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Cognición

44 Publicaciones
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

La música que nos gusta puede mejorar procesos cognitivos

  • 10/09/2024
  • Isabella Mtz Sierra

En algún lugar, Yiren Ren se concentra en demostrar los efectos de la música en el cerebro, escuchando a Norah Jones o algún otro de sus artistas favoritos. Así comienza esta investigación, porque justo así funciona: la música que nos gusta, las canciones que conocemos, que se sienten seguras y hasta predecibles, nos ayudan a estudiar y concentrarnos. 

Ren, estudiante de doctorado en la Facultad de Psicología de Georgia Tech, fue líder para analizar la música y el impacto en nuestro cerebro. Sus últimas dos publicaciones, PLOS One And Cognitive, Affective, & Behavioral Neuroscience (CABN), revelan que las intervenciones artísticas pueden beneficiar tratamientos para la depresión, TEPT y rehabilitación cognitiva. La conexión entre estos estudios es crucial, ya que ambos exploran innovadoras formas de usar la música para la modulación de la memoria. Ofrecen ideas tanto para la vida cotidiana como para el uso clínico. 

Uno de los resultados más sorprendentes es que se puede alterar el significado emocional que tenemos vinculado a ciertos recuerdos, a través de la música …

Creando ambiente

Cuando vemos una película con un buen soundtrack (la música creada para inducir emociones) lo que escuchamos nos guía exactamente a donde el compositor planeaba. En el primer estudio de Yiren, CABN, los investigadores reportaron que este estilo de “música ambiental” puede ser igual de poderoso para cambiar cómo recordamos el pasado.

El estudio incluyó a 44 estudiantes de la Universidad de Georgia Tech, que escucharon el soundtrack de diferentes películas e incorporaron nuevas emociones a los recuerdos que encajaban con el humor de la música. El efecto fue duradero, un día después cuando los participantes evocaron los mismos recuerdos, sin la música, el estado emocional seguía coincidiendo con el tono de música del día anterior. 

Para observar estos cambios los autores usaron IRMf, donde podían notar las alteraciones de actividad cerebral en los participantes. Por ejemplo, el aumento de la conectividad entre la amígdala y otras regiones asociadas a las emociones e integración de información, como el hipocampo.

Esto arroja luz en lo mucho que se puede moldear la memoria con la música. Ren explica que la musicoterapia puede ser personalizada a las intervenciones que los pacientes necesiten – así como trastornos afectivos o de estrés post traumático. Particularmente, cuando alguien sobredimensiona los componentes negativos, la música tiene el poder de resignificar los recuerdos.

“Podríamos ayudar a la gente a transformar los sentimientos y el tono emocional que vinculan con su pasado”

No hay una máquina de tiempo que nos permita regresar al pasado y añadir música feliz a los eventos traumáticos, pero podemos recuperar malos recuerdos mientras escuchamos música emotiva. “Podríamos ayudar a la gente a transformar los sentimientos y el tono emocional que vinculan con su pasado” expresa Brown. 

Abrazando lo familiar

¿Deberíamos escuchar música mientras trabajamos? Y si es así, ¿Hay géneros musicales con más beneficios que otros? La respuesta a ambas preguntas podría estar, al menos en parte, dentro de los amplios parámetros del gusto personal. Pero aún así, hay límites. 

En el segundo estudio, la autora aprovechó su propia experiencia como compositora para examinar si la música mejora, o perjudica, nuestra capacidad de aprender y/o recordar nueva información. 

Ren comparte “Queríamos comprobar el potencial de la música como un dispositivo mnemotécnico que nos  ayuda a recordar información más fácilmente”. Por ejemplo, la mnemotecnia en inglés de “Every Good Boy Does Fine”  que representa E-G-B-D-F y ayuda a los pianistas a aprender el orden de las notas en el teclado. 

En esta investigación, se les pidió a los 48 participantes del estudio que aprendieran las secuencias de figuras abstractas mientras escuchaban diferentes tipos de música. Ren tocaba una pieza musical siguiendo un patrón familiar de ritmo, tono y melodía. Después tocó el mismo conjunto de notas, pero en desorden, brindando una estructura disonante.

Cuando escucharon el patrón conocido de música, que era predecible, los participantes aprendieron y recordaron el tema más rápidamente ya que sus cerebros crearon un marco estructurado para la información. Por otra parte, fue más difícil aprender mientras escuchaban la música que era familiar pero irregular (estructura disonante). 

En conclusión

Hay un impacto importantísimo de la música en el cerebro, que puede beneficiar el aprendizaje y la memoria, así como la salud mental. Dependiendo de la familiaridad y la estructura, la música puede favorecer los procesos cognitivos. 

Estos resultados subrayan el impacto de la música en las emociones, los procesos de aprendizaje, y en la memoria. Asimismo, también indican que esta intervención requiere de cierta estructura y características para que funcione. No todo el tipo de música beneficia la salud cognitiva, y también depende de las circunstancias.

Que la música tenga efectos tan palpables y enriquecedores en nuestras redes neuronales, no es sorpresa, pero ayuda muchísimo reconsiderar su influencia y utilizarla a nuestro favor. 

Como terapeuta infantil he sido testigo del poder único que tienen las intervenciones artísticas; cómo facilitan muchos procesos y abren espacio para cambios que no imaginamos. Sigue siendo imprescindible estudiar y divulgar los efectos neurocientíficos del arte, para así fomentarlo y que sea una herramienta al alcance de todos. 

Referencias:

  • Chin, T., Shin, C., & Cho, H. (2023). Neuroscientific perspectives on the effects of music on memory retrieval. PLOS ONE, 18(9), e0306271. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0306271
  • Georgia Institute of Technology. (2024, August 28). Neuroscientists explore the intersection of music and memory. ScienceDaily. Recuperado de www.sciencedaily.com/releases/2024/08/240828224256.htm


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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿Leer ficción potencia las habilidades cognitivas?

  • 08/05/2024
  • David Aparicio

La lectura de las obras de Tolkien, Murakami y George R.R. Martin no solo brinda entretenimiento, sino que también podría acarrear beneficios que van más allá de lo puramente recreativo. En la actualidad, se acumulan evidencias que sugieren que sumergirse en la ficción puede desempeñar un papel crucial en el fortalecimiento de capacidades cognitivas como las habilidades verbales, la empatía y la capacidad de comprender otras perspectivas. Esta tendencia hacia la literatura como un recurso para el desarrollo cognitivo refleja una creciente comprensión de los múltiples beneficios que la lectura ficcional puede aportar al crecimiento personal y social.

