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Salud Mental y Tratamientos

1163 Publicaciones

Incluye trastornos, psicopatología y terapias.

  • Salud Mental y Tratamientos

Modelos de funciones y control ejecutivo (II)

  • 19/10/2012
  • David Aparicio

Introducción.

Los modelos actuales de funciones ejecutivas nos permiten afirmar que este constructo aglutina una gran cantidad de procesos y subprocesos ligados a su vez a distintas regiones cerebrales en general y a la corteza prefrontal en particular. Datos recientes apuntan a que diferentes regiones de la corteza prefrontal pueden mediar en distintos aspectos implicados en el funcionamiento ejecutivo.

(Artículo relacionado: Modelos de funciones y control ejecutivo I)

Desarrollo.

El propósito de este artículo es realizar una revisión de los principales modelos de funcionamiento ejecutivo con el fin de arrojar luz sobre este controvertido constructo. Los modelos planteados realizan aproximaciones a una misma realidad desde perspectivas diferentes, obviando, en algunos casos, partes de esta realidad. En esta segunda parte se revisan la teoría del filtro dinámico, el modelo de los ejes diferenciales en el control ejecutivo, la teoría de la complejidad cognitiva y control, la hipótesis de la representación jerárquica, el modelo de control atencional, el sistema atencional supervisor y la hipótesis de la entrada.

Conclusiones.

Los resultados obtenidos en los estudios revisados nos permiten afirmar que el constructo ‘funciones ejecutivas’ puede dividirse en subprocesos para su mejor comprensión, evaluación e intervención. Cada uno de estos subprocesos parece estar relacionado con regiones específicas de la corteza prefrontal, si bien una misma región puede estar implicada en distintos aspectos del funcionamiento ejecutivo en diferentes momentos temporales.

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  • Salud Mental y Tratamientos

Observar es invitar

  • 17/10/2012
  • Jorge Ayala Salinas

La semana que pasó comencé con mi primera práctica a cargo del curso de Técnicas de la Entrevista y la Observación. Esta primera sesión ha valido para conceptualizar la Observación en el contexto de una entrevista y reflexionar sobre sus dimensiones y modalidades, poniendo énfasis en la influencia del observador sobre el proceso.

En la clase de teoría habían localizado dos dimensiones de la observación: objetiva y subjetiva. Cuesta imaginar que la objetividad aún sea parte del léxico con que somos educados en Psicología, pero esto sucede sacramentalmente y nada mejor para ofrecer resistencia que deconstruir su significado. Así que decidimos usar la objetividad entre paréntesis, como sugiere Maturana. Habían definido la observación objetiva como la que obtiene datos e información que no dependen de una valoración y sucede con independencia de nuestra interpretación. Lo que Watzlawick llamó mucho mejor “realidad de primer orden”. Por ejemplo el movimiento sucesivo de la pierna izquierda, una mirada constante hacia el reloj, un cruce de brazos, un bostezo, etc.

Y llamaron observación subjetiva a la valoración y los supuestos que acompañan cada dato e información. Por ejemplo: hay un movimiento sucesivo de piernas, por lo tanto esta persona podría encontrarse ansiosa o nerviosa; hay una mirada constante hacia el reloj, talvez esta persona tenga apuro y le falte el tiempo; está cruzado de brazos, veo que este es un tema que se toma muy en serio. “Realidad de segundo orden” la llamó Watzlawick.

«Cuesta imaginar que la objetividad aún sea parte del léxico con que somos educados en Psicología»

Así que decidimos hacer con esto algunas preguntas antes de pasar a observar algunas representaciones específicas: ¿Cómo usamos la información que observamos en el marco de una realidad de primer orden? ¿En qué convertimos toda esta información? ¿Cómo influye en nuestra decisión de conducir la entrevista? ¿De qué manera configuramos una realidad de segundo orden? ¿Cómo podemos usar la observación objetiva y subjetiva para construir un clima de confianza y respeto en la entrevista?

En uno de los casos prácticos elaborados por los alumnos, Gianfranco se presenta frente a David (que simulaba ser un consejero escolar) para contarle que tiene serios problemas para concentrarse y estudiar tranquilo. Sus notas han disminuido el último semestre y esto le preocupa. David observa que Gianfranco no deja de mover las piernas y señala: “estás muy ansioso y nervioso”, y Gianfranco baja la cabeza perdiendo el contacto visual. Luego David, al concluir que Gianfranco, por el motivo de consulta y al no hallar respuesta a su pregunta de “¿Cómo puedes hacer para mejorar esta situación?”, empieza con una pequeña charla de motivación acerca de lo que es y no correcto a la hora de estudiar, y las consecuencias de tener notas tan bajas y no hacerse cargo del estudio. Gianfranco ahora no sólo está moviendo las piernas sino además toma su celular y empieza a jugar con las teclas. Más adelante David empieza a hacer preguntas sobre la vida familiar de Gianfranco, que responde que todo está perfecto en casa. David insiste en localizar alguna “disfunción” y ante “la negativa” de Gianfranco de reconocer que existe un problema en casa, le dice que será necesario citar a sus padres para que conversen con él y ver de qué manera colaborando con el asunto.

