos clave, las películas pueden tener un impacto emocional significativo y duradero.

En definitiva, ambos recursos tienen la capacidad de brindar experiencias significativas y profundas, pero lo hacen de diferentes maneras debido a sus características inherentes. Las series permiten un desarrollo más largo y detallado, lo que puede conducir a una inmersión y conexión emocional más profunda con el tiempo. Las películas, por otro lado, ofrecen una experiencia enfocada y a menudo más intensa, con el potencial de dejar una huella duradera a través de narrativas y personajes bien desarrollados en un corto período de tiempo.

¿Por qué nos mueven tanto ciertos personajes y qué factores psicológicos intervienen?

El impacto de estos recursos se ha comenzado a estudiar mediante técnicas de neuroimagen y mediciones fisiológicas, y los resultados arrojan que las áreas cerebrales activadas son las relacionadas con la empatía, la teoría de la mente, y la comprensión de metáforas. Sí, las neuronas espejo juegan un papel fundamental en todo este proceso. Es importante puntualizar que la resonancia fisiológica será más intensa si la escena es en directo, por ejemplo, en el teatro (Sofía, 2017).

Por otro lado, ¿os habéis fijado que son muchas las series protagonizadas por personajes con una moral ambigua? ¿Qué nos sucede cuando hablamos de narrativas tales como Los Soprano, Breaking Bad, Dexter o Peaky Blinders? No hay una clara distinción entre “el bien y el mal”. Los espectadores nos sentimos fascinados tanto con aquellos héroes clásicos, como con esos “malvados” con cara amable y justificamos sus acciones. Resulta que para muchas de nosotras, el hecho de reflexionar sobre cómo actuaremos ante tales situaciones similares a las del personaje, nos resulta muy emocionante y hasta moral. Podemos ver reflejados aspectos “innombrables”, rechazados en el “Otro”, y así, de alguna forma, liberarnos.

Dolf Zillmann, renombrado psicólogo de los medios de comunicación, desarrolló en los años ochenta la influyente teoría de la regulación emocional. Según esta, las espectadoras buscamos mejorar nuestro estado de ánimo mediante la elección de los programas televisivos, y experimentamos diversión y placer si hay un desenlace feliz para “los buenos” y un final adverso para “los malos”. Afirma que construimos relaciones ya sea positivas o negativas, según nos identifiquemos moralmente con los protagonistas mientras seguimos la historia.

Es a finales de los ochenta que vemos un cambio significativo en las narrativas de las series y películas. Nos desafían emocionalmente ya que no hay una línea muy clara, más bien una gran mezcla de emociones. Probablemente los conflictos que observamos en protagonistas criminales nos ayudan a fijar nuestros valores morales, nos sentimos “mejores”, no así si nos comparamos siempre con aquellos superhéroes infalibles, donde siempre saldremos perdiendo.

Hay muy elementos que se ponen en marcha para que logremos identificarnos más con unos personajes que son otros y algunos de los más importantes son los siguientes: 

  • Relatabilidad: esto es la resonancia de los aspectos del personaje en nosotras, es decir cuando vemos aspectos de nosotras mismas en el personaje. 
  • Vulnerabilidad y autenticidad: con los personajes que muestran vulnerabilidad y autenticidad, luchan y muestran sus imperfecciones.
  • Valores y creencias compartidos: si un personaje encarna valores, creencias o principios similares a los nuestros.
  • Necesidades emocionales: la identificación con un personaje a menudo está relacionada con nuestras necesidades emocionales en ese momento. Por ejemplo, alguien que busca inspiración puede identificarse con un personaje que representa la superación de obstáculos.
  • Similitudes físicas o demográficas: a veces nos identificamos más con personajes que se parecen físicamente o que comparten características demográficas, como edad, género, origen étnico o cultural.
  • Narrativa y guionismo: la forma en que se presenta y se desarrolla un personaje en la historia también puede influir en la identificación. Los personajes complejos y bien desarrollados tienden a ser más atractivos para la identificación que los personajes unidimensionales.

En terapia, podemos explorar el  por qué una consultante se identifica con ciertos personajes, ya que esto nos puede proporcionar valiosa información sobre sus valores, necesidades y experiencias personales.

Algunas pautas para trabajar con estas herramientas en la regulación emocional

Jesús García Martínez y David Moreno Mora de la Universidad de Sevilla, en su artículo «El trabajo con películas en psicoterapia» nos proporcionan una serie de recomendaciones a nivel general muy sencillas y relevantes que podemos utilizar:

  • Trabajar más con escenas o clips que con cintas enteras.
  • Centrar el análisis en los personajes y sus relaciones.
  • Buscar similitudes entre la situación de la consultante y la del personaje (en este punto es donde se genera la metáfora).
  • Acostumbrarnos, como terapeutas, a ver películas desde una perspectiva terapéutica y seleccionar aquellas particularmente útiles según el tipo de problema que queramos abordar y comentar la escena con otros profesionales. Hacer uso, si se puede, de criterios experimentales que indiquen la utilidad de una escena para un tipo de problema o proceso, pero todavía hay una investigación muy escasa al respecto.
  • Utilizar esta herramienta sólo como coadyuvante de la terapia, no como una única herramienta y, añadimos, siempre en base al nuestro análisis funcional y objetivos valiosos del consultante.

Ahora, en cuanto a la regulación emocional en particular, dependerá del objetivo que busquemos.  Si queremos ayudarles a explorar alguna emoción en concreto, se pueden utilizar para una exposición gradual a las mismas, o por el contrario ayudar a elicitar otras emociones,  también puede que queramos modelar comportamientos, generar empatía, o clarificar valores.

  • Ánimo positivo: comedias. Ejemplos: series como “The Office” o “Friends”; Películas como: “Con faldas y a lo loco”, “Superbad”.
  • Tristeza o ánimo melancólico: las películas o series de drama pueden ayudarnos a explorar y procesar las propias emociones.
  • Estrés o ansiedad: comedias o documentales de naturaleza, o películas que nos transporten a lugares hermosos y tranquilos y nos “activen el sistema ventral  vagal, llamado sistema de calma y afiliación”. Ejemplos: “Planet Earth”  o “Headspace”.
  • Reflexión o introspección: películas independientes o de autor y documentales. Ejemplos: “12 años de esclavitud», «Parásitos» y «Spotlight», “Black Mirror”. 
  • Empoderamiento o motivación: películas inspiradoras y biografías de personas que  han superado obstáculos puede ser inspirador. Ejemplos: “En busca de la felicidad” o “El discurso del rey”. 
  • Nostalgia o sentimiento de añoranza: clásicas.
  • Empatía y comprensión: Ejemplos: “The Crown”, “After Life” o “Atypical”.

Otros beneficios psicológicos del cine, series y documentales 

El simple hecho de ver una película o escena específica relacionada con nuestros miedos nos puede ayudar a  enfrentarnos a estas sensaciones y a la consciencia de las mismas de una forma más controlada y segura (exposición interoceptiva y en imaginación). Por ejemplo “Mar adentro” (2004) de Alejandro Amenábar nos ayuda a enfrentarnos a nuestros miedos.

Cuando disfrutamos de una serie o película, experimentamos la gama de emociones de los personajes, eso sí, sin temor a padecer luego las consecuencias. Escenas de acción, ficción, aventuras máximas, terror, son todas historias con una gran descarga emocional y nos desahogan en muchas ocasiones de nuestra vida cotidiana. 

Algunas películas ayudan a disminuir nuestros niveles de ansiedad al permitirnos distraer nuestra atención hacia otros escenarios; además, las comedias son fuente de grandes dosis de risa que, sin duda, repercute positivamente en nuestra mente y cuerpo. 

Observar la grandeza de otras personas a través del cine nos motiva y nos inspira a tratar de hacer algo similar, a ser mejores e incluso a dar pasos para cambiar nuestras vidas; nos sentimos orgullosos de pertenecer al género humano. Por ejemplo, “Schindler’s List” (1993) de Steven Spielberg.

Recursos para profundizar

Para finalizar me gustaría dejaros con algunos recursos para que podáis profundizar y enriquecer vuestro trabajo un poquito más. Comenzaré con el  excelente blog dedicado a la filmoterapia dirigido por el psicólogo Jaime Burque, donde encontrareis una guía rápida con más de 1500 películas y series revisadas y categorizadas para potenciar el uso de estas herramientas. 

El blog de Cine y Psicología del psicólogo Jauma Cardona, es otro lugar imprescindible que está en constante actualización. 

Otro recurso imprescindible para todos y todas las psicólogas y amantes de este arte, sin duda es el libro “Psicología y cine. Vidas cruzadas” del Doctor en psicología,  Andrés García García. En este libro se analiza la potencia del cine para abordar algunos problemas psicológicos relevantes, así como cuestiones de justicia social y educativos.  

Y finalmente, los canales de Fatty Martin o Farid Dieck en Youtube son impresionantes. 

Como siempre, recomendar encarecidamente el uso del análisis funcional del comportamiento y de la clarificación de los objetivos valiosos concretos de nuestros consultantes  para la utilización de estas herramientas.

Referencias

  • Berg-Cross, L., Jennings, P., y Baruch, R. (1990). Cinematherapy: Theory and application. Psychotherapy in Private Practice 8, 135–156 p. 
  • García Martínez, J., y Moreno Mora, D. (2011). Trabajo con películas en psicoterapia. Revista de Psicoterapia, Vol. 86/87, 5-20. p  
  • Mann, D. Movie Therapy: Using Movies for Mental Health: Therapists recommend movies to help change the way we think and feel. Web MD. Recuperado el 22 Febrero 2018. Disponible en https://www.webmd.com/mental-health/features/movie-therapy-using-movies-for-mental-health#1 
  • Sofía, G. (2017). Por qué los actores nos hacen vibrar. Mente y Cerebro; 84, 70-74 p. 
  • Volgel, I., y Gleich, U. (2017). El amable asesino de al lado. Mente y Cerebro; 87, 51-57p.


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  • Análisis

Cómo afrontar el dolor de una ruptura en navidad

  • 15/12/2021
  • Karemi Rodríguez Batista

Las fiestas navideñas están a la vuelta de la esquina, y a nuestro alrededor parece que todos las esperan con gran anhelo y felicidad, mientras nosotros estamos pasando por un mar de emociones a veces incontrolables: tristeza, angustia, desesperanza, rabia, abandono, deseos de venganza, otras de añoranza, etc. En definitiva, un gran dolor, y en ocasiones hasta miedo y deseos de que estas fechas pasen lo más rápido posible. Y todo esto es normal, estamos ante un proceso de adaptación psicológica, ante la pérdida de un vínculo muy especial y significativo. Por ello nos gustaría ayudarte a entender un poco más este proceso y dejarte con algunas herramientas que te puedan servir para afrontarlo mejor durante estas fechas.

La ruptura amorosa y lo que pasa en nuestro cerebro

Como hemos mencionado, cuando rompemos el vínculo con nuestro ser amado nos vienen oleadas intensas de dolor y desesperanza, estamos cara a cara frente al final de un proyecto de vida que hemos de aceptar (y si además implica la pérdida de una estructura familiar, muchísimo más duro será), y esto en ocasiones impacta en nuestra propia identidad, en nuestra autoestima, y nos cuestionamos de nuevo nuestra capacidad de amar y ser amados (Casado, Venegas, Páez & Fernández, 2001, cit. en Sánchez-Aragón y Martínez-Cruz, 2014).

Para documentar lo que pasa en nuestro cerebro en todas las fases del enamoramiento y ruptura, las renombradas neurocientíficas, Lucy Brown y Helen Fisher, han creado una web especializada que os recomendamos visitar The Anatomy Of Love, donde podemos ver interesantes resultados a considerar en el proceso de una ruptura.

La imagen muestra a la izquierda el cerebro de una persona que atraviesa una ruptura amorosa y se muestra activación en la ínsula anterior, la misma zona cerebral que se activa cuando una persona experimenta dolor físico, por ejemplo cuando se hace una extracción de diente (derecha)
  • Los estudios en neuroimagen mostraron que la ruptura romántica nos duele igual que el dolor físico, enfatizando que hay que abordarla como si de una adicción se tratara.
  • Después de la ruptura, según los estudios realizados por las autoras, los sujetos mostraron actividad en el área ventral tegmental (la región del cerebro directamente relacionada con los sentimientos de amor romántico apasionado). Es decir, seguían muy enamorados. También se encontró actividad en el pálido ventral (una región del cerebro relacionada con sentimientos de apego profundo). ¡Vaya mala suerte! Hemos roto y aún sentimos pasión y amor intensos hacia la expareja.
  • Se encontró, además, actividad en la ínsula anterior (una región del cerebro vinculada no solo a la angustia que acompaña al dolor físico, sino al dolor físico en sí mismo).
  • Y sobre todo se encontró lo que se buscaba, la actividad en la región del cerebro relacionada con el deseo, el anhelo, la energía, la concentración y la motivación: el núcleo accumbens (una parte central del sistema de recompensas del cerebro). Esta región es de vital importancia para el entendimiento y abordaje de todas las adiciones. Por ello, las autoras concluyen que el amor romántico es una adicción maravillosa cuando todo va muy bien y realmente horrible cuando todo se acaba. (ver el post original)

Los estudios en neuroimagen mostraron que la ruptura romántica nos duele igual que el dolor físico

Causas de una ruptura

Muchos autores postulan distintas causas que llevan al rompimiento de una relación amorosa, entre las cuales se destacan: situaciones de infidelidad, de maltrato, falta de comunicación y/o amor, disminución en la intimidad percibida, problemas económicos, inmadurez, diferencias en costumbres, ideales y valores, percibirse no amado de forma recíproca, o expectativas no cumplidas (Casado, 2001; Ferrand, 1996; y Orladini, 2008; cit. en Sánchez-Aragón y Martínez-Cruz, 2014).

Si la pareja, además, ya presentaba una falta de similitudes, un estilo de comunicación deficitario para el vínculo y además el conflicto se había ido alargando en el tiempo favoreciendo el desgaste de la relación, la pareja pasó, sin darse cuenta, por un proceso que apuntaba al fracaso (Duck, 1982, cit. en Sánchez-Aragón y Martínez-Cruz, 2014).

Independientemente de las circunstancias particulares que rodeen nuestra pérdida y que influirán en la manera en que procesemos el duelo, está claro que pasaremos por un malestar muy intenso que en ocasiones se acentuará por la aparición de otras situaciones que agravan el impacto como los cambios que resultan a nivel económico, social, familiar, y en muchas veces hasta legal (Vid y Cid, s.f.).

