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Ciencia y Evidencia en Psicología

2850 Publicaciones

Investigación, neurociencia, modelos teóricos y psicopatología

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

La ciencia del cerebro de la obesidad

  • 01/11/2021
  • David Aparicio

Tu vientre y tu cerebro se comunican entre sí, dice el investigador de obesidad Mads Tang-Christensen. Al ofrecer pruebas científicas de que la obesidad es una enfermedad influenciada por la genética y el medio ambiente, introduce una molécula descubierta tanto en el cerebro como en el intestino que ayuda a controlar el apetito, y que podría diseñarse para promover una pérdida de peso saludable para quienes viven con obesidad.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿Qué es la conducta?

  • 29/10/2021
  • Alejandra Alonso
silhouette photography of jump shot of two persons

Continuando con los artículos sobre análisis de conducta aplicado, hoy se presenta la definición de conducta y otros términos asociados, como clases de respuesta, respuesta topográfica, análisis funcional y repertorio conductual.

En ABA se considera conducta toda actividad de los organismos vivos. Es decir, todo lo que hacemos, cómo nos movemos pero también lo que decimos, pensamos y sentimos.

Sin embargo, si consideramos que la forma en que una disciplina define su objeto de estudio influye en la elección de métodos apropiados y posibles de medición, experimentación y análisis teórico usados, es necesaria una definición más precisa.

En general, la definición que se acepta como la más completa y precisa es la realizada por Johnston y Pennypacker: “La conducta es la porción de la interacción de un organismo con el ambiente, que involucra movimientos de alguna parte del organismo.”

Los ya nombrados autores dividen y explican cada parte de la definición de la siguiente manera:

  1. “(…) de un organismo”: Se enfatiza porque restringe el objeto de estudio a la actividad de organismos vivos. De esta manera, el “comportamiento de la bolsa de valores”, por ejemplo, queda fuera del uso científico del término ‘conducta’.
  2. “(…)la interacción de un organismo con su ambiente”: Con esta frase se evita implicar que la conducta es una posesión de los organismos, ya que resalta la necesidad de una interacción. La conducta solo sucede cuando hay una interacción del organismo con su alrededor (lo que incluye a su propio cuerpo). De esta manera, se considera que los estados independientes del organismo (hipotéticos o imaginados) no son eventos conductuales. Sentir hambre o estar nerviosa, por ejemplo, son frases que no especifican un agente ambiental con el que el organismo interactúe, por lo tanto no se pueden entender como conducta. Las frases utilizadas como ejemplo, son estados que suelen confundirse con el comportamiento que quieren explicar.
    Sucede lo mismo con cambios independientes en el ambiente, una persona puede mojarse con la lluvia, pero “estar mojado” no es conducta porque no se especifica una interacción. Estar mojado implica cambios en el ambiente pero no necesariamente sugiere o requiere cambios en el organismo.
    Este punto también excluye movimientos corporales producidos por fuerzas físicas independientes, como ser llevado por una ola en la playa (objetos sin vida pueden moverse de forma similar).
  3. “(…) movimientos de alguna parte del organismo”: Para poder observarse, una respuesta tiene que tener un efecto en el ambiente (es decir sobre un observador o sobre un instrumento, que a su vez afecte a un observador). Esto es cierto tanto al contraer un pequeño grupo de músculos para hacer bolitas de papel como al utilizar diferentes músculos para mover la palanca de cambios de un auto manual. Sin embargo, la conducta también involucra los movimientos de partes del cuerpo que no pueden ser observadas por otros (dentro de la piel). Por ejemplo, cambiar la atención de un instrumento a otro al escuchar música.

Clases de respuesta

Muchas veces se utiliza la palabra “conducta” para hacer referencia a clases de respuesta que comparten determinada función (por ejemplo, la conducta de escribir).

La definición técnica de la palabra respuesta es “acción del efector de un organismo”. Un efector es un órgano situado al final de un nervio eferente que se especializa en alterar el ambiente mecánicamente, químicamente o en términos de cambios en la energía (Michael, 2008, citado en Cooper, Heron y Heward, 2019).

En los humanos los efectores incluyen:

  • Músculos estriados (por ejemplo, biceps).
  • Músculos blandos (por ejemplo, el estómago).
  • Glándulas (por ejemplo, la glándula pituitaria).

Una clase de respuestas es un grupo de respuestas que tienen la misma función; es decir, cada respuesta que conforma el grupo, tiene el mismo efecto en el ambiente. Algunas pueden tener formas muy variadas (por ejemplo, pedir que hagas algo que me sorprenda), mientras que la variación topográfica de otras es muy limitada (por ejemplo, la firma de una persona).

Respuesta topográfica

La conducta también puede describirse por su forma (respuesta topográfica). Por ejemplo, los movimientos de las manos para lavárnoslas pueden ser descriptos por sus elementos topográficos.

Análisis funcional

Aunque utilizar descripciones topográficas a veces puede ser útil, en análisis de conducta se utiliza el análisis funcional de los efectos de la conducta en el ambiente.

Es de mayor utilidad ya que, como explicábamos antes, respuestas con diferentes topografías pueden tener la misma función. Pero también es más útil porque dos respuestas con igual topografía pueden ser conductas completamente diferentes dependiendo de las variables que las controlen. Por ejemplo, no será lo mismo ver las letras b-o-m-b-a en un cuento acompañadas de signos de admiración y leer en voz alta “¡bomba!”, que gritar “¡bomba!” estando dentro de un avión que está a punto de despegar.