Reflexionando luego de los 10 minutos que duró la “entrevista”, David señala sus razones para decidir llevar la entrevista de esa manera:

  1. Vio que Gianfranco movía las piernas y eso para él era señal de ansiedad y nerviosismo, así que sentenció de esta manera la conducta de Gianfranco.
  2. Pensó que al tratarse de un muchacho que no ofrecía una buena respuesta para entender el problema, y que no contaba con las herramientas adecuadas, sería bueno motivarlo un poco y mostrarle las posibles consecuencias de su problema si no ponía orden. Además estaba convencido en ese momento de que debía tomar una postura personal dada la situación.
  3. Para él, los problemas en los adolescentes tienen una base familiar, de modo que quiso dirigir la entrevista sobre ese punto.
  4. Como no lograba encontrar alguna señal de la causa del problema, pensó que lo mejor sería citar a los padres.

En una segunda entrevista con el mismo Gianfranco y enfocados en movernos en las dimensiones “objetiva” y “subjetiva” de la observación, Gianfranco expone el mismo problema pero con un observador que se mueve de otra manera, y que al observar luego de algunos minutos el movimiento constante y cada vez más intenso de las piernas de Gianfranco tratándose de acomodar en la silla, decide hacer dos observaciones: “Gianfranco, veo que te estás moviendo con incomodidad y noto en eso y tu mirada, un aparente nerviosismo o quizás algo de ansiedad, corrígeme si me equivoco por favor. Tal vez te encuentres como la mayoría de personas que vienen a consejería por primera vez: un poco nervioso al estar frente a un perfecto desconocido como yo”, a lo que David señala: “Si, es que nunca estuve frente a un consejero y pone bastante nervioso estar sentado frente a usted”, a lo que el consejero, mirando con cierta ternura a David, termina por responder: “Me imagino Gianfranco, yo en tu lugar estaría igualmente nervioso. Venir y sentarte frente a un completo desconocido debe ser muy embarazoso, sin embargo, permíteme preguntarte si hay algo que yo pueda hacer para que puedas sentirte más cómodo”. La respuesta de Gianfranco es inmediata: alza la cabeza y le dice que con el transcurrir del tiempo la ansiedad y los nervios iban a desaparecer, que sólo tuviera un poco de paciencia con él. Acto seguido Gianfranco se dirige al consejero con la mirada puesta en sus ojos. Luego el consejero señala: “Gianfranco, algunas personas que pasan por el mismo problema que tú, no suelen tener en casa un ambiente muy agradable de estudio. ¿Es este tu caso?”, a lo que Gianfranco responde sencillamente con un NO. El tema familiar no se trató más, y cuando el consejero decide “curiosear” por los momentos libres y de ocio de Gianfranco, descubre que en ocasiones ha pasado por la tarde leyendo en la biblioteca muy tranquilo y concentrado y decide llevar la entrevista por ese camino.

«Cada observación es una invitación»

En esta última entrevista, Gianfranco tuvo la posibilidad de decir que si y que no, a diferencia de la entrevista anterior, en la que todo era determinado por la postura personal que tomaba el consejero.
La conclusión a la que llegamos es que observar es siempre una invitación para descubrir nuevas posibilidades para la relación en el proceso de la entrevista. Es imposible no tener supuestos sobre cada una de las cosas que observamos, el reto está en la actitud con la que comunicamos estos supuestos y la influencia que tiene en el proceso de co-construcción de la entrevista. Que cada observación se convierta en una invitación nos va a permitir crear un buen clima de confianza y empatía. El mismo Gianfranco se encargó de compartir la falta de empatía y comprensión de la primera entrevista, y la empatía y confianza que sintió en la segunda.

Estamos permanentemente dando feedback. Equivocadamente asumimos que el feedback es un acto que hay que pedir voluntariamente, pero el feedback está presente en cada una de las conversaciones que realizamos. Mientras haya una coordinación lingüística tendremos feedback. En cada intercambio vamos dando feedback y esto hace posible el bucle de la conversación.
Así que no debemos olvidar: en el contexto de una entrevista, cada observación es una invitación.



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  • Salud Mental y Tratamientos

Usando nuestros propios recursos en la psicoterapia

  • 16/10/2012
  • Jorge Ayala Salinas

Visité un texto de Sylvia London, Elena Fernández y Margarita Tarragona titulado “Las conversaciones reflexivas en el trabajo clínico, el entrenamiento y la supervisión“, y me interesó muchísimo una reflexión de Sylvia acerca de cómo muchos terapeutas que trabajamos “a puerta cerrada” en nuestros consultorios usamos ideas muy útiles para ayudar a las personas. Ideas que de manera particular hemos creado influenciados en nuestra propia experiencia vital y profesional, pero que no compartimos por vergüenza, por temor a no estar ofreciendo “conocimiento experto” a nuestros clientes, y no responder a los discursos dominantes o políticamente correctos de nuestra práctica.

«Irreverencia. Una Estrategia de
supervivencia para terapeutas.»

Sylvia venía usando con algunas familias, un formato similar a lo que ahora conocemos como “Equipos de Reflexión” a partir del trabajo y la conceptualización de Tom Andersen. Sin embargo, Sylvia no se atrevió a compartir la experiencia con sus colegas y supervisores influenciada por la incómoda vergüenza. Es a partir del trabajo de Andersen que pudo apreciar la riqueza del trabajo que venía realizando, valorando lo que hacía de un modo distinto, que nunca había compartido por miedo a ser criticada ya que ni siquiera, había nombrado su nueva metodología. De ahí el mérito para Sylvia de las personas que se toman el tiempo y se atreven a documentar las ideas y recursos personales que utilizan en la terapia para que puedan servir de inspiración y sean usadas por otros terapeutas para que se puedan experimentar, ampliar y enriquecer.