A pesar de ello, la evidencia aún se considera en debate. Para abordar esta incertidumbre, se llevó a cabo una investigación reciente, publicada en el Journal of Experimental Psychology: General, que profundizó en este tema mediante dos exhaustivos metaanálisis. Este enfoque permitió un análisis minucioso y completo de los datos disponibles, ofreciendo así una visión más clara y fundamentada sobre el impacto de la lectura de ficción en las habilidades cognitivas.

¿Qué es un metaanálisis?

¿Qué es un metaanálisis? Un metaanálisis es un estudio que combina y analiza los resultados de múltiples investigaciones previas sobre un tema específico. Selecciona datos de diversas fuentes, como estudios experimentales u observacionales, y los integra para obtener conclusiones más amplias y sólidas. Al agrupar datos de múltiples estudios, el metaanálisis puede revelar patrones, tendencias o efectos que pueden no ser evidentes en estudios individuales. Ayuda a comprender la consistencia y la magnitud de los hallazgos en un campo determinado, proporcionando una visión general más completa y confiable de la evidencia disponible.

La investigación

El metaanálisis 1 incluyó 70 estudios experimentales, que en conjunto involucraron a 5,640 participantes asignados para leer ficción y 5,532 participantes ubicados en diversas condiciones de control, haciendo un total de 11,172 participantes.

El metaanálisis 2 examinó la relación entre la exposición de por vida a la ficción impresa y las habilidades cognitivas a través de estudios correlacionales. Este análisis incluyó estudios que midieron cómo el compromiso habitual con la ficción a lo largo de la vida de una persona se correlacionaba con diversos resultados cognitivos. Los criterios de inclusión para este análisis fueron más amplios en cuanto a la selección de participantes, no restringiéndose a condiciones experimentales específicas, pero requiriendo que los estudios midieran la correlación entre los hábitos de lectura de ficción a largo plazo y las habilidades cognitivas. En total se incluyeron 114 estudios, que involucraron un total de 30,503 individuos.

Los hallazgos del metaanálisis 1 revelaron que la lectura de ficción tenía un efecto positivo pequeño, aunque estadísticamente significativo, en las habilidades cognitivas en general. Al observar más de cerca habilidades cognitivas específicas, el estudio encontró que los beneficios eran más pronunciados en áreas como la empatía y la teoría de la mente, habilidades relacionadas con comprender y relacionarse con las emociones y perspectivas de los demás.

Curiosamente, el análisis también resaltó que el impacto de leer ficción era más sustancial en comparación con no hacer nada o ver ficción, en lugar de leer no ficción. Esto sugiere que el simple acto de leer, y especialmente la lectura de ficción narrativa, involucra procesos cognitivos de manera que ver contenido o participar en lectura no narrativa no lo hacen.

Los resultados del metaanálisis 2 indicaron una relación consistente y positiva entre la cantidad de ficción leída a lo largo de la vida y las habilidades cognitivas mejoradas. Esta correlación fue particularmente fuerte para las habilidades verbales y las habilidades cognitivas generales, que incluyen habilidades como el razonamiento, el pensamiento abstracto y la resolución de problemas. Al igual que en el metaanálisis 1, también se encontró una correlación significativa con habilidades cognitivas sociales, como la empatía y la teoría de la mente, aunque los efectos fueron menos pronunciados que los de las habilidades verbales y cognitivas generales.

Este metaanálisis también diferenció los efectos de la lectura de ficción de la no ficción, encontrando una asociación más fuerte para la ficción. Esto refuerza la idea de que involucrarse con la ficción narrativa puede contribuir de manera única al desarrollo cognitivo más allá de lo que se logra a través de la lectura de no ficción.

Lena Wimmer, uno de las investigadoras detrás del estudio, sugirió que aquellos que consumen una cantidad considerable de ficción tienden a exhibir habilidades cognitivas superiores en comparación con aquellos con un consumo más bajo o nulo. Se señaló que, aunque los beneficios son modestos en diversas áreas cognitivas, muestran un impacto de tamaño mediano en habilidades verbales y cognitivas generales, como la inteligencia. Además, se subrayó la mayor correlación entre la lectura de ficción y las habilidades cognitivas en comparación con la lectura de no ficción.

Sin embargo, las discrepancias entre estudios experimentales y observacionales resaltan las complejidades de vincular directamente la mejora cognitiva con el acto de leer ficción.

«Cuando resumimos los resultados de experimentos en los que los participantes leían textos de ficción cortos (metaanálisis 1), los efectos fueron estadísticamente significativos solo para indicadores de cognición social (es decir, empatía y mentalización)», explicó Wimmer. «En contraste, cuando resumimos los resultados de estudios que investigaron asociaciones entre la lectura de ficción de por vida y la cognición (metaanálisis 2), los efectos fueron significativos para todos los resultados cognitivos excepto para la cognición moral. De hecho, en este caso, los efectos de empatía y mentalización fueron superados por los de habilidades cognitivas verbales y generales, y no fueron más fuertes que los efectos de los resultados restantes».

«Si asumimos un impacto causal de la lectura de ficción en ambos metaanálisis (es decir, de experimentos y estudios que investigaron asociaciones), esto podría indicar que las asignaciones de lectura de ficción corta simplemente preparan las habilidades cognitivas sociales, y que estos efectos de preparación se consolidan con el tiempo sin crecer en tamaño. Los otros resultados cognitivos que se correlacionaron con la exposición de por vida a la ficción impresa pueden no ser inmediatamente preparados durante la lectura, al menos no en una medida mensurable, pero aún pueden acumularse con el tiempo».

«Alternativamente, el patrón podría interpretarse como evidencia en contra de un impacto causal de la lectura de ficción: si los efectos para las habilidades cognitivas verbales y generales solo aparecen en estudios correlacionales, que no pueden confirmar relaciones causales, pero no se hacen evidentes en experimentos, esto puede sugerir que la lectura de ficción no causa beneficios cognitivos sostenibles», dijo Wimmer.

«En ese caso, el efecto agregado obtenido en el primer metaanálisis podría reflejar una respuesta de preparación transitoria y el efecto general obtenido en el segundo metaanálisis podría reflejar diferencias en las preferencias de lectura de ficción entre personas con habilidades cognitivas verbales y / o generales altas. Finalmente, las terceras variables, como el nivel educativo, podrían subyacer a la asociación entre la lectura de ficción de por vida y la cognición. La exposición de por vida a la ficción escrita podría entonces no ser la causa de los beneficios cognitivos observados».