Repertorio

Los analistas de conducta utilizan el término repertorio en al menos dos formas:

  • Refiriéndose a todas las conductas que una persona puede hacer.
  • Refiriéndose a la colección de conocimiento y habilidades relevantes para una tarea en particular (este último suele ser el uso más frecuente). Por ejemplo, repertorio de conductas que tiene un individuo para momentos recreativos.

Referencia: Cooper, J. O., Heron, T. E., & Heward, W. L. (2019). Applied Behavior Analysis (3rd Edition, Global edition). Pearson.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿Cómo afectan las migrañas al ciclo del sueño?

  • 29/10/2021
  • Maria Fernanda Alonso

¿La mala calidad del sueño causa migrañas? ¿O las migrañas causan un descanso (sueño) de mala calidad? Según los resultados de un metaanálisis reciente, los adultos y niños con migraña pueden tener un tiempo de sueño REM de menor calidad en comparación con las personas que no tienen migrañas. Además, los niños que sufren migrañas duermen menos tiempo total que sus pares sin esta afección, pero tardan menos en conciliar el sueño (Stanyer et al., 2021).

Los hallazgos de esta investigación son importantes porque permiten brindar mejor apoyo a las personas con migrañas y tratamientos del sueño más efectivos.

Qué metodología usaron

Los investigadores analizaron 32 estudios que involucraron a 10.243 personas. Los participantes completaron un cuestionario para calificar su propia calidad de sueño. También se les preguntó sobre sus hábitos de sueño, incluido el tiempo que tardan en conciliarlo, el tiempo total de sueño y el uso de ayudas para dormir. Las puntuaciones más altas indicaronn una peor calidad del sueño.

Para muchos de los estudios, las personas participaron en un laboratorio de sueño durante la noche; este método se utiliza para diagnosticar los trastornos del sueño mediante el registro de las ondas cerebrales, el nivel de oxígeno en la sangre, la frecuencia cardíaca y el movimiento de los ojos.

Qué encontraron

Los adultos con migrañas en general tenían puntajes promedio más altos en el cuestionario que las personas sin migrañas, con una diferencia moderada debido a las migrañas. La diferencia fue aún mayor en personas con migrañas crónicas.

Cuando los investigadores observaron los estudios del sueño, encontraron que los adultos y los niños con migrañas tenían menos sueño REM como porcentaje de su tiempo total de sueño en comparación con sus contrapartes saludables.

Al observar a los niños con migrañas, los investigadores encontraron que tenían menos tiempo total de sueño, más tiempo de vigilia y menos tiempo para el inicio del sueño comparados con los niños sin migrañas. Según los autores, es posible que los niños con migrañas se duerman más rápidamente porque pueden encontrarse privados de sueño.

Los hallazgos muestran el impacto que estos patrones podrían tener en la capacidad de una persona para dormir bien por la noche.

Cabe señalar que el metanálisis no prueba una relación causal entre el sueño y las migrañas. Una limitación importante es que no se tuvieron en cuenta los medicamentos que afectan los ciclos del sueño.

Referencia bibliográfica: Stanyer E. C., Creeney H., Nesbitt A. D., Holland P. R., Hoffmann J. (2021). Subjective Sleep Quality and Sleep Architecture in Patients With Migraine: A Meta-analysis. Neurology. DOI: 10.1212/WNL.0000000000012701

Fuente: Science Daily

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

El abuso y la negligencia en la infancia se vinculan con la muerte prematura en la edad adulta

  • 26/10/2021
  • Maria Fernanda Alonso

El informe de UNICEF Ocultos a plena luz recopila datos de 195 países y muestra cifras impactantes sobre la violencia sufrida por niñas y niños. Informan, por ejemplo, que cerca de 120 millones de niñas menores de 20 años en todo el mundo (alrededor de 1 de cada 10) han experimentado relaciones sexuales por la fuerza u otros actos sexuales forzados, y 1 de cada 3 niñas adolescentes de 15 a 19 años que estuvieron alguna vez casadas (84 millones) ha sido víctima de violencia emocional, física o sexual por parte del esposo o compañero. En Suiza, un estudio nacional de niñas y niños de 15 a 17 años realizado en 2009 encontró que el 22% y el 8%, respectivamente, habían sufrido al menos un incidente de violencia sexual con contacto físico. La forma más común de violencia sexual para ambos sexos fue la victimización a través de Internet.

Por otra parte, los datos indican que es mucho mayor el número de niños que sufren la violencia en forma de disciplina, por lo general en sus propios hogares y desde que son muy jóvenes. Como promedio, 6 de cada 10 niños del mundo (unos 1.000 millones) de 2 a 14 años de edad sufren de manera periódica castigos físicos (corporales) a manos de sus cuidadores. En la mayoría de los casos, los niños son objeto de una combinación de castigos físicos y agresiones psicológicas. En general, las formas más graves de castigo corporal, como los golpes en la cabeza, las orejas y el rostro, o los golpes fuertes y reiterados, son las menos frecuentes. Como promedio, esas formas de castigo afectan al 17% de los niños en 58 países. En otros 23 países, la aplicación de castigos físicos severos está generalizada, con más de uno de cada cinco niños afectada. En la mayoría de los países, los adultos que han recibido poca o ninguna educación tienden a creer en la necesidad del castigo físico en mayor medida que los que cuentan con educación escolar.

