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Publicaciones por mes

octubre 2014

41 Publicaciones
  • Artículos de opinión (Op-ed)

Aquella paciente, la de las masitas

  • 24/10/2014
  • Patricio Leone

Llegó al consultorio un día como cualquier otro.

Un día ordinario.

Un día del que no recuerdo otra cosa que no sea que ella vino.

Vestida de negro, apoyada en un bastón casi a modo de placebo, encorvada, reseca.

Caminó unos pasos breves y sosegados, al tiempo que yo iba hacia ella

Me dio un beso sin sonido y se sentó.

— Es la primera vez que vengo a un psicólogo – dijo.

— Cuénteme – le respondí.

Y así fue que empezó a deshilar una vida de pesares, aflicciones y congojas.
Una vida triste de esa tristeza sin épica, esa tristeza deslucida, esa tristeza que hasta avergüenza.

Y así fue que empezó a deshilar una vida de pesares, aflicciones y congojas

La escuchaba sin distracciones, concentrado en un relato que volvería decenas de veces a lo largo de los años. La escuchaba sombrío.

— Nunca fui feliz – me dijo, mirando el escritorio.

— Siempre se puede intentar – dije, estúpidamente

Levantó la vista, divertida, y con una risita descascada me dijo:

— Me conformo con sufrir lo menos posible.

Vino durante tres años.

Solo faltaba si le surgía algo realmente impostergable, o por problemas de salud.
Nunca la vi llorar, ni siquiera cuando luchábamos a brazo partido contra los recuerdos más borrascosos.

A los dos años de venir, se cayó.

Diagnóstico: fractura de cadera.

Con la movilidad severamente reducida, comencé a verla en su casa.

Domingos a las 11 de la mañana.

Siempre me esperaba con masitas y café.

— ¿Por qué no fui nunca a un psicólogo? – me dijo un día– Si hubiera sabido…

Pocas caricias me han hecho, tan caricia.

La relación se fue estrechando.

Cada tanto, me llamaba a la tarde y me decía:

— Licenciado, ¿podrá venir hoy a la noche? Estoy muy mal.

Y yo, que había comenzado el consultorio a las 8 y lo terminaba a las 22, me iba hasta la casa, a sesiones que durarían hasta la medianoche, desoyendo a mi cuerpo, que me imploraba descanso.

Un día me acercó un objeto y me dijo:

— Esto es para usted.

Es la soledad, licenciado. A veces tengo ganas de morirme…

Era la llave del edificio.

— Es mucha responsabilidad – atiné a resistirme.

— Déjese de embromar. Agárrela. No le vaya a decir nada a mi hija. Si se entera, me mata…

A pesar del intenso trabajo, su desánimo persistía.

Las cuestiones fácticas son tan obcecadas…

— Es la soledad, licenciado. A veces tengo ganas de morirme…

— Oiga –le respondía–, mire que vengo invicto. Y quiero terminar así.

Se sonreía, complaciente, y me decía:
– Quédese tranquilo. Mire si me voy a suicidar a esta edad…

Un día, otro día vulgar, sin huellas, recibí un llamado:

— Licenciado, mi mamá está internada. Tuvieron que amputarle la pierna de urgencia por una trombosis.

Fui a verla, pero estaba inconsciente o dormida, que en estos casos es, miserablemente, lo mismo.

— Esto le pasó porque es una cabeza dura –me dijo la hija, enojada–. Dejó de tomar el anticoagulante.

Lo habíamos hablado mil veces. Hasta se lo hice tomar en mi presencia, retándola.

Pero argumentaba que le provocaba dolores.

Volví el domingo, en esa hora de desasosiego en la que tarde y noche se conjugan para agobiarnos.

No había nadie.

Entré.

La vi, y una oleada filosa me recorrió el ánimo.

Me sonrió, y en esa misma sonrisa, supe que ella ya lo había decidido.

— ¿Es familiar? –me sobresaltó a los gritos una mucama que venía con la comida. Un consomé tan débil como ella, ahí, derramada.

— No. Soy su psicólogo.

La mujer me miró con una expresión indescifrable y me dijo:

— ¿Quiere darle de comer? Porque con nosotros no hay caso.