Para futuras investigaciones, un enfoque longitudinal podría ser beneficioso. Estudios de este tipo seguirían los hábitos de lectura y las habilidades cognitivas de los individuos durante períodos extendidos, lo que ayudaría a aclarar la dirección y la fuerza de las relaciones causales. Este enfoque también permitiría un examen más detallado de cómo las diferencias individuales en la cognición podrían interactuar con los hábitos de lectura con el tiempo.

«Sería bueno tener estudios longitudinales que investiguen los cambios tanto en la lectura de ficción como en la cognición con el tiempo», dijo Wimmer. «Sin embargo, es difícil recaudar fondos para este tipo de investigación».

Referencia: Wimmer, L., Currie, G., Friend, S., Wittwer, J., & Ferguson, H. J. (2024). Cognitive effects and correlates of reading fiction: Two preregistered multilevel meta-analyses. Journal of Experimental Psychology: General. Advance online publication. https://doi.org/10.1037/xge0001583



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Los jugadores de videojuegos de acción muestran habilidades superiores en atención compleja y memoria espacial

  • 25/01/2024
  • David Aparicio

Los videojuegos ya no son solo una forma de entretenimiento, sino también un estilo de vida. Las investigaciones han explorado el impacto cognitivo de los videojuegos y han encontrado que pueden mejorar diversas habilidades cognitivas como la atención y la memoria. Sin embargo, todavía no está claro si estas habilidades se traducen en una mayor tolerancia a la fatiga cognitiva.

Así que un estudio del British Journal of Psychology, investigó si las personas que juegan videojuegos de acción también pueden demostrar ventajas cuando participan en actividades de alta demanda cognitiva.

La investigación

El estudio involucró a 88 jóvenes adultos que tenían entre 18 y 35 años, que no tenían trastornos neurológicos ni de visión. Los participantes se dividieron en dos grupos: 44 jugadores habituales (basados en las horas que jugaban a la semana, clasificación competitiva y frecuencia de juego durante el último año) y 44 no jugadores.

Ambos grupos fueron nuevamente divididos, siendo la mitad sometida a una intervención de fatiga cognitiva y la otra mitad en una condición de descanso. Las habilidades cognitivas de los participantes fueron evaluadas mediante tres tareas: tarea de vigilancia psicomotora (mide atención sostenida); tarea número-letra, que evalúa el cambio de tarea y la memoria de trabajo, y la tarea del laberinto de Groton, una prueba de memoria de trabajo espacial.

La intervención de fatiga cognitiva consistió en 45 minutos de la prueba cognitiva Stroop. En cambio, el grupo control vio un documental por el mismo periodo de tiempo. Para evaluar la fatiga cognitiva se aplicaron test de pupilometría, un método que mide la dilatación de las pupilas como indicador de la carga cognitiva.

Resultados

En la Lina de base, los gamers eran más rápidos en las respuestas de la tarea numero-letra y en el test de Groton, lo que indica una mejor atención compleja y mejor memoria espacial. Estos resultados sugieren que los gamers habituales de videojuegos de acción podría estar relacionada con habilidades mejoradas para manejar tareas complejas y la memoria espacial.

No obstante, el estudio también encontró una diferencia importante. Contrario a lo que se esperaba, la investigación no encontró diferencias significativas entre los gamers y el grupo control en las tareas de vigilancia psicomotora. Estos resultados contradicen la creencia de que los gamers tienen, en general, mejores habilidades de atención.

Postintervención, el estudio no encontró diferencias significativas en el rendimiento cognitivo entre los grupos, lo que sugiere que la fatiga cognitiva inducida no afectó sustancialmente a ninguno de los dos grupos. Este hallazgo es bastante inesperado, ya que indica que la fatiga cognitiva, tal como se indujo en este estudio, no afecta significativamente el rendimiento cognitivo posterior en estas tareas para ninguno de los dos grupos.

En general, los hallazgos proporcionan evidencia de que los videojuegos siguen mostrando beneficios para el funcionamiento cognitivo, pero que los jugadores no tienen una resistencia superior a la fatiga cognitiva y, por lo tanto, deben ser conscientes de los efectos que largas sesiones de juego pueden tener en su rendimiento general como resultado de la fatiga cognitiva.

El estudio, aunque es esclarecedor, no está exento de limitaciones. Una limitación clave es la falta de control sobre la participación de los participantes en deportes tradicionales, lo que podría influir potencialmente en los resultados, especialmente en la tarea de atención simple. Además, los hallazgos del estudio son correlacionales, lo que significa que no establecen una relación causal entre los videojuegos de acción y las habilidades cognitivas mejoradas.

Referencia: Campbell, M. J., Cregan, S. C., Joyce, J. M., Kowal, M. & Toth, A. J. (2023). Comparing the cognitive performance of action video game players and age-matched controls following a cognitively fatiguing task: A stage 2 registered report. British Journal of Psychology . https://doi.org/10.1111/bjop.12692



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Mascotas y salud mental: Reducción del declive cognitivo en la tercera edad

  • 15/11/2023
  • David Aparicio

Cuidar y convivir con mascotas aporta numerosos beneficios para nuestra salud y bienestar. Un análisis longitudinal publicado en la revista Scientific Reports revela que los adultos mayores que son dueños de gatos y perros experimentan un declive cognitivo más lento en comparación con aquellos que no tienen mascotas. Estos resultados se mantienen consistentes incluso al controlar variables como la edad y la salud.

El deterioro de las funciones cognitivas y de la memoria es una realidad que enfrentamos al envejecer. Con el aumento de la expectativa de vida, se vuelve cada vez más crucial entender cómo podemos prevenir o ralentizar este declive cognitivo. La investigación ha proporcionado diversas estrategias, como el tratamiento de la apnea del sueño, la mejora de la dieta y el aumento de la actividad física, entre otras.

Sin embargo, una intervención sorprendentemente sencilla podría ser una alternativa viable. Diversos estudios han demostrado que las mascotas actúan como valiosas fuentes de apoyo social y que la interacción frecuente con ellas puede reducir los niveles de estrés, la presión sanguínea, los niveles de cortisol y la frecuencia cardíaca.

La investigación en cuestión se propuso examinar si los dueños de mascotas experimentaban un deterioro cognitivo más leve en comparación con aquellos que no tenían mascotas. Además, exploró si existían diferencias significativas entre ser dueño de un perro o un gato.