Lo mencionado anteriormente nos impacta invariablemente en nuestro estado fisiológico y en nuestra conducta, estamos cansados, inapetentes o comiendo en exceso, dormimos poco, nuestra atención y concentración disminuyen, nos aislamos, o hasta pensamos en la muerte. Todo ello nos impide pensar y tomar decisiones con claridad, retomar el rumbo de nuestra vida y extraer de esta situación la invaluable enseñanza que trae consigo. Si todo esto persiste durante semanas, es posible que estemos pasando una depresión y necesitemos el apoyo de un psicólogo.

Las fases del duelo en una ruptura

El proceso de adaptación emocional que supone superar una pérdida se llama duelo. El duelo es un proceso complicado que incluye muchos sentimientos: anhelo, desesperanza, enojo, apatía, tristeza, desesperación, entre otros. Es uno de los eventos más estresantes que podamos vivir tras la muerte de un hijo o cónyuge (Holmes y Rahe, 1967, cit. en García-Felipe y Ilabaca Martínez, 2013).

Kübler-Ross (1969) y Neimeyer (2007) comparan el dolor del duelo por ruptura de pareja al que tenemos con una persona fallecida. Sin embargo, a diferencia de una muerte real, la expareja sigue ahí afuera caminando y continuando con su vida, tan solo una llamada telefónica o un mensaje de su parte, puede darnos un respiro a este dolor.

Por ello hacemos un breve repaso a estas etapas o fases de las cuales nos habla Kübler-Ross (es posible que no las pasemos por el siguiente orden o que se superpongan):

  • La negación es la primera fase. No queremos enfrentarnos a la realidad de que esa persona realmente se ha ido, que nos ha rechazado, o que ha hecho algo horrible para provocar la ruptura.
  • La ira es la segunda etapa. Ahora ya nos enfrentamos con la realidad y entramos en contacto con nuestros sentimientos de abandono y traición, puede ser que esta fase traiga consigo situaciones pasadas en otras relaciones no resueltas.
  • La tercera etapa es la negociación. Desde aquí empezamos a buscar causas y posibles soluciones para volver a la relación, aunque en muchos casos hemos de aceptar que cuando el amor se ha ido, poco más podemos hacer.
  • La cuarta etapa es la depresión/desesperación. Esta es la etapa más difícil, nos quedamos con el vacío de la pérdida, y como en la segunda etapa, cualquier abandono pasado con el que hayamos lidiado podría resurgir y contribuir a nuestros sentimientos de tristeza y depresión. Como hemos dicho anteriormente, la intensidad es abrumadora y nos impide funcionar como antes (dejar de trabajar, comer y dormir mal, beber alcohol, etc.), puede que estemos clínicamente deprimidos y hemos de buscar ayuda profesional.
  • La aceptación es la etapa final. Empezamos a tomar las riendas de nuestra vida otra vez, ya no estamos tan preocupado por la expareja. Empezamos a pensar en gente nueva y extraemos de la ruptura las enseñanzas y fortalezas que serán de gran valor de ahora en adelante.

Recomendaciones para afrontar estas fechas tras la ruptura

Tu proceso es algo muy personal, y has de tenerte paciencia y permitirte pasar por esto, y saber que está bien sentirte sin ganas, y está bien tomarte unos días libres del trabajo (si puedes por supuesto). Estás frente a una pérdida muy significativa, y tu vida entera acaba de cambiar, sé comprensiva contigo misma.

Ten en cuenta que estas fechas son difíciles, pues de entrada suponen una serie de cambios en nuestros hábitos alimenticios y de sueño, de compromisos, de reuniones, de gastos extras, etc., y por tanto de un aumento del estrés y ansiedad: estrés situacional, estrés por saturación, sobreexposición por inundación de estímulos.

Todo ello nos vuelve más vulnerables y por tanto será más difícil gestionar todo el maremoto emocional, que en otras fechas menos significativas sería un poco más fácil. Pero una vez sabido esto, podemos detectar cuáles serán los estresores que en nosotros impacten más, planificar estrategias de afrontamiento más adecuadas y buscar apoyo en tus seres queridos, en tus amigos de confianza, y si es necesario buscar ayuda profesional.

Tu proceso es algo muy personal, y has de tenerte paciencia y permitirte pasar por esto, y saber que está bien sentirte sin ganas, y está bien tomarte unos días libres

Es probable que tengas que hacer un esfuerzo extra por aquellos que te aman y dependen de ti. Puede valer la pena, y puede ser ésta una Navidad diferente, incluso si sólo eres tú, o tú y tus hijos, o tú y tus amigos, da igual. Ésta es tu familia ahora mismo y enfocarte en esto te puede ayudar en el camino.
Aunque, como hemos mencionado, cada uno lleva un proceso distinto y no hay receta mágica para todos, nos gustaría dejarte con una serie de sencillas ideas algunas basadas en las técnicas que nos ofrece la terapia dialéctico conductual (Linehan, 2015), para aumentar la tolerancia al malestar y que pueden ayudarte en estas fechas.

1 – Detecta cuales son las situaciones que pueden disparar tu malestar (cenas de empresa, cenas de navidad con amigos comunes o familiares de la ex pareja). Quizá sea una buena idea priorizar y dejar a un lado unos cuantos compromisos hasta que te sientas más fuerte. Y muy importante, cero stalkeo a sus redes sociales y ningún contacto (si tienes hijos de por medio entonces haz por minimizarlo), al menos hasta que estés más fuerte emocionalmente.

2 – Prevé las vulnerabilidades fisiológicas (desvelos, comer de más, consumir bebidas alcohólicas, dormir menos, dejar el ejercicio, etc.). Todo ello puede resultar tentador como medida de escape temporal, pero incrementará tu vulnerabilidad física y mental. Cuídate, es momento de priorizar tu salud.

3 –  Haz una lista de actividades que disfrutes y aplícate a ella en la medida que puedas. Sí, es posible que la rutina en la pareja nos haya distanciado de aquellas actividades lindas que tanto disfrutábamos y quizás sea el momento de redescubrirnos.

4 – Contribuye a los demás. Hay mucha gente ahí afuera que está pasando por momentos muy duros, gente sin techo, gente que ha perdido a su familia, su trabajo, etc. Por qué no apuntarse a un voluntariado, por ejemplo, o encontrar tu manera personal de contribuir a los demás Esto nos ayuda a desarrollar habilidades y valores que de otra forma no serían posibles y tendremos la oportunidad de mejorar aunque sea un poquito a la vida de los demás.

5 – Compárate en positivo. Generalmente cuando estamos muy ansiosos o deprimidos es cuando más tendemos a compararnos con los demás en detrimento nuestro, claro y con nuestro yo pasado como mejor. ¿Es realmente así? Piensa por un momento qué injusto es cuando ahora con la experiencia y vivencias que tenemos miramos atrás y nos tratamos peor que si fuéramos jueces. Hicimos lo que pudimos con lo que sabíamos y teníamos. Ya tenemos bastante con nuestro malestar como para añadirnos más. ¿En qué eres más hábil, más virtuoso, más inteligente, más consciente, más responsable, más generoso, que tu yo pasado? ¿Qué cosas has logrado ahora que no tenías hace 10 años? ¿Qué personas significativas están en tu vida ahora y no antes? En esta dirección es como podremos sentirnos un poco mejor.

6 – Identifica el malestar que estas sintiendo y si no lo puedes gestionar en ese momento, procúrate emociones contrarias. Date unos momentos para saber si lo que sientes es ansiedad, ira, tristeza (o todas juntas). ¿Qué puedes hacer ahora para tranquilizarte? Ejercicios de respiración u otras técnicas para gestionar la ansiedad? Si lo que predomina es el enojo, por qué no deternos a pensar en lo que tenemos y a quienes tenemos a nuestro lado y ser agradecidos. También te pueden ayudar las recomendaciones de este manual. Si es tristeza, ¿cómo te puedes sentir más vivo y conectado con tus seres queridos? ¿Quizás saliendo a caminar, viendo películas o series de comedia, saliendo a tomar un café o llamando a alguien muy cercano para ti?

7 – Resignifica esta experiencia. De las experiencias más duras es desde donde más se aprende. Aunque es uno de los momentos más difíciles de tu vida, puede ser uno de los más extraordinarios en términos de enseñanza. El aprendizaje puede ser desde aprender a poner límites, a replantearnos nuestros valores, lo que queremos y no queremos en nuestra vida, lo que no vamos a permitir nunca más, quienes han estado ahí con nosotros en los malos momentos, sanar de una vez las viejas heridas que no habíamos visto antes, aprender a cuidarnos y querernos más, a valorar y cuidar todas las fortalezas que tenemos…En definitiva, un momento difícil, pero un momento de transformación.

Recuerda, eso sí, que cada uno tiene circunstancias, apoyos y recursos personales distintos, puede ser que tu dolor sea muy intenso y que necesites ayuda de un profesional. Esto no será permanente, sino que pasará, y buscar toda la ayuda que sea necesaria es uno de los mejores regalos que te puedes y mereces dar.

Referencias:

  • García Felipe E. y Ilabaca Martínez, D. (2013). Ruptura de pareja, afrontamiento y bienestar en adultos jóvenes. Ajayu. Órgano de Difusión Científica del Departamento de Psicología de la Universidad Católica Boliviana, 11(2), 157-172.
  • Kübler-Ross. E. (1969). On Death and Dying. New York: Macmillan Pub. Co.
  • Lachmann, S. (2013, 4 de Junio). How to Mourn a Breakup to Move Past Grief and Withdrawal. Psychology Today. Disponible en: https://www.psychologytoday.com/us/blog/me-we/201306/how-mourn-breakup-move-past-grief-and-withdrawal
  • Linehan, M. (2015). DBT Skills Training Manual. New York. Guilford Publications.
  • Sánchez Aragón, R., y Martínez Cruz, R. (2014). Causas y caracterización de las etapas del duelo romántico. Acta de investigación psicológica, 4(1), 1329-1343.
  • Sweeney, T. (2016, 14 de diciembre). The ultimate guide to surviving a break-up over Christmas. Independent.ie. Disponible en: https://www.independent.ie/style/sex-relationships/the-ultimate-guide-to-surviving-a-breakup-over-christmas-35291673.html
  • Vega, T. y Cid, I. (Sin fecha). Me separo, ¿ Y ahora qué? Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades, Junta de Castilla y León.


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  • Salud Mental y Tratamientos

Cómo abordar la vergüenza desde la terapia de aceptación y compromiso (ACT)

  • 06/01/2021
  • Karemi Rodríguez Batista
abordaje de la vergüenza

La vergüenza es una experiencia emocional, desagradable eso sí, pero muy importante para regular nuestra conducta; sin embargo, puede causar muchos problemas si es excesiva en cualquiera de sus parámetros, ya que responderíamos ya sea con conductas de escape o evitación, además de otras más impulsivas o de afrontamiento ineficaz que veremos más adelante (acciones rígidas e ineficaces) que podrían tener consecuencias graves para el establecimiento de vínculos afectivos en las relaciones sociales y que nos alejarían de nuestra vida de valor. Es por ello que suele estar presente en muchas problemáticas psicológicas tales como ansiedad social, depresión, fobias, trastornos de conducta alimentaria, etc. (Sedighimornani, 2018).

Y es que la vergüenza es una emoción social y autofocalizada. Es decir, sentimos vergüenza cuando violamos las normas sociales en las que creemos. En esos momentos nos sentimos humillados/as, expuestos/as y pequeños/as, entonces esta emoción elicita una respuesta de atención focalizada en nuestro autoconcepto, de una forma global y negativa, principal diferencia con la culpa que se centra en la acción concreta de la que aceptamos responsabilidad y en los sentimientos de los demás (Tangney, Mashek,, & Stuewig, 2005).

Tomando en consideración su propósito fundamental que sería ser una alerta para hacernos cumplir expectativas sociales y lograr ser aceptados/as por la comunidad, cumpliría una poderosa función de regulación social. Dicho de otra forma, una estrategia de limitación de daños mediante el envío de señales sociales a través de, por ejemplo, un patrón de conductas sumisas y apaciguadoras (agacharse, mirar hacia otro lado, esconderse y escapar) que tienen como objetivo, como hemos dicho, disminuir y/o evitar el conflicto interpersonal que podría conducir al rechazo social o la devaluación (Gilbert y McGuire, 1998; Gilbert, 2000).

La vergüenza es una experiencia normal en el ser humano, aunque una de las más dolorosas. Cuando sentimos vergüenza, lo más probable es que nos centremos (o fusionemos) con pensamientos sobre lo malo e inadecuado de nosotros/as mismos/as, otras veces nos quedaremos “en blanco”. Nos sentiremos indefensos/as, expuestos/as, inferiores o vulnerables. Los impulsos de acción ante la vergüenza suelen implicar el deseo de esconderse, huir, retirarse o desaparecer de la vista (Luoma, LeJeune, & Platt, 2020). De hecho, la vergüenza, el desprecio, la devaluación y el rechazo repetitivos pueden llevar al desarrollo de modelos internos del yo (yo conceptualizado) como inferior, inadecuado, vulnerable, indignos de amor, y tiene un gran impacto en la autorrepresentación a través de las habilidades adquiridas con el desarrollo del lenguaje (Gilbert y Gerlsma, 1999).

La vergüenza es una experiencia normal en el ser humano, aunque una de las más dolorosas

Hay que mencionar que experimentar la vergüenza en sí misma no tiene porqué llevarnos a la desconexión y la soledad. De hecho, dado que los sentimientos de vergüenza suelen presentar oportunidades para ser vulnerables con otras personas de confianza, lo cual es una de las claves para construir la intimidad y aprender nuevas formas de relacionarse con la vergüenza puede, en realidad, hacer que las relaciones satisfactorias sean más probables. Ahora bien, también consideremos que en muchos momentos no tiene ningún propósito útil y es simplemente el resultado de interiorizar experiencias pasadas de humillación, devaluación y abuso. Esto es especialmente cierto cuando la vergüenza es crónica (Luoma, LeJeune, & Platt, 2020).

Claves estratégicas para abordar la vergüenza desde la terapia de aceptación y compromiso (ACT)

Ahora es el momento de adentrarnos en puntos estratégicos que puedan ayudarnos con las personas que estén teniendo dificultades derivadas de la excesiva vergüenza y sus efectos limitantes en el repertorio de comportamientos valiosos. Para ello me permito extraer y compartir algunas recomendaciones bastante útiles del libro Working with Shame. Practical Tips for ACT Therapists, que el Dr. Russ Harris (conocido terapeuta, escritor y divulgador de ACT) ha puesto a disposición en la página web Contextual Consulting, y que podéis descargar libremente.

