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Mindfulness

34 Publicaciones
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  • Recursos para Profesionales de la Psicología
  • Salud Mental y Tratamientos

Dos ejercicios de respiración abdominal para trabajar con tus consultantes

  • 03/08/2021
  • David Aparicio

Prestar atención a la respiración y notar cómo cambia a cada instante es una de las habilidades más poderosas para desenredar las preocupaciones mentales y dirigir cada acción que hacemos con intencionalidad. Es el ancla a tierra que nos mantiene firmes en medio de la tormenta.

Jon Kabat-Zinn lo explica en su libro Vivir en plenitud las crisis, de la siguiente manera:

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  • Salud Mental y Tratamientos

7 principios de la práctica del mindfulness

  • 02/08/2021
  • David Aparicio

En su libro Vivir con plenitud las crisis, Jon Kabat-Zinn describe 7 principios o fundamentos para la práctica del mindfulness. Estos principios están incluidos de forma explicita o implícita en todos los programas de tratamiento basados en la atención plena, pero creo que es una buena oportunidad para recordarlos y abordarlos paso a paso con los consultantes antes de iniciar la práctica formal de mindfulness.

1. No enjuiciar

Los humanos tenemos la tendencia de categorizar y juzgar nuestra experiencia. Esta capacidad cognitiva es muy útil para ordenar el mundo y entenderlo, pero también nos encierra en reacciones automáticas que no permiten observar la realidad tal como es. Estos juicios bloquean nuestra perspectiva y nos impiden discernir lo que está ocurriendo en verdad y encontrar la paz interior. Por lo tanto, la práctica de mindfulness consiste en enfocar la atención en la experiencia, en el momento presente, sin quedarnos estancados en nuestras ideas, opiniones, gustos y aversiones.

Para practicar la habilidad de no enjuiciar lo único que debemos hacer es tomar conciencia de lo que ocurre. Sin luchar con los pensamientos ni los juicios. Solo notarlos y observarlos, sin reaccionar ni engancharte con ellos y dirigir la atención a la respiración.

2. Mente de principiante

Confiamos demasiado en nuestros pensamientos, juicios y creencias y no nos damos cuenta de que, muchas veces, nos impiden ver las cosas como son. Son como lentes de colores y al usarlos a diario perdemos la capacidad de ver la amplia variedad de colores y matices que están en nuestro entorno. Así mismo, damos por sentado que ya lo sabemos todo y perdemos la curiosidad por conocer y describir la realidad. Pero si pudiéramos ver la riqueza del momento presente podríamos cultivar la habilidad de la mente de principiante, es decir una mente dispuesta a verlo todo como si fuera la primera vez.

Por lo tanto, sea cual sea la técnica o ejercicio de mindfulness que estés practicando, recuerda hacerlo con una mente de principiante. De esta forma podrás permanecer receptivo a las nuevas posibilidades y no atrapado en la arrogancia de nuestra propia mente que cree saber más de lo que realmente sabe.

Podemos practicar la mente de principiante como si la vida cotidiana se tratara de un experimento. La próxima vez que estás conversando con alguien, pregúntate si estás viendo a esa persona tal como es o si estás viéndola través de tus propios, juicios, pensamientos y sentimientos. Intenta practicarlo con tus seres queridos, compañeros de trabajo y hasta con tus mascotas. Esfuérzate por observar el cielo, las estrellas, los arboles y el agua y hacerlo con una mente limpia y despejada.

3. No forzar

“La meditación es diferente de cualquier otra actividad humana. Aunque requiera mucho trabajo y energía de un determinado tipo, lo cierto es que no tiene tanto que ver con hacer como no hacer. Su único objetivo consiste en ser nosotros mismos.» Kabat-Zinn

A menudo las personas inician la práctica de mindfulness con el objetivo de relajarse, iluminarse, controlar su dolor o convertirse en una mejor persona. Pero estos objetivos socavan el cultivo de la atención plena porque intentan cambiar la experiencia del momento presente, cuando el mindfulness es simplemente prestar atención a cada una de las cosas que aparecen instante tras instante. No es necesario lograr algo espacial ni forzarte a lograr nada. Simplemente presta atención con mucha curiosidad a tu experiencia. 

4. Paciencia

“La paciencia es una forma de sabiduría. Demuestra que entendemos, y aceptamos que las cosas se despliegan a su ritmo.” Kabat-Zinn.

Practicar mindfulness no es fácil y muchas veces los consultantes se impacientan con el proceso porque esperan encontrar inmediatamente un efecto poderoso que los libre de las sensaciones de tensión, nervios o miedo. Es entendible. Están sufriendo y están buscando alivio a todo ese malestar.

Por eso es muy importante que los terapeutas que usan el mindfulness, se tomen el tiempo necesario para explorar sobre las expectativas de los consultantes y reforzar la idea de que al practicarlo debemos ser pacientes con nuestro cuerpo y con nuestra mente. Para lograrlo, es necesario que podamos darnos el espacio suficiente para tener cualquier sensación que estamos experimentando y tratar cada experiencia con la amabilidad y cuidado que tendríamos al tratar un objeto muy valioso.

Jon Kabat-Zinn lo expresa de esta manera:

La paciencia es una cualidad especialmente útil de invocar cuando nuestra mente está agitada. Puede ayudarnos a aceptar la tendencia de la mente a divagar y recordarnos que no tenemos que acompañarla en sus excursiones. La práctica de la paciencia nos recuerda que no es necesario llenar de actividades e ideas nuestros momentos para que, de ese modo, sean más ricos. De hecho, nos ayuda a recordar que lo cierto es exactamente lo contrario. Ser paciente consiste simplemente en permanecer completamente abiertos a cada momentos, aceptándolo en su plenitud y sabiendo que, como sucede con la mariposa, las cosas discurren en su propio ritmo.

5. Confianza

Algunas personas intentan copiar o venerar al terapeuta o entrenador de meditación y aceptan a ciegas sus palabras como verdades absolutas. Esta tendencia es contraria a la practica de mindfulness y por lo tanto se debe instar a las personas a que puedan desarrollar una confianza básica en sí mismas.

La práctica de mindfulness pasa por asumir responsabilidad de ser nosotros mismos y de aprender a escuchar nuestra ser y confiar en él. Cuanto más cultivemos esta confianza más sencillo resultará confiar en los demás y advertir su bondad básica.

6. Aceptación

La aceptación no es sinónimo de resignación pasiva, sino que es la decisión de ver las cosas tal como son. Es una actitud que nos prepara para el camino de actuar según nuestros valores en la vida, con independencia de lo que ocurra. Al aceptar nuestra realidad tenemos una idea clara de lo que está ocurriendo y así es más probable que sepamos lo que tenemos que hacer. De nada sirve malgastar nuestra energía y recursos al negar y luchar contra la realidad. Kabat-Zinn, lo explica así: “Cualquier posible cambio pasa por aceptarnos tal como somos. Y decidir hacerlo así es un acto inteligente y compasivo con uno mismo”.

Kabat-Zinn aborda la aceptación de la siguiente manera:

La práctica de la meditación consiste en el cultivo de la aceptación de lo que cada momento nos trae y de permanecer con ello tal cual es, sin superponer nuestras ideas de lo que “deberíamos” estar sintiendo, pensando o viendo. Muy al contrario, nos recuerda la necesidad de permanecer receptivos y abiertos a lo que estemos sintiendo, pensando o viendo, y aceptarlo por el simple hecho de que ahora está aquí. Si mantenemos nuestra atención centrada en el presente, podemos estar seguros de que, sea lo que fuere aquello a lo que en este momento estemos prestando atención, acabará cambiando, lo que nos proporcionará la oportunidad de ejercitar la aceptación independientemente de lo que pase en el instante siguiente. Es innecesario insistir en la sabiduría encerrada en el cultivo de la aceptación.

7. Soltar

Kabat-Zinn explica que cuando empezamos a prestar atención a nuestra experiencia interna, a menudo descubrimos la existencia de ciertos pensamientos, sentimientos y situaciones a los que la mente insiste en aferrarse. Si los pensamiento y sensaciones son agradables intentamos aferrarnos a ellos, pero si son dolorosos o desagradables intentamos protegernos y escapar rápidamente de ellos. Hay una buena metáfora en video que explica este principio y que puedes ver en Youtube.