El equipo de investigación analizó minuciosamente los datos recopilados en el Baltimore Longitudinal Study of Aging, un estudio iniciado en 1958 con el propósito de investigar el proceso de envejecimiento humano, siendo el estudio más prolongado en este ámbito hasta la fecha. Los investigadores revisaron los datos de los participantes en intervalos regulares, cada cuatro años para aquellos más jóvenes y anualmente para aquellos con 80 años o más. Estos datos incluían los resultados de diversas pruebas cognitivas, permitiendo una evaluación integral del estado cognitivo de los participantes a lo largo del tiempo.

El estudio se basó en los datos de participantes mayores de 50 años que complementaron sus pruebas de interacción con mascotas y realizaron al menos dos pruebas cognitivas en las últimas dos décadas. Los datos recopilados incluyeron información sobre el tamaño de las mascotas, evaluaciones cognitivas y la dinámica de la relación entre los dueños y sus mascotas, incluyendo la frecuencia de paseos.

En total, se analizaron los datos de 637 participantes con edades comprendidas entre los 51 y 101 años, con un 54 % de mujeres y un 67 % de hombres. El 62 % estaban casados, y el 79 % residía en viviendas unifamiliares. El 29 % de los participantes eran dueños de mascotas, con un 11 % que poseía gatos y un 13 % con perros. De los dueños de perros, el 69 % informó que paseaban regularmente a sus mascotas.

Los resultados revelaron que, a medida que los participantes envejecían, experimentaban un declive en las funciones cognitivas, aunque este declive era más lento en los dueños de mascotas. Esta desaceleración era evidente en algunos, pero no en todos los tests cognitivos empleados, lo que sugiere que puede estar vinculada a funciones cognitivas específicas.

Un análisis más detenido de los datos indicó que los dueños de perros que reportaron pasear a sus mascotas con regularidad experimentaron un declive cognitivo más lento en comparación con aquellos que no lo hacían. Estas diferencias persistieron incluso después de ajustar los resultados según la edad y otras condiciones médicas.

En conclusión, los autores del estudio destacaron la importancia de la tenencia de mascotas en el mantenimiento de la función cognitiva en adultos mayores que viven en la comunidad y disfrutan de una buena salud a medida que envejecen. Los dueños de mascotas, en particular aquellos con perros, experimentaron un menor deterioro en diversas funciones cognitivas, incluyendo la memoria, la función ejecutiva, el lenguaje, la velocidad psicomotora y el procesamiento cognitivo, en comparación con aquellos que no tenían mascotas. Este estudio subraya la relevancia de considerar la interacción con mascotas como un factor potencialmente beneficioso para la salud cognitiva en la población de adultos mayores.

Referencia: Friedmann, E., Gee, N.R., Simonsick, E.M. et al. Pet ownership and maintenance of cognitive function in community-residing older adults: evidence from the Baltimore Longitudinal Study of Aging (BLSA). Sci Rep 13, 14738 (2023). https://doi.org/10.1038/s41598-023-41813-y



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  • Artículos Recomendados de la Web

Las arañas son mucho más inteligentes de lo que uno creería

  • 19/09/2023
  • David Aparicio

Fascinante artículo que te hará pensar dos veces antes de matar a las arañas:

Las arañas saltadoras que han demostrado tener la vista más aguda y la inteligencia más impresionante pertenecen al género Portia, que se encuentra en África, Asia y Australia. Estas arañas prefieren cazar a otras arañas y tienen estrategias adaptadas a cada especie que depredan. El renombrado investigador de la araña saltadora de la Universidad de Canterbury, Robert Jackson, ha descubierto que muchas de las tácticas de Portia son bastante sinuosas.

Cuando caza otro grupo de arañas saltadoras llamadas Euryattus, reporta Jackson, Portia emplea un astuto truco. Las hembras de Euryattus construyen nidos en hojas muertas enroscadas y suspendidas en el aire mediante seda atada a las rocas o a la vegetación. Los machos que las cortejan se arrastran por las cuerdas de suspensión de seda, se colocan encima del nido y lo agitan de una manera específica. La señal atrae a la hembra fuera del nido. Portia parece aprovechar este sistema imitando la sacudida del macho y atrayendo a la hembra a una emboscada.

Artículo completo en Knowable Magazine.



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Las personas que han contraído COVID-19 tienden a reportar más déficits cognitivos de los que realmente padecen

  • 27/10/2022
  • Equipo de Redacción

Las personas que tienen o han tenido COVID-19 tienden a reportar más quejas sobre sus habilidades cognitivas, pero estas quejas no parecen reflejar déficits reales en el rendimiento cognitivo (Baumeister et al., 2022).

Qué metodología usaron

En 2015, los investigadores realizaron un estudio con 877 personas sanas de mediana edad que evaluaron los síntomas depresivos, las quejas cognitivas subjetivas y el rendimiento cognitivo objetivo. Para su estudio actual, recopilaron datos de seguimiento de 428 participantes en el año 2021.

Qué encontraron

Los participantes que reportaron una infección por SARS-CoV-2 actual o anterior en 2021 tendieron a informar más quejas subjetivas sobre su atención (por ejemplo, «tengo problemas para concentrarme»), en comparación con aquellos que no habían sido infectados. Sin embargo, su desempeño en la prueba objetiva no reflejaba una reducción en la atención selectiva, señalaron los investigadores.

Aquellos que habían sido infectados con COVID-19 también exhibieron un rendimiento de memoria objetivo más bajo y síntomas depresivos más altos en 2021 en comparación con sus contrapartes no infectadas. Pero estas diferencias “se anularon cuando se tomaron en cuenta los niveles preexistentes de los pacientes”, dijeron los autores del estudio.

Enfatizaron que no cuestionamos la existencia de un COVID prolongado o que las quejas de los pacientes son insignificantes o incluso engañosas. De hecho, estas quejas no siempre tienen que corresponder al desempeño objetivo (como sucede con otros trastornos, como la depresión). Por lo tanto, esto no significa que no haya un problema subyacente en estas quejas autoinformadas, pero, la naturaleza puede ser más psicológica de lo que se pensaba anteriormente.