— Por favor – le respondí.

Nuestra profesión es, antes que nada, una oportunidad

Y ahí nos quedamos los dos, en ese acto tan íntimo, tan intenso, tan nuestro, tan final.

— A mí no me puede decir que no.

Se sonrió, con una sonrisa minúscula, y alcanzó a tomar un par de cucharadas.

Me quedé sentado en la cama, estrechándole la mano, acariciándola con el pulgar.
Cuando se quedó dormida, le di un beso tenue y me fui.

En el auto, me quedé sentado un rato tan largo como mi desaliento.
Al día siguiente, recibí el previsible mensaje de texto.

Todavía guardo sus memorias, dos hojas de cuaderno escritas a mano, con una letra tímida y convulsa.

Hay días en los que extraño sus masitas del domingo.
Son esos días en los que pienso que nuestra profesión es, antes que nada, una oportunidad.

Artículo previamente publicado en el grupo Psicologas y Psicologos de Argentina y publicado en Psyciencia con permiso del autor. 

  • Recursos para Profesionales de la Psicología

Cuestionario para obtener la colaboración de los profesores (y otros profesionales derivantes)

  • 23/10/2014
  • Jorge Ayala Salinas

Lo bueno de los informes que periódicamente solicitan las escuelas para conocer el proceso que venimos desarrollando con los niños a cuyos padres les han pedido desarrollar terapia, es que nos brinda una excelente oportunidad de iniciar no solo una conversación sino también una colaboración que dependerá de nosotros volverla interesante.

Desde hace un tiempo vengo compartiendo con los psicólogos de las escuelas y docentes de estos chicos y chicas, un cuestionario cuya información me permite no solo conocer sus expectativas, sino también información relacionada con los recursos y habilidades de los niños, y re-orientar -aunque sea por un momento- la mirada del profesor para generar nuevas descripciones del niño, que a su vez dan esperanza.

Descarga el cuestionario de colaboración en formato PDF.

Imagen: Entre Padres

  • Salud Mental y Tratamientos

Antes Retraso Mental, hoy Trastorno del Desarrollo Intelectual

  • 22/10/2014
  • Dimas Villarreal

Sentado en la sala de espera de un colegio para observar a un estudiante en su aula de clases, escucho esta conversación:

Secretaria: —“ese niño es como medio retrasado”

Maestra: —“el psicólogo dijo que su inteligencia es baja, además en el salón no hace nada… ni copia”.

  • Secretaria: —“es que se nota”.

Idiotismo, oligofrénicos, lento aprendizaje, son etiquetas que se han utilizado a través de los años para describir a los niños con esta dificultad. En la versión anterior del Manual de Diagnósticos Estadísticos de los Trastornos Mentales texto revisado (DSM IV), se utilizaba el término “Retraso Mental”, ahora en la versión 5 a partir del 2013 se denomina “discapacidad intelectual” o “trastorno del desarrollo intelectual”.

“Recordemos, un niño es mucho más que un cociente Intelectual”

Las versiones anteriores de este manual y la actualizada, detallan muy claramente que para poder diagnosticar a un niño(a), adolescente o adulto con discapacidad intelectual, debe cumplir con tres criterios indispensables:

  • Dificultades en la capacidad de razonamiento, resolución de problemas, juicio, entre otras funciones intelectuales, argumentadas por una evaluación clínica y test de inteligencia.
  • En ocasiones se les hace difícil cumplir con los parámetros sociales o culturales para la autonomía personal y responsabilidad social.
  • Estas deficiencias inician durante el desarrollo.

Escala de gravedad de la Discapacidad Intelectual:

  • Leve: poseen un coeficiente intelectual de 69 a 50. En la edad escolar se observan dificultades en el aprendizaje de aptitudes académicas relativas a la lecto-escritura y matemática. Pueden ser tercos como forma de reaccionar a su limitada capacidad de análisis y razonamiento. En algunos casos se dejan llevar por la presión de grupo.
  • Moderado: el rango del coeficiente intelectual es de 49 a 35. Las dificultades se observan en comparación a los chicos de su edad. El progreso de sus habilidades académicas se nota poco a poco. Presentan movimientos involuntarios de su cuerpo y pueden aparecer rabietas. Tienden a reclamar la atención y afectos de los adultos.
  • Grave: el Coeficiente Intelectual está dentro del intervalo de 34 a 20, presentan dificultades, para comprender el lenguaje escrito y hablado, los padres y maestros deben proporcionar un grado de apoyo en la resolución de conflictos durante la vida cotidiana. En los aspectos conductuales presentan crisis de ira y por su falta de razonamiento, pueden llegar a autolesionarse.
  • Profundo: su coeficiente intelectual es menor a 20, sus habilidades implican el mundo físico más que procesos simbólicos, sus aprendizajes se basan más en el cuidado de sí mismo. Son casos muy reducidos y por lo general son acompañados de otros trastornos o síndromes, en muchas ocasiones orgánicos.

Los objetivos de los tratamientos se concentrarán en las áreas: motora, cognitiva, lenguaje y socio-personal

Muchas son las investigaciones que se realizan para conocer las causas de la Discapacidad Intelectual. Dentro de las más significativas podemos nombrar: uso de drogas durante el embarazo, intentos de aborto, complicaciones durante el parto, baja alimentación, causas genéticas, entre otras.

¿Qué podemos hacer?

  • Brindar estimulación temprana desde los primeros años.
  • Brindar las herramientas adecuadas para que puedan integrarse a las normas sociales, culturales y morales.
  • El sistema educativo debe brindar apoyo mediante programas de necesidades educativas especiales y/o discapacidad.
  • Los tutores son una alternativa muy viable en este proceso.
  • Cursos o actividades de artes, música y bailes.
  • Reforzar las relaciones convivenciales.

Los objetivos de los tratamientos se concentrarán en las áreas: motora, cognitiva, lenguaje y socio-personal.

Finalmente, el apoyo de los padres, madres y miembros de la dinámica familiar es indispensable durante el desarrollo de estos niños, niñas y adolescentes. Así y con la ayuda de psicologicos y especialistas, podrán convivir con su ambiente social y asumir responsabilidades propias de la vida cotidiana logrando el desarrollo de su autonomía, sus capacidades y habilidades personales, para una calidad de vida adecuada presente y futura.

Nota del editor: Corregido el término coeficiente por cociente. 

Sin categoría

Vínculo entre el estrés postraumático y la adicción a la comida

  • 21/10/2014
  • Maria Fernanda Alonso

Un nuevo estudio publicado en JAMA Psychiatry encontró que las mujeres que sufren los peores síntomas de trastorno por estrés postraumático (TEPT) son dos veces más propensas a ser adictas a la comida, que aquellas que no los sufren.

Los investigadores vinculan los síntomas de TEPT en mujeres a una dependencia psicológica de la comida, o adicción a la comida. Pero del estudio no se desprende que haya una conexión directa entre TEPT y comer en exceso.

Son dos veces más propensas a ser adictas a la comida

Estas dos cosas se presentan frecuentemente en las mujeres. “No sabemos si es causal. Es una relación interesante y probablemente vale la pena hacer un seguimiento” dice la Dra. Susan Mason, de la Universidad de Minnesota en Minneapolis.

Para averiguar si las mujeres eran más propensas a presentar adicción a la comida, en el 2008 investigadores preguntaron a 49408 enfermeras (sólo mujeres) sobre síntomas de TEPT. Un año más tarde los investigadores interrogaron al mismo grupo sobre adicción a la comida.

Encontraron que cuanto más síntomas de TEPT presentaba una mujer, más probable era para ella ser adicta a la comida.

Estos resultados pueden ser de ayuda para los tratamientos médicos de mujeres con desórdenes alimenticios. “Los clínicos podrían valerse de esa información para dar mejores tratamientos”, dijo Mason.

El uso de la comida para hacer frente al estrés psicológico podría ayudar a explicar la relación entre TEPT y obesidad

Estudios anteriores hallaron que las personas que reportaron haber sido obesas durante la infancia son más propensas a experimentar adicción a la comida más tarde en sus vidas. Según los investigadores, el uso de la comida para hacer frente al estrés psicológico podría ayudar a explicar la relación entre TEPT y obesidad. Y si bien aún no saben qué ocurre primero – adicción a la comida o DEPT – esperan que el estudio sea de ayuda conectar los puntos.