Un estudio reciente encontró que los niños que experimentan abuso sexual o físico o que sufrieron negligencia infantil tienen más probabilidades de morir prematuramente como adultos (Rogers et al., 2021).

Qué metodología usaron

El equipo de investigadores analizó los datos de 9310 personas nacidas en el año 1958, que forman parte del Estudio Nacional de Desarrollo Infantil de 1958, una investigación de cohorte de nacimiento representativo a nivel nacional en el Reino Unido.

Los investigadores examinaron los factores socioeconómicos y relacionados con la salud que podrían explicar por qué las personas que fueron abusadas o sufrieron negligencia y descuidos en la infancia, o que nacieron en desventaja económica, tenían más probabilidades de morir en la mediana edad. 

Qué encontraron

Como resultado, los investigadores encontraron que:

  • Los adultos que informaron haber experimentado abuso sexual a la edad de 16 años tenían un riesgo 2.6 veces mayor de morir en la mediana edad, es decir, entre los 45 y los 58 años, que aquellos que no informaron haber sufrido abuso sexual.
  • Aquellos que informaron haber sufrido abuso físico a los 16 años de edad tenían un riesgo 1,7 veces mayor de muerte prematura. 
  • Las personas que experimentaron negligencia (evaluada utilizando respuestas de cuestionarios recopilados de los padres y maestros de los encuestados durante su infancia) tenían un riesgo 1,4 veces mayor.

Los investigadores también analizaron el vínculo entre las desventajas socioeconómicas en la vida temprana y la muerte prematura. Descubrieron que aquellos que estaban en desventaja al nacer (es decir, los sujetos cuyo “trabajo de padre” estaba clasificado como trabajo manual no calificado) tenían un riesgo 1,9 veces mayor de mortalidad prematura que otros grupos socioeconómicos.

También descubrieron que fumar parecía ser especialmente importante para explicar la mortalidad entre los que sufrían abuso físico o negligencia y entre los que estaban en desventaja económica.

Sin embargo, ninguno de los factores examinados, que iban desde la salud mental hasta la obesidad y conductas de riesgo como el consumo ilegal de drogas y el alcoholismo, pareció explicar la mayor probabilidad de muerte prematura de las personas que experimentaron abuso sexual en la niñez.

La prevalencia de diferentes adversidades en la vida temprana entre los miembros de la cohorte incluidos en el estudio varió del 1,6% (abuso sexual) al 11% (abuso psicológico), con un 10% clasificado como socioeconómicamente desfavorecido en la vida temprana.

A los siete y 11 años de edad, la madre y el maestro de cada miembro de la cohorte respondieron preguntas de las cuales los investigadores pudieron deducir si mostraban signos de negligencia. Cuando los miembros de la cohorte tenían 45 años, se les preguntó si alguna vez habían experimentado abuso sexual, físico o psicológico o si habían presenciado abuso de otros en su familia a la edad de 16 años. Luego, los investigadores siguieron a los miembros de la cohorte durante 13 años y se registraron las muertes durante ese tiempo. El abuso psicológico y la presencia de abuso de otros no se vincularon de forma independiente con una mayor probabilidad de muerte prematura.

Según el autor principal, este estudio es el primero en desentrañar las asociaciones independientes entre los diferentes tipos de maltrato infantil y la mortalidad en la edad adulta. Destaca que muy pocos estudios han considerado las implicaciones a largo plazo de experimentar negligencia en la niñez. Por lo tanto, haber encontrado que los niños que no reciben los cuidados necesarios tienen un 43% más de riesgo de morir temprano en la edad adulta, destaca un componente crítico del maltrato infantil donde el conocimiento de los resultados a largo plazo es particularmente escaso.

Este trabajo muestra las consecuencias duraderas que pueden tener tipos específicos de abuso y negligencia infantil. Los hallazgos son especialmente importantes porque estas adversidades de la vida temprana no son infrecuentes y afectan a millones de personas en todos los países del mundo.

Referencia bibliográfica: Rogers, N. T., Power, C., & Pinto Pereira, S. M. (2021). Child maltreatment, early life socioeconomic disadvantage and all-cause mortality in mid-adulthood: findings from a prospective British birth cohort. BMJ Open, 11(9), e050914. https://doi.org/10.1136/bmjopen-2021-050914

Fuente: Science Daily

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

La resistencia a la insulina duplica el riesgo de trastorno depresivo mayor

  • 25/10/2021
  • Maria Fernanda Alonso

Síntomas como sentir tristeza constante, desesperación, lentitud, alteraciones de sueño y pérdida de apetito, son comunes en personas que sufren depresión. Las investigaciones han revelado que los factores contribuyentes a su desarrollo pueden ser muy diversos (por ejemplo, traumas infantiles, pérdida de un ser querido, estrés por la pandemia de COVID-19). Muchos de estos factores no son cosas que las personas puedan prevenir. Sin embargo, un factor que sí se puede prevenir, y que es capaz de duplicar el riesgo de padecer depresión mayor, es la resistencia a la insulina. ¿De qué manera? Como primera medida, es fundamental la consulta con un médico clínico o endocrinólogo, quienes recomendarán una alimentación adecuada a la condición, actividad física acorde y, si fuera necesario, medicación (Watson et al., 2021).