Cecchin, Ray y Lane presentan una formulación en una dimensión parecida en su brillante “Irreverencia. Una estrategia de supervivencia para terapeutas”, donde plantean que nuestras formas de pensar pueden bloquear el proceso y estancarlo. El camino, para este trío, consiste en desembarcarnos de las limitaciones que pueden imponer nuestras perspectivas teóricas y promover estilos más irreverentes frente a lo establecido.

Estoy seguro que en tu actividad te has visto como Sylvia creando tus propios mecanismos de trabajo apoyado/a en tus recursos, habilidades y deseos. Cuéntame, ¿de qué modo te has visto usando estos recursos? ¿Qué experiencias te han permitido crear esos recursos? ¿Has documentado estas experiencias? ¿Con quiénes las has compartido y qué han pensado estas personas de estas ideas? ¿De qué manera podrían ser útiles para el trabajo de otras personas? ¿Te animarías a compartirlas?

Si tienes alguna experiencia anímate a compartirla con nosotros ([email protected]). Pueden resultarnos muy útiles.



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  • Salud Mental y Tratamientos

Las clases de yoga podrían mejorar el comportamiento de los niños con autismo

  • 16/10/2012
  • Maria Fernanda Alonso

Mucho se ha hablado de los beneficios de practicar yoga o algunos de sus ejercicios de manera independiente. Compuesto por diversas posturas y utilizando técnicas determinadas de meditación y respiración, podría contribuir al bienestar físico y mental de quienes lo practican. Según un nuevo estudio, los niños con un trastorno del espectro autista que participan en clases de yoga tienden a comportarse mejor que aquellos que no lo hacen.

(Artículos relacionados: Meditación compasiva podría estimular las bases neuronales de la empatía y 6 ejercicios de respiración para relajarse.)

Los maestros de una escuela primaria en Bronx, informaron que el programa diario de yoga de su escuela redujo el comportamiento agresivo, aislamiento social y la hiperactividad en los niños con autismo.

(Artículo relacionado: Guía de buena práctica para el diagnóstico de los trastornos del espectro autista y La nueva definición del autismo en el DSM-V, no excluiría a la mayoría de los niños ya diagnosticados.)

El yoga es efectivo, dice la Dra. Kristie Patten Koenig, profesora asistente de terapia ocupacional en la Universidad de Nueva York, ya que parece estar orientado a las fortalezas de los niños con autismo, además de reducir el estrés.

«Sabemos que la ansiedad alimenta un montón de comportamientos negativos, por lo que el programa de yoga les da una estrategia para lidiar con ellos», dijo Koenig a Shots. «Y si se hace todos los días, se convierte en una parte integral del día que establece el estado de la sala de clase y permite a los niños estar en calma, centrados y listos para aprender.»

(Artículos relacionados: Temple Grandin y El éxito empresarial de los inadaptados.)

Según los investigadores, el yoga se utiliza cada vez más en las aulas de clases de Estados Unidos para ayudar a mejorar el comportamiento y el rendimiento en la escuela.
Las primeras investigaciones sugieren que los ejercicios de yoga ayudan a los niños a concentrarse y enfocarse, y mejoran su fuerza, coordinación motora y las habilidades sociales.

(Artículo relacionado: Mascotas, habilidades sociales y autismo.)

La escuela Bronx tiene una rutina específica cada mañana para sus estudiantes, cinco días a la semana, durante 17 minutos. La rutina incluye los siguientes pasos: sin colchonetas, respirar profundo, adoptar posturas de yoga, tensar y relajar los músculos, y, por último, cantar.
Durante 16 semanas, los investigadores estudiaron el programa de yoga y compararon a los niños que participaron con un grupo control de niños que hicieron una rutina matutina estandar.
Al final, los maestros informaron que los niños que participaron en las clases de yoga mostraron una cantidad significativamente menor de comportamientos problemáticos en general.
Muchos investigadores afirman que los niños con autismo deben involucrarse en terapias de comportamiento lo más temprano posible, ya que desde ese momento pueden ser más eficaces. Las intervenciones intensivas, como el Early Start Denver Model que cuenta con terapeutas trabajando con los niños en sus casas cuatro horas al día, cinco días a la semana, también parecen ser eficaces.

(Artículo relacionado: Una intervención temprana podría ayudar a los niños autistas con las habilidades del habla.)

Los trastornos del espectro autista interfieren con la capacidad de una persona para comunicarse y comprender las señales sociales. Las personas con la forma más grave de este trastorno son incapaces de hablar.
El programa de yoga se está aplicando en más de 500 aulas en toda la ciudad de Nueva York entre los estudiantes de edades desde 5 a 21 años con discapacidades importantes.

Fuentes: Psychcentral.com; American Journal of Occupational Therapy; Shots.