Con la practica de mindfulness dejamos la tendencia a aferrarnos o rechazar algunos aspectos de nuestra experiencia y lo único que hacemos es observar nuestros pensamientos, emociones y sensaciones con intencionalidad. Si nos es difícil soltar algo porque tiene un fuerte poder sobre nuestra mente, podemos dirigir nuestra atención hacia lo que se siente aferrarse a ello. El hecho de estar dispuestos a ver el modo en que nos aferramos pone de relieve nuestros propios apegos independiente de cuales sean estos y sus efectos en nuestra vida.


Estos principios deben ser abordados con calma y muchos ejemplos, incluso es crucial que el terapeuta también pueda utilizar ciertos ejemplos propios para ayudar a que las personas entiendan que son procesos que todos los practicantes de mindfulness atraviesan y aprenden.

El libro Vivir con plenitud las crisis está disponible en Amazon, versión impresa y en versión digital (Kindle).

  • Salud Mental y Tratamientos

DNA – V: un modelo de flexibilidad psicológica

  • 29/07/2021
  • Gabriel Genise

Por Sebastían Ortiz y Gabriel Genise

Nos gustaría comenzar este artículo con una pregunta que tomamos del espectacular libro de Kelly Wilson Mindfulness for two (Wilson, 2008): y ustedes profesionales de la salud mental, ¿Cuánta realidad pueden tolerar?

Los seres humanos creamos etiquetas con muchas finalidades, una de ellas está al servicio de mantener cierta distancia y abstracción, ya que de esa manera nos resulta más sencillo tolerar el sufrimiento. ¿Cuántos pacientes encontramos día a día en nuestro consultorio sufriendo en silencio?

¿Cuánto de nuestro padecimiento está presente en esa sesión con ese paciente? ¿Podemos verdaderamente permitirnos sentarnos cerca de nuestros consultantes y realmente escuchar la esencia de ese sufrimiento?

Estas son solo algunas preguntas que permitimos hacernos reflexionar acerca del padecimiento humano. Si eres terapeuta ACT, seguramente hayas leído acerca de cómo concibe este modelo el sufrimiento por lo que te proponemos que si lo deseas, saltees los siguientes párrafos, aunque también estás invitado a leerlo si deseas refrescar algunas ideas.

Desde una perspectiva ACT el sufrimiento humano emerge predominantemente de procesos psicológicos normales, particularmente de aquellos que están relacionados con el lenguaje. De acuerdo con Hayes, Strosahl y Wilson (2012), la ubicuidad del sufrimiento en sí sugiere que se origina dentro de procesos que evolucionaron para promover la adaptabilidad de los organismos humanos. Esta observación es la idea central detrás del supuesto de normalidad destructiva. Este supuesto sostiene la idea que los procesos psicológicos humanos ordinarios e incluso útiles pueden conducir a resultados destructivos y disfuncionales, amplificando o exacerbando cualquier condición psicológica normal o anormal que pueda existir. El propio concepto de sufrimiento en la raza humana posee un origen social y ha ido transformando su significado a lo largo de los siglos ubicándose como contraposición al de bienestar. Como mencionan Wilson y Luciano Soriano (2002) Las relaciones genéricamente establecidas en nuestra sociedad potencian que sentirse bien se contrapone a sufrir, siendo lo primero contemplado como lo normal y, por derivación, el sufrimiento como lo anormal. En este sentido la “vida sin dolor” pasa a ser el objetivo prioritario de los seres humanos. De hecho no es raro encontrarnos en el consultorio con pacientes que ante la pregunta “¿qué espera usted de la terapia?” nos respondan “ser feliz, no sufrir más, quitarme este dolor de encima, etc.”

Cuando los eventos privados vividos negativamente llegan a actuar como barreras o causas que impiden al sujeto ser feliz y la persona lo único que sabe es luchar contra sí mismo, y esta pelea en lugar de eliminar lo que le “molesta” lo hace cada vez más presente, el resultado final es un contexto de sufrimiento por la limitación que este preceder evitativos engendra (Wilson y Luciano Soriano, 2002). La suposición de la normalidad saludable nos alienta a la evitación experiencial, otro proceso clave en el circuito del sufrimiento. Este concepto hace referencia a las consecuencias inmediatas de fusionarnos con instrucciones mentales que alientan la supresión, el control o la eliminación de experiencias estresantes. La fusión cognitiva y la evitación experiencial afectan a la posibilidad de prestar atención de forma flexible y voluntaria a lo que está sucediendo interna y externamente. Estos principios, orientados al cambio y control de los eventos privados para poder tener una vida feliz, no serían problemáticos si el comportamiento resultante, llevado a cabo de forma inflexible y repetidamente, no produjera limitaciones en la vida (Páez Blarrina y Montesinos Marín, 2020). Sin embargo, la necesidad de resolver el malestar, o la de obtener placer como condición para vivir, empujan a la persona a actuar de una forma que, en contra de lo esperado, no le deja vivir, ya que la paradoja de intentar evitar o eliminar las experiencias privadas indeseadas en general llevan a un aumento de la frecuencia e intensidad de esa experiencia que se está deseando suprimir (Wenzlaff y Wegner, 2000).

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DNA-V: Historia y Fundamentos

DNA-V es un modelo pragmático el cual busca poder entender el comportamiento humano, como así también poder darle solución a las dificultades de la vida ayudando a nuestros consultantes a tener mayor crecimiento y desarrollo, mediante la ciencia conductual contextual en donde se utilizan teorías y principios funcionales para analizar y modificar acciones incrustadas en el contexto histórico y situacionales (Hayes y Ciarrochi, 2015).

Parte de los principios que sostienen de manera activa el modelo son los siguientes:

Teoría de la evolución

Busca dar explicación al desarrollo de la especie, sin embargo en los trabajos realizados por Hayes, Barnes-Holmes y Wilson en el año 2013 se dan cuenta de que pueden darle explicación al desarrollo de todas las especies de cualquier origen. Esto se basa en tres principios: variación, selección por consecuencia y retención. Mediante estos tres principios podemos comprender cómo ciertos comportamientos en nuestro medio social pueden ser reforzados o castigados y es así como nosotros como seres humanos comenzamos a repetir conductas que nos han funcionado en el pasado. El repertorio de una persona puede ser más o menos amplio, estar compuesto por una mayor o menor cantidad de conductas en una situación. A esto se lo denomina variabilidad del repertorio conductual y constituye una dimensión importante al momento de comprender la conducta. Esta variabilidad se va modificando a lo largo de la vida producto de los procesos de aprendizaje: aparecen nuevos comportamientos, se extinguen otros (Maero, 2018). El segundo término que explicamos aquí es la selección. Las consecuencias del ambiente actúan sobre el repertorio de conducta por lo cual algunas conductas se encuentran con mejores consecuencias que otras y por último la retención hace referencia a aquellas conductas que han sido reforzadas y se incorporan al repertorio de conductas del organismo (Maero, 2015).

Veamos un pequeño ejemplo: una adolescente llamada Jessica se cambia de escuela, en esta nueva escuela juega a X en el recreo, pero en su antigua escuela jugaban a Y, ahora Jessica comienza a jugar X (variación) y los compañeros comienzan a acercarse más y a tener mayor aprobación hacia ella (selección). Con el paso del tiempo Jessica comienza a ir aprendiendo los juegos de moda en su nueva escuela (retención) comenzando a ser más aceptada y aumentando así de manera significativa su aceptación social. Al poder ver el éxito que ha tenido comienza a transmitirle esto mismo a las nuevas personas que van llegando a la escuela (transmisión conductual y transmisión verbal) por lo cual la información se va pasando de generación en generación (retención).