La insulina es producida por las células del páncreas y su función es transportar la glucosa que entra en el organismo a las células para ser convertida en energía mediante el proceso de glucólisis. Además, se almacena en el hígado y en los músculos en forma de glucógeno. Estas reservas de insulina en el hígado serán empleadas por el organismo en caso de necesidad para mantener estables los niveles de glucosa en sangre (Diabetes e insulina, 2019).

La resistencia a la insulina surge debido a la disminución de la capacidad de las células de todo el cuerpo para prestar atención al comando de la insulina. Se estima que una de cada tres personas vive con resistencia a la insulina, muchas de ellas sin saberlo. Las razones de esta condición son variadas, y entre ellas podemos encontrar la ingesta calórica excesiva, la falta de ejercicio, el estrés y no dormir lo suficiente.

Eventualmente, los niveles de azúcar en sangre se vuelven crónicamente altos, y una vez que se mantienen por encima de cierto umbral, el diagnóstico es diabetes tipo 2, una afección tratable pero incurable que puede provocar trastornos cardiovasculares y cerebrovasculares, neuropatía, enfermedad renal, amputaciones de extremidades y otros resultados perjudiciales para la salud.

Ya se han establecido asociaciones entre la resistencia a la insulina y varios trastornos mentales. Por ejemplo, se ha demostrado que alrededor del 40% de los pacientes que padecen trastornos del estado de ánimo son resistentes a la insulina. Pero estas evaluaciones se han basado en estudios transversales que recopilan datos de poblaciones en un solo punto en el tiempo. Para poder resolver la cuestión de “la causa y el efecto”, o si ambas condiciones son el resultado de otro factor causal son necesarios los estudios longitudinales, que generalmente rastrean a las personas durante años o décadas y pueden determinar qué evento vino primero. 

Qué metodología usaron

Por eso, Rasgon, Watson y sus colegas recolectaron datos de un estudio longitudinal en curso que monitorear a más de 3000 personas de manera muy detallada para conocer las causas y consecuencias de la depresión: el Estudio de Depresión y Ansiedad de los Países Bajos. 

Los investigadores analizaron datos de 601 hombres y mujeres que sirvieron como sujetos de control para el estudio de los Países Bajos. En el momento de su inscripción, nunca se habían sentido preocupados por la depresión o la ansiedad. Su edad promedio fue de 41 años.

El equipo midió tres variables sustitutivas de la resistencia a la insulina: los niveles de glucosa en sangre en ayunas, la circunferencia de la cintura y la relación entre los niveles de triglicéridos circulantes y los de las lipoproteínas de alta densidad circulantes, o HDL, conocido como colesterol «bueno».

Probaron los datos para ver si los sujetos que eran resistentes a la insulina tenían un mayor riesgo de desarrollar un trastorno depresivo mayor en los nueve años que llevaba el estudio. 

Qué encontraron

Según las tres medidas, la respuesta fue sí: descubrieron que un aumento moderado en la resistencia a la insulina, medido por la proporción de triglicéridos a HDL, estaba relacionado con un aumento del 89% en la tasa de nuevos casos de trastorno depresivo mayor. De manera similar, cada aumento de 5 centímetros en la grasa abdominal se relacionó con una tasa de depresión un 11% más alta, y un aumento en la glucosa plasmática en ayunas de 18 miligramos por decilitro de sangre se asoció con una tasa de depresión un 37% más alta.

Los investigadores señalaron que algunos sujetos ya eran resistentes a la insulina al comienzo del estudio, por lo que no había forma de saber cuándo se habían vuelto resistentes a la insulina por primera vez.

Con el objetivo de determinar qué tan pronto se activa la conexión entre ambas condiciones, los investigadores restringieron la siguiente fase de su análisis a aproximadamente 400 sujetos que, además de nunca haber experimentado depresión mayor, tampoco mostraron signos de resistencia a la insulina al inicio del estudio. Durante los primeros dos años del estudio, casi 100 de estos participantes se volvieron resistentes a la insulina. Los investigadores compararon la probabilidad de este grupo de desarrollar un trastorno depresivo mayor en los próximos siete años con la de los participantes que aún no se habían vuelto resistentes a la insulina a los dos años.

Si bien el número de participantes fue demasiado pequeño para establecer una significación estadística para la circunferencia de la cintura y la proporción de triglicéridos a HDL, los resultados para la glucosa en ayunas no solo fueron estadísticamente significativos (lo que significa que es poco probable que surgieran por casualidad) sino clínicamente significativos, es decir, que son lo suficientemente importantes como para preocuparse: los que desarrollaron prediabetes dentro de los dos primeros años del estudio tenían 2,66 veces más riesgo de depresión mayor en el hito de seguimiento de nueve años, en comparación con los que tenían resultados normales de la prueba de glucosa en ayunas en el punto de dos años.

En resumen: la resistencia a la insulina es un fuerte factor de riesgo de problemas graves, que incluyen no solo la diabetes tipo 2, sino también la depresión.