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8 formas de vencer pensamientos indeseados persistentes

  • 14/10/2012
  • Alejandra Alonso

Es muy probable que alguna vez hayas tenido algo que te preocupa, te provoca ansias o te da miedo (a veces sabes exactamente qué es y a veces no). No es raro que dichas preocupaciones o miedos queden revoloteando en tu cabeza y te generen malestar. Lo que las personas suelen intentar hacer en estos casos es suprimir o eliminar estos pensamientos. Desafortunadamente, como muchos estudios han demostrado, la supresión de pensamientos no funciona (Wegner y cols, 1987, Wegner, 1994, Salkovskis y Reynolds, 1994, Wegner y Gold, 1995, Patrie y cols, 1998,  , Wenzlaff y Wegner, 2000, Marcks y Woods, 2005). Irónicamente, tratar de sacar esos pensamientos fuera de nuestras mentes solo los hace volver con más intensidad. Es un descubrimiento muy frustrante, pero que ha sido replicado experimentalmente una y otra vez.

Esto nos lleva a preguntarnos, ¿qué alternativas existen para librarse de los pensamiento que preferiríamos no tener dando vueltas en nuestras cabezas?

En un artículo de American Psychologist, el experto en la temática, Daniel Wegner, explica algunos métodos potenciales para luchar contra pensamientos persistentes e indeseados.

A continuación te dejo 8 de ellos:

1. Distracción enfocada:

Es aquella tendencia natural cuando intentas desconectar tu mente, es decir, tratas  de pensar en algo más para distraerte. Cuando la mente deambula buscando nuevas cosas en que enfocarse, en una de esas, te deja en paz. La distracción si funciona pero raramente lo suficiente; los estudios sugieren que es mejor distraerse con una cosa antes que dejar que la mente divague. Esto es así porque una mente sin objetivo está asociada con infelicidad; es mejor concentrarse en, por ejemplo, una pieza de música, un programa de TV o una tarea.

2. Evita el estrés:

Otro método intuitivo para evitar los pensamientos persistentes es ponernos bajo estrés. Lo que se piensa cuando se hace esto es que la prisa nos dejará con poca energía mental para los pensamientos que nos están causando problemas. Cuando se prueba científicamente, no termina siendo un buen abordaje de la cuestión. De hecho, en vez de ser una distracción, el estrés hace que los pensamientos indeseados vuelvan con más fuerza, así que ciertamente no debería ser usado como una forma de evitar pensamientos displacenteros.

(Artículos relacionados: Reconociendo y enfrentando el estrés, El estrés cotidiano contrae nuestros cerebros y El ejercicio y sus efectos sobre el control del estrés cotidiano)

3. Posponer el pensamiento para más tarde:

Mientras que tratar continuamente de suprimir un pensamiento lo hace más intenso, posponerlo puede funcionar. Investigadores han tratado de pedirles a personas con pensamientos persistentes, que pospongan sus preocupaciones hasta un tiempo designado de 30 minutos, el “período de preocupación”. Algunos estudios sugieren que las personas encuentran que esto funciona como una forma de dejar de lado la supresión de pensamientos. Así que guarda todas tus preocupaciones para un período designado y así puedes aliviar tu mente el resto del tiempo.

4. Terapia paradojal:

¿Qué pasaría si, en vez de tratar de suprimir un pensamiento repetitivo de preocupación, por ejemplo sobre muerte, lo buscas y te concentras en él?Parece paradojal pero concentrarse en un pensamiento puede ayudar a que se vaya, sin embargo algunas investigaciones sugieren que esto no funciona.  Está basado en la ya hace mucho tiempo establecida, ‘terapia de exposición’: esto es cuando, por ejemplo, los aracnofóbicos son lentamente expuestos a arañas, hasta que el miedo empieza a irse.
Esta técnica no es para los débiles de corazón, pero los estudios sugieren que puede ser útil cuando se usa para luchar contra pensamientos obsesivos y conductas compulsivas.

5. Aceptación:

En líneas similares, pero no tan directa, hay alguna evidencia de que tratar de aceptar los pensamientos no deseados en vez de batallar con ellos puede ser beneficioso. A continuación las instrucciones sacadas de un estudio que encontró un descenso en la angustia de los participantes: “Luchar con el blanco de tus pensamientos es como luchar en la arena movediza. Quiero que mires tus pensamientos. Imagina que están saliendo de tus oídos en pequeños letreros sostenidos por soldados marchando. Quiero que permitas a los soldados que marchen en frente tuyo, como un pequeño desfile. No discutas con los letreros, ni los evites, ni los hagas desaparecer. Solo miralos marchar” (Marcks y Woods, 2005, p. 440).

6. Medita:

Similar a la aceptación, el mindfulness budista promueve una actitud de compasión y no crítica hacia los pensamientos que revolotean en la mente. Este también puede ser un enfoque útil para pensamientos repetitivos indeseables.

(Artículos relacionados: Meditación compasiva podría estimular las bases neuronales de la empatía y Mindfulness puede reducir los sentimientos de soledad en adultos mayores)

7. Autoafirmación:

Es la última cura psicológica para todo. Envuelve pensar sobre tus rasgos y creencias positivas y se ha demostrado que incrementa  la confianza social y el autocontrol, entre otros beneficios. También puede ser de ayuda con pensamientos repetitivos indeseados, aunque solo ha sido puesto a prueba experimentalmente unas pocas veces.

8. Escribe sobre ellos:

En contraste con la autoafirmación, escribir expresivamente (escribir sobre tus pensamientos y sentimientos más profundos) ha sido estudiado extensivamente y tiene varios beneficios en la salud física y mental (aunque generalmente el efecto es pequeño).
Escribir emocionalmente sobre ti mismo, entonces, puede ayudarte a reducir pensamientos indeseados recurrentes.