Sorprendentemente, solo alrededor del 4% de la muestra informó una infección actual o anterior por SARS-CoV-2, lo que puede haber influido en los resultados. Aunque la encuesta se realizó en una etapa relativamente temprana de la pandemia en Alemania, los autores hubieran esperado encontrar que más personas hayan contraído la enfermedad. Esto puede deberse a un simple sesgo de que las personas sanas o menos afectadas tienen más probabilidades de participar en una encuesta. En los demás aspectos, los resultados fueron generalmente consistentes con sus hipótesis.

Por otro lado, señalan que los datos fueron recolectados online, lpor lo que son menos confiables que los estudios acompañados por profesionales médicos. 

Referencia bibliográfica: Baumeister, A., Göritz, A. S., Benoy, C., Jelinek, L., & Moritz, S. (2022). Long-COVID or long before? Neurocognitive deficits in people with COVID-19. Psychiatry Research, 317, 114822. https://doi.org/10.1016/j.psychres.2022.114822

Fuente: Psypost



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

La edad podría ser clave en la relación entre la multitarea tecnológica y la cognición

  • 28/07/2022
  • Maria Fernanda Alonso

A medida que los teléfonos inteligentes han ganado popularidad, se ha vuelto cada vez más común pasar tiempo en múltiples plataformas de redes sociales diferentes. Esto ha llevado a la «multitarea de los medios», que es el concepto de interactuar con múltiples flujos de información mientras se participa en otros eventos. Muchos jóvenes usan la tecnología durante aproximadamente 10 horas al día, lo que significa que gran parte de su tiempo lo dedican a realizar múltiples tareas en los medios (Matthews et al., 2022).

En general, se ha demostrado que la multitarea utiliza habilidades cognitivas significativas, lo que hace que el rendimiento sea menos fuerte cuando una persona está tratando de hacer varias cosas a la vez. Debido a esto, ha habido preocupaciones de que la multitarea de los medios sea negativa y afecte las habilidades cognitivas de los jóvenes. Este estudio busca explorar esta relación.

Qué metodología usaron

La muestra estuvo compuesta por 1511 participantes que visitaron el Centro Nacional de Ciencia y Tecnología de Australia. Estas personas tenían entre 7 y 70 años de edad. Los datos se recopilaron como una «exhibición supervisada» que incluía seis estaciones de trabajo. Los participantes completaron preguntas demográficas, una encuesta tecnológica multitarea y una prueba cognitiva multitarea que incluía tres tareas. Todos los aspectos de este estudio se completaron en una tableta digital.

Qué encontraron

Los altos niveles de multitarea mediática estaban relacionados con habilidades multitarea mejoradas, pero esta relación existió únicamente en los participantes que eran niños y adultos jóvenes, de 7 a 29 años. Hubo un mayor costo para la multitarea de medios en los participantes mayores.

Curiosamente, señalan los investigadores, el signo de la relación entre los costos de multitarea y el uso de multimedia también cambia con la edad de positivo en los participantes jóvenes a negativo en los participantes mayores, lo que sugiere que la composición demográfica de los grupos de participantes puede haber influido significativamente en el patrón de resultados observado en estudios previos.

Aunque esto podría deberse al consumo constante de medios por parte de los jóvenes que «entrenan» sus mentes para realizar múltiples tareas de manera más efectiva, los autores del estudio sugieren que es más probable que se deba a una relación paralela en la que, mientras los jóvenes perfeccionan sus habilidades para realizar múltiples tareas y su funcionamiento cognitivo, están también utilizando y consumiendo cada vez más los medios de comunicación.

Una limitación del estudio es que los investigadores utilizaron una muestra de personas que asistían a un centro de ciencias, lo que podría inclinarse hacia personas con mejores capacidades cognitivas. Además, esta muestra fue reclutada en una ciudad de Australia; la investigación futura podría incluir una muestra más diversa.

Referencia bibliográfica: Matthews, N., Mattingley, J. B., & Dux, P. E. (2022). Media-multitasking and cognitive control across the lifespan. Scientific Reports, 12(1), 4349. https://doi.org/10.1038/s41598-022-07777-1

Fuente: Psypost



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Jugar videojuegos podría incrementar la inteligencia de los niños

  • 05/07/2022
  • David Aparicio
turned on red and green nintendo switch

La narrativa dominante ha sido que los videojuegos son peligrosos para los niños, pero cada vez hay más estudios que demuestran lo contrario. Y un nuevo estudio de la revista Scientific Reports encontró que jugar videojuegos podría incrementar el cociente intelectual.

La investigación tomó los datos del tiempo de pantalla de 9.855 niños y niñas de Estados Unidos que tenían entre 9 y 10 años y encontró que, en promedio, los niños pasan 2.5 horas del día viendo televisión o videos en línea, 1 hora jugando videojuegos y media hora socializando via internet.

Los investigadores siguieron a 5000 niños durante dos años y encontraron que aquellos que pasaban más tiempo que el promedio (1 hora) jugando videojuegos tuvieron un incremento de 2.5 puntos del CI sobre el promedio. El puntaje del CI se basó en el desempeño de los niños en tareas de comprensión lectora, procesamiento visoespecial y en tareas enfocadas en la memoria, pensamiento flexible y autocontrol.

Aun así, es importante mencionar que los resultados de la asociación son pequeños y no son suficientes para declarar que haya una relación causal. Es un hallazgo notable, pero hay que tomar en cuenta otras variables asociadas como las características genéticas y socioeconómicas de los niños y niñas. Otro detalle a considerar es que la investigación no diferenció entre los tipos de videojuegos que usaban los niños y niñas.

Como conclusión: La investigación también contradice la creencia popular de que el tiempo de pantalla puede afectar las habilidades cognitivas y en realidad los videojuegos podrían ser uno de los factores que incrementarían la inteligencia.

Fuente: ScienceAlert

Referencia del estudio: Sauce, B., Liebherr, M., Judd, N. et al. The impact of digital media on children’s intelligence while controlling for genetic differences in cognition and socioeconomic background. Sci Rep 12, 7720 (2022). https://doi.org/10.1038/s41598-022-11341-2



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Los problemas de salud mental tienen un costo adicional sobre la función cognitiva

  • 25/04/2022
  • Equipo de Redacción

Todos los trastornos mentales tienen un costo oculto en forma de disfunción cognitiva. Este costo incluye déficits en la memoria, atención, funciones ejecutivas y velocidad de procesamiento, según los hallazgos de un metanálisis reciente (Abramovitch et al., 2021).