Este hallazgo señala la necesidad imperiosa de que los profesionales consideren el estado metabólico de las personas que padecen trastornos del estado de ánimo y viceversa. Para prevenir la depresión, los médicos deben controlar la sensibilidad a la insulina de sus pacientes. Estas pruebas están disponibles en laboratorios de todo el mundo y no son caras, concluyeron los investigadores.

Referencias bibliográficas:

  • Diabetes e insulina. (2019, junio 21). https://fedesp.es/diabetes/insulina/
  • Watson, K. T., Simard, J. F., Henderson, V. W., Nutkiewicz, L., Lamers, F., Nasca, C., Rasgon, N., & Penninx, B. W. J. H. (2021). Incident Major Depressive Disorder Predicted by Three Measures of Insulin Resistance: A Dutch Cohort Study. The American Journal of Psychiatry, 178(10), 914-920. https://doi.org/10.1176/appi.ajp.2021.20101479

Fuente: Science Daily

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Cómo volver a la normalidad. Clarín entrevista a Steven Hayes

  • 25/10/2021
  • David Aparicio


Flavia Tomaello entrevisto a Steven Hayes para el diario Clarín:

El Covid fue todo menos justo. Quienes tienen menos medios asumieron una mayor carga. Cuando nos quedamos en el por qué o en intentar hacer como que nada pasó, desperdiciamos nuestra energía psicológica. Perdemos foco y fuerza. Grandes estudios han demostrado que hay tres habilidades principales para imponer en este tiempo: apertura emocional y cognitiva; atención flexible a lo que está presente por dentro y por fuera, manteniendo un sentido de perspectiva y apreciando la perspectiva de los demás; y la elección de los propios valores y la construcción de hábitos sociales y de comportamiento en torno a ellos. Cuanto más implementamos estas habilidades, más resilientes somos y mejores nuestros resultados mentales y conductuales. El impacto positivo de estos métodos y procesos se demostró una vez más en pandemia.

Hayes suele aparecer en medios muy reconocidos, pero esta entrevista es especial porque los medios Argentinos suelen entrevistar mucho a psicoanalistas y suelen dejar de lado los desarrollos más contemporáneos y basados en evidencia científica.

Lee la entrevista completa el diario Clarín

  • Artículos de opinión (Op-ed)
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Del éxito en el colegio al fracaso en la universidad

  • 25/10/2021
  • Buenaventura del Charco Olea
man studying inside the classroom

Cada cierto tiempo tengo uno de estos pacientes: chicos (normalmente varones) que durante su etapa en el instituto sacaban muy buenas notas, eran aplicados y se esforzaban pero que cuando les toca irse a realizar sus estudios universitarios, padecen una fuerte crisis existencial. Estos jóvenes se vuelven extremadamente apáticos, con poca capacidad no sólo para cumplir sus obligaciones como acudir a clase o estudiar, sino también para cosas que, en principio, parece lógico que les motivasen como salir de fiesta o echarse una novia. Sus días trascurren haciendo cosas que acaparan por completo su atención y les permite abstraerse de su realidad, “no pensar”, como jugar a videojuegos, pasar las horas muertas en internet, consumir series en atracones o fumar porros.

Aunque casi todo el mundo lo que ve de ellos es su falta de disciplina y trabajo (luego voy con eso) hay una cosa que es la que me llama poderosamente la atención: No son balas perdidas o fiesteros empedernidos, calaveras que se estén “desfasando” y su motivación parece más dirigida hacia tratar de “no sentir” que la búsqueda de experiencias. Cuando tenía 20 años, que no hace tanto de ello (actualmente tengo 34) en general se hablaba más del joven perdido que buscaba estar todo el rato “desfasándose” en el consabido botellón, que salía todos los días que podía y siempre encontraba una excusa para irse de jarana. Aquel que acudía a las clases modo zombie debido a la falta de sueño (recuerdo cuántos buenos ratos pasé en el botellódromo de Granada, y como te encontrabas al día siguiente a los compañeros que viste de fiesta saliendo con la cara de cadáver en la cafetería de la facultad, pidiéndonos un café para no quedarnos dormidos en clase y tratando de rehacer el cuerpito post fiesta y resacoso).

Estos chicos de los que hablo, en cambio, viven en modo zombie pero no por el cansancio de las noches de fiesta, sino porque intentan pasar por la vida como muertos vivientes. Viven una vida grises y apáticos como un anciano de 80 años sin sueños. Estoy pensando ahora mismo en algunos que tengo en consulta cuando escribo este artículo y se me parte el puto corazón (sobre todo con los dos a los que no supe ayudar y veía la desolación de la desesperanza en sus ojos).

No quiero hacer apología del sino de mi generación y mucho menos de la anterior, donde la heroína o “la ruta del bakalao” fue un problema gordísimo, pero me parece que al menos queríamos sentir cosas, estar vivos, había algo que nos motivaba y nos empujaba.

¿Por qué les pasa esto a tantos jóvenes hoy en día?

Como siempre que se debaten estos temas, lo primero es decir que voy a hablar de un fenómeno, pero que trata de describir lo que ocurre en personas, y las personas, son “cada una de su pae y de su mae” que decimos en Granada, por lo que por obligación este artículo dará unas explicaciones estereotipadas, reduccionistas y posiblemente necesarias pero no suficientes para explicar cada caso individual, sobre todo ese por el que posiblemente estés leyendo este artículo y que te preocupa.