El deseo de Mason es que esta investigación se tenga en cuenta junto con la gran cantidad de estudios existentes, pues entiende que el estado de peso de las personas no es sólo un síntoma de poder de voluntad y educación, sino que podrían haber factores psicológicos en juego también.

Fuente: Time.com; Reuters.com
Imagen:  Vang Blob

  • Definiciones

Definición de la semana: Proyección

  • 21/10/2014
  • Alejandra Alonso

La proyección, en el pensamiento freudiano, es un mecanismo de defensa del yo mediante el cual los individuos disimulan sus impulsos amenazantes (lo que es odiado, malo, vergonzoso o desagradable) atribuyéndoselos a otros.

Laplanche y Pontalis (s.f., citado en Gómez Mango, 1985) definen a la proyección de la siguiente manera: “En sentido propiamente psicoanalítico operación por la cual el sujeto expulsa de sí y localiza en otro —persona o cosa— cualidades, sentimientos, deseos y aun “objetos” que él desconoce, o rehúsa en sí. Se trata de una defensa de origen muy arcaico y que opera particularmente en la paranoia pero también en modos y pensamientos “normales” tales como la superstición” .

Fuente:

Gómez Mango, E. (1985), Proyección y desconocimiento delirantes a partir de los primeros escritos de Freud.

Myers, D. (2006), Psicología 7a Edición, Madrid: Editorial Médica Panamericana.

Imagen: Gabe Austin (Flickr)

 

 

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Las profesiones con mayor riesgo de suicidio

  • 20/10/2014
  • Alejandra Alonso

Los abogados, médicos y arquitectos son algunos de los profesionales que corren mayor riesgo de suicidio, según una nueva investigación de la revista Review of General Psychology.

¿Qué tienen estas profesiones en común que las hacen más propensas al suicidio? Según Gordon Flett, Paul Hewitt y Marnin Heisel, investigadores de la Universidad de York y autores del estudio, estas profesiones y aquellas que ejercen un rol de liderazgo sobre otras personas comparten un mayor riesgo de suicidio vinculado al perfeccionismo, un factor que, según ellos, ha sido subestimado por la literatura científica.

El ¨perfeccionismo socialmente prescrito¨ se vincula con la desesperanza y suicidio

Los autores explican que el  ¨perfeccionismo socialmente prescrito¨ se vincula con la desesperanza y suicidio. Las personas que ejercen estas profesiones son más propensas a experimentar dolor psicológico, estrés, sobregeneralización y una forma de perfeccionismo emocional que restringe la disposición a revelar impulsos e intenciones suicidas.

Estos descubrimientos inician el debate de por qué es esencial diseñar proactivamente programas de prevención de suicidio que sean adaptados a rasgos de personalidad claves con componentes específicos para aumentar la resiliencia y reducir los niveles de riesgo entre las personas perfeccionistas que se esconden tras una máscara de aparente invulnerabilidad.

Fuente: York University
Imagen: Discover Magazine

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿Por qué percibes un perro en la imagen?

  • 19/10/2014
  • David Aparicio

¿Qué ves en la imagen de más arriba?

Lo más probable es que percibas a un lindo dálmata trotando. Pero, ¿me creerías si te digo que esa imagen sólo contiene un conjunto de manchas y no un dalmata?

En realidad es tu cerebro quien interpreta que hay un dálmata trotando. La causa de esta interpretación la encontramos en las leyes de cierre y proximidad. Según estos principios de la Psicología Gestalt, nuestra mente interpreta un conjunto de formas próximas y une las líneas exteriores que circundan al conjunto.

La Psicología de la Gestalt (forma) es una teoría descriptiva del comportamiento y percepción humana. Según ella, nuestro cerebro configura la percepción a través de los canales sensoriales o de memoria y que nuestra experiencia perceptiva está estructurada y posee una tendencia a unir y relacionar en grupo los estímulos percibidos.