A tener en cuenta

Por último, Wegner aclara que estas 8 técnicas no deberían tomarse como remedios o recomendaciones sino como lo que son, hipótesis y posibilidades. Dicho esto, solo queda agregar que posiblemente no te haga daño intentar ninguna de estas técnicas y probablemente, cualquiera de ellas son mejores que la supresión de pensamientos.

Fuente: www.spring.org.uk



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  • Salud Mental y Tratamientos

Psicólogos británicos endurecen sus lineamientos ante las terapias de ‘conversión’ gay

  • 10/10/2012
  • David Aparicio

La Asociación Británica de Consejería y Psicoterapia (British Association for Counselling and Psychotherapy) ha declarado que es antiético cualquier tipo de intento para “convertir” a las personas gays en personas hetersexuales. Este cambio en su política se debe a una gran demanda de diversos grupos de derechos humanos debido a que algunos psicólogos estaban ofreciendo este tipo de terapias.

Se creía que la mayoría de los psicólogos en Inglaterra había reconocido que cualquier tipo de terapia de “conversión” estaba ampliamente desacreditado. Sin embargo, un estudio realizado en el año 2009 con 1.300 terapeutas, psicoanalistas y psiquiatras encontró que más de 200 profesionales de la salud mental del Reino Unido había intentado cambiar la orientación sexual de al menos un paciente y 55 dijeron que seguía ofreciendo este tipo de terapia

Esta declaración ocurrió luego de que un reconocida psicoterapeuta evangélico, Lesley Pilkington, fuese borrada como miembro de la BACP luego de ofrecer terapia de conversión a un periodista encubierto.

Philip Hodson, psicoterapueta y vocal de BACP, dijo que previamente se presuponía que habían lineamientos generales sobre la igualdad y el actuar en el mejor interés del cliente, los cuales impedirían que los miembros ofrecieran este tipo de tratamiento. Por eso se crearon reglas más estrictas luego del caso Pilkington.

En su carta enviada a sus 30 mil miembros, la BACP se “opone a cualquier tratamiento psicológico como terapias ‘reparativas’ o de ‘conversión’ que están basadas en la suposición de que la homosexualidad es un trastorno mental o basadas en la premisa que el cliente/paciente debe cambiar su sexualidad.”

La declaración termina diciendo:

“La BACP cree que favorecer la inclusión social y las actitudes sin prejuicios hacia las personas que se identifican en la diversidad de la sexualidad humana tendrá consecuencias positivas para las personas, así como para la sociedad en su conjunto. No hay ninguna razón científica, racional o ética de tratar a las personas que se identifican dentro de un rango de la sexualidad humana de forma diferente a los que se identifican exclusivamente como heterosexuales.”

Esta medida es congruente con la política de la OMS que sostiene que este tipo de terapia puede causar graves daños a la salud mental y física de una persona.

Fuente: Guardian.co.uk



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  • Salud Mental y Tratamientos

El proceso neurológico que nos protege del estrés postraumático

  • 10/10/2012
  • David Aparicio

Investigadores de la Universidad de Exter sostienen que descubrieron el mecanismo neurológico que nos protege de desarrollar el miedo incontrolable. Estos hallazgos fueron publicados en la revista Molecular Psychiatry.

Nuestro cerebro tiene una extraordinaria capacidad para adaptarse a los cambios ambientales. Esta capacidad se denomina ‘plasticidad’. La plasticidad nos protege de desarrollar trastornos mentales que pueden ser resultados de eventos estresantes y traumáticos.

Los investigadores encontraron que los eventos estresantes re-programan ciertos receptores en la Amígdala, centro emocional del cerebro. Estos receptores, llamados PAR1 (proteasa del receptor activado por 1), determinan cómo el cerebro reacciona a los próximos eventos traumáticos y actúan de la misma forma que un centro de comando, diciéndole a las neuronas si deben acelerar o detener su actividad.

El director de esta investigación, Profesor Robert Pawlak de la Universidad de Exter dijo:

“El descubrimiento de que el mismo receptor puede despertar o apagar a las neuronas dependiendo de un trauma o experiencia estresante previa, adhiere una nueva dimensión en nuestro conocimiento sobre cómo el cerebro opera y cómo las emociones son formadas.”

Usualmente antes de un evento traumático, los receptores PAR1 le dicen a las neuronas de la amígdala que permanezcan activas y que produzcan emociones vívidas. Sin embargo, después de un trauma estos receptores ordenan a las neuronas detener su activación y pausan la producción de las emociones. Según los investigadores esto nos ayuda a mantener el miedo bajo control y nos protege de desarrollar el miedo incontrolable ante desencadenantes leves o irrelevantes del miedo.

Para realizar esta investigación, el equipo de científicos utilizó ratones que tenían los receptores PAR1 genéticamente desactivados y encontraron que los animales desarrollaron un miedo patológico como respuesta a estímulos irrelevantes.

Los investigadores ahora planean extender este estudio para evaluar si estos mismos mecanismos o defectos genéticos de los receptores PAR1, son responsables de la aparición de los trastornos de ansiedad y depresión en pacientes humanos.

Fuente: Sciencedaily.com



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  • Salud Mental y Tratamientos

Cómo saber cuándo poner fin a la psicoterapia

  • 10/10/2012
  • Jorge Ayala Salinas

Si usted piensa que terminar la relación con un amante o un esposo es difícil, intente cortar con su psicoterapeuta.