Los autores han denominado a este fenómeno, este precio cognitivo, como “El Factor C», una abreviatura de disfunción cognitiva; y puede ser definido como rendimiento más bajo en las pruebas cognitivas o reducción en las capacidades cognitivas como la atención y la memoria. Este análisis sugiere que se puede encontrar en todos los trastornos y que constituye una parte integral de una salud mental deteriorada (Eaton et al., 2015).

Qué metodología usaron

El equipo de investigación analizó datos de todos los metanálisis y revisiones sistemáticas existentes sobre la función cognitiva en todos los trastornos reconocidos por el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Se incluyeron 97 metanálisis que cubrían 29 trastornos. En general, el estudio incorporó datos de más de 200.000 personas.

Por qué es importante

La frecuencia de los trastornos mentales es creciente en el mundo entero, particularmente en adultos jóvenes y adolescentes. Incluso antes de la pandemia, 1 de cada 5 estadounidenses padecía un trastorno mental (Mental Health By the Numbers, s. f.).

El estudio más completo hasta la fecha que examina la prevalencia mundial de los trastornos mentales proyectó que el 55 % de los estadounidenses cumplirán los criterios de al menos un trastorno mental a lo largo de su vida (Kessler et al., 2007). En particular, ese estudio, que se realizó hace 15 años, examinó los trastornos diagnosticables. Pero, de hecho, la prevalencia de experiencia a lo largo de la vida de síntomas clínicamente significativos en la población general es mucho mayor. Por ejemplo, un estudio encontró que aunque solo alrededor del 20% de los estadounidenses cumplirán los criterios formales para el trastorno depresivo mayor en su vida, el 62% de los estadounidenses experimentarán síntomas significativos de depresión (Kessler & Bromet, 2013).

Los hallazgos del presente metanálisis demuestran que una salud mental más deficiente se asocia con al menos cierto grado de disfunción cognitiva, por lo que este tipo de deficiencia puede ser mucho más común de lo que se pensaba anteriormente.

Estos hallazgos son importantes porque algunos trastornos mentales pueden diagnosticarse erróneamente en función de la disfunción cognitiva. Por ejemplo, se debe esperar que un estudiante universitario que lucha contra el trastorno obsesivo-compulsivo tenga algunas dificultades en áreas como la concentración, la organización, el manejo del tiempo y la memoria. Sin embargo, en tal caso, estos desafíos cognitivos no provienen de condiciones como la dislexia o el trastorno por déficit de atención con hiperactividad, sino del TOC (Abramovitch et al., 2013). Esta posible confusión puede conducir a un diagnóstico erróneo.

De hecho, el TDAH, un trastorno caracterizado por déficits en las funciones ejecutivas, es uno de los trastornos más mal diagnosticados en todos los grupos de edad (Pre-Collegiate Global Health Review, 2021). Alrededor del 20% de los jóvenes diagnosticados con TDAH y que reciben medicamentos reciben un diagnóstico incorrecto (Elder, 2010). Además, existe evidencia de que los médicos prescriben con demasiada facilidad medicamentos estimulantes para los síntomas de falta de atención, incluso sin un diagnóstico completo o formal de TDAH (Epstein et al., 2014).

Por lo tanto, la falta de conocimiento sobre las disfunciones cognitivas asociadas con el TOC en el ejemplo anterior podría conducir a un tratamiento inadecuado. De hecho, la medicación estimulante puede aumentar la irritabilidad y la ansiedad y exacerbar la disfunción cognitiva en tales individuos (Stuckelman et al., 2017). Por lo tanto, es crucial que los profesionales de la salud mental obtengan una mejor comprensión del modo en que la salud mental y la disfunción cognitiva van de la mano, particularmente en el contexto de la mala interpretación de los síntomas cognitivos.

Lo que aún no sabemos

Del estudio surgen dos preguntas principales: primero, ¿por qué cualquier problema importante de salud mental tiene un costo en forma de disfunción cognitiva? Eso parece sorprendente dado que varios trastornos de salud mental difieren significativamente en términos de síntomas y tipo de intervenciones. 

En segundo lugar, ¿cuál es el mecanismo real que subyace a este fenómeno? Por ejemplo, si encontramos que el sufrimiento general es común a todos los trastornos mentales, ¿cuál es el mecanismo específico por el cual el sufrimiento dificulta el desempeño en las pruebas cognitivas? Se necesita más investigación para examinar estas preguntas.

Referencias bibliográficas:

  • Abramovitch, A., Dar, R., Mittelman, A., Schweigerd, A. Don’t judge a book by its cover: ADHD-like symptoms in obsessive compulsive disorder. (2013). Journal of obsessive-compulsive and related disorders, 2(1), 53-61. https://doi.org/10.1016/j.jocrd.2012.09.001
  • Abramovitch, A., Short, T., & Schweiger, A. (2021). The C Factor: Cognitive dysfunction as a transdiagnostic dimension in psychopathology. En Clinical Psychology Review (Vol. 86, p. 102007). https://doi.org/10.1016/j.cpr.2021.102007
  • Eaton, N. R., Rodriguez-Seijas, C., Carragher, N., & Krueger, R. F. (2015). Transdiagnostic factors of psychopathology and substance use disorders: a review. Social Psychiatry and Psychiatric Epidemiology, 50(2), 171-182. https://doi.org/10.1007/s00127-014-1001-2
  • Elder, T. E. The importance of relative standards in ADHD diagnoses: Evidence based on exact birth dates. (2010). Journal of health economics, 29(5), 641-656. https://doi.org/10.1016/j.jhealeco.2010.06.003
  • Epstein, J. N., Kelleher, K. J., Baum, R., Brinkman, W. B., Peugh, J., Gardner, W., Lichtenstein, P., & Langberg, J. (2014). Variability in ADHD care in community-based pediatrics. Pediatrics, 134(6), 1136-1143. https://doi.org/10.1542/peds.2014-1500
  • Kessler, R. C., Angermeyer, M., Anthony, J. C., DE Graaf, R., Demyttenaere, K., Gasquet, I., DE Girolamo, G., Gluzman, S., Gureje, O., Haro, J. M., Kawakami, N., Karam, A., Levinson, D., Me, M. M., Ma, O. B., Posada-Villa, J., Stein, D. J., Ch, A. T., Aguilar-Gaxiola, S., … Ustün, T. B. (2007). Lifetime prevalence and age-of-onset distributions of mental disorders in the World Health Organization’s World Mental Health Survey Initiative. World psychiatry: official journal of the World Psychiatric Association , 6(3). https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/18188442/
  • Kessler, R. C., & Bromet, E. J. (2013). The Epidemiology of Depression Across Cultures. En Annual Review of Public Health (Vol. 34, Número 1, pp. 119-138). https://doi.org/10.1146/annurev-publhealth-031912-114409
  • Mental Health By the Numbers. (s. f.). Recuperado 23 de abril de 2022, de https://www.nami.org/mhstats#
  • Pre-Collegiate Global Health Review. (2021, agosto 12). The Global Misdiagnosis of ADHD and the Devastating Long-Term Effects. PGHR. https://www.pghr.org/post/the-global-misdiagnosis-of-adhd-and-the-devastating-long-term-effects
  • Stuckelman, Z. D., Mulqueen, J. M., Ferracioli-Oda, E., Cohen, S. C., Coughlin, C. G., Leckman, J. F., & Bloch, M. H. (2017). Risk of Irritability With Psychostimulant Treatment in Children With ADHD: A Meta-Analysis. The Journal of Clinical Psychiatry, 78(6), e648-e655. https://doi.org/10.4088/JCP.15r10601