Para empezar, creo que el factor clave es el miedo al fracaso, son niños que se sienten poco válidos (aunque hayan “triunfado” o todo les haya ido bien), con lo que se denomina una fuerte autoestima basada en el logro, que consiste en que sienten que su valía como individuos, lo dignos de ser amados que son, depende de sus logros. Normalmente suelen ser niños que han sido muy estimulados o exigidos desde el plano académico, no tiene porque haber sido de forma dura ni castigadora (muchas veces incluso ha sido en forma de atención y ayuda) pero sienten que el contacto con ellos y el interés hacia ellos siempre han girado en torno a sus logros (el interés era por lo que podían conseguir o conseguían no por ellos como individuos), interiorizando un mensaje de que “tanto logro tanto valgo”. Claro, cuando eso ocurre el miedo al fracaso es enorme, paralizador, ya que, si intento algo y no lo consigo, perdería mi valía como individuo y nadie me amaría. Ese bloqueo paradójicamente les hace fracasar, lo que hace que les de más miedo intentarlo (a fin de cuentas “han fallado” pero no lo han intentarlo) y entran en un difícil círculo vicioso.

Esto hace que, por lo general, sean chicos que se sienten terriblemente solos (aunque a veces estén rodeados de personas o sus padres) ya que nadie parece ver su pena o interesarse por su “yo real” más allá de la hoja de servicios y su expediente académico. Muchas veces viven el estar con otros como una situación amenazante, ya que temen hacer algo que evidencie su falta de valía y fracasen, o tienen una sensación visceral de que a nadie les importa realmente quienes son.

Muchas veces sienten que simplemente han vivido alineados, haciendo “lo correcto”, lo que se espera de ellos en esa consecución de logros, y nadie les ha preguntado realmente qué querían hacer o no han podido escoger…. Aunque no siempre, algunos me cuentan en consulta que si ellos no importan, ¿por qué iban a esforzarse en nada? A fin de cuentas, ellos no merecen la pena.

Es esa falta de sentido de vida, de certeza sobre quienes son ellos y qué quieren más allá de conseguir triunfoses el otro gran factor de su falta de actividad. Cuando no tenemos un por qué, una motivación íntima, esforzarse o avanzar es terriblemente pesado, y ellos sienten que importan poco o no saben quienes son realmente, más allá de ser quienes conseguían esos logros por los que eran amados.

Cuando la vida no tiene mucho sentido, tenemos un miedo atroz al fracaso y no sabemos realmente qué queremos ¿para qué intentar nada? ¿para qué exponerme a fracasar? Mejor batirme en retirada existencial, recluyéndome en una realidad donde no hago nada y por tanto no puedo fallar, donde no tengo que mantener esa pesada fachada de éxito y triunfo para que otros me quieran y detrás de la cual nadie me ve (ni siquiera ellos mismos).

Pero no son simples víctimas, la vida no es sólo lo que nos toca vivir. A la famosa frase de Ortega y Gasset de “yo soy yo y mis circunstancias” hay que añadir un “y cómo yo me posiciono ante ellas y cómo decido encararlas”. Con frecuencia la falta de disciplina, la vida cómoda donde han tenido de todo o que con frecuencia se han vivido sobreprotegidos a pesar de las exigencias en los logros (eso explica en parte su miedo y huida, pues se viven incapaces de encarar el dolor) suele hacer que se batan en retirada, que prefieran esa vida no vivída (para mi la más triste de las opciones) y que no se rebelen contra esa sensación. Que no griten su dolor y pidan ayuda, que se instalen en la comodidad de un discurso indolente sobre sí mismos y la falta de sentido de la vida o que, sencillamente, traten de llenar el vacío con cosas que no le hagan pensar para no ver su propio dolor.

¿Cómo ayudarles entonces? Transmitiéndoles una preocupación genuina por ellos, más allá de que estén fracasando, haciéndoles ver que su dolor nos conmueve y que su fracaso nos preocupa más que nos estorbe. Cogiéndoles la mano y estando a su lado.

Y si en vez del ser querido de uno de esos chicos, tú eres el chico, decirte, que esto tú también lo puedes hacer contigo: en vez de huir quedarte contigo en tu pena, acompañarte por duro que sea, porque a ti si te importas más allá de tus logros.

Artículo publicado en el blog de Buenaventura del Charco Olea y cedido para su republicación en Psyciencia.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

La forma en que los bebés inspeccionan objetos con la vista puede indicar un posterior diagnóstico de autismo

  • 19/10/2021
  • Maria Fernanda Alonso

Investigadores encontraron que inspeccionar con la vista de manera inusual los objetos a la edad de 9 meses (o más), es predictivo de un posterior diagnóstico de un trastorno del espectro autista (TEA) (Miller et al., 2021).

A nivel mundial, aproximadamente 1 de cada 160 niños tiene TEA (Elsabbagh et al., 2012). Y el riesgo de un diagnóstico de autismo es más elevado para los hermanos menores de niños con autismo, el cual presenta una tasa de aproximadamente uno de cada cinco.

Por qué es importante

El diagnóstico y tratamiento tempranos de los trastornos del espectro autista son fundamentales para acompañar con el desarrollo de las habilidades de lenguaje y sociales que necesitan mayor apoyo en estas condiciones. 