Una escritora amiga mía lo intentó hace muy poco y le resultó sorprendentemente dificultoso. Varios meses después de conseguir el contrato para un libro advirtió que tenía problemas.

“Estaba completamente paralizada y no podía escribir –dijo–. Tenía que hacer algo pronto, así que decidí ingresar en psicoterapia.”

Lo que comenzó como un caso simple de bloqueo de un escritor se convirtió en siete años de intensa terapia. Ante todo, ella encontró que la terapia le era muy útil. Terminó una segunda novela y sintió que la relación con su marido era más fuerte. Pero cuando mencionó el tema de terminar su tratamiento, su terapeuta se resistió fuertemente, lo que molestó a la paciente. “¿Por qué necesito la terapia –quiso saber–, si me estoy sintiendo bien?”

Millones de personas realizan psicoterapia y la experiencia de mi amiga despierta dos preguntas relacionadas y asombrosas: ¿cómo sabe uno que está lo suficientemente sano para decirle adiós al terapeuta? y ¿cómo debería el profesional manejar la situación?

cuando los pacientes sienten que han logrado algo importante en la terapia y están “lo suficientemente bien”, no es siempre fácil decirle adiós al terapeuta

Salvo raras excepciones, el objetivo último de todo buen terapeuta es llegar a no ser más necesario. Después de todo, sea lo que sea lo que lo llevó a hacer una terapia en primer lugar -depresión, ansiedad, problemas de relación-, el objetivo común del tratamiento es sentirse y funcionar mejor independientemente de su terapeuta.

Digámoslo francamente: se supone que una buena terapia tiene que llegar a un punto final. Pero ¿cuándo? ¿Y cómo lo sabe el paciente? ¿El criterio para finalizar es la “cura” o sólo se trata de sentirse lo suficientemente bien como para suspenderla y vivir las inevitables limitaciones y problemas que todos tenemos?

Salir de la rutina

El término “cura”, pienso, es ilusorio, incluso indeseable, porque siempre habrá problemas que solucionar. No tener problemas es un objetivo irreal. Para los pacientes es más importante poder manejar sus problemas y la adversidad cuando inevitablemente llega.

Pero aun cuando los pacientes sienten que han logrado algo importante en la terapia y están “lo suficientemente bien”, no es siempre fácil decirle adiós al terapeuta.

No hace mucho tiempo evalué a un abogado que había estado haciendo psicoterapia durante nueve años. La había comenzado, según me dijo, porque le faltaba sentido de dirección y no tenía relaciones cercanas.

Pero durante seis o siete años había sentido que él y su terapeuta sólo estaban perdiendo el tiempo. La terapia se había convertido en una rutina, como ir al gimnasio.

“No es que haya pasado algo malo -me dijo-. Es que no está pasando nada.” Ya no era una psicoterapia sino una forma cara de conversar. Entonces, ¿por qué continuaba con ella? En parte, creo, porque la terapia es esencialmente una relación desigual. Los pacientes tienden a ser dependientes de los terapeutas.

Aun cuando la terapia es problemática o insatisfactoria, podría ser preferible a dejar todo y recomenzar nuevamente, con un terapeuta desconocido. Más allá de eso, los pacientes a menudo no dejan la terapia por la sola razón que la comenzaron.

Por ejemplo, un paciente dependiente no puede abandonar a su terapeuta; uno masoquista sufre en silencio el tratamiento con un terapeuta que lo retiene; uno narcisista, ansioso por gustar, teme desafiar al terapeuta y así sucesivamente.

Por supuesto, uno puede preguntarse por qué en esos casos los terapeutas no piden una pausa y se preguntan si el tratamiento está estancado o no está funcionando. Puedo pensar varias razones.

Algo más que entusiasmo

Para comenzar, los terapeutas son gente entusiasta y siempre pueden identificar nuevos temas en los que uno puede trabajar. Luego, por supuesto, hay un motivo del que no se habla. Los terapeutas tienen inevitables intereses económicos para mantener a sus pacientes en tratamiento.

Por otro lado, los terapeutas tiene necesidades emocionales insatisfechas, como cualquier otro, que algunos pacientes satisfacen. Los terapeutas pueden encontrar que algunos pacientes son tan interesantes, excitantes o divertidos que puede resultarles difícil dejarlos ir.

Así que la mejor manera de responder a la pregunta “¿ya estoy listo para dejar la terapia?” es enfrentarla. Periódicamente, analice su progreso y pídale a su analista que le hable al respecto.

¿Cuán cerca está de sus objetivos? ¿Cuánto mejor se siente? ¿Sus relaciones y su trabajo son más satisfactorios?, son algunas preguntas posibles.

Hasta puede preguntarles a amigos cercanos o a su pareja si ven algún cambio. Si piensa que está mejor y considera finalizar el tratamiento pero el terapeuta no está de acuerdo, es el momento para una consulta independiente. En efecto, luego de una consulta, mi amiga escritora terminó su terapia y no lo lamenta.

El abogado finalmente reunió el coraje para decirle a su terapeuta que a pesar de que disfrutaba de hablar con ella, realmente sentía que había llegado el momento de terminar. Para su sorpresa, ella estuvo de acuerdo.

Si contrariamente a ellos dos, usted todavía no puede decidir si quedarse o partir, considere la posibilidad de un experimento. Tómese varios meses y vea cómo es la vida sin la terapia. De esa manera tendrá la posibilidad de juzgar los efectos sin estar realmente en tratamiento y sin pagar por él. Recuerde que siempre puede volver.