Fuente: The Conversation



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Aún en casos leves, COVID afecta las funciones mentales y el tamaño del cerebro

  • 30/03/2022
  • Maria Fernanda Alonso

Llevamos poco más de dos años conviviendo con la pandemia por COVID-19. En este tiempo, las investigaciones en personas con cuadros de COVID grave y severo informaron que las células inflamatorias del exterior del cerebro pueden ingresar al tejido cerebral y propagar la inflamación (Yang et al., 2021); puede haber cambios en los vasos sanguíneos (Kelsch et al., 2021); las células cerebrales pueden incluso tener cambios similares a los que se observan en las personas con la enfermedad de Alzheimer (Frigerio et al., 2019). 

Recientemente fue publicado un estudio que se enfocó en investigar los efectos de la COVID leve en el cerebro (es decir, una infección que no requiere hospitalización). Sus hallazgos pueden explicar algunos de los cambios cerebrales que contribuyen a la “COVID prolongada” (Douaud et al., 2022).

¿Qué es COVID prolongado?

Muchas personas que han tenido COVID reportan experimentar “niebla mental”, fatiga y problemas de concentración y memoria mucho después de que se resuelven los síntomas iniciales. Estos problemas son denominados «COVID prolongado», y pueden durar meses incluso después de una infección leve.

La COVID prolongada es muy común y puede afectar a más de la mitad de las personas que contraen la COVID, incluso si tienen un caso leve (Taquet et al., 2021).

Qué metodología usaron

Douaud y sus colegas recopilaron datos existentes en el Biobanco del Reino Unido, y analizaron las imágenes de resonancia magnética (IRM) del cerebro y las pruebas de las funciones cerebrales de 785 voluntarios que fueron evaluados antes de la pandemia. Luego compararon esto con los mismos datos recopilados tres años después, cuando aproximadamente la mitad de esos participantes había tenido una infección leve por COVID y la otra mitad no había contraído tal enfermedad. Esto permitió a los científicos determinar los efectos específicos de la infección leve por COVID en la estructura y función del cerebro.

Qué encontraron

El grupo que tuvo COVID leve un promedio de cinco meses antes presentó un adelgazamiento del tejido cerebral en varias regiones del cerebro, que van desde el 0,2% hasta alrededor del 2% en comparación con su exploración anterior a la COVID. Esto equivale a entre uno y seis años de envejecimiento cerebral normal (Grieve et al., 2005). Las regiones cerebrales afectadas incluyeron la circunvolución parahipocampal (un área relacionada con la memoria (Aminoff et al., 2013)) y la corteza orbitofrontal, que se encuentra en la parte frontal del cerebro y es importante para el olfato y el gusto (Rolls, 2002).

El grupo post-COVID también mostró una reducción en el tamaño general del cerebro entre sus resonancias magnéticas que no se observó en el grupo sin COVID, y tenía conexiones alteradas entre diferentes regiones del cerebro en la corteza olfativa, un área relacionada con el olfato.

Además, se desempeñaron peor en una prueba de atención y flexibilidad mental, un hallazgo que se asoció con reducciones de volumen dentro de una parte del cerebelo.

¿Qué pasó cuando compararon estos resultados con otras enfermedades?

Para mostrar que estos cambios eran específicos de COVID y no solo relacionados con tener una enfermedad respiratoria, los científicos también observaron a un grupo de personas que tenían neumonía. No vieron los mismos cambios, lo que confirma que están relacionados con COVID.

Las disminuciones en el volumen cerebral son comunes a muchas enfermedades y trastornos cerebrales asociados con la degeneración, y se han encontrado en personas con deterioro cognitivo leve (Bennett et al., 2019), enfermedad de Alzheimer (Zhu et al., 2020), depresión (Yu et al., 2018) y lesión cerebral traumática (Chen et al., 2008), entre otros.

Los problemas de memoria y atención también son frecuentes en las personas con estas enfermedades y trastornos, lo que indica que una infección leve por COVID puede acelerar la degeneración cerebral. Estos cambios podrían explicar los síntomas informados de COVID prolongado, como la niebla mental.

El estudio no analizó los mecanismos de la COVID leve en el cerebro. Sin embargo, los autores sugieren que esto podría deberse a la inflamación, la degeneración que se propaga a través de las vías cerebrales asociadas con el olfato o la privación sensorial debido a la pérdida del olfato.

Limitaciones del estudio

En primer lugar, los autores señalan que sus hallazgos no significan que todas las personas que han tenido infecciones leves de COVID tendrán estos mismos cambios cerebrales y degeneración cerebral a largo plazo. Hay varias cosas importantes que todavía no sabemos, como por ejemplo, si estos cambios cerebrales empeorarán con el tiempo o si volverán a los niveles normales o anteriores de funcionamiento. Más investigación durante mucho tiempo nos ayudaría a comprender la trayectoria de los cambios cerebrales.

Por otro lado, el estudio solo incluyó a personas de 51 a 81 años, por lo que no sabemos si estos hallazgos son relevantes para personas más jóvenes o niños. Los cambios cerebrales encontrados en el estudio fueron más pronunciados en los participantes mayores, por lo que podría ser que las personas mayores sean más susceptibles. Se necesita otro estudio para determinar si las mismas alteraciones cerebrales ocurrirían en personas más jóvenes, o si estos hallazgos son comunes solo en personas mayores.