Contextualismo funcional

La filosofía del contextualismo funcional se rige por ABA, RFT y ACT. Desde una perspectiva contextualista funcional, predecir e influir en el comportamiento es de importancia clave y es el objetivo del análisis y la terapia del comportamiento. Los contextualistas funcionales consideran el «comportamiento» como un acto en contexto en lugar de dividirlo en unidades. En este sentido, la «conducta» incluye la conducta motora manifiesta, como hablar o caminar, así como la conducta privada, que se refiere a eventos psicológicos.

Si bien algunas terapias intentan alterar el comportamiento de un cliente cambiando otro de sus comportamientos, como tratar de cambiar sus emociones modificando sus cogniciones a través de la disputa o el argumento racional, esto no tiene sentido desde una perspectiva contextualista. Desde esta postura, los eventos psicológicos no son intrínsecamente «malos» o problemáticos: lo problemático es el contexto en el que ocurren. Lo importante aquí es comprender la función de un comportamiento dentro de su contexto general, incluidos los factores interpersonales, intrapersonales, históricos de aprendizaje y situacionales.

Una segunda característica importante del contextualismo funcional es el énfasis en un criterio pragmático de verdad. En lugar de pedir a los clientes que cuestionen la «verdad» de sus cogniciones, el criterio de verdad para los contextualistas es la viabilidad del comportamiento del cliente. Un comportamiento es viable o verdadero si lleva a los clientes en una dirección que les importa.

El objetivo de ACT es predecir e influir en el comportamiento, para que nuestros clientes puedan responder al mundo, a medida que se desarrolla en un momento determinado, con mayor flexibilidad en lugar de formas rígidas, repetitivas y problemáticas. En lugar de sugerir que los clientes cambien sus pensamientos y sentimientos, les ayudamos a cambiar el contexto en el que ocurren sus pensamientos y sentimientos y a examinar la función de su comportamiento (Turrell & Bell, 2016).

Principios del comportamiento operante

Los principios operantes son herramientas analíticas que se utilizan para estudiar el comportamiento de humanos y animales. Los principios operantes pueden considerarse como los mecanismos que facilitan los principios evolutivos, que mencionamos anteriormente, de variación, selección y retención. Según la teoría operante, las conductas que se refuerzan se repiten y se fortalecen (se seleccionan y se retienen), mientras que las conductas que se castigan no se repiten y se debilitan (nota seleccionada). Los principios operantes son esenciales para comprender cómo podemos moldear nuevos comportamientos (Ramnero & Torneke, 2008). No vamos a meternos en profundidad en esta temática ya que nos alejaríamos considerablemente del tema a tratar.

Cuando pensamos el comportamiento del cliente en ACT, examinamos la función del comportamiento dentro del contexto único de ese cliente. Un análisis funcional típico considera los antecedentes de la conducta (factores ambientales, estados físicos como hambre o fatiga, experiencias privadas como pensamientos y sentimientos, etc.); la conducta en sí (lo que estamos analizando desde una perspectiva funcional) y las consecuencias de la conducta (el efecto de la conducta), todas las cuales pueden denotarse como «ABC» (Turrell & Bell, 2016).

Teoría de los marcos relacionales

La teoría de los marcos relacionales es una teoría conductual del lenguaje y del pensamiento simbólico sobre la cual ACT ha sido fundada. Naturalmente no podemos ni pretendemos explayarnos en este punto, ya que excede por sobremanera el propósito de este artículo, para poder profundizar sobre este modelo recomendamos leer Hayes et al. (2001).

La teoría de los marcos relacionales (en adelante RFT por sus siglas en inglés) reorientó el análisis de la conducta verbal de Skinner (1957) siguiendo las implicaciones de centrarse en la conducta del oyente en una interacción verbal.

Al intentar caracterizar la comprensión del oyente de las declaraciones verbales, estaba claro que el control directo de los estímulos no era suficiente. Es decir, no fue posible proporcionar una historia de respuestas reforzadas en presencia de cada palabra en el período de tiempo en que se adquiere el lenguaje. Especialmente cuando se considera la variedad de respuestas ocasionadas por una sola palabra (por ejemplo, pecho) en muchos contextos en los que puede presentarse (por ejemplo, pecho materno, dolor de pecho). Hayes y sus colegas sugirieron que la comprensión de un oyente requería respuestas relacionales derivadas, respuestas predecibles no entrenadas que ocurren debido a relaciones entre estímulos conocidos y nuevos regulados por señales contextuales arbitrarias, y que estas respuestas, a su vez, alteran fundamentalmente las ideas de comportamiento sobre las propiedades centrales de las acciones verbales de los hablantes (Cassidy et al., 2010).

RFT ha agregado nuevos principios de comportamiento verbal tales como: respuesta relacional aplicable arbitrariamente, vinculación combinatoria y mutua y transformación de la función de estímulo. Estos principios explican cómo el comportamiento verbal transforma nuestras respuestas a las emociones, a nuestro sentido del yo y a los estímulos del mundo físico (Hayes & Ciarrochi, 2015).

DNA-V y la flexibilidad psicológica

El modelo DNA-V describe tres clases funcionales de comportamiento, a las que se hace referencia con los nombres metafóricos de descubridor, observador y consejero. Los tres existen al servicio de los valores. El comportamiento del DNA está influenciado por el contexto, que incluye factores en el entorno inmediato e histórico que influyen en nuestro nivel de habilidades de DNA, nuestra visión de nosotros mismos y nuestra visión de los demás en nuestro mundo social. En esencia, todas las intervenciones están orientadas a crear contextos que promuevan las habilidades del DNA para construir comportamientos valiosos.

El objetivo final de usar las habilidades enseñadas en este modelo es desarrollar la flexibilidad psicológica o, para usar un término con el que los jóvenes pueden relacionarse más fácilmente, la fuerza flexible. En el adulto, la flexibilidad psicológica se ha descrito como «la capacidad de contactar con el momento presente más plenamente como un ser humano consciente, y de cambiar o persistir en el comportamiento cuando hacerlo sirve a fines valiosos”. Para los jóvenes, modificamos esta definición de la siguiente manera: La flexibilidad en los jóvenes es la capacidad de utilizar las habilidades del DNA de una manera que promueva el crecimiento y genera vitalidad y acción valiosa. La definición difiere en algunos aspectos importantes en relación con la definición de adulto. Primero enfatizamos las habilidades de DNA necesarias para crecer. Los autores no asumen que los jóvenes tienen valores establecidos como podría ser el caso de los adultos; más bien, estos están en una etapa de aprendizaje sobre pensamientos y sentimientos y lo que significa ser un ser humano. También necesitan probar nuevos comportamientos y explorar si esos comportamientos conducen a fines valiosos. Una de las formas más eficientes en que los seres humanos aprenden es probando cosas, por lo que los jóvenes deben probar muchas cosas nuevas, y eso puede incluir asumir riesgos, probarse nuevos yoes y probar los límites establecidos por los adultos (Hayes & Ciarrochi, 2015).

En el próximo apartado realizaremos una breve descripción de cada una de las clases funcionales propuestas por el modelo.

Una vida basada en valores y vitalidad

Los valores nos dan un sentido de dirección en la vida, un sentido de quién queremos ser y lo que es importante para nosotros. Ayudar a los pacientes a identificar sus valores será de una vital importancia en el proceso terapéutico (Turrell & Bell, 2016). Desde una perspectiva ACT podríamos decir que los valores son consecuencias libremente elegidas, construidas verbalmente de patrones de actividad en curso, dinámicos y en evolución, que establecen reforzadores predominantes para esa actividad que son intrínsecos en la participación en el patrón de comportamiento valorado en sí, o dicho de una manera más sencilla: los valores con direcciones de vida verbalmente construidos, globales, deseados y elegidos (LeJeune & Luoma, 2019).

El propósito del DNA – V es ayudar a los jóvenes a desarrollar valores y vivir con vitalidad. El descubridor, el observador y el consejero proveen los medios para comprometer al joven en acciones valiosas. Por tal motivo es que los valores se encuentran en el centro del modelo. Según Hayes y Ciarrochi (2015) los valores a menudo provienen de responder preguntas que se reducen a ¿Para qué?. Los autores refieren que cuando la vida es consistente con nuestros valores, tendemos a tener más vitalidad, la cual puede ser definida como la capacidad para vivir, crecer y desarrollarnos.