Los hallazgos del presente estudio respaldan las principales teorías del autismo que plantean la hipótesis de que la concentración excesiva de los bebés en los objetos podría ser a expensas de su interés en las personas. En última instancia, el estudio sugiere que la inspección visual inusual de los objetos puede preceder al desarrollo de los síntomas sociales característicos del TEA.

Qué metodología usaron

Fueron evaluados 89 bebés cuyos hermanos mayores tienen TEA (grupo de alto riesgo) y 58 bebés con hermanos con desarrollo típico (grupo de bajo riesgo). Los bebés completaron una tarea diseñada para medir una variedad de diferentes formas de jugar y usar objetos a los 9, 12, 15, 18, 24 y 36 meses de edad.

Los investigadores calificaron el comportamiento de participación social de cada bebé después de cada sesión de evaluación. Midieron la frecuencia del contacto visual del bebé, la frecuencia de sonreír a otras personas y la capacidad de respuesta social en general.

También contaron la cantidad de veces que el bebé participó en conductas inusuales de inspección visual, giro y rotación con los objetos. 

La inspección visual inusual fue definida por conductas como mirar por el rabillo de los ojos, sostener un objeto muy cerca de la cara, mirar algo con un ojo cerrado, o mirar un objeto de manera fija e ininterrumpida durante más de 10 segundos. Girar se definió como dejar caer, lanzar o manipular un objeto para hacerlo girar o tambalearse. El comportamiento de rotación indicaba rotar, voltear o dar vuelta el objeto al menos dos veces.

A los 36 meses, los bebés se clasificaron en uno de tres grupos: “de bajo riesgo, sin TEA” (58 niños), “de alto riesgo, sin TEA” (72 niños) y “diagnosticados con TEA” (17 niños).

Qué encontraron

El estudio encontró que las diferencias en la inspección visual inusual eran más prominentes, consistentes y se presentaban más temprano en la vida en los bebés que desarrollaron TEA. A los 9 meses, el grupo con TEA se involucró en este comportamiento con más frecuencia que los otros dos grupos y el comportamiento continuó a tasas más altas en todas las edades.

Las diferencias en las frecuencias de giro y rotación aparecieron más tarde, estuvieron más limitadas en el tiempo y se relacionaron con el riesgo familiar de TEA en lugar del diagnóstico de autismo del bebé.

Según los autores, un mayor enfoque en los objetos temprano en la vida puede tener efectos en cascada perjudiciales sobre el comportamiento social. Los hallazgos del estudio señalan que la exploración visual inusual de objetos puede ser una valiosa adición a las herramientas de diagnóstico y detección temprana para el TEA.

Referencias: 

  • Elsabbagh, M., Divan, G., Koh, Y. J., Kim, Y. S., Kauchali, S., Marcín, C., Montiel-Nava, C., Patel, V., Paula, C. S., Wang, C., Yasamy, M. T., & Fombonne, E. (2012). Global prevalence of autism and other pervasive developmental disorders. Autism research : official journal of the International Society for Autism Research, 5(3), 160–179. https://doi.org/10.1002/aur.239
  • Miller, M., Sun, S., Iosif, A. M., Young, G. S., Belding, A., Tubbs, A., Ozonoff S. Repetitive behavior with objects in infants developing autism predicts diagnosis and later social behavior as early as 9 months.. Journal of Abnormal Psychology, 2021; 130 (6): 665 DOI: 10.1037/abn0000692

Fuente: Science Daily

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Los dominios de la ciencia del análisis de conducta

  • 15/10/2021
  • Alejandra Alonso
photo of golden cogwheel on black background

Los autores de este libro definen al análisis de conducta aplicado como la ciencia en la que las tácticas derivadas de los principios de conducta se aplican de manera sistemática con el objetivo de mejorar conductas socialmente relevantes. Además se utiliza la experimentación para identificar las variables responsables del cambio en la conducta.

La definición puede dividirse en seis partes:

  1. Es una ciencia, es decir que sus valores y métodos se alinean con los de las investigaciones científicas.
  2. Todos los procedimientos utilizados se describen de manera tecnológica y sistemática.
  3. Se limita solo a tácticas que se deriven conceptualmente de los principios básicos de conducta.
  4. Se enfoca en comportamientos socialmente significativos.
  5. Sus objetivos más importantes son la comprensión (5) y la mejora (6).

Dominios interrelacionados

La ciencia del análisis de la conducta tiene cuatro dominios que están interrelacionados. Es común que un analista de conducta trabaje en múltiples dominios.

Aunque cada dominio puede ser definido y practicado por separado, ninguno es completamente independiente del desarrollo de los otros, ni puede estar desinformado con respecto a los otros.

Conductismo radical

Es el dominio filosófico del análisis de la conducta. Su función es ocuparse de cuestiones teóricas y conceptuales. Un ejemplo es la exploración del interjuego de la práctica conductual y cultural que realizó Glenn en 2004.

Análisis experimental de la conducta

Es la rama de investigación básica. Dichos estudios consisten en experimentar tanto con humanos como con animales, en laboratorios. Su objetivo es descubrir, extender y clarificar principios fundamentales de la conducta. Por ejemplo, el trabajo de Mazur y Fantino (2014) sobre tomar decisiones.