Hubo algunas diferencias entre los grupos antes de COVID, con volúmenes más pequeños de áreas profundas del cerebro. Sin embargo, estos se encontraban en áreas cerebrales diferentes a las afectadas después de la COVID.

Los científicos también encontraron puntajes ligeramente reducidos para las funciones cerebrales de pensar y recordar en el grupo que pasó a tener COVID. Este estudio no excluyó específicamente a las personas con enfermedades cerebrales degenerativas, como las enfermedades de Alzheimer o Parkinson, pero los científicos no creen que esto pueda explicar los cambios que encontraron.

Finalmente, los investigadores resaltan que se desconocen los efectos de las diferentes variantes y la vacunación. Debido a la naturaleza del estudio, no se disponía de información sobre la cepa de COVID con la que se infectaron las personas. Por lo tanto, no es posible suponer que los hallazgos serían los mismos para las personas con la cepa Omicron, ahora más frecuente. Tampoco es posible determinar el efecto que la vacunación puede tener en la disminución de los cambios cerebrales. Dado el momento del estudio, es probable que la mayoría de las personas en el grupo post-COVID se hayan infectado en 2020, por lo que es posible que no hayan estado vacunadas.

Este estudio proporciona la primera información importante sobre los cambios cerebrales en personas con infección leve por COVID. Hasta que tengamos toda la información, debemos estar alerta pero no alarmados por los hallazgos emergentes.

Referencias bibliográficas:

  • Aminoff, E. M., Kveraga, K., & Bar, M. (2013). The role of the parahippocampal cortex in cognition. En Trends in Cognitive Sciences (Vol. 17, Número 8, pp. 379-390). https://doi.org/10.1016/j.tics.2013.06.009
  • Bennett, I. J., Stark, S. M., & Stark, C. E. L. (2019). Recognition Memory Dysfunction Relates to Hippocampal Subfield Volume: A Study of Cognitively Normal and Mildly Impaired Older Adults. The Journals of Gerontology. Series B, Psychological Sciences and Social Sciences, 74(7), 1132. https://doi.org/10.1093/geronb/gbx181
  • Chen, J.-K., Johnston, K. M., Petrides, M., & Ptito, A. (2008). Neural Substrates of Symptoms of Depression Following Concussion in Male Athletes With Persisting Postconcussion Symptoms. Archives of general psychiatry, 65(1), 81-89. https://doi.org/10.1001/archgenpsychiatry.2007.8
  • Douaud, G., Lee, S., Alfaro-Almagro, F., Arthofer, C., Wang, C., McCarthy, P., Lange, F., Andersson, J. L. R., Griffanti, L., Duff, E., Jbabdi, S., Taschler, B., Keating, P., Winkler, A. M., Collins, R., Matthews, P. M., Allen, N., Miller, K. L., Nichols, T. E., & Smith, S. M. (2022). SARS-CoV-2 is associated with changes in brain structure in UK Biobank. Nature. https://doi.org/10.1038/s41586-022-04569-5
  • Frigerio, C. S., Wolfs, L., Fattorelli, N., Thrupp, N., Voytyuk, I., Schmidt, I., Mancuso, R., Chen, W.-T., Woodbury, M. E., Srivastava, G., Möller, T., Hudry, E., Das, S., Saido, T., Karran, E., Hyman, B., Hugh Perry, V., Fiers, M., & De Strooper, B. (2019). The Major Risk Factors for Alzheimer’s Disease: Age, Sex, and Genes Modulate the Microglia Response to Aβ Plaques. En Cell Reports (Vol. 27, Número 4, pp. 1293-1306.e6). https://doi.org/10.1016/j.celrep.2019.03.099
  • Grieve, S. M., Clark, C. R., Williams, L. M., Peduto, A. J., & Gordon, E. (2005). Preservation of limbic and paralimbic structures in aging. Human Brain Mapping, 25(4), 391-401. https://doi.org/10.1002/hbm.20115
  • Kelsch, R. D., Silbergleit, R., & Krishnan, A. (2021). Neuroimaging in the First 6 Weeks of the COVID-19 Pandemic in an 8-Hospital Campus: Observations and Patterns in the Brain, Head and Neck, and Spine. En Journal of Computer Assisted Tomography (Vol. 45, Número 4, pp. 592-599). https://doi.org/10.1097/rct.0000000000001179
  • Rolls, E. T. (2002). The Functions of the Orbitofrontal Cortex. En Principles of Frontal Lobe Function (pp. 354-375). https://doi.org/10.1093/acprof:oso/9780195134971.003.0023
  • Taquet, M., Dercon, Q., Luciano, S., Geddes, J. R., Husain, M., & Harrison, P. J. (2021). Incidence, co-occurrence, and evolution of long-COVID features: A 6-month retrospective cohort study of 273,618 survivors of COVID-19. PLoS Medicine, 18(9), e1003773. https://doi.org/10.1371/journal.pmed.1003773
  • Yang, A. C., Kern, F., Losada, P. M., Agam, M. R., Maat, C. A., Schmartz, G. P., Fehlmann, T., Stein, J. A., Schaum, N., Lee, D. P., Calcuttawala, K., Vest, R. T., Berdnik, D., Lu, N., Hahn, O., Gate, D., McNerney, M. W., Channappa, D., Cobos, I., … Wyss-Coray, T. (2021). Dysregulation of brain and choroid plexus cell types in severe COVID-19. Nature, 595(7868), 565-571. https://doi.org/10.1038/s41586-021-03710-0
  • Yu, S., Shen, Z., Lai, R., Feng, F., Guo, B., Wang, Z., Yang, J., Hu, Y., & Gong, L. (2018). The Orbitofrontal Cortex Gray Matter Is Associated With the Interaction Between Insomnia and Depression. Frontiers in Psychiatry / Frontiers Research Foundation, 0. https://doi.org/10.3389/fpsyt.2018.00651
  • Zhu, L., Wang, Z., Du, Z., Qi, X., Shu, H., Liu, D., Su, F., Ye, Q., Liu, X., Zhou, Z., Tang, Y., Song, R., Wang, X., Lin, L., Li, S., Han, Y., Wang, L., & Zhang, Z. (2020). Impaired Parahippocampal Gyrus-Orbitofrontal Cortex Circuit Associated with Visuospatial Memory Deficit as a Potential Biomarker and Interventional Approach for Alzheimer Disease. Neuroscience bulletin, 36(8). https://doi.org/10.1007/s12264-020-00498-3

Fuente: The Conversation



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