El consejero

El término consejero o asesor (o advisor en inglés) es una metáfora para describir cómo los humanos utilizamos el lenguaje y la cognición para otorgar sentido al mundo sin tener la necesidad directa de contactar físicamente o experimentar con cosas. Podría describirse como nuestra voz interior con la que conversamos para dar sentido al pasado, a las creencias, a la forma en que nos evaluamos a nosotros mismos y predecimos el futuro (Hayes & Ciarrochi, 2015).

El observador

El observador (o noticer en inglés) es un proceso poderoso que nos permite contactar con nuestras emociones, nuestro cuerpo y reconocer las señales físicas que vienen del mundo que nos rodea. Todos los seres humanos comenzamos nuestra vida con la habilidad de ser observadores. Durante la infancia, el mundo es lo que vemos, escuchamos, tocamos, sentimos y olemos. Sin embargo, una vez que comenzamos a introducirnos en el mundo del lenguaje y comenzamos a pensar simbólicamente, podemos fácilmente perder contacto con nuestra habilidad para notar y experimentar el mundo en un plano físico. Esta habilidad posee al menos cuatro funciones importantes. En primer lugar, el observador sintoniza con el cuerpo, el observador es adepto a reconocer las claves físicas que reflejan emociones fuertes, eventos estresantes, alegría, dolor, peligro, etc. En segundo lugar, el observador está pendiente de las acciones de las personas. Sin esta habilidad, no podríamos conocer cómo nuestras acciones afectan a otros. En tercer lugar, el observador sintoniza con el mundo exterior y lo que tiene para ofrecernos. Finalmente, el observador nos ayuda a tomar una pausa mindful y observar nuestra experiencia ante lo desconocido

El descubridor

El descubridor representa los comportamientos que están relacionados con explorar y testear el mundo. Si adoptamos una mirada evolutiva, vemos que los niños en sus estadios iniciales son descubridores por naturaleza. Ellos tienen la tendencia a explorar y descubrir el mundo.

Utilizamos al descubridor para poder ampliar nuestro repertorio comportamental, intentar nuevas cosas y evaluar cómo funcionan, descubrir y crear valores y construir fortalezas. Descubrir por naturaleza trae aparejado emociones difíciles. Necesitamos de las otras habilidades como por ejemplo al observador para poder estar disponibles, observar y permitirnos experienciar esas emociones al servicio de construir una mejor vida. Descubrir también puede traer aparejado al consejero, generando preocupaciones y dándonos razones por las cuales no deberíamos tomar riesgos e intentar nuevas cosas. Tendríamos que lograr acompañar a nuestros consultantes en que puedan escuchar a sus consejeros mientras que pueden poner en práctica las habilidades para “desengancharse” de él e intentar nuevas cosas en función a sus valores.

Como se puede apreciar al comenzar a trabajar con el descubridor, terminamos trabajando con todas las habilidades DNA – V.

La mirada de uno mismo y la mirada social

Si prestamos atención al anillo del modelo en su parte exterior (ver imagen 1) podrán observar los anillos que representan la mirada de uno mismo y la mirada social.

Por un lado, la mirada de uno mismo comprende la habilidad de verse a uno mismo en diferentes contextos: contigo el observador, aquí, observándote a ti mismo, el acto allí. Hayes y Chiarrochi (2015) dan como ejemplo la autocompasión la cual requiere la habilidad de verte a ti mismo en el momento presente sufriendo en el pasado; y podría resultar aún más esperanzador si pudieras verte a ti mismo, en el pasado, habiendo cambiado y crecido, o proyectarte cambiando en el futuro. Otra forma que mencionan los autores de toma de perspectiva es la posibilidad de poder observar que lo que crees ahora, no es lo mismo de lo que creías en el pasado (o sí) lo cual habilita la posibilidad de observar que las creencias no siempre son importantes.

Por otro lado, la mirada social se enfoca en las habilidades de toma de perspectiva que van más allá de uno mismo, sino que se enfoca en las relaciones y en los grupos sociales.

El modelo se enfoca en poder afianzar las habilidades sociales cercanas para luego poder ir ampliando la mirada y los grupos de relación.

Modelo DNA-V

Conclusión

Utilizamos el modelo DNA – V como una metáfora para describir comportamientos que todos los jóvenes poseen. Las habilidades DNA no existen en un vacío, el proceso necesita de cierto contexto para poder expresarse. Algunos contextos favorecen la expresión de las habilidades DNA, por ejemplo: progenitores que están presentes en la vida de los jóvenes y que los ayudan en sus adversidades, versus padres invalidantes que alimentan las estrategias evitativas de las emociones difíciles que el joven puede experimentar.

Las habilidades DNA pueden trabajar todas juntas con la finalidad de producir comportamientos efectivos (Hayes & Ciarrochi, 2015).

Referencias

  • Cassidy, S., Roche, B., & O´Hora, D. (2010). Relational Frame Theory and Human Intelligence. EUROPEAN JOURNAL OF BEHAVIOR ANALYSIS, 11(1), 37 – 51. http://mural.maynoothuniversity.ie/10642/1/BR-Relational-2010.pdf
  • Hayes, L. L., & Ciarrochi, J. (2015). The Thriving Adolescent. Using Acceptance and Commitment Therapy and Positive Psychology to help teens manage emotions, achieve goals, and build connection. Context Press.
  • Hayes, S. C., Barnes – Holmes, D., & Roche, B. (2001). Relational Frame Theory: A postSkinnerian account of human language and cognition. NY: Plenum.
  • LeJeune, J., & Luoma, J. B. (2019). Values in Therapy. Context Press.
  • Maero, F. (2015, 3 6). La psicoterapia como aplicación de los principios evolutivos. Grupo ACT. Retrieved 06 14, 2021, from https://grupoact.com.ar/la-psicoterapia-como-aplicacion-de-los-principios-evolutivos/
  • Maero, F. (2018, 11 23). Flores, abejas, evolución y psicopatología. Grupo ACT. Retrieved 06 14, 2021, from https://grupoact.com.ar/flores-abejas-evolucion-y-psicopatologia/
  • Ramnero, J., & Torneke, N. (2008). The ABC’s of human behavior. Behavioral principles for the practicing clinician. New Harbinger Publications.
  • Skinner, B. F. (1957). Verbal Behavior. New York: Appleton – Century – Crofts.
  • Turrell, S. L., & Bell, M. (2016). ACT for Adolescents. Context Press.
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

La atención plena, según Marsha Linehan

  • 28/07/2021
  • David Aparicio

Marsha Linehan, desarrolladora de la terapia dialéctica conductual (DBT), define la atención plena tanto en un contexto psicológico como espiritual.

Puedes activar la traducción automática de subtítulos.

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  • Recursos para Profesionales de la Psicología

Ejercicio de centramiento: una herramienta para preparar a los consultantes para el trabajo terapéutico

  • 30/03/2021
  • David Aparicio

A menudo los terapeutas iniciamos la sesión con preguntas del tipo ¿cómo te fue esta semana?” o “¿cómo sigues?” Pero son preguntas poco útiles para preparar al consultante y enfocar su atención al proceso de terapia. Una alternativa más útil es empezar la sesión con un ejercicio de centramiento (ejercicios de atención plena) que preparan a los consultantes a estar atentos al momento presente, notar sus sensaciones y observar sus pensamientos.

Hay muchos ejercicios de centramiento, pero hoy quiero compartir uno descrito en el libro de Eifert y Forsyth que me gusta mucho porque está bien estructurado, sirve de guía para cualquier terapeuta y añade el contacto del consultante con sus valores. El ejercicio no te tomará mucho tiempo de la sesión y podrás notar cómo favorece la participación, compromiso y atención de tu consultante.

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  • Análisis

Aportes de las terapias de tercera generación a la orientación a padres de niños con conductas disruptivas

  • 11/03/2021
  • Javier Mandil

Entre tantas, hay dos tipos de justificaciones para que las llamadas terapias de tercera generación hayan acrecentado su diseminación en los últimos años, incluso en áreas especializadas como la clínica infantojuvenil: las buenas razones y las excelentes razones.