Análisis de Conducta Aplicado (ABA)

En este dominio se realizan experimentos para descubrir y clarificar relaciones funcionales entre conductas socialmente relevantes y las variables que las controlan. Con estos experimentos se contribuye a desarrollar tecnologías de cambio de conducta más humanas y efectivas. Como ejemplo, podemos nombrar la investigación de Romanowich y Lamb (2015) sobre los efectos de varios horarios de reforzamiento en la abstinencia de fumadores.

Analista conductual

La realización de servicios profesionales es el último dominio. Los analistas conductuales diseñan, implementan y evalúan los programas de cambio de conducta que consisten en tácticas de cambio de conducta que se derivan de los principios fundamentales del comportamiento descubiertos por investigaciones básicas y experimentales.

Una ciencia es constante desarrollo y con mucho potencial

El conocimiento con el que cuenta ABA sobre cómo funciona la conducta está incompleto. Incluso está incompleto en relación a los principio básicos y la tecnología derivada de ellos. Sin embargo, la investigación y práctica en análisis de conducta aplicado ha mejorado el desempeño humano y la calidad de vida de los participantes en una amplia gama de áreas.

Heward y Critchfield (2019) realizaron una lista con más de 230 temas diferentes donde se ha utilizado el análisis de conducta aplicado para mejorar distintas problemáticas. Algunos temas probablemente ya te los imagines (TEA, TDAH, trastornos del aprendizaje), mientras que otros pueden sorprender. A continuación te comparto algunos:

  1. Seguridad en aviación
  2. Basketball
  3. Rechazo de ir a la cama
  4. Bruxismo
  5. Prevención del cáncer
  6. Adicción a drogas
  7. Demencia
  8. Miedo a procedimientos dentales
  9. Dolores de cabeza
  10. Incontinencia
  11. Pérdida de peso
  12. Vandalismo
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

La importancia de la psicopedagogía en la educación

  • 13/10/2021
  • Equipo de Redacción
woman in pink and white floral shirt standing beside woman in blue shirt

La manera en que transmitimos los conocimientos y las herramientas utilizadas como educadores requiere de la aplicación de estrategias y recursos para poder lograr un aprendizaje eficiente. La psicopedagogía funciona como uno de estos elementos fundamentales que pueden mejorar los canales de comunicación y crear un enfoque en los intereses, habilidades y destrezas de un estudiante. 

La educación depende en gran medida de la manera en que empleamos la psicopedagogía, y aunque muchos educadores no son especialistas, indirectamente la aplican, en ocasiones sin saberlo. Si te interesa la Psicopedagogía debes consultar esta oferta formativa, un máster oficial de Psicopedagogía online.

A continuación, te comentamos algunas claves importantes en las que interviene la psicopedagogía como una herramienta útil en el ámbito educativo: 

Ayuda a superar bloqueos

Es natural que en algún momento el estudiante se sienta estancado, o incluso incapaz de superar las barreras de algún contenido o asignatura. Estos obstáculos que crecen progresivamente en el individuo suelen ser estudiados, analizados y trabajados por un especialista que, en colaboración con el profesor o docente, ayuda al estudiante a avanzar. 

Es natural que no todos los estudiantes en una clase cuenten con las mismas habilidades de comprensión, destrezas o capacidad de atención. Por esta razón, es necesario detectar estos casos a tiempo y remitirlos con un especialista para lograr la nivelación a tiempo y evitar la sensación de fracaso al no poder lograr los objetivos por sus propios medios. 

Factores cognitivos y emocionales

En el ámbito escolar pueden ser muchos los elementos que intervienen en un bajo rendimiento de un estudiante. Es decir, no se puede juzgar el mal rendimiento de un estudiante desde una óptica única. No siempre se trata de falta de interés, el psicopedagogo está capacitado para detectar si hay problemas cognitivos o si hay elementos emocionales que inciden sobre el individuo. 

La inestabilidad emocional puede traer como resultado una falta de atención y enfoque, mientras que los problemas cognitivos requieren de un estudio profundo, descartes y pruebas para lograr un diagnóstico. 

Integración entre la escuela y la familia

Tal y como su nombre lo indica, un psicopedagogo cuenta con una preparación consolidada en el área de psicología aplicada a la educación. Posee la capacidad de comunicar e integrar al individuo y a su entorno familiar en el objetivo de encontrar una solución temprana y favorable para el estudiante, con más intención cuando se encuentran en una edad temprana. 

La presencia de la psicopedagogía en la educación actual es fundamental, ya que muchas actividades se realizan de forma remota en diferentes regiones del mundo. Un psicopedagogo es capaz de orientar al estudiante o a sus padres para una mejora en la calidad del aprendizaje. 

Cabe destacar que, aunque un especialista puede detectar y evaluar casos puntuales de un grupo de estudio, generalmente el abordaje es de manera personalizada. Esto permitirá un mejor acercamiento y resultados en menor tiempo. 

Conclusiones

Un buen soporte por parte de un especialista en psicopedagogía aumenta la seguridad y autoestima del estudiante, ya que se considerará capaz de superar retos y obstáculos en el ámbito educativo y personal. 

Ante la duda de si es importante la psicopedagogía en nuestra sociedad, la respuesta es totalmente afirmativa. Esta asistencia mejora la autorregulación, disminuye progresivamente los niveles de ansiedad y estrés y se evidencia una mejora gradual en el rendimiento académico.

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