Para comenzar la sesión con el o la consultante, algunas preguntas que nos pueden ayudar para ello serían las siguientes:

Si la vergüenza ya no fuera un problema para ti…

  • ¿Qué dejarías de hacer o empezarías a hacer, hacer más o menos de…?
  • ¿Cómo te tratarías a ti mismo/a, a los demás, a la vida, al mundo, de forma diferente?
  • ¿Qué objetivos perseguirías?
  • ¿Qué actividades iniciarías o reanudarías?
  • ¿A qué personas, lugares, eventos, actividades, desafíos te acercarías, iniciarías, reanudarías o contactarías en lugar de evitar o escapar?

Trabajar con problemas de vergüenza desde el modelo de ACT puede involucrar cualquiera o todos puntos siguientes: defusión (incluyendo notar y nombrar), aceptación (incluyendo normalizar, validar y expandir la conciencia), contacto con el momento presente (incluyendo enraizar y centrar), yo-contexto (incluyendo notar cómo la vergüenza cambia con el tiempo y variadas perspectivas de los demás), valores, acción comprometida, autocompasión, exposición y comprensión de cómo se desarrolló la vergüenza, y las funciones que ha tenido tanto en el pasado como en el presente.

Funciones de la vergüenza en el pasado y presente de la persona

Nos puede ser de mucha utilidad ver cómo ha funcionado la vergüenza en el pasado, en formas que fueron, de alguna manera, útiles o protectoras para la persona, es decir, examinar las consecuencias reforzantes de la vergüenza.

Las funciones pueden incluir algunas o todas las que siguen: reducir el castigo o la hostilidad (si mostramos vergüenza, en algunos contextos, esto disminuirá el castigo, la hostilidad, la crítica, o el juicio de los demás), obtener apoyo o amabilidad (si estamos avergonzados/as, en algunos contextos, esto provocará la simpatía, la bondad, el apoyo o el perdón de los y las demás), evitar el dolor (si respondemos con conductas de escape o evitación hacia estímulos que desencadenen esta emoción, a corto plazo, evitamos el dolor, darle sentido (la vergüenza nos ayuda a «dar sentido» a nuestras experiencias: «Estas cosas sucedieron porque soy malo/a». En niños/as que han sufrido abuso, el darle sentido de esta forma les libera de la terrible realidad de sus cuidadores que no podrían afrontar.

Ahora, lo más importante, las funciones actuales. Mientras que la vergüenza puede presentar todavía algunas de las funciones «beneficiosas» que ha tenido en el pasado; en el presente es evidente que también tiene algunas funciones que drenan la vida. Una vez que tengamos esta información, podríamos decir algo como; «Así que en el pasado, la vergüenza te ha ayudado de alguna manera, como para X, Y, Z, pero en el presente, se está interponiendo en el camino de ser la persona que quieres ser y haciendo las cosas que quieres hacer, como A,B,C. Entonces, ¿estarías dispuesto/a a aprender nuevas habilidades para que puedas manejar la vergüenza más eficazmente, reducir su impacto en tu vida, quitarle su poder, para que puedas empezar a hacer A, B, C de nuevo?».

Nota: no tenemos que explorar las funciones pasadas de la vergüenza – son las funciones presentes las que importan. Sin embargo, puede ser útil hacerlo, para la normalización y la validación, lo que a su vez puede facilitar la aceptación, la autoaceptación y la autocompasión.

Imagen: Unsplash

Fusión/defusión

Cuando trabajemos con la vergüenza, esperamos encontrar fusión con recuerdos doloroso sobre el pasado, y con posibilidades de futuras evaluaciones hostiles o rechazo por parte de los demás, así como un yo fusionado con un autojuicio muy negativo y severo del tipo “Soy mala”, “Soy asqueroso, indigno, no merecedor de la felicidad, etc.» y, por supuesto, la máquina de dar razones por las que no podemos o no debemos intentar cambiar. Por supuesto, podemos encontrar muchos otros tipos de fusión, pero estos a menudo tienden a predominar en la vergüenza.

Nuestro trabajo en defusión estará dirigido entonces hacia el autojuicio, la autoculpa, los recuerdos dolorosos, el miedo a la evaluación negativa por parte de los/as demás y/o el rechazo por parte de los/as demás, etc. Dicho de otra forma, se dirigirá a debilitar ese control de reglas demasiado rígido sobre el comportamiento, de modo que otras funciones (establecidas verbal y no verbalmente) pueden llegar a tener efecto (Ruiz Sánchez, 2020).

Recordemos aquí dos primeros pasos para la defusión que son el «darse cuenta… …y nombrar». Podemos pedirle al o la consultante que se fije en lo que dice su “mente”, cómo su “mente” (que si, que es una metáfora) la está juzgando y culpando, o notar como su mente es tan rápida en asumir lo que otras personas están pensando de ella, o sea juzgarla, criticarla o rechazarla.

También podemos pedirle que nombre sin juzgar sus pensamientos y sentimientos, por ejemplo: «Aquí está la vergüenza» o «Estoy teniendo el pensamiento de que soy estúpida» o «Estoy teniendo pensamientos que otras personas me juzgarán» o «Estoy teniendo un sentimiento de vergüenza», o «Estoy teniendo un recuerdo vergonzoso» etc. Aunque en la parte de la defusión, el énfasis está en las cogniciones, más que en los sentimientos y sensaciones; y el objetivo es «ver más claramente’ lo que son las cogniciones: cadenas de palabras e imágenes.

Nota: es oportuno evitar técnicas de defusión más extravagantes como «agradecer a tu mente» o «cantar tus pensamientos» en el trabajo con la vergüenza, al menos en las primeras sesiones, porque pueden resultar contraproducentes e invalidar a los/as consultantes.

Evitación experiencial/aceptación

Esperamos encontrar que la mayoría de estas personas sean muy propensas a evitar o querer deshacerse de: sensaciones desagradables en el cuerpo, muy similares a, o combinadas con, sensaciones/sentimientos de ansiedad o temor, (por ejemplo, tensión en el pecho, el estómago revuelto, en clientes más disociativos, por supuesto podemos encontrar «adormecimiento»), cogniciones desagradables, especialmente juicios duros de sí mismo/a, recuerdos vergonzosos y ansiedades sobre la evaluación negativa o el rechazo de los demás, e impulsos incómodos de realizar acciones autodestructivas (por ejemplo, tomar drogas o el alcohol, autolesionarse, aislarse socialmente).

La aceptación de estos eventos privados que componen la vergüenza, a menudo comienza con la validación y la normalización. Y a partir de ahí, podemos usar cualquier combinación de técnicas de aceptación que prefiramos. La atención expansiva a menudo también es útil para descubrir que hay muchas otras cosas aquí en este momento, además de la vergüenza. Y también podemos utilizar la vergüenza para ayudar a conectar con los valores, o como recordatorio para practicar la autocompasión.

La aceptación de estos eventos privados que componen la vergüenza, a menudo comienza con la validación y la normalización

No olvidemos que la aceptación puede verse como un comportamiento de aproximación o ausencia de escape o evitación en presencia de estímulos aversivos, estableciendo un contexto para que sucedan comportamientos más variados y potencialmente más adaptativos (Ruiz Sánchez, 2020).

Momento presente/predominio del pasado y futuro

Como vimos en un apartado anterior, las personas con excesiva vergüenza suelen estar mayormente en ese pasado llenos de recuerdos dolorosos, así como en un futuro angustiante con posibles (que no sabemos que tanto probables) críticas y rechazo de los demás. Es por ello que trabajaremos en fortalecer un repertorio conductual de atención hacia los estímulos en el momento presente, aumentando la sensibilidad a las contingencias ambientales mientras debilitamos las fuentes inútiles de control de estímulos verbales.

Para ello nos pueden ser de utilidad las siguientes técnicas: enraizar, centrar y «echar el ancla», habilidades esenciales para desarrollar tempranamente, compromiso, conexión y conciencia expansiva, notar y experimentar con cambios en la postura corporal y sus efectos; así como el reconocimiento inicial de los pensamientos y sentimientos que allana el camino para la defusión o la aceptación.

Falta de claridad en valores/valores

Generalmente estas personas tendrán poco contacto con lo que les importa, fruto de las acciones que ponen en marcha para controlar esta emoción que suelen ocasionarles daños en las relaciones con personas significativas y en otros aspectos de la vida que valoran. Es por ello que este punto se vuelve crucial entrenar en la derivación de reglas que funcionen como operaciones motivacionales verbales que apoyen comportamientos más eficaces y adaptativos, especificando las consecuencias de los mismos. Algunas preguntas que nos pueden ayudar en esa línea de exploración son:

  • ¿Cómo tratarías y/o qué consejo le darías a un ser querido que ha pasado por acontecimientos similares y que se siente de la misma manera que tú?
  • ¿Qué te dice esta vergüenza sobre lo que realmente le importa? ¿A qué necesitas enfrentarte, tomar medidas o abordar?
  • ¿Qué te recuerda la vergüenza sobre la forma en que idealmente quieres tratarte a ti mismo/a, tratar a los/as demás?
  • ¿Qué te dice la vergüenza sobre lo que has perdido / necesitas tener cuidado / quieres defenderte / te preocupas profundamente / necesitas tratar?

Acciones ineficaces/acciones comprometidas

Las acciones ineficaces son «desencadenadas» por la vergüenza y sostenidas por reforzamiento, aunque pueden variar enormemente, las más comunes serían: evitar o retirarse de lugares y personas importantes y significativas, eventos, actividades y situaciones que la desencadenan, acciones impulsivas tales como el uso de drogas, cigarrillos, alcohol, comida, etc. (estrategias de control externo) e incluso comportamientos conflictivos y agresivos con los/as demás. Recordemos que per se, ninguna de las anteriores es problemática, sólo lo son al ser estrategias muy rígidas o inapropiadas.

Una vez que hemos explorado los valores de las personas, podemos pasar fácilmente a la acción comprometida: evocando y reforzando nuevos repertorios de comportamiento consistentes con esos valores como una alternativa a los viejos «impulsados por la vergüenza». Esto puede incluir cualquier o todos los siguientes: resolución de problemas y establecimiento de objetivos y planificación de acciones guiados por valores (recomendable la técnica SMART), entrenamiento en otras competencias pertinentes como lo son las habilidades relacionales, de comunicación, de asertividad, de intimidad, o de empatía.

En esta parte quizá sea muy necesario trabajar las conductas impulsivas y nos puede venir bien centrarnos en lo siguiente: defusión de los aspectos cognitivos (por ejemplo, «Lo necesito», «Lo quiero», «Yo no puede evitarlo»), aceptación de los sentimientos y sensaciones del impulso, echar el ancla, enraizar y centrarse en medio del impulso, control conscientemente las acciones (por ejemplo, la respiración, la postura corporal o estiramientos), autocompasión, conciencia expansiva: ¿qué más hay aquí y ahora, así como este impulso?, o Yo-contexto: usar “la parte que se da cuenta» para notar cómo aumentan los impulsos y decrecen con el tiempo.

Ejercicios formales de meditación muy útiles al estilo “aceptación de emociones difíciles”, o “surfeando las olas”, incorporan aceptación, defusión, y contacto con el momento presente.Puedes ir a este enlace de Grupo ACT Argentina donde encontrarás este y otros ejercicios muy interesantes.

Exposición

En particular, muchos clientes encuentran que su comportamiento se organiza en torno a intentar evitar los eventos privados que componen la vergüenza (evitación experiencial ) y a evitar las situaciones, personas, lugares, eventos y actividades que desencadenan vergüenza (evitación abierta o manifiesta).

Por lo tanto, un aspecto importante del éxito del tratamiento es la exposición. Hacemos ambas exposiciones interoceptivas (a «cosas dentro del cuerpo como pensamientos y sentimientos), así como exposición directa (a «cosas de afuera» del cuerpo, como personas importantes, lugares, eventos, actividades, situaciones). Podemos pensar en este trabajo como un «subconjunto» de acción comprometida, porque implica tomar acciones para establecer (o reestablecer) el contacto con elementos importantes, aspectos significativos de la vida.

Yo contenido/yo contexto

Las personas que nos consultan suelen tener un autoconcepto muy deteriorado y además muy fusionado, relacionado con un yo inferior, inadecuado y vulnerable. Es por ello que podemos ayudarles a darse cuenta que son solo historias y que esas historias cambian, podemos usar estrategias del tipo “la parte de ti que se da cuenta» para dar un paso atrás y observar los diversos elementos de la vergüenza- pensamientos, sentimientos, sensaciones, recuerdos, etc.; así como notar que la vergüenza no es la esencia de lo que son; que hay mucho más en ellos/as. De esta manera, damos forma a un comportamiento verbal más flexible y autodirigido en presencia de eventos privados que varían a lo largo del tiempo (por ejemplo, recuerdos del pasado y preocupaciones por el futuro), lugar (por ejemplo, situaciones diferentes, relaciones, roles) y persona (por ejemplo, diferentes perspectivas sobre el mismo evento).

Un aspecto importante del éxito del tratamiento es la exposición

Desde el punto de vista de la RFT, el yo como contexto implica entrenar relaciones deícticas flexibles del tipo yo / tú, aquí / allá y ahora / entonces. Al hacer este tipo de trabajo, a menudo es útil hacer que las personas registren y midan su nivel de vergüenza de 0 a 10 cada pocos minutos durante la sesión, y noten cómo sigue subiendo y bajando.

Y ahora sí, para finalizar, a aquellos y aquellas terapeutas que estéis interesados en trabajar más a fondo estas problemáticas, os recomiendo enormemente que visiteis la página ACT with Compassion, ya que en ella encontrareis multitud de información, escalas, ejercicios para los consultantes, etc.; y aunque mayormente están en inglés, hay bastante material en español.