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  • Salud Mental y Tratamientos

Exposición indirecta de los niños a la televisión

  • 07/10/2012
  • Maria Fernanda Alonso

En los últimos años (o décadas) la tecnología de comunicación y entretenimiento ha ido ganando, poco a poco, un lugar importante en nuestras vidas. Teléfonos celulares, tablets, computadoras, televisores, consolas de videojuegos, entre otros, son dispositivos que pueden encontrarse sin grandes esfuerzos, en la mayoría de los hogares. Entre ellos, la televisión resulta ser utilizada cotidianamente con múltiples funciones, tanto cuando se le presta atención primordial como cuando se la utiliza como “ruido de fondo”. Incluso si no estamos viendo activamente la televisión, la mayoría de nosotros dejamos el aparato encendido en el fondo. Pero eso podría tener efectos perjudiciales sobre los niños en el hogar, según un nuevo estudio publicado en la revista Pediatrics.

Varios estudios han encontrado evidencias de que demasiada televisión es mala para el desarrollo de los niños, incluso cuando está prendida de fondo y los niños no están mirándola. Ahora, un estudio ha rastreado hasta qué punto los niños están expuestos a TV de fondo: 232,2 minutos o casi 4 horas, todos los días.

(Artículo relacionado: El bullying social prevalece en la televisión infantil.)

Matthew Lapierre, profesor asistente de estudios de la comunicación en la Universidad de Carolina del Norte en Wilmington, y sus colegas realizaron el primer estudio que cuantifica la cantidad de TV de fondo a la que están expuestos los niños pequeños en un día promedio. Mientras que muchos estudios anteriores se han centrado en los efectos sobre el comportamiento y desarrollo del niño de ver la televisión directamente, Lapierre fue el primero en investigar los efectos de la exposición a la televisión «de segunda mano», definida como cualquier tipo de exposición a la televisión que el niño no está mirando realmente.

Para sorpresa de los autores, en la encuesta a 1.454 padres con al menos un niño entre las edades de 8 meses y 8 años, encontraron que los niños estuvieron expuestos a casi cuatro horas de televisión de fondo por día. «Nos sorprendió la magnitud de la exposición en estas casas», dice Lapierre, quien condujo la investigación mientras estaba en la Universidad de Pennsylvania. «Entramos en el estudio esperando que las tasas fueran altas, pero no en la escala que hemos encontrado.»Demasiada televisión es mala para el desarrollo de los niños, incluso cuando está prendida de fondo.

El estudio fue presentado en Mayo en una reunión de la International Communication Association (Asociación Internacional de Comunicación). Se llevó a cabo mediante una encuesta telefónica nacional representativa, en la que participaron familias americanas típicas que representan una amplia gama de variables demográficas, desde pertenencia étnica, ingresos hasta educación. Los padres respondieron cuestionarios sobre las actividades de uno de sus hijos en un período de 24 horas, y se les preguntó acerca de si la televisión estaba encendida durante cualquiera de estas actividades, si su niño tiene o no un televisor en su dormitorio y la cantidad de televisores que hay en el hogar. En promedio, la exposición de fondo ascendió a 232,3 minutos al día, con mayor exposición para los niños más pequeños: niños y bebés menores de 24 meses registraron aproximadamente 5,5 horas de televisión al fondo al día, en comparación con 2,75 horas al día para los hijos mayores, de entre 6 y 8.

Factores Determinantes

La influencia de los padres juega el papel más importante en la determinación de la cantidad de exposición a televisión de fondo que experimentan los niños. Otros factores que aumentan la exposición indirecta a la televisión incluyen vivir en una familia monoparental, donde los niños estuvieron expuestos a más de 5 horas al día, en comparación con 3,5 horas en familias multiparentales; menores ingreso económicos, los niños en las familias más pobres experimentan 6 horas de televisión de fondo al día, en comparación con 3,5 horas entre aquellos cuyos ingresos familiares están por encima del nivel de pobreza; y baja educación de los padres, los hijos de padres con diploma de secundaria o de niveles inferiores, estuvieron expuestos a más de 5 horas al día, en comparación con menos de 2,5 horas al día para aquellos cuyos padres tenían niveles más elevados de educación.

Los datos son alarmantes, ya que los niños menores de 6 años ven unos 80 minutos de televisión directamente, al día; estos resultados sugieren que la exposición a la televisión de manera indirecta es mayor que la observación directa, y podría tener iguales, o potencialmente más graves efectos sobre el desarrollo infantil. Los estudios han vinculado mirar excesivamente la televisión con la obesidad en los niños, mientras las programaciones inapropiadamente sexuales o violentas se han relacionado con problemas conductuales y cognitivos en los jóvenes espectadores. (En contraste, la programación educativa se ha asociado con el aprendizaje y beneficios cognitivos.)

(Artículo relacionado: El efecto de los videojuegos violentos en nuestro cerebro y Programas de TV y su relación con los problemas de sueño en niños pequeños.)

Asimismo, el estudio señala que la exposición de fondo a la televisión ha sido «vinculada a la disminución de la atención sostenida durante el tiempo de juego, menor calidad de las interacciones entre padres e hijos, y la reducción del rendimiento en tareas cognitivas».