Las buenas razones están dadas por la notable circunstancia de que, aun ante la relativa juventud de estos enfoques se haya recopilado evidencia suficientemente competitiva para que numerosos profesionales elijan estos abordajes de acuerdo a las características que contextualizan los motivos de consulta, la idiosincrasia de sus consultantes y sus propias preferencias.

Las excelentes razones están dadas por su promisoria implementación, ya sea en manera aislada o combinada con otros enfoques para el tratamiento de problemáticas insuficientemente abordadas y/o en relación a las cuales los modelos tradicionales han presentado dificultades (Levin, Krafft y Twohig, 2020).

Dado el impacto de las conductas disruptivas de los niños para los propios consultantes, sus familias y los entornos educativos, en este artículo nos vamos a enfocar en las excelentes razones para la implementación de enfoques derivados de diferentes modelos contextuales y de tercera generación, en manera complementaria a la orientación a padres de niños de 6 a 12 años que presentan conductas disruptivas.

A pesar de la eficacia ampliamente corroborada de los programas de orientación a padres basados en la psicoeducación y en las técnicas de modificación comportamental, sabido es que no todas las familias parecen beneficiarse de estos abordajes al presentar ciertas complejidades (por ejemplo la presencia de psicopatología parental, o de conflicto crónico familiar y demás vulnerabilidades en los entornos de referencia) y que en numerosos casos se registran dificultades para la generalización y la manutención de las mejorías logradas en los tratamientos (Ollendick y King, 2012). Estas últimas circunstancias suelen deberse a que frecuentemente las familias atraviesan periodos de crisis, reorganizaciones y modificaciones en las prioridades que dificultan la puesta en práctica de las competencias efectivas. En este sentido, lidiar con las vulnerabilidades propias y con el impacto de configuraciones contextuales complejas, que parecen habituales en épocas contemporáneas, parecen ser los desafíos adicionales que enfrentan los padres para el abordaje de las conductas disruptivas que afectan a sus hijos (Whittingham y Coyne, 2019).

Ya desde las más tempranas revisiones, desarrolladas entre otros por Hayes y Greco (2008), los especialistas han definido a los abordajes de tercera generación en la clínica infantojuvenil especialmente en relación con dos características: la promoción por parte de los grupos familiares de la aceptación y de la toma de perspectiva en relación a las experiencias psicológicas dolorosas.

Tomando en cuenta que, ya sea por el propio impacto de los problemas de conducta graves y/o crónicos y/o por las vulnerabilidades psicológicas personales y/o propias de las redes de apoyo, las figuras parentales podrían enfrentar barreras cognitivas y emocionales para la incorporación de competencias orientadas a la crianza efectiva, es lógico que los componentes aditivos aportados por enfoques como el mindful parenting, ACT y DBT estén mostrando resultados prometedores (Coyne et al., 2011; Whittingham y Coyne, 2019). En sintonía con estas perspectivas, procederemos a hacer una breve revisión de algunas de sus principales contribuciones a continuación.

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Mindful parenting: Hacia una parentalidad consciente

El mindfulness es la adaptación occidental, aplicada a la psicoterapia, la promoción y la prevención en salud mental, de prácticas derivadas de la meditación vipassana y otras tradiciones budistas. Consiste en una forma particular de orientar la atención, en manera abierta, prescindiendo de juicios y de valoraciones a la experiencia presente. La misma implica a los fenómenos del entorno así como a los eventos psicológicos, incluyendo los pensamientos, emociones y sensaciones dolorosas que adquieren un valor informativo respecto a la relación de la persona con su experiencia integral en contexto (Kabat-Zinn, 1991).

De acuerdo a Bishop et al. (2004), el mindfulness puede definirse a partir de un modelo de dos componentes que involucra:

  1. La auto regulación de la atención, descripta como el contacto con el momento presente, percibiendo en manera consciente a los eventos psicológicos y a nuestro entorno inmediato.
  2. Una orientación particular hacia la experiencia presente, advirtiendo lo que pensamos y sentimos sin intentar cambiarlo, sino simplemente observándolo con curiosidad y aceptación.

La base conceptual para la utilización de estas prácticas es que nuestra tendencia a involucrarnos en manera automática en múltiples tareas y procesos de resolución de problemas, suele llevarnos inadvertidamente a la valoración y comparación de los eventos con la experiencia pasada o al desarrollo de múltiples escenarios posibles en relación al futuro. En este sentido, la propensión a la rumia y a la preocupación incrementa el impacto psicofísico del estrés y afecta nuestro desempeño interpersonal en diferentes situaciones.

Una de las implementaciones más tempranas del mindfulness en el ámbito de la salud mental ha sido la parentalidad consciente o mindful parenting, que consiste en la práctica de la atención consciente por parte de las figuras parentales en la crianza. De acuerdo a Kabat-Zinn y Kabat-Zinn (1998), la parentalidad consciente tiene efectos beneficiosos para los niños y sus cuidadores en situaciones diversas. La exposición a situaciones estresantes cotidianas, crisis familiares y sociales y/o al impacto de problemas psicológicos crónicos suele incrementar el estrés, la auto y heterocrítica y la desregulación emocional en los padres, dificultando su contacto con la experiencia presente, la adopción de la perspectiva de los niños y el ejercicio efectivo de las competencias parentales.

En contrapartida, considerable evidencia sugiere que el mindfulness puede asistir a las figuras parentales en la elección de prioridades, la focalización en el momento presente, en un incremento del “darse cuenta” de su participación en las interacciones con sus hijos, en el desarrollo de la empatía y en el incremento de la presencia emocional en la vida familiar (Fuller y Fitter, 2020).

Por estos motivos se han investigado los efectos positivos de adaptaciones de programas de entrenamiento en atención plena, implementados junto a las figuras parentales de niños con desordenes psicológicos y discapacidades (Singh et al., 2006) y particularmente en manera combinada con protocolos de orientación a padres para el manejo de la conducta oposicionista (Whaller, Rowinsky y Williams, 2008).

Los programas de orientación a padres para el manejo de las conductas disruptivas en niños, acreditan diferentes versiones con solido soporte empírico. Sus componentes esenciales incluyen el brindar información a los padres sobre las dificultades enfrentadas por los hijos, sobre el desarrollo de un vínculo de apego saludable, sobre la implementación de la atención positiva y el manejo de las consecuencias conductuales (Ollendick y King, 2012).

Algunas prácticas típicas de atención plena, posibles de ser integradas a los programas de gestión comportamental, podrían incluir redirigir la atención hacia situaciones neutrales en el presente, el llamado mindful S.T.O.P. —acrónimo ingles de “parar, respirar, observar que ocurre con relación a la experiencia presente y luego actuar con consciencia plena”–(Phang, Keng y Chiang, 2014), así como el “surfear las urgencias”. En este marco, el término “urgencia” se utiliza para identificar las sensaciones asociadas a los actos impulsivos, cuya observación atenta incrementa la capacidad de las figuras parentales para decidir en manera consciente diversos cursos de acción constructivos ante los conflictos y las crisis (Singh et al., 2019; Fuller y Fitter, 2020).

De acuerdo a investigadores en el área, si al entrenamiento en habilidades para la crianza se le adicionan los efectos beneficiosos del mindfulness orientados a la transformación de la relación de las figuras parentales con sus experiencias psicológicas y con el entorno, es razonable que diversos estudios muestren resultados superiores a los tratamientos tradicionales, tanto referentes a mejorías en los repertorios conductuales de los niños como en indicadores relativos a la salud mental y a la calidad de vida de sus cuidadores (Blackledge y Hayes, 2006; Fuller y Fitter, 2020).

ACT y el desarrollo de la flexibilidad psicológica y vincular

La terapia de aceptación y compromiso (ACT), define al sufrimiento psicológico como una paradoja intrínseca al ser humano: Dada nuestra capacidad de utilizar al lenguaje para el desarrollo de categorías, clasificaciones, formas de organización y de predicción, tendemos a fusionarnos con los juicios y valoraciones que adjudicamos a la experiencia. Así mismo, dado que en nuestra particular relación con los eventos privados, solemos tratar a los pensamientos, emociones y sensaciones dolorosas como problemas a resolver, tendemos a intentar evitarlos, prolongando e intensificando a mediano plazo el sufrimiento (Hayes, Strosahl y Wilson, 1999).