Referencias bibliográficas

  • Gilbert, P. (2000). The relationship of shame, social anxiety and depression: the role of the evaluation of social rank. Clinical Psychology and Psychotherapy, 7, 174–189.
  • Gilbert, P., & Andrews, B. (Eds) (1998). Shame. Interpersonal behavior, psychopathology, and culture. New York: Oxford University Press.
  • Gilbert, P. & McGuire, M.T. (1998). Shame, status and social roles: psychobiology and evolution. In P. Gilbert, & B. Andrews (Eds). Shame. Interpersonal behavior, psychopathology, and culture. Oxford, UK: Oxford University Press.
  • Gilbert, P., & Gerlsma, C. (1999). Recall of shame and favouritism in relation to psychopathology. British Journal of Clinical Psychology, 38(4), 357-373.
  • Harris, R. (2017). Working with Shame. Practical Tips for ACT Therapists. Disponible en: https://contextualconsulting.co.uk/wp-content/uploads/2020/02/Working-with-Shame-Russ-Harris.pdf
  • Luoma, J., LeJeune, J., & Platt, M. (2020). Case Conceptualization Frameworks for working with highly self-critical and shame prone clients. ACT with Compassion. Recuperado de: https://www.actwithcompassion.com/case_conceptualization
  • Ruiz Sánchez, J. J. (2020). Terapia de Aceptación y Compromiso. Una Definición Funcional desde ABA. Disponible en http://fapcontexto.blogspot.com/2020/10/terapia-de-aceptacion-de-compromiso-una.html
  • Tangney, J. P., Mashek, D., & Stuewig, J. (2005). Shame, Guilt, and Embarrassment: Will the Real Emotion Please Stand Up? Psychological Inquiry, 16(1), 44–48.
  • Sedighimornani, N. (2018). Shame and its features: Understanding of Shame. European Journal of Social Sciences Studies. Vol. 3, 75-107.


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  • Salud Mental y Tratamientos

El perfeccionismo desde una perspectiva conductual contextual

  • 21/07/2020
  • Karemi Rodríguez Batista

No sé me ocurre mejor manera de empezar la introducción que compartiros la experiencia que he tenido al empezar a trabajar en este artículo, y me lo he pensado. Aquí voy: una vez decidido el tema, escuchaba esa vocecita, a mi mente diciendo: «¡Buah, no vas a poder concretar un tema tan complejo de forma resumida! ¿Y si te faltan puntos importantes? ¿Y si no les es de utilidad? «Vamos, el “no ser suficientemente buena”, y cómo no, tenía unas sensaciones incómodas, mucha ansiedad, y mi primer impulso fue postergarlo, e incluso se me pasó la idea de cambiar el tema, pero aquí me tenéis “defusionándome” de estos pensamientos (rígidos, irrealistas e ineficaces) y haciéndole caso a mis valores, pensando en hacerlo simplemente lo mejor que pueda, pero no me ha sido fácil. Aquí es donde los emojis de brazos fuertes y bailarinas de flamenco vienen al pelo ? ?? ¿A que sí? jaja . Imagino que a muchos y muchas de vosotras os ha pasado de alguna forma, y es natural, el perfeccionismo es algo que la cultura ensalza constantemente. Hay, sin embargo, matices a considerar para que este patrón de comportamiento nos sea útil o no, y es lo que quiero compartiros.

Diferenciando al perfeccionismo clínico o disfuncional

Algunos y algunas autoras sostienen, que el patrón de comportamiento perfeccionista (clínico, no sano, ineficaz, etc.) está regido por metas y preocupaciones excesivamente altas (Dunkley, Berg y Zuroff, 2012., cit. en Amores Hernández, 2017). Por su puesto que el deseo de hacer las cosas lo mejor posible aunado a un compromiso en cuanto a esfuerzo y responsabilidad, nos es de gran ayuda, y mucho más si los errores los tomamos como oportunidades de aprendizaje. Sin embargo, lo ineficaz y dañino es cuando el logro funciona como termómetro de nuestra valía, no tomando en cuenta factores que intervendrán en la consecución de los mismos, que no están tampoco bajo nuestro control, y a pesar de las consecuencias negativas para el bienestar mental y/o físico. A este último patrón de comportamiento perfeccionista bajo control aversivo, se le suele denominar perfeccionismo clínico, no sano, disfuncional o desadaptativo, y es un factor transdiagnóstico, un factor de riesgo y mantenimiento de varias formas de desajuste y problemáticas psicológicas, incluida la depresión y los trastornos de ansiedad (Egan, Wade y Shafran, 2011; Limburg y otros, 2017 ; cit. en Ong et al., 2019).

“Soy perfeccionista”

Es muy frecuente que las personas lleguen a consulta con este tipo de etiquetas, incluso nosotros y nosotras mismas las hayamos utilizado en algún momento. Esto no nos sirve, lo primero que haremos es traducir ese “ser perfeccionista” en “comportamientos perfeccionistas”, de forma muy específica, y seguidamente haremos un análisis funcional sobre ellos. De esta forma, los comportamientos descritos a continuación, son vistos solo de una forma morfológica y topográfica y, per se, no son problemáticos, lo serán si éstos se tornan en patrones frecuentes y rígidos, como forma de control del malestar y nos aparten de nuestra vida valiosa. Algunos tipos comunes de comportamientos perfeccionistas:

  • Dificultad para tomar decisiones de manera oportuna.
  • Buscar reaseguro (por ejemplo, pidiendo a otros que comprueben tu trabajo para asegurar que sea aceptable).
  • Excesiva organización y elaboración de listas.
  • Rendirse fácilmente (por ejemplo, dejar el flamenco después de dos lecciones porque no puedes seguir el ritmo del profesor).
  • Procrastinar (por ejemplo, posponer el inicio de una tarea por miedo a que no seas lo suficientemente bueno/a). ¿A que me sonaba? jaja.
  • Mediante comprobaciones excesivas (por ejemplo, revisando repetidamente un trabajo en busca de errores).
  • Evitar situaciones en las que puedas «fallar» (por ejemplo, no solicitando trabajos por temor a no obtenerlos).

El estilo de pensamiento perfeccionista, la autocrítica y las reglas

La forma en que damos sentido a lo que pasa a nuestro alrededor juega un papel importante en el mantenimiento del perfeccionismo. Ya que son tantas las cosas que suceden a nuestro alrededor en un momento dado, que solemos prestar atención e interpretar las cosas de acuerdo con lo que esperamos que pase (sesgo de confirmación), y a menudo se tiene una visión extrema de lo que es el éxito y el fracaso, sin término medio (por ejemplo: si cometo un error en un momento puntual, ya soy un fracaso). Las personas perfeccionistas tienden a ser extremadamente autocríticas, especialmente si no son capaces de cumplir con sus altos estándares.

Reglas útiles y no útiles

Todos y todas necesitamos reglas en la vida que nos ayuden a dar sentido al mundo y a hacer frente a nuestra vida cotidiana. Así que tener reglas, en sí mismo, no es algo malo. Las reglas son útiles en la medida que son realistas, flexibles y adaptables. Así, las reglas poco útiles son inflexibles e irrazonables. Por ejemplo, la regla: «Nunca debo cometer errores», no nos es útil porque no es posible o razonable, ya que todo ser humano comete errores, y además son necesarios para nuestro aprendizaje. Algunas reglas que comúnmente sostienen el perfeccionismo incluyen:

  • Miedo al fracaso (por ejemplo: «Debo hacer las cosas perfectamente», o «Si lo intento, fracasaré»).
  • Deberías (por ejemplo: «Mi casa debe estar ordenada en todo momento»).
  • Todo o nada (por ejemplo: «Hay un camino correcto y uno incorrecto para hacer las cosas»).
  • Comprobación constante (por ejemplo: «Debo pesarme varios veces al día para asegurarme de que no estoy ganando peso»).
  • Control (por ejemplo: «Debo estar preparado para cualquier cosa»).

¿Cómo se inicia y mantiene el patrón de comportamiento perfeccionista?

Por supuesto, este tipo de comportamientos privados y públicos descritos anteriormente tienen un origen y una función. Nuestra visión de nosotros y nosotras mismas y del mundo comienza a desarrollarse desde muy temprano, y todo esto lo vamos aprendiendo de forma directa e indirecta. Algunos ejemplos:

Aprendizaje directo

Si cada vez que te sacabas notaza en un examen y eras elogiado o elogiada por tus figuras de referencias («Excelente trabajo»), esto te hizo sentir tan bien contigo misma que probablemente comenzaste a desarrollar una regla tal como: «A mamá y papá les gusta que me vaya bien en la escuela», que más tarde puede haberse generalizado como: «La gente estará orgullosa de mí si tengo éxito». Esta creencia te animó para seguir persiguiendo logros, desafortunadamente, con el tiempo, una creencia como ésta puede volverse rígida e irrealista, por ejemplo, «La gente sólo estará orgullosa de mí si tengo éxito» (aprendizaje por reforzamiento positivo).

Otro tipo de aprendizaje que puede influir en el desarrollo del perfeccionismo se produce cuando se te castiga por tus errores. Por ejemplo, una madre puede alzar la voz y lanzar una crítica a su hija por esparcir los juguetes mientras juega: «¡¿Cuántas veces tengo que decirte que eres un desastre?!». El castigo por los errores te hace sentir mal contigo misma y puedes desarrollar una regla tal como: «Nunca debo hacer un desastre, siempre debo ser ordenada» (aprendizaje por castigo positivo). A veces, sólo hay una ausencia de elogios, por ejemplo, puedes haberte esforzado mucho y obtener una «B» en un examen y notar que tus padres no te elogiaron por esto (aprendizaje por castigo negativo). En este caso puedes desarrollar una creencia como: «A mamá y papá no les gusta cuando no obtengo As» y generalizar a: «La gente no está orgullosa de mí cuando mi trabajo no es perfecto o sobresaliente».

Aprendizaje indirecto

Otra forma en que el perfeccionismo puede desarrollarse es a través de un aprendizaje indirecto. También llamamos a esto modelado. Aprendemos a actuar basándonos en el comportamiento de nuestras figuras de referencia. Por ejemplo, puede ser que tus padres trabajaban muy duro y a menudo se llevaban el trabajo a casa para completarlo por la noche o en fines de semana, dejando poco tiempo para divertiros o compartir. Así pudiste desarrollar una regla tal como: «El trabajo es más importante que compartir o que la diversión». Con el tiempo, esta regla puede volverse más rígida : «Tener éxito en el trabajo es más importante que cualquier otra cosa».

Inflexibilidad Vs flexibilidad psicológica

A pesar de las diferencias topográficas, la búsqueda excesiva de logros y la excesiva autocrítica, que dan lugar a los comportamientos descritos anteriormente reflejan funcionalmente los intentos de controlar las experiencias internas no deseadas (por ejemplo, los sentimientos de insuficiencia). Es decir, son manifestación de evitación experiencial (Hayes et al., 2004; Weiner & Carton, 2012; cit. en Ong et al., 2019). La evitación experiencial es un aspecto de un constructo más amplio, el de la inflexibilidad psicológica, definida como la incapacidad de estar abierto, abierta a las experiencias presentes, y un compromiso rígido con patrones de comportamiento guiados por las reacciones psicológicas en lugar de los valores elegidos (Hayes, Luoma, Bond, Masuda y Lillis, 2006; cit. en Ong et al., 2019).

Dado el patrón generalizado de rigidez que subyace al perfeccionismo clínico, en particular con respecto a las normas y los estándares excesivamente elevados, el aumento de la flexibilidad psicológica puede ayudarnos a responder a las experiencias internas de manera más eficaz, que nos lleve a volver a participar en actividades valiosas, significativas. Por ejemplo, cuando surge el pensamiento: «No soy lo suficientemente buena», la respuesta flexible implicaría ver el pensamiento como lo que es, sólo un pensamiento, y poner en cuarentena su veracidad, eligiendo actuar de forma coherente con nuestros valores del momento, independientemente de las experiencias internas que puedan acompañar al comportamiento elegido.

La flexibilidad psicológica es objeto explícito de la terapia de aceptación y compromiso (ACT), un enfoque cognitivo-conductual enraizado en la ciencia del comportamiento contextual. Su objetivo general es promover una mayor calidad de vida mediante la creación de un contexto que permita entrenar formas más flexibles de relacionarnos con nuestras experiencias internas, independientemente de su forma y frecuencia. Así pues, la teoría que subyace a la ACT hipotetiza que los cambios en los resultados relevantes se explican o están mediados por cambios en la flexibilidad psicológica. La evidencia empírica apoya esta hipótesis para las condiciones relacionadas con el perfeccionismo clínico, incluida la ansiedad, la depresión y el trastorno obsesivo-compulsivo y otras más (OCD; Forman, Herbert, Moitra, Yeomans, y Geller, 2007; Twohig, Plumb Vilardaga, Levin, y Hayes, 2015; cit. en Ong et al., 2019).

Autocrítica Vs autocompasión

Otro proceso particularmente pertinente para el abordaje del perfeccionismo clínico es la autocompasión, es decir, tratarnos con bondad y sin prejuicios ante experiencias difíciles y reconocer este sufrimiento como parte de nuestra «experiencia humana» (Barnard y Curry, 2011; Neff, Kirkpatrick, y Rude, 2007; cit. en Ong et al, 2019).

Además, la investigación arroja que la autocompasión correlaciona negativamente con patrones de autoevaluación poco útiles, con la experiencia de angustia debido a las discrepancias entre el rendimiento y las normas personales (o el perfeccionismo inadaptado), así como con los comportamientos de evitación rígidos (Neff, 2003), lo que sugiere que los déficits en la autocompasión pueden estar relacionados con el perfeccionismo clínico.

Se ha descubierto que la autocrítica —la inversa de la autocompasión— media en la relación entre el perfeccionismo no saludable y la angustia (James, Verplanken y Rimes, 2015), lo que implica que la autocrítica es un proceso potencial que mantiene el perfeccionismo. Para apoyar más estos resultados, se ha descubierto que la autocompasión debilita la relación entre el perfeccionismo inadaptado y la depresión (Ferrari, Yap, Scott, Einstein, y Ciarrochi, 2018), lo que podría indicar su utilidad como objetivo de tratamiento en el perfeccionismo clínico.

La autocompasión puede considerarse un antídoto contra la autocrítica impasible, fundamental en el perfeccionismo, y la evidencia científica sugiere que ACT puede ser utilizada para aumentar la autocompasión, fomentando la observación sin juicios de valor de los pensamientos autocríticos, la autoempatía mediante el fortalecimiento de la toma de perspectiva y la autoaceptación (Yadavaia et al., 2014, cit. en Ong et al, 2019).

Cerrando

El perfeccionismo clínico es visto como un factor transdiagnóstico para muchísimas problemáticas y, paradójicamente, es reforzado continuamente por nuestra sociedad. Basta ver la tendencia a conseguir estándares elevados en distintas áreas de nuestra vida, con poco margen para la tolerancia al malestar y al fracaso. Ejemplos de esto lo vemos en múltiples redes sociales y apps diseñadas para “mejorar” nuestra imagen en distintas formas, conseguir resultados milagrosos y fáciles en distintas áreas de nuestra vida, incluidas las relaciones de pareja (si no cuadramos con alguien, oye, sigamos con el menú), si no te gusta algo de tu cuerpo, ya sabes, multitud de opciones, y un largo etcétera.