Los principios o leyes de la Psicología Gestalt que explica nuestra percepción son:

Principio de cerramiento: Las líneas que circundan una superficie son, en iguales circunstancias, captadas más fácilmente como unidad o figura, que aquellas otras que se unen entre sí. Las circunferencias, cuadriláteros o triángulos producen el efecto de cerramiento.

ley de cerramiento

Principio de semejanza: Nuestra mente agrupa los elementos similares en una entidad. La semejanza depende de la forma, el tamaño, el color y otros aspectos visuales de los elementos.

ley de semejanza 

Principio de proximidad: Es el agrupamiento parcial o secuencial de elementos por nuestra mente basado en la distancia. Establece que los objetos contiguos tienden a ser vistos como una unidad. Los estímulos que están próximos tienden a percibirse como formando parte de la misma unidad.

ley de próximidad

 

Principio de simetría o regularidad: Las imágenes simétricas o geométricamente simples y regulares son percibidas como conjuntos o unidades, incluso a pesar de la distancia.

ley de simetría

 

Principio de continuidad: Los detalles que mantienen un patrón o dirección tienden a agruparse juntos, como parte de un modelo. Es decir, percibir elementos continuos aunque estén interrumpidos entre sí.

ley de continuidad

Principio de relación figura y fondo: Establece de que el cerebro no puede interpretar un objeto como figura o fondo al mismo tiempo y la percepción del objeto determinará la imagen a observar.

ley de figura fondo

 

Estos principios son algunos ejemplos de los aportes más importantes de la Psicología de la Forma o Psicología Gestalt. Si tienes algunas imágenes con ejemplos de estos principios, por favor no dudes de compartirlos en la sección de comentarios de más abajo.

Agradecemos el aporte de Pedro Terrón quien compartió la información para este post y sugerimos visitar su página en Facebook No está Cientificamente Probado Que. 

Sin categoría

Los adictos a la Internet generalmente sufren de otros trastornos

  • 17/10/2014
  • David Aparicio

No podemos negar que el internet es parte importante de nuestra vida diaria. De ella depende gran parte de nuestra comunicación laboral y social.El problema surge cuando las personas dejan de disfrutar de ciertas actividades significativas por estar revisando a cada 2 minutos el feed de Twitter o Whatsapp.

Según un estudio de la Clínica de Medicina Psicosomática y Psicoterapia de la Universidad de Ruhr, las personas que sufren de adicción a la Internet también padecen otros trastornos como depresión y ansiedad.

Los investigadores recopilaron un perfil de comorbilidad de 25 participantes adictos al internet a partir de una serie de entrevistas clínicas estructuradas. A partir de esto, hallaron que todos los participantes sufrían de al menos un trastorno concomitante. El 70% de ellos sufría de un trastorno depresivo, otros de ansiedad, fobias (específicamente sociales) y el trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad o TDAH.

Los participantes sufrían de al menos un trastorno concomitante

Luego compararon el perfil de los adictos al internet con pacientes adictos al alcohol y  encontraron resultados bastante similares: trastornos depresivos, trastornos de ansiedad y TDAH. Pero también se observó una diferencia importante: uno de cada dos pacientes adictos al alcohol presentó un trastorno concomitante, en cambio, todos los sujetos con adicción al internet tuvieron una comorbilidad con alguno de los trastornos mencionados.

Pero estos resultados sólo muestran una correlación entre la adicción al internet y otros trastornos y no nos dicen si la ansiedad y/o depresión anteceden a la adicción a Internet o son el resultado de la misma.

Sabiendo esto, los investigadores se pusieron nuevamente a trabajar y utilizaron una serie de pruebas estandarizadas para determinar qué estructuras de personalidad son más propensas a la adicción a Internet, en una muestra de 30 adultos ya diagnosticados. Los resultados demostraron que el 35% de ellos tenía un trastorno de personalidad por evitación/ansiedad; 27% sufría de un trastorno depresivo de personalidad; 13% tenía un trastorno adictivo con ansiedad por separación y otro 13% presentó rasgos negativistas. Lo que sugiere que la adicción al Internet va de la mano con síntomas depresivos y de ansiedad, que se remontan a problemas de personalidad similares.