En coherencia con estas perspectivas, ACT focaliza el abordaje de los motivos de consulta con relación a procesos transdiagnósticos centrales involucrados en el sufrimiento psicológico. En este sentido, Coyne et al. (2011) explican que, en los problemas relacionados con conductas disruptivas poco respondedores a los tratamientos tradicionales, es posible observar una tendencia a la fusión cognitiva por parte de las figuras parentales con las experiencias psicológicas dolorosas evocadas por las situaciones conflictivas (como por ejemplo las autocríticas, sobre exigencias, juicios y valoraciones de la identidad del niño) y la recurrencia de repertorios de acciones orientados por la evitación experiencial. Entre estos últimos, es frecuente observar en la clínica un abanico diverso de reacciones, que abarcan la inconsistencia en la implementación de las habilidades de crianza, el distanciamiento físico y/o psicológico respecto al niño, la multiplicación de repertorios destructivos asociados al enojo secundario, entre otras.

Por estos motivos podemos ubicar, en desarrollos como los de Coyne y Murrell (2009), Backen Jones et al. (2016) y Whittingham y Coyne (2019), ciertos principios nodales basados en la Terapia de Aceptación y Compromiso, que operan sobre estos procesos en manera combinada con los programas de orientación a padres:

  • Procedimientos basados en la integración de la teoría del apego y la teoría del aprendizaje: Aunque por razones históricas de filiación escolástica y poca comunicación entre paradigmas, la teoría del apego y la teoría del aprendizaje han ofrecido propuestas aparentemente contradictorias acerca del desarrollo evolutivo y respecto a las recomendaciones para el abordaje de las conductas disruptivas, hoy suelen reconsiderarse sus aportes en manera interactiva. Desde esta perspectiva, se conceptualiza al apego como un vínculo promotor del desarrollo socio-emocional organizado a partir de un sistema de intercambio de señales entre niños y cuidadores, que tiende a estabilizarse a partir de aprendizajes sucesivos. Esto tiene consecuencias de importancia para la clínica: el enriquecimiento de los vínculos que promueven la conexión filial a la vez que la exploración graduada, posibilita el desarrollo de la perspectiva interpersonal, la regulación de las emociones y la ejercitación de repertorios parentales sensibles y efectivos; por ejemplo, el retiro de reforzadores orientado a favorecer la extinción de las conductas problemáticas, llevado a cabo en manera compasiva por parte de los cuidadores, así como la sintonía y la atención plena al reforzar los repertorios constructivos.
  • Desarrollo interactivo de competencias psicológicas y vínculos flexibles:La base conceptual de estos aportes, sustentada en el contextualismo funcional y en la teoría del apego, favorece la descripción de correlaciones fluidas entre el desarrollo de la flexibilidad psicológica parental, la sensibilidad y sintonía en el vínculo filial y la progresiva promoción de la flexibilidad psicológica en los niños. Vale decir, al conceptualizar desde ACT a la interacción entre padres e hijos, podemos entender a la flexibilidad psicológica como una propiedad emergente del contexto familiar.

Con este criterio es posible considerar que, al desarrollar esa apertura curiosa a las experiencias privadas dolorosas que es la aceptación por parte de los padres, aumentan las probabilidades de que se favorezca a su vez la aceptación de las experiencias dolorosas interpersonales y del niño en sí mismo. Una vez más, será de suma importancia señalar en este contexto que aceptación no significa sumisión, pasividad ni resignación. Consiste en cambio en la toma de contacto abierta con las experiencias, como paso previo para el accionar consciente y comprometido.

Así mismo, al promover defusión se flexibiliza la relación de los padres con sus pensamientos, emociones y sensaciones dolorosas, reduciendo el impacto de las mismas sobre el ejercicio de las competencias parentales, favoreciendo de esta forma el seguimiento flexible de las reglas lingüísticas y el desarrollo de la sensibilidad contextual por parte de los niños.

En coincidencia con las propuestas de la teoría del apego, el contacto con el presente por parte de las figuras parentales, favorece la sensibilidad al repertorio de señales intercambiado en el vínculo, la regulación de la emoción expresada en el entorno familiar, así como el progresivo desarrollo de habilidades de autorregulación por parte del niño.

Finalmente, el desarrollo del yo contexto, al promover un sentido de identidad como contexto estable de observación y participación, da lugar al ejercicio de perspectivas flexibles sobre los participantes, la diada y el vínculo filial. La capacidad de los padres para ponerse en el lugar de los hijos, a su vez incide en la regulación de las emociones y en el desarrollo progresivo de la perspectiva interpersonal por parte de los jóvenes.

  • Desarrollo de competencias parentales orientadas por valores:Es usual en los casos crónicos que las sucesivas crisis y altibajos dificulten una toma de contacto temprana por parte de los padres con situaciones reforzantes a raíz del proceso terapéutico. Más aún, en numerosas oportunidades el ejercicio de las competencias parentales flexibles suele ocasionar inicialmente picos de extinción y posibles explosiones emocionales, que los padres necesitan atravesar en vistas a alcanzar logros generales y estables. Es en este sentido que la elucidación de valores, dirigida a orientar el accionar parental efectivo y a favorecer la toma de contacto con metas graduales, adquiere una importancia primordial para el desarrollo de la motivación y la adherencia al tratamiento. Ejercicios del tipo: “Imagina un día en el futuro de tu hijo. En él lo ves haciendo cosas que te ponen orgullosa, ya que demuestran cualidades que han logrado desarrollar a partir del vínculo filial. ¿Qué cualidades serian? ¿Cuál sería un primer paso, de aquí a un mes que te haría sentir que avanzamos en esa dirección? ¿Qué competencias de las que estuvimos practicando crees que te servirían para tales fines?”, tenderían a favorecer la implementación sostenida de las habilidades de crianza a partir de acciones comprometidas. Se desarrollaría de esta forma, un contexto para el aprendizaje familiar en el que se promovería el seguimiento flexible de reglas, así como la progresiva toma de contacto por parte de los niños con sus preferencias personales, sus protovalores y finalmente con sus propios valores, que orientarían el desarrollo de accionares y vínculos comprometidos, en ese laboratorio natural para el desarrollo de la identidad y las relaciones interpersonales que llamamos adolescencia.

Al día de la fecha, un número progresivo de estudios de caso y estudios piloto parecen augurar buenas expectativas respecto a los efectos aditivos de ACT a los programas de orientación a padres en casos refractarios a los tratamientos tradicionales, a la par que estudios controlados con muestras más amplias se encuentran en desarrollo (Backen Jones et al., 2016; Whittingham y Coyne, 2019).

DBT: Transitando las dialécticas parentales

Los enfoques basados en la terapia dialéctica conductual (DBT) ubican predominantemente como objeto de estudio e intervención, a las vulnerabilidades de los niños que no han sido beneficiados por los tratamientos tradicionales. Basándose en la teoría biosocial, Harvey y Penzo (2009) identifican a un grupo de consultantes jóvenes que registran un patrón de alta reactividad, alta intensidad en la expresión de las emociones y un retorno lento a la calma. La intensidad de las experiencias emocionales de estos consultantes estaría determinada por la interacción entre posibles sensibilidades de base neurobiológica y el desarrollo de la crianza en ambientes invalidantes (es decir entornos en los que tiende a no reconocerse, a minimizarse y/o tergiversarse el valor de las experiencias psicológicas e inclusive, en manera integral a las personas en sí mismas).

En manera análoga a la constitución frecuentemente interactiva, entre consultantes y familiares de los ambientes invalidantes, se entiende que la desregulación emocional de los jóvenes, suele interrelacionarse con la posible desregulación emocional y otras vulnerabilidades psicológicas de las figuras parentales (Ben-Porath, 2010). Es por eso que, de acuerdo a Perepletchikova (2018) la intervención directa sobre el comportamiento del consultante joven tiene una relevancia relativa, hasta tanto los padres no adquieran competencias orientadas a la auto y heteroregulación emocional y al análisis y la modificación de las conductas problemáticas.