Las terapias contextuales en cualquier de sus formas, no solo la ACT, nos ofrecen alternativas muy potentes y basadas en la evidencia para redireccionarnos a una vida significativa, y de una forma más estable y flexible, trabajando en lo que realmente es importante para nosotres a un nivel más trascendental si se quiere (aquí las metas nos ayudan, claro, pero no nos definen), ayudándonos a aceptar el malestar inherente a estar vivos/as, a cultivar tremendamente la autocompasión, y a desarrollar comportamientos flexibles y eficaces que nos acerquen a esa persona que queremos ser.

Referencias bibliográficas:

Amores Hernández, A. (2017). Perfeccionismo, miedo al fracaso y síntomas depresivos. Repositorio Universidad Pontificia de Comillas. Recuperado de https://repositorio.comillas.edu/jspui/bitstream/11531/23179/1/TFM000700.pdf

Ferrari, M., Yap, K., Scott, N., Einstein, D. A., y Ciarrochi, J. (2018). Self-compassion moderates the perfectionism and depression link in both adolescence and adulthood. PloS one, 13(2), e0192022.

Fursland, A., Raykos, B., y Steele, A. (2009). Perfectionism in Perspective. Perth, Western Australia: Centre for Clinical Interventions.

James, K., Verplanken, B., y Rimes, K. A. (2015). Self-criticism as a mediator in the relationship between unhealthy perfectionism and distress. Personality and Individual Differences, 79, 123-128.

Neff, K. D. (2003). The development and validation of a scale to measure self-compassion. Self and identity, 2(3), 223-250.

Ong, C. W., Barney, J. L., Barrett, T. S., Lee, E. B., Levin, M. E., y Twohig, M. P. (2019). The role of psychological inflexibility and self-compassion in acceptance and commitment therapy for clinical perfectionism. Journal of Contextual Behavioral Science, 13, 7-16.

Shafran, R., Cooper, Z. y Fairburn, C. G. (2002) Clinical perfectionism: A cognitive-behavioural analysis. Behaviour Research and Therapy, 40, 773-791.



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¡Uniendo voces! Cómo vamos a afrontar el sufrimiento que vendrá

  • 13/05/2020
  • Karemi Rodríguez Batista

Ante una situación como la que estamos atravesando, una situación tan inesperada como complicada, no es difícil imaginar lo que en muchos momentos algunos/as de vosotros/as estáis sintiendo. ¿Miedo, tristeza, enojo? ¿En momentos de forma más intensa que en otros, verdad? Lo mismo que yo, y es que esto es completamente normal. Es una respuesta derivada de falta de control y predictibilidad, de la falta o gran limitación de fuentes potentes de satisfacción a las que estábamos acostumbrados/as, y la aparición repentina de nuevas circunstancias adversas, para algunos/as más que para otros/as (pérdida de algún ser querido, del trabajo, de una relación, de un proyecto, convivencias forzadas, etc).

Sin embargo, también quisiera mencionar que dentro de toda esta situación están emergiendo iniciativas prosociales también impactantes, nuevos recursos (seguramente has participado ya en alguna conferencia o clase virtual muchas de libre acceso, o has sido testigo de esos comportamientos altruistas de tus vecinos para con los otros, y otras sorpresas lindas que muy probablemente vendrán). En fin, de cara a la toma de perspectiva, creo que es eficaz ver la otra cara de la moneda. Aún así, lo cierto es que estamos a la puerta de una crisis económica de gran peso y esto, por supuesto, sabemos que derivará en un gran sufrimiento para muchos/as de nosotros/as.

Nuestra opinión es que tenemos que ser muy cautelosos/as y dejar de crear una alarma social que puede obedecer, como bien sabemos, a otro tipo de intereses, que no precisamente el alivio del sufrimiento humano. Que tenemos que dejar de patologizar lo que es una respuesta adaptativa, incluso un problema psicológico, contemplando por tanto, no sólo los factores individuales, sino también esos factores contextuales que están incidiendo, para así poder dirigir mejor nuestros esfuerzos como profesionales y como sociedad.

Finalmente queremos hacer hincapié en el amplio valor del conocimiento sobre el comportamiento humano que tenemos, como instrumento para el desarrollo de intervenciones que potencien conductas más eficaces en los nuevos y variados contextos que se nos plantean.

Es por este motivo que numerosos profesionales de la psicología, de diferentes países y contextos, tanto privado como públicos, nos hemos reunido para elaborar el siguiente manifiesto que pretendemos llevar a los medios, y ¡Necesitamos tu apoyo, necesitamos tu voz!. Para ello solamente te pedimos que, si estás de acuerdo con los planteamientos que en seguida se exponen, sigas el enlace al final del post para firmar. De antemano, te agradecemos muchísimo :-)


MANIFIESTO

Estamos a las puertas de una crisis económica sin parangón en las últimas décadas. Ante esta situación, no es difícil predecir que sus consecuencias conllevarán un enorme sufrimiento para muchas personas, especialmente para aquellas que se encuentran en circunstancias que las hacen más vulnerables. Los/as profesionales de la psicología trabajamos en primera línea y codo a codo con otros/as profesionales para mitigarlo, y es precisamente por eso que hemos visto la urgencia de poner sobre la mesa la necesidad de aportar una forma más útil de entender y abordar ese sufrimiento.

Hace ya mucho que la psicología y amplios sectores de la psiquiatría denuncian la falta de base científica de los denominados “modelos biomédicos” en la práctica profesional y su nula utilidad a la hora de abordar el malestar de las personas. Manuales como el DSM-5 o la CIE-11 tienen como objeto, nunca ocultado, la consideración del malestar individual como trastornos, cuando no enfermedades, para facilitar la gestión sanitaria de estos problemas así como las políticas de aseguradoras, farmacéuticas, etc. Frente a esta perspectiva, es el momento de cambiar la manera en la que consideramos el sufrimiento y los problemas que lo causan y aportar lo que humildemente podamos para mejorar la vida de la gente.

1 – Sufrimiento no es igual a patología

Uno de los asuntos en los que más se ha insistido a lo largo de esta pandemia es en el impacto en la salud mental del confinamiento. Hay posiciones de todos los tipos, desde los más agoreros, que hablan de una “epidemia de traumas”, hasta quienes sostienen que el impacto real será mínimo y que se concentrará en ciertos grupos específicos, concretamente los que han estado en primera línea de atención sanitaria, los que han perdido a familiares y amigos cercanos, los que ya tenían problemas serios de salud mental y los que sufran otro tipo de pérdidas derivadas de esta situación (ruptura de pareja, pérdida y empeoramiento del empleo, etc.)

Entendemos que la patologización del sufrimiento es un recurso de poca ayuda para quienes sufran las consecuencias durante y después del confinamiento, sino que además puede suponer una doble victimización. La consideración del sufrimiento como algo “patológico” y el uso de etiquetas psiquiátricas distrae de atender a las causas socioeconómicas y laborales que pueden estar detrás de este sufrimiento en muchos casos y dirige la atención a cómo se muestra, convirtiendo esas respuestas en síntomas y abordándolo desde una perspectiva fundamentalmente psicofarmacológica.

El objetivo principal de este punto es señalar estos factores contextuales como foco principal de las intervenciones dirigidas a analizar y solventar gran parte de este sufrimiento, sin menoscabo de la necesaria atención terapéutica cuando sea necesario. Si, como vaticinan los economistas, lo que nos encontramos al salir del confinamiento es un déficit económico sin parangón con sus secuelas (desempleo masivo, un estado mermado para atender a las necesidades básicas de la población, además de un gran número de personas que no podrá mantener sus niveles de bienestar), la sola atención a sus consecuencias será tan efectiva como dar analgésicos a quien está siendo apaleado.

2 – A diferentes niveles de problemas, diferentes abordajes

Siempre es el individuo el que sufre, pero no todas las causas del sufrimiento son individuales ni su abordaje es principal y necesariamente a ese nivel. No se trata de negar la viabilidad y necesidad de una intervención individual, que en muchos casos es y será imprescindible, pero sí de señalar que las causas psicológicas (es decir, individuales) que llevan a ese sufrimiento no pueden ser abordadas con el simple uso de psicofármacos. Para estos casos en los que el sufrimiento se debe principalmente a factores individuales, la intervención psicológica debe ser el abordaje de primera elección.

El gran problema que nos legan los modelos biomédicos imperantes en salud mental, principalmente en la psiquiatría pero también en la psicología, es que sobreestiman los factores individuales y se centran en la atención a un sujeto atomizado y aislado de otros. El padecimiento mental está fuertemente ligado a las condiciones de vida de las personas y requiere de acciones a niveles supraindividuales para su prevención y reducción. La pobreza, la desigualdad, las condiciones laborales y habitacionales y sus consecuencias directas no pueden convertirse en problemas individuales ni requieren ser intervenidas a título individual. Proteger la salud mental de las personas supone contar con medios materiales que garanticen su calidad de vida.

3 – La psicología pone sus conocimientos a disposición de la sociedad

La eficacia de las intervenciones psicológicas individuales es un fenómeno probado en el que solamente hay que insistir cuando pretende ser sustituida por la psicofarmacología. En este contexto, lo que toca reclamar es que todas aquellas personas que puedan y quieran beneficiarse de este tipo de intervenciones tengan acceso a aquellas de más calidad y mejor fundamentadas.

Sin menoscabo de ello, es importante señalar que la psicología no solo cuenta con conocimientos y procedimientos aplicables a la terapia individual y dirigidos a abordar los problemas psicológicos. Buena parte del conocimiento sobre el comportamiento humano puede servir para desarrollar intervenciones grupales, comunitarias y de salud pública que favorezcan conductas saludables y prevengan la aparición de una amplia variedad de problemas colectivos.

Para apoyar el manifiesto

La firma del manifiesto supone únicamente dar apoyo a las ideas expresadas en el mismo. Seguiremos recogiendo firmas hasta finales de mayo y el 1 de junio será enviado a los medios con todas las firmas de las personas que lo hayan suscrito. Este manifiesto es TUYO, así que puedes firmarlo, compartirlo y hacer tuyos sus planteamientos y argumentos. Para firmarlo, simplemente sigue el siguiente enlace y rellena el formulario.

Doy mi apoyo al documento CÓMO VAMOS A ABORDAR EL SUFRIMIENTO QUE VENDRÁ



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  • Encuentro con un terapeuta

José Olid: «Me gusta ver la manera en que las personas damos lo mejor aún en las peores circunstancias»

  • 14/03/2019
  • Karemi Rodríguez Batista

Desde Psyciencia llevábamos mucho tiempo deseando saber un poco más sobre José Olid, y es hasta ahora que hemos tenido la maravillosa oportunidad de traeros esta entrevista. Muchos de vosotros ya lo conocéis y entenderéis el por qué, pero para los que no, os damos unas cuantas razones.

José Olid, profesional muy versátil, creativo e incansable, no solo es psicólogo, psicoterapeuta, investigador, y un docente de gran nivel, conocido a nivel nacional e internacional, sino que además es un divulgador muy comprometido con las terapias basadas en la evidencia y concretamente con las terapias contextuales y de tercera generación. Su labor en las redes es impresionante, ha creado activamente eventos y comunidades de libre acceso, para fomentar el pensamiento crítico, inclusivo, ético y responsable, proporcionándonos el espacio a profesionales de todas partes del mundo para compartir ideas y recursos. En definitiva, una comunidad amena y apasionante desde la cual seguir creciendo. ¡Gracias por ello!

Repasamos algunas pinceladas de su trayectoria que puedes consultar a profundidad aquí.

José Manuel Sánchez Olid es psicólogo general sanitario que combina su práctica privada con la labor de investigación y docencia desde hace ya muchos años. Ha sido, además, presidente y fundador de la Asociación Española de Ciencias de la Salud y Bienestar y escritor de varios libros. Resaltamos que con el objetivo de proporcionar formación de calidad y basada en la evidencia a más profesionales de una forma más flexible, ha añadido a sus labores formativas la opción online en la plataforma TerapiasContextuales.com donde además encontraréis artículos y novedades de mucho interés. Actualmente es director de Prácticas del Máster Online de Terapias Contextuales y de Tercera Generación que oferta Itaca Formación y la UDIMA y tenemos el privilegio de contar con él como colaborador en Psyciencia.

Y ahora sin más dilación, os dejamos con la entrevista.

José, antes que nada, agradecerte la oportunidad de saber un poco más de ti y de tu labor profesional y docente. Cuéntanos un poquito más de ti.

¿Dónde y por qué decidiste estudiar psicología?

¡Gracias a vosotros!

Siempre encuentro dificultad a la hora de responder a este tipo de pregunta, ¡así que la considero muy interesante!

Creo que no sabría identificar una causa clara o antecedente como muy concreto. Me gustaría decir que fue vocación, que siempre me inquietó el comportamiento o algo así, pero sería falso.

Estudié en Málaga, donde resido en la actualidad, y lo que me trajo aquí tiene que ver con mis condiciones de los momentos anteriores: cuando tenía 17 años estaba deseando salir de casa y en mi ciudad no había oferta de Licenciatura en Psicología, en Málaga sí (que es una ciudad muy cercana a Córdoba, donde nací); por otro lado, en el último curso de bachillerato, pude cursar una optativa que se llamaba Psicología, y me pareció la menos aburrida de todas.

Ahora, no sé si mi decisión de estudiar Psicología obedecía más a salir corriendo de mi hogar o al amor por algo de lo que no tenía ni idea… ¡sospecho que fue más por la primera opción sin dejar de tener una pizca de la segunda!

En cualquier caso, no era algo que estuviera planeado, y claramente eso se vio reflejado en el curso de la Licenciatura: ¡me aburría como una ostra y apenas iba a clase! Mi amor y mi dedicación a la psicología vino mucho después, casi a punto de egresar.

¿Qué fue lo que impulsó a que eligieras las terapias contextuales como modelo?

¡Esta sí creo que la tengo clara!

Como decía, me aburría enormemente en las clases de la facultad, hasta el punto de dejar de acudir a algunas. Por entonces pensaba que, si eso era la Psicología, no iba demasiado conmigo.

Ya en último curso, me dio clase un profesor que me aportó una visión que no había tenido hasta entonces: la psicología era una ciencia, podía ser cercana y tenía un método que permitía comprobar y dar una mínima garantía de sus procedimientos. Ese profesor es hoy mi director de tesis doctoral, Luis Valero, a quien le estoy eternamente agradecido.