Adicionalmente el equipo también evaluó si el Uso Patológico de Internet se produce como trastorno concomitante en otros grupos de pacientes. Y para ello evaluaron a un grupo de pacientes que sufría de trastornos depresivos y TDAH. En ambos grupos se encontró que el 24% de los sujetos tenía adicción a Internet. Pero lo más llamativo de este resultado es que esta adicción pasó completamente desapercibida tanto por los sujetos como por sus terapeutas. Según los investigadores, esto es evidencia de que el Uso Patológico de Internet pasa frecuentemente desapercibido.

Se remontan a problemas de personalidad similares

Es cierto que en la actualidad no contamos con indicadores y guías de tratamiento científicamente avaladas para la adicción a la Internet (no está incluida en el DSM 5). Lo que explicaría porqué esta adicción puede pasar desapercibida. Pero cuando los terapeutas sospechan que una persona tiene adicción al internet, utilizan generalmente intervenciones conductuales que han demostrado ser eficaces en el tratamiento de otras adicciones y que suelen apuntar, no a eliminar el uso completo de la tecnología, sino más bien ayudarles a encontrar alternativas que les permitan obtener experiencias positivas.

Fuente: Rubin

  • Recursos para Profesionales de la Psicología

(PDF) 123 técnicas prácticas para prevenir el estrés laboral

  • 17/10/2014
  • Equipo de Redacción

¿Lleva usted mucho tiempo en encontrar una cosa en su lugar de trabajo?
¿Tiene frecuentes ataques de ira en su oficina?
¿Suele explotar insultando a sus compañeros o subordinados?
¿En su trabajo o en su familia usted quiere hacer de todo y no delega?
¿Es usted uno de los jefes que manda por miedo?

Si contesta sí a la mayoría de estas preguntas quiere decir que usted tiene actitudes desordenadas, y es candidato a sufrir estrés que lo pueden llevar a desarrollar diversos trastornos cardíacos, como hipertensión e infarto; puede tener alteraciones digestivas como gastritis, diarrea o úlceras. O psiquiátricas y neurológicas como depresión y accidente cerebrovascular, etc.

Por eso, es importante saber controlar el estrés, antes de que deba recibir un tratamiento médico o haya sufrido las consecuencias indeseadas por no haberlo hecho. Hoy, con los cambios en las reglas de juego, los problemas económicos, el ritmo vertiginoso de trabajo, las preocupaciones diversas, las situaciones dramáticas y las excesivas horas de trabajo que ha veces nos vemos obligados a realizar en este mundo globalizado y consumista en que vivimos, es más que necesario conocer qué debemos hacer para disminuir el estrés que nos lleva este tipo de problemas.

El estrés está en boca de todos, pero ¿sabemos realmente qué es? Anteriormente se creía que el estrés era patrimonio de ciertas profesiones, pero hoy sabemos que  no es así.

Usted puede trabajar de gerente, de empleado administrativo o de limpieza en el mismo lugar y estar expuesto a este flagelo de la edad moderna en que vivimos. También puede estresarse con su familia, practicando deportes o, simplemente caminando por la calle.

El estrés está en boca de todos

Porque se puede dar entonces, en todas las profesiones es que considero necesario hacer algunas consideraciones prácticas acerca del estrés y sus consecuencias para el organismo humano y, sobre todo, la forma de prevenirlo. Es muy importante que cada persona tome conciencia de que está estresado en un cierto nivel y que trate de disminuirlo de la mejor manera posible.

Para facilitar la comprensión del tema abordado, el libro fue organizado en cuatro capítulos El lector encontrará respuestas a las siguientes preguntas sobre el estrés:

¿Qué es?

Se explica en forma simple y sencilla, con lenguaje llano desprovisto de tecnicismos médicos propios a los fines de un mejor conocimiento de que es lo que denominamos estrés.

¿Qué síntomas tiene?

En este apartado se comentan los síntomas o enfermedades que existen por causa del estrés y sus consecuencias en el organismo humano.

¿Por qué se produce?

Se trata de dar una sucinta explicación de cómo y por qué se produce el estrés.

¿Cómo se previene?

Tal vez sea el capítulo más importante para el lector a los fines de conocer su propio nivel de estrés y cómo hacer para tratar de disminuirlo “antes”, de que éste se vuelva irreversible y que atente con la propia integridad del estresado.