En este sentido la autora, destaca la vulnerabilidad de estos niños nominándolos “supersensibles” y al complejo rol de los padres como el de “superbomberos”, que asisten en la resolución de las crisis y como consultores o coterapeutas del niño, en tanto modelan la resolución de problemas y las estrategias efectivas para la regulación de las emociones.

En sintonía con estas propuestas, autores como Harvey y Penzo (2009) señalan como ejes principales del abordaje al análisis funcional de las conductas-problema, la incorporación de las dialécticas parentales que orientan la crianza efectiva, la comprensión de las vulnerabilidades y necesidades de los niños y el interjuego entre la validación y la modificación conductual desarrollado por los adultos responsables.

Para alcanzar estos propósitos, la parentalidad efectiva con relación a los niños con desregulación emocional, requerirá de los adultos responsables la práctica de competencias como la identificación de prioridades y la definición de metas, la participación en las interacciones a partir de la atención plena y el desarrollo de acciones efectivas orientadas a partir de esa forma de equilibrio entre la lógica racional y la información provista por la experiencia emocional que el modelo denomina “mente sabia” (Linehan, 1993).

Tal como destaca Ben-Porath (2010), el trabajo con la propia desregulación emocional de los adultos involucra especialmente la práctica de habilidades de conciencia, habilidades para el reconocimiento y el etiquetado emocional y finalmente el aprendizaje de repertorios enmarcados en la denominada “acción opuesta”. De acuerdo a Linehan (1993), estos últimos consisten en el desarrollo de patrones de respuesta que no retroalimentan la expresión emocional destructiva, favoreciendo por el contrario su paulatina regulación. Algunos ejemplos típicos, correspondientes al abordaje parental de las situaciones de conflicto podrían ser responder en manera asertiva al experimentar tristeza, exponerse gradualmente ante la experimentación de ansiedad, contactar con las vulnerabilidades personales cuando podría ser efectivo ante situaciones asociadas con el enojo, entre otros.

De acuerdo a Perepletchikova (2018), los progresos en el desarrollo de habilidades, tanto para los niños afectados como para sus cuidadores, podrían darse de dos maneras:

  • En “modo real”, es decir implementando las habilidades parentales en las situaciones problemáticas, promoviendo a partir de las mismas el desarrollo de competencias para la regulación emocional por parte de los niños.
  • En “modo como si”, ya sea procesando reacciones problemáticas y repasando repertorios alternativos, realizando la práctica de habilidades a partir de role playing y/o anticipando situaciones de crisis decidiendo planes de acción efectivos.

Por último y quizás como aspecto central de los abordajes DBT para la desregulación emocional en niños y en figuras parentales, es importante destacar que dado el carácter intenso de las situaciones de conflicto y las crisis afrontadas por estos grupos familiares, se promueve la superación de las perspectivas y reacciones extremas a partir del desarrollo de síntesis dialécticas más efectivas (Harvey y Penzo, 2009):

  • Aceptación del niño y de las dificultades, a la vez que se mantiene la esperanza en los cambios
  • Establecimiento de un contexto de apoyo para los niños, a la vez que se promueve en manera gradual su independencia
  • Establecimiento de límites útiles para la convivencia, a la vez que se promueve un margen evolutivamente adecuado para las elecciones personales.
  • Identificación de prioridades y actuación en relación con las mismas, a la vez que se dejan ir las situaciones de conflicto accesorias.
  • Comprender que, tanto los niños como sus figuras parentales hacen lo mejor posible. Y que sería bueno que lo hagan, cuando es necesario y en la medida de lo posible, cada vez mejor.

Conclusiones y desarrollos pendientes

Más allá de que los enfoques reseñados presentan diferencias de importancia en sus bases teóricas y particularidades metodológicas que les adjudican una identidad especifica, su sustento común en el análisis funcional de las conductas, el contacto abierto respecto a la experiencia presente y el desarrollo de la toma de perspectiva cognitiva, nos permite señalar procesos de cambio centrales, que parecen potenciar el aprendizaje de competencias parentales efectivas ante situaciones complejas (Hayes y Greco, 2008). Aunque los reportes sobre la eficacia adicional provista por estos enfoques, al día de la fecha son incipientes, podríamos augurar a partir de los mismos perspectivas prometedoras. Ciertos desarrollos pendientes, concernientes a la importancia de los contextos compasivos promotores de la sensibilidad y el soporte social ante las vulnerabilidades de los niños y sus cuidadores, probablemente sean aspectos clave para la promoción de una crianza con mayores oportunidades (Whittingham y Coyne, 2019; Luoma y LeJeune, 2020). Por lo pronto, el impacto psicosocial reciente por la pandemia COVID-19, parece dejarnos junto a sus saldos más amargos la experiencia de que la toma de contacto abierta con el sufrimiento, los esfuerzos y las necesidades comunes, contribuyen al desarrollo de la resiliencia personal, familiar y comunitaria (Coyne et al., 2020). Es de esperar entonces, que subsiguientes avances sociales, científicos y culturales aporten al progreso de la psicoterapia con los niños y sus familias.

Referencias bibliográficas:

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  • Singh, N., Lancioni, G., Karazsia, B., Myers, R., Kim, E., Chan, J., Jackman, M., McPherson, C. & Janson, M. (2019). Surfing the Urge: An Informal Mindfulness Practice for the Self Management of Agression by Adolescents with Autism Spectrum Dissorder. Journal of Contextual Beahvioral Science, 12.170-177.
  • Singh, N., Lancioni, G., Winton, A., Fisher, B., Wahler, R. & Mc Aleavey, K. (2006). Mindful parenting decreases aggression, non-compliance and self-injury in children with autism. Journal of Emotional and Behavioral Disorders. 14.169-177.
  • Wahler, R., Rowinski, B. & Williams, K. (2008). Mindful Parenting: An Inductive Search Process. En S. Hayes & L. Greco (comps.). Acceptance & Mindfulness Treatments for Children & Adolescents. A Practicioner`s Guide. Oakland: New Harbinger Publications Inc.
  • Whittingham, K. y Coyne, L. (2019). Acceptance and Commitment Therapy: The Clinician`s Guide for Supporting Parents.Cambridge: Elsevier Academic Press.
  • Artículos de opinión (Op-ed)

Serie recomendada: Guía Headspace para la meditación

  • 04/01/2021
  • David Aparicio

Hay tantas cosas en Netflix que a veces no sabemos ni qué mirar. Por eso quiero recomendarte una serie documental digna de tu atención y que te ayudará a tomar una pausa, respirar y despejar un poco tu mente.

La serie se llama Guía Headspace para la meditación y es un documental animado, de 8 capítulos, y de 25 minutos, que te enseñará qué es el mindfulness, para qué sirve y cómo practicarlo.

Trailer de la serie:

Lista de episodios

  1. Cómo empezar
  2. Cómo dejar atrás el estrés
  3. Cómo enamorarse de la vida
  4. Cómo lidiar con el estrés
  5. Cómo ser amable
  6. Cómo lidiar con el dolor
  7. Cómo lidiar con la ira
  8. Cómo alcanzar tu potencial sin límites

Headspace fue lanzada en el 2012 como una aplicación móvil para aprender mindfulness, que se diferenció rápidamente del resto de apps de su categoría, por tres características principales: tiene ejercicios de meditación para todas las necesidades y edades (yo acabo de terminar el plan de 30 días para abordar la ansiedad y ahora inicié el plan de 7 días de aceptación); la voz de Andy Puddicombe (inglés), cofundador de Headspace, es perfecta para este tipo de ejercicios; y por último, y la razón que más me gusta, son sus videos animados que explican los conceptos de la meditación de una forma tan fácil y atractiva que cualquier persona, con y sin experiencia en la meditación, puede entender.