Pude aprender que la psicoterapia no era una cuestión académica y, a la vez, que la ciencia era una condición necesaria para la psicoterapia

También, pude coincidir con José Manuel Molinero Roldán, quien fue mi tutor de prácticas, y de quién seguí aprendiendo hasta… bueno, hasta el día de hoy, ¡y deseo no dejar de decir esto! De él pude aprender que la psicoterapia no era una cuestión académica y, a la vez, que la ciencia era una condición necesaria para la psicoterapia; también, la filosofía. Y que transmitir todo esto no era algo que debiera ser aburrido ni agotador: él es una persona que transmite justo eso con cada acto (igual me he pasado, disculpad jaja).

En definitiva, creo que fue el contacto con estas dos personas lo que provocó mi máximo interés en una psicología que cumpliera las condiciones mencionadas, y que se veían reflejadas en las terapias contextuales.

¿De dónde nació la idea de utilizar las redes sociales como una herramienta de divulgación y concretamente cómo nació la idea de los Miércoles de Debate Contextual?

A la primera pregunta, ¡ni idea! No es que me propusiera algo como “voy a hacer un plan de comunicación con X fines y tales medios”.

Gran parte de lo que Paula Matoso y yo hacemos en TerapiasContextuales.com (y de lo que yo hago en mi actividad individual) tiene mucho que ver con charlas improvisadas sobre “qué haremos a continuación”, de ahí tomamos algunas ideas y unas pocas las ponemos a prueba sin saber demasiado bien qué resultado tendrá. Entonces, ocurren cosas: hay respuestas por parte de personas interesadas, que nos indican por donde avanzar, qué cosas pueden estar mejor y qué ideas es preferible descartar. Creo que podría decir que nos dejamos moldear por las consecuencias que percibimos de las personas con las que nos relacionamos.

Tenemos claro que nos gusta comunicar, crear y transmitir: eso sí te lo puedo decir, porque creo que es algo que ha sido realmente premiado en nuestra historia. Esto nos lleva a buscar maneras, vías y caminos para estar en contacto con algo tan importante para nosotros, por lo que el debate de los miércoles fue fruto de eso, aunque esto poco importa: si la respuesta por parte de la comunidad hubiera sido diferente, ahora mismo seguramente estaría contestando a otra pregunta, por eso me gusta poner siempre la importancia en las consecuencias, que son al fin y al cabo las que seleccionan nuestras respuestas.

¿Qué es lo que más amas de tu trabajo como psicólogo y como docente?

Creo que lo que más amo es comunicar y transmitir ideas que puedan hacer que la vida de las personas simplemente sea mejor.

Me gusta ver la manera en que las personas damos lo mejor aún en las peores circunstancias, ser testigo de eso me emociona enormemente, y si yo puedo hacer algo para que eso ocurra mi vida va a tener mucho sentido.

Pero aquí hay un punto que me planteo siempre y que me atrevo a reflejar en esta entrevista: la psicología es un medio para ese fin, amo la psicología en la medida en que es una herramienta útil para dirigirme a esa dirección, y en absoluto creo que uno deba ser psicólogo/a para ello.

Cualquier persona puede contribuir enormemente a que la vida de las personas que tiene cerca sea mejor: una buena atención médica, un buen reparto a domicilio con una sonrisa amable y una breve conversación simpática, un buen servicio en un restaurante haciendo sentir a los clientes que son realmente importantes y les cuidas… podría poner mil ejemplos, el punto está en que aquello que amo no es tanto la psicología como aquello con lo que la psicología me permite contactar.

Lo que más amo es comunicar y transmitir ideas que puedan hacer que la vida de las personas simplemente sea mejor

¿Cuáles son los aspectos más desafiantes de tu trabajo?

¡Los burocráticos! Y los administrativos, ¿son los mismos? ¿Veis? Ni siquiera lo sé: odio lidiar con eso.

Ahora algo más en serio… creo que lo que más me cuesta es llevar un precario equilibrio entre práctica clínica, investigación y formación.

Son tres aspectos que requieren un gran esfuerzo si quieres ofrecer y comunicar algo que tenga valor: quien mucho abarca poco aprieta, y yo me encuentro continuamente lidiando con aquello que quiero/puedo abarcar y lo mucho o poco que puedo apretar.

Si bien es cierto que voy avanzando en esos ámbitos, también lo es que eso no sucede sin una cantidad necesaria de errores, frustraciones y preocupaciones.

¿Alguna vez has sentido que te quedaste sin recursos para ayudar a un/a paciente?¿Qué haces en estos casos?

¡Por supuesto!

Bueno, de entrada, diré que nunca sé muy bien qué va a suceder a continuación, puedo tener hipótesis y demás pero ninguna certeza. Esto me hace recordar que, en cualquier momento, algo que yo no controle pueda pasar.

Tengo un conocimiento sobre cómo funciona lo que ocurre en consulta, a cada instante voy valorando funcionalmente lo que está ocurriendo, eso me ayuda, y aún así nada me salva de la posibilidad de fallar.

Aunque, en relación a la pregunta, te diré que para mi no hay algo así como un “recurso” que yo pueda tener y que pueda ayudar a la persona: diría que he sentido que me he equivocado realizando acciones que han tenido un resultado indeseado. Cuando eso ocurre, pueden pasar dos cosas: si me doy cuenta en el momento, lo hago explícito con la persona que tengo delante, le transmito cómo me siento y cómo veo la terapia en ese momento, y le invito a compartir cómo lo ve él/ella; a partir de aquí, en mi experiencia, suceden cosas buenas: como mínimo, nos comunicamos sobre algo común, y cualquier cosa posterior será desde una perspectiva conjunta, incluso dejar la terapia. También, puede ocurrir que yo no me de cuenta en ese momento: entonces, más adelante realizando supervisión o similar, puedo tomar perspectiva y ver qué pudo haber ocurrido. Eso también me ayuda, como mínimo, para la siguiente persona a la que atienda (en estos caso además también me suelo sentir algo tonto).

¿Cómo estructuras la primera entrevista con un/a paciente?

Tengo claro que debo explorar cuál es el problema, qué ocurre antes y qué ocurre después; además, me centro en aquello que motiva a la persona a estar en consulta. Pero antes de nada, dedico tiempo a escuchar y permitir un desahogo inicial.

Digamos que realiza una entrevista funcional semi-estructurada en la que tiene protagonismo la vida de valor de la persona. Por supuesto, descarto el uso del diagnóstico, aunque sí utilizo a menudo escalas y herramientas de evaluación siempre y cuando me permitan profundizar en los puntos anteriores.

Esto se complementa con detectar comportamientos clínicamente relevantes que puedan estar teniendo lugar delante de mí, en consulta, en esos momentos.

Creo que, muy a grandes rasgos y de manera algo laxa, esa sería una mínima estructura a las primeras sesiones que suelo llevar a cabo.

En tu opinión, hay algún factor específico que ayude a la mejoría de la mayoría de los pacientes (en el terapeuta y/o el paciente), ¿cuál?

En mi propia experiencia y en la de mis alumnos/as, he podido ser testigo de cómo una persona cansada, agobiada y preocupada por asuntos ajenos a la consulta tiene un impacto en su trabajo. Por tanto, el auto-cuidado en los terapeutas me parece fundamental y totalmente necesario: si un psicólogo/a está privado de sus necesidades básicas, esto se va a notar enormemente en su trabajo. Y aquí hablo de asuntos sociales: un mal sueldo, una mala sanidad, pobres recursos para la educación de sus hijos, unas condiciones laborales horribles… todo eso afecta enormemente a la calidad del trabajo de un profesional de la salud psicológica, y afecta todavía más porque en muchos casos no es responsabilidad suya: es responsabilidad de organismos oficiales y similar, que son aquellos que pueden mejorar las condiciones en que muchos profesionales desempeñan su trabajo.

He querido comentar este punto (y no otros con los que estoy de acuerdo y sobre los que ya se ha comunicado muchísimo, como habilidades terapéuticas y elección de una intervención basada en la evidencia) porque es algo que apenas se suele reflejar en los factores que inciden en el resultado terapéutico, y que considero fundamental: por mucha evidencia que siga, un terapeuta con hambre en consulta es lo último que un paciente necesita, y eso no es responsabilidad del terapeuta en la mayoría de los casos.

Cuáles crees que son las habilidades más importantes que debe tener un/a terapeuta

Muy relacionada con la anterior, y algo que también pocas veces suelo encontrar mencionado, diría que elocuencia y retórica. No se trata de convencer a la persona que tenemos delante: se trata de utilizar el lenguaje de manera que conozcamos qué estamos diciendo, para qué lo decimos, cómo lo queremos decir exactamente y qué resultado está teniendo en el contexto del que nosotros formamos parte (una parte del todo, tampoco debemos olvidar esto).

Sería genial que en las facultades hubiera prácticas que ayudasen a los alumnos/as a desarrollar capacidades de producción oral, a desarrollar recursos verbales que le permitan tener un repertorio de conducta amplio con el que intervenir en consulta.

Por tanto, más allá de empatía, escucha activa, estar en el momento presente… diría eso, retórica y elocuencia, habilidades que pueden ser entrenadas además de una manera muy concreta y específica (haciendo teatro de improvisación, por ejemplo, o leyendo y escribiendo).

¿Cuál/s es el mejor libro sobre psicología o terapia que hayas leído?

El último que recuerdo es Mastering the Clinical Conversation (Villatte, Villatte y Hayes, 2015), me parece un libro excelentemente estructurado y práctico como ningún otro, que aporta un marco para utilizar el lenguaje como intervención directa en psicoterapia.

Me encanta encontrar factores comunes entre elementos, ser parsimonioso (o tratar de serlo…) a la hora de explicar relaciones entre eventos, y este manual consigue justo eso: sin referirse ya a la evitación experiencial, técnicas de aceptación, de mindfulness o de lo que sea… es muy elegante la manera en que muestra cómo podemos trabajar sin necesidad de hacer las cosas más complicadas de lo que en principio ya son.

¡Pero este es solo uno de muchos! Mi memoria es un desastre, he citado este porque es el que antes y mejor he podido recordar… diría muchos sobre análisis funcional, terapia de conducta, el original de Hayes de ACT, por supuesto los de Psicoterapia Analítico Funcional del Dr. Luis Valero (tanto las traducciones como los originales suyos con el Dr. Rafael Ferro)…

¿Qué libro o investigación estás leyendo actualmente?

Actualmente estoy (no tanto como me gustaría…) centrado en el desarrollo de mi tesis doctoral, por lo que leo otras tesis y artículos que ya se hayan publicado sobre moldeamiento verbal y el estudio de procesos psicológicos básicos.

Hace poco terminé de leer el trabajo del grupo ACOVEO así como los primeros artículos en los que se nombraba “verbal shaping” y similar.

Además, al dedicarme a dirigir trabajos de fin de máster, tengo que buscar y revisar continuamente artículos y tesis sobre muchísimos campos relacionados con las contextuales: es muy satisfactorio trabajar en algo que me impulsa a mantenerme actualizado.

¿Qué haces para evitar el burnout en tu trabajo o cuando atiendes a un paciente “difícil”?

¡Siguiente pregunta! jajaja

En serio de nuevo, considero que es gran parte del trabajo que realizamos, pero no es diferente a cualquier otro aspecto de la vida.

En esto que llamamos vivir nos vamos a encontrar con historias que pueden ser muy incompatibles con la nuestra, y entonces vamos a tener experiencias que pueden ser desagradables.

Es lo que entiendo por atender a un paciente difícil, y me encanta que lo pongas entre comillas, porque (como bien dijo la Dra. Paula José Quintero, ¡a quien aprovecho para saludar y agradecer su trabajo!) no hay pacientes difíciles en general: hay historias que pueden ser incompatibles con mi propia historia, y simplemente ser consciente de eso ya aporta perspectiva y, en mi caso, calma.

En cuanto al burnout, soy una persona a la que le cuesta considerarse aparte de su labor profesional, de alguna manera siempre estoy conectado al trabajo y a menudo me cuesta desconectar, ¡es algo a lo que estoy aprendiendo! Puedo estar semanas trabajando sin un día de descanso, lo cual me resulta sostenible a corto plazo pero no a largo plazo: poco a poco estoy aprendiendo a establecer y programar periodos casi obligados de descanso, ¡es realmente difícil cuando amas hacer aquello que a la larga sabes que termina agotando!

¿Cual es el psicólogo/a, investigador/a o académico/a que más admiras?

Es difícil responder a esa pregunta en mi caso, y trataré de explicarme. Cuando una persona hace algo admirable, o tiene una trayectoria admirable, no es simplemente esa persona: es esa persona-contexto, de manera inseparable. Entonces, me resulta extraño admirar a una persona: me cuesta mucho dejar a un lado que hay todo un contexto (historia de aprendizaje y contingencias de mantenimiento) que explica aquello que es admirable.

Puedo admirar la manera en que colectivos divulgan conocimiento útil para la sociedad, grupos que trabajan y cooperan por el bien común o proyectos que abogan por la reducción del daño medioambiental, por ejemplo.

En el caso de nuestra disciplina, admiro el trabajo que se hace para investigar en procesos básicos en psicoterapia, en poner a pie de calle la ciencia de la conducta para que cualquiera pueda beneficiarse y el de las entidades que se comprometen con un acceso libre a las potenciales aplicaciones de la Psicología para fines clínicos y sociales.

Admiro el trabajo que se hace para investigar en procesos básicos en psicoterapia, en poner a pie de calle la ciencia de la conducta para que cualquiera pueda beneficiarse

Por supuesto, todo eso incluye personas, pero estás no son-están separadas en ningún caso de su contexto-historia, son mutuamente determinados.

En tu opinión, ¿cuál es el mayor obstáculo que afronta la psicología?

¿El mayor? ¡Ni idea! Hay muchísimos y muy importantes… no sabría cual es el más relevante de todos ellos, comentaré dos que considero importantes.

Creo que es un obstáculo, para empezar, la propia concepción y definición de la Psicología. Queremos aplicar el método científico y a menudo tenemos serias dificultades para ello: lidiamos con un objeto de estudio muy escurridizo. No es de extrañar que existan múltiples corrientes cada una declarando qué es Psicología y qué no… Eso es un gran desafío, la propia concepción de la Psicología.

Otro es su papel en la sociedad. Bajo mi punto de vista, el papel de todo psicólogo/a debiera ser planificar sistemas de ventilación y prevención de fuegos, no apagar incendios. El profesional de la psicología debiera ser un gestor social que dispusiera las contingencias para el desarrollo conductual-contextual de las comunidades (no puedo evitar citar a Skinner y otros), estamos muy lejos de ello.