Lapierre dice que su estudio también apunta a las dificultades con las funciones ejecutivas y la autorregulación entre los niños que están expuestos a mayor cantidad de televisión de fondo, pero esos resultados son todavía preliminares y se estudiarán con más detalle en estudios adicionales. Aunque su estudio no exploró las consecuencias de la exposición indirecta a la televisión, estudios previos sugieren que puede afectar a la concentración de los niños y a su comportamiento en las relaciones. En uno de esos estudios, realizado en la Universidad de Massachusetts, los científicos observaron a dos grupos: en el primero, padres y sus niños pequeños interactuaban en presencia de un televisor y en el otro grupo interactuaban sin TV. En el grupo con televisión, a pesar del hecho de que los padres y los niños no estaban viendo la programación, sus interacciones fueron menos frecuentes y los episodios de juegos de los niños eran más cortos.

Heather Kirkorian, profesor asistente de desarrollo humano y estudios familiares, un investigador de la Universidad de Wisconsin-Madison que ha publicado estudios sobre el impacto de la televisión de fondo en las interacciones entre padres e hijos y sobre los patrones de juego de los niños, dice que «hasta ahora sólo podíamos adivinar la magnitud de los efectos en el ‘día a día’ de la vida de los niños». El nuevo estudio «documenta cuán grande puede ser el impacto del mundo real, particularmente para los niños más pequeños».

(Artículo relacionado: La exposición a la violencia y sus efectos a largo plazo en niños.)

Los padres podrían no pensar que sus niños pequeños están procesando el contenido de la televisión cuando está en el fondo, pero los niños pueden distraerse más por la televisión de lo que los padres creen. Y gran parte de aquella exposición no fue a programas aptos para los niños, sino que era mayor cantidad de contenido para adultos dirigido a los padres. «Lo que más nos preocupa es que si un niño tiene un televisor encendido de fondo, entonces escucha cosas que se supone que deben llamar su atención como ruidos fuertes, efectos de sonido y tonos, por lo que incluso si no están mirando directamente, no son capaces de comprometerse en conductas de juego o interactuar con toda su atención y tener experiencias más significativas «, dice Lapierre.

(Artículo relacionado: La exposición a contenido erótico en películas populares podría predecir el comportamiento sexual en la adolescencia.)

Lo que también inquieta a Lapierre y a otro experto en desarrollo infantil, es que a pesar de todo el énfasis en la cantidad de televisión que miran a propósito los niños, en realidad están indirectamente expuestos a mucha más televisión de lo que nadie imaginaba. Además, no es de extrañar que los niños más pequeños están expuestos a la mayor cantidad de televisión de segunda mano, señalan los autores, ya que los padres y cuidadores probablemente dejan el aparato encendido, ya sea como estímulo para sí mismos o como ruido de fondo para combatir la soledad de no ser capaz de conversar con otro adulto. Tal exposición indirecta es también más alta en familias con menores niveles de educación e ingresos más bajos, ya que la televisión tiene más probabilidades de convertirse en un sustituto de interacciones significativas en estas situaciones.

(Artículo relacionado: Materialismo, publicidad y baja satisfacción en niños.)

¿Cómo pueden ayudar los padres a sus hijos a reducir su exposición de segunda mano a la televisión? Removiendo los televisores de las habitaciones de los niños es un primer paso importante, ya que es más fácil de encenderlos si ellos están allí. En segundo lugar, si bien parece obvio, simplemente asegurarse de apagar el televisor si nadie lo está mirando también puede dirigir la atención de los niños y la energía hacia otras actividades, ya sea una conversación o un juego. La Academia Americana de Pediatría recomienda que los niños menores de 2 no vean televisión en absoluto, con el fin de proteger su desarrollo cognitivo y de comportamiento, los resultados sugieren que puede ser necesario que aquella política incluya toda exposición a la televisión, ya sea que se trate de la exposición directa o indirecta.

Fuentes: Time Healthland; USA Today.



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  • Salud Mental y Tratamientos

Guía de buena práctica para el diagnóstico del autismo

  • 05/10/2012
  • David Aparicio

¿Cuál es la finalidad del proceso diagnóstico?

El proceso diagnóstico de los TEA (Trastorno del Espectro Autista) tiene como finalidad fundamental caracterizar, con la mayor fiabilidad posible, el comportamiento del individuo como perteneciente a una categoría diagnóstica específica, mediante la identificación de trastornos comórbidos y la diferenciación de otros trastornos evolutivos o mentales.

Los propósitos del diagnóstico pueden ser múltiples y aportar datos que deben:

  • Servir para proporcionar a la propia persona afectada, a su familia y a los organismos públicos y privados un adecuado plan de atención global que incluya programas psicopedagó-gicos, conductuales, psicofarmacológicos, de apoyo familiar, medidas sociales, terapias de trastornos asociados, etc.
  • Contribuir a la investigación, de cara a asegurar la comparabilidad de las muestras utilizadas.
  • Permitir las revisiones periódicas, ya que facilitará a los profesionales información adecuada para comparar objetivamente las variaciones observadas, analizar la evolución (mejoría o empeoramiento del cuadro, desarrollo de habilidades, aparición de otros trastornos asociados, la calidad de vida de la persona y de sus familiares, etc.) y valorar los resultados de los tratamientos aplica.

Descarga: PDF Guía de buena práctica para el diagnóstico de los trastornos del espectro autista

Fuente: neurología.com



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