Todo esto lo encontrarás también en su serie de Netflix y sin tener que gastar dinero extra, porque seguramente ya tienes una suscripción. Así que si tienes curiosidad por el mindfulness, la serie es una buena propuesta para empezar el año con menos distracciones y mayor conciencia e intencionalidad; y si eres un terapeuta que ya utiliza estas habilidades, la serie también se convertirá en un valioso recurso para usar con tus consultantes.


¿Ya viste la serie? Comparte tus opiniones, escríbeme un email a [email protected] y con gusto te contestaré.

  • Salud Mental y Tratamientos

Por qué el mindfulness es un súperpoder que puedes aprender a desarrollar

  • 22/12/2020
  • David Aparicio

A pesar de todo el hype que ronda la practica del mindfulness, es importante recordar que esta es solo una habilidad y no una panacea para todos los problemas psicológicos. En mi trabajo con mis consultantes suelo explicarles que el mindfulness es una habilidad que puede ayudarlos a comportarse con mayor intencionalidad y menos impulsividad. En las sesiones en donde introduzco las habilidades de consciencia plena, suelo usar la metáfora de una persona enojada en el tráfico. A veces me sale bastante bien y en otras ocasiones no tanto como me gustaría, así que he encontrado un video que puede ayudar a facilitar esta explicación y que puede ser útil también con tus consultantes.

El video está en inglés pero puedes activar la traducción de subtítulos automática en el reproductor de Youtube.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Mindfulness: impacto positivo en la salud mental de docentes durante el brote de COVID-19 en Italia

  • 16/12/2020
  • Maria Fernanda Alonso

Un virus potencialmente mortal se disemina a lo largo y ancho del planeta. Las autoridades se ven obligadas a disponer medidas estrictas de aislamiento y distanciamiento social, cierre de ciertos sectores de la economía y suspensión de las actividades académicas presenciales, para controlar la velocidad de propagación según las recomendaciones de asesores especializados en salud pública. Los niveles de estrés, angustia y ansiedad aumentan en la población mundial, de modo imprevisto.

En un contexto donde lo aconsejable es el distanciamiento, las comunicaciones a través de dispositivos toman mayor protagonismo; así también el desarrollo de tareas laborales que pueden adaptarse a la modalidad de teletrabajo.

Cuando el virus comenzaba a esparcirse por el mundo, un equipo de investigadores se encontraba explorando el potencial de la atención plena (mindfulness) para mejorar el bienestar de docentes italianas y reducir el agotamiento. La irrupción de la pandemia les brindó la oportunidad de investigar la efectividad de una intervención basada en mindfulness en un contexto específico de emergencia de salud pública (Matiz et al., 2020).

Metodología

La muestra se compuso con 58 docentes de Italia, con una edad media de 50 años que participaron en un programa de formación de meditación orientada a la atención plena (MOM), con una duración de 8 semanas. Este programa incluyó enseñanzas sobre meditación, discusiones en grupo y 30 minutos de práctica diaria de meditación en el hogar. Las dos primeras lecciones se llevaron a cabo entre grupos presenciales, pero las medidas de distanciamiento social hicieron que las seis reuniones restantes fueran reemplazadas por lecciones en video de 30 minutos a las que los maestros accedían desde casa.

Las participantes completaron diversas evaluaciones psicológicas antes de comenzar el entrenamiento en mindfulness y fueron reevaluados al final del programa con el objeto de capturar cualquier cambio.

Hallazgos

Los investigadores encontraron que, en general, las docentes mostraron mejoras en la ansiedad, depresión, bienestar psicológico (medido por la autonomía, el dominio del entorno y las relaciones positivas con los demás), la empatía afectiva, la evitación de daños y el agotamiento. Además, las evaluaciones que realizaron las participantes sobre el curso indicaron que la práctica de meditación les ayudó «mucho» durante el período de aislamiento, y no tener estas prácticas habría hecho que este período de tiempo fuera «un poco peor».

Los altos niveles de adherencia de las docentes pueden haber sido el fundamento de tales resultados, señalan los autores, ya que la investigación sugiere que la efectividad de los programas MOM está relacionada con la cantidad de meditación practicada, y las personas que participaron en el estudio completaron aproximadamente el 88% de las prácticas en el hogar. La intervención también pudo haber sido particularmente efectiva ya que fue en parte preventiva, dado que la intervención comenzó antes del brote de COVID-19.

Los investigadores señalan que su estudio ofrece evidencia de que las intervenciones basadas en la atención plena no solo pueden mitigar potencialmente las consecuencias de una crisis de salud pública, sino que pueden hacerlo incluso cuando se llevan a cabo de forma remota, ya que las 6 semanas finales del programa fueron conducidas a través de videos en línea.

Dado que no hubo un grupo de control, los autores no pueden confirmar que los cambios positivos observados se debieran al programa de mindfulness. A la luz de esto, los autores enfatizan lo notable de los hallazgos, diciendo que «no tenemos conocimiento de ningún estudio que informe un mejor bienestar psicológico al comparar a las personas durante el brote de Covid-19 con su condición anterior».

Referencia bibliográfica: Matiz, A., Fabbro, F., Paschetto, A., Cantone, D., Paolone, A. R., & Crescentini, C. (2020). Positive Impact of Mindfulness Meditation on Mental Health of Female Teachers during the COVID-19 Outbreak in Italy. International Journal of Environmental Research and Public Health, 17(18). https://doi.org/10.3390/ijerph17186450

Fuente: Psypost

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Ejercicio de meditación mindfulness sería beneficioso para la memoria visual a corto plazo

  • 01/10/2020
  • Maria Fernanda Alonso

La práctica de ejercicios de mindfulness y su posible impacto en el desempeño cognitivo, en la reducción de la angustia y mejora de habilidades de afrontamiento, en el tratamiento del trastorno bipolar, en la toma de decisiones, e incluso en la reducción de consumo de alcohol como respuesta al estrés, entre otras áreas, ha sido y sigue siendo objeto de numerosos estudios. Recientemente, un equipo de investigadores quiso saber si practicar ejercicios de mindfulness podría influir en la memoria a corto plazo respecto de la percepción de los rostros, dado que investigaciones anteriores sugieren que podría tener efectos sobre la memoria a corto plazo y de trabajo.

¿Por qué es importante? Apunta esta investigación a la posibilidad de obtener beneficios para la memoria a corto plazo a partir de la escucha de grabaciones breves. De este modo se resalta que el medio puede aplicarse fácilmente en sentido práctico para obtener estos beneficios, más allá de que sean necesarias más investigaciones para identificar el mecanismo subyacente que posibilita tal mejora.

Metodología: participaron del estudio 90 estudiantes de pregrado, los cuales fueron asignados al azar a sesiones de 8 minutos para:

  • escuchar el comienzo de «El Hobbit» de J.R.R. Tolkien;
  • escuchar un ejercicio guiado de «atención al cuerpo y la respiración»;
  • sentarse en silencio y ocupar su tiempo como lo desearan.

Antes y después de esta sesión de 8 minutos, los participantes completaron una tarea de reconocimiento facial para evaluar su memoria visual a corto plazo.

Hallazgos: encontraron los autores que las personas que escucharon el ejercicio de meditación mindfulness tendían a mejorar en la prueba de memoria visual, mientras que aquellos que escucharon un audiolibro u ocuparon su tiempo como desearon no lo hicieron (Youngs et al., 2020).

Explican los investigadores que la incapacidad para evitar distracciones visuales se ha relacionado con una mala memoria a corto plazo, y los ejercicios de meditación de atención plena pueden ayudar en la difícil tarea de ignorar la información irrelevante para la actividad que se procura realizar o reducir la ansiedad. Aunque esto no fue probado directamente en el estudio. Resta identificar el mecanismo que opera en la mejora de la memoria a corto plazo cuando se practica este ejercicio de atención plena, remarcan los autores. Señalan también que la mejora podría extenderse a otros estímulos más allá de lo que refiere a la percepción de imágenes faciales.

Referencia: Youngs, M. A., Lee, S. E., Mireku, M. O., Sharma, D., & Kramer, R. S. S. (2020). Mindfulness Meditation Improves Visual Short-Term Memory. Psychological Reports, 33294120926670. https://doi.org/10.1177/0033294120926670

Fuente: Psypost

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