Mencionabas que ahora mismo estás desarrollando tu tesis doctoral. Cuéntanos sobre qué tema versa y cuál fue el motivo que te impulsó a elegirlo.

Así es. A grandes rasgos, investigo en procesos psicológicos en la práctica clínica, concretamente analizando interacciones verbales entre las dos personas que forman parte de una relación terapéutica.

Para ello, desarrollo un registro de análisis funcional del lenguaje en las interacciones terapéuticas (lo hemos bautizado RAFLIT: el anterior era SCAMV, aún por ser actualizado, y después pensamos FARTI… tuvimos que cambiarlo por las bondades del idioma británico… aunque confieso que hubiera estado genial dejarlo jaja.

Es muy interesante, porque en la práctica consiste en escuchar muchísimas sesiones de terapia y clasificarlas (tratando de tener un buen índice de fiabilidad para el sistema de clasificación, claro, aplicando Kappa de Cohen).

En este caso, utilizo el registro para observar el moldeamiento verbal que el terapeuta hace de las verbalizaciones de la persona, y pudiera servir como medida de la eficacia terapéutica en base ya no a técnicas ni a terapias, sino a principios básicos: este registro puede utilizarse se utilice el modelo terapéutico que sea.

Creo que lo que más me interesa de dedicarme a esto es su aplicación directa en la práctica clínica: al supervisar, los compañeros/as me envían audios de sesiones (previo consentimiento y protocolo de seguridad) y se pueden analizar utilizando este sistema de registro para dar una medida observable de su comportamiento proterapéutico sesión a sesión, ¡eso es genial!

Para más información visita Terapias Contextuales.

Muchos nos preguntamos cómo es que a José Olid le da la vida para poder desarrollar tantas líneas de acción al tiempo; investigación, docencia, psicoterapia, divulgación en las redes..y su vida personal ¿Cómo lo haces?

Pues mira, para ello tengo un remedio infalible, te contaré mi secreto.

En realidad es una receta, y los ingredientes son super baratos: vas a la frutería más cercana que tengas, y compras algunas cabezas de ajo, bien grandotas porque las vas a utilizar de manera intensa y frecuente. Después, compras un par de garrafas de agua, a ser posible mineral, baja en sales y bien embotellada.

Llegas a casa, picas el ajo… sirves el agua…y… pues eso, ¡ajo y agua! Un dicho que viene a decir “a joderse y a aguantarse”, o lo que es lo mismo (pero de manera menos elocuente): renunciando a mil cosas, equivocándome dos mil veces y con miedo (mucho miedo a veces) de meter la pata en tres mil ocasiones futuras… en todos los ámbitos. He cometido errores profesionales, he sido poco cuidadoso con personas (muy poco si me paro a pensar…) y hay muchas cosas con las que no estoy satisfecho.

Sé que quiero hacer lo que hago porque sigo en ello y si me pregunto “José, ¿quieres seguir?” mi respuesta es “Sí”, y lleva siendo “sí” en ciertos asuntos como los que dices desde hace bastante tiempo. Eso me da una sensación de estabilidad y de saber que lo que hago me aporta sentido. Y nunca olvido que puede llegar el momento en que la respuesta sea “No”.

Y, por supuesto, si bien eso puede ser lo que se muestra, sí me gustaría transmitir que lo que se ve es el fruto del fracaso, del error y de la equivocación, en gran parte, e innegablemente del valor que el contexto otorga a algunas cosas de las que hago.

En ningún caso es fruto de algo como “si quiero, puedo”. Si hubiera parado a saber qué quiero para empezar a hacer… sospecho que aún estaría tratando de averiguarlo.

Y ya para finalizar, ¿Qué le recomiendas a los psicólogos/as que recién inician?

Que dejen de estudiar Psicología.

Que aprueben sus exámenes y se saquen el título y lo celebren, sí, y que no estudien demasiada Psicología.

Que se salten alguna que otra clase y conecten con sus compañeros/as, que en el tiempo libre después de las clases se involucren en proyectos creativos, que viajen, que se duelan, que conozcan a sus familiares y amigos y sus historias.

Que no se tomen demasiado en serio lo que ningún profesor o libro o entrevista les diga.

En definitiva, que hagan un poco lo que les dé la gana.

Y si ya son profesionales y están ejerciendo, pues doble ración de esto mismo: ¡en algunos casos agudos sugiero triplicar la dosis!



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

La literatura y la psicología conductista unidas en un solo canal

  • 04/03/2019
  • Karemi Rodríguez Batista

Amigos y colegas de Psyciencia. En esta ocasión os queremos compartir una serie de excelentes recursos de libre acceso para todos los que os estáis formando en esta maravillosa profesión que es la psicología y concretamente bajo el enfoque conductista.

Empecemos por el que da título a éste post. La literatura y la psicología conductista unidas en un solo canal, es un canal de Youtube creado por el Lic. Juan David Camargo Reyes. En este canal encontrareis 13 listas de reproducción perfectamente articuladas y dirigidas a estudiantes de pre y postgrado, que actualiza constantemente. Para daros una pequeña muestra:

La Formulación en Psicología Clínica: Serie de 3 vídeos donde aprenderemos toda la estructura de la herramienta más útil para la organización y descripción de la información en psicología clínica, de acuerdo a los procesos de evaluación y plan de tratamiento: la formulación de Muñoz y Novoa.

https://youtu.be/u4wF80twR-k

Psicología Clínica Básica, Habilidades Clínicas y Formulación: Serie de 49 vídeos sobre todas las temáticas básicas en psicología clínica y análisis conductual aplicado.

Psicología: habilidades clínicas para las prácticas profesionales en psicología. Serie de 36 vídeos dirigido a todos los estudiantes de psicología que ingresan por primera vez a sus prácticas en psicología clínica.

Psicología Clínica: Área de Especialización en Infancia, Adolescencia y Familia. En esta serie de 96 vídeos, hasta ahora, vamos a ver desde los fundamentos del análisis de la conducta, la formulación y evaluación, la psicopatología evolutiva, el análisis conductual aplicado, los diseños de caso hasta la intervención.

¿Qué os parece? Impresionante, ¿verdad? Pues aquí no acaba todo, Juan David ha creado un grupo de trabajo en Facebook Análisis Conductual Aplicado (versión: especialización clínica), en el cuál comparte lecturas complementarias y otros materiales de apoyo para facilitar a los estudiantes la comprensión de los temas. Además de fomentar el debate y el intercambio desde todas las partes del mundo. ¿Os apuntáis?

Seguro que muchos de vosotros tendréis curiosidad por saber quién es el autor de todo esto y por qué lo hace. Pues aqui lo teneis:

Juan David Camargo Reyes es egresado en Psicología de la Fundación Universitaria Konrad Lorenz, y actualmente estudiante de segundo semestre de Especialización en Psicología Clínica infantil, del adolescente y la familia, de la Fundación Universitaria Konrad Lorenz en Colombia. Es un joven curioso, creativo y en sus palabras “arriesgado”, ya que la creación del canal le ha costado bastantes críticas y muy duras de algunos colegas y profesores.

Sobre su interés en la psicología conductista nos comenta “ Es un enfoque de la psicología que permite distinguirse de otras pseudociencias que aportan muy poco, o nada, a la salud mental de las personas. El conductismo es ciencia, precisión, objetividad; es darle sentido y fuerza al quehacer del psicólogo; no tiene que ser el lado frívolo de la psicología, sino que se puede llenar de calidez, humildad y sencillez, para hacer de sus explicaciones, explicaciones basadas en lo humano y lo cotidiano”.

Y para finalizar, sobre su labor de divulgación junto a su compañera Ángela nos deja con un mensaje muy emotivo para todos vosotros:

“Todo esto es signo de un trabajo dedicado, lleno de historias, y en donde cada vídeo o material que se sube, está la esencia que se planteó desde un comienzo con el fin de ayudar a más personas sin importar el lugar en que se encuentren, y también con el objetivo de hacer de la psicología clínica algo mucho más grande de lo que ya es. El trabajo del psicólogo no se debe ocultar ni permanecer refugiado en una oficina o un laboratorio. Debe mostrarse ante el mundo, pues es grandioso y fascinante, y de esta manera recordarle a la sociedad, todos los días, que no solamente somos unos consejeros o habitantes de oficina y ya está. Somos seres humanos, científicos, somos elementos de equilibrio muy importantes en la sociedad, y merecemos ser vistos con respeto. No importa el enfoque, o las diferencias epistemológicas u ontológicas que se tengan entre los mismos en la amplia gama de la psicología, lo que importa es dejar una huella en las personas, y que esta misma huella, les permita crecer como seres humanos, como hijos, padres, madres, abuelos, nietos… como profesionales, y así, a través de nuestro trabajo, hacer de la humanidad algo mejor”.



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Conferencias sobre el análisis funcional de la conducta

  • 18/01/2019
  • Karemi Rodríguez Batista

Recomendado: La relación terapéutica no es un arte” Análisis de la relación terapéutica desde la mirada conductista

Amigos y colegas de todas partes del mundo. Estamos muy contentos de poderos compartir un recurso invaluable que la Sociedad para el Avance del Estudio Científico del Comportamiento (SAVECC) y la  Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) ponen a vuestra disposición. Se trata de una serie de 40 vídeos de libre acceso (que podéis ver desde la comodidad de vuestra casa o desde donde estéis) grabaciones de las ponencias dadas en el segundo congreso de SAVECC. Aunque fueron realizadas en el año 2013, creemos que pudieran ser relevantes para vuestra formación y servir para ampliar vuestra visión e interés en el campo del análisis funcional del comportamiento. Podéis informaros sobre los futuros congresos y otras actividades en la página de SAVECC.

A continuación os detallamos de manera general la estructura de la serie de ponencias a la cual podéis acceder desde AQUÍ. Para una información más detallada, os animamos a consultar el libro de resúmenes.  

Contenido de la serie

Conferencia inaugural: El conductismo de Watson en su época y en la actualidad, por el Dr. Jesús Gómez Bujedo de la Universidad de Huelva

Mesa Comunicación libre I: Investigación con animales no humanos

Mesa Comunicación libre II: Formación de categorías y relaciones de equivalencia-equivalencia

Mesa específica: Análisis de la conducta en la Neurociencia

Coordina: Miguel Miguens

Mesa Comunicación libre III: Conducta verbal

Mesa Comunicación libre IV: Análisis conductual aplicado

Mesa específica: Psicología del deporte

Coordina: José María Buceta de la UNED

Mesa específica: Emergencia de habilidades verbales en niños y análisis de capacidades en el desarrollo

Coordina: Luis Antonio Pérez-González de la Universidad de Oviedo

Mesa específica: Terapias de tercera generación I

Coordina: Luis Valero y Rafael Ferro de la Universidad de Málaga y Centro CEDI, Granada

Mesa específica: Terapias de tercera generación II

Coordina: Luis Valero y Rafael Ferro de la Universidad de Málaga y Centro CEDI, Granada

Conferencia de clausura: Lessons from the scientific revolution to psychology, por el  Dr. Armando Machado de la Universidade do Minho (Portugal)



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Más que un guiño: El impacto de los emojis en tu cerebro

  • 11/06/2018
  • Karemi Rodríguez Batista

Estaréis de acuerdo conmigo en que los emojis nunca sustituirán a las palabras, pero no cabe duda que acompañan nuestra comunicación y la enriquecen, sobre todo en entornos donde es realmente difícil poder captar la emoción del otro. Y es que, precisamente, uno de sus principales objetivos es imitar expresiones faciales y emociones para desambiguar los textos escritos que, al carecer de otros elementos contextuales, pueden ser malinterpretados. En definitiva dar tinte emocional a nuestras interacciones. Simplemente mira los historiales de tu Whatsapp, Facebook, Twitter o blogs, y date cuenta.

Por ello, éste aspecto característico de la comunicación electrónica ha llamado el interés científico desde sus inicios. Su estudio ha estado presente en todas las fases que han caracterizado la investigación y desarrollo de la comunicación mediada por ordenador (CMO) — disciplina académica que lo estudia desde el punto de vista lingüístico la comunicación digital. Observa también el fenómeno de los emojis y emojis desde la pragmalingüística, un sub-área de la lingüística que se interesa por cómo el contexto influye en la interpretación del significado (Bieswanger, 2013 cit. en Sampietro, 2016).

Empecemos haciendo una breve distinción. Los emojis (neologismo que proviene de emoción e icono) son aquellos símbolos que creamos mediante signos de puntuación tipo :-), :-( Con los emojis vamos un poco más allá, son ideogramas o pictogramas que incorporan el color y son utilizados como los emojis principalmente en conversaciones de texto a través de teléfonos inteligentes. Podríamos también definirlos como emojis textuales o gráficos (Sampietro, 2016).

Aunque parece que ya en 1881 una revista satírica americana se publicaban 4 emojis tipográficos. No es sino es hasta El 19 de septiembre de 1982, cuando el científico americano Scott Fahlman propone el uso de la secuencia de caracteres :-) en el asunto de un mensaje para indicar que el comentario contenía una broma — una carita feliz para evitar malos entendidos, elprimer emoticón. Y hasta finales de 1990 es cuando Shigetaka Kurita crea los primeros emojis para la empresa de telecomunicaciones japonesa NTT Docomo. 176 caracteres de 12×12 píxeles, basándose en símbolos ya existentes en aspectos de la cultura de Japón. Actualmente la institución que estandariza su uso es Consorcio Unicode con 1.800 emojis avalados, tratándolos de igual forma a los idiogramas o símbolos de cualquier otro idioma.

Una variable importante que explica el gran éxito de los emojis es la facilidad para reconocerles. Ejemplos de ellos: “pulgar hacia arriba”, “carita que cierra el ojo”, “carita que manda besos”, etc., Sin embargo, la interpretación siempre irá en función del contexto. El emoji que saca la lengua podría interpretarse en un tono irónico o también erótico.

De aquí nos surgiría otra pregunta, ¿que grado de universalidad puede tener un emoji? Para ello, en 2015, investigadores de la Universidad de Barcelona y de Trento realizaron un análisis de 34 millones de tuits en Estados Unidos, Reino Unido, Italia y España. Y si, hay diferencias “La mujer que baila es simplemente una mujer que baila en Estados Unidos, Reino Unido e Italia, mientras que en España está más relacionada con irse de fiesta, o el emoji del trébol de cuatro hojas en España está más relacionado con mensajes de amor, mientras que en Reino Unido se emplea como símbolo de la buena suerte” (Rodríguez, 2017).