Tendrá una guía personal de su nivel de estrés y podrá manejarse en consecuencia

Por otro lado, como todavía no se inventó un aparato para medir el estrés, (como el termómetro que mide la temperatura o el tensiómetro que mide la tensión arterial), al final del texto encontrará lo que he denominado ESTRESOMETRO, que sirve para medir el nivel de estrés que tenemos.

Lo he adaptado de un estudio de Arthur Rowshan, de Canadá, a los fines de poder emplearlo en nuestro medio.

Es de suma utilidad. Pero para que usted conozca en forma aproximada el nivel de estrés al que está sometido, deberá contestar las preguntas correcta y sinceramente.

De esa manera, tendrá una guía personal de su nivel de estrés y podrá manejarse en consecuencia teniendo en cuenta que el estrés es una tremenda fuerza que puede llegar a ser fuente de alegría y emoción pero que también puede deteriorar nuestra propia salud.

Es el deseo de quien esto escribe que la publicación que usted tiene en sus manos le sea de
utilidad en la prevención y control del estrés.

Descargar:  El ABC del estrés laboral: 123 técnicas prácticas para prevenir el estrés

Imagen: Biz Tec

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

El abuso psicológico sería igual o más dañino que el abuso físico o sexual

  • 16/10/2014
  • David Aparicio

Los servicios de salud primaria y asistentes sociales generalmente están alerta ante los posibles casos de abuso físico y sexual infantil. Sin embargo, raramente, el abuso psicológico se encuentra entre los programas de prevención y de tratamiento. Esto posiblemente se deba a la dificultad de detectar y comprobar el abuso y negligencia psicológica, sumado a que nuestra sociedad no lo considera tan grave como el abuso físico o sexual.

Pero hace unos días la APA (Asociación Americana de Psicología) publicó un informe que sostiene que los niños emocionalmente abusados y abandonados enfrentan problemas de características similares y en algunos casos peores que los niños que han sufrido abuso sexual o físico.

El informe se basa en los resultados de una investigación que saldrá en el próximo número especial de la revista académica Psychological Trauma: Theory, Research, Practice and Policy. El paper obtuvo los datos del National Child Traumatic Stress Network Core Data que cuenta con las historias de vida de 5.616 niños que habían sufrido uno o más de los tres tipos de maltrato: psicológico (abuso emocional o negligencia emocional), maltrato físico y abuso sexual.

El maltrato psicológico tuvo una asociación más fuerte con la depresión, trastorno de ansiedad generalizada…

Más de la mitad de los niños (62%) tenía antecedentes de maltrato psicológico y casi el 25% había sufrido exclusivamente de este tipo de maltrato, que fue previamente definido como:

  • intimidación por parte del cuidador
  • aterrorizar
  • control coercitivo
  • insultos graves
  • envilecimiento o perversión
  • amenazas
  • demandas abrumadoras
  • evitación y/o aislamiento.

Los síntomas de las víctimas de abuso psicológico fueron: problemas de de ansiedad, depresión, baja autoestima, síntomas de estrés post-traumático y tendencia suicida a la misma velocidad, y en algunos casos a un ritmo mayor, que los niños que fueron abusados física o sexualmente.

Necesitamos mejores iniciativas de salud pública

Y al diferenciar entre los tres tipos de abuso se encontró que el maltrato psicológico tuvo una asociación más fuerte con la depresión, trastorno de ansiedad generalizada, trastorno de ansiedad social, problemas de apego y el abuso de sustancias.

El maltrato psicológico que ocurrió en conjunto con el abuso físico o sexual se asoció significativamente con resultados más graves y de mayor alcance que cuando los niños eran sexualmente y físicamente abusados. Por otro lado, el abuso sexual y físico tuvo que ocurrir al mismo tiempo que el abuso psicológico para que generara síntomas como problemas de conducta en la escuela, problemas de apego y conductas autolesivas.

Se entiende que por las faltas de prueba física sea más difícil poder detectar y comprobar el abuso y la negligencia emocional y es por eso mismo que necesitamos mejores iniciativas de salud pública que ayuden a la sociedad a saber cuán dañino es el maltrato psicológico tanto para adultos como para niños

Fuente: ScienceDaily

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