EL IMPACTO DE LOS EMOJIS EN LAS CONVERSACIONES 2.0

Tenemos, por otro lado posturas que afirman que los emojis podrían estarnos limitando, que simplifican el mensaje, además de limitar nuestra riqueza expresiva. Pero hemos de considerar que la conversación en línea no posee moduladores como pueden ser la entonación, el lenguaje corporal y las expresiones faciales. A tal fin estos recursos ayudan a compensar y a complementar la comunicación. Vyv Evans, profesor de lingüística de la Universidad de Bangor. afirma “No son, estrictamente hablando, un idioma como el inglés o el español. Pero nos guste o no, los emojis son la forma de comunicación más global”.

Ahora bien, es importante es saber en qué contextos podemos utilizar este recurso. En situaciones formales no es aconsejable, y según en qué culturas muchísimo menos. Pero si que es cierto que las marcas ahora mismo están explotando al máximo sus bondades.

Muchas de las grandes empresas online han aprovechado para incluirlas es sus mensajes en las redes sociales, con el fin de mostrarse también cercanos y fomentar un ambiente relajado entre sus usuarios.

Emojitracker ha detectado que “la publicidad también se vale de emojis, llegando a crear una tasa de clics en sus enlaces de 9,2%, mientras que la media sin emojis es de 0,4%.”. Esto puede deberse, entre otros factores a que mediante el uso de emojis en las empresas también se logra aumentar la accesibilidad, la empatía con los usuarios, la popularidad, o suavizar las malas noticias.

No cabe duda que “el lenguaje de los emojis articula sentimientos de una manera universal, transforma una frase simple, y provoca respuestas más fuertes y más variadas en una conversación en línea”, opina, Khotulev, informático y desarrollador web, y fanático de los emojis (Baraniuk, 2014). No es vano se le llama el lenguaje del siglo XXI.

“No son, estrictamente hablando, un idioma como el inglés o el español. Pero nos guste o no, los emojis son la forma de comunicación más global”

Para Ben Agger (1952-2015), profesor de sociología de la Universidad de Texas en Arlington, Estados Unidos, y autor del libro Texting Toward Utopia, “vivimos más literario de los tiempos, los emoticones traen los matices de la comunicación cara a cara, esas sutilezas que se pierden cuando interactuamos con una pantalla de por medio, y tanto niños como jóvenes utilizan el poder expresivo que tienen los mismos para comunicarse a grandes distancias y a pesar de las presiones sociales”. La manera en que hacemos uso de estas figuritas, también pueden revelar detalles sobre cómo eres, dicen los expertos en sociología. Por ejemplo, las mujeres suelen usarlos con más frecuencia que los hombres.

Se ha demostrado, además, que estamos culturalmente condicionados para reaccionar ante estos símbolos. Y pueden sobrepasar a las palabras mismas en cuanto a la transmisión de emociones complejas y significativas. Por tanto, no nos extraña en absoluto que empresas como Facebook hayan invertido en el desarrollo de sofisticados emojis.

Y Facebook lo sabe…

Por esto el coloso de las redes sociales, no deja pasar una oportunidad así. Hace pocos años, en 2012, el profesor de psicología de la UC Berkeley, Dacher Keltner, fue invitado a convertirse en socio científico de Facebook. Ha sido su dedicación al estudio de las emociones y la interacción social uno de los principales factores de esta alianza.

“El lenguaje de los emojis articula sentimientos de una manera universal, transforma una frase simple, y provoca respuestas más fuertes y más variadas en una conversación en línea”

Para empezar se planteó cómo la investigación sobre la compasión podría ser de utilidad a la red, a fin de abordar algunos tipos de conflictos personales. Keltner pensó que al incorporar algunos de los principios del trabajo seminal de Darwin sobre la emoción, podría agregar un toque de la riqueza que sentía que carecían los emojis existentes.

Pero, ciertamente no era un reto sencillo. Tomemos como ejemplo “la simpatía” y “la vergüenza”. Respecto a la primera, puede ser difícil de conseguir en forma de emoticon tradicional, “es una emoción poco apreciada en la cultura occidental”, y respecto a la segunda, la investigación ha demostrado que el sonrojo tiene un propósito evolutivo, que enseña que las personas lamentan cualquier límite social que acaban de sobrepasar. “Cuando muestras que estás avergonzado con alguien más, es como decir ‘Lo siento’. Desencadena el perdón y la confianza”, explica Keltner (Shaunacy, 2013).

Y entonces, comienza el proceso de dar a luz un elemento más completo: los famosos stickers que aparecen en Facebook y en otras aplicaciones y redes, y que ayudarían a precisar más matices emocionales.

También hemos de considerar la más reciente aparición de los GIFs animados en la comunicación a través de estos canales. Estos elementos aportan aún más una carga emocional a la comunicación más estructurada aportando cercanía y complicidad en el canal online.

Acompañar las frases con emojis activaba los giros frontales inferiores derecho e izquierdo, implicados en el procesamiento de información verbal y no verbal

Pero, ¿hasta dónde se puede matizar y replicar? Un estudio de 2007 sobre el uso de emoticones en el chat en línea advirtió que, aunque los emojis están destinados a inyectar expresiones no verbales en conversaciones de solo texto, difieren porque debemos usarlos de forma consciente y deliberada: aunque es concebible que los emojis puedan volverse habituales y menos conscientes con el tiempo, aún no está claro cómo se interpretan en la comunicación mediada por ordenador (CMO). Son tan icónicos e inconscientes como las expresiones faciales no verbales o, como la fraseología, como elementos deliberadamente codificados de comunicación intencional (Shaunacy, 2013).

Pero surgía una cuestión más relativo al movimiento. Lisa Feldman Barrettt, profesora de psicología en Northeastern University afirma que el movimiento antes y después de la expresión proporciona un contexto que ayuda a identificar la emoción. De hecho, los estudios en percepción de las emociones, encontraron que las personas pueden identificar mejor las emociones en caras dinámicas que en caras sin movimiento. Esta cuestión se ha resuelto ya con la incorporación de los GIFs animados.

¿QUÉ NOS DICEN LAS NEUROCIENCIAS?

Nos planteamos ahora cómo procesamos esta novedad cultural. Y es que estudios de neuroimagen se han puesto en marcha para proporcionarnos datos medibles en cuanto a esto. Por ejemplo un estudio en 2006, que empleaba la técnica de resonancia magnética funcional concluyó que los emojis se perciben como expresión de emociones, aunque no fuesen reconocidos como caras. Concretamente, el giro fusiforme derecho, que normalmente se activa en respuesta a las caras no respondía a los emojis, pero el giro frontal inferior derecho, implicado en tareas de decisión con contenido emocional se activaba tanto con las caras como con los emojis (Nakamura, 1999 cit en Rosa Martínez y Martínez Rubio, 2016).

En relación a la información no verbal, un estudio más reciente, de 2011, conducido porYuasa, Saito y Mukawa, demostró que acompañar las frases con emojis activaba los giros frontales inferiores derecho e izquierdo, implicados en el procesamiento de información verbal y no verbal. No obstante, el giro fusiforme derecho, implicado en el reconocimiento de caras, no se activaba ante estos estímulos. Aún así, el uso de emojis es un recurso sencillo que mejora nuestra comunicación emocional (Yuasa, Saito y Mukawa, 2011).

Sin embargo, en 2014, un estudio llevado a cabo por Churches, Nicholls, Thiessen, Kohler y Keage, concluyó que nuestro cerebro sí que asocia los emojis a los rostros humanos, reaccionando de forma similar, lo que desencadena respuestas en las mismas áreas cerebrales localizadas en la corteza occipito-temporal. Hay que puntualizar que, en este estudio, los emojis, en su posición habitual eran reconocidos por un proceso holístico similar al de las caras, debido a su asociación con éstas. Pero cuando se presentaban invertidos, no eran capaces de activar ninguno de los procesos implicados en el reconocimiento de caras debido a la falta de familiaridad en la configuración (Rosa Martínez y Martínez Rubio, 2016).

Para concluir, es tal la potencia y efectividad de estos elementos que se han convertido en esenciales y enriquecedores para nuestra comunicación digital. Sería interesante saber más desde otros enfoques como la psicología cognitiva o incluso acercamientos más subjetivos, de cara a una comprensión integrada de la influencia de los emoticones en la comunicación humana a nivel socio-cognitivo y neuronal. No cabe duda que queda mucho por seguir investigando y desarrollando en esta línea que sin duda tiene gran camino por delante.

Referencias bibliográficas:

  • Analizamos el impacto de los emojis en la conversación de la era 2.0 (2016, Octubre 30) Recuperado el 10 de mayo de 2018. Disponible en https://www.marketingdirecto.com/digital-general/digital/analizamos-impacto-emojis-conversacion-la-2-0
  • Baraniuk, C.(2014). The surprising power of the emoticons. BBC. Recuperado el 09 de mayo de 2018. Disponible en http://www.bbc.com/future/story/20141126-surprising-power-of-emoticons
  • Boix Alarcón, E. (2016). El impacto de los emojis en las redes sociales. FED Business School. Recuperado el 10 de mayo de 2018. Disponible en https://www.foroeconomiadigital.com/blog/impacto-los-emojis-las-redes-sociales/
  • Churches, O., Nicholls, M., Thiessen, M., Kohler, M., y Keage, M. (2014). Emoticons in mind: An event-related potential study. Social Neuroscience, 9, 196-202.
  • Rodríguez, J. A. (2017). Emojis, ¿un avance o una involución del lenguaje? Recuperado el 10 de mayo de 2018. Disponible en http://www.levante-emv.com/vida-y-estilo/tecnologia/2017/03/06/idioma-emojis/1537596.html
  • Rosa Martínez, E. M. y Martínez Rubio, D. (2016). El impacto de los emojis en la actividad cerebral. Ciencia Cognitiva
    , 10:2, 53-55.
  • Sampietro. A. (2016). emojis y emojis: Análisis de su historia, difusión y uso en la comunicación digital actual (tesis doctoral). Universitat de València Facultat de Filologia, Traducció i Comunicació. Valencia.
  • Shaunacy, F. (2013). How Facebook Used Science To Design More Emotional Emoticons. Popular Science. Recuperado el 15 de mayo de 2018. Disponible en https://www.popsci.com/science/article/2013-05/how-design-more-emotional-emoticon
  • Yuasa, M., Saito, K., y Mukawa N. (2011). Brain activity when reading sentences and emoticons: An fMRI study of verbal and nonverbal communication. Electronics and Communications in Japan, 94, 17-24.


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Entrenamiento gratuito para psicólogos en atención a crisis, emergencias y suicidio

  • 22/09/2017
  • Karemi Rodríguez Batista

El suicidio es un asunto muy serio que se ha convertido en un problema creciente de salud. Cada año, un promedio de 800 000 personas lo cometen y  muchas más lo intentan. Tenemos ante nosotros una tragedia que afecta a familias, comunidades y países y tiene efectos duraderos para los allegados del suicida. El suicidio se puede producir a cualquier edad, y en 2015 fue la segunda causa principal de defunción en el grupo etario de 15 a 29 años en todo el mundo. Según las estadísticas de la OMS, en este año.  En España es la primer motivo externo de muerte.

Según la literatura, la presencia de un trastorno mental es el principal factor de riesgo de suicidio; aunque existen también otros componentes que influyen, como: la edad, el género, el grupo étnico, la dinámica familiar o los eventos estresantes de la vida.

En relación a los eventos estresantes, un ejemplo muy potente son los desastres naturales, como los dos recientes sismos de alta intensidad que afectaron México en menos de un mes, dejando a la población afectada altamente vulnerable a estrés agudo, estrés postraumático, depresión, consumo de sustancias, y en casos más graves conductas asociadas al suicidio.

Es por ello que os traemos un recurso dirigido al entrenamiento para psicólogos que atienden crisis, emergencias y suicidio. Se trata de uno de los cursos más completos, de gran calidad y de libre acceso que hemos encontrado en la red, que incluye vídeos no sólo teóricos sino prácticos, e inmejorable material de apoyo, así como una certificación si la necesitais.

Agradecemos enormemente a la Dra. Carolina Santillán Torres Torija de la Universidad Nacional Autónoma de México UNAM, Iztacala, no solo por su incansable labor en esta línea, sino además por permitirnos darla a conocer y así poder fortalecer una formación de calidad y tan vital,  al alcance de todos. Ella es, además, la directora del CREAS.

¿Qué es el CREAS?

Es un Programa de Crisis, Emergencias y Atención al Suicidio creado por la Facultad de Estudios Superiores Iztacala de la Universidad Nacional Autónoma de México, cuyos objetivos son: proporcionar información sobre el suicidio, sus causas y circunstancias; y orientar a las personas que están buscando ayuda psicológica, así como a los que las atienden.

El curso de atención en crisis y prevención del suicidio

El curso está perfectamente estructurado desde su inicio para su seguimiento tanto en su forma teórica y como en el apoyo práctico, siguiendo una estructura de 16 sesiones en las cuales tendremos vídeos descriptivos, así como unos recursos bibliográficos y de tareas para su completo aprovechamiento.

Consta de un manual que pretende ser el pionero de una intervención protocolizada, la cual incluye, desde el enfoque teórico de la psicoterapia cognitivo conductual, las técnicas que más evidencia han demostrado para atender personas que presenten sintomatología depresiva, trastornos de la ansiedad, o conductoras del espectro suicida. En él encontraremos formación teórica relacionada con los siguientes temas: la entrevista motivacional, la terapia de sesión única, los modelos teóricos que han estudiado el suicidio, los primeros auxilios psicológicos, una introducción a la terapia cognitivo conductual, la técnica de solución de problemas y un protocolo de intervención, entre muchos otros.

El entrenamiento en vídeos consta de 32 vídeos presentados por la Dra. Santillán y contando como invitada a la Dra. Eguiluz, en los que veremos teoría, práctica y roles playings para reforzar nuestro conocimiento. Además, hay materiales con autorregistros, ejercicios, artículos científicos, infografías y otros. Al finalizar también se obtiene una certificación.

Te dejamos con los siguientes enlaces para poderte inscribir y acceder a toda la información. Debes enviar un email a [email protected] para que te habiliten en el curso. Visítalos también en:

  • EN FACEBOOK
  • ASESORÍA PSICOLÓGICA (CRISIS, EMERGENCIAS Y ATENCIÓN AL SUICIDIO)
  • CANAL DE YOUTUBE

En resumen, se trata de un material casi imprescindible, por su gran calidad y nivel de detalle, que todo psicólogo de emergencias de habla hispana debería tener como referencia. Además, es importante señalar que se trata de materiales de libre difusión. ¡No esperes más y apúntate!



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